Viaje adi

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Escrito por Ruperto Castillo Princesa, alias ADI

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Escrito por Ruperto Castillo Princesa, alias ADI

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El viaje de ADI a Nicaragua

1. VOLANDO POR EL MUNDOSalí de Menorca en mi avión-cohete Supersónico hasta Lisboa (Portugal), donde paré un poquito

a descansar y a prepararme para cruzar el gran Océano Atlántico.Suerte que me encontré con las Islas Azores, en medio del océano y pude aterrizar allí, para

comer un poquito y dar un paseo, pues tenía las piernitas tiesas de no caminar.Bien animado, seguí mi viaje hasta Miami, que está en los EEUU. Luego dando un saltito hasta

Cuba, me acerqué a mi destino. Y ya…. volé por último hasta Managua, la capital de Nicaragua.

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Esta es una foto que tomé cuando me estaba acercando a

Miami. Se veía un mar bien azulito, el Mar Caribe.

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Y aquí estoy, viajando en mi avión-cohete, en medio de algunas nubes y en un bonito cielo. ¡Qué contento voy!

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2. LLEGADA AL AEROPUERTO DE MANAGUADejé mi avión-cohete Supersónico aparcado en la pista del aeropuerto y salí a

fuera. ¡QUÉ GRAN CALOR SENTÍ! Aquí hace más calor que en Menorca.-pensé.

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3. DE PASEO POR LA CIUDAD DE MANAGUA

Le pregunté a un señor donde podía tomar un bus para ir al centro de la ciudad, Managua. Y fue así como aprendí algunas cosas.

El señor me explicó que Managua en realidad no tenía centro; pues fue destruido por un terremoto que hubo en la ciudad hace bastantes años, en el 1972.

Luego, la ciudad se volvió a construir sin demasiado orden.Bien, le dije al señor: ¿entonces, me podría indicar donde tomar

un bus para dar un paseo por la ciudad?¡Como no!, ahí mismito al lado de ese “palo”. Por allá pasa la ruta

123 y pega una gran vuelta por todo Managua.- me contestó el señor muy amable.

¡Huy!, como hablan aquí, no suena como en España.- me dije. Y yo no veo ningún palo.- pensé.

- Señor, qué palo, no veo yo ningún palo.- Sí, ese de ahí, ¿no lo ve?.- Pues no, no lo veo.- Bueno, ya lo acompaño para que lo vea.

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El señor me llevó hasta un árbol con una sombra bien fresca.- Mire, acá esta el palo.- ¡Aaaahhh, ya entendí! ¡Un palo es un árbol en Nicaragua!- Uhh, como hablan estos nicaragüenses. Voy a tener que aprender.- pensé.

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Llegó el bus y me subí. Iba a gran velocidad y lleno como una lata de sardinas. Todos apretaditos y qué calor. Una señora muy amable me dejó un espacio al lado de la ventana para sentarme.Así pude contemplar las calles y la gente en la ciudad.

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Me quedé algo asombrado viendo la ciudad.¿Qué os parece que me sorprendió más?¿Qué veis en estas fotos?

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Entonces empecé a pensar que tal vez había más diferencias entre Nicaragua y Menorca de las que me había imaginado. Y que tendría que prestar mucha atención en mi viaje a todo lo que iba viendo, conociendo….

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MAPA DE LA CIUDAD DE MANAGUA

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Después de un largo paseo, el bus llegó hasta el Lago de Managua (XOLOTLAN) y se paró enfrente de un embarcadero, que le llaman el “Puerto de Salvador Allende”.Había bancos para sentarse y unas sombrillitas. Miré un cartel que anunciaba paseos en barco por el lago y fui a comprar mi ticket para subirme.

LAGO DE MANAGUA

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Al bajar del barco recibí una llamada en mi mini-teléfono, era vuestra maestra Ángela.

- Hola ADI, ¿cómo estás? ¿Has tenido buen viaje? - Sí, todo ha salido estupendo.- ¡Qué bien!, y ¿dónde estás ahora?- He ido a dar un paseo por Managua. Ahora estoy en el puerto

Salvador Allende.- Fenomenal, yo estoy cerca de aquí. Ahora llego a buscarte y

vamos a comer juntos.Al cabo de 10 minutos llegó la maestra Ángela. Nos dimos un

fuerte abrazo. ¡Qué alegría teníamos de encontrarnos en Nicaragua!

Entonces partimos en un taxi hasta la casa de su amiga Mª de Lourdes, donde vuestra maestra estaba viviendo.

- Ya vas a ver.- me dijo Ángela- te va a encantar mi amiga y su hermanita Tina que vive con ella. Mª de Lourdes trabaja ayudando a muchas familias y especialmente a niños y niñas que en casa sus papás no tienen para que vayan a la escuela.

En Nicaragua, la mayoría de las personas viven con muy poco y en muchos casos no tienen suficiente para vivir. Aún así, muchas veces saben ser más felices que nosotros.

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Dejamos la carretera para entrar en un camino de tierra. Por aquí está la casa de mi amiga Mª Lourdes. – me dijo Ángela.

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Me quedé viendo las casitas que había en el camino. Todas eran bien humildes. Estaban construidas con bloques de cemento y láminas de zinc en el techo.

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Mientras pasamos me llegó un olor a asado. Le pregunté a Ángela: ¿qué es esta olor a comida?- Mira Adi, fíjate en esas mujeres; de allí viene el olor. Están haciendo tortillas de maíz para luego venderlas. Aquí se comen a diario.- Y ¿cómo son?- Tal vez tiene Mª de Lourdes para comer y las pruebas.Y en esa charla, sin darme cuenta, ya estábamos en casa de Mª de Lourdes.Por cierto, al taxista le costó bastante llegar hasta la casa, pues el camino estaba en muy mal estado, lleno de hoyos por allí donde la lluvia había arrastrado con fuerza la tierra.- Está lloviendo mucho aquí en esta época.- me explicó la maestra Ángela.- Aja….

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La amiga Mª de Lourdes nos estaba esperando a fuera, con su hermana Tina. Su casita estaba envuelta por un lindo jardín.- Bienvenido Adi, que alegre conocerle. La Angelita me ha hablado mucho de vos. Sos un personaje muy popular. ¿Y cómo le fue el viaje en su avión-cohete, cansado? - me dijo con voz dulce la amiga Mª de Lourdes.- Muy bien, muchas gracias. Es un placer conocerle. Y ella, ¿es su hermanita Tina?- Sí, es algo “vergonzosa”. Tina, saluda por favor al señor Adi.- Hola Adi, ¿cómo lo fue el viaje? – respondió Tina.- Vamos, pasad por favor adentro. Vamos a almorzar. Seguro que llevan hambre.Y entramos en la casita de Mª de Lourdes. Su hermana Tina nos trajo unas sillas para sentarnos en la mesa.

Me tomé esta foto en el jardín de la casa de Mª de Lourdes.¡Qué bonito jardín! Estaba lleno de plantas exóticas.

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Mª de Lourdes nos ofreció una comida bien rica y típica de Nicaragua: nacatamales.Por fuera son como un paquetito envuelto con hojas.

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Y así se ve cuando lo abres. Están hechos con maíz, verduritas y carne de cerdo.UMMMM., ¡qué rico estaba ese nacatamal!

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También nos había preparado un “fresco de pitahaya”. Un fresco es como un jugo que se hace con fruta, un poco de agua, azúcar y hielo. Este tipo de pitahaya es propia de Nicaragua. Su color es espléndido.

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4. DE EXCURSIÓN A LA PLAYA DE POCHOMIL

Al día siguiente, la amiga Mª de Lourdes nos invitó a ir de excursión a la playa de Pochomil.- Angelita, el señor Adi tiene que conocer Nicaragua. Vamos a llevarle hasta la playa de

Pochomil, está cerca. No dilata mucho el viaje. ¿Le parece bien señor Adi? – me preguntó Mª Lourdes.

- Sí, encantado de que me lleven de paseo. Un baño en la playa me sentará muy bien, pues estoy un poco acalorado.

- Pues entonces, alistémonos. Y al cabo de un rato ya estábamos en camino. Fuimos en la camioneta de una amiga de Mª de

Lourdes.

Llegando a la playa de Pochomil

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La playa de Pochomil era muy larga y abierta. Se podía caminar y caminar y pareciera que uno no llegara al fin. Siempre había olas y éstas llegaban muy adentro y luego se retiraban dejando mucha arena descubierta.Decidí ir a tomarme un bañito.- Señor Adi, vaya con cuidado, no se meta muy adentro, aquí es peligroso el mar - me dijo Mª de Lourdes.- Gracias señora Lourdes, no se preocupe, ya voy con cuidado. Es emocionante para mi. Voy a bañarme por primera vez en el Océano Pacífico.

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Qué contento iba con mi bañador y mi gorrito. Ahora voy a refrescarme, después de tanto calor.- pensé. Pero cual fue mi desilusión. Cuando entré en el agua, la sentí bien caliente. ¡Ay! Y ahora, como lo hago para estar fresquito. Y en eso, además me pica un cangrejito que andaba por allí. Y me salí corriendo…Pero amigos, luego sí me divertí. Por allí iban unos señores con caballitos para alquilar.

El paseo en un caballito costaba 70 córdobas (la córdoba es la moneda de Nicaragua). Ángela me dijo: Adi, súbete en uno, ya te invito yo.

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Después de ese bonito paseo por la playa montado en el caballito, fuimos con Mª de Lourdes a una especie de terraza de un restaurante abandonado. Allí buscamos una sombra para sentarnos y comer un poquito.Fijaos en esa palmera con

cocos.He visto en Nicaragua a niños

subirse a una palmera como esa, arrastrando sus piernitas por el tronco. Y qué rápido suben.

Yo quise hacerlo, pero me patinaba y me iba para abajo…

Pasamos un bonito día en la playa de Pochomil. A las cinco ya regresábamos para la casa de Mª Lourdes, en Managua, pues en Nicaragua oscurece pronto, como a las 6 de la tarde.

En el mapa de la página siguiente vais a ver donde está Pochomil. Lo señalé con una flechita roja. ¿Ya la véis?

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5. VISITANDO MASAYA

Era lunes y la amiga Mª de Lourdes y la maestra Ángela debían ir a Masaya por una reunión de trabajo.

- Señor Adi, acompáñenos por favor hasta Masaya y se da un paseo por allá. Le va a gustar.- me sugirió Lourdes.-

- Está bien, siempre me gusta conocer. Voy con ustedes.- le respondí.

Masaya es un pequeño municipio que está a unos 27 kilómetros de Managua. La ciudad está situada al lado de una bonita laguna que lleva el mismo nombre y al pie de un volcán, conocido también como el volcán Masaya (también llamado Popogatepe, montaña que arde en chorotega).

En el camino, la señora Lourdes me explicó que en Masaya se fabrica mucha artesanía que se vende en un mercado bien conocido.

- Debe visitar ese mercado, va a ver muy bonitas artesanías típicas de Nicaragua.

Cuando llegamos, Ángela me acompañó hasta el mercado ¡y cuántas cosas ví!

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Había muchas hamacas tejidas con hilos de distintos colores. En Nicaragua se confeccionan bonitas hamacas y es costumbre tenerlas en casa para echarse a descansar. - ¿Qué busca señor? .- me decían sin parar los vendedores del mercado cuando pasaba a su lado.- Gracias, gracias, sólo voy viendo.- les decía.En otros puestos tenían bonitas cerámicas, zapatitos de piel parecidos a unas chanclas, blusas y camisas de algodón con bordados, unas maracas hechas con cocos, etc…

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En la parte de afuera del mercado, había muchos vendedores que con varias canastas o cestos vendían en la calle frutas, verduras…

Me fijé en este niño, estaba ayudando a su mamá a vender esas frutitas. Adi.- me dijo la maestra Ángela.- aquí en Nicaragua muchos niños trabajan vendiendo, pues sus papás no ganan suficiente y los mandan a trabajar.

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Me quedé todo pensativo y algo triste. ¿Les quedaba tiempo a estos niños para ir a la escuela, para jugar?

Dejamos el mercado y nos fuimos a visitar la laguna de Masaya. A lo lejos se divisaba el volcán, que está activo.

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Un viejito muy amable que andaba por el mirador de la laguna me explicó una bonita historia sobre su origen.

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La historia es conocida como “El llanto de la serpiente” y dice así:

“Una serpiente encantada vive en las aguas de la laguna de Masaya, y hay quienes dicen que la han visto flotando y la describen con barba larga y cachos. Dos jovencitas enamoradas del hijo del cacique Tenderí, pero solo una correspondida, la princesa de Jalata.  La mujer desdichada se juntó con otras tres amigas para conquistar al hijo del cacique. Y en busca de fortuna visitan a una adivina quien les dice que arriba en la montaña ubicada donde ahora es la laguna de Masaya, vive una serpiente que mantenía encantado al hijo del cacique y mientras la serpiente viviera, el amor del joven nunca sería de otra mujer. Para lo cual tenían que amarrar a la serpiente en el tronco de un árbol de Guásimo con los cabellos de las cuatro mujeres hasta que la serpiente muriera y se rompiera el encanto. Una vez amarrada, la serpiente comenzó a llorar y llorar pero nunca murió y fue tanto su llanto que sus lágrimas formaron lo que hoy es la laguna de Masaya”.

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Mirad que árbol tan enorme.En Nicaragua hay muchos árboles y pueden llegar a ser muy altos.

VOLCÁN MASAYA

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6. DE LAGO EN LAGO, HASTA “LA LAGUNA DE APOYO”

Fuimos a buscar a Mª de Lourdes y aprovechamos para seguir conociendo bonitos lugares.

- ¿Le gusto Masaya, señor Adi? – me preguntó Lourdes.- Sí, mucho.- Vayamos hasta el mirador de Catarina, nos queda cerca del camino

de regreso. Desde allí se contempla la Laguna de Apoyo. Llegamos y me quedé fascinado. Qué bonita se veía la laguna. Y a lo

lejos me pareció ver el mar y pregunté:- ¿Qué es eso?- Es el lago de Granada, el más grande de Nicaragua.- me respondió

Ángela.- Uyyy, ¡cuántos lagos hay aquí!- “Nicaragua, tierra de lagos y volcanes”, así es conocida.- me dijo

Mª de Lourdes.

Nos quedamos un ratito contemplando el paisaje y escuchando una alegre música de unos señores que andaban tocando sus canciones a la gente que paseaba por allí.

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7. EN “TICUANTEPE” Y EN LA RESERVA DEL “CHOCOYERO”De regreso por la carretera vimos un cartel que decía “Ticuantepe”.- Este es mi pueblo, señor Adi, aquí me crie.- me dijo Lourdes. ¿Le

gustaría conocerlo?- Pues claro que sí.- le respondí.- ¿Qué te parece Angelita si mañana acompañás al señor Adi a

Ticuantepe?- Me parece buena idea. Además también podemos visitar la reserva

del Chocoyero.Y así fue, a la mañana siguiente partimos en autobús vuestra maestra y yo hasta Ticuantepe. Cuando llegamos, dimos una vueltecita por el pueblo y fuimos a buscar unas “motitos” que te llevan hasta la entrada de la Reserva del Chocoyero.

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En la entrada del Chocoyero había una cabaña de madera, con unos panales que daban información sobre la reserva y la visita. Tuvimos que pagar un ticket para poder seguir adelante.- Vamos, Adi, vas a ver como te va a encantar el lugar.- me dijo Angela.Efectivamente, amigos, ese lugar era muy lindo. Parecía una pequeña selva. Ibamos caminando por senderos de tierra siempre envueltos y cubiertos por árboles y plantas muy bonitas. Llegamos hasta un lugar donde había una cascada.Se oía el agua bajar con fuerza. Me acerqué a refrescarme un poquito. ¡Qué rico!

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Qué preciosidad.- pensé. Luego Ángela me dice: ¿escuchas esos cantos, Adi? - Sí.- les respondí.- Mira allá en la pared, en los huecos hacen nido un montón de “chocoyos”. Son unos loritos pequeños. Ellos son los que cantan sin parar. Por eso le llaman a la reserva, el “chocoyero”.

También si vas en silencio y eres buen observador, puedes ver otros simpáticos animalitos en esta reserva.

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Ya de nuevo en casa, después de nuestra visita a Ticuantepe y el Chocoyero, estaba descansando un poquito cuando llegó una niña vecina de Mª de Lourdes. Le habían hablado de mi y quería conocerme. Se llamaba Eunice y en un abrir y cerrar de ojos nos hicimos muy buenos amigos. Ya sabéis, me encantan los niños.Eunice era una niña muy bonita, me tomé una foto con ella en

el jardín.