William Ospina - Sobre Estanislao Zuleta

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  • 7/29/2019 William Ospina - Sobre Estanislao Zuleta

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    Estanislao Zuleta y la revolucin necesaria(En los quince aos de su muerte y los setenta de su nacimiento)No pensaba slo en que florecieran las artes sino en que floreciera la vida como obra dearte.

    Por William Ospina

    NO BASTA DECIR QUE ESTANISLAO ZULETA dedic su vida a la lectura, a la

    reflexin y a una apasionada labor pedaggica. Haba en l un hombre amplia y

    profundamente informado, pero no tena "la frialdad de un erudito". Haba en l un

    filsofo que no veneraba el pensamiento encerrado en s mismo: palpitaba en el fondo de

    sus pensamientos una necesidad de accin y una invitacin a la accin. Haba en l un

    educador, pero al mismo tiempo alguien que desconfiaba de la educacin tal como la

    hemos conocido.

    Fue en primer lugar un gran lector. Pero nuestra cultura estuvo siempre llena de grandes

    lectores: Jos Eusebio Caro, su hijo Miguel Antonio, Guillermo Valencia, Vargas Vila,Lpez de Mesa, Silvio Villegas, fueron grandes lectores. El escoliasta Nicols Gmez

    Dvila fue un gran lector. Las bibliotecas de todos esos eruditos estaban llenas de la

    informacin y de la sabidura de Occidente, y fueron sin duda ms grandes y completas

    que la biblioteca de Estanislao Zuleta, pero yo dudo que ninguno de ellos haya ledo

    mejor que l.

    Estanislao rompi decididamente con la tendencia a la acumulacin de un saber inerte,

    con la sumisin a unos prestigios. Aqu tuvimos muchos lectores de los clsicos que

    parecan usar para leerlos atril y reclinatorio eclesisticos. Gente acostumbrada a estudiar

    para aceptar las verdades e incluso para venerarlas. Aqu los pensadores de Occidente

    siempre tuvieron admiradores pero muy pocas veces tuvieron interlocutores. Como deca

    Abel Naranjo Villegas de un amigo suyo, lean mucho y olvidaban mucho. Saban citar a

    los autores pero no dialogar con ellos, porque les pareca que el lugar marginal que

    ocupbamos en el mbito de la poltica y la geografa no nos autorizaba para opinar y

    menos an para polemizar con las grandes figuras del pensamiento. Por eso aqu Tomsde Aquino y Marx fueron ledos con idntica sumisin, con el mismo temor reverencial,

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    y Zuleta es uno de los pocos que ha dialogado con los clsicos de la cultura y con el

    pensamiento de su poca en condiciones de igualdad, sin temor, y al mismo tiempo,

    como dira Hlderlin, "sin despreciar ninguno de sus enigmas".

    El segundo elemento que he mencionado es que Zuleta era un pensador que anhelaba la

    accin. No pensaba slo por el placer de pensar sino que pensaba para algo. Su relacin

    con el conocimiento formaba parte de la bsqueda de otra realidad. Hay un fragmento

    de Hlderlin que le gustaba repetir: "Sabes por qu lloras, a causa de qu languideces?

    Sabes qu es aquello por lo cual has hecho duelo en el fondo de todos tus duelos? No

    es por algo que hayas perdido hace apenas algunos aos. Nadie podra decir exactamente

    cundo estuvo aqu ni cundo se fue. Pero existi, existe todava, est en ti. T marchas

    en busca de un mundo mejor y de un tiempo ms bello".

    EN PENSADORES Y ARTISTAS, Estanislao buscaba aquello que pudiera ayudarlo y

    ayudarnos a marchar en busca de un mundo mejor y de un tiempo ms bello. No bastaba

    el placer de pensar: el pensamiento tena unos deberes con la realidad. Es necesario decir

    que Estanislao Zuleta no slo era un pensador sino especficamente un pensador

    revolucionario. Y ese carcter revolucionario no se limita a una crtica del orden social, a

    una crtica del poder y de sus mecanismos de dominacin, sino que vuela a leguas por

    encima de la poltica tal como la entendemos: pone en cuestin nuestra manera de

    pensar, nuestra manera de amar, nuestra relacin con el trabajo, con la amistad, con la

    belleza, con el lenguaje.

    Al comienzo de su obra El siglo de Luis XIV, Voltaire escribi: "Todos los tiempos han

    producido hroes y polticas: todos los pueblos han experimentado revoluciones: todas

    las historias son casi iguales para quien no quiere guardar ms que hechos en su

    memoria. Pero todo aquel que piense, y, lo que es an ms raro, todo aquel que tengasensibilidad, no tiene en cuenta ms que cuatro siglos en la historia del mundo. Esas

    cuatro edades felices son aquellas en que las artes han sido perfeccionadas, y que,

    sirviendo de pauta a la grandeza del espritu humano, son ejemplo para la posteridad".

    Importa menos la lista de los siglos que Voltaire tenga para mostrarnos que el criterio de

    su valoracin. Despus aade: "No hay que creer que esos siglos hayan estado exentos de

    desdichas y de crmenes. La perfeccin de las artes cultivadas por ciudadanos apacibles

    no impide a los prncipes ser ambiciosos, a los pueblos ser sediciosos, a los sacerdotes y

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    monjes ser a veces revoltosos y prfidos. Todos los siglos se parecen por la maldad de los

    hombres; slo conozco estas edades que se hayan distinguido por sus talentos".

    Zuleta crey siempre en la capacidad transformadora del arte y del pensamiento. Saba

    que los seres humanos no slo necesitamos pan y justicia, igualdad y dignidad, como

    piensan a menudo los polticos revolucionarios; saba que necesitamos pensamiento y

    belleza, alegra y armona, libertad, originalidad, salud afectiva, intentar hacer de nuestra

    vida una obra de arte. Su idea de la revolucin era mucho ms amplia, incluso, que la de

    Voltaire. No pensaba slo en que florecieran las artes sino en que floreciera la vida como

    obra de arte.

    La humanidad no poda resignarse a trabajar en el tedio y en la fealdad, lejos de lanaturaleza y de la vida. Necesitbamos ciudades ms bellas y ms humanas, una

    economa hecha pensando en las personas y no en la mera rentabilidad, una educacin

    para la responsabilidad social y para la libertad, pero tambin para la solidaridad y para la

    felicidad humana. Necesitbamos una ciencia responsable, un lenguaje rico, un medio

    afectivo respetuoso y estimulante; hacer de cada individuo el heredero lcido de las

    conquistas de la civilizacin y el creador audaz de nuevos mundos y de nuevos sueos.

    Y ALL SE INSCRIBE EL TERCER ELEMENTO que he mencionado, el papel deZuleta como educador, su compleja y renovadora idea de la educacin. Su pasin por el

    conocimiento, aliada con su idea del pensamiento como algo que debe invitar a la accin,

    lo llev a la certeza de que la educacin no puede ser un instrumento para adaptarnos a

    un mundo injusto y mezquino sino el escenario mismo del enriquecimiento de la vida y

    un ejercicio de la libertad.

    Qu tipo de vida queremos vivir es algo que no nos pueden decir ni los industriales ni los

    polticos, porque los unos slo quieren trabajadores y consumidores y los otros slo

    quieren electores y contribuyentes. Es algo que no nos pueden decir los sacerdotes ni los

    comerciantes, porque los unos slo quieren fieles y los otros slo quieren clientes. Qu

    voces escuchar para decidir qu vida queremos? Estanislao senta que nada es ms

    desinteresado que la filosofa y que el arte. Una ciencia reveladora, no una ciencia

    manipuladora; una tcnica que nos haga libres, no una que nos mecanice, nos encierre y

    nos vigile sin fin; un pensamiento que nos haga inconformes e imaginativos, no uno que

    nos haga dciles y estriles; una relacin con el arte que no slo nos haga capaces de

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    disfrutar y de interrogar las obras de arte sino que haga de todos nosotros creadores de

    belleza y de sentido.

    ZULETA DIJO ALGUNA VEZ QUE NO TODAS las revoluciones son insurrecciones

    armadas contra unos poderes opresivos o sanguinarios. Que incluso muchas veces esas

    insurrecciones solan dejar intacto el orden social y mental contra el que se haban alzado.

    A veces las revoluciones son tan industrialistas, tan militaristas, tan enemigas de la

    naturaleza, tan hipcritas en su relacin con el cuerpo, tan limitadas en sus ambiciones

    humanas, tan pobres en su relacin con la belleza y con el conocimiento como los

    poderes contra los cuales luchan. Haba otra clase de revoluciones. El Renacimiento

    europeo, por ejemplo, aunque nadie suele llamarlo as, fue una enorme revolucin. La

    gente cambi su manera de mirar, su relacin con el espacio, con el paisaje, con elmundo, con Dios; apareci otra manera de pintar y de escribir, una nueva curiosidad

    ante la naturaleza, una nueva lectura de la antigedad pagana, nuevos sueos y nuevos

    desafos para la imaginacin, una nueva idea del hombre y del pensamiento. Y el mundo

    cambi.

    As de vasto es el cambio que Estanislao anhela y propone, en un ejercicio continuo de

    asombrosa coherencia y de asombrosa persistencia. En esto le era fiel a los sueos de uno

    de sus maestros, Friedrich Hlderlin, quien, mientras en la vecina Francia se cumpla una

    parcial revolucin poltica, escribi en su Hiperin: "Que cambie todo en todas partes!

    Que un nuevo mundo brote de las races de lo humano! Que una nueva divinidad reine

    sobre los hombres! Que un nuevo porvenir se abra para ellos!

    En los talleres, en las casas, en las asambleas, en los templos, que se realice la

    metamorfosis. Que cambie todo en todas partes!".