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XLPregón de La Semana Santa

de

ayamonte

25 de MARZO de 2007

TeATRO CARdeniO

Pronunciado por

JoSÉ manUeL BarraL martÍn

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte2

edita: Agrupación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Ciudad de Ayamonte.

Fotografías: Rico.

Vieta: Fran.

Imprime: Artes Gráficas Bonanza, S.L.

dep. Legal: H-34-2002

JOSé manuel Barral martín 3

PROLOGO

Cuando me dijeron en Huelva, “tu amigo José Manuel Barral, va a ser en el año 2007, el Pregonero Oficial de la Semana Santa de Ayamonte”, debo reconocer que me dio una gran alegría, pero nunca pude imaginar que él me fuera a conceder el privilegio de ser yo la persona que le hiciera el prologo de su pregón.

el pregonero, curtido ya en muchos pregones, tanto de gloria como de penitencia, ha sabido buscar el sentir de Ayamonte, y desde su posición de cofrade y mucho mas como ministro de la iglesia, basa su pregón en el sentir reli-gioso propio de su sacerdocio, él, una vez que se presenta a Ayamonte y nos ofrece este Pregón a todos nosotros con ese sentir de persona agradecida y amante de nuestras cosas, dialoga y reflexiona con todos los Cristos de nuestra Semana Santa, por el orden tradicional, esto es, desde el domingo de Ramos al domingo de Resurrección, y pone un gran énfasis en hacernos sentir el dolor y la gloria de dios nuestro Señor y de su amadísima Madre, la Virgen María, él, es muy devoto de su Virgen “Chiquita” como su Patrona que es, de su Vir-gen de los dolores de las Colonias, donde estuvo muy cerca de ella y de su Virgen del Rocío a la que tantas veces ha


pregonado, pero en este Pregón, el se hace ayamontino por los cuatro costados y siente y nos hace sentir sus vivencias como si hubiera nacido en nuestra tierra.

el pregonero, se recrea en el Señor de la Mulita, como el Señor de los niños y con ellos recorre Ayamonte, al mis-mo tiempo que les inculca el amor a dios. Con el Cristo del Amor, y aún siendo domingo de Ramos, se encuentra con dios Crucificado y nos lo muestra como símbolo de entrega hacia nosotros para redimirnos. Con Jesús Cautivo, nos hace reflexionar porque tiene atadas las manos. Con el Cristo de la Buena Muerte, nos lleva a meditar sobre el porque de llevar Jesús los brazos abiertos en la cruz, como símbolo de consagración y abrazo hacia nosotros. Reflexiona ante la imagen del Cristo de las Aguas, para hablarnos del mar, los marineros y los costaleros, a los que tiene muy presenta en este Pregón. Con Pasión nos habla de su poderío y dulzura y sobre todo de las promesas que le acompañan y que nos invitan a que lo sigamos siempre. en la Oración de Jesús en el Huerto, reflexiona como ora el Señor sabiendo lo que le espera, y como pide fuerzas al Padre eterno, para que pase pronto ese cáliz y con Jesús Caído nos invita a que lo imite-mos, que seamos valientes y que cuando caigamos, sepamos levantarnos no una, ni dos, ni tres veces, sino tantas como lo necesitemos. en la Madrugada el pregonero, vive muy de cerca de Padre Jesús, para él le es muy conocido Padre Jesús, son muchas las veces en las que le ha predicado y realza la fe de su pueblo, y relata la fría madrugada y el calor de los corazones ayamontinos hacia nuestro Padre Jesús nazareno y nos invita a que nos hagamos sus cirineos y lo imitemos. Aprovecha el Viernes Santo, para hablar de las Hermanas de la Cruz y elogiar la magnifica labor que realizan en nuestro


pueblo y reflexionar sobre Cristo de la Vera Cruz y descen-dimiento de la Cruz, a los cuales ve reflejados en los pobres y necesitados que las Hermanas de la Cruz en esa labor callada, con tanto cariño y amor cuidan todos los días y hace los dos Santo entierro de Cristo en uno, para hablarnos de la tristeza de la muerte, del abandono, del olvido, de la sepultura, de como perdemos la esperanza, sin pensar en la resurrección. Con Cristo Resucitado nos hace vivir el repique de campanas anunciando la buena noticia, de cómo brilla el sol al igual que lo hizo el domingo de Ramos, todo es ilusión y alegría, el nos trae una vida nueva que debemos saber aprovechar, pues Jesús ha Resucitado.

José Manuel, canta en su Pregón a nuestros Cristos des-de dos vertientes: una, desde su condición de sacerdote y cofrade, la otra desde Ayamonte, y así se recrea en cada uno de ellos.

A nuestras dolorosas, les pregona como Maria, la Ma-dre de nuestro Señor Jesucristo y en el ramillete de nuestras vírgenes, expresa sus mejores sentimientos, y la poesía se le hace prosa y la prosa poesía, y nos recuerda a cada una de nuestras dolorosas, y las llama Salud, y recuerda las prome-sas que van consolando su llanto. Rosario, evoca al costalero que se hace alma humana de su gloria. esperanza, costalero marinero de noches de luz y bonanza. Paz, noche de ple-garía y rezo. Amargura, sentir de corazones llenos de amor fraterno. Socorro, amor de la Villa y la Ribera en Madrugada de sentimientos. Mayor dolor, cantar de saetas para tratar de ahogar su pena. Soledad, Madre de llanto en la flor de su mirada. Victoria, repique de campanas y alegría de nueva vida, cerrando su Pregón, con una dedicación muy especial a

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte�

nuestra Patrona, la Santísima Virgen de las Angustias, hacién-dose esta pregunta, ¿qué seria de Ayamonte si Tu no fueras su Patrona?

este pregón es una catequesis de gran profundidad, para todo el mundo cristiano y cofrade, que estoy seguro, que dejará una gran huella entre todos nosotros y que sería muy recomendable su lectura, cuando queramos revivir la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, vista desde la Jerusalén de Ayamonte.

Manuel Celedonio Martín RíosCuaresma del año 2007


PreSentaCIóndeL Pregonero

POR

JoSÉ marÍa rodrÍgUeZ mÁrQUeZ

MediOdÍA deL dOMinGO de «SeÑAS»

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte�

JOSé manuel Barral martín �

Con licencia del Rvdo. Cura Párroco de Las Angustias.

Sr. Alcalde del ilustrísimo Ayuntamiento de Ayamonte.

Sr. Presidente de AGRUPACiÓn de COFRAdiAS Y HeRMAndAdeS de SeMAnA SAnTA.

Sra. Secretaria de la misma.

José Manuel, sacerdote, pregonero, amigo.

Autoridades civiles y militares.

Hermanos Mayores.

Señoras y Señores.

Hermanos todos en Xto. nuestro Señor y en su Madre Bendita la Virgen: María de nazaret.

Comienza la andadura de una Semana Santa más, que está tan profundamente enraizada en nuestra Ciudad, en sus gentes y en sus sentimientos.

La cal ha llenado las calles de la Villa, el azahar ha florecido en el naranjo, los gorriones revolotean en el Paseo de la Ribera, la primavera, con su aroma, ha prendido en Ayamonte.

en el amanecer de la primavera, cuando la ciudad vis-te sus mejores galas, y el ambiente está impregnado en un


nuevo resurgir de la vida, Ayamonte se dispone a celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Pues mi pueblo, nuestro pueblo, necesita exteriorizar su fe; por ello, cuando llega el tiempo del Triduo Sacro, todo está dispuesto para que la ciudad se convierta en Templo abierto, donde Cristo vuelve a redimirnos con su Pasión y donde Maria recibe el cariño y el amor de sus hijos.

Y nos esforzaremos, en estos días, con coraje y humil-dad, con sentimiento, respeto y amor en buscar la luz de la verdad en la mirada de Padre Jesús de la Villa y sentiremos la esperanza y el bien, en las manos abiertas de nuestras do-lorosas. Y en sus ojos, llenos de virginidad, buscaremos con ansia la alegría de la Resurrección.

Y aquí me tienes otra vez, María.

Prometí no volver hacer nada público, Tú lo sabes bien, Virgen del Mayor dolor; perdona mi promesa incumplida, pero también sabes que tenía que hacerlo. Tú sabes que ha-blamos en mis momentos de preocupación, en la satisfacción de mis alegrías, en el dolor por los que nos dejaron para al-canzar la vida eterna, en mis crisis de fe y en la mediocridad de mi compromiso cristiano.

Hoy quiero hacer pública esta íntima oración contigo y compartirla con todo el Ayamonte cofrade.

en primer lugar y como siempre, quiero darte las gra-cias.

Gracias por permitirnos gozar de una Resurrección de tú Hijo con sabores marineros.


Gracias por permitirnos disfrutar de una maravillosa Ciudad que lleva con orgullo el titulo de: Muy noble y Muy Leal.

Gracias, María porque tuve la gran dicha, en el año de 1��2, de presentar al pregonero de la Semana Santa de Ayamonte. era la primera vez que un sacerdote pronunciaba un pregón de Semana Santa y yo, era la primera vez que presentaba a un pregonero.

Hoy tengo el honor de presentar como pregonero, al segundo sacerdote que lo va a realizar, en este mi pueblo querido, y que desde aquí te digo que ¡va a ser genial!... Y creo que será la ultima vez que yo presente a un pregone-ro.

Pero en esta mañana de domingo de “Señas”, cuando ya tú Hijo, Padre Jesús, ha regado de fe las calles antiguas de la Villa, cuando quedan tan solo siete días para una nueva Semana Santa, quiero daros las gracias a Tí y a La Agrupación de Cofradías, por habernos dado a una persona muy especial como pregonero de nuestra incomparable Semana Santa. Al-guien al que tú Hijo tocó un día en su corazón y le encargó la tarea de ser pescador de hombres.

este sacerdote, María, se llama José Manuel como bien sabes, tú Hijo quiso que naciera en Huelva un 2 de Septiem-bre del año 1��7 en el barrio de las Colonias y que viviera muy vinculado a la casa de sus abuelos maternos.

Con 1� años, quisiste, María, que abandonara la seguri-dad y el calor del hogar que regentaban sus padres José y Jo-sefa, de los que recibió la fe, tomara su barca y remara mar a dentro. Como dice el canto litúrgico Pescador de Hombres:


“Lo miraste a los ojos,sonriendo dijiste su nombre”.

Y José Manuel te dijo:

“Tú has venido a la orilla,no has buscado ni a sabios ni a ricos,

tan solo quieres que yo te siga.

Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas,

tan solo redes y mi trabajo,en la arena he dejado mi barca,junto a Ti buscaré otro mar”.

María, como sabes, en su familia son cuatro hermanos pero solo él, el mayor de todos, fue el que recibió Tú llamada y la de tú Hijo, dando ese paso al frente del que, hoy por desgracia, estamos tan huérfanos y que provoca esa alarman-te falta de vocación sacerdotal. Por cierto, a ver si nos hecha una manita pues está la cosa regular y los sacerdotes son necesarios para nuestra vida espiritual.

el sí definitivo, se lo dio a tú Hijo el 5 de Septiembre de 1��2 ordenándose sacerdote en la Catedral de Huelva.

Fue enviado, al poco tiempo de su ordenación sacerdo-tal, como Párroco a Villablanca, haciéndose cargo también, de San Silvestre de Guzmán y Pozo del Camino. Allí estuvo 10 meses, efectuando una labor magnifica, después fue desti-nado al Seminario diocesano como responsable del Semina-rio Menor y de la delegación de Pastoral Vocacional.


Casi cuatro años fueron los que estuvo realizando es-tas funciones, las cuales le hicieron conocer la diócesis de Huelva más de cerca y la realidad de muchos pueblos y sus parroquias.

Con 2� años fue de nuevo enviado a otros pueblos del Andevalo, concretamente a: Villanueva de los Castillejos, el Almendro y el Granado. Allí paso � años trabajando con ilu-sión y haciendo un gran apostolado.

después, recibió la propuesta de ir a Salamanca para terminar los estudios de Teología en la Universidad Pontificia, obteniendo el titulo de Bachiller en Teología. Seguidamente, viendo los resultados y la disposición a seguir completando su formación para el desempeño de su sacerdocio, el enton-ces Obispo de Huelva, le pidió que siguiera estudiando en la facultad de derecho Canónico donde, en Junio del 200�, obtuvo el titulo de Licenciado.

Actualmente está destinado en isla Cristina como Párro-co de la Parroquia de nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Administrador Parroquial de la de nuestra Señora del Mar.

no quiero, María, enumerar los distintos pregones, no-venas, charlas que José Manuel ha realizado, pues de todos es conocido su faceta como pregonero, predicador, poeta y un largo etcétera de virtudes que lo adornan.

José Manuel, es ese tesoro que a buen seguro Tú has puesto en nuestro camino para que pueda deleitarnos con esa forma tan especial que tenemos los Cofrades de vivir y contar la Pasión, Muerte y Resurrección de tú Hijo.

Y es que este cura que quita las penas, además de sa-cerdote es cofrade y hermano de la Hermandad del Calvario


de Huelva, donde procesiona, revestido con su túnica peni-tencial, todos los Lunes Santo muy cerquita de su Cristo.

devoto de Tí en tu advocación de la Virgen de la Cinta, patrona de Huelva y tan importante en su familia.

Rociero por los cuatro costados, haciendo el camino con su Hermandad de emigrantes.

Creo, Madre, y supongo que estarás conmigo, que el día en que José Manuel se enamoro de Ayamonte, fue en la Coronación Canónica de Tú advocación como Virgen de las Angustias, siendo aun diacono. Proclamó el evangelio en la eucaristía celebrada en el estanque y ante tanta belleza, no pudo más que claudicar. desde entonces sus visitas son fre-cuentes para conocerlo mas y mejor y piropearlo y cantarlo.

Tú sabes, María, que él viene a morir con su palabra y a resucitar con tú Hijo en cada renglón.

Hablar con él es la mejor de las catequesis: de el Roció se queda con el Lunes por la mañana y ese encuentro conti-go, rezándote la Salve, a hombros de rocieros emocionados. Su color es el azul del cielo, el azul de tú manto inmaculado. el pasaje de la Pasión de tú Hijo que mas le llena, es el mo-mento de su muerte y las palabras pronunciadas: ¡“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”!

Y te ha pedido que cuando lo lleves a la Santa Gloria de tú Hijo, que lo entierren donde este haciendo su labor pastoral en ese momento, pero seguro será, en algún trozo de jardín donde haya sembrado su palabra.

Ya te dejo Madre mía; me han encantado estos instantes de oración contigo.


Te pido que des fuerza al corazón de José Manuel; él nos va a regalar la magia de su palabra y la belleza de su poesía en ese coloquio que va ha tener con Cristo y con Ayamonte.

Pero te suplico, antes de decirte hasta luego, me per-mitas decirle a José Manuel que, mucho más que mi amigo, mucho más que mi sacerdote, mucho más que mi pregonero, es mi evangelio vivo, el que me va a relatar toda la Pasión de tú Hijo, según Ayamonte, pero con el sentimiento de los cofrades.

Bienaventurado tú José Manuel Barral Martín, porque has venido a pescar en las aguas de este Ayamonte cofrade, que espera con ansia escuchar la Pasión de Cristo con esa poesía que saldrá a raudales de tú corazón de sacerdote y cofrade.

Bienaventurado tú José Manuel, por ese don que dios te ha dado de la palabra hecha verso.

Bienaventurados nosotros por tener la dicha de disfru-tarla y sentirla en esta mañana gloriosa de un nuevo domin-go de “Señas”.

Y quiero hacer mías, cambiándolas un poco, las pala-bras de mi primo Pepe, y así, con el corazón en la mano, te digo:

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte1�

Habla ya José Manuel,que tú voz el alma sacie,que con el vino y el pan,

a nuestro Señor consagres.Habla ya, José Manuel,

y haznos vivir la emoción,que saldrá de tú corazón.

con tú poesía cofrade.

Que se calle el silencio,que no se oiga un respiro.que solo se escuche tú voz,

recitando este pregón.

Habla ya José Manuel,con sentimiento y con arte.

¡Aquí tienes Ayamonte,háblale como tú sabes!

el pregonero tiene la palabra.

Semana Santa de 2007 José María Rodríguez Márquez


JOSé ManueL BaRRaL MaRtín

nací en Huelva, en el popular barrio de Las Colonias en los primeros días del mes de septiembre del �7. en la iglesia de los dolores recibí la fe y la fui alimentando en mi familia y en contacto con mi Parroquia. La Primera Comunión y más tarde la Confirmación, recibida allí de manos de nuestro an-terior Obispo don Rafael me hicieron crecer y madurar en el compromiso creyente.

Siempre he estado unido a mi Parroquia de los dolores, así viví mi juventud y pude conocer a las Hermandades del Rocío de emigrantes y la del Calvario. desde entonces, aun con algunas interrupciones, me he vestido la túnica nazarena cada lunes Santo y he ceñido mi cintura con el esparto y el si-lencio calvarista que me permitía mantener la espera de todo


el año aguardando ese momento para saber, desde dentro, el valor que tiene una estación de penitencia.

Así fui conociendo la Hermandad, la iglesia y fui des-cubriendo mi vocación. en septiembre de 1��4 ingresé en el Seminario de Huelva y comencé mis estudios para ser ordenado como sacerdote el 5 de septiembre del 1��2 en la iglesia Catedral. Mi primera misa en la Parroquia de los dolores es uno de los recuerdos más señalados que tengo dentro de mí.

A los pocos días ya fui nombrado párroco de Villablan-ca, atendiendo también San Silvestre de Guzmán y Pozo del Camino. Fueron allí poco meses pero intensos cuando el Obispo de Huelva entonces, don ignacio me nombró Su-perior del Seminario diocesano y responsable de la Pastoral Vocacional. Comenzaron así para mí unos años en contacto con la juventud siempre ilusionados con querer servir a dios en los hermanos.

después de aquello un nuevo nombramiento me llevó a los pueblos de Villanueva de los Castillejos, el Almendro y el Granado. Allí viví con intensidad mi sacerdocio y pude aprender mucho al estar al servicio de la iglesia en aquellos pueblos andevaleños.

La actividad pastoral se vio interrumpida entonces cuando me enviaron a la Universidad Pontificia de Salaman-ca para estudiar la Licenciatura en derecho Canónico. Allí permanecí durante cuatro años sin perder el contacto con la diócesis Onubense.

Actualmente soy el párroco de nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Administrador Parroquia de ntra. Sra. del Mar

JOSé manuel Barral martín 1�

en isla Cristina donde estoy descubriendo una gran labor que espero poder completar con la ayuda de dios.

en Ayamonte he tenido la suerte de compartir, en nu-merosas ocasiones, la manera de sentir y expresar la fe de este pueblo. He predicado la novena en honor de la Virgen de las Angustias y la novena de Padre Jesús, así como el Tri-duo de la Hermandad del Rocío. He podido hacer el pregón de Padre Jesús y el de la Hermandad del descendimiento. Y no sólo eso, sino que cuando escucho el nombre de Aya-monte, recuerdo el cariño con el que este pueblo siempre me ha tratado y me ha hecho sentir uno de los suyos.


Pregón


DEDICATORIA

Al pueblo de Ayamontepor hacerme partícipe de su Semana Santa

A todos aquellos que llevo en mi corazón,a los que tanto quiero

y a los que tengo tanto que agradecer.

A los jóvenes cofradesque tienen la responsabilidad de hacer nuestra

Semana Santa aún más grande y más auténtica.


CRuZ De Guía

Con tu venia, Señor, y con tu bendición.

en el nombre del Padre,Creador de todo.

Y del Hijo, nuestro Salvador,y del espíritu que nos santifica.

Ayamonte se santigua con el agua bendita del Guadia-na que como una promesa de amores la baña en su orilla de plata.

Todo Ayamonte se arrodilla sobre el damasco rojizo de la tarde. esperando en penitencia recogida el pasar de la primera cofradía. el trascurso de los siglos ha dejado tradi-ciones llenas de sentido. detalles preñados de puro encanto y el rumor de recuerdos ya vividos.

Los sueños se hacen realidad y van llamando al disfrute al gozo, a la gloria y a la verdad. Que ya no tenemos que es-perar porque está Ayamonte preparada para morir y al tercer día resucitar.

s


Que Ayamonte ya está preparaday en esa espera ya quisieraescuchar, Señor, tu llamada

porque vive en los días de esperaen los que por fin la esperanzacolmará esfuerzos y pruebas.

el deseo observa el tiempo que pasa,más lento que otras veces pareciera.

Mientras que todo ya se preparaen los días del final de la cuaresma

cuando parece que todo se adornaraen nueva radiante primavera.

Y el ensayo de cualquier bandaya entremezcla en la Ribera

el ruido con los sones de la marcha.

Que Ayamonte ya está preparaday se han puesto las velas

sobre las candelerías alineadas.Y los pasos en la iglesia

ya lucen sus caídas colgadas.

Cada palio con su Virgen sueñabajo su terciopelo ampararlay consolarle todas sus penascon los bordados del alma.


Ayamonte ya está preparada.Se acerca el final de la cuaresma

y Padre Jesús en su paso nos llamaporque ya es domingo de Señay anuncia que la Semana Santase hace realidad en esta tierra.

Y Ayamonte entre sueños sueñaecharse a la calle emocionadapara apiñarse en cada acera

y rezarle a un Cristo que pasa.O contarle en silencio su penay abrir los ojos emocionadaante la belleza de una Reina

que en el pecho lleva una espaday aunque el dolor la encadenamantiene firme la esperanza.

Y parece Ayamonte ilusionadamientras se afana en la espera

de que pueda ponerse más guapa.Que Ayamonte ya quisiera

que ese momento al fin llegarapara llenar la calle más estrecha,

que más parece que se estrechara,para ser corazón que consuelay abrazar a ese Cristo que pasaderramando amor por las acerasen la silueta sobre la cal blanca.


Y Ayamonte ya está preparadaque quisiera ser el Cirineo

que con fe a su cruz se agarrajunto a Padre Jesús en su madero

y prestarle la fuerza que faltallevando la fe y el sentimiento

de una eterna madrugada.

Y sueña entre sueños la esperacreyendo que la brisa del Guadiana

oliera a incienso y primaveras,a monte de sangre y claveles granas.A nardos de septiembre y azucenasque adorna su Angustia inmaculada,

Virgen bendita en su pureza.


¡Que Ayamonte ya está preparada!para que la lleven sus costaleros.Por delantera la fe y la esperanzacon la trasera en el sentimiento.Con tradiciones bien guardadascaminando de costero a costero.

Y cuando suene la llamaday el martillo dé un golpe secola brisa quedará perfumadapor la cera y el incienso.

¡Que Ayamonte está preparada!y así lo espera este pueblo

cuando escuche, Señor, tu llamaday todo se vista de duelo

cuando llegue la Semana Santa¡y Tú nos lleves al cielo!


Con mi agradecimiento al pueblo de ayamonte

InVItaCIÓn aL PReGÓn

Primer tramo de esta gloriosa penitencia

Reverendo Señor Cura Párroco de las Angustias y hermano en el sacerdocio.

Presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofra-días de la ciudad de Ayamonte.

ilustrísimo Señor Alcalde de este pueblo y miembros de esta Corporación Municipal.

dignísimas Autoridades.

Hermanos Mayores y miembros de las Juntas de Go-bierno de nuestras Hermandades Ayamontinas.

Cofrades, Hermanos y amigos todos que me acompa-ñáis en la mañana pregonera del domingo de Señas.

Concededme vuestra venia para que mi pregón sea ala-banza a esta bendita tierra a la que quiero tanto porque vo-sotros así me habéis permitido sentirlo para que yo, indigno pregonero, pueda esta mañana proclamar mi canto.

s


Por eso Ayamonte te pido que me bendigas y que Tú, Señor, me abras los labios para que yo pueda proclamar tu alabanza. Porque te canto a ti, Ayamonte. A tu forma de sen-tir y de vivir. A tu forma de hacer y de saber que dios viene a ti, montado en una mulita, y que rezará entre tus olivos, y que lo verás Cautivo o bajando de la Villa con la cruz de tus pecados.

Te canto a ti, Ayamonte, que estarás acompañando bajo un palio a tus dolorosas, a esa Madre que sufre y espera que se cumplan las promesas de hacer nueva todas las cosas.

Te canto a Ti, Ayamonte, el del Mayor dolor en Viernes Santo el de la Angustia permanente y el del domingo de Pascua radiante luminoso día que nos anuncia la Victoria de dios sobre la muerte.

Te canto a ti porque sé que Ayamonte estará cuidada al detalle para vivir entre recuerdos y oraciones el paso por nuestra tierra de un Mesías que nos salve.

Quisiera poder pronunciar tu nombre bordado en la sal plateada de los mares y por los encajes del Guadiana. del lamento del aire y de la luz llena de gracia. de los atarde-ceres blancos. del sentimiento y del verso, de la tierra que pisamos, del horizonte que soñamos y de la luz de nuestro cielo.

Quisiera, Ayamonte, arrancar tu nombre de los suspiros del aire y de la emoción de tus hijos, ayamontinos repartidos por el mundo entero. Quisiera que tu nombre, Ayamonte, marcado por la decisión de dios en nuestra propia naturale-za, a unos por el nacimiento y a todos por la pasión, sonara esta mañana del domingo de Seña como un canto de espe-ranza y de amor.


Por eso, quiero cantarte con mi pregón, Ayamonte, ben-decido por dios y embellecido por aquellos que te quieren.

Pero también quiero cantarte a ti. Al Ayamonte que soporta en su cuerpo lastimado la injusticia de nuestra en-fermedad, el dolor de la debilidad o el sufrimiento de tanta maldad.

Te canto a ti, al Ayamonte de la emoción y del entusias-mo. Al Ayamonte de las “madrugás” a golpe de horquetas. Al de las recogidas bajo el relente y al de la Semana Santa de todo el año.

A ti, Ayamonte de la emoción y del salmo y al Ayamon-te del septiembre jubiloso cuando una angustia es nuestro consuelo y esa Virgen se hace Señora y Madre en el camarín que le ofrecen nuestro corazones.

Pero también a ti, Ayamonte, el que viene y va entre los quehaceres y olvido. Y al Ayamonte de la cera y de la plata, al de las flores y los ricos bordados para ser Ayamonte triunfal en la mañana de Ramos y dolorido en la noche del Viernes Santo.

Pero también a ti, Ayamonte de la miseria, de la margi-nación, de la impotencia y la droga. Al Ayamonte callado y mudo en el misterio de los silencios de dios y de los hom-bres.

Te canto a ti, Ayamonte, puerta de españa, torre y cam-pana de la fe mariana. Morada de la luz. Beso de plata en el arte y por la gracia


Pero también a ti, Ayamonte, habitada por brumas y silencios allí donde no llegan las saetas de tus cofradías y donde la fe parece que se olvida.

Te canto a ti, Ayamonte, porque se acerca ya el tiempo en el que dios mismo vendrá hasta tus entrañas para hacerse carne de tu carne y sacramento en tu misma alma.

Para que lo veas entre olivos y palmas o cargando una cruz en la que muere para resucitar en una nueva mañana.

Te canto a ti, Ayamonte, la llena de todas las gracias en la sombra de una estrecha callejuela, en las rejas del con-vento de tus monjas o en el rayo de la luna en la rivera. en el hilo de la voz del capataz, en el racheo callado de una zapatilla, en la oración emocionada del saetero o en el pasar de todas tus hermandades.

dios te salve, Ayamonte, la llena de gracia. Bendita en-tre todas las ciudades por la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Toda tú, Ayamonte, te volverás a hacer excepcional tes-timonio de ese evangelio vivo que el costalero ayamontino llevará sobre sus hombros cuando te visite la primavera.

Por eso déjame, Ayamonte, que yo te cante. Como quien pide la venia o como si pidiera permiso para pronun-ciar su pregón porque sabe que es indigno de ofrecerte el corazón con las palabras que ahora te digo:


Perdona si mi boca pecadoraatiende al corazón y quiere hablartetraspasada de amor de parte a partegozando la canción mientras te llora.

Perdona, Ayamonte, pero ahorame dirijo a ti para cantarte.

Y dejo al corazón enamorarsede esa Pasión, por ti, tan redentora.

Trascendido de dios se siente el arte.Todo ha sido vencido por su aurora.latidos de un corazón que por amartehace pregón el alma que te implora.

Tiendo la mano que mueve mis quimerasme signo con la cruz. digo “adelante”.Que será, Ayamonte, lo que tu quierasy tu puedes querer que yo te cante.


Jesús aclamado por los niñosse hace amor por ayamonte

DOMInGO De RaMOS

Señor triunfante en su entradaen Jerusalén y Cristo del amor.

La sublime luz de un domingo de Ramos nos hace des-pertar del dulce sueño de la cuaresma y nos anuncia que

la espera ha merecido la pena. ¡Que se ha hecho realidad! Como una promesa cumplida y ya es Semana Santa en Aya-monte cuando el corazón cofrade vuelve a sentir a dios tan cerca.

Así aparecerá esa mañana: tan cercano, tan sencillo, a lomos de una mulita, sonriendo a quien le mira y bendi-ciendo a quien le pide. Así entrará Triunfante Cristo en esta Jerusalén ayamontina para hacerse el amigo de los niños que le gritan hosanna desde las Angustias a la Laguna y desde la Rivera hasta el cielo.

Así caminas, Señor, entre palmas y Ramos mientras tus ojos van pidiendo a gritos que se te abran todas las puertas, de par en par nuestras almas, para que Tú entres Triunfante en el alma de mi Ayamonte.

s


Y un cortejo de chiquillos,que son promesa cofrade,

te llevarán entre gritosde la mano de sus padres

y llevando ramos de olivos.

¡Ay, si no os hacéis como niños...!Por eso, Señor, te los presentamos

y al ponerlos bajo tu amparopor todos los niños te pedimos.

Bendícelos Tú, Señor, no dejes de bendecirlos.

Que sabes cómo te quierenlos niños ayamontinos.

Bendícelos Tú, Señor.Pon sobre ellos tu cariño.Atráelos hacia tu Amor

que vayan siempre contigo.


Que sean niños cofradesen la mañana de olivos.

Y que ya siempre recuerdenque Tú quieres ser su amigo.

Míralos con tu bondad,líbralos de los peligros.

no permitas que se aparten.¡Que no dejen tus caminos!.

Hoy, Señor de la mulita,te pedimos por los niños.Míralos cómo te quierenlos niños ayamontinos.

Así caminas, Señor, en esa mañana de gloria. Mientras todo parece que espera que tu Amor siempre acompañe a los que viven en esta tierra. Así caminas, Señor, y parece que vas diciendo que más Amor ya no cabe y en la cruz estás muriendo para que tu Amor se derrame por las calles de este pueblo.

Tu cruz, Señor, es el trono de tu Amor el lugar donde nos has amado. Ahí has dejado escrito con letras de sangre lo grande que es tu amor por cada uno de nosotros.

Quisiste entregar la vida así. Con los brazos abiertos para darnos siempre ese abrazo en el que nosotros podemos refugiarnos.


Que tu cruz es el Amor,la ternura, la amistad.el abrazo al pecador.

La esencia de la verdad.Sin Ti, el mundo es locura,

una carrera sin final.

Porque Tú eres el Amor.el bálsamo en la heriday el brazo donde apoyar

“pa” levantarme de la caída.

Tú eres, Cristo del Amor,el lazo que amarra la vida.

Misericordia y bondad,puerta abierta cada día.

Luz que brilla en la oscuridad.

Tú nos das eso que sin ser saludda alivio en la enfermedad.Que en Ti vamos a tenerrefugio “pa” todo mal.

eres Santo Cristo crucificadoAlimento “pa” el hambrientoen Amor de dios entregadoy agua que calma al sedientoen la fuente de tu costado.


eres del más joven la ilusión.La alegría para el anciano.

eres “pa” los niños bendicióny en las familias el amparo.

eres sombra y el descansopara hacer el camino mejor.Tú, la inocencia y el encantoporque eres el Hijo de dios.

Y en tu cruz eres el Amor.eres el fuego y la candela

siempre ardiendo en centineladesde el corazón de dios.

Porque tienes el alma dispuestapara abrazar a quien te ofendióy sanar la herida de la ofensaofreciendo continuo perdón.

Porque es dios quien nos lo entregaen el Santo Cristo del Amor.


Jesús con las manos amarradasy Cautivo por nuestro amor.

LuneS SantO

Jesús Cautivo

Y por qué llevas las manos amaradas, Señor del Lunes San-to, si tus manos siempre estuvieron libres para amar y

para perdonar?.

¿Por qué quieres que tus manos estén atadas, mi buen Jesús Cautivo, si tus manos eran señal de bendición, y dieron la curación a quien la necesitaba?

Que yo no sé ¿por qué están tus manos vacías si siem-pre las llevabas tan llenas para dar el pan que multiplicabas y para bendecirlo en la eucaristía?

Tus manos, Jesús, siempre estaban dispuestas a ben-decir a los niños, a curar a los enfermos y a perdonar a los pecadores. Tus manos siempre llenas de bendiciones. Mos-trándonos el camino hacia el cielo. Y ahora apareces con las manos atadas porque quieres que así te miremos.

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Porque tal vez, mi Señor Cautivo has querido que te veamos así con las manos amarradas para que comprenda-mos el gran amor con el que nos amas o para que termine-mos de comprender que así, amarrado, quieres que te lleve-mos en lo más profundo del alma.

O quizá pudiera ser, Jesús mío, que es así como quieres vernos. Y Tú vas mostrándonos el camino. Porque nos quie-res amarrados a Ti. Bien atados y que por siempre quedemos unidos y compartiendo tu mismo destino. Que nos dejemos amar, que nos dejemos llevar quedar en Ti siempre, Señor del Lunes Santo.

Pero si me fijo en tu mirada, en tus ojos que parecen que andan perdidos, me pregunto en qué estarás pensado. ¿A quién echarás de menos? ¿A quién te gustaría ver en ese momento?

Será que vas pensando en los enfermos que fueron cu-rados. O pensarás en los niños, ¿dónde están aquellos niños que gritaban hosanna con sus ramos de olivos?. Y ¿dónde es-tarán aquellos que comieron el pan multiplicado?. O los que vieron aquel milagro del agua convertida en vino.

no sé, mi Señor Cautivo, si estarás pensando en todos ellos o vas pensando en quien te abandona, en quien te deja, en quien se olvida de Ti. Y unas veces se muestra tan valiente que saca la espada para defenderte y al momento te está negando, igual que lo hizo Pedro y los discípulos que te abandonaron.


Cuando te miro, Cautivo,con esas manos atadas

y tu mirada lejanaque adivina tu destino.

Sé que muestras el caminode esta pasión aceptada

y en nosotros completadasi caminamos contigo.

Y me duele en los adentros,tu actitud tan resignada

y si me fijo en tu estampase te ve el desvalimiento.

Y el más hondo sentimientodeja arrebatada el alma

que quiere sacar su espaday evitar tu prendimiento.

Y tiene que ser verdadque Tú eres el Salvadory por eso quiere dios

que cumpla su voluntad.Y no te cansas de amar

aunque te veamos Cautivoese lunes ayamontinoen tu dulce caminar.


Que yo sé que Tú eres Cristoel que me quiere salvarquien no deja de buscar

a quien te echa en el olvido.Y a quien se siente perdidoTú lo vuelves a encontrar

“pa” poderlo perdonarporque siente que es tu hijo.

en mi razón no conciboque te hayamos condenadotodo el pueblo impregnado

del pecado vengativo.en soledad, sin motivo,por todos abandonado.Cruelmente maniatado

caminas, Señor, Cautivo.


SAnTO CRiSTO de LA BUenA MUeRTe

La silueta de la cruz de la Buena Muerte se irá señalan-do por las paredes encaladas mientras los brazos del crucifi-cado irán señalando, de uno al otro confín, que dios no se cansa de amarnos.

Así te veo, Señor de la Buena Muerte, clavado en ese madero, con tu rostro limpio y sereno que más bien parece que duermes el sueño de tu Buena Muerte.

Y en una mecía costalera, en un racheo de la alpargata, en un ir de costero a costero, te acercas para que te vea, para que te pueda mirar y surja la oración sin ningún esfuerzo.

Ahora lo entiendo, Señor, ahora lo entiendo. Que sales a la calle para que te recemos. Para que rece todo el mundo y sobre todo que te recen aquellos que no van a la iglesia, que no entran en los templos. Aquellos que te ven ahora sobre unos hombros costaleros.

Por eso, qué cosa más grande ser costalero. Qué poco reconocido ese trabajo. Qué poco premiado su esfuerzo de querer llevar a Cristo para que todos le recemos.


Y ahora, deja que te diga,que te diga, costalero,

que en hombros llevas a Cristoese Cristo en el que creo

Señor, de la Buena Muerte,que es tu Señor, costalero.

Y déjame que te diga,que te diga lo que sientoque me comparo contigosé que es un atrevimiento,

permíteme la osadía,de sentirme costalero.

Puede ser que no se entiendapero como tú me siento,

cuando yo estoy en la misa,la que cada día celebro,

tomo a Jesús en mis manosy ante el pueblo lo presento.

igual que lo haces tú,igual que un buen costalero


Tomas en hombros a Cristoy lo llevas en silencio,

lo cargas con devoción,lo meces con sentimiento.

eso mismo siento yo cuando levanto su Cuerpo.

Tu alma en la trabajaderacada paso va sintiendo

y con cada levantáva tu corazón al cielo.

Con orgullo a tu Señora todos vas ofreciendopara que todos lo vean

para que todos recemos.Yo lo hago desde el altar

y tú desde tu costero.¡Por eso soy sacerdotey me siento costalero!.


el costado abierto de Cristo muestrala misericordia del Padre.

MaRteS SantO

Señor de la Lanzada, Santo Cristo de las aguas

Pronto le sobrevino la muerte al Crucificado. el castigo que había soportado acortó la agonía de Cristo quien,

clavado en el madero, gritó: “Padre en tus manos encomien-do mi espíritu”. Y así murió.

La Pascua estaba cercana y había que retirar los cuer-pos de la cruz. La ley es severa en ese sentido y los judíos, cumplidores de sus tradiciones, no querían caer en impureza tratándose de un día tan sagrado. Así que había que acele-rar la muerte de los dos malhechores, pero al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto y Longinos, desde su caballo, clavó su lanza en el costado del Señor. en ese momento bro-tó sangre y agua.

¡Tu sangre, mi Cristo de la Lanzada!, que en la noche del Martes Santo se derrama redentora sobre Ayamonte. Tu Sangre para perdonar nuestros pecados. Sangre de la nueva Alianza que brota de tu costado y para todos los hombres se convierte en el perdón que necesitamos.

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Y junto con la Sangre aquella fuente de agua se con-vierte en Ayamonte en manantial que salta hasta la vida eter-na. Que nos recuerda nuestro bautismo y que nos habla de la vida nueva que alcanzamos por tu muerte y tu resurrección.

¡Ay! mi Señor de la Lanzada que paseas por este pueblo en dulce muerte con la muerte para siempre derrotada y en-tregándote al corazón de Ayamonte.

Tu cuerpo vencido sobre la cruz,Señor mío de las Aguas.

Aún no ha habido Jueves Santoni se ha hecho la madrugada.

Aún no has orado en el Huertoni el Calvario aún te aguarda

y tu costado esa tardelo ha atravesado una lanzada.

Y habla de resurrecciónde la salvación de las almas.Y con tu Sangre nos limpiasy por tus Aguas derramadassobre aquel que te la pidey sobre esta Semana Santa.


déjame que ahora te pida,Santo Cristo de las Aguas,por todos los marinerosde orillas del Guadiana.Marineros de Ayamonte

que arriesgan cada mañanasus vidas para ganarse,

el pan para los que aman.

Hombres valientes y honrados,de fe sincera y sencilla

que vienen a Ti pidiendoque cuides de sus familias.

Qué eres Cristo de las Aguas,y porque el agua es su vida,te recuerdan en los apuros,

los peligros y alegrías,te rezan con devoción

“pa” que siempre los bendigas.


déjame que te pida, Señor, por quien se hace a la mar, y por quien sabe rezarte en el sacrificio de cada día y en la entrega de toda la vida dejando el lugar más importante para que Tú lo llenes de tu Agua. Que no se olvida que Tú eres el capitán de nuestra nave, eres quien nos lleva y nos guía quien nos ampara y protege.

eres el puerto seguro de la eterna salvación. eres la luz de los faros para que nunca nos perdamos. eres el ancla que nos atraca en tu Palabra de vida y amor. eres la hermosura de los mares, la mar en calma y el oleaje. La brisa fresca y el sol que abrasa lo eres todo para este pueblo y por eso te quieren Ayamonte, Señor de todos los marineros.

Abogado de quien navega en los barcos de nuestro puerto y por los mares de esta tierra, marineros de tierra adentro, en Ti también confiamos los cofrades que te que-remos.

ilumínanos, Señor,que Tú siempre seas el guía

porque si no estás aquí,nuestra vida está perdida.

Y sólo si la alimentascon el pan y la bebida,

que son tu Cuerpo y tu Sangreque se hacen eucaristía,sobre el altar de la cruzofrecido en tu canastilla.


Así te vemos, vencido sobre el madero. dejando caer tu cuerpo sin vida. Pareces derrotado en esa expresión como si llevaras el alma perdida habiendo entregado tanto amor que ya nada te queda en tu muerte divina.

Y quiso ser el notario Longinos de una lanzadaabrió al pronto su costadopara que así atestiguaraque Jesús había muerto

como el profeta anunciaba.

Que fue un hombre valientequien a la muerte retaba.Que no maldijo su suerte

ni le tembló la miradasabiendo que era su muertelo que a la muerte mataba.

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte�0

Porque es el Hijo de dioseste Señor de las Aguas

que ha sido por dios heridoquien su Amor predicabay ahora muere por aquel

que en la muerte se encontraba.

Al pasar por Ayamonte¡Ay, Señor de la Lanzada!recuerda a los marinerosque te elevan su plegaria.Y aquel que viene a vertecon su oración necesitadapara que Tú nos bendigasSanto Cristo de las Aguas

“pa” que nos salves a todospor tu Sagrada Lanzada.

JOSé manuel Barral martín �1

Jesús se hace nazareno en una bendita Pasión

MIéRCOLeS SantO

nuestro Padre Jesús de la Pasión.

Y de nuevo, el Miércoles Santo dios se empeñará en salir a la calle, para pasar ante nosotros llevando su cruz le-

vantada como una bandera discutida que atrae sobre ella las miradas.

Jesús nos volverá a mostrar su Pasión y lo veremos dando el primer paso. Como quien inicia la marcha. Como si ese Cristo nos dijera: “Toma tu cruz y sígueme”.

Y de nuevo, este Miércoles Santo, Ayamonte dejará prendida el alma en un suspiro emocionado, en un silencio lleno de gracia que se derrama por todos lados y estalla en mil alabanzas.

Ayamonte dejará que se llenen sus sentidos de música y de incienso mientras el Señor de la Pasión recoge chicotás entre las últimas luces de la noche y deja su mirada tierna y profunda grabada en el alma que lo contempla.

Así camina el Señor de la Pasión y pasa dios por esta tierra llevando detrás de sí toda la humanidad entera.Y así

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Ayamonte se acercará a su misterio, a su cruz, a su mensaje que es el evangelio hecho vida y verdad, y el único camino, para aquel que sepa escuchar y dejarlo todo por Cristo.

¡Ay, mi Señor de la Pasión!. Tu portentosa imagen nun-ca deja de invitarme para que yo también te siga tomando la cruz de cada día y caminando tras de Ti. Llevando tu nombre entre mis labios para no dejar nunca de pedirte. Y dejando que tu mirada en mis adentros sea el consuelo y el bálsamo que me alivie en las heridas.

¡Ay, mi Señor de la Pasión!. no dejes de pasar junto a mí y junto a quien te necesita. Pero sobre todo no dejes de llamarnos porque somos nosotros quienes necesitamos de Ti.

Y así Ayamonte se irá contigo,se irá detrás de tu Pasióno con un cirio en la manocon una promesa ofrecidacuando Tú hayas pasado

y te hayas llevado de cada aceranuestro corazón sobre tu pasoy nuestra emoción en tu figurade un dios que nos ha salvado.

Tomaremos, Señor, nuestra cruz para seguirte por esta vida,y hacer lo que nos pidas Tú

que tu Palabra quede cumplida.


Pero no te olvides, Señor, que no podemos hacer nada si no eres Tú quien nos ayudas. Que si perdemos tus cami-nos y si no vamos tras de tu Pasión nos seguirás llamando desde tu imagen de un Cristo que es dios y Rey y por amor entrega la vida abrazado a la cruz de nuestros pecados.

Por eso, deja que el corazón de este pueblo te diga lo mucho que a Ti te quiere, lo mucho que te necesita y que por eso a Ti te promete caminar tras tu imagen bendita.

Por eso el Miércoles Santo,caminaré tras de Ti.

Cuando eres dios entregadoy tomas la cruz por mí.

iré trás de tu Pasióncon mis batallas perdidas.

Sabiendo que eres Camino,sólo Tú Verdad y Vida.

iré tras de Ti, Señor,vendré a llamar a tu puertaporque para quien te quiere

siempre la tienes abierta.

Caminaré tras de Ti, Señor,porque en mi sufrimiento

me están faltando las fuerzasy Tú eres luz y alimento.


iré siempre tras de Ti, mi Señor de la Pasión

y que se entere la tardecon la luna y los luceros,

Ayamonte y su riveraque te griten mil “te quieros”cuando pases en tu Victoriay nos arranques los miedos.

Porque detrás de tus huellas y siguiendo tus senderoseres Pasión de Ayamonte,

la salvación de este pueblo.Y si Tú vas delante, Señor

nosotros te seguiremostomando tu cruz a cuestas

¡“pa” que nos lleves al cielo!

Pregón Oficial de la Semana Santa ayamOnte��


Jesús cae orando en Getsemaní y,por tres veces, en el camino del Calvario.

JueVeS SantO

Oración en el Huerto y Jesús caído

Me impresiona ver a Jesús de rodillas. Me impresiona sobre ese paso del angelito donde tantos niños se han

hecho hombres un Jueves Santo tras otro haciendo realidad tantas ilusiones. Pero me impresiona más ver a Jesús orando en aquella soledad de Getsemaní mientras los discípulos es-taban descansando.

Reconozco que me hiere verte así, Señor, por tu pos-tura de rodillas, por tu expresión de dolor callado o porque seguimos dejandote sólo. Te seguimos abandonando aunque te veamos pidiéndole al Padre que pase de Ti ese cáliz pero que se cumpla su voluntad si es así como habrás de salvar-nos.

Mientras nosotros te seguimos dejando sólo cuando te vemos así orando y no se nos conmueve el corazón. Prefe-rimos no despertarnos aunque te encontremos de rodillas, porque así te estás entregando para que se cumpla la volun-tad de un dios que nos ha salvado.

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Por eso, la tarde del Jueves Santo es la de un dios que se arrodilla. Un dios así encarnado, que toca nuestra tierra, la tierra que habitamos, y que viene así rezando, cuando lo vemos de rodillas.

es sorprendente ver a Cristo que en el huerto está oran-do. Y verlo después caído en su camino hacia el Calvario.

Pero lo que siempre me ha llenado de admiración, y Tú lo sabes bien, mi Señor, es pensar que si una vez has caído, ¡otra te has levantado!. Y así por segunda vez. Y hasta en tu tercera caída. Que si grande pudo ser tu debilidad, la que te hizo caer, Señor, más grande es tu fuerza de voluntad, tu afán de superación y todas tus ganas de luchar.

Por eso, hermanos de Jesús Caído, os pido que seáis así. Que sigáis en la lucha aunque os veáis algunas veces cansados, aunque os sintáis derrotados o que os parezca que ya no quedan ni fuerzas ni ganas.

Yo siempre me fijo en Jesús, caído pero queriéndose levantar. ese Cristo que no se da por vencido, que ha puesto su confianza en el Padre y sabe que es posible y que quiere, al menos, volverlo a intentar.

Así, siendo el mismo diosva como un hombre cualquiera.

no se le acaba el valoraunque le falten las fuerzas.

JOSé manuel Barral martín ��

Y una vez más se levantay vuelve a intentarlo Cristo.Que se ha caído tres vecespero aún no lo han vencido

y se crece en la batalla“pa” redimir a sus hijos.

Y mi Ayamonte te ayuda, ¡no te rindas, mi Señor!

que un reguero de capirotesacompaña en tu pasión,te irá marcando la senda.Todo quedará en silencioy se escucha una saeta

“pa” que recobres el aliento.

enmudecen las gargantasmientras las saetas suenan.¡Que no se queden calladas!¡Que nuestra cruz ya le pesa!.

Si las fuerzas le faltabanla saeta le consuela.

Y así le limpia la caracomo la mujer aquella.

Verónica se llamabaaquella mujer tan buena.


Canta y reza el saeterocon voz valiente y sentía

Porque está rezando a Cristoy ante Él todo se inclina.

Va rezando de rodillasese Cristo nazareno

y en su rostro se adivinael mismo temor del Huertoy ahora siente en su caída.

Va rezando de rodillasese Señor nazareno.

Con su mirada perdidava buscando en este puebloy se encuentra con la mía.

Cántale tú, saetero,dale con tu cante vida.

¡Guarda Ayamonte silencio,reza una oración sentida!.¡Vamos, cofrade, levanta

a Jesús de su caída!.

Y le reza el sentimientodándole un soplo de vida

que descubre en el nazarenode esta pasión ayamontina

a todo un dios que va rezando¡en un Cristo de rodillas!.


todo ayamonte se hace Cirineode Padre Jesús nazareno.

La MaDRuGÁ

Padre Jesús de la Villa.

La madrugá en Ayamonte comienza cuando una saeta des-garra el silencio de la noche y Padre Jesús a golpe de fe y

horquetas abraza nuestra propia cruz y baja de la Villa para sentirse más cerca de este pueblo.

ni el mismo cielo adivina toda la emoción que se es-conde en ese momento sublime y en el corazón de Ayamon-te.

Así vienes caminando, Padre Jesús, como si tu paso fuera un barco que navega surcando los oleajes y desafiando todas las tormentas. Con el rumbo fijo a todo el que quiera encontrarse contigo en una madrugá eterna.

el relente de la noche nos hace acurrucarnos de frío aunque por dentro esté que arde el corazón en puro “sentío”. Los recuerdos que nos trae el verte, Padre Jesús mío.

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La calle parece una mareaque te trae y que te lleva.Que te mece y se recreay en tu mirada encuentra

un motivo para creery una esperanza nueva.

Y a golpes de horquetanos va creciendo la fe.Sólo con verte tan cercasólo con volverte a ver.

Y si me quedo en mi aceray a tu lado no me ves

no dejes que yo me pierda.Haz que te entregue mi ser

déjame que te prometaque yo siempre te querré.

Así te ve diciendo Ayamonte:

Si yo pudiera, acompañarte, Señor,ir contigo sobre tu paso.

Ayudar al Cirineoy darte un poco de descanso.

Llevar tu peso redentorporque así nos has salvado

y entregarte por enterolo que soy y lo que tengo,

lo poco que sé y la nada que valgo.


¡Padre Jesús de la Villa!Padre Jesús esperado,

que has tomado mi cruzy cargas con mi pecadovas camino de la muerte

que te espera en el Calvario.

dejame que yo te ayude,Ayamonte va diciendo,Padre Jesús de la Villa,

el pueblo es puro lamentoal mirar tu imagen herida

por la cruz de tu tormento.

dejame que yo te ayude,Ayamonte va diciendo,

si un helado y triste vientoaumenta tu sufrimiento

que por salvar a los hombreste haces Redentor eterno.

déjame que yo te ayude,que sea tu Cirineo.

Que junto a Tí haga promesa,que exprese mis sentimientos

y te lleve hasta el Calvariodesde Ayamonte hasta el cielo.


Así trabaja cada remuda desde que sale del Socorro Pa-dre Jesús con todo su pueblo andando sobre sus corazones a golpe de una horqueta que va marcando el paso de esa dulce penitencia.

Cargadores que sufriendosois cirineos de un dolor

que traspasa el sentimiento llevado con cuanto amor.

Paso corto y racheadocargado de sufrimiento

le fe que siempre ha llevadoa este Cristo con su pueblo.

Todo un rosario de hombres toman tan ligero peso

que se vuelven cargadoresde un bendito nazareno

como lo fueron sus padresde un dios que va pidiendo

Cirineos que le ayudena cargar con su madero.


Y ayudado por sus cargadores, Padre Jesús ha dejado de tener dudas. Y se vuelve capataz de su propio paso y de esta manera manda a sus cargadores de todos los años gol-peando en el martillo de sus almas.

“¡Que a esta es!. Levantadme ahora del suelo y llevadme con vosotros desde Ayamonte hasta el cielo. Que una sentida plegaria me está rezando el silencio. Por eso, ayamontinos, levantadme ya del suelo que quiero llevar mi cruz por las ca-lles de este pueblo y siendo Padre Jesús a todos ir redimien-do, con dolores y pesares mi amor iré repartiendo”.

¡Siempre de frente, valientes! Así lo manda el Señor quien acepta por derecho nuestro dolor porque así lo quiere el cielo, porque así lo quiere dios.

Vamos con Él, cargadoresde todo Ayamonte entero.Caminad poquito a poco,

suene la horqueta en el sueloy trabajando los pies

sufriendo y al mismo tiemporepartiendo bendiciones

en mis hijos de este pueblo.


Pero nuestro Padre Jesús tiene naturaleza humana y también habrá un momento en el que no podrá con su tor-mento. Tendrá que hacer un descanso y mandará a sus car-gadores, como mandan los cánones, que el martillo vuelva a pegar: “¡pararse ahí!” Y posarlo en las horquetas que Padre Jesús toque el suelo de esta bendita tierra.

La brisa de la mañana limpiará la sangre de su rostro di-vino y posando de nuevo su mano tomando firme el martillo con la eterna salvación llamará.


¡Que he de llegar al Calvario,¡venga una nueva “pegá”!

Que en Ayamonte voy penando“pa” salvar la humanidad.

Por eso tiene que ser,¡ha de ser de madrugá!

cuando Ayamonte caminacontigo en la oscuridad,mientras espera ese día,en que has de resucitar.

Que así nos pasa en la vidaque ayudas a superardebilidades infinitas

y no te cansas de esperarporque con tu imagen divina

¡Tú nos vuelves a llamar!“pa” que venzamos la agonía

y así nos vienes a salvar.

Y Ayamonte te lo dice,te pide al verte pasar.

no te olvides de mí, Jesús,no me dejes de mirar.


no permitas que te olvideno me vaya a olvidar

de lo mucho que te quierela gente de este lugar.

Si la vida me confundeno me dejes de llamar.

Que aunque yo me alejea Ti te vuelva a buscar.

Que como sé te lo pido,mi alma te va implorar.

Yo soy tu pueblo benditoy no te dejo de amar.

Padre Jesús de la Villa,llévame a tu madrugá

Y cada vez que me caiga¡hazme Tú la “levantá”!.


Muerto en la cruz y dos veces sepultadopara abrirnos a la Vida eterna.

VIeRneS SantO

Vera Cruz, Descendimiento y Santo entierro de Cristo.

Ayamonte tiene la enorme suerte de estar ceñida por el hábito marrón y negro de las Hermanas de la Cruz.

ellas son de esas monjas que saben alegrarse con las alegrías del pueblo y que sufren con el que sufre siempre sin quejarse ni aparentar. Que más vale ponerse manos a la obra, como hacen las hijas de Sor Ángela, que pasarse mu-cho tiempo pregonando lo que uno no hace.

ellas son monjas cofrades porque cuando llega el Vier-nes Santo nadie mejor sabe del significado del Calvario ni sabe descubrir a un Cristo muerto, que muere cada día en todo aquel que padece.

nadie mejor que ellas sabe lo que significa la Vera Cruz de nuestro buen Jesús, la verdadera cruz de Cristo, que aque-llas que han acudido tantas veces a acompañar a su Señor en la agonía de los hermanos o a dar alivio cuando todos han abandonado al que muere encomendando su alma en las manos del Padre.

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Cuando un paso de la Semana Santa de Ayamonte se acerca a las rejas del Convento de Sor Ángela es como un homenaje que los hijos de este pueblo no quieren dejar de hacer a sus monjas cofrades.

Quizá sea por eso que los pasos, mientras las monjas le cantan, se mueven con la gracia esbelta de aquellos barcos sobre el Guadiana. Movimiento cadencioso y “sentío” cuyo ritmo interno se termina agostándose con el dulce apagarse de las voces de las monjas.

Alguna lágrima se escapa de los ojos ayamontinos cuando alguna de esas hermanas suspira. Cuando el paso del Señor de la Vera Cruz deja un eco de penitencia y la reja del convento se queda vacía y todo vuelve a ser como antes.

Las Hermanas volverán a sus quehaceres, a seguir acompañando a Cristo que muere para descenderlo de su cruz. Que bien saben estas hijas de la Madre Angelita de mis-terios del descendimiento con su caridad de noches cerradas y de aquello que se hace para que no lo sepa la otra mano.


Por eso, Señor, no sufrassi vas muerto en tu madero

y en otros rostros de hermanossigues en ellos sufriendo.

no temas, mi Señor que unas Hermanas de la Cruzte tomarán en descendimiento

te acompañarán en tu Vera Cruz.Que sólo ellas entendieronel modo en que estas Tú

en el pobre que sigue sufriendo.Y en aquel que con una cruz

llora y vive padeciendoel dolor por falta de luz.

no temas, Señor del Viernes Santo,no temas, mi Señor de la Vera Cruzni Tú que vas en descendimiento.

no sufras mi Señor Jesúsque Ayamonte para tu remediotiene todo un regalo del cielo

¡y son las Hermanas de la Cruz!.


el silencio se hace más hondo cuando pasa el Santo entierro. Cristo muerto, ya sin vida que ha sido sepultado con la esperanza perdida y con los milagros olvidados. Pa-rece que ya no queda nada, no queda más que el abandono de los suyos.

Perdónanos, Señor, porque te olvidamos. Porque te de-jamos. Porque también nosotros te abandonamos. Que estás muerto, que te hemos sepultado. Que nos hemos quedado en la noche de un Viernes Santo acompañando tu Santo en-tierro y con la tristeza de nuestro llanto.

Perdónanos, Señor, ¡mi Señor sepultado!Si tantas veces te abandonamos

si volvemos a nuestras cosasa nuestros afanes y trabajos.Si se nos llena el corazón

de sentimientos encontrados.Si tantas veces te llevamos muerto

como mueres el Viernes Santo.


el silencio parece más profundo y la noche se hace más oscura en los encajes de las mantillas. es inevitable el encuentro con uno mismo, con la realidad de lo que somos y con el descubrimiento de nuestra pobreza. Ayamonte siente su Mayor dolor cuando Tú mueres en las Angustias y acom-paña tu Soledad desde la Ribera a San Francisco.

Algo se nos ha muerto contigo, Señor,y un lamento de cornetas

nos desgarran los sentidos.Y llora todo Ayamonte

porque está muerto su Cristo.

Y al verte este pueblo sienteque algo se muere contigo.Aunque siga la esperanzay la fe no se ha perdido.Y que sentimos tu amorlatiendo en cada latido.

Algo, se muere contigo,al ver tus labios calladossin palabras ni quejidos.Sin las bienaventuranzas

de ese Reino que has descrito.Y tus labios ya calladosguardan silencio divino.


Algo se muere, Señor,¡muere Ayamonte contigo!

Tus manos ya no se muevenno hacen milagros ni signos.

ni dan vida ni saludni hacen del agua buen vino.Tus manos que consolaron

a los enfermos y a los niños.

Por eso, algo se nos muere,y muere, Ayamonte contigoporque tus pies ya paradosno cruzan nuestros caminos,

ni vienen dejando la paz,la paz que a gritos pedimos.

esos pies que te llevaronpor tantos sitios distintoshoy ya no pueden traerte

“pá” dar tu paz a estos hijos.


Y el Viernes Santo se muere,muere Ayamonte contigo,que su pena no contiene

porque dos veces lo ha visto.Una vez en las Angustiasy otra por San Francisco.

Por eso Ayamonte sabeque algo se muere contigo

pero no pierde la feni la esperanza ha perdidoporque habrá resurrecciónla mañana del domingo.

Pero en la tarde del viernesalgo se muere contigo

y es un misterio tan grandeporque Ayamonte te ha visto.

Y se ha ido tras tu pasodos veces llora por Cristouna vez en las Angustiasy otra por San Francisco.


ayamonte vive la alegría de la resurrección

DOMInGO De PaSCua

Señor Resucitado

el sol que brilla en la mañana de Pascua parece distinto, aunque es el mismo, que nos alumbró el domingo de

Ramos. Pero es cierto. Todo es distinto en Ayamonte porque dios lo hace todo nuevo. Repican las campanas desde las Angustias anunciando que Cristo ha resucitado y ya pasa por las calles de este pueblo vencedor sobre el pecado y la muerte.

Y haremos estación de penitencia con la cara descu-bierta, como si quisiéramos entender que es así, a cara des-cubierta, como debemos vivir tu evangelio. Que los cristianos tenemos que aprender a dar la cara por tu Palabra, por tus Hermandades y por tu iglesia. Que ya ha pasado el tiempo en que preferíamos escondernos y dejar la fe para el ámbito de lo privado. Que ha llegado el momento, mi Señor Resu-citado, de salir a la calle contigo y empezar a vivir lo que Tú nos has enseñado.

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Y otra vez, Señor haremosestación de penitencia

para que pueda alabartecada hijo de esta tierra.Y si Ayamonte callara

lo griten hasta las piedras.

¡Bendito el resucitado!Que romperá las cadenas,del miedo y la cobardíay nos abrirá las puertas.

Que entre el fuego del espírituen las almas de esta tierra,Que se haga pentecostésy nos llene de su fuerza.

Bendito seas por siempre, Señor Resucitado, que así te muestras a Ayamonte para que puedan creer en todas partes que tu eres el Mesías prometido aquel que nos ha enviado el Padre.

Ya no seremos como Santo Tomás porque nosotros he-mos visto y hemos creído. Te hemos visto entregado, Cautivo y nazareno. Cargando con una cruz que no era la tuya y mu-riendo en nuestra misma muerte. Te hemos acompañado en la agonía con el costado abierto y en descendimiento. en el regazo de tu Madre de las Angustias. Y ahora creemos, Señor, al verte Resucitado y mostrándonos la Vida.


Por eso creemos, Señor,sin mirar a tus heridas,

ya no vivimos en la muerte,por tu presencia divina

te has hecho en AyamonteCamino, Verdad y Vida.

Cuando Tú pasas, Señor,viste Ayamonte de blanco,

todo se llena de luzrenovado un día tan santo.

Y Mientras Tú te levantastriunfante sobre tu paso,vencedor la mano elevas

como quien va proclamando.

Que vas señalando al cielodonde nos estas esperando.

donde vivirán tus hijos por siempre resucitados.

Y parece este domingoque tu imagen nos levanta

porque has vencido a la muerte,al pecado y la desgana.Y porque has resucitadovences todas las batallasnos rompes las atadurasy a cada uno nos llamas.


Y desde tu imagen nos vas diciendo:

Porque hay que resucitar¡ven, Ayamonte, conmigo!.

nada nos hace temblary no hay temor al castigo.

Que en esta Semana Santatú, en verdad, me has conocido.

Has oído mi Palabray te has venido conmigo.

Has andado a mi ladocompartiendo mis caminos.

Has visto mis milagrosy has entendido los signos.escuchaste las parábolas

que te recité al oído.

Por eso, ¡vamos, Ayamonte!quiero que vengas conmigo.Que Tú has estado a mi ladocuando era un Cristo cautivo

y en ese prendimientotu compañía me dio alivio.

Y me has visto en el Calvarioy por tres veces caído.Cuando fui tu nazarenofuiste Cirineo conmigo.


Por eso, vamos, Ayamonte, quiero que vengas conmigo.

Me has visto crucificadoy de una lanzada herido.La sangre de mi costado

por siempre te ha redimido.

Me has llevado en Buena Muerte, en la Vera Cruz me has visto.Me has tomado en tus manos

en un descendimiento bendito.Y al final sólo, Ayamonte,

tú únicamente me has visto por dos veces sepultado

y a la muerte ya he vencido.


Y me ves resucitadoahora, en este domingo

dos veces me has enterradoy mil veces resucito.

Que a la muerte y al pecadoen esta tierra he vencido.

¡Vamos, Ayamonte, vamos!Quiero que vengas conmigoporque así te estoy llamandocomo llamo a “to” mis hijosque ya la muerte ha pasado

y estaré siempre contigocomo el Señor Resucitadode este Ayamonte bendito.


La pasión de Cristo reflejadaen los rostros de su Madre.

La resurrección del Señoren la Gloria de su hermosura.

LaS VíRGeneS De aYaMOnte

detrás de cada misterio viene un palio andando al com-pás de suaves mecidas que nos citan para admirar la

plenitud de la hermosura. nos encomienda a presenciar el magistral delirio de pulcritud que lleva la Reina de este pue-blo en cualquiera de las advocaciones con las que Ayamonte nombra a su Madre.

¡Con qué mimo vas mecida!tu paso, los costaleros.¡Qué arte en tu capataz!

¡Qué devoción en tu pueblo.Y todos quieren calmar

tanta pena con su esfuerzoy tus lágrimas enjugar

con vaivenes marineros.

s


Parece que se detiene el tiempocuando pasa verdaderamentela que es Reina de los Cielos

una y otra vez. ¡Y eternamente!por las calles de este pueblo.

Así camina la Virgen de la Saludque va guardándose el llantoporque un mar de promesas

va empujando su pasopara que surque por Ayamonte

la noche del domingo de Ramos.

dicen que ella va contentaaunque sigue su dolor.La lleva una fe costaleraque reza con devoción

abrazando la trabajaderade la Madre del Santo Amor.Y no sufras, Madre Buenaque eres la Madre de dios.Ayamonte se hace promesa

pidiendo Salud en tu devoción.

JOSé manuel Barral martín ��

el costalero lleva el peso cofrade con la desnudez de su pensamiento porque es para su Bendita Madre la flor en cada uno de sus lugares.

es como la cera que derrama su dolor. La orfebrería que camina itinerante. el manto de terciopelo de la noche y el bordado que se recrea dibujando. O el Rosario de Bendito nombre que engarza como si fueran cuentas uno a uno todos los corazones de los cofrades de Ayamonte.

el costalero se hace para la Virgen del Rosario el alma humana de su gloria, el requiebro del dolor suspirante, la saeta que mece su palio que el aire acaricia cuando pasa.

Y lo mismo el Martes Santo. Bajo la Virgen de la es-peranza el costalero camina con su promesa y el reflejo de la luna en sus lágrimas ofreciendo consuelo a pasito corto y derramando en su mar toda la gracia.


Así se ofrece el trabajo de lo perfectoen la proclamación de su alabanza.Cuando ella es Madre del Rosario

o tras el paso de su Lanzada.en la mirada de esa Virgen

y la abundancia de todas las gracias.en el cantar que le reza el penitente

y el aire lleno de su esperanza.

¡Así son las plegarias y los rezosque se hacen en la trabajadera!

Mientras la Virgen muestra la Pazque derrama por esta tierray la fe nos brilla en los ojos

pareciendo que se hace eterna.

¡Ay, Madre de dios y de la Pazdel Miércoles Santo ayamontino!que acompañas nuestro caminartras la misma Pasión de Cristo.no te vayas nunca a olvidarde lo que cada uno decimos:Tú serás siempre nuestra Pazy nosotros seremos tus hijos.


Así va llegando la Virgen entre los pliegues del aire cuando todo se hace camino para su dulce figura. Así la sabe llevar Ayamonte entre las mareas de la noche meciéndola entre la brisa, consuelo para su Amargura.

Las bambalinas cobran vida en la mecía que parecen un juego de algarabías y se hace imperial en su barrio donde ella es la Virgen más querida de la noche del Jueves Santo.

¡Miradla cómo viene por la Villa!Trae Amargura en el semblante.Que va derramando cuando miratoda esa gracia de parte a parte.Que todo a tu paso se inclina

y no se cansa de alabarte.Madre, Amargura de esta Villa¡que a guapa no te gana nadie!

Miradla cómo pasa por su barriollevándola entre piropos y aplausos.

Y hasta la torre de su templose empina como calculando

cuánto le queda para el regreso.


en la madrugá del Viernesse vuelve a enamorar la Villa

cuando el Socorro se hace Madreen una Virgen tan sencilla.

es Reina de cielo y tierraentre las mujeres, Bendita.La que Ayamonte enamora

y ante ella se arrodilla.Que es mucho el amor que lleva

dibujado en las mejillas.¡Y es muy grande este Socorroque bendice a “toa” la Villa!


Y a lo lejos se escucha una saeta. ¡Vamos, saetero!, que se escuche tu cante. Y que llegue al mismo cielo ¿es que no merece que le cantes entre ese mar de requiebros a una Mu-jer que trae una Soledad tan grande?.

¿es que no ves que está llorando en la flor de su mirada y se marchita angustiada por el requiebro de tanta pena que le embarga?.

Cántale, saetero, y que sea tu propio canteel consuelo de su Mayor dolor

“pa” que cantando le digaslo que guarda el corazón.

Cántale que ella es Madrey tanto dolor le embarga.Que le cantan angelitos

y las aguas del Guadiana.Y la luna de la noche

que le brilla en la mirada.Que es Madre de la Soledad

¡no hay otra Virgen más guapa!


Saetero, no te callesque la luz le va poniendocolores nuevos en su talle.¡Crisol de los sentimientos!¡divinidad inquebrantable!

La espada “clavá” en el pechocomo plegaria del cante.

Que le cante el horizontey el crepúsculo del día.

Que los cuarteles de su gloriaserán la cruz que nos guía.Que le cante el nazarenoy el piropo del capataz.

Que es una Virgen tan guapa¡y camina en Soledad!.

Y todo parece distinto en la mañana de Pascua

cuando tu Hijo Resucitadote da alegría en la cara.Todo vestida de blancocamina con otra graciay así vas proclamando su Victoria en alabanza.

Que no se callen los cantosque no cesen las plegarias.

Que no terminen los piroposni acabe esta fe enamorada.


Que haya alegría a raudales y un repique de campanas.en la torre de las Angustias

tu Victoria se proclama.

Que le canten los balconesy el sentir de nuestra tierra

llenando los corazones.¡Que sean plegarias nuevas!

Cuando es Virgen de la Victoriaque en la Pascua nos espera.

¡Ay! la Reina de los Cielosla madre de los Cofrades.Coronada por los besos

¡que tiran por todas partes!desde el domingo de Ramosen cada nombre de Madre.

Y así canta el pregoneroque eres Reina y eres Madrey eres lo que más queremos

y todo el mundo lo sabe.Que te bajan de los cielos

“pa” en Ayamonte quedarte“pa” darnos amor y consuelocon esos nombres de Madre.

Milagros que se repitencada año en Semana Santa.Así lo hemos “aprendío”

y así tenemos que enseñarla.


Que no hay otra flor puestacomo la de una Virgen en su gracia.

Que no hay otra candeleríaque esté mejor presentada.

Si existe la perfección,que a mí me cuesta pensarla,

está en un paso de paliocomo una bendita alabanza.

Y en esa forma de sentirlocon emociones desatadas.La promesa que se cumplecon la voz en la gargantaque te dice Reina y Madre

en cada Virgen de Semana Santa.

Y Ayamonte se hace a tu pasouna cuadrilla de sentimientoque se ha apretado la faja

y el costal “ceñío” al cuello.

Le pone valentía y castay camina con amor nuevo“pa” vivir la Semana Santa

poniendo fe en cada misterio.


Y en la trabajadera apretada¡Ayamonte se hace tu Reino!

en una noche estrellada.Una cuadrilla de costalerosque esperando la llamadadel capataz de los cielos

espera que llegue septiembre“pa” llevarte todo el tiempoy estar en tu paso abrigada

llorando por un Cristo muerto.Madre de dios, de las AngustiasReina Coronada en este pueblo.

Llevarla poquito a poco.Porque se ahoga de pena

y lleva los ojos rasosde lágrimas como perlas.

Llevarla poquito a pocoy sin apenas mecerla

sin que septiembre le robeesa hermosura que lleva.

Llevarla poquito a pocoque todo Ayamonte atiendaque la traiga nuestro amordesde el cielo a esta tierra.

Mirarla con devoción,quererla como a una Reina

que es Madre de las Angustias¡y ya es domingo de Señas!.


Que Ayamonte ya está en vísperas cuando tiene las ma-nos ocupadas ente la cera y las flores limpiando el repujado de la plata.

Se vienen a la memoria mil recuerdos y oraciones pa-labras que se hacen plegarias cuando mirando su Angustia siente una alegre nostalgia.

Y el pensamiento se echa a volar como imaginando lo imposible Qué sería de nosotrossi no te hubiéramos cono-cido.

Que sería de Ayamonte,qué sería de tu pueblo.Si no estuvieras, Señora,

sin tu Angustia y tu consuelo.Sin contemplar tu mirada

aunque sea por un momento.Sin entregarte su alma

y sentir que estás adentro

Y sin decirte en septiembretodo lo que te queremos.Y que te busca Ayamonteen lo malo y en lo bueno.Pedirte que no nos dejes

y mostrarte agradecimiento.


¡Que sería de Ayamonte!Qué sería de este pueblo.

Si las corrientes del ríono nos diese lo más bello,

te trajeron a Ayamontecomo un regalo del cielo.

“Pa” que aquí tengan amparolos niños y los viejos,

los hombres y las mujeres,los mayores y pequeños.

Que todo aquel que se acercaen tu Angustia ve consuelo.

Por eso, Madre y Señora,¿qué sería de este pueblo?.¡Qué sería de Ayamonte!

si alguna vez te perdemos.de cofrades y creyentes

si tu Angustia no tuviésemos.Sin recrearnos en tu imagen

sin gozar de tus reflejos.

Sin hallarte en el retabloo en el nombre de tu temploy sin llevarte en septiembre por las calles de tu pueblo.

Y sin rezarte una salvey sin decirte un te quiero.

Sin que alimentes la feque da razón al sentimiento.


Por eso gracias a dios que te entregó a nuestro pueblo.

Que nos concedió ese díalo mejor que poseemos.

Porque aprendimos a tus pies,a ser cristianos buenos.Lo que somos y vivimos

lo que valemos y queremos.

Que todos en Ayamontepor todas partes sabemos

que sin Ti andamos perdidos.que por tu Angustia tenemos

un motivo para amarnos,razón “pa” que nos salvemos.

Y queremos, Madre Buena,acurrucarnos en tu seno,

y que seas Tú quien nos llevesdesde Ayamonte hasta el cielo!

He dicho

A mayor Gloria de DiosM M V I I

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