AUTOR Y NARRADOR
MANOLO BERRIATÚA
Carta desde el frente
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Queridísima Isabel,
cuando comienzo esta carta
hay estertores de noche
en la timidez del alba
y los lejanos obuses
hacen la vez de campanas.
Y tendrás que perdonarme
si la presente no es larga,
pero tiempos de fusiles
no son tiempos de palabras,
aquí la tinta encarece
y la sangre se abarata.
Ya se escuchan las cornetas,
agudas como navajas,
no da tregua epistolar
la diana floreada
y despiertan otros cuerpos,
que como yo se acicalan,
para dar la bienvenida
a la muerte enamorada.
• Mas no temas, vida mía,
• que tu risa me acompaña,
• que son tus ojos azules
• mis ángeles de la guarda,
• y me cuida su recuerdo
• de esas granadas amargas
• que empreñan los corazones
• con esperma de metralla.
Ayer se oyeron las vocesde los Padres de la Patrialanzando graves arengas,siempre desde retaguardia,reclamando juventudespara la gloria más alta,que es el dejarse la vidapor alguna de sus causas.
Ayer se oyeron los corosde ese orfeón de canallasque pudren buenas razonescon el pus de una soflama;así que lo más probablees que hoy, a media mañana,conformarán nuestros pechosla más inútil muralla,donde se irán a alojarcómodamente las balas.
Pero basta de presagios,
¡maldita sea mi estampa!
No dudes que estas arrugas
que taracean mi carta
son efecto del relente,
que no las causan mis lágrimas;
y las letritas, delebles
por la tinta tan aguada,
juegan a desvanecerse
como traviesos fantasmas.
Mañana cuando la aurora
quiebre la oscura nostalgia,
cuando abraces mis anhelos
abrazándote a la almohada,
piensa en mí como el que sueña
con una insigne cruzada.
Tuyo siempre, niña mía,
desde el frente de batalla,
quien sólo tiene tus besos
en el haber de esperanzas.
Y luego, en misa de doce,por quien te lleva en el alma,en el altar más chiquitoenciende una vela blanca.
MANOLO BERRIATÚA
Música: Adagio en Sol menor de ALBINONI
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