AMPARO EN REVISIÓN 290/2013 QUEJOSA: ***********.
MINISTRO PONENTE: ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA SECRETARIA: CARMINA CORTÉS RODRÍGUEZ.
México, Distrito Federal. Acuerdo de la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación correspondiente a la sesión
del día treinta de octubre de dos mil trece.
Vo. Bo.
Ministro
Cotejó:
V I S T O S; y R E S U L T A N D O:
PRIMERO.- Por escrito presentado el nueve de enero de dos mil
trece, en la Oficina de Correspondencia Común de los Juzgados de
Distrito de Amparo en Materia Penal en el Distrito Federal, ***********, solicitó el amparo y protección de la Justicia Federal en contra de las
autoridades y por los actos que a continuación se precisan:
AUTORIDADES RESPONSABLES:
• Juez y Secretario del Juzgado Octavo de lo Penal del Primer
Partido Judicial en el Estado de Jalisco, Procurador General de
Justicia y Agente del Ministerio Público adscrito a la Agencia 6-B,
ambos del Estado de Jalisco.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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ACTOS RECLAMADOS:
La sentencia interlocutoria de veintitrés de noviembre de dos mil
doce, emitida dentro del expediente ***********, en la que se negó
obsequiar la orden de aprehensión solicitada en contra de ***********,
asimismo, señaló como acto reclamado de la autoridad ministerial el
no haber acreditado el cuerpo del delito dentro de la averiguación
previa ***********.
La parte quejosa señaló como derechos fundamentales violados
los consagrados en los artículos 1º, 8, 14, 16, 17, 20, inciso c), fracción
IV, 21 y 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
SEGUNDO.- Por auto de once de enero de dos mil trece, el Juez
Cuarto de Distrito de Amparo en Materia Penal en el Estado de Jalisco
tuvo por recibida la demanda de amparo y requirió a la parte quejosa
para que aclarara su demanda en cuanto al carácter que tienen las
autoridades señaladas como responsables, y precisara el acto
reclamado respecto a la averiguación previa ***********.
Previo desahogo de la prevención, el Juez de Amparo registró la
demanda bajo el número de expediente ***********y mediante auto de
diecisiete de enero siguiente determinó desechar la demanda de amparo, al considerar actualizada la causa de improcedencia prevista
en el artículo 73, fracción XVIII, en relación con el 192, ambos de la
Ley de Amparo vigente hasta el dos de abril de dos mil trece, en virtud
de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se pronunció
respecto a la falta de la legitimación de la víctima u ofendido para
promover juicio de amparo indirecto en contra de la negativa a girar la
orden de aprehensión, en la jurisprudencia 1ª./J. 85/2001.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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TERCERO.- Inconforme con la resolución anterior, la quejosa
interpuso recurso de revisión, mediante escrito presentado ante el
Juzgado Cuarto de Distrito de Amparo con residencia en el Estado de
Jalisco el cinco de febrero de dos mil trece. Correspondió conocer del
asunto al Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer
Circuito, el que ordenó su registro como amparo en revisión
(improcedencia) ***********. En sesión de siete de marzo de dos mil
trece, los magistrados integrantes del mencionado órgano colegiado
determinaron solicitar a esta Suprema Corte de Justicia de la Nación,
ejerza su facultad de atracción para conocer del recurso de revisión
(improcedencia) ***********, al considerar que el presente asunto
encuadra en la hipótesis prevista en los artículos 107, fracción VIII, de
la Constitución Federal y 182, fracción III, de la Ley de Amparo vigente
hasta el dos de abril de dos mil trece.
CUARTO.- En sesión de fecha quince de mayo de dos mil trece,
la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por
unanimidad de cinco votos, determinó ejercer la facultad de atracción
para conocer del recurso de revisión (improcedencia) *********** del
índice del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer
Circuito.
QUINTO.- Por auto de Presidencia de fecha diez de junio de dos
mil trece, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación se avocó al
conocimiento del presente recurso, el cual quedó registrado con el
número 290/2013; asimismo ordenó pasar el expediente a la Primera
Sala de este Alto Tribunal, en virtud de que la materia del asunto
corresponde a su especialidad, y turnar el asunto al Ministro Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Asimismo, se ordenó notificar al Procurador
General de la República, corriéndole traslado con una copia del escrito
de expresión de agravios.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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SEXTO.- Mediante proveído de fecha dieciséis de junio de dos
mil trece, el Presidente de la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación se avocó al conocimiento del asunto y ordenó
enviar los autos al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, a fin de que
elabore el proyecto de resolución que corresponda.
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO.- Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación es competente para conocer del presente recurso de
revisión, en términos de lo dispuesto en los artículos 107, fracción VIII,
inciso b), segundo párrafo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; 84, fracción III de la Ley de Amparo vigente hasta
el dos de abril de dos mil trece, en términos del artículo Tercero
Transitorio del Decreto por el que se expide la nueva Ley de Amparo,
publicado en el Diario Oficial de la Federación ese mismo día; y 21,
fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, así
del punto tercero de Acuerdo 5/2013 emitido por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en virtud de que se interpuso
en contra de una sentencia dictada por un Juez de Distrito en la
audiencia constitucional de un juicio de amparo, asunto en el cual esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya
determinó conocer en ejercicio de su facultad de atracción, y se trata
de un asunto penal, competencia exclusiva de dicha Sala.
Al respecto es importante subrayar que el artículo Tercero
Transitorio de la Ley de Amparo publicada en el Diario Oficial de la
Federación el dos de abril de dos mil trece, que entró en vigor el tres
de abril siguiente, precisó que los juicios de amparo iniciados con
anterioridad a su entrada en vigor, “continuarán tramitándose hasta su
resolución final conforme a las disposiciones aplicables vigentes a su
inicio”.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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Por tanto, si el juicio de amparo del que deriva el presente
recurso de revisión se promovió el nueve de enero de dos mil trece, es
claro que debe resolverse conforme a lo previsto en la Ley de Amparo
vigente hasta el dos de abril de dos mil trece.
SEGUNDO.- El recurso de revisión es oportuno, al advertirse de
las constancias de autos que la resolución impugnada se notificó
personalmente a la quejosa el veintitrés de enero de dos mil trece, por
lo que descontándose el día veinticuatro del mismo mes y año, por
estar surtiendo sus efectos la notificación de mérito; los días veintiséis
y veintisiete de enero, dos, tres y cuatro de febrero de dos mil trece,
por ser días inhábiles de conformidad con el artículo 23 de la Ley de
Amparo aplicable al caso, el plazo a que se refiere el artículo 86 del
mismo ordenamiento legal, transcurrió del veinticinco de enero al diez de febrero de dos mil trece; por lo que si el escrito de revisión
se presentó el día cinco de febrero del mismo año, es claro que se
hizo dentro del término legal.
TERCERO.- Las cuestiones jurídicas necesarias para resolver
este asunto, son los siguientes:
I.- Antecedentes. 1.- El veinticinco de agosto de dos mil diez, *********** formuló
denuncia en contra de ***********, como servidor público, al considerar
que cometió en su agravio el delito previsto en el artículo 154,
fracciones I y III, del Código Penal del Estado de Jalisco.
2.- Lo anterior dio origen a la averiguación previa número
***********, misma que se radicó en la Agencia 6-B de la Procuraduría
General de Justicia en el Estado de Jalisco, la cual, una vez integrada
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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dio lugar a que la autoridad ministerial ejerciera acción penal en contra
de ***********, y se solicitó al juez penal girar orden de aprehensión en
su contra.
3.- El Juzgado Octavo de lo Penal del Primer Partido Judicial del
Estado de Jalisco, a quien correspondió conocer del asunto, ordenó su
registro como causa penal ***********. El veintitrés de noviembre de
dos mil doce, el Juez de la causa determinó negar el libramiento de la
orden de aprehensión solicitada en contra de *********** por el delito
atribuido.
4.- En contra de esta determinación, *********** promovió juicio de
amparo indirecto, el cual se registró bajo el número ***********. En los
conceptos de violación se expresó lo que se sintetiza a continuación:
II.- Conceptos de violación. Primero. A la quejosa le causa perjuicio de imposible reparación
la resolución interlocutoria impugnada al negar el Juez Penal la
emisión de la orden de aprehensión solicitada, no obstante haberse
colmado lo previsto en el artículo 16 constitucional, con lo anterior se
priva a la quejosa de sus derechos como parte ofendida, mismos que
tiene por la finalidad que se le repare el daño causado por el delito
denunciado. Apoyó su argumento en las tesis: “INTERÉS JURÍDICO
PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL AMPARO. SU
INTERPRETACIÓN POR LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN NO HA SUFRIDO UNA GRAN VARIACIÓN, SINO QUE HA
HABIDO CAMBIOS EN EL ENTENDIMIENTO DE LA SITUACIÓN EN
LA CUAL PUEDE HABLARSE DE LA EXISTENCIA DE UN DERECHO
‘OBJETIVO’ CONFERIDO POR EL ORDENAMIENTO JURÍDICO”,
“OFENDIDO O VÍCTIMA DEL DELITO, PUEDE ACUDIR AL JUICIO
DE AMPARO INDIRECTO CON EL CARÁCTER DE TERCERO
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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PERJUDICADO CUANDO EL ACTO RECLAMADO SEA UNA ORDEN
DE APREHENSIÓN O UN AUTO DE FORMAL PRISIÓN” y
“REPARACIÓN DEL DAÑO. LA DETERMINACIÓN DE LA
AUTORIDAD RESPONSABLE DE CUANTIFICAR DICHA SANCIÓN
EN LA FASE DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA, NO OBSTANTE QUE
SE HAYA RECUPERADO PARTE DE LOS OBJETOS DEL DELITO,
ES VIOLATORIA DE GARANTÍAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
GUERRERO)”.
Segundo concepto. Argumentó que le causa perjuicio de
imposible reparación la interlocutoria impugnada, toda vez que el Juez
sostuvo que los elementos materiales que constituyen el cuerpo del
delito cometidos en la administración de justicia y en otros del poder
público son: a) una persona con calidad de servidor público; b) que
realice la actividad de litigar por sí o por interpósita persona, y; c) que
tenga impedimento legal para hacerlo; por lo que consideró que no se
demostró uno de los elementos del delito al sostener que el indiciado
no tenía impedimento legal para litigar por sí mismo, además de no
existía incompatibilidad expresa en el reglamento de policía y gobierno
del Municipio de Tonalá, Jalisco, con la realización de la actividad de
litigio.
Afirmó que el juzgador fue omiso en realizar un análisis y
valoración de la Ley de Responsabilidad de los Servidores Públicos
del Estado de Jalisco, específicamente de su artículo 61, fracción VIII,
en lo que se refiere a las obligaciones de los servidores públicos. Lo
anterior, en virtud de que se acreditó que existe impedimento legal
para que la persona denunciada haya participado en la atención,
tramitación y resolución en asuntos en los que tuvo interés personal.
Al respecto cita las tesis: “RESPONSABILIDADES
ADMINISTRATIVAS DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS. EL
ARTÍCULO 8, FRACCIÓN XI, DE LA LEY FEDERAL RELATIVA, NO
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LIBERTAD DE TRABAJO”,
“SERVIDORES PÚBLICOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO 110 DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS. PUEDEN SER SANCIONADOS A TRAVÉS DE LOS
DISTINTOS PROCEDIMIENTOS DE RESPONSABILIDAD
ESTABLECIDOS EN EL TÍTULO IV DE LA LEY SUPREMA” y
“FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. LA DIFERENCIA ENTRE LA
FALTA Y LA INDEBIDA SATISFACCIÓN DE AMBOS REQUISITOS
CONSTITUCIONALES TRASCIENDE AL ORDEN EN QUE DEBEN
ESTUDIARSE LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN Y A LOS
EFECTOS DEL FALLO PROTECTOR”.
III.- Consideraciones del Juez para desechar la demanda de
amparo.
En primer término hizo referencia al acto reclamado por la parte
quejosa, el cual consiste en la resolución interlocutoria de veintitrés de
noviembre de dos mil doce, emitida dentro del expediente penal
***********, mediante la cual se negó la orden de aprehensión solicitada
en contra de ***********. Al respecto, consideró actualizada la causa de
improcedencia prevista en el artículo 73, fracción XVIII, en relación con
el 192, ambos de la Ley de Amparo.1
Ello es así, en virtud de la existencia de jurisprudencia emitida
por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en la que se estableció que
la quejosa, quien tiene el carácter de ofendido en la causa penal de
origen, carece de legitimación para promover el juicio de amparo en contra de la resolución que niega el libramiento de una orden
1 “ARTÍCULO 73. El juicio de amparo es improcedente: (…) XVIII.- En los demás casos en que la improcedencia resulte de alguna disposición de la ley.” “ARTÍCULO 192.- La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria para éstas tratándose de la que decrete el Pleno, y además para los Tribunales Unitarios y Colegiados de Circuito, los juzgados de distrito, (…)”
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de aprehensión, ya que no se encuentra en ninguna de las hipótesis
previstas en el artículo 10 de la Ley de Amparo, ni tampoco en las
hipótesis a que alude el artículo 21 de la Constitución Federal.
Consideró que tal como lo estableció la Primera Sala de este
Alto Tribunal en la jurisprudencia 1ª./J. 85/2001, el agregado que en su
momento se le hizo al artículo 21 constitucional, consistente en que:
“las resoluciones del Ministerio Público sobre el no ejercicio y
desistimiento de la acción penal, podrán ser impugnadas por vía
jurisdiccional en los términos que establezca la ley”, permite que el
ofendido impugne el no ejercicio de la acción penal o el desistimiento de la misma por parte del Ministerio Público.
Afirmó que tal como lo indicó la Primera Sala de este Alto
Tribunal, el Ejecutivo Federal expuso la necesidad de someter al
control de órganos distintos al Ministerio Público, las determinaciones emitidas por éste sobre el no ejercicio y
desistimiento de la acción penal, con el propósito de garantizar los
derechos de las víctimas y la protección de la sociedad, evitando la ausencia de persecución de delitos sin justificación jurídica.
Del dictamen elaborado por las Comisiones Unidas de Justicia,
Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos de la Cámara de
Senadores del Congreso de la Unión en cuanto a la iniciativa de
reforma del artículo 21 constitucional, se destacó como elemento
determinante el hacer efectiva la seguridad jurídica de los gobernados
en lo referente a las funciones que el Ministerio Público tiene
encomendadas de perseguir los delitos y ejercer la acción penal,
otorgando a aquéllos la oportunidad de impugnar las determinaciones
respecto del no ejercicio y desistimiento de la acción penal, con un
interés múltiple, por un lado, que las víctimas de los delitos o sus familiares logren una reparación del daño, por otro, abatir la
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impunidad y, además, que se impida que por actos de corrupción, la
autoridad ministerial no cumpla con sus funciones constitucionales.
También señaló la preocupación de los legisladores de elevar al
grado de garantía individual el derecho del querellante o denunciante,
de la víctima del delito, de los familiares de éste o de los interesados
legalmente, de impugnar las resoluciones del Ministerio Público sobre
el no ejercicio o desistimiento de la acción penal, para hacer efectivo el
respeto a la de seguridad jurídica. Lo anterior, con la finalidad, además
de controlar la función de la autoridad ministerial, ya que con ello sus
determinaciones son susceptibles de ser revisadas por autoridades
jurisdiccionales, mismas que en su caso, pueden revocar lo decidido
por la autoridad administrativa, esto es, provocar que se haga uso del
ejercicio de la acción penal o revocar la decisión de no ejercer esa
acción.
Afirmó que del análisis de ese proceso legislativo la Primera Sala
de este Alto Tribunal, al resolver la CT-7/2000-PS, que dio origen a la
jurisprudencia 1ª./J. 85/2001 sostuvo que la reforma al artículo 21
constitucional se limitó a otorgar la posibilidad al ofendido o a quien
tenga derecho a ello, por extensión, al querellante, denunciante,
víctima del delito o de los familiares de éste o al legalmente interesado
por la comisión del delito, de impugnar la decisión del Ministerio
Público, sin embargo, consideró el Juez de Amparo, las razones que
dieron origen a la reforma, de ninguna manera pueden ser sustento para establecer que la resolución del Juez de la causa que niegue el libramiento de la orden de aprehensión es susceptible de ser impugnada vía amparo, ya que existe limitación a ese respecto.
Que del criterio que sostuvo la Primera Sala en la jurisprudencia
1ª./J. 85/2001, se advierte que el ofendido no se encuentra legitimado
para reclamar, vía amparo indirecto, la resolución que niega una orden
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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de aprehensión, ello en virtud de que; no se encuentra en alguna de
las hipótesis previstas en el artículo 10 de la Ley de Amparo; ni es una
de las prerrogativas añadidas al artículo 21 constitucional.
No obstante lo anterior, señaló el Juez, la existencia de un
criterio emitido por la Primera Sala de este Alto Tribunal en la
jurisprudencia 1ª./J. 170/2005, cuyo rubro dice: “LEGITIMACIÓN
ACTIVA DEL OFENDIDO O VÍCTIMA DEL DELITO PARA ACUDIR AL
JUICIO DE AMPARO. NO SE LIMITA A LOS CASOS
ESTABLECIDOS EXPRESAMENTE EN EL ARTÍCULO 10 DE LA LEY
DE LA MATERIA, SINO QUE SE AMPLÍA A LOS SUPUESTOS EN
QUE SE IMPUGNE VIOLACIÓN DE LAS GARANTÍAS CONTENIDAS
EN EL ARTÍCULO 20, APARTADO B, DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL”, el cual, si bien señala que la legitimación del ofendido no está limitada a las hipótesis del artículo 10 de la Ley de Amparo, sino que también, la víctima u ofendido del delito es titular de las garantías establecidas en el apartado B, del artículo 20 constitucional, está legitimado para acudir al juicio de amparo cuando se establece una violación a cualquiera de ellas, causándole un agravio personal y directo.
Sin embargo, afirmó que el acto impugnado no se encuentra
en ninguna de las hipótesis previstas en el apartado B, del artículo 20 constitucional que menciona la jurisprudencia, toda
vez que de la demanda de amparo se advierte que la ofendida en la
causa penal, promovió juicio de amparo, reclamando la resolución de
veintitrés de noviembre de dos mil doce, emitida por el Juez Octavo de
lo Penal del Primer Partido Judicial del Estado de Jalisco, dentro de la
causa penal ***********, la que negó la orden de aprehensión solicitada
por la autoridad ministerial, lo que hace inconcuso que, atento a los
alcances de la citada jurisprudencia, resulte improcedente el amparo
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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indirecto, toda vez que no está legitimada para promover juicio de
amparo con el carácter de ofendida, contra el acto que reclamó.
En ese sentido, estimó que de manera notoria e indudable se
actualiza la causa de improcedencia prevista en el artículo 73, fracción
XVIII, de la Ley de Amparo, por tanto, determinó desechar de plano la demanda de amparo promovida por la quejosa.
Por otra parte, señaló el Juez de Amparo que dicha
determinación es coherente con lo dispuesto en el artículo 17
constitucional, por lo que hace a los derechos humanos reconocidos
internacionalmente y al principio pro persona.
Asimismo, hizo referencia al derecho que tutela el precepto 17
constitucional y al derecho que establece el principio pro persona, para
posteriormente señalar que el acto contra el que se duele la quejosa
es la negativa por parte de la autoridad jurisdiccional de obsequiar una
orden de aprehensión.
Señaló que del criterio que sostuvo la Primera Sala en la
jurisprudencia: “LEGITIMACIÓN ACTIVA DEL OFENDIDO O VÍCTIMA
DEL DELITO PARA ACUDIR AL JUICIO DE AMPARO. NO SE LIMITA
A LOS CASOS ESTABLECIDOS EXPRESAMENTE EN EL
ARTÍCULO 10 DE LA LEY DE LA MATERIA, SINO QUE SE AMPLÍA
A LOS SUPUESTOS EN QUE SE IMPUGNE VIOLACIÓN DE LAS
GARANTÍAS CONTENIDAS EN EL ARTÍCULO 20, APARTADO B, DE
LA CONSTITUCIÓN FEDERAL”, revela que el ofendido no se
encuentra legitimado para reclamar en vía de amparo indirecto la
resolución que niega una orden de aprehensión, al no encontrarse en
alguna de las hipótesis previstas en el artículo 10 de la Ley de
Amparo, ni ser una de las prerrogativas adicionadas al artículo 21
constitucional.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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En ese sentido consideró que el acuerdo de desechamiento de la
demanda no contraviene la interpretación de mérito. En apoyo a su
consideración citó las tesis: “PRINCIPIO PRO PERSONA. NO ES
FUNDAMENTO PARA OMITIR EL ESTUDIO DE LOS ASPECTOS
TÉCNICOS LEGALES EN EL JUICIO DE AMPARO” e
“IMPROCEDENCIA Y SOBRESEIMIENTO EN EL JUICIO DE
AMPARO. LAS CAUSAS PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 73 Y 74
DE LA LEY DE LA MATERIA, RESPECTIVAMENTE, NO SON
INCOMPATIBLES CON EL ARTÍCULO 25.1 DE LA CONVENCIÓN
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS”.
III.- AGRAVIOS
Primero. La quejosa afirmó que le causa perjuicio el que se haya
desechado la demanda de amparo bajo el argumento de que se
actualiza de manera notoria y manifiesta la causal de improcedencia
prevista por el artículo 73, fracción XVIII, en relación con el 192 de la
Ley de Amparo, al determinar que carece de legitimación para
promover el juicio de amparo contra la resolución que niega el
libramiento de una orden de aprehensión.
Consideró que se viola en su perjuicio lo establecido en el
artículo 10 de la Ley de Amparo, en virtud de que el Juez de Amparo
lo aplicó inexactamente. Lo anterior es así, en virtud de que, a su juicio, el Juez de
Amparo perdió de vista que el acto reclamado lo es la negativa al
libramiento de la orden de aprehensión en contra del inculpado, de ahí
que se encuentra legitimada para inconformarse con dicha resolución
al considerar que se afecta su interés jurídico, por lo que estima
que el Juez debió admitir su demanda de amparo y ordenar el trámite
de la misma.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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Segundo. Afirmó que la apreciación y determinación del Juez
Federal es violatoria en su perjuicio de lo dispuesto por el artículo 4 de
la Ley de Amparo. Ello en virtud de que el precepto en cita demuestra
que la inconforme está legitimada para comparecer al juicio de amparo
para impugnar la negativa a emitir una orden de aprehensión en contra
del inculpado, toda vez que a su juicio, está afectada con tal acto, ya
que sufre el perjuicio o daño por la no impartición de justicia en los términos y plazos que fijan las leyes, por tanto, consideró que al
haberle desechado la demanda de amparo se le deja en estado de
indefensión, al impedirle el derecho de impugnar, a través del juicio de
amparo, la determinación en la que el Juez Penal niega librar una
orden de aprehensión.
Tercero. Asimismo, adujo que el proceder del Juez Federal viola
en su perjuicio lo establecido en el artículo 5, fracción III, inciso b), de
la Ley de Amparo, ya que no tomó en consideración que la demanda
la planteó como quejosa y como tercero perjudicada.
Afirmó que dentro del proceso la parte quejosa cuenta con el
apoyo del Ministerio Público para legitimar la acción como
representante de la parte agraviada dentro de la instancia
jurisdiccional, obligación que, a su juicio, no cumplió la autoridad
ministerial.
Señaló que el artículo 5 de la Ley de Amparo, no prevé limitación
alguna para que la parte quejosa pueda acudir en forma personal y
directa ante la autoridad de amparo a combatir cualquier acto u
omisión que exista dentro de un procedimiento penal, por tanto,
aseveró que sí se encuentra legitimada para promover juicio de
amparo al ser la afectada directa dentro del procedimiento de donde
emana el acto reclamado. Al respecto citó las tesis: “REVISIÓN. SI EL
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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JUEZ DE DISTRITO SOBRESEYÓ EN EL AMPARO INDIRECTO
POR FALTA DE INTERÉS JURÍDICO DEL QUEJOSO Y AL
PROMOVERSE DICHO RECURSO EL TRIBUNAL COLEGIADO DE
CIRCUITO ADVIERTE UNA VIOLACIÓN PROCESAL QUE
CONDUCE A REPONER EL PROCEDIMIENTO, DEBE ANALIZAR
PREFERENTEMENTE EL SOBRESEIMIENTO, PUES DE NO
ACTUALIZARSE, PREVIO A ORDENAR LA REPOSICIÓN, ESTÁ
OBLIGADO A EXPONER LAS RAZONES POR LAS CUALES NO SE
SURTE LA CAUSAL QUE LO ORIGINÓ”, “INTERÉS JURÍDICO. LA
FALTA DE ACREDITAMIENTO, NO DA LUGAR AL
DESECHAMIENTO DE LA DEMANDA, POR CONSTITUIR UNA
CUESTIÓN DE FONDO QUE NO PUEDE ESTUDIARSE A TRAVÉS
DE UN ACUERDO” e “INTERÉS JURÍDICO EN EL AMPARO.
ELEMENTOS QUE LO COMPONEN”.
CUARTO.- Es fundado el primer agravio, suplido en su
deficiencia, tal como lo autoriza la jurisprudencia 29/2013 de esta
Primera Sala, la cual se encuentra pendiente de publicación, pero que
es del siguiente contenido:
“TESIS JURISPRUDENCIAL 29/2013 (10ª)
SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE EN MATERIA
PENAL. OPERA EN FAVOR DE LA VÍCTIMA U
OFENDIDO POR EL DELITO, CONFORME AL MARCO
CONSTITUCIONAL SOBRE DERECHOS HUMANOS
QUE RESGUARDAN LOS ARTÍCULOS 20, APARTADO
B Y 1º. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, NO
OBSTANTE QUE EL ARTÍCULO 76 BIS, FRACCIÓN II,
DE LA LEY DE AMPARO, LA PREVEA SÓLO EN
BENEFICIO DEL REO. La posibilidad de suplir la queja
deficiente en favor de la víctima u ofendido por el
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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delito representa un cambio trascendental a la cultura
jurídica preservada en nuestro país desde que se
instauró este principio en el juicio de amparo; sin
embargo, la práctica jurisdiccional demuestra que en
varios asuntos se violan derechos fundamentales en
perjuicio de esos sujetos, por lo que es necesario que
acudan al amparo solicitando la justicia que no han
podido encontrar en las instancias naturales del
procedimiento penal. Ahora bien, la labor
jurisdiccional cotidiana y las diversas reformas
constitucionales y legales enseñan que el derecho es
un instrumento evolutivo que no puede permanecer
estático ante los cambios de la sociedad, de manera
que el significado de justicia, en su acepción
elemental de dar a cada quien lo que le pertenece,
debe ser moldeado de tal forma que permita aplicar el
derecho, no en sentido estricto, sino con un enfoque
integral e incluyente acorde con los tiempos que se
viven, razón por la cual esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación, a partir de la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación, ha evolucionado
significativamente respecto a la visión protectora del
ofendido; muestra de ello son los diversos y variados
criterios relevantes con marcada mejora en el rubro
de acceso pleno a la justicia, esto es, la
jurisprudencia se erige como el medio conductor que
actualiza las disposiciones de la ley reglamentaria y
evita que el derecho positivo caiga en desuso. Así, el
modelo de juicio de amparo legalista y rígido, que
impone el principio de estricto derecho, ha perdido
vigencia para el afectado, en virtud de que
actualmente el artículo 20, apartados A y B, de la
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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Constitución Federal, coloca en un mismo plano los
derechos del acusado y los de la víctima u ofendido;
además, porque el segundo párrafo del numeral 1o.
constitucional exige que las normas relativas a los
derechos humanos se interpreten de conformidad
con la propia Carta Magna y con los tratados
internacionales de los que México es parte, de forma
que favorezca ampliamente a las personas, lo que se
traduce en la obligación de analizar el contenido y
alcance de tales derechos a partir del principio pro
persona. Bajo esa línea argumentativa, se concluye
que el artículo 76 Bis, fracción II, de la Ley de
Amparo, que autoriza la suplencia de la queja
deficiente sólo en favor del reo, no corresponde a la
realidad constitucional y social de nuestra Nación,
pues quedó rebasado por la transformación de los
derechos humanos; por lo que debe afirmarse que el
espíritu del poder reformador que dio vida a dicho
precepto y fracción, ha perdido su asidero
constitucional y, por ende, esta Primera Sala
determina que tal institución se extiende en pro de la
víctima u ofendido por el delito, lo que representa un
paso más hacia el fin primordial para el que fue
instituido el juicio de control constitucional, esto es,
la búsqueda de la justicia.”
De la revisión integral del auto impugnado se advierte que el
argumento toral por virtud del cual el juez de distrito desechó la
demanda de amparo, consiste en la limitante impuesta por la
jurisprudencia 1ª./J.85/2001, que a su vez lleva por rubro y texto los
siguientes:
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
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“ORDEN DE APREHENSIÓN. ES IMPROCEDENTE EL
JUICIO DE AMPARO EN CONTRA DE LA
RESOLUCIÓN JURISDICCIONAL QUE NIEGA SU
LIBRAMIENTO. Si bien es cierto que con la reforma
al antepenúltimo párrafo del artículo 21 de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que entró en vigor el primero de enero de
mil novecientos noventa y cinco, se reconoció el
derecho del querellante o denunciante, de la víctima
del delito, de los familiares de ésta o de los
interesados legalmente, de impugnar
jurisdiccionalmente las resoluciones del Ministerio
Público sobre el no ejercicio o desistimiento de la
acción penal y que en concordancia con tal reforma
se incluyó dentro del artículo 10 de la Ley de Amparo
la procedencia del juicio de amparo contra dichas
determinaciones, también lo es que de ello no puede
colegirse que la resolución jurisdiccional que niegue
el libramiento de la orden de aprehensión pueda ser
materia del juicio de garantías. Lo anterior es así,
porque al ser ésta un acto de autoridad
jurisdiccional, no responde a los motivos que dieron
origen a la citada reforma, consistentes en erradicar
el monopolio del ejercicio de la acción penal a cargo
del referido representante social, sujetando su actuar
a la revisión de una autoridad jurisdiccional, a fin de
otorgar mayor certeza jurídica al gobernado dentro
de un proceso penal, evitando la impunidad.
Además, pretender lo contrario, no sólo implicaría
atentar contra lo dispuesto en el mencionado artículo
10 y contradecir el criterio ya definido por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación que otorga la
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
19
posibilidad al ofendido o a las personas que
conforme a la ley tengan derecho a la reparación del
daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente
de la comisión de un delito, de promover juicio de
amparo únicamente contra actos que emanen del
incidente de reparación o de responsabilidad civil y
contra actos surgidos dentro del procedimiento
penal, relacionados inmediata y directamente con el
aseguramiento del objeto del delito y de los bienes
afectos a la reparación o a la responsabilidad civil,
sino también autorizar al ofendido o a los sujetos
legitimados por extensión para hacer uso de una
instancia vedada para ellos.”
De este modo, si se supera el valladar que impone el contenido
de la jurisprudencia de mérito, será factible autorizar la admisión de la
demanda de garantías y revocar el auto recurrido.
En suplencia de la queja en favor de la parte ofendida, ahora
quejosa en el juicio de amparo de origen, esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación estima que existen razones
suficientes para apartarse de la jurisprudencia en comento.
Para demostrar esta conclusión, es necesario, en primer lugar,
acudir a las razones que se tuvieron en cuenta para emitir el criterio
jurisprudencial antes referido, en segundo lugar, cuáles son los nuevos
paradigmas que ha ido estableciendo la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en torno al derecho de la víctima u ofendido para acudir al
juicio de amparo y, finalmente, cuáles son las razones que permiten
concluir que la víctima u ofendido sí tiene legitimación para impugnar
la negativa judicial de emitir una orden de aprehensión y, así, brindar
razones suficientes para apartarse de la jurisprudencia de esta
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
20
Primera Sala, en la que se apoyó el juez de distrito para desechar la
demanda de amparo de la quejosa.
1.- Consideraciones que sostuvo la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver por mayoría de votos2 la contradicción de tesis 7/2000, que dio lugar a la jurisprudencia 1ª/J.85/2001.
La ejecutoria se ocupó de analizar e interpretar, exclusivamente,
el artículo 21 constitucional, en la porción normativa que autoriza a la
víctima u ofendido a impugnar la determinación de no ejercicio o
desistimiento de la acción penal por parte del Ministerio Público, así
como el artículo 10 de la Ley de Amparo actualmente abrogada, textos
que eran del siguiente tenor:
“Artículo 21.- (…) Las resoluciones del Ministerio
Público sobre el no ejercicio y desistimiento de la
acción penal, podrán ser impugnadas por vía
jurisdiccional en los términos que establezca la ley.
Artículo 10.- La víctima y el ofendido, titulares del
derecho de exigir la reparación del daño o la
responsabilidad civil proveniente de la comisión de un
delito, podrán promover amparo:
I.- Contra actos que emanen del incidente de reparación
o de responsabilidad civil;
II.- Contra los actos surgidos dentro del procedimiento
penal y relacionados inmediata y directamente con el
aseguramiento del objeto del delito y de los bienes que
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
21
estén afectos a la reparación o a la responsabilidad
civil; y,
III.- Contra las resoluciones del Ministerio Público que
confirmen el no ejercicio o el desistimiento de la acción
penal, en los términos de lo dispuesto por el párrafo
cuarto del artículo 21 Constitucional.”
La ejecutoria explica que el propósito del artículo 21
constitucional es el de someter al control de órganos distintos al
Ministerio Público, las determinaciones de este sobre el no ejercicio y
desistimiento de la acción penal, con el propósito de garantizar los
derechos de las víctimas y la protección de la sociedad, evitando la
ausencia de persecución de delitos sin justificación jurídica. Estas
razones, agrega la Sala, no pueden ser sustento para establecer que
la resolución del juez de la causa que niegue el libramiento de la orden
de aprehensión es susceptible de ser impugnada vía amparo.
Pretender lo contrario, esto es, la procedencia del juicio de
garantías contra la resolución que niega el libramiento de la orden de
aprehensión sería contrariar el criterio ya definido por esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que otorga la posibilidad al ofendido o
las personas que conforme a la ley tengan derecho a la reparación del
daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente de la comisión de
un delito, de promover juicio de amparo únicamente contra actos que
emanen del incidente de reparación o de responsabilidad civil y contra
actos surgidos dentro del procedimiento penal, relacionados inmediata
y directamente con el aseguramiento del objeto del delito y de los
bienes afectos a la reparación o a la responsabilidad civil.
2 En contra del voto emitido por el Ministro Juan Silva Meza.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
22
En congruencia con lo anterior, también se ha sostenido que de
acuerdo con la fracción III, inciso b), del artículo 5 de la Ley de Amparo
–actualmente abrogada-, los ofendidos o las personas que conforme
a la ley tengan derecho a la reparación del daño o a exigir
responsabilidad civil proveniente de la comisión de un delito, tienen el
carácter de terceros perjudicados y, por ende, son parte en el juicio de
amparo que se promueva contra actos judiciales del orden penal
siempre que éstos afecten dicha reparación o responsabilidad civil.
En adición, sostener la procedencia del juicio de amparo contra
la resolución que niega la orden de aprehensión sería tanto como
atentar contra disposiciones contenidas en la propia Ley de Amparo,
precisamente en el numeral 10 antes transcrito.
La revisión de las actuaciones del Ministerio Público por parte de
la autoridad jurisdiccional no coincide con la procedencia del juicio de
amparo contra la resolución que niega librar orden de aprehensión,
pues en ese caso se estaría revisando la decisión de un juez
(autoridad jurisdiccional), además, se permitiría al ofendido (o sujetos
legitimados por extensión) acudir a hacer uso de una instancia vedada
constitucionalmente para ellos. En efecto, el interés que se ventila
tratándose de la orden de aprehensión, incide con la libertad del
procesado, lo cual se traduce en un interés público no privado, pues
es la sociedad la que resiente el daño con la comisión del ilícito,
consiguientemente, el único legitimado para alzarse contra ese agravio
en el caso, es el Ministerio Público, quien representa a la sociedad.
En esa tesitura, es claro que si la intención del constituyente
Permanente hubiera sido la de que el juicio de amparo procediera en
contra de resoluciones de carácter jurisdiccional, instado tal juicio por
el ofendido, así lo hubiera plasmado en la reforma –al artículo 21
constitucional-, o bien, en los trabajos que a ésta le antecedieron.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
23
Por ende, cuando no se toque en la resolución materia del acto reclamado algún tema relativo a la reparación del daño o a exigir la responsabilidad civil, sino que incida en la libertad del procesado, es dable concluir que ese juicio de amparo es improcedente.
Lo anterior, incluso se corrobora si se atiende a que el ofendido,
en el evento de que un indiciado reclamara en amparo la orden de
aprehensión dictada en su contra, ni siquiera tiene el carácter de
tercero perjudicado, en los términos del artículo 5°, fracción III inciso b)
de la Ley de Amparo, pues ese numeral sólo legitima a los ofendidos
para intervenir con la calidad señalada, es decir, con el carácter de
terceros perjudicados, cuando conforme a la ley tengan derecho a la
reparación del daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente de la
comisión de un delito, en su caso, en los juicios de amparo
promovidos contra actos judiciales del orden penal que afecten dicha
reparación o responsabilidad.
2.- Paradigmas que ha establecido recientemente la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno al derecho de la víctima u ofendido para acudir al juicio de amparo.
Para desarrollar este tema, se adoptará el orden de exposición
establecido por esta Primera Sala al abordar problemas relacionados
con el que actualmente nos ocupa, en las contradicciones de tesis
413/2011 y 229/2011, falladas los días trece de abril y siete de
diciembre de dos mil once, respectivamente; esto es, en un primer
momento, el estudio se sujetará a destacar el carácter que tiene la
víctima u ofendido del delito a partir de la perspectiva constitucional; y
en segundo lugar, se analizará la intervención que tiene en el juicio de
amparo.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
24
a. Parámetro constitucional de la víctima u ofendido del delito frente al proceso penal.
El tres de septiembre de mil novecientos noventa y tres, se
publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que reformó el
artículo 20 de la Constitución Federal. En esa ocasión, el objetivo de la
reforma fue dar respuesta a la demanda social de impunidad y a los efectos del delito en la víctima. Esta última razón fue el factor
desencadenante para propiciar la apertura de acciones legales que
permitieran la participación de la víctima o el ofendido en las etapas
procedimentales penales como medio de compensación ante los
efectos de la acción ilícita que resintió.
La reforma constitucional generó el reconocimiento de una serie
de derechos a favor de la víctima u ofendido del delito, que
esencialmente lo colocaron en posición de tener mayor presencia en
las diversas etapas procedimentales penales. Lineamientos
constitucionales que impulsaron la reforma de legislaciones federales
y locales para hacer efectivo el catálogo de derechos recientemente
incorporado a la Constitución Federal.
A pesar de que este avance resultó importante, desde la
perspectiva de los derechos de la víctima u ofendido del delito, en
realidad no fue suficiente conforme a los fines esperados, al
pretenderse otorgar la posibilidad de ejercer plenamente sus derechos
en las diversas etapas procedimentales penales. Circunstancia que al
reconocerse por el legislador federal ordinario generó el proceso de
reforma al artículo 20 de la Constitución Federal del año dos mil, con
la finalidad de clarificar la norma, mediante la introducción de un
apartado específico de previsión de los derechos de la víctima u
ofendido del delito y ampliar los derechos fundamentales que debían
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
25
consagrarse a su favor. La intención era que tuviera la posibilidad real
de ejercer plenamente sus derechos, tanto en la etapa preliminar de
averiguación previa como en el proceso penal.
Esta Primera Sala ha considerado que la adición del apartado B
al artículo 20 de la Constitución Federal, con motivo de la reforma del
año dos mil, a la víctima u ofendido del delito se le reconoció como titular de derechos específicos. El alcance de la reforma, de
acuerdo al proceso legislativo que le dio origen, fue generar el
reconocimiento constitucional de “parte” en las diversas etapas
procedimentales penales a favor de la víctima u ofendido, con la
consecuente implicación de asegurar su eficaz intervención activa.
Esta afirmación se corrobora con la exposición de motivos
presentada ante la Cámara de Diputados el veintiocho de octubre de
mil novecientos noventa y siete, misma que dio origen a tal reforma.
En dicha iniciativa se dijo lo siguiente:
“[…] Los derechos y objetivos públicos reconocidos en
materia procesal penal, que originalmente se referían
sólo a los inculpados, se han ampliado
progresivamente a la víctima u ofendido del delito tanto
en el texto constitucional Federal como por la
legislación secundaria. Esta acción refleja la
sensibilidad de los órganos del Estado y de la sociedad
frente a los fenómenos de impunidad y a los efectos del
delito sobre la víctima, dando lugar a que ésta tenga
mayor participación en el procedimiento penal con el
fin de ser restituida o compensada.
[…]
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
26
Con absoluto respeto a la vigencia de los principios
históricos y doctrinales que justifican la naturaleza y
actuación del Ministerio Público, la realidad irrefutable
de la situación que guarda en el proceso el ofendido,
mueve a consideración de la ley y la consecución de
los fines de la justicia penal, que la víctima debe
intervenir dentro del proceso como parte con una serie
de prerrogativas que precisen u amplíen las que
actualmente tiene, para lo cual proponemos que el
artículo 20 constitucional se forme con dos apartados:
el apartado A relativo al inculpado con la redacción
actual, a excepción del párrafo quinto de la fracción X,
adicionado con una fracción XI que especifique:
cuando el inculpado tenga derecho a la libertad
provisional bajo caución, en términos de la fracción I,
ésta deberá ser suficiente para garantizar el pago de la
reparación de los daños y perjuicios ocasionados al
ofendido y un apartado B relativo a la víctima del delito
que contenga, además de los derechos y garantías que
actualmente comprende el último párrafo de la fracción
X del citado artículo, los siguientes: que la víctima del
delito sea parte del procedimiento penal,
proporcionando al Ministerio Público o al juez
directamente, todos los datos o medios de prueba con
que cuente para acreditar los elementos del tipo penal
o establecer la responsabilidad del inculpado, según
sea el caso, así como la procedencia y monto de la
reparación del daño; considerar el derecho de la
víctima del delito de estar presente en todas las
diligencias y actos procesales en los cuales el
inculpado tenga ese derecho; que el juez que conozca
del procedimiento penal de oficio inicie el incidente de
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
27
responsabilidad civil proveniente del delito, para hacer
efectiva la reparación del daño en la ejecución de la
sentencia y establecer un derecho de la víctima de
solicitar, aun cuando no lo haya pedido el inculpado, la
diligencia de careo. […].”
Y con el dictamen presentado por la Comisión de Gobernación y
Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados del Congreso de
la Unión, el veinticuatro de abril de mil novecientos noventa y nueve,
del que se destacan las siguientes líneas:
“[…] La reforma constitucional de 1993, a través de la
adición de un párrafo quinto a la fracción X del artículo
20, amplió a la víctima u ofendido sus garantías
constitucionales de procedimiento, toda vez que lo
incorporó a la categoría de sujeto en el proceso penal.
C. En tal sentido, la adición de un párrafo quinto a la
fracción X del artículo 20 constitucional, estableció que
"en todo proceso penal, la víctima o el ofendido por
algún delito, tendrá derecho a recibir asesoría, a que se
le satisfaga la reparación del daño cuando proceda, a
coadyuvar con el Ministerio Público, a que se le preste
atención médica de urgencia cuando la requiera y los
demás que señalen las leyes". La ampliación y
precisión de los derechos de la víctima u ofendido en
los términos que proponen las iniciativas que se
dictaminan, implica, desde luego, la derogación de
dicho párrafo quinto de la fracción X del artículo 20
constitucional transcrito.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
28
D. Los integrantes de las Comisiones Unidas que
dictaminan coincidimos con los autores de ambas
iniciativas, respecto a la importancia que tiene para la
procuración y administración de la justicia penal el
otorgamiento de derechos a las víctimas u ofendidos
de los delitos. Al efecto, la esfera de protección que
entraña la seguridad jurídica de las personas debe
incluir con amplitud y precisión los derechos de las
víctimas u ofendidos, en los términos concebidos en
ambas iniciativas.
E. Consideramos igualmente que la protección de
los derechos de la víctima del delito o de los ofendidos,
tiene una importancia del mismo rango de los que las
leyes positivas mexicanas otorgan a los inculpados por
el delito. La lucha contra la impunidad debe tener en
cuenta los efectos del delito sobre la víctima, de tal
suerte que la intervención y las exigencias de ésta
tengan una clara y plena reivindicación en el proceso
penal.
[…]
Es por ello que los integrantes de estas
Comisiones Unidas consideramos insuficientes los
esfuerzos realizados hasta ahora por las instituciones y
procedimientos existentes en nuestro derecho positivo,
para garantizar la protección de sus derechos
fundamentales a las víctimas y ofendidos de los delitos.
Estimamos que estos derechos deben ser
garantizados de manera puntual y suficiente, al grado
que sean considerados con la misma importancia que
los derechos que se otorgan al inculpado, de donde se
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
29
fundamenta la división propuesta al artículo 20
constitucional en dos apartados.
[…]
Conclusiones
[…]
Los integrantes de estas Comisiones Unidas que
dictaminamos hemos hecho propio el contenido
esencial de ambas iniciativas, porque consideramos
que responden al reclamo social por combatir la
delincuencia y la impunidad, toda vez que permite una
intervención activa a las víctimas y ofendidos quienes,
como coadyuvantes del Ministerio Público, tendrán
mayores facultades para aportar a este representante
social y al juzgador elementos de convicción con
respecto a la integración y comprobación del cuerpo
del delito, la responsabilidad del inculpado y la
reparación del daño.
El otorgamiento a nivel constitucional de mayores
elementos a las víctimas u ofendidos en la comisión de
delitos, a efecto de que con mayor certeza puedan
obtener la reparación de los daños ocasionados a sus
personas y patrimonios, permitirá fortalecer la
confianza ciudadana en las instituciones de
procuración e impartición de justicia y, con ello, la
confianza en nuestro Estado democrático de Derecho.
[…].”
La lectura del extracto de los documentos transcritos establece
claramente que el Constituyente permanente tuvo la clara intención de
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
30
dotar de voz a la víctima para el efecto de asegurar su participación
activa con el carácter de parte en la averiguación previa y en el
proceso penal, otorgándole los medios necesarios para hacer
efectivas sus prerrogativas.
La comprensión del bloque de los derechos fundamentales de la
víctima u ofendido del delito es una condición de equilibrio de las
partes que intervienen en el proceso penal. En la última reforma al
artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, contenida en el decreto publicado en el Diario Oficial de la
Federación, que es parte de la inserción del sistema procesal
acusatorio, actualmente en vacatio legis para dar oportunidad a la
implementación de las adecuaciones legales y de operatividad
necesarias, el conjunto de derechos constitucionalmente reconocidos
de la víctima u ofendido fue ubicado en el apartado C, en el que se
comprende, con el mismo alcance y amplitud, el derecho de
intervención activa en las diversas etapas procedimentales penales.
El resultado de la exploración a nivel constitucional es
concluyente: la posición que guarda la víctima o el ofendido del delito
frente al proceso penal –y aplicable también en la etapa preliminar de
averiguación previa–, desde la óptica de las prerrogativas que otorga a
su favor la Constitución Federal, es de “parte procesal” con derecho a
intervenir activamente.
b. La intervención de la víctima u ofendido del delito en el juicio de amparo.
El propósito de este apartado es resaltar la legitimación de la
víctima u ofendido del delito para promover el juicio de amparo, en
reclamo de respeto a los derechos fundamentales que le otorga la
Constitución Federal.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
31
i) Objetivo y finalidad del juicio de amparo.
Desde su origen, se impuso que el objetivo del juicio de amparo
era el de crear un medio que sirviera de base para dar sustento a la
supremacía de la Constitución, haciendo prevalecer los derechos
constitucionales de los gobernados, lo que se conseguiría mediante la
invalidación, hacia con ellos, de los actos contrarios a los mismos y a
la Constitución. Es decir, la finalidad era establecer un elemento para
remediar la violación de garantías individuales, restituyendo al
gobernado en el pleno goce de las mismas.
La inserción del juicio de amparo a nivel constitucional lo
contempló como un sistema de control constitucional en relación a la
tutela de las garantías individuales previstas en ella y reguladas en las
leyes secundarias. A pesar de esta concepción, la procedencia del
juicio de amparo excluía la impugnación de actos judiciales, pues
solamente se admitía en contra de los derivados de las autoridades
legislativas o administrativas.
Con la promulgación de la actual Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, el ejercicio de la acción constitucional de
amparo se estableció que podría realizarse mediante juicio de amparo
indirecto o bi-instancial o juicio de amparo directo o uni-instancial,
dependiendo de la naturaleza del acto reclamado.
La regulación constitucional del juicio de amparo quedó reflejada
en los artículos 103 y 107 de la Constitución Federal. Así, hasta antes
de la reforma constitucional publicada el seis de junio de dos mil once,
la delimitación de los supuestos de procedencia se establecía en el
primero de los numerales citados, que resaltaba que el objetivo del
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
32
juicio de amparo no era otro que la protección de las garantías
individuales de los gobernados.
De acuerdo a las razones precedentes esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación sostuvo que el juicio de
amparo era un medio de control parcial de la Constitución que servía
para impugnar los actos de autoridad que fueran contrarios a la misma
en lo relativo a las garantías individuales de los gobernados y, al
mismo tiempo, protector del ámbito competencial entre las autoridades
federales y las locales, en la medida que éste pudiera causar un
agravio a los gobernados.
Sin embargo, en atención a la reforma publicada en el Diario
Oficial de la Federación, el seis de junio de dos mil once, que entró en
vigor el cuatro de octubre de dos mil once, por disposición expresa del
artículo primero transitorio, se amplió el espectro protector del juicio de
amparo, por lo que su objetivo ya no sólo se limita a la protección de
las denominadas garantías individuales de los gobernados, sino
también de los derechos humanos reconocidos por la Constitución
General de la República, así como por los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte.
En consecuencia, en la actualidad, el objetivo del juicio de
amparo es hacer respetar los derechos humanos reconocidos y las
garantías otorgadas para su protección por la Constitución de los
Estados Unidos Mexicanos, así como por los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte, con la finalidad de restituir al
quejoso en su pleno goce.
ii) La legitimidad para acudir al juicio de amparo.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
33
La legitimación para acudir al juicio de amparo necesariamente
debe estar vinculada con el particular objetivo del medio de control
constitucional, que como se indicó, actualmente, consiste en la
protección contra violaciones a los derechos humanos y garantías
individuales y su consiguiente restitución.
En esta medida, la legitimación debe atender a los principios que
rigen al juicio de amparo, particularmente los de instancia de parte y
agravio personal y directo.
La importancia del principio de agravio personal y directo radica
desde su propia concepción, al entenderse como el daño o perjuicio,
una ofensa o violación a los derechos sustantivos fundamentales que
la Constitución tutela mediante las garantías individuales. Por tal
motivo, cuando no se actualiza esta circunstancia entonces la acción
intentada se torna improcedente.
Razones que permiten sostener que la legitimación para acudir
al amparo está reservada únicamente para quien resienta un agravio,
con motivo de un acto de autoridad, en uno de sus derechos tutelados
en la Constitución Federal, legitimándolo para solicitar la restitución en
el goce de la garantía violada.
iii) El juicio de amparo como medio de protección de los
derechos fundamentales de la víctima u ofendido del delito.
La importancia del reconocimiento de los derechos sustantivos a
favor de la víctima u ofendido del delito, mediante su inserción en la
Constitución Federal, también generó un impacto en el juicio de
amparo. Obligó a cuestionar la procedencia de la acción constitucional
de amparo a fin de salvaguardar la protección de los derechos
fundamentales tutelados desde el ámbito constitucional.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
34
Ya desde la redacción original del artículo 10 de la Ley de
Amparo, se reconocía al ofendido y/o a las personas que conforme a
la ley tuvieran derecho a la reparación del daño legitimación para
acudir al juicio de amparo. La legislación reglamentaria del medio de
control constitucional comprendía claramente que ante la existencia de un agravio personal y directo, la víctima u ofendido del delito
contaba con legitimidad para promover el juicio de amparo a fin de
reclamar actos derivados del incidente de reparación del daño o de
responsabilidad civil, así como aquéllos emanados de un
procedimiento penal que se relacionaran con el aseguramiento del
objeto del delito y de los bienes afectos a la reparación o a la
responsabilidad civil.
El objetivo de la legitimación estaba directamente vinculado y
delimitado a la protección del derecho a la reparación del daño o para
exigir la responsabilidad civil proveniente de la comisión del delito que
hubiera resentido.
A pesar de la reforma al artículo 20 de la Constitución Federal, publicada en el Diario Oficial de la Federación el veintiuno de
septiembre de dos mil, con la que determinados derechos de la
víctima u ofendido del delito se elevaron al rango de derechos
fundamentales–derecho a recibir asesoría jurídica, a la reparación del
daño, a coadyuvar con el Ministerio Público y a recibir atención
médica–, el artículo 10 de la Ley de Amparo permaneció incólume.
La única reforma que el legislador permanente consideró
necesaria realizar al artículo 10 de la Ley de Amparo, consta en el
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el nueve de
junio de dos mil, por la que se reconoció legitimidad a la víctima u
ofendido del delito para promover el juicio de amparo contra las
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
35
resoluciones del Ministerio Público que confirmen el no ejercicio o el
desistimiento de la acción penal.
Adición normativa que solamente atendió a observar la reforma
realizada al artículo 21 de la Constitución Federal, publicada en el
Diario Oficial de la Federación el treinta y uno de diciembre de mil
novecientos noventa y cuatro, por la que se incorporó el párrafo
cuarto, para otorgar el derecho a impugnar, vía jurisdiccional, las
resoluciones del Ministerio Público sobre el no ejercicio y desistimiento
de la acción penal. Ello ante la ausencia de una norma secundaria
que garantizara el pleno cumplimiento de la mencionada garantía
individual. Así, el legislador buscó adecuar la norma secundaria –Ley
de Amparo– a la primaria –Constitución Federal–.
Congruente con la línea argumentativa expuesta, el
reconocimiento de derechos fundamentales a favor de la víctima u
ofendido del delito y la falta de actualización del artículo 10 de la Ley
de Amparo, para ampliar los supuestos en que puede promover el
juicio de amparo, exigió el pronunciamiento interpretativo de esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a fin de
resaltar el objetivo y finalidad de la acción constitucional de amparo.
Así, al resolver la Contradicción de Tesis 152/2005-PS, esta Primera Sala se avocó a responder si la legitimación de la víctima u ofendido para promover el juicio de amparo debía limitarse a los supuestos establecidos en el artículo 10 de la Ley de Amparo o interpretarse de manera extensiva para comprender cualquier violación directa a las garantías consagradas a su favor en el apartado B del artículo 20 de la Constitución Federal. El planteamiento requirió de la invocación del principio de supremacía constitucional.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
36
El estudio de la problemática jurídica concluyó que en atención al
principio de supremacía constitucional, la legitimación del ofendido o
víctima del delito para promover el juicio de amparo debe regirse por el
texto constitucional y los principios contenidos en el mismo, respecto de todos aquellos supuestos en que sufra un agravio personal y directo de alguno de los derechos fundamentales consagradas a su favor. Determinación que excluyó la aplicación restringida de los supuestos establecidos expresamente en el artículo 10 de la Ley de Amparo, hasta el momento sin actualizarse en la comprensión
de los derechos subjetivos que la Constitución prevé para la víctima u
ofendido del delito, porque debía atenderse a lo que manda la norma
suprema.
La misma razón imperó al resolverse la Contradicción de Tesis
146/2008-PS, en la que se sostuvo que no obstante que en los
artículos 5, fracción III, inciso b), y 10, fracción II, de la Ley de Amparo,
se contempla la posibilidad de que la víctima u ofendido participe en el
juicio de amparo, sea como tercero perjudicado o como quejoso; dicha
intervención está constreñida sólo a los actos que tengan vinculación
directa con la reparación del daño. Situación que hace nugatorias las
garantías contenidas en la Constitución Federal, cuya motivación
legislativa fue la de rescatar al ofendido o víctima del delito del olvido,
cuando no marginación normativa en que se encontraba. Factor que
motivó a reconsiderar a nivel constitucional la posición que ocupa en la
etapa preliminar de averiguación previa y el proceso penal, con el
propósito de mejorar su situación jurídica y afianzar su participación
activa, principalmente para obtener la reparación del daño que el
hecho típico le originó.
Así, afirmó esta Primera Sala, que la garantía del ofendido o
víctima del delito a la reparación del daño no podía hacerse nugatoria
por un deficiente o insuficiente desarrollo normativo por parte del
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
37
legislador secundario, por lo que están legitimados para participar con
el carácter de tercero perjudicado en un juicio de amparo indirecto, en
los casos en que el acto reclamado, si bien no se refiere en forma directa a dicha figura reparatoria, sí le afecta en los hechos.
iv) La intervención de la víctima u ofendido del delito, con el
carácter de quejoso o tercero perjudicado, en el juicio de amparo.
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
ha sido enfática en precisar que la víctima u ofendido del delito está legitimada para accionar, con el carácter de parte quejosa, el juicio de amparo contra aquellos actos de autoridad que representen un agravio personal y directo a sus garantías individuales, contenidas en el apartado B del artículo 20 de la Constitución Federal –con anterioridad a la reforma de dieciocho de
junio de dos mil ocho–, entre las que se comprenden los supuestos de
procedencia establecidos en el artículo 10 de la Ley de Amparo.
En síntesis, contra aquellos actos que impliquen una afectación a
sus derechos subjetivos, derivados del asunto penal al que se
encuentre relacionado.
El catálogo de derechos constitucionales comprende: I. Recibir
asesoría jurídica, ser informado de sus derechos constitucionales y a
recibir información sobre el desarrollo del procedimiento penal; II.
Coadyuvar con el Ministerio Público, a que se le reciban todos los
datos o elementos de prueba con los que cuente –en averiguación
previa y en el proceso–, que se desahoguen las diligencias
correspondientes y en caso de negativa por parte del Ministerio
Público recibir una respuesta fundada y motivada; III. Recibir atención
médica y psicológica de urgencia, desde la comisión del delito; IV.
Recibir la reparación del daño. La efectividad de la protección
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
38
constitucional impone al Ministerio Público la obligación de solicitar la
condena respectiva e impone a la autoridad judicial la prohibición de
absolver de la misma cuando ha dictado sentencia condenatoria. Así
como, el derecho a procedimientos que agilicen la ejecución de la
sentencia en lo atinente a la obtención de la reparación del daño; V.
Tratándose de menores de edad a no ser obligados a carearse con el
inculpado cuando el proceso se instruya por los delitos de violación o
secuestro; y, VI. A solicitar las medidas y providencias que garanticen
su seguridad y auxilio.
Supuestos de procedencia del juicio de amparo, a los que se
suman las hipótesis de legitimidad comprendidas en el ordenamiento
reglamentario, dirigidas a la obtención de la reparación del daño o la
responsabilidad civil proveniente de la comisión de un delito. De ahí
que se les reconozca el derecho a reclamar mediante el juicio de
amparo: I. Los actos emanados del incidente de reparación o de
responsabilidad civil; II. Los actos surgidos dentro del procedimiento
penal y relacionados inmediata y directamente con el aseguramiento
del objeto del delito y de los bienes que estén afectos a la reparación o
a la responsabilidad civil; y, III. Las resoluciones del Ministerio Público
que confirmen el no ejercicio o el desistimiento de la acción penal.
Condiciones de actualización hipotética a las que tendrán que
adicionarse los derechos subjetivos incorporados al artículo 20 de la
Constitución Federal, con motivo de la reforma de dieciocho de junio
de dos mil ocho, relativos a: I. Intervenir en el juicio e interponer los
recursos en los términos que prevea la ley; II. Solicitar directamente a
la autoridad judicial la condena a la reparación del daño; III.
Tratándose de menores de edad, así como respecto de la comisión de
los delitos de violación, secuestro y delincuencia organizada, y en
aquellos casos en que la autoridad lo estime necesario para la
protección de la víctima u ofendido, a que se resguarde su identidad y
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
39
demás datos de identificación; IV. A solicitar las medidas cautelares y
providencias necesarias para la protección y restitución de sus
derechos; y, V. De impugnar ante autoridad judicial las omisiones del
Ministerio Público en la investigación de los delitos, así como las
resoluciones de reserva, no ejercicio, desistimiento de la acción penal
o suspensión del procedimiento cuando no esté satisfecha la
reparación del daño.
Y, tratándose de actos que representen un beneficio para la
víctima u ofendido del delito en lo relativo a las garantías que consagra
a su favor la Constitución Federal y los supuestos de legitimidad que
establece el artículo 5, fracción III, inciso b), de la Ley de Amparo, la
víctima u ofendido puede intervenir con el carácter de tercero
perjudicado en el juicio de amparo en el que se reclamen dichos actos.
Las conclusiones anteriores derivan de los específicos
pronunciamientos que ha realizado esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en la profundización del estudio de las
garantías individuales que consagra la Constitución Federal a favor de
la víctima u ofendido del delito, en congruencia con la voluntad
legislativa de posicionarlo como parte en el proceso penal, a fin de
equilibrar su condición frente al imputado.
Así, al resolverse la Contradicción de Tesis 146/2008-PS se
precisó que la víctima u ofendido del delito tiene legitimidad para
intervenir en el juicio de amparo indirecto, con el carácter de tercero
perjudicado, en el que se reclamen actos que aunque no estén vinculados directamente con la reparación del daño, de forma indirecta inciden en hacer nugatoria la garantía constitucional que consagra el derecho a recibirla.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
40
En la ejecutoria se afirma que existen múltiples actos procesales
que si bien no afectan en forma directa la reparación del daño en tanto
que no importan un pronunciamiento al respecto, sí implican que, de
facto, tal reparación no ocurra por afectar la pretensión reparatoria,
con lo cual sí se les puede relacionar en forma inmediata con dicha
figura, que ha sido elevada a la categoría de garantía individual por el
Poder Revisor de la Constitución. Tal sería el ejemplo de la negativa a obsequiar una orden de aprehensión, resolución en la que evidentemente no habrá pronunciamiento alguno respecto de la reparación del daño, pero que en forma notoria afectará al ofendido o a la víctima del delito en su pretensión reparatoria.
La tendencia para ampliar el ámbito de intervención de la víctima
u ofendido en el juicio de amparo, ha sido una constante en los últimos
años, pues está sustentada en la finalidad de hacer efectivo el objetivo
del referido medio de control constitucional, relativo a la protección de
los derechos constitucionales del gobernado que se ubica en la
condición anotada.
Afirmación que está por demás ilustrada con la resolución de la
Contradicción de Tesis 393/2010, en la que se retoma el lineamiento
establecido por la jurisprudencia 114/2009 de esta Primera Sala, para
resolver que la orden de aprehensión y el auto de formal prisión
constituyen actuaciones que si bien no se pronuncian sobre la pena pública de reparación del daño, tienen una relación directa con ella, porque si como consecuencia del juicio de amparo indirecto
que promueva el imputado se genera el cese de los efectos jurídicos
producidos por dichos actos, ello se traduce en que la posibilidad de obtener la reparación del daño –cuya obtención está consagrada como garantía individual– se disuelva al verse truncado el proceso penal.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
41
Finalmente, esta Primera Sala al resolver la contradicción de
tesis 333/2010, determinó que si la víctima u ofendido puede adquirir
el carácter de tercero perjudicado en el juicio de amparo, cuando el
acto reclamado afecte en los hechos a la reparación del daño, aunque
no se refiera directamente a ella, y en consecuencia, estar legitimado
para acudir al mismo y ser oído, es que la omisión de reconocerle tal
carácter y su falta de emplazamiento, constituye una violación a las
reglas fundamentales que norman el procedimiento en el juicio de
garantías, al no oír en juicio a alguna de las partes que tienen derecho
a intervenir en el mismo, cuya intervención tendrá como fin el
proporcionar los elementos jurídicos que estime conducentes para
sostener la constitucionalidad del acto reclamado, de cuya
subsistencia depende la continuación de un proceso en el que pueda
llegar a dictarse una sentencia en la que se condene al sentenciado a
la reparación del daño.
3.- Razones que permiten concluir que la víctima u ofendido
sí tiene legitimación para impugnar la negativa judicial de emitir una orden de aprehensión.
La solución a la problemática jurídica planteada por la quejosa,
debe ser congruente con la interpretación progresiva que ha realizado
esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
torno al reconocimiento de los derechos que consagra el artículo 20,
apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos ─antes de la reforma publicada en el Diario Oficial de la
Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho─ a favor de la víctima
u ofendido del delito, que necesariamente excluye cualquier circunstancia que obstaculice el ejercicio de la defensa de esos derechos subjetivos a través del juicio de amparo.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
42
Como ha quedado demostrado en el considerando anterior, la
tendencia de reconocimiento de los derechos de la víctima u ofendido,
por los criterios emitidos por esta Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, ha permitido ampliar los supuestos de
procedencia del amparo intentado por éstos cuando se afecten o
hagan nugatorios los derechos que constitucionalmente se les
reconocen.
Como lo ha considerado esta Primera Sala, la víctima u ofendido
actualmente no desempeña el papel de simple espectador durante el
desarrollo de las diversas etapas del procedimiento penal, sino de
interventor activo, pues el legislador le otorgó un conjunto de
derechos, para reconocerle legitimidad de actuar como “parte” en cada
uno de los segmentos procedimentales.
En este sentido, el reconocimiento de la víctima u ofendido del
delito como parte, no es simplemente en atención a que es uno de los
sujetos que interviene en el proceso penal, sino por la posición que
guarda frente a todas las etapas procedimentales.
La propia connotación que se desprende de los derechos que le
confiere el artículo 20 de la Constitución Federal a la víctima u
ofendido del delito, pone en evidencia la apertura para que haga valer
el reclamo derivado de los efectos resentidos por el hecho ilícito
cometido en su perjuicio.
Es así como se abandona la idea de que únicamente es la
persona que tiene, en expectativa, el derecho a la reparación del daño;
en tanto que se integró a la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos un catálogo de derechos que puede exigir que se le
respeten por la autoridad que conoce del procedimiento, que lo
legitiman para mantener un grado de intervención plenamente activa.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
43
Tal como lo sostuvo esta Primera Sala al resolver la
contradicción de tesis 229/2011, la intervención de la víctima u
ofendido del delito tiene un sentido trascendente en la etapa preliminar
–averiguación previa– y en el proceso penal propiamente dicho. Se coloca como parte activa de la imputación de carácter criminal, contra el inculpado, quien a pesar de recibir el impacto de la
imputación tiene la tutela del principio de presunción de inocencia. Es
así como el carácter protagónico de la víctima u ofendido, en
coadyuvancia con el Ministerio Público, resulta fundamental para
aportar los elementos necesarios para que la autoridad judicial se encuentre en condiciones de afirmar los presupuestos jurídicos que determinan que, al final del proceso, la condena a la reparación del daño realmente sea satisfactoria.
Así, mientras en la averiguación previa tiene la oportunidad de
comunicar al Ministerio Público la noticia criminal y, de contar con los
elementos necesarios, formular la imputación directa contra el
probable responsable de la comisión del delito, para lo cual tendrá
oportunidad de ofrecer las pruebas que estime necesarias para
sostener ambos rubros que son presupuesto del ejercicio de la acción
penal y exigir la reparación del daño; con la apertura del proceso
penal, propiamente dicho, entonces se amplía la gama de posibilidad
de su intervención.
Ahora bien, la intervención que tiene la víctima activamente,
tiene como finalidad que el procedimiento penal culmine con una
sentencia condenatoria, pues la reparación del daño es una pena
pública, de manera que para que surja es necesario que previamente
se acredite la pretensión punitiva del proceso penal, es decir, la
existencia de los elementos del delito y la plena responsabilidad penal.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
44
En este aspecto, conveniente hacer énfasis en la importancia
que tienen la orden de aprehensión dentro del proceso penal y su
vinculación con la expectativa que tiene la víctima u ofendido de
obtener la reparación del daño.
El artículo 16 constitucional, antes de la reforma publicada en el
Diario Oficial de la Federación el dieciocho de junio de dos mil ocho,
sostiene lo siguiente:
“Artículo 16.- (…)
No podrá librarse orden de aprehensión sino por la
autoridad judicial y sin que preceda denuncia o querella
de un hecho que la ley señale como delito, sancionado
cuando menos con pena privativa de libertad y existan
datos que acrediten el cuerpo del delito y que hagan
probable la responsabilidad del indiciado.
La autoridad que ejecute una orden judicial de
aprehensión, deberá poner al inculpado a disposición
del juez, sin dilación alguna y bajo su más estricta
responsabilidad. La contravención a lo anterior será
sancionada por la ley penal”.
Del texto constitucional se infiere que una orden de aprehensión
presupone lo siguiente:
a). Que se planteó ante el Ministerio Público una denuncia,
acusación o querella por un hecho que la ley tipifica como delito,
sancionado con pena privativa de libertad.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
45
b). Que el Ministerio Público estimó que existen elementos
suficientes para acreditar el cuerpo del delito y la probable
responsabilidad del indiciado.
c). Que la autoridad judicial decidió ordenar la aprehensión del
presunto responsable, ya que también tiene la convicción de que se
actualiza el cuerpo del delito y la probable responsabilidad del
inculpado.
La orden de aprehensión, como su propio nombre lo indica, es
una actuación judicial que tiene por efecto restringir de manera
provisional la libertad personal o ambulatoria del indiciado, con el objeto de sujetarlo a un proceso penal por el o los delitos por los que ésta se libra.
Por lo tanto, si el juez que conoce de la causa penal no
considera que se encuentran reunidos los requisitos legales y
constitucionales para librar una orden de aprehensión, procederá a
negarla, actuación que en sí misma hace nugatoria la expectativa que
tiene la víctima u ofendido de obtener la reparación del daño dentro de
un proceso penal.
Esto es así con independencia de que conforme a la legislación
aplicable, al revocarse la orden de aprehensión el Ministerio Público
pueda estar en condiciones de continuar con la averiguación previa,
pues lo cierto es que la negativa de la orden de aprehensión impide el
surgimiento del proceso penal y, por lo tanto, también le pone fin a la
expectativa de que la autoridad jurisdiccional decrete a favor del
ofendido la reparación del daño, en su carácter de pena pública.
Y como ya se ha dejado sentado a lo largo de esta ejecutoria, es
importante precisar que el derecho de la víctima u ofendido a obtener
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
46
la reparación del daño está consagrado en el artículo 20, apartado B,
fracción IV, de la Constitución Federal, según el texto anterior de la
reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el dieciocho de
junio de dos mil ocho:
“Artículo 20.- En todo proceso de orden penal, el
inculpado, la víctima o el ofendido, tendrán las
siguientes garantías:
(…)
B. De la víctima o del ofendido:
(…)
IV.- Que se le repare el daño. En los casos en que sea
procedente, el Ministerio Público estará obligado a
solicitar la reparación del daño y el juzgador no podrá
absolver al sentenciado de dicha reparación si ha
emitido una sentencia condenatoria.
La ley fijará procedimientos ágiles para ejecutar las
sentencias en materia de reparación del daño; (…)”.
La reparación del daño consiste en una indemnización
pecuniaria por los daños y perjuicios ocasionados por la comisión del
delito. Tiene el carácter de pena pública y, por ende, es parte de la
condena impuesta en el procedimiento penal, lo que implica que para
su imposición deben acreditarse el delito y la responsabilidad; por lo
tanto, si bien la orden de aprehensión no pueden referirse a ella, lo
cierto es que mientras dichas actuaciones procesales se mantengan
en pie subsistirá el proceso y, por lo tanto, la posibilidad de que la
víctima u ofendido obtenga la reparación del daño en sentencia.
Con lo antes expuesto queda demostrado que sí existe una
correlación entre la subsistencia de la orden de aprehensión con la
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
47
continuación del proceso penal y, por ende, con la expectativa de la
víctima u ofendido de obtener la reparación del daño; por tanto, se
trata de una actuación procesal que si bien no se pronuncia sobre esta
pena pública, sí tiene una relación indirecta con la misma, pues su
posible ausencia se traducirá, en los hechos, en que la reparación del
daño no ocurra.
Del escenario antes planteado se advierte la importancia de que
la víctima u ofendido participe dentro del juicio de amparo, en su
carácter de parte quejosa, con el fin de proporcionar los elementos
jurídicos que estime conducentes para sostener la emisión de una
orden de aprehensión; es decir, la víctima u ofendido también tiene el interés jurídico de que se emita esa actuación judicial, pues su
ausencia le representa un agravio personal a la satisfacción de uno de
sus derechos fundamentales: su pretensión de que se le repare el
daño causado por el delito, previsto en el artículo 20, apartado B,
fracción IV, de la Constitución Federal, antes de su reforma en junio de
dos mil ocho.
La situación jurídica en la que se encuentra la víctima u ofendido
se ajusta entonces a lo dispuesto por el artículo 5º, fracción I, de la Ley
de Amparo actualmente abrogada, cuyo contenido es el siguiente:
“ARTÍCULO 5o.- Son partes en el juicio de amparo:
I.- El agraviado o agraviados;
(…)”.
El reconocimiento de la victima u ofendido como parte quejosa al
tenor del citado precepto legal también responde a la necesidad –
dicho en palabras del Constituyente Permanente- de rescatar al
ofendido o víctima del delito del olvido, cuando no marginación
normativa, en que se encontraba, para lo cual se reconsideró su
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
48
posición constitucional con el propósito de mejorar su situación jurídica
y afianzar su participación en el procedimiento penal, principalmente
para obtener la reparación del daño que el hecho típico le originó.
Es decir, que las reformas constitucionales han provocado que la
víctima y el ofendido tenga mayor peso en el procedimiento penal
partiendo del principio de su evidente naturaleza de sujeto procesal,
en tanto que durante la averiguación previa es una parte más, sujeta a
las determinaciones que dicte el ministerio público en su calidad de
autoridad investigadora; siendo lo anterior más evidente durante la
secuela del proceso, en donde el ofendido y la víctima están, sin ninguna duda, bajo la autoridad del juzgador.
Lo anterior lleva a afirmar que la víctima u ofendido puede ver
afectada su esfera jurídica por virtud de los actos de las autoridades
que conducen el procedimiento penal, ya que en efecto, existe una
multiplicidad de actos procesales que si bien no afectan en forma
directa la reparación del daño en tanto que no importan un
pronunciamiento al respecto, sí implican que, de facto, tal reparación
no ocurra por afectar la pretensión reparatoria, con lo cual sí se les
puede relacionar en forma inmediata con dicha figura, que ha sido
elevada a la categoría de derecho fundamental por el Poder Revisor
de la Constitución.
En este aspecto, desde que se fallaron las contradicciones de
tesis 146/2008 y 393/2010, esta Primera Sala formuló la afirmación de
que tal sería el ejemplo de la negativa a obsequiar una orden de aprehensión, resolución en la que evidentemente no habrá
pronunciamiento alguno respecto de la reparación del daño, pero que
en forma notoria afectará al ofendido o a la víctima del delito en su
pretensión reparatoria.
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
49
Así, esta Primera Sala considera que el derecho del ofendido o
víctima del delito a la reparación del daño, no puede hacerse nugatoria
por un deficiente o insuficiente desarrollo normativo por parte del
legislador secundario, razón por la cual se estima que sí pueden
acudir con el carácter de parte quejosa, a un juicio de amparo
indirecto, en los casos en que el acto reclamado, si bien no se refieren
en forma directa a la figura de la reparación del daño, sí le afecta en
los hechos.
Con lo anterior también se hace efectivo el derecho de acceso a
la justicia previsto en el artículo 17 constitucional, en tanto que permite
que la víctima u ofendido impugnar la negativa jurisdiccional a girar
una orden de aprehensión, pues de esa resolución depende el
nacimiento del derecho fundamental a la reparación del daño,
favoreciendo sus derechos al permitirle reclamar la correcta aplicación
de la ley a través del juicio de amparo, permitiéndole acceder a los
mecanismos de tutela de sus derechos a través de la interpretación de
las condiciones y limitaciones establecidas en la ley, a fin de optimizar
la efectividad del derecho.
Determinación la anterior que se ajusta a lo dispuesto por el
artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
según el cual, toda persona que vea afectados sus derechos o
intereses legales vinculados con un proceso penal por parte de
autoridad, tiene derecho a la existencia y accesibilidad a un medio de
impugnación que permita dirimir su planteamiento de queja o
inconformidad, de ahí que al no existir en la legislación procesal
ordinaria aplicable algún medio de impugnación que permita a la
víctima u ofendido de un delito, resistir o combatir la eventual
ilegalidad de la negativa a girar una orden de aprehensión, que hace
nugatorio su derecho fundamental a la reparación del daño por la
comisión de un delito, es que es el juicio de amparo indirecto es el
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
50
medio para garantizar el acceso al ejercicio de sus derechos previstos
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Estas son las razones que persuaden a esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación a reconocer la legitimación de
la víctima u ofendido para promover el juicio de amparo indirecto en
contra de la negativa de la autoridad jurisdiccional de emitir una orden
de aprehensión, en contra de quien ha sido señalado como inculpado
en la comisión del delito cuyos efectos le agravian.
A continuación se procederá a establecer los motivos por los que
expresamente esta Primera Sala se aparta de la jurisprudencia 1ª./J.
85/2001, en cumplimiento a lo establecido por el artículo 194 de la Ley
de Amparo actualmente abrogada.
4.- Razones por las cuales esta Primera Sala se aparta de la
Jurisprudencia 1ª./J. 85/2001.
Las principales razones que sustentan la tesis, son las
siguientes:
a) Con la reforma al antepenúltimo párrafo del artículo 21 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que
entró en vigor el primero de enero de mil novecientos noventa
y cinco, se reconoció el derecho del querellante o
denunciante, de la víctima del delito, de los familiares de ésta
o de los interesados legalmente, de impugnar
jurisdiccionalmente las resoluciones del Ministerio Público
sobre el no ejercicio o desistimiento de la acción penal;
b) Que en concordancia con tal reforma se incluyó dentro del
artículo 10 de la Ley de Amparo la procedencia del juicio en
contra de dichas determinaciones;
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
51
c) De ello no puede colegirse que la resolución jurisdiccional que niegue el libramiento de la orden de aprehensión pueda
ser materia del juicio de garantías.
d) Lo anterior es así, porque al ser ésta un acto de autoridad jurisdiccional, no responde a los motivos que dieron origen a la citada reforma, consistentes en erradicar el
monopolio del ejercicio de la acción penal a cargo del referido
representante social, sujetando su actuar a la revisión de una
autoridad jurisdiccional, a fin de otorgar mayor certeza jurídica
al gobernado dentro de un proceso penal, evitando la
impunidad.
e) Además, pretender lo contrario, no sólo implicaría atentar
contra lo dispuesto en el mencionado artículo 10 y contradecir
el criterio ya definido por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación que otorga la posibilidad al ofendido o a las personas
que conforme a la ley tengan derecho a la reparación del
daño o a exigir la responsabilidad civil proveniente de la
comisión de un delito, de promover juicio de amparo
únicamente contra actos que emanen del incidente de
reparación o de responsabilidad civil y contra actos surgidos
dentro del procedimiento penal, relacionados inmediata y
directamente con el aseguramiento del objeto del delito y de
los bienes afectos a la reparación o a la responsabilidad civil,
sino también autorizar al ofendido o a los sujetos legitimados
por extensión para hacer uso de una instancia vedada para
ellos.
Como ha quedado demostrado a lo largo de esta ejecutoria, la
previsión expresa prevista en el artículo 21 constitucional, que
establece con toda claridad la posibilidad de que la víctima u ofendido
impugnen, vía jurisdiccional, las resoluciones de no ejercicio o
desistimiento de la acción penal, no ha sido un valladar para
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
52
desarrollar criterios progresivos de interpretación que legitimen a
dicho sujeto procesal a acceder al juicio de amparo e impugnar
determinaciones de índole jurisdiccional, que inciden directamente en
el proceso penal, como lo es, la más representativa, la jurisprudencia
que establece la procedencia del juicio de amparo directo en contra de
una sentencia absolutoria.
Por supuesto, los motivos que han inspirado a esta Suprema
Corte para reconocer legitimación e intervención a la víctima u
ofendido dentro del juicio de amparo para impugnar determinaciones
jurisdiccionales, no se depende necesariamente de este primigenio
reconocimiento constitucional para impugnar las determinaciones de
diversa índole y naturaleza, como son las dictadas por el Ministerio
Público, en sede administrativa, durante el trámite de la averiguación
previa. La legitimación de la víctima u ofendido ha dependido más de
su reconocimiento como parte dentro del proceso penal y de la
necesidad de instaurar instrumentos procesales para que este último
puede ejercer de manera efectiva sus derechos fundamentales
previstos en los artículos 20 constitucional y 10 de la Ley de Amparo,
actualmente abrogada, que de la necesidad de eliminar el monopolio
que ejerce el Ministerio Público durante la etapa de investigación. De
ahí que la razones sintetizadas en los incisos a), c) y d) anteriores no
son un motivo para desconocer la legitimación de la víctima u ofendido
para acudir al juicio de amparo indirecto en contra de la negativa
judicial de emitir una orden de aprehensión.
Por tanto, no es factible actualmente establecer que el no
ejercicio y desistimiento de la acción penal, son los únicos supuestos
de legitimación de víctimas y ofendidos, pues la finalidad y el espíritu
contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que han sido interpretados por este Alto Tribunal,
conducen a considerar que en todos los casos en los que exista
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
53
afectación a alguno de los derechos tutelados en la Constitución
Federal, el amparo debe igualmente estimarse procedente por ser la
única vía legal de salvaguardar sus derechos constitucionales, lo que
pone de manifiesto la tendencia a una mayor amplitud de acceso de la
víctima u ofendido en defensa de sus derechos y a reconocerle interés
jurídico para hacerlos valer de manera activa.
En cuanto a las razones expresadas en los incisos b) y e)
anteriores, ya ha quedado demostrado a lo largo de esta ejecutoria
que la legitimación de las víctimas para acudir al juicio de amparo no
debe limitarse a los supuestos establecidos en el artículo 10 de la Ley
de Amparo abrogada y que las víctimas pueden impugnar las
decisiones que afecten presupuestos lógicos de la reparación del
daño, siendo las más representativas las relativas a la comprobación
de la existencia del delito y la responsabilidad penal del inculpado a
través del juicio de amparo directo.
Al respecto, es menester recordar que el texto del artículo 10 de
la Ley de Amparo no es un buen referente para determinar en qué
casos debe reconocerse que la víctima u ofendido ha resentido un
agravio personal y directo en alguno de los derechos que le reconoce
la Constitución Federal, pues como se informó en esta ejecutoria, a
pesar de la reforma al artículo 20 de la Constitución Federal, publicada
en el Diario Oficial de la Federación el veintiuno de septiembre de dos
mil, con la que determinados derechos de la víctima u ofendido del
delito se elevaron al rango de derechos fundamentales–derecho a
recibir asesoría jurídica, a la reparación del daño, a coadyuvar con el
Ministerio Público y a recibir atención médica–, el artículo 10 de la Ley
de Amparo permaneció incólume, por lo que esta Primera Sala se ha
dado a la tarea de reconocer que dicho sujeto procesal cuenta con
instrumentos suficientes para defenderlos de manera activa, a pesar
de las carencias de los ordenamientos secundarios. En este sentido,
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
54
debe imperar un principio de supremacía constitucional, para
reconocer el interés jurídico que tiene la víctima u ofendido de
sustentar el proceso penal que, al final, le podrá llevar a obtener la
reparación del daño.
Por tanto, ya no resulta sostenible el argumento relativo a que si
se otorgara a las víctimas la legitimación para impugnar la
determinación jurisdiccional que niega el libramiento de una orden de
aprehensión, se atentaría contra el contenido del artículo 10 de la Ley
de Amparo, porque tal razonamiento responde a una interpretación
restrictiva que no favorece los derechos de las víctimas de contar con
un recurso efectivo, lo que contravendría los artículos 17 de la
Constitución General y 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Por otro lado, con el actual contenido del artículo 1°
constitucional, que establece el principio pro persona, la interpretación
extensiva más adecuada es la que ha hecho esta Sala en los
precedentes referidos en esta sentencia.
En la presente ejecutoria se ha dejado sentado que la resolución
jurisdiccional que niega girar una orden de aprehensión, si bien no
afecta en forma directa la reparación del daño, al no existir condena
alguna, lo cierto es que, de facto, implica que tal reparación no
ocurrirá, por lo cual la negativa referida puede hacer nugatorio ese
derecho de reparación. No debe perderse de vista que aun cuando
constitucionalmente la reparación del daño es de carácter público, su
naturaleza en la vía penal sigue siendo la de una acción accesoria,
porque depende de la procedencia, existencia y eficacia de la acción
penal principal; por lo tanto, si no cuenta con el presupuesto de
subsistencia legal del ejercicio de la acción principal, no sería posible
acceder a dicha reparación. Finalmente, no está por demás señalar
que la Ley de Amparo vigente otorga el carácter de parte a la víctima u
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
55
ofendido del delito, en el artículo 5°, fracción I, último párrafo, que a la
letra dice:
“Artículo 5o. Son partes en el juicio de amparo:
I. (…)
La víctima u ofendido del delito podrán tener el carácter
de quejosos en los términos de esta Ley.”
Por todo lo anterior, se concluye que, a diferencia de lo que
sostiene la tesis de jurisprudencia 85/2001 de esta Primera Sala, la
víctima u ofendido del delito sí tienen el carácter de parte activa en el
proceso penal y, por ende, cuentan con legitimación para impugnar no
sólo tópicos relacionados de manera directa a la reparación del daño,
sino también aquellas resoluciones judiciales de las cuales dependa, a
la postre, el ejercicio de ese derecho fundamental. Cabe aclarar que la
legitimación para acudir al amparo indirecto no beneficia a quien
solamente reúne el carácter de denunciante, sino exclusivamente el
de víctima u ofendido.
En virtud de que el primer agravio, suplido en su deficiencia, es
fundado, esta Primera Sala se aparta de la jurisprudencia 1a./J.
85/2001, en la cual se apoyó el auto impugnado dictado el diecisiete
de enero de dos mil trece y lo que procede es revocarlo, lo que trae
consigo devolver los autos del Juez Cuarto de Distrito de Amparo en
Materia Penal en el Estado de Jalisco, por conducto del Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito,3 para el
efecto de que emita un nuevo acuerdo en el que reconozca la
legitimación de la víctima u ofendido para promover el juicio de
amparo indirecto en contra de la determinación dictada por el Juzgado
3 Dicho Tribunal fue quien solicitó el ejercicio de la facultad de atracción para conocer del presente recuso de revisión y quien envió a este Alto Tribunal los autos del recurso de revisión y del juicio de amparo indirecto (foja 30 del expediente formado con motivo del amparo en revisión ***********, del índice del citado Tribunal).
AMPARO EN REVISIÓN 290/2013.
56
Octavo de lo Penal del Primer Partido Judicial en el Estado de Jalisco,
en la causa penal ***********, en la que se negó obsequiar la orden de
aprehensión solicitada en contra de *********** y, una vez realizado lo
anterior, emita las determinaciones procesales que conforme a
derecho correspondan para la instrucción del juicio de amparo
***********.
En virtud del sentido que rige a la presente ejecutoria, resulta
innecesario pronunciarse sobre los restantes agravios planteados por
la parte recurrente.
Finalmente, deberá publicarse esta resolución en el Semanario
Judicial de la Federación, según lo dispuesto por el artículo 197-B de
la Ley de Amparo, vigente hasta el día dos de abril de dos mil trece.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. Es fundado el recurso de revisión a que este toca se
refiere.
SEGUNDO. Se revoca el acuerdo de diecisiete de enero de dos
mil trece, emitido por el Juez Cuarto de Distrito de Amparo en Materia
Penal en el Estado de Jalisco, en los autos del juicio de amparo
***********.
TERCERO. Devuélvanse los autos al Juzgado Cuarto de Distrito
de Amparo en Materia Penal en el Estado de Jalisco, para los efectos
precisados en el último apartado de esta resolución.
CUARTO. Publíquese esta resolución en los términos de lo
establecido en el artículo 197-B de la Ley de Amparo, vigente hasta el
día dos de abril de dos mil trece.
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Notifíquese; con testimonio autorizado de esta resolución,
devuélvanse los autos al juzgado del conocimiento y, en su
oportunidad, archívese este toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros:
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea (Ponente), José Ramón Cossío Díaz,
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Olga Sánchez Cordero de García
Villegas y Presidente Jorge Mario Pardo Rebolledo.
Firman el Ministro Presidente de la Primera Sala y el Ministro
Ponente, con el Secretario de Acuerdos quien autoriza y da fe.
PRESIDENTE DE LA PRIMERA SALA.
MINISTRO JORGE MARIO PARDO REBOLLEDO.
PONENTE.
MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA.
SECRETARIO DE ACUERDOS DE LA PRIMERA SALA.
LIC. HERIBERTO PÉREZ REYES.
CCR.
En términos de lo previsto en los artículos 3º, fracción II, 13, 14 y 18, de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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