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U.S.-Mexico Policy Bulletin Construyendo sociedad civil entre migrantes indígenas Jonathan Fox y Gaspar Rivera-Salgado El pasado y el futuro de la nación mexicana pueden verse en los rostros de los miles y miles de indígenas que cada año emprenden el trayecto hacia el norte, así como los de muchos otros que deciden establecerse en innumerables lugares en los Estados Unidos. El estudio de los migrantes mexicanos indígenas en Estados Unidos requiere de una perspectiva binacional que tome en cuenta los importantes cambios en la forma en que la sociedad mexicana es entendida a comienzos del siglo XXI. Por un lado, México es considerado cada vez más como una nación de migrantes, una sociedad cuyo destino está muy vinculado a la economía y la cultura de los Estados Unidos. Por otro lado, la experiencia particular de los migrantes indígenas requiere concebir a México como una sociedad multiétnica, en la que las demandas básicas de derechos indígenas se ven incluidas finalmente en la agenda nacional, aunque siguen sin resolución. La población indígena de México es la más grande del hemisferio, con aproximadamente una cuarta parte de todos los indígenas de la región latinoamericana. Por lo menos el diez por ciento de la población mexicana pertenece a un grupo indígena, de acuerdo con el estricto criterio del gobierno de dicho país basado en el uso del idioma (aunque el último censo permitió por primera vez la auto-identificación étnica). En otras palabras, a pesar de la presión para asimilarse a lo largo de cinco siglos, al menos uno de cada diez mexicanos indicó en el censo nacional que en su hogar se hablaba una lengua indígena. El futuro que proyecta el modelo económico dominante en México deja pocas opciones para los pueblos indígenas, más allá del sumarse a la mano de obra urbana y de agro exportación. Debido a que la mayoría de la población indígena en México depende de la agricultura, sus perspectivas de supervivencia son en extremo sensibles a las políticas del gobierno con respecto a dicho sector. Hace dos décadas, el gobierno abandonó su irregular compromiso para hacer económicamente viable la agricultura campesina. Desde los años ochenta, la agricultura campesina se convirtió en el blanco de las políticas de bienestar más que de apoyo productivo, lo que debilitó la base económica de las comunidades indígenas. De acuerdo con el gobierno mexicano, la pobreza aumentó en un 30% en los municipios de mayoría indígena entre 1990 y 2002. La prolongada crisis de la economía campesina se ha visto exacerbada en años recientes por la persistente caída del precio internacional del café, que es la principal cosecha que suministra ingresos para muchos de los productores indígenas de México. A partir del TLCAN, la estrategia de desarrollo rural del gobierno se ha basado en el supuesto de que una gran proporción de los pobres en el campo se desplazará a las grandes ciudades o bien hacia Estados Unidos. De hecho, el gobierno de la Ciudad de México estima que la población de indígenas urbanos asciende a medio millón en el Distrito Federal, y a un millón en el área metropolitana. En Estados Unidos y en México, los migrantes indígenas se ven excluidos como migrantes y como indígenas en términos económicos, sociales y políticos. En el plano económico, trabajan en mercados laborales que se encuentran étnicamente segmentados, que los relegan a los niveles más bajos. En el ámbito social, además de la serie de obstáculos ya conocidos que padecen Issue 7 • July/August 2005 Mexico Institute Este ensayo fue extraído, con autorización, del libro Indígenas Mexicanos Migrantes en Estados Unidos editado por Jonathan Fox y Gaspar Rivera-Salgado. El libro es publicado por Miguel Angel Porrúa, en colaboración con la Universidad Autónoma de Zacatecas (2004).

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Construyendo sociedad civil entre migrantes indígenasJonathan Fox y Gaspar Rivera-Salgado

El pasado y el futuro de la nación mexicanapueden verse en los rostros de los miles y milesde indígenas que cada año emprenden eltrayecto hacia el norte, así como los de muchosotros que deciden establecerse en innumerableslugares en los Estados Unidos. El estudio de losmigrantes mexicanos indígenas en EstadosUnidos requiere de una perspectiva binacionalque tome en cuenta los importantes cambios enla forma en que la sociedad mexicana esentendida a comienzos del siglo XXI. Por unlado, México es considerado cada vez más comouna nación de migrantes, una sociedad cuyodestino está muy vinculado a la economía y lacultura de los Estados Unidos. Por otro lado, laexperiencia particular de los migrantesindígenas requiere concebir a México comouna sociedad multiétnica, en la que lasdemandas básicas de derechos indígenas se venincluidas finalmente en la agenda nacional,aunque siguen sin resolución.

La población indígena de México es la másgrande del hemisferio, con aproximadamenteuna cuarta parte de todos los indígenas de laregión latinoamericana. Por lo menos el diez porciento de la población mexicana pertenece a ungrupo indígena, de acuerdo con el estrictocriterio del gobierno de dicho país basado en eluso del idioma (aunque el último censo permitiópor primera vez la auto-identificación étnica).Enotras palabras, a pesar de la presión para asimilarsea lo largo de cinco siglos, al menos uno de cadadiez mexicanos indicó en el censo nacional queen su hogar se hablaba una lengua indígena.

El futuro que proyecta el modelo económicodominante en México deja pocas opciones paralos pueblos indígenas, más allá del sumarse a lamano de obra urbana y de agro exportación.

Debido a que la mayoría de la poblaciónindígena en México depende de la agricultura,sus perspectivas de supervivencia son en extremosensibles a las políticas del gobierno con respectoa dicho sector.

Hace dos décadas, el gobierno abandonó suirregular compromiso para hacereconómicamente viable la agriculturacampesina. Desde los años ochenta, la agriculturacampesina se convirtió en el blanco de laspolíticas de bienestar más que de apoyoproductivo, lo que debilitó la base económica delas comunidades indígenas. De acuerdo con elgobierno mexicano, la pobreza aumentó en un30% en los municipios de mayoría indígena entre1990 y 2002.La prolongada crisis de la economíacampesina se ha visto exacerbada en añosrecientes por la persistente caída del preciointernacional del café, que es la principal cosechaque suministra ingresos para muchos de losproductores indígenas de México.

A partir del TLCAN, la estrategia dedesarrollo rural del gobierno se ha basado en elsupuesto de que una gran proporción de lospobres en el campo se desplazará a las grandesciudades o bien hacia Estados Unidos.De hecho,el gobierno de la Ciudad de México estima quela población de indígenas urbanos asciende amedio millón en el Distrito Federal, y a unmillón en el área metropolitana.

En Estados Unidos y en México, los migrantesindígenas se ven excluidos como migrantes ycomo indígenas en términos económicos, socialesy políticos. En el plano económico, trabajan enmercados laborales que se encuentranétnicamente segmentados, que los relegan a losniveles más bajos. En el ámbito social, además dela serie de obstáculos ya conocidos que padecen

Issue 7 • July/August 2005

Mexico Institute

Este ensayo fue extraído,con autorización, del libroIndígenas Mexicanos Migrantesen Estados Unidos editado por Jonathan Fox y GasparRivera-Salgado. El libro espublicado por Miguel AngelPorrúa, en colaboración conla Universidad Autónoma deZacatecas (2004).

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los migrantes que cruzan la frontera, especialmenteaquellos que no cuentan con documentos, losindígenas enfrentan marcadas actitudes racistas y dediscriminación, tanto de otros mexicanos como de lasociedad dominante en Estados Unidos.

En la esfera cívico-política, la mayoría de losmigrantes que cruzan la frontera se ve privada dederechos ciudadanos plenos en ambos países. Por unlado, el gobierno norteamericano se resiste a aceptarlas propuestas que se han hecho para regularizar el

estatus de millones detrabajadores. Por otrolado, el gobiernomexicano tiene aúnpendiente en 2003 elcumplimiento de lareforma constitucional de1996 que reconocía el

derecho de los migrantes al voto, así como losAcuerdos de San Andrés sobre Derechos y CulturaIndígenas de 1996, que estipulaban una modestaversión de autonomía indígena.

A esto hay que agregar que la falta de medidas quepermitan votar en ausencia les impide a muchosmigrantes al interior de México ejercer su voto. En elámbito menos tangible de la cultura política nacionaldominante, tanto los indígenas como los migrantes hansido vistos durante mucho tiempo—especialmente porlas élites políticas de la Ciudad de México—comociudadanos a medias, visión con fuertes raíces históricasque apenas ha comenzado a cambiar de maneraimportante desde mediados de los años noventa.

Patrones cambiantes de migraciónLa historia nos muestra que ciertamente estosmigrantes compartieron muchas característicascomunes, al provenir principalmente de comunidadesrurales de la región centro-occidente del país. Sin

embargo, durante las dos últimas décadas, estapoblación se ha diversificado de manera dramática,tanto social como geográficamente. Sus regiones deorigen ahora incluyen una gama más diversa deestados, así como de grandes ciudades. Por ejemplo, elárea de Los Ángeles cuenta actualmente confederaciones de asociaciones de migrantes de por lomenos 13 estados mexicanos diferentes, y existen 11federaciones similares en Chicago. Las regiones deasentamiento en los Estados Unidos se estándiversificando de la misma forma: por ejemplo,investigaciones recientes mostraron la presencia deplacas de automóviles de 37 entidades diferentes enEstados Unidos tan sólo en la carretera principal deSan Juan Mixtepec, Oaxaca.

En la medida en que las dinámicas económicas ysociales que promueven la migración van ganando cadavez más terreno en el campo mexicano, los indígenasque no contaban con una historia migratoria fuera desus regiones de origen están dirigiéndose a los EstadosUnidos. Por ejemplo, los mayas de Yucatán y Chiapasactualmente están trabajando en California y Texas; loshñahñús y los nahuas de la zona centro de Méxicoestán dirigiéndose al Medio Oeste y a Texas; y losmixtecos de Puebla se están estableciendo en el área deNueva York, seguidos recientemente por los hñahñúsdel vecino estado de Veracruz. Los mixtecos y losnahuas también están llegando a los Estados Unidosprovenientes de Guerrero.

La población migrante mexicana no está creciendosolamente en términos de su diversidad geográfica,también está haciéndose cada vez más multiétnica.Algunos grupos indígenas mexicanos cuentan conmuchas décadas de experiencia migratoria hacia losEstados Unidos, cuyo origen es el Programa Bracero(1942–1964), como en el caso de los purépechas deMichoacán y los mixtecos y zapotecos de Oaxaca. Noobstante, la mayoría de los migrantes indígenas

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Jonathan Fox es profesor en la facultad de EstudiosLatinoamericanos y Latinos en la Universidad deCalifornia, Santa Cruz. Durante el año escolar2004–2005, estuvo como académico visitante en elWoodrow Wilson Center.

Gaspar Rivera-Salgado es Director del Programa deComunidades Transnacionales en el Museo de Migracióny Centro de Aprendizaje.

En Estados Unidos y en México, los migrantes indígenas se venexcluidos como migrantes y comoindígenas en términos económicos,sociales y políticos.

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mexicanos históricamente se desplazaban hacia lasgrandes ciudades o a los campos de la agroindustria enMéxico, y su participación en el número total demigrantes internacionales fue relativamente baja hastalos años ochenta. En fechas más recientes, laproporción de indígenas dentro de la poblaciónmigrante mexicana se ha elevado considerablemente,de manera especial en los sectores urbano y rural deCalifornia, así como cada vez más en Texas, Florida,Nueva York y Oregon.

Si bien históricamente la mayoría de los indígenasque migraban a los Estados Unidos lo hacían demanera temporal, el creciente riesgo y el costo del

cruce fronterizo sindocumentos haconducido a suestablecimiento porperiodos más largos endicho país. Esto esposible en parte debidoa que sus redes hanmadurado durante lasúltimas dos décadas.Además de los

migrantes transfronterizos del Programa Bracero, losprimeros viajes de oaxaqueños en busca de trabajodatan de los años treinta, con destino a la ciudad deOaxaca, a las plantaciones de caña en Veracruz y a loscrecientes barrios de la periferia de la Ciudad deMéxico, como en el caso de Ciudad Nezahualcóyotl.Posteriormente los contratistas de trabajadores para la

agroindustria de Sinaloacomenzaron aintensificar su labor,especialmente en laregión de la Mixteca.Estos flujos de sur anorte se extendierondespués al Valle de SanQuintín, en el norte de

Baja California. Para los inicios de los años ochenta,los migrantes indígenas habían llegado más al norte, aCalifornia, Oregon y Washington.

Los primeros migrantes pudieron regularizar suestatus y establecerse en los Estados Unidos con lareforma inmigratoria de 1986 (IRCA).Al interior deCalifornia, los oaxaqueños cuentan con comunidadesbien establecidas en el Valle de San Joaquín, en el áreametropolitana de Los Ángeles y en el norte del

condado de San Diego. En un periodo relativamentecorto, estos migrantes indígenas pasaron de lainvisibilidad a ser objeto de atención para los mediosinformativos, y convertirse así en sujeto deinvestigación académica y de un creciente activismo.

La migración oaxaqueña tuvo un marcadocrecimiento a fines de los años ochenta, con laincorporación extensiva de zapotecos a los serviciosurbanos y de los mixtecos al trabajo agrícola –confrecuencia en los trabajos más difíciles y peor pagados.Las reformas de IRCA hicieron posible que millonesde migrantes que habían llegado inicialmenteregularizaran su estatus, permitiéndoles así ascender enel mercado de trabajo, y con ello dejar posicionesvacantes en la escala social que serían ocupadas pormigrantes indígenas de reciente arribo.

Los empleadores de trabajadores de bajos salariossiempre han estado más que dispuestos a continuarcon la tradición de promover la segmentación étnicade los mercados laborales. Un analista conservador yproductor agrícola sintetizó la perspectiva de losempleadores en los siguientes términos: “[losempleadores] te van a decir que para la cuadrilla detrabajadores de cemento, no traigas a nadie que hableinglés, porque nadie de la segunda generación va atrabajar igual que la gente de Oaxaca”. Lostrabajadores indígenas también se basaron en lasdiferencias étnicas para colocarse en el mercadolaboral. Como le decía un informante a Marta Guidi,“¡Claro que hablamos mixteco [en Estados Unidos]! Aveces, nos hablamos en dialecto delante del contratista[chicano] para ponernos de acuerdo, con los preciospues.Y Ésos se enojan porque no nos entendían”.

Para inicios de los años noventa, entre 45 mil y 55mil mixtecos trabajaban en la agricultura en el ValleCentral de California,y entre 50 mil y 60 mil zapotecosse habían establecido en Los Ángeles, principalmenteen barrios del centro de la ciudad como Koreatown,Pico-Union y el Sur Centro. La proporción demigrantes indígenas del sur de México en el trabajoagrícola de California casi se duplicó durante los añosnoventa,pasando de 6.1 por ciento (1993–1996) a 10.9por ciento (1997–2000), lo que le permitió alinvestigador Ed Kissam estimar que los migrantesindígenas constituirán más del 20 por ciento de lostrabajadores agrícolas de California para el año 2010.

El proceso paralelo de asentamiento yconcentración geográfica ha conducido a la creaciónde una “masa crítica” de oaxaqueños indígenas,

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En fechas más recientes, laproporción de indígenas dentro de la población migrante mexicana seha elevado considerablemente, demanera especial en los sectoresurbano y rural de California, asícomo cada vez más en Texas,Florida, Nueva York y Oregon.

Para inicios de los años noventa,entre 45 mil y 55 mil mixtecostrabajaban en la agricultura en elValle Central de California, y entre 50 mil y 60 mil zapotecos se habíanestablecido en Los Ángeles

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especialmente en California. Esto ha permitido elsurgimiento de formas distintivas de organizaciónsocial y de expresión cultural, especialmente entremixtecos y zapotecos.

Sus iniciativas colectivas se basan en su herenciacultural ancestral para la formación de extensiones desus comunidades de origen. Sus expresiones públicasincluyen la construcción de organizaciones cívico-políticas, la realización pública de festejos religiosos,torneos de básquetbol en los que participan docenasde equipos, y festivales masivos de música y danzas

tradicionales de Oaxaca,como la celebración dela Guelaguetza y laformación de bandas demúsica, algunas de lascuales regresan a tocar enlas festividades de suspueblos de origen, comoen el caso de lacomunidad zapoteca deZoogocho. Sus proyectosculturales y políticostambién incluyen laimplementación detalleres tradicionales detejido, la publicación deperiódicos binacionales,programas de radio enespañol y en lenguas

indígenas, iniciativas para servicios de traducción ypara la preservación de las distintas lenguas indígenas,así como el surgimiento de escritores y artistasvisuales con sensibilidades transfronterizas.

Nuevas organizaciones en una tierra nuevaAl interior de la sociedad civil migrante indígena,sobresalen dos tipos de organizaciones. El primeroincluye al gran número de asociaciones basadas en lospueblos de origen, y que se les conoce de diversasformas: “organizaciones de pueblo”, “clubes deoriundos”, o “clubes sociales comunitarios”. Estánintegradas por migrantes provenientes decomunidades específicas, quienes se agrupan paraapoyar a su pueblo de origen, sobre todo pararecaudar fondos destinados a la creación de obraspúblicas como la construcción de puentes, redes deagua potable, electrificación, o bien espacios públicos

como plazas, campos deportivos, escuelas, iglesias orecintos comunitarios.

El segundo tipo de asociaciones migrantesindígenas consiste en proyectos para la formación decoaliciones que se basan en vínculos “translocales” decomunidades que sin embargo incorporan a personasprovenientes de un ámbito etno-geográfico regionalmás extenso. Las coaliciones más sólidas incluyen alFrente Indígena Oaxaqueño Binacional (FIOB), laOrganización Regional de Oaxaca (ORO), la Uniónde Comunidades Serranas de Oaxaca (UCSO), laCoalición de Organizaciones y ComunidadesIndígenas de Oaxaca (COCIO), la Red InternacionalIndígena de Oaxaca (RIIO), y la recientementeformada Federación Oaxaqueña de Comunidades yOrganizaciones Indígenas de California (FOCOICA),que incorpora a muchas organizaciones oaxaqueñasen California.

Los cambiantes patrones de asentamiento tambiÉnhan afectado a la organización. Solamente algunosmigrantes han formado comunidades satélites en losEstados Unidos, que es un requisito clave paraorganizarse sobre la base del pueblo de origen, y sonmenos aún los que han formado organizacionesÉtnicas, regionales o panétnicas. Algunos migrantesindígenas mexicanos se organizan como miembros degrupos Étnicamente mixtos, bien sea sobre la base desu afiliación religiosa, como en el caso de la AsociaciónTepeyac en Nueva York, o de clase social, como en elcaso de PCUN (Pineros y Campesinos Unidos delNoroeste) de Oregon, o la Coalición de TrabajadoresImmokolee de Florida.

Las organizaciones de migrantes indígenas tambiénvarían de acuerdo al grado de interés en colaborar conotras organizaciones sociales y civiles, ya sea conasociaciones de otros tipos de migrantes o bien conagrupaciones cívicas y sociales centradas en EstadosUnidos. Los migrantes indígenas tienden a organizarsede manera diferente a la de los mexicanos mestizos.EnLos Ángeles, por ejemplo, la Federación Oaxaqueñatrabaja estrechamente con otras organizacionesmexicanas, así como con sindicatos y conorganizaciones de derechos civiles en cuestiones comoel de las licencias de manejo para trabajadoresindocumentados.

Ambos tipos de organización han propiciado lacreación y recreación de identidades sociales mediantela institucionalización de prácticas en las que losmigrantes son reconocidos como oaxaqueños y como

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Al interior de la sociedad civilmigrante indígena, sobresalen dos tipos de organizaciones. Elprimero incluye al gran número de asociaciones basadas en lospueblos de origen ... El segundo tipode asociaciones migrantes indígenasconsiste en proyectos para laformación de coaliciones que sebasan en vínculos “translocales” de comunidades que sin embargoincorporan a personas provenientesde un ámbito etno-geográficoregional más extenso.

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indígenas. Es decir, estas prácticas colectivas diversasgeneran discursos que reconocen sus identidadesculturales, sociales y políticas específicas. Ladimensión real e imaginaria en la que se desarrollanestas prácticas se llama Oaxacalifornia, un espaciotransnacionalizado en el que los migrantes articulansus vidas en California con sus comunidades deorigen, a más de 4 mil kilómetros.

Identidad étnica y acción colectiva¿Cómo influyen la migración continua y elsurgimiento de organizaciones de migrantesindígenas en la identidad social y comunitaria, tantoen los Estados Unidos como en México?

Al igual que otros migrantes, los indígenasmexicanos traen consigo una extensa gama deexperiencias en materia de acción colectiva para eldesarrollo comunitario, justicia social ydemocratización política, y estos repertorios influyena su vez en sus decisiones sobre con quién trabajar ycómo construir sus propias organizaciones en losEstados Unidos.

El proceso de discriminación y exclusión racista,tanto en el norte de México como en EstadosUnidos—si bien se trata de algo que no es del todonuevo para los indígenas de Oaxaca—se consolidóen los campos agrícolas de Sinaloa y Baja California,así como en el Valle de San Joaquín en California.Este proceso de racialización –vívidamenterepresentado por el extenso uso de términosdespectivos como “oaxaquitas” e “indios sucios”–condujo a una nueva forma de identidad étnica paramuchos migrantes. Michael Kearney plantea queesta experiencia no solamente intensifica su sentidode diferencia étnica, sino que incluso el proceso demigración a un nuevo contexto social genera unaidentidad étnica más extensa que permite la uniónde migrantes provenientes de comunidades queprobablemente no compartirían sus identidades enOaxaca.“La experiencia de discriminación fuera deOaxaca fue un estímulo considerable para que losmigrantes indígenas se apropiasen de aquellostérminos—‘mixtecoí, ‘zapotecoí e ‘indígenaí—queanteriormente eran usados tan sólo por loslingüistas, antropólogos y representantes delgobierno, y que los utilizaran para organizarse sobrela base de líneas étnicas.”

Las nuevas identidades étnicas que surgen en elproceso de migración crearon nuevas oportunidades

para la acción colectiva, que se expresaron a través dela aparición de una diversa gama de organizacionescívicas y políticas en los Estados Unidos y en el nortede México. Estas organizaciones se diferenciaban deaquéllas existentes en las comunidades de origen, enlas que la solidaridad entre comunidades se veíabloqueada con frecuencia por la persistente historiade conflictos entre pueblos. Kearney se–ala que lostrabajadores de comunidades que pudiesen habersido rivales en Oaxaca, llegan a desarrollar un sentidode solidaridad a través de sus experienciascompartidas de opresión racial y de clase comoobreros y obreras migrantes.

Las identidades pan-mixtecas, pan-zapotecas yposteriormente pan-oaxaqueñas indígenas queresultan, posibilitan la organización pan-étnica entremigrantes por primera vez. Esta interpretación hapodido ser confirmada por algunos cambiosrecientes dentro del Frente Indígena OaxaqueñoBinacional, que incluye un acuerdo de colaboracióncon una comunidad purépecha organizada hacepoco en Madera, California. De los seis lídereselegidos que representan al FIOB en Baja California,uno es un mixteco de Guerrero y el subcoordinadores un purépecha de Michoacán.

Debido a las diferencias culturales, políticas y delenguaje entre los distintos grupos de migrantesmexicanos, todo esfuerzo que busque establecerformas de comunicación o construir coalicionesentre dichos grupos debe tomar en cuenta estasdiferencias. Las iniciativas de apoyo por parte degrupos de los Estados Unidos a favor de losmigrantes indígenas enfrentan desafíos considerablesen términos de la construcción de confianza y decomunicación transcultural. Diversos intentosincipientes por construir coaliciones intersectorialesno han cristalizado, lo que ha conducido a ver concierto escepticismo su factibilidad, así como aproponer la necesidad de mayores entendimientosmutuos para facilitar el proceso de encontrar lascondiciones necesarias para sostener coalicionesmulticulturales balanceadas.

Estas reflexiones sobre cómo la migración y laracialización influyen en las identidades colectivasproporcionan el contexto necesario en este volumenpara la adecuada comprensión de los migrantesindígenas. En este caso, los migrantes son concebidoscomo actores sociales y no como víctimas pasivas ocomo flujos sin rostro de masas amorfas. En contraste

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con las perspectivas idealizadas de los mismos, sea como“héroes” o como “pochos”, lo que hace falta es unenfoque en los esfuerzos que realizan para forjar susnuevas vidas, para construir sus propias organizaciones,y sobre todo para representarse a sí mismos en elproceso de formación de una sociedad civil migrante eindígena que los ayude a enfrentar los retos del futuro.

Reafirmando identidadesA pesar de la extensa variedad de trayectorias políticasde los migrantes indígenas, reflejada en la naturaleza delas diferentes organizaciones, todas ellas ponen especialénfasis en actividades públicas y en movilizaciones quereafirman sus identidades colectivas como indígenas.Como resultado, la amplia gama de eventos culturalespúblicos de las organizaciones migrantes nutre laexperiencia multicultural de sus paisanos. Los festivalesde música y danzas de la Guelaguetza constituyen unode los eventos culturales oaxaqueños más importantes,y por lo menos cuatro de ellos se celebran anualmenteen California. La Organización Regional de Oaxaca(ORO) fue la pionera en la puesta en marcha de estosfestivales en los Estados Unidos en 1987 y desde el2002 la Federación Oaxaqueña de Comunidades yOrganizaciones Indígenas de California (FOCOICA)

ha celebrado unaGuelaguetza en el SportsArena de Los Ángeles,con el patrocinio delgobierno de Oaxaca,sindicatos locales ymedios de comunicaciónen español. El eventotambién promueve lasimportaciones deproductos oaxaqueños.

Las competenciasdeportivas también son eventos públicos importantespara los oaxaqueños. El básquetbol es más popularque el fútbol, y uno de los torneos más importanteses la “Copa Juárez” de Los Ángeles, organizada por laUnión de Comunidades Serranas de Oaxaca(UCSO) cada mes de marzo durante los últimos seisaños. Participan aproximadamente 65 equipos,representando a más de cuarenta comunidadesoaxaqueñas.

Algunos mixtecos y zapotecos en Californiatambién practican un juego precolombino llamado“pelota mixteca”. El renacimiento de este juego entre

los inmigrantes zapotecos es importante ya que elnúmero de jugadores en Oaxaca ha disminuido con ladesaparición de lugares para jugarlo. El torneo anualrealizado en Los Ángeles llega a incluir hasta a doceequipos provenientes de todo el estado. Como en elcaso de muchas otras actividades culturales de losmigrantes oaxaqueños (como las danzas, la música y lacomida), la pelota mixteca ha generado una demandapor los aditamentos tradicionales para este juego, loque permite la creación de empleos para los artesanosque fabrican los guantes y las pelotas en lascomunidades de origen.

Las celebraciones religiosas públicas han surgidomás recientemente entre los migrantes indígenas enCalifornia.Los eventos más recientes incluyen un baileorganizado por la Comisión para la Restauración de laiglesia Santiago Mayor Apóstol, en el pueblo de VillaHidalgo Yalálag, con el propósito de recaudar fondospara la realización de reparaciones en la iglesia de estepueblo,un festejo para seguir financiando sus esfuerzospara poder canonizar a dos “mártires” locales o fiestasen honor de vírgenes y santos patronos.

La densa red de organizaciones sociales, cívicas ypolíticas, así como su funcionamiento y sus “ritualespúblicos”, ha permitido la creación de un ambiente enel que las identidades colectivas preexistentesreaparecen en un nuevo contexto, transformando a losactores mismos en este proceso. Estas organizacionescrean una identidad dual. Primero, éstas son losvehículos para el reforzamiento de prácticas colectivasque afirman identidades étnicas más extensas quesurgen de la experiencia migratoria. Segundo, dichasorganizaciones—y en especial las asociaciones depueblo—promueven la integración de la comunidad,el intercambio cultural y el flujo binacional deinformación y de otros recursos.Ambos procesos soncruciales para mantener los vínculos que unen a lascomunidades de origen con sus comunidades satélitesque surgen más allá de su ámbito tradicional.

La comunicación transnacionalEl uso de medios de comunicación alternativos hatenido también un papel central en el proceso deformación de la sociedad civil migrante.En particular,el periódico El Oaxaqueño,“la voz de los oaxaqueñosen los Estados Unidos”, es una de las pocaspublicaciones profesionales de cualquier tipo concirculación binacional. Creado por el exitosoempresario migrante zapoteco Fernando López6

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Las nuevas identidades étnicas quesurgen en el proceso de migracióncrearon nuevas oportunidades para laacción colectiva, que se expresaron através de la aparición de una diversagama de organizaciones cívicas ypolíticas en los Estados Unidos y en elnorte de México.

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Mateos, se desarrolla a nivel binacional: su diseñográfico se realiza en Oaxaca y luego se envía a LosÁngeles para su impresión. Su cobertura incluyeasuntos cívicos, políticos, sociales, deportivos yculturales que atañen a las comunidades oaxaqueñasen ambos países: desde conflictos entre pueblos enOaxaca y la campaña contra la construcción de unMcDonald’s en la plaza principal en la ciudad deOaxaca, hasta las actividades binacionales de lasasociaciones de migrantes y el surgimiento de lascoaliciones a favor del otorgamiento de licencias deconducir a migrantes indocumentados y en contrade los recortes en servicios de salud. El tiraje de

35000 ejemplares sedistribuye en formagratuita en todo Californiay otras comunidadesmigrantes en EstadosUnidos y en Oaxaca.Además, un segundo

periódico migrante apareció en la escena mediáticacaliforniana: Impulso de Oaxaca.

Los migrantes indígenas de Oaxaca también estánhaciendo uso del radio y de los medio selectrónicosde comunicación en los Estados Unidos. Por ejemplo,Filemón López, originario de San Juan Mixtepec enla Mixteca, ha sido el conductor de La Hora Mixtecadurante los últimos seis a–os, un programa semanalbilingüe (en mixteco y español) transmitido por lacadena Radio Bilingüe. Esta cadena fue fundada porHugo Morales, otro migrante oaxaqueño provenientede la región de la Mixteca. Radio Bilingüe obtuvorecientemente un donativo por parte de la FundaciónRockefeller para financiar un enlace vía satélite que lepermitirá transmitir su programación a radioescuchasen Oaxaca y Baja California.A esto se agrega que en2001, el FIOB y la asociación New California Mediaprodujeron conjuntamente un programa de noticiasde una hora llamado Nuestro Foro, en la radio local dela ciudad de Fresno (KFCF-88.1 FM).También hayfue mencionar la publicación del boletín mensual delFIOB, El Tequio, desde 1991 (incluyendo una versiónen Internet desde hace dos a–os), lo que le permite asu membresía binacional enterarse de las noticiassobre actividades locales y la preservación de unsentido de unidad más allá de la frontera entre EstadosUnidos y México.

Los esfuerzos para mantener el uso de las lenguasindígenas se han transformado en una actividad

colectiva como parte de la lucha política porderechos, así como una iniciativa de supervivenciacultural. Los migrantes indígenas que hablan pocoespañol padecen una discriminación lingüísticaintensa de manera sistemática en sus lugares detrabajo, así como en las interacciones con lasinstituciones legales, educativas y de salud. En almenos dos casos bien conocidos que ocurrierondurante los a–os ochenta, hablantes de lenguaindígena fueron encarcelados en Oregon al no poderdefenderse porque no hablaban ni inglés ni español.Los prejuicios centenarios de México están muyextendidos entre los migrantes en Estados Unidos.

Esta situación comenzó a cambiar durante los añosnoventa. La organización Asistencia Legal Rural deCalifornia fincó un precedente al contratar al primerpromotor comunitario que hablaba mixteco en 1993.Las propias organizaciones migrantes también habíantenido que responder a la necesidad de crear suspropios servicios de intérpretes en mixteco, zapotecoy triqui para apoyar a la gente que enfrentaba cargoscriminales, o bien para aquellos que solicitabanatención a la salud y otros servicios públicos. Elequipo de intérpretes creado por el CentroBinacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño(CBDIO, Inc.) funciona en todo California, así comoen otros estados. El Distrito Escolar de Madera,California, contrató a un trabajador de enlacecomunitario mixteco para poderse comunicar con loscientos de padres y madres que envían a sus hijos a lasescuelas públicas, en esta comunidad agrícola en elcorazón del Valle Central de California. La Academiade la Lengua Mixteca, establecida en Oaxaca,recientemente puso en marcha diversos talleres enesta última región sobre la escritura del idiomamixteco. Al mismo tiempo, la instanciagubernamental en México para la educación deadultos, que ya desarrolla actividades en 18 entidadesen Estados Unidos, recientemente lanzó un nuevoproyecto específicamente destinado para migrantesindígenas. Estas iniciativas se han visto fortalecidasmediante el uso de nuevos materiales de enseñanza(como CD-Roms en inglés y español) que brindanintroducciones accesibles a las muchas dimensionesde la historia y la cultura mixteca, desde el análisis decódices precolombinos poco conocidos hastacuestiones contemporáneas sobre tierra e identidad.

Las organizaciones migrantes enfrentan unenorme reto ante la creciente presencia de la segunda

El uso de medios de comunicaciónalternativos ha tenido también unpapel central en el proceso deformación de la sociedad civilmigrante.

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generación. Con el asentamiento más estable de milesde familias, el número de niños nacidos en EstadosUnidos está creciendo, lo que representa la posibledesaparición de las lenguas indígenas. En algunoscasos, los jóvenes migrantes llegan a superarcircunstancias adversas y se convierten en trilingües, loque los convierte en valiosos recursos humanos para lacomunidad migrante. El FIOB, por ejemplo, hacontratado a varios organizadores trilingües enpuestos estratégicos, lo que permite a su vez eldesarrollo de liderazgos. No obstante, estos casos sonmás bien la excepción. Los jóvenes indígenas de lasegunda generación con frecuencia presentan unasituación similar a la de otros grupos migrantes, conbajos niveles de retención con respecto a la lenguamaterna de sus padres.

Cambian los roles de las mujeresLos cambios en las relaciones de género tambiénestán transformando las condiciones de la membresíacomunitaria. Algunas mujeres migrantes vivencambios en la división del trabajo cuando comienzana ganar un salario. En las menos aisladas áreas denuevo asentamiento, se ven expuestas a diferentescostumbres e instituciones, y a veces entran encontacto con actores sociales basados en EstadosUnidos que promueven la igualdad de género.Nótese, por ejemplo, el activo papel de unaorganización como Líderes Campesinas en hacer dela violencia doméstica un problema de atenciónpública por primera vez en muchos pueblos

pequeños de la Californiarural, cuestionando así laextendida idea de quedicho problema es unacuestión privada, y quepor lo mismo no podíacambiarse. Las mujerestambién han venido aocupar puestos de

liderazgo público en organizaciones de migrantes dehombres y mujeres en Estados Unidos.

Al mismo tiempo, la migración proveniente demuchas comunidades indígenas de origen siguesiendo básicamente masculina, aumentando la cargade trabajo para las mujeres que ahí permanecen,aunque a veces aumenta su acceso a la esfera públicalocal. En algunas de estas comunidades, las mujeresestán participando cada vez más en las asambleas,

creando sus propias organizaciones y cubriendo lasobligaciones comunitarias de sus esposos. Estacreciente participación pública de las mujeres es amenudo en representación de su esposo ausente, porlo que podría considerarse como una forma de“ciudadanía indirecta”.

Definiendo comunidadestransnacionalesEste nuevo proceso en el que los migrantes estáncreando sus propios espacios públicos yorganizaciones está inmerso en lo que se conoce cadavez más como “comunidades transnacionales”, unconcepto que se refiere a los grupos de migrantescuyas vidas diarias, trabajo y relaciones sociales seextienden más allá de las fronteras nacionales. Laexistencia de comunidades transnacionales esnecesaria pero no suficiente para poder hablar de unanaciente sociedad civil migrante, la que tambiénrequiere de la construcción de espacios públicos yorganizaciones sociales y cívicas representativas.

Una forma alternativa de entender a los migrantescomo actores sociales, es mediante el proceso deconstrucción de una forma de hecho de “ciudadaníacomunitaria translocal”. Este término se refiere alproceso mediante el cual los migrantes indígenas seconvierten en miembros activos tanto de suscomunidades de destino como de origen. Como lanoción de comunidad transnacional, la ciudadaníacomunitaria translocal se refiere a la extensión, másallá de las fronteras, de los límites de una esfera socialexistente, pero el término “ciudadanía” requierecriterios mucho más precisos para determinarderechos de membresía y obligaciones y se refiereexplícitamente a la membresía en una esfera pública.

Este sentido socialmente construido demembresía es en muchas ocasiones construido através de la acción colectiva. Esta idea de laciudadanía comunitaria translocal especifica elespacio público en el que la membresía se ejerce y seenfoca sobre el desafío de sostener una membresíatransnacional en una comunidad transfronteriza.

El concepto de ciudadanía comunitaria translocaltambién tiene sus propios límites. No incorpora laperspectiva más amplia de derechos que trasciende lamembresía en comunidades específicamente adscritasa un territorio (o bien desterritorializadas), como enel caso del extendido movimiento entre los migrantespor sus derechos democrático-electorales, o el énfasis

Una forma alternativa de entender a los migrantes como actoressociales, es mediante el proceso de construcción de una forma dehecho de “ciudadanía comunitariatranslocal”.

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por parte del FIOB en las identidades colectivas pan-étnicas y en los derechos humanos e indígenas. Estasidentidades colectivas son compartidas más allá decomunidades específicas. La noción de translocaltambién es limitada en el sentido de que no incluyeel proceso de participación a niveles múltiples quefrecuentemente se establece entre las organizacionesde migrantes y el gobierno mexicano al nivelnacional, estatal y local.

La amplia noción de “sociedad civil migrante”, encambio, proporciona un concepto genérico paradescribir diversos patrones de acción colectiva. Lasprácticas colectivas e individuales que estáncomenzando a constituir una sociedad civilespecíficamente migrante e indígena nos muestran el

lado positivo de lo que deotra forma sería unproceso inexorablementedevastador para lascomunidades indígenas enMéxico—su abruptainserción en uncapitalismo globalizado através de la migración

internacional en busca de trabajo asalariado.A pesar de su dispersión en distintos puntos a lo

largo de la ruta migratoria, al menos algunascomunidades indígenas logran mantener redessociales y culturales que les brindan cohesión ycontinuidad. En algunos casos, la experienciamigratoria ha expandido y transformado lasidentidades étnicas colectivas.

Este proceso abierto sirve como referencia pararepensar lo que significa ser indígena en el siglo XXI.De manera destacada, esta “membresía de largadistancia” en las comunidades de origen, así como laconstrucción de nuevos tipos de organizaciones queno se basan en los vínculos con la tierra, planteanpreguntas sobre la estrecha asociación clásica entretierra, territorio e identidad indígena. Al interior deMéxico, el debate nacional sobre cómo podría odebería construirse una autonomía indígena porparte de instituciones y actores sociales aún tiene queesforzarse para resolver este dilema.

Estudios recientes y las organizaciones demigrantes nos obligan a repensar la migraciónmexicana en términos de una creciente diversidad deexperiencias étnicas, de género y regionales.Reconocer esto tiene implicaciones prácticas.Primero, puede ayudar a informar sobre estrategiaspotencias a través de las cuales los migrantesindígenas podrían aumentar su capacidad de auto-representación. Segundo, el reconocimiento de ladiversidad es crucial para coaliciones más amplias yhondas con otros actores sociales, tanto en los EstadosUnidos como en México.

Las iniciativas de organización de los migrantesindígenas mexicanos y sus prácticas culturales abrenuna ventana para entender sus esfuerzos paraconstruir una nueva vida en los Estados Unidos. Loestán haciendo sin dejar de ser quienes son, y sinolvidarse de donde vienen. Esto es el reto principalque enfrentan.

Estudios recientes y lasorganizaciones de migrantes nosobligan a repensar la migraciónmexicana en términos de unacreciente diversidad de experienciasétnicas, de género y regionales.

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