Yolanda Lagos - Elegía a José Miguel Torres (qepd+).

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ELEGÍA Ante el fallecimiento de mi apreciado amigo, Rev. José Miguel Torres, “Maestro, humanista y guerrero de la paz”. Cual crisálida, saliste por una de las puertas del Hospital Militar, en búsqueda de ese mundo desconocido para unos, impenetrable para otros, incomprensible para todos, pero al final, experimentado por el Universo entero. Recuerdo tu rostro circunspecto, tus ojos penetrantes y de mirada cautelosa, tu cuasi-sonrisa, tu don de la palabra y de la escucha; cuando platicaba contigo, sentía que estaba frente a un hombre versado en diferentes temas de la vida, pero los más importante, lo que te movía por el sendero de servicio al prójimo: el amor y la paz. Creías en la bondad, tu corazón no diferenciaba la existencia de bondad-maldad en el ser humano, ni reparabas en los resabios pequeño burgués de las clases sociales; para ti, sólo era una persona que te necesitaba. Eras especial, yo fui privilegiada por haberte conocido y haber gozado de tu amistad. Eras un sol brillante entre tanta oscuridad humana, de mentes obtusas, pero la muerte es traicionera y quisquillosa, no perdona que hayan seres humanos trascendentales en el mundo que se le quieran escapar, sabía que llevándote a ti, se llevaba a un guerrero de la paz, por eso no te dio tregua; pero le ganaste, porque tu semilla sembrada, es mayor. Creías en la paz como creías en el amor, la amistad, la tolerancia, el perdón, la vida, la juventud y los campesinos. No pensabas en una paz etérea, inexistente, cósmica, arco iris, mariposa volando, estrella fugaz, nebulosa titilante, hipócrita o de doble moral, sino la paz de búsqueda permanente, transformadora pacífica del conflicto, entendimiento, política de buena vecindad, estado interior regocijante, compromiso, entrega, retos sociales, metas de vida y justicia, como la concebía y escribía Martin Luther King, Jr. : “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia” , Paz Social. Reconozco que me gustaba el saludo de tu habitual apretón de mano, pero te confieso que sufría, porque tu mano era tan fuerte, vigorosa y enérgica, como todo en tu vida, que doblegabas la mía y me dolía mucho, pero aguantaba. Con tu partida, el mundo, Nicaragua, tu familia, la UPOLI, tus compañeras/os de trabajo y tus amigas/os, perdimos a un artífice de la paz, tan necesario en estos tiempos mercantilistas y de indiferencia humana. Extrañaré tu compañía, tus conversaciones, tu amistad y tus enseñanzas, a través de tus cátedras. Cuando muere un familiar, una amiga o un amigo, con ella o con él, se va una parte de nosotras/os, de nuestras vidas y nos vamos quedando solas, solos. La soledad es una de las partes más feas de la vida, no es la muerte, porque al final, a ésta la aceptamos, ya que es ineludible. ¡Miguel, fue una institución docente-humanista, amante de la paz! ¡Cuánto te extrañaremos y te recordaremos siempre, mi caro amigo! TUS IDEAS son un LEGADO INVALUABLE para la humanidad! María del Socorro Rodríguez-Miembro Fundador UNILETRAS- Copyright, enero 2012.

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Dedicatoria literaria de Yolanda Lagos a su querido José Miguel.

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ELEGÍA

Ante el fallecimiento de mi apreciado amigo, Rev. José Miguel Torres, “Maestro, humanista y guerrero de la paz”.

Cual crisálida, saliste por una de las puertas del Hospital Militar, en búsqueda de ese mundo desconocido para unos, impenetrable para otros, incomprensible para

todos, pero al final, experimentado por el Universo entero. Recuerdo tu rostro circunspecto, tus ojos penetrantes y de mirada cautelosa, tu cuasi-sonrisa, tu don de la palabra y de la escucha; cuando platicaba contigo,

sentía que estaba frente a un hombre versado en diferentes temas de la vida, pero los más importante, lo que te movía por el sendero de servicio al prójimo: el amor

y la paz. Creías en la bondad, tu corazón no diferenciaba la existencia de bondad-maldad

en el ser humano, ni reparabas en los resabios pequeño burgués de las clases sociales; para ti, sólo era una persona que te necesitaba. Eras especial, yo fui

privilegiada por haberte conocido y haber gozado de tu amistad. Eras un sol brillante entre tanta oscuridad humana, de mentes obtusas, pero la

muerte es traicionera y quisquillosa, no perdona que hayan seres humanos trascendentales en el mundo que se le quieran escapar, sabía que llevándote a ti,

se llevaba a un guerrero de la paz, por eso no te dio tregua; pero le ganaste, porque tu semilla sembrada, es mayor. Creías en la paz como creías en el amor, la

amistad, la tolerancia, el perdón, la vida, la juventud y los campesinos. No pensabas en una paz etérea, inexistente, cósmica, arco iris, mariposa volando,

estrella fugaz, nebulosa titilante, hipócrita o de doble moral, sino la paz de búsqueda permanente, transformadora pacífica del conflicto, entendimiento, política de buena vecindad, estado interior regocijante, compromiso, entrega,

retos sociales, metas de vida y justicia, como la concebía y escribía Martin Luther King, Jr. : “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la

presencia de justicia” , Paz Social. Reconozco que me gustaba el saludo de tu habitual apretón de mano, pero te

confieso que sufría, porque tu mano era tan fuerte, vigorosa y enérgica, como todo en tu vida, que doblegabas la mía y me dolía mucho, pero aguantaba.

Con tu partida, el mundo, Nicaragua, tu familia, la UPOLI, tus compañeras/os de trabajo y tus amigas/os, perdimos a un artífice de la paz, tan necesario en estos tiempos mercantilistas y de indiferencia humana. Extrañaré tu compañía, tus

conversaciones, tu amistad y tus enseñanzas, a través de tus cátedras. Cuando muere un familiar, una amiga o un amigo, con ella o con él, se va una

parte de nosotras/os, de nuestras vidas y nos vamos quedando solas, solos. La soledad es una de las partes más feas de la vida, no es la muerte, porque al

final, a ésta la aceptamos, ya que es ineludible. ¡Miguel, fue una institución docente-humanista, amante de la paz!

¡Cuánto te extrañaremos y te recordaremos siempre, mi caro amigo! TUS IDEAS son un LEGADO INVALUABLE para la humanidad!

María del Socorro Rodríguez-Miembro Fundador UNILETRAS- Copyright, enero 2012.

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