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Con la misma moneda. Escribir como respuesta al texto leído
Carola Diez
Pocas actividades han transformado tanto y en tan poco tiempo su significado y
alcances como la expresión y comunicación escrita.Quienes trabajan con jóvenes
y adultos que cursan su educación básica enfrentan hoy el reto de acompañarles
en el desarrollo de sus capacidades de lectura y escritura en un mundo que
cambia a ritmos vertiginosos, cuya diversidad se abre como un abanico sin fin. Los
desafíos se multiplican cuando el reto no sólo es que se lea y escriba fluidamente,
sino la inclusión de estos procesos en una formación integral para la vida en
sociedad.
Para entender mejor el papel de la escritura en la formación de lectores, podemos
preguntarnos:¿Qué papel juegan los libros en la educación de los adultos? ¿Qué
prácticas se han sostenido a través de los años? ¿Qué lugar se asigna al lector
frente al texto? Para contestarlas, es necesario considerar la centralidad que los
materiales escritos han tenido tradicionalmente en el entorno escolar, marcando la
pauta de una relación jerárquica entre lo que dicen las personas y lo que dicen los
libros. Los lectores han estado al servicio de los textos.
Puede decirse que la escuela, la manera de dar clases, las lógicas de progresión y
avance del conocimiento en el universo de la educación para adultos se ha
estructurado en gran medidaen torno a una serie limitada de soportes para la
lectura. Las prácticas bibliotecarias, el acceso a una diversidad de acervos y el
manejo de fuentes diversas son elementos deseables en un modelo de educación
para adultos.
Las ideas de lecturay escritura han estadoasociadas tradicionalmente al resumen,
el reporte, las “preguntas de comprensión”, la oralización individual de textos y las
comprobaciones en general (en el caso de la lectura). Escribir, por su parte, se
convirtió en sinónimo de resumir, copiar, tomar dictado, trazar grafías y palabras
cuidando aspectos técnicos como la caligrafía, la ortografía, la sintaxis.
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Entendimos que estas maneras de leer y escribir eran las únicas posibles (o al
menos, las únicas posibles en la escuela).
A la vuelta de los años la sociedad es otra, y resulta claro que estas ideas de
lectura y escritura ya no son suficientes. Saber escribir el propio nombre y
deletrear palabras sencillas no es una muestra de alfabetización plena. Como en
muchos otros campos de la vida, sentimos que lo que antes bastaba, hoy “ya no
alcanza”. Emilia Ferreiro lo expresa con la idea luminosa de que “leer y escribir
dejaron de ser marcas de sabiduría y se convirtieron en marcas de ciudadanía.”1
El entorno comunicativo cambia vertiginosamente, y la escuela debe hacer frente
a estas nuevas necesidades sociales. Y entonces, -a veces poco a poco y a veces
de repente- la escuela cambia. Una de las transformaciones más evidentes –y
fructíferas- ha sido marcada por la presencia en las escuelas públicas de
materiales de lectura de circulación social, libros que no han sido producidos
específicamente para facilitar el cumplimiento de objetivos escolares, y que en los
últimos 25 años han ganado espacio, prestigio y utilidad en salones y bibliotecas.
Esto constituye una confrontación con muchas ideas preestablecidas. Entran al
terreno didáctico unos libros sin instructivo de uso, sin correlación explícita con los
contenidos del programa de estudios, que no indican en qué secuencia deben ser
leídos. No hay un ejemplar para cada alumno, no se incluyen fórmulas para la
comprobación de lo leído ni ejercicios… todo esto contradice y dificulta las
prácticas de lectura y escritura que tradicionalmente la escuela conoce y prefiere.
Sobre todo porque los “otros” libros hacen referencia constante a la realidad
cotidiana de los jóvenes y adultos, en su mayoría plenamente inmersos en la vida
laboral y social, y por lo tanto en necesidad de responder a exigencias cada vez
más complejas.
La presencia de materiales de lectura en los centros educativos es una condición
necesaria, pero no suficiente para diversificar las prácticas de lectura y escritura.
La realidad en los centros de educación básica para adultos nos habla de la
1 Ferreiro Emilia. Pasado y presente de los verbos leer y escribir. FCE/BAM (SEP)
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necesidad de seguir profundizando en el tema desde una revisión de las ideas y
conceptos que orientan la actividad cotidiana de los docentes. Estas ideas,
adquiridas generalmente en una ya lejana infancia, y reforzadas desde las
prácticas habituales, necesitan ser contrastadas con las orientaciones en vigor,
para identificar algunos puntos de inflexión que dificultan una comprensión amplia
del fenómeno (y por lo tanto, una adecuada selección e implementación de
materiales y estrategias en el día a día de la escuela). Es aquí donde el papel
orientador y de gestión del directivo y el supervisor cobra relevancia.
Emilia Ferreiro describe este proceso:
“Desde sus orígenes, la enseñanza de estos saberes [la lectura y la
escritura]se planteó como la adquisición de una técnica: técnica del
trazado de las letras, por un lado, y técnica de la correcta oralización
del texto, por otra parte. Sólo después de haber dominado la técnica
surgirían, como por arte de magia, la lectura expresiva (resultado de
la comprensión) y la escritura eficaz (resultado de una técnica puesta
al servicio de las intenciones del productor). Sólo que ese paso
mágico entre la técnica y el arte fue franqueado por pocos, muy pocos
de los escolarizados en aquellos lugares donde más falta hace la
escuela, precisamente por ausencia de una tradición histórica de
"cultura letrada".”2
En esta tradición, la práctica de escribir sobre lo leído está lejos de ser un ejercicio
expresivo de opinión, de auténtica respuesta al texto. Rara vez el cuestionamiento
surge del propio lector. Por lo general, cuando se propone escribir sobre los textos
se trata nuevamente de una comprobación de lo leído.
De una práctica centrada intensivamente en la técnica, se espera que surja la
capacidad de escribir nada menos que ensayos, argumentaciones y textos
expositivos, como si no fueranprácticas complejas que requieren modelos,
exploración y entrenamiento.Los profesores de secundaria, de educación media
2 Ferreiro, Emilia, ibid.
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superior y universitaria suelen mostrarse desolados de ver lo poco y mal que
escriben los estudiantes, el nulo entusiasmo que despierta la posibilidad de la
tarea.
En las últimas dos décadas esta práctica se ha ido transformando gradualmente.
Las orientaciones curriculares insisten en la diversidad de formatos y propuestas
para la lectura y la escritura, en la centralidad de las prácticas sociales del
lenguaje y en el carácter funcional de la lengua escrita.
A partir de entender el rol de la escuela (y su biblioteca) como gimnasio, como un
sitio de entrenamiento y desarrollo de esas prácticas, el panorama es propicio
para experimentar en el salón de clases y en la biblioteca escolar. Pero aún se
aprovechan pocas de estas oportunidades. La escuela enfrenta hoy el reto de
diversificar sus prácticas de escritura, en consonancia con el lugar que la letra
ocupa hoy en la vida social. Y ahí están los acervos de las bibliotecas, con su
increíble diversidad, para ofrecer múltiples puntos de partida.
¿Para qué sirve la escritura?
El verbo escribir es un verbo de significado cambiante; su didáctica, en
consecuencia, también. Un buen comienzo puede ser la pregunta, aparentemente
obvia: ¿Para qué sirve la escritura?Como primer acercamiento, puede intentar
contestarla (por escrito). A continuación, lea el siguiente registro de la interacción
entre un incipiente escritor y su maestra.
“Robbie tenía sólo seis años, pero era un experto en cerdos; su familia
tenía un criadero. Robbie dibujaba cerdos, escribía sobre cerdos y
estaba encantado de ser el experto de la clase en ese tema. Su maestra,
la señora Porter, se esforzaba mucho para lograr que Robbie incluyera
más información en su escritura. El diálogo que sigue demuestra la
comprensión que Robbie tenía de la escritura en relación con el discurso
oral.
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Sra. P: Robbie, no tenía idea de que una cerda tuviera tantos cerditos.
¿No se te ocurrió poner esa información en tu texto?
Robbie: ¿Por qué lo voy a poner? Se lo acabo de decir a usted.
Sra. P: Es cierto, me lo dijiste. Pero los otros niños no están acá. ¿Cómo
pueden conocer esta información? ¿No te parece que es importante
para ellos conocer cuántos cerditos puede tener una cerda?
Robbie: Seguro. Pero si quieren saber me pueden preguntar y yo les
digo.
Sra. P: eso también es cierto, Robbie. ¿Pero qué pasa cuando faltas,
como faltaste el viernes? ¿Quién les podría explicar?
Robbie: Bueno, no lo había pensado. Me parece que mejor pongo algo
de eso en el papel.
Tanto Robbie como la maestra están luchando por comprender
cabalmente qué significa la escritura y qué lugar ocupa. Después de la
entrevista, la Sra. Porter comentó: “Yo estaba descubriendo junto con
Robbie cuál es el papel de la escritura. Y sólo al final, cuando le
pregunté cómo se hace cuando el autor no está presente para dar la
información, yo misma me di cuenta de una de las funciones más
importantes de la escritura.”3
Escribir para comunicar ideas, emociones, conocimientos, inquietudes;
escribir para que los discursos perduren, aún en ausencia del escritor. Este
primer gran propósito puede y debe ser demostrado en múltiples formas, en
el marco del trabajo educativo dentro y fuera de las aulas.
Escribir para entender
Una de las principales razones para insistir en la escritura como respuesta al texto
consiste en que escribiendo profundizamos y ampliamos nuestra capacidad de 3 Graves, Donald. Estructurar un aula donde se lea y se escriba. Aique, Bs. As. 1992
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comprensión e interpretación de textos. Se trata de apoyar la experiencia de
lecturano sobre lo que sucede en el texto, sino sobre lo que sucede en el lector a partir del texto. Esa pequeña diferencia entre “lo que el texto dice” y “lo
que el texto ME dice” (Siempre podemos volver a releer cada vez que sea
necesario recordar un dato).
Gerardo Cirianni lo expresa así:
“Cuando la gente se anima a decir o a escribir lo que ve, lo que siente,
o lo que asocia con relación a un texto escrito por otro, adquiere una
noción de la lectura escasamente difundida: la lectura como una
actividad intensa que expande el significado, que refleja la experiencia
y la sensibilidad que cada sujeto adquiere a lo largo de la vida”.4
Construir ocasiones para que cada lector conteste, agregue, cuestione,
disienta o aporte al texto que ha leído puede constituirse en una de las
tareas fundamentales para la formación de comunidades lectoras y
escritoras. Contestar al texto por escrito (y esto puede hacerse desde un
subrayado o una nota al margen, hasta una carta al personaje o la inclusión
de un elemento insólito en el escrito) coloca al lector en un pie de igualdad
con el escritor. Convierte el acto de escribir en una tarea posible y deseable.
Una revisión a la propia historia de escritura
Para ayudar a la transformación de las prácticas, es fundamental que
directivos y docentes emprendan una revisión en el plano personal y
profesional. No siempre ha sido fácil escribir de manera efectiva.
NuevamenteCirianni:
“Aprendimos a temer a la escritura. Nos lo enseñó la mirada hostil hacia
el error, las referencias constantes a las ‘buenas escrituras’, la extrañeza
que sentíamos hacia muchas de sus formas y propósitos. Ese temor se
gestó en la escuela y fuera de ella. Podríamos reconstruir escenas,
4Cirianni, Gerardo y Eva Tormo. Punto de partida. La voz del espejo, Argentina, 2005
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expresiones, gestos; protagonizados por maestros, por papás y mamás,
por hermanos mayores, que desdeñaban nuestras posibilidades y
criticaban con dureza nuestras equivocaciones.
De este modo, una tecnología que siempre debió estar a nuestro servicio
se transformó en una evidencia de nuestra incapacidad para ordenar y
desarrollar nuestros pensamientos y nuestras emociones con criterios
socialmente aceptados.
En poco tiempo, la ilusión de la escritura se transformó en evasión de su
ejercicio. Aprendimos a esquivarla. También, a simularla cuando no
había más remedio. A pesar de todo, no la olvidamos. Si hemos pasado
por la escuela algunos años y vivimos en una sociedad que nos exige
practicarla en algunas de sus formas, permanece en nosotros como
técnica de cifrado y descifrado. Desde ese manejo instrumental,
podemos reconstruir los vínculos con el lenguaje escrito si aprendeos a
mirarlo de otra manera y a ejercerlo con provecho para nosotros y
quienes nos rodean.”5
Retomando un fragmento del capítulo ‘Qué hace la escritura’ de Donald H.
Graves6(lúcido y comprometido educador norteamericano) se propone un ejercicio
de recapitulación individual.Se trata de poner en perspectiva el papel que la
escritura ocupa en la vida profesional y personal, revisando la propia experiencia
durante los años de la educación primaria. Este primer ejercicio permitirá organizar
la experiencia de aprendizaje y abrir una reflexión en torno a los énfasis que ha
asumido la didáctica de la lengua escrita en la escuela.
Ejercicio:
Se propone el ejercicio tal cual lo plantea Graves. Lea el ejemplo, luegoelabore su
propia tabla y complétela. Si hay huecos o no logra recordar eventos en todos los 5Cirianni, Gerardo y Luz María Peregrina. Rumbo a la lectura, Colihue, Buenos Aires, 2006 6 Graves, Donald H. ibid.
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grados, no importa, también eso es revelador. Se trata de revisar cómo la escuela
nos acercó a la escritura, qué sensaciones y recuerdos dejó en nosotros, y cuáles
son sus repercusiones en la vida adulta y profesional.
“Reflexione un momento y hágase una lista de recuerdos asociados con
sus propias experiencias de escritura. Yo haré la reflexión junto con
usted para mostrarle lo que quiero decir, y comentaré mi lista cuando la
haya terminado. Observe que en la primera columna pongo el grado,
luego el nombre del docente, y luego el recuerdo. También tengo a la
derecha una columna para recuerdos o remembranzas que no
pertenezcan a la escuela. Anotaré unas pocas palabras como
ayudamemoria para el comentario posterior.
Grado Maestra Escritura en la escuela
Escritura en casa
1 MissJones 2 Miss Jaeger 3 Miss Wood “Abraham
Lincoln”
4 Miss White Miss McGraw
Audición de radio
5 Miss Adams Copia de poemas
Diario- resoluciones- discurso para la iglesia
6 Miss Fortin John Keats
Solicitud para el colegio
A medida que registro mi historial de escritura me siento sorprendido por
lo escaso de mis recuerdos de la escuela primaria (…) mi más fuerte
remembranza de aquella época tiene que ver con mi mala letra. Durante
muchísimo tiempo el término escritura significó caligrafía. Eso
ensombrece cualquier recopilación de escritos de mis años de escuela
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elemental. Yo odiaba escribir porque la primera respuesta de lamaestra
era: “Donald, copia de nuevo esto. No pusiste cuidado. Esfuérzate un
poco más”. Mi segundo y tercer intento nunca eran mucho mejores que
el primero.
Mientras examina su perfil hágase estas preguntas:
• Su recuerdo más positivo del aprendizaje de la escritura. ¿Qué hizo
su maestro para ayudarlo?
• Su recuerdo más negativo del aprendizaje de la escritura. ¿Cómo
contribuyó el maestro para este recuerdo desgraciado?
• ¿Qué papel ocuparon los problemas con la caligrafía, la ortografía, la
puntuación o la gramática en la construcción de su concepto de sí
mismo como escritor?
• ¿En qué medida usa, en la actualidad, la escritura como medio de
expresión personal? ¿En qué medida su historia personal contribuye a
su uso o no de la escritura?”
Este ejercicio se vuelve mucho más rico cuando se comparte, y hay manera de
cotejar diferencias y similitudes en la experiencia. Lo mejor de todo es que
cualquier persona puede hacerlo: una buena propuesta para abordar el tema con
los docentes, las familias de los estudiantes y por supuesto los alumnos pueden
revisar sus trayectorias personales como escritores: ¿Qué o quién los ha
ayudado? ¿Hay algún texto escrito por ellos que les resulte especialmente
memorable? ¿Han escrito textos de los que hayan aprendido más que de otros?
Lector y texto conversan
La discusión con los textos en el plano de las ideas es un ejercicio vital para el
lector. Desarrollar y afinar habilidades para opinar, responder, dudar,
contraargumentar, coincidir, implica colocarse en situación de paridad con el texto.
Abrir un diálogo interno con lo expresado, con las ideas, los supuestos y los
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planteamientos escritos. No se trata necesariamente de un diálogo “con el autor”,
como se dice a veces. El autor es un ser humano, vivo o muerto, y lo que hace
uno cuando lee es dialogar con un texto que este ser humano produjo en
determinado momento, en determinadas circunstancias.
Si esta conversación (este trabajo del lector) se hace con un lápiz en la mano,
mucho mejor. Nos convertimos entonces en participantes activos de la escritura.
Al subrayar, escribir en los márgenes, poner algunas notas personales, registrar
alguna asociación importante que hacemos al leer.Ricardo Senabre, en su artículo
“La lectura amenazada”7 escribe:
“Leer es responder al texto, participar en un intercambio, y la pluma es
el instrumento necesario para escribir anotaciones marginales, que
son los primeros signos de la respuesta del lector ante el texto, ya que
toda lectura auténtica es un diálogo íntimo: el libro desencadena en el
lector una reacción, una «corriente discursiva interior –laudatoria,
irónica, negativa, potenciadora– que acompaña al proceso de la
lectura». La pluma sirve para hacer extractos, reproducir citas,
esbozar anotaciones. Es también un ejercicio de copia que ayuda a
fortalecer la memoria, algo esencial. Afirma Steiner que «en cada acto
de lectura completo late el deseo de escribir un libro en respuesta».
Por eso –añade– «el intelectual es, sencillamente, un ser humano que
cuando lee tiene un lápiz en la mano».
Escribir en la biblioteca
Hoy sabemos que escribir no es únicamente trazar letras y palabras. Implica
procesos complejos y profundos que es vital aprender y practicar en la escuela. Y
sabemos también que las bibliotecas ya no son sólo lugares donde se guarda
información para consultar, sino espacios para la producción de contenidos. Las
bibliotecas del aula y escolares ofrecen infinidad de ocasiones de escritura a
quienes observan con atención; hay que estar dispuestos a revisar la idea de lo
7 Completo en: http://revistadelibros.net/articulo_completo.php?art=1872
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que puede hacerse en una biblioteca. Imaginarla como un lugar privilegiado para
explorar distintas maneras de usar el lenguaje. Un espacio para leer, sí. Pero
también para escribir, conversar, cantar, contar, grabar, mirar, preguntar, opinar,
responder, dibujar, escuchar, discutir, consensar, argumentar, imitar, fotografiar,
clasificar, asociar, decidir, enumerar, inventar, construir, narrar, analizar,
publicar…
Pero lo cierto es que los modelos de biblioteca escolar que funcionan de esta
manera no abundan. Muchas veces será necesario gestarlos, impulsarlos,
acompañar de manera continua la instalación de esta idea de la biblioteca escolar
como centro de recursos para el aprendizaje, y por lo tanto, como espacio para la
generación de contenidos. De manera concreta, se ofrecen a continuación algunas
ideas para descubrir y aprovechar oportunidades de aprendizaje. Iniciemos con
una propuesta de Graves:
“Los bibliotecarios pueden encargar a los estudiantes que escriban
libros sobre determinados temas que se piden y sobre los que hay
poco o nada. Los niños son capaces de componer libros de áreas
curriculares, para ser distribuidos en la clase o en la biblioteca. Se
fijan altas normas de calidad para esos trabajos, y el encargo ayuda a
los estudiantes a ver cómo sus textos pueden causar efecto sobre los
demás.”8
¿Qué otros proyectos de escritura pueden llevarse a cabo desde la biblioteca
escolar? Aquí va una pequeña lista, para seguir ampliando en función de las
necesidades de cada comunidad educativa:
• Resultados de los proyectos.Si como producto de los
proyectostrabajados en clase se integran al acervo materiales (informe final,
revista, video, infografía, imágenes, etc.), poco a poco la biblioteca irá
guardando no sólo un trayecto formativo de cada grupo, sino que ofrecerá a
los futuros investigadores un rico material producido por los mismos
8 Graves, Donald, ibid
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alumnos. Esto permite avances efectivos en el conocimiento, y no sólo la
vuelta recurrente a las mismas fuentes y grado de elaboración. Cuanta más
información disponible sobre un tema, mucho más profundamente puede
trabajarse.
• Comentarios públicos.La literatura y los materiales se mueven con la
fuerza de la recomendación y el comentario. Es muy distinto tomar
simplemente un libro del estante, que acercarse a él a partir de la
recomendación o comentario de alguien. Una reserva pública de
comentarios y recomendaciones (se admiten a favor y en contra) puede
movilizar de manera inusitada los acervos. Una propuesta popular es el
árbol de comentarios. Consiste en un gran árbol dibujado (o una rama
grande) en la cual colgar tarjetas por título. También puede colocarse un
sobre en cada libro para incluir tarjetas por cada lector, abrir un blog de la
biblioteca para subir recomendaciones escritas o incluso un canal de
youtube para colocar videoreseñas de los libros leídos.
• El top ten de la biblioteca.Una variante de la propuesta anterior es hacer
un concurso permanente de los favoritos de la biblioteca. Los diez libros
más leídos, o mejor comentados del acervo pueden exhibirse
mensualmente en un podio, aparecer en una gráfica pública, ser mostrados
en el recreo, ser leídos en voz alta por el bibliotecario, reseñados en un
boletín mensual, difundidos a través de un programa de radio local grabado
por los alumnos… será muy popular organizar y una votación periódica.
Esto permite también al bibliotecario y los maestros obtener información
valiosa, de primera mano, sobre los intereses lectores de los estudiantes.
• Publicación de anuarios.La biblioteca es también un lugar privilegiado
para guardar la memoria de la escuela. Pocas veces se aprovecha el
espacio para esto, y es así que muchos centros escolares carecen de una
historia registrada. Los maestros y directivos cambian, y los eventos,
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historia, transformaciones no quedan registrados en ningún lugar. Esto no
contribuye a la conciencia de la escuela, a su inserción comunitaria ni a su
relevancia en la vida social. Desde la biblioteca puede coordinarse la
producción por parte de alumnos, maestros y padres de familia de anuarios.
Recoger a lo largo del ciclo escolar lo más relevante de cada grado,
sucesos, visitas, eventos, acontecimientos en la comunidad, fotografías,
reconocimientos, videos, presentaciones, etc. Un ejemplar puede quedar
guardado como parte del acervo. Cada año que pasa estos materiales van
ganando en valor, hasta convertirse en documentos de gran trascendencia.
• Materiales de difusión.Como ampliación del punto anterior, puede darse la
producción constante de materiales informativos para la comunidad escolar.
Pequeñas crónicas de eventos y sucesos para la escuela pueden ser
difundidas a través de un pequeño boletín. Desde los acuerdos del consejo
técnico hasta las fechas y resultados de torneos deportivos, concursos
escolares, producciones literarias de alumnos, docentes y familias,
bienvenidas a los alumnos nuevos y despedidas a los que se van, y un
largo etcétera que puede mantener a la comunidad conectada a través de
la escritura.
• Estadísticas.En la biblioteca puede también practicarse la escritura no
alfabética, aquella que sirve para organizar y medir el conocimiento en
diferentes formatos. Puede convertirse en un centro de producción de
estadísticas, a propósito de las muchas actividades que en la escuela
merecen ser medidas y estudiadas. Entre todos pueden recopilar, organizar
y publicar información en torno a: puntualidad y ausentismo, libros leídos,
canciones aprendidas, participación en distintos eventos, seguimiento a
sucesos de actualidad, materiales de reúso acopiados, y un largo etcétera.
Si se realiza cooperativamente, ésta puede ser una modesta pero decisiva
contribución a una cultura de la transparencia y la legalidad, y a la toma de
decisiones basadas en información.
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• Recopilación de la historia local de la comunidad. A través de
reportajes, entrevistas y diferentes trabajos de investigación, la biblioteca de
la escuela puede convertirse en un importante reservorio de la memoria y la
historia local del barrio, la colonia, la comunidad. Fortalecer la identidad
colectiva, profundizar en las raíces de la localidad e incorporar diversas
fuentes y mecanismos de investigación, es una manera privilegiada de
construir, desde un espacio público, competencias para la convivencia en
sociedad.
• Saberes vividos. Asociado al punto anterior, puede establecerse un taller
para la elaboración de diversos libros o materiales (recetarios, mapas
comentados, anecdotarios, crónicas…), que los mismos estudiantes
aporten, con colaboración del personal de la escuela, familiares y otros
miembros de la comunidad educativa. Estos trabajos de escritura colectiva
pueden dar lugar naturalmente a reuniones para presentarlos, comentarlos
y consolidar los lazos.
• El blog dela biblioteca.Hoy en día se ha vuelto accesible y necesario
expandir las acciones presenciales hacia la red, publicar en el espacio
virtual, alcanzar por todos los medios posibles la atención de la comunidad,
dar a conocer y compartir los proyectos. Montar un sitio colaborativo
sencillo y gratuito (un blog, por ejemplo), puede ser una magnífica ocasión
para que muchos alumnos, padres y maestros se animen a intentar
escrituras diversas en torno a una enorme cantidad de actividades, teas y
reflexiones que vayan apareciendo en el interés de la comunidad. Como
ejemplo, basta una simple búsqueda en la red para encontrar centenares
de ejemplos interesantes de blogs gestionados desde bibliotecas escolares,
alrededor del mundo.
Se trata solamente de algunos ejemplos entre muchas otras iniciativas que
pueden impulsarse para convertir a la biblioteca en un motor para la escritura,
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que involucre a toda la comunidad escolar. Desde luego, esto transforma la
concepción tradicional de la biblioteca, de su relación con las nuevas
tecnologías, con la actividad del aula y con el desarrollo de los sujetos.
Puede ser que el espacio bibliotecario necesite lápices, papel, pintura,
computadoras con internet, una fotocopiadora o prensa casera, y sobre todo
una muy estrecha relación del maestro bibliotecario con el resto de la planta
docente, desde luego los alumnos.
Aprender a expresarse, a comunicar ideas, a perdurar en la memoria colectiva,
a manejar las herramientas que nuestra cultura ofrece, no es algo menor.
Nunca sobran ocasiones para practicar la escritura.
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