VII LA COIONIUCION A TRAVES DE LA HISTORIA

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VII LA COIONIUCION A TRAVES DE LA HISTORIA La obra de repoblación interior ^de España durante los siglos de la Reconquista, mientras se desenvuelve su personalidad his- tórica no tiene, para el fin que en este trabajo me propongo, in- #erés inmediato alguno. Se repoblaba, estableciéndose la po yla- ción en tierras agrfcolas o susceptibles de cultivo, que sobraban en España y que se concedfan como resultado de la conquista. Toda la Reconqvista es una obra de colonización y repo- btación continua, como se desprende de da rica colección de fueros y cartas-pueblas, que desde los prime7os momentos de la misma se otorgaron, hasta las pragmáti^cas de Feli^pe II, para la repoblación de la Alpujarra, después deC alzamiento, episodio póstumo de la Reconquista. Las cartas,pueblas son un conjunto de privilegios que se con- ceden a los que vinieron de otros lugares a repobfar lo ganado, "Poblar, dice Cárdenas en su clósica historia del Derecho de pro- piedad, significa pon^er en un territorio persona que Ilevase a él pobladores, bien de su propia familia, clientela y siervos, o bien de gente extraña, a quien se, ofrecfa como estfmulo tierras, ganados, montes, aguas, ^lil^ertades municipales, tributos módicos y o qu^ en aquellos tiernpos va^lfa mós que todo: protección y seguridad para las personas y propiedades. "'Asf, lo que cumplfa hacer al nu9vo señor era construir forta- lezas, levantar murallas, edificar templos; y asf, con esto, se con- sideraba el lugar medianamente seguro de las algaradas sarra- cenas y si se ofrecían buenas tierras de cultivo con alguna ven- taja en su disfrute, al punto acudfan pobladores." Este proceso de colonización, tan conocido de todos, se des- - 86 -

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LA COIONIUCION A TRAVES DE LA HISTORIA

La obra de repoblación interior ^de España durante los siglosde la Reconquista, mientras se desenvuelve su personalidad his-tórica no tiene, para el fin que en este trabajo me propongo, in-#erés inmediato alguno. Se repoblaba, estableciéndose la po ♦yla-ción en tierras agrfcolas o susceptibles de cultivo, que sobrabanen España y que se concedfan como resultado de la conquista.

Toda la Reconqvista es una obra de colonización y repo-btación continua, como se desprende de da rica colección defueros y cartas-pueblas, que desde los prime7os momentos dela misma se otorgaron, hasta las pragmáti^cas de Feli^pe II, parala repoblación de la Alpujarra, después deC alzamiento, episodiopóstumo de la Reconquista.

Las cartas,pueblas son un conjunto de privilegios que se con-ceden a los que vinieron de otros lugares a repobfar lo ganado,"Poblar, dice Cárdenas en su clósica historia del Derecho de pro-piedad, significa pon^er en un territorio persona que Ilevase aél pobladores, bien de su propia familia, clientela y siervos, obien de gente extraña, a quien se, ofrecfa como estfmulo tierras,ganados, montes, aguas, ^lil^ertades municipales, tributos módicosy ►o qu^ en aquellos tiernpos va^lfa mós que todo: protección yseguridad para las personas y propiedades.

"'Asf, lo que cumplfa hacer al nu9vo señor era construir forta-lezas, levantar murallas, edificar templos; y asf, con esto, se con-sideraba el lugar medianamente seguro de las algaradas sarra-cenas y si se ofrecían buenas tierras de cultivo con alguna ven-taja en su disfrute, al punto acudfan pobladores."

Este proceso de colonización, tan conocido de todos, se des-

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envuelve en condiciones y tierras de índole tal, que se salen delos fines que nos prapon^emos desarrollar en este momento.

, En una época ^posterior, que se extiende del siglo XVI aI XIX, 'se desarrolla una politica de colonización y repobfación interiorque ofrece ya mayor interés, y cuyos episodios ^principales son:

1.° La colonización de los despoblados de la Sierra de Jaén.2.° la repoblación de la Alpujarra.3.° la fundación de las nuevas poblaciones de Sierra Mo-

rena y los desrertos de La Parrilla y la Moncloa.4.° La ^de los despoblados de Sr^la^manca y Ciudad Ro-

drigo 117b91.5.° La calonización del Camino de Extremadura 11778).De ellos, los dos primeros participan del carócter que hemos

atribuído a los de la Reconquista y se desarrollan en tierrasapropiadas para el cultivo agrario.

EI de ios despoblados de Jaén, iniciado en el reinado de DoñaJuana, es la prolongación del proceso de repoblación y cultivode) valle del Guadalquivir, rea^lizado, no ya en las hermosas yfértiles vegas de aquél, sino en las laderas def intrincado labe-rinto de sierras existente entre Jaén y Granada, en donde seconfunden los ú^ltimos ramales y estribaciones de la Ilamada cor-dillera Ibérica con otros de la Penibética. •

Se fundaron varios pueblos, que hoy existen acrecentados,como son la Mancha Real, Valdepeñas de Jaén, Los Villares,Campillos de Arenas y otros, que fueron poblados con farniliasde Jaén en su mayor parte.

La repoblación de la Alpujarra fué consecuencia de la ex-pulsión de los moriscos, en 19 de marzo de 1570, de Granaday su vega, y después, a fines del mismo año, de los del vallede L^ecrin y^la A^apujarra, de las Sierras de Ronda y Marbella,en Málaga, y de las de Guadix y Baza.

Internados en Extremddura y Galicia, en La Mancha y Cas-tilla la Vieja los expulsados, fueron confiscadas sus tierras y q^ue-daron despoblados mbs de 400 lugares y sin cultivo grandesextensiones, que antes estuvieron cultivadas.

La Hacienda real, en un principio, las arrendó y hasta ^lasexplotó directamente; pero, en vista del fracaso de tal sistema,fi^bo que disponer una colonización en regla con fami^lias Ile-vadas de Asturias, Galicia y de las montañas de Burgos y León.

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Tiene un gran interés esta repoblación, desde el punto devista social y agrario, y de todos son muy conocidas svs vicisi-tudes, descritas singularm®nte par Costa.

Este caso de colectivismo agrario, que realiza por adelantadoel ideal de Henry George, y que fué basado en la nacionaliza-cibn del suelo sin indemnización, pago de un tributo anual enespecies a la Rea^ Hacienda, combinado tado ello con el sistemade cotos fijos indivisiblas, inalienabfes, inembargables, etc., fuétransformóndose, y después de muchos cambios, se facultó a lospobladores para librarse del censo perpetuo que cargaba sobrelas "suertes de población", que asf se denominaron fas conce-didas a cada poblador, y fué desapareciendo, absorbido porei régimen común de la propiedad, tan interesante ejemplar dela propiedad nacionalízada.

Aunque la Reconquista se dé por terminada con la toma deGranada por los Reyes Católicos, sin embargo, como decimosantes, pueden considerarse estos casos de Jaén y la Alpujarraepisodios consecuentes de aquélla en cuanto a la repoblaciónde España afecta. Ahora, el espfritu que preside en los intentosposteriores respecto a los fines que se propone todo proyectode colónización, son ya distintos.

Realizada la unidad nacional en el orden polftico, y des-lindado el territorio sobre el que aquélla había de desenvolverse,se echó de ver 1a poca densidad de su población y los grandesvac(os que de su extensa superficie era necesario ĉolmar, comoya hemos dicho anteriormente, y ya desde esta época es con-tinua haŝta nuestros dfas la preocupación de la necesidad decolonizar y repoblar el país, aunque limitada por la ^pugna deintereses económicos contrarios, como hemos apuntado en loscapftulos anteriores. Y esa idea.es continua y aun subsiste en losprogramas polfticos y sociales de muchos gobernantes, porquetodavfa no han dado con su solución definitiva.

Veamos la razón de ello. Parece que lo mismo que los inten-tos primeros de colonización fueron acrecidos y mejorados, de-bieran, con mayor razón por la experiencia adquirida, habersido los siguientes germen de un progresivo y creciente desarro-Ilo de la población española y del cultivo de su suelo, y, sinembargo, salvo alguna excepcián, como veremos, fracasan todoslos demás.

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LA COLONIZACION ILAMADA DE SIERRA MORENA.-Seacababa de construir la carretera general de Andalucía, qv^atravesaba la Sierra Morena por la garganta de Despeñaperros,y desde antes de Ilegar a ella se-axtendfa, en longitud no infe-rior a 50 kilómetros, un despoblado que dejaba el camino amerced de las hazañas y asaltos de los bandidos y ladrones,cuya historia es tan conocida de todos los españoles. Mós allá,entre Córdoba y Ecija, y entre esta población y Carmona, seencontraban también otros dos desiertos Ilamados de La Parri-Ila y La Moncloa, respectivamente, y ello indujo, indudablemente,a poblar aquellos territorios, para seguridad de los viajeros yde las mercancías que pasaban por la carretera,

Pero el pensamiento Ilevó desde este limitado y primer deseode colonización itineraria a otro mós general, y en las instruccio-nes de la Real Cédula, de 5 de junio de 17ó7, se señalan comositios a propósito para la repoblación "toda la extensión deSierra Morena, singularmente en los términos de Hornachuelos,Espiel, Fuenteovejuna, Alanis, el Santuario de la Cabeza, etc., y,generalmente, dondequiera que en el ámbito de la Sierra y susfaldas juzgase oportuno el Superintendente".

EI caso es que, por lo que a la Sierra se refiere, sólo se hizola colonización a lo largo de los caminos que la atravesaban,fundándoŝe en el de Andalucía !os pueblos de Aldeaquemada,Almuradiel, Santa Elena, Arquillos, Guarromán, Carboneros,La Cbrolina, y en los desiertos de La Parrilla y la Moncloa sefundó la Carlota, con otras aldeas que la circundan: Fuente-palmera y sus aldeas y la población de Luisiana, en término deEcija.

No he de referirme a ia historia ni a las condiciones de•ordenjurtdico y social, tan conocidas, de esta colonización.

Sf ine importa hacer notar que todo el plan colonizador dela Sierra Morena se limitó a la colonización itineraria, haciéndosecaso omiso de los otros sitios señalados en el apartado 25 dela Instrucción de la Real Cédula, y que desde el primer Inten-dente, e! famoso D. Pablo de Olavide, hasta el último-si bienes verdad que fueron hartos quebraderos de cabeza los quetuvieron con sólo atender a las constantes quejas y disensiones,intrigas y malestar general de las colonias-, no sólo no se ocu-pan de decir que pueden poblarse otros sitios de la Sierra Marió-

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nica, sino qúe, af través de1 infonne del úttimo Intendente, sedectara algo de lo que yo trataba hace tiempo de hatlar, parojustificar el poco adelanto y la limitación sufrida en los planescolonizadores de Sierra Morena.

Un Jibro publicado ^por el Ministerio de Trabajo, debido a lapluma del erudito escritor y funcionaria de aquel Ministerio dor^.Constancio B+9rnoldo d® Quirós, me ha comprobado el hechoque, desde un punto de vista geogr6fico y agrondmico, era pre-sumible.

No hace falta hoy tan siquiera recorrer las colonias funda-das; basta contemplar un momento él mapa geológico o el eda^fológico de España y se verá que se han fundado y viven lospueblos qus han tenido terreno apropiado; no se ha vuelto ahablar de otros términos, ni se ha colonizado, aunque se hoyaintentado, en aquellos que no han encontrado suelo adecuado.La colonización de Sierra Morena se ha limitado a los pocospueblos fundados en aquslla época sobre lo^ terrenos tri6sicoso miocenos, que son prolongación de los que forman el valledel Guadotquivir.

Pero siguen despobladas ^as enormes extensionés de las for-maciones cambrianas y silurianas que componen la Siarra Ma-riánica y sus estribaciones septentrionades y meridionales, asícomo las derivadas de las prime^ras, y que sin cambio algunocrogrófico se enlazan con los montes de Toledo, en la gran cur-va del Guadiana, entre 1as provirtcias de Ciudad Real y Bada-joz, prolongándose despGés, por un lado, hacia la provincia deSevilla y Huelva, y por otro, atravesando Cáceres, hasta CiudadRodrigo, en Salamanca.

Esta es la tierra Ilamada de los ^atifundios, la de Las Hurdes,ia de la mal Ilamada Siberia extremeña, (a de los grandes des-poblados, sin otros oasis que las zonQS mineras en ella descu-biertos; y siguiendo el mapa de nuestros suelos, aun por hacerse,se podrfa deducir que, de los puéblos fundados, sólo viven losque se crearon un terreno apropiado, aparte de que aquellosotros en que la riqueza minera y^e1 negocio de^l transporte, alo largo de tas carreteras, ha permitido o prolongado la exísten-cia de unas cuantas viviendas.

Hágase la estadfstica de (a población, no por provincias,como se hace de ordinario para estudiar coeficientes de creci-

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rniento o de inmigración; hógase estúdiando el suelo y el r^lieve;clasifiquese la población en pequeñas extensiortes, y es fáci^l .quelas gradaciones acusadas en la población relativa nos repro-duzcan las mismas extensiones, las mismas manchas que e! mapageológico, mejor dicho, edafalógico o del suelo español.

EI último de los Intendentes, D. P^dro Polo de Alcocer, dosaños antes de la abolición del régimen especial o de fueros deestas colonias, y, por tanto, de que entraran en el régimen ju-rfdico ordinctrio, en un documento inédito hasto que el Sr. 8er-naldo de Quirós ^lo hallara en la Carolina, dice, después deenumerar "'las quejas y clamores", que de un modo continuoexteriorizaban los colonos y las soluciones y remedios que sedieron en distintas ocasiones para callarlos:^"Todas las pperaciones y medidas benéficas realizadas por

1os anteriores Intendentes y por él no eran las que efectivamentepodían acrecentar la riqueza general de esta fundación, que esel objeto primero para el que se sostiene el privilegio de funda-ción, sf lo era lo que voy a manifestar.

"Es axioma infalible en agricultura que las tierras en sí, y por1as impresiones naturales del clima, varian en su indole por unadiferencia prodígíosa, siendo admirable la naturaleza hasta enlas facultades del hombre. Ning^n acierto conseguiró el que nohace este discernimiento. En un tiempo suficientemente abaste-cido de conocimientos agrícolas, 2cómo pudo cometerse en estafundación los mismos vicios que en los antiguos2 Aquf dondetodo el poder de un gran Monarca y la sabidurfa de su Go-bierno formaban de nueva planta un establecimiento, que mayoro más hermoso nunca se vió en Europa; aquf, digo, 2cómo secayó en tan visibles y vergonzosos errores dedicando las tierrasprincipalmente al cultivo de cereales, no siendo ellas para ellos,sino para las plantas2 Faltó, pues, esta inte^ligencia; y aun cuan-do se careciese de las luces necesarias para la plantificación detan principal establecimíento reinando la pobreza general, nuncase diá en la razón de ella.

"Visto !os terrenos, sospeché al instante que los trigos criadosen estas pobres y miserables tierras, en cantidad y calidad, de-bfan ser inferiores a los de las campiñas colindantes de la Man-cha y Ubeda; se hicieron varias pruebas de ellos, comparativasde unos con otros granos, y resultó de esta exacta comparación

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que el nuestro produjo menbs que los otros de 10 a 12 libras depan, mós áspero y menos blanco.

"Aunque había y comprobado fácilmente mis teorías agrfco-las del modo que dejo dicho, todavfa quise dar otro paso máspara asegurarme del éxito del plan que dentro de mi imagina-ción tenía yo trazado. Hice reunión de los colonos que me pa-recieron más a propósito para oir su dictamen y la conferencia.no fué larga, pues que todos unánimente convinieron ®n el acier-to de convertir e) sistema de siembras en plantios y en promoverlas ganaderías, por lo oportuno de las tierras para ambos ramosde riqueza.

"Con esto mi espíritu se Ilenó de un cafor y celo heroico, ytrasladándolo al papel, extendí mi plan, en 5 de enero 1815,fecha en que acredita el corto tiempo que gasté, cuatro meses,en conocer las tierras y sus intereses generales. Consistía mi pro-puesta: En convertir en todo género de plantíos las tierras de^poblaciones, con excepción de las que con tiempo y uso anteriorse hubiesen acreditado de ser buenos para granos."

Ello indica la poca estimación en que se tuvo, al disponer lacolonización, el que las tierras fueseñ v no aptas para ella: siservfan para el cultivo cereal o para el arbustivo, para el arbo-fado forestal o para pastos.

Nada tiene de extraño el hecho, en aquella época'en que setenfa la experiencia de haberse hasta entonces extendido el cul-tivo agrario por toda España, con éxito en general, porque hubotierras sobrantes para ello y aun no se había invadido el terrenode los bosques. Tampoco los conocimientos agronómicos deaquella época eran tan completos como los actuales.

A pesar de ello, los principales pueblos fundados se hallanen tierras susceptibles de cultivarse, y los que no lo están, hanpodido seguir viviendo por el desarrollo minero de la región ypor el negocio de los transportes a que se prestaba su situación.en la carretera.

Pero la colonización no pudo extenderse, ni se completó etintento o programa que se anuncia en las instrucciones de laReal Cédula, porque al separarse de los pocos pueblos funda-dos se inicia ya la gran zona a que antes nos hemos referido yque, en general, no es apta pdra. el cultiuo agrario, al menosen las condiciones fisicas y económicas actuales.

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Los terrenos que no•sirvieron para el cultivo tuvieron que vol-verse a dedicar a monte y pasto, según su condición natural, yel olivo sustituyó con gran acierto al cultivo cereal en casi todoe! resto.

LA COLONIZACION DEL CAMINO DE EXTREMADURA.,r-Diez años después de iniciada la colonización de Sierra Morenase prosigue, durante el mismo reinado de Carlos III, el plan decolonización itineraria, extendiéndolo al camino de Extremadura.

Abarcaba el plan de esta obra la colonización del despo-blado entre Plasencia y Trujillo y el proyecto de creación de laVilla de Encinas del Prfncipe.

La primera regla de este plan establecía que "en todo sitioen que se construya puente de nuevo, o halle construfdo, que es-tuviese en despob(ado, se fixaró alguncrpoblación, eligiendo elparaje mós sano" Il ► .

EI plan era tan amplio para el camino de Extremadura comoel de la carretera de Andalucia, pero su ejecución se redujo auna sola fundación insignificante y casi desconocida, por ser unpais mucho mós dificil a la colonización. Dice Bernoldo deQuirós:

' "Un puente tan sólo de los viejos de la solitaria Extremadura,el puente Ilamado del Cardenal, por su fundador, tendido sobreel Tajo, cerca de la confluencia con el Tiétar, el gran rfo longi-tudinal de la formidable Sierra de Gredos, fué con menguadareducción de las palabras de la Pragmática, el que, al cabo, viócumplida la real palabra.

"Hallábase este paso en el enorme despoblado de cerca de80 kilómetros que se extiende entre Plasencia y Trujillo, sin otrofoco de población humana más que Torrejón el Rubio, a mediocamino, aproximadamente, y el temido puerto de la Serrana;la legendaria serrana de la Vera, cantada por el romanceropopular, Ilevada a la escena por Lope de Vega y Vélez do Gue-vara, y estudiada críticamente por eruditos del pais, tales comoD. Vicente Barrantes y D. Vicente Paredes Guillén, entre otros.

"La serrana de ^la Vera ha podido muy bien no existir, peroel bandolerismo^en el puerto de su nombre, lo mismo que el de

Il ► Pueden verse otros pormenores muy interesantes en el libro "losReyes y la colonización", de C: Bernaldo de Quirós.

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Míravete y en la Sierra de San Pablo, todo ello dentro de Ex-tremadura, era una triste realidad, temida de los viandantes.

"Para asegurar el Puerto de la Serrana y el Puente del Car-denal, se fundó, pues, el pueblo al que se díó el pomposo nom-bre de Villa Real de San Carlos, aprovechando una explanada ,en la ladera de !a Sierra en medio de un terreno pobre y muy:accidentado.

"Fueron base de la fundación la Iglesia y el Cuartel, aquéllapequeñitia pero bien constru(da y decorada, y éste, un regularedificio de dos pisos, donde, cómodamente, pudiera habitar eldestacamento de la milicia allí destinada. También se construyáuna buena casa para el pórroco.

"Como Ia colonia estaba en el término y dehesa boyal de(pueblo de Serradilla, d13 ella se apartó un extenso cuartel, quepasá a ser el terreno comunal de la colonia.

"En este terreno, aprovechando los trozos de mejor calidady mós próximos al poblado, se señalaron parcelas individualespara !os colonos que sé prestaron a poblar la nueva aldea.

"Como su número fuera escaso, pues^por los edificios se com-prende que no han excedido nunca de treinta, no constituyóMunicipio, siendo, desde su fundación, anejo de Serradilla.

"La desamortización alcanzó a Villarreal, siendo vendido tadoel terreno comunal que se le hab(a señalado, y con él el edificiodel Estado que sirvió para cuartel.

"Esto hizo disminuir el vecindario de Iq exigua colonia que,si hoy aun se sostiene, es porque el antiguo camino real se con-virtió en carretera-la de Plasencia a Logrosán-, y su tr6nsito,unido al del cordel de ganaderos que también pasa por all(,dan vida a algún parador, cantinas y algunos propios propie-tarios de !as mejores fincas que aun existen de las primitivasdonadas a los pobladores.

"En junto, una quincena de vecinos, 50 habitantes de dere-cho, 13 edificios habitados y 10 deshabitados, entre éstos la casacurato, pues hace años que no tienen párroco, estando la feli-ĝ res(a a cargo del párroco de Torrejón, por la.facilidad de co-municación por carretera.

"Villarreal dista de Serradilla 10 kilómetros por mal camirlade herradura, y tres kilómetros del Puente del Cardenal.

"Aguas abajo de la junta de aguas del Tajo con el Tiétar,

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próxima a un viejo camino silvestre, está la ermita de la Virgende Monfrague.

"Ermitas, cañadas de pastores, riscos, encinas, arroyos, ven-tas en ruina, memorias de bandidos..., todo el aparato de losmontes. I Divinos montes españoles que amamos sobre todas lascosas y que deseamos volver a ver siempre!"

Del mismo año-1778-es el proyecto de creación de la Villade Encinas del Prfncipe, en el lfmite del camino de Extremadura,entre Toledo y Cóceres.

Esta villa no Ilegó a fundarse y, práxima al lugar dél empla-zamiento que ŝe le habfa destinado, se encuentran todavía lasruinas de otro pueblo desapareĉ ido: Valparaíso.

LA REPOBLACION DE LA PROVINCIA DE CIUDAD RO-DRIGO.-Se intentó en 1769, no con el carócter de colonizaciónitineraria, ni fué por razones de orden político ni intercambiode población como el^ de la Alpujarra, ésta es un verdaderointenio de colonizacián de despoblados y latifundios.

"Comienza su historia con la Real orden de 28 de abrilde 17ó8, por la que se encomienda ctl Consejo que atendiese aprecaver la absoluta despoblación que amenazaba a la Villade Pa{acios del Rfo Pisuerga, a consecuencia del dominio queejercía en ella el dueño sobre í^á mitad de sus propios y de laextensión que hacfa a otros aprovechamientos.

"EI Consejo, con este motivo, ordenó que todos los Corregi-dores del Reino informaran sobre los despoblados de sus tér-minos o distritos y de las causas de su despoblación. Entre losdocumentos que con este motivo se redactaron, figura ei libroque en Ciudad Rodrigo Ilaman "d®I.bastón" I11, publicado tam-bién por el Ministerio de Trabajo,

"Fué tan señalado el próceso de despóblación que acusabala información en la antigua provincia de Ciudad Rodrigo, queel Rey, por pragmáticas de 4 de abril ^r 28 de noviembre de 1769,determiná que se procediera a élpborar un plan colonizador,teniendo presente el fuero de Si®rra Morena.

"Tampoco, sin embargo, esta vez, lo mismo que en Extrema-dura, los resuliados fueron satisfactorios.

(1 ► "EI Bastón" es el límite^ a que alconzaba !a jurisdicción de! corre-gimiento de la ciudod.

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"Tres fueron tan sólo los pueblos creados."a) Fuenteliante, an el actual partido judicial de Vitigudino,

a breve distancia de la estación de Bogajo, sobre la vfa férreade Fuente de San Esteban a Barco d'Alva, en Portugal.

"bl Campocerrado; y"cl Fuenterroble de Yeltes; estos dos ú(timos en el actuai

partido jud'rcial de Ciudad Rolrigo, término hoy, el uno, de Mar-tin Yeltes, y el otro, de Sancti Spiritus.

"Fuenteliante, el única que subsiste, estaba despoblado, comotantos otros de la tierra de Salamanca, desde poco antes, puesaparece marcado en el curiosa mapa de la provincia, hechopor D. Tomós López, "geógrafo de los dominios de S. M.", en1783, que se conserva en la Audiencia de la ilustre ciudad delTormes Vecinos de Olmedo, Bañobares, Hermandinos, Villares deYeltes, etc., la repoblaron el 1797, en número de hasta veintefamilias, tomando en arrendamiento su término, perteneciente alas Marqueses de los Altares, Cerralbo y Castelar, mós algúnotro partfcipe, y adquiriéndolas daspués en propiedad, mediantecapitalización a ese precio. En 1897 e! pueblo celebró el primercentenario de su fundación, con misa por todos los difuntos, lec-tura del expediente de cofonización y fiesta de toros.

"Menos afortunados los otres dos pueblos, Campocerrado yFuenterroble de Yeltes, regresaron al estado de dehesas de re-ses bravas.

"Y aquí se rtos presenta el problema local de la despobla-ción del campo de Ciudad Rodrigo y, en general, el Oeste deSalamanca, que actúa desde tiempo inmemorial con una inten-sidad desconcertante. "

"SÓIo en esta tierra, en efecto, el "despoblado" constítuyeun elemento geográfico principai, un tema topogrófico ç{ue, in-cluso en !os mapas y planos, asume interés desusado. E) librodel Bastón, antes mencionado, los enuncia ya en amplias seriesy, desde entonces, puede seguirse, con escasas interrupciones,el proceso de despoblación en interesantes documentos. EI ú4-timo, uno de los úitimos, por (o manos, pero de los más efacuen-tes y significativos, es la Pastoral del Obispv de Ciudad Rodrigo,Barbarb, de 1912.

"A diferencid de las regiones de, econQmía normal, dondelas entidades de la población se desenvuelven progresivamente,

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aquf, en la antigua provincia de Ciudad Rodrigo, suele haberuna evolución regresiva de la villa al lugar, de éste a la alquería,de la alquería a la simple dehesa, esto es, al despoblado, porobra de múltiples factores, naturales y sociales, en cuyas condi-ciones adversas, crear pueblos, aunque sean tan humildes comolo fueron Campocerrado y Fuenterroble de Yeltes, y como losigue siendo Fuenteliante, es un milagro que no pueden conse-guir, sino muy rara vez, los mós poderosos Reyes."

No es sólo en Salamanca, como dice Bernaldo de Quirós;en dondequiera que el suelo no reúna condiciones para laagricultura se hallaró siempre el fenómeno regresivo cuando seha alterado el equilibrio de los factores naturales. AI calor delmantillo producido por el monte preexistente, que fué talado ydescepadó, se pudieron obtener algunas misérrimas cosechas;después vuelve a ser lo que debe, impuesto fatalmente por lasleyes de la Naturaleza, que no pueden burlarse tan fócilmentecomo las hechas por los hombres. Allí, en donde el Estado o lainiciativa particular,ha encontrado un terreno apropiado y se hainiciado la colonización, ha perdurado ésta a través del tiempo;por ello sigue la iniciada en Alicante por el Cardenal Bellugay la fundación del pueblo de Santa Amalia, en la provincia deBadajoz. En donde el terreno no es adecuado, vuelve, a pesarde los'esfuerzos del hombre, a ser lo que era, terreno de monte,y si aquél persiste en alterar las condiciones naturales, que son ,base de su estabilidad geobotánica, por degradación sucesivase Ilega a convertirlo en desierto improductivo.

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