Wa l t er D. Mi gn ol o, La razón postcolonial
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02/08/13 AdVersuS
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........
Artculo
AdVersuS, A o II,- N 4 , diciem br e 2 005 ISSN: 1 6 6 9 -7 5 8 8
LA RAZN POSTCOLONIAL: HERENCIAS COLONIALES Y TEORAS
POSTCOLONIALES
Wal ter D. Mi gnol o
Resu m en :
El con cepto de r a zn postcolon ia l tr a ta de in sin u a r u n a for m a de pen sa r
qu e se a r t icu la en los leg a dos colon ia les y , a pa r t ir de la con str u ccin de
esos leg a dos, tr a ta de pen sa r la m oder n ida d. La r a zn postcolon ia l ser a
a qu ella qu e despla za el con cepto de r a zn con str u ido en la m oder n ida d,
r ein cor por a n do la s cu a lida des secu n da r ia s (em ocion es, pa sion es) y , a
pa r t ir de ese g esto, in ten ta r epen sa r la m oder n ida d y postm oder n ida d
desde la postcolon ia lida d. Si bien el con cepto de locu s de en u n cia cin n o
es pr iv a t iv o de la r a zn postcolon ia l, es n ecesa r io pa r a desm on ta r el
con cepto m on olt ico de su jeto de con ocim ien to cm plice de la r a zn
m oder n a y con cebir la div er sida d del con ocim ien to com o dist in tos
espa cios epistem olg icos de en u n cia cin .
Pa la bra s cla v e:
Locu s de en u n cia cin Moder n ida d - Cr t ica cu ltu r a l
I.
Lo postcolonial o la postcolonialidad ha sido observ ado (McClintock 1 992; Shohat 1 992;
Radhakrishnan 1 993; Dirlik, 1 994), es una expresin ambigua, algunas v eces
peligrosa, otras v eces confusa y generalmente limitada e inconscientemente empleada.
Es ambigua cuando es usada para referirse a situaciones socio-histricas conectadas con
la expansin colonial y la descolonizacin a trav s del tiempo y del espacio. Por ejemplo,
Algeria, los Estados Unidos del siglo XIX y el Brasil del siglo XIX son todos categorizados
como pases postcoloniales. El peligro surge cuando este trmino es usado como una
direccin post terica ms en la academia, y se conv ierte en fuente principal en
contra de las prcticas de oposicin para la gente de color, intelectuales del tercer
mundo o grupos tnicos en la academia. Es confuso cuando expresiones como
hibridizacin, mestizaje, espacio entre medio y otras expresiones equiv alentes se
conv ierten en el objeto de reflexin y crtica de las teoras postcoloniales porque ellas
sugieren una discontinuidad entre la configuracin colonial del objeto o tema de estudio
y la posicin postcolonial del lugar de la teora. Es inconscientemente empleada cuando
es desarraigada de las condiciones de su manifestacin (ej. en ciertos casos como un
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sustituto de la literatura de Commonwealth, y como poder en la literatura del tercer
mundo en otros). Por consiguiente, postcolonialidad es un trmino problemtico
cuando es aplicado a las prcticas culturales tanto del siglo XIX como del siglo XX.
A pesar de todas las dificultades que este trmino implica, propondra que no
debiramos perder de v ista el hecho de que lo postcolonial rev ela un cambio radical
epistemo/hermenutico en la produccin terica e intelectual. No es tanto la condicin
histrica postcolonial la que debe atraer nuestra atencin, sino los loci de enunciacin
de lo postcolonial. En este artculo asumir que la transformacin ms fundamental del
espacio intelectual se est llev ando a cabo, a raz de la configuracin de una razn
postcolonial tanto en el lugar de prctica oposicional en la esfera pblica como el de una
lucha terica en la academia. En este contexto me siento compelido por la descripcin
de Ella Shohat sobre las teoras postcoloniales como loci de enunciacin y su opinin de
que la teora postcolonial ha formado un espacio de fuerza para la erudicin crtica y de
resistencia, mientras que, en general, los discursos postcoloniales proporcionan
prcticas oposicionales en pases con una gran herencia colonial. En palabras de
Shohat:
Th e ter m post-colon ia l w ou ld be m or e pr ecise, th er efor e, if a r t icu la ted
a s postFir st/Th ir d Wor lds th eor y , or post a n t icolon ia l cr it iqu e a s a
m ov em en t bey on d a r ela t iv ely bin a r ist ic, fix ed a n d sta ble m a ppin g of
pow er r ela t ion s betw een colon izer /colon ized a n d cen ter /Per iph er y .
Su ch r ea r t icu la t ion s su g g est a m or e n u a n ced discou r se, w h ich a llow for
m ov em en t, m obility a n d flu idity . Her e, th e pr efix post w ou ld m a ke
sen se less a s a fter th a n a s follow in g , g oin g bey on d a n d com m en tin g
u pon a cer ta in in tellectu a l m ov em en t th ir d w or dlist a n t i colon ia l
cr it iqu e r a th er th a n bey on d a cer ta in poin t in h istor y colon ia lism ; for
h er e n eo-colon ia lism w ou ld be a less pa ssiv e for m of a ddr essin g th e
situ a t ion of n eocolon ized cou n tr ies, a n d a polit ica lly m or e a ct iv e m ode of
en g a g em en t (Sh oh a t 1 9 9 2 :1 08 ).
A pesar de todas las ambigedades del trmino analizado por Shohat, la cita anterior
subray a un aspecto crucial de las prcticas contemporneas identificadas como
postcolonialidad, aunque el trmino v a ms all de su propia descripcin. Por
consiguiente, argumentar a fav or de la razn postcolonial entendida como un grupo
div erso de prcticas tericas que se manifiestan a raz de las herencias coloniales en la
interseccin de la historia moderna europea y las historias contramodernas coloniales.
No ir tan lejos como para decir o mirar a lo postcolonial como un nuev o paradigma,
sino para v isualizarlo como parte de uno, an ms grande. Me gustara insistir en el
hecho de que el post en postcolonial es notablemente diferente de otros post de la
crtica cultural contempornea. Ir an ms all, al sugerir que cuando se compara
con la razn postmoderna, nos encontramos con dos maneras fundamentales para
criticar la modernidad: una, la postcolonial, desde las historias y herencias coloniales;
la otra, la postmoderna, desde los lmites de la narrativ a hegemnica de la historia
Occidental.
Comenzar pues con un recuento de la manera en la que hablo acerca de las situaciones
y condiciones postcoloniales. Primero, limito mi comprensin acerca del colonialismo
a la constitucin geopoltica y geohistrica de la modernidad occidental europea
(conceptualizacin de Hegel) en sus dos sentidos: la configuracin econmica y poltica
del mundo moderno, como, tambin, el espacio intelectual (desde la filosofa hasta la
religin, desde la historia antigua hasta las ciencias sociales modernas) justificando tal
configuracin. La razn postcolonial presenta lo contramoderno como un lugar de
disputa desde el primer momento de la expansin Occidental (ej. La Nueva crnica y
buen gobierno de Guaman Poma de Ay ala, terminada alrededor de 1 61 5), haciendo
posible cuestionar el espacio intelectual de la modernidad y la inscripcin del orden
mundial en la cual el Occidente y el Oriente, el Yo y el Otro, el Civ ilizado y el Brbaro,
fueron inscritos como entidades naturales. Desde 1 500 aproximadamente, el proceso de
consolidacin de Europa Occidental como entidad geocultural (Morn 1 987 ) nav eg
junto con los v iajes de Ultramar y la expansin del Imperio portugus y del Imperio
espaol. Durante el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII, Italia, Espaa (o
Castilla) y Portugal eran el corazn de Europa, usando un trmino que Hegel
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Castilla) y Portugal eran el corazn de Europa, usando un trmino que Hegel
finalmente aplic a Inglaterra, Francia y Alemania al principio del XIX. Limitar
entonces mi compresin de las situaciones/condiciones postcoloniales a la configuracin
sociohistrica manifestada a trav s de los pueblos que ganan independencia o
emancipacin de los poderes imperiales y coloniales de Occidente (tales como Europa
hasta 1 945, o los Estados Unidos desde el comienzo del siglo XX). La razn postcolonial
precede y coexiste con las situaciones/condiciones postcoloniales. Por supuesto, el prefijo
post est, semnticamente hablando, en contencin con la idea de precedencia. Sin
embargo, podra ser justificada en trminos de condiciones postcoloniales, como utopa
o como equiv alente a la razn anticolonial (contramoderna), antes y despus de la
independencia poltica
Una de las primeras dificultades que encontramos en este mapa de herencias coloniales
y teoras postcoloniales, es que los Estados Unidos no es aceptado fcilmente como una
situacin postcolonial y , por consiguiente, como una realidad con la cual podramos
contar, en trminos de teoras postcoloniales (Shohat 1 993:1 02; Mc Clintock
1 993:1 986-1 987 ). La dificultad surge, no solamente causada por las diferencias entre
las herencias coloniales en los Estados Unidos y , digamos, Jamaica, sino
principalmente porque la postcolonialidad (tanto en trminos de situacin en
condicin, como de produccin terica y discursiv a) tiende a estar conectada con las
experiencias del Tercer Mundo. El hecho es que, a pesar de que los Estados Unidos no
tienen el mismo tipo de herencia colonial que el Per o Indonesia, es, sin embargo, una
consecuencia de la expansin europea y no otro pas europeo, propiamente hablando. A
raz del liderazgo norteamericano en la comunidad de la expansin europea, la razn
postmoderna sera conectada ms fcilmente con los Estados Unidos en v ez de la razn
postcolonial. Se podra decir que las herencias coloniales encontradas en pases como los
Estados Unidos se adhieren a las teoras postmodernas que se encuentran en Fredric
Jameson (1 991 ), donde el espacio contestatario es, mejor dicho, el resultado de las
herencias del capitalismo ms que las herencias del colonialismo. La clsica discusin
entre Jameson (1 986) y Ahmad (1 987 ) fcilmente podra ser releda en este contexto.
Si es necesario otro ejemplo de la historia intelectual de los Estados Unidos para
justificar el razonamiento postmoderno en complicidad con lo postcolonial, se puede
considerar seriamente el argumento de Cornel West (1 989) acerca de la ev asin
norteamericana de la filosofa como genealoga del pragmatismo. Al leer a Emerson,
Peirce, Roy ce, Du Bois, James y Rorty (entre otros), West ha sugerido de una manera
muy persuasiv a, que la ev asin filosfica norteamericana es, precisamente, el
resultado del filosofar fuera del lugar. En otras palabras, de la prctica de una reflexin
filosfica cuy a base no ha sido fundada en la necesidad de separacin de los centros
coloniales, sino en la necesidades de los pases coloniales mismos. Por eso, West afirma
que el pragmatismo proftico se manifiesta en un momento especfico en la historia de
la civ ilizacin del Atlntico Norte el momento de la postmodernidad, y v a an ms
all cuando afirma que la postmodernidad puede ser comprendida bajo la luz de tres
procesos histricos fundamentales:
1 . El final de la Edad europea (1 492-1 845), que diezm la confianza propia europea e
inspir la crtica personal. De acuerdo a West este monumental descentramiento de
Europa produjo reflexiones intelectuales ejemplares, tales como la desmitificacin de la
hegemona cultura europea, la destruccin de las tradiciones metafsicas occidentales,
y la deconstruccin de los sistemas filosficos del Atlntico Norte (1 989: 253).
2. La manifestacin inicial de los Estados Unidos como el poder econmico y militar,
ofreciendo direcciones en el ambiente poltico y la produccin cultural.
3 . El primer paso de descolonizacin del tercer Mundo promulgado por la
independencia poltica en Asia y frica (1 989:236).
Primero notemos que los tres procesos histricos fundamentales que West ofrece para la
compresin de la postmodernidad, podran ser tambin inv ocados con la intencin de
entender el concepto de postcolonialidad. En un juego de palabras, se podra decir que
la postmodernidad es el discurso de la contramodernidad emergida de las colonias de
asentamiento; mientras que postcolonialidad es el discurso de la contramodernidad
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asentamiento; mientras que postcolonialidad es el discurso de la contramodernidad
manifestada por la colonizacin de profundo asentamiento (ej. Algeria, India, Keny a,
Jamaica, Indonesia, etc.),1 donde el poder colonial se mantuv o con una particular
brutalidad.
Segundo, notemos que si el primer paso de desconolonizacin despus de 1 945 ha de ser
tomado en cuenta (lo cual ubica, principalmente, la descolonizacin en relacin al
Imperio Britnico y las colonias alemanas y francesas), entonces la Latinoamericana
(ej. Hispana y Lusoamrica), no es considerada como un proceso prematuro de
descolonizacin y su posicin como un grupo de pases del Tercer Mundo no es siempre
aceptada. sta es otra de las razones por las cuales el concepto de postcolonialidad slo
comenz recientemente a ser discutido en los crculos acadmicos latinoamericanos de
los Estados Unidos, y se mantiene may ormente ignorado en los pases de
Latinoamrica, mientras que los conceptos de modernidad y postmodernidad gozan y a
de una extensa bibliografa, tanto en la academia de los Estados Unidos como en
Latinoamrica, particularmente en aquellos pases con una gran poblacin de
descendencia europea (ej. Brasil y el Cono Sur).
El mapa presentado por West sugiere una herencia colonial div idida en tres partes: a)
colonias de asentamiento; b) colonias de profundo asentamiento antes de 1 945; c)
colonias de profundo asentamiento despus de 1 945. En este mapa, el surgimiento del
pragmatismo norteamericano en una colonia de asentamiento sera el equiv alente de
las teoras postcoloniales de las colonias de profundo asentamiento de antes y despus de
1 945:
It is n o a cciden t th a t A m er ica n pr a g m a tism on ce a g a in r ises to th e
su r fa ce of Nor th A t la n t ic in tellectu a l life a t th e pr esen t m om en t (). Th e
dist in ct iv e a ppea l of A m er ica n pr a g m a tism in ou r postm oder n m om en t
is its u n a sh a m edly m or a l em ph a sis a n d its u n equ iv oca lly a m elor ia t iv e
im pu lse (West 1 9 8 9 :4 ).
El nfasis sobre el concepto de la postmodernidad (en lugar de la postcolonialidad) de
una colonia de asentamiento que posteriormente se conv irti en un poder mundial,
explica la atencin que el concepto de postmodernidad ha recibido en Latinoamrica. El
hecho de que comencemos a v er artculos que mezclan la postcolonialidad y
Latinoamrica, parece ser el resultado del hecho que el concepto de postcolonialidad se
ha conv ertido en un importante tema de discusin en los crculos acadmicos de las
mismas colonias de asentamiento que se elev aron a un niv el de poder mundial, aunque
la distincin entre la manifestacin y los usos de la postmodernidad y la
postcolonialidad no se hace siempre ni sus consecuencias son ev aluadas. Por ejemplo,
cuando Dirlik, abierta y prov ocativ amente afirma que lo postcolonial comienza
cuando los intelectuales del Tercer Mundo han llegado al mundo acadmico del primer
Mundo (Dirlik 1 994:329), no se puede ev itar la misma pregunta referente a los
postmoderno, y a la v ez, considerar el argumento de West como una respuesta a los
postmoderno en Estados Unidos.
Si miramos atrs a las colonias de profundo asentamiento como la may ora de los pases
latinoamericanos (tipo b), las preocupaciones con los temas que hoy sern identificadas
como discursos postcoloniales que coexisten con las condiciones postcoloniales pueden se
encontradas inmediatamente despus de la rev olucin bolchev ique, y algunas de las
diferentes manifestaciones pueden ser subray adas: el caso del marxismo de Jos Carlos
Maritegui, en Per (alrededor de 1 920); Enrique Dussel en Argentina (desde 1 97 0);
tambin pensadores liberales como Leopoldo Zea y Edmundo O'Gorman, desde 1 960
hasta hoy , en Mxico.
En 1 958 Zea public Amrica en la historia (Zea 1 958), el cual es hoy un texto ms bien
de teora postcolonial que podramos describir como liberal, acerca de pases de
profundo asentamiento emancipados directamente del poder colonial alrededor del
comienzo del siglo XIX. La problemtica presentada por Zea est enraizada en una
larga y duradera tradicin entre los intelectuales hispanoamericanos desde el siglo
XIX: la conflictiv a relacin con Europa y , hacia el fin del siglo XIX, con los Estados
Unidos; en otras palabras con occidentalismo. En este texto, Zea representa tanto a
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Espaa y a Rusia como marginales para el Occidente. Hay dos captulos muy
significativ os, Espaa al margen de Occidente y Rusia al margen de Occidente. Se
puede conjeturar que las situaciones postcoloniales en las colonias de profundo
asentamiento (tipo b) en Latinoamrica, tienen algunas similitudes con la
transformacin de Rusia en la Unin Sov itica, a pesar de que transcurri casi un siglo
entre la descolonizacin de Latinoamrica y la rev olucin rusa. Una similitud muy
obv ia a la que Zea seala, prov iene de la modernidad marginal de Espaa y Rusia
durante los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, existen enormes diferencias, a raz de las
distintas pocas en las cuales ocurri cada proceso histrico, y por el hecho de que,
mientras la descolonizacin en Latinoamrica se llev a cabo en las primeras colonias
espaolas y portuguesas de profundo asentamiento (algunas interacciones con las
culturas indgenas [ej., los Andes y Mesoamrica] y otras que tratan con la esclav itud
como migraciones forzadas), la rev olucin Rusa se llev a cabo en el mismo corazn del
imperio. Tanto Espaa como Rusia tuv ieron una relacin semejante con el
eurocentrismo al cual Zea le dedica un captulo de su ms reciente produccin (Zea,
1 988) y que l ubica en la fundacin y consecuencia de las conceptualizaciones
cartesianas y hegelianas de la razn, como tambin el inv ertido hegelianismo de
Marx y Engels como una utopa que no se materializa en Europa sino en sus mrgenes.
Sin embargo, la herencia histrica y su implementacin rev olucionaria en la Unin
Sov itica no estn conectadas con la herencia colonial y el pensamiento postcolonial
por razones que y a describir.
Jorge Klor de Alv a reaccion fuertemente en contra al pensar en las Amricas en
trminos postcoloniales, y al hacerlo trajo a primer plano la diferencia entre las
herencias coloniales de asentamiento y profundo asentamiento. Al hacer una larga cita
de su tesis, podemos v er la diferencia entre un pensador neoliberal mexicano de los aos
sesenta como L. Zea y un pensador chicano de los aos nov enta enfrentndose con la
occidentalizacin y las herencias coloniales.
Th e fir st pa r t of m y th esis is sim ple: Giv en th a t th e in dig en ou st
popu la t ion s of th e A m er ica s beg a n to su ffer a dev a sta t in g dem og r a ph ic
colla pse on con ta ct w ith th e Eu r opea n s: g iv en th a t th e in dig en ou s
popu la t ion loss h a d th e effect , by th e la te six teen th cen tu r y , of
r estr ict in g th ose w h o iden tify , th em selv es a s n a t iv es to th e per iph er y of
th e n a scen t n a t ion a l polit ics; g iv en th a t th e g r ea ter pa r t of th e m est izos
w h o qu ickly beg a n to r epla ce th em fa sh ion ed th em selv es pr im a r ily a fter
Eu r opea n m odels; g iv en th a t tog eth er w ith Eu r oA m er ica n s (criollos )
a n d som e Eu r opea n s (peninsulares ) th ese w ester n ized m est izos m a de u p
th e for ces th a t defea ted Spa in du r in g th e n in eteen th -cen tu r y ea r s of
in depen den ce; a n d, fin a lly , g iv en th a t th e n ew cou n tr ies u n der
cr iollo/m est izo lea der s-h ip con str u cted th eir n a t ion a l iden t it ies
ov er w h elm in g ly ou t of Eu r o-A m er ica n pr a ct ices, th e Spa n ish la n g u a g e,
a n d Ch r ist ia n ity , it is m isg u ided to pr esen t th e pr e-in depen dece n on -
n a t iv e sector s a s colon ized, it is in con sisten t to ex pla in th e w a r s of
in depen den ce a s a n t i-colon ia l str u g g les, a n d it is m islea din g to th e
ch a r a cter ize th e A m er ica s, follow in g th e civ il w a r s of sepa r a t ion , a s
postcolon ia l. In sh or t , th e A m er ica s w er e n eith er A sia n or A fr ica ; Mex ico
in n ot In dia , Per u is n ot In don esia , a n d La t in os u n th e U.S. a lth ou g h
tr a g ica lly opposed by a n ex clu sion a r y w ill a r e n ot A lg er ia n s (1 9 9 2 :3 ).
Klor de Alv a formul esta tesis, como l mismo aclara, basado en sus inv estigaciones
dentro de la construccin de identidades entre los Latinoamericanos y
Mexicoamericanos de los Estados Unidos de hoy . Adems, aunque no deja muy en claro
su concepto de las Amricas, excluy e el Caribe (Ingls, Francs, Espaol) cuy a
consideracin cambiar radicalmente la v isin de lo colonial y lo postcolonial y a que el
Caribe Ingls y Francs pertenecen a las colonias de profundo asentamiento de tipo (c),
mientras que el Caribe Espaol es del tipo (b). Bsicamente, la idea de Klor de Alv a
sobre las Amricas es puramente Hispana y Angloamericana.
Existen aqu dos problemas que merecen ser aclarados. Uno es la diferencia entre las
situaciones postcoloniales, y el otro, entre los discursos y las teoras postcoloniales. Mi
inclinacin inmediata sera comprender las situaciones y discursos postcoloniales
como una configuracin manifestada por la liberacin de las reglas coloniales y las
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como una configuracin manifestada por la liberacin de las reglas coloniales y las
diferentes etapas del perodo moderno; por ejemplo, la independencia de Angloamrica
e Hispanoamrica, al final del siglo XVIII y principios del XIX, respectiv amente; como
tambin la descolonizacin de Indonesia o Algeria. Es decir, que son situaciones y
discursos postcoloniales de tipo (a), (b) y (c). Tal formulacin es tal v ez muy
esquemtica, pero nos ay uda a separar algunas de las confusiones y ambigedades que
conllev a la expresin.
En contraste, las teoras postcoloniales no son parte de ninguno de los tres tipos de
situaciones y discursos postcoloniales, sino ms bien de una manifestacin de las
consecuencias de las situaciones y discursos postcoloniales de tipo (b); especialmente de
tipo (c). Adems, es la construccin de la conciencia de la teora postcolonial la que
permite describir y separar (ej. construir) las diferentes experiencias coloniales y
postcoloniales (ej. situaciones y discursos). Ahora, si entendemos la postcolonialidad y
la postmodernindad como construccin de teoras, ambos trminos se manifiestan
desde diferentes tipos de herencias coloniales [tipo (a) la postmodernidad; tipo (b) y (c)
la postcolonialidad], entonces ambos tipos de teoras son mov imientos contramodernos
que responden a diferentes clases de herencias coloniales y tienen en comn el proceso
de la expansin Occidental identificado como la modernidad.
El lector puede objetar diciendo que la postmodernidad no es particularmente
Angloamericana, ni siquiera un fenmeno europeo, sino que pertenece a la historia del
ser humano. Si usamos una lgica similar, se puede argir que la misma observ acin
podra ser hecha de la postcolonialidad, diciendo que sta es solamente un problema de
modernidad y pases colonizados entre 1 492 y 1 945, sino ms bien un problema global
o un problema trasnacional. Estara de acuerdo con ambos debates. La modernidad es
tanto la consolidacin de los imperios coloniales de Europa, incluy endo sus
consecuencias; como tambin la suby ugacin de pueblos y culturas en su lucha por
liberacin, aunque su historia puede haber sido relatada principalmente por discursos
coloniales producidos por aquellos en el poder y en la posicin para hacerlo efectiv o. De
esta manera, si la modernidad consiste tanto en la consolidacin de la historia europea
como en la historia silenciosa de las colonias de la periferia, la postmodernidad y la
postcolonialidad como operaciones de construccin literaria son lados distintos de un
proceso para contrarrestar la modernidad desde diferentes herencias coloniales: 1 .
herencias desde/en el centro de imperios coloniales (ej. Ly otard); 2 . herencias
coloniales en colonias de asentamiento (ej., Jameson en los Estados Unidos); y 3 .
herencias coloniales de colonias de profundo asentamiento (ej. Said, Spiv ak, Glissant).
Mi argumento, entonces, es que la teorizacin de lo postcolonial permite descentrar las
prcticas tericas en trminos de ubicacin geo-cultural. Es precisamente en este
aspecto que la diferencia entre los discursos postcoloniales y las teoras es difcil de
rastrear. Las teoras postcoloniales son, por as decir, discursos postcoloniales (ej.,
polticos, legales, histricos, y discursos literarios de emancipacin) con la
autoconciencia de ser una prctica terica en el concepto erudito de la expresin (ej.,
discursos eruditos conectados a la academia y a las tradiciones y reglas de instituciones
disciplinarias). Por eso es que hubiera sido muy difcil concebir a Fanon como un
terico postcolonial en 1 961 . Su discurso, a pesar de que fue atractiv o y seductor (an
lo es), no era parte del marco conceptual que, en esa poca, se conceba en trminos del
discurso terico por la academia. La teora en las humanidades, en ese entonces, era
concebida principalmente en trminos de modelos lingsticos, y en las ciencias sociales
en trminos de ley es y a establecidas. Fanon se conv ierte en un terico postcolonial
despus de que la academia conceptualiza una nuev a clase de prctica terica, inv enta
un nombre para distinguirla de las dems y la sita dentro de un campo acadmico
especfico.
Las dificultades de trazar lmites claros prov een a la teorizacin poscolonial de un lugar
distintiv o. Primero, porque el lugar geocultural se hace explcito. Las prcticas tericas
postcoloniales son asociadas con indiv iduos que provienen de sociedades con fuertes
herencias coloniales, que han estudiado y /o estn en algn lugar del corazn del
imperio. Yo soy consciente de que esta afirmacin puede ser peligrosa, si se toma para
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imperio. Yo soy consciente de que esta afirmacin puede ser peligrosa, si se toma para
asegurar que solamente ciertos indiv iduos pueden producir un determinado discurso.
sin embargo, no estoy moldeando el problema en trminos de determinismo ontolgico,
sino ms bien, en trminos de opciones y posibilidades. Estoy seguro que, mientras no
es necesario ser X para entender los X (ej., chicanos, mujeres, mujeres de color,
hispanos, etc.), cuando se habla de prcticas tericas como interv enciones culturales y
polticas, la poltica de identificacin se conv ierte en parte de la poltica de colocacin:
identificarse a s mismo como X sera par te del mismo proceso de teorizacin de la
condicin social en la cual los X han estado y son colocados. Por consiguiente, parece
que las posibilidades de teorizacin de las herencias coloniales pueden ser llev adas a
cabo en diferentes direcciones: desde un lugar estrictamente disciplinario; desde el
lugar de alguien para quien las herencias coloniales son histricas, pero no algo
personal; finalmente, desde el lugar de alguien para quien las herencias coloniales
estn atrincheradas en su propia sensibilidad. Hoy , parte de la confusin y la
ambigedad del trmino se debe, creo, a las v arias posibilidades de comprometerse uno
mismo en teorizaciones postcoloniales. Creo, sin embargo, que el prejuicio opuesto es lo
ms comn: que las personas que son de un lugar en el corazn del imperio tienen la
competencia necesaria para teorizar, sin darle importancia al lugar donde estn. Este
prejuicio est anclado en la distribucin ideolgica del conocimiento en las ciencias
sociales y en las humanidades, que v a unido con la distribucin geopoltica en primero,
segundo y tercer mundos. O para ponerlo de otra manera, mientras la razn
postcolonial rev ela un cambio de terreno con respecto a su propio fundamento como
prctica cognitiv a, poltica y terica, la razn moderna habla por el fundamento de las
humanidades y las ciencias sociales durante el siglo XIX, basada en herencias del
Renacimiento y la Ilustracin, en lugar de las herencias coloniales.
Debo esta idea a Carl Pletsch (1 981 ). Pletsch traz la div isin social y cientfica del
trabajo en relacin con la div isin geopoltica del Primero, Segundo y Tercer mundo,
entre 1 950 y 1 97 5, perodo en el cual la labor social y cientfica es reorganizada de
acuerdo a un nuev o orden mundial, coincidentemente, el perodo desde donde el
surgimiento de los discursos coloniales y las bases de las teoras postcoloniales estn
siendo establecidos. Los discursos coloniales y las teoras no eran todav a un tema de
discusin en la poca en que Pletsch escribi su artculo, dedicado principalmente a las
ciencias sociales. El perodo escogido por Pletsch es importante tambin por las
conexiones implcitas entre la descolonizacin y el surgimiento de la Guerra Fra, que
puso de nuev o a Rusia/Unin Sov itica en el panorama, en el margen de la modernidad
Occidental, como Segundo Mundo. La tesis de Pletsch es simple: la ansiedad Occidental
debida al surgimiento de las naciones socialistas y , sobre todo, del crecimiento
econmico y tecnolgico de la unin Sov itica, inspir la div isin del mundo en tres
grandes categoras: los pases tecnolgica y econmicamente desarrollados, organizados
democrticamente; los pases tecnolgica y econmicamente desarrollados, gobernados
por la ideologa; y los pases tecnolgica y econmicamente subdesarrollados. Las bases
de tal distribucin no pueden necesariamente ser unidas a las propiedades de los objetos
clasificados, sino al lugar de enunciacin que construy e la clasificacin: la enunciacin
se encuentra en el Primer Mundo y no en el Segundo ni en el Tercero. Ya que la
clasificacin se origin en pases capitalist as democrticamente desarrollados, stos
naturalmente se conv irtieron en el Primer Mundo y el modelo para las clasificaciones
posteriores. Mi primera suposicin, entonces, es que la teorizacin postcolonial lucha
por un desplazamiento del locus de enunciacin del Primero al Tercer Mundo.2
Mi suposicin se puede entender mejor si proseguimos con Pletsch un poco ms. La
fuerza de su argumento descansa en el hecho de que la redistribucin acadmica de la
labor cientfica no es paralela a la nuev a ubicacin poltica ni econmica de los mundos
culturales. O, como Pletsch mismo lo cita:
Ter m s ev okin g eth n ocen tr ism , con descen sion , im per ia lism , a n d
a g g r ession w er e sy stem a tica lly r epla ced by a ppa r en t ly n a tu r a l a n d
scien t ific ter m s eu ph em ism s. Not on ly did dor m er colon ies becom e
dev elopin g n a t ion s a n d pr im it iv e tr ibes becom e tr a dit ion a l people ,
th e Wa r a n d Na v y Depa r tm en ts of th e Un ited Sta tes Gov er n m en t w er e
tr a n sfor m ed in to th e Defen se Depa r tm en t It w ou ld h a v e been sim ply
im possible to ex pla in th e n eed for for eig n a id a n d v a st m ilita r y
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im possible to ex pla in th e n eed for for eig n a id a n d v a st m ilita r y
ex pen ditu r es in a t im e of pea ce w ith ca teg or ies a n y m or e differ en t ia ted
th a n th ose m a r sh a led u n der th e th r ee w or lds u m br ella (Pletsch
1 9 8 1 :5 7 5 )
Desde una colocacin epistemolgica, la distincin clsica entre las sociedades
tradicionales y modernas puede re-colocarse y redistribuirse. As, el mundo moderno se
div ide en dos: el Primer Mundo es tecnolgicamente av anzado, libre de restricciones
ideolgicas y del pensamiento utilitario, por consiguiente natural. El Segundo Mundo es
tambin tecnolgicamente av anzado pero sobrecargado con una elite ideolgica que
impide el pensamiento utilitario y el libre acceso a la creencia. El mundo tradicional es
econmica y tecnolgicamente subdesarrollado, con una mentalidad que obstruy e la
posibilidad del pensamiento utilitario y cientfico. Por eso es que la distribucin
epistemolgica del trabajo fue parte integrante de la distribucin ideolgica del mundo
y de la reconceptualizacin de la ciencia, la ideologa y la cultura.
Wester n socia l scien t ists h a v e r eser v ed th e con cept of cu ltu r e for th e
m en ta lit ies of tr a dit ion a l societ ies in th eir pr ist in e sta tes. Th ey h a v e
desig n a ted th e socia lists societ ies of th e secon d w or ld th e pr ov in ce of
ideolog y . A n d th ey h a v e lon g a ssu m ed n ot u n a n im ou sly , to be su r e
th a t th e m oder n West is th e n a tu r a l h ea v en of scien ce a n d u t ilita r ia n
th in kin g . Con sisten t w ith th is sch em e, on e cla n of socia l scien t ists is set
a pa r t to stu dy th e pr ist in e societ ies of th e th ir d w or ld (a n th r opolog ists).
Oth er cla n s econ om ists, sociolog ist , a n d polit ica l scien t ists stu dy th e
th ir d w or ld on ly in sofa r a s th e pr ocess of m oder n iza t ion h a s a lr ea dy
beg u n . Th e tr u e pr ov in ce of th ese la t ter socia l scien ces is th e m oder n
w or ld, specia lly th e n a tu r a l societ ies of th e West . Bu t a g a in , su bcla n s of
ea ch on e of th ese scien ces of th e m oder n w or ld a r specia lly ou tfit ted to
m a ke for a y s in to th e ideolog ica l, r eg ion s of th e secon d w or ld. Mu ch a s
th eir fellow econ om ists, sociolog ists, a n d polit ica l scien t ists w h o stu dy th e
pr ocess of m oder n iza t ion in th e th ir d w or ld, th ese stu den ts of th e secon d
w or ld a r e en g a g ed in a r ea stu dies. Wh a t dist in g u ish es th eir a r ea is th e
da n g er a ssocia ted w ith ideolog y , a s opposed to th e n ow in n ocen t
oth er n ess of tr a dit ion a l cu ltu r es. Bu t th e la r g er con tr a st is betw een a ll of
th ese a r ea s specia lists, w h eth er of th e secon d or th ir d w or lds, a n t th e
disciplin a r y g en er a lists w h o stu dy th e n a tu r a l societ ies of th e fir st w or ld
(Pletsch 1 9 8 1 : 5 7 9 ).
Cito a Pletsch de una forma extensa por la substancial redistribucin del orden de las
cosas y de las ciencias humanas que Michael Foucault (1 966, 1 969) describi para el
siglo XIX; y tambin porque ay uda para aclarar el lugar de las prcticas tericas
postcoloniales y postmodernas hacia el final del siglo XX, poco despus del colapso del
orden de los tres mundos y el fin de la Guerra Fra. Se puede conjeturar que una
caracterstica substancial de lo postcolonial lo constituy e la emergencia de loci de
enunciacin de acciones sociales que surgen de los pases del tercer Mundo, y que
inv ierten la imagen contraria producida y sostenida por una larga tradicin desde la
herencia colonial, hasta la redistribucin de la labor cientfica analizada por Pletsch. Es
decir, si alguien es de un pas econmica y tecnolgicamente subdesarrollado, con una
forma oscura de pensar, l o ella no puede producir ningn tipo de pensamiento terico
significativ o cuando la teora es definida de acuerdo a los modelos del primer mundo.
De acuerdo a esta lgica , la teora y las ciencias son producidas en los pases del primer
mundo donde no existen las obstrucciones ideolgicas para el pensamiento cientfico y
terico.
Mi segunda suposicin entonces, es que el locus de la teorizacin postmoderna (de
acuerdo a lo articulado por Jameson, 1 991 ) est puesto en el Primer Mundo, aunque en
oposicin a la configuracin epistemolgica de las ciencias sociales bis-a-bis el Tercer
Mundo analizado por Pletsch. Se podra argumentar que la razn postmoderna mezcla
de prcticas y entrenamiento terico del Primer Mundo con las bases ideolgicas del
Segundo. Sin embargo mantiene como tal su diferencia con la razn postcolonial en la
que la alianza est entre la produccin cultural del tercer Mundo y la imaginacin
terica del Primero. En el artculo de Pletsch hay la referencia a la literatura. Sin
embargo, no nos podemos olv idar del enorme impacto de la produccin literaria de los
pases del Tercer Mundo (ej., Garca Mrquez, Assia Djebar, Salman Rushdie, Naguib
Mahfouz, Michelle Cliff). El hecho de que tal impacto tuv o lugar en el campo literario
(es decir, en el campo de la produccin cultural ms que en las ciencias sociales)
apoy a la hiptesis de Pletsch sobre la distribucin del conocimiento en correlacin con
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apoy a la hiptesis de Pletsch sobre la distribucin del conocimiento en correlacin con
las reas geoculturales. Explica tambin por qu el realismo mgico se conv irti en el
smbolo de la produccin cultural del Tercer Mundo.
Repensemos ahora la distincin entre venir de estar en, y se de. Si tanto los discursos
postcoloniales (incluy endo la literatura) como las teoras estn asociados con la gente
(que viene) de pases con herencias coloniales, es precisamente por el desplazamiento del
locus de produccin intelectual del Primer al Tercer Mundo. Sin embargo, mientras la
produccin literaria puede ser fcilmente atribuida a la produccin cultural del Tercer
Mundo, la teora es ms difcil de justificar porque de acuerdo a la distribucin
cientfica del trabajo, analizada por Pletsch el locus de la produccin terica es del
Primero ms que del Tercer Mundo. Entonces, mi tercera suposicin es que las
prcticas tericas coloniales no slo estn cambiando nuestra v isin de los procesos
coloniales, sino que tambin estn desafiando la misma base del concepto Occidental
del conocimiento y del entendimiento al establecer conexiones epistemolgicas entre el
lugar geocultural y la produccin terica.
Al insistir en la conexin entre el lugar de la teorizacin (ser de, venir de, y estar en) y el
locus de enunciacin, estoy enfatizando que los loci de enunciacin no son dados, sino
representados; y no estoy suponiendo que solamente la gente que v iene de tal o cual
lugar puede teorizar X. Deseo insistir en el hecho de que no estoy presentando el
argumento en trminos deterministas, sino en el campo abierto de las posibilidades
lgicas, de circunstancias histricas y sensibilidad personal. Estoy sugiriendo, en otras
palabras, que aquellos para quienes las herencias coloniales son reales (ej., les duele)
estn ms (lgica, histrica, y emocionalmente) inclinados que otros a teorizar el
pasado en trminos de historias coloniales. Tambin estoy sugiriendo que la teorizacin
postcolonial restablece los lmites entre el conocimiento, lo conocido y el sujeto
cognoscente (lo cual es mi razn para acentuar las complicidades de las teoras
postcoloniales con las minoras). Mientras que, por un lado, percibo el lugar del sujeto
cognoscente en la economa social del conocimiento y del entendimiento como la
contribucin principal de las teoras postcoloniales siento, por otro lado, que la
descripcin o explicacin de lo conocido es la contribucin principal de las teoras
postmodernas.
II
Me gustara desplazarme hacia la segunda parte de mi argumento: las teoras
postcoloniales como contramodernidad y loci de enunciacin diferencial.
Enrique Dussel, filsofo argentino asociado con la filosofa de la liberacin, articul una
idea similar de una manera clara y conv incente. Cito de la introduccin de sus
conferencias en Frankfurt.
Moder n ity is, for m a n y (for Ju r g en Ha ber m a s or Ch a r les Ta y lor , for
ex a m ple), a n essen t ia lly or ex clu siv ely Eu r opea n ph en om en on . In th ese
lectu r es, I w ill a r g u e th a t m oder n ity is, u n fa ct , a Eu r opea n
ph en om en on , bu t on e con st itu ted in a dia lect ica l r ela t ion w ith a n on -
Eu r opea n a lter ity th a t is its u lt im a te con ten t . Moder n ity a ppea r s w h en
Eu r ope a ffir m s itself a s th e cen ter of a World h istor y th a t it
in a u g u r a tes; th e per iph er y th a t su r r ou n ds th is cen ter is con sequ en tly
pa r t of its self-defin it ion . Th e occlu sion of th is per iph er y (a n d of th e r ole
of Spa in a n d Por tu g a l in th e for m a tion of th e m oder n w or ld sy stem fr om
th e la te fifteen th to th e m id-sev en teen th cen tu r ies), lea ds th e m a jor
con tem por a r y th in ker s of th e cen ter in to a Eu r ocen tr ic fa lla cy in th eir
u n der sta n din g of m oder n ity . If th eir u n der sta n din g of th e g en ea log y of
m oder n ity is th u s pa r t ia l a n pr ov in cia l, th eir a t tem pts a t a cr it iqu e or
defen se of it a r e likew ise u n ila ter a l a n d, in pa r t , fa lse (Du ssel (1 9 9 3 ):
6 5 ).
La construccin de la idea de la modernidad conectada a la expansin europea, y
tambin forjada por los intelectuales europeos, fue lo suficientemente poderosa para
durar casi quinientos aos. Los discursos y las teoras postcoloniales comenzaron a
desafiar directamente esa hegemona, un desafo que era impensable (y tal v ez
inesperado) por aquellos que construy eron y supusieron de antemano la idea de la
modernidad como un perodo histrico e implcitamente como EL locus de enunciacin.
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Un locus de enunciacin que en el nombre de la racionalidad, la ciencia y la filosofa
afirm su propio priv ilegio sobre otras formas de racionalidad o sobre formas de
pensamiento que, desde la perspectiv a de la razn moderna, fueran racionales. Por
consiguiente, propondra que los discursos y las teoras postcoloniales estn
construy endo una razn postcolonial como un locus de enunciacin diferencial. Por
supuesto, estoy sobresimplificando; pero lo estoy haciendo con el propsito de acentuar
mi percepcin dela razn postcolonial como un locus de enunciacin diferencial.
Diferencial aqu significa tambin un desplazamiento de los conceptos y las prcticas
de las nociones del conocimiento y tambin de las formas de entendimiento articuladas
durante el perodo moderno.3 Por otro lado, si un proy ecto similar pudiera ser unido a lo
que puede ser llamado, en este contexto, razn postmoderna, la posicin de Dussel es
semejante a la de Homi Bhabha cuando habla desde las diferentes herencias coloniales
(tipo [b] y [c]):
Dr iv en by th e su ba lter n h istor y of th e m a r g in s of m oder n ity r a th er
th a n by th e fa ilu r es of log ocen tr ism I h a v e t ir ed, in som e sm a ll
m ea su r e, to revise the know n, to renam e the postm odern from the position
of the postcolonial (ita lics m in e) (Bh a bh a 1 9 9 4 ).
Encuentro una coincidencia digna de notar entre Dussel y Bhabha, aunque con
algunas diferencias significativ as en cuanto al acento. La coincidencia radica en el
importante hecho de la tarea del razonamiento postcolonial no est solamente
conectada a la necesidad poltica de descolonizacin (en Asia, frica y el Caribe), sino
principalmente, a la re-lectura del paradigma de la razn moderna. Esta tarea es
llev ada a cabo por Dussel y Babha de maneras diferentes, aunque no contradictorias.
Despus de un detallado anlisis de la construccin kantiana y hegeliana, de la idea de
Ilustracin en la historia europea, Dussel resume los elementos que constituy en el mito
de la modernidad.
(1 ) Moder n (Eu r opea n ) civ iliza t ion u n der sta n ds itself a s th e m ost
dev eloped, th e su per ior , civ iliza t ion ; (2 ) Th is sen se of su per ior ity oblig es
it , in th e for m of ca teg or ica l im per a t iv e, a s it w er e, to dev elop civ ilize,
u plift , edu ca te) th e m or e pr im it iv e, ba r ba r ou s, u n der dev eloped
civ iliza t ion s; (3 ) th e pa th of su ch dev elopm en t sh ou ld be th a t follow ed by
Eu r ope in its ow n dev elopm en t ou t of a n t iqu ity a n d th e Middle A g es; (4 )
w h er e th e ba r ba r ia n s or th e pr im it iv e opposes th e civ ilizin g pr ocess, th e
pr a x is of m oder n ity m u st , in th e la st in sta n ce, h a v e r ecou r se to th e
v iolen ce n ecessa r y to r em ov e th e obsta cles to m oder n iza t ion ; (5 ) th is
v iolen ce w h ich pr odu ces in m a n y differ en t w a y s, v ict im s, ta kes on
a lm ost r itu a list ch a r a cter : th e civ ilizin g h er o in v ests h is v ict im s (th e
colon ized, th e sla v e, th e w om a n , th e ecolog ica l destr u ct ion of th e ea r th ,
etc) w ith th e ch a r a cter of bein g pa r t icipa n ts in a pr ocess of r edem ptiv e
sa cr ifice; (6 ) fr om th e poin t of v iew of m oder n ity , th e ba r ba r ia n or
pr im it iv e is in a sta te of qu ilt (for , a m on g oth er th in g s, opposin g th e
civ ilizin g pr ocess). Th is a llow s m oder n ity to pr esen t itself n ot on ly a s
in n ocen t bt a lso a s a for ce th a t w ill em a n cipa te or r edeem its v ict im s
fr om th eir qu ilt ; (7 ) g iv en th is civ ilizin g a n d r edem ptiv e ch a r a cter of
m oder n ity , th e su ffer in g a n d sa cr ifices th e costs) of m oder n iza t ion
im posed on im m a tu r e peoples, sla v es, r a ces, th e w ea ker sex ,
etceter a , a r e in ev ita ble a n d n ecessa r y (Du ssel (1 9 9 3 )).
El mito de la modernidad es expuesto por Dussel para confrontar otras alternativ as de
interpretacin. Mientras que Horkheimer y Adorno como tambin otros pensadores
postmodernistas como Ly otard, Rorty o Vattimo, proponen una crtica de la razn (una
razn v iolenta, coercitiv a y genocida), Dussel mismo propone una crtica del momento
irracional de la Ilustracin como un mito sacrifical; e intenta hacerlo no como una
negacin dela razn, sino afirmando la razn del otro. La interseccin entre la idea de
una modernidad egocntrica basada en su apropiacin de las herencias Greco-Romanas
(clsicas) y el surgimiento de la idea de la modernidad desde las mrgenes (o
contramodernidad), aclara que la historia no comienza en Grecia, y que los diferentes
comienzos histricos estn, al mismo tiempo, sujetos a div ersos loci de enunciacin.
Propondra que este simple axioma es fundamental de y para la razn postcolonial.
Finalmente, el proy ecto de Bhabha de nombrar lo postmoderno desde la posicin de lo
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Finalmente, el proy ecto de Bhabha de nombrar lo postmoderno desde la posicin de lo
postcolonial, lo acerca a Dussel y encuentra su nicho en la razn postcolonial como
locus de enunciacin diferencial.
Mientras que Dussel dibuja de nuev o el mapa de la modernidad incluy endo en su
geografa la expansin del Imperio espaol y portugus despus de 1 500, y rev isa la
narrativ a de la Ilustracin recogiendo el fantasma de los relatos coloniales, Bhabha
trabaja hacia la articulacin de las instancias enunciativ as. La sugerencia
programtica de Dussel de que el ascenso de la modernidad radica hoy , no
necesariamente en el proceso que sobrepasa la modernidad desde adentro (ej., la
postmodernidad), sino mas bien en un proceso de trans-modernidad, parece tambin
coincidir con la preocupacin de Bhabha. Dussel declara:
Tr a n sm oder n ity (a s a pr oject of polit ica l, econ om ic, ecolog ica l, er ot ic,
peda g og ica l a n d r elig iou s liber a t ion ) is th e co-r ea liza t ion of th a t w h ich it
is im possible for m oder n ity to a ccom plish by itself: th a t is of a n
incorporative solida r ity , w h ich I h a v e ca lled a n a lect ic, betw een cen ter /
Per iph er y , m a n /w om a n , differ en t r a ces, differ en t eth n ic g r ou ps,
differ en t cla sses, civ iliza t ion /n a tu r e, Wester n cu ltu r e /Th ir d Wor ld
cu ltu r es, etceter a (Du ssel (1 9 9 3 )).
Si como afirma Dussel, la superacin de esas dicotomas presupone en primer lugar,
que el lado ms oscuro de la modernidad (ej., la periferia colonial) se descubre a s
misma como inocente, ese mismo descubrimiento presupondr afirmar primero, los
loci de enunciacin en los bordes de la expansin colonial y , segundo, la construccin de
la razn postcolonial a partir de los escombros de la modernidad europea y de las
herencias (transformadas) de la cultura univ ersal.
La contribucin de Bhabha a la articulacin de la razn postcolonial radica, a mi
parecer, en que los loci de enunciacin toman prioridad tica y poltica por encima de
la rearticulacin de lo enunciado. Es por esta razn que Baba sita la representacin
frente a la epistemologa y explora la poltica de la colocacin enunciativ a en torno al
concepto de racionalidad mnima de Charles Tay lor.4 El concepto de racionalidad
mnima le permite a Bhabha poner la representacin frente a la epistemologa en un
esfuerzo por traer en primer plano la instancia humana en v ez de la representacin:
Min im a l r a t ion a lity , a s th e a ct iv ity of a r t icu la t ion , em bodied in th e
la n g u a g e m eta ph or , a lter th e su bject of cu ltu r e fr om a n epistem olog ica l
fu n ct ion to a n en u n cia t iv e pr a ct ice. If cu ltu r e a s epistem olog y focu ses on
fu n ct ion a n d in ten t ion , th en cu ltu r e a s en u n cia t ion focu ses on
sig n ifica t ion a n d in st itu t ion a liza t ion ; if th e epistem olog ica l ten ds
tow a r ds a reflection of its em pir ica l r efer en t or object , th e en u n cia t iv e
a ttem pts r epea tedly to r ein scr ibe a n d r eloca te th e polit ica l cla im to
cu ltu r a l pr ior ity a n d h ier a r ch y ( ) in th e socia l in st itu t ion of th e
sig n ify in g a ct iv ity (Bh a bh a 1 9 9 4 :1 7 7 ).
Lo postcolonial como el puesto del locus de enunciacin diferencial organiza el discurso
contramoderno de Bhabha. Sin embargo, estos puestos de enunciacin no se oponen
dialcticamente al locus de enunciacin creado por la modernidad (ej., el sujeto
moderno y la subjetiv idad) en la constante inv encin y reconstruccin del y o y de los
conceptos monotpicos de la razn. Son, por el contrario, lugares de interv encin,
interrupciones de la propia inv encin de la modernidad. La dilacin temporal que
Johannes Fabian (1 982) identifica como una negacin de la coetaneidad es, en mi
argumento, el tiempo presente de la enunciacin desde donde, al reclamar su propio
presente, relega otros loci de enunciacin al tiempo pasado. Bhabha responde desde las
herencias coloniales de la India britnica a la misma preocupacin expresada por
Dussel desde las herencias coloniales de Hispanoamrica, o Fabian desde una crtica de
la ideologa de la temporalidad en la prctica antropolgica. Leamos a Bhabha:
I a m posin g th ese qu est ion s fr om w ith in th e pr oblem a tic of m oder n ity
beca u se of a sh ift w ith in con tem por a r y cr it ica l tr a dit ion s of postcolon ia l
w r it in g . Th er e u s n o lon g er a n in flu en tia l sepa r a t ist em ph a sis on sim ply
ela bor a t in g a n a n t i-im per ia list or bla ck n a t ion a list tr a dit ion in itself .
Th er e is a n a ttem pt to in ter r u pt th e Wester n discou r ses of m oder n ity
th r ou g h th ese displa cin g , in ter r og a t iv e su ba lter n or postsla v er y
n a r r a t iv es a n d th e cr it ica l th eor et ica l per spect iv es th ey en g en der
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n a r r a t iv es a n d th e cr it ica l th eor et ica l per spect iv es th ey en g en der
(1 9 9 4 :2 4 1 ).
Adems, en el siguiente prrafo:
Th e pow er of th e postcolon ia l tr a n sla t ion of m oder n ity r ests in its
perform ative, deform ative, str u ctu r e th a t does n ot sim ply r ev a lu e th e
con test of a cu ltu r a l tr a dit ion , or tr a n spose v a lu es cr oss-cu ltu r a lly
(1 9 9 4 : 2 4 1 ).
En una anotacin rev eladora de la conclusin a su The Location of Culture (anotacin
1 5), Bhabha recuerda al lector que el trmino dilacin temporal fue presentado y
usado en los captulos anteriores (8 y 9), y que l v isualiza ese concepto como una
expresin que captura la div isin del discurso colonial. La dilacin temporal se
conv ierte entonces en una nuev a forma del discurso colonial como objeto de estudio, y
la teorizacin postcolonial como el locus de enunciacin a causa del dilogo conflictiv o
entre personas con cosmologas y epistemologas diferenciales. La teorizacin
postcolonial asume tanto la div isin del objeto colonial (de estudio) como la div isin del
sujeto de la teorizacin postcolonial (el locus de enunciacin). Una discusin
epistemolgica similar fue sealada por Norma Alarcn dentro del contexto de los
estudios femeninos de gnero y etnicidad, particularmente cuando ella declara que El
sujeto (y objeto) del conocimiento es ahora la mujer, pero el punto de v ista heredado no
ha sido cuestionado de ninguna manera. Como resultado, algunas feministas anglo-
americanas tiende a conv ertirse en una parodia del sujeto masculino de la conciencia,
rev elando de esta manera su base liberal etnocntrica (1 994:337 ). La controv ersia
epistemolgica en la teorizacin postcolonial reside en que el sujeto div idido del discurso
colonial se mira en el sujeto div idido de la teorizacin postcolonial; de la misma forma,
la mujer como sujeto cognoscente se mira en la mujer como sujeto a ser conocido. Es por
esta razn que un giro epistemolgico est en v as de realizarse, en el cual la
enunciacin como promulgacin toma prioridad sobre la accin como representacin.
La dilacin temporal es el concepto relev ante de Bhabha para explorar la
epistemologa rev olucionaria de la teorizacin postcolonial. El concepto surge de la
interseccin entre dos marcos tericos dispares. Uno prov iene de los resultados del
aparato formal dela enunciacin (teorizado por Benv eniste en los aos sesenta), la
teora de los actos de habla (teorizado por Austin y Searle en los aos sesenta y setenta),
y el acento colonial puesto por Gay atri-Spiv ak formulan la pregunta pueden los
subalternos hablar? El otro marco terico fue formulado por Fabian en su anlisis de
la negacin de la coetaneidad en el discurso antropolgico (colonial). Cuando la
negacin de la coetaneidad no es presentada en trminos de comparacin cultural o en
etapas de la civ ilizacin basadas en una presupuesta idea de progreso, sino que es
aplicada al locus de enunciacin, la dilacin temporal podra admitir la negacin de
la coetaneidad enunciativ a y , por lo tanto, admitir tambin la v iolenta negacin de la
libertad, de las razones y calificaciones para la interv encin poltica y cultural.
La discusin del olv ido colonial de Foucault, al final del captulo de Bhabha sobre lo
postmoderno y lo postcolonial, es un momento especial de un argumento constante y
complejo que Bhabha desarrolla a lo largo de su libro:
Th er e is a cer ta in posit ion in th e Wester n r a t io th a t w a s con st itu ted in it
h istor y pr ov ides a fou n da tion for th e r ela t ion it ca n h a v e w ith a ll oth er
societ ies, ev en w ith th e society in w hich it his torically appeared (cita do por
Bh a bh a , 1 9 9 4 :1 9 5 ).
La interpretacin que Bhabha hace de Foulcault apunta al hecho de que al desconocer
el momento colonial como presente enunciativ o en la condicin histrica y
epistemolgica de la modernidad Occidental, Foucault cierra la posibilidad de
interpretar la proporcin Occidental en el dilogo conflictiv o entre el Occidente y las
colonias. An ms, de acuerdo con Bhabha, Foucault desconoce precisamente el texto
colonial como la base para tal relacin de proporcin que el Occidente pueda tener, an
con la sociedad en la que [lo colonial] apareci histricamente' (Bhabha, 1 994: 1 96).
En otras palabras, el presente enunciativ o es el presente del tiempo Occidental y de su
locus de enunciacin. Los loci de enunciacin coloniales son disueltos por la falta de
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locus de enunciacin. Los loci de enunciacin coloniales son disueltos por la falta de
contemporaneidad: las colonias producen la cultura, mientras que los centros
metropolitanos producen discursos intelectuales que interpretan la produccin
cultural y colonial y se reinscriben a s mismos como el nico locus de enunciacin.
Finalmente, Bhabha reinscribe as el dilogo entre la modernidad y la postmodernidad,
por un lado, y entre el colonialismo y el discurso critico postcolonial por el otro:
Rea din g fr om th e tr a n sfer en t ia l per spect iv e, w h er e th e Wester n r a t io
r etu r n s to itself fr om th e t im e la g of th e colon ia l r ela t ion , w e se h ow
m oder n ity a n d postm oder n ity a r e th em selv es con st itu ted fr om th e
m a r g in a l per spect iv e of cu ltu r a l differ en ce. Th ey en cou n ter th em selv es
con tin g en t ly a t th e poin t a t w h ich th e in ter n a l differ en ce of th eir ow r
society in r eiter a ted in ter m s of th e differ en ce of th e or der , th e a lter ity of
tu n e postcolon ia l site (1 9 9 4 :1 9 6 )
La consecuencia del proy ecto de la Ilustracin que Bhabha critica en Foucault, tambin
es subray ada por Paul Gilroy (1 993) en su crtica de Jurgen Habermas y Marshall
Berman. Gilroy declara en oposicin a la creencia en las promesas insatisfechas de la
modernidad, que la historia de la dispora africana y , por consiguiente una
rev alorizacin del papel de la esclav itud en la construccin de la modernidad requiere
una rev isin ms completa de los trminos en los cales los debates de la modernidad
han sido construido que cualquiera de sus participantes acadmicos est dispuesto [a]
conceder (Gilroy , 1 993:46). La configuracin descentrada y plural de las
subjetiv idades e identidades modernas adoptadas por Gilroy estn en contra de la
creencia de Berman en launidad ntima del y o y del ambiente moderno (Gilroy ,
1 993:46). Bhabha y Gilroy se unen, as, a Dussel en su crtica de la construccin de la
modernidad en el pensamiento postmoderno. Lo que diferencia sus teorizaciones
postcoloniales son sus herencias coloniales: espaola y latinoamericana para Dussel;
dispora africana, Imperio francs alemn y britnico para Gilroy ; imperio britnico y
la colonizacin de la India para Baba.
Mi inters en explorar estas distinciones se localiza en una pregunta ms fundamental
con respecto a las implicaciones polticas de las decisiones acadmicas al ocuparse de los
discursos coloniales (o postcoloniales) en la inv estigacin y la enseanza. El punto que
estoy tratando de elucidar fue subray ado por Patricia Seed (1 992) en los siguientes
trminos:
Ma n y a n th r opolog ists, h istor ia n s, a n d liter a r y cr it ics w r it in g of th ose
w h o a r e lu m ped tog eth er a s Th ir d Wor ld people a dopt a sta n ce of
a dv oca cy for th ose th ey h a v e been stu dy n g a n d w or kin g w ith . Hen ce,
th ey a r e r elu cta n t to cr it icize pos in depen den ce for m s of n a t ion a lism
Th e ea r ly th eor et icia n s of th e colon ia l discou r se field Sa id, Spiv a k, a n d
Bh a bh a a r e th em selv es a m biv a len t ly loca ted betw een th e so-ca lled
Fir st a n d Th ir d Wor lds: bor n a n d edu ca ted in pla ces like Pa lest in e a n d
Ben g a l, th ey h a v e n on eth eless m a de th eir a ca dem ic r epu ta t ion in th e
West . Th ey spea k from th e West bu t a r e n ot of it . Yet by v ir tu e of
r epu ta t ion a n d len g th y r esiden ce in th e West , th ey a r e n o lon g er of th e
Ea st . Hen ce their contribution to shaping the field has arisen w ithin the
sam e context of the internationalization that they are attem pting to s tudy
(1 9 9 2 :1 9 8 ; m i n fa sis).
Me gustara situar la ltima frase entre el desde y el de y subray ar la correlacin entre
formar un campo de estudio ser de y no ser de. El asunto aqu no es si una persona
que ha nacido en Holanda deber ser un[a] molinero[a] y otra nacida en New York
deber un[a] corredora] de bolsa, tampoco si alguien nacido en Holanda o en New York
tiene ms autoridad en cuanto a molinos o a la bolsa se refiere, sino ms bien, quin
est hablando, de qu, desde dnde y por qu. Existen dos puntos para ser desenredados
aqu. Uno es la agenda poltica de aquellos de nosotros (una categora v aca para ser
llenada) de Norte a Suramrica, la India, Irn o frica, pero escribiendo y enseando
aqu, en los Estados Unidos preocupados por las herencias coloniales y las teoras
postcoloniales. El otro punto es la agenda de aquellos de nosotros (una categora v aca
para ser llenada) de y escribiendo aqu. Soy consciente que en un mundo transnacional
tales distinciones pueden ser percibidas con sospecha. Sin embargo, creo que ellas deben
ser tomadas no tanto en trminos de identidades nacionales sino en relacin al locus de
enunciacin de la representacin de donde las teoras son construidas, y el locus de
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enunciacin de la representacin de donde las teoras son construidas, y el locus de
enunciacin y la representacin construida en el proceso de la teorizacin.
III
Me gustara concluir abriendo la discusin a nuev as reas de cuestionamiento
metaterico postcolonial. He estado limitando la discusin a los loci de enunciacin y a
categoras geoculturales. Este es el terreno en el cual las herencias coloniales y las
teoras postcoloniales han sido principalmente discutidas en el pasado. Tales conceptos
como Primero y Tercer Mundo, Occidente y Oriente, margen y periferia, colonialismo
espaol o britnico, etc., son todas categoras socioculturales. Cuando conceb lo que
estoy diciendo como una ruptura epistemolgica, lo hice en trminos de la poltica del
lugar geocultural, sumiendo que uno de los motiv os de la teorizacin postcolonial es el
lugar geocultural de la produccin y la distribucin del conocimiento. La poltica y la
sensibilidad del lugar geocultural son comparadas en mi argumento, con la poltica y
la sensibilidad del gnero, la raza o la posicin de clase. En todos estos casos, la
produccin del conocimiento y la necesidad de teoras y a no son guiadas por un deseo
abstracto y lo racional de decir la v erdad, sino (tal v ez principalmente) por
preocupaciones ticas y polticas sobre la emancipacin humana. Debemos anotar, que
si la produccin del conocimiento fuera siempre manejada con fines de emancipacin
humana, deberamos enfatizar que la emancipacin que las teoras postcoloniales
promuev en, es la emancipacin de las categoras de conocimiento fabricadas y
establecidas en Europa, las cuales forman parte de la modernidad y fueron construidas,
parcialmente, en complicidad con la expansin colonial.
La importante distincin cronolgica presentada por Sara Suleri al destacar la India
inglesa corta a trav s de las categoras geoculturales, y es capaz de poner las
situaciones y los discursos coloniales y postcoloniales bajo una nuev a luz:
If En g lish In dia r epr esen ts a discu r siv e field th a t in clu des booth colon ia l
a n d postcolon ia l n a r r a t iv es, it fu r th er r epr esen ts a n a lter n a t iv e to th e
tr ou ble ch r on olog y of n a t ion a lism in th e In dia n su bcon tin en t . A s lon g a s
th e con cept of n a t ion is in ter pr eted a s th e colon izer 's g ift to its er stw h ile
colon y , th e u n im a g in a ble com m u n ity pr odu ced by colon ia l en cou n ter
ca n n ev er be su fficien t ly r ea d (1 9 9 2 b:3 )
Lo que debera mantener nuestra atencin en esta cita es el hecho de que la
rearticulacin cronolgica de lo colonial-postcolonial est sujeta a la conspiracin entre
lenguaje e imperio. Decir la India inglesa es similar a decir Hispano o Anglo
Amrica en tanto que la construccin de categoras geoculturales est muy conectada
con las lenguas imperiales.
No obstante, no toda la teorizacin postcolonial est relacionada a la poltica y a la
sensibilidad del lugar geocultural. Trinh Minh-ha (1 989), Chandra Mohanty (1 988) y
Sara Suleri (1 992a; 1 992b), entre otras, presentan una nuev a dimensin en la
configuracin de teoras al leer el gnero y el feminismo en la condicin postcolonial. Al
hacerlo, sis argumentos ay udan en una orientacin de las prcticas tericas
postcoloniales hacia un encuentro con los puntos puestos en reliev e por mujeres de color
como tambin de quienes teorizan las fronteras (ej., Anzalda, Saldiv a y la dispora
africana, ej., Gilroy 1 993). Suleri v isualiza dos temas importantes para el futuro de la
crtica cultural y las teoras postcoloniales: uno es el realineamiento de las polaridades
(Oriente-Occidente; colonizador-colonizado; nosotros-ellos, etc.) en la cual la
teorizacin inicial fue fundada; la otra es la pregunta por la articulacin del genero y la
condicin postcolonial:
If th e m a ter ia lity of cu ltu r a l cr it icism m u st n ow loca ted its idiom in th e
pr odu ct iv e a bsen ce of a lter ity , it m u st r ea lig n its r ela t ion to th e fig u r e of
g en der . Th e fig u r a t iv e sta tu s of g en der poses a som ew h a t u n cr it ica l
discou r se r elia n t on m eta ph or s of sex u a lity , or does it m er ely r eify th e
sor r y biolog ism th a t dicta tes tr a dit ion a l decodin g s of th e colon ia l
en cou n ter ? Sin ce th e fem in ity of th e colon ized su bcon tin en t h a s
pr ov ided Or ien ta lists n a r r a t iv es w ith th eir m ost pr ev a ilin g tr ope for th e
ex er cise con sider a ble cu ltu r a l ta ct in th e fem in iza t ion of its ow n
discou r se. In oth er w or ds, a sim ple cor r ela t ion of g en der w ith colon izer
a n d colon ized ca n lea d on ly to in ter pr eta t iv e in tr a n sig en ce of a differ en t
or der , th r ou g h w h ich a n a ttem pt to r ecog n ize m a r g in a lity lea d to a n
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opposite r eplica t ion of th e u n cr ossa ble dista n ce betw een m a r g in a n d
cen ter . Th e ta u t a m biv a len ce of colon ia l com plicity , h ow ev er , dem a n ds
a m or e n u a n ced r ea din g of h ow equ a lly a m biv a len t ly g en der fu n ct ion s
in th e tr opolog ies of both colon ia l a n d postcolon ia l n a r r a t iv es (Su ler i,
1 9 9 2 b:1 5 ).
La introduccin del gnero y el feminismo dentro de la crtica colonial confirman los
av ances epistemolgicos siendo presentados por la teorizacin postcolonial en dos
diferentes y complementarias direcciones, como mnimo: una, la rearticulacin de la
complicidad entre la modernidad y la v iolencia de la razn al descubrir la supresin de
cualidades secundarias del campo del conocimiento; la otra, al abrir el trabajo erudito
y la bsqueda acadmica a la esfera pblica ms all de la academia. La fuerza de la
teorizacin postcolonial (tanto como otras prcticas tericas en el campo del discurso de
las minoras) reside en su capacidad para una transformacin epistemolgica como
tambin social y cultural. Adems, ay uda a redefinir y a restablecer el trabajo de las
Humanidades en un mundo trasnacional el cual es, al mismo tiempo, uno de los
resultados de v arias herencias coloniales e imperiales.
[1]He u sado la distincin entre colonias de asentamiento (ej., Estados Unidos, A u stral ia, N u eva
Zelanda, etc.) y colonias de profu ndo asentamiento (ej. A lgeria, Per , India, etc.) de McCl intock
(1993:88-89).
[2]Se me ha dicho en u n par de ocasiones qu e no debera hablar de Primero, Segu ndo ni Tercer Mu ndo
porqu e tales entidades no existen. Qu isiera enfatizar aqu qu e no estoy hablando de las entidades, sino
de las divisiones conceptu ales del mu ndo qu e, como tal , existieron y todava existen, au nqu e la
configu racin del mu ndo no es la qu e inspir dicha distincin. Siento la necesidad de discu lparme por
presentar esta anotacin, a la vez qu e no pu edo evitarla.
[3] Un ejemplo relevador de lo qu e estoy tratando de articu lar es la contralectu ra de N orma A larcn
sobre el significado de la asignacin terica de Jean-Lu c N ancy. Mientras qu e N ancy asigna u n
significado a la cu l tu ra ch icana a travs de su lectu ra desde el espacio donde la etnicidad y el lengu aje
no interfiere con su propio discu rso (ej., la au sencia total de referencia al Maghreb en el lengu aje y la
cu l tu ra francesa) , el discu rso de A larcn es u na nu eva u bicacin necesaria desde el espacio en el cu al
la etnicidad y el lengu aje trastornan la posicin del conocimiento y del entendimiento (A larcn 1994).
[4]A u nqu e Taylor no elabora el concepto de racional idad mnima en el l ibro ci tado por Du ssel , las
consideraciones epistemolgicas qu e su rgen de la trayectoria colonial no son los ejemplos
paradigmticos de los argu mentos de Taylor.
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::A rriba
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