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YO SOY MARIA MAGDALENA

“Yo soy María Magdalena

oriunda de la heredad

Magdala, colindante

con montañas y el Jordán.

Yo fui grácil, muy hermosa

otra Venus o un rosal

cuando llega Primavera

los rosales a florear.

Agostó luego el Verano

y el Otoño, mi beldad

porque huyó de mi el Amor

cuya esencia es la lealtad,

el dispuesto a dar la vida

por quien se ama de verdad:

como la madre ama al hijo

y el héroe a su Patria ideal.

Llegó entonces, peregrino,

un Profeta sin igual

cuyo Verbo es luz y rayo

sobre un rostro angelical.

Niños, hombres y mujeres

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(más de cien y de un millar)

acudían presurosos

sus mensajes a escuchar

bajo forma de Parábolas

de aparente claridad

anunciando un Nuevo Reino

para el pobre en orfandad.

Yo vivía despreciada

en un cerco de maldad

cuando un grupo enardecido

también me vino a apedrear

porque habría yo dispuesto

mi cuerpo, gracia y bondad

al servicio del Imperio

libidoso de Satán.

Pero el Profeta en socorro

vino a mi en la hora fatal.

El me dijo y dijo a todos

sin rodeos cual se van

en tropel los mansos pajaros

cuando estalla el temporal):

“El que no tenga pecados

de lujuria y deslealtad…

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¡tire la primera piedra

como ordena el fuero actual

interpretando a la letra

la Ley mosaica ancestral;

sin ahondar en el meollo

del Mandamiento global

que Moisés, autorizado

por la voz del Dios de Abraham,

grabado sobre diez piedras,

del Sinaí, osó bajar:

--- ¡A TU DIOS E, INCLUSO, AL PRÓJIMO

COMO A TI MISMO AMARÁS!”.

--- Yo escuché como en un sueño

su fuerte voz retumbar

como el trueno que retumba

frente al rayo que hizo el mal.

Uno a uno, viejos, jóvenes,

damas de alta sociedad,

magistrados y banqueros…

(¿es mi sueño realidad?)

desierta dejan la Plaza,

de puntillas, sin chistar…

Y yo, llorosa, esperando

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como espera en tribunal

la acusada la sentencia

de un severo Tribunal.

El callaba y ni siquiera

alzaba el rostro o el mirar,

plácidamente inclinado

hacia el ardiente arenal

trazando en él jeroglíficos

que sólo él podría aclarar…

¡Cuanto el silencio se alarga

más se alarga mi ansiedad!

Luego el Profeta interrumpe

con gesto de autoridad

mi entresueño o duermevela

y me inquiere ya cordial:

--- “Aquellos que te enjuiciaban

con roja ira ¿dónde están?

¿A dónde huyeron? ¿Ácaso

a urdir nueva inequidad?”

--- “No lo sé, mi Buen Señor.

Gracias te doy, en verdad.

Y sólo ruego me digas

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¿tú enjuicias también mi actuar?

¡Soy tortolica sin nido

frente a tu real Majestad!

--- “Mi Padre que está en los Cielos

y Yo, en misión terrenal,

no te enjuiciamos María

de Magdala ¡vé a tu hogar!

arrepentida y juiciosa

y no quieras pecar más.

María Magdalena, absuelvo

en nombre de Dios tu andar

entre lobos y miserias…

que si fue mucho el pecar

también mucho fue ¡y lo sé!

tu sacrificio y tu amar,

incomprendida en la Tierra,

no en el Reino Celestial.

Mi Padre y yo allí dictamos

a los lirios cómo hilar

sus corolas y sus pétalos,

sus fragancias y su ondear.

Y no cae ni una hoja

de cada árbol otoñal

ni una pluma de cada ave

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sin que lo sepa cabal-

mente mi Padre que creó

el Cosmos a una señal”.

--- Aquel Profeta era hermoso

más de porte que de faz;

galileo su hablar rítmico;

marinero su mirar,

es decir, todo horizonte:

el que invita a navegar

--- (“Pedro, vén con tus amigos

curtidos de sol y sal,

que yo haré que en vez de peces

pesquéis almas a raudal”).

--- Pedro y los suyos dejaron

barcas, redes, tierra, hogar.

Yo también, magnetizada,

lo seguí, sin titubear,

junto a su Madre, María,

la del seno virgina;

que en mi senda arrepentida

fue mi guía perspicaz

ni tuvo rubor ni pena

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al tenderme su amistad.

Llamámosla “Nazarena”

por su Nazaret natal,

bendito y predestinado

pequeño pueblo rural

do Cristo vivió 30 años,

desde niño a hombre cabal.

A mi amiga y compañera

a veces la oí exclamar:

--- “Mi Jesús ha complacencia

Del que ama la santidad.

Derribará de su trono

al rey inicuo e inmoral;

condena con anatemas

al ricachón que es voraz…

¡Y anuncia áureas bendiciones

Al hambriento de honra y pan!”

De Jesús es la enseñanza

(a la que dió prioridad):

“el Buen Amor es servicio”

(que otros llaman Caridad).

En Caná asistía a una boda

junto a la Madre y quizás

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por pobreza de los novios

faltó el vino, a la mitad

de la fiesta; con siguiente

gran vergüenza familiar.

Notando María el bochorno

implora al hijo mediar…

y El 6 tinajas de agua

convierte en vino cordial.

Y allá en Tiberia, al instante,

con presto efluvio vital

El cura a la hemorroísa

quien apena osó tocar

la orla del manto sagrado

del Profeta popular.

Y cuando María en El Calvario

vio, doliente, en cruz alzar

y morir al Hijo amado

(después de éste asegurar

a Dimas el Ladrón bueno

que al Edén con El irá)

fui yo teste silenciosa

de su duelo maternal…

Y mi pena fue tan honda

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por El y por Ella allá

(pero tan honda, tan honda)

que es más profundo el mar.

Mucha calumnia han lanzado

contra mi porque al igual

que María hermana de Lázaro,

osé sus pies consagrar

con bálsamo y con mis lágrimas

(conforme a un rito oriental)

y también con mis cabellos.

Mi modo es de gracias dar

al que me salvó la vida

sin nada de mi esperar:

y de aliviar aunque poco

su incesante trajinar

de Nazareth a Samaria

y de Belén a Caná

predicando el Buen amor

que es su modo de amar más.

Sé que sabios y sabiondos

no han sabido descifrar

mi destino de discípula y

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de a Jesús acompañar

(como muchas otras Siervas)

en su arduo peregrinar,

desde aquel perdón salvífico

a esta oveja en largo errar.

Si alguien hoy me preguntare

de buena fé y claridad

quién para mi fue Jesús

respondería, sin dudar,

con las palabras de Pedro,

el de la piedra angular

sobre la cual Jesucristo

su Iglesia alzó secular:

--- “TÚ ERES ÚNICO MESÍAS

EL HIJO DEL DIOS VERAZ,

DEL DIOS PADRE Y FUENTE VIVA

DEL ALMA HUMANA INMORTAL”.

Yo soy María Magdalena,

paradigma existencial

del Buen Amor femenino…

que es roca firme…

¡¡ y cristal !!