Virgilio Díaz Grullón - Un día cualquiera

download Virgilio Díaz Grullón - Un día cualquiera

of 107

Transcript of Virgilio Díaz Grullón - Un día cualquiera

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    1/107

    UN Ol

    U LQUIER

    R61L1 DiAl

    RU OR

    PREM IICIORAL LITERATURA

    9 8

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    2/107

    La obra de arte s la obra de la angustia porque

    la angustia

    es

    la causa primera el ancestrai impulso

    el atvico germen de toda creacin

    Esta pequea coleccin de cuentos que se da h y

    la publicidad - s i n pretensin alguna- es t e

    bin hija de la angustia. Hija menor si

    se

    quiere

    pero hija al fin. De la angustia personal congnita

    de quien los

    escribi

    y

    de la angustia colectiva

    n

    que

    se

    ofrece inmersa a sus ojos la hwnmidad de

    hoy

    Por so las historias que aqu

    se

    rel t n

    son his-

    to r ia tristes

    y

    las figuras humanas que pueblan sue

    c minos son seres solitarios confusos desorientada

    Ceda uno de l m m m f m es una visin fugaz de

    un

    vida cualquiera. Quien los ley- eetar

    omo

    frente a una puerta abierta hacia la calle: limite

    do S ^ paisaje

    por el

    r p f m c h m mo de

    madera

    Ai-

    guien qu viene de uy lejos

    c M a

    sin det-

    frente a l

    y

    s sum rg de nu vo en la tioznra

    Aspira el autor

    que

    ese

    efmero

    celaje

    pen s

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    3/107

    ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE

    UN

    DIA

    CUALQUIERA

    Hemos decidido otorgar el Premio Na-

    cional de Literatura a la obra Un da cual-

    quiera , en consideracin de lo que implica

    como labor de creacin, por su estilo, por la

    unidad de conjunto el valor psicolgico de

    los cuentos en ella contenidos.

    Extractado del Veredicto del Jurado

    que otorg el Premio Nacional de Li-

    teratura en el ao 1958.

    El libro Un da cualquiera (Premio Nacio-

    nal de Literatura) Crculo (cuento) son

    suficientes para colocar a Virgilio

    Daz Gru-

    lin dentro de la mejor cuentstica hispano-

    americana.

    ida

    artagena Par Brigadas

    Dominicanas, Junio 1962)

    El libro Un da cualquiera se compone

    de doce cuentos breves, intensos, concisos

    directos, armados con una poesa interior

    desgarradora, de pattica soledad que, pre-

    cisamente, es de donde el lector recoge la

    angustia colectiva que el autor quiere dar-

    nos.

    Revista Espiral

    Bogot, Colombia

    Octubre de

    1958

    Contina)

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    4/107

    BIBLIOTEC T LLER

    UN DI CU LQUIER

    Virgilio

    Daz

    Grulln

    ler. edicin: 1958

    Editorial Libreria Dominicana

    Ciudad Trujillo Repblica Dominicana

    1978 Ediciones de TALLER

    Santo Domingo D.

    N

    Portada e ilustraciones de

    Gilberto Hernndez Ortega

    Impreso en la Repblica Dominicana

    Printed in the Dominican Republic

    Ta lle r Isabel l a Catlica

    309

    Santo Domingo Repblica

    Dominicana.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    5/107

    N

    on

    ~l i in~~ruin

    I R G I L 1 D l A Z GRULLON

    P R E M IO NACIONAL LITERATURA

    958

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    6/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    jjerido, baste para reconocer al hombre, adivinar su

    nt ima tortura, presentir el curso inevitable d e su

    vida. a accin de los cuentos, pues, nunca se inte-

    rrumpe,

    y

    el tiempo en que suceden se ofrece e n

    un fluir incesante, sin solucin alguna de continuidad.

    N o se ha querido ceir las historias a

    un

    lugar

    de

    terminado. Sus personajes podran ubicarse en cual-

    quier pas, porque en todos los lugares de la tierra

    el hombre nace de idntico

    bar1 y

    lo hiere la mis-

    m a angustia.

    Finalmente, y co mo una justificacin f rente a quie-

    nes pensaren que

    s

    demasiado cruel la imagen de

    la vida que o frecen estos cuentos, se recuerdan los

    versos inmortales de Goethe:

    Quien n o comi su pan e n la tristeza,

    qu ien n o pas las horas de la noche

    esperando, entre llanto, a la maana,

    os conoce, potencias celestiales.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    7/107

    M T R U N R T O N

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    8/107

    N m O recogi un pes d piedr de l s que

    bund b n en el pequeo p tio tr sero

    de

    l

    casa c lcul

    cuid dos mente l punter y l rroj

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    9/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    con fuerza contra el ratn que pareca observarlo

    atentamente a pocos pasos de distancia.

    La

    piedra, describiendo una corta parbola en el

    aire, cay pesadamente sobre el espinazo del animal

    produciendo

    un

    ruido sordo.

    El

    ratn se arrastr

    un

    poco hacia el fondo del patio, se detuvo luego y ha-

    ciendo una grotesca voltereta qued por fin inmvil

    con el vientre al sol.

    Dando media vuelta, el

    nio

    corri velozmente

    hacia la casa. Abri de un empujn la puerta y cru-

    z como una rfaga de viento fresco la habitacin

    semioscura donde la anciana dormitaba.

    sta

    desper-

    t sobresaltada

    y

    al comprobar la causa uela haba

    sustrado de

    su

    sueo, cambi ligeramente de posi-

    cin y cerr de nuevo los ojos.

    -{Qu muchacho ste -, murmur. Ahora

    le sera difcil conciliar otra vez el sueo. el m-

    dico le haba advertido que necesitaba dormir mu-

    cho y no preocuparse demasiado. Se lo haba dicho

    en aquella forma especial que tena de hablarle: con

    suavidad, pero con firmeza.

    Le

    gustaba mucho

    aquel doctor. Le complaca verle sentado a su lado,

    con el maletn lleno de instrumentos extraos abier-

    to junto a l, y orle hablar mientras manipulaba

    la jeringuilla, el termmetro o el aparato aqul de

    medir la presin arterial. Era sin duda una per-

    sona que inspiraba confianza; y ella se la tuvo desde

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    10/107

    U N

    D I C U L Q U I E R

    el primer momento. Siempre estaba pendiente de

    cuanto le deca

    y

    cumpla sus instrucciones al pie

    de la le tr a.. La verdad era que haba mejorado

    mucho. Ya respiraba casi sin dificultad y las articu-

    laciones apenas le dolan; slo aquel dolor del

    COS

    tado segua molestndola. Pero el dolor se ira

    tambin y ella volvera a sentirse fuerte

    y

    saluda-

    ble como antes. Cuando estuviese un poco me-

    jor volvera a trabajar en el jardn. Si no lo haca

    ella nadie en la casa se ocupaba de las flores. Da-

    ba pena asomarse a la ventana y comprobar lo des-

    cuidado que estaba todo. El rosal estaba casi seco

    los yerbajos crecan por todas partes y las dalias se

    haban marchitado

    por

    completo. Pero cuando

    ella sanara el jardn que tambin estaba enfermo

    sanara con ella

    y

    volvera a ser como antes. Des-

    pus de todo cultivar con amor el jardn era la ni-

    ca forma en que poda devolver a su hijo todo

    cuanto haca por ella.

    La

    sola manera de pagarle sus

    bondades sus sacrificios. S era sin duda un sa-

    crificio aloiarla en su casa y pagar al mdico y com-

    prarle medicinas caras cuando l ganaba tan poco

    y haba vivido siempre tan estrechamente. Y

    pesar de todo su hijo la mantena all desde haca

    meses y la rodeaba de atenciones y de cario no

    obstante las insinuaciones de su mujer.. Porque

    ella saba que la mujer no la quera. Aunque no

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    11/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    se lo deca abiertamente lo adivinaba en el tono d e

    su voz en el

    modo de mirarla. Daba gracias a

    Dios porque su hijo fuera tan bueno. Y siempre

    lo haba sido: desde nio fu obediente dcil. Pocas

    madres haban tenido la suerte de ella.

    El sueo al fin nubl la mente de la anciana y

    la posey total

    y

    dulcemente.

    Al llegar a la mitad del pasillo que divida en

    dos la casa el nio detuvo su carrera gir a la

    izquierda y entr en su habitacin cerrando con

    fuerza la puerta tras de s. Se arroj de bruces sobre

    la cama y escondi la cabeza bajo la almohada..

    Pero an all el vientre blancuzco del ratn res-

    plandeca en la oscuridad.

    En la habitacin contigua el hombre acostado

    en la amplia cama matrimonial arque el cuerpo y

    se desperez sin abrir los ojos. La mujer acostada

    a su lado se incorpor

    y

    pregunt en voz alta:

    -Qu fu ese ruido? Eres t Manuelito?-

    Nadie respondi y la mujer se volvi hacia el

    hombre diciendo:

    -Recuerda lo que me prometiste anoche. De-

    es

    decrselo ahora

    mismo-

    ecirle

    u a quin El hombre apenas oa las

    palabras a travs de las ltimas brumas del sueo.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    12/107

    U N D I A C U A L Q U l E R A

    . . .

    es algo que debes hacer de todos mo-

    dos .

    Siempre o

    que

    hacer.

    A

    todas horas. Mover

    se..

    . caminar.. . dar la mano.. . inclinarse.

    .

    as que

    lo mejor es hacerlo cuanto an-

    tes..

    .

    Todo

    aprisa. . .

    No

    dejar nada para despus. . .

    correr. .

    . a p r m a r s e .

    Por qu no dices nada?

    Es

    que ests tra-

    tando acaso

    de

    echarte atrs?- La voz aguda

    de

    la

    mujer le restall con violencia en los odos.

    El hombre gir sobre s mismo

    y

    se coloc

    de

    costado.

    Era

    necesario

    responder decir algo. ero se

    estaba tan hien m , tendido, con los ojos cerrados

    sin hablar. . .

    Cuando

    la

    mano

    de

    la mujer

    se

    prendi como

    u

    garfio de

    su

    hombro y lo sacudi con furia, abri

    loa ojos,

    sobresaltado.

    Qu pasa?

    -Estabas despierto desde hace rato . . .

    i

    m no me engaas Crees que fingiendo dormir

    y es

    condiendo la cabeza bajo l almohada es como se re-

    suelven

    las

    cosas?

    .

    jLevHntate ahora mismo

    y

    h-

    Male a

    la

    Vieja de

    una

    vez .

    .

    -Espera un poco mujer.

    Hoy

    s

    domingo.

    D-

    jame descansar

    un

    rato.

    s

    tarde le hablar.

    .

    -De

    ninguna

    manera .

    . .

    nene

    que ser

    aho-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    13/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L

    ra mismo . Anoche m e prometiste que sera la

    primera cosa que haras por la maana. O

    o-

    lerar ni un solo retraso ms Me oyes?. ~ C O ~ O Z -

    co demasiado bien t u sistema de ir dejndolo todo

    para despus

    y

    luego no hacer nada . Puede ser

    que te engaes a ti mismo, pero a m no me enga-

    as -

    S u boca abrindose y cerrndose. Cada vez

    ms aprisa. M s aprisa. Ms. Desde cun-

    do vienes soportando esto? Desde el da en que te

    casaste?. No. Desde antes an. Recuerdas las

    felicitaciones de tus amigos el da de la boda?: "Con-

    gratulaciones. T e casas con una mujer de cm&-

    ter". "Ella siempre ha logrado lo que se ha pro-

    puesto. Ser de gran ayuda para ti". "Magnfica

    eleccin; llegars m u y lejos casado con una mujer

    as)'. Claro que has llegado lejos. Mucho ms l e

    os de lo que jams soaste; pero no en la direccin

    que suponan ellos. No hacia arriba, sino hacia aba-

    jo. Comenzaste a descender lentamente at prim

    cipio, sin que apenas te dieses cuenta de lo que su-

    ceda.

    Primero fueron pequeas concesiones, para

    evitar esceraes

    en

    pblico. Despus esas concesiones

    s multiplicaron en cada hora

    y

    e n todas partes h m

    ta constituir la esencia misma de la vida en comn .

    Aprendiste a tolerar, a callar

    y

    as fuiste hundinde

    te

    poco a poco e n este abismo

    en

    que ests sumido

    en el presente. La senda que t e condujo a l se ini-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    14/107

    U

    N

    D I C U L Q U I E R

    ciaba en una suave pendiente,

    y

    cuando empezaste

    a

    descender por ella creas poder detenerte cuando

    quisieras.

    .

    Qu lejos estabas entonces de

    sospe

    char que c u d o a pendiente

    se

    tcrnara en precipi-

    cio,

    el imgulso inicial te sumergira cada vez

    ms

    aprisa hasta el fondo de la oscura sima .

    .

    La puerta d,e la habitacin se abri con violen-

    cia

    y

    la cabeza del nio asom por el hueco pregun-

    tando

    -Pap,

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    15/107

    V I R I L I O

    D I Z

    R U L L O N

    -S mujer como quieras. Ahora mismo voy.-

    La voz del hombre son como la de

    un

    nio que re-

    citara una leccin aprendida de memoria

    y

    mil ve-

    ces repetida.

    Con gestos maquinales

    y

    rostro inexpresivo

    s

    levant

    de

    la cama se calz las pantuflas

    y

    sali en

    silencio de la habitacin.

    En el pasillo el nio recostado en la pared alz

    la cabeza hacia su padre. El hombre coloc su ma-

    no sobre el hombro de su hijo y mientras caminaba

    junto

    a l

    y

    abra la puerta de la habitacin donde

    dorma la anciana respondi a su pregunta con voz

    apenas audible:

    -No mi hijo matar un ratn no es un pecado:

    los

    ratones estn mejor muertos que vivos.

    . .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    16/107

    E IPO

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    17/107

    i AN pronto la voz del cura se extinguir5 y el silen-

    cio rein de nuevo en el interior de la pequea

    iglesia los hombres se movieron hacia el atad y lo

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    18/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    levantaron con cuidado del banco de madera

    en

    donde haba reposado hasta ese instante. Eduardo no

    fu de los que se apresuraron a cumpiir aquel deber.

    Durante la breve ceremonia haba permanecido abs-

    trado de cuanto le rodeaba y s6lo cuando alguien le

    roz a l pasar comprendi que

    l

    inrervencin del

    cura haba terminado y se iniciaba ahora la marcha

    hacia el cementerio.

    Se apart

    un

    poco para dejar pasar a los que

    llevaban el fretro y comenz a bajar I Sradas de

    la iglesia. A su lado el atad se balanceaba inquietan-

    temente a medida qu los hombres descendan vaci-

    lantes. Un traspi un paso en falso provocaran sin

    duda una catstrofe. Eduardo medit objetivamen-

    te sobre tal posibilidad porque observaba cuanto ocu-

    rra a su alrededor como contempla un espectador

    el escenario: atento al desarrollo de la trama

    y secre-

    tamente confiado en

    un

    final sorpresivo

    y

    dramtico.

    Pero nada extraordinario sucedi. Los hombres

    alcanzaron sudorosos el nivel de la calh

    y

    respira-

    ron con satisfaccin. Se detuvieron unos instantes se

    organizaron de nuevo y reanudarcn la mrrcha tran-

    quilos y aliviados.

    Frente a la iglesia el reloj de la plaza cant

    seis sonoras campanadas. Las seis: haca justa-

    m nt

    nueve horas que haba muerto

    y o

    Eduardo le

    sorprendi aquella cronomtrica exactitud. A su

    pa-

    dre sin duda le habra gustado saber que to o s

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    19/107

    U

    D I C U L Q U I E R

    haba realizado a su debido ti,empo. Que cada quien

    haba cumplido a cabalidad su obligacin. Pero ya al

    viejo no podra alegrarlo eso ni ninguna otra cosa

    en el mundo, porque estaba muerto para siempre

    dentro de aquella caja reluciente de caoba que se

    balanceaba suavemente a su lado.

    Si

    hurgaba en su memoria, all en lo ms pro-

    fundo de su reminiscencia, la primera nocin que

    conservzba de la existencia de su padre se confun-

    da con una voz aterradora que tronaba por enci-

    ma de su cabeza mientras l corra a guarecerse en

    el regazo tibio de la madre. Aquella escena de-

    bi repetirse muchas veces porque, al recordarla, la

    asociaba con diferentes acontecimientos de su in-

    fancia. Las primeras lecciones de &quitacin

    el

    viejo azotndose furiosamente las botas can

    una

    fus-

    ta flexible:

    ;Al,&n

    da har un hombre de esta mu-

    jercita ".

    y

    el terror del nio al lomo inseguro del

    caballo). O el primer disparo con la escopeta de

    caza, apenas sostenida entre sus manos temblorosas

    (la voz iracunda del padre a sus espaldas: "[Aprie-

    ta el gatillo

    de

    una vez, cobarde ") O el chapuzn

    inesperado en el mar, y la angustia de sumergirse

    hasta el fondo, y los gritos mudos bajo el agua,

    y

    la

    risa odiosa del viejo en lo alto del trampoln.

    Una mano se apoy en el hombro de Euardo

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    20/107

    V I R I L I O

    D I A Z

    R U L L O N

    y

    una voz dijo a su espalda: "Le acompao en su

    sentimiento, joven9$."Gracias, muchas gracias", res-

    pondi sobresaltado. Sera la expresin de su rostro

    adecuada a las circunstancias?. Estaba dndole

    a toda aquella gente la impresin de una pena hon-

    da, aunque discretamente expresada?. Tal vez

    deba pedkle a uno de los hombres que le permitie-

    ra cargar en su lugar el atad.

    sin duda era

    algo as lo que todos esperaban de l.

    "Por favor, me permite?",

    y

    substituy a uno de

    los portadores del fretro.

    Los

    msculos del brazo

    se le pusieron tensos, se le abultaron las venas de la

    frente y enrojeci

    su

    rostro. El viejo pesaba mu-

    cho. Siempre fu corpulento. Alto y macizo como

    una torre. Con msculos de hierro y manos podere

    sas Aquellas manos enormes como palas. Ro-

    jizas y sembradas de un vello abundante que fu

    ponindose

    gris

    con los aos. Manos siempre ocu-

    padas, sin tiempo para las caricias. u vivamen-

    te recordaba el gesto brutal de aquellas manos rom-

    piendo su primer boceto de dibujo .

    Fu u domingo por

    la

    tarde. El viejo jams

    entraba en la habitacin de su hijo; pero aquel

    da

    al pasar junto a puerta, debi sospechar del me

    vimiento brusco del nio cerrando

    l

    gaveta baja

    del armario al or sus pasos por el corredor. Ves

    tido con su traje blanco recin planchado, pareca

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    21/107

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    22/107

    V I R G I L I O

    D I Z

    G R U L L O N

    tos los movimientos precisos y hbiles con que el

    albail mezclaba el cemento y la arena hmeda

    amontonados junto

    a

    la tumba.

    Y

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    23/107

    U

    D I

    C U L Q U I E R

    hacia delante ech bruscamente a un lado a quienes

    se interponan en su camino y apoyando primero

    las manos y luego el hombro sobre el extremo sa-

    liente del fretro estuvo all empujando con todas

    sus fuerzas desesperadamente como si de aquel es-

    fuerzo formidable dependiera su vida entera hasta

    que un golpe seco y sordo le anunci al fin que el

    otro extremo de la caja haba llegado al fondo del

    nicho.

    Slo entonces s retir algunos pasos tembloroso

    y jadeante y mientras el albail completaba su la-

    bor permaneci callado e inmvil con la mirada fi-

    ja en la boca del nicho hasta que el ltimo ladrillo

    la cerr por completo para siempre.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    24/107

    EL

    POZO SIN FON O

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    25/107

    sPn

    as

    'eee~

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    26/107

    V I R G I L I O D I Z R U L L O N

    en los escalones que conducan al jardn:

    -No s queden ah toda la tarde. Anda, ni-

    o, lleva

    tu

    amiguita a jugar al patio.-

    -S, mam. mbos nios se incorporaron d-

    cilmente y comenzaron a descender los escalones.

    -Si ven que

    se

    nubla, vuelvan seguido.

    . . Fut+

    den jugar en el platanar, pero no vayan ms all de

    los framboyanes.-

    -S, mam. as nios

    se

    alejaban ya.

    . Y

    no

    se

    acerquen al pozo por nada de1

    mundo.

    . .

    Recuerda lo que te he dicho siempre, mi

    hijo.. sta vez tuvo que gritar para hacerse

    or.

    Cuando los nios desaparecieron de su vista, se

    volvi y entr en la cocina preguntando a la otra m

    jer que estaba de pie junto al

    fogn

    humeante:

    Le llevaste ya su comida?-

    -S,

    seora; hace un rato-

    -Cmo la encontraste?-

    -Igual que siempre. Estaba acostada en la

    ca-

    ma y ni siquiera s mwi cuando entr.. Le

    ha-

    bl, pero no me respondi. ]Pobre mujer . An-

    tes por lo menos pareca siempre contenta: cantaba

    y se rea sola. Pero ahora.

    .

    Fuera del alcance de las recomendaciones

    ma-

    ternas el nio

    se

    volvi a su compaera diciendo:

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    27/107

    U N

    D I A C U A L Q U I E R A

    Quieres que

    te

    ensee mi

    annbine.3

    -2Qu6 es una

    cornbind?

    Es

    un lugar secreto que tengo para m sola

    Una mata grande del otro lado de la casa.. .

    @a

    bes

    subirte a una mata?-

    -S, si no

    es

    muy alta.

    .

    Dnde

    est?

    -Mrala Es aqulla all en el fondo. . La

    ves? l nio la sealaba con el dedo y ret de-

    safiante:

    ;El ltimo en llegar

    es

    un bobo . .

    Corrieron velozmente hacia el rbol de caucho

    que abra

    su

    amplio ramaje junto a la hilera de fram-

    boyanes. El nio lleg el primero y se apoy en el m

    gaeo

    tronco, pero no hizo alarde de

    su

    fcil victoria.

    -Ten cuidado al subir, que las hojas manchan-,

    advirti mientras trepaba gilmente. Se sent a hor-

    cajadas en el ngulo que formaba una fuerte rama

    con el tronco inclinado y mir a la nia que per-

    manecla indecisa a sus pies. -Qu te pasa?

    Tie

    nes miedo?-

    -No, no tengo miedo; es que llevo puesto mi tra-

    je nuevo.-

    -Entonces esprate ah; voy a ensearte una

    cosa

    .

    El nio se inclin un poco hacia su izquierda y

    extrajo de un hueco del tronco

    una

    caja vieja de

    za

    patos. La apret contra su pecho mientras se desli-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    28/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    zaba con suavidad hasta el suelo. Coloc la caja en-

    tr

    ambos, desat la cuerQa que la sujetaba y levan-

    t con lentitud la tapa observando con atencin el

    rostro de su compaera. La caja estaba llena hasta

    ios bordes de semillas de framboyn Introdujo en

    ella ambas manos y tom

    un

    puado que dej caer

    de nuevo poco a poco, entreabriendo los dedos.

    -Anda, tcalas t tambin-, ofreci generoso.

    La nia alarg la mano y acarici las semillas

    suavemente con la yema de los dedos.

    . Y tengo ms en casa-, proclam l con

    orgullo mientras tapaba de nuevo la caja.

    Trep otra vez al rbol y coloc la caja en su

    escondite. All arriba, la obsesin del pozo le asalt

    con la urgencia de siempre. Deseaba ir en seguida, sin

    perder un minuto. Y all abajo estaba aquella ni-

    a que no quera ensuciarse su vestido nuevo. Du-

    d un instante, pero de inmediato adopt su decisin.

    Baj del rbol

    y

    cuando estuvo nuevamente jun-

    to a ella le dijo:

    -Todava tengo una combina mejor .. . Te la

    voy a ensear si me prometes no contrselo

    a

    na-

    die.-

    -Una combina mejor?. .

    Cul es?-

    -El pozo.

    . .

    Ven, vamos a verlo.

    . .

    -Pero tu mam di jo .. .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    29/107

    U

    N

    D I C U L Q U I E R

    M a m este ahora en la cocina.

    Si

    nocl vamos

    por ah detrs no podr vemos.-

    -Pero.

    El la tom con firmeza de la mano y ech a

    dar venciendo

    la

    dbil resistencia.

    Te

    va a gustar mucho- le dijo mientras

    ca

    minaban apresuradamente. o voy todos los das

    escondido de mam. Me paso horas enteras mirando

    hacia abajo pero nunca

    he

    podido saber dnde

    ter-

    mina.

    Creo que no tiene fondo. Si tiras una

    piedra por el hoyo te quedas esperando esperando

    y nunca la oyes caer.

    medida que hablaba

    sus

    ojos relucan con

    un

    brillo extrao que iba acentundose cada vez ms.

    Baj la voz y agreg casi en secreto al odo de la

    nia

    Y a veces cuando no haces ruido y te

    es

    ts sin moverte mucho rato junto a l te dice pala-

    bras y te canta canciones.

    Bordearon los framboyanes

    se

    agacharon para

    pasar bajo una alambrada de pas y penetraron

    en

    el terreno prohibido.

    Frente a ellos se extenda

    una

    amplia zona

    de

    yerba que creca sin cuido hasta una altura mayar

    que ellos mismos.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    30/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    Despus de andar algunos pasos la nia se de-

    tuvo temerosa

    -;Es muy lejos?-

    -No. Est all mismo detrs de aquella empa-

    lizada.. Anda vamos.- El nio apremiaba con

    impaciencia.

    Franquearon sin dificultad la c e c a de tablas

    de palma y se encontraron de sbito frente al pozo

    abandonado. Estaba en el centro de un claro solita-

    rio con su brocal de cemento y piedras erguido so-

    bre la tierra seca que lo rodeaba. La yerba que cre-

    ca por todas partes

    s

    detena a su alrededor como

    si respetase su soledad malhumorada y altiva.

    Los nios se acercaron cautelosos y apoyando

    las manos sobre el brocal trataron de mirar dentro

    del profundo agujero. Pero su visin apenas alcan-

    zaba unos dos metros: ms abajo la oscuridad era

    absoluta.

    El nio tom una piedra del suelo

    y

    la dej caer

    dentro del pozo. Las cabezas se inclinaron mas nin-

    gn sonido delat su cada.

    -Ves?- dijo l.- No tiene fondo. Prue-

    ba t ahora.

    .

    La nia obedeci y de nuevo esperaron intil-

    mente inclinados hacia el hoyo profundo.

    Una corriente de aire pareci estremecer de arri-

    ba a abajo el cuerpo de la nia:

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    31/107

    U

    D I A C U A L Q U I E R A

    -;Vmonos de aqu -, dijo,

    Est

    haciendo

    lo.-

    -No, espera un poco. l nio recoga pie-

    dras del suelo y las amontonaba sobre el brocal. Sin

    hacer caso de la nia, comenz a arrojarlas una a

    una hacia abajo, mientras ella a su lado insista:

    -Va a llover. Vmonos, que tu mam dijo. . .

    La cabeza del nio desapareca dentro del brocal,

    esperando el sonido que no llegaba nunca,

    y

    conti-

    nuaba arrojando las piedras ajeno a cuanto le ro-

    deaba.

    -Tengo miedo.

    . .

    Me voy.

    . .

    La nia, a d a g

    tando una sbita decisin, e h a correr hacia la ca-

    sa sin que l pareciese percatarse de ello.

    La provisin de piedras se agot al fin. El nio

    se apart un poco para buscar algunas ms

    y,

    en ese

    mismo instante,

    y l

    voz.

    Esta vez la escuch ms claramente que nunca.

    Era una voz suave y dulce entonando una can-

    cin desconocida. Al orla, el nio volvi sobre sus

    pasos, se asom al brocal

    y

    escrut de nuevo las ti-

    nieblas. . Pero, no. La voz no surga del fondo del

    pozo. Desconcertado, se apart de all e inici la

    bsqueda por los alrededores.

    Al rodear un grupo de matorrales, not por pri-

    mera vez la construccin de concreto, levantada

    a

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    32/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    unos

    pocos pasos de distancia y que hasta aquel mo-

    momento le haba ocultado la maleza.

    Se acerc a ella lentamente y observ la puerta

    de madera gruesa cerrada por fuera con

    un

    gran

    candado lleno de herrumbre.

    on

    pasos cautelosos

    le di la vuelta a la misteriosa construccin. En e1

    lado opuesto fuera del alcance de su pequea esta-

    tura descubri una ventana con barrotes de hierro.

    La voz desconocida haba callado pero el nio

    estaba ahora seguro de que haba provenido de all

    adentro. Busc con la mirada algn tronco suelto

    para apoyarse y alcanzar la ventana cuando not que

    a travs de las rejas le observaba sonriendo una mujer.

    -Quin eres?- le pregunt recuperado de

    su primer sobresalto.

    La mujer continuaba mirndole y sonrindole pe-

    ro no respondi.

    -2Qu haces ah?- insisti el nio acercndose

    algunos pasos fascinado

    y

    temeroso.

    El rostro asomado a la ventana no hizo un solo

    gesto.

    -;Te tienen encerrada por algo malo que hi-

    ciste?-

    Ella segua mirndole con la misma sonrisa

    ex

    traa

    y

    ausente.

    Acercndose an

    ms

    el nio la mir fijamen-

    te a los ojos profundos y vacos. De pronto di

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    33/107

    U N

    D I C U L Q U I E R

    media vuelta y sali corriendo asustado sin saber

    por qu.

    Al trasponer la empalizada, tropez con la nia

    que lo aguardaba en el recodo.

    -Qu ha pasado?. .

    Por qu corres?-

    El nio se detuvo, la tom de la mano

    y

    la arras-

    tr

    consigo exclamando:

    -Ven. ;Vmonos de aqu en seguida -

    Y despus de una pausa, explic con voz entre-

    cortada, sin cesar de correr:

    -Hay una mujer encerrada..

    .

    Est all sin m*

    verse, mirndote. Y quisieras quedarte con ella,

    y sin embargo te da miedo.. . Le haces preguntas,

    es como tirar piedras en el pozo: te quedas espe-

    rando, esperando, y no responde. . .

    Se detuvo un instante y, como si hablara para s

    mismo, continu:

    -S.

    Igual que el

    pozo

    .

    Dentro de ella todo

    debe ser negro como la noche. .

    Y

    por ms que la

    mires

    y

    la mires, no sabrs nunca lo que tiene den-

    tro. . .

    Y reanudaron

    la

    marcha hacia la casa, lenta-

    mente ahora, mudos, estremecidos y confusos.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    34/107

    JORN D

    COMPLET

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    35/107

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    36/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    Se llev ambas manos a las sienes

    y

    las apret con

    fuerza. El dolor agudo intermitente le martill con

    violencia las paredes del crneo mientras se incarpo-

    raba hasta quedar sentado en el borde de la cama

    los prpados fuertemente apretados

    y

    la cabeza re-

    posando entre los puos cerrados y convulsos.

    -Maldito ron. -, murmur mientras senta

    su propio aliento impregnado de alcohol.

    Con los ojos an semicerrados

    s

    separ del le-

    cho

    y

    se dirigi vacilante hasta el lavabo. Abri la

    llave de agua y sumergi la cabeza bajo el chorro

    resfrescante. Despus de algunos instantes se incor-

    por enfrentndose a la imagen de s mismo que le

    ofreca el espejo colgado en la pared.

    Con el dedo ndice se estir hacia abajo el borde

    inferior de los ojos poniendo al descubierto la regin

    amarillenta estriada de rojo que le circundaba las

    pupilas.

    Otra vez el hgado. Valiente heren-

    ci de

    un

    padre borracho . e pas la mano por la

    barba punzants y crecida qu se extenda a lo largo

    del mentn y las mejillas. dcunto tiempo hace

    que

    no

    te afeitas?. 2Dos das?. Tres?. In-

    clin la frente y se mir: estaba vestido con panta-

    ln de casimir y camisa blanca y haba huellas de

    barro en ambas prendas.

    H a s

    dormido

    on

    la ropa

    puesta. Cmo llegaste a

    c s anoche?.

    Cun-

    do saliste por ltima vez de ella?.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    37/107

    U

    D I

    C U L Q U I E R

    Se despoj de la camisa la arroj al suelo y co-

    menz a afeitarse apresuradamente. No enfren-

    tarte con la Vieja ahora. Despus

    s

    tarde tal

    vez

    pero no ahora.

    Cuando termin de rasurarse

    s

    mud de ro-

    pas y sali casi furtivamente de la habitacin. Jus

    tamente al trasponer la puerta de la calle lo sinti

    venir. Lleg como siempre: pareci nacer en el

    centro de s mismo y luego creci y se extendi por

    todo su cuerpo impregnndolo de un ansia irresis-

    tible impostergable. Vacil un instante sobre sus

    piernas y

    se

    recost en el quicio de

    la

    puerta pero

    no le tom de sorpresa en modo alguno: para l

    aquello era como un viejo conocido que acostumbra

    a

    visitar nuestra casa sin anunciarse previamente.

    Introdujo las manos en los bolsillos del panta-

    ln aspir profundamente el aire fresco de la ma-

    ana y cruz con paso rpido la calle consciente de

    que all a pocos pasos de distancia encontrara la

    nica fuente capaz de apagar la sed que le devoraba.

    El bar estaba en la prxima cuadra. veces a

    aquella hora de la maana estaba an cerrado; pero

    eso era los sbados y domingos y hoy era mir-

    les. 2 jueves? Desde el lugar por donde ahora ca-

    minaba no poda saber si estaba ya abierto. La puerta

    permaneca cerrada por un mecanismo automtico y

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    38/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    a menos que uno tratara de abrirla, no poda saber

    si estaba o no con llave.. Una vez prob entrar

    y

    algunas personas que pasaban le vieron sacudiendo

    intilmente la puerta. Fu humillante: uno nunca

    sabe lo que puede pensar la gente. Desde aquel da

    adopt la costumbre de esperar en la esquina la

    entrada del encargado o de que se le adelantase al-

    gn otro cliente. Pero hoy es distinto: no podras

    quedarte qu

    parado esperando.

    Hoy

    tienes que

    correr el

    riesm.

    Al

    llegar frente a la puerta del bar, sac la ma-

    no derecha del bolsillo y agarrando el picaporte.

    Dios mo,

    qu

    no tenga llave. o hizo girar presio-

    nando hacia adentro.. La puerta cedi fcilmente

    y l atraves aliviado el umbral.

    No haba nadie en el bar, excepto el encargado,

    de pie junto al escaparate de bebidas, secando un

    vaso con una servilleta.

    -Hola -, lo salud al sentarse en un taburete

    frente al mostrador.

    -Buenos das. Llega usted temprano hoy.-

    -Siempre me levanto temprano los das de tra-

    bajo. Srveme uno, por favor,

    -S,

    seior:de qu marca lo prefiere?-

    -Me es igual: todos son el mismo veneno.-

    El encargado sonri mientras escanciaba el ron

    n u

    vaso que coloc sobre el mostrador. El otro lo

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    39/107

    U D I A C U A L Q U I E R A

    rode con la mano hacindolo girar entre

    os

    de-

    dos

    Espera

    un poco.

    No le demuestres a

    se

    hesta qu punto est8 loco por beberlo.

    -Le echamos de menos por aqu ayer-, dijo o b

    aecuente el cantinero.

    -Estuve fuera de la ciudad.. Negocios, si-

    bes?.

    Puedo

    aguantar

    las ganes Puedo

    paspo

    nerlo an ms

    tiempo

    hor que lo

    tengo

    en la ma-

    no

    El imperioso deseo vino de golpe. Con un movi-

    miento brusco

    se

    llev el vaso a los labios

    y

    apur

    el contenido de

    un

    solo sorbo sintiendo cmo el c-

    lido alivio le baaba las entraas. Coloc de nuevo

    el vaso sobre el mostrador, y empujndolo demand:

    -;Otro . Siempre

    es

    d s cil esper r el

    pri

    mero

    que Iw

    demi&.

    Apur el segundo trago con el mismo gesto de-

    sesperado. Hizo una mueca de repugnancia

    y

    lim-

    pindose la boca con el dorso de la mano dijo:

    Est cada vez peor. Estos licorer s

    se

    mere-

    cen la crcel por estafadores. ;Estn jugando con

    la salud del pueblo

    El cantinero sonri comprensivamente haciendo

    gestos afirmativos con la cabeza mientras le serva

    de nuevo diciendo:

    Y

    qu tal los negocios?-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    40/107

    V I R G I L I O

    D I A Z G R U L L O N

    -

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    41/107

    U D I C U L Q U I E R

    cul restaurante aristocrtico? Sobre la tosca m a

    dera de qu mAsa de cafetn d e mala muerte?.

    Levant la cabeza. pocos pasos de distancia

    le observaba hurao el cantinero con los brazos cm-

    zados sobre el pecho.

    -Perdona que te gritara hace un momento.

    No supe lo que haca-, le asegur conciliador mien-

    tras s serva nuevamente de la botella.

    -No es nada. No se preocupe.-

    -Hace das que me siento nervioso, irrita-

    ble. Quizs sea el calor. No s. Bien s bee

    que

    o s

    el calor. es que te sientes ahogado.

    e que sabes qu todos estn contra ti. os

    qu

    te miran por la calle con sonrisas b u r l o w . los

    que interrumpen

    u

    conversaciones tan pronto te

    acercas. los culpables. los nicos culpables.

    Luego continu en voz alta:

    -Es terrible vivir en un medio tan estrecho.

    Rodeado por todas partes de prejuicios. Sentirse so

    lo.

    Sin poder contar con nadie. Porque todos

    son unos hipcritas, zsabes? iUnos hipcritas

    y

    unos cobardes . Crees que son capaces de darte

    el frente? De decirte cara a cara cmo piensan?.

    No. Viven en la sombra, como ratones,

    y

    slo salen

    de sus cuevas asquerosas para susurrar

    u

    menti-

    ras. iAh si yo tuviera algn da el poder suficien-

    te

    Si pudiera tenerlos frente a m, de rodillas y

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    42/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    aplastarles la cabeza contra el suelo, como a alima-

    as .

    -La

    indignacin le inund de sbito, como

    una ola que naciese en el fondo de s mismo y

    s

    ex-

    pandiera hacia todo cuanto le rodeaba. Termin de

    hablar con los puos apretados y la boca torcida de

    odio.

    Qued un momento inmvil, con la cabeza in-

    clinada sobre el pecho

    y

    respirando entrecortadamen-

    te.

    Luego asi la botella y escanci un nuevo trago

    con ademn vacilante. Al beberlo torpemente, un hi-

    lillo de ron le corri por la barbilla cay sobre el

    mostrador.

    El encargado limpi con el pao la regin hu-

    medecida y se arriesg:

    -C reo que ya ha tomado suficiente, no le pa-

    rece?.

    El otro irgui con brusquedad el torso:

    -Quin? Yo?

    sts

    loco?. Puedo beber

    cien veces lo que he tomado hoy .

    Se sirvi nuevamente, como

    SI

    quisiera robus-

    tecer su afirmacin. Luego se inclin hacia adelante,

    apoyando los codos sobre el mostrador

    y

    dijo:

    -Mi ltima juerga dur tres das con sus no-

    ches.. Aguanto ms que cualquiera sin emborra-

    charme -

    Hizo una pausa permaneci pensativo; luego

    continu en voz alta el curso de sus pensamientos:

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    43/107

    N

    D I C U L Q U I E R

    -Mi

    problema en casa es la Vieja.

    ..

    Siempre

    anda metindose en todo. . Parodi una voz gan-

    gasa: ''Por qu no haces esto Fbr qu

    no

    ha-

    ces lo otro? Por qu no fe hablas

    a

    Fulano? Por

    qu no le pides

    un

    empleo a Mengano?".

    .

    Como

    si yo estuviese hecho para servir a nadie .

    .

    Bebi una vez ms, derramando parte del

    con

    tenido de la botella sobre el mostrador.

    e

    inclin a1

    continuar

    .

    Y eso que antes era peor.

    .

    Me ola cl

    aliento cuando llegaba a la casa. . Me sennoneaim

    cuando volva tarde.

    . .

    -Baj la voz

    y

    agreg, como

    si hablase consigo mismo:- Tuve que acabar de

    una vez con todo aquello .

    .

    Se inclin an m& hacia el otro:

    -Una noche, a la hora de cena, la Vieja comen-

    z a recriminarme como

    de

    costumbre.

    . .

    No le res-

    pond una sola palahe.

    ..

    Me

    levant de

    la

    mesa

    me encerr en mi habitacin..

    .

    Me bast

    una

    heri-

    da

    superficial con la navaja de afeitar.

    .

    Mira,

    an

    se

    ve la huella.

    . .

    Con la mano derecha retir la

    manga izquierda de la camisa, dejando al descubier-

    to la cicatriz rojiza de la mueca.

    Se

    irgui

    y

    agre-

    g

    sonrindose:-

    n

    me parece or sus gritos

    desesperados retumbando en las paredes de fa casa.

    . .

    Y santo remedio: desde aquel mismo da descans

    para siempre de sus reproches..

    .

    Pero cu ndo

    sts

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    44/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    all siempre anda dndote vueltas, como una som

    bra.

    y

    tiene una manera de mirarte a los ojos. .

    Permaneci un rato en silencio mientras

    se

    ser-

    va

    y

    beba de nuevo. En aquel instante, un ratn ss-

    li de detrs del escaparate de bebidas y atraves en

    rauda carrera de uno a otro extremo del mueble, ha-

    ciendo tintinear las botellas.

    El cantinero, asustado, di

    un

    paso atrs al sen-

    tirse asido inesperadamente por la mueca, mientras

    la cara desencajada por el terror se acercaba a

    y

    preguntaba anhelante:

    -Qu fu eso?-

    -No es nada.. Clmese.. Son ratones..

    Hay muchos en el local. No he podido acabar con

    ellos. -Se solt aprovechndose del alivio sbito

    del otro.

    -Perdname. Me ponen nervioso los rato-

    nes. -Se sirvi y apur un nuevo trago; y, despus

    de un silencio reconcentrado, habl otra vez como si

    lo hiciese para s mismo:- Una vez, la casa estuvo

    llena de ratones. entraban en mi habitacin.

    se trepaban por las paredes. se suban en mi ca-

    ma. . se enredaban en mis cabellos. -Despus

    de una pausa, y como si slo entonces se perc2tara

    de

    la presencia del otro, le grit mirndole

    a la

    cara:

    -Eran ratones , me oyes?. Gordos, enormes, as-

    querosos.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    45/107

    U

    N

    D I C U L Q U I E R

    Inclin la cabeza y aadi en voz baja:

    -Fu el ao pasado mientras estuve enfer-

    mo. El mdico y la Vieja me decan que no haba

    tales ratones y yo tuve que callarme y tragarme

    aquello para m solo. -Su voz se quebr en algo

    parecido a un sollozo cuando agreg:-

    Y

    los ratones

    volvan cada noche en oleadas interminables. y

    yo all mudo bajo las sbanas con los ojos desorbi-

    tados de terror.

    Sacudi la cabeza como si ahuyentase aquel re-

    cuerdo de pesadilla

    y

    tomando la botella con mano

    vacilante sirvi en el vaso lo que quedaba de su con-

    tenido. Conservando an en la mano izquierda la bo-

    tella bebi sin respirar hasta el fondo del vaso y ven-

    cido al fin se precipit sobre el mostrador permane-

    ciendo inmvil con la cabeza entre los brazos y la

    boca entreabierta.

    Al caer de bruces solt la botella que gir so-

    bre s misma y cay rodando al suelo.

    Sin pronunciar una palabra el cantinero se aga-

    ch lentamente recogi la botella pas el pao por

    el mostrador y despus de colocar aqulla junto con

    el vaso en el escaparate se dirigi hacia la parte pos-

    terior del local y llam en voz alta a alguien que pa-

    reca estar detrs:

    -Venga a llevrselo seora que para su hijo

    ya termin el da.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    46/107

    C IN

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    47/107

    MENS JERO

    de la oficina coloc la tarjeta

    sobre el escritorio Vicente la mir distradamen-

    te

    y

    le rod hacia un lado con el dorso de la mano

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    48/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    concentrndose de nuevo en la lectura del docurnen-

    to

    que

    tena en frente. Aunque haba posado por un

    instante los ojos sobre las letras impresas en la pe-

    que

    cartulina, su significado apenas roz la super-

    ficie su conciencia

    y fu

    slo un rato despus

    cu ndo

    las letras

    parecieron

    ordenarse en su cerebro

    y formar el nombre que ahora surga

    con

    pleno sig-

    nificado para l.

    --Leonardo Mirabal-, dijo en voz alta compla-

    cindose, como antes, en la sonoridad de las palabras.

    Reclinndose en el respaldar de su lujoso silln de

    mem

    Vicente s sumergi en recuerdos antiguos

    mientras se acariciaba la mejilla con el canto afilado

    de la tarjeta.

    i u

    lejanos le parecieron de pronto

    aquellos tiempos del colegio

    El

    primer da de clases:

    los muchachos corriendo hacia las puertas enormes,

    gritando y riendo mientras 4 esquivo

    y

    hurao,

    se

    pegaba a las paredes

    con

    los libros bajo el brazo;

    y

    l s

    voces que pasaban rozndole: "jLeottardo,

    h

    viene Leonardo ''; y

    la conversacin sorprendida

    al

    entrar al aula: OTLeonardo

    me explicas este teore-

    ma? no prsedo entederlo; y en el primer recreo, el

    muchacho debilucho que deca: Leonardo me

    de-

    jas

    entrar al equipo?,

    le

    prprecticado mucho en las va-

    cerrcerrOnesa

    Vicente apret con el dedo el

    botn

    nacarado

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    49/107

    U

    D I

    C U L Q U l E R

    del timbre y orden al mensajero tan pronto abri la

    puerta

    -Haga pasar al seor Miraba1.-

    Maquinalmente se arregl un poco el cabello

    con las manos y se ajust el nudo de la corbata.

    - C o n permiso-, deca el hombre en voz ba-

    ja, de pie en el hueco de la puerta.

    Vicente se levant de

    un

    salto de su asiento

    y

    camin hacia l con las manos extendidas, observn-

    dole a los ojos

    ios

    mo,

    u

    cambiado

    est ,

    di-

    cindole apresuradamente

    -Por favor, Leonardo, pasa adelante. ;Cun-

    to tiempo sin verte -

    Despus de apretarle las manos entre las suyas,

    le palme la espalda

    Qu

    flaco est

    y u

    mel la

    -Anda sintate.

    Qu

    orpresa ms inesperada

    y

    qu

    gusto me da verte -

    Leonardo se sent en el borde de la silla que le

    ofrecan y conserv el sombrero girando entre las ma-

    nos mientras deca con suavidad:

    -Yo tambin me alegro mucho de verte,

    Vi-

    cente. ;Hace ya tanto tiempo . Tem que ya no te

    acordaras de m.-

    -No acordarme de ti?, pero, ests loco?.

    Como has podido imaginar semejante cosa -

    Vicente se sent de nuevo y mientras lo haca

    Ie pareci de pronto verse a s mismo en medio de la

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    50/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    multitud que colmaba el saln de actos del colegio, y

    casi oy la voz del maestro de ceremonias:

    Y

    ahora, Leonardo Mirabal,

    ganttdoi

    de la medalla e

    mrito, va

    a

    dirigirles la palabra en nombre de sus

    compaiieros

    La

    voz del otro lo sustrajo bruscamente de sus

    reminiscencias

    -No nos veamos desde la graduacin, no

    es

    cierto?-

    -No, Leonardo-, le contradijo-. Desde

    un

    ao despus de aquella fecha. Desde el

    15

    de

    s p

    tiembre de 1930, exactamente. Aquel da embarcaste

    para Europa a hacer el curso de post-graduado y yo

    estuve en el muelle para despedirte.-

    -Vaya, tienes una memoria estupenda. La ver-

    dad era que no lo recordaba. -Leonardo pareci que

    se disculpaba.

    Vicente se recost en el respaldo de la butaca

    y apret los puos bajo el escritorio al recordar la

    voz suave del director del colegio mientras l e deca:

    La

    iento mucho, seor Zza@drre, pero usted

    no ga

    n la beca.

    E

    seor Mirabal le sobrepas por

    cuatro

    puntasJy.Y la respuesta humillante de l, que todava

    lo haca enrojecer: ~Mirabal? OhfCre que

    no

    com

    petira.

    -Todo este tiempo he estado preguntndome

    lo que haba sido

    de

    ti-, dijo en voz alta.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    51/107

    U D I C U L Q U I E R

    El otro hizo un gesto vago con la mano y res-

    pondi mirando hacia el suelo:

    -Me han pasado muchas cosas desde aquellos

    das. No he tenido suerte, jsabes? Malos negocios.

    . .

    Locuras de juventud.

    .

    Pero sobre todo mala suerte,

    mucha mala suerte.-

    Vicente se inclin hacia adelante:

    -Pero, Leonardo, no puedo explicarme. Fuis-

    t e siempre el primer alumno del colegio. . Hiciste

    una carrera brillante.-

    Leonardo habl sin quitar la vista del suelo:

    -S, una carrera brillante hasta que sal del CO

    legio.. ~Snbes,Vicente? Creo que me hizo mucho

    dao el que all las cosas me resultasen tan fciles.

    Llegu a pensar que sera lo mismo fuera y, en cam-

    bio, ;todo result tan distinto . El da de la gra-

    duaci6n pareca que tenia todo el mundo por delan-

    t e . . .

    Vicente, mientras lo observaba con mirada inex-

    presiva, continu para s el curso de las palabras del

    otro:

    . .Y

    lo tenas, jclaro que lo tenas Estabas jus-

    tamente entre e l mundo y yo. Lo fuiste tomando to-

    do

    a u

    paso. Para no ued ms qu lo que deja-

    bas, porque siempre llegaba

    a

    todas partes

    un

    poco

    demasiado tarde: exactamente dos pasos despus

    que t.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    52/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    -Pero, y aquel matrimonio tan brillante que

    hiciste? -pregunt en voz alta.

    -iAh Fe enteraste de eso?.

    Dur

    poco.

    Apenas un ao. Todo cuanto emprend fracasaba, y

    mi matrimonio no fu una excepcin. No podra de-

    cirte, Vicente, cundo la suerte me di la espalda.

    Quizs

    siempre me persigui la fatalidad, o tal vez

    fu sucediendo poco a

    poco

    y no me di cuenta sino

    cuando ya era demasiado tarde. Lo cierto es que cuan-

    do intent reaccionar, no contaba ya

    con

    nadie.

    os

    que

    antes

    me adulaban, me volvieron la espalda. Las

    puertas que antes se abran solas a mi paso, perma-

    necan cerradas ante mis llamados desesperados..

    .

    No tienes idea de lo cruel que puede tornarse la

    gente . .

    Leonardo hizo una

    pausa

    y luego, tomando una

    sbita decisin, mir

    al

    otro a los ojos y exclam:

    -Tienes que ayudarme, Vicente. Eres la 1-

    tima persona a quien acudo. No quise hacerlo hasta

    ahora porque no quera mezclar mi vida de colegio

    on

    este va crucis por el que estoy pasando actual-

    mente. aquellos tiempos fueron tan hermosos . .

    Pero todo ha sido intil: ninguno de los otros ha

    querih ayudarme.

    Vicente se puso en pie y mir desde arriba la

    figura encorvada en el asiento.

    Y

    qu puedo hacer por ti, Leonardo?-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    53/107

    U

    D I C U L Q U I E R

    Respondi con voz anhelante:

    S que el M o r imnez tu compaero de

    bufete se retira. Me han dicho que andan uste es

    buscando un subdituto. Dame esa oportunidad

    por favor Vicente.-

    El permaneci un rato mudo mirndole siempre

    desde lo alto mientras recordaba el da de la entre-

    ga de trofeos cuando el funcionario del Gobierno po-

    na en manos de Leonardo la copa de plata que el

    equipo del colegio haba ganado en las competen-

    cias deportivas del ltimo ao.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    54/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    Vicente tuvo un pequeo sobresalto

    y

    ponindo-

    se en pie respondi:

    -Ninguna

    Dr.

    Jimnez. Un solo visitante du-

    rante su ausencia. Justamente acaba de salir. Un

    tipo sin importancia a quien conoc hace aos..

    .

    Y

    cuando l a cabeza desapareci Vicente sac

    su encendedor de plata del bolsillo lo prendi con

    un movimiento del pulgar

    y

    lo acerc a la tarjeta

    que tom del escritorio matenindolo all hasta que

    sta ardi totalmente con una llama rojiza y bri-

    IIante.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    55/107

    PROPIED D PRIV D

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    56/107

    N pronto oy el cacareo asustado de las gallinas

    y observ por la ventana su carrera circular den-

    tro del gallinero IManuel descolg

    de

    a pared la

    es

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    57/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    copeta

    de caza, coloc dos

    cartuchos

    en la recmara

    y

    baj corriendo

    l

    patio con

    el

    arma fuertemente

    apretada entre las manos.

    -iPjano del diablo, esta vez no vas a llevar-

    t e nada de lo mo. -

    l espacio abierto

    que

    dejaba libre a Ia vis-

    t

    e l ramaje de l a rboles, no haba trazas del gua

    raguao pero su presencia se senta en el ambiente

    del gallinero y en el terror que impulsaba la loca

    carrera de las aves ~risioneras.

    Desde el lugar donde permaneca en ace-

    cho, dominaba el hombre toda la extensin de su

    ptedio, excepto la pequea porcin que le ocultaba

    el tupido platanar del fondo. No wa mucha tierra,

    apenas ocho tareas con cultivos de pltanos en un

    extremo, hortalizas en el otro, frijoles en el centro, y

    esparcidos a lo largo del jard que rodeaba por

    completo la casa,

    una

    ceiba, dos algarrobos

    y

    cua-

    tro mangos. No, no era mucha tierra, pero cada me-

    tro cultivado dentro de la triple hilera de alambre

    de pas que circundaba la heredad, era obra de su

    solo esfuerzo. Cada planta, excepto los grandes

    r-

    boles, fu sembrada por su propia mano. Todo lo que

    all haba era de su exclusiva propiedad

    y

    no era

    l

    quien

    iba a permitir que

    un

    maldito pjaro la-

    drn le robara lo suyo.

    Permaneca alerta, con cada msculo y cada

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    58/107

    U

    D I C U L Q U I E R

    nervio de su cuerpo en plena tensin, recorriendo

    con la mirada los rincones del patio o adivinando

    en

    el cielo el camino que escogera el enemigo para

    atacar, parado a pocos pasos del rstico gallinero

    que levantaba sus paredes de tablas de palma y

    alambre tejido alrededor de la crianza incipiente.

    Esper inmvil durante un buen rato, pero el

    astuto animal no se

    dej ver.

    d r qu

    lo estoy

    acechando, el maldito?.

    e

    corri luego algunos

    pasos

    a su izquierda sin abandonar un momento su

    actitud vigilante, hasta alcanzar el ancho tronco de

    la ceiba.

    e

    recost

    u

    instante

    y

    justo en el momen-

    to de apoyar en el suelo la escopeta, y cuando ya las

    gallinas reinbciaban tmidamente la bsqueda del

    alimento esparcido en el piso del gallinero, vi de

    sbito venir el guaraguao con las alas desplegadas e

    inmviles, planeando en crculos cada vez ms es-

    trechos hacia abajo.

    Sin perder un segundo se ech la escopeta a la

    cara y dispar. ;Toma, desgraciado .

    Por un

    momento crey que lo haba alcanzado. El ave cerr

    las alas y pareci caer, pero de inmediato las bati

    con bro inesperado

    y

    desapareci volando en lnea

    recta tras el tupido ramaje de la ceiba.

    Manuel corri separndose del rbol.

    ;P-

    jaro del demonio . hasta convencerse de que era

    intil disparar de nuevo porque el enemigo estaba

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    59/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    ya fuera de su alcance. .

    aldita

    sea Era la ter-

    cera vez que s le escapaba de las manos. Pareca

    que mientras m s ganas tuviese de cazarlo, ms di-

    fcil resultaba acertarle.

    Se par en seco y agitando el puo cerrado

    hacia la mancha negra que

    s

    empequeeca en el

    cielo: ;La prxima vez, por mi madre que te tum-

    bo -

    Coloc la escopeta bajo el brazo y camin ha-

    cia el platanar que se extenda en el fondo del pre-

    dio.

    Al or el disparo, la mujer se haba separado

    bruscamente de los brazos del hombre y con los

    ojos agrandadas de miedo dijo en voz baja

    y

    angus-

    tiada

    -Oste eso?. Es Manuel con la escopeta.

    ;Vete pronto de aqu . Que no te vea, Dios san-

    to .

    .

    Haban estado acostados en el suelo, protegi-

    dos de las miradas de la casa por la maleza tupida

    del platanar, pero ya el hombre se haba incorpora-

    do de un salto y

    s

    arreglaba apresuradamente las

    ropas.

    -Por dnde salgo? . .

    -Por all, por la cerca de alambres del fon-

    do. . ;Pero date prisa, por Dios . .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    60/107

    U

    N D I C U L Q U I E R

    El corri desesperadamente pero cuando se

    abra paso a travs de los alambres Manuel irrum-

    pi en el claro y apenas con el tiempo suficiente

    para echar una rpida ojeada a la mujer

    n

    recos-

    tada en el suelo levant la escopeta y dispar sobre

    la cerca.

    E l hombre enredado en los alambres abri los

    brazos y cay pesadamente a tierra.

    Junto a la mujer muda de espanto Manuel

    murmur mientras descansaba en el suelo la culata

    del arma:

    -Ya deca yo que la prxima vez te tumba-

    ba. . .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    61/107

    L

    R LOJ

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    62/107

    LO dir

    yo-

    dijo el abuelo. Empu su

    bas

    tn

    y ponindose el sombrero de pajilla amari

    llento

    se dirigi en busca del nUio que jugaba

    en

    un

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    63/107

    V I R Q I L I O

    D I Z Q R U L L O N

    rincn de la

    galera

    -Ven

    mi hijo, vamor a pasear

    -Tan

    temprano, abuelito?-

    El

    nuio, -o junto al fmocanil

    elctrico

    miraba interrogante

    hacia el

    ancieno.

    -No es tan temprano: son ya a de las cua

    tra-

    El nio

    s

    incorpor6 un poco y derodillas co

    m e d a

    desarmar

    cuidedosamente los rielea

    de la-

    h.

    -Deja

    eso. YHL

    Irme lo recoger

    ms

    tarde.-

    El abuelo,

    inchhdoee

    tomb

    de

    la

    m no

    al

    o

    lo ayud a levantame:

    -Lvate las manos y psate

    un

    poco el

    pei-

    ne.. .- y, al

    ver

    que e1 nio

    se

    diriga

    hacia

    el in-

    terior de

    la casa: -No .

    .

    No

    entres ah . . Lb-

    vatelas en el fregadero. .

    El nio volvi aobre

    u pasos con dd idad y

    ntr por la puerta que daba a la cocina.

    Se

    acerc

    al lavadero

    y

    abriendo la llave de agua, se mojb un

    poco

    las manos

    lisndose con

    ellas el pelo rebelde.

    La mujer que estaba a su espalda extendi

    u

    ma-

    noe haca l como si intentase ayudarlo, pero,

    arre

    pentida

    de

    su

    gesto,

    se

    contuvo y permaneci

    inm-

    vil

    observndole con

    una

    expresin extraa hasta

    que el nio sali

    de

    la cocina.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    64/107

    U D I C U L Q U I E R

    n la galera el abuelo ee paseaba impaciente

    con las manoa la espalda sujetando tras de s su

    bastn

    -Ya

    ests

    listo?. Anda vamos-

    Lo

    tom de la mano y salieron juntos a la ca-

    lle emprendiendo la marcha hacia el centro del pue-

    blo.

    -Por qu salimos tan temprano hoy abueli-

    to?-

    -Ya te dije

    que

    eran ms de las cuatro.

    l

    anciano sac del bolsillo el reloj de plata reluciente

    y

    desprendiendo la leontina de la trabilla de su pan-

    taln

    s

    lo pas al nio dicindole:

    -Toma llvalo tC; pero ten cuidado de que

    no

    se

    te caiga.-

    -Puedo llevarlo todo el tiempo?- El nio

    haba asido el reloj con ambas manos

    y

    lo contem-

    plaba asombrado.

    -S m

    hijo. M e lo devolvers cuando llegue-

    mos de nuevo a la casa- le respondi el ancmno

    ponindole una mano sobre el hombro.

    Y por qu me lo dejas hoy abuelito.

    . ?-

    -Porque ya eres

    un

    hombre.

    .

    Es tiempo

    de

    que vayas aprendiendo a cuidar las

    cosas .

    El nio mir de nuevo el reloj observando el

    girar

    apresurado

    del segundero

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    65/107

    V I R G I L I O

    D I Z R U L L O N

    Y por qu slo se mueve la agujita dorada

    abuelito?-

    -Las otras tambin se mueven pero ms des-

    pacio.

    -No no.. No se mueven..

    .

    Mralas..

    .

    Acerc el reloj al rostro del anciano celosamente

    aprisionado entre sus manos juntas.

    -No

    s

    mueven cuando las estn mirando.

    Pe-

    ro si t e olvidas de ellas y no las miras aprovechan

    entonces y corren para recuperar el tiempo perdi-

    do.-

    -Pero por ms que corran no podrn alcan-

    zar nunca a

    la

    agujita dorada zverdad abuelito?-

    -No mi hijo no pueden alcanzarla nunca.

    . .

    Y

    por

    qu

    no pueden alcanzarla.

    -Pues..

    .

    porque esa agujita dorada en reali-

    dad es una agujita es un rayito de sol que yo

    t ngo

    aqu prisionero.

    Y

    t sabes qu deprisa co-

    rre el sol cuando atraviesa todo el cielo en un solo

    da.

    El nio pendiente de cada palabra del

    abue

    lo asinti con la cabeza

    y

    qued un rato silencioso

    hasta que luego sigui en voz alta el curso de sus

    pensamientos:

    ;Y

    cundo conseguiste ese rayito de sol abue-

    lito?-

    -Anoche mientras dorma. .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    66/107

    -Anoche. Y quin te lo di?-

    -Me lo trajo un viejito con una barba muy

    blanca que le llegaba a la cintura.-

    -Y por qu el viejito tena el rayito de sol?.

    Quin se lo regal a l?-

    -No era de l era de Dios . Y Dios se lo ha-

    ba entregado para que me lo trajera a m.

    .

    -Dios? l nio permaneci un instante

    abrumado. -?Y por qu Dios te regal el rayito de

    sol abuelito?-

    -No fu un regalo: fu un cambio..

    Yo le

    di algo mo tambin a Dios.

    . .

    -Y qu le diste

    t?-

    El abuelo permaneci un momento en silencio

    y

    luego respondi sin mirar al nio:

    -Yo le regal algo muy precioso hoy mi hi-

    jito. . .

    Y despus de una pausa: -Ven vamos

    a sentarnos all.

    .

    Se dirigieron hasta una cerca de mamposte-

    r

    que circundaba un solar yermo y se sentaron

    so

    bre ella el anciano apoyando sus manos

    en

    el bas-

    tn colocado verticalmente frente a l y el nio a

    su lado con el reloj entre las manos que reposaban

    en sus rodillas y el rostro expectante vuelto hacia

    el abuelo.

    Este por fin habl:

    -Fu un acuerdo entre Dios y yo sabes?. .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    67/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    El necesitaba de alguien a quien yo quera mucho

    y

    deseaba tenerla a su lado para siempre.

    .

    .

    Y yo

    le dije que El era dueo de m y de todo lo mo y

    que poda llevrsela cuando quisiera.

    .

    .

    Entonces

    El me di las gracias y me dijo: Deseo darte algo

    a

    cambio del sacrificio que t pido: toma este rayito

    de sol y gurdalo para ti. .. -

    El abuelo que haba hablado con la cabeza in-

    clinada sobre el pecho hizo una pausa y luego agre-

    g

    mirando al nio a los ojos:

    .

    y

    esa es la historia del rayito de

    sol

    .

    Desde hoy lo tendremos t y yo para nosotros s e

    h

    er nuestro secreto y no se lo diremos a ms

    nadie.

    .

    A ms nadie abuelito?.

    . .

    Pero yo quiero

    contrselo mam. .

    El abuelo coloc el brazo alrededor de los hom-

    bros del nio y acercndolo hacia su pecho murmu-

    r:

    -No mi hijito.

    .

    . No podrs decrselo a ma-

    m porque ella ya no estar en casa cuando volva-

    mos..

    .

    El nio se levant de la cerca y anduvo algu-

    nos pasos como si diera tiempo para que el sentido

    de las palabras se abriera paso en su cerebro. Des-

    pus de permanecer un instante inmvil levant

    las manos en las que conservaba el reloj

    y

    apretn-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    68/107

    U N D I C U L Q U I E R

    dolo fuertemente contra su pecho dijo:

    -Ya podemos volver a casa jverdad abuelo?-

    El anciano se levant trabajosamente y res-

    pondi mientras iniciaban juntos el retorno:

    -S

    vamos.

    Y

    despus de una breve pau-

    sa agreg: . . y puedes quedarte para siempre

    con el reloj.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    69/107

    L RE ELION

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    70/107

    i

    OR

    qu no te casas ta Julia?-

    -Porque nadie ha querido casarse con-

    migo Pedrito.-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    71/107

    V I R G I L I O D I A Z G R U L L O N

    Ella estaba sentada en la mecedora que impul-

    saba suavemente, tratando de adormecer al nio re-

    costado en sus rodillas.

    -Yo me casara contigo-, dijo l,

    pero soy

    muy chiquito, zverdad?-

    La

    mujer sonri con dulzura y le acarici el

    pelo mientras responda:

    -S. Ahora ests muy chiquito; pero cuando

    crezcas, tal vez.

    -Crecer pronto, ta Julia, y entonces nos ca-

    saremos.-

    -S, mi hijito, y seremos muy felices los dos,

    como en los cuentos. Pero ahora durmete, que ya

    es tarde y maana tendrs que madrugar.-

    Baj con lentitud la mano desde la cabeza del

    nio hasta su frente y desde all

    a

    los ojos, forzn-

    dole suavemente a cerrarlos. Se meci durante un

    rato ms, y cuando estuvo segura de que l dorma

    ya, se puso en pie y lo acost en la cama.

    Tan pronto apag la luz, comenz a escucharse

    claramente dentro de la casa el ruido del hierro gol-

    peando acompasadamente sobre el cuero. ''Otra vez

    aquel hombre trabajando de noche ", se dijo. Acer-

    cndose

    a la ventana entreabierta observ la I e a

    de luz bajo la puerta del garaje. Nunca haba alcan-

    z do

    a

    comprender por

    qu su

    hermano le haba al-

    quilado esa pieza al zapatero. Cuando

    edro

    le

    di

    si

    noticia era ya

    un he ho

    consumado y ella no se

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    72/107

    U

    N

    D I A C U A L Q U I E R A

    atrevi a oponerse. Pero la verdad era que la tur-

    baba la presencia de aquel extrao en la casa. Cuan-

    do ella trabajaba en el jardn por las maanas, d e

    ba pasar forzosamente ante la puerta del garaje y

    no

    pod

    evitar mirar al hombre casi desnudo, con

    apenas una camisilla rota

    y un

    pantaln recortado

    que

    dejaban ver por todas partes su carne oscura

    y

    sudada.

    Al

    segundo da estuvo

    a

    punto de pedirle a

    Pedro que lo echase porque cuando ella pas aque-

    lla maana con la regadera frente a la puerta, l la

    mir de una manera que la desagrad profunda-

    mente. Pero al fin decidi no hablar de aquello, te-

    merosa de que su hermano interpretase mal la ac-

    titud del hombre. Porque la verdad era que ste no

    era atrevido

    ni

    insolente. No, l saba conservarse

    en su lugar; pero aquella forma

    de

    mirarla

    y

    aquel

    estarse all todo el da como un intruso.

    Julia se apart de la ventana y contempl du-

    rante algunos instantes al nio dormido antes de

    salir en puntillas de la habitacin.

    En la antesala, el hombre evant los

    ojos

    del

    peridico que lea al sentirla entrar:

    -Se durmi ya el nio, Julia?-

    Si. Hace apenas un momento.-

    -Me alegro. Quiero salir bien temprano ma-

    ana.-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    73/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    Y cuando Julia sala ya de la habitacin, le

    pregunt:

    -2Nn has cambiado de idea?-

    Ella, ya en el umbral, se volvi hacia l:

    -No, Pedro. Ya te he dicho. . .

    -Est bien. Pero recuerda que nuestra casa

    ser siempre la tuya y que es

    mi

    esposa la que

    in-

    siste en que vivas con nosotros.-

    Lo

    s. Mariana es muy amable. Dile lo mu-

    cho que agradezco su bondad. Pero t sabes bien

    que es mejor as. Yo les estorbara.

    . .

    -No digas eso, Julia, nosotros no.

    .

    Pero ella haba ya salido y cerrado la puerta

    tras de

    s.

    En el corredor, los golpes del martillo le llega-

    ban ms distintamente y, sin darse cuenta, fu acom-

    pasarido a su ritmo .montono el curso de sus pen-

    samientos. No. No poda aceptar e ofrecimie~to

    de su hermano. Aunque Pedro haba tratado de pre-

    sentarle las cosas como si fuese ella quien les hicie-

    ra un favor yndose a vivir con ellos a la capital,

    comprenda muy bien que lo que trataba era de ate-

    nuar el dolor que le producira separarse del nio.

    Porque todos, incluso ella misma, saban

    que

    ese do-

    lor sera grande. Tan grande, que no se imaginaba

    ahora mismo cmo podra soportarlo. Durante los

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    74/107

    U

    N

    D I C U L Q U I E R

    cinco

    os

    de su corta vida haba estado el nio

    junto a ella, sin separarse jams de su lado, como

    lo haba querido su pobre hermana antes de morir.

    Qu

    est&il resulta, pens, hacer promesas como

    aqulla que le hizo en

    su

    lecho de muerte La vida no

    reconoce ni respeta resoluciones tan a largo plazo,

    termina siempre por impaer sus propias decisiones.

    Al

    cabo de cuatro aos, Pedro volva a casarse y aho-

    ra, un ao despus, se llevaba a su hijo donde era 1-

    gico que estuviese: al hogar que

    su

    padre

    y

    su nue-

    va esposa haban formado.

    Al entrar en la sala, percibi Julia de reojo el

    movimiento brusco de la pareja de novios sentada

    en el sof, separndose el uno de la otra, y los ges-

    tos nerviosas con que ambos pretendan ocultar su

    turbacin. Sin mirarlos de frente y un poco aver-

    gonzada de su involuntaria intromisin, pas jvnto

    al

    sof

    y camin hacia la galera, pero alcanz a

    or, sin proponrselo, parte del dilogo que se desa-

    rrollaba en voz baja a

    su

    espalda:

    -Crees que nos vi?-

    -No, no me parece.

    . La

    pobre ta Julia nun-

    ca se da cuenta de nada. .

    Ya en la penumbra acogedora de la galera,

    acodada en la balaustrada de cemento

    y

    mirando

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    75/107

    V I R Q I L I O

    D I Z

    R U L L O N

    sin ver hacia la puerta cerrada del garaje y hacia

    el

    ruido acompasado y sordo que surga tras de las

    hojas de madera, Julia sinti que las palabras la

    haban seguido desde la sala

    y

    zumbaban ahora jun-

    to a su odo, como

    inse tos

    que volasen a su alrede-

    dor.

    .

    la pobre tia Jufia no se

    da

    cuenta

    de nada.

    Se sinti herida en lo

    s

    hondo, all donde las cc

    sas duelen realmente.

    .

    Por qu habra dicho aque-

    llo Elvira? Para tranquilizar al novio o porque

    crea realmente lo que dijo?.

    . Era sa la idea que

    tena su sobrina de ella?. Era as como pensaban

    tambin los dems? Su hermano, el nio?. No,

    el

    nio

    era distinto. al menos por ahora. Pero

    los otros..

    El martille0 del garaje pareci subir de volu-

    men. Julia

    se tap los odos con las manos y cerr

    los ojos.

    .

    Siempre haba estado demasiado ocupa-

    da, pens, para hacerse a s misma cierta clase de

    preguntas. Pero ahora

    se

    senta como ante una puer-

    ta que de pronto se hubiera abierto frente a ella. Tras

    de aquella puerta, qu le estaba ofreciendo la vi-

    da? mo haba llenado hasta ahora los aos trans-

    curridos? Qu le quedaba para colmar los que fal-

    taban por llegar?.

    .

    Maana temprano se marcha-

    ba el nio; el mes prximo se casaba Elvira, y eHa

    iba a quedarse sola

    en

    aquella casa que de pronto le

    pareci enorme y ya vaca.

    .

    Z

    entonces

    Dios

    mo?

    . .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    76/107

    U D I

    C U L Q U l E R

    Movi la cabeza de un lado a otro al comps

    de los martillazos que ahora parecan sonar dentro

    de su crneo. Pero por qu antes no se haba

    sentido nunca as? Por qu tena

    que

    ser ahora, en

    este mismo instante, cuando se viera a si misma tal

    como era, tal como haba sido

    y

    tal como sera siem-

    pre: una simple espectadora al borde de la vida, mi-

    rndola de lejos y sin pedirle nada, como alguien que

    observara desde la acera el alegre desfile que pasa

    por la calle.

    Con los ojos cerrados

    y

    la frente entre las ma-

    nos, no respondi al saludo que le hizo al pasar

    jun-

    to a ella el novio de Elvira, ni mir a sta cuando lo

    despeda con un gesto de la mano desde el otro ex-

    tremo de la galera.

    Por mucho rato permaneci all, inmvil,

    y

    cuando todas las luces de la casa se apagaron, baj

    lentamente los escalones que conducan al jardn

    arreglndose el pelo con las manos.

    l

    sentirla entrar, el hombre ces

    de

    go pear

    y

    la mir a los ojos. Ella no di ninguna explicacin.

    Se acerc a l y tomndole la cabeza por el pelo cres-

    po la apret contra su vientre.

    El murmur con la boca pegada a la carne

    tibia y palpitante:

    -;Al fin .

    .

    Cre que ya nunca.

    .

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    77/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    Pero ella, inclinndose sobre el cuerpo more-

    no y sudado, lo interrumpi con una voz que son

    extraa an para ella misma:

    -Mentiroso . Sabas ien que yo termi-

    nara por venir.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    78/107

    VECIND D

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    79/107

    UANDO

    la

    luz

    marc

    sus lneas

    amarillas

    en

    los

    bordes

    de la ventana cerrada Jorge levant la

    vista

    del libro y m r

    de frente

    l s

    toscas

    hojas

    de

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    80/107

    V I R I L I O D I Z R U L L O N

    madera desteida, pensando que ya

    la

    mujer haba

    entrado en su habitacin

    y

    estaba dando vueltas en

    ella, como de costumbre.

    Haca horas que l estaba all, sentado frente

    a la ventana abierta, leyendo

    a

    ratos el libro que

    reposaba sobre sus rodillas, pero consciente en todo

    momento de que la oscuridad que reinaba en la ha-

    bita cin lta de la casa de enfrente, significaba que

    la mujer no haba llegado todava.

    Estirando los brazos y arqueando el torso pe-

    rezosamente suspir aliviado (la ventana no tarda-

    ra en abrirse), y observ la noche. Ni una sola es-

    trella en el cielo; slo algunas nubes inmviles col-

    gando pesadamente sobre la ciudad.

    Justo al nivel de la suya, la ventana de en-

    frente se abri de par en par y la luz salt hacia

    afuera. La mujer, con los brazos abiertos en cruz,

    s

    aseguraba de que ambas hojas tocasen la pared ex-

    terior. All, bajo los brazos, en la zona que escapaba

    a la proteccin de la tela, la piel triguea se enne-

    greca con la sombra del vello recin afeitado.

    La luz que nalca a su espalda le impeda dis-

    tinguir con precisin las facciones, pero ya l

    s

    sa-

    ba de memoria aquella cara. Desde haca un mes,

    cada da vea ir

    y

    regresar del trabajo a la mujer,

    la senta subir y bajar corriendo la escalera y, an

    antes de verla, adivinaba su prxima presencia, a

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    81/107

    U D I

    C U L Q U I E R

    tal punto conoca el sonido inconfundible de sus pa-

    sos presurosos y menudos. Y tan pronto los oa en

    la acera de la calle, se acercaba a la ventana para

    esperar que ella apareciese frente a l, movindose

    en el interior de su habitacin, cambiando objetos de

    un sitio a otro, o leyendo recostada en el sof que

    converta en cama a la hora de dormir.

    Jorge no sabra precisar en qu momento la

    presencia de la mujer vino a tener existencia cons-

    ciente para l. No supo cundo se mud a la pensin

    que ocupaba la planta alta de la casa vecina, pero

    s poda recordar el da preciso en que esa presen-

    cia cotidiana y extraa a la vez, cambi por cornple-

    to el curso de su vida.

    Fu una tarde lluviosa del ltimo mayo. Des-

    de la ventana, haba observado a la mujer en el za-

    gun, esperando nerviosamente que la fuerte lluvia

    aminorase. Un automvil particular se detuvo fren-

    te a ella y Jorge adivin el dilogo entre el hombre

    que lo conduca y la mujer de pie en el umbral.

    "Quiere subir? Puedo llevarla donde quiera." "No,

    gracias ' "Por favor, no vaya a pensar usted mal.

    Slo quiero hacerle un pequeo servicio". "No se m

    leste. Prefiero esperar". "Suba, no sea terca. Yo

    l

    conozco a usted.

    S

    dnde trabaja y voy en esa

    di-

    reccin. Suba usted".

    Jorge se haba interesa-

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    82/107

    V I R G I L I O

    D I Z G R U L L O N

    do en el forcejeo que presenta all abajo y lleg

    a hacer clculos sobre el tiempo

    que

    le tomara al

    galante conductor convencer a la pasajera remisa.

    No ms de cuatro minutos , se dijo. Y de acuerdo

    con el cronmetro suizo que tena siempre a su la-

    do, a los tres minutos y cuarenta segundos exactos,

    la mujer haba subido al auto y ste parta veloz-

    mente hacia el centro de la ciudad. Pero a Jorge este

    pequeo triunfo le dej un sabor amargo en la boca.

    Estuvo cinco das sin asomarse

    a

    la ventana en

    los momentos en que ella sola estar en la

    casa

    Du-

    rante ese tiempo estuvo amargado, preso de

    un

    ex-

    trao sentimiento de disgusto que hasta entonces no

    haba conocido. El, siempre tan manso

    y

    paciente,

    se irritaba por cualquier nimiedad

    y

    uno de los clien-

    tes del pequeo negocio de relojera que mantena

    all en su habitacin, lleg incluso a preguntarle qu

    le pasaba

    El tambin se lo pregunt a s

    mismo y

    a pe-

    sar suyo, tuvo que confesarse que se senta obsesio-

    nado par la vecina de enfrente. Al principio pens

    qu

    su inters era ms bien paternal. Ella era una

    muchacha joven, inexperta, sola, en una ciudad que

    probablemente le era extraa. El incidente del au-

    tomvil podr repetirse, complicarse con algo peor

    y sabe Dios qu cosas podran sucederle. Deba

    buscar la oportunidad de conocerla personalmente,

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    83/107

    U D I

    C U L Q U I E R

    hacerse su amigo tratar de aconsejarla.. Durante

    aquel perodo en sus frecuentes insomnios

    s

    h a -

    ginaba sentado a su lado tomndole las manos

    acaricindole paternalmente e l pelo mientras la aler-

    taba contra los peligros de la ciudad.

    Fero no se enga durante mucho tiempo so

    bre la verdadera naturaleza de sus sentimientos pa-

    ra con la mujer porque stos terminaron por salir

    a la superficie de su coilciencia

    r flotaban

    ye

    en

    ella como una flor malsana.

    Desde entonces su vida haba comenzado a gi-

    rar alrededor de aquella persona extraa de la

    cual no conoca ni siquiera el nombre. Da a da se

    prenda como una hiedra al borde de la ventana pen-

    diente de cada paso de cada actitud de la mujer.

    All realizaba todas las reparaciones que le encomen-

    daban y cuando no tena trabajo que hacer con el

    libro abierto frente a s finga leer durante horas

    interminables mientras todos sus sentidos la perse-

    guan dentro de la casa tras las gruesas paredes de

    mampostera que la ocultaban a su vista. Distingua

    el sonido de sus pasos entre los de los veinte inqui-

    linos de la pensin. Conoca el metal de su voz

    y

    el timbre de su risa y era capaz de percibirlos y di-

    ferenciarlos en todo momento. Se saba de memoria

    sus hbitos y gozaba secretamente con anticiparse

    a su realizacin. Las horas de comida el horario de

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    84/107

    V I R I L I O

    D I Z

    R U L L O N

    trabajo el momento del bao las salidas nocturnas

    que 10 twtutaban hasta lo indecible y lo sometan a

    largas

    vigilias junto e la ventana.

    Y

    ahora en este preciso momento ella estaba

    all frente a l acodada en el alfizar

    y

    miraba ha-

    cia

    la calle. Jorge levantando levemente la vista de

    las

    pginas

    del libro poda observar cmo la tela

    suave del vestido ceda al empuje de los senos du-

    ros

    y

    erguidos

    No era

    fea

    pero tampoco poda decirse que era

    hermosa. Y era muy joven; tena que serlo porque

    d

    rostro era fresco

    y

    lozano el vientre plano

    y

    fir-

    me

    y

    cada

    movimiento

    e

    su cuerpo era preciso y

    gil an

    las veces que como anoche vistiera aque-

    lla

    falda estrecha que s

    le

    pegaba a los muslos

    y

    le marcaba las caderas

    La mujer mir a Jorge y le sonri distrada-

    mente. uego se inclin an ms hacia la calle mi-

    rando a su izquierda..

    A Jorge se le agolp la

    sangre en

    el

    rostro. Sinti el rubor que le quema-

    ba la piel y

    odi

    una vez ms aquella incapacidad

    suya de esconder su timidez. ;Maldita sea i ella

    llegara a sospechar De slo pensarlo sinti una

    oleada e angustia oprimirle el pecho.

    .

    Pero era

    una tontera pensar que ella hubiese podido notarlo

    en la penumbra que envolva protectoramente su

    rostro.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    85/107

    U D I C U L Q U I E R

    Frente

    a

    l la mujer bostez estir

    los

    brazos

    y cerr la ventana.

    Jorge permaneci inmvil mirando ya abierta-

    mente frente a s.

    e

    quedara todava un rato

    alli

    porque despus de desvestirse ella apagara la luz

    y abrira de nuevo la ventana antes de dormirse y

    slo entonces l impulsara las ruedas de

    su

    silla

    de invlido hasta la cama y desde all llamara pa-

    ra que lo ayudaran a acostarse.

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    86/107

    PES DILL

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    87/107

    RUEDO insuperable absurdo par en seco la

    carrera del nio a travs

    e

    la calle

    y

    le

    apret

    con mano de

    hierro

    el corazn. El manstruo

    est b

  • 7/21/2019 Virgilio Daz Grulln - Un da cualquiera

    88/107

    V I R G I L I O D I Z G R U L L O N

    otra vez all, agazapado tras la alta pared que levan-

    taba su argamasa de tierra y piedras frente a la casa.

    Desde donde el nio observaba, angustiado, slo po-

    da verle la cabeza, pero adivinaba su cuerpo inmen-

    so enroscado como el de una culebra gigantesca, fue-

    ra del alcance de su vista.

    Inmvil,

    como si una fuerza poderosa lo clava-

    ra en el suelo, comprob aterrorizado que e1 monstruo

    se daba cuenta de su presencia. Al principio se movi

    lentamente, como si se desperezase al final de una

    siesta. Despus, mirndole con su nico horrible ojo

    desorbitado, resopl con estruendo y comenz a arras-

    trarse hacia l rugiendo lgubremente. Slo cuando

    vi que

    s

    le vena encima echando fuego, tuvo e1 ni-

    o fuerzas para girar so