Visitaciondeenfermos

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LA VISITACION A ENFERMOS OSVALDO ANTONIO SIMARI

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UN BUEN MATERIAL PARA EL PASTOREO DE LA IGLESIA

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  • LA VISITACION AENFERMOS

    OSVALDO ANTONIO SIMARI

  • TRABAJO ESPIRITUAL CON ENFERMOS

    Pastor OSVALDO ANTONIO SIMARI

    Ejerci el Pastorado en Rosario (Santa Fe, Argentina) y en Asuncin(Paraguay). Realiz su pasanta en la Capellana del Hospital Bautista deAsuncin Paraguay en el Ao 1983.

    Este material fue corregido por el Dr. Floreal Ureta, Ex Decano delSeminario Internacional Teolgico (S.I.T.B) de Buenos Aires (Argentina)

    Agosto 2000

  • TRABAJO ESPIRITUAL CON ENFERMOS

    INTRODUCCION . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1

    1. La visitacin a enfermos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12. Elementos a tener en cuenta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3

    EL VISITADOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

    1. Sus motivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42. Su habilidad natural. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53. El saber que hay que prepararse. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64. Confiar en el resultado de nuestra tarea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75. La disposicin a pagar el precio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8

    LA PERSONA VISITADA: EL ENFERMO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9

    1. El carcter del enfermo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92. La enfermedad que padece. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .103. Lo conozco. Hasta qu punto?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .104. Ir acompaado?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11

    LA VISITA CONCRETADA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11

    1. Da y hora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .112. Cmo ubicarse para dialogar con el enfermo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .123. Duracin de la visita. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12

    EL DESARROLLO DE LA VISITA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13

    1. Presntese naturalmente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .132. Dispngase a escuchar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .133. Use adecuadamente la Biblia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .144. Termine con una oracin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155. El camino ms excelente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16

  • 1 Mateo 10.5-15 Misin de los doce (Mr. 6.713; Lc. 9.16) 5A estos doce envi Jess, y les dio instrucciones, diciendo: Porcamino de gentiles no vayis, y en ciudad de samaritanos no entris, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Yyendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echadfuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9No os proveis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10ni de alforjapara el camino, ni de dos tnicas, ni de calzado, ni de bordn; porque el obrero es digno de su alimento. 11Mas en cualquierciudad o aldea donde entris, informaos quin en ella sea digno, y posad all hasta que salgis. 12Y al entrar en la casa,saludadla. 13Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendr sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volver a vosotros. 14Ysi alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15Decierto os digo que en el da del juicio, ser ms tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquellaciudad.2 Marcos 6.7-13 Misin de los doce discpulos (Mt. 10.515; Lc. 9.16) 7Despus llam a los doce, y comenz a enviarlosde dos en dos; y les dio autoridad sobre los espritus inmundos. 8Y les mand que no llevasen nada para el camino, sinosolamente bordn; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, 9sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos tnicas. 10Y les dijo:Dondequiera que entris en una casa, posad en ella hasta que salgis de aquel lugar. 11Y si en algn lugar no os recibieren nios oyeren, salid de all, y sacudid el polvo que est debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que enel da del juicio, ser ms tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. 12Y saliendo, predicabanque los hombres se arrepintiesen. 13Y echaban fuera muchos demonios, y ungan con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.3 Lucas 9.1-6 Misin de los doce discpulos (Mt. 10.515; Mr. 6.713) 1Habiendo reunido a sus doce discpulos, les dio podery autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2Y los envi a predicar el reino de Dios, y a sanar a losenfermos. 3Y les dijo: No tomis nada para el camino, ni bordn, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevis dos tnicas. 4Y encualquier casa donde entris, quedad all, y de all salid. 5Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudidel polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. 6Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio ysanando por todas partes.Lucas 10.1-9 Misin de los setenta 1Despus de estas cosas, design el Seor tambin a otros setenta, a quienes envi de

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    TRABAJO ESPIRITUAL CON ENFERMOS

    INTRODUCCION

    1. La visitacin a enfermos

    De modo que usted se dispone a ejercer el ministerio de visitacin en su Iglesia? Dentro de esta tarea espiritual tendr muchas responsabilidades: deber visitar amiembros en perspectiva o, a personas interesadas en el evangelio; deber hacer objeto desu inters a miembros de alguna familia de su congregacin que ya conocen algo o muchodel tema espiritual. Quiz le asignen para que los visite a personas que hayan tomado unadecisin de entrega al Seor Jesucristo; pero es muy probable que la persona que tengaque visitar sea una persona enferma.

    No es sta una tarea fcil. Y como usted es un creyente responsable, es de suponer quese dispone a estudiar y a probar algunos principios ya ensayados que le han de ayudar enesa compleja tarea que se dispone a emprender. Por lo general, y sin duda hay que contarcon honrosas excepciones, no es mucho lo que sobre el tema se habla desde el plpito yno todas las iglesias organizan cursos para la capacitacin especfica de sus miembrospara realizar esta importante tarea que, por otra parte, ha sido claramente encomendada alos creyentes, con la autoridad suprema del Seor.

    En muchas ocasiones Jesucristo orden a sus discpulos que cumpliesen con el deber deministrar a los enfermos. Lo que en la ocasin que llamamos la misin de los doce(Mateo 10: 5-151; Marcos 6.7-132; Lucas 9:1-63), por cierto que dentro de un

  • dos en dos delante de l a toda ciudad y lugar adonde l haba de ir. 2Y les deca: La mies a la verdad es mucha, mas los obrerospocos; por tanto, rogad al Seor de la mies que enve obreros a su mies. 3Id; he aqu yo os envo como corderos en medio delobos. 4No llevis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludis por el camino. 5En cualquier casa donde entris, primeramentedecid: Paz sea a esta casa. 6Y si hubiere all algn hijo de paz, vuestra paz reposar sobre l; y si no, se volver a vosotros. 7Yposad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os pasis de casaen casa. 8En cualquier ciudad donde entris, y os reciban, comed lo que os pongan delante; 9y sanad a los enfermos que en ellahaya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 10Mas en cualquier ciudad donde entris, y no os reciban, saliendopor sus calles, decid: 11Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Peroesto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. 12Y os digo que en aquel da ser ms tolerable el castigo paraSodoma, que para aquella ciudad.

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    contexto ms amplio que la sola visitacin a los enfermos, y adems con detallespropios y adecuados a la ocasin.

    Cuando ms tarde resolvi enviar a setenta discpulos en una misin semejanteles dijo: En cualquier ciudad donde entris, y os reciban, comed lo que ospongan delante, y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se haacercado a vosotros el Reino de Dios (Lucas 10:8,9).

    Hay tres cosas bien claras en el texto:

    Primera: No se debe ser exquisito con lo que los huspedes puedan ofrecer alvisitador, y esto sobre todo, si se ha llegado a la casa de un enfermo donde esposible que las circunstancias hagan escasas algunas provisiones. No hablar biendel visitador el que sea muy exigente en este particular. De cualquier modo,llama la atencin que el Seor lo haya mencionado: comed lo que os pongandelante.

    Segunda: Cumpla oportunamente, especialmente en el caso que nos ocupa, lamisin que lo ha llevado a golpear la puerta de esa casa: sanad a los enfermosque en ella haya. Debe recordar que el hecho, el sencillo hecho de su presencia,ha despertado ciertas expectativas en los enfermos visitados. No saben que es loque usted har, pero esperan que haga algo. Hay una cosa que no debe olvidarnunca en una situacin semejante: La oracin eficaz del justo puede mucho.(Santiago 5:16b). Y un consejo oportuno: no importa las experiencias que ustedhaya tenido, procure abstenerse de recetar remedios por su cuenta. Y estoaunque no corra el riesgo de que lo castiguen por ejercicio ilegal de lamedicina! Deje que su Seor, y su fe, y su oracin obren. El remedio loprescribir el medico y el nunca sabr hasta que punto habr sido eficaz. Lo quesabemos por la Palabra de Dios es que la oracin del justo obra eficazmente, ypor algo que sera muy largo de explicar aqu es lo que el enfermo necesita.

    Tercera: No debe olvidar que el propsito primordial de ese encuentro va msall de la salud fsica del visitado. El y todos los que lo acompaan deben saber,y si ya lo saben usted debe hacrselo recordar, que se ha acercado a vosotros el

  • 3reino de Dios. De alguna manera, con su presencia, Dios se hizo presente en esehogar.

    El olvido o desconocimiento de alguna de estas cosas puede hacer fracasar suvisitacin, y usted no quiere fracasar, e igualmente el Seor no quiere que ustedfracase!

    Claro que estos pasajes se refieren a un grupo determinado de creyentes, peropodemos recordar otro pasaje del Nuevo Testamento, el de Mateo 25:31-46 dondeel deber es ms general, la responsabilidad es de todos creyente. Citamos tan solola parte pertinente del mismo: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reinopreparado para vosotros desde la funcin del mundo. Porque tuve hambre, y medisteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; estuve desnudo, y me cubristeis:enfermo, y me visitasteis; en la crcel, y vinisteis a mi.... Se da cuenta de queeste texto se aplica a usted? Que bueno sera si en cada ocasin en que usted sedispone a cumplir su ministerio se diga a s mismo y lo sienta en su oracin comouna viva verdad: Voy a visitar al Seor!.

    Al llegar a este punto me parece orlo exclamar: Cmo puedo yo cumplir conese deber? Tiene razn, pero en este caso recuerde que de una manerasemejante pens el Apstol Pablo: Y para estas cosas, quin es suficiente? (2Corintios 2:16b). Una respuesta que tiene sus puntos de verdad, pero hay otrarespuesta que es la que finalmente da el Apstol Pablo: ...no que seamoscompetentes por nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene deDios... (2 Corintios 3:5)

    Usted ha sentido una inquietud por la clara responsabilidad que le impone sucondicin de discpulo de Cristo. Y es posible que, respondiendo a unllamado concreto del Seor por medio de su Iglesia, se disponga a ser unvisitador de enfermos. Nuestra ms sincera felicitacin! Lo que sigue es unintento de ayudarlo en el cumplimiento de ese precioso ministerio al cual estsiendo llamado por el Seor, un supremo llamamiento de Dios en CristoJess (Filipenses 3:14).

    2. Elementos a tener en cuenta

    Qu elementos se hallan implicados en una visitacin a enfermos? Porsupuesto nos estamos refiriendo a una visitacin efectiva. Partamos de estapremisa: algo debe haber cambiado luego de nuestra visita, tanto en el enfermocomo en su familia. Si haba angustia debe quedar paz; si faltaba esperanza debequedar fe; incluso si haba dolor este debe haber disminuido dando lugar alconsuelo en el dolor. El visitador podra decir como Job a sus molestos e intiles

  • 4consoladores: Pero yo os alentara con mis palabras, y la consolacin de mislabios apaciguara vuestro dolor (Job. 16:5). Y esto ser as porque en eltranscurso de su ministerio, usted podr decir como el Mesas: Jehov el Seorme dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado... (Isaas 50:4).Incluso, hermano mo, dar gracias a Dios por cada sufrimiento que haya llamadoa su puerta porque habr aprendido lo que el Apstol Pablo aprendi, a bendeciral ...Padre de misericordias y Dios de toda consolacin, el cual nos consuela entodas nuestras tribulaciones, para que podamos tambin nosotros consolar a losque estn en cualquier tribulacin, por medio de la consolacin con que nosotrossomos consolados por Dios (2 Corintios 1:3b,4). No tenga ninguna duda: si elSeor lo ha llamado al ministerio de la visitacin a los enfermos, algo habrpasado entre el momento en que usted entr a la casa o en el hospital donde estel enfermo y el momento en que sale. Y esto lo habr hecho Dios por suintermedio!

    En una visitacin cristiana hay por lo menos cuatro elementos que debemos teneren cuenta, a saber:

    1. Usted mismo, el visitador2. La persona visitada: el enfermo3. La visita concretada4. El desarrollo de la visita

    EL VISITADOR

    Comenzamos por pensar en usted mismo! Esto es correcto, ya que usted es unelemento esencial en la tarea de la visitacin a enfermos. Mal iran las cosas sini el enfermo, ni la iglesia, ni el Seor, pudiesen contar con usted!

    Con respecto a este tema hay cinco cosas fundamentales a tener en cuenta.Todas son muy personales, de modo que las respuestas estn en su corazn y esusted quien debe responder a las preguntas implicadas en cada tema.

    1. Sus motivos

    Preguntar por nuestros motivos es sondear lo profundo de nuestrapersonalidad para distinguir all que es lo que nos mueve a proceder deuna o de otra manera. Una poetisa bastante bien conocida en nuestromedio trata de descubrir cuales son los motivos que la mueven a querer aJess. Sabe que no es el cielo que Jess le ha prometido, sabe que no es elinfierno que la llena de terror. Y continua indagando hasta que descubreque lo que la motiva a querer a Jess es simplemente el amor del Seor, el

  • 5amor que lo llev hasta el Calvario. Y con esta hermosa afirmacin as lodeclara:

    ...aunque no hubiera cielo, yo te amare; y aunque no hubiera infierno, te temiera.

    Recuerda la poesa? Pues de la misma manera usted debe sondear lasprofundidades de su ser hasta estar absolutamente seguro de que ni el terroral infierno ni la gloriosa esperanza de llegar alguna vez al cielo lomotivan para ser un visitador de enfermos. La pregunta sigue exigiendouna respuesta, una respuesta absolutamente sincera. Yo pienso que haymuchas respuestas a esta pregunta, pero igualmente estoy convencido deque la respuesta es una, y una sola. No podemos ensersela en estemanual; es algo que usted debe descubrir por si mismo y ms: usted debeestar seguro de cual es antes de comenzar su tarea. Sera muy triste queen medio de una entrevista con un paciente comenzase en su interior uncuestionamiento: por qu estoy aqu? quin me ha metido en esecompromiso? qu puedo hacer para librarme de l? Con estospensamientos oyndole al corazn no piense que podr tener xito en sutarea. Repetimos lo dicho: usted debe responder sinceramente; la respuestafinal es suya y solamente suya.

    Jess saba a qu haba venido a este mundo: Porque el Hijo del Hombreno vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate pormuchos (Marcos 10:45). Esta conviccin lo orient en su ministerio decada da y cuando llego el momento de enfrentar la cruz lo hizo sin titubeoalguno, para dar testimonio a la verdad... (Juan 18:37). Y cuando esetestimonio a la verdad lo llev a la cruz, la enfrent sin vacilacin alguna.

    Algunos versculos antes, le haba dicho a Pedro: Mete tu espada en lavaina; la copa que el Padre me ha dado, no la he de beber? (Juan 18:11).

    No dude que una seguridad tal lo animar en su tarea cuando estabsolutamente convencido de que el Seor quiere hacer de usted unvisitador de personas necesitadas en el trance amargo de la enfermedad.

    2. Su habilidad natural

    Esto responde a una cuestin que hay que evaluar con sumo cuidado. Enuna ocasin el Seor pregunto a sus discpulos: Podis beber del vasoque yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?Ellos respondieron (Jacobo y Juan): Podemos. La respuesta fueinmediata y sincera, y sobre todo, verdadera. Pero les fue revelado por elSeor: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberis, y con el bautismo con

  • 4 28 Porque quin de vosotros. queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo quenecesita pata acabarla?29 No sea que despus que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacerburla de l,30 diciendo: Este hombre comenz a edificar, y no pudo acabar.31 .0 qu rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diezmil al que viene contra l con veinte mil?32 Y si no puede, cuando el otro est todava lejos, le enva una embajada y le pide condiciones de paz.

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    que yo soy bautizado, seris bautizados; pero el sentaros a mi derecha y ami izquierda, no es mo darlo, sino a aquellos para quienes estapreparado (Marcos 10:38b-40).

    Nos conmueve la sinceridad de los discpulos, pero notamos una falta demadurez. Como se ve por la continuacin del relato, pensaban ms en lagloria del ministerio que en el costo del ministerio. Usted puede decir conla misma sinceridad de los discpulos: Puedo hacer lo que se me pide, voya responder con total lealtad al deber que me impone mi condicin decreyente. Jess responder a su sinceridad como l sabe hacerlo.

    Usted ser usado en un ministerio bendecido y til y podr usar los donesnaturales que el Seor le ha dado en un ministerio eficaz. Pero hay que partir de labase de una cautelosa confianza en nuestras capacidades personales. Nuestrascapacidades, puestas al servicio del Seor, pueden ser una gran bendicin;nuestras capacidades confiadas a lo muy humano nuestro, pueden ser unpeligro. De todas maneras ser solamente el Seor obrando en nosotros y pornuestro medio el que nos dar el xito que anhelamos en nuestro ministerio,recordando, adems, que todo deber hacerse sin pensar en premio alguno, comono sea el saber que de esa manera estamos agradando al Seor.

    3. El saber que hay que prepararse

    El Nuevo Testamento nos pone en aviso contra un optimismo excesivo. Lovemos en las dos parbolas del Seor en Lucas 14:28-32.4 Antes de iniciaralgo, construir una torre, enfrentar un obstculo, enfrentar una guerra, elSeor dice que es conveniente calcular bien si tenemos capacidad paraterminar la obra o ganar la guerra. La historia humana est llena de relatosde clculos mal hechos, de cosas a medio hacer y de guerras perdidas.Hasta Napolen, un genio de la guerra, no calcul bien el invierno ruso, nilas fuerzas de sus enemigos en Waterloo. No sabemos qu sera de lahistoria del mundo si las cosas hubieran sucedido de otra manera, siNapolen hubiera sido ms precavido.

    La verdad es que la Biblia nos ensea que cada cual debe tener de s elconcepto correcto. Hay que saber evaluar nuestra capacidad: no tener .....ms alto concepto de s que el que debe tener (Romanos 12:3). Pero esevidente que cada cual debe tener de s el concepto que debe tener.

  • 5 1 As que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentis vuestros cuerpos en sacrificio vivo a los ojos deDios que es vuestro culto racional.2 No os conformis a este siglo. Sino transformamos por este medio de la renovacin de vuestro entendimiento, para quecornprobis cul sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.3 Digo, pues, por la gracia que me es dada. a cada cual que est entre vosotros, que no tenga ms alto concepto de s que elque debe tener, sino que piense de s con cordura, conforme a la medida de fe que Dios reparti a cada uno.4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la mismafuncin, 5 as nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.6 De manera que teniendo diferentes dones, segn la gracia que nos es dada, si el de profeca, sese conforme a lamedida de la fe;7 o si de servicio, en servir; o el que ensea, en la enseanza;8 el que exhorta, en la exhortacin; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia,con alegra9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.10 Amaos los uno a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriendo los unos a los otros.11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espritu, sirviendo al Seor;12 Gozosos en la esperanza: sufridos en la tribulacin; constantes en la oracin;13 compartiendo para las necesidades de los santos: practicando la hospitalidad.14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigis.15 Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran.

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    Debemos saber qu es lo que podemos hacer y esto nos lo dir. ...lamedida de fe que Dios reparti a cada uno5, Usted podr ser un buenvisitador y una bendicin para el que sufre siempre que tenga en cuenta algoque deca San Agustn: Si dijeses: Ya basta, alcanc la perfeccin, todoest perdido. Pues es funcin de la perfeccin hacer que uno conozca supropia imperfeccin.

    Los dones naturales que usted posee, Jess puede perfeccionarlos.Aspire a que l lo haga. No se conforme con lo que hasta aqu haya hecho ocon lo que pueda hacer. Piense en las oportunidades del maana. En lamedida que sienta la necesidad de hacer mejor las cosas y se prepare paraello, efectivamente podr hacer las cosas mejor. Debe recordar que no todoslos enfermos son iguales, como tambin sabe el mdico que no todas lasenfermedades son iguales. Con cada caso usted aprender algo nuevo; concada caso alcanzar una nueva capacidad para hacer mejor las cosas. Estaren condiciones de sortear escollos que ayer lo hicieron fracasar o casifracasar. Recuerde: Soy suficiente, capaz, un buen instrumento en lasmanos de mi Seor, en la medida en que recuerdo y obro en consecuenciaque nuestra competencia proviene de Dios

    4. Confiar en el resultado de nuestra tarea.

    Si nuestra suficiencia para tener xito en la tarea de visitar enfermosviene de Dios, podemos estar razonablemente seguros, por eso mismo, delbuen resultado de nuestra tarea. Debemos aadir a esto que el hecho de queusted crea en ese resultado le dar un sentido muy singular a lo que haga. Laforma en que se presente ante el enfermo, la seguridad de sus palabras, el

  • 6 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado entodo segn nuestra semejanza, pero sin pecado.

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    tono de absoluta confianza de su oracin, y, lo fundamental, el amor querefleje en todos estos elementos, darn el milagro de una tarea exitosa.

    Ms adelante veremos que nuestra tarea y su xito no siempre se vern en larecuperacin de la salud del enfermo. Desde nuestro punto de vista,diramos que el resultado de nuestro ministerio casi siempre va ms all deeste hecho que puede ser ocasional. La vida de ningn hombre est en lasmanos de otro hombre; siempre est en las manos o en la voluntad deDios. Joram, el asustado rey de Israel saba bien esto cuando se le presentNaamn con cartas del rey de Siria dicindole: ... Cuando lleguen a ti estascartas, sabe por ellas que yo envo a ti mi siervo Naamn, (para que losanes de su lepra). El rey rasg sus vestidos, y dijo: ... Soy yo Dios, quemate y d vida, para que ste enve a mi a que sane un hombre de su lepra... ? (2Reyes5:6b, 7b). Como visitador, usted puede ser ms que el rey deIsrael y creer en lo imposible, que aunque no lo hara l, lo hara Dios y casicon menos posibilidad que Elseo, que realiz lo imposible desde el puntode vista del rey. Pero de cualquier manera Dios fue el que realiz el portento

    El Nuevo Testamento habla de cristianos que tienen dones de sanidades,pero el texto de Mateo 25 implica que el deber de visitar a los enfermos esresponsabilidad de todos los creyentes, de modo que el ejercicio de dones desanidad no fue ejercido de modo de hacer innecesaria la visitacin de losenfermos, como en la multiplicacin de los panes y los peces (Marcos 8:1-JO; Mateo 15:32-39; Lucas 9:10-17; Juan 6:1-15) no involucr que elSeor y sus discpulos no compraran pan (Juan 4:8).

    El deber del discpulo de visitar y ayudar a sus hermanos enfermos onecesitados es hoy tan ineludible como en los tiempos bblicos. Esincuestionable que el Seor hubiera podido sanar a los enfermos y aun evitarque los sanos se enfermaran, pero l quiso en esto, dejar un lugar importanteal amor fraternal. Fue sabio en esto? Hay algo que queremos sealar: lestar con nosotros cuando nos dispongamos a cumplir con lo que l nosmanda a este respecto.

    5. La disposicin a pagar el precio

    Debemos tener en cuenta una condicin muy particular de este ministerio, yes la que resulta de la intimidad con los enfermos que estamos visitando.Estamos expuestos a la tristeza, desesperacin, frustracin, etc., queexperimenta cl mismo enfermo, y debemos ser conscientes de este hecho. Elautor de la Carta a los Hebreos menciona la compasin de nuestro sumosacerdote por los problemas humanos (Hebreos 4:15).6 Compasinpodramos traducirlo tambin como simpata, sin olvidar que este trmino

  • 9tiene una connotacin muy especial en medicina. Se entiende como larelacin entre dos rganos simtricos que hace que cuando uno padeceuna dolencia, la experimenta el otro tambin (Pequeo LarousseIlustrado). No podremos hacer una tarea efectiva como visitadores sinsimpata o compasin por la persona a la que estamos ministrando. Peroesta simpata puede hacernos correr el riesgo de contagiarnos, en unsentido espiritual, del mal sobre el que queremos y debemos prestar ayuda.

    Cmo necesitamos la ayuda y colaboracin del Seor para esta tarea!

    LA PERSONA VISITADA: EL ENFERMO

    La forma en que se concreta el momento de la visita puede ser tan variada como lasituacin en que se encuentre cl enfermo: internado en un sanatorio, en un hospitalpblico, guardando cama en su casa, entre otros. Hasta donde pueda preverlo, elvisitador no debe de ninguna manera, improvisarlo todo. Tampoco, por cierto, debeir a la entrevista con un tema ya determinado. Esto hara imposible un verdaderodilogo entre ambos, y, al mismo tiempo, una autntica relacin personal. Y sinrelacin personal no hay una genuina visitacin, porque en el momento de la visita nose alcanz un grado adecuado de comunin personal. Y a esto debe tender el contactomutuo en el que el visitante debe procurar animar al enfermo, alentarlo a esperar surecuperacin y, sobre todo, conducirlo a un encuentro con el Seor, cl amigo de los quesufren. Teniendo esto como un propsito general permita que el Seor ponga por suSanto Espritu las palabras oportunas en su corazn y en su boca.

    1. El carcter del enfermo

    Hay enfermos animosos. Es de quienes hemos odo en algunas ocasiones decir:Fui con el propsito de animarlo y vengo animado de la visitacin. He sidoricamente bendecido por el Seor en esta visita. Usted debera conocerlo! Serade bendicin para usted!.

    Hay enfermos a quienes la enfermedad desalienta. Resulta muy difcilencontrar palabras que les levanten el nimo. Siempre estn esperando lo peor yencontrarn la expresin justa para contradecir lo que usted les est diciendo. Esde quienes muchas veces omos decir: Es intil!; Nada le viene bien!

    Hay enfermos comunicadores, habladores....

    Hay enfermos silenciosos, enigmticos, tipo ostras...

    Hay enfermos, en fin, tan distintos unos de otros, como suelen serlo todos loshumanos.

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    Todo lo que usted pueda saber sobre la persona enferma que va a visitar le ser muy til para un ministerio eficaz.

    2. La enfermedad que padece

    Todava existen enfermedades que tienen mala prensa; se hablan y se leentantas cosas sobre ellas que esto mismo constituye un plus de angustia para elenfermo. Es posible que ste dude de las motivaciones del visitador. Quin norecuerda la primera visita que un misionero estadounidense hizo al que luegosera el gran lder cristiano japons Toyohiko Kagawa? Cuando el enfermo lovio entrar en su cuarto de estudiante en la universidad, exclam: No seacerque, padezco de una enfermedad muy contagiosa! Yo tengo algo muchoms contagioso que su enfermedad, le dijo el cristiano. Y acercndose sinmiedo le habl de algo que Kagawa crey luego toda su vida: que la cosa mscontagiosa es el amor. El visitador debe estar listo para lo que aparentemente esun definitivo rechazo. Esa disposicin gan a uno de los lderes cristianos msnotables de este siglo. Hay enfermedades que crean una psicosis particular: nohabr que visitar a esos enfermos? La respuesta la dejo a su cargo, estimadolector.

    3. Lo conozco. Hasta qu punto?

    Desde luego que nuestra visita ser distinta si el enfermo es una personaconocida y creemos que sabemos como encararnos con l. Pero no debemosolvidar que una enfermedad puede alterar, y; a veces mucho! el carcter deuna persona.El peligro para el visitador es que diga: Pero qu se cree?; No tengo porquesoportarlo! Es as como me agradece! Cuando quien esto escribe, por cualquiercircunstancia, se siente tentado a pensar as, le viene a la mente la manera en quel se comport con el Seor y cun grande fue su paciencia con l y encuentraaliento para intentar otra o muchas ocasiones ms para visitar al amigo enfermo.

    Una cosa queremos repetir: si queremos ser buenos visitadores debemos estardispuestos incluso a cosas como stas.

    4. Ir acompaado?

    El compaero del buen visitador debe ser elegido con sumo cuidado, con elmismo con el que, por ejemplo, se elige una esposa. Una palabra que elcompaero dice a destiempo o fuera de lugar, puede arruinar la mejorperspectiva de una visitacin. En caso de ir acompaado, que ambos se pongande acuerdo sobre el sentido general de lo que conversarn, o, mejor, que sea unosolo quien lleve el peso de la conversacin. Lo que tampoco es conveniente esque ambos hablen al mismo tiempo y den la impresin de que estn atacandoal interlocutor. Esto sucede generalmente cuando se procede a la

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    evangelizacin por parejas, pero es igualmente negativo cuando se trata devisitar a una persona enferma.

    No hay que olvidar el estado emocional tan particular que tiene generalmente elenfermo. El consejo que queremos dar es que el visitador acepte tambin que elenfermo es, precisamente, un enfermo, y que por lo comn es muy susceptible asentirse ofendido por todo lo que se refiera a su condicin. Da la impresin deque no se la entiende puede llevar a una situacin de irritacin, que no por serdisimulada deja de ser negativa en la relacin positiva que se intenta.

    LA VISITA CONCRETADA

    Nos ubicamos en el momento en que decidimos el lugar, el modo, la duracin, etc., denuestra visitacin. Si se trata de una persona amiga es posible que no haya mayorproblema en decidir el da y la hora en que iremos a visitarla, pero de no ser ste elcaso ser conveniente fijar con tiempo estos sencillos detalles.

    Se atribuye a J.W. Goethe este interesante pensamiento: No conocemos a los hombrescuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cmo son. Esclaro lo que sucede: el que viene a visitarnos se ha preparado para la entrevista, se vistede una manera especial y viene dispuesto a comportarse tambin de una maneraespecial. A la persona visitada se la encuentra de entre casa, y si el visitante no le esfamiliar es seguro que no se sentir muy cmodo con la presencia del intruso. En estoreside la lgica del pensamiento de Goethe. Traslademos esto ahora a la visita de unapersona enferma y nos ser fcil darnos cuenta que algunos problemas se han agravado.Sencillamente por esto es conveniente arreglar previamente algunos detalles de laentrevista.

    1. Da y hora

    Si se trata de una visita en un hospital pblico esto est prcticamente resuelto.No habr otra ocasin que las que han sido ya fijadas por la institucinhospitalaria, y esto, en cierto modo, ha resuelto el problema del visitado, pues yasabe en qu momento puede recibir una visita, y de la forma que mejor puedaestar dispuesto a recibirla.

    Otra cosa es que guarde cama en su domicilio. Aqu lo que hay que tener encuenta es si el paciente puede recibir visitas. Ya es costumbre dar aviso cuandolas visitas estn prcticamente prohibidas; el telfono suple en parte el deber delamigo de preocuparse por la salud del enfermo. Quiz hara falta dar esteconsejo: respete esta indicacin que viene directamente de la familia pordecisin de un facultativo.

    Supuesto que todas estas cosas estn convenientemente arregladas, nos

  • 7 47 Y enseaba cada da en el templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procurabanmatarle.48 Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyndole.

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    disponemos a visitar en el da y a la hora sealada. Cmo proceder ahora?

    2. Cmo ubicarse para dialogar con el enfermo

    Lo probable, si usted es un amigo ntimo de la familia, es que le ofrezcan unlugar cmodo cerca del enfermo. Ocpelo procurando que el enfermo puedaverlo con toda comodidad; es nuestra costumbre mirarnos cuando noshablamos. No obligue a su interlocutor a tomar una posicin rara e incmodapara hablar con usted. Si el enfermo, por cualquier circunstancia, debe cambiarsu posicin en el lecho, hgalo usted tambin con su asiento, de manera que serestablezca la posicin de dilogo. Si los visitadores son dos, la situacin sepodr complicar un poco, pero procuren observar esta regla. En una palabra:que el enfermo siempre est cmodo al hablar con sus visitantes. Por cierto,no se siente en la cama del enfermo: sin advertirlo, puede causarle unaincomodidad; tenga en cuenta que es l quien debe estar cmodo para hablar conusted. De no ser as, puede pasar que gran parte de lo que usted le dice noalcance a comprenderlo. Tenga en cuenta que lo que usted tiene que decirle esmuy importante.

    3. Duracin de la visita

    En este asunto juega un papel muy importante el estado del paciente. Habrocasiones en que usted advertir en l el deseo de prolongar la entrevista.Aproveche la ocasin! Pero no abuse! Creemos que en esto juega un papelms importante el tema de su conversacin que el tiempo que dure la misma.Todo el poder imaginativo de los principales sacerdotes, los escribas y losprincipales del pueblo que procuraban matar a Jess no pudo hacer nadaporque todo el pueblo estaba en suspenso oyndole (Lucas 19:47,48).7

    Literalmente, el pueblo estaba colgado de las palabras de Jess. Cuando noteesto en sus oyentes no tenga ningn miedo de prolongar su discurso. Ahora... silos nota descolgados, distrados... es porque ha llegado el momento de suspendersu conversacin.

    Pero con el enfermo puede pasar que est incmodo o molesto por su propiaenfermedad; igualmente suspenda su disertacin, pues no ser escuchado y noslo eso, sino que se habr ganado el disgusto de su oyente.

    EL DESARROLLO DE LA VISITA

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    Ya se encuentra usted en la situacin ideal para llegar a la finalidad de su presenciafrente al enfermo. Cmo debe proceder? Siempre estamos contando con la obra delEspritu Santo que le indicar y lo llevar a hacer lo adecuado y en el momentoadecuado. Lo que sigue son apenas algunas indicaciones mnimas que podr ampliarcon la experiencia y, sin duda, mejorar.

    1. Presntese naturalmente

    Queremos decir con esto que no asuma una postura eclesistica con elobjeto de impresionar a su interlocutor. Quiz no sepa cmo responder, quactitud tomar ante la suya, sobre todo si es la primera ocasin que tiene de entraren contacto con l. Esta actitud acartonada como la llaman algunos, haceque la persona se sienta un tanto incmoda y es posible que usted tambin.Cunto ms naturalmente se presente, ms libre se sentir usted y tambinla otra persona. Y en esa libertad usted habr ganado un 80% de la simpataque necesita para tener xito en su empresa. Que sea natural no quiereindicar que sea chabacano, con mucho de grosero y de comportamiento de malgusto. Obrando con naturalidad, usted est invitando al otro a que haga lomismo y habr dado un paso gigantesco hacia la apertura espiritual tannecesaria en la tarea que quiere llevar a cabo. A esto aada: no se coloque nise sienta superior al otro, recordando el consejo del Apstol Pablo: estimandocada uno a los dems como superiores a l mismo (Filipenses 2:3c).

    2. Dispngase a escuchar

    Un rabino espaol escribi hace ya bastante tiempo un proverbio sobre que loshombres tienen dos orejas y una boca, con lo que se quiere decir que debenescuchar el doble de lo que hablan.

    Pero la verdad es que nadie escuch la sabidura y hasta hoy es ms lo que elhombre habla que lo que escucha. Pero el que quiera ministrar a losenfermos, o por lo menos a la mayor parte de ellos, tendr que aprender aescuchar. El que sufre calma su dolor cuando puede hablar de l, pero nadiehabla a menos que tenga a su alcance unos odos que lo escuchen.

    Cuando usted se dispone a ayudar a un enfermo, dispngase en primer lugar aescuchar las cosas que le aquejan; luego podr hablarle de los remedios quetienen sus males. Mientras usted no le deje descargar su corazn del peso desus dolores, ser muy poco lo que podr hacer por l. Djele, pues, ponerse encondiciones de recibir su ayuda y su consejo.

    A la salida de Jeric en su ltimo viaje a Jerusaln, Jess pregunt a dos ciegos:Qu queris que os haga? La respuesta fue inmediata: Seor, que seanabiertos nuestros ojos (Mateo 20:32-34). Sin duda, Jess saba lo que queran,pero quiso escucharlo de sus propios labios. Aunque usted sepa todo lo que esposible saber sobre el problema de la persona que est visitando, escchelo una

  • 8 1 Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendr a las visiones y a las revelaciones del Seor.2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce aos (si en el cuerpo, no lo s; si fuera del cuerpo, nolo s; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo s; Dios lo sabe),4 que fue arrebatado al paraso, donde oy palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.5 De tal hombre me gloriar; pero de mi mismo en nada me gloriar, sino en mis debilidades.6 Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sera insensato, porque dira la verdad; pero lo dejo, para que nadiepiense de mi ms de lo que en mi ve, u oye de m.7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijn enmi carne, un mensajero de Satans que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Seor, que lo quite de mi. 9 Y me ha dicho: Bstate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buenagana me gloriar ms bien en mis debilidades, para que repose sobre mi el poder de Cristo.1O Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones,en angustias; porque cuando soy dbil, entonces soy fuerte.

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    vez ms de sus propios labios. En ese hablar, el enfermo descarga lastensiones de su espritu.

    Y en este asunto hay dos cosas ms que queremos decirle. No le diga a suvisitado que usted ha tenido, o tiene, el mismo problema que l y que, sinembargo, con un remedio o una oracin usted ha conseguido una inmediata yprodigiosa sanidad; tampoco afirme con certeza que pronto va a estar sano.Recuerde que slo el Seor sabe eso, y que la sanidad del enfermo depende dela voluntad de l. El Apstol Pablo debi aprender que el Seor puede sacarprovecho de nuestros problemas y debilidades (2 Corintios 12.1-10)8 Lo que siusted debe procurar es que despus de la entrevista el enfermo quede encondiciones de recibir el milagro del Seor.

    3. Use adecuadamente la Biblia

    El enfermo debe saber que si usted no es directamente un pastor, es una personaque puede ayudarle exactamente como si lo fuera. En nuestro medio lo quedistingue, diramos sin temor a equivocarnos, a un creyente evanglico, es unaBiblia en sus manos. Por lo tanto, una Biblia ser la mejor presentacin, y sila entrevista ha sido ya convenida, el que usted lleve su Biblia bien visible loidentificar de inmediato. Es ms, el enfermo estar esperando que usted lelea de ella algn trozo que tenga que ver con su condicin actual. Qu leerde modo que sea adecuado a su condicin particular? Esta es una de las razonespor la cual usted debe conocer a su visitado lo ms exactamente posible. Por lodems, la Biblia que usted lleva consigo crear una provechosa expectativaen su interlocutor; estar con cierta ansiedad esperando el momento en quelea algo de ella. No lo defraude!

    Como lo diremos ms adelante, usted debe ir prevenido con algunos pasajesescogidos. Pero, si no lo hemos dicho ya, se lo decimos ahora: en todasituacin, desde el comienzo hasta el fin, cuente siempre con la accin

  • 15

    impredecible del Espritu de Dios. Es muy probable que l haga lo imposible.Antes de llegar al lugar donde est el enfermo, pida al Seor que lo gue todo,desde sus actos hasta sus palabras, desde la lectura bblica hasta su oracin.Todo ser mucho mejor si l lo dirige!

    Puede suceder, y ha sucedido, que cl paciente, si es creyente, est esperando queusted le lea un pasaje determinado. Pregntele por su preferencia y luego laleel pasaje y haga algo ms comntele la lectura. En muchas ocasiones sermuy provechoso que usted le deje un texto para su meditacin, para que seduerma con l y maana, al despertar, sea lo primero que recuerde. En ocasionesser incluso conveniente que se lo lleve escrito, especialmente si no es uncreyente o es un creyente muy nuevo. Sobre todo confe que lo que sus palabrasno pudieron hacer finalmente lo haga la Palabra de Dios.

    4. Termine con una oracin

    Si hemos sugerido que usted piense en el enfermo, antes de visitarlo, ahora lesugerimos que, de antemano, piense en la oracin que har ante ese enfermoen particular. Si la oracin fuera por usted mismo, aunque siempre es cierto quequ hemos de pedir como conviene, no lo sabemos pero el Espritu mismointercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26), podramoshacer nuestra esta oracin de Feneln:

    Seor, no se que pedirte. T solo sabes lo que me conviene. T me amasms de lo que yo mismo s como amarme. Padre, concede a tu hijo lo que lmismo no sabe como pedir. Hireme o sname, humllame o exltame. Adorotodos los designios sin conocerlos. Callo; me ofrezco en sacrificio; cdome ati; no querra tener otro deseo que el de cumplir tu voluntad. Ensame arogar. Rugate a ti mismo en m.

  • 9 Procurad. pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun ms excelente.

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    Pero si se trata de orar por otra persona, y sobre todo si esta persona es un enfermo,debemos pedir concretamente por la salud del enfermo. Eso es lo que l quiere ytambin lo que nosotros queremos. Pero la oracin ideal es la del Seor en elGetseman: pedir lo que realmente deseamos recibir, pero terminar la oracin diciendo:mas no lo que yo quiero, sino lo que t (Marcos 14:36c). Pedir lo que queremos ydejar la respuesta al criterio de nuestro Padre celestial. De esta manera, pedimos lo quedeseamos y recibimos lo que l desea.

    5. El camino ms excelente

    Nos estamos refiriendo al texto bblico de 1 Corintios 12:31b9, Nada de lo quehasta aqu hemos dicho o incluso otro tanto que usted pueda ir adquiriendo porel estudio y la practica tendr valor sin un amor sincero de su parte hacia elpaciente y hacia su tarea con l. En este punto nuestra palabra final es: Ame!Ame! Ame! No sabe cmo? Pdale al Maestro del Amor que se lo ensee. LaPalabra de Dios nos ensea: Nosotros amamos, porque l nos am primero (1Juan 4:19, RVA).

    La cruz de Cristo es el lugar adecuado para aprender a amar; cuandocomprendemos el amor de Dios, se abren las fuentes de nuestros corazones, y,recin entonces! comenzamos a amar como l nos ama.

    Amn!