William Morris- Manifiestos

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William Morris naci en Inglaterra en 1834. Muri en Londres, en 1896. Fue un singular hombre polifactico, una personalidad renacentista en el siglo XIX. Fue escritor, pintor, diseador y reformador social. Abraz fervorosamente el socialismo como una va para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera. En el terreno de la pintura su nico cuadro es La reina Ginebra, que manifestaba los ideales del grupo prerrafaelista, al que Morris perteneci. En 1861, con un grupo de amigos, entre ellos Rossetti y Burne-Jones (tambin prerrafaelistas), fund la empresa de decoracin Morris, Marshall, Faulkner & Co.. Su actividad fundamental fue la produccin de vidrieras, tapices, alfombras y artculos de artesana en general. Los propios artistas diseaban y confeccionaban manualmente las piezas. En esta accin se evidenciaba el compromiso de Morris por el trabajo artesanal, con marcas individuales y personales que eran una forma de reaccin contra la degradacin de la produccin en serie promovida por el capitalismo. Esta defensa de lo artesanal estimulada por Morris fue recogida por la Arts and Crafts. Morris dej numerosas piezas artsticas surgida de su exquisito trabajo artesanal y ornamental. Vitrales, diseos y decoraciones de libros, tapices, estn entre sus principales logros. En 1888 escuch una conferencia sobre impresin de Emery Walker en la Feria de Artes y Oficios. E. Walker, era un gran experto en el oficio de imprimir y no un diseador. Ayud a Morris, de quien se convirti en gran

amigo, a fundar Kelmscott Press, cuyo propsito era impulsar la caligrafa ornamental de raz medieval, la produccin artesanal de papel y el diseo de libros. Como escritor, Morris escribi el libro de poemas Vida y muerte de Jasn, el relato El bosque del fin del mundo, y su obra ms conocida: Noticias de ninguna parte. Aqu, el joven londinense William Guest despierta en una nueva Inglaterra, la del ao 2102. Descubre entonces que la revolucin obrera aboli el capitalismo. La sociedad parece haber regresado al paraso terrenal. Entre los ciudadanos late una perfecta igualdad entre los ciudadanos. La libertad individual es completa, y todos exhalan un gran respeto por el medio ambiente. El trabajo ya no es alineacin sino placentera actividad creadora. En William Morris, como en otros miembros de los prerrafaelistas, fue muy fuerte la seductora atraccin del trabajador medieval que era dueo de sus herramientas y de su oficio, y que creaban a travs de sus propios tiempos y de su individualidad. En este momento de Textos olvidados de Temakel, le presentamos varios textos de William Morris, el autor de la gran obra utpica Noticias de ninguna parte. Son textos de diversas conferencias donde Morris despliega su cosmovisin donde el arte regresa a la artesana y la ornamentacin como forma

de creacin y como una concreta accin crtica de una sociedad de la mecanizacin y la opresin del brillo individual. E.I

La fuente de los textos de William Morris que presentamos a continuacin es la pgina indicada abajo, un muy valioso sitio con numerosos documentos de valor histrico en torno a los diversos caminos de la arquitectura y el trabajo artesanal en la modernidad. www.iespana.es/legislaciones/manifiestos.htm

Arte y socialismo Por William Morris Amigos mos, quiero que consideris la relacin existente entre el arte y el comercio, utilizando esta ltima palabra para expresar lo que corrientemente indica, es decir, ese sistema de competencia en el mercado que es, en verdad, la nica forma que la mayora de la gente, en la actualidad, considera pueda tomar el comercio. Claro que as como han habido pocas en la historia del mundo en que el arte mantena su supremaca sobre el comercio, en que el arte era mucho y el

comercio, tal como nosotros entendemos la palabra, era muy poco, ahora, por el contrario, todos aceptaremos, imagino, que el comercio se ha convertido en algo de una importancia enorme, y el arte en algo de muy poca importancia. Digo que, en general, se aceptara esa idea, aunque personas diferentes mantengan opiniones diferentes no slo respecto a la bondad o maldad de ello, sino incluso respecto al significado de decir que el comercio se haya convertido en algo de importancia suprema y el arte se haya hundido hasta convertirse en asunto sin importancia. Permitidme que os d mi opinin sobre lo que esto significa, lo cual me llevar a pediros que consideris qu remedios debern ser aplicados para curar los males que existen en las relaciones entre arte y comercio. Os voy a hablar con toda franqueza. Me parece que la supremaca del comercio (segn entendemos esa palabra) es un mal, y un mal muy grave: y dira que es un mal sin mezcla alguna de bien, a no ser por esa extraa continuidad de la vida que fluye por todos los acontecimientos histricos y por cuyo medio hasta los mismos males de ciertos perodos tienden a abolirse por s mismos. Porque, en mi opinin, lo que quiere decir es esto: el mundo de la civilizacin moderna en su carrera para ganar una prosperidad material muy desigualmente repartida, ha suprimido enteramente el arte popular; o, en otras palabras, la mayor

parte de la poblacin no tiene ninguna participacin en el arte, que, tal como estn las cosas, debe ser conservado en las manos de unos pocos ricos o acomodados que, podemos decir honradamente, lo necesitan menos, y no ms, que los esforzados trabajadores. Pero no es ese todo el mal ni la parte peor de l, porque la causa de este hambre de arte es que, si bien la gente trabaja en todo el mundo civilizado con el mismo ardor con que siempre lo hizo, ha perdido -al perder un arte que estaba hecho por y para el pueblo- el solaz natural de su trabajo, un solaz que en otro tiempo tuvieron y que siempre debieron haber tenido, la oportunidad de expresar a sus semejantes su propio pensamiento mediante ese mismo esfuerzo, mediante ese trabajo diario que la naturaleza o la costumbre inveterada -una segunda naturaleza- de hecho les exige, pero sin que signifique una carga repulsiva y sin recompensa. Sin embargo, debido a una extraa ceguera y a un extrao error de la civilizacin de los ltimos tiempos, casi todo el trabajo, ese trabajo del cual alguna parte debiera haber sido compaero servicial de todos los hombres, ha llegado a convertirse en una carga tal que todos los hombres, si pudieran, se liberaran de ella. He dicho que la gente trabaja no menos laboriosamente que lo hizo en el pasado; pero creo que debiera haber dicho que trabajan ms laboriosamente an.

Esas mquinas maravillosas que en manos de hombres justos y previsores habran sido utilizadas para aminorar el trabajo repulsivo y para conceder placer -o, en otras palabras, incremento de vida- a la raza humana, han sido usadas, por el contario, de tal modo que han llevado a los hombres a una precipitacin frentica y a la prisa, y con ello han destruido todo placer, es decir, toda vida, por todas partes; en vez de aligerar el esfuerzo de los trabajadores lo han intensificado, y con ello han aadido ms cansancio aun a la carga que los pobres deben soportar. Y no se puede argir en defensa del sistema de la civilizacin moderna que sus solas ganancias materiales o corporales equilibran la prdida de placer que ella ha trado al mundo; porque, como antes suger, esas ganancias han sido divididads tan injustamente que el contraste entre ricos y pobres se ha visto enormemente intensificado, de modo que en todos los pases civilizados, pero sobre todo en Inglaterra, se exhibe el terrible espectculo de dos pueblos que viven en calles vecinas, en puertas vecinas, pueblos de la misma sangre, de la misma lengua y que viven, al menos tericamente, bajo las mismas leyes y sin embargo, el uno es civilizado y el otro es incivilizado. Todo esto, digo, es resultado del sistema que ha estrangulado el arte y exaltado el comercio hasta convertirlo en una religin sagrada; y parecera que est dispuesto, con esa terrible estupidez que es su caracterstica primordial, a burlarse

del noble consejo de aquel satrico romano, cambindole el sentido, y as ahora se nos pide que, en nombre de la vida, destruyamos la razn de vivir. Y ahora, frente a esa estpida tirana, presento mi reivindicacin en nombre del trabajo esclavizado por el comercio, reivindicacin que s que ninguna persona con dos dedos de frente podrn tachar de irracional; pero que si se llevar a cabo implicara un cambio tal que derrocara el comercio, es decir, que establecera la asociacin en lugar de la competencia, el orden social en vez de la anarqua individualista. A pesar de todo, he considerado esta reivindicacin a la luz de la historia y de mi propia conciencia y me parece que, considerada de ese modo, es una reivindicacin muy justa y que resistirse a ella quiere decir, ni ms ni menos, negar toda esperanza a la civilizacin. Esta es, pues, mi reivindicacin: Es justo y necesario que todo hombre trabaje en algo que valga la pena, que sea agradable de hacer por s mismo y que se realice bajo unas condiciones que no hagan la tarea ni excesivamente fastidiosa ni excesivamente angustiosa. Por ms vueltas que se le d a esa reivindicacin, por ms que piense en ella, no puedo encontrar que sea una peticin descabellada; sin embargo, repito que si la sociedad la admitiera (o pudiera admitirla) la faz del mundo cambiara; el

descontento, la lucha y la deshonestidad terminaran. Sentir que estamos realizando un trabajo til para los dems y agradable para nosotros, y que ese trabajo y su debida recompensa nunca nos faltarn! Qu grave perjuicio podra ocurrirnos en tales circunstancias? Y el precio que deberamos pagar para dar al mundo esa felicidad sera la revolucin: socialismo en vez de laissez faire. Cmo podemos nosotros, las clases medias, ayudar a que se realice ese estado de cosas, esa situacin que sera, en la mayor medida posible, lo contrario del estado de cosas actual? Lo contrario, ni ms ni menos. Porque, en primer lugar, el trabajo debe valer la pena: Pensad en el cambio que ello implicara en el mundo! Os digo que me siento aterrado al pensar en la inmensidad del trabajo que se lleva a cabo con el nico objetivo de hacer cosas intiles. Para cualquiera de nosotros lo bastante fuerte para pasear por dos o tres calles principales de Londres, sera un da de trabajo instructivo anotar con detalle todo lo que se exhibe en los escaparates que resulta embarazoso o superfluo en la vida diaria de un hombre sensato. Ms an, la mayora de esas cosas no hay nadie que las quiera en absoluto, sensato o insensato; tan solo una estpida costumbre hace que hasta aquellos de mente ms ligera supongan que las quieren, e incluso para muchos que las compran se convierten en autnticos estorbos para el trabajo, para el pensamiento y para el placer. Pero os ruego que pensis en la enorme

cantidad de hombres que se ocupan de esos miserables cachivaches, desde los ingenieros que han tenido que hacer las mquinas para elaborarlos, hasta los mseros escribientes que pasan el da sentados, ao tras ao, en las horribles cuevas en que se lleva a cabo todo el intercambio, y los vendedores que los venden al por menor entre un sinfn de insultos que debern escuchar sin ofenderse; y el pblico ocioso que no los quiere, pero que los compra para aburrirse y hartarse totalmente de ellos. Estoy hablando de las cosas meramente intiles; pero hay otros objetos que no slo son totalmente intiles, sino que son activamente destructivos y venenosos y obtienen buen precio en el mercado; por ejemplo, la comida y bebida adulteradas. Es ingente el nmero de esclavos que el comercio competitivo emplea para producir ruindades semejantes. Pero tambin a gran distancia de ello existe una enorme masa de trabajo que se desperdicia, simple y llanamente; muchos miles de hombres y de mujeres que no hacen nada, con esfuerzo terrible e inhumano que aniquila sus almas y acorta su misma vida animal. Todos estos son esclavos de lo que se llama el lujo, que en el sentido moderno de la palabra comprende una masa de riqueza falsa, invento del comercio competitivo y que esclaviza no slo a los pobres que estn obligados a trabajar en su produccin, sino tambin a los desventurados y bastante infelices que las compran para atormentarse con su estorbo.

Ahora bien, si queremos que exista el arte popular o simplemente el arte del tipo que sea, debemos liberarnos de una vez por todas de esos lujos; son los sustitutos, los falsarios del arte; y tanto es as que los que no conocen nada mejor han llegado a considerarlo arte, solaz divino del trabajo humano, emocin en la dura prctica diaria del difcil arte de vivir. Pero digo que el arte no puede vivir en esta situacin ni en ella puede haber estimacin propia. El afeminamiento y la brutalidad son sus compaeros, a ambos lados. Y somos ante todo nosotros, las clases acomodadas, quienes debemos librarnos de todo ello si deseamos seriamente ese nuevo nacimiento del arte; y si no, entonces la corrupcin est excavando ya una terrible fosa de perdicin para la sociedad, de la cual podr, ciertamente surgir tal vez ese nuevo nacimiento, pero con toda certeza lo har entre el terror, la violencia y la miseria. En realidad, ya sera algo que valdra la pena con tal de que nos desembarazara, a la gente acomodada, de esta montaa de escombros, de las cosas que todos sabemos que no tienen ninguna utilidad; los mismos capitalistas saben bien que no existe una demanda genuina y sana de ellas, y estn obligados a ponerlas a hurtadillas en manos del pblico, avivando un deseo febril de excitacin barata, cuya muestra externa se conoce con el nombre convencional de moda, un monstruo extrao nacido en la vacuidad de la vida de los ricos y de la ambicin del comercio competitivo por sacar el mayor partido posible de la gran masa de

trabajadores a los que adiestra, como menos instrumentos, para lo que se llamar "hacer dinero". No creais que es poca cosa resistir a ese monstruo de locura; pensar por vuestra propia cuenta en lo que realmente deseais, no slo os convertir en hombres y mujeres, sino que tambin os puede llevar a pensar en los deseos autnticos de los dems, puesto que pronto encontraris, cuando lleguis a conocer una obra de arte, que el trabajo de esclavos es indeseable. Y aqu, adems, se encuentra al menos un pequeo signo por el cual podemos distinguir entre un pingajo de la moda y una obra de arte: mientras que los juguetes de la moda, al perder el brillo, pierden en realidad todo valor, incluso para los frvolos, una obra de arte, por humilde que sea, siempre permanece; nunca nos cansamos de ella; mientras quede un fragmento, ser valiosa e instructiva para cada nueva generacin. Todas las obras de arte, en resumen, tienen la propiedad de hacerse venerables en medio de ruinas; y es razonable que as sea, porque desde el principio existi en ellas un alma, el pensamiento del hombre, que se hace visible mientras existe el cuerpo en el que fue injertada. Y esta ltima frase me lleva a considerar el otro aspecto de la necesidad de que el trabajo se ocupe solamente de hacer objetos que valga la pena hacer. Hasta ahora hemos estado pensando en ello solamente desde el punto de vista del usuario; claro que, incluso considerado de ese modo, ya tena bastante importancia; sin

embargo, desde el otro punto de vista, desde el del productor, tiene an mayor importancia. Porque repito que, al comprar estas cosas, son vidas humanas lo que compris! Seris partcipes, debido tan slo a la locura e irreflexin, del crimen que cometen quienes obligan a sus hermanos a trabajar intilmente? Porque cuando dije que era necesario que todas las cosas que se fabricaran valieran la pena, plante esa reivindicacin principalmente en nombre del trabajo, puesto que el despilfarro de hacer objetos intiles aflige doblemente al trabajador. Como parte del pblico, se ve forzado a comprarlos, y la mayor parte de su msero jornal es absorbida por una especie de sistema universal de trueque; como productor, est forzado a hacerlo; y, as a perder el mismo fundamento de ese placer en el trabajo diario que es su derecho de nacimiento; est obligado a trabajar sin alegra fabricando el veneno que el sistema de trueque le obliga a comprar. As que ese ingente nmero de hombres que se ven obligados por la locura y por la avaricia a fabricar cosas dainas e intiles, es sacrificado a la sociedad. Mantengo que esto sera terrible e insoportable, aunque se sacrificara por el bien de la sociedad, si fuera posible; pero si se sacrifican, no por el bienestar de la sociedad, sino por su capricho, para aumentar su degradacin, qu aspecto tendrn entonces el lujo y la moda? Por una parte, despilfarro ruinoso y agotador que nos lleva de corrupcin en corrupcin hasta terminar en

un cinismo completo y en la desintegracin de toda sociedad; por otra parte, opresin implacable que destruye todo placer y toda esperanza de vida y que lleva.... hacia dnde? He aqu, pues, una tarea para nosotros, las clases medias, antes de poder alisar el terreno para el nuevo nacimiento del arte, antes de poder limpiar nuestras propias conciencias de la culpa de esclavizar a los hombres mediante el trabajo. Algo es; y, si pudiramos hacerlo, tal vez eso solo sera suficiente y de ah se derivaran todos los otros cambios saludables; pero, podemos hacerlo? Podemos escapar de la corrupcin de esta sociedad que nos amenaza? Podemos nosotros, las clases medias, regenerarnos a nosotros mismos? A primera vista se dira que un conjunto humano tan poderoso que ha levantado ese edificio gigantesco del comercio moderno, cuya ciencia, inventiva y energa ha subyugado las fuerzas de la naturaleza para hacerlas servir a sus propsitos cotidianos, y que gua la organizacin que mantiene subyugados esos poderes naturales de un modo casi milagroso; a primera vista se dira, sin miedo a equivocarse, que un grupo de hombres opulentos tan considerable podra hacer todo lo que quisiese. Y, sin embargo, lo dudo; su propia creacin, ese comercio del que est tan orgulloso, se ha convertido en su amo; y todo lo que nosotros, las clases acomodadas -algunos con jbilo triunfante; otros con satisfaccin estpida, y

algunos con tristeza de corazn-, estamos obligados a admitir es que el comercio no fue hecho para el hombre sino que el hombre fue hecho para el comercio. Por todas partes estamos obligados a admitirlo. En la clase media inglesa actual, por ejemplo, se encuentran hombres de altas aspiraciones artsticas y de voluntad decidida, hombres que estn profundamente convencidos de la necesidad de que la civilizacin rodee de belleza las vidas humanas; y muchos hombres de menor importancia, miles de ellos, me consta, refinados y cultivados, les siguen y alaban sus opiniones; pero tanto los dirigentes como los dirigidos son incapaces de salvar ni siquiera a media docena de hombres del pueblo de las garras del comercio inexorable; se hallan tan indefensos, pese a su cultura y a su talento, como si fueran todos ellos simples zapateros sobrecargados de trabajo; menos afortunados que el rey Midas, nuestros verdes campos y nuestras aguas claras e incluso el mismo aire que respiramos, se han convertido, no en oro (lo cual tal vez nos hubiera gustado a algunos durante cierto tiempo), sino en polvo; y, para hablar sin tapujos, sabemos con toda certeza que no es slo que bajo este evangelio actual del capital no haya esperanza alguna de mejora, sino que las cosas empeoran de ao en ao, de da en da. Comamos y bebamos, que maana moriremos sofocados por la suciedad. Dejadme que os ofrezca un ejemplo directo de la esclavitud del comercio competitivo en que vivimos nosotros, desventurados miembros de la clase media.

Os he exhortado a dejar a un lado los lujos, a que os desnudis de estorbos innecesarios, a la simplificacin de la vida, y creo que estaris totalmente de acuerdo conmigo en ello. Bien, he pensado muchas veces que una de las circunstancias ms hirientes que se engarzan en nuestro sistema de clases actual es la relacin que existe entre nosotros, los ricos, y nuestros criados; nosotros y nuestros criados vivimos juntos bajo el mismo techo, pero somos casi totalmente extraos los unos a los otros, pese a la afabilidad y buenos sentimientos que a menudo existen por ambas partes; no, extraos es una palabra suave; aunque seamos de la misma sangre y estemos ligados por las mismas leyes, vivimos juntos como personas de tribus diferentes. Ahora pensad en las consecuencias que ello tiene en el trabajo domstico ordinario de cada da en un hogar y en si cabe la posibilidad de simplificar nuestras vidas mientras tal sistema perdure. Para no ir ms lejos, las que seis amas de casa sabis muy bien (como me ocurre a m, puesto que he aprendido el arte til de hacer la comida) en qu manera se simplificara el trabajo diario si las comidas ms importantes pudieran tomarse en comn; si no existiera doble comida, una en el piso principal y otra debajo. Y, evidentemente, nosotros, que pertenecemos a un siglo amante de la educacin, no podemos ignorar el valor educativo que tendra para los miembros menos refinados de un hogar reunirse con los ms refinados, una vez al da por lo menos; observar los modales elegantes de las seoras bien educadas, participar

en la conversacin de hombres de cultura y de viajes, de hombres de accin y de imaginacin; creedme que aventajara en mucho a la enseanza primaria. Ms an, este asunto se relaciona con nuestro tema del arte: porque observad, como muestras de esa estupidez de nuestra civilizacin de pacotilla, que nuestros hogares acomodados estn obligados a ser estpidas madrigueras de conejos en vez de estar planeados segn el antiguo sistema racional utilizado desde la poca de Homero hasta pasados los tiempos de Chaucer; una gran sala, digamos, y unas cuantas habitaciones unidas a ella para dormir o en las que encerrarse. No es extrao que nuestras casas sean complicadas e innobles, porque las vidas que en ellas se viven son tambin complicadas e innobles. En ese caso, por qu los que hemos pensado en ello, pues estoy seguro de que muchos de nosotros lo hemos hecho, no cambiamos esta costumbre mezquina y vulgar, simplificando nuestras vidas con ello y educando a nuestros amigos, a cuyos esfuerzos debemos tantas comodidades? Por qu vosotros -y yo- no os ponis a hacerlo maana mismo? Porque no podemos; porque nuestros siervos no lo aceptaran, sabiendo, como sabemos nosotros, que ambas partes seran, con ello, ms desgraciadas. La civilizacin del siglo XIX prohibe compartir el refinamiento de un hogar a sus miembros!

As que, ya lo vis, si nosotros, la clase media pertenecemos a un pueblo poderoso -lo cual, en buena fe, es cierto-, no hacemos ms que representar un papel que ya se ha interpretado muchas veces en la historia mundial; somos grandes, pero desdichados; somos gente importante y digna, pero moralmente aburrida; hemos comprado nuestro poder al precio de nuestra libertad y de nuestro placer. De modo que, en respuesta a la pregunta de si podemos alejar de nosotros los lujos y vivir vidas sencillas y decentes, digo que slo podremos cuanto estemos libres de la esclavitud del comercio competitivo; antes no. Con certeza algunos de vosotros deseis ser libres, habis sido educados y sois refinados, y vivificasteis vuestra percepcin de la belleza y del orden slo para que pudiera ser sacudida y lesionada en todo momento por la brutalidad del comercio competitivo; habis sido tan perseguidos y acosados por el que, aunque gocis de buena posicin, incluso aunque quizs seis ricos, no tenis ahora nada que perder de la revolucin social; el amor al arte, es decir, al placer autntico de la vida, os ha llevado a tal punto que debis compartir vuestra suerte con la de los esclavos asalariados del comercio competitivo; vosotros y ellos debis ayudaros los unos a los otros, y tener una esperanza en comn; de lo contrario, vosotros, en cualquier caso, viviris y moriris sin esperanza y sin ayuda. A vosotros, que

deseis ser liberados de la opresin de los buscones del dinero, os digo: Esperad el da en que seris obligados a ser libres! Mientras tanto, si por otro lado esa opresin apenas nos ha dejado algn trabajo que valga la pena hacer, una cosa al menos queda por la que luchar; la elevacin del nivel de vida en aquellos casos en que se encuentra en su punto ms bajo o en un punto bajo; eso pondr alguna traba al comercio competitivo triunfante. Y no puedo concebir nada que tenga ms probabilidades de elevar el nivel de vida que la labor de convencer a algunos millares de personas que viven de su esfuerzo, de la necesidad que tienen de apoyar la segunda parte de la reivindicacin que he hecho en nombre del trabajo, es decir, que el trabajo sea agradable de por s. Si pudiramos simplemente convencerles de que esa extraa revolucin del trabajo sera de beneficios infinitos no slo para ellos, sino para todos los hombres, de que es tan perfectamente justo y natural que lo contrario, es decir, que la mayor parte del trabajo humano resulte penoso, es una mera monstruosidad de estos ltimos tiempos, que debe, a largo plazo, acarrear ruina y confusin a la sociedad que lo permite; si tan solo pudiramos convencerles, en ese caso, en efecto, existira la oportunidad de que la frase arte del pueblo fuera algo ms que meras palabras. A primera vista, sin duda alguna, podr parecer imposible conseguir que hombres nacidos bajo el actual sistema del comercio entiendan que el trabajo pueda ser

para ellos una bendicin; no en el sentido con que a veces les predican esa idea aquellos cuyo trabajo es ligero y de facil evasin; tampoco como una tarea necesaria que la naturaleza impone a los pobres en beneficio de los ricos; tampoco slo como un opio que atonte su sentido del bien y del mal, que les haga estar sentados, sin protestar, bajo sus cargas, hasta el fin del tiempo, bendiciendo al seor y a su familia: podran entender con bastante facilidad todas estas cosas, y algunas veces las escucharan con cierta muestra de complacencia, al menos en caso de pensar que pudieran sacar algo de nosotros con ello. Pero la doctrina autntica de que el trabajo debe ser una bendicin real y tangible, en s misma, para el trabajador, un placer incluso como ahora lo son el sueo y las bebidas fuertes, podr parecer muy difcil de entender, siendo, como es, tan diferente de todo lo que han encontrado que es el trabajo. Sin embargo, aunque la mayor parte del trabajo humano se soporta solamente como se soporta un mal necesario (la enfermedad, por ejemplo, mi experiencia al respecto es que, bien sea debido a un cierto carcter sagrado del trabajo manual que se injerta en l, incluso bajo las peores circunstancias, o bien porque el pobre, llevado por la necesidad a tratar de cosas terriblemente reales, cuando piensa -si es que lo hace- en tales asuntos lo hace menos convencionalmente que los ricos; sea lo que fuere, mi experiencia al respecto es que el trabajador encuentra ms fcil de entender la doctrina de la reivindicacin del placer en el

trabajo que puedan encontrarlo los ricos o los de clase acomodada. Dejando aparte cualquier palabra trivial que pueda aadir, me ha sorprendido encontrar, por ejemplo, en pblicos de la clase trabajadora una admiracin tan apasionada hacia John Ruskin; pueden verlo como profeta, ms que como el retrico fantstico que descubren en l los pblicos de mayor finura. Es esto un buen augurio, me parece, de la educacin de los tiempos venideros. Pero nosotros, a veces tan teidos de cinismo, debido a nuestro desamparo en el mundo repugnante que nos rodea y nos oprime, no podemos acaso levantar nuestras propias esperanzas, de algn modo, hasta el punto de pensar que la esperanza que pueda an brillar en los millones de esclavos del comercio es algo mejor que una mera ilusin, que una falsa aurora de una noche encapotada contra la que solo lucha la luna? Recordemos que aun quedan en el mundo monumentos que nos muestran que no siempre fue todo el trabajo humano un pesar y una carga para los hombres. Pensemos en la hermosa y seorial arquitectura, por ejemplo, de la Europa medieval: en los edificios levantados antes de que el comercio hubiera puesto la piedra cimera del edificio de la tirana al descubrir que la fantasa, la imaginacin, el sentimiento, la alegra de la creacin y la esperanza de un renombre justo son mercancas demasiado preciosas para que puedan comprarlas hombres sin dinero, simples artesanos y jornaleros. Recordemos que hubo un tiempo en que los hombres hallaban un placer en su

trabajo diario, pero, sin embargo, respecto a otros asuntos ansiaban la luz y la libertad incluso tanto como ahora se desean: su tenue esperanza se hacia cada vez ms brillante y vean que se iba acercando de da en da su realizacin aparente, y la contemplaban con tanta ansiedad que no se dieron cuenta de que el enemigo que siempre acecha, la opresin, haba cambiado de forma y les estaba robando lo que ya haban conseguido en aquellos das en que la luz de su nueva esperanza no era sino dbil destello; de este modo perdieron su vieja ganancia, y a falta de ella, esa nueva ganancia les fue cambiada y desperdiciada y se convirti en algo que no era mucho mejor que lo que haban perdido. Entre los das que ahora transcurren y el final de la Edad Media, Europa ha ganado libertad de pensamiento, aumento de conocimientos y gran talento para tratar con las fuerzas materiales de la naturaleza; junto con todo ello, una relativa libertad poltica y un respeto hacia las vidas de los hombres civilizados, y otros logros que acompaan a todo ello; sin embargo, digo deliberadamente que si la situacin actual de la sociedad continua, ella ha comprado esas ganancias a un precio demasiado alto; la prdida del placer del trabajo diario que en otro tiempo proporcion autntico solaz en los temores y opresiones de una masa de hombres: la muerte del arte fue un precio demasiado alto que tuvimos que pagar a cambio de la prosperidad material de las clases medias.

Doloroso fue, ciertamente, que no pudiramos mantener nuestras manos llenas, que nos viramos obligados a derramar con una mientras recogamos con la otra; sin embargo, en mi opinin, aun es ms grave ser inconscientes de la prdida o, siendo escasamente conscientes de ella, tener que forzarnos a olvidarla y a proclamar en alta voz que todo va bien. Porque, aunque todo no vaya bien, s que la naturaleza humana no ha cambiado en tanto en tres siglos que nos permita decir a todos los milenos que les precedieron: "Os equivocasteis al amar el arte; ahora hemos descubierto que lo que todos los hombres necesitan es alimentos, ropas y cobijo, y un barniz de conocimientos sobre la forma material del universo. La creacin no es ya una necesidad del alma humana; la mano derecha bien puede olvidar su instinto; el hombre no empeorara por ello. Trescientos aos, un da en el transcurso del tiempo, no han cambiado la naturaleza del hombre irremisiblemente, podis estar seguros; un da recobraremos el arte, es decir, el placer de la vida; devolveremos el arte a nuestro trabajo diario: Dnde est, pues, la esperanza?, "nos podis decir, "Mostradnosla". La esperanza se encuentra precisamente en el mismo lugar en que la esperanza antigua nos defraudo. Abandonamos el arte por lo que creiamos ser luz y libertad, pero lo que compramos no fue, ni mucho menos, luz ni libertad: la luz

mostro muchas cosas a que los de clase acomodada que se tomaron la molestia de buscarlas; la libertad dio a la clase media muchas posibilidades, si se preocupaban de utilizar esa libertad; pero estos eran, en el mejor de los casos, pocos; a la mayoria de los hombres la luz les mostro que ya no necesitaban andar en busca de una esperanza y que la libertad habia otorgado a la mayoria de los hombres la libertad de aceptar, con un suelo miserable, el trabajo de esclavos que se hallara mas cercano o, por el contrario, verse obligados a morir de hambre. Ahi esta nuestra esperanza, os digo. Si el trato hubiera sido realmente justo, totalmente completo, entonces lo unico que se podria hacer es enterrar el arte y olvidar la belleza de la vida; pero ahora la causa del arte puede apelar a algo mas: nada menos que a la esperanza que la gente tiene en la vida feliz que aun no se les ha concedido. Ahi esta nuestra esperanza: la causa del arte es la causa del pueblo. Pensad en un momento historico, y vuestra esperanza despertara! Hubo un tiempo en que el poder de Roma abarcaba, en abrazo envenenado, todo el mundo de la civilizacion. Todos los hombres -incluso los mejores, podeis ver en los mismos evangelios- pensaban que ese imperio estaba llamado a durar eternamente: los que en el vivian no podian imaginar que existiera en el mundo, fuera de el, nada digno de consideracion; pero los dias pasaron, y aunque nadie advirtiera los presagios del cambio que se avecinaba, el cambio, sin embargo,

llego, como llega un ladron en la noche, y los barbaros, ese mundo que se extendia fuera del dominio de Roma, cayeron sobre ella; y los hombres, ciegos de terror, lamentaron el cambio y consideraron que el mundo habia sido destrozado por la furia del Norte. Pero incluso esa furia trajo consigo ciertas cosas totalmente extraas a Roma y que en otro tiempo habian sido el alimento que nutriera sus glorias: odio a la mentira, desprecio a las riquezas, menosprecio hacia la muerte, fe en la reputacion honrada obtenida por el esfuerzo tenaz, amor honorable hacia las mujeres...., todas esas cosas trajo consigo la furia del Norte, como el torrente de la montaa transporta el oro, y asi Roma se hundio y surgio Europa y la esperanza del mundo renacio. Para un espiritu sensible, esta historia del pasado servira de parabola de los dias que han de venir, del cambio que se nos avecina, ahora oculto en el seno de los barbaros de la civilizacion, del proletariado; y a nosotros, las clases medias, sosten del sistema poderoso y monstruoso del comercio competitivo, atae limpiar nuestras almas de avaricia y de cobardia y enfrentarnos con ese cambio que, otra vez, esta en el camino; comprender la bondad y la esperanza que trae consigo, pese a todas las amenazas de violencia, pese a toda esa repugnancia, que no engendro el, sino que fue engendrado por el mismo sistema que esta llamado a destruir.

Quiero decir, una vez mas, que la mejor esperanza que tenemos nosotros, las personas acomodadas, los que amamos el arte, no como un juguete, sino como algo necesario para la vida del hombre, como muestra de su libertad y de su felicidad, es la de elevar el nivel de vida del pueblo; o, en otras palabras, conseguir la reivindicacion que plantee en nombre del trabajo y que ahora expondre de modo diferente, para que intentemos ver cual es el obstaculo mayor que nos impide hacer que esa reivindicacion se cumpla y cuales son los enemigos que debemos atacar. Asi que voy a exponer de nuevo esa reivindicacion: El trabajo humano no debera producir nada que no valga la pena, y ese trabajo no debera ser degradante para los trabajadores. Por sencilla que parezca esta proposicion, y creo que os debe parecer tan cierta como me parece a mi, al meditar sobre este asunto vereis que es una amenaza de muerte directa contra el sistema actual de trabajo de los paises civilizados. Este sistema, que he llamado comercio competitivo, es claramente un sistema de guerra; es decir, de despilfarro y de destruccion; o, si quereis, un juego de tahures, cuyas reglas son que todo lo que un hombre puede ganara bajo ese sistema lo gana a costa de lo que otro pierde. Tal sistema no presta atencion -ni puede prestarla- al problema de si vale o no la pena fabricar ciertos objetos; ni le preocupa una cosa, y una cosa sola, es decir, lo que llama obtener un beneficio, palabra que ha llegado a ser usada tan convencionalmente que debo explicaros lo

que realmente significa, y es esto: el despojo del debil por el fuerte! Y quiero aadir que este sistema es, por su propia naturaleza, destructor del arte, es decir, destructor de la felicidad de la vida. Toda consideracion que pueda existir por la vida del pueblo en la actualidad, todo lo que se haga que tenga algun valor, se hace pese al sistema y en contra de sus maximas; y es muy cierto que todos nosotros, al menos tacitamente, admitimos que se opone a las aspiraciones mas altas de la humanidad. Es que acaso no sabemos como trabajan esos hombres de talento que son la sal de al tierra, sin los cuales la corrupcion de la sociedad hace ya tiempo hubiera llegado a hacerse insoportable? Los poetas, los artistas, los cientificos, no es cierto que en sus dias jovenes y gloriosos, cuando alcanzan el cenit de su fe y de su entusiasmo, se ven constantemente frustrados por la guerra comercial con su ironica pregunta: "Dara dinero?". No es cierto que cuando comienzan a obtener exito mundial, cuando se hacen relativamente ricos, pese a nosotros, nos aparecen como tiznados por sus corrompidos contactos con el mundo comercial? Necesito hablaros de los grandes proyectos arrinconados, de cosas cuya ejecucion es tremendamente necesaria -asi lo confiesan todos los hombres-, pero que nadie puede decididamente poner en marcha debido a la falta de dinero? Por el contrario, si se trata de crear o de estimular algun capricho vano en la mente

del publico, y si para satisfacerlo se obtiene algun beneficio, el dinero llovera a toneladas. Y aun hay mas: bien sabeis que es muy vieja la historia de las guerras que engendra el comercio en busqueda de nuevos mercados, que ni los estadistas mas pacificos pueden resistir; es una vieja historia, pero parece eternamente nueva, y ahora se ha convertido en una especie de broma siniestra, de la cual, si pudiera evitarlo, no reiria, y sin embargo, me veo obligado a hacerlo desde mi alma repleta de ira. Pues bien, que ha hecho por nosotros todo ese dominio sobre los poderes de la naturaleza que hemos conseguido en los ultimos cien aos, o en menos tiempo aun, bajo el sistema actual? En opinion de John Stuart MIll, era dudoso que todos los inventos mecanicos de la epoca moderna hubieran hecho algo para aligerar la carga del trabajo; y tened la certeza de que no fueron hechos con aquel objetivo, sino con el de obtener un beneficio. Esas maquinas casi milagrosas que, de haber sido tratadas con prevision ordenada, pudieran ahora ya estar extinguiendo a pasos agigantados todo el trabajo fastidioso e insensato, dandonos la libertad de elevar en nuestros trabajadores el nivel de habilidad manual y de energia de mente y producir de nuevo la belleza y el orden, que solo pueden producir manos humanas guiadas por su espiritu, Que es lo que en realidad han hecho por nosotros? El mundo civilizado esta muy orgulloso de sus maquinas, si, pero,

Tiene algun derecho a estar orgulloso del uso a que han sido destinadas por la guerra y el despilfarro comercial? Me parece que no existe en ello motivo de jubilo: la guerra comercial ha obtenido un beneficio de estas maravillas; es decir, por sus medios ha engendrado millones de trabajadores infelices, maquinas sin inteligencia en lo que respecta a su trabajo diario, para obtener mano de obra barata, para mantener su juego apasionante, pero asesino, eternamente. Y es cierto que esa mano de obra hubiera sido tremendamente barata -barata para los generales de la guerra comercial, y mortalmente cara para el resto de nosotros- a no ser por las semillas de libertad que unos hombres valientes sembraron hace algun tiempo entre nosotros y que estan brotando en nuestros propios dias en forma de cartismo, sindicalismo y socialismo, en defensa del orden y de una vida decente. Nuestra propia esclavitud hubiera sido terrible -no solo la de las clases trabajadoras- a no ser por esos germenes del cambio que debe acontecer. Incluso tal como estan las cosas, mediante ese amontonamiento de los obreros de las maquinas y de sus acolitos en las grandes ciudades y en los distritos industriales, ha mantenido nuestras vidas por los suelos y las mantiene por los suelos, a un nivel de vida miserablemente bajo; tan bajo, que cualquier plan de mejora llega a ser dificil de imaginar. Por los medios de comunicacion rapidos que ha creado, y que debieran haber elevado el nivel de vida al esparcir el

conocimiento desde las ciudades al campo y al crear en todas partes centros modestos de libertad de pensamiento y de habitos culturales, por el ferrocarril y lo que se le parezca, ha enganchado nuevos reclutas al ejercito de reserva de competidores indigentes, del cual dependen en gran manera las ganancias de la especulacion, desnudando al campo de su poblacion y extinguiendo toda esperanza razonable y toda vida en las ciudades pequeas. Como artista, no puedo dejar de pensar, ni relegar a un ultimo termino, en las consecuencias externas que nos ha acarreado este gobierno de la anarquia miserable que es la guerra comercial. Pensad en la ulcera de Londres, que se agranda, que devora de modo repugnante campos y bosques y brezales, despiadada y desesperadamente, burlandose de nuestros debiles esfuerzos para atajar algunos de sus males menores, y los cielos cargados de humos, los rios infectos; pensad en el horror sombrio y en la indiferente suciedad de nuestros distritos industriales, tan terrible para los sentidos desacostumbrados a ello que llega a ser siniestro para el futuro de la raza el que haya hombres que puedan vivir sumidos en ella y manteniendo el buen humor; aun hay mas; pensad en el mismo campo abierto en el que, para sustituirlas por miserables edificios de ladrillo y pizarra construidos apresuradamente, se echan a un lado esas viviendas solidas y grises que aun se encuentran esparcidas a nuestro alrededor, emblemas apropiados, debido a su sencillez alegre y bella, de los campesinos libres del

campo ingles, cuya destruccion a manos de la entonces joven guerra comercial lamentaron tan conmovedoramente el magnanimo More y el valeroso Latimer. Por todas partes, en resumen, un cambio de lo viejo a lo nuevo implica, aun dudando de todo lo demas, una certeza: el empeoramiento del aspecto del pais. Esta es la situacion de Inglaterra: si, de Inglaterra, pais del orden, de la paz y de la estabilidad, pais del sentido comun y del pragmatismo, pais al que se dirigen las miradas de todos aquellos que esperan que el progreso moderno continue y se perfeccione. Hay paises europeos cuyo aspecto exterior no esta tan arruinado, aunque tengan tal vez menos prosperidad material, aunque la riqueza de la clase media este menos extendida para asi equilibrar la miseria y la desgracia que antes mencione; pero si esos paises son miembros del gran complot comercial tendran que pasar por la misma puerta, a no ser que ocurra algo que detenga la marcha triunfal de la guerra comercial antes de que llegue a su fin. Eso es lo que nos han legado tres siglos de comercio, la esperanza que surgio cuando el feudalismo comenzaba a hacerse pedazos. Que podra darnos el amanecer de una nueva esperanza? Acaso podra ser algo distinto a una revuelta general contra la tirania de la guerra comercial? Los paliativos de que muchas personas de valor se ocupan son, en estos momentos, completamente inutiles, porque tan solo son revueltas parciales, desorganizadas, contra una organizacion vasta, insaciable, que recibira todo intento de mejorar la condicion de la vida de

la gente con un nuevo ataque; nuevas maquinas, nuevos mercados, emigracion masiva, renacimiento de supersticiones rastreras, predica del ahorro a gentes que carecen de todo, de templanza a los miserables; cosas de este tipo frustraran en toda ocasion las revueltas parciales contra ese monstruo que nosotros, las clases medias, hemos creado para nuestra propia destruccion. Hablare con toda claridad de este asunto, aunque deba decir al final algo desagradable, si he de confesar todo lo que pienso. Lo unico que debemos hacer es que todo el mundo piensa en todo momento en que es posible elevar el nivel de vida. Si os fijais en ello vereis claramente que equivale a promover el descontento general. Y ahora, para demostrar que vuelvo a mi reivindicacion en favor del arte y del trabajo, para que pueda ocuparme de la tercera demanda, he aqui de nuevo la reivindicacion completa: Es justo y necesario que todos los hombres trabajen en algo: 1 El trabajo debe valer la pena. 2 Debe ser agradable en si mismo. 3 Debe hacerse en tales condiciones que no resulte ni excesivamente fastidioso ni excesivamente angustioso.

Yo he procurado referirme a las dos primeras clausulas, que estan muy relacionadas entre si. Son, pudieramos decir, el alma de la reivindicacion de un trabajo justo; la tercera clausula es su cuerpo, sin el cual el alma no pueda existir. Asi que voy a exponerla de esta forma y ella nos llevara a un terreno que en parte ya hemos cubierto. Ninguna persona con ganas de trabajar debera temer nunca la falta de empleo que cubra todas sus necesidades basicas de mente y de cuerpo. "Todas las necesidades basicas", y cuales son esas necesidades basicas para todo buen ciudadano? En primer lugar, un trabajo decoroso y digno, lo cual implicaria dar la oportunidad de capacitarse para el trabajo mediante la educacion debida; tambien, y ya que el trabajo debe ser digno de efectuarse y debe ser agradable, nos daremos cuenta de que para lograr este objetivo es necesario que la posicion laboral este de tal modo asegurada que no se pueda obligar a un hombre a efectuar trabajos inutiles o trabajos en que no pueda hallar placer. La segunda necesidad es que exista un ambiente decente, lo que implica: a) Buenas viviendas. b) amplio espacio.

c) orden y belleza general. Es decir: a) nuestras casas deben estar bien construidas, deben ser limpias y saludables. b) debe existir abundante espacio verde en nuestras ciudades, y nuestras ciudades no deben devorar los campos y el aspecto natural del campo; mas aun, pido incluso que se dejen espacios abiertos y tierras virgenes salvajes; de lo contrario, el encanto y la poesia -es decir, el arte-, moriran entre nosotros; c) orden y belleza significan no solo que nuestras casas deben estar construidas de modo duradero y con propiedad, sino que deben tambien estar bien decoradas; que los campos que se dediquen al cultivo no se estropeen mas de lo que se pueda estropear un jardin; por ejemplo, no se permitira que nadie pueda talar, por mero beneficio personal, arboles cuya perdida perjudique un paisaje ni bajo ningun pretexto podra nadie oscurecer la luz del dia con humos, emponzoar los rios o degradar ningun lugar de la tierra con desperdicio inmundos o con ese desorden brutal y despilfarrador. La tercera necesidad es tiempo libre. Comprendereis que al utilizar esa expresion entiendo, en primer lugar, que todos los hombres deberan trabajar durante una parte del dia y, en segundo lugar, que tienen el derecho positivo a exigir un descanso despues de ese trabajo; el tiempo libre que tienen derecho a exigir debe

ser lo bastante extenso para que les permita un descanso completo de la mente y del cuerpo; todo hombre debe tener tiempo para el pensamiento intelectual profundo, para la imaginacion (incluso para soar), o la raza humana, por el contrario, inevitablemente empeorara. Incluso respecto a ese trabajo decoroso y digno al que me he referido, que es la misma gloria, si esta totalmente separado del trabajo forzado del sistema capitalista, no se le debe exigir a un hombre mas de lo que en justicia le corresponda; si no, los hombres se desarrollaran desigualmente y seguira habiendo en la sociedad algo corrompido. Os he expuesto, pues, las condiciones bajo las cuales se puede realizar un trabajo que valga la pena y que no sea degradante: no se puede realizar bajo ninguna otra condicion, y si el trabajo global del mundo no vale la pena y a la vez es degradante, sera un contrasentido hablar de civilizacion. Ahora bien, pueden alcanzarse estas condiciones bajo el evangelio actual del capitalismo, cuyo lema es "salvarse quien pueda"? Consideremos nuestra reivindicacion de nuevo, expuesta en otras palabras: En un estado social debidamente ordenado, todo hombres con ganas de trabajar debera tener asegurados: 1 Un trabajo decoroso y digno. 2 Una vivienda saludable y bella.

3 Tiempo libre, disponible para el descanso de la mente y del cuerpo. Ahora bien, supongo que ninguno de los aqui presentes negara que seria deseable conseguir esta reinvidacion; pero quiero que todos penseis que es necesario que se logre, que, mientras no hagamos todo lo posible para conseguirlo, seremos tan solo la parte esencial de una sociedad fundada en el robo y en la injusticia, condenada por las leyes del universo a destruirse a si misma mediante sus propios esfuerzos para pervivir eternamente. Mas aun, quiero que penseis que, si por una parte es posible lograr esta reivindicacion, por otra es imposible lograria bajo el sistema plutocratico actual, que nos prohibira incluso todo intento serio de lograrlo: el comienzo de la revolucion social debe ser el cimiento de la reconstruccion del arte del pueblo, es decir, del placer de la vida. Debo decir ahora ciertas frases desagradables. Sabemos que la mayor parte de los hombres de las sociedades civilizadas, son sucios, ignorantes, brutales, o en el mejor de los casos, avidos del sustento de la semana que viene, que son, en pocas palabras, pobres? Y al pensar en su situacion, bien sabemos que es injusta. Dice un cuento viejo que aquellos hombres que se labran una fortuna por medios deshonrados y tiranicos, derrochan con liberalidad y en obras caritativas -como ellos dicen- sus ganancias mal obtenidas; pero el cuento no alaba a tales personas, sino que, por el contrario, cree que, pese a todo, el diablo los atrapa. Es

una historia vieja, si, pero yo os digo: "De que fabula". De ti habla esa historia, tu eres el protagonista! En mi opinion, las clases ricas y acomodadas estamos actuando diariamente del mismo modo: inconsciente o semiinconscientemente tal vez, amontonamos riquezas comerciando con las imperiosas necesidades de nuestros semejantes, y luego arrojamos unas monedas a aquellos que, de una u otra forma, nos chillan con mas fuerza. Nuestras leyes de pobres, nuestras obras de caridad, organizadas y desorganizadas, no son mas que debiles barreras para atajar un torrente, mero chantaje pagado a una injusticia renqueante, para que no pueda darnos alcance. Cuando llegara el dia en que los hombres honrados y con claridad de ideas se harten de todo este caos de desperdicio, de este sistema que roba a Pedro para darselo a Pablo, que es la esencia misma de la guerra comercial?Cuando nos uniremos todos para sustituir este sistema, cuyo lema es "Salvese quien pueda", por otro sistema cuyo lema sea, realmente y sin ningun calificativo: "Todos para uno y uno para todos"? Quien sabe? Tal vez ese dia se aveine, pero, Veremos nosotros, los que ahora vivimos, el comienzo de ese final que exinguira el lujo y la pobreza, que fusionara las clases alta, media y baja en una sola clase, que vivira alegremente una vida sencilla y feliz?

Muy larga resulta esa frase para describir el estado de cosas que os pido me ayudeis a conseguir: "la abolicion de la esclavitud es una frase mas corta y significa lo mismo. Tal vez, por una parte, podais estar tentados de pensar que no vale la pena luchar por ese objetivo; o que, por otra, supongais todos vosotros que ese objetivo se halla a tanta distancia que no se puede hacer nada importante para conseguirlo en nuestros dias y que, por esa misma razon, bien puede uno cruzarse de brazos y no hacer nada. Permitidme que os recuerde que, hace muy poco tiempo, muchos miles de hombres de nuestra misma condicion dieron sus vidas en el campo de batalla para que concluyera felizmente un solo episodio en la lucha por la abolicion de la esclavitud: son ellos hombres admirados y felices, porque les llego su oportunidad, la aprovecharon e hicieron todo lo que pudieron, y el mundo se ha enriquecido con ello. Ahora bien, si se nos ofrece una oportunidad semejante, La echaremos de lado para poder descansar con tranquilidad, mientras la duda, la enfermedad oprimen nuestra alma? Estos son dias de combate: Quien podra dudarlo, si a nuestro alrededor se escuchas sonidos que presagian el descontento, la esperanza y el temor por doquier, sonidos del valor que despierta y de la conciencia que resurge? Estos, os digo, son dias de combate, en los que no hay posibilidad de paz externa para un hombre honrado; en los que, por esa misma razon, es mas facil conseguir la paz interna de una buena conciencia fundada en convicciones seguras, puesto que se nos esta ofreciendo accion en defensa de la causa.

O bien, direis acaso que en este pais de Inglaterra, tranquilo y gobernado constitucionalmente, no se nos ofrece ninguna oportunidad de accion? Si estuvieramos en la amordazada Austria, en Rusia, donde un par de palabras te pueden hacer aterrizar en Siberia o en la prision y fortaleza de Pedro y Pablo...., claro, entonces con toda certeza............ Ay amigos mios! Que ofrenda mas pobre podemos presentar ante las tumbas de los martires de la libertad, si rehusamos tomar la antorcha de sus manos desfallecientes! no fue acaso Goethe quien, al oir que alguien se iba a America a iniciar una nueva vida, le replico: "America esta aqui o no esta en ninguna parte"? Del mismo modo yo os digo: "Aqui esta Rusia, o no esta en ningun lado". Decir que las clases gobernantes inglesas no se asustan de la libertad de expresion y que, por lo tanto, debemos abstenernos de hablar con libertad me suena a extraa paradoja. Ahondemos, por el contrario, esa brecha que nos abrieron hombres valientes; si nos echamos atras, haremos que sus esfuerzos, sus sufrimientos, sus muertes, no tengan ningun valor. Creedme, nos mostraran que se trata de todo o de nada. O acaso alguno de los aqui presentes querra argir que un mujik ruso se halla en una situacion peor que la del sudoroso esclavo asalariado de la confeccion? No nos engaemos: la clase de las victimas existe tanto aqui como en Rusia. Pero, existen menos aqui?

Quizas; pero en ese caso se encuentran mas indefensas y por ello tienen mas necesidad de nuestra ayuda. Y como podemos nosotros, las clases medias, nosotros, capitalistas y parasitos, ayudarles? Renunciando a nuestra clase, y siempre que exista un antagonismo entre las clases, poniendonos al lado de las victimas: al lado de los condenados a la falta de educacion, de refinamiento, de placer y de reputacion, en el mejor de los casos y en el peor, a una vida inferior a la de los salvajes mas brutales, para que el sistema del comercio competitivo prevalezca. No hay otro camino; y este, os lo digo sin tapujos, nos dara, a largo plazo, multiples ocasiones de sacrificio personal, sin que para ello tengamos que ir a Rusia. Tengo la plena seguridad de que el auditorio, aqui hay gente que se siente llena de descontento hacia la anarquia miserable de este siglo del comercio; yo les ofrezco un medio de renunciar a su clase apoyando la propaganda socialista, alistandose a la Federacion Democratica, que tengo el honor de representar ante vosotros y que me parece ser la unica en este pais que presenta como programa un socialismo constructivo. Esta es, mi opinion, una buena oportunidad para aquellos que estamos descontentos con el estado actual de las cosas y deseamos una oportunidad de renunciar a el; y es muy cierto que al aceptar esa oportunidad tendreis que sufrir, desde ese momento, algunos de los inconvenientes del martirio, sin obtener al

mismo tiempo su dignidad. Al menos se burlaran y se reiran de vosotros esas personas cuya burla es muestra de honor para un hombre honrado; pero tambien, no lo dudo, os miraran con frialdad muchas personas excelentes, y no todas ellas seran completamente estupidas. Correreis el riesgo de perder vuestra posicion, vuestra reputacion, vuestra fortuna, vuestros amigos incluso: perdidas que, en realidad, no son sino pellizcos comparados con el martirio genuino del que os he hablado; pero que, sin embargo, revelan de que pasta esta hecho un hombre, tanto mas cuanto que es muy facil escapar de ello sin ningun otro reproche de cobardia que el que vuestra conciencia os dicte. Claro que tampoco puedo aseguraros que salgais siempre impunes de los ataques de la tirania abierta. Es cierto que en la actualidad la sociedad capitalista mira al socialismo en Inglaterra con sarcasmo. Pero recordad que ese grupo de personas que, por ejemplo, han devastado la India, han matado de hambre y han amordazado a Irlanda, han torturado a Egipto, tiene capacidad -ultimamente ha mostrado sintomas de mal agero- de representar abiertamente el papel de tirano no tan lejos de casa. Asi que, lo miremos por donde lo miremos, la posicion que os ofrezco implica sacrificio: esa posicion os daria vuestra "America" en casa y os daria la seguridad interna de que, al menos, sois de alguna utilidad para la causa; y por ello, a quienes esteis convencidos de la justicia de nuestra casa, os pido no titubeeis en

participar activamente en la lucha que -con ayuda de quien sea, con oposicion de quien sea-, debe, sin duda, culminar por fin En la victoria!. Arte popular Toda obra de arte, aun la mas humilde, es inimitable. Estoy completamente convencido de que todo el conocimiento acumulado por la ciencia moderna, toda la energia del comercio moderno, toda la profundidad y espiritualidad del pensamiento moderno, no pueden reproducir las obras de arte de los campesinos ignorantes y supersticiosos de Berkshire en el siglo XIV; ni tampoco las de los oprimidos y esqueleticos campesinos indios. Estoy completamente seguro de ello; y esta certeza no me deprime: me alienta, porque ella nos hace recordar que el mundo ha sido valioso durante mas de un siglo y en mas de un pais, una verdad que tendemos a olvidar con facilidad. He tenido que hablaros esta noche del arte popular, la base sobre la que todo arte descansa. No podria entregarme a la tarea monotona de hablaros de un fantasma del pasado, de algo sin vida; tengo que hablaros de algo viviente y con esperanza o, de lo contrario, callarme; y estoy profundamente convencido de que el arte popular no puede vivir si el trabajo sigue siendo esclavo del desorden, la fatal de honradez y la desunion. Debo confesar con alegria que vislumbro a nuestro alrededor indicios de una era de orden, de buena voluntad y de union, que se aproxima, y esto precisamente me ha dado valor para deciros estas palabras

finales y para sugerir que, en mi humilde opinion, todos y cada uno de los que llevamos la causa en el corazon, podemos hacer algo por que progrese. Arte y sociedad Seor: el proposito de mi conferencia era plantear un asunto distinto al del "arte puro". Deseaba indicar especialmente que la cuestion del arte popular era una cuestion social que implica la felicidad o la miseria de la mayor parte de la comunidad. La ausencia del arte popular en nuestra epoca es mas inquietante y dolorosa por esta razon que por ninguna otra, y se debe a la fatal division humana entre clases cultivadas y clases degradadas que el comercio competitivo ha creado y ahonda. El arte popular no tiene oportunidad de vivir una vida saludable, ni siquiera de tener vida, mientras no estemos en vias de salvar ese terrible abismo entre la pobreza y la opulencia. Es indudable que muchas cosas lo salvaron, y si el arte tiene que ser una de ellas, que asi sea. Pues, que nos importa el arte si no podemos participar de el todos? Lo unico que temo es que el arte resucite de entre los muertos, aunque otras coasas descansen alli tambien. Porque, en realidad, Cual es el verdadero fin y objetivo de toda politica y de todo comercio? No es lograr un estado de cosas en el que todos los hombres puedan vivir en paz y libres de una ansiedad extenuamente, dotados de un trabajo que les agrade y produzca resultados utiles para sus semejantes?

Puede ser una carga para la conciencia de los hombres honrados que viven una vida mas viril, el pensar en las innumerables vidas que se agotan en fatigas no mitigadas por la esperanza ni estimuladas por el elogio; hombres que muy bien podrian pese a todo el bien que prestan a sus vecinos con su trabajo, estar dando vueltas a un manubrio en el aire; pero este es el destino de los que trabajan al servicio del comercio competitivo ciego, que insiste en ser considerado como un fin y no como un medio. Ha sido esta carga sobre mi conciencia, lo digo con toda sinceridad, la que me ha llevado a hablar del arte popular en Manchester y en otras partes. No podria olvidar nunca que, pese a todas sus desventajas, mi trabajo me resulta un placer casi puro y que bajo ninguna circunstancias imaginalbe lo abandonaria, aunque pudiera. Una y otra vez me he preguntado por que mi destino no es un destino corriente. Mi trabajo es un trabajo bastante simple: gran parte de el, y no la menos agradable, podria ser realizada por cualquier hombre de inteligencia media, con tal de que quisiera preocuparse del trabajo y de sus resultados. En realidad, me he sentido avergonzado al reflexionar sobre el contraste entre mis felices horas de trabajo y la explotacion monotona, sin alabanza ni recompensa, a que estan condenados la mayoria de los hombres. Nada me convencera de que un trabajo asi pueda ser bueno o necesario para la civilizacion.

Por qu me hice socialista? Me ha pedido el editor que le escriba algun relato de la conversion anteriormente citada, y creo que el hacerlo tal vez sea de utilidad, si mis lectores me consideran como arquetipo de ciertos grupos; a pesar de todo, no resulta facil hacerlo con claridad, brevedad y certeza. Lo intentare, sin embargo. Pero antes quiero aclarar lo que entiendo por socialista, pues me han dicho que esa palabra ya no expresa de forma cierta y definida lo que expresaba hace diez aos. Bien; lo que entiendo por socialismo es un estado de la sociedad en que no haya ni ricos ni pobres, ni dueos ni esclavos, ni ociosos ni oprimidos, ni intelectuales de mente enferma ni trabajadores de espiritu decaido; en una palabra, en la que todos los hombres vivan en igualdad de condiciones, se ocupen de sus asuntos sin desperdiciar nada, y con la conviccion plena de que daar a uno significa daar a todos...., la realizacion de la palabra COMUNIDAD (Commonwealth) Ahora bien, esta vision del socialismo que ahora mantengo y que espero morir manteniendo, es la misma con la que empece; no he pasado por ningun otro periodo, a no ser que asi denomineis un breve periodo de radicalismo politico, durante el cual veia mi ideal con bastante claridad, pero no tenia ninguna esperanza de llevarlo a cabo. Aquello termino algunos meses antes de entrar en la que entonces era Federacion Democratica, en ingrese en ese grupo porque alli vi una posibilidad de realizar mi ideal. Si me preguntais si tenia mucha o poca

esperanza, si pensaba que nosotros, los socialistas, durante nuestra vida y con nuestro trabajo lo llevariamos a cabo, o cuando se efectuaria algun cambio en la sociedad, debo contestar que no lo se. Tan solo puedo decir que no media mi esperanza, ni la alegria que entonces me proporcionaba. Por otra parte, cuando tome aquella decision no tenia ni idea de las cuestiones economicas; ni siquiera habia abierto los libros de Adam Smith, oido hablar de Ricardo ni de Karl Marx. Aunque parezca raro, habia leido algo de Mill, a saber, las paginas postumas en que ataca el socialismo de estilo fourierista. Sus argumentos estan planteados en esas paginas de forma clara y honrada, hasta donde puede, y el resultado, por lo que a mi se refiere, fue que me convencio de que el socialismo era un cambio necesario y que era posible efectuarlo en nuestros propios dias. Aquellas paginas dieron el toque final a mi conversion al socialismo. Bien, habiendome inscrito en una asociacion socialista (porque la Federacion pronto se hizo decididamente socialista) puse cierto empeo en tratar de aprender el aspecto economico del socialismo, e incluso arremeti con Marx, aunque deba confesar que, si bien disfrute completamente de la parte historica de El Capital, sufri autenticas agonias de confusion mental al leer la parte puramente economica de ese gran libro. De todas formas, lei lo que pude y espero que alguna informacion me haya quedado de esa lectura; me ha quedado mas, creo, de las frecuentes conversaciones con amigos, como Bax,

Hyndman y Scheu, y de la animacion de las asambleas que realizabamos en aquellos tiempos, en las cuales tambien participe yo. El ultimo toque a toda la educacion socialista que he podido absorber, me lo proporcionaron con posterioridad algunos amigos anarquistas; de ellos aprendi, muy a pesar de sus intenciones, que el anarquismo era imposible, del mismo modo como habia aprendido de Mill, pese a su intencion, que el socialismo era necesario. Pero al narrar como me hice socialista en la practica, ahora me doy cuenta de que he empezado por la mitad, ya que desde mi posicion de hombre acomodado que no sufre las desgracias que a cada paso oprimen al trabajador, me parece que nunca me habria dejado arrastrar hacia el aspecto practico del asunto, si un ideal no me hubiera obligado a buscarlo. Puesto que la politica por amor a la politica -es decir, considerandola como el medio necesario, aunque engorroso y desagradable, de lograr un fin- nunca me hubiera atraido. Ni aun cuando hubiese sido constante de las injusticias de la sociedad establecida y de la opresion de los pobres, podria haber creido nunca en la posibilidad de una solucion parcial de esas injusticias. En otras palabras, nunca podria haber sido tan tonto como para creer en los pobres felices y respetables. Si, segun he dicho, un ideal me obligo a buscar un socialismo en la practica, que fue lo que me impulso a concebir tal ideal? Aqui puedo repetir lo que dije lineas atras de que yo era un arquetipo de cierta forma de pensar.

Antes de la aparicion del socialismo moderno, casi todas las personas inteligentes estaban satisfechas con la civilizacion de este siglo, o declaraban estarlo. Repito: casi todos estaban realmente satisfechos y no veian ninguna otra labor sino la de perfeccionar esa civilizacion eliminando cuantos vestigios ridiculos de los tiempos barbaros. En breve, este era la estructura mental whig (liberal), propia de los hombres de la prospera clase media moderna, quienes, de hecho, en cuanto al progreso mecanico se refiere, no tenian nada que pedir, a poco que el socialismo les hubiera dejado tranquilos para disfrutar de su esplendida forma de vida. Pero, junto a los satisfechos, habia otros que no lo estaban y que sentian una vaga repulsa contra el triunfo de la civilizacion, pero que estaban reducidos al silencio por el poder ilimitado de la sociedad "whig". Por ultimo, habia unos pocos en abierta rebeldia contra los susodichos "whigs": unos pocos, digamos dos, Carlyle y Ruskin. El ultimo, antes de mi etapa de socialismo militante, fue el maestro que me llevo al ideal antes citado, y mirando hacia atras, no puedo dejar de pensar que hace veinte aos, sin Ruskin, el mundo hubiera sido terriblemente aburrido. Por medio de el aprendi a dar forma a mi descontento, que debo decir no era de ningun modo incorrecto. Aparte del deseo de producir cosas bellas, la mayor pasion de mi vida ha sido y es el odio a la civilizacion moderna. Que dire sobre ello ahora, que las palabras me vienen a la boca, sobre mi esperanza de destruccion? Que dire sobre su sustitucion por el socialismo?

Que dire sobre su dominio y su desperdicio de la fuerza mecanica, su bienestar social tan pobre, los enemigos de la comunidad tan ricos, su extraordinaria organizacion.... de una vida miserable? Y de su desprecio hacia los placeres sencillos, de que todos podrian disfrutar si no estuvieran locos? Y su vulgaridad ciega que ha destruido el arte, unico solaz autentico para el trabajo? Todo esto lo siento ahora igual que lo sentia entonces, pero entonces no sabia por que. La esperanza de las epocas pasadas habia desaparecido; las luchas de la humanidad durante tantos siglos no habian producido nada, excepto esta confusion sordida, sin sentido, fea; me parecia que el futuro inmediato iba a intensificar todos los males actuales barriendo las ultimas reminiscencias de los dias en que la sordidez sombria de la civilizacion aun no se habia cernido sobre el mundo. Era, ciertamente, un panorama triste, y si puedo hablar de mi como individuo y no como prototipo, lo era mucho mas para un hombre de mi posicion, al que tenian tan sin cuidado la metafisica y la religion, como el analisis cientifico, pero con un amor profundo hacia la tierra y hacia la vida sobre ella, y apasionado tambien por la historia del pasado de la humanidad. Pensad en ello! Iba todo a acabar en una oficina sobre un monton de rescoldos, con el despacho estilo Podsnap a lo lejos, y un comite "whig" festejando con champan a los ricos y con margarina a los pobres en las proporciones justas para contentar a todos, aunque el placer de la vista hubiera desaparecido del mundo y el lugar de Homero lo

ocupara Huxley? Si, creedme, cuando en lo mas intimo me propuse adivinar el futuro, eso es lo que vi, y, en mi opinion, casi nadie pareceria creer que valiera la pena luchar contra la destruccion de la civilizacion. De modo que asi estaba yo, predispuesto a concluir mi vida con bastante pesimismo, si no hubiera vislumbrado la idea de que, entre toda esta civilizacion inmunda, la semilla de un gran cambio, lo que otros llaman Revolucion Social, empezaba a germinar. El aspecto global de las cosas cambio para mi con ese descubrimiento y todo lo que entonces debi hacer para hacerme socialista fue amarrarme a un movimiento militante, lo cual, como dije antes, he intentado hacer tan bien como he podido. En resumen, el estudio de la historia y el amor al arte me llevaron al odio hacia la civilizacion que, si las cosas se detuvieran en este momento, convertiria la historia en un absurdo inconsecuente y haria del arte una coleccion de curiosidades del pasado sin ninguna relacion con la vida actual. Pero la conciencia de la revolucion que palpita en el interior de nuestra odiosa sociedad moderna impido que yo, mas afortunado que muchos en percepcion artistica, me convirtiera en un gruon contra el progreso, de una parte, y de otra, que perdiera tiempo y energias en cualquiera de los numerosos esquemas por medio de los cuales los cuasi-artistas de la clase media esperaban que el arte se desarrollaran, cuando a este ya no le queda ninguna raiz. De este modo me hice un socialista militante.

Una o dos palabras para terminar. Tal vez digan algunos de nuestros amigos: Que tenemos que ver con esos asuntos historicos y artisticos? Por medio de la Social Democracia queremos ganar una forma de vida decente, de algun modo de vivir, y lo queremos enseguida. En realidad, todos aquellos que suelen pensar que el tema del arte y de su cultivo deben ir por delante del tenedor y del cuchillo (y hay algunos que lo proponen), no entienden lo que el arte significa ni que sus raices necesitan de un terreno de vida prospera y tranquila. Sin embargo, se debe recordar que la civilizacion ha reducido al obrero a una existencia desnuda y desgraciada que apenas si sabe expresar el deseo de una vida mucho mejor que la que ahora, a la fuerza, soporta. Es mision del arte presentarle el autentico ideal de una vida plena y razonable, una vida en la que la percepcion y la creacion de la belleza, el disfrute del placer autentico existente, sea tan necesario al hombre como el pan de cada dia, y en la que ningun hombre ni ningun grupo de hombres sean privados de ello, salvo por su propia oposicion, que debera ser resistida al maximo.

Cmo vivimos y cmo podramos vivir La palabra revolucion, que tan a menudo nos vemos obligados a usar los socialistas, tiene un sonido terrible para la mayoria de la gente, aun despues de haberles explicado que no significa necesariamente un cambio acompaado por

toda clase de tumultos y de violencias y que menos aun puede significar un cambio efectuado mecanicamente y en contra de la opinion por un grupo de hombres que se las hayan arreglado de un modo u otro para hacerse con el poder ejecutivo por el momento. Incluso al explicar que usamos la palabra revolucion en su sentido etimologico y que este implica un cambio en la base de la sociedad, la gente se asusta ante la idea de un cambio tan vasto e implora que se le hable de reformas y no de revolucion. Como a pesar de todo nosotros, los socialistas, no entendemos lo mismo con nuestra palabra revolucion que esa buena gente con su palabra reformas, no puedo dejar de pensar que seria un error usarla, cualesquiera que fuesen los proyectos que pudieramos ocultar bajo envoltorio tan inofensivo. Asi que nos quedaremos con nuestra palabra, que significa un cambio en la base de la sociedad; puede espantar a la gente, pero les anunciara al menos que hay algo de lo que espantarse y que no sera menos peligroso si se desconoce; ademas, puede dar animos a otras gentes, y, para ellas al menos, no significara terror, sino esperanza. Temor y esperanza, he aqui los hombres de las dos grandes pasiones que gobiernan a la raza humana y con las que los revolucionarios tienen que tratar: dar esperanza a los muchos oprimidos y temor a los pocos opresores, este es nuestro asunto. Si hacemos lo primero y damos esperanza a los muchos, los pocos tendran que asustarse debido a tal esperanza; de otro modo no queremos

asustarlos: no es venganza lo que queremos para los pobres, sino felicidad; porque, que venganza podria tomarse por tantos miles de aos de sufrimientos de los pobres? Sin embargo, muchos de los opresores del pueblo, la mayoria diriamos, no son conscientes de la opresion que causan ( y ahora mismo veremos por que). Viven de un modo ordenado y tranquilo, muy lejos de sentir lo que sentia el propietario de esclavos romano o fenicio. Saben que el pobre existe, pero sus sufrimientos no se les presentan de un modo agudo y dramatico. Ellos mismos tienen preocupaciones que soportar, y sin duda piensan que soportar preocupaciones es el destino comun de la humanidad; tampoco tienen medios de comparar las preocupaciones de sus vidas con las de aquellos que estan por debajo de ellos en la escala social; y si acaso alguna vez se les cuela el pensamiento de esas cargas mas pesadas, se consuelan con el refran de que la gente se acostumbra a los problemas que le toca soportar, sea cuales fueren. Y ciertamente, al menos en lo que a los individuos se refiere, es esa una gran verdad, y por ello tenemos, apoyando al actual estado de cosas por malo que este sea, en primer lugar a esos opresores comodos e inconscientes que piensan que tienen todas las de perder en cualquier cambio que implique algo mas que la mas suave y gradual de las reformas; y en segundo lugar, la gente pobre que, viviendo tan precaria y angustiosamente como viven, apenas pueden imaginar que pueda

ocurrir algun cambio en su beneficio y que no osa arriesgar nada de sus miserables pertenencias emprendiendo ninguna accion que se dirija a una posible mejora de su condicion; asi que, si podemos lograr poco con los ricos, salvo inspirarles miedo, es tambien muy dificil dar al pobre alguna esperanza. Por lo tanto, pues, es razonable que aquellos a los queremos comprometer en la gran lucha por una forma de vida mejor que la que ahora llevamos, nos exijan al menos algunas ideas sobre como sera esa vida. Es una peticion razonable, pero dificil de cumplir, puesto que vivimos bajo un sistema que convierte en casi imposible todo esfuerzo consciente por la reconstruccion; no es irracional, por nuestra parte, contestar: "Hay ciertos obstaculos claras para un autentico progreso del hombre; podemos deciros cuales son; eliminadlos y entonces ya vereis". Sin embargo, propongo ofrecerme como victima para la satisfaccion de aquellos que consideran que, tal como van ahora las cosas, al menos algo se ha obtenido y se sienten aterrorizados con la idea de perderlo, por temor a encontrarse peor que ahora y no tener nada. Pero, a lo largo de este empeo mio por demostrar como podriamos vivir, tendre que utilizar, en mayor o en menor grado, negaciones. Quiero decir que tendre que indicar en que nos quedamos cortos en nuestro esfuerzo actual por una vida decente. Tendre que preguntar a los ricos y a las personas acomodadas que clase de bienestar es este que se desviven por mantener

a toda costa y si, despues de todo, seria una perdida tan terrible para ellos desprenderse de el; y tendre que indicar a los pobres que ellos, con la posibilidad de vivir una vida digna y generosa, se encuentran en una situacion que no pueden prolongar sin degradarse cada vez mas. Como vivimos entonces bajo el sistema actual? Detengamonos un poco en ello Y, en primer lugar, intentad comprender que nuestro actual sistema se basa en un estado de guerra perpetuo. Piensa alguno de vosotros que debiera ser asi? Se que muchas veces se os ha dicho que la competencia, actualmente norma de toda produccion, es buena y que estimula el progreso de la raza. Pero los que asi opinan, para ser honrados debieran llamar a la competencia por su nombre abreviado, guerra y entonces podriais considerar libremente si la guerra estimula o no el progreso de un modo distinto al de un toro rabioso que os perisiguiera en vuestro propio jardin. La guerra o la competencia, como querias llamarla, significa como maximo la busqueda de la propia ventaja a costa del perjuicio de otros, y en este proceso nadie puede estar seguro de no destruir ni siquiera sus propias pertenencias, si no quiere perder la batalla. Entendeis perfectamente que esta situacion es la de las guerras en que la gente sale a matar y a ser matada; esa clase de guerra en que los buques tienen la mision, por ejemplo, de hundir y destruir. Pero creo que no sois muy conscientes de ese despilfarro de bienes

cuando estais ocupados en la otra guerra llamada comercio. Observad, sin embargo, que el desperdicio es exactamente el mismo. Y ahora veamos mas de cerca este tipo de guerra, recorramos algunas de sus formas y comprobemos como aqui tambien se cumple el lema "hundir, incendiar y destruir". En primer lugar, tenemos ese aspecto particular llamado rivalidad nacional, que en buena moneda es la causa de todas las guerras a sangre y fuego que sostienen las naciones civilizadas. Durante los ultimos aos nosotros, los ingleses, nos hemos mantenido bastante apartados de ellas, excepto en aquellas felices ocasiones en que podamos llevarlas a cabo sin ninguna clase de riesgo por nuestra parte: cuando la matanza se daba en un solo bando o, en todo caso, cuando asi esperabamos que ocurriera. Nos hemos mantenido apartados de toda guerra con las armas contra enemigos respetables durante mucho tiempo. Y yo os dire por que: porque hemos tenido la parte del leon en el mercado mundial; no quisimos luchar por ella, como nacion, porque ya la teniamos. Pero ahora esa situacion esta cambiando del modo mas significativo, y para un socialista, del modo mas animoso. Estamos perdiendo, o hemos perdido ya, esa parte del leon. Existe ahora una deseperada competencia entre las grandes naciones de la civilizacion por el control del mercado mundial, y maana esto puede convertirse en una guerra desesperada con ese fin. Como

consecuencia, la propaganda belica (con tal de que no lo sea a gran escala) no esta ya restringida al espiritu de honor y gloria de los viejos "tories" que, si con ello querian decir algo, querian decir que una guerra "tory" seria una buena ocasion para sofocar la democracia. Pero todo esto ha cambiado y ahora es un tipo completamente distintos de politicos el que acostumbra a exigirnos patriotismo, como se ha dado en llamar a eso. Los lideres del liberalismo progresista (asi les gustaria llamarse), gentes de espiritu avispado que saben muy bien que los movimientos sociales progresan, que no ignoran el hecho de que el mundo avanzara con su ayuda o sin ella, estos, digo, han sido los jingoistas de los ultimos tiempos. No quiero decir que saben lo que estan haciendo: los politicos, como bien sabeis, se cuidan mucho de cerrar los ojos a lo que pueda ocurrir seis meses mas tarde; pero lo que ocurre es esto: que el sistema actual, que siempre debera traer consigo una rivalidad entre las naciones, nos esta empujando a una contienda desesperada por los mercados en (mayor o menor) igualdad de condiciones con las demas naciones, porque, repito, hemos perdido ese dominio sobre ellas que en otro tiempo tuvimos. Desesperada no es una palabra lo bastante fuerte. Dejaremos que este impulso nos lleve a arrebatar mercados donde quiera y donde tenga que llevarnos. Y lo que hoy es rapia triunfante e ignonimia, maana podra ser ignonimia, y, ademas derrota.

Ahora bien, esto no es ninguna divagacion, aunque diciendolo me acerco mas a lo que comumente se llama politica, que nunca pueda hacerlo. Yo solo quiero mostraros a lo que conduce la guerra comercial cuando se hace con otras naciones y que aun el mas obtuso puede darse cuenta del enorme desperdicio que debe traer consigo. Asi es como vivimos hoy en nuestra relacion con las naciones extranjeras: preparados a arruinarlas, si es posible, sin guerras, y si es necesario, con guerras. Esto sin considerar mientras tanto la lamentable explotacion de las tribus salvajes y de los pueblos barbaros, a los que encajamos a la vez nuestras falsas mercancias y nuestra hipocresia a fuerza de caon. Bien, pues, con toda seguridad el socialismo puede ofreceros algo en lugar de todo eso: puede ofreceros paz y amistad en vez de guerra. Podriamos vivir perfectamente, sin rivalidades nacionales, reconociendo que, aunque sea mejor que aquellos que sienten que forman una comunidad nacional del mismo nombre se gobiernen a si mismos, al menos ninguna comunidad civilizada debiera sentir que tiene intereses, opuestos a los de ninguna otra, siendo en todo caso sus condiciones economicas semejantes. De modo que todo ciudadano de cualquier comunidad pudiera trabajar y vivir y adaptarse con perfecta naturalidad a su puesto en cualquier pais extranjero, sin ninguna molestia para su forma de vida; de modo que todas las naciones civilizadas formaran una gran comunidad, acordando en comun todo lo referente a la calidad y cantidad de produccion y de

distribucion necesitadas; ocupandose de producir los bienes alli donde mejor pudieran ser producidos; impidiendo el despilfarro por todos los medios. Pensad, por favor, en la cantidad de despilfarro que asi se evitaria y en que medida una tal revolucion acrecentaria la prosperidad del mundo! Que criatura sobre la tierra se sentiria perjudicada por esa revolucion? No estarian todos mejor a causa de ella? Y que es lo que la impide? Os lo dire ahora mismo. Mientras tanto pasemos de esa competencia entre las naciones a la competencia entre los organizadores del trabajo: grandes firmas, sociedades anonimas, capitalistas en suma, y veamos como la competencia estimula la produccion entre ellos: porque esta claro que la estimula, pero que clase de produccion? Bien, la produccion de algo que pueda ser vendido con beneficio o, mejor, la produccion de beneficios. Y observad como es estimulada por la guerra comercial: Cierto mercado solicita productos; hay, por ejemplo, un centenar de industriales que fabrican esa clase de productos y cada uno de ellos querria, si pudiese, tener ese mercado para el solo y lucha desesperadamente para conseguir lo maximo posible, con el resultado evidente de que las cosas se salen de madre, el mercado queda saturado y toda esa fiebre de produccion viene a sofocarse en rescoldos frios. No se asemeja esto a una guerra? Es que no veis el desperdicio que implica? Desperdicio de trabajo, de pericia, de destreza, de vida misma en suma? Podeis decir: si, es cierto, pero abarata los productos. Y es verdad, en un

cierto sentido. En ciertos sentido lo hace, pero solo en apariencia, puesto que los salarios de un trabajador corriente tienden a hundirse en la misma proporcion que los precios. Y a que precio logramos esa apariencia de baratura! Hablando llanamente, al precio de estafar al consumidor y matar de hambre al verdadero productor en beneficio del tahur, que utiliza tanto al consumidor como al productor como si fueran sus vacas lecheras. No necesito insistir en el asunto de la adulteracion, pues cada uno sabe el papel que le toca representar en esa clase de comercio; pero recordad que es un factor absolutamente necesario para la obtencion de beneficios a partir de los productos, y este es el negocio de los indsutriales; y debeis comprender esto: que, tomado asi, a bulto, el consumidor se halla totalmente indefenso frente al tahur: los productos le son encajados por su baratura, y junto con ellos, un cierto estilo de vida que esta baratura energica y agresiva determina. Y tan largo alcance tiene esta maldicion de la guerra comercial que ningun pais esta libre de su azote. Tradiciones de milenios se derrumban ante ella en menos de un mes; invade un pais debil o semisalvaje y todo cuanto alli existe que sea idilico, placentero o artistico es pisoteado y hundido en un lodazal de sordidez y fealdad; el artesano javanes o hindu no puede ya ejercer su oficio tranquilamente, trabajando unas pocas horas al dia y creando un laberinto de exotica belleza en una tela: en Manchester se ha instalado una maquina de vapor y esta victoria sobre la naturaleza y sobre mil tercas dificultades es utilizada para el mezquina trabajo de producir una especie de

estuco, de mala porcelana, con lo que el obrero asiatico, si no muere de hambre, como tan a menudo sucede, se ve arrojado a una fabrica para rebajar aun mas el salario de su hermano, el obrero de Manchester, y nada de su antigua personalidad se mantiene, a no ser posiblemente una acumulacion de aborrecimiento y miedo hacia su mayor mal, su amo ingles. El isleo de los mares del Sur tiene que abandonar la talla de sus canos, su dulce descanso y sus graciosas danzas, para convertirse en el esclavo de un esclavo: pantalones, lana barata, misioneros y enfermedades mortales. Tiene que tragarse toda esa civilizacion en bloque y ni el ni nosotros podemos ayudarle hasta que el orden haya derribado la monstruosa tirania de la especulacion que lo ha derribado. Esos son los diversos tipos de consumidores; pasemos al productor, quiero decir al verdadero productor, al trabajador. Como le afecta a el esa pelea desaforada por el saqueo del mercado? El industrial, debido a la avidez de su guerra, ha tenido que reunir y amontonar un vasto ejercito de trabajadores, los ha adiestrado hasta conseguir que sean lo mas aptos posibles, para su ramo especial de produccion, esto es, para extraer un beneficio de ella, con el resultado de que no son aptos para ninguna otra cosa. Bueno, pues, cuando la saturacion comienza a manifestarse en el mercado que esta abasteciendo, que sucede con este ejercito, en el que cada soldado ha dependido de la demanda continua del mercado y actuando, pues no podia elegir otra cosa, como si esta fuera a continuar siempre?

Sabeis muy bien lo que les sucede a esos hombres: las puertas de las fabricas se cierran sobre ellos, casi siempre sobre una gran parte de ellos, y en el mejor de los casos solo para el ejercito de reserva laboral, tan activamente empleado en epoca de inflaccion. Que es de ellos entonces? Tambien los sabemos muy bien. Lo que no sabemos, o preferimos no saber, es que el ejercito de reserva laboral es una necesidad imprescindible para la guerra comercial. Si nuestros industriales no contasen con esos pobres diablos que reclutan para sus maquinas cuando la demanda se hincha, otros industriales en Francia, en Alemania o en America, se meterian y les robarian el mercado. Como veis, tal como vivimos hoy es necesario que una gran parte de la poblacion industrial sea expuesta al peligro de una semimuerte por hambre periodica, y ello no para mejorar a otro pueblo en algun lugar del mundo, sino para su propia degradacion y esclavitud. Dejad vagar vuestras mentes por un instante sobre la clase de despilfarro que esto implica y sobre esta apertura de mercados nuevos en paises salvajes y primitivos, que es el caso limite del poder del mercado de beneficios en el mundo, y seguramente vereis que monstruosa pesadilla representa un tal mercado de beneficios. Nos hace vivir explotados y temerosos por nuestro sustento, incapaces de leer un libro o contemplar un cuadro, de pasear por campos agradables o tumbarnos al sol, de participar de la cultura de nuestro tiempo o de

tener en una palabra, algun placer intelectual o animal. Y todo esto para que? Para que podamos seguir viviendo la misma vida de esclavos hasta que muramos, para suministrar al rico lo que se llama una vida facil y lujosa; es decir, una vida tan vacia, malsana y degradada que tal vez, en conjunto, este peor que la de los trabajadores, y en cuanto al resultado de todo este sufrimiento, lo mejor que pudiera ocurrir es que no tuviera ninguno, que se pudiera decir que los productos manufacturados no han hecho ningun bien a nadie, pues lo que ocurre muchisimo mas a menudo es que si hacen dao a muchos y que nos hemos fatigado, gemido y reventado fabricando veneno y destruccion para nuestros hermanos. Bien, pues yo digo que esto es la guerra, y es el resultado de una guerra, no entre las diversas naciones competidoras, sino entre firmas y organizaciones capitalistas rivales; y es esta guerra de empresas la que impide la paz entre las naciones que, estareis de acuerdo conmigo, resulta tan innecesaria; porque tambien debeis saber que la guerra es el mismo aliento de estas firmas beligerantes y que, en nuestros dias, han reunido en sus manos practicamente todo el poder politico, y que todas militan juntas, en los respectivos paises, a la hora de hacer cumplir a sus gobiernos tan solo dos funciones: la primera, en el interior, es la de actuar como poderosa fuerza policiaca, proteger el tablado en que los fuertes apalean a los debiles; la segunda, actuar en el extranjero como piratas guardaespaldas, como un petardo