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    Traduccin deHERIBERTO RUBIO

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    MICHAE L WALZER ) H 3

    LAS ESFERASDE LA JUSTICIAU na defensa del pluralisfno y la igualdad

    UNIVERSIDAD DE CHILE

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    i " "PERTENECE ,LA BIBLIOTECAH D a C EN TR O D E OlINFORMTICAJURDICA t? A D

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    16 RECONOCIMIENTOSdiferente al d e Rawls y toma como base distintas disciplinas acadm icas (lahistoria y la antropologa ms que la economa y la psicologa). Pero sin sutrabajo no hubiera tenido la forma que adquiri, y tal vez no hubiera tenidoforma alguna. Otros dos filsofos contemporneos se aproximan ms queRawls a mi propia visin de la justicia. En Justice and the Human Gooci (Chicago, 1980), William M. Galston afirma, como y o, qu e los bienes sociales "sedividen en diferentes categoras", y que "cada una de esas categoras poneen juego un conjunto distinto de exigencias". En Distributive Justice (Indiana-polis, 1966), Vichlas Rescher argumenta, como yo, en favor de un tratamiento "plural y heterogneo" de la justicia. Pero desd e m i punto de vista, elpluralismo de cada uno de estos planteamientos se halla viciado por el aris-totelismo de Galston y el utilitarismo de Rescher. Mi propio planteamientodiscurre sin tales compromisos bsicos.

    El captulo acerca de la pertenencia apareci por primera vez, en unaversin anterior, en Bo u ndar ies: NationalAutonomy and ts Limits, presentadopor Peter C Brown y Henry Shue y publicado por Rowman and Uttlefield(Totowa, N. } ., 1981). Agradezco a los editores sus comentarios y crticas y ala casa editorial la autorizacin para poder reproducir aqu ese ensayo. Unaseccin del cap tulo xn apareci por vez primera en The Neto Republic (3 y 10de enero de 1981). Algunos de los ensayos recogidos en mi libro RadicalPrincipies (Nueva York, 1982), publicados originalmente en la revista Dissent,son expresiones tempranas y tentativas de la teora presentada aqu. Fuiauxiliado a reformularlas por la resea crtica de Barry Brian a RadicalPrincipies aparecida en Ethks (enero de 1982). Las dos lneas de "In Time ofWar" d e W. H. Auden han sido tomadas de The English A n d e n : P oe m s , Essai/san d ram a tic Writ ings, 3927-1939, compilado por Edward Mendelson,William M eredith y Mo nroe K. Spears, albaceas del Legado de W. H. Auden,con la amable autorizacin d e la casa editorial Rand om House, Inc.Mary Oliver, mi secretaria en el Institute for A dvanced Study, m ecanografi el manuscrito y lo pas en limpio una y otra vez, con exactitud infalible einagotable paciencia.Por ltimo, Martin Kessler y Phoebe Hoss, de Basic Books, brindaron laclase de estmulo y consejo editorial que, en una sociedad perfectamen te justa,, todo autor recibira.

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    I. LA IGUALDAD COMPLEJAEL PLURALISMO

    LA JUSTICIA distributiva es una idea extensa. Lleva hasta la reflexin filosficala totalidad del m und o de los bienes. Nada pue de ser omitido; ning n aspecto de nuestra vida com unitaria escapa de su escrutinio. La sociedad hum anaes una co mun idad distributiva- No se reduce slo a esto, pero en esencia eso eslo que es: los hombres nos asociamos a fin de com partir, dividir e intercambiar. Tambin nos asociamos para hacer las cosas que son compartidas,divididas e intercambiadas, pero e mismo hacer la labor en s es distribuido entre nosotros por medio de una divisin del trabajo. Mi lugar dentrode la economa, mi postura en e orden poltico, mi reputacin entre miscama radas, mis posesiones m ateriales: todo ello me llega por otros homb resy mujeres. Puede afirmarse que poseo lo que poseo correcta o incorrectamente, justa o injustamente; pero en virtud de la gama de las distribucionesy el nm ero de los participantes en ellas, tales juicios nunca son fciles.La idea de la justicia distributiva guarda relacin tanto con el ser y elhacer como con el tener, con la produccin tanto como con el consum o, conla identidad y el status tanto como con el pas, el capital o las posesiones personales. Ideologas y configuraciones polticas distintas justifican y hacenvaler distintas formas de distribuir la pertenencia, el poder, el honor, la eminencia ritual, la gracia divina , la afinidad y el amor, el conocimiento, la riqueza, la segurida d fsica, el trabajo y el asue to, las recomp ensas y los castigos, yuna serie de bienes ms estrecha y materialmente concebidos alimentacin, refugio, vestimenta, transporte, atencin mdica, bienes tiles de todaclase, y todas aquellas rarezas (cuadros, libros raros, estampillas postales)que los seres hum anos coleccionan. Y toda esta multiplicidad de bienes secorresponde con una multiplicidad de procedimientos, agentes y criteriosdistributivos. Hay sistemas distributivos simples galeras de esclavos, monasterios, manicomios, jardines de nios (si bien, considerados con detenimiento, exhiben complejidades insospechadas); pero ninguna sociedadhumana madura ha escapado nunca de la multiplicidad. Debemos examinarlo todo, los bienes y las distintas mane ras de distribucin, en muchos lugaresy pocas.Sin embargo, no existe una va d e acceso nica a este mun do d e ideologasy procedimientos distributivos. Nunca ha existido un medio universal deintercambio. Desde la declinacin de la economa de trueque, el dinero hasido el medio m s comn. Pero la vieja mxima d e que hay cosas que el dinero no puede comprar, es no slo normativa sino tambin tcticamenteverdadera. Qu cosas han de ponerse a la venta y qu cosas no, es algo que

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    18 LA IGUALDAD COMPLEJAhombres y mujeres siempre debemos decidir y hemos decidido de muchasmaneras distintas. A lo largo de la historia, el mercado ha sido uno de losmecanismos ms imp ortantes para la distribucin de los bienes sociales; peronunc a ha sido, y en ningn lado es hoy, un sistema distributivo completo.Anlogamente, nunca ha existido un criterio decisivo nico a partir delcual todas las distribuciones sean co ntroladas, ni un conjunto nico de ag entes tomando tales decisiones. Ningn poder estatal ha sido tan incisivo quepueda regular todos los esquemas de compartir, dividir e intercambiar, apartir de los cuales la sociedad adquiere forma. Al Estado se le escapan lascosas de las manos; nuevos esquemas son desarrollados: redes familiares,mercados negros, alianzas burocrticas, organizaciones polticas y religiosasclandestinas. Los ministros de Estado puede n g ravar con impuestos, reclutarmilitarmente, asignar, regular, efectuar nombramientos, recompensar, castigar, pero no pueden acaparar la gama total de los bienes o sustituir a cualquier otro agente de distribucin. Tampoco pu ede hacerlo nadie m s: se dangolpes en el mercado y hay acaparamientos monopolices, pero nunca se haprod ucido una conspiracin d istributiva que tuviese completo xito.Por ltimo, nunca ha hab ido un criterio nico, o un conjunto nico de criterios interrelacionados, para toda distribucin. El mrito, la calificacin, lacuna y la sangre, la amistad, la necesidad, el libre intercambio, la lealtadpoltica, la decisin democrtica: todo ello ha tenido lugar, junto con muchosotros factores, en difcil coexistencia, invocado por grupos en competencia,confundido entre s.En tomo de la justicia distributiva, la historia exhibe una gran variedad dedisposiciones e ideologas. Sin embargo, el primer impulso del filsofo esresistir a la exhibicin de la historia, al mundo de !as apariencias, y buscaruna unidad subyacente: una breve lista de artculos bsicos rpidamenteabstrados en un bien nico, un criterio distributivo nico o uno interrelacio-nad o; el filsofo se ubica, al menos de mane ra simblica, en un nico pu ntodecisivo. He de sostener que la bsqu eda de tal unidad revela el hecho de nocom prende r la materia de la justicia distributiva. N o obstante, en algn sentido el impulsofilosficoes inevitable. Incluso si optamos por el plura lismo,como yo lo he de hacer, esa opcin requiere todava una defensa coheren te.Es preciso que existan principios que justifiquen tal opcin y que a sta se lefijen lmites, pue s el pluralismo n o nos exige aprob ar cada criterio d istributivoprop ues to, ni aceptar a todo potencial agente distribuidor. Pued e concebirseque existe un principio nico y un solo tipo legtimo de pluralismo. Pero detodas maneras, ste sera uno que abarcara una vasta gama de formasde distribucin. Por contraste, el ms profundo supuesto de la mayora delos filsofos que han escrito sobre la justicia, de Platn a nuestros das, es quehay un sistema distributivo, y slo uno, que puede ser correctamente comprendido por la filosofa.Hoy da este sistema es comnmente descrito como aquel que elegiranhombres y mujeres idealmente racionales, de verse obligados a elegir conimparcialidad, no sabiendo nada de su respectiva situacin, despojados d e laposibilidad de formular exigencias particulares y confrontados con un

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    LA IGUALD AD COMPLEJA 19conjunto abstracto de bienes.1 S estas restricciones son convenientementearticuladas, y si los bienes son definidos de manera adecuada, es probableque una conclusin particular pueda producirse. Mujeres y hombres racionales, obligados de esta u otra manera, escogern un sistema distributivo ynada ms. Pero la fuerza de esa conclusin singular no es fcil de medir.Ciertamente, es de duda r que los mismos hombres y mujeres, si fueran transformados en gente comn, con un firme sentido de la propia identidad/ conlos bienes pr opios a su alcance e inmersos en los problemas cotidianos, reiteraran su hipottica eleccin e incluso la reconoceran como propia. El problema no reside, en primer lugar, en la particularidad del inters, que losfilsofos siempre creyeron que podan poner cmodamente de lado estoes , sin controversia alguna. La gente comn puede hacer eso tambin,digamo s, por el inters pblico. El problema ms grave reside en las particularidades de la historia, de la cultura y d e la pertenencia a un grup o. Inclusosi favorecieran la imparcialidad, la pregunta que con mayor probabilidadsurgir en la mente de los miembros de una comunidad poltica no es quescogeran individuo s racionales en condiciones u nlversalizan tes de tal y taltipo?, sino qu escogeran personas com o nosotros, ubicadas como n osotroslo estamos, compartiendo una cultura y decididos a seguirla compartiendo?Esta pregunta fcilmente puede transformarse en: qu opciones hemoscreado ya en el curso de nuestra vida com unitaria?, o en; qu interpretaciones (en realidad) compartimos?La justicia es una construccin humana, y es dudoso que pueda ser realizada de una sola manera. En cualquier caso, he de empezar dudando, y msque dudando, de esta hiptesis fi losfica estndar. Las preguntas queplantea la teora de la justicia distributiva consienten una gama de respuestas, y dentro de esa gama hay espacio para la diversidad cultural y la opcinpoltica. No es slo cosa de aplicar un principio singular determinado o unconjunto de principios en momentos histricos distintos. Nadie negara quehay u na gam a d e aplicaciones morales permisibles. Yo pretendo aa dir algoms que esto: que los principios de la justicia son en s mism os p lurales en suforma; que bienes sociales distintos deberan ser distribuidos por razonesdistintas, en arreglo a diferentes procedimientos y por distintos agentes; yque todas estas diferencias d erivan de la comprensin de los bienes socialesmismos, lo cual es produc to inevitable del particularismo histrico y cultura l.

    UNA TEORA DE LOS BIENESLas teoras de la justicia distributiva se centran en un proceso social comnmente descrito como si tuviera esta forma:

    Vanse John R awls , A Theory offttstice (Cambridge , Mass. , 1971) [hay edicin del Fondode Cul tura Econmica 1; J r g e n H a b e r m a s , Le$Hiatvn Crisis, t r a d . d e T h o m a s M c C a r t h y(Boston, 1975), espec ialmen te la p. 113; Bruce Ackerm an, Social Jitstice in the Liberal State (NewH a v e n , 1980).

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    20 LA ICUALDAD COMPLEJALa gente distribuye bienes a (otras) personas.

    Aqu "distribucin" significa dar, asignar, intercambiar, etctera, y el acentorecae en los individuos situados a ambos extremos de tales actos: no en losproductores y en los consumidores, sino en los agentes distributivos y enlos receptores de los bienes. Como siempre, estamos interesados en nosotrosmismos, pero en este caso, en u na especial y limitada versin de nosotros mismos, en tanto que gente que da y toma. Cul es nuestra natura leza? Culesnuestros derechos? Qu necesitamos, queremos y merecemos? A qu tenemos derecho? Qu deberamos aceptar bajo condiciones ideales? Lasrespuestas a estas preguntas se convierten en principios distributivos que sesupone controlan el movimiento de los bienes. A los bienes definidos porabstraccin se les supo ne capacidad para moverse en cualquier direccin.Pero sta es una interpretacin demasiado simple de la situacin de he-cho, y nos obliga a emitir juicios sum arios acerca de lanaturaleza humana yel obrar moral, juicios que probablemente jams gozarn de la aprobacingeneral . Quiero proponer una descripcin ms precisa y compleja delproceso central:La gente concibe y crea bienes, qu e despus distribuye entre s.

    Aqu, la concepcin y la creacin de los bienes precede y controla a ladistribucin. Los bienes no aparec en simp lemente en las manos d e los agentes distributivos para que stos hagan con ellos loque les plazca o los repartan enarreglo a algn principio general.2 Ms bien, los bienes con sus significadosmerced a sus significados son unmedio crucial para las relaciones sociales, entran a la mente de las personas antes de llegar a sus manos, y las formas de distribucin sonconfiguradas con arreglo a concepciones compartidas acerca de q u y para qu son los bienes-

    Las cosas estn en la monturay cabalgan sbrela humanidad.

    Pero stas son siempre cosas particulares y grupos particulares de mujeres yhombres. Y por supuesto, nosotros hacemos las cosas incluso la montura.No quiero negar la importancia de la accin hum ana slo para desviar n uestra atencin de la distribucin en s misma a la concepcin y la creacin: lanom enclatura de los bienes, el otorgamiento del significado y el hacer co lectivo. Lo que necesitamos para explicar y limitar el pluralismo de las posibilidades distributivas es una teora de los bienes. Para mi propsito inmediato,tal teora pu ede resumirse en seis proposiciones:Robert Nozick formula un a rgume nto s imi la r en An a rehy, Sta te a n d Utopia ( N u e v a York,1974), pp. 149-150, per o de c onc lus ione s r a d ic a lme nte ind iv idua l i s t a s , lo que a mi pa re c e rviolenta el carcter social de la produc c in .R a l p h W a l d o E m e r s o n , " O d a " , en The Complete F.ssays and Other Writings, B r o o k sAtkinson, comp. {Nueva York, 1979) , p. 770.

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    L A I G U A L D A D C O M P L EJ A 212. Todos los bienes que la justicia distributiva considera son bienes sociales. No son ni han d e ser valorados por sus peculiaridades exclusivas. Noestoy seguro d e que haya otra clase de bienes, pero me pro pongo dejar abierta la cuestin. Algunos objetos domsticos son apreciados por razonesprivada s o sentimentales, pero slo en culturas do nde el sentimiento generalmente se aade a tales objetos. Una herm osa puesta de sol, el aroma del henorecin cortado , la emocin por un a vista urbana: se trata d e bienes valorad osen privado, a pesar de que son tambin, y de manera ms clara, objetos devaloracin cultural. Igualmente, los inventos m s recientes no son valoradosde acuerdo con las ideas de sus inventores, sino que estn sujetos a unproceso ms amplio de concepcin y creacin. Los bienes de Dios, ciertamente, estn exentos de esta regla, como se lee en el primer captulo delGnesis: "Vio Dios cuanto haba hecho, y todo estaba muy bien." (1:31) Estavaloracin no requiere el consentimiento de la humanidad (cuyas opinionespodran diferir), o de una mayora de hombres y mujeres, o de algn grupode individuos reunidos en condiciones ideales (si bien Adn y Eva en elTaraso tal vez lo ratificaran). No puedo encontrar otras excepciones ms.Los bienes en el mundo tienen significados compartidos porque la concepcin y la creacin son procesos sociales. Por la misma razn, los bienestienen distintas significaciones en distintas sociedades. La misma "cosa" esvalorada por diferentes razones, o es valorada aqu y devaluada all. JohnStuart Mili se quej cierta vez de que "la gente valora estando en m asa", p erono se me ocurre de qu otra manera nos pu edan gustar o disgustar los bienessociales.4 Un solitario podra apenas comprender la significacin de losbienes o imaginar las razones para considerarlos agradables o desagra dables .Una vez que la gente valora en m asa, es factible que los individuos se escapen apuntando a valores latentes o subversivos y opten por valores alternativos incluyendo aquellos como la notoriedad y la excentricidad . Unadesenfadada excentricidad ha sido en ocasiones uno de los privilegios de laaristocracia: es un bien social como cualquier otro.2. Los individuos asumen identidades concretas por la manera en queconciben y crean y luego poseen y emplean los bienes sociales. "La lneaentre lo que yo soy y lo que es mo es difcit de trazar", escribi WliamJames.5 La distribucin no p ued e ser entend ida como los actos de hom bres ymujeres a n sin bienes particulares en la mente o en las man os. De hecho, laspersonas mantienen ya una relacin con un conjunto de bienes; tienen unahistoria de transacciones, no slo entre unas y otras, sino tambin con elmundo material y moral en el que viven. Sin una historia tal, que principiadesde el nacimiento, no seran nombres y mujeres en ningn sentido reconocible, y no tendran la primera nocin de cmo proceder en la especialidadde da r, asignar e intercambiar.1 John Stuart Mili, "On Liberty", en Tlie Philosopliif offohrt Shiar Mili, Ma rsha i l Coh n , c o m p .(Nuev a York, 1961) , p. 255 . Har un tra tam iento antropolgico de l g usto o disg usto por los bienes soc ia les , vase Mary Douglasy Barn Isherwood, The World ofCcod (Nuev a York, 1979).5 Will iam James, c i tado por C. R. Snyder y Howard Fromkin en Umqueiiess: VIL- H uma nPursuit of Diffcrencc (Nueva York, 1980) , p.108.

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    22 LA IGUALDAD COMPLEJA3. No existe un solo conjunto de bienes bsicos o primarios concebible paratodos los mund os m orales y materiales o bien, un conjunto as tendra queser concebido en trminos tan abstractos, que seria de poca ut i l idad al reflexionar sobre las particulares formas de la distribucin. Incluso la gamade las necesidades, si tomamos en cuenta las de carcter fsico y las de carcter moral , es muy amp lia y las jerarquizaciones son m uy diver sas. Un mism obien necesario, y uno que siempre es necesario, la comida por ejemplo, conllevan significados diversos en diversos lugares. El pan es el sostn de la vida,el cuerpo de Cristo, el s mbolo del Sabat , el medio de la hospi tal idad, etc.Previsiblemente, existe un sentido limitado en el cual el primero de ellos es elsent ido primario, de modo que si hubiera 20 individuos en el mundo y panapenas suficiente para alimentar a los 20, la primaca del pan como el sostnde !a vida originara un principio distributivo suficiente. Pero esa es la nicacircunstancia en la cual sucedera as , e incluso aqu no podemos estar seguros . Si el empleo religioso del pan entrara en conflicto con su uso nurrkionalsi los dioses exigiesen que el pan fuera preparado y quemado pero no comido ya no resul ta claro qu empleo sera el primario. Cmo entonces seha de incluir e pan en la lista universal? La pregunta es todava ms difcilde responder , l as respues tas convencionales menos razonables , conformepasamos de las neces idades a l as opor tunidades , a l as capacidades , a l areputacin , y as sucesivam ente. stos elementos p ue den ser incluidos slo sise les abstrae de toda significacin particular, y se les convierte, por ende, eninsignificantes para cualquier propsito particular.4. Pero es ia significacin de os bienes lo que determina su movimiento.Los criterios y procedimientos distributivos son intrnsecos no con respectoal bien en s mismo sino con respecto al bien social. Si comprendemos qu esy qu significa para quienes lo consideran un bien, entonces comprendemos

    cmo, por quin y en virtud de cules razones debera de ser distribuido.Toda distribucin es justa o injusta en relacin con los significados socialesde los bienes de que se trate. Ello es, obviamente, un principio de legitimacin, pero no deja de ser un principio crtico.6 Cuando los cris t ianos medieval es , por e jemplo , condenaron e l pecado de la s imona , af i rmaban que lasignificacin de un bien social particular, la investidura eclesistica, excluasu venta y su compra. En vista de la interpretacin cris t iana de la invest idu-6 Acaso no son los significados sociales, como Marx quera (The Germn Heology, R. Pascal,comp-, N uev a YorK, 1947, p. 89) , otra cosa que " las ideas de la c lase dom inan te , las re lac ionesmater ia les dominantes en tanto que ideas"? No creo que sean s iempre slo eso ni nada ms queeso, s i bien los miembros d e la c iase dom inante y los inte lec tua les pa troc in ados po r s ta p ued anestar en condic iones de explotar o dis tors ionar los s ignif icados soc ia les de acuerdo con suspropios in te re se s . A l in te n ta r lo , no obs ta n te , de be n c onta r c on una r e s i s t e nc ia e nra iz a da( inte lec tua lmente) en los s ignif icados mismos. La cul tura de un pueblo es s iempre una producc in conjunta , inc luso en e l caso de no ser integramente coopera t iva , y es s iempre una produccin comple ja . La comprensin comn de los bienes par t iculares t rae consigo pr inc ipios ,proc e dimie ntos , c onc e pc ione s de l a a c c in , que los gobe rna nte s no e l ig i r a n de r e a l i z a r suopcin en este momen to, y provee de este modo la? bases para a crtica social. Apelar a lo que hede l lamar pr inc ipios " internos" en contra de ia usurpacin de individuos con poder es la formacom n d e! discurso cr t ico.

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    24 LA IGUALDAD COM PLEJAun principio radical. Y lo es incluso cuando no apunta hacia una solanorma en arreglo a la cual todas las distribuciones deban ser medidas. Noexiste una norma nica. Pero s las hay (y son reconocibles en sus trazosgenerales a pe sar d e ser polmicas) para cada bien social y para cada esferadistributiva en toda sociedad particular; estas normas son a menudo violadas, los bienes son u surpad os, y las esferas inva didas p or mujeres y ho mbrespoderosos.

    PREDOMINIO Y MONOTOLIOLas violaciones son de hecho sistemticas. La autonoma es un asunto designificacin social y de valores compartidos, pero con mayor frecuencia sepresta a reformas ocasionales y a rebeliones que a la observancia cotidiana.Sin detrimento de toda la complejidad de sus configuraciones distributivas,la mayora de las sociedades se organizan de acuerdo con lo que podramosconsiderar una versin social de la norma fundam ental: un bien o un conjunto de bienes es dominante y d eterminante d e valor en toda s las esferas d e ladistribucin. Tal bien o conjunto de bienes es comn mente mono polizado, ysu valor m antenido por la fuerza y la cohesin d e quienes lo poseen. Llamo aun bien dom inante si los individuos que lo poseen, por el hecho de poseerlo,pueden disponer de otra amplia gama de bienes. Es monopolizado cuandoun solo hombre o una sola mujer, un monarca en el reino del valor o ungrupo de hom bres y m ujeres, unos oligarcas lo acaparan eficazmente an tecualquier otro rival. El predominio representa un camino para usar losbienes sociales, que no est limitado por los significados intrnsecos de stosy que configura tales significados a su pTOpia imagen. El monopolio representa un medio de poseer o controlar los bienes sociales a fin de explotarsu predominio. Cuando los bienes escasean y son ampliamente necesitados,como el agua en el desierto, el mismo monopolio los har dominantes. Lamayora d e las veces, sin emb argo, el predom inio es un a creacin social mselaborada, el trabajo de muchas manos, que mezcla la realidad y los smbolos. La fuerza fsica, la reputacin familiar, el cargo poltico o religioso, lariqueza heredada, el capital, el conocimiento tcnico: cada uno de ellos, enperiodos histricos distintos, ha sido dominante; y cada uno ha sido monopolizado por algn grupo de hombres y mujeres. Y entonces todo lo buenoes llega a aquellos qu e poseen el bien suprem o. Posase ste y los dem s seposeern como en cadena. O bien, empleando otra metfora, un bien dominante se convierte en otro bien, y en otros much os, de acuerdo con algo qu e amen udo parece ser un proceso natural y que , sin embargo, es de hecho m gico, una esp ecie de alquimia social.

    Ningn bien social domina ntegramente la gama de los bienes; ningnmonopolio es jams perfecto. Me propongo describir slo tendencias, perotendencias cruciales, pues podemos caracterizar a sociedades enteras deacuerdo con los esquemas de conversin que se establezcan en ellas. Algunascaracterizaciones son simples; en una sociedad capitalista, el capital es domi-

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    LA ICUALDAD COMPLEJA 25nante y r pidam ente con vertible en prestigio y poder; en una tecnocracia, elconocimiento tcnico desempea el mismo papel. Mas no es difcil imaginarni encontrar configuraciones sociales ms complejas. De hecho, el capitalismo y la tecnocracia son m s complejos de lo qu e sus deno minaciones implican, incluso cuando los nombres llegan a transmitir informacin real acercade las formas ms importantes de compartir, dividir e intercambiar. El control monoplico de un bien dominante da origen a una clase dominadora,,cuyos miembros se ubican en la cima del sistema distributivo como a losfilsofos les gustara hacer, sosteniendo poseer la sabidura que aman.Pero como el predom inio es siempre incompleto y el monopolio imperfecto,la dominacin de toda clase en el poder es inestable. Con frecuencia es desafiada por otros grupos en nombre de m odelos alternativos de conversin.La distribucin es a lo que se refiere el conflicto social. El pesado nfasisde Marx en los procesos productivos no debera ocultarnos la simple verdad de qu e el control de los medios de produccin es una lucha distributiva.La tierra y el capital estn en juego, y se trata de bienes q ue pue den ser compartidos, divididos, intercambiados e interminablemente convertidos. Perola tierra y el capital no son los nicos bienes dominantes; es posible (histricamente lo ha sido) tener acceso a ellos mediante otros bienes poder militar y poltico, cargo religioso y carisma, etctera. La historia no revelaalgn bien dominante nico ni algn bien naturalmente dominante, sino tanslo distintas clases de magia y ba ndas d e magos en competencia.La pretensin de m onopolizar un bien dom inante, de ser desarrollado confines pblicos, constituye una ideologa. Su forma bsica es la de enlazar laposesin legtima con algn conjunto de cualidades personales medianteun principio filosfico. As, la aristocracia, el gobierno de los mejores, es elprincipio de aquellos que pretenden la supremaca de la crianza y la inteligencia: son, por lo comn , los monopolizadores d e la riqueza heredad a y lareputacin familiar. La supremaca divina es el principio de quienes pretenden conocer la palabra d e Dios: ellos son los mo nopolizadores de la gracia ylas inve stiduras. La meritocracia, o la carrera abierta a los talentos, es el principio de quienes afirman ser talentosos', la mayora de las veces son los monopolizadores de la educacin. El libre intercambio es el principio d e q uienesestn dispuestos, o dicen estar dispue stos, a exponer su dinero a riesgos: sonlos monopolizadores de la riqueza mvil . stos grupos y otros ms,tambin caracterizados por sus principios y posesiones compiten unoscontra otros, afanndose por la supremaca. Un grup o g ana, y despus otro;se construyen coaliciones y la supremaca es inestablemente co mpartida. N ohay victoria final, ni debera haberla. Mas esto no es afirmar que las exigencias de los diversos grupos sean falsas por fuerza, ni que los principios queinvocan no poseen valor como criterios distributivos; a menudo, los principios son del todo justos dentro de los lmites de una esfera particular. Lasideologas son fcilmente corromp idas, pero su corrupcin no es lo ms interesante d e ellas.

    Es en el estudio de estas pugnas donde he buscado el hilo conductor parami argumentacin. Las pugnas , me parece, poseen una forma p aradigm tica.

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    26 LA IGUALDAD COMPLEJAUn g rupo de hombres y mujeres clase, casta, estrato, condicin, alianza oformacin social llega a disfrutar d e un mon opolio, o de casi un mo nop olio,con respecto a un bien dom inante; o bien, una coalicin de gru pos lo logra, yas sucesivamente. El bien dominante es ms o menos sistemticamenteconvertido en toda clase de cosas: oportunidades, poderes y reputacin. Detal suerte, la riqueza es controlada por el ms fuerte, el honor por los biennacidos, los cargos por los bien educados. Quiz la ideologa que justifique eicontrol sea reconocida ampliamente como vlida. Pero el resentimiento y laresistencia son (casi) tan expansivos como las creencias. Siempre ha y gente , ydespus de un tiempo hay mucha gente, que piensa que el control no es justicia sino usu rpacin. El grupo dom inante no posee, o no posee en exclusiva,las cualidades que afirma; el proceso de conversin viola la nocin com n delos bienes en juego. El conflicto social es intermitente, o endmico; despusde un tiempo las contraexigencias afloran. Si bien son de distintas clases,tres de ellas son especialmente importantes:

    . La pretensin de que el bien dominante, sea cual fuere, sea redistribuido demo do que pueda ser igua lmente o a l menos ms am pliamente com part ido: e lloequivale a afirmar que el mon opolio es injusto.2. La pretensin de que se abran vas para la distribucin autnoma de todos losbienes sociales: ello equivale a afirmar que el predo min io es injusto.3. La pre tensin de que un nuevo bien , monopol izado por a lgn nuevo grupo,re mpla c e a l b i e n a c tua lme n te domina n te : e l l o e qu iva le a a f i rma r que e lesquema existente de predominio y monopolio es injusto.La tercera pretensin es, desde el pun to d e vista de M arx, el modelo de todaideologa revolucionaria excepto, tal vez, de la ltima, la ideologaproletaria. De ah la concepcin de la Revolucin francesa en la teoramarxista: el predominio de la cuna y la sangre no bles y de la tenencia feudalde la tierra llega a su fin, y la riqueza de la burguesa es establecida envez de ello. La situacin de origen se reproduce con sujetos y objetos distintos (ello nunca deja de ser importante), y entonces la lucha de clases sereanuda inmediatamente. No es mi intencin aqu defender o criticar la pos*tura de M arx. Desde luego, sospecho que algo hay de las tres pretensiones e ntoda ideologa revolucionaria, pero tampoco es sa la postura que intentardefender aqu. Cualquiera que sea su significacin sociolgica, la tercera pretensin no es interesante en trminos filosficos a menos de que uno creaque existe un bien dominante por naturaleza, de modo qiie sus detentadorespueda n legtimamente exigir dom inar a los dems. En cierto mo do, eso eraprecisamente lo que Marx crea. Ello significa que la produccin es el biendom inante a lo largo de la historia. El marxismo es una doctrina historicistaen la medida en que sugiere que quienquiera que controle los medios existentes, legtimamente rige.8 Despus de la revolucin comunista todoshabremos de controlar los medios de produccin: en ese punto la tercera

    Vase Alien W. Wood, "The Marxian Critique of Justice", en Philosophy and Public Affatrs1 (1972), pp. 244-282-

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 27pretens in resbala has ta l a pr imera . En tan to , e l modelo de Marx es unprograma para la continua pugna distribut iva. Desde luego, ser importantequin gane en este o en otro momento, pero no sabemos por qu o cmo serimp ortan te si atendemo s slo a las manifestaciones sucesivas del predom i n i oy e l mono pol io .

    LA ICUALDAD SIMPLEEs de las dos primeras pretensiones de lo que me he de ocupar, y en ltimainstancia, de la segunda, ya que sta me parece aprehender mejor la pluralidad de los significados sociales y la verdadera complejidad de los sistemasdistributivos. Pero la primera es la ms comn entre los filsofos, al corresponderse con su propia bsqueda de la unidad y la s ingularidad. Habr deexplicar sus dificultades con alguna extensin.Los hombres y mujeres que apoyan la primera pretensin desafan el monopolio, no el predominio de un bien social particular. Lo cual tambin es undesafo al monopolio en general , puesto que si la riqueza, por ejemplo, esdom inante y ampl iame nte compar t ida , n ingn o t ro b ien podr a ser monop ol izado. Imaginemos una sociedad en donde todo est a la venta y todos losciudadanos posean la misma cantidad de dinero. He de l lamar a esto el "rgimen de la igualdad simple". La igualdad sera mult ipl icada por el procesode conversin hasta extenderse por toda la gama de los bienes sociales. Elrgimen de la igualdad simple no prevalecer mucho t iempo, pues el progreso posterior a la conversin, el l ibre intercambio en el mercado, indefect iblemente generar desigualdades en su curso. Si se quisiera mantener lai gua l dad s i m p l e po r a l gn t i em po , s e r neces a r i a una "ley m o n e t a r i a "semejante a las leyes agrarias de la Antigedad o al Sabat hebreo, a fin deasegurar el regreso peridico a la condicin original . Slo un Estado central izado y act ivista podra ser lo suficientemente fuerte como para forzar unregreso as, y no es seguro que los oficiales estatales vayan a estar en condiciones o dispue stos a hacerlo de ser el dinero el bien domin ante . En cualqu iercaso, la condicin original es inestable de otra ma nera. No slo reaparecer elmono pol io , s ino que e l predominio desaparecer .En la prct ica, la destruccin del monopolio del dinero neutral iza su predom inio. Otros bienes entran en juego y la desig uald ad cobra nuevas formas.Consideremos una vez ms el rgimen de la igualdad simple. Todo est a laventa y todos t ienen la misma can t i dad .de dinero. De modo que todos t ienen, digamos, la misma capacidad para comprar educacin a sus hi jos. Algunos lo hacen, otros no. Suele ser una buena inversin: otros bienes socialesson puestos crecientemente a la venta slo para personas con cert i ficadoseducat ivos. Pronto, todos invierten en la educacin, o con mayor probabil i dad la adquisicin se universal iza por medio del s is tema de impuestos. Peroentonces la escuela se convierte en un mundo competi t ivo donde el dineroya no es p redom i nan t e . Ahora l o s on e t a l en t o na t u ra l o l a fo rm ac i nfamiliar o la destreza para resolver exmenes, y el xito educativo y los certificados son monopolizados por un nuevo grupo. Llammoslo (como el los lo

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    28 LA I G U A L D A D C O M P L E JAhacen) "el gru po de los talentosos". Al cabo del t iempo, los mie mb ros d e estegrupo exig i rn que e l b ien que cont ro lan tenga predominio fuera de laescuela : cargos , t tu los , prerrogat ivas , incluso la r iqueza, todo deber serposedo por ellos. Es la carrera abierta a los talentos, en la que las oportunidades son iguales, y cosas as. Esto es lo que la equidad reclama; el talentoquiere predominar. En todo caso, las mujeres y los hombres talentosos incrementarn los recursos disponibles para todos los dems. De esta maneranace la meri tocracia de Michael Young, con cada una de sus desigualdadesinherentes.0Qu hemos de hacer ahora? Es posible fi jar l mites a los nuevos esquemas de conversin, reconocer pero restringir el poder monopolizador de lostalentosos. Pienso que ste es el propsi to del p rincipio de diferencia d e JohnRawls, conforme al cual las desigualdades se justifican slo si se orientan agenerar, y de hecho generan, el mayor beneficio posible a la clase socialmenos aventajada.10 Ms explci tamente, el principio de diferencia es unarestriccin impu esta a los talento sos una vez que el mo nop olio de la riquezaha sido destruido. Funciona de la manera siguiente. Imaginemos a un cirujano que exi ja ms de su parte proporcional sobre la base de las capacidadesque ha adquirido y de los cert i ficados que ha ganado en la spera lucha competi t iva de los colegios y las escuelas md icas. Accedere mos a la exigencia si ,y slo si, el acceder resulta benfico de las maneras especificadas. Al mismotiem po, actuarem os para l imitar y regular la venta d e la ciruga es decir, laconversin directa de la capacidad quirrgica en riqueza.Esta regulacin tendr que ser necesariamente obra del Estado, como loson las leyes monetarias y agrarias. La igualdad simple requerira de unacontinua intervencin estatal para destruir o restringir todo incipiente monopolio o reprimir nueva s formas de predom inio. Pero entonces el poder mismodel Estado se convert i r en el objeto centra! de la pugn a com peti t iva. Grup osde hombres y mujeres buscarn monopolizar y luego usar el Estado a fin deconsolidar su propio control de otros bienes sociales; o bien, el Estado sermonopolizado por sus propios agentes en arreglo a la frrea ley de la ol igarqua. La pol t ica es s iempre el camino ms directo al predominio, y el poderpol t ico (ms que los medios de produccin) es acaso el ms importante, ydes de luego el ms pel igroso bien en la historia human a.11 De ah la necesidad

    9 Michael Young, Tlic Risc of Mcritocmcy, 1870-2033 (Harmondsworth, Ingla terra , 1961) , un abrillante obra de ficcin social.10 Rawls , A Tluvry afjustce [1], pp. 75 ss. [Los nmeros entre corchetes se ref ie ren a un acita completa original de una referencia particular en cada captulo.]1 He de advert i r nqu a lgo que habr de de l inearse mejor en adelante ; a saber , que e l poderpol t ico es una especie par t icular de bien. Posee un doble carc ter . En pr imer lugar , es comocualquiera otra cosa que los individuos hacen, va loran, intercambian y comparten; a veces esdomina nte , a ve c e s e s a mpl ia me nte c ompa r t ido , a ve c e s e s l a pose s in de unos c ua ntos . Ensegundo lugar , no obstante , e? dis t into a cualquier otra cosa puesto que , comoquiera que seposea y cualquiera q ue lo posea , el pod er pol t ico es e l agente regula dor de os bienes soc ia les engeneral. Se le utiliza para defender las fronteras de todas las esferas distributivas, incluyendo lasuya propia , y para hacer valer as nociones comun es de lo que Jos bienes son y para q u s irven.(Sin em bargo , obviamente , pued e ser ut i l izado para invadir as diversas esferas y contravenir ta l

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    LA IGUALDAD C O M P L E J A 29de restringir a los agentes restricto res, de establecer barrer as const i tucionales.s tos son l mi tes impues tos a l monopol io pol t i co , y son tan to ms importantes cuando los diversos monopolios sociales y econmicos han sidodes t ru idos .Una manera de l imitar el poder pol t ico consiste en distribuido ampliamente. El lo podra no funcionar, dados los ya muy discut idos pel igros de lat i rana mayori taria; pero tales pel igros son quiz menos graves de lo que amenudo se cree. El ms grave pel igro para un gobierno democrt ico consisteen que ser demasiado dbil para vrselas a la larga con los monopolios queha ya n d e reaparecer, y con la fuerza social de los plutcratas, los burcratas,los tecncratas, los meri tcratas y dems. En teora, el poder pol t ico es elbien dominante en una democracia, y es convert ible de la manera que losciudadanos el i jan. Pero en la prct ica, otra vez, destruir el monopolio delpoder neutral iza su predominio. El poder pol t ico no puede ser ampliamentecom part id o sin estar sujeto al empuje de todos los otros bienes qu e los ciudadanos ya poseen o esperan poseer. De ah que la democracia sea en esenciaun sistema que refleja, como Marx reconociera, la distribucin imperante onaciente de los bienes sociales.12 La toma democrt ica de deci s iones serconfigurada por las concepciones cul turales que determinen o suscriban losnuevos monopol ios . Para prevalecer sobre s tos e l poder t endr que sercent ra l i zado. Una vez ms , e l Es tado deber ser muy poderoso s i ha decumplir con los propsi tos que se le han encomendado por el principio dediferencia o por alguna regla igualm ente intervencionista.

    An as , el rgimen de la s imple igualdad podra funcionar. Es posibleimaginar una tensin ms o menos estable entre los monopolios que surgeny las restricciones pol t icas, entre la pretensin por el privi legio sustentadapor, digamos, los talentosos, y la observancia del principio de diferencia, yluego entre los agentes de la observancia y la const i tucin democrt ica. Perosospecho que las dificul tades reaparecern, y que en mult i tud de casos a lavez el nico remedio para el privi legio privado ser el estat ismo, y la nicaescapatoria al estat ismo ser el privi legio priva do. Mov il izaremos pode r a finde controlar monopolios, y luego buscaremos alguna manera de controlar elpoder que hemos movi l i zado. Pero no hay camino que no abra op or tunidades a m u j e res y hom bres e s t r a t g i cam en t e ub i cados pa ra ap rovechar yexplotar bienes sociales imp ortantes.Estos problemas surgen cuando se considera al monopolio y no al predominio como la cuest in central de la just icia distribut iva. Ciertamente no esdifcil entender por qu los filsofos y tambin los activistas polticos se hancomprensin. ) En es te segundo sentido podramos en verdad af irmar que e l poder pol t ico ess iempre dominante en las f ronteras , mas no dentro de e l las. El problema centra l de la vidapol t ica consis te en mantener la dis t inc in cruc ia l entre "en" y "dentro" . Sin embargo, dichopro blem a no pued e ser resuel to con arreglo a los impera t ivo s de la igual dad s imple .Vase e! comentar io de Marx en su "Cri t ique of the Cotha Program" de que la repblicademocr t ica es la " forma de Estado" dentro de la cual la lucha de c lases se l ibrar has ta suconclusin: la lucha se refleja de inmediato y sin distorsin en la vida poltica (Marx y Engels,Selcd ed Works [Mosc, 1951], vol. II, p. 31).

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    30 LA IGUALDAD COMPLEJAcentrado en el monopolio. Las pugnas distributivas de la edad modernacomienza n con una guerra contra el control exclusivo de la tierra, los cargosy el honor por parte de la aristocracia. Este monopolio parece ser especialmente pernicioso, pues se basa en el nacimiento y en la sangre, con los cualesel individuo nada tiene que ver, ms que en la riqueza, el poder o la educacin, los cuales al menos en principio pueden ser adquiridos. Pero cuandotodo hombre y toda mujer se convierten, por as decirlo, en un pequeopropietario en la esfera del nacimiento y la sangre, una importante batalla esverdaderamente ganada. El derecho de nacimiento deja de ser un bien dominante y por tanto adquiere muy poco; la riqueza, el poder y la educacinpasan a primer plano. En relacin con estos ltimos bienes, la igualdadsimple no puede ser mantenida en absoluto, o slo puede serlo estandosujeta a las vicisitudes que acabo de describir. Dentro de sus propias esferas,tal como usualmente son comprendidos, estos tres bienes tienden a generarmonopolios naturales que slo pueden ser reprimidos si el poder estatal esen s mismo dominante y si es monopolizado por agentes encargados de larepresin. No obstante, pienso que hay otra va para una clase de igualdaddistinta.

    TIRANA E IGUALDAD COMPLEJASostengo que debemos concentrarnos en la reduccin del predominio y noal menos no prirnordialmente en la destruccin o la restriccin del monopolio. Debemos considerar qu podra significar estrechar la gama dentrode la cual los bienes particulares son convertibles y reivindicar la autoridad de las esferas distributivas. Pero esta lnea de argum entacin, si bien nodesusada histricamente, nunca ha aflorado en la literatura filosfica. Losfilsofos han preferido criticar (o justificar) los monopolios que existen osurgen de la riqueza, el poder y la educacin. O bien, han criticado (o justificado) conversiones particulares de riqueza en educacin o de cargos enriqueza. Y todo ello en nom bre de algn sistema distributivo radicalmentesimplificado. La crtica del predominio sugerir en vez de eso una manera deredisear y de vivir con la complejidad actual de las distribuciones.Imaginemos ahora una sociedad en la que diversos bienes sociales seanposedos de m anera mon opolista como de hecho lo son y siempre lo sern,evadiendo la continua intervencin estatal, pero en la que ningn bienparticular es generalmente convertible. Conforme avance en la exposicinintentar definir los lmites precisos de la convertibilidad, pero por ahora ladescripcin genrica habr de ser suficiente. Se trata de una sociedad complejamente igualitaria. Si bien habr infinidad de pequeas desigualdades, ladesigualdad no ser multiplicada por m edio del proceso de conv ersin ni sele aadirn bienes distintos, pues la autonoma de la distribucin tender aproducir una variedad de monopolios locales, sustentados por grupos diferentes de hombres y m ujeres. No pretend o afirmar que la igualdad complejadeba ser ms estable que la igualdad simple, pero me inclino a pensar queabrir una va a formas ms amplias y particularizadas del conflicto social. Y

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 31la resistencia a la convertibilidad sera mantenida, en gran medida, porhom bres y mujeres comun es dentro de sus propias esferas de competencia ycontrol, sin una accin estatal de gran envergadu ra.Se trata, me parece, de un modelo atractivo, si bien no he explicado anpor qu lo es. El planteamiento de la igualdad compleja parte de nuestranocin me refiero a nuestra comprensin concreta, positiva y particularde los diversos bienes sociales; posteriormente versa sobre cmo no s relacionamos unos con otros por medio de esos bienes. La igualdad simple es unacondicin distributiva simple, de mod o que s yo tengo 14 sombreros y otraperso na tiene tambin 14, estamos en condicin de igualdad . Y tanto mejor silos sombreros son predominantes, ya que entonces nuestra igualdad se extender a travs de todas las esferas de la vida social. Desde la posicin queasumo aqu; sin embargo, slo tendremos el mismo n mero de som breros, yes poco probable que los sombreros sean predominantes por mucho tiempo-La igualdad es una compleja relacin de personas regulada por los bienesque nacemos, compartimos e intercambiamos entre no sotros; no es una identidad de posesiones. Requiere entonces una diversidad de criterios distributiv os q ue reflejen la divers idad de los bienes sociales.El planteamiento de la igualdad compleja ha sido bosquejado con maestra po r Pascal en uno de sus Penses:

    La naturaleza de la tirana es desear poder sobre todo el mundo y fuera de lapropia esfera.Hay diversas compaas los fuertes, los hermosos, los inteligentes, los devotos, per o cada hombr e reina en la suya pro pia y no fuera d e ella. Sin emba rgo,en ocasiones se enfrentan; entonces el fuerte y el hermoso luchan por la supremaca torpemente, pues la supremaca es de rdenes distintos. Unos a otros sete rgiversan y cometen e l e rror de pre tender e l predominio universa l . Nad a pue deganarlo, ni siquiera la fuerza, pues sta es impotente en el reino dlos sabios. {...]T iran a . Las proposiciones siguientes son, entonces, falsas y tirnicas: "Puestoque soy hermoso, he de exigir respeto." "Soy fuerte, luego los hombres tienen queamarme." [...] "Soy..." etctera.La tirana es el deseo de obtener por algn medio aquello que slo puede serobtenido por o t ros medios. A cua l idades d iversas se corresponden obl igac ionesdiversas: el amor es la respuesta apropiada al encanto, el temor a la fuerza, y lacreencia al aprendizaje. '3

    Marx form ul un argum ento similar en sus manuscritos juveniles, tal vez teniendo esa pense en mente:Supongamos que e l hombre sea hombre y que su re lac in con e! mundo sea humana. Entonces, slo amor podra darse a cambio de amor, confianza a cambio deconfianza , e tc . Si a lguno desea d isfru ta r de l a r te , tendr que ser una person aartsticamente cultivada; si alguno desea influir sobre otros, tendr que ser alguienrealmente capaz de estimular y animar a otros. [., .] Si alguien ama sin generar13Blai.sePascal, Paises, trad. de ]. M. Cohn (Hnrmondsworth, Inglaterra, 1961), p. 96 (nm.244).

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    32 LA IGUALDAD COMPLEJAamor para s mismo, es decir, si no es capa?, de ser amado por la sola manifestacin de s mismo como persona amante, entonces este amor es impotencia e infortunio.14

    Estos argu me ntos no son fciles; gran pa rte d e mi l ibro es senci l lamente u naexpos ic in de su s igni f icado- Con todo, in ten tar hacer aqu a lgo mssencil lo y esquemtico: una t raduccin d e los argum entos a los trminos quehe venido manejando.El prime r sup uesto d e Pascal y de M arx es que las cual idades perso nales ylos bienes sociales tienen sus propias esferas de operacin, en las que producen sus efectos de manera l ibre, espontnea y leg t ima. Hay conversionessimples y naturales que se siguen de los bienes part iculares y son intuitivamente plausibles debido al significado social de esos bienes. Se apela anuestra n ocin usual , y al mismo t iempo en contra de nue stro consentimientocomn hacia esquemas i leg t imos de conversin. O bien, es una apelacin denuestro consentimiento a nuestro resent imiento. Hay algo errneo, sugierePascal, en la conversin de fuerza en creencia. En trminos polticos, Pascald ice que n ingn gobernante podr d i r ig i r adecuadamente mis opin ionesslo a causa del poder que detenta. Tampoco pretender influir en mis actos,aade Marx, a menos de que sea persuasivo, t i l , est imulante y dems. Lafuerza de estos argumentos depende de una nocin compart ida del conocimiento, la influencia y el poder. Los bienes sociales t ienen significadossociales, y nosotros encontramos acceso a la justicia distributiva a travs de lainterpretacin de esos significados. Buscamos principios internos para cadaesfera distributiva.El seg und o supu esto es el de que la inobservancia de estos principios es lat i rana. Convert i r un bien en otro cuando no hay una conexin intrnsecaentre ambos es invadir la esfera en la que otra faccin de hombres y mujeresgobierna con propiedad. El monopolio no es inapropiado dentro de las esferas. El control que ejercen hombres y mujeres (los polticos) tiles y persuasivos sobre el poder poltico, por ejemplo, no tiene nada de reprobable. Peroel empleo del poder poltico para ganar acceso a otros bienes es un uso tirnico . De este modo se generaliza una vieja definicin de la tirana: de acuerdocon los au tores medievales , e l pr ncipe se convier te en t i rano cuando seapodera de la propiedad o invade la famil ia de sus subditos. ' 5 En la vidapol t ica y tambin ms ampliamente el predominio sobre los bienes t raeconsigo la domina cin d e los individuos.El rgimen de la igualdad compleja es lo opuesto a la tirana. Establece talconjunto de relaciones que la dominacin es imposible. En trminos forma-

    4 Karl Marx, Economical and Pliihsopliical Mattuscripis, T. B. Bottomore , comp. (Londres ,1963) , pp. 195-194. Es interesante advert i r un eco ms remoto de l a rgumento de Pasca l en laTheory of Moral Senthiiaits de Adam Smith (Edimburgo, 1813) , vol . I , pp. 378-379; Smith, co ntodo, parece haber c re do que las dis tr ibuciones en la soc iedad de su t iempo rea lmente sea jus taban a su concepcin d e Jo apro piad o error que ni Pasca l ni Marx l legaron a com eter .V a se e l some ro t r a t a mie nto de j e a n Bodin e n Six Books of a Common wca lc , K e n n e t hDoug las McR ae, com p. (Cam bridge , Mass . , 1962), pp. 210-218.

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 33les, la igualdad compleja significa q ue ningn ciudad ano ubicado en una e sfera o en relacin con un bien social determinado puede ser coartado porubicarse en otra esfera, con respecto a un bien distinto. De esta manera, elciudadano X puede ser escogido por encima del ciudadano Y para un cargopoltico, y as los dos sern desiguales en la esfera poltica. Pero no lo sernde modo general mientras el cargo de X no le confiera ventajas sobre Y encualquiera otra esfera cuidado mdico superior, acceso a mejores escuelaspara sus hijos, oportunidades empresariales y as por lo dems . Siempre ycuando el cargo no sea un bien dominan te, los titulares del cargo estarn enrelacin d e igua ldad, o al menos po drn estarlo, con respecto a ios homb resy mujeres qu e gobiernan.Pero, qu sucedera si se eliminara el predominio, se estableciera la autonoma de las esferas y la misma gente se mostrara exitosa en una esfera trasde otra, triunfara en cada actividad y acumulara bienes sin necesidad deconversiones ilegtimas? Ello ciertamente dara lugar a una sociedad desigual, pero tambin mostrara del modo ms contundente que una sociedadde iguales no es una posibil idad factible. Dudo que algn argumentoigualitario sobreviva ante tal evidencia. He aqu a un individuo elegido libremente por nosotros (sin relacin con sus vnculos familiares o su riqueza personal) como nuestro representante poltico. Pero tambin es un empresarioaudaz e inventivo. De joven estudi ciencias, obtuvo calificaciones sorprendentemente al tas en cada asignatura e hizo importantes descubrimientos. En la guerra d emostr una excepcional valenta y se hizo merecedora los ms altos honores- Compasivo y admirado, es amado por cuantos loconocen. Existen personas co mo stas? Tal vez, pero yo tengo mis dud as. Esposible narrar esta suerte de historias, pero las historias son ficciones: laposibilidad de convertir poder, dinero o talento acadmico en fama legendaria. En todo caso, no hay tantas de estas personas como para constituir unaclase gobernante que nos do mine a los dem s. Ni pueden ser exitosos en cadaesfera distributiva, ya que hay algunas esferas en las que la idea del xito notiene cabida. Ni tampoco sus hijos, bajo condiciones de igualdad compleja,tienen posibilidades de heredar su xito. Con mucho, los polticos, empresarios, cientficos, soldados y a mantes ms notables sern personas distintas,y en la medida en que los bienes que posean acarreen la posesin de otrosbienes, no tenemos razn para temer sus logros.La crtica del predominio y la dominacin tiene como base un principiodistributivo abierto. Ningn bien social X fin de ser distribuido entre hombres ymujeres que posean algn otro bien Y simplemente porque poseen Y sin tomar e ncuenta el significado de X. ste es un principio que ha sido probablemen te reiterado, en alguna u otra poca, para cela Y que hay a sido pred om inante.Pero no ha sido enunciado con frecuencia en trminos generales. Pascal yMarx han insinuado la aplicacin del principio contra toda posible "y", y yohe de intentar desarrollar tal aplicacin. No habr de preguntar, por consiguiente, por los miembros de las compaas de Pascal los fuertes o losdbiles, los hermosos o los menos agraciados, sino por los bienes qu e elloscomp arten y dividen. El propsito del principio es el de captar nuestra aten-

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    34 LA IGUALDAD COMPLEJAcin, mas no determina ni el compartimiento ni la divisin. El principio nosdispone a estudiar el significado de los bienes sociales, a examinar las distintas esferas distributivas desd e den tro.

    TRES PRINCIPIOS DISTRIBUTIVOSNo es de esperarse que la teora que desarrollemos vaya a ser elegante.Ningn tratamiento del significado de los bienes sociales ni de las fronterasde la esfera de ntro de la cual operan legtimam ente habr de estar exento decontroversias. Tampoco existe un pro cedimiento definido para articular o corroborar los diversos planteamientos. En el mejor d e los casos, los arg um entos sern muy generales, reflejarn el carcter diverso y lleno de conflicto dela vida social que buscamos simultneamente comprender y regular perono regular antes de comprender. Pond r, por tanto, aparte toda pretensinhecha con base en un criterio distributivo nico, pues ningn criterio tal pue de corresponder a la diversidad de ios bienes sociales. Tres criterios, no obstante, parecen cumplir con ios requisitos del principio abierto, y a menudohan sido tenidos por el comienzo y el fin de a justicia distributiva, de mo doque tendr qu e decir algo acerca de cada u no de ellos: intercambio libre, me recimiento y necesidad; los tres poseen fuerza real, pero ninguno la tiene entoda la gama de las distribuciones. Son p arte de la historia, no el todo.

    El intercambio libreEl intercambio libre es palmariamente ab ierto; no garantiza ning n resu ltadodistributivo en particular. En ningn momento de ningn proceso de intercambio razonablemente de nom inado "libre" ser posible predecir la divisinparticular de los bienes sociales que habr de ocurrir en algn m ome nto ulterior.16 (Sin embargo, ser posible predecir la estructura general de la divisin.) Al menos en teora, el intercambio libre crea un mercado en que todoslos bienes son convertibles en todos los otros bienes a travs del medio neutral del dinero. No hay bienes predominantes ni monopolios. De ah que lasdivisiones sucesivas que se produzcan hayan de reflejar de manera directalos significados sociales de los bienes divididos, pues cada transaccin, operacin comercial, venta y adquisicin habr sido voluntariamente acordadapor mujeres y hombres que conocen ese significado por cuanto que ste hasido establecido por ellos. Cada intercambio es una revelacin de significadosocial, As, por definicin, ninguna X caer en manos de quienes posean unaY, simplemen te porque poseen Y sin referencia a lo que X realmente significapara algn otro miembro de la sociedad. El mercado es realmente plural ensus operaciones y en sus resultados, infinitamente sensitivo a los significados que los individuos aparejan a los bienes. Qu posibles restricciones

    lrt Cf. Nozick en lo relativo a la "esquem atizacin", Anarchy, Social State and Utopia [2j, pp.155 ss ,

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 35pueden ser en tonces impues tas sobre e l in tercambio l ibre en nombre delp lural i smo?Con todo, la vida cot idiana en el mercado, la experiencia real del intercambio l ibre, es muy diferente a lo que la teora sugiere. El dinero, supuestamente un medio neutral , es en la prct ica un bien dominante y se ve monopolizado por individuos con un talento especial para la t ransaccin y elcomercio la gran destreza en la sociedad burguesa. Entonces, otros individ uos exigen la redistribucin del dinero y el establecimiento de] rgim end e l a i g u a l d a d s i m p l e / e m p e z a n d o l a b s q u e d a d e a l g n m e d i o p a r amantener el rgimen. Pero incluso si nos concentramos en el primer momento no problemtico de la igualdad simple intercambio l ibre sobre la basede par tes proporcionales iguales todava neces i taremos determinar qucosas se pued en intercambiar por cules otras, pue s el intercambio l ibre dejalas distribuciones ntegramente en las manos de los individuos, y los significados sociales no estn sujetos, o no siempre, a las decisiones interpretativasde hombres y mujeres individuales.Consideremos un ejemplo senci l lo: el caso del poder pol t ico. Podemosconcebir el poder pol t ico como un conjunto de bienes de valor diverso: votos, influencia, cargos y cosas semejantes. Cada uno de estos bienes puedeser manejado en el mercado y acumulado por individuos dispuestos a sacrificar otros bienes. Incluso si los sacrificios son reales, el resultado sin embargo es una forma de t i rana una leve t i rana, dadas las condiciones de laigualdad simple. Puesto que estoy dispuesto a renunciar a mi sombrero,votar dos veces; y usted , que valora el voto men os de lo que valora m i so mbrero, no votar en absoluto. Sospecho que el resultado ser tirnico inclusocon respecto a nosotros dos, que hemos l legado a un acuerdo voluntario. Esciertamente t i rnico con respecto a todos los otros ciudadanos que ahora t ienen que someterse a mi desmedido poder. No que los votos no puedan sernegociad os; de acue rdo con cierta interpretacin, de eso precisamente t rata lapoltica democrtica. Se ha sabido con certeza de polticos democrticos quehan co mpr ado votos , o que han in ten tado comprar los promet iendo invers iones pblicas q ue beneficiaran a grup os pa rt iculares de votantes. Pero esto eshecho en pblico, con fondos pblicos y sujeto al apoyo pblico. La operacincomercial privada es estorbada en virtud de lo que la poltica, o la polticademo crt ica, es; o sea, en virtud d e lo que he mo s hech o al const i tuir la c om unidad pol tica, y de lo que todava pen sam os acerca de ese hech o.El intercamb io l ibre no es un cri terio general ; no obstante, seremos capa ces de especificar las fronteras dentro de las cuales opera slo por medio deun cuidadoso anl is is de los bienes sociales part iculares. Habiendo desarrollado tal anlisis, arribaremos en el mejor de los casos a un conjunto de fronteras con autoridad filosfica, y no por fuerza al conjunto que debera tenerautoridad poltica. El dinero se filtra a travs de todas las fronteras tal es laforma primaria de la migracin i legal ; dnde debera ser contenido es unacuest in tanto de tct ica como de principio. No hacerlo en algn pun to razona ble te nd r consecu encias en toda la gam a d e las distribuciones,, pe ro laconsideracin de esto corresponde a otro cap tulo.

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    36 LA 1CUALDAD COMPLEJAEl me recimiento

    Al igual que e l in tercambio l ibre , e l merecimiento parece ser ab ier to ydiverso. Es posible imaginar una agencia neutral nica dispensando recompensas y cast igos, infini tamente sensible a todas las formas del merecim ientoindividual . Entonces el proceso distribut ivo sera efect ivamente central izado/p e r o l o s r e s u l t a d o s s e r a n i m p r e d e c i b l e s y d i v e r s o s , N o h a b r a b i e ndom inante algun o. Ningun a X sera distribuida sin atende r a su significadosocial , pues es conc epta Ime nte impo sible afirmar qu e X es merecida sinatender a lo que X es. Todas las dist intas compaas de hombres y mujeresrecib i r an su recompensa adecuada. S in embargo, no es fci l determinarcmo funcionara esto en la prctica. Tal vez tendra sentido decir, por ejemplo, que este encantador individuo merece ser amado. No t iene sent ido decir,s in embargo, que merece ser amado por esta (o por cualquier otra) mujer enpart icular. Si l la ama mientras el la permanece indiferente a sus (reales)encantos, sa es su desventura. Dudo de que desearamos que tal s i tuacinfuese corregida por alguna agencia externa. El amor de hombres y mujeresen part icular, de acue rdo con nuestra nocin d e l , slo pued e ser distribu idopor los mismos homb res y mujeres en part icular, y rara vez se guan en estosasuntos por consideraciones de merecimientos.El caso de la influencia es exactamente el mismo. Supongamos que hayuna mujer muy conocida por ser est imulante y alentar a otros. Tal vez merezca ser un miembro influyente de nuestra comunidad. Pero no merece queyo sea influido por el la o que yo siga su l iderazgo. Ni querramos que elconvert i rme en su seguidor, por as decirlo, ie fuera asignado por algunaagencia cap az de hacer esa clase de asignaciones. Ella podr esforzarse paraest imularme y alentarme y hacer todas las cosas que por lo comn se denominan est imulantes o motivadoras. Pero si yo (aviesamente) me niego a serest imulad o y mo tivado por el la, no le niego nad a q ue el la m erezca. El mismoargu me nto es vl ido por extensin con respecto a los pol ticos y a los ciuda danos ord inar ios . Los c iudadanos no pueden cambiar sus votos por sombreros: no pueden decidir individualmente cruzar la frontera que separa laesfera poltica del mercado. Pero dentro de la esfera poltica toman decisionesindiv iduales ; rara vez, de nuevo, se guan por cons ideraciones de mereci miento. No est claro que los cargos puedan ser merecidos sta es otracuest in que debo aplazar, pero de ser as violara nuestra nocin de lapol t ica democrt ica si fueran simplemente distribuidos por alguna agenciacentral entre individuos con merecimientos.Anlogamente, por ms que nosotros definamos las fronteras de la esferaen que el intercambio l ibre haya de operar, el merecimiento no desempearpapel alguno dentro de tales fronteras. Supongamos que yo soy hbil para lat ransaccin y e l comercio , de m odo que acum ulo gran n me ro d e he rmososcuadros. Si suponemos, como hacen los pintores, que los cuadros son apropiadamente manejados en el mercado, entonces no hay nada de reprensibleen mi posesin de los cuadros. Mi derecho es leg t imo. Pero sera extravagan t e dec i r que m erezco t ene r l o s s i m p l em en t e po rque s oy bueno pa ra

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 37negociar y comercializar. El merecimiento parece requerir un vnculo especialmente estrecho entre los bienes particulares y las personas particulares,mientras que la justicia slo en ocasiones requiere un vnculo tal. An as,podram os insistir en qu e slo la gente artsticamente cultivada, aquella quemerece poseer cuadros, debera poseerlos, en efecto, y no es difcil imaginarun mecanismo distributivo. El Estado podra comprar todos los que sepusieran, a la venta (pero los artistas tendran que tener una Ucencia, a fin deque no hubiera un nmero interminable de ellos), los evaluara y luego losdistribuira entre personas artsticamente cultivadas, adjudicando los mejores a las hipercultivadas. El Estado realiza algo semejante, a veces, conrespecto a cosas que la gente necesita como con la atencin mdica, porejemplo, pero no con respecto a cosas que la gente merece. Existen aqudificultades prcticas, sin embargo yo vislumbro una razn ms profundapara esta distincin. El merecimiento no posee el carcter u rgen te de la necesidad y no implica tener (poseer y consumir) de la misma manera. Por consiguiente, estamos dispuestos a aceptar la separacin de los propietarios decuadros y de personas artsticamente cultivadas, o bien no estamos dispuestos a admitir el tipo de interferencia que, en el mercado, sera necesariapara acabar con tal separacin. Naturalmente, el suministro pblico siemprees posible junto al mercado, de mo do que podramos alegar q ue las personasartsticamente cultivadas merecen no cuadros sino museos. Tal vez lo merezcan, pero no merecen que el resto de nosotros contribuya con dinero o confondos pblicos para la adquisicin de obras de arte o la construccin deedificios. Tendrn que persuadirnos de que vale la pena gastar en obrasde arte, tendrn que estimular y alentar nuestra propia c ultura artstica. Ys no lo logran, entonces su amor al arte resultar ser "impotente y uninfortunio".

    Pero aunque estuvisemos en posibilidad de ordenar la distribucin deamor, influencia, cargos, obras de arte y dems a poderosos arbitros delmerecimiento, de qu manera podramos seleccionarlos? Cmo es posibleque alguien merezca una posicin as? Slo Dios, conocedor de los secretosque anidan en el corazn de los hombres, podra efectuar las distribucionesnecesarias. Si los seres humanos tuvieran que encargarse de dicha tarea, elmecanismo distributivo sera acaparado en poco tiempo por alguna bandade a ristcratas (como se llamaran a s mismos) con una concepcin fija acercade lo que es mejor y ms meritorio, e insensibles hacia las diversas preferencias de sus conciudadanos. Entonces el merecimiento dejara de ser uncriterio pluralista y nos encontraramos cara a cara con un nuevo conjunto(aunque de vieja especie) de tiranos. Verdad es que elegimos a personascomo arbitros del merecimiento (para fungir como jurados, por ejemplo, opara adjudicar premios), y sera conveniente considerar despus cules sonlas prerrogativas de un jurado; pero es importante recalcar aqu que dichosarbitros operan dentro de una gama estrecha. El merecimiento es unaexigencia seria, aunque exige juicios difciles, y slo en condiciones muyespeciales produce distribuciones especficas.

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    38 LA IGUALDAD COMPLEJALa necesidad

    Finalmente, el criterio de la necesidad. "A cada quien de acuerdo con susnecesidades" generalmente pasa por ser la mitad distributiva de la famosamxima de Marx: hemos de distribuir la riqueza de la comunidad de modoque las necesidades de sus miembros sean satisfechas.17 Una propuesta viable, pero radicalmente incompleta. De hecho, la primera mitad de la mximaes tambin una pro puesta distributiva, mas no se corresponde con la regla dela segunda mitad. "Cada quien de acuerdo con su capacidad " sugiere que lasplazas de trabajo deberan ser distribuidas (o que mujeres y hombresdebern ser reclutados para el trabajo) sobre la base de las cualidades individuales, Pero los individuos no necesitan en sentido evidente alguno las plazas de trabajo para las cuales estn calificados. Tal vez escaseen esas plazas yhaya gran nmero de candidatos calificados: cules de entre ellos las necesitan con mayor urgencia? Si sus necesidades materiales ya han sido satisfechas, tal vez no necesiten trabajar en absoluto. O si en algn sentido nomaterial todos necesitan trabajar, entonces esa necesidad no establecer distinciones entre ellos al menos no a primera vista. Sera de cualquier manera extrao pedirle a un comit de seleccin en busca de un director dehospital, hacer su eleccin tomando en cuenta ms las necesidades de loscandidatos que las necesidades de la institucin y de los pacientes. Sinembargo, el ltimo conjunto de necesidades, aun no siendo objeto de desacuerdo s polticos, no producir ni una sola decisin distributiva.Pero la necesidad tampoco funcionar para muchos otros bienes. La mxima de M arx no es de utilidad para la distribucin d e pod er poltico, honory fama, veleros, libros raros u objetos bellos de la clase que sea. stas no soncosas que alguien, hablando estrictamente, necesite. Incluso si adoptamosuna posicin ms amplia y definimos el verbo necesitar como lo hacen losnios, esto es, como la forma ms fuerte del verbo querer, ni as obtendremosun criterio distributivo adecuado. La clase de cosas que he enunciado nopuede ser igualmente distribuida entre individuos con necesidades igualesporqu e algun as de ellas generalmente, y otras necesariamente, son escasas, yotras no pue den ser posedas a menos que otros individuos, por razones p ropias, estn de acuerdo en quin ha de poseerlas.La necesidad genera una esfera distributiva particular dentro de la cualella misma es el principio distributivo apropiado. En una sociedad pobre,una gran proporcin de riqueza social sera llevada hasta esta esfera. Perodada la variedad de bienes que surgen de cualquier vida comn, inclusocuando es vivida a un nivel material muy bajo, otros criterios distributivosoperarn siempre paralelamente a la necesidad, y siempre ser necesariopreocuparse por las fronteras que demarcan unos criterios de otros. Dentrode su esfera, la necesidad ciertamente satisface los requisitos de la reglagenera l distributiva acerca de X y Y. Los bienes que se distribuyen apersonas necesitadas de ellos en proporcin a su necesidad no son, desde

    17 Marx, "Gotha Prograin" U], p. 23.

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 39luego, dominados por n ingn o t ro b ien . Lo importante no es e l poseer Y,sino el carecer de X. Sin emba rgo, creo que ahora pod em os apreciar q ue cualquier criterio, sea cual fuere su fuerza, cumple con la regla general dentro desu propia esfera y en ninguna otra ms. ste es el efecto de la regla: bienesdiversos a diversos grupos de hombres y mujeres, de acuerdo con razonesdiversas. Hacer esto bien, o hacerlo medianamente bien, equivale sin embargo a rastrear el m un do social ntegro.

    JERARQUAS Y SOCIEDADES DE CASTASO ms bien, consiste en rastrear un mundo social part icular, toda vez que elanl is is que yo pro pon go es de carcter peren torio y fenm eno lgico. Noproduci r n i un mapa ideal n i un p lan maes t ro , s ino un mapa y un p lanadecuados a l a s pe r s onas pa ra qu i enes e s de l i neado y cuya v i da com nrefleja. El objetivo es, por supuesto, una reflexin especial que escoge aquel las interpretaciones ms p rofundas de los bienes sociales no ne cesariam entereflejadas en la prctica cotidiana del predominio y el monopolio. Pero, qutal si no existen tales interpretaciones? To do el t iempo h e da do por supu estoque los significados sociales exigen la autonoma, o la relativa autonoma, delas esferas distributivas, y as ocurre a mayora de las veces. Sin embargo, noes impos ib le imaginar una sociedad donde e l predominio y e l monopol iono sean violaciones sino la observancia de los significados, donde los bienessociales son entendidos en trminos jerrquicos. En la Europa feudal , porejemplo, la ropa no era una mercanca (como lo es ahora) s ino un emblemade ra ngo . El rango dom inaba la vest imenta. El s ignificado de sta se configuraba a imagen del orden feudal . Vest irse con un refinamiento q ue a uno no lecorresponda era una clase de mentira, pues enunciaba un juicio falso acercade quin era uno. Cuando un rey o un primer ministro se vest an como unsujeto com n a fin de enterarse de las opinione s de sus subditos, prac t icabanuna especie de engao pol t ico. Por otra parte, las dificul tades para hacervaler el cdigo de la vest imenta (las leyes suntuarias) sugieren que siemprehubo un sent ido al ternat ivo al s ignificado de aqul la. Uno puede empezar areconocer, al menos en algn punto, las fronteras de una determinada esferadentro de la cual la gente viste de acuerdo con lo que puede permit irse, deacuerdo con lo que est dispuesta a gastar, o de acuerdo con la manera enque quiere lucir . Las leyes suntuarias pueden ser todava observadas, perohoy en da es posible dirigir argumentos gual i taris tas en contra de el las ,como d e hecho lo hace la gente c om n.

    Es posible imaginar una sociedad donde todos los bienes sean jerrquicamente concebidos? Tal vez el s is tema de castas de la ant igua India hayatenido esta forma (aunque tal suposicin es muy amplia, por lo que seraprud ente d uda r de su verdad , ya que, para empez ar , el pode r pol ti co parecehaber escapado siempre a las leyes de la casta). Nosotros entendemos a lascastas como grupos rgidamente segregados, y al s is tema de castas como una

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    40 L A I G U A L D A D C O M P L E J A"sociedad-plural", como un mundo de fronteras.18 Pero el sistema es constituido por una extraordinaria integracin de significados. Prestigio, riqueza,conocimiento, cargo, ocupacin, alimentac in, vestido e incluso el bien socialde la conversacin: todos estn sujetos a la disciplina lo mismo intelectualque fsica de las jerarqu as. Y a jerarqua misma es determinada por el valornico de la pureza ritual. Es posible cierta clase de movilidad colectiva, pueslas castas o subcastas pueden cultivar los rasgos extemos de la pureza y{dentro de severos lmites) subir de posicin en la escala social. El sistemadescansa como un todo sobre una doctrina religiosa que promete igualdadde oportun idades, no en esta vida sino en el transcurso de las vidas del alma.La condicin del individuo aqu y ahora "es el resultado de su con ducta d urante su ltima reencamacin [...] y de ser insatisfactoria puede ser remediada adquiriendo mritos en esta vida presente, que habrn de mejorar sucondicin en la siguiente".19 No debemos suponer que en algn momento lapersona est del todo satisfecha con la desigualdad absoluta. Sin embargo,las distribuciones aqu y ahora son parte de un solo sistema, en gran medidanunca desafiado, en el que la pureza predomina sobre otros bienes y el nacimiento y la sangre predominan sobre la pureza. Los significados socialesse traslapan y adquieren cohesin.Mientras ms perfecta sea la cohesin menos se podr pensar en la igualdad compleja. Todos los bienes son como coronas y cetros en la monarquahereditaria. No hay espacio, ni criterios, para distribuciones autnomas. Sinembargo, ni siquiera las monarquas hereditarias se constituyen de unamanera tan simple. La interpretacin social del poder real comnmente implica cierta nocin de la gracia divina, o del don mgico, o de la perspicaciahum ana, y estos criterios para el desempe o de cargos son potencia menteindependientes del nacimiento y la sangre. Lo mismo o curre con la m ayorade los bienes sociales: stos son imperfectamente integrados en sistemas msamplios, pero algunas veces son interpretados de acuerdo con sus propiostrminos. La teora de los bienes explcita interpretaciones de esta especie(donde las haya) y la teora de la igualdad compleja las explota. Decimos, porejemplo, que es tirnico que un individuo sin gracia ni don ni perspicaciaocupe el trono. Tal es apenas la primera y ms obvia de las tiranas, y esposible dar con muchas otras.La tirana es siempre de carcter especfico: el desbordamiento de algunafrontera particular, la violacin de algn significado social en particular. Laigualdad compleja exige la defensa de las fronteras; funciona mediante ladiferenciacin de bienes, tal como la jerarqua funciona mediante la diferenciacin de personas. Pero slo podemos hablar de un rgimen de igualdadcompleja cuando hay muchas fronteras por defenderse. Cualquiera que sea

    i aJ .H . Hut ton , Caslr m India: I ts Nature, Funcioii and Origins (4a. ed., Bo mba y, 1963), pp . 127-128. Tambin he consultado a Clstin Bougl, Essuy

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 41su nmero no puede ser determinado; un nmero cerrado no existe. Laigualdad simple es ms senci l la: un bien predominante ampl iamentedistribuido hace igualitaria a una sociedad. Pero la complejidad es difcil:cuntos bienes deben de ser autnomamente concebidos antes de que lasrelaciones que regulan puedan convertirse en relaciones entre mujeres yhombres iguales? No existe una respuesta concreta y por consiguiente noexiste un rgimen idea!. Pero tan pronto empezamos a dist inguir lossignificados y a demarcar las esferas distributivas, nos embarcamos en unaempresa igualitaria.

    EL ENTORNO DEL PLANTEAMIENTOLa comunidad poltica es el entorno ad ecuado a esta emp resa. En efecto, noes un mundo distributivo que se contenga a s mismo: slo el mundo es unmundo distributivo que se contiene a s mismo, y la ciencia-ficcin contempornea nos invita a especular en tomo a una poca donde ello no sea msrealidad. Los bienes sociales son compartidos, divididos e intercambiadosa travs de fronteras polticas. El monopolio y el predominio operan casitan fcilmente ms all de las fronteras como dentro de ellas. Las cosasson movidas y la gente se mueve de aqu hacia all atravesando las demarcaciones. No obstante, la comunidad poltica es lo que m s se acerca a unmu ndo de significados comu nes. El lenguaje, la historia y la cultura se unen(aqu ms que en ningn otro lado) para producir una conciencia colectiva.Concebido como un conjunto mental fijo y perm anen te, el carcter nacionales obviamen te un mito; pero el compartir sensibilidades e intuiciones por losmiembros de una comunidad histrica es un hecho de la vida. En ocasionesno coinciden las com unidad es polticas e histricas, y en la actualidad pue dehaber un nmero creciente de Estados en el mundo donde las sensibilidadesy las intuiciones no sean automticamente compartidas, pero el compartimiento tiene lugar en unidades ms pequeas. Entonces, tal vez debamosbuscar algn medio para ajustar las decisiones distributivas a las exigenciasde tales unid ades . Sin emb argo, este ajuste debe ser articulado polticamente,y su carcter preciso dep ende r d e las interpretaciones com partidas entre losciudadanos acerca del valor de la diversidad cultural, la autonoma local, yas con lo dems. A estas interpretaciones debemos apelar cuando formulamos nu estros planteam ientos todos nosotros, no nada ms los filsofos,pues en cuestin de moral, argumentar es simplemente apelar a significadoscomunes.

    Por lo dem s, la poltica establece sus propios vnculos de com unidad . Enun mundo de Estados independientes, el poder poltico es un monopoliolocal. Estos hombres y mujeres, diramos, modelan su propio destino seancuales fueren las restricciones. O se afanan lo mejor que pueden para modelar su propio destino. Y si su d estino est slo parcialmente en sus mano s,entonces se afanan por completo de esta manera. Son ellos quienes decidenhacer ms severos o flexibilizar los criterios distributivos, centralizar o

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    42 LA IGUALDAD COMPLEJAdescentral izar los proce dimiento s, intervenir o no en sta o en otra esfera dist ribut iva. Probablemente un conjunto de l deres tomen las decisiones reales,pero los ciudadanos debern estar en condiciones de reconocerlos como susl deres. Si los l deres son crueles o estpidos o interminablemente venales,como a menudo ocurre, los ciudadanos, o algunos de el los, intentarn remplazados luchando por la redistribucin del poder pol t ico. La lucha serconfigurada por las estructuras inst i tucionales de la comunidad es decir,por los resu l tados de las luchas an ter iores. La pol t i ca del presente esproducto de la pol t ica del pretri to. Establece un marco ineludible para laconsid erac in de la justicia distribut iva.sta es una l t ima razn para adoptar la concepcin de la comunidad pol t ica como un entorno, razn que habr de exponer con ampli tud en el prx imo cap tu lo . La comunidad es en s misma un b ien veros mi lmente e lbien ms importante que es distribuido. Pero es un bien que slo puedeser distribuido acogiendo a los individuos, y aqu todos los sent idos de estal t ima expresin son pert inentes: los individuos deben ser fs icamente admit idos y pol t i camente recib idos . De ah que la per tenencia no pueda serrepart ida por una agencia extema; su valor depende de una decisin interna.Si no hubiese comunidades capaces de tomar tales decisiones, no habra eneste caso bien alguno qu e val iera la pena distribuir.La n i ca opc i n v i ab l e pa ra l a com un i dad po l t i ca e s l a hum an i dadmisma, la sociedad de naciones, el globo entero. Pero si tomramos al globocomo nuestro entorno, tendramos que imaginar algo que todava no existe:una com un i dad que i nc l uye ra a t odos l o s hom bres y m u j e res de t odaspartes- Tendramos que inventar un conjunto de significados comunes paraestos individuos, evi tando de ser posible la enunciacin de nuestros propiosvalores. Y tendramos que pedirles a los miembros de esta comunidad hipott ica (o a sus representantes hipott icos) que se pusieran de acuerdo entreel los acerca de cules procedimientos y esquemas de convers in han decon side rars e justos. El con trac tualismo ideal o la com unicac in no d istors ionada, que representa una aproximacin a la just icia en comunidades part iculares ma no la ma, podra bien ser la nica aproximacin al mundocomo un todo.211 Pero sea cual fuere el acue rdo hipott ico, no pod ra cum plirse sin destruir los monopolios polticos de los Estados existentes y sin central izar el poder en un nivel global . Por consiguiente, el acuerdo {o su cumplimiento) producira no una igualdad compleja s ino una igualdad simple, encaso de que e l poder fuera predom inante y am pl iamente com par t ido; o slouna t i rana si el poder fuese detentado, como muy probablemente sera, porun conjunto d e burcratas internacionales. En el primer caso, los pueblo s d elmundo tendran que vivir con las dificul tades que he descri to: la continuareaparicin de los privilegios locales, la continua reafirmacin del estatismoplanetario. En el segundo caso, tendran que vivir con dificul tades an mayores . Algo ms tendr que decir acerca de estas dificul tades despus, pues

    Vase Charles Beitz, Palitical Theory an d Intern athiial Rclaiions (Pr incc ton, 1979), par te III ,en un esfuerzo por apl icar e l contrac tulismo idea l de Rawls a la soc iedad internacional .

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    LA IGUALDAD COMPLEJA 43ahora las considero razn suficiente para limitarme a ciudades, pases yEstados que du rante largo tiempo han configurado su propia vida interna.Por lo dems, respecto a la pertenencia surgen importantes interrogantesentre y en mitad d e tales comun idades; tratar de concentrarme en ellas y d etraer a la luz todas las ocasiones en que los ciudadanos comunes se ocupande esos interrogantes. La teora d e la igualdad compleja pued e ser exten dida,hasta cierto punto, desde las comunidades particulares hasta la sociedad delas naciones; la extensin presenta la ventaja de que no discurrir abruptamente por encima de interpretaciones y decisiones locales. Slo por esa razn no originar un sistema uniforme de distribuciones a lo largo y anchodel globo, y slo empezar a tratar los problemas planteados por la pobrezamasiva en m uchas partes del planeta. No creo que este comienzo sea insignificante; de cualquier manera no puedo ir ms all de l. Hacerlo as requerira una teora diferente, la que tendra como objeto no la vida comn de losciuda dano s sino las relaciones m s remo tas entre los Estados: sera entoncesuna teora diferente, en un libro diferente y en otro tiempo.

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    VIH LA EDUCACINLA IMPORTANCIA DE LAS ESCUELAS

    TODA sociedad humana educa a sus nios, a sus miembros nuevos y futuros.La educacin expresa o que tal vez sea nuest ro deseo ms profundo:continuar, persistir, pervivir a pesar del tiempo. Es un programa para la su-pervivencia social, y de tal manera siempre se refiere a la sociedad para lacual ha sido planeado. Segn Aristteles, el propsito de la educacin esreproducir encada generacin el "tipo de carcter" que hab r de mantener laConstitucin: un carcter especial para una Constitucin especial.1 Estadefinicin presenta sus dificultades. Es probable que los miembros de lasociedad no convengan en lo que la Constitucin, en su amplio significadoaristotlico, realmen te sea, se est convrtiendo o debiera ser. Es probabletambin que no convengan en el tipo de carcter que sera mejor formar, nien el mtodo para producir tal carcter. Las escuelas tendrn no slo quecapacitar a sus alumnos, tambin tendrn quediscriminar entre ellos, y stees unasunto ciertamente controvertible.As, la educacin no es meramente relativa o mejor, su relatividad nonos dice todo lo que necesitamos saber acerca de su funcin norma tiva y susvirtude s reales. Si fuera cierto que las escuelas siempre han servido para lareproduccin de la sociedad tal y como sta es con las jerarquas establecidas, las ideologas prevalecientes, la fuerza de trabajo existente y paranada ms, no tendra sentido hablar de una justa distribucin de los bieneseducativos- La distribucin aqu se equiparara con la distribucin en otrasreas, y no habra esfera independiente ni lgica interna alguna. Algo se-mejante bien podra ser cierto si no existiesen escuelas cuando los padrestienen que educar a sus hijos o adiestrarlos ensus oficios futuros. La reproduccin social es entonces directa y no m ediada; el proceso de discriminacines efectuado dentro de la familia sin necesidad de la intervencin de la co-munidad, y no existe cuerpo deconocimientos o disciplina intelectual algunaque se distinga de las crnicas familiares y de