Y si fuera cierto

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Ysifueracierto

AntoniaJ.Corrales

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©AntoniaJCorrales,2017

Maquetación:detupuñoytecla.com

Diseñodeportada©KarlosPamplona

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Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenelordenamientojurídico,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelostitularesdelcopyright,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,comprendidosla

reprografíayeltratamientoinformático,asícomoladistribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblicos.

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ÍndicePrimeraparte

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Amimadre,alládondequieraqueesté.

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«Segundaaladerecha—dijoPeter—,yluegotodorectohastaelamanecer.

¡Quédirecciónmásrara!»

(PeterPan,JamesMatthewBarre,1860-1937)

«Lascosastienenvidapropia,todoescuestióndedespertarleelánima»

(Cienañosdesoledad,GabrielGarcíaMárquez,1927-2014)

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NotadelaautoraEl pueblo en el que se desarrolla la mayor parte de esta historia existe. No se da su nombre ni su ubicación geográfica para

preservarsuecosistema,susleyendas,sustradicionesylamagiaquelorodea.Estahistoriapuedeseronounaficción,tododependedeloquetumente,tusprincipios,tufeotuscreenciastedejenver.

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Primeraparte

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Norecordabahaberviajadonuncaenuntrentanarcaico.Eralentoydestartalado,conasientosde

maderaviejayeskaymarróndecolorado,sucioyaplastadoporeluso.Aquelvehículoparecíaquejarseencadatramodelrecorrido.Alcircularemitíaunruidometálico,constanteymonótonoqueseasemejabaa un quejido. En cada curva que tomaba aparentaba partirse en dos, como si hubiese perdido algúnanclajeyconél laposibilidaddeseguirsucursoporaquellasvías tanprimitivascomoél.Duranteelviaje,apesardelostraqueteosquedejaronmiespaldamaltrecha,conseguídormitar.Aquelduermevelasiempredesembocabaenunapesadillaqueme llevabaunayotravezanuestroúltimoencuentro.A laimagensurrealistadelashojasdearcegirandoenelaire;rojas,deunrojotanintensocomoirreal.Ydeellasasucopayalamía.Alamiradadeél,anuestrosilencio,asusmanossoltandolasdeella.Aldolorquesentí,aldolorquesétambiénsintióélcuandonuestrasmiradassecruzaron.Alabismoporelqueseprecipitónuestra vida en común; al barrancopor el que fue resbalandonuestra relaciónhasta hacersegirones.Anuestrasmentiras, a nuestros engaños, a sus sonrisas ymis lágrimas, al lutoque acompañónuestrasultimasveladas.Aaquellasnochesmarchitas,adornadascon rosasdepétalosdesprendidosysecosquesedejabancaersobreelmantelblanco,juntoalascopasdeaquelvinotintodereservaquedejamos de compartir. Los recuerdos de aquellos días, los últimos de nuestra relación de pareja, sesucedíanunotrasotrosinordenniconcierto,componiendoaquellapesadillahastaqueeltrenbrincabasobrealgúnrielligeramentedilatadoyelsaltomedevolvíaalinteriordeaquelvagónqueolíaasueñosrotos.Allítodosdormían.Lohacíancomoyo,aintervaloscortos.Entreabríanlosojosyquejumbrososintentabanadoptarunanuevaposición.Conlamiradaperdidaydesorientadosvolvíanacerrarlosalospocos segundos, bamboleados por el traqueteo constante ymolesto del vagón, al que acompañaba unchirridoque,aveces,seasemejabaa losacordesproducidospor lascuerdasdeunviolíndesafinado.Dentrodeaquelvagónelpresenteparecíanoexistir,almenosesafuemisensación,quetodosestábamosinmersosenunaextrañapausaquenoterminaríahastaqueeltrenllegaraasudestino.

Antesdesubiraaquelartilugio,queparecíahaberregresadodelpasado,mepercatédequenollevaba mi ordenador, pero ya era demasiado tarde para regresar. Había esperado más de una horasentadaenunodelosbancosdeaquelapeaderoque,porsuausteridadydecoracióndecadente,parecía

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perteneceraotrosiglo.Cuandoatravésdelosaltavocesindicaronlallegadadeltrenyfuiaecharmanode mi equipaje comprobé que solo llevaba el trolley. No había cogido el maletín con el ordenadorportátil,ni lamaletaconmi ropa.Arrecidaysolaenaquelparajequesemeantojó inhóspito,gélido,silenciosoydemasiadosolitario,merecriminéeldespiste,lasprisasconlasquehabíaabandonadomilugarderesidencia.Mereprochéhaberpermitidoquemissentimientosseantepusieranalarazón.Sertanvisceralsiempremehabíadadoproblemasydejarmiordenadorylamaletaconlamayorpartedemivestuarioencasa,eraunomásparaañadiralalista.

Apenasrecordabalosucedidolanocheanterior,despuésdesalirdelrestaurante.TampocoloquehablamosTorcuato y yo. Sin embargo, estando segura de que hablamos, no conseguía recordar ni tansiquieraungestosuyo,niunapalabraqueapuntar;nada.Suausenciaeraextraña,demasiado inusualyellomellevóasuponerque,talvez,lehubiesemolestadomimarchaapresurada.Perolodesechéporquelehabíamanifestadomideseodeaceptareltrabajoyélsemostróreceptivo;meapoyó.Entonces,¿porquénosehabíadespedidodemí?,mecuestionévariasvecessinencontrarunarespuesta.Todoparecíahaber perdido sentido, como si aquello, lo sucedido en el restaurante, nohubiera ocurrido jamás.Sinembargo,lahojadearcepermanecíaenmismanos,roja,brillanteyesclarecedora;demostrándomequetodoerareal.

Memarché de forma precipitada. Sentí la necesidad de escapar, de huir.Aquel detalle era loúnicoquerecordabaconmayorclaridad.Laprisa;lanecesidadcasivitaldeperderme,denoregresarala casa,denovolver averle,denoenfrentarmeauna realidadquenosperseguíahacia tiempoyqueambosnosnegábamosaaceptar.Mifaltadevalentíaanteaquellasituación inesperada, tan infrecuentecomoposible,permanecíafrescaenmispensamientosarañándomepordentro,haciendoquemesintieramal. Recordaba una y otra vez sus ojos fijos en losmíos y una inusual sensación de ahogo.Aquellapresiónenelpechoquemeimpedíahablaryelsonidosecodelapuertadecasaalcerrarsetrasdemí,parecíanadheridosatodosmispensamientos.

—Estásloca,cómotevasamarcharaunlugaralquenolleganilaseñaldelatelefoníamóvil.No sabes quién es ese hombre, qué tipo de vida lleva, ni tan siquiera si su identidad es real. Es unairresponsabilidad. Puede ser un paranoico, un perturbado o vete tú a saber—me dijo mi marido unasemanaantes,cuandolemostréelanuncioquehabíarecortadodelapáginadeofertasdetrabajodeundiarionacional.

—Imaginoquehabráalgúnpueblocercadesdeelquepuedacomunicarme.Hoyendíanoexisteningúnlugartanalejadodelacivilización,tanincomunicado.Nodramatices,igualhastatesientesmejorsinmí.Total,casiquevaaserlomismoqueahora.Nocreoquemeechesmuchoenfalta…,niyoati–lerespondíenuntonoirónicoalquenoseenfrentó.

Nunca se enfrentaba amispalabras si estas eran recriminatorias.Ledijese loque ledijese élsimulabanoescucharsihacerloleibaasuponerunadiscusión.Algoqueamímeponíaempíricayquetambiéncontribuyóaquenuestrodistanciamientofuesecadavezmayor.

—Notedascuentadequehastaelanuncioes,cuandomenos,unpocoraro.Nohayningúndato,ni dirección, solo un número de teléfono móvil. Deberías cerciorarte de que todo es veraz antes deaceptareltrabajo.Tendríasquehacerlo,aunquesolofueseporresponsabilidad.

—Túsiemprehasdichoquehayquearriesgar,arriesgarparaganar.Puesesoprecisamenteesloquevoyahacer.Además,¿quétengoqueperder?,mividaescomounjugueteroto,unpuzlealquecadadíalefaltanmáspiezas…

La llegada a la estación fue tan brusca como los baches y desniveles que durante el viaje

truncabanmiscontinuosintentospordescansar.Eltrenparóenseco.Fuecomosisusruedasmetálicasyviejas se hubieran clavado en el suelo de golpe. El sonido que produjo, férreo y estridente, parecióconvertirlas en uñas de hierro que se aferraron a las viejas vías, incrustándose en ellas y parándolo

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contrasuvoluntad.Apesardeaquelfrenazobruscoeinesperado,delruidoagudoqueinvadióelvagón,nadiesemoviódesusasientos,nihizounsologestodeextrañeza;solomelevantéyo.

Enelapeaderomeesperabaél,elhombrequemehabíacontratadoparaqueescribiesesuvida.Eraalto,decomplexiónfuerteycojeabaligeramentedesupiernaderecha.Vestíaabrigodepañogris.Susmanos estaban cubiertasporunosguantesnegrosde cuero.Llevaba la solapadel abrigo alzadayrodeándolaunabufandadelananegra.Surictuserasevero,comosuplanta,deairecastrense.Sinofuesepor aquella sonrisa queme dio la bienvenida antes que sus palabras, habría pensado que no solo suvestimentaysusojoserangrises,suinteriortambién.

Meresultóintranquilizadorcomprobarquenadiemásqueyoseapeabaenlaestación,tambiénlaaparentedesolaciónquerodeabaellugar.Talvezestuvieraequivocada,quizáaquelviajeeraunalocura,un riesgo que no debía correr, pensé mirando desconcertada hacia el vagón del que terminaba debajarme. El tren comenzó amoverse paulatinamente, demasiado lento, como si quisiera y no pudiesecogervelocidad.Unadelasventanasdemivagónseabrióylamujerquehabíaviajadofrenteamíseasomóporella.Sacósumanoydejócaerunahojadearceque, llevadaporelviento, llegóhastamispies. Instintivamentebusquéenmiagendalahojadearce, lahojarojadelrestaurante,peronoestaba.Debiócaérsemedentrodelvagón,pensé.

Élseagachó,larecogióyconunaexpresióncálidayentrañabledijo:—Aquíhaymuchosarces—señalólasmontañasyelvalle—,peroningunotieneunashojastan

rojascomoesta,parecedeterciopelo.Puedoplastificársela…,siquiere.Laconvertiríamosenunmarcapáginasperfecto—afirmóofreciéndomela.

»SoySantos,yusteddebesermibiógrafa,Fabiola,¿meequivoco?…

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LanocheanteriorComosifueseunajugarretadeldestino,pudiendoiracualquieradeloscientosdebaresdecopas

de que había en la ciudad, los dos fuimos a parar almás alejado del centro, almás popular, almásconcurrido, al que jamás habíamos ido juntos. Ellos entraron minutos después de que lo hiciésemosnosotros.Pero,apesardeestarsentadosenmesasrelativamentecercanas,nonosvimos.EnelescenariosonabaAquellaspequeñascosasdeJoanManuelSerrat.Uncantautorjoven,desgreñadoytanatractivocomoanárquico,lainterpretabaenacústicomientraselcigarrilloseleconsumíasujetoentrelascuerdasyelclavijerodelaguitarra.

Alfinaldelacanciónunaparejaabriólapuertadesalidayunaráfagadevientofríosecolóenellocal.Lohizo con fuerza, conunanaturaleza extraña.Como si estuviera esperando ahí, afuera, en losescalones, a que alguien abriese para entrar de golpe, sin pedir permiso; avasallando. El sonido queprodujofuecomoel final inesperadoyapabullantedeunaóperayenmudecióa todos losqueallínosencontrábamos.Inclusoloscamarerosquesehallabanalfondo,enlabarra,segiraronendirecciónalapuerta.Conél,arrastródentrounpuñadodehojasdearcequerecorrieronlasmesascomolohicieraunabandadadepájarosenespantada.Variasseesparcieronporelsuelo,enlosescalonesdelaentradayenlosespacioslibresquehabíaentrelassillas.Dosseelevaronsobrenuestrascabezas.Eranrojas,deunrojobrillante,tanbellocomoinfrecuente.Casijuntas,rozándosedevezencuando,semovíanenelaireacompasadas.Elaforodel localpermanecíaen silencio.Mirabanhaciaarribaensimismados.Aquelloparecíaserpartedeunarealidadmágicaquenosenvolvióatodosyprovocóunsilencioinusitado.Trasunosminutos,aúnenelaire, llevadasporunmovimientotanrítmicocomosurrealista,giraroncomosiestuvierandentrodeunremolinoy,derepente,comosihubiesensidoescupidasporél,seapartaronunade la otra en direcciones opuestas. Flotaron unos segundos y cayeron perdiendo, de forma súbita, lamagiaque lasmovía.Una sedesplomó sobre la copade él y otra sobre lamía.Fue entonces cuandonuestrasmiradassecruzaron,cuandonoshallamoselunoalotro.Él,sindejardemirarme,soltósumano

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deladeellayyoretirélamíadelademiacompañante.Lagenteseguíaabsortaenloqueterminabadesuceder.Unosmirabanhaciamimesayotrosala

deellos.Lamayoríareíaycomentabalosucedido.Loanecdótico,losurrealistadeaquelepisodio,tanbello como extraño. Nosotros permanecíamos en silencio, mirándonos fijamente. Él sonrió. Fue unasonrisa triste, sabia y envejecida.Retiró la hoja y levantó la copa volviendo amirarme.Yodejé queTorcuatoretiraselaquehabíacaídosobrelasuperficiedelamía.Yfueél,Torcuato,miacompañante,quienllevómimanoalacopay,levantandomibrazo,meayudóadevolverelgestodebrindisconelquemimaridome obsequiaba desde la otramesa, junto a una acompañante femenina que, embelesada, leacariciabaelcuello.

Aqueldía,aquellanoche,mimaridodebíaestarenCalgary,Canadá,enuncongreso.Esomedijola semana anterior. Yo conmimadre. Quería despedirme de ella antes demarcharme por un tiempoindefinidoaescribir labiografíadeunhombredelquenosabíaapenasnada, ledijedíasantes.Peroambos estábamos en aquel restaurante cenando con nuestros respectivos amantes. Los dos habíamosmentido.Losdoséramosigualdecobardesycínicos.

«Lo siento», me escribió a través del WhatsApp. Desde el baño. No le respondí. Se habíalevantado unosminutos después de brindar. Cuando los aplausos espontáneos de la gente ante lo queterminábamosdepresenciarcesaron.Pasóami ladosinmirarmeyyoagaché lacabezaenunademánembusterodebuscaralgoenmibolso.Torcuato,ignorante,ausentedelasituación,sinimaginarsequeéleramimarido, lesaludóconungestovaronildecomplicidadquemeparecióestúpidosinserlo. ¡Quésabíaél!,nienunadesusmejoresobrasselehabríaocurridonarrartalsituación,medije,yalinstanterecriminémiformaenrabietadayegoístadepensar.

Fuedifícilmantener lacompostura,queaquellasituación imprevistanomesuperara.Mecostóaguantareltipo,nofingirunarepentinaeincipientejaquecaquemepermitieraabandonarellugar;huirdelescenario.MecostódisimularanteélyanteTorcuatoque,ignorante,leía,conavidezyentusiasmo,lacartabuscandoelcarpacciodeatúnquetantonosgustabaalosdosyqueallí,noshabíancomentado,eraexcepcional.Fueextenuanteparamíycreoquetambiénparaél,paramimarido.

Despuésdetodoellaeraguapa,guapayjoven,medijemientraslamirabadesoslayo.«Sialgúndíameengañas,almenoshazloconalguienqueseamásatractivayjovenqueyo.De

locontrario,tecorreréatortasporimbécil»,solíadecirlecuandonuestrarelaciónaúnfuncionaba.Él,entonces, reíaymedabaaentendercongestosypalabrasqueaquellonosucedería jamás.Jamás,quépalabramásmentirosa.

Torcuatoyyoapenas llevábamosviéndonosunosmeses, cinco.Lohacíamosa saltos, comosijugásemos a la comba, con cuidado de nos trastabillarnos porque los dos éramos conscientes de lasituación.Laprimeravezquenosacostamos,nosdijimosqueaquelloeracircunstancial,queningunoeraculpable,quetodoveníadadopornuestroaislamiento.

Nosatenazalasoledaddelcorredordefondo,comoalamayoríadelosescritores,comentamosporelchat.Inclusonosconvencimosmutuamentedequeaquello,nuestrasescapadas,nuestrosencuentrosfurtivos,noeranunatraiciónsinosupervivenciaynecesidad.Talvezestuviéramosacertados.Quizás.

Comenzamoscomodoscolegasqueseconocenatravésdeunaredsocial.Hablandodeestoydeaquello,delootroydelodemásallá.Delaslistasdeventas,delaseditoriales,delospersonajesdelaprensaamarillaquepublicabansusbiografíascomochurrosylasvendendelmismomodo.Delosquenacenconestrellaydelosque,comonosotros,lohabíanhechoestrellados.Nosleímospartedenuestrasobras,compartimosla tramay lospersonajes,hastaqueunanochecualquieradeundíacualquiera,decualquiermes,nossupimosynoshabitamoselunoalotro.Unanochecualquieracomoaquellaenlaquetodosehizoañicosdegolpe.Enlaquepartedenosotrosdejódeserloqueera,loquehabíasidohastaentonces.Enlaqueelfuturosenosfue.

Quise esperar a que ellos salieran antes que nosotros.No tenía fuerzas para levantarme antes,

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paraaguantarsumiradatrasmispasosmientrassalíamosdellocal.PoresolesugeríaTorcuato,despuésde terminar la cena, tomar una copa allí en vez de, como era nuestra costumbre, hacerlo en suapartamento.Losvisalir.Presenciécomoélleponíaelabrigonegrodepañosobreloshombros.Lohizoconlamismadelicadezaquetiempoatráslohicieraconmigo.Cómomemiróy,alhacerlo,sedespidiósinvozysingestos.Sedespidió,sinmás.Hacíatiempoqueeltiemponoshabíaseparado.Pero,apesardeello,denuestrodistanciamiento,denuestrasausencias,nosabíabienporqué,medolíaverleconotramujer.

«Despuésdeestohedecididoaceptareltrabajo.Escribirélabiografía.Creoqueserábuenoparalos dos que hablemosmás adelante, cuando nuestras emociones se hayan enfriado un poco. Salgo demadrugada.¡Cuídate!,ydescuida,yotambiénloharé.»

Le escribí desde el baño del restaurante, mientras Torcuato recogíami chaquetón del ropero.Ajenoaloquerealmentehabíasucedido,cogiómimanoderecha,laabrióydepositóenellalahojadearcerojaquehabíabailadoenelaireconlademimaridoyque,finalmente,cayósobremicopa:

—Guárdala,estoysegurodequetodoestotieneunsignificado.Nadasucedeporcasualidad,túyyo lo sabemos...—sonrió, hizounapausa y,mirándome fijamente, dijo:—, aquí nohay arces.No sédesde dónde han venido estas hojas, pero estoy seguro que vienen desde muy lejos. Todo ha sidodemasiadoextrañoyespecial.Siincluyésemosloquenoshaocurridoestanocheenlatramadeunadenuestrasnovelasloslectorespensaríanquetenemosdemasiadaimaginación…

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ElfríoquemedejóentumecidaenaquelapeaderoinhóspitodesaparecióalentrarenelcochedeSantos.La temperatura en su interior eramuycálida.Ellopropicióque la cazadorameestorbase.Él,antesdeentrar,sedesprendiódelabrigoylabufanda.Bajoaquelgabánclásico,decortemilitar,vestíaunosvaquerosviejosyunacamisetadealgodón.Alquitarselasprendasdeabrigopareciórejuvenecer.Semeantojóquesu frenteeramás tersaysusonrisamásancha.Lesentímásafínamíde loquemeparecióalverlesegúnbajabadel tren.Aquellometranquilizó.Pensarquetendríaquetrabajardurantemesesconunhombre regioyanticuado,mehacíasentircomounapolillaatrapadaenunarmario,concomidaperosinlibertad;sinvida.Lemiréysonreímástranquila,esperandoaqueconectaraelaparatodemúsicayenélsonaseLuisEduardoAuteoSabina.Seríaperfecto,sicabe,aúnmás tranquilizador,pensé.

—Esperoque recuerdeque en el pueblono tenemos línea telefónicaymenos red inalámbrica,¿sí?—mepreguntómientrasintroducíalallaveenelcontactodelcocheyloarrancaba.

—Sí,sí,porsupuesto—lerespondímirandolapantallademiteléfonomóvilconciertainquietudyañoranza.Lacoberturahaciahorasquehabíadesaparecidodelvisor.

—Entonces,sinoquierehacerunaúltimallamadadesdelaestaciónnosvamosya…,—hizounapausaesperandomirespuestayyolecontestéconunmovimientonegativodemicabezaaltiempoquemetíaelteléfonomóvilenelbolso.Lodejécaerdentrocondespreocupaciónypena,máslosegundoqueloprimero.

Nosabíasiibaapoderprescindirdeaquelaparatoquehabíapasadoaformarpartedemí.Sinélandaríaunpococoja,huérfanayperdida.Estabaseguradeello.Inclusomeimaginébuscandocoberturaencimadecualquiertejadodelpueblo,desesperada,cogiendomilposturasimposiblesconelmóvilenlamano.Dirigiéndolohaciaun ladouotro,arribaoabajomientras lagentemeseñalabacomentandomidetrimentodeformas,milocura.

Cuandoelcochecomenzóamoversemegiréymiréhaciaelapeadero,alacasuchadepiedraconsusdosbalconesllenosdeplantas,alasvíasvacíasyalospostesdemaderaennegrecidayviejaquesujetabanloscablesdelalíneatelefónica.Todoeratandeantaño,tandeotraépocaquepenséque,de

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seguro, si llamabadesde allí tendría que hacerlo a través de una operadora.Aunque también tenía suencanto, me dije sonriendo con cierta tristeza. Después de todo, si el síndrome de abstinenciacomunicativamesobrevenía,siempremequedaríaaquelapeaderoancestralparaponermeencontactodenuevoconlacivilización,aunquefueseatravésdeunaoperadoradevozentubadayhueca.

—¿Estáseguradequenoquierehaceruna llamadaantesdequesalgamoshaciaelpueblo?—insistiófuerayadelestacionamiento.

Hiceungestodubitativoyélapagóelmotor.Sebajóyabriómipuerta.Parecióadivinarmispensamientos,porquehacíaunosminutosquemimiradasehabíaquedado

prendida en aquella fachada de frío granito, en las piedras rectangulares que formaban la casa delapeadero.Jugueteabaconelrojo,elamarilloyelrosadelasfloresquecolgabansobrelabarandilladelos balcones e intentaba adivinar la vida al otro lado de las paredes. Con ello, con todas aquellasreflexiones, fui yéndome sin querer a Torcuato; a Ezequiel, mi marido, a las redes sociales, a lavaloración del texto que dejé incompleta, a los personajes de aquella novela imposible que llevabaescribiendomásdedosañosy…,amimadre.Ellaapenasnotaríamiausencia,pensé invadidapor latristeza,porun sentimientoamargo.Hacía añosque sehabía idoyendo.Fuepocoapoco,olvido trasolvido,hastaolvidarlocasitodo,menosmivozylacancióndecunaquelecantabacadavezqueibaaverlaalaresidencia.

—Lo siento, discúlpeme. Necesito hacer una llamada—dije deshaciendo entre mis dedos unalágrimaqueintentó,sinconseguirlo,delatarmitristezaanteél…

—Las líneas no funcionan bien aquí. Solemos tener cortes constantes. Es lomalo de vivir tanalejadodelaciudad—meexplicóelempleadodelaestaciónofreciéndomeelteléfono.Unaparatonegrodemesaconelmarcadornuméricoderueda.

Durante varios minutos intenté contactar con la residencia sin conseguirlo. El númerocomunicaba.LomismosucedíaconelmóvildeTorcuato, coneldeEzequiel, conelde la editorial einclusoconelfijodemicasa.Finalmente,contrariadaynerviosa,desistí.

—Quizáselpróximodíahayamássuerte—expusoelhombrecillosonriente—,suelecolapsarsela línea. Ya sabe, todo es cuestión de población y aquí no llegamos ni a los cincuenta. No somosrentables.El pasado invierno, cansado ya de dar parte de una avería, yomismohice un remate en eltendido—y señaló uno de los cables envuelto en cinta aislante de un color malva que se me antojóextraño e irregular,más indicadoparaprenderunpapel de regaloquepara aquellosmenesteres—, ladejécomonueva—concluyóirguiéndoseorgulloso.

—Seguroquesí—lerespondísinpoderdejardemirar,conciertoasombro,elmalvadelacintaamericana—,muchasgracias.

Yvolvíalcoche,aaquelSeat1500blanco,deasientosdeeskaycorintio,enelque,comosiunavezmásSantoshubieraleídomispensamientos,sonabaLuisEduardoAute.Antesdecerrarlapuerta,yasentada,me incliné ligeramente hacia abajo ymiré las ruedas. Eran finas. Demasiado estrechas pararecorreruncaminopecuario,pensé,porqueesoeraloqueparecíaelcaminoqueestábamosapuntodetomar: un sendero solo apto para el ganado. No para aquel modelo sin dirección asistida y unaamortiguacióndejuguete.Yeso,unaamortiguaciónresistenteantelosdesnivelesybaches,despuésdeaquelviajeeraloquemishuesosreclamaban,esoyunadosisaltadeanalgésico.

«Esto es una chusta», pensé cuando el primer bache hizo que mis vértebras dorsales seresintieran.Mellevélamanoinstintivamentealaespaldaeintenté,doloridayquejumbrosa,enderezarmeenelasiento,adoptarunaposturamáscómoda.

—Tieneustedrazón—dijoSantosgirandosucabezaymirándomeunossegundos—,esunachustadecamino.Megustalodechusta,nolohabíaescuchadonunca—sesonriópensativoyvolviósumiradahacialacarretera.

Nolerespondí.Lemiréysonreídesconcertadaeinquietaporqueyonohabíadichonada.Estaba

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completamenteseguradequenohabíaarticuladounasolapalabra.

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Norecuerdoeltiempoquetranscurriódesdelaestaciónhastaquellegamosalpueblo,síelalivioquesentícuando,despuésdeunagrancurva,losbacheseirregularidadesdelfirmedesaparecieron.Lacarretera se convirtió en una línea recta y llana delimitada a izquierda y derecha por fresnos quesombreabantodoelrecorrido.

—Ya hemos superado lo peor del trayecto—dijo Santos mirándome de reojo—, de aquí enadelantetodoesllano.

Suspiré aliviadapero intranquila porque almirar hacia atrás tuve la sensaciónde que todo sedesdibujaba. Fue como si el horizonte solo existiera en una dirección, como si ya no pudiéramosregresar.Elpolvoquelevantabanlasruedasalcircularporaquelcaminodetierranodejabavermásalládelmaleterodelcoche.Llevadaporaquellaopacidadtanirregularpenséquetrasaquellaspartículasdetierrasecanohabíanada;queelmundoqueyoconocíahabíadesaparecido.Fueunasensacióntanfuerteque instintivamente busqué alterada mi teléfono móvil en el bolso. Lo encendí y comprobé si teníacobertura, incluso bajé la ventanilla. Saquémi mano fuera del vehículo y moví el aparato en variasdireccionesintentandoqueconectasesinconseguirlo.SantosconducíatarareandounadelascancionesdeAute.Lohacíabajito,casienunsiseo,mientrassusdedosgolpeanelvolantesiguiendoelritmodelosacordes.Lemiré varias veces, con descaro, con expresión de incredulidad.Mentiría si dijera que nointenté llamar suatenciónporque solome faltógritarleun: ¡Hola!, estoyaquí.Perono lohiceporqueapartedelmiedoy la sensaciónde inseguridad, tambiénmesentíunpoco ridícula.Era tardeparadarmarchaatrás,paradesandarloandado,almenosenaquelmomento.Ytampocohabíasucedidonadalosuficientementealarmantecomoparasalircorriendo.Sinembargo,estabaasustada.«Mañanaseráotrodía»,medije guardando el teléfono en el bolsoyvolví amirar hacia atrás aún inquieta.Todo seguíaigual,cubiertoporelpolvodensoquelevantabanlasruedasdelcoche.

—Siquierevolver a llamarpor teléfonoa sumadre, no tienemásquedecírmeloy el díaquequieralallevaréalaestación.Comoyalehedicho,lacomunicaciónesmala,casipésima,peroavecesfunciona.Loquenovaaconseguir,aunquesesubaalcerromásalto,escoberturaparasumóvil.Yaselodije—remarcóelverboyalargólaúltimavocaldelapalabra—.Puedeintentarlo,peroterminaráconla

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muñecadolorida—se sonrióy susdedosvolvieronagolpear el volante, rítmicos, extraordinariamenteacompasados.

»Esperoquenosearrepientadehaberaceptadoeltrabajo.Llevotiempointentandoencontrarunbiógrafo.Vinounoantesqueusted,perosemarchósinprevioaviso.Dejóeltrabajoamedias—esbozóunamediasonrisaquemeparecióirónica—,creoquelodejópormotivosdeacomodo.Enciertomodoescomprensible.Lavidaaquíesmuydiferente.Esdifíciladaptase.

—Penséqueyoeralaprimera—dijeconlavozentrecortada.—Nooo.Usted es la segundaque contrato y..., espero que sea la última—memiró y señaló al

frente—,yahemosllegado.Atardecía,solorecuerdoqueaqueldía,cuandollegamosalpueblo,elsolcomenzabaacaeryque

ella,Jacinta,nosesperabafrentealcamino.Sufigurameparecióunrecortablesombreadoporlosrayosqueseibanyendoenelaquelhorizontetanrojocomolahojadearcequeguardabaenmiagendayqueseconvirtiódurantemipermanenciaenaquellugarenlaúnicapruebadequemivida,antesdellegarallí,existía;queerareal.

—Encantada de tenerla con nosotros—dijo abriendo sus brazos como lo hacen las abuelas alrecibiralosnietos.Inclusoseagachóligeramentepararecibirme,apesardequesuestaturaerainferioralamía.

Aquellomehizosonreírabiertamente.Suactitudcercanaycariñosamehizorecobrardegolpelaseguridad.Suabrazomeinsuflócalma.Fueunasensacióntancercanaquemeestremeciótantocomosifueseunreencuentro,comosiyahubiéramosestadojuntasenotraocasión.Comosinosconociésemosdesdesiempre.Inclusosuolor,aqueloloracampoyvidaquedesprendíameresultódemasiadofamiliarytranquilizador.

—Estácansada,pero,sobretodo,asustada.Yaledije,Jacinta,quedebíaacompañarme,quenoeslo mismo traer a un hombre por estos andurriales que a una mujer. Creo que lleva todo el trayectopensandoqueestabaenmanosdeunpsicópata—expusoSantossinmirarnos,perosonriéndosedivertidomientrassacabaeltrolleydelmaleterodelcoche.

—Cuántolosiento,hija—dijoellaconungestosincerodepesarensurostro—,mishuesosyanosoportanlosbachesdeesemalditocamino.Solosalgodelpuebloenocasionesmuycontadasycadavezque lo hago me encuentro peor, como en una pesadilla. Estoy segura de que es la consecuencia derespiraresepolvoquetedejaahogada.Esepolvomoradoquelocubretodocadavezquealgúncocherecorreelcamino.

Instintivamente me giré hacia la carretera. El polvo que aún se divisaba en el horizonteempequeñecidoporlafaltadeluz,era,talycomohabíadichoJacinta,morado.DebídemudarmeporqueSantosseacercóamíymedijobajito,casienunsusurro:

—Noseasuste.Aquíloscoloresvaríansegúnlaluzdelsol.Yaseiráacostumbrandoaello,esunefectoóptico,notienenadadeespecial.Aunqueseaalgoespectaculareinfrecuente,aquíesnormal,almenosparanosotros—ymiróaJacintaquesesonrió.

Peronosolofueelcolormoradoloquedemudómiexpresiónfacial, loquemehizopalidecer,tambiénlainexistenciadelcamino.Lacarreteradetierrapordondehabíamostransitadohastallegaralpueblo,yanoestabaallí.Ensulugarhabíacientosdearcesconsushojasdediferentescolores,comosicadaunodeellosestuvieraatravesandounaestacióndistinta.

—Pero…, pero…—balbuceé—, el camino, el camino no está.No hay camino—dije nerviosa,girandosobremímisma,buscandounasalidadeaquellugar.

—El camino está detrás del bosque de arces. Lo hemos rodeado. Lo hicimos justo cuandoguardabaelmóvilensubolso.Mientrasrevisabalasnotasdesuagenda,¿nolorecuerda?—mepreguntóSantosconexpresióndepreocupación.

—No hay otra forma de llegar aquí, hay que rodear el bosque—explicó Jacinta mirándome

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contrariada—.Llevausteddemasiadashorasdeviaje.Necesitadescansar—concluyóponiendosumanoderechasobremishombrose indicándomequenosdirigiéramosalcaserón, lehizoungestoaSantos.Comosientendieraquemiestadodeánimomeestabajugandounamalapasadayqueél,Santos,nodebíapreocuparse.Ellaseencargaría,loteníatodocontrolado.

Talvez fueraasí,pensé.Quizás lo sucedido lanocheanteriory lashorasdeviajeenaquellascondicionesancestraleshabíanhechomellaenmiraciocinio.

—Se avecina tormenta—indicó Santos señalando el cielo—, hemos llegado a tiempo pararesguardarnos.

Unvientofuertecomenzóacimbrearlashojasdelbosquedearcesquehabíantomadouncolorrojo fuerte y brillante, abandonando la variedad de tonos que tenían cuando yo los había visto porprimeravez.Yelpolvo,aquelpolvomorado,tambiénerarojo,casigranate.

MiréaSantosyél,comosiunavezmáshubieraleídomispensamientos,dijo:—Esunsimpleefectoóptico.Yaledije,laluzaquíesmuyespecial.Seacostumbrará.

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QuizássiSantosmehubieraentregado losescritosmás tardeen lugardehacerloelmismodíaque llegué,nomehabríasentido tandesamparada,conaquellasensaciónde impotenciae inseguridad;como sime hubieran apuñalado por la espalda. La tristeza queme produjo tener conocimiento de suengañome hizo sentir estúpida y un tanto ridícula. Al ver su letra sobre las planas apunto estuve demarcharme. Sentí un deseo casi irrefrenable de abandonar, de salir corriendo de allí inmediatamente.Peronolohice.Traguésaliva,controlémisemocionesycogílacarpetaqueSantosmetendía.

Jacinta descorrió las cortinas de algodón azul añil de la ventana de mi habitación. Erandemasiado largaspor loquearrastrabanunoscentímetros sobreel suelodemaderaviejaydeslucida.Tupidasypesadasnodejabanqueniunsolorayodesolentraseenlahabitación.Trasellashabíaunosvisillosfinosyblancos,deunblancolechosoquesemeantojóinusual,comoloerantodosloscoloresenaquellazona.AlmirarlossonreíporquerecordélaafirmaciónqueSantoshabíahechohacíaapenasunosminutos:«yaseacostumbrará»,dijo.Peroyonoestabaseguradeello,deacostumbrarme,pensé.Jamáshabíaconseguidoacostumbrarmeanada.Ibayveníaporlavidacomouncometaerrante,sindestino,sinhorizonte,sencillamentemedejaballevar.Megustabanoacomodarmeanadaporquehabíacomprobadoquehacerloloconvertíatodoenrutina,encotidianeidad.Aquellagamadecoloresnosemerecíaquemeacostumbrase a ella, eran demasiado hermosos. No podían convertirse en algo cotidiano. «Santos seequivocaba»,pensésonriendo.

Llovía,confuerza,comosielcielofueraaromperse,apartirseenmilpedazos.Losgoterones,arrastrados por el viento fuerte y racheado, golpeaban los cristales. Mis pensamientos, anárquicos ydoloridos,ibanyveníanconellos.Seestrellabancontralasplanas,sobresusletras,deigualformaquelo hacían las gotas de agua al pegar contra el ventanal.De vez en cuando un relámpago iluminaba elhorizontequeseguíapareciéndomedemasiadobreve.Delimitadoporaquelbosquedearcesqueahora,consushojasempapadas,aparentabanllorarantemí,unirsealasensacióndesoledadydesamparoquesentíaenaquelmomento.

Jacintamedejósentadasobrelagrancamademadera,coronadaporundoseltanenormecomo

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espantoso.Me quedé allí, ensimismada, con lamirada perdida en el ventanal. Los foliosmanuscritospermanecían sobre la colcha de algodón azul añil, como las cortinas. Resplandecían como si fuesenfluorescentessobreaquelazulóncasieléctrico.

—Nosvemosentreshorasparalacena—dijopensativa,mirandomismanosquenoparabandeextenderlosfoliossobrelacamasincontrol,comosiestuvieraformandoconellosunrompecabezasycadaplanafueseunapiezadeél.

Cerró la gran puerta de madera con cuidado, como si le diese apuro sacarme delensimismamiento en el que me encontraba, como si me supiese o adivinara mi incomodidad ante supresencia.Escuchéelsonidodesuspasosalejarseporelpasilloe instintivamentevolvíami teléfonomóvil, a buscar cobertura, a intentar ponerme en contacto con él, pero, una vezmás fue inútil, no loconseguí.MirélosfoliosyrecordélaspalabrasdeSantosunosminutosantes,cuandomelosentregó:

—Creoquepuedenservirledeayudaantesdeempezarel trabajo—dijoalentraren lacasaycogiendounacarpetaqueteníasobre laconsoladelaentrada—.Estosfoliossonloúnicoquedejóelbiógrafo que contraté. Era escritor profesional, como usted—sonrió y extendiendo su mano me losentregó—.Erabuenoredactando.Megustaba.Sentíquesemarchasesinavisar.Nodejóniunanotadedespedidaoexplicación…

Reconocílaletraalinstante.LaTestirada,altiva,finayesbelta,comoél.Incluso,alcogerlos,percibí el rastro que su perfume había dejado en las planas. Evoqué su sonrisa cuando le enseñé elrecortedelperiódicoconelanuncio.Comololeyóenvozaltaantemí:

—Esunaoportunidad.Sí,estoysegurodequeloes.Yoentulugarnomelopensaríadosveces.Laúnicapegapuedeestarenquetienesqueceñirtealoqueéltevayanarrandoyasuconformidadconloqueescribasy,yasabes;tepuedesencerrarenunajauladeoro.

»Pormiparte,ysimepermitesseregoísta,megustaríaquenoloaceptases.Sitevas,voyaestardemasiadotiemposinverte.Tevoyaecharenfaltamucho.Aunque,lomismomelíolamantaalacabezayhagounaescapadaparaverte…

—¿Estábien?—preguntóSantospreocupadoalverquenoarticulabapalabra,quepermanecíaen

silencioconlosfoliosqueélmehabíadadoenlamano.—Sí,sí…—dijecondificultad,conlavozentrecortada.Hiceunapausay,sindejardehojearlos

folios,evitandomirarle,lepregunté—,¿cómomedijoquesellamaelescritor?—SellamaTorcuatoAguilar,peronoselodije—respondió—.Quizáloconozca.—No,noheleídonadadeél—dije.Mentí. Intentédisimular laangustiaquemehizosentir laconfirmacióndequeél,Torcuato,me

habíapisadoeltrabajo,quehabíaestadoallíantesqueyo,quemehabíaengañado.Santos,comosisehubierapercatadodemimentira,fruncióelceño,permaneciópensativounos

segundosydijo:—Mejor.Estimoqueesunaventajaelhechodequenoleconozca.Hevaloradolaposibilidadde

utilizarsumaterial.Consideroquesiustedlolee,evitarétenerquevolverarelatarletododenuevo.¿Leparecebien?

Asentí conunmovimiento afirmativodemi cabeza.Cerré la carpetay seguí a Jacintaque, sindejardeobservarmedesoslayo,mecondujohastamihabitación.

Durantelastreshorassiguientespermanecísentadasobrelacamaconlosfolioscubriendocasilatotalidaddesusuperficie.Noleínadadeloquehabíaescritoenellos.Fuiincapaz.Mispensamientosibanyvenían.BuscabaunarespuestacoherentealaextrañaactituddeTorcuato,aloquehabíahecho.Noentendíaporquénomehabíadichoquehabíaestadoallí,quehabíaaceptadoaqueltrabajoantesqueyo.«Talvez»,pensé,«porellonosedespidiódemí.»Rabiosarevolvílosfolios,losaplastéconlapalma

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demismanos,comosiconellofueraaborrarsusletras.Algunoscayeronalsuelo,otrosseesparcierondelrevésydelderechosobrelacolcha.Unodeellosfueapararalamesilladenoche.Quedósujetosolopor una de sus esquinas, como si estuviera prendido a ella, adherido. Me acerqué y lo cogí. En élTorcuatohabíaescrito:

«Nopuedoseguiraquímástiempo,nopuedo.¡Nolosoportomás!»

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—Si busca a Santos está abajo, en su despacho, embalando parte de sus pertenencias—dijoJacintaalvermeentrarenlacocina.

—¿Embalando?—pregunté sorprendida—. No pensará marcharse y dejarme con el montón defoliosquemehaentregado.Nocreoquemesirvanparamucho.

—Nosepreocupe,elpobrenopuedemarcharsehastaquenoconcluyasubiografía.Sitenemossuerte,seráustedquiénleayudeaconseguirlo.Cuandolavibajarsedelcochetuvelasensacióndequenoshabíamosvistoenotraocasión—hizounapausa,memiróy seencogiódehombros.Sugestomepareció la respuestaauncomentarioqueyonohice—.Aunqueustedno locreaypiensequesoyunaancianaunpocodesorientada,noesasí.Nosueloequivocarmeenmispercepciones—dijoenuntonotajanteyseguro.Despuésmemirófijamente,comosimerecorriesepordentro,inclusomepareciósentircomoseadentrabaenmí—.Talveznosconozcamosdesdesiempreynolorecuerde.Lamemoriaesmásfrágilyselectivadeloquepensamos.

»Parecerepuestadelviaje,tienemuybuenaspecto,¿meequivoco?—preguntócambiandoeltemadeconversación.

—Sí,sí,hepodidodescansarunrato,nolosuficiente,peromeencuentromejor—mentí.Estabamásaturdidaqueamillegada.LalecturadelaspalabrasdeTorcuatomeintranquilizó.Al

leerlas, sentí su angustia y pensé que si él había sentido aquella sensación de ahogo, aquelencarcelamiento,tardeotemprano,amípodríasucedermelomismo.Ambosnosparecíamosdemasiado.

—Mealegraescuchareso.Yaverácomopocoapocosesientecomoensucasa.Siaceptaunconsejo,lesugieroquesetomeunosdíasdeasuetoantesdeempezarconeltrabajo.

—NotengoinconvenienteencomenzarlohoymismosiasíloquiereSantos.Además,cuantoantesterminemásprontopodréregresar.Nopenséqueestelugarestuvieratanalejado,tanaislado.Hedejadoasuntos sincerrarycomonohaymaneradecomunicarseandounpocoangustiadaporqueno lohabíaprevisto.

—Pues laangustiay lasprisasnosonbuenascompañerasdeviaje.Tómeseloconcalma.Aquí

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todo es fácil y sencillo. El tiempo trascurre más despacio. Disfrute de ello. No todos tienen estaoportunidad.

»La tercerapuertadelpasilloes ladeldespachodeSantos.Enmediahoraestará la cena.Notardenoselesquedaráfría…

Santos estaba sentado en el suelodemadera, rodeadodediscosy cajas de cartónmarrón convinilos. Algunas de las cajas estaban llenas, pero permanecían abiertas; como si su disposición ocontenido aún no fuera el definitivo. Le observé en silencio durante unos minutos. Él pareció nopercatarse de mi presencia. Apoyada en el quicio de la puerta seguí el movimiento pausado de susmanos, el ademán que hacía al ir colocando los discos de vinilo por orden alfabético. Los ubicabadespacio,conmimoyprecisión.Estirabalafundadeplásticotranparentequeprotegíalasfundasdelosdiscosydespuéslosdepositabaentrecadaunadelasseparatasdecoloresmarcadasconlasletrasdelabecedario.

MirándolerecordéaEzequiel,mimarido,ynuestraprimeracrisisconyugal,cuandomesugiriódarnosuntiempo.«Quéabsurdo»,penséenaquelmomento,mientrasleescuchaba.«Cuandoquieresytequieranloquemásañorasestiempoparaestarjuntos»,medijemirándoleinquisitoriay,enciertomodo,molesta.Mientrasmehablaba,cabizbajoy rehuyendomimirada,nopenséenquehacía tiempoqueeltiemponoshabíaseparado.Queenaquellosmomentoselamorquesentíamoselunoporelotrohabíacomenzadoadeslizarseporunprecipicioenelquefinalmentedesapareció.

Lavidahabíapasadopornosotrossinqueapenaspasásemosunoporelotro.Losañossehabíanprecipitado.Losdíashabíansidotanvelocescomoundestellodeluz;comoelrastroluminosodeunaestrella fugaz.Comoaquelgestoquecreísteverynadiemásque túpresenció.Como laniñezpérdidaentreloscoloresvivosdelaplastilinaoelolordeloscuadernosyloslibrosporestrenar.Lamagiafueyéndosepocoapocoydepuntillas,sinhacerruido;delmismomodoenquellegó.Sumarchadejólosdías sin luz ni color.Nuestra vida en comúnquedó exigua.Pingaba como las prendas que encojendeforma desigual; haciendo que nos torciésemos, que inclinásemos nuestras emociones, nuestrossentimientos,quenossintiésemosincómodosunojuntoalotro.Hacíatiempoquelosdos,apesardevivirjuntos, nos habíamos marchado uno del otro. Aunque nos mintiésemos, aunque lo negásemos, noshabíamosconvertidoensimplescompañerosdepiso,enamigos.Nadamás.

—¿LegustaelJazz?—preguntóSantossacándomedemiensimismamiento.MisojosestabanfijosenlacarátuladeunodelosLPdeMilesDavis,KindofBlue.Enlafotode

él tocando la trompeta.AquelLPdelaño59cambió lahistoriadelJazzy lamía,cambiómivida.LaprimeravezqueTorcuatoyyonosbesamossonabaSowhat.

—Sí.Mucho.Laculpade ello la tieneunbuenamigo.Él fuequienmedio a conocer aMilesDavis—dijeconlavozentrecortada,añorandoaquelmomento.

Volvíamirarlacarátuladeldiscoyrememoréaquellanoche,elsonidodelatrompetadeMilesDavis dentro del coche. Sus labios sobre los míos. Sus dedos deslizándose por mi nuca. Aquellasensación contradictoria y al tiempo maravillosa que me produjo sentir sus manos recorriendo mismuslos. El pensamiento turbador de que quizás estuviera cometiendo un error, un error queme hacíasentirdemasiadobien,quehabíaconseguidorevivirmideseo,misganas.

—Quécurioso,TorcuatoteníapredilecciónporesteLP—lolevantó,meloenseñó,ysedirigióconélaltocadiscos—.Voyaponerlelacanciónquemáslegustaba.Mecontóquesonabaenunmomentomuy especial, cuando besó por primera vez a la mujer de su vida. Pero ya sabe, la vida es unaimperfecciónensimisma.Ellaestácasada.Asíeselamordecaprichosoymalvado—insertóelviniloenelplato,levantóelbrazodeésteydepositólaagujaensusuperficie—.Talvezabandonóeltrabajoporello—hizounapausa,miróalsueloymoviósucabezalevementedeizquierdaaderecha,comosiestuvierarepasandosuspalabrasysearrepintieradenohaberreflexionadoantessobreesepunto—.Esprobable.Quizánadatuvoqueverqueestesitioseaunlugar tanaislado.Quizánosoportóestar tanto

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tiemposinverla,¿nocree?

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Lalluviaseguíaarreciando.Losgoteronesquecaíandeltejadogolpeabanconfuerzalaslosetasdebarrococidodelaentrada,seestrellabancontraellasdeshaciéndoseyformandopequeñoscharcos.Aloslados,bajoloscanalonesdebajada,habíadosaguazalesqueamenazabanconinvadirlaentradadelacasa.

—Lluevecondemasiadafuerzayconstancia—dijeabstraída,mirandoporunodelosventanalesdel salón—.Esta lluvia, supersistencia,meproduceuna impresión extraña.Cadavezquemiropor laventanatengolasensacióndequesufroundejavu.

—Suele llover así todas las tardes. No es un clima tropical, pero lo parece —respondió ysonriendosedirigióalmuebledondeestabanloslicores—.HayGinebra,Whisky…—hizounapausayme miró fijamente, como si intentase adivinar mis pensamientos, robármelos—. Creo que lo másadecuadoesunLimoncello.Despuésdeunacenatancopiosahayquetomaralgoqueayudeahacerladigestión,conmásmotivoaestashorastardías.

Sus ojos regresaron a aquella expresión tan especial, tan cercana queme desconcertaba y, altiempo,merecorríapordentrocomosifueseunrecuerdoimprecisoyborroso,comosihubieraformadopartedemividaenalgúnmomentoquenoeracapazderecordarperoqueestabasegurahabíaexistido.

—Gracias—lerespondí.Y volví lamirada hacia el ventanal, a las gotas de agua sobre el suelo, a los aguazales.Mis

pensamientosregresaron juntoaEzequiel.Sedetuvieronen lahojadearceyvolvíapreguntarme,unavezmás,quéhacíaallí,porquémehabíadejado llevarpor la ira,por la rabia.¿Quéderecho teníaasentirmedolidacuandoleviconotramujer?¿Porquémelastimabatantosaberqueotrapersonahabíaocupadomilugar,sisabía,desdehacíatiempo,quetardeotempranoaquelloibaasuceder?

Elsonidodel licoramarillocayendoen losvasosacompañóbajitoy temerosoa lavozdeCatStevensquesonabaeneltocadiscos,alruidodelalluviagolpeandoconfuerzaeltejadoyamicorazónqueenaquellosmomentoslatíadesacompasado.

—EsustedunamujermuyvalienteFabiola—dijodándomeel vasoy levantandoel suyopara

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brindar—.¡Porsuvalentía!—Noentiendo—dije.—Aceptarestetrabajosinconocerellugar,sinsabernadademí,estodaunamuestradevalor.

Incluso,meatreveríaadecir,decoraje.Imaginoqueantesdevenirlohabrácomentadoylehabrándichoqueeraunriesgo.Estoysegurodeello.Yomismoselohabríadicho.

—¡Vaya! —exclamé—. Qué tranquilizador. Si usted piensa que estoy corriendo un riesgo alaceptarsutrabajo,esparanopreocuparse—lerespondíentonosarcástico,aunqueconunciertotemorqueintentéocultar.

»Sí,meloadvirtieron.—¿Ylosopesó?—preguntóconexpresióndivertidayunamediasonrisaqueiluminósusojos.—No,paraquéhacerlo.Mividatienevariosrotosimposiblesderemendaryantesdedecidirme

aveniryamehabíacoladoporunodeellos—expuserecordandoamimarido.Nuestravidaencomún.Nuestrodistanciamiento—.SilesoysinceramesientocomosiestuvieraenlacimadelSaltodelÁngel.Extasiadaportodoloquemerodea,peroconmiedoaprecipitarmeporlacatarataencualquiermomento.

—Nocreaqueeslaúnicaquetienelasensacióndeestarsuspendidaenelvacíooapuntodecaerporél,yollevoasíbastantetiempo—diountragolargoyvolvióallenarseelvaso.

Levantólabotellaofreciéndomemáslicor.Neguéconunmovimientodecabezay leenseñémivasoqueaúnestabacasilleno.

Élpermanecíadepie,yosentadaenunodelossofás.Eramarrónoscuroytanduroeincómodoquemeobligabaamantenermemedianamenteerguida.Bonitoydecorativo,perosoloeso,decorativoycaro. Demasiado caro, como muchas de las cosas de las que nos rodeamos, pensé revolviéndomeincómodaenél,intentando,sinconseguirlo,adaptarmeasudiseñoelitistay,comotal,encorsetado.

Caminó hasta el ventanal y me dio la espalda. Permaneció con la mirada fija en el exterior,perdidoenalgúnpensamiento.Ensimismado.Comosiestuvierasoloenaquelgransalón,comosiparaéllohabitualfuesenotenercompañía.Fuetalsuabstracciónque,duranteaquellosminutosdesilencioenlos que solo se escuchaba el sonido de la lluvia y la voz deCat Stevens, estoy segura de que simehubiesemarchado,Santos,nosehabríapercatadodemiausencia.

—El amor es lo único que hace que estemundo siga existiendo, ¿no cree?—dijo dándose lavuelta.Memiróconexpresiónrelajada,comosillevásemoshablandohorassobreello.Comosipensaraque yo era partícipe de los pensamientos que lo habían acompañado frente a la ventana, o él hubieseestadoreflexionandoenvozalta.

—Bueno…,creoquelaavariciaestáahí,enuntenconten.Elamoravecesnosdetiene,noshacefrenarnuestrospasosenlavida.Laavariciano,laavariciaescapazdellevarsetodopordelante,inclusoelamor—respondí.

Sepusoencuclillasamilado,apoyóunadesusmanosenelreposabrazosdelsofáenelqueyoestabasentadaydijo:

—Megustaríacomenzarmañanaconeltrabajo—yseacercóamícomosientreélyyohubieseconfianza,comosifuésemosviejosamigos.

Mientras hablaba, sus ojos recorrieronmi rostro despacio, con detenimiento.Me pareció quebuscabaalgo,comosilapieldemicarafueseunmapayélanduvieseporellaenbuscadellugardondeseocultabaeltesoro.Lemirésinarticularpalabra,algoconfusaybastanteincómoda.Trasunosinstantesde silencio en los que no dejó de mirarme fijamente, se levantó y volvió al ventanal. Continuóhablándomecomosinuncahubieraabandonadosuposiciónjuntoaél:

»Si está de acuerdo nos vemosmañana por la tarde. Espero que para entonces le haya dadotiempoarevisarloescritoporTorcuato.Noquieroquesedemoremuchomáslabiografía.Dispongodepocotiempo—dijofrotándoselasmuñecasconfuerza,comosiledoliesen.Inclusomeparecióadivinarciertogestodedolorensurostro—.Buenasnoches,queridaFabiola—concluyóencaminándosehaciala

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puertaysaliódelsalóndejándomeasolasenlaestancia,sinesperarmirespuesta.Semarchósintansiquieramirarme.Fuetalsuindiferenciahaciamíqueelacercamientoanterior

meparecióunartificio,unamaneraburdadecontentarmeparaluegomandarmeapaseo,pararecordarmequeyoestabaallíasuservicio.

Porunosmomentosmesentíunaestúpidaposeídaporsusoledad,porelcaosquereinabaenmivida.Habíaaceptadoaqueltrabajoparaescapar,paraevadirme,parasentirmeunpocomássegura,parareflexionarsobremifuturoyeldeEzequieljuntoamí,peroelcomportamientodeSantos,tansoberbioeindiferente,consiguiólocontrario.Hizoquemesintiesemássolaeinestablequenunca.

Me sentí ridícula sentada en aquel sofá que parecía de cartón piedra, con el coxis a punto dereventarmeylasdorsalescomolaspiezasdeunlegodesmontadoporlasmanosdeunniño.Mientraselrecuerdodemivida,hechaañicos, seguíadestrozándoseaúnmás.Perdidaenun lugarabsurdoconunhombreatractivopero fríocomoelmármol, rarocomounperroverdeysoberbio,demasiadoaltivoysoberbio,medije dandoun trago largode la botelladeLimoncello.Creoquemebebímásdemediabotellaporquesubílasescalerasqueconducíanalosdormitorioscasiagatas,mefaltómaullar,aunquetalvezlohice.Aúntengoseriasdudassobreello.

CuandoJacinta,enlamañana,tocólapuertaparadespertarme,sobresaltadaporlosgolpesdesusnudillos en la madera, di un brincó en la cama. El ordenador portátil cayó sobre mi maleta, quepermanecíaabiertaenelsuelo.Elgolpeprodujounruidoseco.Meincorporéycontemplé,perpleja,lahabitación.Miropaestabaesparcidaporelsuelo.Confusa,melevantéyrecogíelportátil.Lomirécondetenimiento e intenté arrancarlo para comprobar que erami ordenador. Estaba apagado, sin batería.Rebusquéentrelasprendasquehabíaporelsueloyencontréelcargador.Loenchuféymedirigíalbañoalavarmelacaraconaguafría.Aquellonopodíasercierto,pensé.Sinsalirdelbaño,conelaguafríachorreandopormispárpadosymejillas,measoméapoyadaenelquiciodelapuertaparacomprobarsitodoseguíaigual;sielordenadorestabaallí,conectadoalaluz.Volvíalbaño,abríladuchaymemetídentrosindesprendermedelaropainterior.Aquellonopodíaestarpasando,merepetí,unayotravez,mientraselaguacalientecaíasobremí.

Recordabaconclaridadabsolutaquehabíaolvidadoelordenadory lamaletaencasa, tambiéncómome recriminé el despiste en la estación, en aquella estación arcaica y solitaria. La demasía detrabajo queme supondría realizar la biografía amano y la esperanza de que Santos tuviera uno paradejarme. No había llevado el ordenador ni la maleta, estaba segura de ello, sin embargo,inexplicablemente,todoestabaallí.

El agua resbalaba caliente sobremi cuerpo entumecido.Olía a limón, como si envezde aguafuese lacoloniaqueEzequielutilizabadespuésdelbaño.Lasensaciónfue tanfuerteque,conlosojoscerrados, le llamé, grité su nombre.O eso creí que estaba haciendo.Deseé que todo aquello formasepartedeunapesadilla,quenadafuesereal.Ansiéretroceder,volveralpasado.CerréconfuerzalosojosyescuchélavozdeEzequiel,mimarido:

—Tranquila pequeña, estoy aquí. No debes preocuparte por nada. Descansa, ahora debesdescansar.

Pequeña,mellamópequeña,comosolíallamarmecuandonuestrarelaciónfuncionaba,cuandoeldeseoaúnnosasaltabaencualquiermomentoylugar,cuandoelmundoeranuestro.Cuandolosdosaúnestábamosporhabitarnoselunoalotro.Inclusosentísusmanosacariciarlasmías,comocogióunadeellasylaarropóentrelassuyas.Abrílosojosesperandoencontrarleamilado.Peroélnoestabaallí.

Jacintagolpeabaconsusnudilloslapuertapreguntandoconinsistenciasimeencontrababien.Yo,sinresponder,lloraba.Mislágrimassemezclabanconelaguaqueresbalabapormicaraycaíasobreelsuelodeladucha,cubiertodehojasdearcedeplásticoantideslizantes.Eranrojas,deunrojoinusual,belloyextrañoaltiempo.Tanextrañocomotodoloquemeestabasucediendodesdequelleguéaaquellugar.

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Abrílapuertasollozandoydesorientada.—Perohija,¿quélepasa?—preguntóJacinta.Meagarróporloshombrosy,mientrascaminábamoshacialacama,retiróelpeloempapadoque

cubríami frente.Yonohablaba,permanecíacon lamiradadescarriadaentre lasprendasde ropayelordenador.

—No sé por qué está todo aquí —dije señalando el piso—. ¿Qué sucede? ¿Qué me estásucediendo?—lecuestioné.

—Aveceshacemoscosasquenotienenexplicación—respondióellaencogiéndosedehombrosymiróelsuelosinhacerelmásmínimogestodeasombro—.Nosepreocupeporeldesorden.Ojalátodotuvieraunasolucióntanfácil.Leayudaréarecoger.

—Huele a limón. ¿No lo nota? Es el olor de la colonia de Ezequiel. Hace unomomento meparecióescucharsuvoz,inclusosentícomocogíamismanos,peroélnoestáaquí,¡nopuedeestaraquí!—exclamévisiblementeasustada.

—Nodebídejarlasola.Almenosnodebíhacerlohastaquesehubieradormido.Noshabríamosevitadotodoesto;suestadodeánimo,sumiedoy,porsupuesto,eldesordenquehaorganizadocontodasuropa.

»Sí, huele a limón, aLimoncello—dijo señalando labotellade licorqueestaba encimade lamesilladenoche—.Veoqueselaterminó.Lomásprobableesqueelolornodesaparezcadesuglándulapituitariaporuntiempo—.Almenos,veoquenolehacogidoascoyaquelerecuerdaalacoloniaqueusasumarido,ynoasuexceso.

Lamiré y esbocé un gesto de sorpresa porque no entendía lo queme estaba diciendo.Ella seencogió de hombros, como si hubiera leído mis pensamientos y, no entendiéndolos del todo, mepreguntase:¿qué?

—¿CómosabeustedqueEzequielesmimarido?—lepregunté.Melevantédelacamaymepusefrenteaella.Congestoinquisitoriolamiréalosojosesperando

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unarespuesta.Nosealteró.Nomostrógestoalgunodedesasosiegoantemispalabrasymiactitud.Seinclinóy

comenzóarecogerlaropadelsueloconlacabezagacha,sinmirarme,comosinadafueraconella,comosinohubieseescuchadomipregunta.Meparecióqueintentabaocultarsurostroporsienélsedibujabaalgúngestoquelapudieraponerenunaprietofrenteamí.Eraevidentequepretendíaesquivarmimiradaatodacosta.

—Ustedmehablódeélanoche—dijosinlevantarlacabeza,continuandoconsutarea—.Sinofueseasí,¿cómoloibaasaber?Lasubícasienbrazos.Aúnmeduelenlaslumbares—explicóponiendosusmanosenlaespalda,alaalturadelosriñones—.Tuvequeacompañarlahastaeldormitorio.Estabafrancamente ebria. No quería tener que darle detalles de lo que pasó. Consideré que era mejorevitárselos…,paranoavergonzarla.Meequivoqué.Yoheactuadodebuenafeyusteddesconfíademí.Memolesta que lo haga.Me incomodamucho.Soyunapersonahonesta y discreta. ¡Muydiscreta!—levantó la cabeza y me miró desafiante, apretando los dientes y los labios; levemente enojada. Fueentoncescuandoapreciéelcolordesusojos,aquelelirismalvataninfrecuente,tanbelloeinquietante.

—Discúlpeme—dije bajito, aún sumergida en las dudas y la desconfianza, pero sopesando laposibilidaddequemeestuvieradiciendolaverdad.

—No ha pasado suficiente tiempo conmigo, nome conoce y eso, en ciertomodo, disculpa sureacción. Mi error fue dejarla sola en las condiciones en las que estaba, pero creí que no eran tanextremas.

»Entiendoqueencontrarasumaridoconotramujeresalgomuydolorosoytraumático.Pero,yaledijeanoche,queapesardeello,tienenustedesquehablar.Ustedtambiénestabaconotrohombresinqueél losupiera.LasinceridadesmuyvaliosaFabiola,noloolvide.Lamentirapuedecambiarnoslavida,embarrarlahastaextremosqueavecesnoimaginamos.

No recordaba haber tenido ninguna conversación sobre Ezequiel con Jacinta, tampoco haberhabladoconellalanocheanterior,nitansiquieraqueellahubieratenidoqueayudarmeasubirhastalahabitación.Sinembargo,lamujerteníatantosdatos,hablabadetodocontantaseguridadquelasdudascomenzaronaasaltarme.Mirélabotellaquepermanecíasobrelamesilla,elvasoenelsueloypenséquelomásprobableesquetodohubierasucedidotalycomoJacintaafirmaba.Despuésdetodo,yparamivergüenza,aquellanoeralaprimeravezquemeocurría,poresemotivonosolíabeberycuandolohacíasiempreeraconabsolutamoderación.Talvez,lanocheanterior,dadaslascircunstancias,pensé,nofueasíymeexcedí.

—¡Losiento!—dije—.Juraríaquesubísola,quenadiemeacompañó.Norecuerdohabertenidolaropaenelarmarioyaseguraríaquenolatrajeconmigocuandolleguéaquíayer,quelaolvidéenmicasa. Igual que el ordenador.No sé qué es lo queme está pasando.Desde que tomé el tren tengo lasensacióndequetodoloquemesucedeespartedeunsueñoquenopuedocontrolar.Talveztengaustedrazónyseaconsecuenciadelestrés.Memarchédemasiadorápido,sintansiquieradespedirme.Medejéllevarporelmiedoylarabia,porlamalditaira.

—Noledémayorimportancia.Todosperdemoselcontrolenalgúnmomento.Cuandomecontólosucedidoenelrestaurante,penséqueeldestino,poralgúnmotivoespecialyúnico,lescondujoalmismolugar.Lascoincidenciasnoexisten,todotieneunporqué.Queseencostrasenaquellanocheydelaformaenquelohicieron,fuealgoexcepcional;extraordinario.Elvuelodelashojasdearce,talycomomelorelató,mepareciópartedeunhechizo—hizounapausay, sonriente,memiró fijamente a losojos—.Debiósermyhermosoverlashojasdearceflotandoenelaire,¿verdad?

Norespondí.»Siatodoloquelesucedió,leunimoselcansanciodelviajeylaveladaconSantos,tenemoslos

ingredientes perfectos para desorientar a cualquiera. Imagino que anoche charló con usted como si seconociesen desde siempre y después se ausentó como si jamás hubiera estado ahí, como si usted no

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estuvieraacompañándolo.Noseofenda,suelehacerlo.Suhoraderetiradaalanochecernovaríajamás.Escomounreloj.Llevaasusespaldasdemasiadocansancio,añosdeluchaysoledad.También,comotodos,pecadospor expiar.Yeso, sus tropiezos, son losquehacenque su relacióncon losdemás seaexiguayuntantoanárquica.

»Supermanecíaaquílevendrábien,créame.Dispondrádetiempopararecapacitarsobresuvida.Estelugaresmuyespecial,unregalodelosdioses.Esustedafortunada—dijoenfatizandoeladjetivo—.Lavidaaquí,quitandoesepolvomorado,esunprivilegio.

Melevantédelacama.Mepuseunacamisetadealgodónyacercándomealventanaldescorrílascortinas.Necesitabasalirdelahabitación,respirarunairelimpioderecuerdos,sinaqueloloralimónquenomedejabapensarconclaridad.Ellanodijonada,seagachóysiguiórecogiendolaropadelsuelo.

Abrí elventanaly salí albalcón.Conmisbrazosapoyadosen labarandillacontempléelgranarcequecoronabaeljardín.Sushojasrojas,deunrojobrillanteyaterciopelado,sedejabanmecerporelviento. Cerré los ojos para sentir el aire húmedo enmi cara, enmi piel. Inspiré con fuerza e intentérelajarme,recuperarlacalmaylacorduraqueparecíahaberidoperdiendodesdequelleguéalacasadeSantos. Permanecí así, quieta y en silencio, unos minutos, hasta que escuché la voz de mi madrellamándomebajito,casienunsusurro.Sobresaltada,abrílosojos.Ellaestabajuntoalgranarce,frenteamí. Sonrió. Se llevó sumano a los labios yme lanzó un beso. Su gesto seme antojó triste, como siquisierallegarhastamíyalgoseloimpidiera.Intentéhablar,llamarla,peronopudearticularpalabra.Sinembargo,ellaparecióescucharme.Pusosudedoíndiceenloslabiosymeindicóconelgestoqueguardarasilencio.DespuésseñalólaventanadelahabitaciónyaJacinta.Ybajito,muybajito,casienunsiseoapenasperceptible,peroqueyoescuché,dijo:«Calla,pececillo.Ellanopuedesaberqueestoyaquí.»

—¡Fabiola!—GritóJacintacogiéndomeporlacintura—.Apuntitohaestadodedescolgarseporlabarandilla.¡Quésustomedio!

Elruidofueseco.Comoelgolpe.Ellomoseabrióporlamitadylashojassedesperdigaronporel suelodel jardín.Algunasvolaron,otras,aúnsujetasporelhiloque lasuníaa las tapasdecartoné,parecíanquejarseporlosenvitesdelvientoquelaszarandeabadeunladoaotro,provocandounsonidoásperoyconstante.

»Aúnnoseencuentraustedbien,debedescansar.Voyaporsuagenda.Parecequesehayahechotrizas—dijomirandoporelbalcón.Despuésseagachó.Recogiólahojadearcedelsuelo,quesehabíadeslizadodelaagendaantesdequeestacayera,ymelallevóalacama.

»Estadebeserlahojadelrestaurante,laqueteníaustedensudietario,¿verdad?Sucolornoesmuyusual.Esunrojoextraño.Sí,esmuyextraño,casimágico.¿Noleparece?

Nocontesté.

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LaimagendemimadrejuntoalgranarcesepaseabaentremispensamientosylaspalabrasqueJacintapronunciaba.Loslabiosdelamujersemovían,peroyonoescuchabasuvoz.Sumiradavioletapermanecíafijaenmisojos;parecíabuscarme.Peroyonoestabaallí.Mehabíaidoenelmismoinstanteenquemismanos,alveramimadre,dejaroncaerlaagendaporelbalcón.Mefuiconsugesto,conaqueladiósmudo,conelrevoloteodelahojadearcequesedeslizódesdemiagendaamispies.Queseasióaelloscomosiquisieraimpedirquecayera,quemeprecipitasealvacio.

Sin saber bien por qué rompí a llorar. Jacinta permanecía sentada a mi lado, en la cama.Parecieraqueadivinasemispensamientos,queanduvieseconellos,quelossintiesesuyos.Conlacabezagacha, la hoja de arce en su mano izquierda y la derecha sobre mis hombros, casi abrazándome,permaneció en silencio hasta quemi llanto fue disminuyendo de intensidad. Hasta que pasó a ser unquejido nimio e inconstante al que acompañaba unmovimiento rítmico demi torso, como si intentasemecermeamímisma.

—Debomarcharme.Me he precipitado. He sido una egoísta. He olvidado a mi madre, la hedejadosolaacientosdekilómetros.Menecesita,séquenecesitaqueestéasulado.

—Losé.Eslógicoqueestécontrariada,perodebetranquilizarseantesdetomarunadecisióndelaquepuedaarrepentirse.

—MemarchoJacinta.Ladecisiónestátomada.MedisculparéconSantosymeiréhoymismo.—Me temoqueesonovaa serposible,Fabiola.Aúnnopuedesalirdeaquí, almenosporel

momento—aseveró.—Noentiendo,¿aquéserefiere?—lepreguntécontrariada.—Nopuedeabandonarestelugarcuandoustedquiera.Nadiedelosqueestánaquípuedehacerlo

porvoluntadpropia.Incluso,algunos,desgraciadamente,nolodejanjamás.—Peroquédice,¿sehavueltoustedloca?—dijeconexpresióndeincredulidadydesconcierto

—.Meirécuandomevengaengana.—Puede intentarlo. Nosotros no se lo impediremos. Si lo consigue será estupendo, una gran

noticia. Pero, lamentablemente, no será así y volveremos a vernos enmenos de lo que usted piensa.

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Hemosintentadoquetodoestofueselomenostraumáticoparausted.Quesuadaptaciónypermanenciafueseapacibleyserena.Peroesunalmainsurrecta,demasiadorebelde.Mucho.Esoleharásufrirmásdelonecesario—sedirigióalarmarioyloabrió.

Dentronohabíaniunasolaprendacolgandodelasperchas.Soloestabamimaletayeltrolley.Sobrééllaagendaconsushojassujetasporunagoma.EraevidentequeJacintalohabíaidoguardadotodosinqueyomepercatasedeloquehacía,pensé.

Sin mirarme ni prestar atención a mi desconcierto, se dirigió hacia el escritorio y apagó elordenadorportátil.Desenchufóelcargador,locerróeimpertérritameloentregó.

»Santoslaesperaabajo.Lallevarádóndeustedquieraencuantoestédispuesta.Esosí,procurequeseaantesdelatardecer,yasabe,suelellovermuchoencuantoelsolcaeynoesseguroandarfueradelas casas a esas horas tardías, al menos no lo es en este lugar —concluyó abriendo la puerta ymarchándose.

Melevantédelacamaycontemplécomoseperdíaporelgranpasillodelaplantasuperiordelacasa.Supequesintiómimiradaensuespalda,inclusomeparecióverlasonreír.Esperéaquesedieralavuelta,aquememirasedesafiándome,perono lohizo.Cuandoel ruidodesuspasosseperdióen lasescalerasdebajadaescuchéuncuchicheo,mezcladoconélreconocílavozdeSantos.Instantesdespuésel sonido seco, fuerte y perturbador de la puerta de la calle al cerrarse.Me vestí rápido, decidida aabandonaraquellugarinmediatamente.Cuandoestabaguardandolaagendasentíelarranquedelmotordeuncoche.Descorrílascortinasymeasoméalbalcón.Santosestabaapoyadoenelcapódelvehículo.Elmotorpermanecíaalralentí.Elhumoquesalíaporeltubodeescapeeravioleta,casimalva,comolasnubesquedelimitabanelhorizonte.Miróhacíaarribaymesonrió.

—Debedarseprisa—apuntóseñalandoelcielo—,onospillarálatormentaamitaddecamino.Si eso sucede, créame, lopasaremosmal.No es aconsejable, ni bueno, estar fuerade la casa cuandollueveyhacaídoelsol.Debedarnostiempoairyavolver—concluyósegurodequeasísería,dequeregresaríamoslosdosalcaserón.

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Bajélasescalerasacompañadadelsonidoqueelarrastredelasruedasdeltrolleyproducíasobreelpisodemadera.Conlosgolpessecosquedabalamaletaalresbalarporcadaunodelosescalonesyque retumbaban en el piso inferior. Jacinta no se despidió de mí. Era evidente que no estaría paradecirmeadiósopronunciaraquel,segúnella,premonitoriohastaluego.Sentíelruidodeloscacharrosenlacocina,elsonidodelaguacorriendoenelfregaderoyvi la luzquesalíadelaestanciaalumbrandopartedelpasillo.Santosentróenlacasay,sinmirarme,mequitóelequipajedelasmanos.LavozdeMirandaLambert sonabadentro del vehículo. InterpretabaVice. Sus vocablos limpios ymelancólicosatenuabanelsonidoqueproducíanlashojasdelbosquedearcesalserempujadasporelviento.Olíaatierramojada,aairelimpio.Elcielocomenzabaacubrirsedenubes,ateñirsedeaquelmalvaenceradoeirreal.

—Silodeseapuedeconducirusted—medijoSantosextendiendosubrazoderecho,señalandoelcoche.

—Noentiendo—meencogídehombrosyexpreséconungestodemirostroeldesconciertoquemeprodujosuofrecimiento—,sabedesobraquenotengoniideadeadóndedebodirigirme—hiceunapausay lemiré—.Ya está bien, es suficiente.Dejende tomarmepor idiota—exclamémolesta, y sinmirarle me senté en los asientos traseros del automóvil. Abrí mi agenda e ignorándole comencé arecolocarlashojasdescolgadasdesulomo.

—Nohaymuchorecorridoporelquetransitar—dijomirándomeatravésdelespejoretrovisor—.Elcaminoyanoestá.Fuedesapareciendoamedidaquelorecorríamosayer,cuandollegóaquí.Séquesepercatódeelloyquelorecuerda.Novayaadecirmeahoraquenolopensó,quenoleasustóvercomo el polvo lo cubría todo, como el horizonte desaparecía tras él.—Memiró a través del espejoretrovisor.Fijóelgrisdesumiradaenmisojosy,porunos instantes, tuve lasensacióndequeestabaleyendomispensamientos.

Agaché lacabezaparaevitarsumiradaqueparecíabuscarenmíalgoque lepertenecíadesdesiempre, algo que, presentí, solo podía darle yo. Fue una sensación inquietante queme puso aúnmás

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nerviosadeloqueyaestaba.—¡Hagael favorde sacarmedeaquíahoramismo!—Legritévisiblementealterada,nerviosa.

Bajélamiradaevitandovolveraencontrarmeconsusojosgrises,profundosydeshabitadosenaquellosmomentos—. Si no quiere llevarme, haré el camino andando. ¡Quiero irme de aquí ahora mismo!,¿entiende?—dijehojeandolaagenda,intentandoaparentarunaseguridadquenosentía.

—Estábien.Tranquilícese.Enningúnmomentomehenegadoallevarla.Loúnicoquequieroesqueentiendaquesuregresonodependedemí,ymuchomenosdeloqueyohagaodejedehacer.Lepido,porfavor,queduranteelrecorridomirehacialacarretera.Noquieroquepiensequeestoytomandounatajoodesviándome.Necesitoqueseaconscientedetodoloquesucede.

Hiceungestoafirmativoconmicabezaylevantémimanoderechaindicándolecondesdénquearrancase,quepusieseelcocheenmovimiento.Cerrélaagenda,meabrochéelcinturónymiréalfrente.Enaquellosmomentosmesentíaaterrada,peropusetodomiempeñoenaparentarcalmayseguridad.

Rodeamoselbosquedearcescadavezmásagitadoporelvientoquearrastrabahacianosotroslatormenta,queempujabalosnubarronesyencogíaelhorizontepocoapoco.Lohicimosvariasveces,porvíasdiferentes.Unayotravez.Dabaigualelcaminoquetomáramosporqueéstesiemprenosconcluíaalmismolugar:alacasadeSantos.

Inquietayyavisiblementealterada, lepedíqueparase,quedetuvieseelvehículo.Mebajédelautomóvil y miré alrededor buscando una salida, un sendero por el que alejarme de allí. La lluviacomenzóacaer,finayracheada.Caminéhacialosárbolesdejandomibolsoymiequipajeenelcoche,obsesionadaconsalirdeaquellugarfueracomofuese.Meintrodujeenaquelinmensoboscajesinmirarhaciaatrás.Norecuerdocuantotiempoanduve,solocomolalluviaarrecióypocoapocomeempapé.Mis huesos se entumecieron y los tiritones dificultaron mis pasos, ralentizándolos, haciéndolosinestables.Tampocosécuándo,cómoypordóndesalídeallí.SíquealhacerlovielcochedeSantosconlascuatropuertasabiertasycómoélseaproximabaamíconungranparaguasrojo.Mecobijóbajoély,sindecirunasolapalabra,mecondujohastaelcoche.Porunosmomentostuvelasensacióndequeaquelloyahabíasucedido,que laescenasehabía repetidomásveces,queyahabíaestadoenaquellasituaciónanteriormente.

—Séqueesdifícildecomprender,queesta situación, loqueestáviviendo, seescapade todalógica. Es lo más parecido a un mal sueño, pero…, se habituará. Lo hará por puro instinto desupervivencia;comolohemoshechotodos.DebeserpacienteyconfiarenJacintayenmí.Llegadoelmomentoleexplicaremostodoloquenecesitasaber,almenos,loquenosotrosconocemosdeestelugar.

»Miofertasigueenpie,puedeconducirustedytomarelcaminoquequiera—dijoseñalandoelasientodel conductor—,pero si lohace, tenga en cuentaqueyanodisponemosdelmismo tiempo—señaló una vez más el horizonte cada vez más breve, tan pequeño que se me antojó que era untrampantojo.

Apesardemiestadodeánimo,delodesorientadaquemesentía,demisituacióndecrépita,deestarempapadayentumecida,mesentéytoméelvolante.MecostabacreerenlaspalabrasdeJacintayenlasdeél.Eraimposiblequenopudiesesalirdeallí,penséarrancandoelcocheydejandoaSantosentierra.Quedóallí,mirándome,impasiblebajoaquelgranparaguastanrojocomolashojasdelosarcesquerodeabanlacasa.Aceleréytoméunodeloscaminosatodavelocidad.Fuiyvinevariasveces,entodaslasdirecciones,tomandotodasycadaunadelasvías.Perounayotravezvolvíaalmismolugar.

—¡Quieroiralaestación!¡Quieromarcharmedeaquí!—vociferédesdeelcoche,sinbajarme—.¡Llévemeinmediatamenteaesemalditoapeadero!—leordené—.Sinolohacetendréquedenunciarleporhabermeretenidocontramivoluntad.¡Juroqueloharé!

—Nopuedo.Nosécómollegaralapeadero.Nitansiquierasédóndepuedeestarahora.Noséquédireccióntomar.Ustedlohacomprobado,nohaycamino,nohaynadamásalládeestepueblo.Seríaestupendoquemedenunciase,esosignificaríaquehemossalidodeaquí.Novayaapensarqueesusted

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laúnicaquequiereescapar,yollevointentándolomuchosmeses.Comove,aúnnoloheconseguido.»Debemosvolver.Estáoscureciendo—dijoseñalandoelcielo.Fruncióelceñoysumiradatomó

unaexpresióndesúplica—,porfavor,confíeenmí.Debemosvolverya.Mañanaleexplicarétodoloquequiera saber.Ledoymipalabradequeasí será,peroahora le ruegoquemehagacaso.Tenemosqueregresaralacasaantesdequecaigalanoche,esnecesarioquelohagamospornuestrapropiaseguridad.¡Porfavor!—suplicó.

—¡Miente!Lohaceustedy su amade llaves.Losdos estánmintiéndome.Algo seme escapa.Estoysegura—vociferéalterada,histérica,sinatenderaloquemedecía.

—Jacintanoesmiamadellaves.Ellayaestabaenaquícuandoyollegué.Fuequienmecondujodesdeelapeaderoalacasa,comohiceyoconusted.Ledebomiestabilidademocionalenestesitio,creoquesiellanohubieraestadoamilado,nohabríasoportadoseguiraquímástiempo.Esposiblequemehubiesevueltoloco.Porellolepidorespeto.Novuelvaallamarlamentirosa,almenosdelantedemí—dijolevementeofuscado.

»Nosemerecequemearriesgueporusted,peronopuedodejarlasola,soyincapaz—abrió lapuertadelcopilotoysesentó—.Adelante,comoustedquiera.Vuelvaaintentarlo,peronoolvidequelanocheaquí,fueradelascasas,noescomoustedcree,comolasnochesquehavividoantesdellegaraestelugar.

Fueron unos minutos, quizá unos segundos, tal vez instantes de segundos, o milésimas de losmismosloquetardóenoscurecer.Lohizodeformasúbitayfulminante.Comosilaluzdelcielohubierasidoapagadaporelsoplidodeundiosmenorinconscienteymalévolo.Laoscuridadquesobrevinonoeracomolaqueyoconocía.Aquellaeraespesaypenetrante,tanintensaqueparecíaformarpartedemicuerpoydemialma.O,talvez,yohabíapasadoaformarpartedeellasinserconsciente,penséymeestremecíalhacerlo.

El sonido de la lluvia cesó de golpe y dio paso a un ruidometálico, un chirrido constante yanómalo,similaralqueescuchéenelvagóndel tren. Ibayvenía, sealejabayseacercaba.Nosentíanada,nitansiquierateníaconscienciademicuerpo,deestarallíoencualquierotrolugar.Intentéhablar,peronopude.Quisemoverme,peromi cuerpoparecíanoestarunidoamispensamientosy,porunosinstantes,sentíquehabíadejadodeexistir.Solopercibíaaquelchirridometálicoqueibayveníadeunladoaotrodentrodeaquellademoledoraopacidad.Permanecíenaquelestadocatatónicohastaqueunolor fuerte a cascara de limónme hizo abrir los ojos.O eso creí, que estaba abriendo los ojos, quecuandosehizolanochelosteníacerrados.

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Al volver la luz eché en falta el olor de las tostadas recién hechas, los pasos apresurados deEzequiel caminode la cocina en busca del primer café.El ladrido del perro del vecino cuando salíainquietoahacerelpisdelamañana.Elsolsaliendoenaquelhorizontedetejados,chimeneasysábanasaireándoseenlosalfeizares.Elbrillodelastejasacanaladasdespuésdequelalluvialasempapase.Elruido de los goterones golpeando las aceras. Añoré aquellos días en los que el alba me sorprendíasentada frente al ordenador imaginando historias, tecleando vidas y sentimientos ajenos.Me dolió suausencia,elnopodercontemplarsudormirprofundoydespreocupado.Añoréloslunaresdesuespalda,los pequeños pliegues de su frente. Extrañé su presencia, nuestra cotidianeidad, el saberle junto amícuandolenecesitaba.Aunquehacíatiempoquenoshabíamosdistanciado,alaúnicapersonaqueechabaenfaltaamiladoenaquellosmomentosdeincertidumbre,miedoyvacío,eraaél,aEzequiel.Anadiemás.

Aquelamanecerextrañoeinusual,mesorprendiócomoundestellodeluzperdidoqueparecierahaberregresadodesdeotrarealidad.Envezdeacariciarytemplarmipiellaarañóyenfrió.

Santoscontinuabaamilado.Sumiradaeravacía,casihueca.Parecíaestaratrapadoenunpuntoimpreciso e invisible amisojos.Oesomepareció, porque tal vezni tan siquiera estuvieraviendoosintiendoabsolutamentenada.Llevabatiempo,elmismoqueyo,sumergidoenaquellaoscuridaddensaypesada.Todoparecíahabersufridounaespeciedepausa,detiempomuerto.Elmotordelcocheseguíaalralentí.Los limpiaparabrisas ibanyveníandeun ladoaotrochirriando,arrastrandosusgomasnegrassobreelcristalyaseco.EnelreproductordemúsicasonabaDreaminterpretadaporPriscillaAhn.Porunosmomentosmedejé llevarpor lamúsicaypor suvoz.Mesumergí enel sosiegoque siempremehabía producido aquella canción hasta que recordé que, momentos antes, yo había tarareando esamelodía, la misma que muchas noches ponía junto a otras para escribir. Estiré mi mano y toqué losbotones del reproductor demúsica intentando cambiar, poner la radio u otra canción.Al ver que losmandosnorespondíanquiseapagarlo,perotampocoloconseguí.Lacanciónsiguiósonandounayotravez.Fueentoncescuando,alterada,golpeéunavezmás,confuerzayrabia,sobreeloff.Santosparpadeóconelruidodelúltimogolpetazoyelgrisdesusojosregresó.Suspupilasvolvieronallenarsedeluz.

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Estirósumanoderechaydetuvo los limpiaparabrisas.Después, inclinándosehaciamiasiento,giró lallaveenelcontactoyapagóelmotor.

—Creo que deberíamos estirar las piernas antes de volver, desentumecernos—y se bajó delcochesinesperaraquelerespondieseolesiguiera.

Sin articular palabra alguna abandoné el asiento del piloto yme senté en la parte trasera delvehículo,aúnconlasensacióndeseguirempapada,aunquemisropasyaestabansecas,igualquemipelo.Él,trasunosminutosquededicóacaminarhaciaelbosqueyvolver,tomóelvolanteycondujohastaelpueblo. Durante el recorrido no intercambiamos ni una sola palabra, ni tan siquiera nosmiramos. Elhorizontevolvióaperdersedetrásdelpolvomoradoquelevantabanlasruedasdelcoche,unpolvosecoyespesoapesardeque,enapariencia,habíaestadolloviendoconfuerzatodalanoche.

—SoyMargaret—dijoabriendolapuertadelcocheyseparándoseparaqueyosaliesedeél.Erapelirroja,depielblanca,casitransparenteysalpicadadepecas.Teníalosojosdelcolordel

ámbar; grandes y rasgados.Su expresión serena, aquellamirada templaday los rasgos exóticos de surostro, junto a sumelena larga y ensortijada,me recordaron a un personaje demi novela inconclusa,aquellaobraquellevabaescribiendovariosañosyqueeraincapazdeterminar.Inclusollevabalacruzcelta tatuada en la palma de sumano derecha, comomi personaje.Me bajé sin dirigirme a ella, sincontestarla, sin responder a su presentación, pero mirándola con desconfianza y curiosidad. Habíansucedidotantoshechosextraños,irregulares,queaquellamujertanigualamipersonaje,meparecióunomásymeestremeciódeigualformaquelohicieranelrestodeacontecimientos.Ellanodijonadahastaque yo, dirigiéndome hacia el maletero del coche, miré a Santos y levantando mi mano lo señaléindicándolequeloabrieseparasacarlasmaletas.

—Está todo en tu habitación. En el mismo lugar en el que estaba antes de irte, de que teempecinasesennoescucharaSantosniaJacinta—dijoellamirándomesonriente—,tambiénlaagendayelordenadorportátil—meexplicócuandoyo,sinresponderasucomentarionimirarla,volvíalinteriordelcoche,alosasientostraserosenbuscademidietario.

»Eshoradequetedemosexplicacionesdeloquesucede.Necesitasrecobrarlacalma.Esperoqueentiendasqueestamosenlamismasituaciónquetú.Todoshemospasadoporelmismoproceso.Loquehasvividoestanochedeberíasersuficienteparaquenoscreyeses.Nadietehamentido.Séqueesdifícilasimilartodoloocurrido,perodebeshacerlo.

»Acércate, por favor—mepidió enseñándomeuna fotografía que tenía en sumanoderecha—.Estafotoesdemishijos.Laniñateníasieteañoscuandolleguéaquí—dijotendiéndola—.Elpequeñodiezmeses.Quizáeltiemponohayaavanzadofueradeestelugarysigansiendodelamismaedad.Nopuedoasegurarloporque,aveces,todospensamosqueeltiempohadejadodeexistir,queaquínoexiste.Esdelocos,losé,perotedoymipalabradequetodoloqueteestoydiciendoeslaverdad.Todoslosdíasmepregunto cómoestarán, simeecharán en falta, si sabrán loquemeha sucedido, si sehabránolvidadodemí.Incluso,muchasveces,llevadaporladesesperación,mepreguntosiexisten.Sitodoestoespartedeunaalucinaciónodeunjuegomalvadodealguien.Unmalditoexperimento.

»Créeme, yo también he intentado escapar, como tú lo hiciste anoche, pero es imposible. Heperdido la esperanza y las ganas de seguir adelantemuchas veces.Me he venido abajo y, si hubierapodido,habríadejadoderespirar.Sinofueseporqueaveceslessientojuntoamíyescucholavozdemimarido—meexplicóseñalándoleenlafoto—,estoyseguraqueahoramismoseríaunvegetal,mialmahabríavoladolejosdemicuerpo.Pensarquemeesperan,quehayunaposibilidaddevolveraverlos,eslo quememantiene con vida, lo que acrecientamis ganas de seguir luchando para salir de aquí. Susvocesyestafotografía.Lafotodemishijosescomotuhojadearce,mantienemisrecuerdosvivos.Eslapruebadequemividaantesdellegaraquíexiste.Elcordónumbilicalquememantieneunidaamiotra

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vida.Y, ¿sabes?,me sientomuy afortunada. Esta fotografíame permite no olvidarles, poder recordarcómo son porque, otra de las cosas desagradables y dolorosas de este lugar, es la falta de recuerdosprecisos. Lo peor no es el aislamiento, la carencia de libertad, lo más doloroso es el deterioroprogresivo de los recuerdos.Aquí nadie recuerda el rostro de sus seres queridos. Los rasgos se vanborrandopocoapocohastadesaparecerdenuestramemoria.Amímesucedelomismoqueatodos,misrecuerdossevanyendo,perotengolafoto.

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Antes de que Margaret me enseñara la fotografía y a pesar de la noche que había pasadosumergida en aquella nada oscura y penetrante, en aquel espacio indefinido, seguía pensando que eraobjeto de un plan perfectamente trazado con un propósito tan desconcertante comomalvado. Incluso,lleguéaespecularsobrelaposibilidaddehaberperdidolarazónyqueaquellugarfueseunaespeciedeclínicapsiquiátricaalejadadelaciudad.Sinembargo,cuandolaescuchéhablardesumaridoydesushijos, cuandodejó escapar supena antemíy se acongojó al recordarlos, supequenomentía, quemeestabadiciendolaverdadyqueella,comoyo,estabaatrapadaenaquellugar.

—Me gustaría enseñarte mi casa. Allí podemos charlar con calma. ¿Te parece bien? —mepreguntóaltiempoqueguardabalafotodesushijos.

Asentí con unmovimiento demi cabeza y busqué a Santos con lamirada. Élme sonrió y sedirigióalcochedejándomeallí,juntoaMargaret.Ella,entonces,meindicóquelasiguiera.

Mientrascaminábamoshaciasucasacerrélosojose intentérecordarelrostrodeEzequiel,mimarido.Noloconseguí.Sinembargo,eltonodesuvoz,elolordesucolonia,olasensacióncálidaqueproducíanenmísuscaricias,permanecíafuerte, tanfrescacomosi terminaradevivirlo todo,comosiacabara de estar con él. Llevada por la ansiedad queme produjo comprobar queMargaretme habíacontadolaverdad,yqueéstaeradesconcertanteyaúnmásintranquilizadoraquetodoloquehabíavividohastaaquelmomento,penséenmimadre.Quiserecordarla,volverasusonrisa,albrilloquetomabansusojoscuandolecantaba,aloídoybajito,lananaquetantolegustaba,perosucediólomismo.Noconseguírecordarsurostro,nitansiquieraelcolordesusojos,supeloolaformadesuslabios.DespuéspenséenTorcuato.Poralgunaextrañarazónnolehabíaechadoenfaltadesdequellegué.Alintentarrecordarsurostrotuvelapremonicióndequesehabíaidodemíparasiempre.Sentíquehabíadesaparecidodemivida.

La casa deMargaret parecía estar flotando sobre aquella pradera verde y llana. Era de estilocolonial.Lasescalerasquedabanaccesoa lapuertaprincipaldelavivienda; lafachadadeunblancolechoso,losventanucosdelabuhardillaconsuscontraventanaspintadasdevioletayabiertasdeparen

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par,inclusoeljardínquelacircundabaparecíanserpartedeunaficcióncinematográfica,deuncuentoenel que los escenarios son tan hermosos que parecen irreales, como si hubiesen sido creados con unprogramainformático.Deltechodelporchecolgabanvariosmóvileshechosconcristalesdecoloresqueresplandecían cuando los rayos del sol incidían sobre ellos. Su luminosidad y colorido les hacíanparecer piedras preciosas. Los vidrios oscilaban al unísono a pesar de estar separados entre sí, derecibir el vientodemanera, formay tiempodiferente.Emitíanun sonidopausadoy constante. Junto aellos había variasmacetas con buganvillas que dejaban caer sus floresmoradas recién abiertas. Lasparedesinterioresdelaviviendaestabanpintadasdeunlilapastel,apagadoycálido.

—Todamividaquisetenerunacasacomoesta.Nosabescuantísimasveceshablamosmimaridoy yo sobre ello. Soñar es gratis, solíamos decir y reíamos al hacerlo. Nos gustaba planear, hacernosilusiones.Yahora,ahoraquelatengo,ellosnoestánconmigo.Todoestoyanomesirvedenada.Nolonecesito.Es irónico,¿verdad?Pareceunaburladeldestino—dijo indicándomeque la siguieraporelpasilloquedistribuíalasestanciasdelacasa.

Mecondujohastalacocinaymeindicóquetomaraasiento.Encendiólosfogones,abrióelgrifo,llenóeldepósitodelacafeteradeaguaylapusoacalentar.Yo,ensilencio,mirabaelcentenardeplantasqueteníasobrelosestantes,enlaencimeradepiedra,enlosalfeizaresdelosventanalesyenelsuelo.Enelcentrodelagranmesademaderahabíavariascestasconvioletasafricanasenflor.Aquelloparecíamásuninvernaderoqueunacocina,pensécontemplandolagranvariedaddeespeciesqueteníaantemí.

—Son preciosas —dije—, no sé cómo consigues que todas estén en estas condiciones tanextraordinarias.Debesermuydifícilmantenerelriego,elabonoylaluzquecadaunanecesita.

—Nocreas,prácticamentenohagonada.El sol aquíes regularhasta la tardey la temperaturamuy templada, eso facilita que crezcan sin dificultad. Tampoco tenemos plagas de insectos.De todasformascreoqueestacocinatieneunmicroclima.Nuncahacefrío,nicalorylahumedadeslajusta.Latemperaturasiempreesperfecta—sesonrió—.Aquítodoessencillo,quizádemasiado.Parecemágico,¿verdad?, todomenos la soledadquenos acompañadesdeque llegamos.—Sumirada se apagóy suslabiosabandonaronaquellasonrisaquemehabíaparecidopermanente,comosifueseunrasgomásdesurostro.

»¿Te gustan los bizcochos?—Me preguntó enseñándome un molde de metal que metió en elhorno.

—Sí.Aunquenocreasquetengomuchohambre.—Lareposteríanonecesitaapetito—dijovolviendoasonreír—.Jacintamecomentóqueeres

escritora.Tengo un amigo escritor que solía bromear sobre lomucho que os gusta a los escritores eldulce.Decíaquetenéisdosestómagos,unoparaeldulceyotroparaelrestodealimentos.Tienerazón,losintelectualesquemáismuchoscarbohidratos,oseaqueteserviréunbuenpedazo.Cuandotucerebroestébienalimentadotesentirásmejor.

Conectóelhorno,tomóeltiempoyretirólacafeteraqueyadejabasalirelvaporporelpitorro.Después,trasllevarlacafeteraalamesaylastazas,sesentófrenteamí.

—¿Cómollegasteaquí?—lepregunté.—Entren.Enelmismoquetú.—YovineaescribirlabiografíadeSantos,¿túparaquéviniste?—Nolosé.Fabiola,túeresafortunada,sabíasaloquevenías.Notesentistetanperdida.Fuiste

tomandoconcienciadetusituaciónpocoapoco.Yosolorecuerdoquemeacostéydespertéenesetren,enelapeadero.Cuandoparó,trasaquelfrenazotanbruscocomounmovimientodetierra,abrílosojossobresaltada. Jacinta estaba sentada frente a mí. Me miró y dijo que habíamos llegado al final deltrayecto.Puedesimaginarmidesconcierto.Mehalléenuntrenvacío,enunaestaciónsolitariayconunamujerquenoconocíadenada.Nosabíaquéhabíapasado,porquéestabaenaquellugar,nicómohabíallegado.Mesentéenunodelosbancosdelapeaderoymeneguéamoverme.Anteslohabíarecorrido

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buscandounteléfono,aalguienquepudieraexplicarmedóndeestaba.Mimóvil,comolesucedióaltuyo,no teníacobertura.Allínohabíanadaninadie, todoestabadiáfanoydeshabitado.Cuandosalíde lasinstalaciones,eltrenhabíadesaparecidoyconéllasvíaspordondesedesplazaba.Ensulugarhabíaunadensavegetación.Midesconciertoymimiedoeranindescriptibles.Creoquegritédeladesesperaciónque sentí. Jacinta esperó paciente a que me tranquilizase. Dejó que me desahogara, que hiciese ydeshicieseamiantojo,hastaquelanochesobrevinosobrenosotras.Eldíaquelleguévivíloquevivistetúanoche.Midesconciertofuemayorqueeltuyoycréemesitedigoquemidesesperacióntambién.Porlamañana,ya agotada, seguí a Jacinta sindecir palabra.Caminamoshasta el puebloy luegohastamicasa,hastaestacasa,lacasaquehabíaimaginadotendríaalgúndía.Todoenella,inclusoelcolordesusparedeso suscontraventanas son talycomomimaridoyyo los imaginamos.Alverlame tranquilicé.Penséquemimaridoymishijosestaríanesperándomedentro.Creíquetodoloanteriorformabapartedeunamalditapesadilla,pero lacasaestabadeshabitada.Tuve laextrañasensacióndequeella, lacasa,solomeesperabaamí.Comoasífue.

—¿Caminasteis?—Lepregunté—.Laestaciónestámuyalejadadeaquí.Esimposiblehaceresetrayectoapie.

—¡Imposible! —Exclamó sonriendo—, que palabra más mentirosa —dijo, y al decirlo merecordó a mí—. Aquí no hay nada imposible, sino todo lo contrario. Fabiola, aquí todo es posible,absolutamentetodo,créeme.

»La estación desaparece cuando la abandonamos. Tú lo has visto, no te estoy contando nadanuevo. La distancia también es relativa, como el tiempo. En este lugar no hay reglas, no existen laspautas. La única que rige nuestra vida es la noche, esa oscuridad que parece ahogarnos a todos y laausenciadelosnuestros.Elrestonotienenadaqueverconloquehasvividoanteriormente.

Sirvió el café y se levantó a apagar el horno. Contemplé su figura esbelta, sus movimientospausadosyaquellacalmaqueaparentabatener.Todoeratanperfectoyaltiempotanincompleto,pensé.Depositóelrecipienteconelbizcochosobrelamesa,encimadeuntapetedeesparto,memirófijamenteconaquellosojosdeámbarydijo:

—Sé lo que estás pensando y no, no estamos muertas. Santos tampoco lo está, aunque sobreJacinta tengomisdudas.Llevaaquímás tiempoqueningunodenosotros; talvezunaeternidad—dijoirónica.

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Permanecí conMargaret hasta que el sol comenzó a caer y las nubes, como ocurría cada día,fueroncubriendoelcielo, lo tiñerondeaquelmalvaencerado, tanhermosocomointranquilizador.Losfogonesdelacocinadecarbóndejabanverelrojoincandescentedelmineralqueardíabajoellos.Laluzinterior de la estancia se acomodó a la caída del sol y las hojas de las plantas tomaron un tonomásoscuro,apagado,sinbrillo.Elambientesecaldeóyacomodóalafaltaprogresivadeluzsolar.Fuecomosilahabitaciónytodoloquehabíaenellatuvieraconcienciapropia.

—Nomedicuentadelomuchoquelesqueríahastallegaraquí—medijo—.Vivíademasiadodeprisa,comosiquisieraganarletiempoaltiempo,¡quéidiotez!Eltiemponoesperaanadieynosedejagobernar, nos gobierna. Pero da igual que sepamos que es así, que nos lo digan o nos lo demuestrencientosdeveces,siempresenosolvida.Lamemoriadelserhumanoesconvenidayanárquica.

»¿Estábienasíotepongounpedazomásgrande?—mepreguntóconelcuchillosobreelbollo.—Sí,asíestábien—lerespondí—.¿Porquéestástanseguradequenoestamostodosmuertos?

Eslaúnicaexplicaciónrazonablealoquenossucede.Partiólaraciónyladepositóenmiplato.Sesentóymemirófijamente.Mientrasmemiraba,su

expresión, su actitud en apariencia relajada, me recordó a la que adquieren algunas madres cuandointentanexplicarlesasushijos,delamejormaneraposible,algoqueniellasmismasentienden.

—Nomehasescuchado,nohasprestadoatenciónaloqueteestabadiciendo.Heaprendidoquela vida, la que llevamos en estosmomentos, o la que, siDios quiere, llevaremos al regresar hayquevivirla sin angustia, sin prisas, sin dejar escapar un solo instante. No pierdas el tiempo haciéndotepreguntasqueno tendránuna respuesta.Te lodigoporexperiencia.Loque tengaquesuceder lohará,independientementedeloquetúquierasocreas.¿Nosetehaocurridopensarqueestásaquíporalgo?¿Quénadasucedesinunmotivo?Noestoyseguradequenoestemosmuertos,porsupuestoqueno,solome limitoacreerqueno loestamos.Talvezni lamuerteni lavidaseancomopensamosqueson.Laúnicaexplicaciónquesemeocurreamíesqueellugarenelqueestamosformapartedeotrarealidad…

De repente sus labios se paralizaron y su voz dejó de sonar. Pareció quedarse detenida en eltiempoyelespacio.Fuecomosiporunosmomentoshubieradejadodeexistir.Laluzenlaestanciase

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atenuódegolpe,comosihubieraunacaídadetensión.Lacocinasesumergióenunasemioscuridadquelerobóelcoloralosobjetos,convirtiendolaestanciaenunaespeciedefotografíaenblancoynegro.Después,sufigurasedesdibujóantemisojoshastaconvertirseenunaespeciedeboceto,enunaimagenincompletaysinvida.Intentélevantarme,hablar,peronopuede.Micuerpoestabaparalizado,parecieraquenomepertenecía.Quisetocarla,rozaraquellaefigieenblancoynegroenlaquesehabíaconvertidoMargaret,peroalintentarloundolorpenetrantemesobrevino.Fueunapunzadaagudaysecaquerecorriótodomi organismo una sola vez y almismo tiempo. Como si la sangre demis venas se helase paradespués licuarse de golpe. Sentí que me fragmentaba por dentro, que todas mis articulaciones sedeshacíanparadespuésvolverasuestadooriginal.Continuamosenaquellafase,enaquellimbo,hastaqueescuchélavozdeEzequiel.CantababajitoMoonshadowdeCatStevens.Eneseinstantemisdedoscomenzaronamoverse,lentosysinfuerza.Quisegirarelcuelloparaverle,peronopude.SoloalcancéaverlaLunaatravésdelgranventanalqueteníafrenteamí.Inmensa,blancaybrillante.Despuésvolvíaescuchar la voz de Ezequiel tarareando el estribillo de la canción. Uno de los ventanales se abrióempujado por una racha de viento y la contraventana golpeó contra la pared. La luz y los coloresvolvieronatomarlaestancia.Margaretrecobróelmovimiento,lavidaqueparecíahaberperdido,enelmismo instante en que lamadera pegó contra el tabique. Sonriente, como si nada de aquello hubierasucedido,inclinólacafeteraydejóqueelcafécalientecayesehumeanteenlataza.

—¿Recuerdasquetedijequeavecesescuchabalavozdemimarido?—mepreguntóconlosojosbrillantes, reteniendo las lágrimas. Asentí con unmovimiento demi cabeza— .Hace unosminutos havueltoasuceder—sonrióemocionada—.Leheescuchado.Medecíaqueibaatraeramipequeñaparaquehablaseconmigo.

—Margaret —le dije vocalizando con dificultad—, yo también he escuchado la voz de mimarido.Mecantaba, tarareabaunademiscancionespreferidas. Intentéverle,girar lacabeza,peronopodíamoverme.Túestabascomoyo,inmóvil.Tuimageneracomoundibujo.Parecíasformarpartedeuncuadro en blanco y negro. Todo parecía formar parte de un decorado, incluso yo misma. Tuve lasensacióndequeeltiemposehabíadetenido.¿Sabesloquenoshasucedido?

—Es muy extraño que me hayas visto y al tiempo, sin perder la noción de lo que sucedía,escucharas a tu marido. Eso no nos ha ocurrido a ninguno. Jacinta no se equivoca, eres diferente anosotrosytambiénhasllegadoaestelugarpormotivosdistintosalosnuestros.

—¿Aquéterefieres?—preguntécontrariada.—JacintanosavisódíasantesaSantosyamídetullegada.Nosdijoquedebíamoscuidarte.Que

eresmuyimportanteparanosotrosydiferentealrestodehabitantesdelpueblo.Afirmóqueereslaúnicapersona que tiene la capacidad de sacar a Santos de aquí y que ese es tu cometido, que por eso hasllegado.Tambiénquepuedesayudaramáspersonasasalirdeaquí.Esperoqueunadeellasseayo—dijoconlosojosllorosos.

»No debería hablar contigo sobre esto, creo que me he precipitado. Tal vez sea demasiadainformaciónymuyprontoparaquelarecibas.Loúltimoquequerríaseríadesestabilizartedenuevo.

—Margaret—dijecogiendounadesusmanosymirándolaalosojos—,ladesinformaciónesloquemealtera,loquerealmentemeproducedesasosiego.Porfavor,tepidoquemecuentestodoloquesepas.Lonecesito.

—Vivimosenotrarealidad.Nohayformadeentenderloquesucedesinoesagarrándoseaesadefinición.Noledesmásvueltas,nollegarásaningúnlugar,créeme.Nodebescomentarlenadaanadiede lo que hemos hablado. Jacinta no quería que lo supieras, insistió mucho en ello—dijo nerviosa,mirandohacialapuertadelacocina.

Juraría que apenas llevaba conMargaret unas horas, sin embargo el sol ya comenzaba a caersobre el horizonte. Atardecía, y lo había hecho de golpe, de repente. Como si las horas allí fuesenficticiasyanárquicas,guiadasporunamanoinvisibleyantojadiza.

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—Elsolhacaídoylatormentaseaproxima,hayquealigerar—dijoSantosapoyadoenelquiciode la puerta—.Nos queda poco tiempo para regresar a la casa. Está anocheciendo e imagino que noquerrávivirdenuevolaexperienciadeanoche,¿osí?—preguntóirónico.

Margaretsoltósusmanosdelasmías.Selevantó,cogióunatarteradeplástico,partióuntrozodebizcochoylodepositódentro.

—Para el desayuno de mañana—me dijo sonriendo al tiempo que me dedicaba una miradacómplicequeentendí.Mesuplicabaqueguardasesilencio,quenocomentaseningúndetalledenuestraconversación,quenohablasesobreelloconnadie.

—Nocreoquellegueamañana.Yasabes,tenemosdosestómagos—larespondísonriendo…

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Apartirdeaquellatardetodofuecambiandopocoapoco.Otalvezfuiyolaquelohizo,laquetras escuchar a Santos camino de la casa y, unida a sus palabras, la conversación que mantuve conMargaret, comprendióque irremediablemente, quisiera o no, estaba atrapada en aquel lugar.Todos loestábamos.

—Notengointerésalgunoenescribirmibiografía.Loperdíalllegaraquí—dijoSantoscaminodelacasa.Lodijoderepente,sinmirarmeysinperderdevistalacarretera.Comosiestuvierahablandosoloenvozalta.

—¡Quédice!—exclamécontrariadaymegiré comoun resorte en el asientoparamirarle a lacara.

—Hemantenidoel interésanteustedparaquenosesintieramás insegurade loqueyaestaba.Paranoacrecentarsumiedo.Imagineloquehabríasupuestoparaustedsaberqueeltrabajonoerarealydespuéspresenciartodoloquehaidosucediendo.Nohabríaatendidoarazones.Sudesconfianzahabríasidomayor.

»Seguí las indicaciones de Jacinta, y ella, como suele ser habitual, no se equivocó.Ahora lascosas han cambiado. Ha comprobado por usted misma que lo que le decimos es cierto.Desgraciadamente,nohaytrampanicartón.

—Ustedqueríaescribirsubiografía.Tuvesuanuncioenmismanos.SeloenseñéamimaridoyaTorcuato.Dígame,esoescierto,¿verdad?

—Todo es cierto. Lo que hemos vivido antes de llegar y lo que nos sucede cuando llegamos.Torcuatoestuvoaquí,talycomoledije.Losfoliosqueleentreguéerandeél.Mehablómuchodeusted.Laesperaba.Estabasegurodequeustedvendríayaqueteníapensadoaceptarmiofertadetrabajoantesqueél.Enrealidad,élaccedióaescribirmibiografíaporqueleconvencimosparaquelohiciera.Fuelaúnica forma de que no se desubicase, de tenerle centrado en algo que no fuese este lugar. Incluso, leprometí que cuando usted llegara, él le pasaría sus textos y usted continuaría con el trabajo. Eso letranquilizó durante un tiempo corto. No lo suficiente, porque, como ya sabe, desapareció sin previoaviso.

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—¿Cómopudosalirdeaquí?Cómopudohacerlosiustedesafirmanquenadiepuedemarcharse.¡Noloentiendo!—exclamédesconcertada.

—Nolosabemos.Nohayunaexplicaciónaello,comotampocolahayanuestrapermanenciayencierro.Algunosconsiguenmarcharse,poresemotivopensamosquenoestamosmuertos.Eso,elquemuchos consigan salir de este lugar, y el cementerio del que disponemos, son los únicos hechos quealberganlaesperanzadequenoestamosmuertos,almenosaún.

—¿Elcementerio?—preguntédesconcertada.—Estáenlasmontañas,juntoalbosquedearces.AntesdellegarTorcuato,tuvimosaunhombre

enlacasa.Estuvoapenasdossemanasconnosotroshastaque,desgraciadamente,murió.Lohizomientrasdormía. Estoy seguro que lemató la pena y la ausencia de los suyos. Él no los escuchaba como nossucedealosdemás.LeenterramosJacintayyo.Aldíasiguientevolvíasusepulturay,llevadoporunataque de ansiedad o de la locura queme abocaba a buscar respuestas, lo desenterré.En el ataúd nohabía nada, ni rastro de su cuerpo. Todo había desaparecido. La muerte, como ve, aquí también esdiferente.

—¡Diosmío!—exclaméhorrorizadaalimaginarlaescena.—Necesitaba una respuesta. Una de tantas que aún no he conseguido. El funeral me pareció

demasiado extraño, tan solitario. Únicamente Jacinta y yo estuvimos presentes. Todo lo que sucedióduranteydespuésfueinsólito.Elféretroestabaenlapuertadelacasasinnecesidaddesolicitarningúnserviciofunerario.Eltrasladodelcuerpoalcementerio;suentierro,inclusolallegadaalcamposantoyelregresoalacasasoncomoescenassueltasque,formandopartedeltodo,parecennohabersucedidodeformaregular.Comoocurreconlostráilercinematográficos.

»Abrídossepulturasmásdespuésdehacerloconladeél.Todasestabanvacías.Memarchésinenmendarmidespropósito.Arrepentido,volvíaldíasiguiente.Estabadispuestoanodejarrastrodelaprofanaciónquehabíacometido,peromidesconciertofuemayorqueelquesufríalcomprobarquelastumbasestabanvacías,muchomayor.Aquelcementerioyanoexistía,nocomoyolohabíavisto.Yanoeraelmismo.Ensulugarencontréuncementerioindígena.Desdeentoncesnohevueltoasubir.

—Torcuato—dijeconlavozahogada—,estávivo,¿verdad?—Loúnicoquepuedoasegurarleesqueaquínomurió.Desaparecióunamañana,lamismaenla

quelaestaciónvolvióadivisarseenelhorizonte.Soloaparececuandoalguienvienealpueblo,cuandotenemosnuevoshabitantesy,aveces,cuandoalguienseva.Después,comohapodidocomprobar,todovuelveadesvanecerse.Seesfumaantenuestrosojoscomosijamáshubieraestadoahí,sindejarrastroalguno de su existencia. El día que Torcuato se marchó la estación volvió a divisarse. Cuando lecomuniqué a Jacinta que Torcuato no estaba en la casa ella me aseguró que había vuelto a su vidaanterior,dondesiempredebióestar,medijosonrienteydespreocupada—,segiróperdiendodevistaelcaminoyconexpresióncomprensiva,comosiestuvieraescuchandomispensamientos,dijo:

»Cuestacreerlo,comomuchasdelascosasquesucedenaquí,pero,quélevoyacontaraestasalturasdelahistoria.

—TengoquehablarconJacinta.Necesitoquemedéexplicacionesde todoloquesucede.Ellapareceserlaúnicaquesabeloqueocurreenestelugar.

—Nocreoqueobtengalarespuestaquebusca.Todoslohemosintentadoantesqueusted—dijoresignadoyentristecido.

—Yaloveremos—lerespondísegurademímisma—.Ahoraquelopienso,nohabléconustedantesdevenir.En el anuncionohabíadirección alguna, ni nombre, soloun teléfonode contactoynorecuerdo haber hablado con usted con anterioridad a tomar el tren. Santos, cuandome recogió en laestación,¿cómosupoquiénerayo?

—Jacintamepidióquelarecogieseymediodatosprecisossobreusted.Sabíaloqueteníaquedecirle, a qué venía…, además nadie más se bajó del tren—dijo en un tono irónico—. Era difícil

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equivocarse.Jacintalaesperaba.Ellanoseequivoca,nuncalohace,exceptoconmigo.Estáempeñadaenqueescribamibiografía.Aseguraquedebohacerlo,peroestáequivocada.

—Noentiendopor quéha cambiadode idea y qué le lleva a estar tan segurode que esta vezJacinta no está en lo cierto. Si, según usted, siempre ha tenido razón en sus juicios. Ustedmismo ladefendióantemíacapayespadacuandoinsinuéquemeestabamintiendo.¿Aquéesdebidoesecambiodeactitud?

Sonriótristeyconlamiradaperdidaenelcaminodijo:—¿De qué serviría hacerlo? ¿De qué me sirve aceptar lo que Jacinta, llevada por su gran

corazón,cree?¿Quéganoconrememorarmivida?,sinosésialgúndíapodrécompartirloescritoconlosmíos.Lomásprobableesquemueraenestemalditopueblo,quelamayoríaasílohagamos.Ysinolohagoaquíloharéfueradeestelugar.Hagaloquehaga,estéenellugarqueesté,voyamorirycreoquesucederámásprontoque tarde.Estamalditaenfermedadquecorrepormisvenas seencargarádeelloeldíamenospensado—dijofrotándoselamuñecasconfuerza,comoaquellaprimeranocheenquemedejósentadaenelsalón—.Tengoleucemiaycadadíaquepasaesunacuentaatrás.

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Nosupequédecir.Nofuicapazdearticularpalabraalguna.Mequedésumergidaensudolor,enla desesperación que él sentía. Solo tuve fuerzas para ponermimano sobre su hombro durante unosminutos.Cuandolohicesoltósumanoderechadelvolanteyacariciólamía.

—Gracias—dijoyvolvióadirigirsuatenciónysuspensamientosalacarretera.Ensurostroseinstalóunamuecalejana,llenademelancolía,apostadaenunantes,enesepasado

que todos habíamos perdido al llegar allí. Llena delmiedo al después de aquel lugar; si es que esedespuésexistía.Respetésusilencio,sunoquererestar.Fijemisojosenelcaminoehiceloqueél,mefui.Medejéirhastaquellegamosalacasa.

Jacintaestabasentadaenelbancodemaderadelporche.Nosesperaba.—Estarde.Estabapreocupada—dijolevantándoseyseñalandoelcielo,yasinapenasluz.SantosnosedirigióaJacinta,nitansiquieralamiró.Entróenlacasaycabizbajo,ocultandosu

tristezaanteella,seencaminóhacialasescalerasqueconducíanalosdormitorios.—Estávencido—dijemirándola,conlavozentrecortada—,yloentiendo,entiendosuestadode

ánimo.Nosabíaqueestabaenfermo.—Asíes,peroserecuperará.Estoyseguradequeasíserá.Paraqueesosucedadebemantenerla

esperanzaymuchometemoquelaestáperdiendo.Hacetiempoquenoconsigohacermeconél.Seestádejando ir, Fabiola. Estoy preocupada. Solo se curará si sale de este lugar y para que eso suceda éltambiéndebeponerdesuparte.Debecreerqueesposiblehacerlo.Ahí,Fabiola,esdondesu trabajocobraunaimportanciaextrema.

—¿Mitrabajo?¿Quétienequevermitrabajoconloquelesucede?—Santos necesita seguir recordando.Necesita hacerlo paramantenerse con vida aquí.En este

sitiolamuerteseproducecuandodejamosderecordar,cuandonosolvidamosdenuestravidaanteriorydelosnuestros.Aestasalturasimaginoquesehabrádadocuentadequeaquílomásimportantesonlossentimientos y los recuerdos. Todo lo material no tiene la más mínima relevancia, está ahí sin quetengamosquehacerelmásmínimoesfuerzoporconseguirlo.Silograquerecobrelasganasporescribirsubiografíalerecuperaremosy,entonces,estoyseguradequepodráregresarytalvez,silosdiosesasí

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loquieren,securarádesuenfermedad.Sinoesasí,moriráenestelugarcomoyalohanhechootros.Puso sumano sobremi hombro yme indicó que entrásemos en la casa.Oscurecía y la lluvia

comenzabaacaerconfuerza.—Santosmehablódeloquesucedeconlamuerteenestelugar—dijepensandoenvozalta,sin

tenerencuentaquetalvezJacintanosupieraqueSantoshabíaestadoenelcementerio,tampocoloquehabíahechoallí.

—Imaginéquelehablaríadeello.Hacemoslasexequiascomosuelenefectuarsefueradeaquí.Eslaformadellevarlotodoconlamayornormalidadposible.Loscuerposdesaparecenalaspocashorasdehabersidoenterrados.Loharíandelmismomodosinolesdiésemossepultura.Noharíafaltahacerlo,pero esmenos traumáticopara todosdársela.Eso ledanormalidad al suceso.No todos saben loquesucedecuandoalguienmuereenestelugary,créame,esmejorasí.ASantoslepudolacuriosidadyladesesperación.Exhumóvariasdelassepulturas.Creoqueelloleperjudicó,leconfundiómásdeloqueyaestabaylehizoperderlaesperanza.

—Jacinta,necesitosaberquéesestelugar,dóndeestamos.Todosnecesitamosrespuestas.Estoyseguraquenosbeneficiaría,quenuestrapermanenciaaquíseríadiferente—ledijecasienunasúplica.

—Nohayningúnmisterio,nadadiferentealoqueve,aloquetodosvemosysentimos.Nopuedodecirlemás.Todapreguntatienesurespuestaperonosiempreenelmomentoenelquelasplanteamossenosda.Hayquesaberesperar.Aquísucedelomismoquesucedíaenellugardelqueustedvino.Ensumomentoloentenderátodo.

—¿Cuántotiempollevaustedaquí?—El tiempo en este lugar no existe, no como usted lo conocía hasta ahora. Estoy aquí desde

siempre,desdequerecuerdo,peronosécuántotiempoabarcamiestancia,quizásunaeternidad.Nomeheparadoapensarenellonunca.Noesalgoquetengarelevanciaparamí.Loshechos,lasvivencias,lossentimientos,sonloúnicoquedasentidoalaexistencia,eltiempoesunaquimera,noesnada,nuncalohasido.Dejadeexistirenelmomentoenelqueunolovive.¿Paraquépreocuparnosporél?

—Sé que calla muchas cosas, Jacinta. Que tiene respuestas que no quiere dar. Creo que seequivocaalguardarsilencio.Tenemosderechoasaberdóndeestamosyporquéestamosaquí.

—Es posible que tenga razón, pero solo en parte. Si yo le diera las respuestas queme pide,muchascosascambiaríanyconellaslavidadeotraspersonas.Hastalamáspequeñadelaspartículasdepolvo,elmáspequeñodelosseresvivos,tienesuimportancia.Todossusactosomovimientoslotienen.Aunquenolocrea,tienenunarelevanciaextrema.Misilenciotambién.¿Recuerdalateoríadelcaos?Elbatirdelasalasdeunamariposapuedeprovocarunhuracánenotrapartedelmundo.Delmismomodo,pequeñasacciones,osilenciosdeterminados,puedencreargrandescambiosennuestravidayladelosnuestros. Consiguen establecer un futuro que quizás de otro modo no llegaría nunca a convertirse enpresente.

»Deje de hacerse tantas preguntas. Aproveche estos momentos para reflexionar sobre su vidaanterior.Séquedejómuchascosasenelaire,queseequivocódecamino.Ahorapuederectificar.Piensequepuedeaprovechareltiempoqueestéaquíparareflexionar,paratomarotrocaminocuandoregrese,porqueestoyseguradequelohará.Séquevolverá.

»Necesitoquemeayude.EstamosperdiendoaSantosysolousted,Fabiola,puedehacerqueélnomueraenestelugar.Comolehedicho,tienequeayudarleaescribirsubiografía.Esoahoramismotieneuna importancia extrema para todos, pero, sobre todo para usted, porque es uno de los motivosprincipalesporlosqueustedhallegadoaestelugar.Sinofueraasí,talvezahoraestaríaenotrositio.

—Enciertomodomeidentificoconél.¡Quémásdasubiografíaytodolodemás!Nosabemossivamosaregresarenalgúnmomento.Quizásnuncalohagamos.Ysilohacemostalveznoseaalmismolugar,alamismavida.Estoesunalocura,Jacinta,unsinsentido.

—Esunamujerdepocafeyesosololeconduciráaunagujeronegrounayotravez.Intenteno

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buscarrespuestasconstantemente,anticiparseatodo.Vivayactúecomosuconciencialedicte.Esmássencillode loqueparece.El serhumano tiene lacapacidadde razonar,decrear,peroeso también lellevaauninfinitodepreguntasqueavecessonpiedrasqueobstaculizansuspasos.Yasabe,elsueñodelarazónproducemonstruos.

»Santosnecesitaseguirrecordandoporquesipierdesusrecuerdos,dilapidarásusganasdeseguirviviendo, de luchar.Dejará de escuchar a sumujer. Si escribe su biografía eso no ocurrirá.Deje depensar en usted y en este sitio.Deje de razonar sobre este lugar, de compararlo con su vida anterior.Piense que es una faceta más en su vida, un camino por recorrer y ándelo, habítelo. Si lo hace, lasrespuestasllegaránsolas…

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Eltiempoesclavizabamividaantesdellegarallí,ladividíaenespaciostanpequeñoscomolascuadrículas de un cuaderno milimetrado. Nunca disponía de tiempo libre para los míos o para mí.Siempre existía algo que me impedía descansar, dedicarme a escuchar a los otros o, simplemente,perderme en la contemplación de cualquier cosa, sin prisas; sin agobios. Sin un reloj marcando ylimitandomishoras.Casitodoloquehacíaestabacondicionado.Eldíaadía,lassemanasylosmesessepaseaban cargados de obligaciones, sin una pausa para vivir. Vivir de verdad, pensé recordando laspalabrasdeJacintaeldíaanterior.Yahoraestabaallí,dondeeltiemponoteníarelevanciayhuíadeello,measustabaaquellaausenciadeobligaciones.

Huboun tiempoenelqueEzequiel luchóporquenuestra relaciónnosemarchitara.Porquesusbesos no murieran esperando colgados de las manecillas del reloj que me devolvía a casa casi alanochecer,yasinganas.Fueenloscomienzosdenuestromatrimonio.Entoncesyotrabajabamáshorasqueél,ganabamásqueély,enconsecuencia,apenasvivíaconél.Mitrabajollegóatapizardefoliosllenosdenúmeros,previsionesyponenciaslacolchadenuestracama.Lacompramosamedida,grande,inmensa.Fueenunatiendademueblesdediseño.Lapagamosendosplazosquenegociamosparaquecoincidieranconlaspagasextrasdeambos.Sentadossobreella,enmediodellocal,imaginamoscomose llenaría de niños los domingos en la mañana reclamando el desayuno con sus vocecitas agudas.Pensábamostenertres.Elnúmerodelasuerte,ledecíayo.Peroantes,antesdebíamoshacernoscontodolonecesarioparaqueellos,alllegaranuestrasvidas,nopadeciesenlasmismascarenciasquehabíamostenido nosotros. Pusimos tanto empeño en ello, en construir aquel palacio de cristal, que olvidamosanidarlo.

Eldíaquemiempresacerrómeencontréenunacasa lujosa, llenademueblescarísimosyunacamadedospordosvacíadechupetes,biberones,risasypijamas.Deambulandoporlashabitacionesysin saber a dónde ir. Esperando, al anochecer, que el relojmarcara la hora en la queEzequiel debíaregresar,peroélhacíamuchotiempoquehabíadejadodevolver.Nuestrosrespectivostrabajosfueroncomiéndosenuestrotiempo,lodevoraroncomohienashambrientas,sinescrúpulosyenmanada.Cuando

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quise retomarmirelación,dedicarleel tiemponecesarioysermadre,Ezequielyasehabía idodemí.Tomóelmismocaminoqueanteshabíarecorridoyo.Llegaronlashorasextras,loshorariosinfinitos,lasreuniones a deshoras y los viajes. Fue como si nos hubiésemos cambiado las tornas. Incluso, por untiempo,penséqueseestabavengandodemí.Queaceptóaquelascensosoloparaqueyocomprendieseporloqueélhabíapasadocuandoyovivíaporyparatrabajar.

Sumergida,ahogadaporlasoledaddelcorredordefondo,recluidaenaquellacasainmensa,tangrandeylujosacomovacíadevida,unanochedetormentadecidíempezaraescribir.Lohiceamano,enuncuadernomilimetradoyconunlápizdeltres.Sinluzporqueeldiferencialhabíasaltadotraslacaídadeunrayoenun trasformadorcercano.Conunapequeña linterna, sujetaenmiboca,describíuncielocubiertodenubesmalvas.Uncieloimposible,penséentonces.Durantevariosañosluchéporhacermeunhueco en unmercado tan difícil como culminar un Ochomil. Y, mientras tanto, mientras el reloj y elcalendario corrían,mientrasmimarido iba dejando de serlo y se convertía enmi amigo, solo enmiamigo, en una esquinita del camino quedó la vida que había imaginado junto a él; quedé yo.Vagabundeando,imaginandohistoriasymássolaquenunca.Hastaquellegóél,Torcuato.

Llevémidesayunoalporcheymesentéasuladosindecirpalabra.Élnosemovió.Contemplaba

elgranarcequehabíaenelcentrodeljardín.—Antesdellegaraquíestabahaciendomarcapáginasconhojasdearce.Lasplastificaba.—Dijo

sinmirarme—.Cuandotomanesecolormerecuerdanalasqueteníaguardadas—señalóelárbol,alashojas—.Tambiénamimujer.Siempremegustaronlosarces.Sushojassonespeciales.Mimujersereíacuandoledecíaquenosdaríansuerte.Ahoraséqueteníarazón,quesurisaestabajustificada,nonosladieron,alcontrario.—Dijoentristecido—.Fíjesebienenellas.Ahoramismotieneelmismocolorquelasuya.Aquíestodotanirreal,tanrelativoquecuandolavienelsuelodelaestaciónpenséqueeraunade lasmías.Ahoramismo,sin irmás lejos, todas lasdelárbolsonexactasa lasque teníapreparadasparaplastificar.

—Debeserporlaluz—ledijesonriendoeintentandoqueéltambiénlohiciera—.¿Recuerda?,esunefectoóptico,seacostumbrará.

Memiróymededicóunasonrisa.—Nopodíadecirleotracosa,fueloprimeroymásconvincentequesemeocurrió.Esperoque

medisculpepormentirla.Loúnicoquepretendíaeraquenoseasustase.—Noimporta.Ahorasélocomplicadoqueesexplicarloquesucedeenestelugar.Estamosenun

limbo.Nonosquedamásconsueloquerecordareintentarseguirviviendo.Avecestengolasensacióndeque laotravidano existe, que todohadejadode ser.Pero esuna sensación.Nohaynada seguro, nosabemosloqueesrealono,porellonodebemostirarlatoallaycreo,Santos,quetúlaestástirando—dijetuteándole—.¿Creesqueatumujerlegustaríaquedejarasdeluchar?

—Nohedejadodehacerlo—contestómirándomedefrente,desafiante—,¿porquécreesquelohehecho?¿Cómoestástansegurasiapenasmeconoces?—mepreguntóenuntonosecoycortante.

—Noquieresescribirtubiografía.Esosolopuedesignificarqueteniegasarecordar.¿Sabesquesilohacesmorirásaquí?Notendrásposibilidaddevolver,deregresarconlostuyos.

—Ha sido Jacinta, ¿verdad? Jacinta te ha dicho que debo seguir recordando—asentí con unmovimientodemicabeza—.Yparaquémesirve.Nadaninadiemeaseguranquepuedaregresarysilohagono sé conquémevoya encontrar.Deuna formauotravoyamorir.Estoy agotado, literalmenteagotado.

—Nadie sabe cuándo va a morir. Es posible que te recuperes cuando vuelvas. Si dejas derecordarmorirásenestelugar.Loúnicoquetengoclaroesquequieroayudarte.Estesitioestáhechoderecuerdosysentimientos,esalgoqueyahecomprendido.Ahorasolosomossentimientosy recuerdos,

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nadamás.Siperdemoslosrecuerdosdejaremosdesentirysidejamosdehacerlomoriremos.HabléconJacintaanoche,yesepuntoeselúnicoquemedejóclaro.Hedecididoconfiarenella.

—Tengo un hijo de mi primer matrimonio. Hace años que no le veo, muchos años. Nuestrarelaciónfuesiempredifícil.Leexigídemasiado.Meeducaronenunambientecasidictatorialyleimpuseaélcasilamismadisciplinaquemeimpusieronamí.Susueño,desdemuypequeño,eraserebanista,noaspirabaamás.Amímeespantaba.Soycurtidordepieles,unsimplecurtidordepieles.Desdequenacióquiseymeprometíamímismoqueélseríamásqueyo,queconseguiríametasmásaltas;unavidamejor.Me obsesionaba que no pasase por las calamidades que he pasado yo. Luché para que estudiase unacarrera. Le impuse una disciplina y le interné en un colegio, el mejor que encontré. Aquello, miobcecación por su futuro, nos distanció. También propiciómi divorcio posterior.Mi obsesión por sufuturomehizoolvidarelpresente,supresenteyaél.

»Queríaescribirlabiografíaparaél.Esungranlector.Pensabaeditarla,inclusoteníalaportada.Enellahabíaunagranhojade arce, rojay aterciopelada.Como la tuya, como lasde ese árbol. ¡Quéirónico!,¿verdad?Ibaahacérselallegarimpresacomosifueseunregalo.Escritaconseudónimo.Penséqueeralamejorformadellegaraélsinforzarle,solohaciéndolesentir.Poresonecesitabaunescritorprofesional.Yosoyungranlector,perounpésimonarrador.

»Enrealidad,noqueríaescribirunabiografíaensí.Queríaescribirmividanovelada.Pretendíacontarleamihijoquién,realmente,erayo.Ibaaserunadeclaracióndecariño.Necesitabaconseguirconelloquemeentendieseymeperdonase.Buscabaunavíaparavolveraverle.Laideameentusiasmaba.Erapreciosayoriginal.Seconvirtióenunsueño,enmisueño.Pero,yasabes;lossueños,sueñosson.Sinomemataestesitioloharámienfermedad…

Laconfesiónquemehizosobresuhijoyeldolorquesentíameemocionó.Aquelhombrequeenunprincipiomeparecióseveroyregio,deaireyportemilitar, trassuspalabras,semeantojóunniñoperdidoquedabatumbosdeunladoaotrocomosinosupieradóndeiroquiéneraenrealidad.Santos,contrariamenteasuaparienciayademanestanrefinadosyregiosqueparecíanemparentadosconlaclasealta,resultóseruncurtidordepieles,humildeysencillo.Unpadrequeseolvidódequehayquereresquematan, que se equivocó en el fondo y en la forma; igual que lo había hecho yo conmi vida junto aEzequiel.

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Toméladecisióndeescucharlesinanotar loquemecontaba.Enrealidadsubiografíanoteníaimportancia. Lo relevante era que él siguiera recordando, que sus sentimientos nomurieran en aquellugar.Laamistadquesurgióaquellamañanaenelporchedelacasa,frentealgranarce,eralaúnicavíaposibleparaqueesoocurriese,pensé.Desdemillegadaeralaprimeravezquemipermanenciaenaquelpueblo,enaquellacasaalejadadelacivilización,teníaunsentido,unarelevanciaquepasabaporencimadetodolodemás,inclusodemiposibleregreso.Cuandomehizopartícipedesuvida,desuenfermedad,delsufrimientoqueleproducíalaseparacióndesuhijoyloculpablequesesentíaporello,conseguirque siguiera recordando, sintiendo, se convirtió enmi únicameta.Mientras le escuchaba, en algunosmomentos,tuvelasensacióndequeélyyohabíamosestadojuntosdesdesiempre.Sentíquehabíamoscaminado a la par pero sin vernos. Supe que de una forma u otra, en un lugar o en otro, habríamosterminadoconociéndonosporquealgoespecialydiferentenosunía.

—¿DóndeestáJacinta?Nolahevistodesdeanoche—lepregunté.Selevantóyseñalóelhorizonte.—Espera.Vuelvo enseguida.Tegustará lo quevas a ver.Yano te asustará—dijo sonriente y

entróenlacasa.Depieenelporchecontempléaquelhorizonte,quedenuevomeparecióuntrampantojotanbello

comoirreal.Enaquelmomento,adiferenciadeldíaenquellegué,nomeimpresionóloquesucedía.Locontempléembelesada,perdiéndomeencadadetalle;encadaárbol,encadacasa,enelcamino,en loimposibleybelloqueeratodoaquello.Nobusquéunarazónquemeexplicaseporquélaestaciónvolvíaa verse, por qué parecía tan cercana a nosotros. No intenté aplicar la lógica, simplemente habité elmomento.

—Toma —dijo tendiéndome unos prismáticos—, mira hacia el camino antes de que Jacintaregreseylaestaciónvuelvaadesaparecer.Enfocalafiguraquehayenél—ylaseñaló.

Jacinta transitabaapiepor el caminode tierraqueconducía al apeadero.Suvestimentahabíacambiado.Eracomo lasqueutilizan losaborígenes.Enfoquésuspies.Calzabaunas sandaliasdepielrudimentarias.Todoenellaeratandiferentequesolomeresultófamiliarsuformadecaminar.

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—¿EsJacinta?—lepreguntéparaconfirmarsuidentidad,yaquelamujercaminabadeespaldasanosotros.

—Asíes.Cuandoalguiennuevollega,ellavaensubusca.Tullegadafueunaexcepción.Medijoquenoseencontrababienymepidióqueterecibierayo.Elapeaderohabíaaparecidodemasiadolejosparaircaminando.Cuandoaparece,nosiemprelohaceenelmismolugar,nialamismadistancia.Estepaisajeesnuevo.Desdequellevoaquíelcaminojamáshaatravesadoelpueblodejandolascasasaloslados.Siloves,siintentasverlotodosinhacertepreguntas,sentirásqueloquesucedeesexcepcional.Tanmágicoqueavecesseteolvidaqueestásprivadodelibertad.

Dirigí las lenteshaciael apeadero.Ajusté ladistanciaacercándolo. Instintivamentebusqué loscablesdeltendidotelefónicoyaquellacintaamericanadecolormalvaqueelempleadohabíautilizado,segúnmedijo,paraarreglarunaavería.Sobreloscableshabíaunáguiladorada.Tirabaconsupicodelacinta aislante intentando desprenderla. Insistía una y otra vez, empecinada. La imagenme sobrecogiótantoquenopuderetirarlavistadelarapazhastaqueésta,yacansada,levantóelvuelodejandounjirónque comenzó amoverse empujado por el viento.Bajé los prismáticos y los dirigí al apeadero.En élestabaelempleado.Parecíaesperarlallegadadeltren.

—Vayamos a la estación—dijemirando a Santos—. Tal vez sea elmomento de regresar. Esposiblequepodamossubiraltren,volverpordondevinimos.¡Debemosintentarlo!

Santosmesonrió.SusonrisamerecordóalaqueesbozóEzequielaquellanocheenelrestaurante.Fuetriste,sabiayenvejecida,comoladeél.

—Ojalápudiéramos,ojaláfuesetansencillo—dijoponiendosumanosobremihombroderecho—.Todoloquevemosesinalcanzableparanosotros.Estáahíperonopodemosinteractuarconello.Esunescenarioquenonospertenece.Igualqueloeselpuebloysushabitantes.Hasestadotansumergidaenbuscarlesentidoa todo loque tesucedía,en ladesconfianzaquesentíashacianosotros,queno tehasdadocuentadequesolotehasrelacionadoconMargaret,conJacintayconmigo.

Lemiréfijamente,perdiéndomeenelgrisdesusojosyrepasétodoloquehabíaocurridodesdeque llegué.Misdíashabíanpasadoenaquel lugar talycomoSantos terminabade relatarme; solomehabíarelacionadoconMargaret,conJacintayconél.Sinembargo,recordabadíasenlosquepaseabapor el pueblo.Me vi caminando por sus calles, entrando en sus tiendas, contemplando sus casas demaderayasushabitantes,peronoteníaniunsolorecuerdodehaberhabladoconnadie.Mispasosporaquelpueblosemeantojaronigualesalosdeunfantasma.

—¿Cuántotiempollevoaquí?—lepreguntéconfusa.—Másdeloquecrees.Hasidoyvenidoalpueblo,tehasausentadoalgunosdías.Imaginoque

ahoralohasrecordado.Eltiempoaquínosemidedeigualforma,esoyalosabes.Nadaesloquepareceser.Nosélosdíasquellevasaquí.Tampocolosquellevoyo—yseencogiódehombros.

Dejé los prismáticos sobre lamesita demadera y avancé decidida. Solo pensaba en llegar alcamino,tomarloyalcanzarlaestación.Cuando,yafueradelacasa,pusemispiessobrelaarenaelsuelooscureció.Tuvelasensacióndeestarcayendosincontrol.Fuecomosimeprecipitaseporunacantiladoy segundos después, de golpe, algo a o alguien me impulsara de nuevo hacia arriba. Asustada, sinmoverme, como si estuviera clavada al suelo, giré la cabeza buscando a Santos.Él permanecía en elporche,seguíasentadoenelmismolugarenelquelehabíadejado.Meobservabaimpasible.Mesonrióyseñalóelgranarce.Yoestabajuntoaltroncodelárbol,nitansiquierahabíallegadoasalirdeljardíndelacasa.

—Este lugar seguirá sorprendiéndote. Lo hará días tras día, créeme. Es maravilloso. Es casiperfecto.Loseríasilosnuestrospudieranestaraquí,connosotros.Peronadaesperfecto.Niaquínienningún sitio. En eso, en su imperfección, este lugar, es exacto a nuestra vida anterior—esbozó unasonrisaentristecidaymelancólica.

»¿Sabes?luché,comolohacemostodos,paravivirenunacasacomoésta.Soñéconunlugarasí.

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Yahorame sucede loqueaMargaret, estaperfecciónmesobra.Daría todo loquehe sidoy soyporsuperarmienfermedad,porregresarconlosmíosaunquetuviesequevivirelrestodemisdíasenunachoza...

El tiempo fue pasando sin tenernos en cuenta, dejándonos abandonados en el camino, en una

esquina de su transcurrir, de su anarquía tan inconcebible como egoísta. Sin darme cuenta, sinproponérmelo,fuiolvidándomedeél,desusestúpidosminutos,desushoras,delosdíasylosmesesquehabíancondicionadoymatadomividaantesdellegaraaquellugar;deaquellosproyectosdefuturotanmateriales como estúpidos, sin razón de ser, que envenenaronmi presente. Santos siguió relatándomedetallesdesuvida,pensamientoseilusionesquenohabíacompartidoconnadie.Yconcadanuevodato,concadaanécdotaosentimiento,fuerejuveneciendoantemí.Susojerassedesdibujaronyelgrisdesusojosseaclaró.Margaretendulzóconsureposteríalastardesenlasquenosreuníamoslostresensucasa.Nosinstruyóenelmantenimientoycultivodelagranvariedaddeplantasqueteníaensucocina,yyo,mientras tanto, fui escribiendo la vida de Santos sin que él tuviera conocimiento de lo que estabahaciendo.

Jacinta se ausentó de nuestro diario. Semarchó el día que, vestida como una indígena, fue arecibiraunnuevomorador.DesapareciódenuestravidasinqueSantosniMargaretnotaransuausencia.Sololohiceyo,perocallé.Nofueraaserquemispalabrasrompieranlamagiaquesehabíacreadoanuestroalrededor.Que,almencionarla,SantosoMargaretvolvieranahacersepreguntasquedeseguronoobtendríanrespuestas.Que,denuevo,sesumergieranenladesesperaciónporregresar,porsalirdeaquellugar.

Enaquellosmomentosyohabíacomprendidoqueparasalirdeallíloúnicoquedebíamoshacereranoolvidary...,esperar.

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No puedo precisar el tiempo que pasé en aquel lugar. Tampoco lo que tardé en escribir labiografíadeSantos,lashorasolosdíasquemellevólatranscripcióndesuspalabrashastaconvertirlasen una novela repleta de sentimientos y vivencias tan comunes como maravillosas. Aquel hatillo deemociones y deseos que Santos iba compartiendo cada vez con mayor naturalidad, reviviendo cadasituación como si estuviera sucediendo en el momento en que la narraba ante nosotras, nos tuvo, aMargaretyamí,atrapadasensuspalabras.

Elcafé,losbollosreciénhorneadosdeMargaret,lacalidezdeaquellacocinallenadeplantas,ledabanalosrelatosdeSantosuncarizentrañableyfamiliar.Sumergidasensuspalabrasnossentíamosvivas y olvidábamos la privación de libertad a la que estábamos sujetas. Aquella realidad ajena ycaprichosasenoshacíamás llevadera,menosdolorosade lamanodesusvivenciasquesealternabanconlasnuestras,porquenosotrastambiéncompartimos,tardetrastarde,loquehabíamosvividoantesdellegarallí.

Cuandolepuseelpuntoyfinalaltrabajo,alanovela,sentíplenitudyvacioaltiempo.Fueunaalegríaque,enparte,estuvoempapadadetristeza.Presentíquealgoestabaapuntodecambiar,quealgoibaasucederquetransformaríanuestrosdiarioyque,talvez,aquello,nosseparaseparasiempre.Aquelpresentimientomedolió,mehizodaño.MargaretySantossehabíanhechounhuecoenmicorazónyenmialma,habíanpasadoaformarpartedemí.Elsolohechodepensarenlaposibilidaddenovolveraverlos,deregresarynotenerloscerca,measustaba.Y,precisamenteeso,suausencia,eraa loquemipredicciónapuntaba.

Aquella mañana el sol aparentó salir antes de tiempo. Tuve la sensación de que las horasavanzabanmás rápido de lo habitual. Con la novela ya impresa y el bloque de folios enmismanos,apretadoscontramipecho,salíalbalcón.Contempléelhorizonteteñido,enparte,delrojoaterciopeladodelashojasdelbosquedearces.Inspiréydejéquemispensamientosvolaran.Cerrélosojosllevadaporunatristezaextraña,venidadelejos,y,alhacerlo,presentíquealgoyahabíacambiado.Noacertabaasaber qué era lo que sucedía, pero sentía que aquel presente ya no era el mismo; que se habíatransformadoenelmomentoenquelepuseelpuntoyfinalaltrabajoquemehabíallevadohastaaquel

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extraño lugar. Con las planas entre mis brazos, apretadas contra mi pecho, volví al interior de lahabitación.Lasapiléy,seguidamente,lasdepositésobrelamesa.Saquélahojadearcedemiagenda.Lacoloquésobreunfolioenblancoyconunlápizdibujésucontornosobreél.Despuéslasitué,amododeportada,sobreelbloquequeformabanlostreintaytrescapítulosdelanoveladeSantos.Mitresestabaallí, concluyendo la obra, pensé emocionada. Introduje el bloque de folios en un sobre y escribí elnombre de Santos en él. Pensaba dejárselo en el estudio, sobre el sofá en el que solía sentarse alatardecer.

Llevadaporunasensaciónextrañadeañoranza,comosiaqueldíafueseelúltimoqueibaapasarenaquellacasa,detuvemimiradaencada rincón.Contempléunoaunosusespaciosvaciose inclusoseguíelmovimientodelassombrasqueescapabandelosrayosdelsol.Medetuveencadamueble,enlamadera torneada de las patas de la cama, en el escritorio y en el bargueño que había encima de él.Cuandofijémivistaensuscajones,mepercatédequeunadesustaraceaseraunapequeñahojadearcerojaquehastaaquelmomentonohabíavisto.Melevantédelacamaymedirigíalcajón.Conlayemademis dedos rocé la piedra. Al hacerlo se desprendió de la madera y cayó al suelo. Como si fueseempujada por una fuerza intangible, rodó hasta el balcón que permanecía abierto. Seguí su recorridoensimismada,absortaenlaformatanextrañaqueteníalapiedradegirarsobresímisma.Lohicehastaqueseprecipitóporunhuecodelabarandillaycayóaljardín.Vicomoquedócercadeltroncodelgranarce,sobreelnegromantilloqueabrigabavariosbulbosplantadosporJacintadíasantesdemarcharse.

Recogíelsobreconlanovelaymedirigíaldespachoparadejarloenelsofá.AesahoraSantosdebíaestarpreparandoelalmuerzo,pensé.Ralenticémispasosalbajarparanoalertarledemipresenciayasíevitarlaincómodaeventualidaddequemevieseconelsobre.Élnosabíaqueestabaescribiendolanovelayqueríadarleunasorpresa.

Albajarelúltimopeldañosentíunsilencioinfrecuente.Laluzdeldistribuidorsemeantojómástenuedelohabitual,demasiadoapagadaysucia.Porunosinstantespenséqueeltiemposehabíadetenidoenelinteriordelacasa.Laviviendaaparentabaestardeshabitada.LosmueblesdeldespachodeSantosestabancubiertosdeunagruesacapadepolvo,comosihicieramesesquenadiehubieseentradoenlaestancia.Enelcentrodelahabitación,enelsuelo,seguíanlascajasconsusdiscos,aúnporclasificaryembalardefinitivamente,comocuandolleguéalacasaporprimeravez.Lascortinasestabanechadasylasventanascerradas.

Lellamé.Primerolohiceenuntononormal,después,alnorecibircontestaciónalguna,gritésunombre.PeroSantosnorespondió.Recorrí todas lashabitacionesde lamansiónsinhallarniunasolaevidencia de que él, Santos, hubiera estado allí en algún momento. Volví al despacho y busqué losprismáticos.Salíalporchey, tras limpiarelpolvode las lentes,busqué lacasadeMargaret,peroenaquelhorizontesolohabíaunapraderallanaycubiertadeunadensavegetación.Elvientosoplabasobrelosarbustosy lahierbacrecida.Elmovimientode lasramasera lentoy tanacompasadoqueparecíanestarinterpretandounvalsalqueacompañabaunamelodíaqueyonoalcancéaescuchar,peroquesupesonabaenladistancia,lejos,muylejosdeallí.Bajélosescalonesdelporcheymedirigíhaciaelgranarce.Recogílataraceay,conlapiedraenmimanoderecha,apretándolaconfuerza,mesenté.Reclinélaespaldaeneltroncodelgranárbolycerrélosojos.

Dejédellorarcuandoelviento,comosifueselosdedosdeunamantequeintentaraconsolarme,levantómipeloyacaricióminuca.DespuésescuchéaEzequielcantarbajito,enunsusurro:

«Lavidaavecesestanbreveytancompletaqueunminuto,cuandomedejoytútedejas,vamásaprisayduramucho.»

Abrílosojoscuandosentísubesoenmifrenteynotécomoél,concuidado,levantabamicabezayextendíamipelohaciaatrás,sobrelaalmohada.

—¡Holapequeña!—Dijobajitoyacariciómifrente…La canción seguía sonando: «La vida, luego ya es nosotros, hasta el extremo más inmundo.

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Porquequererseesuncastigoyesunabismovivirjuntos.»Lemirédesconcertada.Quisehablar,moverme,peronopuede.

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Segundaparte

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Permanecí en aquella habitación de hospital varios meses más. Rodeada de una añoranzadesgarradorayextrañaquenoquisecompartirconnadie.Tuvequeaprenderasostenermeantesdeandarsinayuda.Cogerelpesoylamusculaturaquehabíaperdidodurantelosnuevemesesquepermanecíencoma tras el accidente.Mis recuerdos volvieron poco a poco, pero no del todo, había partes que sehabíanborradoenmimente,comosielgolpequesufríhubiera trituradoaquellos instantespreviosalchoque. Sin embargo, el recuerdo de aquel lugar, de Jacinta, Margaret y Santos, permanecía vivo yrecurrente.Eratanclaroyfuertequeesperaba,ansiaba,quesuvisitaseprodujeraencualquiermomento.Susnombresfueronlasprimeraspalabrasquepronunciécuandoconseguíhablarsindificultad:

—¿SabesihanvenidoavermeJacinta,MargaretySantos?Noconsigorecordarsilohanhecho—lepreguntéalaenfermera.

—Es posible que lo hayan hecho. No puedo asegurárselo —me sonrió—.Su marido vendráenseguida,éllosabrá.Detodasformasdebetenerencuentaquelasvisitas,porprescripciónfacultativa,debenserlimitadashastaqueseencuentremejor.

—¿Puedeayudarmeaincorporarme?,quieroverelbosquedearces—ledijealverquenopodíasentarmeenlacama,queaúnnoteníafuerzasuficienteparamovermesola.

—Subirélosestorespero,muchometemo,quenoverálosarces.Estamosenplenocentrodelaciudad.Eso sí, podrá contemplar la avenidaporque el ventanal cubre casi toda lapared. ¡Esun lujo!Moverélacamaparasituarlalomásdefrenteposiblealacalle.

»Sudoctorlavisitaráenunashoras,lealegraráverlahaciendoyapreguntas—dijosubiendolapartesuperiordelacamaeincorporándomeenella.Despuéslagirósituándolafrentealgranventanalquecubríatodalaparedhastaelsuelo—.Esustedmuyfuerte,Fabiola,mucho.Surecuperaciónhasidoextraordinaria.

»No creo que sumarido tardemucho en regresar—. Subió los estores de vinilo yme sonrióseñalandoelexterior—.Ve,yaledije,estasvistassonprivilegiadas.Mientrasvuelvesuesposopuedeirrepasandosuagenda.Levendrábienpararecuperarrecuerdosdeformagradual.Eldoctorcreequesudietariopudieraseruninstrumentomuyválidoparaello—lodejósobrelacama,juntoamismanos—.

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Esteeseltimbre.—Meacercóunpulsadorquecolgódelabarandillalateralparaquenosecayese—.Aprieteelbotónsiprecisaalgo.Miturnoterminaalmediodía,oseaquemetendrátodalamañanaconusted.Llámemepara loquenecesite,paracualquiercosa.—Estiró lacolchade lacama,comprobóelgotero,mededicóunasonrisaysaliódelahabitación.

Miréhacialacalle.Eraverano.Frentealhospital,enlaotraacera,dostorresdeapartamentossealzabancasijuntas,apocosmetrosunadelaotra.Asuladovariosedificiosenlosquesusbajosestabancopadospor restaurantescon terrazasabarrotadasdeclientes,unpequeñocolmadoyuna farmacia.Lacarretera,quedividíalacalleendosaceras,estabaatascadaporlaretenciónqueproducíaunsemáforodecruce.Mesobrecogióver tantaspersonascaminandopor laaceraentodasdirecciones,suevidenteprisaylaindiferenciaconlaquesecruzaban,comosinosevieran.Meimpresionóelbullicioquenopodía escuchar pero que imaginaba. En las aceras había árboles, como en el jardín que rodeaba elhospital,peronoeranarces,sinembargo, también teníansushojas rojas,aunquesurojoeragranateyapagado,casisucio.EranPrunos,ciruelosmentirosos,losllamabaTorcuatoporquedecíaquesusfrutosparecían comestibles sin serlo. Busqué el cielo, pero solo puede hallar un pedacito de él. Parecíaatrapadoentrelosdosgrandesedificios.Eragris,grisysucio,comolashojasdelosciruelosmentirosos.«He regresado», pensé.Dos lágrimas solitarias y llenas de nostalgia recorrieronmismejillas cuandopenséenellos,enMargaretySantos.

Unrelámpagoiluminóaquelcielodefinalesdeagosto.Seguidodeélungrantruenoquediopasoaunalluviatanrepentinacomorabiosa.Losgoteronescaíanrectosyconfuerza,sinquenadadesviasesutrayectoria.La imagende la calle desapareció por unos instantes tras la cortina de agua, hasta que elviento comenzó a soplar deshaciendo aquella opacidad acuosa. La gente corría. Se refugiaba en losportales,bajolostoldosdelosbaresoabríasusparaguas.Otros,losmenos,dejabanquelalluvialesempapase. Los paraguas fueron cubriendo las aceras, protegiendo a los viandantes de la imprevistatrombadeagua.Casitodoserandetonososcuros,negros,azulmarino,marrones…Todosexceptouno.Aqueleragrandeyrojo,deunrojoaterciopelado,comolashojasdelbosquedearces.Lamujerqueloportabatransitabadespacioporlaacera.Erabajitaydelgada.Sucuerpecilloparecíaunapavesaapuntodeserarrastradaporelviento.Aparentabasertanpocacosabajoaquelgranparaguas,quesinofuesepor él habría pasado desapercibida entre el tumulto, pensé.Al llegar a la altura de la ventana demihabitaciónsedetuvo.Levantóelparaguasymiróhaciaelhospital.Apesardeestaramuchosmetrosdedistancia,alejada,tuvelasensacióndequemeestabaviendo;dequememiraba.Girósucabezahacialaavenidaylevantósumanoderechaenungestoclarodedespedida.Volviósuvistahaciamiventanaymesonrió,almenosesomeparecióamí,quemeestabasonriendo.Un taxisedetuvoasu lado.Cerróelparaguasy,sinvolveramirarhacialaaceradelhospital,entróenél.Elvehículosealejóconlaluzqueindicabasudisponibilidadapagada.Lalluviasiguiócayendoconfuerza,rabiosa.Parecieracomosilasnubeslloraránlapenaqueyosentíaenaquellosmomentos.

Miagendapermanecíasobrelacama,perfecta,sinunsolorasguño,sinunasolahojadescolgadadesulomo.Sinrastroalgunodelporrazoquesufriócuandosemecayóporelbalcónalverlafigurademimadrealladodelgranarcedeljardín.Laabríbuscandomiletra,misapuntes,laconfirmacióndequeeramidietarioynootroelquemehabíaentregadolaenfermera.Ensuprimerapáginaestabalahojadearcequeaquellanochecayósobremicopaenelrestaurante.

Conlahojaentremismanosvolvílamiradahacialacalle.Ezequielseapeabadeunvehículoquehabía aparcado en doble fila, frente al hospital.Lo conducía unamujer, lamismaque lo acompañabaaquellanocheenelrestaurante.Labesóenloslabios,sebajóycubriendosucabezaconunperiódicoparaprotegersedelalluviaqueaunseguíacayendo,cruzólacalleendirecciónalhospital.

—Yanohuelesalimón—ledijecuandobesómifrente—,¿hascambiadodecolonia?—Estoytanfeliz,Fabiola,tantísimo—dijotomandomismanosysentándoseenunlateraldela

cama—.Heluchadotantoparavolveratenerteaquí.Todoslohemoshecho—puntualizómirándomea

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losojos.—¿Siguesconella?—Lepregunté—.Siesasí,mealegroporti,deverdadquemealegromucho.

TequierotantísimoEzequiel,tanto.Todoestetiempohepensadoenello,ennosotros,ennuestravidaencomún,ymehedadocuentadelomuchoqueambosnoshemosequivocado.

—Yo tambiéna tiFabiola.Losabes,¿verdad?—asentíconunmovimiento levedemicabeza.Sollozandodeemoción—.Nollores,porfavor.Nodebesestartriste.Tenemosdemasiadosmotivosparanoentristecer.

»Ahora,loúnicoimportanteesturecuperación.Tuabsolutarecuperación—respondióyapoyósucabeza en lamía—.Todo lo demás puedey debe esperar.Tendremos tiempode hablar sobre nuestrasituación.Eso,ahora,noesimportante.Haspermanecidoencomanuevemeses.TeperdistelaNavidad,conlopocoquetegusta—sonrióintentandoprovocarenmíunasonrisa—.Echéenfalta tusprotestasviéndomecolocarlosadornos.¿Sabes?,notuvefuerzasniganasparabajarlosdelaboardilla.Creyeronquenoterecuperarías,peroyosabíaquesí.Teníalacorazonadadequeagostotedevolvería, teharíaregresar.Siemprefuetumes.

»Sufristeisunaccidente,unaccidentemuygrave.Fueunmilagroquesobrevivieras,igualqueelque hayas despertado. Eso es lo único importante ahora, que estés aquí, que te encuentres bien y terecuperesdeltodo.LedoygraciasaDiosporellotodoslosdías.

—¿Sufristeis?¿Porquéhablasenplural?Norecuerdonada.SoloquememarchésinavisarteaescribirlabiografíadeSantos.

—NoséquiénesSantos.Supongoqueterefieresalaofertadeltrabajo.Nopudisteaceptarla.Elaccidentesucediócuandosalíaisdelrestaurante.¿Recuerdaselrestauranteylashojasdearce?

–Sí–respondícabizbajayconfusa.–Fueesamismanoche,cuandoregresabaisacasa.Uncamiónsesaltóunstopyosembistiópor

unlateral.—¿YTorcuato?—Lepreguntéconlavozentrecortada—,¿dóndeestáTorcuato?Su expresión adquirió un rictus funesto. Inclinó la cabeza, bajó los párpados y cogiendo mis

manosentrelassuyas,evitandomirarmealosojos,dijo:—Élsoportóelmayorimpacto.Permanecióencomainducidounosdías.Ledespertaronporque

laslesioneseranirreversiblesyfallecióunasemanadespués.¡Losiento!,losientomuchísimo.

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Enaquellosmomentos,mientrasEzequielseesmerabaendarmetodalainformaciónconlamayortemplanza y delicadeza posible, yo, asediada por el dolor queme produjo la noticia de lamuerte deTorcuato,apenasleescuchaba.Suspalabraspocoapocofueronperdiendofuerzaytonoantemí.Solopercibíacomomovíaloslabiosymemirabaconexpresiónpreocupada.Inclusollegóapasarsumanodelantedemisojosesperandoqueparpadease.Peronolohice.Porunosmomentosmefuideaquellugar.Mispensamientosviajaronhastaelpueblo,alinstanteenqueSantosmeentrególosfoliosescritosporTorcuato.AlhacerlocomprendíqueSantosteníarazón:Torcuatofueabuscarme.Sabíaqueaqueleraelúnicositoenelquepodíaencontrarme.Sinolehubierandespertadodelcomainducidolomásprobableesquenoshubiésemosencontradoallí,enlacasadeSantos,pensé.

—¿Cuánto tiempo lleva así?—Preguntó el médico acercando una luz a mis ojos—. Hay queextremarlaprecauciónconlainformaciónquelevayafacilitando.Esmuyimportantequelohaga,queactuéconcautela.

—Unos minutos. Solo lleva así unos minutos —respondió Ezequiel angustiado, con la voztemblorosa.

—Por eso no recordaba haberme despedido de él, por eso lo fui olvidando sin un motivoaparente.Ahoraloentiendo,¡Diosmío!—exclamésollozando.

—Tranquilícese.Debetranquilizarse.Sigaladireccióndemidedo…Elincidentepropicióquemepusieranuntranquilizantequemedejóaturdidahastaelatardecer.

Ezequielnosemoviódelhospitalhastaquemedespabilé.—Nosabescuántosientoloquehasucedido.Nodeberíahabertedichonada.Elneurólogotiene

razón,nopuedoprecipitarme,debosermáscauto—medijovisiblementeafligido.—Nolohashecho.Tardeo temprano teníaquesaberlo.Enunmomentooenotro tendríasque

habermehabladodeello.Nohasidolanoticiaensiloquehaprovocadomiestado.Haymásmotivosdelosqueahoranopuedohablarte.Sucesosquequizásnoentiendasnunca.

—Sabesquepuedescontarconmigoparatodo.TequieroFabiola, tequieromuchísimoynunca

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dejaré de estar a tu lado y de apoyarte. El hecho de que llevásemos vidas paralelas, el que nosmintiésemoslosdos,solosignificaquetemíamosperdernoselunoalotrosiconocíamoslaverdad.Locomprendícuandoteviconél.Ysupequetútambiénlohabíasentendido.Haceañosquenuestrarelacióndeparejahadesaparecido,perosiemprenoshemosqueridoyeso,elcariñoquesentimoselunoporelotro,nosfrenó.Somoslaexcepciónqueconfirmalaregla.

—Nuestroerrorfueconstruirnuestrofuturoalrevés,Ezequiel.Comenzamoslacasaporeltejado—extendímimanoparaqueéllaagarraseyasílohizo.

»Estristequenoshayamostenidoqueenfrentarconestoasí,enestascircunstanciatantristes,tandolorosas.Ahoranuestravidayanoeslamisma.Todohacambiado.TúeresfelizconellayyotendréqueaprenderaserfelizsinTorcuato.Nosésipodréconseguirlo.

—Nodigastonterías.Novoyadejarte,nohastaqueestésrecuperadadeltodo.—Deberíasperderlospapelesenalgúnmomento,avecesesbuenohacerlo—ledijededicándole

unamiradacariñosa—.Nuestrarelaciónseguirá,peroyanoseráigual.Losdoslosabemos.Loúnicoquehemosganadoconestoesunaleccióndevida.—Ledijesonriendo.Élapretómimanoconfuerza…

Aquello,suaparentepasividad,suexcesivacompostura,fueloque,enparte,tambiéncontribuyóamatarnuestrarelación.Lafuemarchitandodíatrasdía.Cuandolascosascomenzaronafuncionarmal,cuandomitrabajonosalejó,noexistióunportazooungritoadeshorasquemehicierapensarqueaúnhabíaalgovivodentrodeélquemenecesitabaporencimadetodo.Sencillamentemedejóirparaluegomarcharseél.Nunca renunciamosaseguirqueriéndonos,peroeraunquerermarchito.Yanoquedabanpétalosalosquepreguntarlesporunsíounno.Ezequielsefueyendodemí,comoerahabitualenél,sintan siquiera rechistar. Pero yo sentí sus siseos al teléfono, su caminar descalzo algunasmadrugadas ycomoennuestrosencuentrosyanoseacomodabaamiscaderas.Nomehizo faltabuscarun rastrodeperfumeouncabellochivatoensuropa.Tampoconecesitémirarsuagendaolasllamadasperdidasdesumóvil.Sencillamentelosupe, losentíy,extrañamente,nomedolió.Memolestóquenomelocontase,quenomehicieraparticipedeloqueestabasucediendo,quesiguierasiendotancorrecto,tandeplástico.CuandoTorcuatoaparecióenmivida,eneldesiertoenelquemeencontrabaperdidaysola,tuvemiedo,yactuécomoél.Noseloconté.Notuvevalorparadecírselo.

»Esacartera…,—hiceunapausay laseñalé—,¿es ladeTorcuato?—lepreguntéhaciendounesfuerzoenormeparanollorar.

—Sí —afirmó con la voz temblorosa—.Había pensado dártela, pero ahora tengo mis dudas.Despuésdeloquetehapasadoyloquehadichotumédico,noséquéhacer…

******

—Cómomegustalapintaquetienesconesacartera—solíadecirlecuandollegabaarecogerme—.ParecesunmaestrodeElBronxdeNuevaYorkquevienedeapoyarasusgrafiterosodedarunaclasederapurbanoconellosenplenacalle.¡Erestanatractivo!

Élsonreíaymovíasucabezaun tantoavergonzado,comounchiquillo.Mebesabaypasabasubrazo por mis hombros orgulloso. Luego acercaba sus labios a mi oreja y decía, bajito, casi en unsusurro:

—Hevueltoapecar.Laculpalatieneestacarteraenlaquecabeunedificioentero—metíalamanodentroysacabaunnuevodiscodeJazz—,loescucharemoscenando—meguiñabaunojo,besabamimejilla,suspirabaemocionadoycaminábamoshaciasuapartamentocontándonoscómohabíasidoeldía.

Vivíaenunático.Laterrazaduplicabalaextensióndelazonahabitabledelacasa.Eradiáfanoensu totalidad.Losúnicos tabiqueseran losdelbaño.Aquelapartamentoera tanhumildecomocálidoyacogedor.Susparedesestabanrepletasdeestanteríasconvinilos,CD´sydecenasdelibrosquetambiénseapilabanenelsuelo.Subibliotecarecorríatodalasuperficiedelacasaenmontonesdistribuidospor

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génerosytemáticascomosifueseelmismísimorodapié.Enlospocoshuecosquehabíaenlasparedessinestantesestabanloscuadrosqueibaadquiriendoenmercadilloscallejeros.Teníadebilidadporlospintoresdesconocidos.

—Asómate—medijoelprimerdía—.Miralodiferentequeestodovistodesdeaquí.Lossereshumanostenemoslaestúpidacostumbredemirarsoloenunadirección.Eso,elsercomoborricosconorejeras, nos lleva a perdernos demasiadas cosas y a caminar siempre en la misma dirección. Y, yasabes,caminandoenlínearecta,unonopuedellegarmuylejos…

—No puedo hacerlo—le dije sintiendo como mis piernas comenzaban a flojearme, como seresistíanasostenerme—.Tengovértigo,lotengodesdequedepequeñamecaídeunbalcón.Permanecíinconscientevariosdías.Nomehicenada,niunsolorasguño.Loúnicoquemequedódeaquellacaídafueelvértigoy,comodecíamimadre,unosrecuerdosquenomepertenecían.Comosihubieseestadoenotrolugardurantemiconvalecencia,viviendootravida…

******

Estuve varios minutos con la cartera entre mis manos, sin poder abrirla. Bajo la miradapreocupadadeEzequiel,recordélasensaciónquesentícuandoentréporprimeravezenelapartamentode Torcuato. Fue como si siempre hubiera estado allí, nada me era ajeno. Sentí que aquel lugar mepertenecíadelmismomodoqueyoaél.Alacariciarlacarterarecordélamúsica,lasvelas,elvino,suscaricias y aquellas confesiones a media voz, entre risas y susurros. Las palomas al amanecer en laterraza,elolordelosgeraniosreciénregadosyelcolorvivodesusflores.Eljazmínque,meconfesó,había robado de un vivero. Aquel arbusto, de flores blancas que desprendían un olor fascinante alatardecer,crecíasincontrol.Comosifueseazuzadoporunafuerzaextraña,amenazabacondejarchicalagranmacetaen laqueTorcuato lohabía trasplantadopor cuartavez.Recordécada sonido, cadaolor,cada sombra, cada instante y a él; sobre todo a él.Acariciando el cueromarrón, sintiéndolo como sifuesesupiel,supequenovolveríaatenerlecerca,asentirle,aquererleyqueélmequisiera,porquesehabíaidoparasiempre.Sehabíaidoparanovolver.

—¿Teencuentrasbien?—mepreguntóEzequielquepermanecíainquietomirándomeensilencio.Sentadoenelbutacóndelasvisitas.

—Sí,sí.Aunquepreferiríaabrirlaasolas—dijesinmirarle.—Loentiendo.Nosvemosmañana—mediounbesoenlafrente.Abriólapuertaysemarchó.Escuchésunombrecuandopasaroncercademihabitación:—Margaret,hija,yatehedichoqueaquínosedebealzareltonodevoz.Losabesdesobra,no

debería tenerque repetírtelo.Estamosenunhospital.Mehasprometidoque tecomportarías.Sino lohaces,nopodrásvolveravenirconmigo.

—Pero,papi,sinohacemosruido,mamánovaadespertarsenunca.Yoquieroquesedespierte.Nocreoqueseacomotúmehasdicho,noeslabelladurmiente,¡noloes!Ritamehadichoquemehasmentido,quemamáestáenfermayquenovaadespertarsenunca—dijosollozando—.Voyagritartodoloquehagafaltaparaquemeescuche,paraquemeoiga.

Melevantédelacamay,condificultad,alcancélasilladeruedas,mesentéenellaymedirigíalapuerta.Bajoelquicio,casienlaentrada,loscontemplé.Élseparó,sepusoencuclillas,sujetóalapequeñaporloshombrosymirándolaalosojos,llenodepenaycomprensiónaltiempo,ledijo:

—Ritaesunamentirosa.Mamásevaadespertar.Lohará,teprometoquelohará.Nodebescreerloquetedicentusamiguitas,debescreermeamí.

»Ahora quiero que esboces una sonrisa. Pondremos las flores en agua y le dirás que laesperamos, que siempre vamos a estar esperándola. Estoy seguro que le gustará saberlo. Ella nos

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escucha.Sinossientecerca,sinoseolvidadenosotrosninosotrosdeella,despertará.Daigualsitardaunos díasmás, vamos a esperarla todo lo que haga falta. ¿Sí?—Le preguntó con la voz ligeramentetemblorosaylosojosreteniendolaslágrimas.

Laniñaasintióconunmovimientodesucabezaylosojos tanbrillantescomolosdesupadre.Peroella,lapequeña,nosuponipudoretenerlaslágrimasquesuprogenitorseapresuróalimpiarconsusdedos.Luegolaabrazó.Losdosquedaronfrenteamí,ensilencio,unidosporelabrazoylainmensapenaquesentían.

ÉlestabaigualqueenlafotoqueMargaretmehabíaenseñado,conalgunosmechonesblancosensussienes,peroteníalamismapose,lamismaexpresión.Laniñahabíacrecido,teníaelpelocobrizoyensortijado.SeparecíaaMargarettantísimoquemeestremecíalverla.Comosimehubierapresentido,seseparódesupadre,mesonrióy,viniéndosehaciamí,levantóelramodefloresymedijo:

—Sonparamimamá.Ahoraduerme,perosevaadespertarmuypronto.¿Creesquelagustarán?LamiréemocionadayrecordéelprimerversodelpoemadeRafaelAlberti,Delosálamosylos

sauces,quesiemprerecitabaMargaretmirandolafotodesumaridoysushijos:Dejadmelloraramares,largamentecomolossauces.Largamenteysinconsuelo.Podéisdoleros...Perodejadme.Margaret estaba allí, en una de aquellas habitaciones, pensé emocionada, llorando sin poder

contralarlacongoja.Laniñameabrazóymedijoaloído:—No llores. Tú ya no duermes, tienes que estar contenta, no triste. ¿Podrías ayudar a quemi

mamátambiénsedespierte?Túsabescómohacerlo,¿verdad?—ycogiendomimanotiródeellahaciasí,intentandoquelasiguierahacialahabitacióndesumadre…

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Podríahaberle contadoaEzequielmi experienciadurante el coma.Talvezdebíhablar conélsobre ello, sobre Margaret, Santos y Jacinta. Pero decidí no hacerlo. Sabía que aunque me creyerapensaríaquetodoeraproductodemiestado.Alucinacionesproducidaspormicerebro.Incluso,estabaseguradequeelequipomédicoharíalomismoqueél.Seguiaríanporparámetrosidénticos.Yomismateníadudassobreloquemehabíasucedido.Habíamomentosenlosquepensabaquetodoformabapartedeunarealidadconcebidapormisubconscienteduranteelcoma,unmecanismodedefensa.

Aqueldía,llegadalanoche,cuandoelsilenciocomenzóatomarlospasillosylashabitaciones,cuandolaoscuridadcayósobreelhospital,recordélasnochesdelpueblo.Penséqueaquellainvalidezque nos sobrevenía, aquella nada oscura que nos asaltaba si no estábamos dentro de las casas, eraproductodelasoledadquesecomíacadarincóndelhospitalalanochecer.Nuestrocerebrodejabaderecibir estímulos externos y se aletargaba. Tomar conciencia de ellome entristeció. Sin embargo,meresistíaacreerqueaquellosnuevemeses,todolovividoduranteellos,nofuesereal.Almenosunapartedeberíaserlo.Todaalucinación,todaficción,seasientaenunarealidad,penséesperanzada.

—La enfermera me ha comentado que ayer, después de que me marchase, saliste fuera de lahabitaciónyquehashechoamistadconlafamiliadeunapaciente—medijoEzequielalllegar.

—Sí. Es una niña preciosa. Su madre está ingresada en esta planta. Tuve que hacer un granesfuerzoparanoromperallorarcuando,abrazadaamí,mepreguntósiyosabíaquéhabíaquehacerparaque su madre despertase. No sé por qué motivo su carita me resultó familiar, conocida —le dijeemocionada,omitiendoelparecidodelaniñaconMargaret,conmiMargaret.Calléaquelloylaalegríayelmiedoquesentíalveralaniña.

Sumadrepodíatenerlarespuestaamispreguntas,pensécuandolaniñaseabrazóamí.Sieraella, significaría que todo lo que había vivido durante el coma; el pueblo,Margaret, Santos y Jacintaexistían,perosinoeraella…,sinoeramiMargaret…

—SumadreestuvocontigoenlaUCI.Cuandoteingresaron,ellayaestabaallí.DuranteeltiempoquepermanecisteisenlaUnidaddeCuidadosIntensivossumaridolavisitabatodoslosdías,comoyo

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hacíacontigo.Vuestrascamasestabanunaal ladodelaotra.Eraenternecedorymuytristeescucharle.Oírcómolehablabadesushijos,de losdulceshorneadosqueellasolíahacerydecómolesgustabatomarlosreciénhechos.Delpeloensortijadodelaniñaycómo,invadidoporlapena,desconsolado,ledecíaqueeraigualqueelsuyo.¡Estanduroeinjusto!Tanto,Fabiola.

»Sumaridomehadadolasgraciashaceunosmomentosporelcariñoconelquehastratadoasuhija. Dice que no para de relatar el cuento que le contaste ayer tarde. A él también le ha parecidoprecioso.Lehedichoqueeresescritorayqueparatiimaginaresfácil.Esperoquetambiénmelocuentesamí,debeserunahistoriaespecialporqueleshaimpresionadobastante.

Un chirrido metálico se coló en mis oídos. Cerré los ojos instintivamente. Aquel ruido merecordóalquehacíaeltren.

—¿Quéeseseruido?—Preguntétapándomelosoídos—¡Nolosoporto!—exclamécerrandolosojos.

—Tranquilízate.Eselsonidodelarrastredeunacamaporelpasillo.Hayalgunasquesuenanmásqueotras,éstadebeserdelasqueestánmásviejas.Elmédicomecomentóquelosruidosagudosibanamolestarte,queseríanmenossoportables.Lamolestiasoloduraráuntiempocorto,luegotodovolveráasercomoantes.

Selevantóycerrólapuertadelahabitaciónquepermanecíaentreabierta.»EsMargaret.Lallevanahacerlelaresonanciadetodoslosmartes,poresosumaridohavenido

por lamañana—inspiró ymemiró pensativo—.A ti también te hacían una todas las semanas. Es elmejorhospitaldelaciudad.Nosabescuantísimomealegrodehabertetraídoaquí—sesentóamilado.

CuandoEzequielpronunciólapalabraresonancia,aquelsonidoconstante,monótonoymetálicovolvió conmás fuerza, como si yo estuviera dentro de aquel aparato y no en la habitación. Como sihubiese vuelto al tren queme llevó al pueblo. Como si alguienme hubiese introducido despierta enaquellanochepesadayoscuraquevivíconSantosdentrodesucoche.

—¿Teencuentrasbien?—Mepreguntóalverquenoreaccionaba,quepermanecíaconlasmanostapandomisorejas.

—Eseseruido,nolosoporto.—Yahapasado—dijoretirandomismanos—.Ves,hadejadodesonar.»Esta tarde no puedo venir, tengo una reunión a la que necesito asistir. ¿Estarás bien?—me

preguntó.—Lo estaré. No te preocupes. Debes empezar a retomar tu vida. Quiero que lo hagas. Lo

necesitas,necesitasdesprenderteunpocodeestarutinahospitalaria.Yoestarébien—ysonreíparadarleamispalabrasunairedenormalidad—.Dime,¿porquéhasvenidotantemprano?,¿sucedealgo?

—Hoytehacenunaresonancia.Losresultadosnosdiráncómoestátodo,situcerebrosiguesindaños.¡Diosquieraqueasísea!

Aunque los auriculares atenuaban el sonido del aparato, no pude soportarlo y tuvieron quesedarme.CuandodespertéEzequielestabaamilado.

—¿Cómohaidotodo?—preguntéaúnadormecida.—El médico me ha dicho, textualmente, que es un milagro. Que siguen sin explicarse tu

recuperación.Quenoentiendencómonohaysecuelasdeningúntipo…Élsemarchóyyodormíhastaentradoelanochecer.Medespertéinquieta,conelrecuerdodela

pesadilla que había tenido. Con la imagen deMargaret sentada en lamesa de la cocina.Memirabafijamentemientrasllorabayrepetía,comosiyonolaescuchase,unayotravez:porfavor,sivuelves,noteolvidesdemí.Fabiola,noteolvidesdemí.

Mecostóincorporarmeenlacama.Aúnmásbajarmedeella.Despacioycondificultadconseguíllegar hasta la silla de ruedas. El pasillo estaba en semioscuridad. Solo las luces de emergenciapermanecíanencendidas.Noseescuchabanruidos,nitansiquierapasosaisladosprovenientesdeotras

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plantas.Permanecíunosminutosquieta,bajoelmarcodelapuertademihabitación.Sentíamiedo,miedoalaoscuridad,aqueaquellofueseotrosueño,aqueMargaretnoestuvieraenaquellahabitación.Lasuyaera laúltimade aquel inmenso, fríoydeshabitado corredor.Cuandoal finmedecidí a recorrerlo losfluorescentes del techo fueron encendiéndose a medida que yo avanzaba. Aquello me dio ciertaseguridad.

No recuerdo exactamente cuánto tiempo permanecí en silencio, sin mirarla, sin atreverme acomprobarsuidentidad.Duranteaquellosminutosinexactospermanecíasuladoconlosojoscerrados.Recordésurisa,aquellascarcajadasllenasdevida.Susmanosdepielblanca.Losdedoslargosyfinosqueacariciabanlasplantascomosisushojasfuesenlacaritadeunbebéreciénnacido,conextremaymedidadelicadeza.Sentíelruidodelcaféreciénhechocayendoennuestrastazasysuolor.Abrílosojosylamirédespuésdeescucharsuvozdiciéndome:«veoquenotehasolvidadodemí».Oesomepareció,queescuchabasuvoz,porqueellanosemovió.

Nopudeverelcolorámbardesusojos,nisusonrisa,perosísusinconfundiblesfacciones.Suspecas, su pelo rojizo y ensortijado y su piel casi transparente. Al coger su mano derecha no logréreprimirelllantocuandocomprobéqueteníalacruzceltatatuadaensupalma.EramiMargaret,eraella,pensé,yemocionadarompíallorar.

—Sabe—dijounhombrequeestabasentadoen lasilladelacompañante,ensemioscuridad—,estabasegurodequetardeotempranovendríaaveramimujer.Seloagradezcomucho,profundamente.Mihija lehahabladodeusted,Fabiola.Ayer,despuésdeconocernos, lecontóa sumadre lahistoriasobreeselugarmaravillosoenelquelasnubessonmalvasyporlastardessiemprellueve.Ledescribióelbosquede arcesy el rojo aterciopeladode sushojas.Mimujer,miMargaret,movió lospárpados.Inclusonosparecióque intentabasonreír.Sus labios temblaron levemente.Haceunosminutos,cuandoustedlehacogidolamano,suslabioshanvueltoamoverse.Ligeramente,perolohanhecho.Lohevisto,puedoasegurárselo.

»Talvezseamuchopedir.Quizásmetomedemasiadalibertad,pero…,podríaseguircontándolesushistoriasamihijaparaqueellaselascuenteamiesposa.¿Meharíaustedesefavor?

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AlveraMargaret tendidaenaquellacama, inmóvile indefensa,supequemiestanciaenaquelhospitalsedebíaaalgomásimportantequemirecuperación:debíatraeraMargaretconlossuyos.Teníaquerecuperarmeymientras lohacíacentralizar todasmisfuerzasenconseguirqueelladespertasedelcoma.NocreíaenlascasualidadesyelqueMargarethubieraestadoenlaUCI,enlacamacontiguaalamía,yluegoaunosmetrosdemihabitación,noeraunacoincidencia,estabaseguradeello.Dabaigualsiloquehabíavividomientraspermanecíencomaeradel todo realono,pensé.Enaquellosmomentosdejédehacermepreguntas,decuestionarmiestanciaenaquelpuebloymecentréenayudaramiamiga,porqueellaeramiMargaretymenecesitaba.

Visité a Margaret noche tras noche. Esperaba a que Ezequiel se marchase, a que las visitasdejaranelhospitalylospasillosfuerandevoradosporelsilencioylaoscuridad.Conseguíelpermisodelequipomédicoparahacerlo.Sumaridoasí losugirióyellosnopusieronobjeciónalgunaaquelavisitara durante algunos minutos todas las noches. Cualquier intento por hacer que despertara seríabienvenido,ledijeron.

Yasí,nochetrasnoche,mesentabaasulado.Besabasufrente.Cogíasumanoderechaentrelasmías y le relataba cómo había crecido su hija. Le describía el color cobrizo que tenían sus rizos, lomuchoquelaqueríasumaridoycómoélañorabavolveraescucharsuvoz.Nochetrasnoche,antesderegresaramihabitación,lerecitabasupoema,elpoemadeRafaelAlberti,Delosálamosylossauces.Y, durante todas ellas, esperé un gesto, unamueca, unmovimiento leve queme indicara que ella aúnestabaahí,quenosehabíamarchadoparasiempre.Quenohabíadejadoderecordar.PeronohalléunasolamuestrafísicadequeMargaretmeestuvieraescuchando,dequepudieraoírmivoz.Apesarello,noperdílaesperanza.Seguíaconfiando,creyendoqueella,enalgúnmomento,abriríasusojosdeámbary,mirándomefijamente,mepreguntaría,quéhacíayoallí.

Supequeñasiguióyendoenmibuscacadavezqueibaalhospital.Susvisitasseconvirtieronenunritoquepermitíaasupadreestaruntiempoasolasconsumujer,llorarsuausencia,sinquelaniñapresenciarasutristezaysudesesperanza.ContinuécontándolealapequeñaMargaretcomoalatardecer,

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en el pueblo, el horizonte se teñía de malva. Le hablé de los pájaros que invadían los alfeizares alamanecer, del colorido de su plumaje, de sus trinos acompasados ymelancólicos. De los cientos demariposasdealasluminosasyllenasdecolorquepoblabanelbosquedearces.Lerelatécomoalalba,conlosprimerosrayosdelsol,levantabanelvueloformandocelajesmulticoloresqueseasemejabanalapaleta llenade restosdeóleodeunpintor.Ledescribí lasvariedadesdehongosque recordabahabíavistoeneljardíndeSantoseinventéunahistoriaparacadaunodeellos.Ledijequelosarcesestabanallí,sobrelasmontañas,paraprotegerlamagiadellugaryquecadaunodeellosteníasupropiaánima.Yleenseñémihoja:

—Debescogerlaconcuidado—ledijeabriendomiagendaporlapáginaenlaqueestaba.Susojossellenarondeluz.Quieta,sinmoverniunsolomúsculo,lamiróduranteunossegundos,

conlosojoscomoplatos.—Tiene el color del pelo demimamá—dijo rozándola con cuidado con su dedo corazón—.

¿Creesquepuedesermágica?Siesdealgúnárboldeesebosqueserámágica,tendrásuánima,¿verdad?—Si tú crees que esmágica, estoy segura de que lo será.Lamagia a los objetos se la damos

nosotros.¿TehancontadoelcuentodePeterPan?–Lepreguntéacariciandosucaritallenadepecas.—Creoenlamagia,¡lamagiaexiste!—gritó.—Erespreciosa—ledijebesandosu frente—.Sabes,cuandoestaba reciéncaídadelárbolera

aúnmásroja,másbrillante,parecíadeterciopelo.Ahorasucolorestáunpocomásapagado,poresoseparecealdetumadre,¡tanbonito!—dijeemocionada.

—Amimamá le gustanmás los sauces, pero amíme gustanmás los arces. Esta hoja es tanpreciosa.¿Creesqueamimamálemolestaráquemegustemástuhojamágicaquesussauces?

—No, por supuesto que no—dejé la agenda abierta sobre la cama y la abracé emocionada,intentado controlar mis lágrimas—. Cuando se despierte iremos juntas a un bosque de arces y estoyseguraquelegustarántantocomoatiyamí.

—Fabiola,silahojaesmágica,enesebosquedearcesdebehaberhadas.ComoenelcuentodePeterPan,¿vistealguna?

—No,peroesonoquieredecirquenoesténahí.Yasabesquelashadassonmuyescurridizas.Nolesgustaquenadielasvea,quenadiesepaqueexistenporquecorrenelriesgodeperdersumagiaporello.Peroestoyseguradequeestánallí.

—Teimaginasqueestahojahacequemimamásedespierte.Siesmágica,tienequehacerlo.¿Medejas que se la enseñe? Tendré mucho cuidado con ella y te la traeré enseguida. ¿Podrías venir túconmigo?Séque tevas a irpronto.Mipapáme lohadicho.Megustaríaquemimamá te conociera.Quiero que vengas conmigo, es tu hoja y lo mismo si la llevo yo sola pierde su magia —me dijoconvencida.

Megirémirandohaciaelgranventanalyagachélacabezaparaquenomeviesellorar.Limpiémislágrimasconmismuñecaseinspiréprofundamente.

—CreoquetúeresmágicaMargaret—separéunrizoquecaíaporsufrenteytapabalevementeunodesusojitos.Seencogiódehombroscomosinoentendieseloquelaestabadiciendo—.Lamagiasolo funciona con las personasque creen en ella.El cariñoque sientes por tumadre es puramagiaypuedeconseguircualquiercosa,cielo.Llévatelahoja,enséñaselaamamájuntoatupadre.Dilelomuchoquedeseasquedespierte.Conesobastará.Sinodespiertahoyloharámuypronto—.Cogílahoja,abrísumanitayladepositéenlapalma—.¡Ve!Anda,¡corre!,papáteestáesperando—señalélaentradadelahabitación.

Apoyado en el quicio de la puerta estaba su padre. Nos escuchaba emocionado.Me sonrió yextendiósumanoparaquelaniñaseagarraseaella.Lapequeñacaminóhacíaélconlamanitaderechaabierta.Sobrelapalmallevabamihoja.Conlosdedosdesumanoizquierdalasujetabaporunodesuspicos.Lo hacía con cuidado, como simi hoja de arce fuese algo tan frágil comovalioso, como si la

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magiafueraaescaparsedeellasilasoltabaoladejabacaer.Permanecíconlosojoscerradosunosminutos.RecordéaMargaret,susonrisa,lacadenciadesu

voz,quetantatranquilidadmeaportaba,ylaimaginédiciéndoleasuhijaqueyaconocíaaquellahojadearce.Mesacódemiensimismamientoel ruidode lospasosque,apresurados, ibanyveníande formainusual,querecorríanelpasillodearribaabajoydeabajoarriba.Melevantédelacamainquietaymedispuse a ver qué sucedía. Cuando me asomé al corredor vi que la habitación de Margaret estabarecibiendovisitasdelequipomédico.Intranquilayasustadamepuselabatadispuestaaaveriguarquésucedía, pero no me dio tiempo a cruzar el umbral de mi puerta. Margaret corría eufórica hacia mihabitacióngritando:

—Fabiola,Fabiola—repetíaemocionada,conlahojadearcesujetaentresusdosmanos—,¡esmágica!,¡esmágica!Mimamáhaabiertolosojos,estádespierta.Losabía,tuhojadearceesmágica…

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Pasóunasemana,unalargaymonótonasemana,hastaquepudevisitaraMargaret.Apesardelainsistenciadesuhijaenquelohicieracasideinmediatoydeldeseoqueyosentíaporabrazarlayhablarconella,esperéaquesumaridomeindicaracuáleraelmomentomásapropiado.Duranteaquellosdíasel miedo a que no me reconociese estuvo presente en cada minuto, en cada hora; como un lobohambriento y solitario abría sus fauces antemí.Me amenazaba e intentaba paralizarme, acobardarme.Peroyanoeraelmismo temorquesentídíasatrás.Lanecesidaddeencontrar respuestasa loquemehabíasucedidoeramásdébilymenosimportante.NadapodíaeclipsarlarecuperacióndeMargaret.Elrestocarecíaderelevancia.Eransombras,sombrasdeunpasadoquetalvezsolohabíaexistidoenmisubconsciente.Yaunqueaquellaposibilidadmehacíadaño,medolíayatemorizaba,habíadejadodesertanrelevantecomolofuealdespertardelcomaycomprobarquemehallabaperdidaenunlugarenelquesiemprehabíaestado.Partedemísehabíaquedadoenaquelpuebloparasiempre.

Lleguédelamanodesuhija,que,entusiasmada,ejerciódeCiceroneconmigo.—Mami,estaesmiamigaFabiola—dijosonriente—.Suhojadearceteayudóadespertar…Margaretestabavisiblementerecuperada.Supielhabíaabandonadoaquelcolorenlechadoque,

juntoasuinmovilidad,hacíanquesuimagenmerecordaraalasestatuas;deunabellezatanmarmóreacomodolorosa.Sentadaenlacama,yasinvialesyconsupelorecogidoenunmoñoalto,conalgunosmechonescayendodesordenadosporsufrenteycuello,alverla,alperdermeenelmaravillosoámbardesusojos,meemocioné.

Esperéaqueellasedirigieraamí.Busquéungesto,unaexpresióninvoluntariaquemeindicasequemehabíareconocido,quesabíaquiénerayo.

—Teníaganasdeconocerte.Mehanhabladotantodeti—dijoconvozcansada,mirandoasuhijaque,sentadaasuladoenlacama,sonrióorgullosa—.Graciasportodoloquehashechoporellaypormimarido,tambiénpormí.¡Muchasgraciasporacompañarlos!Mimaridomehacomentadocomohasllenadodeesperanzasusdíasylosdemihija.¡Muchísimasgracias,Fabiola!

—No tienes por qué dármelas. Ha sido un privilegio tenerlos cerca. Tu hija es una niñamuy

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especial. Tienes una familia maravillosa —le dije con la voz entrecortada, intentando disimular latristezayeldesconciertoquemeprodujoelquenomereconociera.

—Mi esposomeha dichoque tambiénhas estado en coma.Espero que te encuentres bien deltodo, que puedas regresar pronto a tu casa. Soy de la opinión de volver a casa lo antes posible, nosrecuperamosantesennuestroshogares—hizounapausaymiróhacialaventana—.Somosprivilegiadas,denuevoestamosaquí.

Suvoz,enaquellaúltimafrase,adquirióuntononostálgicoyañejo,comosihubieravenidodelejos,demuylejos.Sumiradasequedóquieta,perdidaenalgúnlugar.

—Mami,ahoravengo—dijolaniñalevantándosedelacamaysaliócorriendodelahabitación.—Mealegravertetanrecuperada,Margaret.Mealegramucho—ledijeemocionada.—Aún me queda mucho para estar como tú. Me siento como si una apisonadora me hubiera

pasadoporencima.Mecuestahablar.Tengoqueconcentrarmemuchoparaexpresarbienloquequierodecir.Haymuchascosasquenorecuerdo.Escomosipartedemísehubieraquedadoenalgúnlugar.Mesiento…,cómoexplicarlo,incompleta.Nosésiatitehabrápasado—sonreí—.Imaginoqueserá,comohandicholosmédicos,cuestióndetiempo.Todoescuestióndetiempo—dijoarqueandolevementelascejas—.Loimportanteesque…¡hemosvuelto!—exclamómirándomefijamenteyvolvióasonreírcasisinfuerzas.

—Senosolvidótraertelahojadearce—dijolaniñaponiendomiagendasobrelacama,alladodelasmanosdesumadre.Laabrióyselamostró—.Ves,escasidelmismocolorquetupelo.Tócala,veráscomosientessumagia.

—Pero hija, no deberías haber cogido la agenda de Fabiola. Tendrías que haberle pedidopermisoaella.Noestábienloquehashecho.Pídeledisculpasahoramismo.

—Notieneimportancia—respondíacariciandolacabezadelaniña—,lamagiademihojadearceselahadadoella,tienepermisoparaverlaycogerlatantasvecescomoquiera.

—Tócalamami,porfavor,tócala—insistiólaniñallevandolamanodeMargaretalaagenda.Margaret pasó sus dedos por la superficie de la hoja y durante unos minutos permaneció en

silencio,ensimismada,inmóvil,comosiestuvieraamilesdekilómetrosdeallí.Comosihubieravueltoairsedenosotros.Despuéslevantólosdedosdeellaymemirófijamente.

—Desdequehasentradoenlahabitaciónhetenidolasensacióndequenoshemosvistoantes,enotrolugar,peronoconsigorecordardóndenienquémomento.¡Esextraño!Ahora,al tocar lahoja, lasensaciónhasidoaúnmásfuerte.

Susojosadquirieronunbrillodiferente.Sentíquetrasellos,trasaquelirisámbar,memirabaotrapersona.UnaMargaretdiferentealaqueestabaallí,postradaenaquellacamadehospital.

—Esposible—sonreí—,pocoapocoirásrecordando,amímesucediólomismo—ledijeconlaesperanzadequeasífuese,dequeenalgúnmomentomereconociera.

—Incluso tu voz me resulta familiar —dijo aún sumergida en sus pensamientos, intentandohilvanaraquellasensaciónquedecíasentirrespectoamí.

—Havenidoavertetodoslosdías.Eslógicoquesuvozteresulteconocida—dijosumaridoqueentraba en esosmomentos por la puerta conun café en unvaso de plástico y unbollo que la niña seapresuróacoger—.Teestamosmuyagradecidos,nosabescuantísimo,Fabiola…

Tardéunasemanamásenquemedieranelalta.Fuiaverla todaslas tardesacompañadadesuhijayconocíasubebé,queyaandabaporlahabitaciónconlainestabilidadmaravillosaqueposeenlosprimeros pasos. Compartí su alegría y la de su marido, que había rejuvenecido visiblemente tras larecuperación de Margaret. Hablamos de su vida antes de entrar en coma y de la mía. Volvimos aconversar sobre lo que ya habíamos hablado en el pueblo. Le repetí mis anhelos, mis planes y ellacompartióconmigolossuyos.Yolosconocía,peronomeimportóvolveraescucharla,porqueaunqueyolorecordasetodo,ellano.

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—Esperoquenosvolvamosaver—medijocuandopaséadespedirme—,quetodotevayabien.Te lomereces, las dos nos lomerecemos.Deseoque arregles la situación con tumarido.Es unbuenhombreytequieremuchísimo.Talvezmerezcalapenaqueosdeisunasegundaoportunidad.

—Ezequielyyohacetiempoquenotenemoslamismavida.Nosqueremos,peronocomopareja.Esavíaesyaimposiblederetomar—ledijeconvencidadeello.

—Sea como fuere procura vivir al límite. El tiempo es demasiado valioso y frágil. Se va tanrápido como viene.Nosotras, desgraciadamente, lo hemos comprobado.Ve a ver a tumadre lo antesposible. Estoy segura de que ella te lo agradecerá. Aunque pienses que no te recuerda, sopesa laposibilidaddequeestésequivocada,dequelarealidadnosealaquecreemosquees.Miraloquenoshasucedidoanosotras—medijomirándomedeuna forma tanespecialquemesobrecogió.Fuecomosiestuvieramandándomeunmensajecifradoquenosereferíasoloamimadre, tambiénaella,anuestraconvivenciaenelpueblo.

»Sigue escribiendo, no dejes de hacerlo, eso sí—se sonrió—, yo que tú me lo plantearía ypasaríadelaliteraturaparaadultosalainfantil.Setedandemasiadobienlashistoriasdefantasíaparaniños.

—¿Túcrees?—lecuestionésonriendoabiertamente,aunqueconpenayañoranza.—¡Porsupuesto!Tupueblodenubesmalvasnosolohacautivadoamihija,tambiénlohahecho

conmigo.Sabes,hetenidosueñosconeselugarytúestabasentodos.—Nosabrazamos.Yoinvadidaporlapenaylanostalgia.Ella,talvez,recordandoaquellastardesdecafé,bollosreciénhorneadosycielosquealatardecersecubríandenubesmalvas.

»Confíoenquenosvolvamosaverfueradeaquí.Megustaríamucho.—No tengas dudas de que así será. Tengo que probar tu repostería recién hecha. No me la

perderíapornadadelmundo—sonreímos—.Encuantomepongaaldíatellamoyquedamosparatomaruncafé.Antes,comotúbiendices,viviréallímite.Voyabuscaraunamigoquehacetiempoquenoveo—ledijepensandoenSantos…

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Dejé el hospital conmiedo y nostalgia.Miedo porqueme enfrentaba a un presente que sentíahabía dejado de pertenecerme y junto a él a un futuromás incierto que nunca. Con nostalgia porqueMargaret y todo lo que ella significaba para mí, se quedó tras aquellas paredes, en aquella fría eimpersonalhabitacióndehospital.

Desdeelaccidentetodofuetransformándose.Losdíaspasarondeigualformasinmí.Eltiempo,sutrascurririnhumano,sehabíallevadodemasiadascosasquemepertenecían,queformabanpartedemí,quemehacíanserquiénera.Mearrinconóenunaesquinadeaquelhospitalysiguiócomosiestuvieramuerta,comosihubiesedejadodeexistir.EzequielhabíarehechosuvidafueradenuestromatrimonioyTorcuatohabíamuerto.Solomequedabaunpuñadoderecuerdosylasoledadparaacompañarlos.

Alsaliralacalleéstasemeantojóajena,demasiadotransitadaydesconocida.Repletadegenteyvacíaaltiempo.Volvíasentirlaestúpidaprisaquenodejavivirperoque,irónicamente,seadoptacomoformadevida.Percibícomoseescurríanlashorassinservividasymeparecióqueelsolcaíadegolpeyvolvíaasalirenuninstante.Elcalorerapegajosoysucio.Elruidoensordecedoryelcielocenicientocomo las lápidas de granito. Olía a humo de escape, a gasolina mal quemada y a soledad. ¡Olíademasiadoasoledad!Aesasoledadquepocoapocovaconvirtiendoloqueterodeaenlanada,enesanadahambrienta,destructivaydevastadora.Lanadaquedemuele,quesetragaFantasíaenLahistoriainterminable.

Miré a Ezequiel. Observé sus pasos seguros, su atención puesta en mí y supe que, aúnqueriéndome como lo hacía, estaba lejos de allí. Estaba con ella. Entendí su gesto. Su cariñoincondicional. Le sonreí a sus ojos y fue entonces cuando descubrí que su mirada también habíacambiado, que ya no era la misma que nueve meses atrás. Se parecía a la que tenía cuando nosconocimos.Estabainundadadeproyectos,devidaeilusión.

—¿Lacolocoenelmaletero,oprefieresllevarlacontigo?—mepreguntólevantandolacarteradeTorcuato.

No había podido revisar todo su interior.No había tenido valor para hacerlo.Ni tan siquiera

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había tenido fuerzas para llorarle.CuandoEzequiel levantó la cartera en el aire, cuando la vi en susmanos,alzada,unsentimientoagudodepenameinmovilizó.Miréhacialaaceradeenfrenteylebusqué.Busquésusojosintentandolocalizarme.Susonrisa.Esperévolveraverlecalzandoaquellosdeportivosrotos que no pude convencerle para que tirara, a pesar de insistir en ello una y otra vez. Con susrecuerdosdelamano,lebusquéentrelagente.

Torcuato estaba en el centro de la calzada. Los viandantes le esquivaban sin mirarle, sindetenerse.Parecíannoverle,perosípercibirqueélestabaahí.Memirófijamente,sonriendo.Nuestrasmiradassefundieronduranteunosinstantesenlosqueescuchésuvoz:«¡Hastasiempre!»,dijo.Despuéssellevólamanoaloslabios,melanzóunbesoysufigurasedesvanecióentreeltumulto.Dejóunhuecovacíoenaquellacalleyenmialma.Enaquelmomento,soloentonces,comprendíquesehabíaidoparasiempre.

Mearrodillé degolpe sobre los adoquines y con la cabezagacha comencé a llorar.Lloré conrabia, connostalgia y con impotencia; también con ira.Enfadada con la vida, con el destinoy con elmundo.

El coche de Ezequiel permanecía en doble fila con las luces de avería conectadas, frente anosotros.Él,asustado,seagachójuntoamí.Merodeóconsusbrazos,sacóunpañuelodepapeldesuchaquetaymelodio.Lagentepasabaanuestro ladoaprisa,esquivándonos.Algunosnosmirabanconexpresióncontrariada,otrosmolestosporqueobstaculizábamossuspasos.Losmenosmededicabanunasonrisatímidayllenadeciertapreocupación.

—Tómateeltiempoquenecesites.Notenemosprisa—dijosecandomislágrimasconunodelospañuelos.

—Voyaecharlemuchoenfaltaynoséquévoyahacer—dijebajito,casienunsusurro,peroEzequielloescuchó.

—Losé,peropasará,todopasa,Fabiola—dijoapostadoensuflemainglesa—.Noloolvidarásperosurecuerdoteharámenosdaño.

—Lequería,lequeríamucho,másdeloquetehequeridoati—ledijeahogadaporelllanto—,sientoquehayasidoasí,Ezequiel.Losientodeverdad.Sientonohabertedichoantesqueestabaconél,loquemesucedía.

—Losdoshemoscometidoelerrordenosersinceros,Fabiola.Aquínohayculpables,nadaquereprochar. Casi mueres y eso no podemos olvidarlo nunca. Después de lo que ha pasado debemosretomar nuestra vida y esta vez hacerlo bien. Somos privilegiados, nos queremos, siempre nos hemosquerido.Nuestroúnicoerrorhasidonosersinceros,nadamás.Pero..,todotienesolución,todo.Lomásimportanteesqueestásbienyquenostenemoselunoalotro,daigualenquéforma.Nosqueremosyeso,esonosayudaráaseguiradelante.

»Debescalmarte.Esteestadodeánimonotebeneficia.Siempreestaréatulado.Recuperarástuvidayyoestaréparaloquenecesites.Anda,¡levántate,porfavor!Estamosenmediodelpasoyalfinalalguiennosvaapisar.

Una sensación de angustia me invadió cuando el coche entró en la carretera nacional. Nohabíamoshabladosuficientedenuestrasituación,deaquelpresentequeparecíacomerselosminutosmásaprisadelohabitual.Élhabíaevitadohacerloparaqueyonosufriese,estabaseguradeello,peroellaestabaallí,asulado.Percibíelrastrodesuperfumedentrodelcoche,aferradoalatapiceríayaquellarayadeesmaltedecolor rojo en laguanteraquedebiódejar algunade susuñas al abrirla.Lemiréypensé que aquel corte de pelo tan snob que lucía también era idea de lamujer con la que compartíasueñosyvida.

Él,sinperderdevistalacarretera,pulsólosmandosdelaparatodemúsicaqueseencontrabanenelvolanteylavozinconfundibledelcanadienseLeonardCohencomenzóasonar.Alescucharlerecordéelpueblo,losarcesyaquellamaravillosacadenciadelashoras,tanpausadas,tanllenasdemagiacomo

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lavozdeLeonard.—Notegustaba—ledije—.Veoqueahorasí.Hascambiadotanto,Ezequiel.—Sitú,quemeconocesdesdesiempre,lodices,seráverdad—respondiósonriente,sinmirarme

—,esperoqueseaparamejor,quetegustémás.Siempretequejastedemiformadeser—apostillóaltiempoque susdedoscomenzarona seguir losacordes sobreelvolante.Logolpeabacomo lohicieraSantosaquellavezcaminodelpueblo.

—Dime,¿esellalaquehaconseguidorefinartusgustosmusicales?—Esposible—dijo sinmoverniun solomúsculo, comoerahabitual enél cuandoun tema le

incomodaba.—¿Tehacefeliz?Girósucabezaymemirófijamente,sinparpadear.Fueunamiradasabiayenvejecida,llenade

súplica,comolaquemededicóaquellanocheenelrestaurante.—Creoquesí—hizounmovimientoraroconsucabeza,comosisesacudieraalgúnpensamiento

incómodo—.Mesientobienasulado,muybien,talvezdemasiadobien.Cuandoestésrecuperadadeltodomeiréavivirconella.Hastaqueesonosuceda,hastaquenoestésdeltodobien,novoyadejartesola.

Aquellono ibaaserasí,pensé.No lopermitiría.Aunquemearrastrasepor lasesquinasde lacasa,noibaapermitirqueélrenunciaseaniaunminutomásdesuvidapormí.Éllosabía,meconocía,noshabíamoshabitadodurantemuchosaños,quizás,demasiados.

Lemiréensilencio,sonriéndole.—¿Qué?—mepreguntógirandosucabezaligeramente,sinperderdevistalacarretera.—Queesonovaapoderser,Ezequiel.Novayaaserquevuelvaaenamorarmedeti.Ellateha

cambiadodemasiado,ahoraeresmásatractivoquehacenuevemesesyesoesunpeligro.—¡Québonitaeres,pequeña!—exclamó.Yo, triste y emocionada, pusemimano en su hombro y lo acaricié.Demasiado tiempo, sí, fue

demasiadotiempoelquehabitamosjuntos,pensévolviendoamirarlefijamente.Y Leonard Cohen llenó nuestro silencio, nuestra pena y nuestra nostalgia con su voz rota.

Acompañóconlosacordesdesuscancionesaquelrecorridorepletodesentimientosencontrados,aquellacarreteraquemeacercabapocoapocoaunlugardelqueyanoformabaparte.

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Nuestra casa, antes de que yo sufriera el accidente, había dejado de ser el motivo que nosmantenía atrapados en nuestros trabajos, que nos obligaba a echarle horas extras y estómago a lasjornadas laborales. Antes de adquirirla, buscábamos el lugar idóneo donde criar a los hijos que nollegaron, donde gemir en las noches de luna llena sobre sábanas de algodón sin almidonar, dondecobijarnos del paso del tiempo cuando la juventud y las fuerzas se hubieran ido. Aquella hipotecadesmedía de intereses en alza, se llevó los días y las noches fuera de sus paredes, los empujó aldespacho,alossolitariosasientosdelautobús,elmetrooalcocheyalosatascosaprimerosdemes.Losinviernos se sucedieron sin que la leña, apilada en el cobertizo, ardiera en su chimenea. En vez deunirnosnosseparó.

Almismotiempoquenuestrarelacióndeparejasemarchitólofuehaciendoella.Comosihubierasufridoun siempre injustodesahucio, quedóhuérfanadevida.Atrapadaenaquellaparceladelimitadaporlavalladeunjardínquesellenódemalahierba,derosalessinpodarenotoñoyparterresdesiertosenprimavera.Nuestrosproyectos,nuestrossueños,lasrisas,losgemidosolospasosllenosdeganas,sefueronyendo,nosolodenosotros,tambiéndesusparedes.Dejamosdehabitarlaparapoderpagarlay,alhacerlo,perdiósuánima.

Mientras Ezequiel aparcaba el coche contemplé, durante unos minutos, la gran puerta de laentrada.Erademadera,pintadadeverdeoscuromate;comolascontraventanas.Laaldabadoradaaúnmanteníasubrillo.Laadquirimosenuna tiendadeantigüedades traspasarvariosmesesbuscandounaqueseajustaraanuestraidea.Queríamosquefueraantigua,debronce,grandeysinartificios.Recordéque nadamás instalarla, como si fuésemos chiquillos, la hicimos sonar varias veces.Aquella aldabapareció darle a la gran puerta la vida, el ánima que poseen algunos objetos. Sin embargo, en aquelmomento,aunqueaúnbrillase,parecíauncorazónsolitarioycansado,comoelmío.Estabaligeramenteinclinada,comosihubierasufridoundesmayoproductodelataquedealgúndesaprensivo.

—Hanintentadollevársela—dijoEzequielseñalándola—.Debierondarsecuentadequelacasano está habitada a diario. No quise decirte nada para no preocuparte. No consiguieron entrar y la

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emprendieron con elmobiliario exterior.No lesdio tiempoamás, la alarma saltó enseguida, pero sellevarontodoslosmueblesdeljardín.

—Entiendoqueyaapenasvivesaquí—ledijeintentandoenderezarlaaldaba.—Lacolocaréencuantotengaunhueco—dijosinresponderamiafirmaciónyretirómimanode

ellaparaasípoderabrirlapuerta.—Mejor quítala, ya no vamos a necesitarla. Esta casa es demasiado grande para una sola

persona.Loeshacemuchotiempo.Novoyaviviraquí.Estaréenellahastaquedecidaquévoyahacerconmivida,peroenelmomentoqueencuentreunlugarmásadecuadomeiré.Esperoquenoteimporte.

—Bueno,bueno,ahoranopienseseneso.Tienesquetomarconcienciadequetuestadoaúnnoeselidóneoparaplantearteuncambiodedomiciliocontodoloqueelloconlleva.

Aunquenohabíahabladodeelloabiertamente,yosabíaqueEzequielnohabíaestadoennuestracasadurantemiconvalecenciamásqueparaairearyrecogermismudasoloqueyoleibapidiendo.Sinembargo, al abrir la puerta de entrada, el aire olía a limpio y el suelo resplandecía. Todo estaba enorden, incluso las plantas del salón en vez de perder su vitalidad y verdor, habían crecido y estabanreciénregadas.Lemiréehiceungestodeasombroqueélentendióperoalque,comodecostumbre,norespondió.

—Nocreoquehayassidotú—dijeirónica—,nohascogidountrapoparalimpiarelpolvoentuvida.¿Hascontratadoaalguien?—lepregunté.

—No.—Entonceshasidoella—afirmé—.¿Cómosellama?—Carla.Quieroque sepasque teha respetadoalmáximo.Lohahechomanteniendo lamisma

ilusiónqueyoenqueterecuperases.Séqueesdifícildecreer,perotedoymipalabradequehasidoasí.Esunagranpersona.

Callé.Lemiréensilenciopensandoenlomuchoquehabíacambiadodurantelosnuevemesesenlosqueyohabíaestadoausente.Oquizáyalohabíahechoantesyyonomehabíapercatado,pensé.Sinembargo, aquel comedimiento, aquella forma de comportarse tan encorsetada, seguía presente en susactosypalabras, y amímeponíade losnervios.Hubierapreferidoquemedijera todode tirón, quehubiesemanifestado sus sentimientos sinantespasarlospor el filtrodeaquella educaciónanglosajonaqueme reventaba,que le frenabaaélyamí.Quenoshabía trabadoa losdosdurantemucho tiempo;demasiado,pensésindejardemirarlefijamente,escrutándole.

Aquella fatídica noche, cuando nos encontramos en el restaurante, cuando le colocó el abrigosobre loshombros,unaherida seabriódentrodemí.Elmiedo tomócuerpoy formademujer.Olíaaperfumefemenino,anochesdevinoyrosasenlasquelavozylamúsicadelascancionesdeLeonardCohenarropabanaquelamorprohibidoque,paralelamente,tambiénestabaviviendoyoconTorcuato.Noestabaenamoradadeél,peromeasustabaperderesapartedeélquesentíamepertenecíadesdesiempreyparasiempre;pasaseloquepasase.Fueenaquelmomento,mirandosusojostristes,suinquietud,sunosaberquéhacer frenteamí,cuandocomprendíquemeestabacomportandocomounahermanacelosa,enfermayposesiva.Quesurespeto,suquietudantemisarrebatosviscerales,soloeranunamuestradelcariño que sentía por mí. Que a pesar de nuestras infidelidades los dos éramos muy afortunados detenernos, de habernos encontrado. Supe que siempre estaría a mi lado, pasase lo que pasase y queaquello,suamor,noteníaprecioporqueeraunregalodelosdioses.

—Nomecabelamenordudadequeesunabuenapersona,debedeserlocuandolaquierestanto—lerespondísonriendo.

»Necesitotiempoparareestructurarmivida.Túlatienesaella,peroyomehequedadosola.Aúnnecesitotuayuda.Megustaríaquenofueseasí,perohaycosasque,porelmomento,nopodréhacersinti.Eresmiúnicafamilia.

—Siquieresquemequedeloharé.Carla loentenderá.Yahemoshabladodelaposibilidadde

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quetúnecesitarasmicompañíahastaponerenordentodo,hastaquevolvierasasentirteseguraycapaz.—Nome refiero a eso Ezequiel. Puedo vivir sola,me siento capaz, perfectamente capacitada

parahacerlo.Enesepunto,misituaciónylatuya,novaacambiarmucho.Apenasvivíamosjuntos,casininosveíamos,peroantesteteníaparacualquieremergencia.Sitenecesitaba,túsiempreestabasahí.Aesomerefiero.Haymuchascosasquenopodréhacersola.

—Tranquila—dijodándomeunbesoenlafrente.Yfueenesemomento,alsentirsubeso,laformaenquemelodio,cuandotuvelacertituddeque

todohabíacambiadoparasiempreentrenosotros.Peronomemolestó.Solosentípena,unsentimientoextrañoeincomprensibledepenaporloquepudohabersidoynofue.

Élseencaminóhaciaelsalónycomenzóaabrirlosventanales,yomedirigíamidespacho.Juntoa lamesa de trabajo estabami trolley y lamaleta. Sobre ella el ordenador portátil. Encima de él elrecortedelanunciodelperiódico.LaofertadetrabajodeSantosparaescribirsubiografía.

—Ibasamarcharte.Habíastomadoladecisióndeaceptareltrabajo.Imaginoquepensabasirteantesdequenosviésemosenelrestaurante,aunquenomelodijerashastaquenosencontramos,enaquelúltimomensajedeWhatsApp.Nohepodidoborrarlo,nohetenidovalorparahacerlo—sacóelteléfonomóvildelbolsillo interiordesuchaquetade trajeymeloenseñó—.Tampocohepodidodeshacer lasmaletas.Todoestácomolodejaste.

»Noesmiflemainglesa,novayasa llamarmecobarde,comootrasveces.Fueduro,muyduro,másdeloqueteimaginas.

—¡Losiento!—¡Toma!—Dijotendiéndomeunacajaconunteléfonomóvil—.Telocompréayer.Eltuyono

apareció.Noseencontróentretuscosasenelcoche.Tendrásquevolverametertodoslosteléfonosenlamemoria. Te he dejado en esa libreta—señaló lamesa—, todas las llamadas que he recibido de tusamigosycolegas.Susmensajes.Noquisequenadietevisitara.Nosésihicebienono.Meguiéporeldictamendelosmédicosyporloquepenséseríamejorparati.Confíoenhaberlohechobien.Penséqueseríalomásadecuadoparaquepocoapocofuerasretomandolanormalidad.Queríaquelohiciesesaturitmo,sinpresionesniatadurasmorales.

»Tambiénheestadoencontactoconlaresidencia.Tumadrepermaneceestable,dentrodeloqueessuenfermedad.

—Puedesmarcharte cuando quieras.Me vendrá bien recomponerme en soledad, sin tener quepensarennadaniennadiecuandolohaga—ledije—.Tellamarémañana.

—¿Estássegura?—Sí. Lo estoy. Imagino que el teléfono del japonés a domicilio seguirá siendo elmismo,me

mueroporunsushi—comentéintentandoquitarunpocodedramatismoanuestraconversación.—Sí. Siguen en el mismo sitio, ahora hay que reservar a diario, están a tope siempre. En la

nevera tienes los productos básicos: leche, fruta, mantequilla, huevos y jamón. Pero tendrás que verporqueseguroquetehacenfaltamáscosas.

»He ingresado dinero en tu cuenta personal. Lo haré todos los meses, hasta que dejes denecesitarlo.Prontotendrásqueasistiraljuicioylaindemnizaciónseráimportante.Séquenoesuntemaagradable pero debes estar al corriente de ello.Debemos hablar sobre ese punto en cuanto puedas ytengasvalor.Losdetallessonmuydelicadosyparati,estoyseguro,serándolorosos,perolavidadebecontinuar,tienequecontinuar.

—Deacuerdo.»¿Esposiblequemellevesalaresidenciamañana?—lepregunté—.Necesitoveramimadre.

Cuandocompruebequeestábien,aceptaréeltrabajodeSantos,siaúnnolohacogidonadie,silaoferta,despuésdenuevemeses,aúnsigueenpie—dijeconeltrozodeperiódicoenmimano.

—Veo que no va a ser posible que entres en razón. Es una irresponsabilidad que en tus

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circunstanciasteplanteestrabajar.Nihablemosyadeviajar.Entuestadoesunaauténticalocura.»Encuantoatumadre,porsupuesto.Terecogeréalmediodía,antesmeseráimposible,tengouna

reunión…

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DespuésdequeEzequielsemarchasemeenfrentéalanada,alvacíoquehabitabaencadarincón,en cada esquina. Al sonido hueco que producíanmis pasos sobre la tarima. Al silencio que parecíacomerselavidadeaquellacasayamplificabasuaspectodemausoleo.Comounaautómatafuiabriendotodas las ventanas de las estancias para que el aire cálido de aquel mes de agosto entrase. No meimportabaque la temperaturasubiera,necesitabaqueeloloracerradodesapareciera loantesposible.Conecté la radio y subí el volumen para que se escuchara en todas las habitaciones. Necesitaba oírvoces,medabaigualdequiénoquécontasen,soloqueríasentirmeacompañada;falsearaquellasoledad,engañarlaparanoconvertirmeensupresa.Meintrodujeenladuchaydejéqueelagualimpiaseelrastroque el hospital había dejado en mi piel. Salí al jardín delantero con el pelo empapado y undesatornilladorenlamano.Desprendílaaldabadelapuertay,alhacerlo,elvientoqueantecedealastormentas de verano zarandeó las ramas de los rosales. Tras su paso dejó un rastro de pétalos rojos,rosasyamarillosqueseesparcieronporeljardíndelanterodelacasa.LasramasdelcastañodeIndiasoscilaron.Sedejaronllevarporlasrachasdevientoquecadavezeranmásfuertes.Elairecomenzóaoler a tierramojada, amaderadepinoya jara.Cuando la luzdel solperdió intensidadyel cielo seencapotó,entréenlacasa,apaguélaradioymesentéenelsalón.Nocerréniunasolaventana.Quería,añorabaescucharelsonidodelalluviagolpeandoeltejado.Necesitabasentirlahumedaddelaire,comolohicieraenelpueblotardetrastarde.Yasí,conlaaldabaenmismanosylosojoscerrados,permanecíhastaquelalluviacesó.

La vida, nos guste o no, continua, con o sin nosotros, me dije recordando las palabras deEzequiel, mientras contemplaba el rastro que el paso de la tormenta había dejado en el jardín. Lahojarasca,lospequeñoscharcosylasgotasdeaguaqueaúnseresistíanacaerdelashojasdelCastañodeIndias,queresbalabanlánguidas,singanas,mellevaronalpueblo,asuscielosmalvasyalsonidodelaguagolpeandolostejados.Esbocéunasonrisaagriaperodecidida.Debíaseguiradelante,avanzar,medijeymarquéelteléfonoparapedirlacena.Cerrélasventanasyvolvíaconectarlaradioparaqueelvacío,aquellanadadestructiva,novolviera.

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Me desperté desubicada. Había pasado demasiado tiempo sin dormir en mi cama y aquellaausenciainvoluntariahizoquetodo,enaquelmomento,meresultaraajenoeincómodo.Salíalapequeñaterrazademicuarto,quedabaaljardíntrasero,ymiréhaciaelporche.CerrélosojoseimaginéaSantossentado en uno de los escalones de madera esperándome, como hacía todos los días en el pueblo.¿Habría llegado a ver la novela sobre el sofá? ¿Qué habría sido de él después de la marcha deMargaret?,mepregunté. ¿Quizámi novela fuese lo únicoque aúnmantendría sus recuerdos vivos?Sihabía encontrado aMargaret, él también debía estar esperándome en algún lugar, tal y como vaticinóJacinta.Yanomeplanteabapreguntasinsustancialesquenotendríanrespuestaslógicas.Sabíaqueloquehabíavividoduranteelcomaerareal,almenosunapartedeello.Yenesaparteestabanellos;MargaretySantos.

Conuncaféenmimanoyel recortede laofertadeempleodeSantosen laotra, sindejardemirarla,medirigí aldespachocon la ideadeponermeencontactoconél.Sabíaquenopodíaperdermucho tiempo en hacerlo. Tenía que encontrarle lo antes posible, me dije. Y, aquello, mi deseo delocalizarle,mehizoolvidarlasoledad,elvacíodelacasaymicitaconEzequiel.

Conecté el ordenador, pulsé el espaciador e introduje mi clave. Esperé unos minutos a quecargara por completo y, al hacerlo, el salvapantallas saltó. Dos hojas de arce, rojas, de un rojoaterciopeladoybrillantecomenzaronairyvenirenlapantalla.Contemplé,sonriendo,cómosealejabanyseacercaban.Dejéquesuvaivénacompañaralossorbospausadosqueledialcafésinpreguntarmeporquéestabanahíoquiénlashabíapuestoenmiordenador.Sencillamenteestaban,ymegustóquefueraasí.Coloquéel cursor sobre labarraybusqué losúltimos archivosypáginaswebquehabíavisto laúltimavezque estuve conectada, el día antes del accidente.Todas las direcciones correspondían a lalocalizacióndeunpueblorodeadodemontañas,aisladoycalificadocomounodelosmejoresdestinosparaelturismoruralylameditación.Fuileyendolosartículosquesegúnlaseleccióndemiordenadoryahabíavistoconanterioridad,hacíanuevemeses.Entodoselloshacíanhincapiéenquelazonadisponíade un microclima que propiciaba tardes de lluvia. Ensalzaban sus grandes campos de lavanda enprimavera, el tono violeta de losmismos y un bosque de arces asentado en la ladera delmonte, queevitabaquelaslluviasconstantesquesufríalazonaprovocasenpeligrososdesplazamientosdetierra.

Cuando Ezequiel pasó a recogerme aún seguía sumergida en la información que había idorecopilandodel lugaralquecorrespondíael teléfonodeSantos.TerminabadecargarelGoogleEarthparavisionarlocuandosuvozmesobresaltó:

—Nopuedocreerqueaúnestéssinvestirte;enpijama.¡PorDios!,Fabiola,sonmásdelastresdelatarde.Llegaremostardísimoalaresidenciayyoalareunión.

»Imaginoquehabrásalmorzado,novayasadecirmequeaúnestássincomer,quesolohastomadocafé—me recriminó señalando la taza—. Y tu medicación, ¿has tomado la medicación? No puedessaltarteniunadelascincocomidasquetehanpautado,esimportantísimo…

Apagué el ordenador y bajé la tapa casi en elmismo instante en que él cruzó la puerta demidespachó.Noqueríaqueviera laspáginasque teníacargadas,quesupiera loqueestababuscando.Lesonreímientrasdeslizabacondisimuloelrecortedelperiódicodentrodemiagendayseñaléelvasodeaguaylamedicaciónqueteníasobrelamesa,tambiénelrecipientevacíodeunalasaña.

—¡Vaya!¿Adóndehaidoapararesaflemainglesa?Creoqueahoranosvamosallevarmuchomejorqueentodoslosañosquehemospermanecidojuntos,comopareja—ledijeirónica.

»Voyavestirme,notardoniunminuto.—¿Porquéhasquitadolaaldaba?—mepreguntóconellaenlamano,levantándolafrenteamí—.

Tedijequelacolocaríaencuantotuvieraunmomento.—Esloúnicoquemevoyallevar.Imaginoquehabrássopesadolaposibilidaddevenderlacasa

—asintióconunmovimientodecabeza—.Puesesloúnicoquequiero,nadamás.Noquierodejarlaahí,novayaaserqueseleantojeaalguiencuandolapongamosenventa...

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Cuandolleguéalaresidenciamimadreestabasentadaeneljardín.Enelbancodesiempre.Tenía

lamiradafijaenunarosaquealguienlehabíacortado.Legustabanlasrosasrojas,rojascomoelcarmín,solíadecir.Mesentéasuladoyduranteunosminutoslamiréensilencio.Ellasiguióensimismada,sinpercatarsedemipresencia.

—¡Holamamá!¿Cómoestás?—lepreguntécon lavozahogada—.Nohepodidoveniraverteantes—ylediunbesoenlamejilla.

Segiróymemiró.Susojosseguíanteniendoaquellaexpresióndeniñaperdidaquepocoapoco,días tras día, fue otorgándoles el paso de la enfermedad. Me sonrió y volvió a su rosa, a sucontemplación.Regresóalolvido,alsuyoyalmío,aaquellamalditafaltaderecuerdosquetantodañomehacía.Laabracéylloré.Lohicepordentro,nofueraaserqueellasintieramidolor.

»Tengotantascosasquecontarte—dijeenunsusurroahogado,quebradoyllenodedolor—.Megustaríaqueestuvierasaquí,quevolvieses.¡Tenecesitotanto!

Seacomodóamiabrazoyreposósucabezaenmihombro.Acariciésupeloylecantélanana.Lacancióndecunaqueellatantasvecesmecantóyquedesdehacíaunosañoslecantabayo.

—Hasvuelto,pececillo,hasvuelto,¡graciasaDios!—exclamósonriendoysumiradarecobróelbrillodeantaño—.Fuiabuscarte.Teechabaenfalta,muchísimo.Aquínadiesabecantaresananacomotú,comomipececillodeaguadulce.

»Sabes, el pueblo en el que has estado es maravilloso. ¡Qué bonito! Sus cielos violetas merecordaronaloscamposdelavanda.¿Recuerdasloscamposdelavandaenprimavera?Eranigualqueelcielo de ese pueblo.Aunque si te digo la verdad, lo quemásme gustó fueron sus arces. Esas ramasrepletasdehojasrojas.Tanrojascomolasangre,comolavida,comoelcolordelamor.Quisequedarmemástiempocontigo.Estabastanasustada.PeroJacintamedijoqueaquelnoeramilugarymeobligóamarcharme.

»Pero…,quétepasapececillo,¿porquéhasdejadodecantar?—Mepreguntóacariciandomismejillas al ver que yo no respondía, que impresionada por sus palabras había palidecido—. ¡Anda!,vuelveacantarmelanana,nodejesdehacerlo.Mehacetantobienescucharte…—Agachólacabezayvolvióasuflor.

Ycomovinoretornó.Regresóalolvido,alsuyoyalmío,aesafaltaderecuerdosquetantomelastimaba. Al mirarla, al ver como había vuelto a irse, comprendí que la vida estaba hecha solo desentimientosyrecuerdos,y,alhacerlo,recéparaqueyanofuerademasiadotarde.

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AldíasiguienteintentécontactarconelnúmerodeteléfonodelanunciodeSantossinconseguirlo.El buzón de voz saltaba una y otra vez. Finalmente, tras varios intentos y a diferentes horas, dejé unmensajeconminúmero,misdatospersonalesyelmotivoporelquenecesitabaponermeencontactoconél.Mimensajerecibiórespuestahorasmástarde,yaentradoelatardecer.

—Sí,sí, laofertaaúnsigueenpie—respondióunavozfemenina,atenuadaporelsonidodelalluviaqueparecíaestarcayendoconfuerza—.Herecibidovariasdemandasperotodaserandehombresyquierounamujerparaestetrabajo.Poresemotivolaofertasigueenvigor.Ustedeslaprimeramujerqueseinteresa.

—¿PuedohablarconSantos?—lepregunté � .—Soysuesposa.Élahoranopuedeatenderla.Pero…¿cómosabeelnombredemimarido?Enel

anuncionoestápuesto.Dígame,¿quiénesusted?—dijosindisimularsudesconfianza.Mesorprendiósupreguntayeltonosuspicazdesuvozalhacerla.Instintivamentemiréelrecorte

delperiódico.Aquellafuelaprimeravezquemepercatédequeenelanuncionoponíaelnombredeél.Nohabíaningúndatopersonal,sololadescripcióndeltrabajoarealizaryelnúmerodeteléfono.

—No lo sabía, me lo ha dicho usted hace un momento—improvisé. Aquella mentira fue loprimeroquesemeocurrióparasalirdelaprietoenelqueinconscientementemehabíametido.

Hubounossegundosdesilencioquesemehicieroneternos,enlosquepermanecíconlosdedoscruzados,recriminándomelotorpequehabíasido.

—Losiento,debedisculparme,estoyunpocosaturada…AntesdemarcharmehabléconEzequielsobremidecisión.Trassuintranquilidad, lefacilité la

direcciónylosdatosquenecesitabasaberparalocalizarmeencualquiermomentoyledimipalabradequeletendríainformado.Quería,necesitabaencontraraSantos.Medabaigualsimereconocíaono.Loúnicoquepretendíaera,dedarse lasituacióndequefueseélyqueestuvieseaúnenelmismoestado,ayudarle.Intentartraerledevuelta.PorotroladohabíadecididonodependerdeEzequielyaqueltrabajomepermitiríahacerlo,almenosduranteuntiempo.Vaciélosarmariosyembalémispertenecíasencajas

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dispuestas para una futura mudanza. Estaba convencida de que a mi regreso buscaría un piso, unapartamentosinmáspretensionesquehabitarlo,vivirlocomonohabíahechoconaquellacasa.

Mellevésololonecesario:miordenador,miagenda,unascuantasprendasderopa,laaldabaylacarteradeTorcuato.Cuandomedieronel altamédicay regreséacasapenséenhacérsela llegara sufamilia.Sabíaqueteníaunhermano,peroEzequielhabíaestadoencontactoconélparasolucionarlostemasdelsegurodeaccidentesymedijoquehabíavueltoamarcharseaItalia,donderesidía.

—¿Nolehablastedelacartera?—lepreguntéentoncesconextrañeza.—No.En ella nohabía documentaciónquedemostrase que era de él yme la entregaron amí.

Estabaentucoche,aunquelocondujeseél.Laguardéporquenoestabasegurodequelofuera.Cuandotela entregué, comprobé que mis conjeturas eran ciertas. Pertenecía a Torcuato. Si quieres te doy ladireccióndesuhermanoyselahacesllegar.Esoyaescosatuya…

Deél solomequedaba aquella cartera repleta de apuntes y bocetos; un puñadode láminas enblancoynegro,ysushistoriasypoemas.Eracomouncaracol,siemprellevabalacasaacuestas,porquesucasa,sualma,todoél,eransustrabajos.Elresto,comosolíadecir,soloeranpartedelatrezodelavida.

Salíalamanecer.Cogíuntrendelargorecorridoquemellevóhastaunapequeñaciudad.Enellatoméun taxiquemedejóenunaestacióndecercaníasyallí toméun trenviejoydestartaladoquemeconduciríaamidestinofinal;alpueblodonderesidíaSantos.

Elviaje fue lentoy tanajetreadoquedejómiespaldamaltrecha.Esperabaqueel restode losacompañantesdeaquelvagónancestral,viejoydescuidadoensumantenimiento,fuerantansilenciososcomo los que me acompañaron durante aquel viaje que hice estando en coma, pero no fue así. Lasmochilasseamontonabanenelsuelodelvagónyen losaltillos.Lamayoríaeranmontañeros, jóvenesconsusparejasqueibanaescalaryquenoparabandehablar,reírybesarseapasionadamente.Solounamujerdemedianaedadparecíaestarenlamismasintoníaqueyo,peroellanohablaba.Leíaconavidezenundispositivoelectrónicoajenaatodoloquesucedíaalrededor.Ajenaydistante.Melevantévariasvecesparaestirarlaspiernasylaespalda.Saquéunrefrescodelamáquinaexpendedorainstaladaenunodelosvagones.Pretendíconelloatenuarelcalorinsoportablequehacíadentrodeaqueltrenqueparecíahaberseescapadodeotrosiglo,peronoloconseguí.Pasadaslasdosprimerashorasdeviajeelpaisajecomenzó a cambiar. Pasó de un marrón seco y árido a un verde vivo. El viento comenzó a correrrenovando el olor del aire y bajando la temperatura del interior del vagón.Los campos se tiñerondevioletaylasplantasdelavanda,agitadasporelviento,simularonlosvaivenesqueelvientoproduceenelaguadelosembalses.Olíaacampoyvida.Elzumbidodelasabejasyelcantodelospájarosibanyveníanconunacadenciatanirregularyanárquicacomomaravillosa.Miréhacialasmontañasypercibíuna gran mancha roja que se asemejaba a una pincelada impresionista. «Tiene que ser el bosque dearces», pensé. En los pies de la ladera estaba el pueblo. Pequeño, con un puñado de casitas bajas yblancas, de un blanco que parecía recién encalado. Todas ellas con los tejados de pizarra negra,inclinadosparaevitarlaacumulacióndeunanievequeallínuncasedaba,porque,extrañamente,siemprellovía.Dos lágrimas silenciosas se deslizaron pormismejillas al comprobar que aquel era elmismopuebloqueyohabíarecorridoestandoencoma.

Elapeaderotambiéneraelmismo,pero,aqueldía,enaquellaestación,nosolomebajéyo.Eltrenibacompletóytodoelmundoseapeó.Elandénsellenódeexcursionistas;dematrimoniosqueibana pasar unos días en el balneario de aquel pueblominúsculo, de gente que viajaba sola, que visitabaaquellugarbuscandolasoledad,otrotipodesoledad.Eltrenvolvióallenarseconlagentequeesperabapararegresar.Aquellaera laúltimaestación,pensésentadaenunodelosbancos,esperandoaquemerecogiesen. Mientras lo hacía, miré los cables del tendido eléctrico que colgaban de los postes demadera.Penséque,aquellospostes,bienpodíanhabersidogigantesparaelcaballerodelaManchasiéstenohubieratenidomolinos.Claroque,labellezadelosmolinosdelaMancha,noteníaparangón,y

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menosliterario,conaquellospostesdemaderareseca,conaquellosrestosdeárbolesasesinados.Sonreíllevadaporlosurrealistasqueeran,enaquellosmomentos,miscavilaciones.Yfueentonces,mirandoloscables,recorriéndolos,cuandovilacintaamericanamalvarodeandounodeellos.Solofueunsegundo,apenasuninstante,porquelasgarrasdeunáguiladoradaladesprendióyselallevó.Ensimismada,seguílosquiebrosquelacintamalva,clavadaenlasuñasdelarapaz,hacíaenelaire,hastaqueescuchésuvoz.

—Perdón,túdebesserFabiola,¿meequivoco?Creoqueestahojaestuya.Setehacaídodelaagenda,yestépapel también—dijodándomemihojadearceyunanotaen laqueEzequielmehabíaapuntadolaspautasdelamedicación—.SoyReyes,lamujerdeSantos.

—Fabiola, encantada—le respondí—.Muchasgracias—dijecogiendo lahojayelpapel.Melevantéynosdimosdosbesosenlasmejillas.

—Tengoelcocheenelaparcamiento—loseñaló—.Tuhojadearceespreciosa.¿Esdeverdad?,merefieroaquenoparecenatural,tieneuncoloryuntactoaterciopelado.

—Sí,esnatural.Nosé,debehabersufridoalgunatransformaciónextrañaensusecadoporqueamedidaquefueperdiendoelaguaqueconteníacogiómáscuerpoysutexturacambió.Talvezfueporqueestuvonuevemesesdentrodemiagenda—sonreíylevantéeldietario.Loabríycoloquélahojadentrodenuevo.

—¡Nueve meses! —Exclamó sorprendida—. Es mucho tiempo. Debería haberse quebrado,hacersemásfrágilymásoscurosucolor,sinembargoparecequefuesedefieltro.¡Quéraro!—volvióaexclamar—.Aquítenemosmuchosarces—señalóelbosqueycomenzóacaminarhaciaelaparcamiento.

»En esta zona la telefoníamóvil damuchos fallos.Olvidé decírtelo. Si necesitas hacer algunallamadaurgente,tendremosquevolveralaestación.Eselsitiomásadecuadoparallamar,elrepetidorestámáscercadeaquí.Nuestracasanoestáenelpuebloexactamente,seubicaunoskilómetrosmásallá—señalóelcoche—.Esteesmiutilitario.Noesnadadelotromundo,peromellevaymetraecomounaviejamulaporestoscaminospecuarios.Sinecesitasbajaralpueblooalaestación,puedesutilizarlo.

Era el coche de Santos, aquel Seat 1500 blanco con los asientos de eskay rojo. Sobre elsalpicaderoestaba lacarátuladeundiscodeLuisEduardoAutequeella, trasabrir lapuerta, retiróeintrodujoenlaguanteraquepermanecíaabierta.

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SentíelalmadeSantosdentrodelautomóvil.Imaginésusdedosgolpeandoelvolanteysonreíalrecordarmidesconfianzacuandomerecogióycómoenaquellosmomentosleañoraba.

Reyestomóeldesvíoyentróenelcaminodetierra.Instintivamentemegiréymiréhaciaatrás.Esperabaverelpolvomoradolevantarsetraslasruedasdelcoche,peronofueasí.Aquelcaminosoloteníaencomúnconeldelpueblolosfresnosquesombreabantodoelrecorrido.

—Sitegustacontemplarelcielosincontaminaciónlumínica,esteeselsitioperfectoparaello.Crecíenlaciudad,rodeadadelucesy,cuandomirabaelcielo,apenasveíacuatroocincoestrellas.Alllegar aquí el cielo que contempléme sobrecogió. Fue todo un espectáculo. Nadie deberíamorir sinhabervistoelcieloenunanochesinluz.

—Haceañosquetampocoloveosincontaminaciónlumínica.—Nosésisabesqueaquítenemosaurorasboreales.—No—respondí,sorprendida—.Jamáshevistouna.—Noloséconseguridad,perocreoqueelcolorlodeterminalacomposiciónquímicadenuestra

atmósferaylosrayosdelsol.Aquísuelenserdecolormalva.Unmalvaintenso,casimoradoqueterminaenunverdebillar.Esunespectáculograndioso.Algunosaños,afinalesdelverano,yduranteelinvierno,entradoelatardecer,elcielocomienzaatomaruntonovioleta.Esincreíbleladecosasquenovemos,quecreemosquenoexisten.Lasaurorasborealessonunadeellas.Seproducenacualquierhora,perosololasvemoscuandolaluzdelsolseoculta…

Alescucharlanopudeevitarcompararlavisióndelasaurorasborealesconloscielosmalvasdelpueblomientrasestuveencoma.Penséenlaposibilidaddehabervividoenunarealidadparaleladuranteaquellosnuevemeses.Cadaunade las realidades, ladelpuebloy laqueestabaviviendoenaquellosmomentosjuntoaReyes,estabaformadaconpartesdelaotra.Lasdospodíanexistiraltiempo,aunquenolasvieseolassintiera,comosucedíaconlasaurorasborealesdurantelashorasdesol.Ocomolaluzdeuna estrella lejanaquehadejadode existir hacemillonesde añosy seguimosviendobrillar en el

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cielo,comosiaúnestuvieraensuplenitud,pensé.Recorrimos unos pocos kilómetros hasta llegar a un gran lago. Junto a él había una casa de

madera. Su forma y los materiales con los que había sido construida, así como los peces que habíatendidosenrejillasparasusecado,cubiertosporunatelafinaqueprotegíaelpescadodelosinsectos,meevocaronalascabañasdelostramperoscanadienses.Lasituacióndelacasa,eltipodeconstruccióny losmaterialesquehabía fueradeella,mehicieron recordar lamisteriosadesapariciónde todos loshabitantesdelpuebloAnjikunidellago,en1930.Yyo,queantesnocreíaenaquellashistorias,quelasconsideraba leyendasurbanas, irónicamente,pensé,habíavividounaquepodíaemparentarsedecercaconaqueltipodefenómenoparanormal.Mivivenciaduranteelcomanoteníaunaexplicacióndentrodelalógica,medijesinquitarlavistadelmatrimonioquesaliódelacasasonrientealencuentrodeReyes.Observé,incrédula,susvestimentas.Todoenellosaparentabaperteneceraunaépocalejana.

—Tardaréunosminutos.Recojoelpescadosecoquelesencarguéayerynosvamos.Esparaunaensalada,queesperoteguste.

»Siquierespuedesbajar.Telospresentaré—dijoalverqueyonoperdíadevistaalapareja—.Sonunmatrimonioencantador.Ellaestáembarazadadetresmeses.Lescostóconseguirelembarazo.Laformadevidaquellevabaenlaciudad,sutrabajo,leprovocóvariosabortos.Vendieronsucasayconloque les quedó tras pagar la hipoteca y las liquidaciones de sus empresas, compraron el terreno y seestablecieron aquí. Aunque no lo creas, son dos grandes profesionales. Muy valorados en su sector.Dejaronatrásunavidallenadelujos.Claroque…,dependedeloqueentendamosporlujo,porquevivirenestesitiosíqueesunverdaderolujo…

LacasadeReyes,comoesperaba,eraigualalaqueSantoshabitabaenelpueblo.Laentrada,elgranarce, inclusoelporchey losmueblesdel jardíneran losmismos.Aquellonomeextrañó.Sabía,antes de llegar, que así sería. Incluso, por unosmomentos,mientrasReyes estacionaba el coche,miréhacia la puerta de entrada esperando ver a Jacinta salir del interior de la casa. Aquello, de habersucedido,nomehabríadesconcertado.

—Tehepreparadolahabitaciónsuperior.Eslamejordetodas.Daaljardínydesdeellapuedesverelbosquedearcesy,casialcompleto, lacordilleraquenosrodea.Tieneformadeherradura.Poreso,porsuforma,dicenquenosdasuerteynosprotege.Enestazonaexistenmuchasleyendas.Afirmanqueesunenclaveespecial.Inclusosehabladeuncementerioindígenaenelquelastumbassiemprehanestadovacías.Sehainspeccionadovariasvecestodoelterrenoendondesesuponequeestabaubicado,pero no se ha encontrado ni un solo rastro orgánico que evidencie su existencia. Aún y así, muchoslugareñosafirmanhabervistolastumbasdelosindígenas.Laleyendacuentaqueantesdequellegaranlosprimeroscolonosalazona,unchamánefectuóunritoparaqueloscuerposdesaparecieranconelfindeque jamás fueranviolentadospor los invasores.Comoves,estásenel lugar idealparaunescritor.Claro,siestashistoriaspertenecenatugéneroliterarioytegustan.

—Ahorasí,antesnomeinteresaban.Nocreíaenellas.—Antessí,yahorano,¿tehasucedidoalgoquetehahechocambiardeopiniónsobreello?—me

preguntóabriendoelmaleterodelcocheparasacarmiequipaje.—Digamos que sí—le respondí pensando en la sensación tan cálida que me producía haber

vueltoalacasadeSantos.»Aqueleselbalcóndemihabitación,¿verdad?—lepreguntéseñalándoloeintentandoconello

cambiareltemadeconversación.—Sí,ésees.Pero..,¿cómolohassabido?—Bueno,digamosquemelohaspuestomuyfácilcontudescripcióndelasvistas—lerespondí

sonriendoyagarréelasadeltrolley.Pasamosjuntoalgranarcey,alhacerlo,ellaseagachó.Cogióalgodelsueloydijo:—Llevobuscando esta taraceaunmontónde tiempo.Se cayódel bargueñoque tengo sobre el

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escritorio. Rodó por el balcón hasta el jardín. La busqué por todas partes sin conseguir saber dóndehabíaidoaparar.Hastenidoquevenirtúparaqueaparezca—memirósonriente,peroconunaexpresióninterroganteensusojos—.Esdelbargueñoqueestásobreelescritoriodelaqueserátuhabitación…

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EsperabaencontraraSantosalllegar.QueReyesmehablasedeélencualquiermomento.Peroaquellonosucedió.Intranquila,temiéndomequeaquellabiografíafuesepóstuma,cuandoentramoseneldormitorioquehabíadestinadoparamí,lepregunté,deformaindirecta,porél:

—¿Quiénmeirárelatandolabiografía,Santosotú?Elladescorríalascortinasdelventanalmientrasyodejabasobrelacamalamaletayelordenador

portátil.Merespondiósindarselavuelta,comosiquisieraocultarsurostro.—Loharéyo—dijoconlavozquebrada—.Élnopuedehacerlo.Enrealidad,noesunabiografía

ensí.Élsueñodemimaridoeraescribirsuvida,novelarlaparadespuésenviarleelejemplarasuúnicohijo.Debería habértelo dicho. Lo sé. Pero lo omití porque temí que no aceptaras el trabajo. Te pidodisculpasporello.Sinoestásdeacuerdo,puedesdejarlo.Tepagarélosgastosyloscontratiempos.

—¿Élestábien?—lepreguntétemiéndomelopeor.Separólasilladelamesadeldespachoysesentóenella.Lohizocomosilavitalidad,laalegría

yelvalorde losquehabíahechogaladesdequeme recogió, lahubiesenabandonadode repente.Yopermanecíadepie.Intranquila,esperabasurespuesta.

—No.Noloestá.Llevacasiunañoencoma.Oncemeses.Lasposibilidadesdequeserecuperesonyacasinulas.Cadadíahaymenosesperanzas.Losplazosseacortanporquelassecuelaspuedenserirreversibles si continúaenese estado.Peroyomeniegoaperder la esperanzade recuperarle.Voyaaguantarhastaelúltimomomento,hastaquemeasegurenquenohayposibilidaddequeserecupere.

»Su enfermedad fue lo que le condujo al estado en el que está. Si despierta, algo improbablesegún el equipomédico, tendrá que lidiar con la leucemia.Me ha costadomuchomantenerle aún convida, dada su situación, las probabilidades tan bajas de recuperación, tuve que pleitear para podermantenerleconvida.Estoydestrozada,agotada,peronovoyaabandonarlepornadadelmundo.Yquierocumplirsusueño.Hacerqueesanovelatomeforma.Luegoselaenviaréasuhijo.Sinoserecupera,almenospodrámorirenpaz—rompióallorar.

Respiréaliviadaalescucharla.Santosaúnestabaconvidayaquellomedabalaposibilidadde

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traerlo,dehacerqueregresara.MehubieragustadocontarleaReyesquehabíaconvividoconsumarido.Queconocíasuenfermedadysusdeseos,tambiénlomuchoquelaquería.Apuntoestuvedehacerlo.Deabrazarmeaellaycontarlequeaquellacasa,aqueldormitorioyahabíasidohabitadopormíyqueél,Santos,sumarido,aúncontinuabaenlacasa.Queaunquenopudieraverleosentirle,estabaahí.Enotroespacio,enotrotiempo,dabaigualenquéformaodequémanera.Peronolohice,nopodía.Sabíaquenomecreeríayquepodía tomarmeporuna locaounadesaprensivaque intentabaaprovecharsedesusituación,desudolor.Misvivenciasduranteelcomayloquemeestabasucediendodesdequedesperté,erantanincreíblesque,probablemente,jamásmeatrevieseacontárseloanadie.

Lataraceaselecayódelasmanosyrodóporelsuelo.Melevantéycogílapiedra,lamismaquemellevóhastaelgranarceantesdedespertardelcoma.Despuésladejésobrelamesadeldespachoymepuseencuclillasdelantedeella.Tomésusmanosentrelasmíasyledije:

—¡Losiento!Nosabescuantísimolosiento.Escribiéremosesanovela,peroconlaideafijadeque será él quién le dé el visto bueno cuando la hayamos concluido. Ese y no otro debe ser nuestropensamientomientrasestemosconlaescritura.¿Meloprometes?

Sonrió.Peronoseatrevióaresponderme.—Los malditos productos que usaban para el tratado de las pieles le hicieron enfermar. La

empresa se hizo cargo de todos los gastos, aún están pagando el tratamiento y su permanencia en elhospital.Enesohemostenidosuerte,unasuertedesgraciada—dijoenuntonoamargoydolorosoquemehizo también daño a mí—. Nos dieron una indemnización cuando se lo diagnosticaron. Con ella noscompramosestacasaynosvinimosaviviraquí.Pero,dequélehaservido,¿dequé?Nohadisfrutadodeello.Nospasamoslavidaintentandosaliradelante,tenercasasmaravillosas.Nosrodeamosdeenseresquesolosirvenpara regalarnuestrosojosynosolvidamosdeque lavidaesotracosaysiemprenosdamoscuentadeellocuandoesdemasiadotarde.

»Acabasdellegar,aúnnotehasinstaladoyyo,envezdeejercerdeanfitriona,hedescargadomipenacontigo,cuandoloquedeberíahaberhechoesenseñarteelpuebloylosalrededoresdelacasa.¡Losiento!Discúlpame,por favor—dijo limpiándose las lágrimasquecaíanpor susmejillas.Despuéssepasólamanoporlamelena,juntosupelocomosifuesehacerseunacoletayloechóhaciaatrás.

Parecióqueconelgestosacudieraaquellospensamientosquetantodañolehacían.—Nohaynadaquedisculpar.Al finyalcabo, soyvuestrabiógrafa,yunabiógrafadebeestar

dispuestaaconocertododelahistoria.Ydebehacerloencualquiermomento,oseaqueniteplanteesquemehasincomodado.Alcontrario.

—Si te parece bien, podemos comenzar mañana por la tarde el trabajo. Voy cuatro días a lasemanaavisitaraSantos.Laciudadestálejosymequedoadormirallí.Nopodríairyvenireneldía.Por ello solo dispongode tres días para que nos reunamos y tomes notas.Cuando esté en el hospitalestarássola.Puedesaprovecharparavisitarelpueblo.Misamigos,lospescadores,estaránparaloquenecesitescuandoyomeausente.Ellosmellevaránalaestaciónymerecogerán,asípodrásdisponerdemicocheporsiquieresmovertedeaquí.Deotraformaestaríasaisladaynoquieroqueesosuceda.

—Notepreocupespornada,todoirábien.Siquieresquealgúndíateacompañealhospital,loharéencantada—ledijesonriendo,deseandoqueellamerespondieraquesí.AnhelabavolveraveraSantos.Loansiabacontodasmisfuerzas.

—Te lo agradezco, pero prefiero ir sola.Ahora, sime disculpas, voy a preparar el almuerzo.Cuandoestésinstalada,siteapetece,puedesbajaraldespachodemimarido.Creoqueesellugarmásadecuadoparaquecharlemossobreél,merefieroaqueallíestarémáscómodarelatándotesuvida.Noentroenéldesdequeleingresaron.Nohetenidovalorparahacerlo,perotardeotempranotendréquevolveraentraryquémejormomentoqueéste.

—Encuantoorganicelaropaenlosarmariosbajo—lerespondí.—Eldespachoestácerrado.Encontraráslasllavesenelprimercajóndelamesitadelaentrada.

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Esperoquenotesorprendaeldesordenquehay.Mientrasesperabaundonante,fueorganizandotodossusdiscosencajas.Selehabíametidoenlacabezavenderlacasa.Decíaquesimoría,laventamedejaríaeldinerosuficienteparaqueyoviviesesinproblemasyenunlugarmenossolitario.Noquisellevarlelacontraria,estabayamuymalyledejéhacer.Peroeso,comolabiografía,tambiénquedóenelaire.Entróencomaantesdequeencontrasenundonantecompatible.Tampocopudoponerelanuncio.Fuiyoquiénlohizo…

Cuando entré en el despacho de Santos encontré todo tal y como lo recordaba. Solo una cosallamópoderosamentemiatención;elretratodeunaaborigen.Estabahechoacarboncillo.Enéldestacabaelcolordelosojosdelamujer.Suiriseravioleta.Lareconocínadamásverla.EraJacinta.

Noséeltiempoquepermanecífrentealcuadroensimismada.—LopintóSantos—dijoReyesquehabíaentradoeneldespacho—.Lohizotomandoelmodelo

deunafotografíaqueacompañabaaunartículo.Estamujerfueunode lospocoschamanesquenoeravarón.SunombreesKanda,significapodermágico,peroSantoslallamabaJacinta,queeselnombredesuabuela.Decíaqueteníalosmismosojosqueella.Esecolorvioletataninusual—dijoseñalándolos—.Los indígenas de la zona la veneran. Afirman que es un espíritu protector. Murió hace más de dosdécadas,concientoveinteaños.SantostieneelmismoRhqueella.ElllamadoRhnulo.

»Al enfermar Santos, cuando le comunicaron que su Rh era nulo y que en el mundo solo locompartíanungrupomuyreducidodepersonas,perdiólaesperanzadeencontrarundonantedemédulacompatible.Siesdifícil,ensucasoloeraaúnmás.Fueentoncescuandocomenzóainformarsedetodoloconcernienteasugruposanguíneo.

»Oficialmente no se tuvo constancia de la existencia de este grupo hasta 1961 cuando seidentificó por primera vez en una aborigen australiana. Sin embargo, antes, mucho antes, hubo unhematólogoqueloidentificóenKanda—señalóelcuadro—.Nolecreyeron,peroéldejóconstanciadesus investigaciones y de los resultados. Santos leyó todos esos estudios y,mientras lo hacía, entre ladocumentacióndelahemeroteca,encontróunafotodelaindígena.Juntoaellaestabalaleyendaqueseleatribuyedeespírituprotector.Dicenque jamáshadejadoestas tierrasymuchoaseguranhaberlavistocaminando cerca del bosque de arces, a pocos metros de él, donde supuestamente se asentaba elcementerioindígena.Seacomofuere,suespíritu,osuleyenda,parecequehaconseguidoprotegeralosindígenasenestazona.Aquíselesrespeta,nocomoenotroslugares,dondeleshandespojadodetodo.Comopodráscomprobarmantienensustradiciones,suformadevidaylamayoríadesustierras.Santoscolgóel cuadroen sudespachoparaqueella leprotegiese.Esomedijo.Creíaconvehemenciaen laindígena,enqueconseguiríasuamparo.

»Desgraciadamente, tengo motivos sobrados para sentir desesperanza. Si despierta, surecuperaciónserámáscomplicadadelohabitual,casiimposible.SololepidoaDiosquesiselotieneque llevar al menosme permita volver a hablar con él, abrazarle y decirle lomucho que le quiero.Necesitovolveraescucharsuvoz,podersentirledenuevo.

—Mesometeréalaspruebasinmediatamente—ledijesindudar.Mirándolafijamente.—Noentiendo—respondióellaconfusa,sinentenderquéleestabadiciendo.—Migruposanguíneoes0ymiRhnulo.Soyunadeesascuarentay tantaspersonasqueenel

mundoposeenRhnulo—leenseñélatarjetaquesiemprellevabaconmigodelLaboratoriodeReferenciaInmunohematológicoFrancés—.SitodovabienySantosdespierta,tendrádonante…

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VerelretratodelaindígenaycomprobarqueeraJacintasupusoparamíunapruebamásdequemiexperienciaduranteelcomahabíasidoreal.Jacintaexistía,peronocomonosotros.Ellapertenecíaaotrolugar.Eradiferentealresto,siemprelohabíasido,pensérecordandolainformaciónquemehabíadado Reyes sobre ella. En aquelmomento comprendí por qué sabía tanto sobre aquel lugar, por quéllevabatantotiempoallí,porquéibayveníaenbuscadelosnuevoshabitantes.Aquelpueblo,enelqueestuveduranteelcoma,eraelmismoqueenelquemeencontrabaenesosmomentos,conReyes.Erasutierra,sulugardeorigen.Jacintasiemprehabíaestadoenél,jamáslohabíadesatendido.Losnativosnoestabanequivocados,suchamananuncaloabandonó.Seguíaallí;encadaárbol,encadapuestadesol,enlalluviaalatardecer,enlasaurorasborealesqueteñíansucielodemalva,escuchandolasplegariasdelossuyos,protegiéndolesdelmal.

RecordéquedesapareciócuandoSantosyyocomenzamosaentendernos,aintimar.Sefuecuandoyodejédeladominecesidaddeescapardeaquellugarymecentréenayudarle.Enrealidad,medije,Jacinta me guió hasta él porque Santos se lo había pedido. Le pidió un donante compatible; que leayudaraaseguirviviendo.Estabaseguradeello.Todoeraproductodeaquelbatirdealasdelqueellamehabló.Lateoríadelcaosqueestavezhabíajugadoconcertezaybuenaventuraconnosotros.Fueenesos momentos de cavilaciones cuando pensé que, tal vez, si Santos no hubiese pedido ayuda a lachamana,aKanda,contantafe,yotambiénhabríamuertoenaquelaccidente,conTorcuato.

Reyesenmudeciótrasmispalabras.—¿Estásbien?—lepreguntéacercándomeaella.—¡Diosmío!–exclamó—.Nopuedocreerlo.Estoesunmilagro.—Esperemosqueasísea,Reyes.Sisomoscompatibles,seréladonantedetumarido.Ycreoque

asívaaser.Algoenmi interiormedicequeestoyaquíporesemotivo,quehe llegadoaestepueblominúsculo,alejadodelrestodelmundo,poryparaello.Nohayotraexplicación.

—¡GraciasaDiosquesemeocurrióponereseanuncio!Denohaberlohecho,ahoranoestaríasaquí.Meparecealgotanmaravillosoyaltiempotanexcepcional.Noséquéhacer,niquépensar.Santos

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tiene que despertar, tiene que hacerlo. Le pido aDios que despierte y que tú seas compatible—dijollorandoemocionada.

—Kanda lo traerá. Estoy segura de ello—dije rozando conmis dedos el dibujo, recordandocuandoJacintameaseguróqueSantosibaaregresar…

Reyessedesplazóaldíasiguientealhospitalconunagrannoticiaparaelequipomédicoyyome

quedéenaquellagrancasasoladenuevo.Loprimeroquehicefuecolocarlataracearojaconformadehojadearceensulugar;enlasuperficiedelpequeñocajóndelbargueñoquehabíasobreelescritoriodemicuarto.Solohizofaltaejercerunapresiónmínimasobrelamaderaparaquelapiedraentraseenelhueco.Aquelhechomediounatranquilidadextraña,fuecomosihubiesecolocadolaúltimapiezadeunpuzleimaginario,comosiSantoshubierapresenciadocómolapiedravolvíaasulugardeorigen.Comosialcolocarlahubieraactivadounresortetanimaginariocomoimportanteymágico.

Duranteaquelloscuatrodíasdediquélasmañanasaescribir.FuirememorandotodoloqueSantosmehabía idocontandomientrasestuveencoma.Volvísobresuspalabrasyrehícegranpartedeaqueltextoqueledejésobreelsofá.AquelloformaríapartedeloqueReyesmecontara,penséentusiasmada.Seríaunanovelapreciosa.ASantosleibaaemocionar.

Dediqué las tardes a recorrer el pueblo. A perderme en sus pequeñas calles o pasear por laavenidacentralquelodividíaendos.Habíapocoscomercios:uncolmadoqueseabastecíadevíveresunavezalasemana,unafrutería,unaboticaquenodisponíadetodoslosproductosfarmacéuticos,sololosdeprimerorden,peroquehacíapedidosdelosmedicamentosnecesariosalaciudad.Dostiendasderegalos.Unhostaldiminutoqueestabacompletoconmesesdeantelación.Unrestauranteespecializadoen comida casera y un pequeño bar con una terraza exterior cubierta por un techo demadera que laprotegíadelalluviaalatardecer.Todoerayestabatalycomolorecordaba.

—Esunpocotardeparasentarsefuera.Enbrevecomenzaráalloverysinomeequivocoesustedforánea—dijoposicionadofrenteamí—.Sinoestáacostumbradaalastormentasyelairequelevantan,estarámáscómodadentrodellocal—yseñalóelcieloencapotado.

—Nosoyforastera,exactamenteno.Conozcoelclimadeeste lugarymegustabastante.Sobretodolalluviaalatardecer—lerespondísonriendo.

—Puesentonces todoestábien—dijosacandouna libretitadelbolsillo traserodesupantalónvaquero—.Dígame,¿quélepongo?...

Eraaltoydelgado,deojososcurosymiradaprofunda.Tenía losdedos largosy finos.Lapieldoradaporelsol.Llevabaelpelorecogidoenunacoleta.Eraeldueñodeaquelbarque,porlasnoches,seconvertíaenelúnicolugardereuniónconmúsicaendirecto.SobretodoJazz.LovisitéloscuatrodíasqueReyes seausentó. Iba todas las tardesy, sentadaen la terraza, repasaba loescritopor lamañana.Hasta que el cielo comenzaba a encapotarse. Entonces, cuando los relámpagos surgían y los truenosretumbaban sobre las montañas, apagaba el ordenador portátil y contemplaba como los colores ibantomando tonosdiferentesy el paisaje se transformabapor completo.Escuchabael sonidode la lluviasobreeltejadillodemaderaycontemplabalospequeñosaguazalesqueseformabanenlacalle.Élsolíaobservarme desde la barra. Me miraba de soslayo. Fijaba su atención en el teclear de mis dedos einclusomeparecióquemásdeunavezsesonriócuandoyogolpeabaelespaciadormolestaporqueésteseatascaba.Nomeincomodabaquelohiciese,meagradabasaberleahí,trasaquellabarrademadera;pendientedemí.Megustabasumiradaprofunda,susrasgos,susgestosvaronilesyaquellabrevesonrisaquenos dedicábamos cuandonuestrasmiradas se cruzaban.La de élmás abierta y decidida, llena deciertodeseoqueatisbéenseguida,lamíamásinseguraydesconfiada.

—Invita la casa—dijo aquella tarde, la cuarta que yo había visitado el local.Y, sin dejar demirar la pantalla demi ordenador, colocó una jarra de cerveza sobre la mesa junto a una ración de

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salmón marinado—. Esta noche tenemos Jazz en directo. Podrías quedarte a cenar y luego a laactuación…,escritora—concluyóvolviendoasonreírme.

—¿Es una proposición de cita? —le dije bajando la pantalla del ordenador para evitar quesiguieraleyendoeltexto.

—Sí.Porsupuestoqueloes.TeestoyinvitandoacenaryluegoaescucharunbuenJazzjuntoaunacopayestecielomaravillosoquesellenadeestrellasencuantolasnubessevan.

—Metemoquenopuedoquedarme.Vivocercadellagoylavuelta,cuandooscurece,noesmuysegura.Aúnnoconozcobienelcaminoderegresoymicochenoeselmásapropiadoparavolveraesashorassinapenasluz.

—¿Eres la biógrafa de Santos, verdad? La que quería contratar Reyes. Son amigosmíos. Nofaltabanunasolanochecuando teníamosJazzendirecto.SantosamaelJazz,bueno,el Jazz,aAute,aSilvioRodríguez…—hizo una pausa y cambió de expresión—. Le echo en falta tantísimo. Solíamoscantar juntos cuando el local se vaciaba—y señaló la guitarra que había sobre el pequeño escenariointerior—.Éltocabayyocantaba.Lacanciónconlaquesiempreterminábamosera¿Quéhagoahora?,deSilvio.Esperoquesalgaprontodelhospital.¡Tienequerecuperarse!—Dijoenuntonollenoderabiaeimpotencia.

—Puedesestarsegurodeello—lerespondí.—Bueno, qué me dices, ¿te quedas a cenar? Te llevaré yo. Puedes dejar el coche de Santos

estacionadoaquí,o lo llevasyyo irédetrásde ti.Aunque tambiénpuedesquedarte.Estamosabiertoshastaelamanecer,comoenlapelícula…,perosinvampiros—dijosonriendo.

«¿Porquéno?»,mepregunté.Y,casialamanecer,cuandoellocalsevacióynosquedamossolosenél,cantólacancióndeSilvioparamí:

¿Dondepongolohallado?enlascalles,loslibros,lanoche,losrostrosenquetehebuscado.

¿Dondepongolohallado?enlatierra,entunombre,enlaBiblia,eneldía

quealfinteheencontrado…

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Reyes regresó al mediodía. Cuando lo hizo yo estaba enmi cuarto, aún con rastros de habertrasnochado,peroyainmersaenlanovela.PreferíaescribirallíenvezdeeneldespachodeSantos.

—VeoquehasconocidoaLucas—dijosonriente,apoyadaenelquiciodelapuerta.—¿Cómolosabes?—lepreguntésorprendida.—Bueno, es el único que cultiva tulipanes aquí—respondió señalando el jarrón que yo había

puestoconellosencimademiescritorio—.Nosécómoconsiguequesusbulbosprosperendurantetodoel año. Debes de gustarle bastante, porque no le regala sus tulipanes a cualquiera —y, mirándomedivertida,meguiñósuojoderecho.

—¿Quétalhaidotodo?—Porelmomentosigueestable,sinmuestrasdecambio,perotampocodeempeoramiento.Eso,

paramí,estranquilizador.Paraelequipomédiconoloes.Deesoqueríahablarcontigo.Hepensadoenvariarnuestrasreuniones.Sinoteimporta,megustaríairdurantetodalasemanaalhospital,permanecerallíseisdíasenvezdecuatro.Talvez,sivoytodoslosdías,sisientequeestoyallí,puedaconseguirquesu estado mejore. Los médicos me han dicho que siempre es beneficioso, pero siguen sin darmeesperanzas.Estoy seguradequeno creenque su recuperación seaposible.No sé,Fabiola, henotadociertodesánimo.Quierointentarlotodo.Siquieresmarcharte,loentenderé.Megustaríaquetequedases.Sé que es pedir mucho, pero te lo agradecería infinito y te doy mi palabra de que si Santos no serecupera…¡Diosquieranoseaasí!,seguiremosconeltrabajo.

—Sevaarecuperar.Regresarácontigo.Lohará.Notengolamenordudasobreello.Encuantoatuideadeirmásdíasalhospital,meparecemuyacertada.Cuantomástiempoestésconél,serámejor.Opinocómotú,debesentirqueestásahí.

»Notepreocupes,notengonadamejorquehacer.Cuidarédelacasayescribiré.Aunquenolocreas tengoyamuchomaterial.Mehashablado tantodeél, tantísimo.También lohahechoLucas.Leadora.Noseatreveavisitarleporquedicequenotienefuerzasparaverleynopoderhablarconél.

»Olvidécomentarte—dijecambiandoeltemadeconversaciónparaqueellanoseentristeciera

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aúnmásdeloqueestaba—,coloquélataraceaensuhueco—señaléelbargueño—,alhacerloencontréestosmarcapáginas.

Estabanhechosconhojasdearce,rojas,deunrojoaterciopelado.—LoshacíaSantos—merespondiócogiendolosmarcapáginas—.Subíaalbosquecasiadiario.

Elegíalashojasmásbonitas.Lasmásrojasylassometíaaunprocesodesecadomanualmuyespecíficoquelesdabanunaspectoytexturacomosiestuvieranhechasdeterciopelo,igualalquetienelatuya.Esdifícilconseguiresatexturaporquelatécnicaselaenseñaronlosindígenasdelazona.Poreso,cuandovilatuya,meparecióextrañoytepreguntéporsuprocesodesecado.Estosmarcapáginasestánenelbargueñoporqueyolossaquédesuestudio.

»Comenzóasecarlashojasyahacerlosmarcapáginasdespuésdeencontrarladocumentaciónsobrelaindígena.Hablóconlosnativosy,pocoapoco,consiguióadentrarseensucomunidad.Fuecomosileadoptasen.Comosilehubieranestadoesperandodesdesiempre.Élmismolocomentaba,medecíaquesesentíapartedelatribu.LosindígenaslemostraronvariasiconografíasdeKandaenmadera.Entodas ellas, la indígena, tenía una hoja de arce roja dibujada en su frente. Desde aquel momento seobsesionóconelsignificadoquelehabíandicholosnativosteníalahoja.Representalafuerza,elarraigoylaprotección.

»Fueplastificándolasunaauna.Teníalaideadeque,cuandoserecuperasedeltodo,cuandolehicieranese trasplantedemédulaquenunca llegó, ibaacomercializarlosparadonar loquerecaudasepara la investigación del cáncer.Creía firmemente en la indígena y en todo lo que la rodeaba.Yo leentendía, tambiénme agarré durantemucho tiempo a cualquier atisbo de esperanza, aunque este fueseKafkiano.Sinembargo,cuandoentróencoma,meenfadécontodo;conelmundo,conlamedicina,consushojasdearceyconlaindígena.Quitésufotodeldespacho.Laguardéenuncajón,perocuandolohiceSantosempeoróy,asustada,ladevolvíasulugar.Dondeestáahora.

—¿Ylosmarcapáginas?—Enfurecidaloslancéaljardínelmismodíaquequitéelcuadrodeldespacho.Lostiréhaciael

campo.Elvientoquehacíaaquellanocheloslevantóenaire.Selosllevó.Desaparecieronduranteunosminutosyvolvierona caer amispies comosi fueranunbumerán.Meparecióque seperdieronenelcielo,quefueronyvolvierondesdemuylejos.Fueunasensaciónextraña,mucho.Asustadamearrodilléy, llorando,pensandoqueaSantosaquello lehubiesehechomuchodaño,preguntándomequiénerayoparahacerloquehabíahecho,losrecogí.Sehabíanmanchadodebarroporloquefuilimpiándolosunoaunoconelextremodeldelanterodemichaqueta.Alhacerlocomprobéquefaltabanlashojasdedosdeellos.Noestaban.Elplásticoestabaintacto,perolashojasnoestabanenelinterior—losbuscóymelosdio.

Escuchándolarecordéelbailedelashojasdearceaquellanocheenelrestaurante.Unescalofríorecorriómicuerpoalcomprobarque,efectivamente,Reyesteníarazón,eraimposiblequelashojassehubierandesprendidodelplastificado.

—Esposible que no tuvieran las hojas dentro, que fuese un fallo deSantos—dije con la vozentrecortada.

—No lo sé.Nome paré a pensarlo. Los volví a colocar todos juntos y los subí al bargueño.Llevanahíunosnuevemeses.Creoqueelmismotiempoquetuhojadentrodetuagenda.

—¿Quéquieresdecir?—lepreguntéintranquila.—Puesquedesdequehasllegado,todosemehacediferente.Quizáspiensesqueestoyloca,que

meagarroacualquiercosa.YsilohacestienesrazónFabiola.Verás,elquetugruposanguíneosea0RhnuloyqueesahojatuyaseatanigualalasqueSantossecabayplastificaba,meparecealgomásqueunacoincidencia.Comienzoacreerqueesaindígenaestáhaciendodelassuyas,queSantosteníarazón.Miesperanzahavuelto.Estonoesunacoincidencia,esalgomás,algoquesemeescapa,quemehacesentirquemimaridoestámáscercaderecuperarse.

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—Cómovoyapensarqueestásloca,nisemehapasadoporlacabeza.Esciertoquelashojasson muy parecidas a la mía, pero la mía no puede ser una de las de Santos —mentí. En aquellosmomentosyopensabalomismoqueella.Hubierajuradoquemihojapertenecíaaunodelosdosmarcapáginasqueestabanvacíos.

Peronopodíadecírselo.Nomecreería.Nadieloharía.

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Trascurrieroncincomeses,veintelargassemanasenlasquevivícasiensoledad.Pocoapoco,sin darme apenas cuenta, me convertí en parte de aquella inmensa casa y ella de mí. Conocí a susespíritusyaprendíaconvivirconellos,porqueallí,cadaobjeto,cadarincón,cadaárbol,cadagotadeaguaoráfagadeviento,teníansupropiaánima.Noeranecesarioverla,solohacíafaltasabersentirla;yyohabíaaprendidoahacerlo.

Todaslastardes,antesdequeelsolcomenzaraacaerenelhorizonte,cerrabamiordenador,medaba una ducha,me ponía los vaqueros, la chupa,me calzaba los deportivos y salía en busca de unpedazodefelicidad.Esaquecabeenunbolsillo,quenoocupa,perollenadevidaymagiaelalmayelcorazón.

MisitioenaquelbarllamadoLavidaavecespasódeseraquella terrazaenunamesaconlasmejoresvistasaunhuecoenlabarradelbardeLucas,juntoaél.Aprendíahacermezclasdebebidas,aagitarlacocteleraconmásomenosfuerzayrapidez,dependiendodesilamezclanecesitabaserbailadaaritmodelrock,o,porelcontrario,requeríalasuavidaddeunabalada.

No dejé de informar a Ezequiel de cuál era mi estado y delegué en él todo lo referente alaccidente.Nohubojuicio.Elconductordelcamiónhabíafallecidoenelsiniestroypreferí llegaraunacuerdo.Quiseborraraquelcapítulodemivida.Ezequielmecomunicósudecisióndevolveracasarseyyolemanifestémialegríaporsufelicidad.Mehizollegarlosdocumentosdeldivorcioyunacopiadelcontratodeventadelacasaquefirméyasinnostalgia,sinningúntipodedolorporquehacíatiempoqueyo no pertenecía a aquel lugar. Seguimos comunicándonos vía redes sociales y de vez en cuando porSkype.Élmecontabaeltrascurrirdesusdíasyyolehacíapartícipedemisquehaceresdiarios.Lavidadeambos fuecambiandopaulatinamenteyamejor, comonuestraunión.Le insistí enquenosvisitara,peroél siempremeponíade excusa loskilómetrosquenos separaban, lashorasdevueloque,decía,estabaseguroqueCarlanosoportaría.Peroyosabíaqueella,Carla,teníamiedo,yéstenoeraavolar,sinoamí.Yaunquesumiedoerainfundado,laentendía.Amímehubierasucedidolomismo.

Durante aquellos meses no dejé ni un solo día de escribir la novela de Santos, su biografía

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novelada. Llegué al capítulo final de la misma con cierta preocupación y paré. Lo pospuse porquerecordabalaqueescribíestandoencomaycómoalconcluirladesperté.Aquelpensamientonodejabadedarvueltasenmicabezaunayotravez.Teníalasensacióndequecuandolepusieraelpuntoyfinalalgoinesperadoibaasuceder.Aquellaincertidumbrefueloquemehizoirretrasandosuconclusión.

—Tengo la biografía casi terminada, solome faltanunospárrafos—le comenté aLucas aquelsábadodelaprimerasemanadediciembre.

—Y,¿quévasahacer?—mepreguntóconlapreocupaciónasomandoensumirada.Dejólaguitarraapoyadaenlasilladondeestabasentadoysemetióenlacamaconmigo.Hacía

mesesquemequedabaadormirconél.Luego,amediamañana,despuésdedesayunar,yoregresabaalacasayélaponerenordenelbar.Meabrazó,acariciómipeloyesperómirespuesta.

—TerminarlaydárselaaReyes.Peronosécuándo.Tengomiedodeponerleelpuntoyfinal.—Nomerefieroaeso.Cuandolotermines,¿temarcharás?—Nolosé.—Nopuedesirte.¿Quéharíayosinti?Quieroquetequedes.—He estado buscando una casa, pero no hay nada en venta y menos en alquiler. Esto es tan

pequeño.Estátanprotegidoquenoexisteposibilidadalgunadeconseguirniunamíserahabitación.¡Esimposible!

—Quédateavivirconmigo.Enrealidadcasiloestáshaciendoya.—TequieroLucas—ledijemirándolealosojos—,tequieromucho,peronovoyavivircontigo.

Séquesilohagolamagiaquerodeanuestrarelaciónseiráyendopocoapoco,ynolosoportaría,noquieroqueesomesucedanuncamás.Además,hesopesadolaposibilidaddetraeramimadreconmigo.Su enfermedadesdifícil ynecesitademucho tiempoypaciencia.Nopuedopermitir que cargues conello.Quieroquesusúltimosdíaspaseelmayortiempoposibleconmigo.Comoves,lotengodifícilparaquedarmeaquí.

—Nopuedopermitirquetevayas,novoyapermitirqueesoocurra…Reyesvolvióeldomingo.Entróenlacocina,sepreparóuncaféysesentóenlamesasinhablar.

Nitansiquiera,comoeracostumbreenella,mediolosbuenosdías.Aquellamañana,despuésdevolverdecasadeLucas,mepuseaescribiryterminélabiografía.

Queríadárselacuandollegase.Tenía losfoliosapiladossobre lamesade lacocina,preparados.Peroella,apesardequelosvionoparecióprestarlesatención,losretiró,losapartodesuladocomosilemolestaseny distante y cabizbaja, comenzó a soplar sobre la taza de café humeante que terminabadehacerse.

—¿Estásbien?—lepreguntésentándomedesconcertadaasulado.—Losmédicosmehanpedidoquetomeunadecisión.Santosestápeoryyanotienenesperanzas.

Dicenquehayquetomarunadecisiónloantesposible.—¿Meestásdiciendoquequierendesconectarle?—lepreguntéconlavozahogada.Noseatrevióadecirnada,solomoviósucabezaycomenzóallorardesconsolada.Meabracéa

ellasinsaberquédecirle.—¿Podrías acompañarme el lunes?No puedo hacerlo sola, ¡no puedo! ¡Diosmío! ¡Diosmío,

tengoelalmarota!Llevéconmigolosfoliosencuadernados.Laportadaeraunahojadearce,peroestaveznoeraun

dibujo.Peguéenelfoliomihoja,porqueerasuya,siemprelohabíasido,pensé.Lohiceconlaesperanzadequeaquellahoja,delmismomodoquemehabíallevadoamíjuntoaSantos,lotrajeraaéldevuelta.

DosenfermeraspasaronamiladomientrasyoesperabasentadaaqueReyesterminasedehablarconelequipomédico.Comentabanentusiasmadasquehabíanescuchadoqueaquellanocheeraprobable

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queseapreciaraunaauroraborealylasuertequeteníandenoestardeguardia.Planificabandesplazarsealpueblo,alasmontañas,paraverlaensumáximoesplendor.

—Loharánesta tarde—dijoReyes llorando—.Medijistequequeríasverle, ¿recuerdas?Hasescritosuvidaycreoquedeberíashacerloantesdequesemarcheparasiempre.Dalelanovela,quieroqueseladestú,¿podráshacerlo?—mepidiócasienunasúplicaqueatendí.

Medoliómirarle,noescucharsuvoznipoderverelgrisdesusojos.Pero le sentí.Sentíquepodíavermeyescucharme,queaúnhabíaunapartedeélquepermanecíaallí,quenosehabíaidodeltodo.Meacerquéasuladoycoloquélosfoliosbajosusmanos.Lahojadearcequedótapadaporellasalcompleto.Despuésmeacerquéaélylesusurréaloído:

—Reyesteespera.Yotambién.Hoyelcieloseteñirádemalva,habráauroraborealynoserálomismosinti.

»He terminado la novela.Tienes que volver para enviársela a tu hijo.Llama a Jacinta.Dile aKandaqueteayudearegresarporqueyatienesdonantedemédula.Santos,soy0Rhnulo,comotú.Ylaspruebashandemostradoquesomoscompatibles.¡Regresa!Tienesqueregresar.

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Sucedió dos horas después de que yo saliese de la habitación. Reyes entró en la cafeteríallorando.Vicómomebuscabanerviosa.Melevantécomounresorteyfuihaciaella.Seabrazóamíy,emocionada,me contó cómoSantos comenzó amover los dedos.Cómoacariciaba la hojadespacioyque,cuandoelpersonalsanitariointentóquitarlelosfolios,ejercióunafuerzainusualparaevitarlo.

Larecuperaciónfuelenta.Tuvoqueaprenderahablar,acaminareinclusoacomersolo.Duranteloscasicincomesesquedurósurehabilitaciónlevisitévariasveces.Comoesperaba,nomereconoció.CuandoReyesleleyópartesubiografíanovelada,seemocionóyquisohablarconmigo:

—No entiendo cómo has conseguido captar todo esto, plasmar de esta forma tan personalmissentimientos,todoloquehevividoyloquequeríadecirleamihijo.

—Bueno, Santos, no es tan extraño, aparte de tener unos muy buenos documentalistas—dijemirandoaReyesyaLucasquenosacompañaban—,túyyosomosalgoparecidoalosgemelosidénticos—sonreí—, no olvides que compartimos algo muy importante y demasiado inusual; nuestro Rh nulo.Somosunararaavis.

—GraciasFabiola,graciasportodoloquemehasdado.Jamáspodrépagarteloquehashechopornosotros,pormí—medijovisiblementeemocionado.

»Reyesmehacomentadoqueestáspensandoenestablecerteaquíyquenoencuentrascasa.Enlacallecentraldelpueblohayunpequeñolocalquecompramosalllegar.Elpisosuperioresunaviviendaquetambiénesnuestra.Loadquirimospensandoenquesimerecuperabapondríamosunatiendaenél.Unatiendaconartesaníaindígena.Hiceamistadconlatribulocal.Loteníatododispuesto,peroenfermé.Siquieres,laviviendaquehayenelpisosuperiorestuya.Puedesutilizarlatodoeltiempoquequieras.Enrealidadibaaserelalmacén.

—Nopuedoaceptarlo—ledijeemocionada.—Claroquesí.Loharás.Además,aúnnosquedalopeor;eltrasplante.Queremosquedurantela

recuperaciónestéscercadenosotros,sobretodoloquiereLucas—ylemiró…

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Antesdel trasplanteocupéaquelpequeñopisodedoshabitaciones.Organicétodolonecesario

paratraeramimadrecuandoyoestuvierarecuperadadeltodo.Coloquémialdabadoradaenlapuertadeentrada,enmicasa,porqueaquellugar,pequeño,carentedelujosabsurdoseinnecesarios,eramícasa;lacasaquejamáshabíatenido.

Teníaunagranazoteaquedabaalasmontañas.Desdeallísepodíanverlasaurorasboreales,elbosquedearcesyelcementerioindígenaquenadieencontrabayqueyo,extrañamente,divisabaentrelanieblacadaamanecer.Allí, entre las tumbasqueexhibíansuspeculiaresycoloridosadornos, tambiénestabaKanda.Mesonreía,nopodíaversuslabios,perosentíasusonrisaysumiradapuestaenmí.Yvolvíalastardesdelluvia,alrojodelashojasdearce,alvientopremonitoriodetormentayloscielosmalvas.

—Yahora,¿dóndevamos?—mepreguntóLucasaquellatarde,despuésdequenosdiesenelaltaaSantosyamíenelhospital.

—Segundaaladerecha—lerespondí—,yluegorectohastaelamanecer.—¡Quédirecciónmásrara!—exclamóélmirándomefijamente.Yyolebesé…Jamáslecontémihistoriaanadie.Sabíaquenomecreerían.Nadieloharía.

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