Vernant Atravesar fronteras. Entre mito y política II

8/13/2019 Vernant Atravesar fronteras. Entre mito y poltica II

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SECCIN DE O R S DEFILOSOF

TR V S R FRONT R S


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MXICO RGENTIN BR SIL COLOMBI CHILE ESP EST DOSUNIDOS DE MRIC GU TEM L PER VENEZUEL

FONDO DE CULTUR ECONMIC

ntre mito y polticaTR V S R FRONT R S

JE NPIERRE VERN NTr duccin deHUGO FR NCISCO B UZ


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Un grano de arenaNacim iento de lo polticoEspacio y ciudadH is to ria d e la m em o ria memoria histricaEn tr e e xo ti smo y fam iliaridad

La muerte h eroica entre los griegosAquiles, el ideal del hombre heroico .La respuesta griega al problema de la muerte .La leccin de la OdiseaEl ideal aristocrtico en la democracia .

Recuerdos de un colegialH CIENDO C MINO

La Resistencia .Ceguera y lucidez .El caso Aubrac .

UN TIEMPORE ELDE

Prlogo

N I E

IMPRESONARGENTINAPRINTE INRGENTINHecho el depsito que previene la ley 11.723

Prohibida su reproduccin total o parcial por cualquiermedio de impresin o digital, en forma idntica, extractadao modificada, en castellano o en cualquier otro idioma,sin autorizacin expresa de la editorial.

Fotocopiar libros est penado por la ley.Comentarios y sugerencias:[email protected]: 978-950-557-765-1

D.R. 2008, FONDODECULTURACONMICAEARGENTINA,.A.El Salvador 5665; 1414Buenos Aires, [email protected] / www.fce.com.arAv. Picacho Ajusco 227; 14200 Mxico D.F.

Ttulo original: La T rav e rs e d e s [roniires En tr e m y th e e t p ol it iq ue I lISBN de la edicin original: 2-02-066251-5 2004, ditions du SeuilColeccin La L i bra ir ie d e x x r s ie c le bajo la direccin de Maurice Olender.

: t OSOFIALETll l t

Armado de tapa: Juan Balaguer

1. Filosofa. 2. Mitologa Bauz, Hugo, trad. II. TtuloCDD 190

Traducido por: Hugo Francisco BauzISBN 978-950-557-765-1

Vernant, Jean-PierreAtravesar fronteras: entre mito y poltica II - la ed. -Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica, 2008.194 p. ; 21x14 cm. Filosofa

Primera edicin en francs, 2004Primera edicin en espaol, 2008


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Pa r aMaree/inpa ra Ros al ie .

ndice d e n ombr es 93E l a ut or. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 9

Fuentes 88

Interven cio ne s d e [ ea n- Pi erre Vernantd ura nte la m esa re do nd a d el de m ayo de 199 7o rg an iz ad a p o r e l d ia ri o Libration 83

NEXOS

Atrav esa r u n p ue nte. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 78 D eb e h ab er u na h isto ria d e la voluntad 59P ensar la diferencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 49

ATRAVESAR FRONTERAS


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Jean-Pierre Vernant, nt re mythe et p o li tiqu e Pars, Seuil, 1996, p. 7 [trad.esp.: n tr e m i to po lticaMxico, Fondo de Cultura Econmica, 2002].

ENUNAOBRAPRECEDENTE,ntent precisar mi posicin, entre mitoy poltica , cuando asuma un doble compromiso, diferenciado ysolidario, en mi trabajo cientfico, por una parte, y en mi vida demilitante, por la otra. A la vez, desde un principio, al comienzo delprlogo, declaraba que, en mi caso, no se trataba de escribir unaautobiografa cualquiera. La empresa me pareca hasta tal puntoextraa a mis inclinaciones y a mi capacidad que, aun cuando miidea era intentarlo, en cuanto me dispona a tomar la pluma entremis manos, se me caa de los dedos desde las primeras lneas.Desmiento, en este nuevo libro, lo que declaraba? Pienso queno. Es verdad que, en la primera parte de la obra, me dejo llevarpor confidencias personales al evocar acontecimientos que he vivido en los aos cuarenta -cuando diriga en Toulouse la Resistencia militar- de los que jams haba hablado hasta este momento. Pero los hechos que menciono son muy pequeos paradespertar inters por s mismos y, si los detallo, es slo comopunto de partida de una reflexin general que sobrepasa largamente a mi persona.Por qu recuerdo hoy esos detalles? Por qu vuelvo sobreellos ahora, si desde hace tiempo estaban ocultos en el fondo delolvido? El azar ha intervenido. Al esforzarme en poner un pocode orden en la acumulacin catica de mis papeles y de mis libros,me encontr con dos cartas que crea perdidas porque databan deun perodo en el que, por precaucin, no conservaba ningn escrito. Poco tiempo despus de este descubrimiento, concurr a unseminario en la cole des Hautes tudes en Sciences Sociales para

PR O O


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UN TIEMPO RE EL E


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1[ean-Pierre Vernant, La bell e mort et le cadavre outrag [1982], reproducido en l/Indioidu la M o rt l A m ou r. So i-m m e et l a ut re en Grce anc iennePars, Gallimard, 1989, pp. 41-79 [trad. esp.: El individuo la muerte e l am or . Smismo e l o t ro en la antigua G rec ia Barcelona, Paids, 2001].

ESCRIBEXTOSOBREAMUERTEEROICA,obre la bella muerte , esdecir, sobre la concepcin que los griegos tenan acerca de la muerte cuando, segn la Ilada y la O disea en especial la Iliada se valande esos cantos poticos para dar un rostro a eso que no lo tena yque no podra afrontarse sin perder el propio y desaparecer parasiempre en lo invisible. La muerte ocupaba un lugar particular ensu sistema de pensamiento, en sus emociones, en el sentido conferido a la vida. Cuando redact el artculo titulado La bellamuerte y el cadver ultrajado , part de una reflexin sobre unaprctica no ritual sino, por el contrario, escandalosa: el ultraje delos cadveres. Por qu, despus de su victoria sobre Hctor,Aquiles no se contenta con lo acontecido, con la muerte de su adversario, sino que se ensaa con su cadver? Lo ata detrs de sucarro, lo arrastra por el polvo hasta dejarlo irreconocible. Aquilespretende destruir para siempre eso que, en el cuerpo de su enemigo, testimoniaba su valor guerrero: juventud, belleza, vigor,agilidad, rapidez. Son precisamente esos valores, cuyo fulgor brilla a los ojos de todos en el cuerpo del combatiente heroico, losque l intenta hacer desaparecer. No le bast con matar a su adversario; lo esencial es infligir a sus despojos una serie tal de ultrajes que 10desfiguren y hagan que no se parezca a nada. De qumodo? Arrancndole la piel, cortndole la cabeza y los miembros,dejando que su cadver se pudra al sol, entregndolo como alimento a las bestias salvajes, a los pjaros del cielo, a los peces delro. Destruir en el hombre lo que hoy un filsofo llamara su serespiritual. Eso que llamo su ser social, su condicin de hroe.

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35N TIEMPO REBELDE

[F ir ma i leg ible ]

Vengode Vichy,donde he tenido conocimientoconverdadera tristeza de que el seor Bonnard,luego de la comunicacinde notasconfidenciales de los seores Bridoux y Couissin, ha resuelto tenerlo bajo control.Comousted sin duda ya lo sabr, estamedidadebe ser publicada aqu al iniciarse las clases,en una fecha que laAdministracin considereoportuna de acuerdo con losmiembrosde la Milicia y de la Legin Francesa de Combatientes especialmentedispuestos para elcontroldel personal docente:[puedan losacontecimientosprecipitarse de manera de conjurar esta sancinDe cualquier manera, le aseguro que vera con profundo dolor que hirieran al universitario tan distinguido y corts quesiempre he encontrado en usted y,a la hora de vuestra exclusintan brutal e injustificada, le dara testimonio de toda mi estima.

Acepte, querido seor Vernand, la expresin de mis mejoressentimientos.

Querido seor Vernand [sic]

contento con aportar sobre este asunto, que concierne a los aosnegros, algunas experiencias personales que implican, me parece,cuestiones de orden general.

Transcurra la primavera de 1944. Mayo o junio, no sabradecirlo con seguridad. Mayo me parece sin embargo ms probable porque, a partir del desembarco en Normanda, despus del6 de junio, ya no se trataba de que asegurara mi puesto en el liceo Fermat de Toulouse. En esa poca, todava habitaba en la calle Auguste-Dide, pero all viva solo. Lida, mi mujer, su madre yClaude, nuestra pequea hija, haban abandonado ese lugar. Lastres se alojaban en una casa aislada, en pleno campo, y, salvoyo, ninguna otra persona saba exactamente dnde las haba escondido.

Ahora bien, una maana, en el correo, encuentro una carta sinfecha y sin lugar de expedicin cuyo texto era el siguiente:

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siones, no pis ms el liceo. Noms Vernant Desaparecido. Sloun tal Berthier, que sucedi a Thierry, Tixier,Jougla, Lacomme,mis seudnimos anteriores.

Por ms anecdtica que sea la historia, me parece muy significativa. Hermano del general colaborador Eugene Bridoux(1888-1955),el inspector filsofo de igual nombre me conocabien porque haba formado parte de mi tribunal de oposiciones.En esa ocasin, l se haba mostrado particularmente calurosoconmigo. Pero eso no slo no le impeda a este universitario, que

37N TIEMPO REBELDE

Pujol

En el original francs hay varios errores ortogrficos que se han perdidoen la traduccin. El texto original es: Monsieur Vernan,[e ne suis qu un employ, mais je dois vous dire la vrt, l ayant entendu:

mfi-vous de Monsieur l Inspecteur gnrale, qui a fait un rapport sur vous,ainsi que Monsieur le Proviseure du Lyce de Garcons qui vous trahit.

Recevez, Monsieur Vernan, mes respectueuse salutations.

Por cierto, a partir de ese momento, como se deca entonces, mesumerg en la niebla, es decir, entr en una completa clandestinidad. Dejde habitar en mi casa, dorm aqu o all, segn las oca-

Pujol

Nosoyms que un empleado, pero debo decirle laverdad queheescuchado:no se fedel seorInspectorgeneral,queha hechoun informesobreusted, tampocodel seorDirectordel LycedeGarcons,que lo traiciona.

Reciba,seorVernan,mis respetablessaludos.

SeorVernan,

Quin me haba escrito? Misterio; no logr identificar la firma.Por el contrario, la advertencia me pareca clara. Al margen decomo usted sin duda ya lo sabr , frmula puramente retricaque anuncia una puesta en guardia que no tendra ningn sentidosi ya estuviera al corriente (y cmo podra haberlo estado?),quien me escriba me prevena: no deba esperar a que la Miliciaviniera a buscarme a mi domicilio a anunciarme mi exclusin,cuyanovedad todava no mehaba sido comunicada oficialmente,para asegurarse de que no me escabullira de all. Tommi bicicleta para ir a la ciudad, llegar hasta el liceo y dict~r clase. En laentrada, en la portera, haba una pared reservada para los buzones de los profesores. Abr el mo. All encontr una pequea tarjeta plegada; he aqu su texto (conservo la ortografa original):

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CUANDOLEGULBARRIOATINO,l comienzo de los aos treinta,luego de egresar del liceo Carnot, donde haba cursado desde elprimer grado, llamado enj ntinehasta el bachillerato, fue paraingresar en el curso preparatorio para las grandes co les en el liceo Louis-le-Grand, situado al lado del College de France. Preparaba al mismo tiempo una licenciatura en Filosofa en la Sorbona, justo enfrente. no obstante, en mi espacio de trabajo, devida poltica, de placeres, el College segua siendo un lugar externo, ajeno. No formaba parte de mi universo de estudiante.Slofui hasta esa institucin una vez, en 1932o 1933,para escuchar a Pierre [anet. Creo que ese da presentaba, adems de otrosmodelos de comportamiento, lo que llamaba la conducta de lacanasta .

En relacin con las enseanzas impartidas en la Facultad deLetras para obtener el diploma de Psicologa,eso era nuevo, excitante e incongruente comouna incursin en un pas extico.Despus de la guerra, mispuntos de anclajeenel trabajo de investigacin han sido la Sorbona, la Bibliotheque Nationale de la calledUlm y,en especial, antes de que enseara all, la colePratiquedes Hautes tudes.Algunos directores de estudio, cuyos seminarios yo segua,tambin se desempeaban enfrente comoprofesores del Collegede France, pero yo no cruzaba la calle.Georges Dumzil era unode esos maestros. Lovisitaba en su casa, calle Notre-Dame-desChamps, mientras l navegaba en su escritorio entre pilas de li-bros revistas, hasta en su mesa de trabajo.Yoredactaba regularmente las reseas de sus obras para elourn al d e s yc ho lo gie solamostrarle mis recensiones antes de que fueran publicadas para recibir sus observaciones.

RECUERDOS DE UN COLEGIAL


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l

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1 1 1 , : 1 1 ' , . ' ' , I NiIII~~ I1 1 1 ', i I I I i ) ~, ~ . I I . I II

11I1

No ESFCILablar de la muerte heroica en Grecia. Uno no sabeverdaderamente por qu punta comenzar ya que son muy nume-rosas. Lo ms simple es empezar por el personaje que encarna anuestros ojos y tambin a ojos de los griegos el ideal del hombre yla muerte heroicos: Aquiles. En los relatos que lo mencionan noslo en la l ada sino tambin en las historias legendarias que noshan sido transmitidas por otras fuentes el dilema se plantea clara-mente a propsito de una eleccin casi metafsica entre dos for-mas de vida opuestas.Aquiles es el hijo de un simple mortal Peleo y de una diosaTetis.Zeus y Poseidn queran desposar a Tetis o al menos unirsecon ella. Cuando Promete o les hace saber que el hijo de Tetis serms fuerte ms brillante ms sobresaliente que su padre ellos re-nuncian a ella. No quieren que hijos ms poderosos que ellos rea-nuden en la nueva generacin la guerra entre los dioses. Es unaley de la mortalidad que implica que cada generacin debe nece-sariamente ocupar el lugar de la precedente como las olas delmar. Para evitar ser destronados por sus hijos los dioses envan aTetis entre los humanos y la ofrecen a Peleo. La diosa no est muyde acuerdo y por eso adopta toda clase de formas para escapar deesta unin hasta que finalmente se transforma en jibia en sepiaporque al ser atrapada arroja una tinta y se vuelve invisible. PeroPeleo la acorrala en una toma absolutamente ineludible y tiene unhijo con ella Aquiles. ste en efecto es ms fuerte que su pa~reel viejo Peleo y el ms fuerte del mundo. Es una suerte de heroemaravilloso invencible aunque igualmente encarna eso que losdioses han querido evitar: la ley de la sucesin de las generacio

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AQUILES LIDEALDELHOMBREEROICO

L MUERTE HEROI ENTRE LOS GRIEGOS

bajo de alumbramiento mental l mismo alumbra que es algomuy diferente. No nos ofrece un espectculo de las dificultadescon que se encuentra expresando en nuestro lenguaje erudito lassignificaciones de complejos textos indios cuya lgica no nos re-sulta familiar; lnos hace ver los segundos planos que dan espesoral texto y que establecen un tejido de relaciones entre cosas que pa-recen ajenas entre s. lno imita esta tarea; l est dentro y la resti-tuye por la palabra. He conocido poca gente que me haya transmi-tido este mismo sentimiento de gravedad de riesgo y de felicidad.En la pareja que forman el maestro y el discpulo la relacin amenudo me ha parecido menos jerrquica que recproca. Cuandono se trata de que uno ensee por un lado y el otro aprenda porotro sino de buscar una comprensin en comn es difcil decidirquin de los dos da y recibe ms.

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este plano, cuando afirmo que elmito en general no existe, tomoATRAVESAR FRONTERAS6


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LAMEMORIAo est en nosotros como un rgano que cumple unafuncin delimitada y precisa. Bajoese trmino, englobamos acti-vidades mentales mltiples, operaciones intelectuales diversascuya finalidad y cuyos modos de funcionamiento no son idnti-cos, aun cuando se trata, por lo general, de procedimientos queapuntan a actualizar en el pensamiento informaciones que no es-taban presentes en el campo de la conciencia, como si se tratasede saberes impersonales la Tierra es redonda, 2 ms 2 es 4 , detextosmemorizados poemasque me recitoa mmismo , de acon-tecimientos del pasado de los cuales aprend que efectivamentesucedieron, de recuerdos de mi vida personal que evoco en susingularidad. Como toda actividad humana, esas operaciones seadquieren y cobran forma mediante un aprendizaje, un adiestra-miento mental que, para orientar la mira del espritu en direc-cin de lo que no est presente, utiliza tcnicas, marcas, marcosvariables en funcin de las herramientas mentales propias decada cultura.

Lasactividades de lamemoria que apuntan a hacer presentelo que no est son construcciones ligadas a contextos histricos.Hay una historia de lamemoria.

Algunos ejemplos para hacerme entender. Trasladmonos auna civilizacinsin escritura, una cultura puramente oral. As eralaGreciaarcaica,entre los siglosxYVIII, antes de la adopcin y ladifusin de la escritura alfabtica.Los grupos humanos no dispo-nen entonces de ningn documento ni archivoso estado civil quedeterminaran el estatus social de las personas. Genealoga, filia-cin, lazos de parentesco, matrimonio, propiedades, catastro, re-glas institucionales,nada se apoya sobre testimoniosescritos,todo

HISTORIA DE LAMEMORIAYMEMORIA HISTRICA

Es exactamente as. Por qu estoy en contra de las teoras deEliade?Porque en su visindel mitohay una dimensin mstica,yno un esfuerzo de anlisis racional.

S existe una dimensin mstica en la obra de Eliade que es franca-mente antirracionalista

posicin contra quienes, como Eliade, han elevado al mito a unacategora absoluta; todo mito sera as una variante de un mitom~tricial del retorno a la forma embrionaria y a los orgenes delUniverso,lo que considero totalmente falso: hay una multitud derelatos diversos, quehablan de cosasdiferentes.


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todoelmundo. Se puede estarenelorigende una accinintensaque implique fuertes responsabilidades y consecuenciasserias,sin experimentar ningn sentimientopersonal, incluso sin sen

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superacindel dolor;2)la separacinde la voluntad y del acto;3)el hombre contra el tiempo, la construccindel presente el

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7 Ignace Meyerson Le s F o n c ti o ns p s y ch o lo g iq u e s o p cit. p. 155.

tirse.Durante la accinse tiene la preocupacinde la eficacia,yaqu la dificultadno suscitaen absolutoun anlisisreflexivosobre smismo,sinoque aumenta la preocupacinpor la eficacia.Es, tal vez, cuando la accines ms intensa y ms cargada deconsecuenciascuando se sientemenosel yo , se est incorporado. sus efectos,los ms intensamente queridos, no se nospresentan comonuestros y nos sorprenden: cmoes posibleque elverbosehayahechocarne?

Elproblemano esms simplepara lossentimientosligadosal yoque acompaan o siguen la accin.Amenudo seha exaltadoelsentimientode ser causa,la alegrade ser causa.Seha tendido aproporcionar ese sentimientosegn la intensidad de la accin.No es seguro que eso sea exacto;en todo caso, que lo sea para

Al leer esos textos pensamos, comoMeyerson y con l, que debehaber una historia de la voluntad, as como hay una historia de lapersona . A diferencia de lo ocurrido con la segunda, a cuyas diversas lneasy etapas mltiplesMeyersonsededicenel tercercaptulo de L e s F o n ct io n s p s yc h ol og iq u es y en el volumen dedicado alos P ro bl me s d e la p ers on n e la historia de la voluntad no ha sidoabordada por dicho autor.Latarea lepareca muchsimoms difcilde realizar , locualpuede apreciarseen sus notas y en lamismafrmula que compara ambas empresas: h ay una historia de la persona y d e be h a be r una historia de lavoluntad. Entre las dos puedensuponerse, si no paralelismos, al menos ciertas convergencias: enmuchos casos,Meyerson nota entrecruzamientos. Sien la magiaest prohibido todo lo que espersonal, entonces--escribe-,lagentica de la voluntad encuentra en ese punto la gentica de la persona. Sin embargo, las cosas son ms complicadas. En el transcurso de la guerra, la fraccinnegativa , la voluntad de destruir, deanular al otro, tomar dimensiones gigantescas,monstruosas. Despus demarzo de 1941,Meyersonno seplantear ms la preguntaqu hacer? , sino que se encontrar personalmente comprometido con la accin,sumergido en ella, con sus tareas, sus responsabilidades, sus riesgos,para construir una muralla positiva contra elmal. Entonces, su experiencia ser muy distinta. En 1948escribeesas lneas,que suenan comouna confidencia:

contrato,etc.).Lavoluntadesten elcrucede estostrescaminos.Aspresentadas, estas cosasprobablementeno tengannin

gn sentido.

Divinidades que se oponen por ciertopero que tambin sonindisociables Un componente de Hestia pertenece a Hermes una179ACIENDO CAMINO


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parte de Hermes remite a Hestia Essobreel altar de la diosa en elhogar de las vivendas privadas y de los edificiospblicos dondesegn el rito son acogidos alimentados y albergados losextranje-ros que vienen de lejoshuspedes y embajadores Para que hayaverdaderamente un interior es preciso que ste se abra hacia elexterior para recibirloen su seno Ycada ser humano debe asumirsu parte de Hestia y su parte de Hermes Para ser uno mismo espreciso proyectarse hacia lo que es extranjero prolongarse en ypor l Permanecer encerrado en su identidad es perderse y dejarde ser Unose conoce se construye por el contacto el intercambioel comerciocon elotroEntrelas riberasde lomismo y de lo otro elhombre es un puente

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Este texto solicitado para el quincuagsimo aniversario del Consejo deEuropa est inscrito junto a otros sobre un mojn del Puente de Europa queune Estrasburgo Kehl.

CRUZAR UN PUENTE traspasar un ro atravesar una frontera esabandonar el espacio ltimoy familiar donde uno est en su sitiopara penetrar en un horizonte diferente un espacio extranjerodesconocido donde se corre el riego al confrontarse con el otrode descubrirse sin lugar propio sin identidadPolaridad pues del espacio humano hecho de un interior yde un exterior Ese interior tranquilizador cercado estable y eseexterior inquietante abierto inestable fueron expresados por losgriegos bajo la forma de una pareja de divinidades unidas yopuestas: Hestia y Hermes Hestia es la diosa del hogar en el co-

razn de la casa Ella hace del espacio domstico que enraza enlo ms profundo un interior fijo delimitado inmvil un centroque le asegura al grupo familiar un mbito espacial y a la vez leconfiere permanencia en el tiempo singularidad en la superficiedel suelo seguridad frente a lo exterior Mientras que Hestia essedentaria encerrada entre los humanos y las riquezas que res-guarda Hermes es nmada vagabundo siempre listo para reco-rrer el mundo; l va de un lugar a otro sin detenerse burlndosede las fronteras de los cercos de las puertas que franquea porjuego a su voluntad Maestro de los cambios de los contactos alacecho de lbs encuentros es el dios de los caminos en los quegua al viajero el dios tambin de las superficies sin rutas de lastierras sin cultivo donde conduce a los rebaos riqueza mvil dela que l se encarga as como Hestia vela por los tesoros ocultosen el secreto de las casas

ATRAVESAR UN PUENTE

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INTERVENCIONES DE JEAN-PIERRE VERNANT


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PALABRASIMINARES:specialista en la Grecia antigua, al no ser unhistoriador de formacin sino un filsofo, mi presencia aqu parece ms desubicada que la de mi colega Agulhon. Sin embargo,desde el da en que me orient hacia una antropologa histricadel mundo antiguo, me enfrent a textos, a descripciones, a documentos y a imgenes cuya interpretacin no plantea problemasmuy diferentes a los que encuentra cualquier historiador.

Si hoy experimento alguna duda, es por otras razones. Ellasson esencialmente de dos rdenes. Asist a esta reunin a pedidode Raymond Aubrac; por consiguiente, a ttulo puramente personal. Pens que suceda lo mismo con cada uno de nosotros. Perome parece que los historiadores formaban, frente a los espososAubrac, un cuerpo cuya misin consista, en su espritu, en plantear a esos dos resistentes, en nombre de la historia, interrogantesque parecan causarles problema. Uno se encuentra as, desde elcomienzo, en una situacin que considero no slo desagradable,sino incorrecta y falsa. Ciertamente, los Aubrac no se han enfrentado a ningn tribunal, ni han sido convocados por un jurado,una comisin de investigacin, ni han sido sometidos a un interrogatorio, pero el carcter programado de las preguntas da anuestra reunin el aspecto de una prueba de verdad a la que ellosdeben someterse. Ahora bien, mi parecer sobre este punto es absolutamente claro. Sitengo preguntas para formular a los Aubrac, ira verlos y se las plantear cara a cara, de hombre a hombre tanto aLucie como a Raymond , en confianza, como sucede entre compaeros que han vivido juntos los acontecimientos cuyos recuerdos

DURANTE LA MESA REDONDADEL 17 DE MAYO DE 1997 ORGANIZADAPOR EL DIARIO LI R TION


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187en ese punto. Es preciso, sin embargo, bajo el pretexto de romperlos dolos, ceder a la tentacin de provocar a los ms grandes yvolverlos al tamao corriente, a la dimensin ordinaria? Los resis

objeto esencial de esta sesin deba ser, a mis ojos, dar una respuesta neta a las cuestiones que Raymond Aubrac formul desdeque tom la palabra. Se puede resumir la sesin en dos frmulas:los Aubrac han traicionado y entregado a sus compaeros de

ANEXOSATRAVESAR FRONTERAS86


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Lo que precede ha sido publicado en el cuaderno de i b r tio n del 8 de julio de 1997; los pargrafos siguientes, en la edicin de los das 12 13de julio,bajo el ttulo Faut-il briser les idoles? .

tentes no han sido hroes. A quienes han tenido la suerte de salirvivos, esa palabra, cuando se les adjudica, les causa horror. Cuntas mujeres he conocido, de todas las edades y condiciones, sinquienes la Resistencia no hubiera sido posible. Quin hablar dela firmeza de su carcter, su energa, su resolucin, su modestia?Sin embargo, eso no me impide afirmar, leyenda o historia, queLucie es un ser excepcional, incomparable a su manera, y que sedebe admirar en conjunto, tal como ella es y sin reservas.

combate? Dicen ellos la verdad? Sobre esos puntos -los nicosque verdaderamente cuentan-, la respuesta al trmino de los debates no deja ninguna duda.

Restan dos asuntos subsidiarios que causan problema y sobrelos que Raymond responde: Yo no s . Hay que sorprendersede esto? La experiencia me ha enseado que a lo largo de los acontecimientos histricos, en el comportamiento de los hombres, e incluso en lo que concierne a cada uno de nosotros, en sus motivaciones, hay preguntas que uno se formula, incluso sobre unomismo, sin poder resolverlas, y cuya respuesta es: yo no s.

Para ser franco, una cosame sorprendi a lo largo de estos debates. Me ha parecido -sin estar seguro de que esta impresin estfundada- que en los historiadores se manifestaba cierta hostilidadhacia los Aubrac. Me he preguntado cules podan ser las razonesde ello. An no estoy seguro de nada. Pero emito dos hiptesis.Los historiadores consideran que, si no la Resistencia, al menos lahistoria de la Resistencia es un asunto de su competencia. Ella lespertenece. Ymiran con recelo a los que pretenden, fuera de ellos,mediante el relato de su experiencia personal, convertirse en ciertomodo en los defensores oficiales de lo que ha sido la Resistencia.La envidia debe hacerles cosquillas, cuando se presenta la ocasin,al reubicar a los impertinentes en su lugar. Los historiadores tambin saben que, fuera de las grandes figuras emblemticas que handesempeado para la memoria social un papel ejemplar, de dimensiones casi legendarias, existen centenares y millares de hombres y de mujeres de los que no se habla y que han dado prueba deun coraje, una entrega, una abnegacin comparables. Tienen razn

ANEXOSfrancaise d histoire des sciences de l homme, Crteil, 9 y 10 d.emarzo de 1995, bajo el ttulo Deux indits retrouvs dans les archives: U doit y avoir une histoire de la volont , publicado en Pouru n e p s y ch o lo g ie hi storique. H o m m a g e I g n ac e M e y e r so n bajo la direc

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FUENTES


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cin de Francoise Parot, Pars, PUF,1996. - ATRAVESARNPUENTE:texto solicitado por el Consejo de Europa, inscrito con otros so~re elPuente de Europa que comunica Estrasburgo con Kehl: pubhcadoen cr ir e l e s f r on t ie r es. L e P on t d e l E u ro p e Estrasburgo, Editions duConseil de I Europe, 1999.

UN TIEMPOREBELDE:ndito. - RECUERDOSDEUNCOLEGIAL:ublicado en L e D is cp le e t s es m a iir es . P o ur C h ar le s M a la m ou d bajo la direccin de Lyne Bansat-Boudon y [ohn Scheid, Pars, Seuil, L eG en r e h u m ai n 37, 2002, pp. 99-103. - LAMUERTEHEROICAENTRELOSGRIEGOS:onferencia pronunciada en Nantes en 2001. - ENTREEXOTISMO FAMILIARIDAD:ntrevista de Bernard Mezzadri, publicadacon el ttulo Mythes et popes en Crece ancienne: entre exotismeet familiarite , en H om re bajo la direccin de B. Mezzadri, Eur openm. 865, mayo de 2001, pp. 284-320. - HISTORIADELAMEMORIAMEMORIAHISTRICA:onferencia pronunciada en el coloquio Mmoire et histoire , Acadmie universelle des cultures, 23 de marzode 1998, publicada en el volumen P o u rq u oi s e souvenir? Pars, Grasset, 1999, pp. 23-27. - ESPACIOCIUDAD:onferencia pronunciada el13 de junio de 1996 en Heidelberg, publicada en el V olum e dh o m m age en lhonneur de G u y -M i ch e l S a un ie r Atenas, 2002, pp. 475-481.- NACIMIENTODELOPOLTICO:publicado bajo el ttulo Les citsgrecques et la naissance du politique , en A xes et m ih od es d e l h ist o ir e pol it i que bajo la direccin de Serge Berstein y Pierre Milza, Pars, PUF,col. Politique d aujourdhui, 1998, pp. 7-12. - UN GRANODEARENA:discurso de recibimiento del diploma de doctor honoriscausa de la Universidad Masaryk de Brno (Repblica Checa), el 3de octubre de 1998. - PENSARLADIFERENCIA:ublicada bajo el ttuloPenser la diffrence pour penser la Crece , en D e s m o s. Le lennm. 10-11,2002, pp. 78-86. - DEBEHABERUNAHISTORIADELAVOLUNTAD :onferencia pronunciada en Crteil, luego de las jornadasde Hommage Ignace Meyerson , organizadas por la Socit

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ALGUNOSTEXTOS,ublicados anteriormente, han sido modificadospara esta edicin.

EL AUTOR

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L es O r ig in es d e la p en s e g re cq ue Pars, PUF,col. Mythes et religions,1962; ed., col. Quadrige, 1990 [trad. esp.: L os o rg en es d elp e ns am i en to g r ie g o Barcelona, Paids, 2007].M yth e et p en se ch ez les G recs. tu d es d e p sy ch o lo g ie h is to ri qu e Pars,Maspero, col. Textes l appui, 1965;nueva ed. aumentada, LaDcouverte, 1985 [trad. esp.: M ito y pensam iento en la G reciaantigua Barcelona, Ariel, 1993].M y th e e t tr ag d ie e n G r ec e a nc ie nn e con Pierre Vidal-Naquet), Pars,Maspero, col. Textes l appui, 1972; 7a ed., 1989 [trad. esp.:M ito y tra ged ia en la G rec ia a ntig ua 2 vols., Barcelona, PaidsIbrica, 2002].M ythe e t so ci t en G rec e a ncien ne Pars, Maspero, col. Textes lappui, 1974; s ed., col. Fondations, 1988[trad. esp.: M ito ys o ci ed a d e n l a G r ec ia a n ti gu a Madrid, Siglo XXI,1994].L es R u se s d e l i n te ll ig e nc e. L a m eiis d es G recs con Marcel Detienne),Pars, Flammarion, col. Nouvelle bibliotheque scientifique,1974;2a ed., col. Champs, 1978 [trad. esp.: L as a rtim a as d e lai nt el ig e nc ia : l a m e ti s d e l os g ri eg o s Madrid, Taurus, 1988].R e li gi on g re c qu e r e li gi on s a n ti qu e s Pars, Maspero, col. Textes l appui,1976.Religion hisioires raisons Pars, Maspero, col. Petite collectionMaspero, 1979.

PRINCIPALESBRAS

JEAN-PIERREERNANTue profesor honorario en el College deFrance.


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Herdoto: 119 144 n. 157.Hesodo: 55 81 86 110 116 119 122.Hipias de lide: 129.Hipdamo de Mileto: 134.Homero: 85 98 119 120 128.

ATRAVESAR FRONTERASParmnides: 123.Peschanski Denis: 51 n.Ptain Philippe: 29.Platn: 26 76 85 90 97 98.Poggioli: 46.

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Weber Max: 80.WilI douard: 52 57.Wolikow Serge: 51 n.

Veillon Dominique: 50 n.Vergs Jaeques: 49 184 185.Vemant Adolphe: 43.Vernant Claude: 34.Vernant [acques: 42.Vernant Jean: 43.Vemant Jean Pierre: 11 n. 19 n.26 n. 37 41 47 n. 50 n. 88 n.100n. 150 n.Vernant Pierre: 43.Veyne Paul: 124 125.Vidal Naquet Pierre: 60.

Thierry seudnimo de Jean PierreVemant:37.Tixier seudnimo de [ean PierreVernant: 37.Tucdides: 119.

Sainclivier Jaequeline: 51 n.Simoni: 46 47.Sofri Adriano: 61.Soln: 145.

Racine Jean: 114.Ravanel: 30.Ricoeur Paul: 32.Rivier: 45 47.Rivier Andr: 98.Romilly Jaequeline de: 66 88.Rossi: 44 45 47.Rousso Henry: 50 n. 57 n.

Nahimovitch Lida: 34.Needham [oseph: 114.Nil Duplan: 30.Nogueras Henri: 46 n.

Malarnoud Charles: 69 150n.Marcot Prancois: 51 n.Marx Karl: 30.Maspero Francois: 61.Mauss Mareel: 154.Menandrio: 144.Meneherini Robert: 51 n.Meyerson Ignaee: 26 27 31 90 159164 166 167 176 177 n.Mezzadri Bernard: 88 n. 121n.Mirandola Pico della: 130.Modigiliani Jeanne: 44 47.Mouin Jean: 49 53 58 185.

Laborie Pierre: 51 n.Lacomrne seudnimo de Jean PierreVemant:37.Ledue Vctor seudnimode Valdemar Neehtsehein: 44 48.Leibniz Gottfried Wilhelm von:90 113.Lvi Strauss Claude: 66 118 119.Leyritz Cheneaux de: 45.Lion: 46.Lloyd Geoffrey: 114.Loraux Nicole: 20.

[anet Pierre: 65 160 165 166.Jenofonte: 76 98.Jougla seudnimo de [ean PierreVemant: 37.Juana de Arco: 31.

Hubert Henri: 154n.Humboldt Wilhelm von: 165 167 168.Hytier Jean: 162.Polerates: 143.Poncio Pilatos: 41.Prost Antoine: 50 51.Pujol:36.


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Esta edicin de tr ave sar frontera sde Jean Pierre Vernantse termin de imprimir en el mes de agosto de 2008en los Talleres Grficos Nuevo Offset VieI1444Ciudad de Buenos Aires Argentina.

Vernant Atravesar fronteras. Entre mito y política II

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