Vazquez Roque Historia

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aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta aula abierta 3A EDICIÓN ESPECIAL EN SALUDO AL QUINTO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS «EL TURNO DEL OFENDIDO» 2008 DIARIO COLATINO SUPLEMENTO AULA ABIERTA Nº 15. SÁBADO 17 DE MAYO DE 2008 Apuntes sobre Roque Dalton y la historiografía contemporánea de El Salvador. PAÍS MÍO NO EXISTES Mario Vázquez Olivera CCyDEL - UNAM A la memoria de don Jorge Arias Gómez ESPECIAL DEDICADO A ROQUE DALTON

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aula abiertaaula abiertaaula abiertaaula abiertaaula abierta3A EDICIÓN ESPECIAL EN SALUDO AL QUINTO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POETAS «EL TURNO DEL OFENDIDO» 2008

DIARIO COLATINO SUPLEMENTO AULA ABIERTA Nº 15. SÁBADO 17 DE MAYO DE 2008

Apuntes sobre Roque Dalton y la historiografía contemporánea de El Salvador.

PAÍS MÍO NO EXISTESMario Vázquez Olivera

CCyDEL - UNAM

A la memoria de don Jorge Arias Gómez

ESPECIAL DEDICADO AROQUE DALTON

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La historiografía constituye un aspec-to medular de la configuración ideoló-gica y política de todo Estado nacional.Siempre controvertida, hilvanada gene-ración tras generación con retazos al-ternados de recuerdo y olvido, la histo-ria escrita constituye al mismo tiempomemoria vital y también testimonio delas distintas maneras en que dicha me-moria ha sido preservada. Y ese estilo,la forma peculiar en que pueblos y Es-tados recrean su pasado, dice tanto desí mismos como las propias narracio-nes que configuran su Historia. Extra-ñamente, en El Salvador el quehacerhistoriográfico ha contado desde siem-pre con escasos adeptos. Es un hechoque, con excepción de Belice, la tradi-ción historiográfica de dicho país es lamás pobre de toda Centroamérica. Ape-nas suman unos 180 los libros de his-toria publicados en los últimos treintaaños, y han sido escritos en su inmen-sa mayoría por sociólogos, economis-tas, literatos, abogados, periodistas ymilitares; cabe mencionar también queapenas a principios del año 2002 fueestablecida la licenciatura en Historiacomo una carrera universitaria.

Algunos atribuyen esta “miseria”historiográfica a la mezquindad y ce-guera política de la oligarquía salvado-reña, a su pobre cultura y escaso senti-do de nacionalidad, así como al carác-ter retrógrado y obtuso de los sucesi-vos gobiernos de extrema derecha quehan regido los destinos del país desdefinales del siglo XIX. Pero esta interpre-tación es demasiado simplista. En países

vecinos como Guatemala, Honduras yla Nicaragua de los Somoza, los estu-dios históricos alcanzaron un desarro-llo muy superior en similares o peorescircunstancias políticas. Y por si no bas-tara esta referencia comparativa, pue-de probarse que los mejores tiempospara la historiografía salvadoreña fue-ron precisamente los años felices delliberalismo oligárquico de principios delsiglo XX así como la dictadura del ge-neral Maximiliano Hernández Martínez(1932-1944), y que en la actualidad,bajo el gobierno derechista del partidoARENA, se experimenta un notable re-nacimiento de la disciplina.

Por otra parte, si bien es cierto que lafalta de respaldo gubernamental ha di-ficultado sobremanera el trabajo de loshistoriadores salvadoreños, obligándo-los a sortear inumerables obstáculospara poder realizar y difundir sus in-vestigaciones, no es difícil constatar queel menosprecio hacia la historia nuncafue privativo de la extrema derecha; alo largo del siglo XX sucesivas genera-ciones de intelectuales de oposición,reformistas y revolucionarios, tambiénmanifestaron actitudes semejantes.

Así, entre los portavoces más desta-cados de esta “tradición” antihistoricistapuede señalarse al famoso pensadorvitalista de los años veinte, AlbertoMasferrer, quien como alternativa a lasalegorías patrióticas de orientación ofi-cial, acuñadas en los tiempos de esplen-dor de la república oligárquica, en suopinión “fantasmagóricas”, vacuas, y

falsamente nacionales, postuló la adop-ción de un credo inmediatista, muy afína la peculiar idiosincracia del pueblo sal-vadoreño. En su opinión las urgenciasdel hoy, y no las especulaciones en tor-no del ayer, debían orientar la regene-ración de la patria. Como escribió en1928 en la edición inaugural de su fa-moso periódico Patria:

En este diario la palabra Patria tendráperennemente una significación... muyconcreta: significará, en primer lugar yante todo, la vida de los salvadoreñosque viven actualmente. El escudo, labandera, los próceres, los antepasa-dos... Atlacatl, la mitología india y todolo demás que forma el Ayer, pasará asegundo término, por muy interesanteque parezca. Sin duda no negaremosel pasado, ni olvidaremos que es la se-milla de que ha nacido el presente. Soloque, urgidos por la necesidad, y dán-donos cuenta exacta de que estamosviviendo horas de peligro y de dolor...nos vemos obligados a concentrar to-das nuestras fuerzas en torno al mo-mento que se llama hoy.

Tras la caída del dictador HernándezMartínez, la figura y la obra de AlbertoMasferrer fueron reivindicados por losgobiernos militares que se sucedieronen el poder hasta finales de los añossetenta. De manera paradójica, su pos-tura con relación al estudio de la histo-

ria se asemeja en mucho a la actitudque asumieron intelectuales y dirigen-tes revolucionarios de El Salvador du-rante la pasada guerra civil (1980-1992). Cabe recordar que aún durantelos momentos más duros del conflictotanto la Universidad de El Salvadorcomo la Universidad Centroamericana,las dos consideradas “de izquierda”, lo-graron mantener en funcionamientofacultades y departamentos de tradicio-nal inclinación “subversiva”, como De-recho, Letras, Periodismo o Filosofía.Asimismo, sus respectivas editorialespublicaron libros y revistas de conteni-do crítico, antigubernamental, e inclu-so abiertamente de propaganda revo-lucionaria. En cambio, no dedicaronmayores esfuerzos a fomentar el estu-dio o la divulgación de la historia pa-tria.

Desde luego, para explicar este ex-traña vocación de “desmemoria”, quesin duda constituye un aspecto carac-terístico de la cultura salvadoreña, serequiere de un estudio a profundidaddel desenvolvimiento intelectual del paísen el contexto general de la formacióndel Estado, lo cual trasciende por mu-cho los propósitos del presente ensa-yo. Sin embargo es importante men-cionarlo desde un principio pues enmar-ca y justifica nuestro tema de análisis.

¿Por qué le concedemos importancia

Actualmente, Dalton

es reconocido como uno

de los autores más influyentes

dentro la historia literaria

de El Salvador.

A semejanza de Gavidia,

dedicó una gran parte de su obra

a reflexionar sobre la historia,

la cultura

y la identidad nacional

salvadoreña.

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al poeta Roque Dalton dentro de nues-tro examen de la historiografía contem-poránea de El Salvador?

En primer lugar, porque tenemos lacerteza de que en dicho país, dada sudébil tradición historiográfica, fueronideólogos, y en particular literatos, quie-nes estructuraron las narrativas histó-ricas de la nación más perdurables einfluyentes.

Tal fue el caso de Francisco Gavidia(1864-1955), una de las primeras figu-ras del modernismo centroamericano ysin duda la figura cimera de la literatu-ra nacional. Su obra está constituida engran parte por una florida alegoría lite-raria, mitológico-patriótica, de cuño li-beral y tintes hegelianos, que hacia elfinal de su vida resumió y postuló comofilosofía de la historia en su poemaSooter. El vasto corpus gavidiano cons-tituyó la principal fuente de inspiraciónde la historia de bronce de corteoficialista que floreció en El Salvadordurante las primeras cuatro décadas delsiglo XX.

Irónicamente, sin embargo, quien si-guió más de cerca los pasos del maes-tro Gavidia fue quizá su principal de-tractor, Roque Dalton García (1935-1975), poeta y ensayista de vanguar-dia, y militante revolucionario, muertoen los albores de la guerra civil.

Actualmente, Dalton es reconocidocomo uno de los autores más influyen-tes dentro la historia literaria de El Sal-vador. A semejanza de Gavidia, dedicóuna gran parte de su obra a reflexionarsobre la historia, la cultura y la identi-dad nacional salvadoreña. Sus reflexio-nes al respecto estuvieron vinculadasestrechamente a su militancia comunis-ta y al proyecto político del movimientoinsurreccional surgido a principios de losaños setenta. Por ser uno de los ideó-logos más destacados del movimientoinsurgente, y sin duda el principal hom-bre de letras de la revolución, y dado elprofundo impacto que tuvo el estallidorevolucionario en la vida política, sociale intelectual de El Salvador durante lasúltimas tres décadas del siglo XX, su

obra y su figura llegaron a cobrar unaespecial relevancia, no solamente en elcampo de las letras sino también en elterreno ideológico, y dentro de éste,ciertamente, en cuanto se refiere a in-terpretar la historia nacional.

La Historia y las historias de Ro-La Historia y las historias de Ro-La Historia y las historias de Ro-La Historia y las historias de Ro-La Historia y las historias de Ro-que Daltonque Daltonque Daltonque Daltonque Dalton

Hijo ilegítimo de un empresario esta-dounidense radicado en El Salvador,Dalton conoció de niño el ambiente ex-clusivo de la élite así como la vida ruti-naria de la clase media. Tras una cortaestancia en Chile inició la carrera deabogado, que pronto abandonó paradedicarse a escribir, a beber y a conspi-rar contra el gobierno de turno. Ya paraentonces -hacia mediados de los añoscincuenta- se había revelado como unode los más prometedores talentos poé-ticos del país. De esos años data su in-greso al Partido Comunista de El Salva-dor (PCS). La notoria actividad políticade Dalton, y sobre todo sus viajes aCuba y Europa socialista representan-do al PCS, lo condujeron a prisión enun par de ocasiones, y a vivir un breveexilio en México y La Habana entre 1961y 1963. En 1965, amenazado de muer-te tras escaparse de una cárcel, aban-donó El Salvador. El PCS lo envió a Pra-ga, como corresponsal del partido antela Revista Internacional. En 1967 dejóChecoslovaquia para establecerse enCuba como parte del equipo de Casade Las Américas.

A pesar de haber fungido como re-presentante internacional del PCS, Dal-ton nunca ocupó un sitio importantedentro de la jerarquía partidaria. Dehecho, su estancia en Praga, donde tra-bajó en estrecho contacto con la buro-cracia de la Cominform, influyó de ma-nera determinante en su decisión deabandonar el partido. Pero en un pri-mer momento su posición como fun-cionario internacional le permitió viajarpor el mundo y entrar en contacto conlas tendencias más novedosas del mo-vimiento socialista radical de Asia, Eu-ropa y América Latina, así como conlas vanguardias intelectuales del mo-mento.

Una vez instalado en Cuba, Dalton seconvirtió en protagonista imprescindi-ble de la tertulia cultural y política de laizquierda latinoamericana que por aque-llos años tenía en La Habana una im-portante sede. Hacia finales de los añossesenta, el salvadoreño se vinculaba porigual con afamadas personalidades delmundo literario que con políticos de iz-quierda y dirigentes revolucionarios.Julio Cortázar, Pedro Orgambide, Enri-que Lhin, Silvio Rodríguez y MarioBenedetti, entre muchos otros, le pro-digaban particular afecto. Una conside-ración semejante gozaba por parte deRegis Debray, Manuel Piñeiro -el famo-so “Barbarroja”- y Fidel Castro, conquien mantenía una estrecha relaciónpersonal y política.

En aquella Habana floreciente la obrade Dalton alcanzó su plena madurez.Allí cobraron cuerpo sus libros más im-portantes: Taberna y otros lugares(poesía), ¿Revolución en la Revolución?y la crítica de la derecha, (ensayo polí-tico), Miguel Mármol. Los sucesos de1932 en El Salvador (testimonio), Lashistorias prohibidas del Pulgarcito(collage histórico) y Pobrecito poeta queera yo, (novela autobiográfica).

En 1970, el traductor de la edición ita-liana de su libro sobre Debray presen-taba a nuestro autor de la siguientemanera: “Políticamente, Dalton perte-nece a la corriente crítica surgida en elseno del movimiento comunista latino-americano sobre la base del triunfo dela revolución cubana y de la influenciaejercida por Guevara.”

En efecto, para entonces el antiguofuncionario «del Partido Comunista máschiquito del mundo», como alguna vezse había calificado, se había convertidoen partidario de la lucha armada; trasromper con el PCS preparaba su retor-no clandestino a El Salvador convertidoen combatiente del Ejército Revolucio-nario del Pueblo.

En cuanto al tema que nos ocupa, estehecho tuvo una especial relevancia. Paracomprenderlo mejor es necesario men-cionar antecedentes que, si bien no sondesconocidos, no han sido ponderadosdebidamente por los estudiosos de suvida y su obra.

Desde muy temprano la producciónliteraria de Roque Dalton se caracterizópor su interés en las raíces históricas yculturales de El Salvador y su mordazcuestionamiento del nacionalismooficialista. Dos personas ejercieron enello una notable influencia. El escritor yantropólogo Pedro Geoffroy Rivas(1908-1979), quien había residido lar-go tiempo en México, así como su ami-go y mentor político Jorge Arias Gómez(1923-2002), por ese entonces líder es-tudiantil, más tarde abogado, periodis-ta y profesor universitario, miembro delComité Central y destacado cuadro in-telectual del PCS.

Hacia finales de los años cincuentaArias Gómez asumió la encomienda deorientar ideológicamente a Roque Dal-ton y otros jóvenes escritores de la lla-mada “generación comprometida”. En-tre otras cosas, buscó transmitirles supropio interés en combatir la versiónconvencional de la historia salvadore-ña, y proponer en cambio una versiónalternativa, “comunista”, es decir inspi-rada en el marxismo pero también na-cionalista y sobre todo apegada a loslineamientos partidarios. Él mismo ha-bía iniciado dicha tarea al emprender elrescate historiográfico de figuras nega-das por la mitología gavidiana y el dis-curso oficial, como el cacique AnastasioAquino, dirigente de la sublevación delos indios nonualcos en 1833, o el fun-dador del PCS, Farabundo Martí, fusila-do tras la revuelta popular de 1932.

A la larga, la iniciativa de Arias Gómez

Desde muy temprano

la producción literaria

de Roque Dalton

se caracterizó por su interés

en las raíces históricas

y culturales de El Salvador

y su mordaz cuestionamiento

del nacionalismo oficialista.

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fue exitosa en el terreno de la propa-ganda política. Aún cuando no habíasido éste su propósito original, alreivindicar la insurgencia campesina yel historial combativo del PCS contribu-yó a reforzar las tendencias radicalesdentro del movimiento popular y la opo-sición de izquierda, incluyendo su pro-pio partido, antecedente inmediato dela aparición de la guerrilla. En cambio,en el ámbito académico las ideas delabogado comunista con respecto a re-novar la escritura de la historia no en-contraron una recepción igualmente fa-vorable. A diferencia de otras discipli-nas sociales y humanísticas (economía,sociología, derecho, filosofía, filología),en las que el marxismo fue rápidamen-te adoptado, la historia continuó sien-do coto de los historiadores anticuariosde extrema derecha congregados en laAcademia Salvadoreña de la Historia.El mismo Arias Gómez, absorbido porsus compromisos partidarios, relegó asegundo plano su trabajo de investiga-ción.

Hacia principios de los años setentala historiografía de nuevo cuño produ-cida en El Salvador se reducía a algu-nos cuantos artículos publicados en larevista de la Universidad, los trabajosde Arias Gómez y otros estudiosmonográficos como la historia de laprensa y la biografía de Gerardo Barriosescritas por Ítalo López Vallecillos, elpequeño libro de Dagoberto Marroquínacerca de la independencia y el manualde historia económica de David Alejan-dro Luna.

Por su parte, fuera de López Vallecillosninguno de los otros miembros de la“generación comprometida” mostraronmayor entusiasmo por los estudios his-tóricos. Su interés en este campo selimitó a la publicación de poemas suel-tos, en general alegóricos y de escasatrascendencia. La propia producción deRoque Dalton durante la mayor partede los años sesenta exhibe tal caracte-rística, no obstante haber sido el máspersistente de todos en cuanto se re-fiere a la exploración literaria de temasrelativos a la cultura popular, las tradi-ciones y la historia de El Salvador.

Lejos de su país, sin embargo, la re-flexión sobre estos temas llegó a con-vertirse en una de las preocupacionesfundamentales de nuestro autor. Teníael antecedente de una breve peroformativa estancia en México, dondeinclusive cursó alguna materia en laEscuela de Antropología. Luego, su es-trecho contacto con intelectuales comu-nistas y revolucionarios de Asia, Áfricay América Latina en Europa socialista,pero sobre todo su fecunda estancia enCuba, parecen haberle revelado la im-portancia del nacionalismo cultural ypolítico como factor fundamental den-tro de la lucha revolucionaria yantiimperialista en el Tercer Mundo. Asi-mismo, sus múltiples lecturas y su rela-ción personal con intelectualesvanguardistas de Europa le abrieron losojos a perspectivas de interpretaciónhistórica y social que rebasaban pormucho el marxismo de manual, falsa-

mente ortodoxo, mecánico, esquemá-tico y sectario, tan caro a los comunis-tas latinoamericanos de aquel tiempo.Gracias a ello su reflexión sobre la his-toria, la cultura y “el ser” de El Salva-dor fue mucho más profunda y transitópor vías diversas que la que había em-prendido Jorge Arias desde una pers-pectiva “comunista” más bien conven-cional.

Así, aunque en su primer experimen-to de carácter historiográfico, una mo-nografía de El Salvador publicada enCuba en 1963, Dalton buscó ceñirse aciertos cánones de la interpretaciónmarxista, hasta donde él entonces al-canzaba a comprender, muy pronto dejóde lado dicha pretensión y se inclinó demanera decidida por el análisis cultural(hoy diríamos culturalista) de la histo-ria salvadoreña, y en particular de laconformación del estado nacional. Sibien nunca dejó de reclamarse comomarxista-leninista, es obvio que su pers-pectiva heterodoxa, el menos en cuan-to se refiere a la lectura de la historia,lo situaron más cerca del nacionalismocultural que del materialismo histórico.

Tomando en cuenta lo anterior no esde extrañar que en sus reflexiones acer-ca de la cultura, la identidad y la histo-ria salvadoreñas el factor emocionalprivara por encima del análisis científi-co. De hecho, de la deconstrucción delas nociones convencionales de patriay patriotismo Dalton derivó desga-rradores cuestionamientos existencialese ideológicos, que sus experiencias enla cárcel y los sucesivos exilios tiñeronde amargura.

¿Qué era El Salvador? ¿Valía la penatomárselo en serio, hablar su dialecto,sudar su calor? ¿Tuvo pasado? ¿Podíatener futuro? Y en lo personal ¿teníaalgún sentido pensar en el retorno?

Sus conclusiones al respecto no ad-mitían concesiones. En la distancia ElSalvador aparecía desdibujado. La his-toria de la patria era un largo memorialde escarnios y vergüenzas. La mitolo-gía gavidiana semejaba un desván ates-tado de símbolos ridículos. La prédicamoralista de Alberto Masferrer era pa-labra muerta ante los miles de campe-sinos asesinados en las matanzas de1932. La actitud “oportunista” y “clau-dicante” del PCS, traición a la sangrederramada por el pueblo. Tal perspec-tiva quedó plasmada en su libroconsagratorio Taberna y otros lugares,que en 1969 recibió el premio Casa delas Américas. Este poemario, dedicadopor su autor a Jorge Arias Gómez, re-sume la trayectoria personal de RoqueDalton durante la década de los sesen-ta, sus cárceles y exilios, sus peripeciaspersonales en Europa oriental y susdolorosas reflexiones acerca de la pa-tria. «País mío no existes / sólo eresuna mala silueta mía / una palabra quele creí al enemigo», hizo constar en elpoema El gran despecho, y bajo el títu-lo de El alma nacional compuso un him-no apátrida, de amargo sentimiento:

Patria dispersa: caescomo una pastillita de veneno

en mis horas.¿Quién eres tú, poblada de amos,como la perra que se rasca junto

a los mismos árbolesque mea? ¿Quién soportó tus símbolos,tus gestos de doncella con olor a caoba,sabiéndote arrasada por la baba

del crápula?¿A quién no tienes harto con tu

diminutez?¿A quién aún convences de tributo

y vigilia?¿Cómo te llamas, si, despedazada,eres todo el azar agónico en los charcos?

No obstante el tono subido de estasexpresiones, cuando Taberna fue pre-miado la perspectiva personal de Ro-que Dalton estaba dando un súbito vi-raje. Tras renunciar al PCS, había deci-dido sumarse a la naciente guerrillasalvadoreña. Al asumir tal decisión nosolamente creyó resolver sus propiasincertidumbres existenciales y políticas,también encontró una salida concep-tual a su desgarramiento patriótico. Eladvenimiento de la guerra revoluciona-ria en El Salvador le permitió vislum-brar la respuesta a sus dolorosos cues-tionamientos respecto al “alma nacio-nal”, al pasado y porvenir de su ama-da/odiada patria.

En El Salvador la nación era posible sihabía revolución. Sólo un evento seme-jante podría revelarle al pueblo salva-doreño su identidad y su destino. Y lahora parecía llegada en 1969, cuandotras la guerra con Honduras se produ-jeron importantes escisiones en las fi-las del PCS que dieron origen a los pri-meros grupos insurgentes. Para Daltonera la luz al final de túnel. Sólo enton-ces, en el marco del proyecto políticode la revolución radical, podía recons-tituirse una noción positiva de la pa-tria. Más aún, hacerlo resultaba paralos intelectuales revolucionarios unatarea prioritaria, que Dalton no tardóen asumir como una deuda propia. Asínació ese libro singular, Las historiasprohibidas del Pulgarcito.

Una historia collageUna historia collageUna historia collageUna historia collageUna historia collage

El núcleo central de Las historias pro-hibidas lo constituye una compleja re-flexión acerca de la historia y la identi-dad de El Salvador, en la que ademásde buscar deconstruir la narrativa do-minante, de cuño oligárquico, y propo-

¿Qué era El Salvador?

¿Valía la pena

tomárselo en serio,

hablar su dialecto,

sudar su calor?

¿Tuvo pasado?

¿Podía tener futuro?

Y en lo personal

¿tenía algún sentido

pensar en el retorno?

Dalton en Radio Habana

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ner una nueva genealogía de la patria,se postula el advenimiento de una nue-va edad de la nación salvadoreña, unalumbramiento fincado en la valoraciónde la cultura popular y el impulso delproyecto nacionalista-revolucionario dela izquierda armada.

Ciertamente, este pequeño gran libroconstituye la expresión más acabada delGran Relato nacional que postularon losrevolucionarios salvadoreños como unaalternativa a la historia “oficial”. Sin em-bargo, lejos de apegarse a los cánonesmarxistas como en otros ensayos de ca-rácter político o documentos de discu-sión partidaria que elaboró en ese mis-mo periodo, Dalton optó por historiarla nación como proceso cultural: comoforma, como idioma, como drama. Almismo tiempo, evitó hacer una narra-ción unitaria, ni siquiera lineal, y podríadecirse que anticipó elementos de unaperspectiva muy contemporánea al pro-poner en cambio asumir la historia comoun relato abierto, fragmentario, rayanoen la ficción e incluso en la broma, comotambién insistió en destacar la centrali-dad de los lenguajes coloquiales y lite-rarios en la conformación de la cultura,y en rescatar la historia y subrayar laimportancia de narrativas identitarias“prohibidas” o subalternas, de género,de clase, regionales, etc.

Las historias prohibidas es unconstructo extraño, imposible de enca-jonar en las clasificaciones convencio-nales; collage que integra documentos(muchos de ellos alterados o interveni-dos), narraciones breves, poemas pro-pios y ajenos, notas periodísticas, al-bures, versos y coplas de la tradiciónpopular, en fin, retazos de la más di-versa índole que no conforman un úni-co relato sino acaso una suerte de lien-zo cubista en el que las distintas facetasde la sociedad salvadoreña, su historia,su cultura, su lenguaje y sus símbolos,aparecen analizados en múltiples frag-mentos, como observados a través deun peculiar caleidoscopio.

Conscientemente o no, la manera en

que Dalton construyó este libro trastade manera radical conceptos fundamen-tales de la historiografía académica,como la objetividad (por el tratamientode las fuentes), la coherencia narrativa(al escribir en fragmentos), la precisióncronológica (por el empleo deliberadode anacronismos), y también la solem-nidad (por su insistencia en el sarcas-mo). Incluso, anticipando de algúnmodo una perspectiva posmoderna,Dalton llegó a insinuar que la funciónde la pretendida historia científica po-día ser prescindible. No veía en ella unmedio de explicación sino en lo funda-mental un instrumento de manipulaciónpolítica: “No existen «los misterios dela historia / Existen las falsificacionesde la historia / las mentiras de quienesescriben la historia”, concluyó en Re-flexión, uno de los poemas finales dellibro..

En el caso de El Salvador, la falsifica-ción de la historia patrocinada por laoligarquía había sacado de escena alverdadero protagonista de la construc-ción nacional: el pueblo mismo. En fun-ción de ello, El Salvador era una enti-dad escindida. De un lado estaba ElSalvador aparente, ridículo, paraíso dela brutalidad, la explotación y la igno-rancia. Del otro lado subyacía una iden-tidad profunda y verdadera, de raigam-bre popular, susceptible de ser recons-truida a partir de los pocos elementosque habían sobrevivido a la barbarieoligárquica. Rescatar esta otra cara dela patria era condición sine qua non dela existencia plena de El Salvador comoentidad autoconsciente.

En función de ese “rescate” Daltonemprendió la deconstrucción de los re-latos “tradicionales” de la patria y pro-puso en cambio una reconstrucciónigualmente subjetiva, comprometidapasional e ideológicamente con el pre-sente inmediato, es decir, con la coyun-tura revolucionaria que se perfilaba enel horizonte. En su recuento del pasa-do insistió en subrayar aquellos aspec-tos «prohibidos» por la oligarquía, res-catando héroes y episodios ocultos odeformados por la mitología liberal, pararestituirles su dignidad e incorporarlosa la nueva narrativa. Los principales tra-zos de la reconstrucción daltoniana enLas historias Prohibidas son los siguien-tes:

a) La conquista española deCuzcatlán. De aquel episodio destacala valiente resistencia de los indiosnahuas contra Pedro de Alvarado, su-brayando que por medio de una guerrade guerrillas los pueblos pipiles logra-ron resistir la ofensiva española por másde dos décadas. Actitud que contrastacon la de los señoríos del altiplano gua-temalteco que, tras una débil resisten-cia, se aliaron con Alvarado en la con-quista de otros pueblos, como el pipil,únicamente para terminar como escla-vos de los españoles en los lavaderosde oro.

b) La llamada conquista espiritual, dela cual rescata el carácter solapado dela resistencia indígena, manifiesta comoidolatría, abulia y abandono, reflejo dela contradicción esencial del sistema dedominación española.

c) La lucha por la independencia, dela que subraya el caráctercontrarrevolucionario de la consumaciónde 1821. Frente a próceres criollosreivindicados por el liberalismo, comoel padre José Matías Delgado y ManuelJosé Arce, Dalton enarbola la figura demártires mestizos como Pedro PabloCastillo, e intelectuales radicales comoAntonio Marure, muertos en cárcelesespañolas, postulando el sacrificio deestos héroes de la Independencia cen-troamericana como conducta ejemplarde la nueva juventud.

d) La sublevación de los indiosnonualcos en 1832-33, que en contras-te con el tibio activismo de los hacen-dados criollos, Dalton consideró comoel auténtico clamor de El Salvador pro-fundo en favor de la independencia. Asu feroz cabecilla, Anastasio Aquino, loconsagró como el único y verdaderoPadre de la Patria, a contrapelo de lahistoria liberal en la que éste figurabacomo una fiera abominable. En la vi-sión de Dalton, esta sublevación era unantecedente directo de la insurrecciónpopular de 1932, y ejemplo a seguir porlos revolucionarios de su época.

e) La lucha de los caudillos liberalesFrancisco Morazán y Gerardo Barrios,

mártires de la unidad centroamericanay la reforma anticlerical, sacrificados porla reacción oligárquica. Para Dalton es-tas figuras encarnaban el fracasadoanhelo de la naciente burguesía pordesplazar a la oligarquía colonial y cons-tituirse en clase dirigente de la nuevanación, fracaso que se había prolonga-do irremediablemente debido a las mis-mas vacilaciones de esa clase social y,sobre todo, a la nefasta ingerencia delimperialismo norteamericano.

f) La «consolidación» de la Repúblicasobre la base del orden oligárquico, elcultivo del café y la imposición del mili-tarismo. Según nuestro autor, esto de-terminó la perenne pequeñez y provin-cialismo ridículo de la sociedad salva-doreña, blanco de su sorna mordaz deintelectual cosmopolita.

g) La insurrección de 1932, dirigidapor el Partido Comunista, y la subse-cuente masacre perpetrada por el ejér-cito con un saldo de aproximadamente30 mil víctimas. Hecho considerado porDalton como el parteaguas de El Salva-dor contemporáneo, en su recuentoeste momento trágico y brutal que signóla imposición definitiva del orden oligár-quico sale del olvido para prefigurar, yprofetizar, un futuro inmediato de gue-rra y genocidio.

h) Finalmente, el enfrentamiento bé-lico con Honduras en 1969, el cual ha-bía marcado la esperada señal, elcampanazo de salida del último y defi-nitivo round de la contienda entre el

Para Dalton

el rescate

de la verdadera identidad

de la patria

era condición

sine qua non

de la existencia

plena de El Salvador

como entidad autoconsciente.

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pueblo salvadoreño y sus dominadoresoligarcas. En este caso, más que lasconsecuencias sociales del brevísimoconflicto armado había sido su impactoen la conciencia de los comunistas suresultado más trascendental.

Como se ha mencionado previamen-te, para Dalton el rescate de la verda-dera identidad de la patria era condi-ción sine qua non de la existencia ple-na de El Salvador como entidadautoconsciente. Pero el carácter irrecon-ciliable de la ficción oligárquica de ca-rácter oficial y la identidad “prohibida”nacional y popular determinaba que laresolución del conflicto entre ambasdebiera seguir un curso violento. En-tonces pregonó el advenimiento de laguerra como premisa elemental e in-evitable de aquel parto histórico. Perodesde luego no la anunciaba como unatragedia sino como resultado de la ma-duración natural de la conciencia delpueblo, y habría de ser tan inevitablecomo necesaria.

Al tener como base esta apelación ala violencia, la nueva identidad de lanación salvadoreña, postulada por Dal-ton, quedaba marcada con un emble-ma ultraizquierdista. En el proyecto dedar a luz la identidad “prohibida”, la vio-lencia no era un recurso contingente,era una premisa inicial. Sin violencia nohabría revolución y sin revolución no po-dría materializarse la verdadera identi-dad de la patria. Como en tantas oca-siones, la violencia habría de ser la par-tera de la historia. Más aún, sólo la vio-lencia revolucionaria podría darle algúnsentido al oscuro pasado de la patria,era el único remedio contra la desme-moria.

Las historias prohibidas concluye conuna fatal advertencia, cumplida puntualy trágicamente por Dalton y sus cama-radas pioneros de la revolución salva-doreña:

Yo volveré yo volveréno a llevarte la paz sino el ojo del linceel olfato del podencoamor mío con himno nacionalvoraz[...]necesitás bofetoneselectro-shocks

psicoanálisispara que despertés a tu verdadera

personalidad[...]habrá que meterte en la camaa pan de dinamita y agualavativas de coctel Molotov cada

quince minutosy luego nos iremos a la guerra de verdadtodos juntospara ver si así como roncas duermescomo decía Pedro Infantenovia encarnizadamamá que parás el pelo.

Poco más tarde, desde la clandestini-dad, Dalton iba a reafirmar su persua-sión radical, apelando de nueva cuentaal espejo de la historia:

O sea que se trata de ser ultraizquierdistaseficacesy no sólo ejemplares ultraizquierdistasderrotadoscomo los pipiles y Pedro Pablo Castillo yAnastasio Aquinoy Gerardo Barrios que terminó fusiladopor los Dueñasy los muertos del 32 y los invasores deAhuachapány Paco Chávez y el montón de caídos delpueblo...

El profeta y los perrosEl profeta y los perrosEl profeta y los perrosEl profeta y los perrosEl profeta y los perros

Dalton no pudo atestiguar el desen-lace de esta historia. En mayo de 1975se convirtió en uno de los mástempranos mártires de la lucha revolu-cionaria, ejecutado por sus mismoscompañeros del ERP bajo el cargo detraición a la causa y agente del“socialimperialismo» cubano. El para-dero final de sus restos mortales siguesiendo un misterio. Algunos dicen queen el terreno donde fue sepultado demanera clandestina se construyó unfraccionamiento. Otros afirman que sutumba, cavada de prisa en las faldasde un volcán, fue profanada por losperros. De alguna manera esta contro-versia macabra puede ser interpretadacomo una metáfora del destino que tuvosu herencia intelectual.

Si bien su actuación personal en lalucha revolucionaria fue sumamentebreve y tuvo este trágico desenlace, suobra y su figura, convertida en emble-ma, desempeñaron un papel protagó-nico en el estallido insurreccional.

Poco tiempo después de su cobardeasesinato, los acontecimientos en El Sal-vador le daban la razón a sus últimosaugurios. Cumpliéndose su anhelo, unaviolenta explosión social señaló la irrup-ción de los marginados de siempre enla escena política, convertidos esta vezen «ultraizquierdistas eficaces». Losnúcleos guerrilleros se empeñaron enapresurar el violento parto de la nuevanación. El Salvador «prohibido» pare-cía cobrar cuerpo; de la mano de Dal-ton recuperaba su “memoria”, su iden-tidad profunda, su auténtico destino.

En este proceso Las historias prohibi-das se elevaron como una voz proféti-ca, apuntalando el programa político dela revolución radical y delineando a lavez los principales elementos discursivosy propagandísticos de carácter históri-co-cultural que entonces eran compar-tidos, por encima de sus interminablesdisputas sectarias, por las diferentes or-ganizaciones de la izquierda armada. La“historia collage” no tardó en conver-tirse en el pequeño “libro rojo” de losmilitantes revolucionarios. Lo repasaronasiduamente dirigentes y bases del mo-vimiento social. Asimismo fue lecturaobligada para los estudiantes de la uni-versidad, junto con el fabuloso MiguelMármol y aquella vieja monografía deEl Salvador que había publicado quinceaños antes.

Para finales de la década, el curso delproceso político en El Salvador parecíacomo dictado por el fantasma del poe-ta. La insurrección se anunciaba comoun terrible alumbramiento. Y así comola prédica del obispo Romero fue la vozde los sin voz, los versos de Dalton ysus Historias prohibidas fueron un him-no de batalla para los jóvenes revolu-cionarios que ofrendaron sus vidas poruna nueva nación. “Cuando sepas quehe muerto no pronuncies mi nombre»,había advertido Dalton muchos añosatrás en un críptico conjuro; pero enesos días aciagos su nombre redivivoera un emblema de fuego en el paísque se incendiaba.

Entre 1979 y 1980 la insurrección po-pular estuvo cerca de alcanzar la victo-ria, pero se pasmó en el intento. Luegovinieron la guerra civil y su caudal deatrocidades; incontables «lavativas decoktel Molotov», “electro-shocks” y “bo-fetones”, sin que el país despertara asu «verdadera personalidad», y al finallas cosas tomaron otro rumbo.

Consagrado como mártir y emblemaintelectual de la causa revolucionaria,durante los años de la insurrección yluego todo el periodo posterior de laguerra civil, la figura de Dalton se agran-dó hasta alcanzar una dimensiónsuperlativa. Fue también un personajeentrañable a nivel popular; de hechoes ahora uno de los pocos escritoresnacionales que podría mencionar cual-quier persona interrogada en la calle.También su nombre se hizo legendario

entre los círculos intelectuales y políti-cos de la izquierda latinoamericana.

Al término del conflicto armado, el re-conocimiento de Dalton como una delas grandes figuras literarias de El Sal-vador se hizo extensivo a las institucio-nes gubernamentales. En 1994, en unseñalado gesto de reconciliación políti-ca, el Ministerio de Educación publicóuna antología poética de Roque Daltonque entre otras cosas destaca por sugrueso volumen y sobre todo por res-catar del olvido numerosos trabajossuyos publicados en el extranjero, quehasta entonces eran prácticamente des-conocidos en el país. De manera para-dójica, si bien actualmente el nombrede Dalton figura de manera insoslaya-ble en los anales de la historia literariade El Salvador, se desdeña de maneraostensible su elaborada interpretaciónde la historia patria, la cual sin dudaconstituye uno de los elementos másnotables de su legado intelectual.

En términos generales este fenóme-no se relaciona obviamente con el he-cho de que el desenlace de la guerratuvo un saldo favorable para la dere-cha oligárquica; la paz le permitió rees-tructurar su poder y consolidar su he-gemonía. Ejemplo de ello son los suce-sivos triunfos electorales de la AlianzaRepublicana Nacionalista (ARENA), quedesde 1989 encabeza el gobierno sal-vadoreño. Pero también es atribuible,cuando menos en parte, al afán de in-fluyentes políticos e intelectuales, inclu-sive de la izquierda, por deslindarse delllamado “mito roquiano”. Para muchos,al igual que otras tantas banderas de larevolución, el paradigma nacional pos-tulado por Dalton resulta anacrónico,del todo prescindible en El Salvador dela posguerra. Sin embargo la sombradel viejo maestro les pesa como lápida.Catorce años después de firmada la paz,que han transcurrido por cierto en con-diciones excepcionales de libertades ci-viles y estabilidad política, no se ha pro-ducido una reflexión acerca de la histo-ria y la cultura nacionales equiparableen amplitud, profundidad y sentido crí-tico, a la que Dalton virtió en Las histo-rias prohibidas.

Cabe recordar que pese a haber enar-bolado durante los años de la guerraun furibundo discurso chovinista, ni losextremistas de ARENA ni sus cuadrosintelectuales se preocuparon mayor-mente por dotar de sustento históricosu propia doctrina. “Primero El Salva-dor, segundo El Salvador y tercero ElSalvador”, la famosa consigna del fun-dador del partido Roberto D’abuisson,parece haber colmado la sensibilidadnacional de la extrema derecha duran-te el periodo más difícil del conflictoarmado.

Posteriormente, con el advenimientode la paz, las cosas variaron de manerasignificativa. Como parte del proceso dedistensión que enmarcó el fin de las hos-tilidades, el gobierno de ARENA, pormedio de las instituciones culturales del

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Estado, mostró una voluntad sin prece-dentes por limar asperezas establecerrelaciones de cooperación con los inte-lectuales del país, y en particular conlos de izquierda. Asimismo, ha patroci-nado ambiciosos proyectos culturales yeducativos, como la ya mencionadaantología de Roque Dalton, y diversasiniciativas relacionadas con la historia.

La primera de ellas fue la elaboraciónde un nuevo libro texto de historia na-cional, que fue publicado en 1994. Laidea fundamental que animó esta ini-ciativa fue dotar a maestros y alumnosde secundaria de un texto base paracubrir los contenidos de historia del pro-grama escolar. Asimismo, se contem-plaba expresamente exaltar los nuevosvalores capitales de la sociedad salva-doreña de la posguerra, la reconcilia-ción, la paz y la democracia. Su elabo-ración estuvo a cargo de un grupo deautores, arqueólogos, sociólogos, eco-nomistas e historiadores, en su mayorparte extranjeros, y fue coordinada porfuncionarios del gobierno y dos histo-riadores “locales”, uno chileno avecin-dado en el país, y otro salvadoreño ra-dicado en Estados Unidos, los cualesgozaban de confianza por parte delgobierno.

El resultado fue una versión bastante“limpia” de la historia nacional, correc-ta desde el punto académico pero másque nada aséptica y desapasionada.Cabe señalar que, más allá de su pro-pósito original como texto escolar, estelibro se convirtió en una de las lecturasfavoritas del público salvadoreño duran-te la segunda mitad de los años noven-ta. Este último dato muy interesante,que ejemplifica un fenómeno “positivo”,cual es el creciente interés por el estu-dio de la historia que se hizo patenteen El Salvador una vez finalizada la gue-rra, pero que también muestra el he-cho lamentable de no haberse publica-do ninguna otra obra digamos “paraadultos” que abarque en su conjunto lahistoria del país.

En efecto, las enormes expectativasque generó la aparición de este librode texto en el sentido de anticipar el

renacimiento de los estudios históricosen el país, sólo se han visto concreta-das de manera parcial y lentamente.Apenas hace poco el gobierno empren-dió el rescate de instituciones clave parala investigación histórica como la Biblio-teca Nacional y el Archivo General de laNación. Asimismo la Dirección de Pu-blicaciones reeditó recientemente unaserie de libros clásicos de lahistoriografía salvadoreña, y emprendióla traducción de importantes trabajosde historia salvadoreña producidos ypublicados en el ámbito académico delos Estados Unidos. Por su parte la Uni-versidad de El Salvador sigue siendo laúnica del país que cuenta con un Insti-tuto de Estudios Históricos, pero sólo aprincipios del presente año, al cabo deprolongadas gestiones, pudo echarse aandar una licenciatura en Historia endicha casa de estudios.

Otro hecho destacado del recienterenacer de la historiografía académicaen El Salvador fue la aparición de tresenormes libros, patrocinados por unbanco, que abarcan los periodosprehispánico, colonial y republicano deEl Salvador. De éstos, el último consti-tuye sin duda la mayor novedad. Es unahistoria general del país desde la inde-pendencia hasta la actualidad, escritopor una veintena de autores, esta vezsalvadoreños en su gran mayoría, si bienno todos son historiadores de profesión.

Desde luego, se trata de un libro muysignificativo, sobre todo por su exten-sión y la amplitud temática que preten-de abarcar. Sin embargo es una obra

fragmentaria, carente de ejes concep-tuales que le brinden unidad, y exhibemarcadas disparidades entre capítulo ycapítulo. De cierto modo cada autorescribió su propia historia, por lo quemás que un libro general, de síntesis oreferencia, constituye un muestrario deenfoques y tendencias, aunque en esesentido tiene la virtud de reflejar a ca-balidad el estado actual de lahistoriografía salvadoreña. Por otra par-te, su elevado precio, algo más de ciendólares, hacen de este libro un objetosuntuario, de difícil acceso para los lec-tores del común.

Valga esta mención sumaria de unaobra que sin duda merece un examenmucho más detenido como epílogo delpresente ensayo. De alguna manera lapublicación de ambos libros colectivos,el texto escolar en 1994 y La Repúblicaen 2001, enmarcan la trayectoria de lahistoriografía salvadoreña durante losdiez años posteriores a la guerra civil.Tomando en cuenta las característicasgenerales de ambas obras, sus acier-tos y sus carencias, no puede menosque reconocerse el valor perdurable deLas historias prohibidas.

De manera paradójica, la narrativa dela nación que Dalton propuso como him-no de batalla, parece aquilatarse entiempos de posguerra. Pero la mismapobreza historiográfica del país haceque su elaboración deconstructiva, consus imprecisiones, su sarcasmo y susesgo ideológico, sigan representandohoy por hoy una visión mucho más re-donda, penetrante y provocativa, másviva, más apasionada, y en este senti-do también más “verdadera”, que lasversiones más bien tibias, descentradas,que ha producido la academia. Sin dudaEl Salvador de la posguerra requiere deun concepto muy distinto de culturanacional al que postulara nuestro autorcomo paradigma y fundamento del pro-yecto revolucionario, pero además deponderar los principales valores políti-cos del mundo actual, como la paz, lademocracia, o el respeto al estado dederecho, ese nuevo concepto debe re-tomar, en su justa proporción, la emer-gencia de aquella identidad «prohibi-da» que afloró hace alrededor de trein-ta años con la violenta irrupción de lossectores subalternos en el escenariopolítico, y que -quiérase o no- repre-senta un parteaguas en la historia re-ciente de El Salvador. En la valoraciónde este aspecto, como también en loconcerniente a otros temas centrales dela historia salvadoreña, la formación delEstado, la nación, la cultura y la identi-dad nacional, el aporte de Dalton nopuede despreciarse.

¿O debemos esperar que también sumemoria la devoren los perros?

Roque Dalton y su familia

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REFERENCIAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS:REFERENCIAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS:REFERENCIAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS:REFERENCIAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS:REFERENCIAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS:

Este trabajo tuvo como punto de partida laslargas charlas de sobremesa que acostumbra-ba sostener hace ya largos años con mi entra-ñable amigo el doctor Arias Gómez cuandoambos trabajábamos en el Instituto de Inves-tigaciones Históricas de la Universidad de ElSalvador. Agradezco también las valiosasobservaciones de Francois Perus, así como loscomentarios de don Pedro Escalante Arce,Héctor Lindo-Fuentes, Carlos Gregorio Ló-pez y Eugenia López, historiadores salvado-reños que me han brindado su amistad y conquienes he mantenido un fructífero diálogosobre este tema.

Cfr. Mario Vázquez Olivera, (coord.),Bibiliografía historiográfica de El Salvador,San Salvador, Universidad de El Salvador,1995. También el artículo de Margarita Silvay Fina Viegas “Balance de la historiografíasalvadoreña” en Repositorio, Revista del Ar-chivo General de la Nación, HYPERLINK«http://www.agn.gov.sv» www.agn.gov.sv.

Alberto Masferrer, Patria, San Salvador,Editorial Universitaria, 1960, p. 11.

Francisco Gavidia, Sooter, en Obras Com-pletas v. 2, San Salvador, Dirección de Publi-caciones, 1976. Con respecto a la interpreta-ción gavidiana véase Rafael Lara Martínez,Historia sagrada e historia profana. El senti-do de la historia salvadoreña en la obre deFrancisco Gavidia, San Salvador, Direcciónde Publicaciones, 1991.

No existe hasta la fecha una biografía deRoque Dalton. Una amplia serie de referen-cias bibliográficas acerca de su vida y su obrapuede verse en Rafael Lara Martínez, ed., Enla humedad del secreto. Antología poética deRoque Dalton, San Salvador, Dirección de Pu-blicaciones, 1994.

Cfr. Recopilación... op. cit.; Carlos Cañas-Dinarte, Diccionario de autoras y autores deEl Salvador, San Salvador, Dirección de Pu-blicaciones, 2002, (Biblioteca popular).

Ibid.

Taberna y otros lugares, La Habana, Casade las Américas, 1969; ¿Revolución en la Re-volución? y la crítica de la derecha, La Ha-bana, Casa de las Américas, 1970; MiguelMarmol. Los sucesos de 1932 en El Salva-dor, San José, EDUCA, 1972; Las historiasprohibidas del Pulgarcito, México, Siglo XXI,

1974; Pobrecito poeta que era yo, San José,EDUCA, 1976. La bibliografía más comple-ta de Roque Dalton puede verse en Rafael LaraMartínez, ed., En la humedad del secreto.Antología poética de Roque Dalton, San Sal-vador, Dirección de Publicaciones, 1994.

Roque Dalton, Regis Debray. Difesa ebilancio di una nuova teoria della rivoluzione.Milán, Giangiacomo Feltrinelli Editore, 1970,contratapa.

Roque Dalton, del poema «El ser social de-termina la conciencia social» en Taberna yotros lugares, p.132.

Durante los años sesenta El Salvador fueescenario de importantes movilizacionesreivindicativas. Desde una especie desemiclandestinidad, el PCS desempeñaba unimportante papel en la conducción de estasluchas. Sin embargo, al igual que la mayorparte de los partidos comunistas latinoameri-canos, permaneció refractario a las tendenciasradicales que se iban desarrollado en su senoal calor de las movilizaciones de masas y bajoel poderoso influjo del ejemplo cubano. Lagota que vino a derramar el vaso, marcandola separación definitiva de los sectores másradicalizados del partido, fue el respaldo quebrindara el PCS al gobierno militar salvado-reño con ocasión a la guerra contra Hondurasen 1969. El desenlace inmediato de esta co-yuntura fue el nacimiento de las primerasagrupaciones guerrilleras de El Salvador, lasFuerzas Populares de Liberación y el Ejérci-to Revolucionario del Pueblo.

Conversaciones personales con el doctorJorge Arias Gómez, San Salvador, 1994-2000.Acerca de su relación con Dalton véase JorgeArias Gómez, En memoria de Roque Dalton,San Salvador, Editorial Memoria, 1999.

Italo López Vallecillos, El periodismo enEl Salvador: bosquejo históricodocumental,precedido de apuntes sobre la prensa colo-nial hispanoamericana. San Salvador, Edito-rial Universitaria, 1964, y Gerardo Barrios ysu tiempo. San Salvador, Dirección Generalde Publicaciones del Ministerio de Educación,1967. Alejandro Dagoberto Marroquín, Apre-ciación sociológica de la Independencia, SanSalvador, Editorial Universitaria, 1964, y Da-vid Alejandro Luna, Manual de historia eco-nómica de El Salvador. San Salvador, Edito-rial Universitaria, 1971, y Análisis de una dic-tadura fascista latinoamericana: MaximilianoHernández Martínez, 19311944. San Salva-dor, Editorial Universitaria, [1970?]. JorgeArias Gómez, Anastasio Aquino, recuerdo, va-loración y presencia, San Salvador, EditorialUniversitaria, 1963, y Farabundo Martí. Es-bozo biográfico. San José, Editorial Univer-sitaria Centroamericana, 1972.

A reserva de hacer un análisis comparativomás detallado, puede mencionarse como unantecedente en este sentido el movimiento cul-tural de orientación nacionalista que impul-saron importantes intelectuales salvadoreñosdurante los años veinte, como ArturoAmbrogi, Juan Ramón Uriarte y Miguel Án-gel Espino. Cabría discutir si la reivindica-ción de Salarrué por Roque Dalton puede serconsiderada como un puente entre ambas pers-pectivas. Cfr. Carlos Gregorio López Bernal,“El proyecto liberal de nación en El Salvador(1876-1932)”, cap. 3, San José, Universidadde Costa Rica, 1998, tesis de maestría inédita.

Roque Dalton, El Salvador, La Habana,Casa de las Américas, 1963, (Nuestros países).Reeditado en numerosas ocasiones, este librosigue siendo usado como libro de texto en laUniversidad de El Salvador.

Por ejemplo, el interesante escrito inédito“Partido revolucionario y lucha armada en laformación social contemporánea de El Sal-vador” (La Habana, 1972), en el cual hace unrecuento de la historia salvadoreña, esta vezhaciendo gala de ortodoxia marxista, en arasde reivindicar el historial combativo del Par-tido Comunista Salvadoreño. Archivo de Ro-que Dalton, Museo de la Palabra y la Imagen,San Salvador.

En este sentido, es probable que Daltonhaya tenido a la vista dos modelos canónicos,la novela Rayuela, de Julio Cortázar, y losveintitantos volúmenes del Diccionario His-tórico-Enciclopédico de la República de ElSalvador, de Miguel Ángel García, compila-ción monumental e inmensamente caótica,publicada entre 1927 y 1951, que constituyeun referente imprescindible dentro de lahistoriografía salvadoreña.

Reflexión, en ibid., p.226

Ya te aviso, en Las historias prohibidas..., p.230

Ultraizquierdistas, en Poemas clandestinos,El Salvador(?), Resistencia Nacional, 1977

Cfr. Resistencia Nacional, Por la causa pro-letaria, s/l, Partido Socialista de Costa Rica,s/f.

Alta hora de la noche, en Roque Dalton, Elturno del ofendido, La Habana, Casa de lasAméricas, 1962.

Para un resumen del proceso revoluciona-rio salvadoreño, desde la personal perspecti-va del autor de este ensayo, véase MarioVázquez, “Del desafío revolucionario a la re-forma política. El Salvador, 1970-1992”, enIgnacio Sosa, coord., Insurrección y democra-cia en el Circuncaribe, México, CCyDEL,UNAM, 1998.

Rafael Lara Martínez, ed., En la humedaddel secreto. Antología poética de Roque Dal-ton, San Salvador, Dirección de Publicacio-nes, 1994.

Durante algún tiempo el historiador Fran-cisco Peccorini contribuyó de manera sistemá-

tica a la propaganda derechista en la prensa yla televisión. Sin embargo no publicó ningúntrabajo general de interpretación. Murió asesi-nado por la guerrilla en 1989.

Historia de El Salvador. Ministerio de Edu-cación, San Salvador, 1994, 2 v. Fina Viegashace un minucioso análisis de este libro de textoen el artículo “Historiografía salvadoreña definales del siglo XX: los libros de texto de His-toria de El Salvador”, en Latinoamérica n. 35,CCyDEL, 2003.

Ambos historiadores, Knut Walter y HéctorLindo, son hoy por hoy los personajes más in-fluyentes en el quehacer historiográfico de ElSalvador, no sólo por su obra sino también porel impulso que le han dado a importantes pro-yectos relacionados con la investigación y ladivulgación de la historia.

La República, San Salvador, Banco Agríco-la Comercial, 2001. Es notoria la impronta deKnut Walter, quien tuvo a su cargo la elabora-ción de tres capítulos. Aún así, entre sus auto-res figura cierto número de ex militantes revo-lucionarios.

PAGE \# «‘Página: ‘#’’» Página: 1 Hay unerror. Knut no fue el coordinador del libro, perosu marca está impresa en tanto autor de tres ocuatro capítulos. Don Jorge no fue incorpora-do en el equipo (a pesar de que lo propusimos),tampoco se acepto a Jorge Cáceres. La apertu-ra de la derecha también tiene sus límites.(SIC)

PAGE \# «‘Página: ‘#’’» Página: 1 Obvia-mente, yo no lo compré, pero creo que en rea-lidad son más de cien dólares, no mil. (SIC).

CAFÉ CULTURAL LA LUMBRECAFÉ CULTURAL LA LUMBRECAFÉ CULTURAL LA LUMBRECAFÉ CULTURAL LA LUMBRECAFÉ CULTURAL LA LUMBREMAYO 2008MAYO 2008MAYO 2008MAYO 2008MAYO 2008

HOY SHOY SHOY SHOY SHOY Sábado 17ábado 17ábado 17ábado 17ábado 17:Centroamérica Centroamérica Centroamérica Centroamérica Centroamérica duermeduermeduermeduermeduerme.....

Poetas centroamericanosPoetas centroamericanosPoetas centroamericanosPoetas centroamericanosPoetas centroamericanos::::: Hanzel Lacayo, Jonatan Lépiz,Marvin Garcìa y David Juárez

Martes 20Martes 20Martes 20Martes 20Martes 20: Presentación de libros ylectura: Proclive (William Alfaro) y

Cuaderno Solar (Nilson Alas).

Miércoles 21Miércoles 21Miércoles 21Miércoles 21Miércoles 21: El verso interminable.Lectura de poesía. Invitados al V

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Jueves 22:Jueves 22:Jueves 22:Jueves 22:Jueves 22: Diario de un pagano.Diario de un pagano.Diario de un pagano.Diario de un pagano.Diario de un pagano.Lectura y tertulia con el poeta italiano

Gaetano Longo.

Viernes 23: Generación LatinaViernes 23: Generación LatinaViernes 23: Generación LatinaViernes 23: Generación LatinaViernes 23: Generación LatinaFiesta Bailable. Fiesta Bailable. Fiesta Bailable. Fiesta Bailable. Fiesta Bailable. Cover $4Cover $4Cover $4Cover $4Cover $4

Direcciòn: Boulevard Constitución,Calle Londres y Avenida Florencia, No 37, la esquinita

amarilla. Col. Miralvalle, San Salvador