(ARAS Y (ARETy KKMANAIilO FESTIVO, LITERARIO, ARTÍSTICO V I>K ACTUALIDADES.

EUSTAQUIO PEI.LICER RKJ>ACTOR

B, MITRE Y VEDI A DIUBCTOK

MANUEL MAYOL D i n U J A N T F

ANO J. BUENO,S AfRES, 19 DE AGOSTO DE 189H CIRCULAR

¡YA ESTOY AQUÍ I

Tendró siompi'o, y clcsdo ahora, una aniÍLia i'.n la. Jeotor.l y cii el li'cl<i]' un ainifío; pcrii íiiiicho i)j(i CDHiiiigd,

p(íi-(^ne si),y luuy habladora.

Mom

n

Con planes de iluso, con anhelos de (¡ludido, con falsa idea de los nego­cios ó con exagerado concepto de la liiopia suficiencia, hétenos aquí em-barcadosen la empresa de agregar un

nuevo periódico á la muy lur^a lista de los existentes. Que el asunto tiene bemoles, te saltar;! á la vista, por poco músico que seas, (y perdona lo campechano dd tratamiento) mucho más sabiendo que nos anima el deseo de hacer un periódico (|ue no se parezca & ninguno de la familia, sin que esto inipli-ijuc il'cir que (iesdeñará la semejanza en todo lo que le hagan digno de su parentela.

Venimos, pues, & ocupai un puesto aparte entre los del grcimio, y no decimos / que & llenar un vacío—usando la fórmula consagrada- porque no es UIH)

¡ayl sino varios los vacíos que pretendemos llenar. ¿Que cual es nuestro programa? Si le tuviiiuinos, te le liaríamos

hasta con incisos; pero es el caso que lo único qut- se nos ha ocuriido hacer por el momento, es una gran provisión de coraje para dar este primer paso jj

en la escabrosa senda // por donde han ido H todos los editores que se lian «fundido»

No es, por otra pftrte, necesario el programa ú una publicación que se pres(ínt!i con los apelativos de festiva, literaria, artística y de actualidades, pues en ellos s(i condensa cuanto pudiera decirse acerca de su índole, tendencias y plan de labor.

Conténtate, pues, con saber que CARAS V CARETAS presentara todos esos varia­dos é interesantes aspectos, y abriga la seguridad de que ninguno de ellos «robanV la plata-' á tus esperanzas, muy especialmente el literario y el artístico, gracias il iii< firmas que para ellos hemos buscado y seguiremos buscando. Cuanto al festivo, respondemos de que llenará cumplidamente su objeto, sobre todo en lo que de nosotros dependa, porque, una de dos: ó nos da el naipe para el chiste — en cuyo caso te reirás de nuestras agudezas — 6nos acomete el humorismo Zonzo — en cuyo caso te reirás de nuestras pa­vadas. ,_

A mayor abundamiento, contamos con el con-( urso de Argos, el pescador de marras, que vuelve de maros turbulentos, según

refiere, y con algunas averias, pero con cada gana como una ballena de alcansar nuevamente los éxitos de otros tiempos.

Fiel á su honrosa tradición (porque la tiene, y si no que lo digan nuestro vecinos los orientales) CARAS V CARETAS aspira á que se le llame culto antes que jovial, pu<;s no em­pece—como se dice ahora—que tenga buen humor, para que lo acompañe df hn^na crianza.

Resúmese lo dicho on que ( 'AI¡\S clones y ^ r a n impedimenta de pro\

AHKTAs \ iine al mando con sanas inten-

i'udi.-que si 11' .:•• todos los I i va á ser a-si el modo de

l ' i i r a l '

::, ando. t (Miando

])Jl-

Migamos, paciente lector, á la jjai'te )i\as seria, cjue es la económica, aunque tambiíin en esto IHMUCS querido ci'li.'uins dr jocosos csiahlcciciido una tarifa risible.

(.'ARAS y CAUISTAS costará jior suhscripciíni:

En lii Cniiiliü: 'ri'imestre, $ 3.00 '"i,--Semestre, ,§ ó.óu — Aflo § 10. En el Jnicrior: » » 3.5() » — » » (;.r)ü— » » 12. Kii el crterior: » » 2.00 oro — » » 3.50 — » » 0.

Xíimero suelto: $ 0.2.') — Número atrasado: ^ O.óO. Las suliscripciuiH • |injíaráii anlicipadamente,

pues no ignorarás, lector, que el deher es muy humano, y en este mundo traidor, lilas vale un peso en la mano que mil en la del dciudor.

Tara los avisos regirán los siguientes precios:

r<i(/iii(iK /((/(ír/ores; (Impresión en luígro). Centímetro de columna $ 0.50.—Guar­ía liarle de página $ 10.—Media página $ Ki.—Página entera $ 30.

Avisos ilustrados: En seis centímetros de columna, $ 5.00.—En mayor espacio, precios convencionakis.

Página de la cubierta: (Impresión en colores). Cuarta parte de página $ 15.00. —Centro de página $ 10.-Media página $ 40.—Página entera $ 90.

ICstos precios se establecen para cada publicación, no admitiéndose avisos por menos publicaciones de las cornispondientes á un mes, con excepción de los que ocupen la página entera de la cubierta, ( ue se admitirán para dos inserciones.

Las columnas de avisos en las páginas interiores, tendrán el ancho señalado en este modelo que estampamos á continuación:

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("ARAS Y CARKTAS se coiniiiMidrá de veinte páginas, por lo menos. (Mt'iícc lic las cuales estarán destiiiad;is :\\ ti'xto, y las restantes á los avisos.

Su formato S(!rá el de «sta ( iiciilar. i'oii la (|iic JK'mos querido presentarte un I/í(Cí.'/wi;7 de sus cubiertas, listas scián impresas en seis colores: la superior, con I una nota de actualidad cada semana, y la inferior con avisos ilustrados.

Aparecerá los sábados (ii (lartir del prciximo Septienibrej para que sirva de contraveneno á las intoxicaciones financi(!ras d(! ese funesto día de la semana.

Késtanos comunicarte qui^ CARAS Y CARETAS se ha domiciliado en la calle San Martin iiúni. 284 (donde titMies tu casa, si te animas á vivir estrecho) y que la co-rii'spondeiicia deberá dirigirse á su admiiiisii-ador.

V a(iui ponemos punto .i. esta historia (pie 8Í te parece cuento, culpa á nuestro desvario, más no creas ni un momento que haya sido iiucsiro inttMUo hacerte el cuculn <hi ti.n.

J^

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EUSTAQUIO PELLICER

RIOAOTOn

SEMANARIO FESTIVO, LITERARIO, AR T IST IOO V OE ACTUALIDADES

JOSÉ 8. ALVAREZ MANUEL MAYC DIBUJANTE

AÑO 1.° BUENOS AIRES, 8 OCTUBRE 189S

EL ARBITRAJE

N.° 1.°

Aunque las lineas ha echado, enredadas en el fondo, no ha de quedar sin pescado, porque es hombre acostumbrado á pescar por lo más hondo.

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•EKANARIO FESTIVO, urTERAHIC, ARTÍ Y DE ACTUAijDADEB

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l Pucha ! qué afán por dentrar, señores, no atrepellarse! ¿ Para qué tanto apurarse 8i mangia no ha de faltar ?

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(ARAS Y (ARETAS AÑO I."

SEMANARIO FESTIVO, LITERARIO, ARTÍSTICO Y DE ACTUALIDADES

BUENOS AIRES, 8 OCTUBRE 1898 N." 1.°

LA EXPOSICIÓN NACIONAL

VISTA DEL CONJUNTO DE LAS INSTALACIONES

Hos complace inaugurar nuestra publicación con nota tan simpática, siquiera la limi­temos por el momento á la vista exterior del improvisado palacio que se levanta en la plaza del Retiro y que sirve para dar acabada idea del hermoso conjunto

que presentan las construcciones, ejecutadas bajo la dirección del ingeniero señor Seguí y con arreglo á los planos de ingeniero don Pablo Blot, ex-jefe de la oficina de Obras Públicasdc la Municipalidad.

Debía, como se sabe, inaugurarse la Exposición eu el dia de mañana; pero ¡lor acuerdo

del gobierno se ha transl'erido el acto inaugural hasta el IG ))róximo, plazo que pi'rmitirá la más perfecta ejecución de los trabajos que precii)itadamente se hacian, por la necesi­dad de terminarlos el día 9.

Es de justicia recordar en estas breves lineas al doctor Carlos Pellegrini, principal sos­tenedor de esto torneo de la industria, y al Sr. Jorge N. Williams, secretorio de la Comi­sión y factor muy principal en la ejecución de esta idea, con la que nuestro p.iis v;i :\ de­mostrar al mundo sus anhelos de paz, probando á la vez que si sabe agol.ir .sus recursos en la adquisisión de elementos de guerra, sabe también recuperarlos con la labor honesta ó Inteligente.

Por lo que A los resultados materiales so refiere, creemos que llegarán á aumentar con crecida suma los fondos del Patronato do la Infancia, que ha tomado á su caro-o la Ex­posición.

J'i'/. i/r l'alxas, /•ara ("AKA'. 1 CAIÍ I IA '^

A orla de estas lineas estaba destinada A otras, escritas é impresas ya, que te­nían por objeto expresar las ideas, los

propósitos y las esperanzas con que entraba en el desempeño de mis tareas como director de este

semanario, y que han debido ser reiimdas á última hora con motivo de mi resolución, hija de inesperadas circunstancias, de

renunciar el cargo que con tanto placer había aceptado, as( como A toda participación 6 intervención en los t rabaos relacionados

con la confección del periódico. Espero del público que con la misma benevolencia con que acogió

el anuncio de mi reincorporación á la prensa, acepte mis excusas por la manera como correspondo á finezas cuyo recuerdo conservaré con gratitud y con carifto. Si sufrí un lamentable error al considerarme con fuerzas para acometer una empresa que después vi que era supe­rior á ellas, nadie como yo sufre sus ingratas consecuencias, y esto debe ampararme contra una critica demasiado severa.

Por lo demSs, las promesas de todo género hechas por ral con •¡inreri-dad, que quiero creer que nadie pondrá en duda, serán cumplidas, ilc \ án dose adelante la publicación del periódico con arreglo á su progi.uiia y por personas cuya competencia hará olvidar fácilmente la ausencia de mi concurso, y respetándose los compromisos contraídos mientras formé parte de la sociedad, de la cual me veo hoy en la penosa necesidad de separarme.

;|;7CARAS Y CARETAS tiene asegurada desde su primer número, una vida próspera, que le permitirá ir mejorando cada vez más sus servicios y por este lado me complace la labor realizada con mi cooperación, deseando que los resultados obtenidos sean solamente el principio de grandes éxi tos, fundados en el creciente y merecido favor del público.

B. MITRE V V E D I A .

i Qué podríamos agregar por nuestra parte? El público que conoce y respeta hace muchos aftos al seflor Bartolomé

Mitre y Vedia, sabrá valorar la pérdida que sufre CARAS Y CARETAS con su separación; pero difícilmente llegará A comprender cuánto nos afecta á nosotros, que, sobre la admiración por el notable periodista y distin­guido literato, tenemos por el amigo noble y caballero la profundísima estimación que él proyecta en torno suyo.

No podemos menos de inclinarnos ante la i razones de fuerza mayor que nos privan de tan inestimable concurso, y en la necesidad de resignarnos con ellas, sólo nos es licito expresar nuestros senti miemos, asegurando al ex director y al amigo, que agotaremos ^ ' nuestro esfuerzo para que CARAS Y CARETAS cumpla el com promiso moral que ha contraído al iniciarse bajo el patro­cinio de su nombre.

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i5\U •^/l//> XI.

L\ la enemiga más fundación ^^^V nuestra, no le deseamos la

persona de un periódico Como CARAS y amarguras, pues no son para CARETAS las diclias que se sufren y los g'éneros de todo trabajo que se pasan, desde que se concibe el terreno hasta que se lleva al proyecto de la ¡¡rActica.

A tal cerebro hi p(M'tiirba¡'i uno el pun­to, que acaba por no saber si le tiene lle­no (le personas, como todos los corchos, ó do tapones d(i seso. Nos sentamos A la cuchara, y en vez de tomar la mesa par.'i l)artir el caldo del cuchillo, ó de ag-arrar el puchero para engullirse el tenedor, ó el l)ife, ])ara trinrlin- mi !roí!0 de mantel, nos )ioMemosd(í roilis sobre el a s a d o -incurriendo en gravo l'alta do subscrip­ción— nos echamos á buscar con ( 1 estó­mago la mejor manera de recliilnr edu­caciones, y ¡adiós necesidades dul pensa­miento! Tenemos (Ule levantarnos d(( la boca y abandonar ol i)an, sin habernos llevado ¡I la silla ni el más mínimo pe­dazo de comedor.

La propia noche sucede por la cosa: llegamos ;'i ntiostra cabeza con el dormi­torio quebrantado y la casa encendida por la fiebre de los colchones, deseando encontrar el cuerpo donde nos esj)eran los mullidos cálculos; pero como la do­minación so halla siempre imag-inada por la misma idea, es perJ'ectameiite ca­tre ganar el inútil y tomar la esperanza, acarici.'indo la horizontal de (jue ol se­ñor párpado veng-a á C(!rrar nuestros Morfeos. Toda la cama se nos va dando sábanas y más sábanas entro las vueltas de la noche, sin consog-uir ((uo el minuto nos rinda quince sueños siq\iiora.

Como vigilia natural de estas conse­cuencias, nuestra masa alarmante se ha debilitado de una manera encefálica, embotándonos razonablemente la gra­vedad y dando al i'iiiciidimiento con ol traste. Se nos cu(ísiiioia sobre las inte­rrogaciones palpitantes, y aun cuando no nos faltan dedillos para conocerlas al pie, no damos motivo con hola.

En ol ejemplo de limites — ponemos por cdiillii-lo - ig'Moramos si es el perito Alacam.'i I|IIÍ('M (nii('i (jue se metiera la J''una do .Moreno en ol Arana, ii si \;iv Barros arbitra.ie. Cuanto á 1,'is ciiiiiiii-i.s trazadas, i.'ini|im'ii S.'IIH'MKIS si b.'iu de pasar |Mir l.-is .all.as lincas. i'\ liiis-camlii <•! (Ii\(]rciii i|( i;is csiicrirs. '•"111(1 ilali.'iu .'I cnlciiilcr las ag'iias ^t'-rlidíis por losdiai'ios (|ue ven la Cordillera del otro lado de la luz.,

Enlamisma piilltica vivimosres- '

^ £SillÍIIDiyiiriiiB,«..„„~!

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pecto á la ignorancia interna. Sólo sabemos que el general muñeca está buscando hombres de Roca para que

lo acompañen ezi su corriente desde el dia 12 del gobierno, y que, entre otros Carba-llidos, figura un tal candidato y unos Cam­pos que se llaman Luis Maria señores (ge­neral de Yofro), Felii)e división (comodoro por Córdoba) Martin armada (senador de la Rivadavia nacional) doctor ministerio Alcorta (actual secretario de Amancio en el esta(lo de Relaciones) y el señor Men­doza (gobernador de la provincia de Civit). Tenemos tambii'n un vago Emilio de que se le ofreció una cartera al señor r(icu('rdo Mitre, y que este hilo dirigió un )iresidente por ei caballero eléctrico al fu­turo despacho de la secretaria, en que le connmicaba no poder aceptar ninguna ]fepú))lica.

IS'o nos importarla un lector, querido pito, haber perdido la cosa para estas me­morias, á no faltarnos la más cuotidiana para desempeñar sin tarea la torjieza in­dispensable; pero, por cabeza nuestra, no es asi, y en todo tenemos que proceder con desgracia de choi-lito. Se trata de en­viar una carl;i .al cnd]-. (• iiiciirriiiios en el correo de ecli.-irl.a al solu-c sin jiogar la persona en el bnzini. ni csci-iliii- el nombre de la estampilla á (juieii se la dirigimos. No es al jielo donde vamos, sino ó que nos corten el correo, ó á que nos lustren los avisos, ó á buscar botines para el sema­nario, y, olvidando el templo que lleva­mos, nos metemos en un destino ])ara oir a confitería que está diciendo el pavo de a parro(iu¡a, ó en una misa, para comer­

nos un sandwich de sacerdote. l'ai l.'il cslado ,;.<-i'iinii ¡batuta santísima!

ciiipiiii.-i r 1.a \ii;i('ii p.ar.a dirigir esta ocu­rrencia (le que lian Iciiidn i.a sinfonía de eucai'garnos f' ¡ Insiniiiicntul Cada impo­sible Irla con (lisliiit.i tmid, cad.'i músico se sonaría por ilisiiiito ruiiilic, y cilculen el tlnijiano que se armarla en el barullo de los oyentes.

(/apilan de matarles, como le sucedió á un joven capaz do artillería, muy tumor nuestro, que se mnriri de resultas de un amigo que lo K;I1¡Ó en una oreja por haber oido cantar á cierta .señorita de Melistí'i-feles varios fragincnlus de l;i lipei-.a Chi-vilcoy. V no vayan á creerse que el con-

tr.'irjo fuese eiilermizo. todo lo inu-(•li.aciio: era corpulenlu cniiio ini caiiiarí'in y eiicani.add rnnin un i-nliie cdciilii. I'es.ali.a diez le\ il.as l;ir,:;as. y deiil rii de j.'is .-iiTnIí.'is ceii esijuelelos di lia dos que us.ali.a. i-.a luán dos Imlii-iies como el suyii. ('iei-|n <|ue ev.a g.a-

lio por temperamento, y un músico lanzado por la garganta de un vio-lin, ó las muelas de la prima de un cantante, le caiisaban dolores has­ta en las desafinaciones.

Esta música perniciosa de la in­fluencia, la sienten también mu­chos doctores, y es curioso extran­jero sobre el que han escrito afa­mados animales de aquí y de fenó­meno. Hay pianos que en cuanto ven un gato de manubrio clavan las pantorrillas en el que ven con las uñas gordas, ponen los muebles de punta, é hincan los dientes en todos los pelos que encuentran por la casa. Cuentan de un mandolín que rabió por haber oído tocar el perro de Sevilla en un Barbero muy desafinado, y citase entre los chanchos niAs curiosos el de un ca­so que se enfermó del clarinete 4,1 consecuencia de un sólo de higado.jj

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tocado por un ferrocarril que esta­ba de escribiente en la Dirección general de muchachos. Con tales lectores, queridos antecedentes, ya comprenderéis que seria casi ner­vioso atentar contra vuestro siste­ma criminal haciéndoos oir una buena mollera dirigida por quien tiene tan trastornada la música.

Renunciad, pues, por hoy ú la au­dición de mi seguridad, y tened la más completa orquesta de que el próximo servidor tomará la parte que le corresponde en la mano, vuestro seguro sábado que besa vuestra función.

SCEIPTUM PELLICEB. Post Eustaquio. —fii no nos en­

contráis aquí en el número de la otra duda, buseadnos sin semana de ningún género en el hospital de San loco, porque será que nos he­mos vuelto completamente líoques.

CINCO GENERACIONES EN UNA TARJETA

C \ V L'STA, por lo general, la galantería periodística, de rendir homenaje á la belleza y A la

\ gracia en las estrellas del mundo femenino, ¡¡resentándolas en el zenit de su gloria. CARAS V CARETAS, sin desdeñar en manera alguna títulos y atractivos semejantes, satis­

facción de ojos y de almas, quiere empezar esta parte de su "tarea,—por cierto de las más gratas, — dedicando la ¡irimera página social á un astro ya en su ocaso, pero que aún irradia suaves res|ilandores.

El grabado que se acompaña, tomado de excelente fotografla, muestra en ¡irinier tér­mino á la dama de estos pensamientos, orgullosa de sus ochenta y tres abriles y otros tantos agostos, reflejados en el ser angelical que sostiene en los brazos, su descendiente directo en la cuarta generación.

La venerable anciana de quien se trata es la seSora Justa Gané de Somellera, viuda de Florencio Várela, el periodista mártir, casada en segundas nupcias con el doctor Andrés Somellera, ya finado.

Las penroiiasque la rodean en el interesante grupo, son: su hija. María Várela de Beccnr; su nieta, Sara Videla de Castro; su biznieta, María Elena de Muñiz Castro, y su tatara-nieta, Elena Mufiiz.

Tenemos que agradecer al doctor Luis V. Várela, ministro de la Suprema Corte é hijo de .Misia Justa, como los señores Mariano, Rufino, Julio y Juan Cruz Varóla, ol placer de ofrecer á nuestros lectores tan bella escena, jiocas veces alcanzada en la vid.a familiar.

Le pedimos un retrato de su señora madre y tuvo la deferencia de facilitarnos el grui)0 fotográfico que el grabado ha reproducido fielmente y que, llenando con exceso nuestros deseos, imiiresionará agradablemente á cuantos le vean.

La señora Justa, nacida en Arrecifes en IHl.'). cumplirá los ochenta y tres años de edad el 18 del corriente, lo que da especial oportunidad á la publicación de estas líneas, realzadas por su imagen, en unión de su prole por la línea femenina. Vive actualmente con su hija del segundo matrimonio, señora Delia Somellera de Lara, y se miran en ella, como suele decirse, noventa y ocho de sus descendientes, sin contar los parientes por afinidad.

Tuvo nueve hijos varones, de los que viven los cinco ya nombrados. De los otros cuatro, Héctor murió en Rio Janeiro, de fiebre amarilla, durando pocas horas; Horacio, de pulmonía fulminante, en tres días; Florencio, en duelo; Jacobo. suicida.

Pero tantas y terribles pruebas, unidas á muchas otras que agitaron su hogar ó lo enlu­taron, no han conseguido doblegar la entereza de la que n\\!i fn sus juveniles años, en la plenitud de la dicha y cuya hermosura cantaron lo» poeta." '. •• > .HT á sus pies, atravesado el corazón por el puñal asesino, al nni.intp rompañero de suh diao, ilustre en los fastos na­cionales.

Ágil y atenta á. los requerimientos de la vida doméstica, sin descuidar los de la familia en p^eneral y los sociales, deja el lecho la gentil señora invariablemente á las cinco de la mañana, oyendo misa, con igual puntualidad, en la iglesia de San Miguel.

Los achaques de la edad, acentuados ¡I intervalos por los cambios bruscos de temperatura, no la impiden gozar de una salud generalmente buena, y en el equilibrio mental del axioma latino, encanta oiría evocar, destellando sus palabras la serenidad de su alma y lo genuino de su gracia, las memorias dulces ó tristes de su larga y accidentada vida, desde los tiempos de la epopeya montevideana, conjunto de felicidades y de desgracias, á cuales

míis grandes, hasta los iiiAs recientes, sin olvidarlas anécdotas relacionadas con Rivadavia, Garibaldi y otros personajes de la historia ])atria, íi quienes conoció y trató.

Hoy — colmo del género — la señora Justa C.'iné de Romellera ocupa sus ratos de ocio en pre|)arar algunas labores para la Exposición que iii.-nigarará en breve, en las construecio-"es do la plaza San Martin, el I'atronato de la Infancia.

Asi 80 atan, A través del tiempo, al rededor de esta noble dama, gentilezas, afectos v dulzuras, fortalecidas por el sufrimiento que abate tantas energías. ^ Cao la carota de la ficción convencional ante tan hermoso ejemi>lo y al calor de la

8nn|)atia naco en el rostro la sonrisa afable. NlCMO.

A,i/. ,;V ¡r,t..tmb.

LA C U E S T I Ó N DE L Í M I T E S

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COMIS IÓN CM I LENA N i n g u n a notn

gráfica puede re­flejar mejor la ac­tual p a l p i t a n t e , que ésta con que presentamos 4 las comisiouc-s' de li­mites, eljileni y íirííentinn, re}) V( -sentadas por algu­nos de los ijrinci-pales individuos que las componen.

En la Imposiljili-dad de señalar por sus nombres á to­das las personas-que contiene el grupo fotográfico clii leño, menciona­remos solamentí? los de aquellas de mayor significa­ción, que apare­cen s e n t a d a s en primera fila. Son las siguientes, con -tando de izquierda 11 derecha: señores Ernesto Segundo Fricl:, Aníijal Con-

treraa Tucljla, el perito don Diego iSarroa Arana, el ingeniero don Ale­jandro Bertrand y el señor Carlos Sosa Bruna.

El que est&de pie entre loa dos pri-.meros, es el se­cretario don Gui­llermo CaroTagle.

El personal de la comisión argenti­na figura con sus nomljres en los re­tratos que orlan el grupo del centro, á los cuales hemos agregado el del ministro argentino en Chile doctor Pinero, personali­dad descollante en l;i,s negociaciones (| lie se han seguido hast.i solucionar la cuestión de límites en la forma que es del .dominio pú­blico.

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jY 1 N el' jardín del " ^ " ^ manicoTnio, ca­si desde que apunta el día hasta la noradepo-nerse el sol, vaga por los senderos un loco melancó­lico, de quien se dice que en el mundo fué poeta, y poeta de los más enamorados.

Joven todavía, de aspecto distinguido, las únicas seña­les que da de haber perdido el juicio, es decir, de haberlo perdido por completo, es un continuo suspirar, acompaña­do do leves encogimientos de hombros, como si allá, en su eterno soliloquio, lamentara una desgracia irreparable. Sus grandes ojos ne­gros, de expresión dulce y triste, siempre miran, ya de cerca, ya de lejos, el cestillo de pensamientos que ocupa el centro del jardín, y aquellas flores, de simbólico nom-bre,lo preocupan, como si entre ellas se escondiera algún tesoro perdido.

Camina lentamente, dando vuel­tas alrededor del retazo que cubren las flores, violetas blancas ó amari­llas, y suspira suspira y suspira, murmuraTido palabras incoherentes:

— Cada flor es una faz. Ellas me miran, me siguen con los ojos, se vuelven hacia don­de estoy. Yo las reco­nozco á todas. Todas las almas amigas vie­nen á verme, converti­das en flores; pero ella, no. Ella no ha venido; ellano vendrá jamás!..

Y el pobre loco mar­cha, con la vista fija en las flores, que se ima­gina caras de mujer, y suspira,suspira, suspi­ra, murmurando pala­bras incoherentes....

De pronto se detiene como si hubiera visto

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algo prodigioso, su boca se dilata, se restriega los ojos, como si no pudiera darles crédito, y exclama:

—Es indudable,esa ca­rita ha girado sobre su tallo, como si fuera un cuello. ¿Por qué me vuelve la espalda? ¿Por qué se esconde? ¡Dios mió! ¿Será ella?

Y el loco, poniéndose de ro­dillas, se aproxima ansioso á la flor, y tomándola entre sus dedos trémulos, la hace volver la faz para mirarla. Largo rato la observa, su semblante

])asa de la atención á la sorpresa, déla sorpresa al dolor, y exclama:

—¡Tú! ¡Eres tú! ¿Cómo has podido cambiar tanto ? Tenias el cabello negro, y ahora cierne tu faz una aureola azafranada. Eras pálida y morena, y ahora tienes las mejillas cárdenas y marchitas. Sólo te que­dan los ojos, aquellos ojos divinos que me miraban siempre, y ahora los apartas de mi, como si el amor se hubiese trocado en odio ¿Es rocío? ¿Son lágrimas? ¿Lloras? ¡Ah! te ríes: ¡es de risa que estás lloran­do! Pues espera; en el mundo no

me pude vengar de tu infidencia; pero ahora voy á castigarte, voy á i n f l i g i r t e el castigo más horrendo que se puede imponer á una coqueta

Y el loco, poseído de un acceso de ira, arran­có el pensamiento,cavó con los dedos un hoyo pequeñito, arrojó en él la flor marchita, la cubrió de tierra, y tra­zó encima de la fosa este epitafio:

/ Aqui yace Eloísa, una mujer muy fea !

MAHIO 'II'

EL PERITO MORENO, POR MAYOL

Por extraño anacronismo, con tesón de los más grandes, guardar supo, siempre el mismo, el calor del patriotismo entre el hielo de los Andes.

V

-¿Cómo le vA amigo Allende? —Ya vii don Goyo, acA vamos? —Pero ¿quó tal , cómo andamos? —¡Como pan que no se vende! ¿Sabe que Chile pre tende a rmarnos guerra , amipaio? —No hag,i caso del bolaso, ya lo cosa se a r reg ló . —Que se ha arreglao?

—Cómo no, de un modo super ioraso.

—Dempués de t an to g r i t a r cuando Chile se baca l l ao , por algo ha sio cuñao. —Es que saben respetar . —A mí me dio por soiiar anoche de una manera, que si el sueño verdá fuera . , . ¡Pucha! que me caiga muerto! Si se me está, haciendo cierto, que estoy en la Cordil lera.

—¿Y qué has soBao? Cuéntame. A ver, destapA el tarr i to y no mermes un chiquito, que con gus to escucharé. TomA un mate, y s iéntate y a r r íma te pa ef fogón, y liacéme esa relasión, que lia de ser l inda, aparcero. . . —Te haré el gusto compañero, cuando acabe el c imarrón .

—Te volvés p u r a parada y aquí me tenes penando, siempre te andAs a t o r a n d o . . . , A ver, la rga la mascada, no te me empaques por nada y lo que has sonao contáme.

-—¡Qué curiosón! —Despéname,

no te volvAs A empacar. —Mi cuento voy A empesar y si me pierdo chifi ime.

Pues es el caso, cuflao. que soñé que hubo un perito, que por la punta ó piquito —que Atacama han dora inao , -lal flublao ha levantao sobre si es de vos ó mío, sobre sí es tuyo aquel río, ó 8Í esto es charco ó l a g u n a . . . ¡Que amigaso! jHasta en la luna 96 oía su vocerío! \ \ \ (KV.^O\^

Se lieron los t rataos, los peri tos se t rensaron. y tal batifondo armaron sobre si eran embrollaos, que anduvieron enojaos, como Ipchon que no mama, como chiqui l in sin ama y como bota sin y u n t a —Pues no le veo la punta á la punta de Atacama.

Se a rmó la regolusión na mAs por esa sonsera. y se vio la cosa llera en tul t i ta la nasión; mucha era su pretensión.

?ues el hombre pedía mucho, o me largué sobre el pucho

á pelear duro y fuerte has ta topar con la muerte , porque conmigo, no hay chuclio

Y llegué A la cordi l lera , que es una porsión do lomas b anqui tas como palomas. Como yo era de pa juera , recelé, y amigo v iera! . . , jCuAnta gente vi es t ivada en una sierra nevada! SI no me cscuendo l igero, me hace cantar pa el carnero tu i ta aquella chi lenada

•fe' P o r fln sal í del boquete en que me había ocultao. y empesé un luego graneao, metiéndole firulete. —¡Qué echAs panes la gran siete! — Créeme lo que te digo. yo con mi mauser. amigo, hac ia fuego por lujo los rotos me crelban brujo; porque era al cuete conmigo!

Dempués me prendí.A un cañón y empesé A meterle duro; de cada t iro, te ju ro , que maté más de un millón.— Y fué tanta la ilusión, que me recoi dé jediendo & pó lvo ra . . .

—Abura estoy viendo que has macaneao un buen rato. —¡Mira che, que quede ñato si yo te anduve mint iendo!

J U M O CA.STELLANOS.

CARLOS MARÍA RAMÍREZ

f EN M O N T E V I D E O E L 19 D E S E P T I E M B R E P A S A D O

f\ I o á titulo de actualidad, — pues para ^ ^ ^ los fines de la información deja de

tenerla el triste suceso, con los días transcurridos desde su acaecimiento — sino como homenaje á la memo­ria del eminente periodista é integ-érrimo ciudadano que acaba de perder la Re­pública Oriental con el fa­llecimiento del doctor Car­los Maria Ramírez, publi­camos en esta ])t\RÍna el retrato del mismo rejjro-ducción de una fotografin hecha semanas antes de caer enfermo el doctor R;i-mírez, y la vista de la im­ponente ceremonia de su entierro, tomada, expresn-inente para CARAS y CARE­TAS, en el momento de or-g-anizarse el cortejo fúne­bre frente al palacio de la Representación nacional, donde fueron velados y es­tuvieron expuestos al pú­blico los restos de aquel hombre ilustre.

Aumentan el interés de estas notas grá­ficas, —• completamente desconocidas de nuestros lectores — los sentidos conceptos que el notable escritor don Ag-ustin de Vedia, res­pondiendo amablemente á nuestro pedido, dedica en las siguientes lineas fl la memoria del doctor Carlos Maria Ramírez.

« Leyendo los hermosos artículos que dia­riamente daba á la prensa el doctor Carlos Maria Ramírez, arrebatado á la patria en hora temprana todavía, he pensado en la

suerte á que condenan nuestras divisiones inter­nacionales y políticas,!! los hombres superiores, capa­ces de brillar, con luz pro­pia, en los más altos es­cenarios de la civilización y de las letras. Entre tan­to, sus proyecciones lumi­nosas se extinguen fre­cuentemente en el teatro reducido en que actúan, li­mitado aún más por los an­tagonismos locales, aunque ellos, sobreponiéndose á las pasiones y disidencias de su época, hubieren de­seado atraer á sus conciu­dadanos á un centro co­mún, bajo una bandera de concordia y de fraternidad.

La muerto ha sorprendi-á Carlos Maria Ramírez cuando acaso do

una duda cruel le atormentaba en la pre­ocupación de sus nobles ideales políticos,

i Que surja á lo menos de su sepulcro, más insi­nuante y ])ersuasiva, con mayor autoridad y fuer­za, la voz que indicaba á la familia uruguaya el camino de su salvación V

ENTIERRO DEL DR. K A M I R E Z - COLOCACIÓN DKL ATAÚD EN LA CABBOZA I B N E I Í U K

Fot. de uursifO corresponsal ariisiüo en Afontevídeo, Sr, Fitz Patrick.

1^ im^í^m^ii

VIVIENDO laleehe el primer alimento que

ü"^ se da á los recién nacidos, necesario

era que mi primer articulo para

Caras y Caretas tuviese sabor lácteo, para

lo cual ningún tipo de los que me obligaron

A, presentar se acomodaba tanto á mi pro­

pósito como el del lechero.

Ya se fué el marchante de los bue­

nos tiempos viejos, que los niños es­

perábamos ansiosos por la yapa de

leche, exigua y por ello sabrosa, y

los más grandecitos y traviesos, por

el mancarrón cargado con los tarros,

sobre cuyas tapas envueltas en tra­

pos, se extendía el cuero de carnero

que le servia de trono y sobre el

cual, arrodillado y erguido el busto,

marchaba á trote de lechero, como

se decía, el viejo vasco cantor y

alegre.

Qué famosos galopes hasta la bocacalle,

con corrida de todos los perros vecinos !

Se fué el marchante y con él se ha ido

una nota tiplea de Buenos Aires y también

el arreador usado como cetro ; la boina ter­

ciada sobre la oreja; el chiripá de grano

de oro cayendo apenas sobre la bota de

becerro chueca y embarrada; el tirador,

que era una especie de cafarnaun en que

se hallaban botones desertores, cartas de

mucamas aventureras que comenüaban con

el invariable «cerido, marchante digamé

ci es sierto que me dará el haniyito ci le

doy el veso », pesos chicos con carnerito,

cabellos mezclados con flores secas, horqui­

llas para la novia preferida — la paisana

— que le esperaba entre sus patos y galli-

Dibujos d-e Cao.

ñas, allá por Morón ó San Justo, y á veces

el papelito en que « la patrona gorda », « la

flaca de Maypú », «la vieja del Socorro»,

como él designaba á su clientela, le encar­

gaban manteca fresca ó huevos caseros

para la niña y también las milongas en

vascuence, entonadas al bordear un charco

suburbano y la original « fonda de vascos »

donde entre copa y copado vino se comen­

taba á gritos toda la vida porteña, mirada

desde la cocina.

A otros tiempos otros tipos.

Ahora tenemos el carrito con vasijas de

latón, lustrosas de puro limpias ; el

lechero de delantal y gorro blanco,

serio, grave, que no canta, ni rie, ni

dice chicoleos ; la manteca en panes

de ilusión, y la harina y el agua y

la sofisticación reinando omnipoten­

tes con sellos, patentes, certificados

químicos y tapas higiénicas !

Y ahí va la vida, siguiendo su tor­

tuoso camino, cada día menos pinto­

resca, menos nacional, diremos, pero

'i.. más arreglada á las leyes y ordenan­

zas, por más que el viejo marchante

desalojado, diga melancólicamente, al ver

pasar uno de los carritos triunfadores :

— Arroda no m á s . . . . masón condenao,

que ya te allegará tu hora ! . . . .

FKAY MOCHO.

EL GRAN PREMIO NACIONAL

"•?|||Í«IU4.

Conocido en tadoa sus mAs intcrosantos detal les el rneullado de la he rmosa fiesta hípica celebrada el dominj^o anti^rior en el Hipódromo Arpent ino, nues t ra información tiene que reducirse á complementar la. que dio la prensa d aria, con estas notas (fráflcas obtenidas por CAKAS Y C A R E T A S en honor del dia clAsico-para nuestros numerosos aficionados á car reras .

^ Fnt. de I aygas, para CARAS V CARETAS.

Enviáraó

Seria avaricia pedir mas ayuda de la que nos ha prestado.

Pareciéndole poco anunciar núes tra publicación, anticipó tan bené­volos juicios acerca de ella, y fué tan pródiga en generosos conceptos para con nosotros, que no parecía sino que los mereciésemos.

Pero descontado lo que la cortesía puso en el haber de nuestros merecimientos, podemos asegurar que siempre quedará como efectivo el firme propósito de no defraudar al público en las esperanzas que le hicieron concebir nuestros colegas, con sus expresivas v cari-flosas alabanzas,

iles, con la seguridades del míis profundo agradecimiento, nuestro afectuoso saludo.

^\ LA PRENSA Y AL, PUBLICO-;^

Como nuestra gratitud patacón el público responde ,1 un favor traducido en avuda material, estamos obligados íl manifestílrsela de igual modo, es decir, con hechos y no con frases, bien 'que conozcamos la des­proporción en que han de estar siempre nuestras aptitudes y empeños con su generosidad é indulgencia.

Reservamos, pues, la demostración de nuestro reconocimiento para cuando podamos expresarla eii la misma forma práctica con que el público se ha dignado acoger nuestro semanario en su advenimiento ni periodismo argentino.

O Es cosa resuella la entrada

del doctor Rosa en el ministerio de Hacienda.

Y afirma un diario que la no­ticia ha sido bien recibida en Londres.

Que es lo que buscaba Roca, porque

Aunque la hacienda no atienda il ningún acreedor, estando Rosa en Hacienda la tomarán buen olor. JEROGLÍFICO DE ACTUALIDAD

.\ pesar de la baja del oro„ del ambiente de paz que se respira V de los horizontes de prosperidad que el cielo de la política nos presenta, siguen por las nubes los alquileres de las casas.

Seflor perito Moreno; ¿no podría V. poner un li­mite a este abuso de los caseros?

O

Antes que te comprometas, te detendrás si leparas en que hay niñas tan coquetas que, á la postre, salen CARAS

y CARETAS.

O

Con esa ley sancionada del impuesto á los sombreros, va á quedarse muy mermada la clase de caballeros.

Y habla el señor Huergo, y dice 1.a Prensa:

« En la Intendencia Militar se han comprado y pagado mantas & 8 2.50, que en plaza se venden á 0.90».

Matufia que, si no espanta, recuerda el refrán aquel : •• Tiró el diablo de la manta y se descubrió el pastel».

Sin que esto signifiqne llamar diablo al soiíür Huergo. FRASE CRIOLLA

O Cruza una joven la calle

y, para evitar un coche, pierde la cinta y el broche que creí llevaba al talle.

El cinturón con sorpresa miro y se lo ofrezco así ; —Señorita, no creí que estuviera Yá. tan gruesa.

Y con el rostro encendido de rubor y de emoción, dice, al ver el cinturón : — ¡Ay! la liga que he perdidol

O

Trátase de establecer una Caja de Conversión que pague 250 pesos papel por cada 100 pesos oro que se le entreguen.

Ahora sólo falta que establezcan otra caja donde se nos dé esos 100 pesos oro que hacen falla para comprar los 250 pesos papel.

O

¿Conque don Diego está mal de un acceso abdominal? Pues saber no necesito que sufre de una perito­nitis internacional.

Tiene (según La Nación ha poco lo ha publicado) cierta empresa en construcción un aeroplano, invención de un belga aquí radicado. Dios premie á los inventores de cosas para volar, pues por las calles, señores, con tantos empedradores no es posible caminar.

O Deben llenar de coraje

al oro. los que dirigen de la Bolsa el agiotaje; unos, que suba le exigen, otros le exigen que baje. Y al cirios la esterlina, por más que en ganas abunde a contentarlos no atina, porque si baja los hunde, V si sube los arruina.

6ho60iai:;6 (Superior

Cates 'J^or^r-ac\í)s

SUCURSAL

EN EL ROSARIO DE SANTA FE

FÁBRICA Á VAPOR :

CALLE HERRERA, 855-861 BUENOS AIRES

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CARAS y CARETAS

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