Vasilachis Observación Participante
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3.2. La observación participante
La observación participante constituye el eje vertebrador del trabajo de campo a partir del
cual se lleva a cabo la construcción del producto etnográfico. Si bien existen distintas
técnicas de observación, la llamada «observación participante» !"# supone un tipo de
propuesta en la cual intervienen distintas técnicas y métodos, vinculados tanto con formas
de observación, modalidades de interacción, como tipos de entrevistas. $n cuanto
metodolog%a &ue supone la combinación de distintas técnicas, la !" constituye un método
complejo y riguroso de desarrollar el trabajo de investigación en el campo. «'asi todo en el
trabajo de campo es un ejercicio de observación y de entrevista» (elasco y )%a* de +ada,
--/ 00#. Los or%genes de la !" están relacionados con las primeras b1s&uedas en la
ciencia social. 2a 3emos 3ec3o referencia al respecto a los aportes fundamentales de 4.
5alino6s7i, a partir de las experiencias y planteos desarrollados en su investigación en las
8slas 9robriand, en donde su método de observación participante no solo se reconoce en
todo su potencial técnico, sino &ue a la ve* se consolida como «el método» antropológico.
Algunos presupuestos
)eseo referirme a&u% a la existencia de algunos presupuestos teó: rico:metodológicos &ue
3acen tanto a la existencia de una perspectiva ontológica como epistemológica, desde la
cual se despliega el método en cuestión. ;na perspectiva &ue supone básicamente la
resistencia a la naturali*ación del mundo social, enfati*ando el carácter de construcción del
mismo en un proceso permanente de relaciones e interacciones sociales, considerando
&ue el conocimiento del mundo social puede generarse a través de la observación y la
participación activa e interactuante en el mismo 4ruyn, -<#. ;na forma de producir conocimiento &ue constituye la caracter%stica distintiva de la !", en la &ue el compromiso
del investigador supone enfrentar la tensión entre el involucramiento y el distanciamiento
en las situaciones sociales en las &ue se encuentra. $n la &ue el despliegue de relaciones
e interacciones «cara a cara», compartiendo actividades y sentimientos durante un per%odo
prolongado de tiempo, se constituye en un soporte imprescindible de la investigación. )e
esta forma se explicita con claridad &ue «la técnica de la !" no es solo una 3erramienta de
obtención de información sino, además, de producción de datos en virtud de la presencia
de un proceso reflexivo entre los sujetos estudiados y el sujeto cognoscente» =uber,
--/ -#.
El ingreso en el campo
>os encontramos ante el primer desaf%o en el campo/ ?cómo ingresar al mismo@, ?cómo
ser aceptado por los actores sociales@, ?cómo comen*ar el trabajo de campo@ $l ingreso
al campo implica resolver la «entrada» en dic3o campo. ;n acceso &ue en algunos casos
podrá ser reali*ado sin necesidad de pasos u actividades adicionales y en otros re&uerirá
de la obtención de alg1n permiso especial pero &ue siempre implica un momento particular.
A&uello &ue puede aparecer para algunos como una mera formalidad, se constituye, en
realidad, en uno de los primeros desaf%os a encarar. $l ingreso presenta la primera
situación de interacción con los otros sujetos en una dimensión espaciotemporal concreta,
en un lugar y un momento en particular. Al respecto es importante tener en cuenta &ue la
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«entrada» se relaciona con la generación de un v%nculo, con relación al cual se establece
la ocupación de un «lugar». ;na situación manifestada a través de un cierto «rol» &ue
debe asumir en distintas instancias y situaciones en el campo pero &ue implica el
despliegue de relaciones sociales, a la ve* &ue nuevas modalidades de vinculación desde
su singular «posicionamiento» en el campo. ;n posicionamiento &ue más &ue «estar a3%»implica «una manera de posicionarse frente al mundo socio:cultural» (isacovs7y, --B/
C#.
$l abordaje etnográfico en la investigación social =eneralmente el ingreso al campo implica
enfrentar numerosas dudas vinculadas con la decisión de la forma más adecuada de
«entrar» y comen*ar el trabajo, tanto como cuestionamientos con relación al «rol» a asumir
o la ubicación a tomar. 8nterrogantes &ue re&uieren desplegar estrategias espec%ficas para
su resolución. $n otras oportunidades, el ingreso está vinculado con la existencia del
denominado «portero», o alguien en particular &ue se constituye en nuestra primera
referencia en el lugar. A&uel &ue nos presenta, facilita nuestros primeros contactos o,simplemente, pasa a ser nuestro referente inmediato. $n esta perspectiva aparecen,
muc3as veces, diferencias entre el acceso a lugares p1blicos y a lugares privados como en
los re&uerimientos &ue cada uno de estos supone. $n esa l%nea se encuentra también la
demanda acerca de las motivaciones &ue orientan nuestra presencia en el lugar vinculada
con el reconocimiento como investigadores. 'on relación a los re&uerimientos generales
del ingreso al campo, es importante tener en cuenta &ue nuestros «porteros»,
«facilitadores» o informantes en general, no son sujetos pasivos sino &ue en cuanto
sujetos poseen sus puntos de vista, sus expectativas y apreciaciones &ue despliegan
activamente en su relación con el investigador en el campo. As%, si bien es interesante
tener dic3a posibilidad de contar con alguien &ue facilite el ingreso, en muc3as ocasiones
esa instancia no es posible, teniendo en tal caso el etnógrafo &ue resolver el ingreso más
conveniente al campo. "or otro lado, también es importante identificarse claramente
cuando la inserción as% lo re&uiera. ;na situación &ue contribuye a despejar «dudas» sobre
nuestra presencia, sin necesidad de &ue dic3a identificación impli&ue una detallada
exposición sobre nuestro trabajo o sobre los objetivos de la investigación. ;na
circunstancia distinta se produce cuando, más &ue encarar una «investigación manifiesta»,
se trata de una «investigación encubierta». Al respecto 9aylor y 4ogdan -DC/ EC# seFalan
&ue «con independencia de las consideraciones prácticas, la investigación encubierta
suscita graves problemas éticos».
El desplazamiento en el campo
;na ve* resuelto el ingreso al campo debemos enfrentar el despla*amiento en el mismo.
;na situación &ue demanda dos instancias diferenciadas aun&ue estrec3amente
vinculadas. La primera en relación con el despla*amiento cultural &ue implica la
agudi*ación de la atención 3acia «los otros», respecto al cual ya 3emos planteado algunos
aspectos y, la segunda, en cuanto al posicionamiento en el campo &ue supone resolver
tanto las modalidades de ubicación como los recorridos. )os instancias &ue, en su
conjunto, 3acen a la necesidad de despla*arse, como una manera de «observar» el campo
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sin &uedarse acotado a una sola perspectiva o sector del mismo. Las recomendaciones al
respecto insisten en seFalar la importancia de mantener una actitud
$l abordaje etnográfico en la investigación social de «apertura», de sensibilidad ante los
distintos «escenarios», de agudi*ación de la mirada, sin pretender buscar o relevar alguna
situación u acontecimiento en particular. $n este primer tiempo es prioritaria la ubicación en
el lugar como los primeros contactos con los individuos, en general, y los informantes, en
particular. $n la observación participante las interacciones con los individuos en el marco
de la vida cotidiana, el reconocimiento y asunción de rutinas, como la participación en
actividades comunes, 3acen al establecimiento de relaciones sociales imprescindibles para
el tipo de trabajo planteado.
La observación y participación
Si entre los planteos teórico:metodológicos insistimos en la figura del «aprendi*aje» es
por&ue la misma se vincula con el convencimiento de &ue el gran desaf%o del investigador en el campo pasa por una tarea de aprendi*ajes, de relaciones sociales y de
observaciones &ue, sobre una base participativa, posibilitan una tarea conjunta de
construcción de conocimiento. ;no de los primeros interrogantes se conforma a partir de
decidir &ué observar. $n primer lugar es fundamental tener en cuenta &ue es el
investigador &uien decide &ué y cómo observar, circunstancia &ue, sin embargo, no obsta
para tener en cuenta ciertos criterios a desplegar en el trabajo de campo. ;na temática a
partir de la cual podemos pasar a seFalar &ue en los primeros momentos debe prevalecer
una «mirada general y amplia». Se insiste en la importancia de desplegar una «atención
flotante» a partir de la cual pasar a focali*ar nuestra observación en sujetos, situaciones oprocesos. ;n tránsito de lo más general a lo más particular, de una mirada global a una
mirada focali*ada. Al comen*ar el trabajo de campo, muc3a de la información con &ue nos
encontramos puede ser importante pero solo una parte de ella pasará a conformar un
«dato» para nuestra investigación. 9odos los acontecimientos pueden ser relevantes, pero
solo algunos serán significativos para la investigación. La b1s&ueda abarca desde lo más
«obvio» 3asta lo aparentemente «encubierto», justamente por&ue el desaf%o del des:
cubrimiento entraFa una actitud capa* de 3urgar en lo cotidiano tratando de entender
a&uello de lo &ue se trata, sin dar nada por supuesto y dando rienda suelta a m1ltiples
interrogantes y no pocas 3ipótesis. )e manera análoga la participación supone
involucramientos cuya intensidad y extensión irán variando a medida &ue se profundi*an
los v%nculos y las oportunidades. $l investigador no puede «estar» en todos lados, pero
cada uno de los lugares en los &ue está, como los distintos v%nculos &ue establece con los
individuos en el campo no son más &ue puntos de referencia en un mapa complejo de
relaciones sociales. La participación supone una inmersión en la realidad &ue, desde el
recorrido de rutinas, pasando por distintas modalidades de vinculación y formas de estar
presente, posibilita aprendi*ajes y genera experiencias en &ue «unos» y otros» se
reconocen en el campo.
Los informantes
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$l despla*amiento en el campo implica la posibilidad de entrar en relación con distintos
individuos, los cuales se constituyen en potenciales informantes, más allá de &ue luego
solo podamos entrar en contacto directo con algunos de ellos. Al respecto se enfati*a
generalmente la importancia del informante como «representativo de su grupo o cultura»,
alguien &ue está en condiciones de brindarnos información sobre a&uello &ue conoce, unnexo fundamental a partir del cual es posible acceder a otros informantes. )istintas
apreciaciones &ue enfati*an la relevancia de a&uellos sujetos con los cuales entramos en
una relación social, en un contexto espacio:temporal determinado. Al respecto debemos
3acer mención a dos tipos de encuentros &ue se establecen en el campo a partir de los
cuales podemos avan*ar en la relación con los sujetos:informantes. >os referimos a
encuentros no planificados y planificados. $n el primer caso se trata de encuentros
surgidos en el marco de nuestros despla*amientos y en el contexto de la sociabilidad
cotidiana. $ncuentros casuales, espontáneos, resultado de nuestra presencia en el campo
suponen el despliegue de una actitud dinámica de apertura y disponibilidad, de una
sensibilidad atenta a «percibir» en el flujo de la vida social y en las interacciones con los
sujetos, puntos de vista y significados. Situaciones en las cuales nuestros ocasionales
interlocutores se pueden convertir en «informantes» de 3ec3o. ;na situación &ue conforma
una de las vetas más fecundas de exploración &ue agudi*a el desaf%o etnográfico en el
campo. $n el segundo caso nos encontramos con un encuentro resultado de la necesidad
de establecer un contacto con cierto sujeto a &uien consideramos como informante. ;na
situación &ue, a su ve*, puede presentar distintas facetas. "uede ocurrir &ue uno decida
concurrir a determinado lugar en el &ue sabemos previamente &ue se encuentran ciertas
personas con la finalidad de entrar en contacto con las ellas, o puede darse la necesidad
de establecer un encuentro para reali*ar una entrevista. Aun cuando el contactodesarrollado conserve su estructura informal, semejante al no planificado, 3ay una
diferencia clave por&ue se 3a buscado intencionalmente el mismo. "or otro lado, el
encuentro planificado, acordado, permite desarrollar la entrevista esperada con el
informante. 'ual&uiera sea la modalidad por la &ue transitemos es importante tener en
cuenta &ue se trata fundamentalmente de «una relación» con un sujeto constituido en
informante &ue nos introduce de alguna manera en la trama social. <D$strategias de
investigación cualitativa $l abordaje etnográfico en la investigación social.
La entrevista etnográfica
La !" re&uiere un tipo de entrevista especial, no directiva, &ue denominamos como
«entrevista etnográfica». 'onstituye una 3erramienta clave para avan*ar en el
conocimiento de la trama socio:cultural, pero muy especialmente para profundi*ar en la
comprensión de los significados y puntos de vista de los actores sociales. La entrevista
re&uiere establecer una relación con «el otro» &ue se constituye en el soporte fundamental
sobre el &ue se generan preguntas y respuestas. $s all% donde el predominio de preguntas
no directivas se acompaFa por un manejo de los tiempos &ue permite avan*ar lentamente,
detenerse, profundi*ar.
Es conveniente considerar a las entrevistas etnográficas como una serie deconversaciones amistosas, en las que el investigador introduce lentamente nuevos
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elementos para ayudar a los informantes a que respondan como tales (Spradley, 1979:
58!
Se trata de un tipo de entrevista &ue re&uiere de manera imprescindible de un ejercicio del
diálogo sustentado en una capacidad de «escuc3a» &ue permite estar más atento a lo &ue
«el otro dice, expresa, sugiere», &ue a lo &ue al investigador le preocupa, lo &ue puede, en
primera instancia, distorsionar o inducir respuestas. $s una entrevista en la &ue «los
etnógrafos no deciden de antemano las cuestiones &ue ellos &uieren preguntar, aun&ue
suelen entrar a la entrevista con una lista de temas de los &ue 3ay &ue 3ablar»
Gammersley y At7inson, --E/ <D#, pero en la &ue la preocupación central está dada por
el interés y la atención en lo &ue el entrevistado plantea. $sa preocupación debe ser, pues,
percibir y tratar de comprender el «punto de vista del otro»H un esfuer*o de comprensión
&ue abarca tanto sus palabras como sus silencios, sus gestos como sus posturas y
movimientos. Sobre la base de estos planteos, se despliega un abanico de posibilidades
técnicas &ue, transitando por distintas formas de motivar, preguntar y orientar laconversación nos permiten acceder a un fecundo bagaje informativo. )e esta forma, desde
una adecuada presentación y explicación de propósitos, pasando por el desarrollo de un
interés genuino &ue conduce a desplegar una minuciosa atención sobre el discurso del
informante, tanto como sobre sus pausas o silencios, 3asta el despliegue de preguntas &ue
ayuden al mismo a explicitarse y ampliar sus respuestas, se lleva a cabo un encuentro
dialógico complejo y, a la ve*, profundamente 3umano. $s &ue la entrevista supone,
básicamente, un encuentro 3umano &ue se explicita dialógicamente. $s una instancia en la
&ue se despliegan distintos recursos técnicos para un más adecuado aprovec3amiento del
encuentro, a la ve* &ue un descubrimiento mayor del informante. As%, el pasaje de lo más
general a lo más particular, la utili*ación de distintos tipos de preguntas descriptivas, de
ejemplos, de experiencias, sobre el lenguaje nativo#, el recurso permanente de pedir
aclaraciones o ampliaciones de lo expresado, el reconocimiento de nuestras limitaciones e
ignorancia sobre muc3os de los aspectos en cuestión, contribuyen a generar un clima y
una dinámica fundamental para garanti*ar la fecundidad del encuentro Spradley, --/ BB:
C#H es un tipo de entrevista sustentada en una relación social a la ve* &ue fundada en un
ejercicio conjunto de construcción de conocimiento.
"eci#n en los $arrios Santa %aula y Santa "ita, comen&amos a levantar algunas cosas,
principalmente $otellas verdes de sidra y vino! 'uis recoga de los cestos de las casas o al grito de )$otellero* la gente se acerca$a a darle sus $otellas vacas! +am$i#n levantamos
algunos tro&os de ierro -./ 0omo el da esta$a lluvioso, dieron alguna contramarca para
salir a acer el recorrido! espu#s de una fuerte tormenta, salieron a ciru2ear! El carro de
'uis lleva$a una frase escrita que dice )3ue ios te d# el do$le de lo que me deceas
-sic/*, pala$ras que tenan la intenci4n de retrucar los malos deseos, la discriminaci4n de
quienes con un sentimiento despectivo lo ven ciru2ear -./ ) vino el maestro de ciru2as*,
e6clam4 arina anunciando mi llegada, con una sonrisa c4mplice que le acina$a la cara y
que permita aliviar las tensiones entre el visitante y los visitados! En s, yo tam$i#n soy un
ciru2a, ciru2eo istorias, vidas cotidianas que están a, en la calle, en la ciudad, en donde
sea. para ser recogidas, reordenada y depositadas en un te6to ("egistro de campo,
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correspondiente a una investigaci4n llevada a ca$o por el antrop4logo Suáre& -: /
so$re cartoneros y el ciru2eo!
El registro
$l registro de la información constituye uno de los elementos clave de la !". $s con dic3osregistros con los &ue el etnógrafo trabaja. 'onstituye la fuente imprescindible para el
análisis y el desarrollo de la investigación. As%, si bien es imposible registrar todo, todo es
factible de ser registrado en cuanto puede constituir una información relevante o un dato
potencial de nuestra investigación. Los registros no solo comprenden las notas de campo
en sus distintas formas, sino también grabaciones, fotograf%as, material audiovisual en
general, &ue pueden constituirse en un insumo clave para la investigación. )e este modo,
los registros se constituyen en la 3erramienta imprescindible del trabajo etnográfico, a la
ve* &ue constituyen el ámbito donde se fragua diariamente el mismo.
Gay una primera instancia del registro vinculada con el relevamiento &ue el observador reali*a in situ, a partir de su capacidad de percibir, sentir, intuir, interpretar en el curso de la
observación participante. Se vincula con los «sensores» del propio investigador, a&uello
0I$strategias de investigación cualitativa $l abordaje etnográfico en la investigación
social &ue su mirada y sus apreciaciones en el campo le 3an dado y &ue «le 3an
impresionado» inicialmente, pero también con a&uellas observaciones de la realidad &ue
considera relevantes a partir, precisamente, del «posicionamiento etnográfico», y &ue
apunta en su «cuaderno de campo». La segunda instancia se relaciona con un momento
de profundi*ación del registro en cuanto práctica y ejercicio de la escritura concreti*ada en
las notas Jlic7, <IIE/ DB#. Al respecto debemos seFalar &ue existen distintas maneras deencarar el registro. As%, mientras algunos apelan a diferenciar entre las «notas» y el
«diario», otros trabajan en torno a un «registro 1nico». )e todas formas, más allá de la
opción utili*ada, resulta fundamental la diferenciación de los distintos niveles de escritura
&ue están impl%citos en el registro, en el &ue emergen instancias vinculadas con la
descripción de la observación, pero en el &ue es necesario distinguir las categor%as nativas,
los testimonios yKo expresiones de los entrevistados, de las categor%as, apreciaciones,
experiencias e interpretaciones del etnógrafo.
+esulta interesante al respecto lo planteado por Spradley --/ -#, &ue seFala la
existencia de diferentes tipos de «notas de campo», &ue pasaremos a explicitar.
$l informe condensado se corresponde con las notas a las &ue 3emos 3ec3o referencia,
&ue se reali*an in situ y &ue permiten registrar frases sueltas o incluso inconexas &ue
luego pueden ser reconstituidas o completadas. Algunos autores 3acen alusión a notas de
campo provisorias o «notas en bruto», también llamadas «notas de seFalamiento» Arborio
y Journier, <IIB/ BE#. Se trata de notas rápidas, tomadas en alg1n momento disponible en
el campo y consignan, en forma sintética o abreviada en nuestro cuaderno de campo,
a&uellos aspectos &ue el investigador &uiere consignar, marcar, de manera de poder
trabajar en profundidad posteriormente. 5uc3as veces dic3as notas no constituyen más
&ue una frase, una palabra, una imagen &ue actuará como disparadora o activante de
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nuestra memoria y &ue permitirá, más tarde, una tarea de recuperación y de
profundi*ación. 'onstituyen un insumo fundamental para el registro 1ltimo.
$n el informe ampliado se lleva a cabo una explicitación detallada de lo observado y
sucedido en el campo. Son a&uellas notas &ue el investigador desarrolla con minuciosidad,
recuperando las anotaciones provisorias en el campo, a la ve* &ue registrando la
descripción de su observación acompaFada por todas a&uellas impresiones, reflexiones
personales, comentarios y análisis &ue considera pertinentes. 5e detendré especialmente
en estas 1ltimas. Si bien 3ay distintas modalidades de llevar adelante las notas véase el
cuadro en la pág. 0<# centraré la reflexión en este punto, en el registro de la observación
&ue conforma el insumo fundamental de la nota y sobre el &ue se explicitarán comentarios
y otras apreciaciones anal%ticas &ue pueden resultar importantes para nuestra próxima
presencia en el campo. 9ambién a&u% encontramos distintos aportes de investigadores con
relación a las varias modalidades de llevar a cabo las mismas. ;na instancia &ue no 3ace
más &ue afirmar el fuerte carácter «artesanal» impl%cito en el desarrollo del oficioetnográfico, en el &ue la forma, como las singularidades de los registros, están
estrec3amente vinculadas con las decisiones y estilos de trabajo de campo &ue despliega
el etnógrafo. "asaremos, sin embargo, a puntuali*ar algunas instancias relevantes a
considerar en la reali*ación de los mismos.
$l registro en cuestión implica una primera descripción en la &ue 3an de estar presentes
todos a&uellos aspectos &ue 3an conformado la «observación en el campo». $l registro de
la observación converge sobre una descripción en la &ue aparecen escenarios y un amplio
espectro de manifestaciones &ue abarcan desde actores 3asta procesos sociales, desde
situaciones 3asta acontecimientos imprevistos, desde movimientos y circulaciones, 3astaactividades y objetos. 9ambién a&u% encontramos diversas recomendaciones posibles,
aun&ue en términos generales me detendré en mencionar la importancia de explicitar una
descripción &ue abar&ue el «espacio f%sico» es&uema gráfico incluido#, los actores
sociales involucrados, las actividades reali*adas, los objetos existentes, la circulación de
los actores en el escenario y los acontecimientos producidos. ;na descripción de la &ue no
deben estar exentas las apreciaciones y los sentimientos desplegados o generados en la
observación.
Aspectos a considerar en el registro
Las notas deben ser completas, precisas
y detalladas
)ebe registrarse todo lo observado
Se debe tener en cuenta la fec3a, 3ora y
lugar
$scenario/ descripción es&uema gráfico
Los actores sociales K los objetos
Las actividades K los acontecimientos Klos procesos
Apreciaciones K sentimientos
8ntuiciones K comentarios
)iálogos
(ocabulario K frases
Asociaciones K 3ipótesis de trabajo
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$l clima K el universo simbólico
$s importante no utili*ar apreciaciones &ue impli&uen en s% un juicio de valor o una
evaluación de las personas o de la situación, sino descripciones &ue se refieran a lo &ue el
investigador «observa» por ejemplo, decir «estaba pobremente vestida» en lugar de
describir cómo estaba vestida#. )e igual forma, deben ser diferenciadas claramente
0<$strategias de investigación cualitativa $l abordaje etnográfico en la investigación
social las intervenciones o declaraciones de los informantes de a&uellas producidas por el
investigador, colocando y distinguiendo cada una de ellas con signos adecuados comillas,
paréntesis, corc3etes, etc.#. "or ejemplo, utili*ar las comillas para enmarcar las
afirmaciones textuales y los paréntesis para distinguir las del investigador. La descripción
debe ser lo más completa y minuciosa posible, incorporando todos los aspectos &ue el
investigador 3a detectado, seFalando adecuadamente en la misma, en las partes &ue
correspondan y de la manera adecuada, sus apreciaciones personales. As%, comen*ando
desde «observaciones» de situaciones, actores y objetos, pasando por actividades y
recorridos 3asta conversaciones yKo entrevistas con los actores sociales, 3an de constituir el contenido fundamental de las mismas. $n otras palabras, lo &ue vemos en el campo, lo
&ue escuc3amos, lo &ue percibimos, lo &ue intuimos, todo pasa a ser registrado, con el
debido cuidado de identificar claramente de &ué se trata cada una de dic3as instancias. Al
respecto debemos tener en cuenta la relevancia &ue las apreciaciones personales, la
capacidad de sentir y las impresiones en general tienen para el investigador. $s a través de
ellas &ue el investigador se relaciona socialmente, reali*a sus primeras interpretaciones y
establece v%nculos. )e all%, entonces, la importancia de dar visibilidad tanto a las
intuiciones como al lenguaje de sentimientos &ue 3a acompaFado nuestra presencia y
nuestras interpretaciones en el campo. ;na palabra de un entrevistado, o el gesto dealguno de los individuos &ue llamó la atención en el transcurso de la acción social, la
mirada de otro o la frase sugestiva, distintas instancias frente a las cuales uno 3a sentido,
asociado o intuido algo. $lementos presentes de una u otra forma en la observación, &ue
fecundan con las pe&ueFas y generalmente subvaloradas apreciaciones subjetivas, la
ri&ue*a de una realidad sumamente compleja pero fundamentalmente 3umana y, por eso,
accesible a nuestra básica y fundamental condición de seres 3umanos.Apreciaciones
relevadas &ue dan lugar a un proceso complejo de registro, análisis e interpretación &ue
convergerán en la descripción etnográfica.
'uadro 0.+egistro/ (iaje a 5ail%n se trata de un pueblito ubicado a DI 7m de la ciudad capital de
Santiago del $stero y a unos <II 7m de 4uenos Aires. All% se venera a un 'risto y todos
los aFos concurren miles de peregrinos, especialmente migrantes, &ue ese d%a retornan a
su tierra#.
«Lentamente varias personas se van reuniendo sobre la vereda de la
agencia de viajes en la ciudad de San 5iguel en el =ran 4uenos Aires.
Gombres y mujeres adultos, algunos aparentemente solos, otros en
pe&ueFo grupos, una pareja de ancianos, mujeres con niFos, en fin, un
expectante n1mero de viajeros esperando sobre el final de esa tarde de
viernes de fines de mayo, la llegada del colectivo 00$strategias de
A
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investigación cualitativa $l abordaje etnográfico en la investigación social
&ue los 3a de conducir 3asta la provincia de Santiago del $stero. 9odos
ellos tienen un objetivo com1n, trasladarse al pueblito de 5ail%n en dic3a
provincia, donde se lleva a cabo la celebración de la Jiesta del SeFor de
los 5ilagros. La mayor%a de los presentes son santiagueFos y aun condiversidad de 3istorias tienen en com1n 3aber emigrado de la provincia
3ace muc3os aFos. Algunos nunca 3ab%an vuelto 3asta ese momento,
otros lo 3acen periódicamente para ver a sus familiares o participar de
acontecimientos especiales &ue de una u otra forma tienen &ue ver con
su familia y sus paisanos. 9odos comparten un mismo an3eloM volverM
aun&ue sea solo por algunas 3oras, pero volverM $l micro avan*aba
raudamente por la ruta, el silencio o la timide* de las primeras 3oras fue
reempla*ado paulatinamente por la m1sica y la alegr%a de los &ue
sent%an &ue volv%an, &ue nuevamente estaban en Santiago. 9odos los
pasajeros eran a su manera peregrinos, 3ombres y mujeres transitando
un camino, esta ve* de regreso NMO# Sobre la tira interminable del
asfalto, el micro contin1a su marc3a. $n su interior comien*an a
multiplicarse los diálogos y las 3istorias personales. PA m% me encanta el
monteM tengo tantos recuerdos, yo veo las c3icas 3oy en la ciudad y
nada &ue ver con lo nuestroM nosotras parecer%amos varones por ella y
la 3ermana#, 3ac%amos de todoM y nos encantaba NMO cómo
trabajábamos NMO 3asta 3ace muy poco tiempo, cuando viv%a todav%a mi
mamá y yo ven%a a verla cada tanto, me pon%a a 3acer cosas, mi 3ijo me
dec%a/ pero mamá, pero yo era como &ue rejuvenec%a NMO A3ora mimamá no estáM y yo volver, volver definitivamente no, por mis 3ijosM si
fuera por mis 3ijos s%M pondr%amos con mi 3ermana un barMQ»
«'on las primeras luces de la madrugada, una madrugada grisá: cea y
con nubes &ue comen*aban a c3ispear, 3icimos nuestro ingreso a 5ail%n.
;n ingreso lento NMO, en columnados detrás de una gran caravana de
micros &ue desde distintos lugares intentaban también entrar en la villa.
Jinalmente, luego de varias vueltas, logramos colocarnos junto a cuatro
de ellos, en un descampado &ue 3ab%a sido preparado, junto a tantos
otros, como Pestacionamiento y residencia for*osaMQ»
«una ve* vine a conocer 5ail%n y fue como si 3ubiera sentido una
electricidad, me dije iré a la fiesta, pero me olvidé 3asta &ue un d%a lo
soFé y a partir de all% comencé a preocuparme por estar presente en la
fiestas, pero no solo yo, una amiga m%a también se decidió as%
empe*amos a organi*arnos para nuestra peregrinación de cada aFoM»
«NMO siempre vuelven, por eso vengo a vender para la fiesta por&ue
seguro van a estar, &ue se sacrifican durante el aFo pero 3oy están.»
4
'
)
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'0
)<
RB
)-
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+egistro de una etnograf%a sobre el viaje peregrinación# con migrantes
santiagueFos al Santuario del 'risto desde el =ran 4uenos Aires.
(inculado al texto «"ara una 3ermenéutica de la peregrinación»
Ameigeiras, <III#.
'uadro 0.<
+egistro/ (iaje a 5ail%n
«Gab%a una impresión generali*ada de &ue la Jiesta 3ab%a terminado, o &ue al
menos lo &ue &uedaba de ella era muy poco. 'omo siempre, como en todo
momento, pero muc3o más a3ora, se ve%an abra*os, apretones de mano,
saludos, besos acompaFados por el P3asta el aFo &ue viene si )ios &uiereMQ,
P3asta la próximaQ. $l reencuentro se traduc%a rápidamente en despedida.
P'ada aFo digo lo mismo, )ios diráM por m% vendr%a siempreM pero )ios
diráMQ $l barro en las calles, por la lluvia de la v%spera, dificultaba
enormemente las maniobras de los grandes micros y camiones para salir de la
(illa. ;no a uno, los puestos se fueron desarmando y un paisaje de cajones
rotos, papeles tirados y basura, apareció dominando la estrec3e* de la (illa.
$ntre risas y bromas &ue intentaban trastocar un sentimiento de triste*a y
melancol%a, se afirmó el adiós de muc3os peregrinos. ;na larga fila de
ve3%culos se fue formando para poder salir de la (illa, recorrer los I 7m &ue
la separan de la ruta principal y retomar el camino decidido del regreso. "or
las ventanillas del colectivo la imagen &ue permanece es la de desolaciónMlos mailineros residentes miran desde el costado de la calle, al margen del
colosal desorden de las bocinas, los motores y los gritos. ;n viento &ue
revolea papeles por la calle preanuncia &ue las nubes comien*an también a
dispersarse. Sobre la tarde de 5ail%n, asoma finalmente el sol NMO
P'uesta irseQ, le comento a un compaFero de viaje. P'uesta volverQ, me
contesta.»
+egistro etnográfico/ viaje a 5ail%n. +egistro vinculado al texto «"ara una
3ermenéutica de la peregrinación» Ameigeiras, <III#.
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Aclaración registro de notas
Se pueden elegir distintas formas de llevar a cabo el registro en las notas. $n general se
plantea un espacio dedicado a la descripción y otro espacio vinculado con las
observaciones, comentarios, codificaciones, llamados, etc. Lo importante es diferenciar en
el registro los distintos niveles en juego respecto de interpretaciones personales,
expresiones del entrevistado, categor%as propias, etc. $n algunos casos esto re&uiere deciertas anotaciones especiales &ue permitan distinguirlos, en otras se prefiere su
8/20/2019 Vasilachis Observación Participante
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identificación al margen. "or otro lado, algunos optan por llevar a cabo sus notas en un
cuaderno, utili*ando solamente la página i*&uierda y dejando la página derec3a libre, para
codificar y reali*ar anotaciones en general. !tros prefieren utili*ar todas las 3ojas dejando
solamente, en cada una de ellas, un margen lo suficientemente amplio como para las
anotaciones. "or 1ltimo, están &uienes utili*ando todas las páginas prefieren colocar comentarios, observaciones y otros aspectos a continuación de la descripción.
$n el ejemplo planteado se 3a utili*ado el margen para plantear la codificación. Se 3an
identificado yKo seleccionado temas, se 3an adoptado categor%as y se 3a pasado a asignar
una letra a cada categor%a de codificación. Los n1meros &ue acompaFan a las mismas
nos indican su ubicación en el texto como también pueden 3acer referencia a distintas
relaciones o modalidades#.