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ADMISIBILIDAD Y VALOR PROBATORIO DE LAS DECLARACIONES
ANTERIORES DEL TESTIGO*
RESUMEN
Este escrito se ocupa de analizar el problema del valor probatorio de las
declaraciones anteriores del testigo que asiste a declarar al acto del juicio oral,
esto es: cuando se pueden usar dichas manifestaciones para probar la verdad de
lo aseverado en ellas. Se plantearán las soluciones vigentes bajo las Reglas de
Evidencia de Puerto Rico y Estados Unidos, así como el análisis crítico de la
materia en nuestra legislación y jurisprudencia.
PALABRAS CLAVES: juicio oral; testimonio; testigo disponible; testigo no
disponible; manifestaciones anteriores de testigos; prueba de referencia; prueba
de impugnación; contrainterrogatorio.
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
* Alejandro Decastro González. Abogado litigante. Vinculado, en calidad de Abogado Asociado, a la Asociación Americana de Abogacía (American Bar Association), adscrito a la Sección – Litigación. Coordinador Académico de las barras de abogados de la Defensoría del Pueblo de Colombia. Conferencista, articulista y docente en temas probatorios y procesales. Entrenamiento en juicios orales en el National Judicial College, Reno – Nevada (USA). Diplomado en Derechos Fundamentales. Diplomado en Casación Penal. Especialista en Derecho Constitucional Comparado de la Universidad Externado de Colombia en Convenio con la Universidad Autónoma de Madrid. Conjuez de las Salas Penales del Tribunal Superior de Medellín, del Tribunal Superior de Antioquia, de la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Antioquia y del Tribunal Administrativo de Antioquia. Autor del libro “El Contrainterrogatorio. Estudio sobre la práctica de la prueba testimonial adversa”, Editorial Comlibros, Medellín, 2005, ISBN 958-33-7828-3. Correspondencia: Carrera 41 A No. 30C-56 Núcleo 1, Tel/fax: + 57 (4) 262 32 55 (Medellín – Colombia). E mail: [email protected]
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Por regla general en los sistemas acusatorios toda información susceptible de
valoración judicial ingresa a través del testimonio de los testigos solicitados por las
partes y decretados por el juez.
Los principios básicos del sistema acusatorio indican que el juez solo debe valorar
como pruebas las que (i) han sido practicadas en su presencia, (ii) bajo juramento
y (iii) sujetas a oportunidad de contrainterrogatorio por la parte contraria. Estas
tres condiciones garantizan la confiabilidad de la información que ingresa a un
juicio a través de los testimonios de los testigos.
Usualmente ocurre que los testigos convocados a juicio ya han rendido
“declaraciones anteriores” sobre lo que les consta, bien sea oralmente, por escrito,
con o sin juramento.
La regla tradicional en la materia es que las manifestaciones anteriores del testigo
no debe ser usadas para probar la verdad de su contenido por cuanto no fueron
practicadas en presencia del juez que preside el juicio, usualmente no se
recibieron en presencia de la parte contraria (quien no pudo contrainterrogar al
declarante cuando se hizo la declaración) y no siempre se rinde bajo juramento.
Por lo tanto, el corolario de la regla tradicional es que esas manifestaciones
anteriores solo deben ser usadas para impugnar la credibilidad del testimonio
rendido en juicio o para refrescar la memoria del testigo.
Sin embargo, esta pretensión ideal choca abiertamente con la realidad, y es por
eso que todos los sistemas de corte acusatorio han permitido excepciones a la
aludida regla general que, de una u otra forma, permiten bajo ciertas
circunstancias que las manifestaciones anteriores de un testigo puedan servir para
probar la verdad de su contenido.
Un ejemplo ilustra lo que se acaba de exponer: en una taberna A le manifiesta a B
que él presenció el momento en que C mató a D. En el juicio contra C lo ideal es
que A declare como testigo de cargo contra C, pues de esa manera el juez podrá
escuchar directamente lo que a él le consta respecto de la participación de C en el
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homicidio de D, para así formarse una convicción sobre la credibilidad de dicha
acusación; además, la garantía de defensa de C queda resguardada desde el
momento en que A puede se contrainterrogado por el defensor de aquel respecto
del cargo lanzado.
Puede suceder que la Fiscalía convoque a B para declarar acerca de lo que A le
dijo en la taberna: el homicidio de D a manos de C. Habrá que distinguir la
situación en que A está disponible para declarar en el juicio de aquella en que no
está disponible para hacerlo; sea lo uno o lo otro se plantea el problema del valor
probatorio sustantivo de la declaración anterior de A.
De la mano del ejemplo anotado, la declaración anterior de un testigo se puede
ofrecer en juicio con distintas finalidades:
(i) Para probar la verdad de un conocimiento personal ajeno, es decir, la verdad de
lo aseverado por A: que C mató a D. Cuando la declaración anterior del testigo se
ofrece con la finalidad de probar la verdad de un conocimiento personal ajeno
estamos ante declaraciones anteriores como prueba sustantiva;
(ii) Para probar que la declaración fue hecha, simplemente que A le dijo a B que C
mató a D, en cuyo caso el juzgador no puede dar por probado el hecho de la
muerte de D por C a partir de la declaración de A1;
(iii) Con finalidad de impugnación, en cuyo caso tampoco sirven para probar la
verdad de lo aseverado en ellas sino tan solo para cuestionar la credibilidad de lo
expresado en el juicio a partir de su contradicción con lo expresado antes del
juicio. Es la denominada prueba de referencia con fines de impugnación2,
1 La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia lo expresa claramente en estos términos: “Pero si lo pretendido es simplemente acreditar que [se] hizo la manifestación, o que ésta simplemente existió, independientemente de que su contenido sea o no veraz, se estará frente a una prueba directa, porque el aspecto que se pretende probar (que la manifestación se hizo), fue personalmente percibido por el testigo.” Sentencia del 6 de marzo del 2008, radicado 27477.
2 “+a través [de la prueba de referencia con fines de impugnación] no se busca probar la verdad de la declaración realizada por una persona que no está disponible para concurrir al juicio oral, como de ordinario acontece con la evidencia que se utiliza con propósitos
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denominación poco afortunada por cuanto en esos eventos no estamos realmente
frente a “prueba de referencia”, ya que la finalidad no es probar la verdad de un
conocimiento personal ajeno; en estos casos debería aludirse simplemente a
prueba de impugnación.
(iv) Con finalidad de rehabilitación, en el caso de las declaraciones anteriores
consistentes con el testimonio en juicio, cuando éste último ha sido impugnado en
su credibilidad por la parte contraria.
En la problemática del valor probatorio sustantivo de las manifestaciones
anteriores del testigo se ven involucrados los siguientes elementos:
D1: Una declaración rendida antes del juicio oral: ello ocurre dentro de todo el
espectro posible de manifestaciones a terceros: entrevistas, exposiciones,
declaraciones juradas, etc. Estas declaraciones pueden ser orales o escritas,
formales o informales, no siempre se reciben bajo juramento y casi nunca se
reciben en presencia de la contraparte.
T1: Un declarante: autor de la declaración rendida antes del juicio. Este
declarante puede llegar a rendir testimonio en el juicio oral a instancia de una de
las partes.
T2: Un testigo al cual le consta que T1 es el autor de D1: porque lo escuchó dar la
declaración y/o, adicionalmente, se la recibió por escrito.
D2: Una declaración rendida en el juicio oral: que ocurre cuando T1 comparece al
juicio a declarar como testigo y efectivamente lo hace, presentándose una
segunda declaración suya sobre los hechos.
La importancia y dificultades inherentes a la problemática del valor probatorio
sustantivo de las declaraciones anteriores se aprecian a partir de las posibles
estrictamente probatorios, sino simplemente con el fin de cuestionar la credibilidad de un determinado testigo, en los casos previstos en el artículo 403 del Código.” (Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 6 de marzo del 2008, radicado 27477).
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situaciones que pueden presentarse en juicio cuando el testigo está disponible
para declarar, entre otras:
No declara, a pesar de ser conminado por el Juez. La omisión de respuesta
puede ser total o parcial y obedecer a diversas causas, como cuando se ampara
en un derecho legítimo o aduce una circunstancia de hecho que le impide
declarar.
Declara, en cuyo caso pueden presentarse las siguientes situaciones: No
recuerda haber rendido la declaración anterior al juicio; repite el contenido de la
declaración anterior, existiendo consistencia entre el testimonio en juicio y la
declaración anterior; contradice la declaración anterior: en el juicio oral dice una
cosa y en la versión anterior dice otra; niega la existencia de la declaración
anterior al juicio, no reconoce su firma y/o contenido; acepta y reconoce la
existencia de la declaración anterior al juicio, en cuyo caso puede: reconocer la
verdad que aparece consignada en la declaración previa al juicio y repudiar la del
testimonio en juicio; no reconocer la verdad que aparece consignada en la
declaración previa al juicio, lo cual puede deberse a que: (i) afirma que su
contenido (total o parcial) es distinto del que se le pone de presente, como
cuando dice que eso si dice ahí pero eso no es lo que él le dijo al entrevistador; (ii)
afirma que su contenido (total o parcial) es la que se le pone de presente y que
eso fue lo que él dijo, pero que esa no es la verdad, que la verdad es la que
expresa ahora en el juicio.
Bajo el supuesto de que el testigo está disponible para declarar en juicio, la
reflexión del presente escrito consiste en dar respuesta a la siguiente cuestión
probatoria: ¿Pueden utilizarse las manifestaciones anteriores del testigo para
probar la verdad de las proposiciones fácticas contenidas en ellas?
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2. ESTADO DE LA CUESTION EN PUERTO RICO Y ESTADOS UNIDOS.3
El derecho comparado es una alternativa pedagógica para adoptar un punto de
vista más general y completo del asunto debatido, ya que la problemática del valor
probatorio sustantivo de las declaraciones anteriores del testigo no es exclusiva
del sistema penal acusatorio colombiano; por el contrario, este es uno de los
asuntos más complejos e intrincados de todo sistema acusatorio.
Se omitirá por el momento cualquier comentario respecto del sistema colombiano,
limitando el siguiente resumen expositivo a ilustrar al lector acerca de cómo
solucionan estos países el problema del valor probatorio sustantivo de las
declaraciones anteriores del testigo.
2.1. Las Reglas de Evidencia en Puerto Rico.
Señala CHIESA APONTE que en esta materia se presenta “la más grande
diferencia” entre las Reglas Federales de Evidencia de los Estados Unidos y las
de Puerto Rico. En Puerto Rico, las declaraciones anteriores del testigo se
pueden usar con dos finalidades diferentes: (i) para probar la verdad del contenido
de las declaraciones, es decir como prueba de referencia, o (ii) para impugnar la
credibilidad del testigo. Es a la parte a quien le corresponde la carga procesal de
indicar si ofrece la declaración anterior en uno u otro sentido, pero ambos usos
legítimos tienen efectos y fundamentos distintos.
En un principio, antes de la promulgación de las Reglas de Evidencia de 1979,
Puerto Rico aplicaba la “regla tradicional” sobre la materia: solo se usaban las
declaraciones anteriores para impugnar la credibilidad de la declaración rendida
en corte en cuanto resultara incompatible con aquellas; las declaraciones
anteriores se consideraban prueba de referencia inadmisible aun cuando el testigo
3 Se sigue en esto a CHIESA APONTE, ERNESTO L., Tratado de Derecho Probatorio, Tomo II, Publicaciones JTS, primera edición - reimpresión, USA, 2005, § 8.4; Tomo I, § 6.9 y Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos, Forum, 1995, Tomo 1, § 8.4.
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estuviera testificando en corte y fuese contrainterrogado con relación a la
declaración anterior.
Esta situación cambió y hoy día se admite la declaración anterior con el uso
acabado de anotar pero se adoptó un denominado “enfoque ultra liberal”, con una
excepción independiente a la regla general de exclusión de prueba de referencia.
El valor probatorio de las declaraciones anteriores del testigo que testifica en corte
aparece regulado expresamente en la REGLA 63 de las de Evidencia de Puerto
Rico, por lo que no se requiere establecer los requerimientos de alguna de las
otras excepciones a la prohibición de prueba de referencia existentes en dicho
sistema jurídico. Dicha norma señala:
“Regla 63. Declaraciones anteriores del testigo.
Es admisible como excepción a la regla de prueba de referencia una
declaración anterior de un testigo que está presente en el juicio o vista y
sujeto a ser contrainterrogado en cuanto a la declaración anterior, siempre
que dicha declaración fuere admisible de ser hecha por el declarante
declarando como testigo.”
Como puede verse, en Puerto Rico se acepta todo tipo de declaración previa del
declarante que esta testificando en juicio siempre y cuando esté sujeto a
contrainterrogatorio por la parte perjudicada con la declaración anterior, no solo en
cuanto a que la declaración fue hecha y las circunstancias en que la hizo sino
también en cuanto al contenido de la declaración.
El contrainterrogatorio se considera un imperativo del derecho constitucional a
confrontación; no solamente puede abarcar lo declarado en juicio sino también la
declaración anterior y las circunstancias en que ésta se hizo, lo que significa, por
ejemplo, que cuando un testigo niega haber rendido la declaración anterior y se
recibe la prueba de ésta por quien la escuchó, se debe volver a llamar a declarar a
quien la rindió para darle a la parte perjudicada la oportunidad de contrainterrogar
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al declarante sobre su declaración anterior. Lo que se garantiza
constitucionalmente es la oportunidad de contrainterrogatorio, no que sea
“efectivo” o produzca cierto resultado pretendido por las partes.
Cumplida la oportunidad de contrainterrogatorio queda superado el problema de
admisibilidad de la declaración anterior y lo que resta es la asignación del mérito
probatorio por parte del juzgador a partir de la credibilidad, para lo cual éste puede
–enseña CHIESA APONTE- “comparar lo expuesto en la declaración anterior,
considerando las circunstancias bajo las cuales esta fue tomada, así como el
comportamiento al declarar en corte”.
Así, en Puerto Rico el juez puede condenar al acusado basado en una declaración
anterior de un testigo, aun cuando este la niegue al testificar en corte; el juez
puede rechazar la versión rendida en corte y acoger la anterior. La Regla 63 de
Evidencia lo permite, se repite, con una única condición: que la parte afectada con
la declaración anterior haya tenido oportunidad de contrainterrogatorio sobre dicha
declaración en toda su extensión.
Es el caso típico del testigo que en corte niega la veracidad de lo manifestado en
declaraciones anteriores que permitirían establecer todos o alguno de los
elementos constitutivos del delito y/o conexión del acusado con los mismos. En
eso casos el fiscal debe presentar evidencia que ponga al juzgador en condiciones
de aquilatar todas las declaraciones del testigo, la rendida en corte y las
anteriores, para estar en posición de determinar a cuál de ellas debe asignarle
credibilidad.
En Puerto Rico la admisión de la declaración anterior no depende de que ésta sea
incompatible con el testimonio en Corte. La regla es sumamente amplia. Lo único
que se prohíbe es que el testigo no de testimonio alguno en corte, el testigo debe
ofrecer algún testimonio en el examen directo porque de lo contrario el juicio
podría convertirse en un escenario para que los testigos simplemente admitan que
rindieron declaraciones anteriores que serían admitidas como prueba a cambio de
su testimonio oral. Las declaraciones anteriores similares o compatibles con el
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testimonio en corte son admisibles (i) para rehabilitar la credibilidad del testigo si
es impugnado y (ii) como evidencia sustantiva para fortalecer el caso de la parte
que propone la prueba, como cuando el fiscal la ofrece tras el interrogatorio directo
como “prueba adicional sustantiva”. La única posible prohibición viene dada por
causales de inadmisibilidad, como cuando la declaración anterior es injustamente
dilatoria del procedimiento o presenta escaso valor probatorio.
2.2. Las Reglas Federales de Evidencia de los Estados Unidos.
La situación aparece regulada en la Regla 801 (d) (1) de dicha normatividad, que
expresa:
“Rule 801.Definitions
The following definitions apply under this article:
(N)
(d) Statements which are not hearsay.
A statement is not hearsay if--
(1) Prior statement by witness. The declarant testifies at the trial or
hearing and is subject to cross-examination concerning the
statement, and the statement is (A) inconsistent with the declarant's
testimony, and was given under oath subject to the penalty of perjury
at a trial, hearing, or other proceeding, or in a deposition, or (B)
consistent with the declarant's testimony and is offered to rebut an
express or implied charge against the declarant of recent fabrication
or improper influence or motive, or (C) one of identification of a
person made after perceiving the person; N”
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Enseña CHIESA APONTE que esta es una regla “significativamente más
restrictiva” que la vigente en Puerto Rico. Una primera diferencia es que la Regla
Federal no considera las declaraciones anteriores como prueba de referencia,
expresamente el literal b) se titula “declaraciones que no son prueba de
referencia”, mientras que la Regla 63 de Evidencia de Puerto Rico las admite
expresamente como una excepción a la regla general que prohíbe la prueba de
referencia. Sin embargo, esa diferencia es puramente teórica y no tiene
consecuencias prácticas, pues en ambos países se admite la declaración anterior
como prueba sustantiva.
Las Reglas de ambos países exigen como requisito insalvable que el declarante
este sujeto a contrainterrogatorio por la parte afectada con la declaración anterior4;
esa es la única equivalencia entre la regulación norteamericana y la de Puerto
Rico. Por este motivo, si el testigo ya había terminado su testimonio cuando surge
en juicio su declaración anterior, el requisito se satisface volviendo a convocar al
testigo a declarar para garantizarle a la parte afectada el derecho a contra-
interrogarlo sobre la declaración anterior.
La Regla Federal permite las declaraciones anteriores del testigo en tres casos
distintos:
(1) Declaraciones sobre identificación de una persona5: es una categoría separada
de declaraciones anteriores debido a la mayor confiabilidad que representa un
señalamiento antes del juicio.
(2) Declaraciones consistentes con el testimonio en corte6: se establece la regla
general de inadmisibilidad de la declaración anterior que coincida con lo testificado
por el testigo en corte, pero por excepción es admisible solo cuando sea necesario
refutar un cargo expreso o implícito propuesto contra el declarante de fabricación
4 “The declarant testifies at the trial or hearing and is subject to cross-examination concerning the statementN” 5 “(C) one of identification of a person made after perceiving the personN” 6 “(B) consistent with the declarant's testimony and is offered to rebut an express or implied charge against the declarant of recent fabrication or improper influence or motiveN”
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reciente, influencia o motivo impropio para declarar, como es el caso, por ejemplo,
del coautor del hecho que celebra un acuerdo con la Fiscalía para rendir
testimonio en contra de su cómplice a cambio de una rebaja sustancial de la pena.
En estos casos la declaración anterior sirve (i) para rehabilitar la credibilidad del
testigo, y (ii) como evidencia sustantiva en aquella parte de la declaración que
coincide con el testimonio en corte y que se tacha por la contraparte de fabricación
reciente o motivo impropio para testificar.
Una antigua regla del derecho común7 señala que la declaración previa sólo
refutaba la alegación de fabricación de testimonio o motivo impropio para declarar
cuando se había hecho antes de surgir el alegado motivo impropio o la fabricación.
De donde solo se puede rehabilitar con declaraciones anteriores al momento en
que se alega el motivo impropio o la fabricación; lo contrario alentaría el uso de la
prueba de referencia y haría de las declaraciones anteriores el aspecto central de
los juicios.
La forma en que una parte puede impedir el uso sustantivo de declaraciones
anteriores coincidentes con el testimonio en corte es no abordar el tema del
ataque al testigo a base de fabricación reciente de testimonio o motivo impropio
para testificar; si se omite el tema no puede usarse la declaración previa en el
interrogatorio re-directo.
En síntesis, estas son las condiciones del sistema norteamericano para admitir
una declaración previa que es consistente con el testimonio en corte:
(i) Que exista consistencia o compatibilidad entre el testimonio en corte y la
declaración anterior
(ii) Que la contraparte impugne al testigo a base de fabricación reciente de
testimonio o motivo impropio para testificar.
(iii) Sujeción del testigo a contrainterrogatorio en relación con la declaración
anterior. Si la parte afectada con la declaración anterior no impugna al
7 Ratificada en Tome v. United States (1995), citado por CHIESA APONTE, Tratado de Derecho Probatorio, Tomo II, p. 627-628.
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testigo por fabricación o motivo, pero en su oportunidad probatoria
presenta evidencia en ese sentido, el adversario puede presentar la
evidencia de la declaración anterior para rehabilitar, como “prueba de
refutación de la impugnación”, o mejor, de prueba de rehabilitación.
(3) Declaraciones inconsistentes con el testimonio en corte8, en cuyo caso son
dos requisitos esenciales de admisibilidad:
(i) Que exista inconsistencia con el testimonio en corte.
(ii) Que la declaración previa sea una declaración jurada dada en juicio,
vista, deposición u otro procedimiento.
3.- EL SISTEMA ACUSATORIO COLOMBIANO.
3.1. Las reglas legales
De un lado, a diferencia de lo que ocurre en Puerto Rico y Estados Unidos, en
nuestro país no existe una norma que regule expresamente la admisibilidad de
declaraciones anteriores del testigo que se haya disponible para declarar en juicio.
En virtud de la peculiaridad de la Ley 906 de 2004, las reglas sobre prueba de
referencia allí contenidas no deberían aplicarse a casos en los cuales el
declarante está disponible para declarar en juicio, pues en dichos eventos no se
cumple con uno de los requisitos esenciales de la prueba de referencia: la no
disponibilidad del declarante.
Nótese que el artículo 437 de la Ley 906 de 2004 define la prueba de referencia
como una declaración realizada fuera del juicio oral que “no sea posible practicarla
8 “(A) inconsistent with the declarant's testimony, and was given under oath subject to the penalty of perjury at a trial, hearing, or other proceeding, or in a depositionN”
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en el juicio”.9 Y, de hecho, cuatro de seis de los casos regulados en el artículo
438 únicamente admiten la prueba de referencia en situaciones cuya razón de ser
es que el declarante no está disponible para declarar en juicio10, salvo dos únicas
excepciones inspiradas en la mayor confiabilidad de las declaraciones
anteriores11.
En este sentido, la regulación de la Ley 906 de 2004 se identifica con la regulación
norteamericana, pues de acuerdo al art. 801 d) de las Reglas Federales de
Evidencia una declaración anterior del testigo (prior statement by witness) no es
prueba de referencia (hearsey) cuando el declarante testifica en el juicio (the
declarant testifies at the trial). En el mismo sentido, nuestra regulación es
diferente a la vigente en Puerto Rico, donde la Regla 63 de Evidencia dispone que
“Es admisible como excepción a la regla de prueba de referencia una declaración
anterior de un testigo que está presente en el juicio o vistaN”
Conviene dejar en claro, así sea someramente por no constituir la materia de este
escrito, que en nuestro medio existe fundamento legal para admitir como prueba
de referencia las declaraciones anteriores del testigo no disponible como prueba
sustantiva al amparo del artículo 438 de la Ley 906 de 2004, siempre y cuando se
trate de alguno de los casos allí consagrados o se trate de un “evento similar” a los
previstos en el literal b) del artículo 438, que consagra una excepción residual
admisiva o cláusula residual incluyente de carácter discrecional; en palabras de la
Corte Suprema:
9 “Artículo 437. Noción. Se considera como prueba de referencia toda declaración realizada fuera del juicio oral y que es utilizada para probar o excluir uno o varios elementos del delito, el grado de intervención en el mismo, las circunstancias de atenuación o de agravación punitivas, la naturaleza y extensión del daño irrogado, y cualquier otro aspecto sustancial objeto del debate, cuando no sea posible practicarla en el juicio.” 10 Como cuando “ha perdido la memoria sobre los hechos” (lit. a.), “es víctima de un delito de secuestro, desaparición forzada (lit. b.), “padece de una grave enfermedad que le impide declarar” (lit. c.) o “ha fallecido” (lit. d).
11 En los casos de declaraciones registradas “en escritos de pasada memoria” o en “archivos históricos” es irrelevante la disponibilidad del declarante, pues como acaba de verse otro es el fundamento de su admisibilidad.
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“Ya se dijo que a la par de las excepciones a la regla general de prohibición
de la prueba de referencia, que expresamente establece el artículo 438, el
legislador introdujo una excepción residual de carácter discrecional, que le
permite al juez decidir potestativamente sobre la admisión de pruebas de
referencia en casos distintos de los allí previstos, cuando se esté frente a
eventos similares, y que del estudio de las características de las
excepciones tasadas, surgía que los nuevos eventos debían cumplir, en
principio, dos condiciones, (i) que el declarante no esté disponible, y (ii) que
su indisponibilidad derive de circunstancias especiales de fuerza mayor,
racionalmente insuperables.”12
Por otra parte, la regulación colombiana presenta una característica novedosa que
marca notable diferencia de los dos sistemas analizados: la tarifa legal negativa
respecto de la prueba de referencia, pues conforme con el art. 381 de la Ley 906
de 2004, sobre conocimiento para condenar: “La sentencia condenatoria no podrá
fundamentarse exclusivamente en pruebas de referencia.”13
3.2. Las reglas jurisprudenciales
Sobre el valor de las manifestaciones anteriores del testigo como prueba
sustantiva la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de justicia ha
decantado dos líneas de jurisprudencia.
12 Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 6 de marzo del 2008, radicado 27477, donde admitió como prueba de referencia la declaración verbal y escrita de la víctima que no se encontraba disponible para declarar en juicio por encontrarse residenciado en el exterior. 13 “N aún si la prueba de referencia es admitida de manera excepcional, su valor y aporte en punto de la materialidad del delito o de la responsabilidad del acusado dependerá del soporte que encuentre en otros medios de prueba, pues por mandato legal, no basta por sí misma o junto con otros medios probatorios de la misma índole, para edificar un fallo de condena (artículo 381 de la Ley 906 de 2004), precepto mediante el cual el legislador creó una tarifa legal negativa.” (Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 19 de febrero del 2009).
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3.2.1. Análisis descriptivo.
3.2.1.1. Primera línea jurisprudencial: las declaraciones anteriores del testigo
como “complemento del testimonio”.
Una primera línea jurisprudencial aborda el tema de las declaraciones anteriores
del testigo como complemento del testimonio rendido en juicio. Los casos
fallados son los siguientes:
3.2.1.1.1. El fallo de principio en la materia es la sentencia del 9 de noviembre del
2006, radicado 25738, M. P. ESPINOSA PEREZ. La Corte procede –en sus
palabras- a “desarrollar la jurisprudencia en un tema trascendental en el
procedimiento del sistema acusatorio oral, a saber el alcance, naturaleza y
eventual validez de las entrevistas o interrogatorios de verificación tomadas por
fuera del juicio.”
Los hechos que dieron origen al caso indican que se acusó a A y B como
determinadores de homicidio agravado; como testigo de cargo se cita a C, quien
en un interrogatorio previo al juicio lanzó cargos a los dos acusados. En el juicio
oral, desde la primera respuesta C se mostró evasivo y contrario a la versión que
había dado a conocer en el interrogatorio rendido, negando la responsabilidad en
los hechos de los dos procesados.
Esta situación ameritó que la Fiscalía utilizara, previa autenticación, el documento
que contenía el interrogatorio de C, documento que éste reconoció y procedió a
leer en voz alta, lectura de pasado que se convirtió básicamente en su declaración
en juicio, pues retomó su verdad inicialmente vertida en la entrevista, de la cual se
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derivaban circunstancias suficientes para sostener que A y B eran las personas
que lo contrataron para cometer el homicidio.14
Se condenó en ambas instancias a los acusados; se acude a casación alegando
que los falladores le dieron credibilidad al interrogatorio de C rendido antes del
juicio, desconociendo que por mandato de la Ley 906 de 2004 las entrevistas y
sus equivalentes no tienen valor probatorio.
La Corte sostiene que las entrevistas, declaraciones juradas e interrogatorios que
las partes pueden recolectar antes del juicio “no tienen efecto por sí mismos en el
juzgamiento, es decir, no sirven para fundamentar una sentencia, pues ésta, se
reitera, ha de estar soportada en las pruebas aducidas durante el juicio oral, de
acuerdo con el principio de inmediación”; y si bien aquellas “no son pruebas por sí
mismas, porque como ya se vio se practican fuera del juicio, sin embargo cuando
son recogidas y aseguradas por cualquier medio pueden servir en el juicio para
dos fines específicos: a) para refrescar la memoria del testigo (artículo 392-d) y b)
para impugnar la credibilidad del mismo ante la evidencia de contradicciones
contenidas en el testimonio (artículos 347, 393-b y 403).” (Resaltado original)
Luego la Corte plantea el problema a resolver:
“El problema se suscita a la hora de concretar cuáles son los efectos
derivados de la utilización de esos elementos probatorios en el juicio,
especialmente si los mismos pueden acceder a la valoración judicial,
aspecto sobre el cual gira la discusión planteada en la demanda.”
14 En palabras de la Corte Suprema de Justicia: “Véase cómo en este caso, una vez leída la exposición vertida por el testigo en la etapa de indagación, “previa su autenticación” como se hizo constar, se suscitaron una serie de preguntas que necesariamente llevaron a introducir al testimonio el dicho pasado, sobre el cual se activó en ese momento el derecho de la parte contraria para contrainterrogar, refutando en todo o en parte lo que el testigo dijo entonces y explica ahoraN”
17
Para la Corte, “lo que no puede admitirse es que el juez tenga que sustraerse por
completo al conocimiento que obtiene a través de ese medio legalmente permitido,
cuando previamente, con su lectura y contradicción, se han garantizado los
principios que rigen las pruebas en el sistema de que se trata”; la solución a este
problema consiste en que “el contenido de las declaraciones previas accede al
juicio oral a través del interrogatorio y contrainterrogatorio de las partes”, en otras
palabras, “al final de un adecuado interrogatorio y contrainterrogatorio ejercido por
las partes, entran a conformar el testimonio recibido en su presencia”.
Así las cosas, las manifestaciones contradictorias anteriores “se incorporan” con
inmediación a lo declarado en el juicio oral. Y si bien el artículo 347 de la Ley 906
de 2004 señala que las exposiciones o declaraciones rendidas antes del juicio no
pueden tomarse como una prueba, insiste la Corte que “esa prohibición parte del
presupuesto de que sobre ellas las partes no hayan ejercido el derecho de
contrainterrogar”; por lo tanto, el "derecho de contradicción, queda salvaguardado
con el hecho de que se permita a la parte contraria formular al testigo todas las
preguntas que desee en relación con los hechos previamente relatados e
incorporados al testimonio en el juicio oral a través del procedimiento señalado."
La razón de la decisión es esta:
“Por lo tanto, en el caso de que en el juicio oral un testigo modifique o
se retracte de anteriores manifestaciones, la parte interesada podrá
impugnar su credibilidad, leyendo o haciéndole leer en voz alta el contenido
de su inicial declaración. Si el testigo acepta haber rendido esa declaración,
se le invitará a que explique la diferencia o contradicción que se observa
con lo dicho en el juicio oral. Véase cómo el contenido de las declaraciones
previas se aportan al debate a través de las preguntas formuladas al testigo
y sobre ese interrogatorio subsiguiente a la lectura realizada las partes
podrán contrainterrogar, refutando en todo o en parte lo que el testigo dijo
entonces y explica ahora, actos con los cuales se satisfacen los principios
de inmediación, publicidad y contradicción de la prueba en su integridad.
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Si se cumplen tales exigencias, el juez puede valorar con
inmediación la rectificación o contradicción producida, teniendo en cuenta
los propios datos y razones aducidas por el testigo en el juicio oral. Se
supera de esta forma la interpretación exegética que se pretende dar al
artículo 347 del Código de Procedimiento Penal, pues lo realmente
importante es que las informaciones recogidas en la etapa de investigación,
ya por la Fiscalía o ya por la defensa, accedan al debate procesal público
ante el juez de conocimiento, cumpliendo así la triple exigencia
constitucional de publicidad, inmediación y contradicción de acuerdo con el
artículo 250, numeral 4º de la Carta Política.”
De lo expuesto se concluye que una interpretación estricta de este precedente,
con apego estricto a los hechos que le dieron origen, permite concluir como ya se
anotaba en otra oportunidad15, que la tesis conforme a la cual la declaración
anterior del testigo complementa su testimonio “es admisible solamente en el caso
en que el testigo retoma su dicho anterior en el juicio oral, como en efecto ocurrió
en el asunto estudiado por la Corte, porque en ese evento si se presenta un
auténtico ‘complemento’ del testimonio; de donde la declaración previa vale como
prueba sustantiva (para probar la verdad de lo aseverado) en la medida en que el
mismo testigo repite o retoma lo dicho antes, pero en el juicio oral, con
inmediación y sujeto a contrainterrogatorio.”
Sin embargo, no obstante la claridad de la posición de la Corte la pregunta queda
latente, aun cuando no hayan sido esos los hechos que dieron lugar al caso
analizado, esto es: si puede el juez valorar como prueba sustantiva la declaración
previa del testigo presente en juicio cuando niega o no retoma el contenido de
aquella a pesar de aplicarse el procedimiento de impugnación de credibilidad.
15 “El uso de documentos y escritos en la audiencia de juicio oral”, en revista Criterio jurídico, revista jurídica del Departamento de Ciencia Jurídica y Política de la Pontificia Universidad Javeriana – Cali, ISSN 1657-3978, Nº. 8, 2008, págs. 131-156.
19
3.2.1.1.2. El auto del 7 de febrero del 2007, radicado 26727, M.P. PULIDO DE
BARON y QUINTERO MILANES, reitera la sentencia del 9 de noviembre del 2007.
En este caso el acusado fue condenado en ambas instancias por el delito de
concusión a partir de las manifestaciones rendidas por la víctima en el juicio oral.
Se acude a casación alegando que la no participación del acusado en el punible
“aparece demostrada con las versiones ofrecidas por el denunciante ante la policía
judicial y ante el instructor, y con los informes “Único de Noticia Criminal FPJ-2” y
“Ejecutivo FPJ-3” donde se reproducen las manifestaciones iniciales del afectado,
elementos todos entregados a la Fiscalía e introducidos como prueba al juicio por
ese sujeto procesal”. El casacionista considera que “el testimonio rendido en el
juicio oral por el afectado contradice las versiones e informes arriba mencionados,
elementos estos que el Tribunal omitió analizar.”
La Corte inadmite la demanda por incumplimiento de requisitos técnicos, pero
sobre la temática planteada señala lo siguiente, citando a la sentencia del 9 de
noviembre del 2006:
“Por lo demás, bien está puntualizar que sobre esta particular temática en
reciente sentencia de casación la Sala se ocupó de precisar la connotación
probatoria que revisten las declaraciones previas en las actuaciones surtidas
bajo la égida del estatuto procesal regulado en la Ley 906 de 2004, señalando
mayoritariamente que aun cuando ellas no tienen el carácter de prueba
autónoma e independiente, según los términos del artículo 347 de la precitada
disposición legal, sí pueden ser valoradas en su contenido por el juez cuando
frente a las mismas se haya ejercido el derecho de contradicción durante el
juicio oral, mediante la impugnación de la credibilidad del testigo, pues en tal
caso esas exposiciones se entienden incorporadas al testimonio rendido en
dicha fase procesal.1
1 [Cita en el texto original] Casación No. 25738. Sentencia del 9 de noviembre de 2006.
20
Bien puede decirse entonces que la Corte ya fijó su posición sobre el
tema, sin que se haga necesario volver sobre el mismo, si se tiene en cuenta
que ninguna incidencia reviste en la definición de este asunto, pues, como lo
puso de presente el Tribunal de Medellín en el fallo, la defensa omitió
impugnar la credibilidad del testimonio rendido por Juan Felipe Cárdenas
Pineda en el juicio oral, a través de las declaraciones previas ofrecidas por
éste ante la Policía Judicial y la propia Fiscalía, limitándose durante el
correspondiente contrainterrogatorio a formularle algunas preguntas
relacionadas con el apodo o alias con que era conocido el acusado, la
participación del mismo en los hechos y la presencia del testigo.
Como se observa, no se cumplió en este caso el presupuesto del cual
partió la Sala para fijar su postura, esto es, la impugnación del testimonio
mediante el uso de las declaraciones previas, situación que es suficiente para
concluir en la imposibilidad de tenerlas como prueba para cimentar con ellas
la sentencia.”
Este precedente no hace más que reiterar la doctrina de las declaraciones
anteriores como complemento del testimonio en juicio, cuando las mismas son
usadas para impugnar credibilidad; en el caso concreto, como el defensor no
impugnó la credibilidad de la versión rendida por la víctima en el juicio mediante
sus manifestaciones iniciales, éstas no complementaron el testimonio.
3.2.1.1.3. Mediante auto del 17 de septiembre del 2008, radicado 29861, M. P.
IBAÑEZ GUZMAN, la Corte estudió una acusación por doble homicidio agravado
en calidad de determinador. La Fiscalía contaba con las exposiciones de cuatro
testigos que señalaban al acusado como determinador del doble homicidio. En el
juicio oral los testigos de cargo, ex-integrantes de la banda delincuencial
contratada para ejecutar los delitos por promesa de pago, negaron que el acusado
fuera el determinador del homicidio, lo que llevo a que fueran impugnados en su
21
credibilidad por la Fiscalía; por virtud de esa impugnación finalmente los testigos
reconocieron el cargo lanzado en un principio contra el acusado. Bajo estos
hechos se condena en ambas instancias y se acude a casación alegando que el
acusado fue condenado con base en lo declarado en las exposiciones rendidas
antes del juicio oral y no con base en lo declarado en dicha diligencia por los
testigos.
Como problema jurídico la Corte se pregunta si se vulneró el debido proceso al
condenar al acusado con fundamento en las entrevistas y declaraciones anteriores
rendidas por los testigos de cargo que presentó la fiscalía, quien en el juicio oral
terminó impugnando la credibilidad de todos sus testigos.
La Corte contesta negativamente e inadmite la demanda de casación aduciendo
que el tema “no es novedoso” y ya fue objeto de pronunciamiento jurisprudencial.
Cabe aclarar que en la decisión que se analiza la Corte cita la sentencia 9 de
noviembre del 2006 (radicado 25738), pero transcribe apartes que en realidad
corresponden a la sentencia del 8 de noviembre del 2007 (radicado 26411). Esta
imprecisión no pasaría de ser un simple error de digitación, de no ser porque los
hechos del caso que se analiza guardan analogía fáctica con la sentencia del 9 de
noviembre de 2006, aun cuando ambos precedentes abordan el tema de la
admisibilidad y valor probatorio de las declaraciones anteriores de testigos.
La Corte expresa lo siguiente en el auto que se analiza respecto a lo sucedido en
el juicio oral con los testigos de cargo:
“Si bien es cierto que en un comienzo afirmó no conocer el nombre de la
persona que pagó por esos homicidios y (sic) negar que el acusado sea
ésta, pues era la primera vez que lo veía en el desarrollo del juicio oral, sin
que antes hubiese tenido algún tipo de comunicación, aunque admite que
tiene cierto parecido físico, al serle puesta de presente por parte de la
fiscalía la entrevista que le realizara un miembro de la SIJIN, donde hace
mención que sí lo conoce por haberse reunido con él varias veces, termina
22
por aceptar que ciertamente lo reconocería en cualquier lugar, que se
encuentra en la sala de audiencia señalando al acusado, y que se llama
Efraín Zuleta.
Afirmación ésta que merece credibilidad, pues es el mismo testigo quien
informa el por qué su posición primigenia de no sindicar al acusado, ya que
dejó constancia sobre las amenazas realizadas en su contra a través de un
escrito que se le hizo llegar a la cárcel donde se le exigía su retractación de
lo dicho en las entrevistas, pues de lo contrario causaban daño a su
esposa, escrito que hizo llegar a la fiscalía, y del cual también da cuenta el
investigador de la SIJIN Luis Arturo Arismedi, quien tuvo en su poder el
mencionado escrito amenazante. Y en verdad no surge otro motivo
diferente a ello para justificar la variación de su exposición
El fundamento probatorio que se destaca, y que el recurrente ni siquiera
mencionó, indica a las claras que en el juicio oral este testigo pretendió
hacer creer que no conocía a la persona que pagó por los homicidios de los
trapicheros y que era la primera vez que veía a EFRAÍN ZULETA
RUBIANO, quien se encontraba en el recinto donde se desarrollaba la
audiencia. Sin embargo, terminó señalando al acusado y explicó los motivos
por los cuales había cambiado su versión.
De modo que es imposible afirmar, como lo hace el demandante, que el
sentenciador dio por probada la responsabilidad de ZULETA RUBIANO con
fundamento en lo probado por fuera del juicio oral pues, como se deriva del
fallo del Tribunal, si bien es cierto los demás testigos que declararon en el
juicio adoptaron similar postura, también por amenazas y presiones, al final
respaldaron el señalamiento directo hecho por Jairo Alturo Reyes.
En efecto, Julio Enrique Durán Palomino y Manuel Antonio Cuevas
Gutiérrez, también integrantes de la “Banda de Aldemar”, señalaron como
23
determinador de los homicidios de los trapicheros a una persona con el
nombre de EFRAÍN ZULETA, pero negaron que se trataba de la misma
persona que se encontraba en la audiencia. Este aspecto fue impugnado en
su credibilidad por la fiscalía, con diligencias en las que ya lo habían
señalado como la persona que realizó el pago para que se llevara a cabo
dicha conducta ilícita.” (Resaltado no original)
En este caso, en estricto sentido, al igual que ocurrió en la sentencia del 9 de
noviembre del 2006, las declaraciones anteriores de los testigos contenidas en
entrevistas no fueron admitidas como prueba sustantiva independiente y
autónoma; ingresaron al proceso a través del testimonio directo cuando los
testigos, previo procedimiento de impugnación de credibilidad, terminaron por
aceptar su declaración inicial y concretamente, el señalamiento incriminatorio
contra el acusado que en un principio negaron en el juicio oral.
Queda de nuevo pendiente de solución el interrogante sobre el que gravita la
reflexión del presente escrito: cuando el testigo no retoma y admite el contenido de
las declaraciones anteriores, ¿pueden utilizarse estas para probar la verdad de las
proposiciones fácticas contenidas en ellas?
3.2.1.2. Segunda línea de jurisprudencia: Las declaraciones anteriores del
testigo disponible como “fuente indirecta del conocimiento de los hechos”.
En sentencia del 8 de noviembre del 2007, radicado 26411, M. P. GOMEZ
QUINTERO, el problema jurídico analizado fue muy similar a los anteriores: si debe
despojarse de efectos probatorios todo elemento que no haya sido legalmente
incorporado y debatido en la audiencia de juicio oral, como los formatos de
entrevistas, actas de reconocimiento fotográfico y en fila de personas.
El caso trataba de algunos testigos de cargo amenazados que, vinculados al
programa de protección de víctimas y testigos, se negaron a contestar el
24
interrogatorio en juicio aduciendo que no querían volver a hablar del tema. Ante esa
situación el fiscal solicitó al juez permiso para leer las entrevistas, pidió al testigo que
las leyera y así se hizo.
En el juicio se recibieron las entrevistas a los testigos renuentes, introducidas por los
investigadores que las recibieron; los testigos fueron reticentes frente a las versiones
que rindieron en la entrevista, alegando amenazas, aun cuando algunos ratificaron
que fueron entrevistados y que la versión de la entrevista era correcta.
La Corte se refiere constantemente al caso de los testigos renuentes, es decir,
aquel “que ayer imputó ante el órgano de investigación y hoy se retracta o nada
contesta en el juicio”.
Para la Corte, la contemplación material del testimonio de la persona renuente “es
susceptible de conjurarse con la versión que suministre el testigo de acreditación.”
De ahí que “es claro que la contemplación de prueba testimonial no tiene un
referente exclusivo, único y excluyente, circunscrito a la actitud del testigo (fuente
primaria del conocimiento de los hechos) en la audiencia de juicio oral y público.”
Por el contrario, en estos casos el Juez contempla articuladamente un conjunto
probatorio compuesto por tres partes: (i) la versión del testigo rendida antes del
juicio oral; (ii) la versión de la audiencia pública del testigo -algunas veces retráctil,
renuente, elusivo, etc.- y (iii) el testimonio del órgano de indagación e investigación
que recibió la versión rendida por el testigo antes del juicio.
La razón de la decisión aparece expuesta en el Nro. 1.3.2., así:
“1.3.2. De otra parte, es cierto que las entrevistas adquieren valor para
efectos de la impugnación de la credibilidad del testimonio a tenor de lo
previsto en el numeral 4 del artículo 403 del C. de P.P.; no obstante, cuando
se está ante un testigo que rehúsa responder el interrogatorio del fiscal, el
interrogatorio de la defensa, el interrogatorio (excepcional) del juez, habrá de
predicarse que no fue exitosa la impugnación de la credibilidad del testigo
25
ejercitada por los sujetos procesales en los contrainterrogatorios, sin perjuicio
de la facultad de contemplar la prueba legítima, entendida en su contexto de
“medio del conocimiento” (elemento material probatorio, evidencia física o
cualquier medio técnico o científico que no viole el ordenamiento jurídico),
legalmente aportado como prueba en la audiencia de juicio oral y público.”
Resaltado propio)
Refiriéndose a las entrevistas y declaraciones previas al juicio, la situación analizada
consiste en que el testigo “a la hora de la audiencia de juicio oral y público no
rememora”. La respuesta a esta situación es que:
“1. 3. En materia de apreciación de medios del conocimiento: entrevistas
(artículos 205 y 206 del C. de P.P.) y testimonios (artículos 383- 404 ib.)
suele suceder-y es lo que advierte la Sala en este caso-que se presenten
fallas en los procesos de rememoración, fallas en el comportamiento del
testigo durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, fallas en la forma de
sus respuestas y fallas en la personalidad del testigo como fuente directa
del conocimiento de los hechos, porque es razonable que la persona que
otrora declaró, reconoció, fue entrevistado, dictaminó, ante el órgano de
indagación e investigación, a la hora de la audiencia de juicio oral y público
no rememora por las más diversas razones (entre las que no se descartan la
voluntad renuente-nada se, no recuerdo, nada digo, mi versión ya no revive al
muerto, etc.-, el miedo, el terror, la amenaza, la amnesia, problemas
fisiológicos o psicológicos que alteren el raciocinio, etc.5), sencillamente
porque no es tarea fácil señalar en audiencia de juicio oral y público a uno
dos o más procesados: “Tu mataste a mi hijo... a mi hermano, a mi tío, etc.”.
¡Ello es humanamente entendible!.
5 [Cita en el texto original] Cfr. Sentencia del 09/11/2006, rad. núm. 25738.
26
No obstante, la fuente indirecta del conocimiento de los hechos (es decir,
el testigo de acreditación, el representante del órgano de indagación o de
investigación, policía judicial, perito, experto técnico o científico, etc.) que
accedió al medio de conocimiento comparece como testigo, rememora bien,
se somete a los contrainterrogatorios de parte, relata con exactitud el
verdadero comportamiento del entrevistado, el verdadero sentido de sus
respuestas, la verdadera incriminación, etc..
En este caso, el medio de conocimiento así acreditado (que está integrado
por la versión preliminar-entrevista, reconocimiento, acta-, la versión de la
audiencia pública del testigo-algunas veces retráctil, renuente, elusivo, etc.-y
el testimonio del órgano de indagación e investigación) es prueba integral
del proceso susceptible de contemplación jurídica y material articulada.
En esos eventos el juez tiene dos referentes con respecto al tema de prueba
a los que se enfrenta:
De una parte, la posición-explicable-que adopta en la audiencia el primer
testigo (fuente directa o primaria del conocimiento de los hechos) que ante el
órgano de indagación e investigación dijo una cosa y en el juicio no se
ratificó, se retractó, nada recordó, nada dijo, negó haber dicho, negó haber
reconocido, etc., y de otra, la versión del “testigo de acreditación”,
representante del órgano de indagación o investigación que lo entrevistó, lo
examinó, etc., compareció a la audiencia pública, acreditó su idoneidad,
acreditó la cadena de custodia de los elementos materiales probatorios y
evidencia física, aportó documentos obtenidos (actas, entrevistas,
dictámenes, fotografías, documentos gravados, reconocimientos, etc.), se
sometió a los contrainterrogatorios y su testimonio y aportes fueron admitidos
legalmente como pruebas del proceso.” (Resaltado original)
Y agrega:
27
“Es factible apreciar la credibilidad del dicho del renuente a partir del diálogo
que ofreció durante el proceso desde el momento del recaudo del
elemento material probatorio y evidencia física legalmente aceptado en el
juicio (art. 275 ib.); es viable apreciar la versión (incluso la actitud pasiva del
testigo en la audiencia de juicio oral y público) y confrontarla con aquella que
rindió ante el órgano de indagación e investigación para hacer inferencias
absolutamente válidas, puesto que se trata en síntesis de apreciar un medio
de conocimiento legítimo, de cara a los criterios de apreciación de cada
prueba en concreto (testimonial, documental, etc.).
Por ello, el concepto de prueba testimonial como medio del conocimiento no
es de cobertura restrictiva; no se puede entender cómo, si el testigo directo,
en la audiencia del juicio oral se retracta o guarda silencio, entonces de nada
valen las imputaciones que hizo ante el órgano de investigación o de
indagación, las evidencias que suministró y que fueron aportadas
legítimamente por el testigo de acreditación que también declara en el
proceso.
(N)
Es palmario que si ante el órgano de indagación e investigación dijo una cosa
y en la audiencia de juicio oral y público dijo otra (u optó por no responder
absolutamente nada-aquí algún testigo tuvo esa actitud), el testimonio como
evidencia del juicio que es, articulado con la evidencia que se suministre al
proceso (entrevista, documento, acta, reconocimiento, video, etc.), y con el
dicho del órgano de investigación e indagación (Policía Judicial, experto
técnico o científico, testigo acreditado, etc.), ofrecen de hecho un diálogo a
partir del cual es legítimo hacer inferencias probatorias a la luz de la
contemplación material de la prueba testimonial, documental, etc.. ¡Esa es la
esencia del papel del juez!.” (Resaltado original)
28
3.2.1.3. Conclusión.
El análisis conjunto de los precedentes judiciales expuestos arroja el siguiente
resultado:
La pregunta que encabeza el análisis jurisprudencial consiste en determinar si son
admisibles las manifestaciones anteriores del testigo para probar la verdad de lo
aseverado en ellas. Tal y como está redactada la pregunta se excluye de las
posibles respuestas el problema del valor probatorio sustantivo de las
29
declaraciones anteriores del testigo que no comparece al juicio, evento de prueba
de referencia cobijado por la sentencia la sentencia del 6 de marzo del 2008
(radicado 27477) y sus desarrollos posteriores17. Las dos posibles respuestas a
esta pregunta aparecen representadas en los dos extremos de la gráfica.
Las tres decisiones que conforman la línea jurisprudencial sobre la doctrina del
complemento del testimonio aparecen cobijadas bajo una misma sombra
decisional proyectada por la sentencia de principio del 9 de noviembre del 2006;
se aclara que la sentencia del 17 de noviembre del 2008 es ubicada bajo la
doctrina del 9 de noviembre del 2006, por cuanto los hechos de ambos casos son
sustancialmente análogos18, aun cuando, curiosamente, el precedente transcrito
por la Corte como fundamento es la sentencia del 8 de noviembre del 2007.
Las decisiones originadas en la sentencia del 9 de noviembre del 2006 se ubican
cerca del centro de la gráfica porque esta doctrina jurisprudencial no le otorga un
valor independiente y autónomo a las declaraciones anteriores sino a partir de la
declaración en juicio, mediante el procedimiento de impugnación de credibilidad,
garantizando así la triple exigencia constitucional de publicidad, inmediación y
contradicción respecto de las declaraciones anteriores.
Por su parte, la sentencia del 8 de noviembre del 2007 se acerca más a la
respuesta del extremo izquierdo de la gráfica porque autoriza la introducción de la
declaración anterior con el testigo de acreditación que la recibió como una
evidencia autónoma, aunque condicionada la valoración conjunta por el juez.
La primera conclusión del análisis conjunto de los precedentes es que la
problemática generó una profunda división en la Corte, perceptible en las
aclaraciones de voto de los magistrados SOLARTE, PEREZ, RAMIREZ y PULIDO
17 Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencias del sentencia del 17 de septiembre del 2008, radicado 29609 y del 19 de febrero del 2009, radicado 30598, entre otras. 18 El hecho relevante que origina la analogía entre los dos casos consiste en que en la sentencia del 9 de noviembre del 2006 el testigo que rindió testimonio inconsistente con su declaración anterior la retomó y aceptó al ser impugnado con la versión anterior, cosa que no ocurrió en la sentencia del 8 de noviembre del 2007 donde los testigos fueron reticentes a declarar.
30
a la doctrina del complemento del testimonio originada en la sentencia del 9 de
noviembre del 2006.
La sentencia del 9 de noviembre de 2006 tuvo el respaldo de los magistrados
ESPINOSA, SOCHA, QUINTERO y ZAPATA; los magistrados PULIDO y GOMEZ
no participaron en la discusión ni firmaron la providencia por encontrarse ausentes
con excusa. Ello explica porque la magistrada PULIDO no aclaro su voto a esta
sentencia, aun cuando sí lo hizo en el auto del 7 de febrero del 2007 que reiteró la
misma doctrina. Es lógico que los mismos tres magistrados que aclararon su voto
en la sentencia del 9 de noviembre de 2006 lo hicieran nuevamente en el auto del
7 de febrero del 2007.
El disenso al interior de la Corte desaparece para el momento en que se profiere
la providencia del 8 de noviembre del 2007 que consagra la doctrina de la fuente
indirecta del conocimiento de los hechos, y ello se explica por cuanto para esa
época había ocurrido el nombramiento de nuevos magistrados, siendo
reemplazados los magistrados SOLARTE, PEREZ y PULIDO, quienes habían
aclarado su voto en las decisiones del 9 de noviembre del 2006 y 7 de febrero del
2007.
3.2.2. Análisis crítico.
El verdadero problema de las declaraciones anteriores del testigo que testifica en
juicio consiste en que las partes no puedan interrogarlo y/o contrainterrogarlo
sobre su declaración anterior; el análisis de los precedentes aplicables permite
concluir que los defensores que han acudido a la Corte en casación no enfocan
ese aspecto del problema sino que cuestionan que se condenó a su cliente con
base en declaraciones anteriores19.
19 En las sentencias del 9 de noviembre del 2006, 8 de noviembre del 2007 y los autos del 7 de febrero del 2007 y 17 de noviembre del 2008, se reitera el hecho de que la segunda instancia ha condenado y la defensa acude a casación alegando que lo hicieron a partir de las declaraciones anteriores; en todas estas decisiones o no se casa la sentencia o se inadmite la demanda. En cambio, cuando se trata de testigo no disponible en juicio, suele
31
Y resulta lógico –aun cuando equivocado- que este sea el enfoque planteado ante
la Corte hasta a la fecha porque en estos casos no se aprecia un esfuerzo de los
defensores de instancia por contrainterrogar en juicio al declarante de cargo en
torno a los hechos sobre los que versa la declaración anterior y/o las
circunstancias en que se hizo la misma. Pareciera que simplemente se confía en
una absolución sobre la base de que el testigo no repita en juicio el contenido
incriminatorio que ya había declarado antes bajo un mal entendimiento del
principio conforme al cual “el juez solo puede valorar lo que se declara en su
presencia”. Ese no deja de ser un enfoque simplista -y hasta ingenuo- del valor
probatorio de las declaraciones anteriores del testigo que declara en juicio.
La masa jurisprudencial analizada arroja como resultado dos reglas de decisión
judicial que sirven para solucionar los casos concretos que se presenten en cuanto
al valor probatorio sustantivo de las declaraciones anteriores.
En primer lugar, línea de jurisprudencia originada en la sentencia del 9 de
noviembre del 2006, radicado 25738, supone que el testigo se encuentra presente
en juicio, está disponible en todo el sentido de la palabra, formal y materialmente,
contestando los interrogatorios y contrainterrogatorios sobre su declaración
anterior.
Cabe preciar que quien complementa su testimonio con las declaraciones
anteriores es el testigo con sus respuestas, no las partes mediante la simple
“lectura” de la declaración anterior; de manera que si el testigo no se encuentra
disponible para declarar será imposible “complementar” su testimonio en juicio, por
sustracción de materia.
suceder que la Fiscalía acude a casación en virtud de la absolución de la segunda instancia que considera las declaraciones anteriores como prueba de referencia inadmisible (Cfr. Sentencias del 6 de marzo del 2008, radicado 27477, del 17 de septiembre del 2008, radicado 29609, del 19 de febrero del 2009, radicado 30598, en todas se casa la sentencia del tribunal y se confirma el fallo condenatorio de primera instancia tras considerar admisible la prueba de referencia).
32
Los casos que conforman el cuerpo de esta doctrina sobre el complemento del
testimonio tienen en común un mismo patrón fáctico: al momento de declarar en
juicio el testigo se muestra en principio renuente, reticente, silente o cuando
menos contrario a lo ya expresado en declaraciones anteriores, pero a instancias
de una adecuada impugnación de credibilidad por la parte perjudicada con esta
actitud finalmente admite, retoma y reitera como contenido de verdad lo declarado
en la manifestación anterior al juicio.20
La doctrina del complemento del testimonio tiene la virtualidad de estimular en la
práctica forense del sistema acusatorio el uso tradicional y adecuado de las
declaraciones anteriores como medio para impugnar credibilidad, desestimulando
el recurso facilista de incorporar al juicio oral las declaraciones escritas. Claro que
si después de impugnar credibilidad ocurre que el testigo retoma la verdad de la
declaración anterior, se aliviana el problema de su valor probatorio sustantivo en la
medida en que es la declaración en juicio la que está reconociendo la verdad de la
proposición fáctica contenida en la declaración anterior.
Cuando el testigo acepta y retoma en juicio el contenido de la declaración anterior
realmente lo que prueba la verdad del hecho contenido en ella es el testimonio
directo del testigo. De aquí se deducen dos conclusiones básicas: (i) la
declaración anterior no es prueba de referencia porque no se cumple la condición
legal de que no haya sido “posible practicarla en el juicio”21; y (ii) es inadmisible
introducir o aportar al juicio la declaración anterior que ya fue utilizada en el
examen del testigo, y admitida por éste, por exhibir “escaso valor probatorio” o
resulta “injustamente dilatoria del procedimiento”.22
Siempre que el testigo esté disponible en juicio y declare lo que pueda
considerarse un razonable testimonio sobre su declaración anterior habrá lugar a
aplicar la doctrina del complemento del testimonio; se puede considerar que
20 “Nse suscitaron una serie de preguntas que necesariamente llevaron a introducir al testimonio el dicho pasadoN” (Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 9 de noviembre de 2006)
21 Art. 437 de la Ley 906 de 2004. 22 Art. 37 lits. b) y c) de la Ley 906 de 2004.
33
estamos en presencia de un razonable testimonio sobre la declaración anterior
cuando el testigo responda a satisfacción los interrogatorios y contrainterrogatorios
que le formulen las partes sobre aquella, así no ratifique, se retracte o contradiga
lo expresado en pasada oportunidad.
La clave de la admisibilidad de las declaraciones anteriores del testigo es el
respeto del derecho de contradicción, como acertada y reiteradamente lo reitera la
Corte en sentencia del 9 de noviembre del 2006 al señalar que “Ncon su lectura y
contradicción, se han garantizado los principios que rigen las pruebas en el
sistema de que se trata”. Y es que en verdad, como anota CHIESA APONTE,
cuando el declarante de referencia está en juicio bajo juramento, cara a cara con
la contraparte y sujeto al contrainterrogatorio de esta, no solo con relación a su
testimonio en juicio sino también sobre su declaración anterior, “el menoscabo al
derecho a confrontación es mínimo y no debe extrañar que se satisfaga la cláusula
de confrontación.”23
En virtud de lo expuesto, las condiciones para admitir las declaraciones anteriores
al amparo de la doctrina del complemento del testimonio son las siguientes:
(a) Que exista testimonio en juicio que resulte inconsistente con la declaración
anterior.
(b) Que se aplique el procedimiento de impugnación de credibilidad mediante
manifestaciones anteriores, leyendo o haciendo leer las partes inconsistentes con
la declaración prestada en juicio.24
(c) Que el testigo rinda lo que se pueda considera un razonable testimonio sobre
la declaración anterior, dando respuesta a los interrogatorios y
23 Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos, Vol. I, p. 428. 24 Este es uno de los fundamentos para impugnar credibilidad, de conformidad con el artículo 347 de la ley 906 de 2004: “Las afirmaciones hechas en las exposiciones, para hacerse valer en el juicio como impugnación, deben ser leídas durante el contrainterrogatorio.”
34
contrainterrogatorios de las partes en cuanto a la existencia, forma, contenido y
circunstancias en que fue prestada la declaración anterior.
Se concluye que conforme a esta doctrina jurisprudencial un exitoso procedimiento
de impugnación de credibilidad es condición de admisibilidad de las declaraciones
anteriores que contradicen el testimonio en juicio.
Cumplidos los anteriores requisitos el problema deja de ser de admisibilidad de la
declaración anterior para convertirse en un asunto de valoración probatoria de la
declaración rendida en juicio, ya que “N desde la perspectiva de la inmediación, el
juez tiene en su presencia al autor del testimonio. Puede por ello valorar su
cambiante posición frente a afirmaciones anteriores y también puede valorar lo
manifestado al ejercer la última palabra, optando por la que en su convicción
considere más fiable.”25
En clave de derecho comparado, la doctrina del complemento del testimonio de la
Corte Suprema de Justicia colombiana, como solución al valor probatorio de las
declaraciones anteriores del testigo que se encuentra testificando en juicio, se
identifica con parte de la regulación norteamericana en cuanto (i) les niega a
dichas declaraciones la calidad de prueba de referencia26 y (ii) exige que el
declarante este sujeto a contrainterrogatorio respecto de la declaración anterior.27
Es pertinente plantear una reflexión final sobre la doctrina del complemento del
testimonio. Dicha doctrina parte del supuesto de que la declaración del testigo en
juicio sea inconsistente con la rendida anteriormente. De esta manera, en estricto
sentido, la regla jurisprudencial originada en la sentencia del 9 de noviembre del
25 Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 9 de noviembre del 2006. 26 Regla Federal 801 (d) (1): “Statements which are not hearsay”; distinto el caso de la Regla 63 de las de Evidencia de Puerto Rico que consideran las declaraciones del testigo que está presente en el juicio como una excepción a la regla de prueba de referencia. 27 Regla Federal 801 (d) (1): “Nsubject to cross-examination concerning the statementN” En ello también coincide la Regla 63 de las de Evidencia de Puerto Rico cuando exige como condición de admisibilidad de las declaraciones anteriores del testigo que está presente en el juicio que este “Nsujeto a ser contrainterrogado en cuanto a la declaración anteriorN”.
35
2006 no cobija la situación en la que las declaraciones anteriores son consistentes
con la declaración en juicio.
Queda abierta la cuestión de si puede extenderse la doctrina del complemento del
testimonio al caso de las declaraciones consistentes con la rendida en juicio. La
Corte habrá de pronunciarse al respecto en alguna oportunidad. Como ya se vio,
el asunto tiene varias soluciones en el derecho comparado: mientras que en
Puerto Rico se admiten declaraciones anteriores consistentes con el testimonio en
juicio, en Estados Unidos ello es por regla general prohibido y por excepción
admisible solo para refutar un cargo expreso o implícito propuesto contra el
declarante de fabricación reciente o de influencia o motivo impropio.
Al respecto, consideramos que debe admitirse en parte el enfoque propuesto por
las Reglas Federales de Evidencia de los Estados Unidos, ya que protege en
mayor medida los principios estructurales del sistema acusatorio y evita el riesgo
de que el juicio se convierta en un escenario dedicado a debatir las declaraciones
anteriores antes que el testimonio directo de los testigos presentes. Las
declaraciones anteriores consistentes con el testimonio en juicio solo deberían
admitirse con finalidad de rehabilitación del testigo, no con finalidad probatoria
sustantiva porque estaríamos ante una prueba de referencia que no cumple el
requisito de que “no sea posible practicarla en el juicio”.28
Así las cosas, cuando la manifestación anterior del testigo es consistente con su
testimonio rendido en juicio no debe admitirse aquella como prueba sustantiva,
pues para algo asiste el testigo al juicio a rendir declaración de manera directa.
Incluso en estos casos la declaración anterior no se puede usar para impugnar
credibilidad por sustracción de materia, pues no existe inconsistencia con lo
declarado en juicio. Tampoco será necesario usar la declaración previa para
refrescar la memoria porque nada se ha olvidado.
Excepcionalmente podría permitirse en nuestro medio el uso de dichas
declaraciones anteriores consistentes con la declaración en juicio con finalidad de
28 Art. 437 de la Ley 906 de 2004.
36
rehabilitación cuando la parte contraria impugna la credibilidad del testigo
alegando la “Existencia de cualquier tipo de prejuicio, interés u otro motivo de
parcialidad por parte del testigo”29. Cabe precisar que la denuncia de fabricación
puede ser explícita o implícita y puede surgir de los demás supuestos de
impugnación de credibilidad previstos en el artículo 403 de la Ley 906 de 200430.
Cuando tal ataque se plantea, la parte que citó al testigo cuestionado tiene
derecho a que el juez conozca la declaración anterior que es consistente con la
declaración en juicio a fin de neutralizar la impugnación de credibilidad y rehabilitar
al testigo. Como cuestión de pertinencia debe exigirse que el motivo o la
fabricación alegados sean posteriores a la declaración anterior para que el uso de
ésta con fines de rehabilitación sea pertinente. Por ejemplo, la Fiscalía presenta a
declarar a un coautor del hecho que resultó beneficiado con el principio de
oportunidad a cambio de su testimonio en juicio en contra del acusado y el
contrainterrogatorio de la defensa plantea que la declaración el testigo es fruto de
su inventiva para obtener ciertos beneficios judiciales; en ese caso la Fiscalía
podrá rehabilitar la credibilidad del testigo utilizando una entrevista consistente con
la declaración en juicio recibida antes de aplicar el principio de oportunidad, pues
si fue posterior la pretendida rehabilitación no tiene la virtualidad de refutar el
interés en mentir denunciado en el contrainterrogatorio.31 La alegación de que una
declaración no es fruto de determinado interés solo tiene sentido cuando éste no
existe al momento de la declaración.
En esas condiciones, la doctrina de la complementación del testimonio originada
en la sentencias del 9 de noviembre del 2006 puede hacerse extensible a los
casos de declaraciones previas consistentes con el testimonio en juicio a fin de
que el juzgador se forme una convicción sobre la credibilidad del testimonio
acudiendo al conjunto probatorio conformado por la declaración rendida en juicio
29 Art. 403.3 de la Ley 906 de 2004. 30 Así ocurre en el derecho comparado, Cfr. CHIESA APONTE, TratadoN, Vol. II, p. 626 y 227, con apoyo jurisprudencial. 31 Por el contrario lo reafirma, ya que el motivo de parcialidad anterior a la declaración reitera la teoría de que la declaración anterior es consecuencia del interés, tal y como sucede con el testimonio en juicio.
37
(incluido el ataque de parcialidad o fabricación planteado en el
contrainterrogatorio) y la declaración anterior que es consistente con ésta.
Con la anterior precisión, y a manera de síntesis de lo hasta aquí expuesto, la
doctrina del complemento del testimonio es la regla jurisprudencial aplicable
cuando el testigo está disponible y responde a los interrogantes de las partes, así
en un principio se muestre evasivo, hostil o renuente, pues para enfrentar esa
situación existe el procedimiento de impugnación de credibilidad; pero cuando, a
pesar de ello, el testigo no rinde testimonio sobre la declaración anterior deja de
aplicarse esta doctrina para, en su lugar, dar cabida a la doctrina de la fuente
indirecta del conocimiento de los hechos. La doctrina del complemento del
testimonio llega hasta donde comienza la doctrina de la fuente indirecta del
conocimiento de los hechos.
La doctrina sobre la fuente indirecta de conocimiento de los hechos, originada en
la sentencia del 8 de noviembre el 2007, radicado 26411, tiene el mismo efecto
práctico que la doctrina sobre el complemento del testimonio: la admisibilidad de
las declaraciones anteriores del testigo para probar la verdad de lo aseverado en
ellas. Pero los fundamentos y consecuencias jurídicas de ambas posiciones
jurisprudenciales son muy diferentes.
Conviene diferenciar claramente (i) el caso del testigo que en la declaración
anterior dijo una cosa y en el juicio no se ratifica o se retracta, pero finalmente rinde
lo que puede considerarse un razonable testimonio sobre la declaración anterior,
respondiendo las preguntas de las partes sobre ésta, de (ii) el caso del testigo que
en juicio nada recuerda, nada dice o niega haber dicho, eventos en los que
realmente no aporta un mínimo testimonio sobre la declaración anterior.
Se advierte con facilidad que cuando el testigo se niega a contestar ciertas
preguntas sobre la declaración anterior, o solo contesta que no la recuerda, se
presenta para las partes un menoscabo del derecho de contradicción, pues “el
derecho a confrontación exige, para su admisibilidad en el juicio como una
‘declaración anterior’, que el testigo se someta a contrainterrogatorio serio sobre los
38
hechos relatados en la declaración, sin que se considere suficiente que el testigo en
corte afirme que hizo la declaración anterior y que no recuerda sobre los hechos
relatados en ella.”32
Lo que permite abandonar los terrenos de la doctrina del complemento del
testimonio para pasar a los de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos
es que en ésta la impugnación de credibilidad no logra que el testigo rinda
testimonio sobre la declaración anterior ni la parte contraria puede examinar la
materia. Es relevante el fundamento jurídico 1.3.2 de la sentencia del 8 de
noviembre del 2007, donde la Corte expresa:
“1.3.2. De otra parte, es cierto que las entrevistas adquieren valor para
efectos de la impugnación de la credibilidad del testimonio a tenor de lo
previsto en el numeral 4 del artículo 403 del C. de P.P.; no obstante, cuando
se está ante un testigo que rehúsa responder el interrogatorio del fiscal, el
interrogatorio de la defensa, el interrogatorio (excepcional) del juez, habrá de
predicarse que no fue exitosa la impugnación de la credibilidad del testigo
ejercitada por los sujetos procesales en los contrainterrogatorios, sin perjuicio
de la facultad de contemplar la prueba legítima, entendida en su contexto de
“medio del conocimiento” (elemento material probatorio, evidencia física o
cualquier medio técnico o científico que no viole el ordenamiento jurídico),
legalmente aportado como prueba en la audiencia de juicio oral y público.”
(Resaltado propio)
Es precisamente esa actitud del testigo que rehúsa responder el interrogatorio lo
que permite concluir que la impugnación de credibilidad no fue exitosa, no en el
sentido de resultado sino en cuanto a que pueda ser examinado razonablemente
32 CHIESA APONTE, Derecho Procesal PenalN, Tomo I, p. 430.
39
sobre las declaraciones anteriores33; en esos casos deja de ser aplicable la
doctrina del complemento del testimonio, por sustracción de materia.
La exigencia de agotar el procedimiento de impugnación de credibilidad deriva de
los principios de contradicción y lealtad, que se verían afectados, por ejemplo,
cuando la parte perjudicada con la declaración en juicio guarda silencio en su
interrogatorio respecto de la declaración anterior pero posteriormente convoca a
declarar al testigo de acreditación que la recibió.34
El mayor inconveniente en esta materia ocurre cuando el testigo no contesta o
imposibilita el examen sobre su declaración anterior. Es ahí donde resulta
aplicable la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos, con las
precisiones que se harán más adelante, a casos en que “un testigo que rehúsa
responder el interrogatorio del fiscal, el interrogatorio de la defensa, el interrogatorio
(excepcional) del juez”35.
En punto de admisibilidad, cuando el testigo disponible no testifica lo que pueda
llegar a considerarse un razonable testimonio sobre su declaración anterior, o
niega haberla rendido, a pesar de aplicarse el procedimiento de impugnación de
credibilidad, aquella puede ser probada con el testigo de acreditación que la
autentique, bien por haberla percibido (caso típico de las declaraciones orales) o
recibido (declaraciones escritas). De lo contrario, bastaría que el testigo nada diga
sobre su declaración anterior para que el juzgador no pueda acceder al
conocimiento de la misma.
33 “La garantía constitucional es la oportunidad de un contrainterrogatorio exitoso y no un contrainterrogatorio exitoso”, por cuanto “el derecho de confrontación solo garantiza una oportunidad para contrainterrogatorio efectivo, y no un contrainterrogatorio que sea efectivo en la medida que la defensa lo quiera.” CHIESA APONTE, Derecho Procesal PenalN, Vol. I., p. 404. En el mismo sentido California vs. Green (1970) y United States v. Owens (1988), fallados por la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos. 34 En ese evento, la parte perjudicada con la declaración anterior puede convocar nuevamente al testigo que la rindió para que adicione o aclare su testimonio respecto a la misma, de acuerdo al inciso final del art. 393 de la ley 906: “El testigo deberá permanecer a disposición del juez durante el término que este determine, el cual no podrá exceder la duración de la práctica de las pruebas, quien podrá ser requerido por las partes para una aclaración o adición de su testimonio, de acuerdo con las reglas anteriores.” 35 Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 8 de noviembre del 2007.
40
Una vez probado con evidencia extrínseca al testimonio del testigo que éste
efectivamente rindió la declaración anterior, queda por resolver el problema de su
valor probatorio sustantivo, esto es, si puede utilizársela para probar la verdad de
lo aseverado en ella.
Bajo la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos, tal y como fue
concebida por la Corte Suprema de Justicia, la declaración anterior del testigo se
valora bajo un doble referente:
“En este caso, el medio de conocimiento así acreditado (que está integrado
por la versión preliminar-entrevista, reconocimiento, acta-, la versión de la
audiencia pública del testigo-algunas veces retráctil, renuente, elusivo, etc.-y
el testimonio del órgano de indagación e investigación) es prueba integral
del proceso susceptible de contemplación jurídica y material articulada.
En esos eventos el juez tiene dos referentes con respecto al tema de prueba
a los que se enfrenta:
De una parte, la posición-explicable-que adopta en la audiencia el primer
testigo (fuente directa o primaria del conocimiento de los hechos) que ante el
órgano de indagación e investigación dijo una cosa y en el juicio no se
ratificó, se retractó, nada recordó, nada dijo, negó haber dicho, negó haber
reconocido, etc., y de otra, la versión del “testigo de acreditación”,
representante del órgano de indagación o investigación que lo entrevistó, lo
examinó, etc., compareció a la audiencia pública, acreditó su idoneidad,
acreditó la cadena de custodia de los elementos materiales probatorios y
evidencia física, aportó documentos obtenidos (actas, entrevistas,
dictámenes, fotografías, documentos gravados, reconocimientos, etc.), se
sometió a los contrainterrogatorios y su testimonio y aportes fueron admitidos
legalmente como pruebas del proceso.” (Resaltado original)
41
Según la Corte, en el precedente que se cita, las declaraciones anteriores del
testigo no deben admitirse ni valorarse como prueba autónoma e independiente,
porque en esos casos “el medio de conocimiento así acreditado (que está integrado
por la versión preliminar-entrevista, reconocimiento, acta-, la versión de la audiencia
pública del testigo-algunas veces retráctil, renuente, elusivo, etc.-y el testimonio del
órgano de indagación e investigación) es prueba integral del proceso susceptible de
contemplación jurídica y material articulada.”
Desde el punto de vista teórico la conclusión anterior parece solucionar el
problema del valor probatorio de las declaraciones anteriores cuando el testigo
nada dice o no recuerda la declaración anterior. Sin embargo, la doctrina de la
fuente indirecta del conocimiento de los hechos produce en la práctica el efecto de
que la declaración anterior se termina utilizando como prueba autónoma e
independiente para probar la verdad de lo aseverado en ella.
La razón de ello es simple: como el testigo en realidad no testificó sobre su
declaración anterior, lo que termina sucediendo que la misma se utiliza por el juez
para probar los hechos afirmados en ella. Los “dos referentes” valorativos a que
alude la Corte son apenas aparentes, pues cuando el testigo no rinde testimonio
en juicio sobre las proposiciones fácticas contenidas en su declaración anterior
ocurre que el único referente con que cuenta el juez para probar esos hechos es la
propia declaración anterior tal y como se introduce con el testigo de acreditación
que la recibió o le consta.
Un ejemplo o ilustra claramente: el testigo afirma en la declaración anterior que le
consta que A mató a B, pero en el juicio oral dice que no se encontraba presente
en el lugar de los hechos por lo que no le consta que A mató a B; se le impugna
credibilidad mediante el uso de la declaración anterior pero el testigo adopta una
actitud a partir de la cual se puede concluir que no rindió un razonable testimonio
sobre la declaración anterior, bien porque guarda silencio, no contesta o nada
recuerda. Se procede entonces a incorporar la declaración anterior con quien la
recibió o le consta, la “fuente indirecta del conocimiento de los hechos”. Parece
indiscutible que el juez solo puede dar por probado el hecho de que A mató a B a
42
partir de la declaración anterior, no a partir de lo declarado en juicio por el testigo
porque allí él no afirmó ese hecho y al ser confrontado con el dicho contrario se
negó a rendir testimonio. Repárese en que si la declaración del testigo a quien le
costa la declaración anterior, no se utiliza para probar la verdad de lo aseverado
en ella únicamente servirá para acreditar que la declaración fue hecha, que el
testigo renuente dijo eso. Nada más.
Adicionalmente, la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos
originada en la sentencia del 8 de noviembre del 2007, merece un fuerte reparo en
cuanto asimila en un solo supuesto una serie de situaciones que son
esencialmente distintas, prodigándole un trato igual a los desiguales. No se puede
acomodar de manera general en una misma hipótesis -con idéntica consecuencia
jurídica y en palabras textuales de la Corte- el caso del testigo retráctil, el renuente,
el elusivo, el que no se ratificó, el que se retractó, el que nada recordó, el que nada
dijo, el que negó haber dicho, el que negó haber reconocido, incluso la actitud pasiva
del testigo en la audiencia de juicio oral y público, el que guardó silencio y el que
“ante el órgano de indagación e investigación dijo una cosa y en la audiencia de
juicio oral y público dijo otra [+] u optó por no responder absolutamente nada.”
En realidad, la sentencia del 8 de noviembre del 2007 trata el caso específico del
testigo renuente y reticente del cual puede predicarse una “insistencia obstinada de
no querer declarar”; así lo indican los hechos que dieron origen al precedente y lo
recuerda permanentemente la Corte a lo largo de su sentencia.
Es que, de cara al valor probatorio de las declaraciones anteriores del testigo, no
pude ser “lo mismo” que el testigo no asista al juicio a que asista, o que sea
reticente u opte por no responder o por negar sus versiones anteriores. No es
equivalente que el testigo se retracte o cambie la versión rendida en una
declaración anterior a que simplemente diga no recordar nada sobre la misma; es
evidente que en este último caso se presenta una afectación al derecho de
contradicción de las partes respecto de la declaración anterior: el perjudicado con
la declaración rendida en juicio no puede contradecirla mediante el uso de la
declaración anterior; y el perjudicado con la declaración anterior tampoco puede
43
contradecirla, todo ello como consecuencia de la actitud del testigo que no rinde
testimonio sobre la declaración anterior.
Es que no todas las fallas en los procesos de rememoración, las fallas en el
comportamiento del testigo durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, las
fallas en la forma de sus respuestas y las fallas en la personalidad del testigo pueden
dar lugar a la incorporación de la declaración anterior con la “fuente indirecta del
conocimiento de los hechos”, porque no todos esos supuestos lesionan en un mismo
grado el derecho de las partes a controvertir al autor de la versión anterior presente
en juicio.
Para permitir la incorporación de la declaración anterior del testigo debe tratarse de
una falla superlativa, de tal entidad que permita a firmar que no estamos ante un
razonable testimonio sobre la declaración anterior con grave efecto en el derecho de
contradicción de las partes; así, por ejemplo, en los casos de fallas de memoria, se
debe verificar “si la falta de memoria del testigo en corte fue de tal grado que afectó
el derecho a contrainterrogar del acusado hasta el punto de violar su derecho a
confrontación”36
De un lado, cuando el testigo “se retracta o cambia la versión” eso por sí solo no
autoriza a introducir la declaración anterior con la “fuente indirecta del
conocimiento de los hechos”; primero el afectado con ese comportamiento del
testigo debe acudir a la impugnación de credibilidad mediante manifestaciones
anteriores y luego deberá analizarse en cada caso la reacción del testigo para
concluir si rindió o no un verdadero testimonio sobre la misma, permitiendo el
interrogatorio y contrainterrogatorio de las partes sobre los hechos allí contenidos
y las circunstancias en que se prestó la declaración.
Y de otro lado, para admitir la declaración anterior como “complemento del
testimonio” no basta con que el testigo afirme asertiva y secamente que rindió la
declaración anterior si se niega a permitir un examen o contra-examen sobre la
misma. Solamente en los eventos en que el testigo está dispuesto a responder los
36 CHIESA APONTE, Derecho procesal PenalN, Vol. I., p. 428.
44
interrogatorios y contrainterrogatorios de las partes sobre la declaración anterior
ésta verdaderamente complementa el testimonio rendido en juicio, por lo que allí
no debe permitirse la incorporación de ésta con la fuente indirecta del
conocimiento de los hechos.
La Corte deberá distinguir su precedente del 8 de noviembre del 2007
diferenciando en cada caso las variadas situaciones del testigo frente a su
declaración anterior, teniendo como norte para adoptar las distintas conclusiones e
cada caso la afectación real del derecho de contradicción de las partes respecto
de la declaración anterior.
Lo que si resulta inadmisible es una posición jurídica conforme a la cual lo único
relevante para admitir las declaraciones anteriores como prueba directa con el
respectivo testigo de acreditación que las recibió es que el autor de las mismas
ratifique en juicio haberlas rendido de “cualquier manera”37.
Por el contrario, la manera en que el testigo declara sobre la declaración anterior
tiene relevancia constitucional por cuanto “lo verdaderamente crucial para la
defensa es contrainterrogar al testigo en torno a los hechos sobre los que versa la
declaración anterior, y no solo sobre haber hecho tal declaración y las
circunstancias bajo las cuales se prestó la declaración.”38 Solamente de esa
manera se garantiza el derecho de contradicción respecto de las declaraciones 37 Esa fue la alegación de la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia como sujeto procesal no recurrente en la audiencia de sustentación oral de la demanda de casación que dio origen a la sentencia del 8 de noviembre del 2007: “Las personas que comparecieron a la audiencia del juicio oral y se negaron responder no son testigos de referencia (El Tribunal no debió referirlos de esa manera); las entrevistas que rindieron pueden ser apreciadas por el juez en la medida que, en la audiencia del juicio oral las ratificaron “de alguna manera”. (cfr. Sentencias del 9/11/2006, Rad. núm. 25738; sentencia del 7/2/2007, rad. núm. 26727).” [Tomado de la sentencia del 8 de noviembre del 2007, Corte Suprema de Justicia, sala penal, paréntesis y comillas en el texto original]. Dígase de paso que la sentencia del 9 de noviembre de 2006 no era aplicable al caso porque allí el testigo se sometió al examen de las partes sobre su declaración anterior, mientras que en los hechos que dieron lugar a la sentencia del 8 de noviembre los testigos no declararon sobre la versión anterior.
38 CHIESA APONTE, Derecho Procesal PenalN, Vol. I., p. 430.
45
anteriores del testigo por cuanto “la información contenida en ellas no puede
tomarse como una prueba por no haber sido practicada con sujeción al
contrainterrogatorio de las partes”.39
Y aquí una crítica fundamental a la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento
de los hechos: la realidad inocultable y palpable es que cuando el testigo no rinde un
razonable testimonio sobre su declaración anterior, impidiéndole a las partes la
contradicción de la misma, estamos ante un caso de verdadera prueba de referencia
siempre y cuando se la use para probar la verdad de lo aseverado en ella, como es
lo usual. De aquí que se sostenga que la doctrina de la fuente indirecta del
conocimiento de los hechos encubre una situación de prueba de referencia. Esa
conclusión no cambia por el hecho de que en la sentencia del 8 de noviembre del
2007 la Corte Suprema no reconozca que estamos ante un supuesto de prueba de
referencia. Las cosas no dejan de ser lo que en verdad son porque se les llame de
otra manera.
La sentencia del 8 de noviembre del 2007 amerita ese fuerte cuestionamiento: no
asume el problema del valor probatorio sustantivo de las declaraciones anteriores
del testigo que declara en juicio pero no se somete al contrainterrogatorio sobre la
declaración anterior como un asunto de prueba referencia, cuando de hecho eso
es lo que es.40 La solución que se le imprima a esta problemática podrá ser esta o
aquella, será discutible, podrá admitirse o no, pero lo que resulta inaceptable es
que se trate un asunto de prueba de referencia como si fuese prueba directa
relegándolo al simple expediente de permitir incorporar “todo” y valorar después
“el conjunto de la prueba”. Este esquema de pensamiento es más propio del
sistema mixto con tendencia inquisitiva ya derogado.
39 Inciso tercero del artículo 347 de la Ley 906 de 2004. 40 Cabe precisar que éste también es un problema de prueba de referencia bajo las Reglas de Evidencia de Puerto Rico y Estados Unidos. En el primero por existir norma expresa al respecto (Regla 63); en el segundo porque no se cumple con la condición para que esa declaración anterior no sea prueba de referencia: que el declarante en juicio este “subject to cross-examination concerning the statementN” (Regla 801 (d) (1) Federal).
46
Si se repara en la noción legal de prueba de referencia41 concluiremos que en
casos como el fallado por la Corte el 9 de noviembre del 2006 la declaración
anterior del testigo es una autentica prueba de referencia porque se la utiliza para
acreditar aspectos sustanciales del debate y la ausencia de testimonio sobre la
misma impide “practicarla en juicio”.
En este sentido resulta atinado el enfoque de la Procuraduría Delegada ante la
Corte Suprema de Justicia que intervino en la audiencia de sustentación oral de la
demanda de casación que dio origen a la sentencia del 8 de noviembre del 2007,
en cuanto asumió las declaraciones anteriores de los testigos como un problema
de prueba de referencia42.
Frente a la realidad de que la fuente indirecta del conocimiento de los hechos es un
autentico supuesto de prueba de referencia, caben dos posibilidades hermenéuticas:
1) La que no admite la declaración anterior.
Según esta interpretación, la declaración anterior del testigo disponible en juicio es
una verdadera prueba de referencia cuando se la usa para probar la verdad de lo
aseverado en ella, y resulta inadmisible por cuanto las excepciones a la
prohibición de prueba de referencia son taxativas y de restrictiva interpretación.
Bajo este esquema la declaración anterior del testigo no tiene ningún valor
probatorio cuando éste no rinde un razonable testimonio sobre la misma al
declarar en juicio, hasta tanto se produzca una reforma legislativa que incluya
dicha excepción a la regla de prohibición de prueba de referencia.
La situación del testigo que asiste al juicio no podría considerarse “evento similar”
bajo el lit. b) del art. 438 porque, como bien anota la Corte Suprema, “La expresión
41 Art. 437 Ley 906 de 2004. 42 Dijo la Procuraduría Delegada que “Se puede apreciar el dicho del testigo renuente mediante el mecanismo que ofrece el artículo 438 (como prueba de referencia), cuando la declaración fue rendida ante un investigador de campo que incorpora al juicio oral y público el contenido de la entrevista y rinde su testimonio; las partes pueden interrogar y contra interrogar al testigo.” (Tomado de la sentencia del 8 de noviembre del 2007, Corte Suprema de Justicia, sala penal)
47
eventos similares, indica que debe tratarse de situaciones parecidas a las
previstas en las excepciones tasadas, bien por su naturaleza o porque participan
de las particularidades que le son comunes, como lo es, por ejemplo, que se trate
de casos en los que el declarante no se halle disponible como testigoN”43, y sobre
esta condición puntualiza en la sentencia citada:
“La primera condición (que se trate de eventos en los cuales el declarante
no está disponible), emerge de la teleología del precepto, pues ya se vio
que la voluntad de sus inspiradores fue la de permitir la admisión a práctica
de pruebas de referencia sólo en casos excepcionales de no disponibilidad
del declaranteN”. (Subrayas no originales)
Si bien el proyecto original del Código de Procedimiento Penal Colombiano acogía
como forma de regulación de la prueba de referencia la tesis de la cláusula
general excluyente admitiendo casos excepcionales de admisibilidad cuando el
declarante se hallaba disponible44, lo cierto es que “el texto finalmente sometido a
debate en el Congreso y que se convirtió en norma positiva, suprimió todas las
excepciones incluidas dentro del grupo correspondiente a los casos de
admisibilidad cuando el declarante se hallaba disponible”45. Así, entonces, cuando
el testigo está declarando en juicio se entiende que está disponible y en
consecuencia no se puede admitir como prueba de referencia la declaración
anterior de ese testigo cuando él no declara sobre la misma. Esta es una solución
jurídica fundada que, sin embargo, resulta bastante radical porque choca
abiertamente con ciertas realidades sociales indeseables.
2) La que admite la declaración anterior como prueba de referencia.
43 Sentencia del 6 de marzo del 2008, resaltado en el texto original, excepto subrayas. 44 Como cuando en el proyecto se expresaba que el declarante: “a) Rehúsa rendir testimonio a pesar de ser compelido para ello por el Juez”; y “b) Se encuentra eximida de prestar la declaración en razón de un privilegio, salvo el secreto profesional”. 45 Corte Suprema de Justicia, sala penal, sentencia del 6 de marzo del 2008, subrayado no original.
48
Una segunda posibilidad hermenéutica consiste en entender que cuando el testigo
no rinde un razonable testimonio sobre su declaración anterior, con todo y que fue
impugnado mediante el uso de la misma, en realidad estamos ante un testigo no
disponible en cuanto a su declaración anterior, es decir, físicamente disponible
porque se encuentra declarando en juicio pero virtualmente no disponible en lo que
tiene que ver con la manifestación anterior, pues nada dice o no recuerda al
respecto.
Según este enfoque, los supuestos de falta de recuerdo, de reticencia o de silencio
sobre la declaración anterior se asimilan a los supuestos del art. 438 lit. b) en cuanto
a que prácticamente no hay testigo que rinda testimonio sobre la versión pasada,
cumpliéndose con la teleología de la “no disponibilidad” que inspira las excepciones
jurisprudenciales a la prueba de referencia.46
Bajo esta perspectiva, la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los
hechos es, de cara a un proceso ideal, un “mal necesario” en un mundo real
donde los testigos comparecen en circunstancias anormales a declarar, como
cuando se rehúsan a testificar sobre la declaración anterior porque, por ejemplo,
se encuentran amenazados.47
La doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos es la línea
divisoria que separa el procedimiento acusatorio del abolido del sistema mixto
escrito de tendencia inquisitiva, en materia de prueba de testigos. Es la barrera
que separa un proceso oral de uno construido a base de declaraciones escritas;
46 A esta perspectiva del asunto se orienta la posición del Tribunal Superior de Distrito cuya sentencia fue demandada en casación, dando origen al precedente del 8 de noviembre del 2007, pues “Explicó que estos testigos especiales se califican como “NO DISPONIBLES”, en la medida que hicieron una manifestación aseverativa, pero a la fecha del juicio “no quieren, no pueden o no están obligados” y en ese momento se habilita que al juicio comparezca un tercero que ponga de presente lo conocido.” (Sentencia del 8 de noviembre el 2007, Corte Suprema de Justicia, sala penal, mayúsculas originales)
47 De hecho, la Corte Suprema admite la declaración anterior de los testigos amenazados que no concurren a declarar al juicio (Sentencia de febrero 19 del 2009, radicado 30598). Bajo esta segunda posibilidad hermenéutica podría asimilarse ese supuesto al caso del testigo amenazado que concurre al juicio a declarar pero no testifica sobre su declaración anterior.
49
por lo tanto los juzgadores deben ser extremadamente cuidadosos al permitirle a
las partes incorporar declaraciones anteriores al amparo de esta doctrina, que solo
debe operar excepcionalmente ante razones de mucho peso debidamente
sustentadas y controvertidas en audiencia. Dar un paso más allá, o bien prohijar
interpretaciones generosas al respecto, equivaldrá a pervertir pervertirán
definitivamente el sistema acusatorio en materia de prueba de testigos.
Así las cosas, para que opere la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento
de los hechos, adecuadamente entendida y asumiendo las cosas por su nombre,
deben cumplirse las siguientes condiciones:
(a) Que el testigo se encuentre disponible para rendir testimonio en juicio.
(b) Que el testigo rinda un testimonio en juicio que sea inconsistente con la
declaración anterior.
(c) Que se intente el procedimiento de impugnación de credibilidad mediante el
uso de la declaración anterior.
(d) Que el testigo no rinda lo que pueda considerarse un razonable testimonio
sobre la declaración anterior, es decir, nada recuerde o no declare sobre la misma,
con el efecto de afectar el derecho de contradicción de las partes.
(e) Que se introduzca la declaración anterior con el testigo de acreditación al que
le consta la misma.
(f) Que se permita la contradicción del testigo de acreditación respecto de la forma
y contenido de la declaración anterior. El contrainterrogatorio debe ser de ancha
factura para garantizar plenamente la contradicción que no pudo llevarse a cabo
con el testigo autor de la declaración.
50
Cuando una parte impugna la credibilidad de un testigo a partir de lo manifestado
en una declaración anterior, la parte contraria puede, a su turno –por decirlo de
alguna manera- impugnar la credibilidad de la manifestación anterior, si quiere que
el juez no la crea, de la misma forma en que la contraparte impugnó la credibilidad
de la manifestación en juicio para que el juez no la creyera.
En estas condiciones, el juez podrá admitir la declaración anterior del testigo como
prueba de referencia al amparo de la excepción jurisprudencial del lit. b) del
artículo 438 de la Ley 906 de 2004, pero asignándole eficacia probatoria
disminuida a dicha prueba, lo que se traduce en que el juez no puede basar su
decisión de condena exclusivamente en la declaración anterior.48
Cabe aclarar que el fracaso del procedimiento de impugnación de credibilidad del
testimonio que contradice en juicio la declaración anterior no debe ser fruto de la
incompetencia de la parte perjudicada con la declaración en juicio; la doctrina de la
fuente indirecta del conocimiento de los hechos no existe para aliviarle cargas
procesales a las partes ni para permitir la prueba de hechos a quien no es capaz
de hacerlo interrogando o contrainterrogando. La parte interesada que no
impugna adecuadamente la credibilidad de la versión rendida en juicio mediante
manifestaciones anteriores que aspira sean creídas por el juez no puede pretender
la admisión de la declaración anterior a través de la fuente indirecta de
conocimiento, pues la propia torpeza no se puede premiar con la violación de los
más caros principios del sistema acusatorio. La admisión de la declaración
anterior con el testigo de acreditación debe reservarse para casos extremos a fin
de evitar manifiestas injusticias originadas en situaciones anormales no atribuibles
a las partes.
48 El inciso segundo del art. 381 de la Ley 906 de 2004 señala que “La sentencia condenatoria no podrá fundamentarse exclusivamente en pruebas de referencia.”
51
De la misma forma, cuando el testigo rinda testimonio sobre la declaración anterior,
la parte perjudicada con ésta no puede alegar violación de sus derechos cuando
tuvo la oportunidad de contrainterrogatorio. Es que “una cosa es que la defensa
opte, como cuestión de estrategia, por contrainterrogar sorbe las circunstancias que
rodearon la declaración anterior [N] otra es que la defensa trate y no pueda
contrainterrogar, al menos efectivamente en principio, sobre el contenido mismo de
la declaración”.49
De todo lo expuesto se concluye que las dos reglas jurisprudenciales explicadas
tienen sus propios universos de aplicación independientes. Los ámbitos de validez
de los precedentes sobre admisibilidad y valor probatorio de las declaraciones
anteriores del testigo pueden representarse a modo de círculos tangentes, tal y
como aparece representado en la GRAFICA No. 2:
49 CHIESA APONTE, Derecho Procesal PenalN, Vol. I, p. 430.
52
Donde los círculos identificados con letras representan lo siguiente
A: Los casos de testigos que declaran en juicio de forma inconsistente con la
declaración anterior.
B: Los casos en que se impugna la credibilidad del testimonio en juicio haciendo
uso de la declaración anterior.
C: Los casos en que el testigo no rinde testimonio sobre la declaración anterior.
La zona de confluencia 1 representa los supuestos de hecho en que, sin lugar a
dudas, la declaración anterior no tiene ninguna validez ni puede valorarse en
modo alguno por no haberse agotado el procedimiento de impugnación de
credibilidad del testimonio mediante el uso de la declaración anterior50.
La zona de confluencia 3 representa los supuestos de hecho donde es aplicable la
doctrina del complemento del testimonio (sentencia del 9 de noviembre del 2006);
la consecuencia jurídica de dicha regla consiste en que se puede valorar la
declaración anterior en conjunto con la declaración rendida en juicio como prueba
sustantiva de los hechos allí contenidos.
La zona de confluencia 2 representa los supuestos de hecho donde es aplicable la
regla de decisión de la doctrina sobre la fuente indirecta del conocimiento de los
hechos. Según la Corte Suprema de Justicia, en sentencia del 8 de noviembre del
2007, la consecuencia jurídica de dicha regla consiste en que se debe “valorar
conjuntamente” la declaración anterior con el testimonio rendido en juicio como
prueba sustantiva los hechos allí contenidos. Sin embargo, en este escrito se
proponen dos soluciones hermenéuticas para corregir lo que es evidente: que la
declaración anterior del testigo es una auténtica prueba de referencia que debe
ser tratada como tal.
50 Es la situación decidida en el auto del 7 de febrero del 2007.
53
Ya se explicó en que condiciones el juzgador podrá en sana crítica valorar las
declaraciones anteriores del testigo y asignarle el mérito de convicción que juzgue
conveniente, obviamente respetando los parámetros racionales, lo que significa que
el juez no es absolutamente autónomo para creer la declaración anterior o la
declaración en juicio, según su criterio personalísimo. Las reglas de la sana crítica,
la experiencia y la lógica limitan el arbitrio del juez para decidir a qué declaración
creer y a cual no. Y el ejercicio de ese arbitrio es susceptible de control judicial
mediante los recursos ordinarios y extraordinarios.
Esto, que parece obvio, se desconoce con facilidad en nuestra práctica judicial, en
donde a veces ocurre que el juez, con un preconcebido sentido del fallo, utiliza la
declaración anterior, o la del juicio, según sirva de soporte a su decisión, obviando el
ejercicio de sana crítica del conjunto probatorio conformado por las dos
declaraciones.
Pero allí no termina la reflexión. Podría pensarse que esta discusión está terminada
afirmando escuetamente que en nuestro sistema jurídico “el juez si puede usar la
declaración anterior para probar la verdad de lo allí manifestado”. Bien al amparo de
la doctrina del complemento del testimonio o de la fuente indirecta del conocimiento
de los hechos. Y asunto terminado. Nada más ajeno a la realidad: con esta
conclusión el trabajo probatorio de las partes apenas comienza, pues les espera un
arduo trabajo en audiencia con las declaraciones en pugna.
El centro de gravedad de la discusión sobre las declaraciones anteriores del testigo
no se ubica, como podría pensarse en un principio, en si el juez puede finalmente o
no valorarlas para probar lo en ellas manifestado; radica, en cambio, en la
capacidad probatoria de las partes al formular sus interrogatorios y
contrainterrogatorios las declaraciones anteriores. El asunto no es simple.
Para la parte que cuenta con una declaración previa que le favorece no se trata de
que el testigo repita en juicio lo que dijo antes, y punto final. Y para la parte que
54
resulta perjudicada con una declaración anterior no se trata de que el testigo diga en
juicio lo contrario, y punto final. Cuando se presenten en juicio variaciones respecto
de las declaraciones anteriores del testigo es carga procesal de las partes ejecutar
con la máxima diligencia los interrogatorios, contrainterrogatorios, re-directos y re-
contrainterrogatorios sobre las diferentes versiones para suministrarle así al juez la
mayor cantidad de elementos de juicio desde su teoría del caso a fin de que la
valoración probatoria concluya en la credibilidad de esta o aquella versión del
testigo.
Son en este punto aplicables a la práctica de los interrogatorios una serie de
factores decantados por el derecho comparado para determinar la suficiencia de
la declaración anterior, como son, entre otros51: a) Relación e interés del
declarante con el asunto objeto de la declaración anterior; b) A qué persona o
personas le hizo la declaración anterior; c) Lugar y ocasión de la declaración
anterior; d) Si el declarante era objeto de una investigación o estaba en custodia;
e) Presencia o ausencia de otras personas al momento de hacer la declaración; f)
Si la declaración tiende a exculpar o inculpar al declarante; g) Si está escrita o
firmada; h) Si fue grabada; i) Si se ofrece la totalidad de la declaración o solo
parte; j) Presencia o ausencia de motivo de fabricación; k) Si hay indicios de
presión o coerción; l) Si el relato es inherentemente creíble; m) Si existe evidencia
corroborativa de su veracidad.
Es decir, cuando se discuta en un juicio el valor probatorio de la declaración
anterior de un testigo los litigantes deberían ocuparse de examinar
minuciosamente al testigo sobre estos aspectos, en vez de desgastarse en
discusiones teóricas acerca de si el juez puede o no admitir y valorar la
declaración anterior. El foro judicial no es escenario de complejas abstracciones
teóricas; se litigan casos para probar hechos y persuadir al juzgador sobre la
credibilidad de las versiones en disputa.
51 Pueblo v. Adorno Cabrera (1993), Tribunal Supremo de Puerto Rico, citado en CHIESA APONTE, TratadoN, Tomo II, p. 621.
55
Tal y como se ha sostenido en otra oportunidad, resulta esencial al sistema
acusatorio comprender la clara conexión entre los aspectos con relación a los
cuales se cuestiona ante el juez la credibilidad del testimonio52 y los criterios para
la “apreciación del testimonio”53:
“En efecto, desde una perspectiva dinámica del testimonio, existe una
estrecha relación entre los artículos 403 y 404 de la Ley 906 de 2004 en
cuanto vinculan la práctica y la valoración de la prueba, pues los criterios
para impugnar credibilidad –al contrainterrogar- deben ser utilizados al
momento de apreciar el testimonio y, viceversa: los criterios para apreciar el
testimonio deben ser tenidos en cuenta como factores de impugnación de la
credibilidad del testigo al momento de contrainterrogar.
Surge evidente que en el sistema acusatorio la práctica y la valoración del
testimonio se fusionan en un solo momento; la separación de éste en
aquellas etapas tiene sentido académico y metodológico, pero carece de
sentido en la práctica forense. Si esto no se tiene claro no será posible un
buen trabajo de examen de testigos ni una acertada valoración probatoria.
La valoración de la prueba debe reflejar el resultado de la prueba practicada
en juicio para que no resulte arbitraria –al desconocer los hechos probados-
; y la práctica de la prueba debe alimentarse de la valoración probatoria
para que ésta no resulte especulativa –al suponer hechos no probados-.
52 El artículo 403 de la Ley 906 de 2004 enlista seis numerales que son modalidades o tipos de impugnación, previa indicación de que “La impugnación tiene como única finalidad cuestionar ante el juez la credibilidad del testimonio, con relación a los siguientes aspectos: (N)” 53 Ley 906 de 2004, art. 404: “Apreciación del testimonio. Para apreciar el testimonio, el juez tendrá en cuenta los principios técnico-científicos sobre la percepción y la memoria y, especialmente, lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, al estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que se percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento del testigo durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus respuestas y su personalidad.”
56
Ello es especialmente cierto, por ejemplo, cuando de desarrollar la
impugnación de credibilidad por inverisimilitud se trata, pues lo que se alega
como inverosímil en los alegatos debió demostrarse inverosímil en el
contrainterrogatorio por la boca del testigo adverso. La misma relación de
causa a efecto opera para todos los tipos de impugnación señalados en el
artículo 403 de la Ley 906 de 2004.
En el sistema mixto con tendencia inquisitiva el centro de gravedad de los
ejercicios de sana crítica se ubicaba en el Juez al momento de valorar la
prueba en la sentencia; en el sistema acusatorio ese centro de gravedad se
desplaza hacia las partes al momento de la práctica de la prueba
(interrogatorios y contrainterrogatorios). Eso no significa que el juez no
pueda ni deba efectuar ejercicio de sana crítica al momento de valorar la
prueba, pero ese trabajo se encuentra delimitado e inspirado en el material
que le entreguen las partes al juez al examinar y contra-examinar los
testigos.
En suma, existe identidad temática entre los criterios para impugnar
credibilidad con las reglas de la sana crítica, la ciencia, la lógica y la
experiencia.”54
4. CONCLUSIONES.
1.- A diferencia de lo que ocurre en las reglas de evidencia de Puerto Rico y
Estados Unidos, en la Ley 906 no hay norma que regule expresamente la
admisibilidad, como prueba sustantiva, de las declaraciones anteriores del testigo
disponible que declara en juicio. En esos casos legalmente la declaración anterior
54 “La impugnación de credibilidad de testigos en el Sistema Penal Acusatorio”, en Revista Opinión Jurídica. Publicación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín, Vol. 7, No. 13, 2008, pp. 163-174, negrillas originales.
57
no se considera prueba de referencia porque el testigo se encuentra disponible y
en principio es posible practicarla en juicio.
2.- Las declaraciones anteriores de testigos no disponibles para declarar en juicio
pueden hacerse valer como prueba de referencia admisible al amparo de la
cláusula de excepción residual admisiva o cláusula residual incluyente, de carácter
discrecional prevista en el literal b) del arts. 438 de la Ley 906 de 2004, siempre y
cuando se trate de situaciones especiales de fuerza mayor que no puedan ser
racionalmente superadas.
3.- Cuando el testigo se encuentre disponible para declarar en juicio sobre sus
declaraciones anteriores inconsistentes con el testimonio en juicio, debe acudirse
a la doctrina del complemento del testimonio para hacerlas valer como prueba
sustantiva mediante el procedimiento de impugnación de credibilidad, con amplia
oportunidad de contradicción por la parte afectada con la declaración previa.
4.- En principio, cuando el testigo se encuentra disponible para declarar en juicio
no deben admitirse sus declaraciones anteriores como prueba de referencia, para
probar la verdad de lo aseverado en ellas. Mucho menos deben admitirse como
prueba directa, autónoma e independiente.
5.- La doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los hechos debe
aplicarse a casos excepcionales en los cuales el testigo no rinda un razonable
testimonio sobre la declaración anterior, es decir, cuando por su particular actitud
renuente no permita un interrogatorio y contrainterrogatorio adecuados sobre la
misma.
6.- La doctrina sobre la fuente indirecta del conocimiento de los hechos no asume
el problema de las declaraciones anteriores del testigo en juicio como un asunto
de prueba de referencia.
7.- Puede interpretarse que la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de
los hechos consagra una excepción a la regla general que prohíbe la prueba de
referencia, en la medida en que admite la declaración anterior para probar la
58
verdad de lo aseverado en ella, cuando el testigo no rindió en juicio un razonable
testimonio sobre la declaración anterior.
8.- De compartirse la doctrina de la fuente indirecta del conocimiento de los
hechos, la declaración anterior debe admitirse como prueba de referencia a través
del respectivo testigo de acreditación, como “evento similar” del lit. b) del art. 438,
bajo el entendido de que el testigo no se encuentra disponible para declarar sobre
la declaración anterior, cuyo valor probatorio será menguado en la medida en que
la sentencia de condena no puede fundarse exclusivamente en las declaraciones
anteriores del testigo.
9.- La batalla por la credibilidad de las declaraciones anteriores del testigo es
responsabilidad de las partes mediante adecuados interrogatorios y
contrainterrogatorios. Cumplidas las condiciones legales y jurisprudenciales, el
juez valorará el conjunto probatorio resultante de las distintas manifestaciones del
testigo.
10.- A la fecha no existe precedente jurisprudencial sobre el uso de
manifestaciones anteriores consistentes con el testimonio en juicio para rehabilitar
la credibilidad del testigo. Debe permitirse dicho uso cuando previamente la parte
contraria impugne la credibilidad del testigo alegando fabricación de la versión
rendida en juicio, o un motivo para mentir, siempre y cuando la declaración previa
sea anterior al alegado motivo.
5. BIBLIOGRAFIA
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60
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GUZMAN.
- Sentencia del 19 de febrero del 2009, radicado 30598, M. P. GONZÁLEZ DE LEMOS.
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