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Y SUS ÍIEYOL'JCIONES. 1UÍ 1 haber ninguna clase de veje tales , así es que inme- diatamente se ir;iLó tío que saliese una partida para alejar los enemigos y que quedase libre el paso a los introductores de subsistencias. El coronel Don José Antonio Peña se puso al frente de la fuerza es- pedieionaria , pero apenas habia salido fuera de murallas cuando empezaron las guerrillas a atacar- lo tras de los metíanos o inontecillos de arena que las circundan : este genero de ataque que se pro- longó todo el dia sobre ardientes arenales y en un cielo abrasador como lo es el de Vcracruz , fatigó de tal manera la tropa de Peña, que sin haber lo- grado mayores ventajas se vio obligada a regresar con bastantes enfermos de los cuales murieron no pocos incluso el comandante mismo. A mediados de este año salió de Méjico para to- mar partido por la insurrección un hombre que acababa de hacer sus estudios jurídicos en el cole- jio de San Ildefonso y se llamaba D. .Tose Fernandez Félix : esío hombre es el celebre Guadalupe Victo- ria que después lia hecho tanto ruido en Méjico y cuyo nombre desde entonces se halla enlazado con los principales sucesos de la nación : Victoria hizo sus principales campañas en la provincia de Yera- cru/y llegó aserenellael gefe principal délos insur- jentes aunque ou los primeros momentos no tuvo si- no el carácter de subalterno. En -181-1 no hubo otra cosa notable en la provincia de Yeracruz reía- www.senado2010.gob.mx

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haber ninguna clase de ve je tales , así es que inme-diatamente se ir;iLó tío que saliese una partida paraalejar los enemigos y que quedase libre el paso alos introductores de subsistencias. El coronel DonJosé Antonio Peña se puso al frente de la fuerza es-pedieionaria , pero apenas habia salido fuera demurallas cuando empezaron las guerrillas a atacar-lo tras de los metíanos o inontecillos de arena quelas circundan : este genero de ataque que se pro-longó todo el dia sobre ardientes arenales y en uncielo abrasador como lo es el de Vcracruz , fatigóde tal manera la tropa de Peña, que sin haber lo-grado mayores ventajas se vio obligada a regresarcon bastantes enfermos de los cuales murieron nopocos incluso el comandante mismo.

A mediados de este año salió de Méjico para to-mar partido por la insurrección un hombre queacababa de hacer sus estudios jurídicos en el cole-jio de San Ildefonso y se llamaba D. .Tose FernandezFélix : esío hombre es el celebre Guadalupe Victo-ria que después lia hecho tanto ruido en Méjico ycuyo nombre desde entonces se halla enlazado conlos principales sucesos de la nación : Victoria hizosus principales campañas en la provincia de Yera-cru/y llegó aserenellael gefe principal délos insur-jentes aunque ou los primeros momentos no tuvo si-no el carácter de subalterno. En -181-1 no hubootra cosa notable en la provincia de Yeracruz reía-

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uva a la insurrección : por toda clia hormigueabaislas partidas de sublevados, pero nada se organizak¡,los £feíes no eran aun todavía conocidos y lodo se ha-llaba como en embrión.

Provincias de Nuevo Santander (Tarnaulipas) , NuevaReino de León, Coauila y Tejas. — -18-1 \ ,

Luego que el vírey Venegas supo que Hi<falyo-ysus compañeros, derrotados en Calderón, habían re-suelto introducirse por Tejas en los Estados-Unidos,se resolvió a prevenirlos ocupando anticipadamen-te por fuerzas españolas el íerritorio por donde seproponían salvar la frontera : al efecto formó enVeracriix una división compuesta de cerca de qui-nientos hombres do todas armas a las ordenes delcoronel 1). Joaquín de Arredondo, la cualdebia ha-cer el viaje por mar y desembarcar en Malagorda,mediano fondeadero de la provincia de Tejas. Comoia navegación por estas costas era poco común enaquella época, los marinos españoles pusieron mildificultados haciendo ver los riesgos que corría laespedicion en barras peligrosas y desconocidas. Elvirey que no tenia mucha jjeute disponible se pene-tró de la dificultad de reemplazar la espediciou sise perdía, y en consecuencia no se pensó ya en que

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fuese sino a Tampieo, dando orden a su coman-dante para que una voz llegado a este puerto salie-se de el a la mayor brevedad para tomar la delan-tera a Hidalgo e impedirle su evasión.

Laespedicion salió de Veracruz el 15 de marzoen el bergantín de guerra Rejcncia mandado porD. Gonzalo de TJlloa y en las dos goletas San Pabloy San Cayetano que iban igualmente a sus ordenes.Estos buques fondearon sin contra tiempo el 4 9 delmismo en la barra de Tampico y el 20 desembar-có toda la tropa que se alojó en Pueblo Viejo dondedescansó ocho dias, pasados los cuales hizo su pri-mera jornada para Allamira. A la llegada de Arre-dondo a este punto se le reunieron las fuerzasde Colonia que habían permanecido adictas al go-bierno español y también las que habían tomadopartido por los ínsurjentes y se contrapronunciu-ron como antes se ha dicho. En principios de abrilemprendió Arredondo su marcha para Aguayo yantes de llegar a este punto supo en la hacienda delCojo )¡i prisión de Hidalgo y sus compañeros; aun-que con esta ocurrencia había cesado el motivoprincipal de la espedicion, todavía a su gefe no leíidló en que ocupar !a tropa que mandaba.

Desde luego se estrenó Arredondo en Aguayocon el suplicio de Herrera y sus compañeros que ¡eentregaron los que con ellos militaban, y reforza-da su división muy considerablemente con las tro-

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pas que se 1<! unieron y con ios voluntarios que le--vanló so puso en estado de acabar con los restos deinsürjentes que existían por aquellos países, sufo-cando cu ellos poi' este año los conatos que había ensus habitantes a sublevarse contra el gobierno espa-ñol. Tres hombres eran los gefcs mas visibles délosinsürjentes en aquel rumbo. Fray Juan Yillerias,I). Mateo Acuña, y Bernardo Gómez de Lara porsobrenombre H u a c a l .

!•][ 4 de mayo salió Arredondo de Aguayo con elobjeto de perseguirlos a lodos , y al electo formódos partidas considerables de caballería, de las cua-les •yna destinó á Palmillas contra las fuerzas deAcuña, y la otra a la persecución de Villerias queandaba por liio-lilanco con algunos cañones y nu-mero considerable de gente mal armada, el mismose reservó el resto de la fuerza con la cual quedóen el paraje l lamado Salto, primera jornada en e!camino de Aguayo a Tula. La partida destacadacontra Acuña se encontró en Los-Ebanos con tres-cientos hombres de la fuerza de este que fueronatacados y se pusieron en fuga a la primera cargaque se les dio, perdiendo en ella el equipaje y íasprovisiones de boca que se llevaron al campo deArredondo : este con la ventaja obtenida continuópara Jama ve y Palmillas que a su.aproximación leabandonaron los insurjeuics. En e! ultimo de es-íos puntos bizo alto toda la división por algunos

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días, así para aguardarla partida que contra Villo-rías había sido destacada, como pura mandar guer-rillas que despejasen el pais. El dia -10 llegó la no-ticia de la derrota de Villerias ; esta se verificó enTanque Colorado y en ella perdió el fraile ocho ca-ñones, n nidio parque, algunos muertos y mas prisioñeros, todo lo r;ual se condujo al campo de Arredon-do , donde de los prisioneros se fusilaron unos, seazotaron a otros, y se dio libertad a los que queda-ban : el resto de las fuerzas de Villerias que todavíaeran considerables se dispersó, y el mismo fue presoy muerto en Mateuaía por una par t ida de urbanosdel Mineral del Catorce que llegó oportunamente,lí ciinidas a la división de Arredondo las partidasque había destacado en persecución de los insurjen-tes, avanzó con todas sus fuerzas sobre la villa deTula, ultima población de la provincia deNuevoSan-tander (Tamaulipas) que confina con el Valle delMaíz perteneciente a la provincia de San Luis.

El tí) de mayo salió de P a l m i l l a s la división es-pañola y al dia siguiente campó cu la Noria : enesa misma larde fueron atacadas las descubiertas deArredondo por las fuerzas de Acuña que obtuvie-ron sobre ellas algunas ventajas, pero que persegui-das nuevamente por una partida de caballería se vie-ron obligadas a retirarse. El 2-i a] amanecerse pre-sen lo la división española a la vista de'íula : losiasur-jentes hicieron una defensa débilísima y luego que

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ios Españoles empezaron e! ataque aquellos se fu-garon , dejando varios prisioneros, entro ellos a sugefe Acuña que fue pasado por las armas • de losotros, unos fueron destinados a presidio y los de-más azotados. Quedaban todavía en las rancheríasde las inmediaciones de Tula y campos algunas pe-queñas reuniones armadas, pero en pocos dias fue-ron disipadas por las partidas de Arredondo quelas persiguieron hasta en los montes.

El 44 de jun io nidio Arredondo de Tula pararegresar a Aguayo que elijió por su cuartel gene-ral, en razón de ser esta villa de mayores recursosy lamas central de la provincia. Antes de llegar aeste punto supo Arredondo que entre Labradores yRio Blanco había unas partidas deinsurjentes, e in-mediatamente destacó una fuerza considerable pa-ra que los persiguiese, como lo hizo sin dejarlosdescansar hasta el pueblo del Pantano, punto con-finante con las provincias de San Luís, Nuevo Rei-no de León y Nuevo Santander, y en el cual seinformó su comandante que Mateuala había sidoocupado por los insurgentes el 9 de jimio.

Así había sucedido en efecto : Bernardo Gómezde Lara , por sobrenombre Huacal , había logradoformar una partida de cosa de trescientos hom-bres y con ella se presentó en Mateuala; este lugarse hallaba sin guarnición y sus vecinos despreveni-dos, de manera que Huacal se apoderó de el sin di-

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ficultad, y cometió los mayores escesos fusilando alsubdelegado, saqueándola población, y obligando alos vecinos a que sirviesen en sus filas. Los que lo-graron escaparse del pueblo , instaron al cura deíCatorce, Semper, nombrado por Calleja, caudillomilitar de aquellos distritos, para que los libertasede un hombre como Huacal , y csíe se determinópor l i l i a bacerlo : al efecto reunió todos sus fuer-zas que llegarían a cien hombres, con las cuales ycon tres pequeños cañones se situó la noche del 20en el rancho de Carboneras muy próximo a Mateuala.

Para favorecer la expedición de Sempor habíasalido de San Luis cou dirección al mismo pun-to, pero por el camino de los Laureles, otra parü-da a las ordenes del teniente D. José Velazquez. Ladivisión que habia destacado Arredondo se aproximótambién en el mismo diacon animo de atacar a Ma-teuaia el siguiente, pero por rumbo opuesto e igno-rante de los designios y aun do la cercanía de Som-per, como esl.e lo «slnbn do las operaciones y de laproximidad del olro. Klcomandai i lc déla fuerza deArredondo al amanecer del dia2Í atacóy aun puededecirse que sorprendió aHunca!. Los que militabanpor esle, npesar de la sorpresa probaron a mante-nerse luir ici ido resistencia en las casas quelesserviande cuarteles y aun en las calles, m tinos y otras semantuvieron por algún tiempo, pero al i iu no ha-biendo podido concertar sus movimientos fuero»

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desalojados y huyeron en dispersión por las variassalidas del lugar. Cuando Semper se preparaba pa-ra saür al ataque oyó desde Carboneras el tiro Leoqi ie l iabia en Maíeuala, y creyendo que era Vela/quezquien íiabia empeñado la acción se apresuró paraauxiliarlo : a las inmediaciones del pueblo se encon-tró con los jujitivos y dispersos de Huacal que singran trabajo acuchilló, y de los cuales tomó mu-chos prisioneros, pernal enlrar eu el puéblese hallócon tropa desconocida que no tardó en saber perle-necia a la división de Arredondo. Huacal salvó porentonces y señaló su fuga con varios asesinatos deautoridades y particulares que sospechaba haberanimado a las fuerzas españolas .para que lo persi-guiesen : mas adelante fue hecho prisionero y eje-culado en la caree! de San Miguel el Grande.

Knlre tanto Arredondo acabó con las pocas par-tidas que restaban de insurjentcs por los pueblos deRevilla , líeinosa, San Fernando y Camargo, y con-cluidas ias operaciones militares se dedicó a per-seguir civil y criminalmente a los que en la provin-cia eran o el suponía alectos a la insurrección. Losvecinos nías notables de aquellos pueblos tuvieronque sufrir mil vejaciones en sus personas, bienes y fa-milias, sin escl u ir de este numero algunos decidi-damente declarados por la causa española.

Las mas groseras imputaciones, las denuncias masdestituidas de verdady aun verosimilitud,eran la base

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de las persecuciones que se emprendían contra hom-bres pacíficos, que permanecían presos meses y años,hasta que se hallaba el numero de testigos falsosque secreian necesarios para dar una apariencia dejusticia, a los caprichos, odios y animosidades del co-mandante. D. Bernardo Gutiérrez de Lava, vecino deíievilla, solo salvó la vida fugándose a los Estados-Unidos, pero perdió todos sus bienes que se le con-fiscaron : í). Hilarión Gutiérrez, 1). Joaquín Vidaly el cura de Aguayo Garza estuvieron presos congrillos y esposas mucho tiempo, y no salvaron la vi-da sino con mucho trabajo ¡ipesar ile que ningunode ellos era aféelo a la insurrección. (Ni a u n los ¿Ri-ciales de los cuerpos que hacían parle de la cspedi-eion se libertaron délas persecuciones de Arredon-do; los fiscales de las causas de infidencia que seformaban por su orden, eran especialmente molcs-lados hasta el caso de procesarlos a ellos mismos,cuando no acusaban con c\ rigor que se les cxijia.

Con estos procedimientos y <'<>n la licencia quese concedía al soldado, los ánimos lejos de aquietar-se concibieron el encono mas profundo contra Ar-redondo, su tropa y la causa que defendía, y de aquíimr.ifH'on las nuevas tentativas que mas adelante vol-vieron a encender la insurrección en aquellas pro-vincias. Kn esta cspedícion hizo sus primeros en-sayos militares 1). Antonio López de Sania Ana quedespués ha hecho tanto ruido en Méjico y que hasta

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lioy halila con entusiasmo cíe las premias de Arre-dondo como (jefe militar y político paro el ejerciciode la autoridad en ambos ramos.

Espedlcion contra Ziíacuaro,Ejercito del centro.

El año de 4 SU concluyó con la espedicion con-tra Zitacuaro que había sido el punto que hasta en-tonces lograba mantenerse contra los Ks pañoles cu-yas fuerzas, varios veces derrotadas, le dieron la re-putación de invencible. El virey Yenegas conocía 'aimportancia de mantener el honor de las armas Es-pañolas probando la superioridad de ellas sobre las-de los insnrjenLes por resultados que sostuviesen opudiesen restablecer su prestijio : ademas no se leocultaba que aunque la Junta de Zitacuaro nada eramenos que un gobierno, con raxon o sin ella lleva-ba el nombre de tal; y que reconocida bajo csíe con-cepto por casi todas las partidas insurjentes, al finpodría con el tiempo fortificar su autoridad y ad-quirir la importancia real de que antes había care-cido : estas consideraciones y la de que los ínsur-jentes ocultos de Méjico combinaban mas fácilmen-te sus operaciones con los que se bailaban en unpunto íijo que con los que circulaban por los cam-pos y pueblos sin fijarse en ninguna parte, de-terminaron a Yenegas a hacer el ultimo esfuerzo

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y ensayar un golpe decisivo sobre un punto quetantos cuidados y embarazos causaba al gobiernoy suscitaba resistencias considerables contra las ope-raciones de la administración española.

La reputación del ejercito del centro y de su gefeel general Calleja, permanecía basta entonces intacta,y esto no es indiferente para las operaciones de laguerra ; ul vi rey pues no dudó que este gefe con suejercito eran los que debían encargarse de la espcdi-cion, pero receloso todavía de algún revés, procuróasegurar el suceso de manera que cu ningún eventolos resultados fuesen desfavorables a la causa españo-la. El plan era de ataca?, la plaza y forzar los puniosde fortificación, pero como se temía queestonoíuesoposible según la idea exajerada que se ¡sabia forma-do de la posición de Zitacuaro, de las fortificacionesque se decía haber en ella, y del numero y calidadde. los defensores que se le suponían : se preparótambién cuanto podía ser necesario para ponerle unsitio formal ; los obuses no habían sido hasta en-tonces conocidos en Méjico, y el vircy se vio en lanecesidad de mandarlos construir encargándose deesta obra el coronel deartilleriaPonce, que la desem-peñó pronto y bien en clase de director, pues el con-structor lo fue el celebre Tolsa.

Desde agosto Yenegas se ocupaba de preferenciade la espedicion de Zitacuaro y apresuraba los in-mensos preparativos que para el caso se hacían y

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<¡ue pedia el general Calleja : en fines de octubre suconcluyeron por fin y marcharon para Toluca don-de ( le l i i an quedar depositados hasta que llenase elcaso de necesitarlos. El virey no abandonaba su pri-mera idea de (pie Zitacuaro fuese desde luego aco-metido y se aorrase el gobierno españollos gastos,embarazos y dilaciones de mi sitio, partido que solosu deberla lomar cri oí caso de no poderse lerrni-uar de otra manera el negocio : en consecuencia ypara asegurar rl éxito formó su plan de ataque des-pués de haber lomado de los prácticos del terrenocuantas noticias pudieran ilustrarlo sobre la situa-ción, de la plaza y los medios de penetrar en ella. Es-te plan estaba reducido a ocupar,, los tres únicospuntos por los cuales con nías o menos dificultadse puedo entrar ó salir de Zitacuaro y son Tuspan,los Laureles y San Mateo, destinando a ellos oirásUní Las divisiones (pie obrasen de concierto avanzan-do simultáneamente sobre la plaza para atacarla, ositiarla en el caso de que no pudiese ser tomada a\ivu fuerza : Porlier con las fuerzas que tenia en To-luca deliin cubrir el camino de San Maleo, y Callejado las del ejeivilo del eeul.ro debía l'ormar dos sec-ciones, la una para oeupar el camino de Tuspan alas ordenes de un ge i e de su ejercito, y la otra quedebia mandar inmediatamente el mismo destinada aintroducirse por el de los Laureles.

Este plan, en cuyo arreglo se había trabajado tan-'

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lo, que realmente había sido concebido con acier-to, es tendido con precisión y claridad, yene) cuallodo se hallaba previsto,fue remitido a Calleja amediados de oclubre para su ejecución, dándole almismo tiempo orden para que se pusiese en movi-miento a la mayor brevedad posible; pero este ge-neral que cada din afectaba mas independencia delvi rey, llevó a mal que se le prescribiese el pormenorde las operaciones de campaña, y después de haberhecho por escrito contra las que se le mandabanponer en practica, aljjunas reflexiones en estilo muyamargo, acabó por renunciar el mando del ejercito.

Yenegas que lo necesitaba, aunque picado de una con-ducta semejante, no se atrevió a admitirle la re-nuncia, pero insistió en la' ejecución del plan: en es-tas contestaciones se pasó lodo el mes de noviembre,y no es posible saber en lo que habrían parado siia aparición de las fuerzas de Morelos en las inme-diaciones de Toluca no hubiese venido a embara-zar !a cooperación de Poi-lier al proyectado ataquede Zitacuaro, y de consiguiente a hacer irrealizableoí plan prescrito por el vircy ; desde entonces estepudo ya ceder de sus ideas de una manera decorosa,y el otro se halló ya libre para disponer la marcha yoperaciones del Ejercito del Centro del modo que leconviniese.

Calleja, antes de moverse de Guanajuato, publicóuna especie de bando cuyo contenido era una serie

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de insultos a la junta deZitaeuaro y de amenazas alos que la obedeciesen, v este (¡cieno se avergonzó' tí (.1

(íereprodueh'en semejante pieza la oferta de recom-pensar con diez mil pesos al que entregase a Rayónvivo o muerto o a cualquiera de los otros miembros dela, Junta, hecha el año anterior por el virey contralíidalgo y sus compañeros. El general español seocupó on scíjuida de reunir las diversas divisiones delKjci 'ciio del dentro que se hallaban diseminadas envai'ios puntos, señalando el pueblo de Acambaro pa-ra la reunión de todas: Castillo Buslamanle, García("onde (D Die^o), Menczo y los demás gefes se pre-sentaron en dicho pueblo en el periodo señalado,de manera que a principios de diciembre Callejapudo ya emprender su marcha, corno lo verificópara San Felipe del Obraje, punto intermedio entreMéjico y Ziíacuaro, donde debía recibir todos losútiles de guerra que se le enviaban de la capital.

EN 2 de diciembre llegó e! ejercito a este puntoy en el permaneció hasta 22 del mismo en que seemprendió la marcha para Zitacuaro que fue peno-sísima, asi por la estación que siendo la del invier-no era la menos a proposito, como por la asperezanatural del terreno formado todo de sierras y preci-picios, sin caminos abiertos y las veredas cubiertas to-das de nieve y hielo. La posición de Zitacuaro es en eleentro de una serranía de doce a quince leguas de diá-metro, formada de elevadas y ásperas montañas cu-

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tuertes de tan espesos bosques que difícilmente pe-netran por ellos algunos débiles rayos del sol : sussendas que no merecen el nombre de caminos, aunen el buen licinpo, son casi intransitables por susprecipicios y las barrancas que se suceden en ellas sininterrupción : el horizonte se halla casi lodo el año,pero especialmente en la estación del invierno, cu-bierto de nieblas densas acompañadas a !a vez de\ientos, nieves y hielos que producen resbalanderosen las laderas y pantanos en los vajios.

En el centro de esta serranía se encuentra un me-diano valle con una pequeña al tura , on cuya falda sehalla situada la villa deZilacuaro, que hasla entóneosse había mantenido coníra los Españoles y ¡a cual ocu-paban las fuerzas déla J unía que ísoeseedian de cuatromilhombres capaces debatirse y defenderla. Los ge-fes mas notables de estas fuerzas eran los hermanosRayones, éntrelos cuales se hacia notar D. Ramón,hombre valiente en el campo de batalla, pero fácilen sacrilicar su conciencia política a los adelantosde fortuna o ;i la propia comodidad. Las fortifica-rían es consistían en veinte boterías colocadas conregularidad, un foso bastante ancho y profundo ypul-apelos levantados en la orilla interior de el. To-do hacia creer que los iusurjentes sostendrían e!punto contra las fuerzas españolas o ¡t lo menos quelo disputarían por lar¡jo tiempo; pero sucedió iodoío contrario, pues apenas fueron atacados cuando

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huyeron. Las i'altas de los defensores de Xilacuaro,es decir de los Rayones, empezaron desde que Calle-ja s<; movió de San Felipe del Obraje, pues se ledejó enlrar por todos los pasos difíciles del caminode San Mateo sin oponerle la menor resistencia nisacar partido alguno de las dificultades que ofrecíanel terreno y la estación : aun la operación sencillísi-ma de derribar arboles para obstruir la entrada delejercito español fm'i completamente desatendida ,pues en un camino de muchas leguas demou tes y des-peñaderos no se encontraron para embarazar el pa-so sino ochenta y dos troncos que causaron notablesretardos y fatigas en la marcha del soldado.

No puede dudarse quo la suerte del Ejercito delCon tro habría sido igual a la de las divisiones deTorres y Kmparan, si los Rayones hubiesen hechoel menor esí'ucr/o para defender los innumerablespuntos ventajosos del transito, en lugar de concen-trar sus fuerzas sobre la villa : este plan estaba in-dicado por la naturaleza misma de la cosa y confir-madas de hecho sus ventajas por los resultados fa-vorables que siguiéndolo se habías obtenido prime-ro contra Torres y después contra Empatan : pero laprueba mas decisiva de esta verdad la da la marchamisma de Calleja que no teniendo que luchar sinocon los obstáculos naturales, se vio precisado a con-sumir ocho días en andar doce leguas para ponersea la vista de Zitacuaro, no pudiendo en algunos de

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ellos adelantar sino media legua en todas las veinti-cuatro horas ocupadas en abrir camino o llevar ahombro la artillería.

El día } de enero de 4842 campó el ejercito es-pañol a legua y media de Zitacuaro sobre las lomasde Manzanillos, y Calleja practicó el reconocimientode las fortificaciones de la villa sin mas oposiciónque la de algunos cañonazos tirados sin efecto sobresu escolta ; en la noche arregló su plan de ataque yal amanecer del día siguiente lo puso en ejecución.Todas sus fuerzas que consistían en poco mas de cin-co mil hombres se dividieron en cuatro seccionescentro, derecha, izquierda y reserva : en el centrose hallaba la mejor y mas considerable fuer/a de in-fantería y estaba a las ordenes inmediatas del mis-mo Calleja, la derecha compuesta de infantería ycaballería se confió a Castillo Bustamante, y la iz-quierda,formada de la misma manera, a Garcia Con-de r la izquierda y la derecha tenían orden de noempeñar el combate deéde luego, sino de mantener-se y Ihiimir la atención del enemigo para disminuirla resistencia que podría oponer al verdadero ata-que que era el del centro.

Los gefes insurjentes que habían perdido lasprincipales ventajas de llevar su resistencia a los des-tiladores, tampoco supieron aprovechar lasque lesquedaban en la misma villa, en sus fortificaciones, yen el entusiasmo de su tropa; esta hizo prodijios de

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valor que causaron notables perdidas a! centro < ( < •Calleja, pero abandonada y sin dirección ílaqueó porderecha e izquierda dando fugar a que Garcia Conde y Castillo Buslamante les tomasen primero lospunios fortificados y después se introdujesen en laplaza. La noticia de esta ocurrencia no tardó en lle-gar al ceníro donde todavia se oponía a Calleja unaviva resistencia; entonces los que la hacían viéndo-se cortados y sin apoyo desmayaron y se pusieronen fuga salvándose cada cual por donde pudo. A lasdos de la larde e! negocio era concluido, y aunquela caballería de Calleja estaba de refresco, pues laacción se habia dado casi esc 1 u si va m en le por la in-fantería y artillería, no pudo seguir el alcance en

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un terreno tan quebrado y por el cual lograron es-caparse sin oposición los fujilivos mas prácticoseu el que los soldados españoles.

La perdida de los insurjcntcs según los informesmas verídicos no escedió de cualrocieníos muertosy doscientos heridos, entre íos cuales lo fue D. Ra-món Rayón que perdió un ojo y estuvo para caer enpoder del enemigo : se hicieron diez y nueve prisio-neros y todos fueron pasados por las armas incluso e!correjidor de la vi l la , y la dispersión lúe lotal: losEspañoles se apodera ron de cuarenta y tres cañónos,multitud fíe pertrechos mí litares de todo genero, can-tidad inmensa de víveres, seis mil carnerosyquinien-tas cabezas de ganado de cuerno. Esta victoria sin

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embargo no lúe muy costosa para Calleja cuya per-dida no llegó a treinín muertos, algunos heridos ymenos dispersos : los miembros de la Junta se sal-varon todos y 1). Ignacio Rayón, su presidente, queera también el gefe militar de las fuerzas de Zita-cuaro, se condujo mal en eí ejercicio de lasfunciones anexas a este puesto , pues ademas de nohaber lomado medidas ningunas para impedir laaproximación de Calleja, ni dado orden y regulari-dad a la defensa de la plaza, desapareció de. ellaeu los primeros momentos de la acción tan preci-pitadamente que ni aun se tomó el cuidado de inu-tilizar las piezas de la correspondencia que mante-nía con los adictos a la insurrección en Méjico yoirás ciudades sometidas a los Españoles. Este des-cuido o abandono fue de fatales consecuencias pa-ra los que en dichas ciudades hacían servicios afavor de la insurrección; los mas de ellos tuvie-ron que sufrir largas prisiones y procesos que pu-sieron su vida en gravísimos riesgos, do los cualeslograron salvar al cabo de muchos años de sustosy padecimientos.

Embriagado Calleja con la toma de Zitacuaro nopuso ya limites a sus venganzas ni a la usurpaciónde la autoridad publica, que bajo de ningún aspeólopodía corresponder a un simple general deejercilo:no solo los insni'jentes sino los pacíficos habitantesy hasta los ediíicios y los templos fueron el objeto

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de su saña. Quitar la vida a los enemigos puede te-ner algún objeto, y no es difícil asignarlo un mo-tivo-aunque este sea poco noble; pero es absoluía-mentí; insensato e inesplicable, aun en el estravio delas pasiones, el odio y castigo de los edificios inca-paces de sensación y moralidad; sin embargo Ca-lleja a quien no detenían estas consideraciones, qui-so vengarse de las cosas inanimadas, y sin contarpura nada con la autoridad soberana ni aun con elviroy qu<; en cieilu manera la representaba, man-dó en un bando publico i¡ue la infiel-i¡ criminal vi-lla de Ziíacuaro fuese destruida, incendiada y arrasa-da por la obstinada resistencia que había opuesto a lasarmas del Rey, que la cabecera del partido se tras-ladase a Anganguco, y que los útiles del servicio delos templos se llevasen a Yalladolid y pusiesen adisposición del obispo de aquella diócesis.

La expedición do ZHacuaro Icrrninó pues comola de Troya por la destrucción do la villa, ejercien-do un general español y en el siglo XIX actos paralos cuales no es competente la misma soberanía ,despojando a los habitantes, que se reconoció y con-fosaba ser inocentes, de sus propiedades urbanas ,privando a la Colonia de la existencia de una de suspoblaciones, y dando para lo sucesivo un ejemplopernicioso que no dejó de tener imitadores; todopor una resolución emanada de su simple bene-plácito. Verificado cí incendio de ZHacuaro ¡íl cual

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precedió un saqueo que alcanzó en parte a los tem-plos, Calleja destacó para el Vajio a Garcia Conde,y comisionó otros gefespara perseguir las partidasque resultasen tío la dispersión que acababan de su-frir los insurjentes, y el misino con la fuer/a principal salió para Toluca con dirección a Méjico don-de lo llamaba el vireypara destinarlo contra More-los que por diversos puntos aproximaba sus for-midables fuerzas sobre la capital.

El año de 48H concluyó con la espedicion y to-ma de Ziíacuaro, y en todo el hizo un papel ira-portante el general D. Ignacio Rayón; pero lasglorias de este ¡jefe algunas veces ya eclipsadas eneste mismo periodo 7 su reputación gigantesca, ysus importantes servicios, acabaron con la perdidade Zitacuaro y quedaron sepultados en sus ruinas :en lo sucesivo Rayón a quien desamparó la fortuna,el prestijio y el concepto publico , no fue ya masque un obstáculo para la marcha de la insurrec-ción : sin la fuerza do alma necesaria para descen-der del puesto ou que no pudo o no supo sostener-se, y del cual !o precipitaron los sucesos, se volvióquerelloso y pendenciero con Ira los que hacían masque el, pretendiendo obstinadamente la superiori-dad de influjo y de mando que no podía racionalmen-te corresponder sino a quienes se hallaban en estadode prestar sen ¡utos importantes. Estas pretensionesse combinaron con oí orden He ios sucesos de un

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modo perniciosisimo a la causa de la insurrección yaunque quedaron sin efecto en orden a la eleva-ción de Rayón que jamas llegó ya a verificarse, con-tribuyo ron eficazmente a la perdida de Morelosyala anarquía que después se introdujo entre los get'esinsurjentes que le sucedieron en la empresa.