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  La ca sa de los es pír itus de Isabel Allende y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez: Un modelo retórico común.  Copyrigh t Nicasio Urbina, 1990 RESUMEN  Las semejanzas que muestran, en diferentes niveles de lectura, La casa de los espíritus de Isabel Allende y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, im ponen en el crí tico el estudio com parat ivo de am bas obras . Al estudiar minuciosamente las similitudes que se encuentran tanto en el plano de la forma como del contenido, es posible desarrollar un modelo retórico que, dando cuenta de estas semejanzas, aporte también elementos fundamentales para la comprensión del modelo metalingüístico latinoam ericano. En el m un do del ar te y la liter atura las inf luencias s on inevitables y productivas, el concepto de originalidad en el arte es una idea relat iva a nues tro tiem po y nues tra concepción de l a obr a, y no sólo un valor inh erente al producto de la actividad creadora. El análisis com parati vo que  propon go en es te trab ajo, a s pira a des cu brir los mecan is m os s ub y acen tes qu e gobiernan la estructura semiótica de ambas obras, con el interés de demostrar que las estructuras narrativas tienen íntima relación con las estructuras semióticas sociales, y que los códigos retóricos que componen un texto dependen en gran medida, de las realidades extralingüísticas que nutren al discu rso literar io. Es bajo este pris m a teórico que em prendo el es tudio com parat ivo de es tas dos g randes obras de la liter atura l atinoamericana. Espero por este medio contribuir, no sólo a la comprensión de dichas obras, sino también al estudio de los principios estéticos que rigen un importante s egm ento de la l iter atura lat inoam ericana. INTRODUCCION  La lectura de La casa de los espíritus (1982) de Isabel Allende evoca en el lector inform ado, inevitablemen te, l a pr esencia de Cien años de soledad converted by Web2PDFConvert.com

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  • La casa de los espritusde Isabel Allende

    y Cien aos de soledadde Gabriel Garca Mrquez:Un modelo retrico comn.

    Copyright Nicasio Urbina, 1990RESUMEN Las semejanzas que muestran, en diferentes niveles de lectura, La casa de losespritus de Isabel Allende y Cien aos de soledad de Gabriel GarcaMrquez, imponen en el crtico el estudio comparativo de ambas obras. Alestudiar minuciosamente las similitudes que se encuentran tanto en el planode la forma como del contenido, es posible desarrollar un modelo retricoque, dando cuenta de estas semejanzas, aporte tambin elementosfundamentales para la comprensin del modelo metalingsticolatinoamericano. En el mundo del arte y la literatura las influencias soninevitables y productivas, el concepto de originalidad en el arte es una idearelativa a nuestro tiempo y nuestra concepcin de la obra, y no slo un valorinherente al producto de la actividad creadora. El anlisis comparativo quepropongo en este trabajo, aspira a descubrir los mecanismos subyacentes quegobiernan la estructura semitica de ambas obras, con el inters dedemostrar que las estructuras narrativas tienen ntima relacin con lasestructuras semiticas sociales, y que los cdigos retricos que componen untexto dependen en gran medida, de las realidades extralingsticas que nutrenal discurso literario. Es bajo este prisma terico que emprendo el estudiocomparativo de estas dos grandes obras de la literatura latinoamericana. Espero por este medio contribuir, no slo a la comprensin de dichas obras,sino tambin al estudio de los principios estticos que rigen un importantesegmento de la literatura latinoamericana. INTRODUCCION La lectura de La casa de los espritus (1982) de Isabel Allende evoca en ellector informado, inevitablemente, la presencia de Cien aos de soledad

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  • (1967) de Gabriel Garca Mrquez. Sin que esto disminuya en ningn modoel valor literario de La casa, la importancia de su exploracin en el Chile delsiglo XX y la creacin de personajes inolvidables y trascendentes, la obra deIsabel Allende trasluce en diferentes niveles de actualizacin, la influenciadel discurso macondiano. Me parece importante el estudio comparativo deestas dos grandes obras ya que ambas utilizan un cdigo comn para traducirla realidad transliteraria latinoamericana. Considerar que dicha influenciava en detrimento de La casa, es ignorar uno de los principios fundamentalesde la creacin artstica en general, ya que como dice Harold Bloom "Poetichistory... is held to be indistinguishable from poetic influence, since strongpoets make their history by misreading one another, so as to clearimaginative space for themselves."(5) En este sentido se puede proponer queLa casa es una lectura original del texto primigenio ofrecido en la realidadidiosincrtica del autor, y que la presencia del modelo retrico informado enCien aos, es por un lado la corroboracin del modelo de interpretacin dela realidad propuesto en dicha obra, y por el otro, la demostracin de laefectividad de dicho cdigo para traducir la realidad latinoamericana. Eneste trabajo analizo el conjunto de cdigos que forman el texto de Cien aosy La casa, como traducciones del texto original dado por la realidad socio-histrica latinoamericana y la percepcin fenomenolgica de ambos autores. Creo necesario apuntar que al comparar ambas obras lo que me propongosometer a observacin no es solamente el texto en s, sino el modelointerpretativo subyacente, las relaciones semiticas que se establecen y lacadena de interpretantes a travs de las cuales stas se establecen. A partir de la revolucin renacentista y en particular nuestro siglo XX, haotorgado enorme importancia al asunto de la originalidad. Una obra paraser buena tiene que ser ante todo, original, y cualquier influencia es vista conmalos ojos, cuando de hecho nada es absolutamente original. Dice HaroldBloom citando a Goethe, "There is all this talk about originality, but whatdoes it amount to? As soon as we are born the world begin to influence us,and this goes on till we die. And anyway, what can we in fact call our ownexcept the energy, the force, the will?"(52) Las influencias literarias soninevitables y a menudo, insconcientes. En una entrevista con MarjorieAgosn, Isabel Allende declara: "Cien aos me marc, como ha sucedido concasi todos los escritores de mi generacin en esta parte del mundo, pero noestaba pensando en los Buenda cuando escrib la historia de los Trueba."

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  • (46) Independientemente de las voliciones de la autora, La casa tiene tantoselementos en comn con Cien aos, que prcticamente todo los crticos quese han ocupado de su estudio se han visto obligados a sealarlos. Ellenguaje, como cdigo dependiente de la realidad que le sirve de referente,depende a su vez de los textos que informan esa realidad a la que alude ocomo dice Roland Barthes "Il n'est pas donn l'crivain de choisir soncriture dans un sorte d'arsenal intemporal des formes littraires. C'est sousla pression de l'Histoire et de la Tradition, que s'tablissent les criturespossibles d'un crivain donn."(27) Bajo esta perspectiva histrica, el significado del discurso de IsabelAllende, su mensaje esttico y la experiencia semitica del texto, setransmiten a travs de los cdigos planteados en la obra de Garca Mrquez,cdigos que por lo dems se remontan a obras anteriores y surge desde loms profundo de la tradicin indo-americana. La calidad literaria y el xitoeditorial de La casa, demuestra entre otras cosas, la eficiencia de este cdigosemitico para transmitir la realidad latinoamericana. De esta manera elmodelo retrico establecido en Cien aos y empleado en La casa, demuestraser un interpretante efectivo de la significacin del ser latinoamericano. Como en todo proceso semitico, en la creacin literaria significado ysignificante se influyen mutuamente transformndose a cada uso,enriquecindose y ramificndose en sus ex-tensiones e in-tensiones, ydeterminando a la vez el objeto representado. El arte surge del ser y llega alser, Cien aos traduce las zozobras y vicisitudes del ser latinoamericano y ala vez condiciona el concepto que el ser latinoamericanos tiene de s mismoy de su realidad. De esta manera el modelo retrico pasa a formar parte dela sustancia del contenido de ese signo cuyo representamen es el serlatinoamericano. El modelo presentado en Cien aos establece una nuevaformas de nombrar al ser latinoamericano, y al nombrarlo lo re-crea. Lacasa apela a este modelo retrico, lo reinstituye y confirma su autoridadcomo frmula de enunciacin. Segn Gonzlez Echevarra "...there is acorrelation between closure and authority, brought about by the sameideology on which the rhetoric of power is based." Y explica, "Byclosure, I mean a perfect correlation between language and meaning, aseamless fusion of form and content that covers the struggle within languageitself and the inherently misleading quality of rhetoric."(2) La escrituracomo autoridad se impone al sujeto escritor y lo conforma. No importa que

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  • en el momento de la produccin del discurso de la familia Trueba, la autorano tuviera en mente, conscientemente, a la familia Buenda. Lo que importaes la relacin que se establece entre la retrica del texto y la familia delectores, entre el interpretante y el intrprete. Dice Barthes que "CommeLibert, l'criture n'est donc qu'un moment. Mais ce moment est l'un des plusexplicites de l'Histoire, puisque l'Histoire, c'est toujours et avant tout unchoix et les limites de ce choix."(28-29) La libertad de ese momento en elque el poeta escoge, conciente o inconcientemente, el uso de un determinadocdigo, es la libertad limitada de la historia informada en una autoridadprecedente, es un acto de significacin irrevocable y ambiguo, producto yexponente de la autoridad del texto. Como dice Derrida "Pour rassaisir auplus proche l'operation de l'imagination cratrice, il faut donc se tourner versl'invisible dedans de la libert potique. Il faut se sparer pour rejoindre ensa nuit l'origine aveugle de l'oeuvre. Cette exprience de conversion quiinstaure l'acte littraire (criture ou lecture) est d'une telle sorte que les motsmmes de sparation et d'exil, dsignant toujours une rupture et uncheminement l'intrieur du monde, ne peuvent la manifester directementmais seulment l'indiquer par une mtaphore dont la gnalogie mriterait elle seule le tout de la rflexion."(17) De esta manera las obras claves de lahistoria de la literatura son ruptura dentro de una tradicin, ruptura que a suvez se convierte en metfora y pasa a formar parte de la tradicin, querecogida por futuras reinterpretaciones discursivas, sufrir bajo la influenciade la imaginacin creadora. De esta manera encontramos que Cervantessent las bases de lo que conocemos como la novela moderna, y los grandesnovelistas de la historia no han hecho ms que reformular incansablemente lamatriz novelstica de El Quijote. Garca Mrquez en su modelo retrico hadescubierto una nueva visin del ser latinoamericano, una forma de leer larealidad e interpretarla. La revisin de La casa que me propongo, a la luz delmodelo de Cien aos, aspira a elucidar la estructura y las funcionessemiticas del modelo retrico, con miras a descubrir los mecanismosinternos de un modelo de enunciacin y representacin, que sin lugar a dudases mecanismo efectivo de semiosis literaria.SUSTANCIA Y FORMA DEL CONTENIDO Mario A. Rojas, entre otros, seala que "El espritu de Cien aos flotaconstantemente tanto en el mundo imaginario como en la escritura de Isabel

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  • Allende." Esta influencia podemos observarla tanto a nivel del contenido,que Rojas llama "mundo imaginario," como al nivel de la expresin o"escritura." Un obstculo en la elaboracin terica que me propongo radicaen la definicin de lo que Rojas llama "el espritu de Cien aos" (elsubrayado es suyo) que yo concibo como la sustancia y forma de laexpresin. Empezando el anlisis por el nivel del contenido, podemos encontrarsimilitudes tanto a nivel de la forma como de la sustancia. La trama de Lacasa, como la de Cien aos, se reduce a la historia de una familia, la familiaTrueba y la familia Buenda respectivamente, que sirven en ambos casoscomo ncleo narrativo de un discurso ms amplio que abarca el devenirhistrico de dos pases implcitos, Chile y Colombia, dentro de un perodoque cubre en general los siglos XIX y XX. Es claro que estacontextualizacin cronolgica se ve violentada, en el caso de Cien aos,donde la imgen discursiva se convierte en metfora totalizante de lahumanidad. En todo caso, estamos en ambas instancias ante la historia dedos familias que a travs de sus generaciones, reeditan el devenir poltico-econmico de sus respectivas comunidades. La cantidad de analogas que podemos citar en el nivel de la forma delcontenido es copiossima, tal como han sealado Juan Manuel Marcos, Marcel Coddou y otros. La bella Rosa evoca automticamente la memoriade Remedios, la bella, tanto por su belleza, su excentricidad, su inmunidadante el amor y su final prematuro. Si bien es cierto que Remedios, la bella,se fue al cielo en cuerpo y alma, y Rosa muri envenenada por error, sufriuna autopsia de carnicero y termin sepultada en un ataud como cualquiermortal, es innegable aceptar que entre ambas hay un modelo bsico, unamatriz, donde las diferencias no hacen sino confirmar la efectividadsemitica del cdigo de base. El significado ulterior de estos personajes, sucalidad mgica y angelical, su primitivismo encantador, y su trgico destino,son parte de la arquitectura interna de ese signo particular que es Remedios,la bella, de Cien aos o Rosa la bella de La casa. Obsrvese que hasta elamor inmaterializado de Esteban Trueba por Rosa, y su postrera unin conClara del Valle, reedita en la originalidad de las diferencias, el amor dePietro Crespi por Rebeca, luego dirigido con la misma fatalidad haciaAmaranta.

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  • Las diferencias son enormes, pero as mismo lo son las similitudes. Lasdesatinadas genialidades del to Marcos no pueden dejar de evocar al febrilpatriarca Aureliano Buenda. Los gemelos Jaime y Nicols Trueba guardanuna simetra con Aureliano Segundo y Jos Arcadio Segundo, Blanca Truebapresenta un sinnmero de rasgos caractersticos de Meme Buenda (e.g. suamor por un hombre de baja condicin social, su reclusin en un colegio, sumaternidad prohibida, su carcter fuerte y su temperamento voluntarioso). El conde Jean de Santigny evoca simultneamente la imgen de PietroCrespi y del belga Gastn, esposo de Amaranta Ursula. Jaime Truebaencerrado en su tnel de libros reedita la imgen del cuarto de Melquades ysus sucesivos habitantes, especialmente la figura de Aureliano Babilonio. Clara y Ursula son dos mujeres enormemente diferentes pero que sinembargo comparten una serie de funciones capitales. Ambas mujeres son eleje central del mundo evocado, son el centro de un universo que se preservagracias a ellas y en funcin de ellas. De forma que al morir Clara empieza eltiempo del estropicio, y al fallecer Ursula empieza el desgaste progresivo deleje, desaparece el ncleo vital de la familia, se trastorna el orden dinmicode la existencia y triunfa el caos definitivo que desemboca en la extincin dela estirpe. Ursula, con su visin pragmtica del mundo, su energa inagotabley su entereza, mantiene a flote el mundo que le rodea, de la misma manera enque la clarividencia de Clara, su desaprehensin y su generosidad, hacesoportable la rabiosa dictadura de Esteban Trueba. En este nivel de la forma del contenido podramos seguir enumerandosimilitudes y diferencias que revelan, ms all de toda duda, el modeloretrico comn. La casa patriarcal abierta de par en par, la sexualidadapasionada y el amor profundo y contravenido, la ilegitimidad y el adulterio,el incesto, etc. Pero el propsito de esta revisin no es simplemente sealarelementos individuales comunes a las dos obras, sino dejar sentado losdominios hermenuticos en los cuales los cdigos retricos que compone lasobras, deben ser interpretados. Si la presencia en el texto de estascorrelaciones es signifitiva, sobre todo cuando se le interpreta en relacin almundo que las informa y a la luz de la tradicin literaria en la cual seinscribe, es todava ms significativo el hecho que ambas obras presentan elmismo cdigo retrico y la misma matriz sintctica que funciona comoprincipio organizador del discurso narrativo. Analizando los diferentes

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  • cdigos semiticos de estas obras podemos observar que tienen una serie decaractersticas en comn. Es evidente, por ejemplo, el nfasis que ambaspresentan por lo inusitado y lo descomunal, el empleo constante de laexageracin y la inverosimilitud, el uso de desplazamientos semnticos ehiprboles, y la tematizacin de diversos tipos de fenmenos sobrenaturalesque en el nivel estilstico hemos relacionado con lo que llamamos realismomgico. Est claro que no se trata aqu de la magia tal y como se concibeen la literatura fantstica, sino la magia de un mundo simple y primitivodonde lo inverosmil resulta totalmente natural, donde los espritus se paseanpor los cuartos y los muertos se despiden de sus familiares, con la mismanaturalidad con que se desgusana el ganado y se le da de comer a los nios. En ambos casos el lector se enfrenta a un mundo donde lo increble y loinexplicable son los inventos de la tecnologa como el telfono y el cine, lanavegacin area y la electricidad, y donde la premonicin y la taumaturgia,la levitacin y la nigromancia son fenmenos cotidianos sin importancia. Estoy consciente de que en este momento nos encontramos en el centro de lapolmica que suscita la definicin de realismo mgico, y no pretendo enestas notas participar tericamente en esa discusin. En este trabajo meinteresa en especial el tipo de manifestacin retrica que encontramosplenamente desarrollado en Garca Mrquez, y que claramente podemosindentificar en el discurso de Isabel Allende. El asesinato de Prudencio Aguilar en el segundo captulo de Cien aos y suscontinuas apariciones, es el hecho que se sita en la base del gnesismacondiano, lo que Julio Ortega ha llamado "the mythical world."(85) Como consecuencia de estas apariciones es que Jos Arcadio Buendaemprende la travesa de la sierra que habr de terminar con la fundacin deMacondo; por tanto Macondo y el mundo que se desarrolla en su escenario,son una consecuencia directa de la ntima relacin que se establece entre elmundo de los vivos y el mundo de los muertos. Dentro de una concepcinmaterialista del universo, esa relacin se sita ms all del mundo fsico,inscribindose en el mbito de la parasicologa, pero en el universo de Cienaos, al igual que en La casa, la comunicacin con los seres del ms all, lapremonicin y la metapsquica, forman parte del mismo sistema semiticoque sirve para hablar de las guerras del coronel Aureliano Buenda o losviajes del to Marcos. La lnea que divide lo natural de lo sobrenatural, lofsico de lo metafsico, y lo verosmil de lo inverismil ha desaparecido, y

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  • nos encontramos en un mundo que como en Pedro Pramo (1955), vivos ymuertos conviven influyendo y determinando sus existencias. En estas obras las cosas ms inslitas ocurren con admirable naturalidad. Los poderes mentales de Clara no molestaban a nadie y no producan mayordesorden; se manifestaban casi siempre en asuntos de poca importancia y enla estricta intimidad del hogar. Algunas veces, a la hora de la comida,cuando estaban todos reunidos en el gran comedor de la casa, sentados enestricto orden de dignidad y gobierno, el salero comenzaba a vibrar y depronto se desplazaba por la mesa entre las copas y platos, sin que mediaraninguna fuente de energa conocida ni truco de ilusionista.(14)Para los miembros de la familia Trueba los poderes telequinsicos de Clarason tan normales, como la premonicin de Aureliano lo ser para JosArcadio Buenda. Similar a Clara Trueba, aunque en menor medida,Aureliano Buenda posea poderes sobrenaturales. Ursula haba notado desdeel nacimiento la intensidad de su mirada pero lo habia olvidado, ...hasta un da en que el pequeo Aureliano, a la edad de tres aos, entr a lacocina en el momento en que ella retiraba del fogn y pona en la mesa unaolla de caldo hirviendo. El nio, perplejo en la puerta, dijo: Se va a caer. La olla estaba bien puesta en el centro de la mesa, pero tan pronto como ennio hizo el anuncio, inici un movimiento irrevocable hacia el borde, comoimpulsada por un dinamismo interior, y se despedaz en el suelo. Ursula,alarmada, le cont el episodio a su marido, pero este lo interpret como unfenmeno natural.(72) En ambas novelas nos encontramos frente a un mundo azotado porcatstrofes telricas. Dice a este respecto Juan Manuel Marcos "Como eldiluvio de Cien aos, el terremoto de La casa sacude la prosa de la autoracon hiprboles cataclsmicas."(133) Otro elemento fundamental de este tipode discursos es la exageracin y la desmesura, elementos que contribuyen arecrear un mundo primitivo y desvastador, brbaro en su tratamiento del serhumano, un mundo de violencias desalmadas y autopsias de carnicero. Lasepidemias implacables, la violencia poltica, y la sensualidad desaforada sontambin elementos comunes a este tipo de cdigo narrativo. Sin embargo, lainfluencia literaria que podemos percibir en las analogas expuestas setrasluce con ms precisin cuando entramos en el estudio de la sustancia yforma de la expresin, entonces podemos ver que estas dos experiencia

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  • latinoamericanas son comunicadas eficazmente a travs de un cdigo comncuya composicin se puede estudiar en la representacin superficial deltexto.SUSTANCIA Y FORMA DE LA EXPRESION En esta seccin quiero sealar en el nivel de la expresin algunos de loselementos comunes a ambas obras. He dicho que este tipo de narraciones secaracteriza por la presencia de un mundo brbaro y primitivo donde abundanlas comparaciones con animales y la exageracin. Una caracterstica deldiscurso de Garca Mrquez es el desplazamiento de los signos de un planosemntico a otro, creando as una alteracin de la realidad aparente que a suvez refleja una caracterstica fundamental de la realidad inherente. Elmismo tipo de desplazamientos se encuentra en la obra de Isabel Allende,mostrando un grado de similitud a veces sorprendente. En ambas novelas encontramos un pasaje relativo a muerte porenvenenamiento. La "muerte por equivocacin" predicha por Clara (29) esla muerte de Rosa, la bella, envenenada al ingerir el aguardiente destinado asu padre. Cuando el doctor Cuevas le comunic la noticia a Severo delValle, le dijo:"En ese aguardiente haba suficiente veneno como para reventar a un toro."(31)En Cien aos encontramos el atentado que sufri el coronel AurelianoBuenda despus de que Pilar Ternera le haba advertido que se cuidara laboca:Dos das despus alguien le dio a un ordenanza un tazn de caf sin azcar, yel ordenanza se lo pas a otro, y ste a otro, hasta que lleg de mano enmano al despacho del coronel Aureliano Buenda. No haba pedido caf,pero ya que estaba ah el coronel se lo tom. Tena una carga de nuezvmica suficiente para matar a un caballo.(185)Es interesante notar que los dos hechos son diferentes y nicos, pero laexpresin y la experiencia semitica es la misma. Los hechos reales se vende esta manera influidos y determinados por el modelo retrico que losenuncia. Esta misma relacin podemos verla en un sinnmero de situaciones. En el tratamiento del cuerpo despus de la muerte se encuentran

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  • excepcionales ejemplos de este tipo de desplazamientos. Notemos estaescena presenciada por Clara.En ese momento el doctor Cuevas se apart y ella pudo ver el horrendoespectculo de Rosa acostada sobre el mrmol, abierta en canal por un tajoprofundo, con los intestinos puestos a su lado, dentro de la fuente de laensalada... Se qued hasta que la rellenaron con emplastos de embalsamadory la cosieron con una aguja curva de colchonero...(40-41)Y ahora comprese con la descripcin de la preparacin del cadver de Jos Arcadio Buenda:Primero lo lavaron tres veces con jabn y estropajo, despus lo frotaron consal y vinagre, luego con ceniza y limn, y por ltimo lo metieron en un tonelde leja y lo dejaron reposar seis horas.(183)Ambos discursos se basan en desplazamientos semnticos del mismo tipo yprovocan una experiencia semitica particular al subvertir el orden normaldel cdigo sociolingstico. La fuente de ensalada traspuesta a otro camposemntico, y la aguja de colchonero convertida en instrumento quirrgico,provocan en el lector el sentimiento de primitivismo y fantasa que se hasealado en las obras del realismo mgico. La cabeza de Nvea y los huesos de los padres de Rebeca presentan otroejemplo de la similitud en el cdigo retrico empleado en estas obras. Ntese primero la naturalidad con que son tratados estos incidentes. Acompaada de Frula, Clara, a punto de dar a luz, va en un coche dealquiler a buscar la cabeza perdida de su madre. Como no puede agacharseentre las matas le pide al conductor:-Hgame el favor, seor, mtase all y pseme una cabeza de seora que va aencontrar.(113)Similar naturalidad demostrarn los Buenda a la llegada de Rebeca, en cuyoequipaje encontraran:...un talego de lona que haca un permanente ruido de cloc, cloc, cloc, dondellevaba los huesos de sus padres.(96)Como podemos ver no slo la percepcin de estos hechos sino laformulacin lingstica que los convierte en discurso narrativo, responde a

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  • un modelo hermenutico y retrico comn. Ms all de la naturalaceptacin de estos hechos es significativo el tratamiento, tanto en loproairtico como en lo semitico, de las partes anatmicas que sirven comoreferente a estos enunciados.Mientras el hombre vomitaba apoyado en un rbol cercano, Frula y Clara lelimpiaron a Nvea la tierra y los guijarros que se le haban metido por lasorejas, la nariz y la boca y le acomodaron el pelo, que se le habadesbaratado un poco, pero no pudieron cerrarle los ojos.(113)Similar es la situacin del talego de huesos:Como en aquel tiempo no haba cementerio en Macondo, pues hastaentonces no haba muerto nadie, conservaron el talego con los huesos enespera de que hubiera un lugar digno para sepultarlos, y durante muchotiempo estorbaron por todas partes y se les encontraba donde menos sesupona, siempre con su cloqueante cacareo de gallina clueca."(97)Partiendo de este ltimo ejemplo podemos determinar dos caractersticasfundamentales que subyacen tras el enunciado literario: (i) el carcterinusitado del hecho narrado y (ii) la naturalidad con que los personajesperciben el hecho, naturalidad que contrasta con la actitud del sujeto-lectorante el discurso narrativo. Otra manifestacin del modelo retrico se refleja en la forma de laexpresin de ciertos hechos o aconteceres, graves y radicales, dolorosos einesperados a veces, basados en la presentacin de un fenmeno y en sudrstica solucin, todo esto expresado en la brevedad de una clusula odentro del mismo paradigma. Obsrvese estos dos ejemplos:El silencio la ocup enteramente y no volvi a hablar hasta nueve aosdespus, cuando sac la voz para anunciar que se iba a casar.(41)Desde el momento en que lleg se sent a chuparse el dedo en el mecedor ya observar a todos con sus grandes ojos espantados, sin que diera seales deentender lo que le preguntaban... Se lleg inclusive a creer que erasordomuda, hasta que los indios le preguntaron en su lengua si quera unpoco de agua y ella movi los ojos como si los hubiera reconocido y dijoque s con la cabeza.(97) Jos Arcadio Buenda y Esteban Trueba son los patriarcas de sendas novelas

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  • cuya descripcin revela, una vez ms, un modelo retrico comn. Al principio, Jos Arcadio Buenda era una especie de patriarca juvenil, quedaba instrucciones para la siembra y consejos para la crianza de nios yanimales, y colaboraba con todos, aun en el trabajo fsico, para la buenamarcha de la comunidad.(66)Los primeros meses Esteban Trueba estuvo tan ocupado canalizando el agua,cavando pozos, sacando piedras, limpiando potreros y reparando losgallineros y los establos, que no tuvo tiempo de pensar en nada.(55)En estos ejemplos resalta tambin la enumeracin consecutiva, caractersticaque se repite en ambas novelas con una similitud bastante peculiar. Los ejemplos anteriores bastan para demostrar que en el nivel de la formade la expresin ambas obras observan un modelo retrico comn. De estasobservaciones podemos deducir que:(i) el estudio del modelo retrico comn puede llevar a la formulacin de uncdigo semitico apropiado a una realidad dada;(ii) que el modelo retrico produce discursos efectivos, capaces de transmitirelementos fundamentales de la sociedad latinoamericana y apelarempticamente a una audiencia universal. Pasando al dominio de laestructura, llama la atencin la similitud que se da al nivel sintagmtico yparadigmtico en ambas obras. La fragmentacin del tiempo y lareconstruccin de la fbula por medio de una disposicin invertida de losacontecimientos es la clave de la estructura temporal de ambas obras. JulioOrtega ha sealado a propsito de Cien aos que "La inversin est en haberdesplazado como futuro un gesto inscrito en el pasado."(138) Similarinversin se da en La casa donde en el prrafo inicial leemos:Barrabs lleg a la familia por va martima, anot la nia... sin sospecharque cincuenta aos despus, sus cuadernos me serviran para rescatar lamemoria del pasado...(9) Hablando de la estructura fragmentaria de La casa dice Beatriz Hernn-Gmez "Es imposible ignorar la proximidad de esta concepcin de suhistoria a la de Garca Mrquez que compara la novela con un sueo."(335) Pero la semejanza en la concepcin estructural de ambas novelas va ms allde lo inferido por Hernn-Gmez, ya que no slo la estructura narrativa essimilar, sino tambin la concepcin semitica del discurso. Juan Manuel

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  • Marcos seala que "Alba examina la estructura de los cuadernos de su abuelacon el mismo extasis mstico con que varios de los Buenda tratn dedescifrar los pergaminos del gitano Melquades."(129) Sin embargo lasimplicaciones de este aspecto son mucho ms profundas. Cuando AurelianoBabilonio vio a todas las hormigas del mundo arrastrando a su hijo hacia susmadrigueras tuvo la mayor revelacin de su vida.Aureliano no pudo moverse. No porque lo hubiera paralizado el estupor,sino porque en aquel instante prodigioso se le revelaron las claves infinitasde Melquades, y vio el epgrafe de los pergaminos perfectamente ordenadoen el tiempo y el espacio de los hombres... La proteccin final... radicaba enque Melquades no haba ordenado los hechos en el tiempo convencional delos hombres, sino que concentr un siglo de episodios cotidianos, de modoque todos coexistieran en un instante.(446)En La casa encontramos una concepcin similar de la escritura, planteadapor la autora del pre-texto de la novela: los cuadernos de escribir la vida. Escribo, ella escribi, que la memoria es frgil y el transcurso de una vida esmuy breve y sucede todo tan de prisa, que no alcanzamos a ver la relacinentre los acontecimientos, no podemos medir las consecuencias de los actos,creemos en la ficcin del tiempo, en el presente, en el pasado y el futuro,pero puede ser tambin que todo ocurre simultneamente, como decan lastres hermanas Mora, que eran capaces de ver en el espacio los espritus detodas las pocas.(379)En ambos casos lo que tenemos es una anulacin del tiempo cronolgicopara vivir en el presente fugaz e inasible de la lectura, dando como resultadocomo dice Julio Ortega "the presence of the future in the present time of thenarrative, a present time embedded in a weightless past, since the perspectiveof this writing requires the discourse of the chronicle."(1984, 92) Vemos deesta manera que la semejanza entre ambas obras se da con igual magnitudtanto a nivel de la forma como de la sustancia de la expresin, creando asobras que aunque originales y particulares en sus postulados, presentan unmismo modelo retrico subyacente en el discurso literario que las compone.CONCLUSION Los grandes maestros son los que descubren grandezas en lo simple y locotidiano, sus obras abren caminos y revelan verdades tan evidentes, que

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  • cuesta trabajo creerlas, sus tcnicas y estilos rompen las cadenas de latradicin y el hermetismo de los modelos y son eminentementesrevolucionarias e innovadoras. Paradjicamente, estos artistas terminan porinstituir su propia dictadura. Su obra, originalmente revolucionaria yautrquica se convierte en tradicin y orden y termina por hacer escuela.Desde Homero hasta Garca Mrquez vemos el mismo fenmeno, hombrescomo Shakespeare o Cervantes, autnticos revolucionarios en su arte, seconvirtieron en dictadores cuando sus discpulos empezaron a imitar sustcnicas y estilos. Slo genios como Goethe y Daro pueden romper con latradicin y sealar el camino, camino que a su vez se convertir en norma ymodelo, hasta que otro elegido transforme el curso del arte y los estilos.Isabel Allende con su inolvidable novela, reedita esa tendencia de la historiadonde un buen creador logra excelentes resultados en una senda abierta porun precursor. El estudio comparativo de estas obras nos ha permitido observar una seriede constante en la superficie del discurso narrativo, elementos de laenunciacin que delatan un modelo retrico subyacente, un cdigo semiticocapaz de servir de representamen para el acontecer determinado de lospueblos latinoamericanos. El material lingstico y los cdigos no sonmonopolio de nadie, pertenecen a esa gran colectividad que llamamos lacultura o sociedad. Su incorporacin y modalidad dentro del discursonarrativo conforma lo que tradicionalmente hemos llamado estilos, que en suestudio taxonmico tendemos a relacionar con diferentes autores, escuelas omovimientos, estableciendo una correlacin entre sistemas de cdigos ysistemas socio-econmicos. Al establecer la influencia directa de Cien aos en La casa hemos logramosun mejor entendimiento de ambas obras y hemos comprendido el valor quetiene el cdigo retrico como representamen o signo de esa realidadnarrada. Esto a su vez nos permite estudiar la relacin que existe entre elsistema de cdigos de estos discursos literarios y el sistema semitico delpblico lector que permite la descodificacin de estas novelas. Una vez msla semitica contempornea ha permitido el estudio de uno o ms textosengastndolos en el supra-sistema de signos que llamamos comunmentecultura, poniendo de relieve las relaciones que se establecen entre losdiferentes discursos y la realidad enunciada.

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  • Notas

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