Van Doren - Don Giovanni

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Texto sobre Don Giovanni de Mozart

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  • Extracto de Van Doren, Ch., Breve historia del saber, Editorial Planeta, Barce-lona, 2006, (pp. 344349).

    ElDon Giovanni deMozart

    En un captulo anterior hemos visto cmo John Locke, a nales del siglo XVII,trat por medio de la razn de persuadir tanto a sus compatriotas como a suscontemporneos de otros pases deque la tolerancia de las diferencias religiosasera la nica forma verdadera de cristianismo. La obsesin de ms de mil aoscon Dios no fue tan fcil de aplacar y la intolerancia sigui campando durante la erade las revoluciones polticas. Y fue as no slo en los pases catlicos. La Iglesia catlicatrat de aplastar las herejas con lamisma pasin y fuerza de siempre hasta laRevolucinfrancesa e incluso despus. En los pases protestantes, con idntico fervor, se perseguay castigaba herejas distintas.

    Almismo tiempo, los ataques sobre el escaso poder de la religin organizada se hicie-ron cada vez ms fuertes y, en su anlisis, ms creativos. El golpe legal ms signicativoa favor de la tolerancia lo dio la Declaracin de Derechos de la Constitucin de EstadosUnidos, que prohiba al estado intervenir en adelante en la vida religiosa de sus ciudada-nos. Hubo personas que, a ttulo individual, siguieron interviniendo, igual que hoy enda, pero el Estado tena prohibido por ley hacerlo y, en general, no ha tratado de decirlesa los estadounidenses qu deban o no creer durante los dos siglos que han transcurridodesde que los Padres Fundadores insistieron en que se incluyera esta libertad bsica enla ley fundamental del pas.

    Thomas Jeerson intervino en la redaccin de la Declaracin de Derechos, igualque intervino en casi todas las innovaciones de la vida poltica norteamericana. Comomuchos de sus colegas de los primeros gobiernos de Estados Unidos, l era desta; creaen Dios pero no en una religin concreta. Estos hombres sentan que haba muchasformas de servir a Dios y seguir sus preceptos, que cada persona poda considerar quefueran unos u otros. E incluso si algunas personas acababan condenadas por seguir elcamino equivocado, el Estado no deba jams imponer ningn camino en concreto asus ciudadanos, que deban tener la libertad de cometer sus propios errores, pues de locontrario, cmo iban jams a crecer?

    Los britnicos consiguieron la libertad poltica antes que los los norteamericanos,pero les cost mucho ms lograr una verdadera libertad religiosa. En Francia, el agresi-vo fervor antirreligioso de la Revolucin fue reemplazado, tras la cada de Napolen,por una renovada ola de conservadurismo religioso. En Italia, la libertad religiosa nose garantiz hasta el establecimiento de la repblica, tras la Segunda Guerra Mundial.

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  • Tampoco se permiti la libertad religiosa en los recin fundados estados comunistas deEuropa y deOriente. En ellos se prohibi toda religin y se ejecut a hombres ymujerespor expresar su deseo de profesar cualquier tipo de culto religioso.

    No slo los polticos lucharonpor librar a hombres ymujeres de los estrictos contro-les de una religin ocial. Los artistas tambin colaboraron en la lucha y a veces la lidera-ron. Siendo, como eran, artistas, presentaron sus opiniones de una forma sorprendentey, en ocasiones, aparentemente burlona. Un buen ejemplo de ello esMozart, cuya peraDon Giovanni es un ataque brutal y brillante contra la intolerancia religiosa. Tambinexpresa, al mismo tiempo, la tragedia de un hombre cuya nica religin es el saber. Enesencia, proclama que un hombre debe ser libre para buscar el saber all donde desee.Pero tambin se pregunta si el conocimiento es todo lo que un hombre debe buscar.

    La historia de Don Juan es muy antigua. Sus orgenes se pierden en las brumas delpasado medieval. Era un mito del libertinaje cuando el libertinaje todava era una ideapeligrosa y provocadora. Don Juan cobr personalidad literaria por primera vez en latragedia El burlador de Sevilla, escrita por el dramaturgo espaol Tirso de Molina en1630. A travs de esta obra, Don Juan se convirti en un personaje universal, tan cono-cido como donQuijote, Hamlet o Fausto, ninguno de los cuales existi nunca, aunquetodos ellos disfrutaron y todava disfrutan de una vida ms all de la vida.

    Segn la leyenda, Don Juan era un incorregible seductor de jovencitas. Lleg al m-ximo del libertinaje cuando sedujo a una joven de familia noble ymat a su padre, quienpara vengar a su hija le haba desaado a un duelo. Despus, tras ver una egie del pa-dre en su tumba, le pidi a la egie que fuera a cenar con l. El fantasma de piedra sepresent a cenar y predijo la muerte y condena eterna del pecador.

    El personaje de Tirso de Molina posee un valor y una energa que le dan a la trage-dia un poder considerable. El autor conri a Don Juan un sentido del humor agudo yvibrante, que aadi a su cada una dimensin nueva que no exista en la leyenda.Wolf-gang Amadeus Mozart (17561791) naci en Salzburgo, ciudad de la que es el hijo msfamoso, y su padre, que era msico lo cri como un nio prodigio. Hacia 1781, cuandoslo tena veinticinco aos, ya haba compuesto cientos de obras, rompi con su me-cenas, el arzobispo de Salzburgo, y trat de salir adelante por s mismo y forjarse unacarrera musical sin la ayuda de los aristcratas ricos. No alcanz buen n ese intento deser libre.Muri slo diez aos despus (. . . ) y le enterraron en el cementerio para pobresde Viena sin siquiera una lpida que marcara el lugar de su ltima morada. Alcanz suenorme xito pstumamente, cuando se le empez a reconocer, igual que se le reconocehoy, como uno de los ms grandes compositores de todos los tiempos.

    Mozart era un hombrecito pequeo de temperamento alegre. (. . . ) Distaba muchode ser un lsofo, pero comprenda tan bien como cualquier hombre de su poca eldesafo que el mundomoderno planteaba a la religin tradicional. Sus tres ltimas pe-

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  • ras versan todas, de uno u otro modo, sobre este tema. Don Giovanni lo trata de unaforma aterradora.

    La pera, con libreto de Lorenzo Da Ponte (17491838), se represent por prime-ra vez en Praga en octubre de 1787. Fue un xito sensacional all, aunque fracas en laconservadora Viena al ao siguiente. (. . . )

    ElDon Giovanni deMozart es un hombre brillante y encantador. Seduce a una seriede jvenes, no tanto por amor, aunque por supuesto a ellas les dice que el amor inundasu corazn, como por su necesidad de conocerlas, lo cual no puede lograr de otromodoque conquistndolas. Puesto que pronto satisface su curiosidad, las abandona a todas yles parte el corazn. El padre de su ltima amante desafa al seductor a un duelo. DonGiovanni, rindose, mata a su anciano adversario. Su vctima le haba invitado a cenar.Cuando el pobre anciano est muriendo, Don Giovanni, con su acostumbrada cnicacortesa, le invita a cenar para devolverle el favor. Incluso su sirviente, Leporello, quedaconmocionado ante tamaa blasfemia.

    Por qu trata DonGiovanni al anciano con tanta crueldad? Detecta en l una venade sentimentalismo que no puede tolerar. Don Giovanni carece por completo de sen-timientos. l es un cientco que experimenta con el alma de las mujeres. Busca en susvctimas una veta de grandeza que no poseen. Al nal siempre le decepcionan. El padrede su amante es un desafo todava menor. Don Giovanni le despacha como despacha-ra una tierna carta de una de sus amantes, que no revela nada, pues no queda nada porrevelar.

    Don Giovanni tiene muchos enemigos. Empiezan a rodearle, a acosarle para que seenfrente a su destino. Se ha gastado su fortuna y l y Leporello se ven reducidos a tomaruna humilde cena en una pequea habitacin. De repente suena un atronador golpeen la puerta. Leporello se encoge de miedo, pero Don Giovanni, inclume, se acerca ala puerta y la abre. El Commandatore est frente a l, plido y fantasmal. Ha venido acenar.

    Toma la mano de Don Giovanni con una fuerza helada. El hombre vivo no puedesoltarse. El fantasma tira de l, mientras Leporello grita a su seor que se zafe y huya.Pero Don Giovanni no querra soltar al fantasma aunque pudiera. Le fascina lo que leaguarda. Finalmente ha encontrado un desafo digno de l. Continuar su bsquedadel conocimiento en el mismsimo inerno. Arrepintete!, grita el fantasma, peroDon Giovanni responde, con calma, que no tiene de qu arrepentirse. Es uno de losmomentos ms grandes de la historia del arte occidental. La orquesta concluye con unsobrecogedor fortissimo, se encienden los fuegos del inerno, se oye un grito que hielala sangre y el hroe desaparece mientras cae el teln.

    Es la peraDon Giovanni una comedia o una tragedia? En su obraHombre y su-perhombre (1905), Bernard Shaw (18561950) expuso su visin de un cmico intelectual

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  • mozartiano que encanta a los diablos del inframundo, el nico lugar en que ese DonJuan se siente de verdad a gusto. Pero Shaw slo cuenta con palabras. La msica deMozart le aade a la leyenda de Don Juan una dimensin que no se encuentra en susotros tratamientos. La ltima cena de Don Giovanni se hace memorable y sobrecoge-dora gracias a los magncos acordes de la orquesta, al noble basso del Commandatorey al desmesurado coraje del propio Don Giovanni. Proclama que puede vivir sin queDios le d respuesta a sus preguntas; quiere descubrir l mismo esas respuestas, inclusosi el precio que tiene que pagar por su presuncin es la condena eterna.

    Si la vida y la muerte de DonGiovanni, tal como lo concibeMozart, son trgicas, esun tipo nuevo de tragedia, muy distinta de las obras clsicas griegas y las de Shakespeare.Don Giovanni es sardnico y cnico, no tiene miedo a nada ni ningn respeto por lasvirtudes tradicionales. Su tragedia, si es que es una tragedia, radica en su total aislamientode la sociedad de la que se mofa. Las costumbres ancestrales de la sociedad no son nadapara l. Y lo que es ms, comprende que esas costumbres han dejado de tener fuerzatambin para muchosmiembros de la sociedad, aunque tienen demasiadomiedo comopara admitirlo. Es por eso por lo que le resulta tan sencillo seducir a las jvenes, que caenrendidas ante sus romnticos suspiros. Estas jvenes ansan tanto como l un nuevotipo de aventuras y una nueva clase de libertad, aunque le exigen que las corteje de laforma tradicional antes de ceder ante l y ante sus propios deseos en una sociedad queno les permite disfrutar de la misma libertad que a los hombres. Siendomujeres, sufrenel tormento de los remordimientos y el castigo por su inmoralidad.

    SloDonGiovanni es totalmente consciente de lo que est pasando. Incluso su cria-do, Leporello, no comprende en realidad lo que sucede, a pesar de que tambin l es unlibertino en el viejo sentido de la palabra: es decir, tambin a l le gusta seducir a mu-jeres jvenes. Pero l juega ese juego segn las viejas reglas. Don Giovanni lo juega deuna manera completamente nueva y trata de hacer que las mujeres que se conviertenen sus amantes hagan frente a sus propios deseos para convertirse as en ms de lo quefueron sus madres. Ellas no pueden hacerlo, lo que le sume en la ms honda decepciny le impulsa a buscar una nueva vctima. Pero vctima no es la palabra correcta, puesDon Giovanni sabe muy bien que cada una de sus compaeras de cama acude a l vo-luntariamente. Es por eso por lo que le puede decir con toda honestidad al fantasma depiedra: No tengo nada de qu arrepentirme!

    Es tambin por eso por lo que el nal de la pera deMozart es tan inquietante. Nossobrecoge, hace que se erice el vello de la nuca, porque comprendemos cun injusta, enun sentido, es la condena de Don Giovanni al fuego eterno del inerno. Sin embargo,tambin es injusto el sufrimiento de sus amantes abandonadas, a las que una sociedadtradicional dominada por los hombresde la que no pueden escaparles impone sal-vajes castigos.

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