PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA
DEL ECUADOR
Facultad de Ciencias Humanas
Escuela de Sociología
La Civilización Hebrea
Isabel Enríquez
Diego Hoyos
David Proaño
Ricardo Subía
Robi Yánez
QUITO
2012
1
ÍNDICE
1.- Introducción Pág. 1
2.- Desarrollo Pág. 2
2.1.- Orígenes del pueblo Hebreo Pág. 2
2.2.- Asentamiento en Canaán Pág. 3
2.3.- Organización política del Reino de Israel Pág. 5
2.4.- Reino de Judá Pág. 6
2.5.- Caída del Reino de Israel y del Reino de Judá Pág. 7
2.6.- Retorno a su tierra prometida Pág. 8
2.7.- Principios que fundamentan la economía hebrea Pág. 8
2.8.- Categorías primordiales del pensamiento hebreo Pág. 10
2.8.1.- Cosmovisión Pág. 10
2.8.2.- Ideología Originaria Pág. 11
2.8.3.- Ideología de resistencia Pág. 14
3.- Conclusión Pág. 15
4.- Bibliografía Pág.16
2
INTRODUCCIÓN
La civilización hebrea es el único complejo de manifestaciones culturales cuya esencia y
formas doctrinarias han permanecido vigentes hasta la actualidad, significando uno de los
pilares civilizatorios sobre los que se asienta la modernidad. Según la cosmovisión
hebrea, el antepasado del cual se origina su civilización, es un nieto de Noé que se llama
Eber, que se traduce como “nómada u hombre de paso”. La historia del pueblo hebreo
empieza en “Mesopotamia dieciocho siglos antes de nuestra era, para culminar con la
destrucción del segundo templo, en el año 70, y la sumisión al Imperio Romano”1. Según
los datos más recientemente confirmados por hallazgos arqueológicos este pueblo
proviene de una de las ramas semitas nómadas de ganado inferior, que se asentó en Sumer
siendo denominada por los locales sumerios como “amurru” u “occidentales”2.
El conocimiento de los principios que fundamentan la economía del pueblo hebreo nos
permiten entender muchos hitos en la historia de la economía política de la actualidad,
debido a que los judíos fueron los primeros prestamistas de la historia y su forzosa
dispersión por el mundo produjo que esta práctica fuera decisiva en el desarrollo
económico de varias naciones alrededor del mundo occidental.
Pese a que el pueblo hebreo ocupó un papel marginal dentro de las civilizaciones de la
antigüedad, su fiel creencia de ser el pueblo elegido por Dios y su concepción mesiánica
de la utopía, los llevó a: políticamente ser un pueblo con una increíble capacidad
adaptiva, factor que les permitió vivir y desarrollarse en cualquier contexto y bajo las
condiciones más adversas imaginables; e ideológicamente a utilizar de manera brillante y
persistente su propio auto-concepto para proteger y readecuar su estructura social y
política que se volvió un constante péndulo salvador.
Por estas consideraciones y por el innegable papel protagónico que ha adquirido en la
actualidad el pueblo judío y su civilización, el presente trabajo pretende, de manera muy
sumaria y escueta, arrojar algo de luz sobre la cuestión judía, su desarrollo y evolución
permitiendo erigirse un criterio más preciso para el análisis de la coyuntura actual en
oriente próximo.
1 Jacques Attali, Los Judíos, el Mundo y el Dinero: Historia Económica del Pueblo Judío, Fondo de Cultura Económica, Tercera edición ,2005 ,Pág. 152 MOSTERÍN Jesús, Los judíos. Historia del pensamiento, Madrid, ALIANZA Editorial, 2006, pp.12
1
DESARROLLO
Orígenes del pueblo hebreo
Desde los orígenes de esta civilización los hebreos fueron un pueblo nómadas, es decir,
que viajaban de un lugar a otro en busca de la tierra que les había sido prometida por
Dios. Según la Biblia, el pueblo hebreo fue fundado por Abraham. Dios, al ver la
corrupción que prevalecía dentro del mundo, le encomienda a Abraham a reproducirse y
fundar un pueblo que sea el intermediario entre Dios y los hombres. Dios le promete una
tierra en Canaán, convirtiéndose esta en su tierra prometida. Abraham se asienta en
Canaán y se convierte en una persona próspera y rica. Sus hijos heredan sus heredades y
ganados. Debido a una hambruna dentro de la región de Canaán, muchos hebreos migran
a Egipto, ya que en esa época los Hicsos tomaron el control de Egipto. Los hebreos
mantenían una buena relación con estos, por lo tanto fueron bien recibidos y desarrollaron
el comercio y la agricultura. Algunos hebreos fueron aceptados dentro de la élite egipcia,
convirtiéndose en escribas, financistas, etc. Debido a que algunos hebreos se quedaron en
la región de Canaán, se entablaron relaciones económicas y mercantiles entre ambas
regiones. Entre sus principales productos de intercambio se encontraban textos religiosos,
oro, cobre, ébano, aceite, etc.
La suerte los hebreos cambió cuando se fundó la XVIII dinastía en Egipto, con la que los
judíos no mantenían ningún tipo de relación. Esta dinastía le devolvió el poder a lo Tebas,
y se instauró al dios Amón, como dios protector. Según la mitología hebrea, esta dinastía
los sometió y los esclavizó por un periodo de 210 años, hasta que posteriormente fueron
liberados por Moisés. Sin embargo, hoy en día se sabe que en aquella época no existía la
esclavitud en Egipto, pero existía el corvea, sistema mediante el cual aquellos que no
podían pagar tributos mediante cosechas, debían hacerlos mediante el trabajo. Estas
deudas se heredaban y por lo tanto muchas generaciones del pueblo hebreo se vieron
obligadas a trabajar forzosamente para los egipcios.
El siguiente patriarca fue Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham, él fue muy importante
debido a que tuvo doce hijos que conformarían las doce tribus Israel. Jacob, como sus
antecesores, continuó con el arduo camino hasta la tierra de Canaán, pero en este largo
camino se establecieron por algunos años en una región cercana a Egipto debido a la
época de sequía y hambruna, pero esta civilización los capturó convirtiéndolos en
esclavos durante doscientos diez años.
2
Después de varios años como esclavos, fueron liberados por Moisés y emprendieron otra
vez su marcha hasta la tierra prometida. Esta vez el pueblo Hebreo tuvo que transitar por
las áridas tierras del desierto del Sahara, y en este peregrinaje transcurrieron cuarenta
años antes de llegar a su destino. Durante esta trayectoria, Moisés impuso una
organización política-económica muy rigurosa que se basaba en
“una economía nómada que mezcla incesantemente lo religioso y lo material. En primer término exige de todos, ricos o pobres, darse a conocer, abonar medio shékel de plata (…) y sacrificar un cordero por familia. Exhorta a los artesanos a fabricar objetos sólidos, pero livianos. En recuerdo de los que acaban de padecer, les prohíbe todo trabajo humillante, impone el descanso semanal, concede a todos los esclavos siete semanas de libertad por año (…) y ordena liberar a todos los esclavos hebreos al cabo de seis años.”3
Algunos hebreos se sienten disconformes con todas estas reglas impuestas por Moisés, así
que cuando él va al monte Sinaí, a recibir la ley de Dios, ciertas personas del pueblo
hebreo comienzan con la construcción de un ídolo. Gran parte del tesoro que le fue
arrebatado a los egipcios fue destinado a la construcción de un becerro de oro. Esto quiere
decir que el oro se convirtió en un objeto de idolatría. Moisés, cuando regresa del monte
Sinaí, al observar eso se enfurece y castiga severamente a los partícipes de la construcción
del becerro. Esta historia bíblica permite sacar otro fundamento de la economía hebrea:
“el enriquecimiento es una forma de idolatría si no está encaminada por reglas morales”4
Al final de este largo peregrinaje, los hebreos finalmente llegan a la tan ansiada tierra que
le había sido prometida por Dios, pero al llegar ahí se dieron cuenta de que esta tierra ya
estaba ocupada por pequeñas poblaciones y que los grandes imperios de esa época, Egipto
y Babilonia, tenían un interés especial en el territorio por estar en un lugar estratégico y
ser el paso principal de las vías de comercio. Los historiadores han explicado este
asentamiento de una forma distinta a la explicación bíblica. Para ellos el pueblo de Israel
resulta del agrupamiento de diferentes clanes que provenían de diferentes regiones:1)
Clan Bnei Jacob, que era un clan arameo; 2) Bnei Israel; 3) Bnei Abraham y 4) Bnei
Isaac.
Asentamiento en Canaán
Los hebreos una vez asentados en Canaán se dedicaron principalmente a la agricultura y a
la ganadería. Cultivaban el olivo, vid, legumbres y lentejas. Desarrollaron el pastoreo de
3 Jacques Attali, Los Judíos, el Mundo y el Dinero: Historia Económica del Pueblo Judío, Fondo de Cultura Económica, Tercera edición ,2005 ,Pág. 294 Ibíd. Pág. 30
3
bueyes, cabras y camellos. Paralelamente a esto trabajaron en la cerámica y desarrollaron
los tejidos. Lo más importante de su actividad económica fue el comercio, ya que Canaán
era un lugar estratégico para el comercio, debido a que estaban en medio de Mesopotamia
y Egipto y podía importar y exportar mercancías a ambas regiones. Por otro lado, cabe
recalcar que el pueblo hebreo fue uno de los primeros en introducir la idea del comercio
internacional ya que ellos siempre mantuvieron contacto con las diversas comunidades
hebreas que estaban asentados a lo largo del mundo.
En esta época, debido a las amenazas de ser invadidos por los filisteos y amonitas las
doce tribus de Israel deciden nombrar un Rey, que fuera un jefe político, y que estuviera
encargado de unir a las tribus en tiempos de guerra y que gobierne al pueblo. De esta
manera el poder se dividió en dos partes, el poder político, que le fue otorgado al rey, y el
poder religioso, que estaba en manos de profetas. El primer Rey de los Hebreos fue Saúl.
Él logró vencer a los amonitas, pero no pudo derrotar a los filisteos.
Al rey Saúl, le siguió el rey David, primer personaje de la biblia de la que se tiene
corroboración histórica, que fue rey debido a que gracias a él el pueblo hebreo ganó la
guerra contra los filisteos, derrotando al gigante Goliat. El hizo de Jerusalén la capital
política y administrativa del reino. Otro de los aspectos positivos de su gobierno fue el
desarrollo de la metalurgia y del comercio. El sucesor del rey David fue su hijo Salomón
que fue conocido por ser un hombre justo. Se dice que el rey Salomón dedicó toda su vida
a la construcción del templo de Jerusalén aunque no se ha encontrado ninguna prueba
histórica que respalde a esta hipótesis. El templo de Salomón fue el centro de la economía
hebrea, ya que se almacenaban todas las riquezas que se acumulaban y todos tenían la
obligación de depositar una sexta parte de lo que hayan cosechado, esto debido a la
importancia que los hebreos le daban al ahorro. Posteriormente se crea un tribunal
supremo denominado Sanderín que estaba compuesto por 71 miembros. El tribunal se
encargó de la definición de las políticas económicas del reino. En esta época se impuso
como deber enriquecerse, pero no de forma ilimitada, sino que el enriquecimiento debía
ser discreto, ya que la finalidad de la riqueza era el servicio a Dios. La propiedad privada
se defiende, pero no se la considera sagrada. No existe la cárcel por deudas. Los intereses
están prohibidos si se realizan préstamos a alguien de la comunidad. Existe una
protección social a los trabajadores, se impone como obligación que los salarios sean
pagados en un día fijo. El sábado se constituye como un día de descanso y se instituye
que los esclavos debían ser liberados al cabo de 6 años. Pese a estas determinaciones
4
legales, el Reino cada vez se fue corrompiendo. Algunas personas amansaron grandes
fortunas y las decisiones que antes eran tomadas de forma colectiva, poco a poco
empezaron a depender más de los jefes de las clases dominantes, de los mercaderes y del
Rey.
“Hacia el año -932, cuando muere Salomón, las desigualdades se han hondado, los grandes dominios arruinaron a los pequeños campesinos, los grandes rebaños reemplazan a los cultivos de subsistencia; se ostentan fortunas insolentes, las finanzas del país están en su peor momento, los tribunales se vuelven incapaces de imponer sus decisiones (…)”
Con la muerte del rey Salomón el pueblo hebreo sufrió una gran decadencia política que
terminó con la separación de este en dos regiones. Las diez tribus del norte no
reconocieron al legítimo sucesor de Salomón, que era Roboam, y nombraron a Jeroboam
como su rey. La región del norte pasa a llamarse Israel, mientras que la región del sur
pasa a llamarse Judá. Entre ambos Reino existe una distinción política y religiosa. En lo
político ambos Reinos poseían monarquías, sin embargo el sentido que cada uno de ellos
le da a esta es diferente. Mientras que en el Reino de Israel el rey era elegido por el
consejo de ancianos, en el Reino de Judá existía una monarquía hereditaria. En el plano
religioso, los israelitas fueron haciendo su religión cada vez más sincrética, debido a las
influencias provenientes de otros pueblos. En cambio, el Reino de Judá se mantuvo más
fiel al Yavehismo.
Organización política del Reino de Israel
La toma de decisiones en el Reino de Israel se centraba en la corte real. El rey tenía que
consultar a la corte siempre que había que resolver un asunto técnico, cuando había un
conflicto bélico-militar y en cuanto a las decisiones político-administrativas que tenía que
tomar. La corte estaba a su vez conformada por dos órganos colegiados. El primero era el
consejo de ancianos, a la cual pertenecían las personas más viejas de la comunidad, y el
segundo era la asamblea, a la que pertenecían todos los hombres libres. También existía
una consulta divina que se realizaba a los profetas, cuyo rol dentro de la sociedad era
transmitir el mensaje de Dios a la comunidad. El profeta podía transmitir el mensaje de
Dios de manera espontánea o mediante el pedido del Rey. El rey generalmente consultaba
a los profetas sobre cuestiones trascendentales que estaban sucediendo en un momento
determinado, como por ejemplo, si se debía o no iniciar una guerra, si debía o no utilizar
una estrategia militar, etc. Es por esta razón que el profeta tenía un papel político
5
fundamental dentro de este Reino, ya que el determinaba si debía o no haber una guerra y
su influencia dentro de la elección de los reyes era esencial.
La capital del Reino de Israel fue samaria, por esta razón en la biblia se los conoce como
samaritanos. En este reino regía un pluralismo religioso, ya que estaban permitidas
diferentes prácticas religiosas, pero las más importantes eran el Yavehismo, cuyo culto
era al Dios Yavé, y el Baalaismo, al dios Baal. Esta división religiosa también se
manifestaba dentro de la corte y hasta en los profetas, ya que había profetas de Yahvé y
profetas de Baal.
En cuanto al aspecto económico, podemos decir que no existen muchos datos sobre las
actividades económicas del Reino de Israel, pero podemos decir que se dedicaban
básicamente al comercio. También se sabe que este reino vivió una época de lujo
exagerado y que era mucho más próspero que el Reino de Judá.
Reino de Judá
Su política y economía giraba en torno al templo de Salomón. Se dedicaban
fundamentalmente al agro-pastoreo. Aquí el culto a Yahvé es mucho más acentuado que
en el Reino de Israel, sin embargo sí existen otras manifestaciones religiosas, vinculadas,
primordialmente, al culto de la fertilidad, debido a que su economía giraba en torno a la
agricultura y el pastoreo. Existen dos razones por las cuales la influencia de otras
religiones no era tan pronunciada como en el Reino del Norte. La primera es que el Reino
de Judá tenía un comercio incipiente, lo que no permitía la influencia de otras culturas. La
segunda razón es que el templo de Salmón quedaba en Jerusalén, esto de aquí permitía
una mayor hegemonía de la religión yavehista. El profetismo, que era la práctica de
consultarle a un profeta sobre diferentes cosas de la administración pública, no era tan
acentuado como en el Reino del norte. Aquí los profetas tenían un roll más religioso que
político.
Posterior a la conquista de los asirios al Reino de Israel, el Reino de Judá vivió en una
época de apogeo. Este apogeo tanto económico como cultural estuvo liderado por
Ezequías. Este rey construyó fortalezas y murallas para proteger el reino, expandió el
espacio territorial de Judá y aumentó la producción agrícola. Ezequías también consolidó
al yavehismo como religión oficial.
6
Caída del Reino de Israel y del Reino de Judá
Pero al estar divididos estos pueblos sufrieron un gran debilitamiento de sus fuerzas
militares, lo que ocasionó que el pueblo de Israel sea invadido por el emperador de Asiria,
Sagón II, quien los desterró a diversos lugares alrededor de Canaán, mientras que el
pueblo de Judá fue invadido por el rey Babilonio, Nabucodonosor II, el cual los llevó
como esclavos a Babilonia. A esta etapa se la conoce con el nombre de “La Primera
Diáspora”, y después de este hecho el pueblo hebreo que fue esclavizado en babilonia y
sus vecinos que fueron desterrados pasan a ser conocido con el nombre de “Pueblo
Judío”.
En el 750 A.c. el imperio Asirio, que era uno de los más poderosos de la región por ese
entonces, invade a los pueblos asentados en Canaán, entre ellos al Reino de Israel. En un
primer momento existe una alianza entre Damasco, Israel y Judá, sin embargo Judá
termina traicionando a Israel lo que permite que los asirios tomen el control total de
Israel. Esto a su vez permite que el Reino de Judá no sea aniquilado.
En el 701 A.c. el rey asirio Senaquerib invade el Reino de Judá, pero estos logran resistir
la invasión. En el 589, una vez consolidado el imperio babilónico, su rey Nabucodonosor
entra en Jerusalén y logra dominar a los judíos, siendo estos esclavizados. Algunos de los
judíos que lograron huir y se instalaron en la ciudad sumeria de Nippur. Poco a poco los
judíos instalados en esta región empezaron a enriquecerse ya que se convirtieron en
prestamistas. Para sobrevivir como cultura elaboran
“preceptos esenciales a los que todos deberán su supervivencia durante el exilio venidero: obedecer la ley local, permanecer agrupados, no confiar más que en los suyos, no acumular bienes raíces, transmitir su cultura, convencer a los no judíos que desposan a judíos para que se conviertan a la religión de Moisés”5
Las doctrinas económicas en este periodo que es conocido como la Diáspora se
fundamentan en tres principios: “1) Trabajo; 2) Competencia y; 3) solidaridad.”6 El
trabajo es fundamental para la comunidad, ya que un desempleado se vuelve una carga,
aparte que existía la posibilidad que se volvieran delincuentes. Pese a esto, los judíos
detestaban y desconfían el trabajo salariado, por la razón de que habían sido esclavizados
durante 210 por los egipcios. La economía de los judíos se basaba en pequeñas empresas
cuyo eje principal era la competencia. Ellos creían que
5 Ibíd. Pág. 556 Ibíd. Pág. 56
7
“Nadie debe impedir que un recién llegado abra un comercio, aunque ponga en dificultades a otros comercios ya instalados; sin embargo, será a condición de que mejore la situación de los consumidores, no arruine a todos los comercios existentes y no aumente los perjuicios.”7
Retorno a su tierra prometida
Mientras el pueblo Judío fue esclavizado por los babilonios, siguieron practicando sus
ritos religiosos, lo cual evitó su separación. El pueblo Judío fue liberado de su cautiverio
y destierro cincuenta años después, gracias al imperio Persa. El imperio babilónico cayó
gracias a la invasión persa liderada por Ciro II. En el 538 A.C. Los persas, atemorizados
por una posible invasión de Egipto, enviaron de regreso a los judíos a su tierra y si bien
ahora estaban libres de practicar sus creencias con más facilidad, no consiguieron tener el
poder político, pero al separarse de toda influencia religiosa decidieron juntar a todos sus
todas las enseñanzas e historias religiosas en un gran libro llamado “La Torá”, que en la
actualidad forma parte de los cinco primeros libros de la Biblia.
Después de estar bajo el comando de los persas por aproximadamente doscientos años,
los judíos fueron invadidos por el imperio Macedonio, bajo el mando de Alejandro
Magno y más tarde por el imperio Romano, el cual tomó el control total sobre el reino
judío y como era característico de los romanos, impusieron su poder político, pero los
dejaron practicar su religión. En el siglo I d.C. el pueblo judío decide revelarse debido a
opresión que ejercía imperio romano contra ellos. Esto trae como consecuencia dos años
de guerra en las que fueron sitiados y sometidos por el hambre, Jerusalén cayó.
El Emperador Tito, quien era el César de Roma en aquella época, ordenó destruir toda la
ciudad y el pueblo judío se vio obligado a dispersarse por todo el mundo. A este destierro
se le conoce con el nombre de “La Gran Diáspora” y es un destierro que no ha terminado
por completo.
Principios que fundamentan la economía hebrea
Para conocer los principios que fundamentan la economía hebrea es necesario detallar
unos breves rasgos de su cosmovisión y su mitología. Para ellos la génesis del mundo
empieza con la creación de Adán. A él Yahvé le impone dos prohibiciones: comer del
fruto del árbol del conocimiento y comer del fruto del árbol de la vida, ambas facultades
eran uso exclusivo de Dios. En este estado de cosas ideal, Adán que era un hombre
7Ibíd. Pág. 57
8
genérico, no tenía necesidades y deseos, debido a que por un lado vivía en una situación
de superabundancia en la que no tenía que preocuparse por producir sus alimentos, y por
otro lado no era consciente de sus propias limitaciones, consecuentemente no sentía la
obligación de superarse constantemente. Una vez que transgrede una de las prohibiciones
de Dios comiendo de la futa del árbol del conocimiento, adquiere conciencia de su finitud
y sus limitaciones, activando de esta manera el deseo de superar constantemente sus
propias restricciones. Debido a su transgresión Adán se ve obligado a firmar un pacto con
Dios en el cual se compromete a plasmar el reino de Dios en la tierra. Este relato bíblico,
nos permite sacar la siguiente lección de economía:” el deseo produce escasez”8.
En el relato bíblico de Abraham, Dios le da dos órdenes: 1) reproducirse y enriquecerse y
2) la prohibición del sacrificio humano. Estas dos órdenes de Dios permiten ver la
relación que existe para los hebreos entre la no violencia y la acumulación de riquezas, ya
que al verse prohibido el sacrificio humano como una forma de rendir pleitesía a Dios,
esto de aquí solo se puede realizar mediante el sacrificio de bienes materiales y esto a su
vez solo se puede dar si se acumula riquezas. Esto quiere decir que la acumulación de
riquezas es una forma de evitar la violencia, el dinero se vuelve entonces una forma de
cómo lograr la paz en la tierra, en otros términos de cómo instaurar el reino de Dios en el
mundo delos hombres.
Hay otro personaje que es primordial en el relato de Génesis que nos permite sacar otra
lección de economía que permite entender varios aspectos del pueblo judío, con esto nos
referimos a la historia de José hijo de Jacob que es abandonado por sus hermanos debido
a la envidia que estos tenían hacia él. José debido a su capacidad de interpreta sueños e
convierte en el consejero del faraón ya que gracias a él se evitó una importante una
importante crisis económica. Este personaje le muestra al faraón la importancia del ahorro
y le enseña: “no consumir toda la cosecha, prever las amenazas del porvenir y tenerlas en
cuenta”9. Es por esa razón que el ahorro es fundamental dentro de la economía hebrea.
8 Ibíd. Pág. 189 Ibíd. Pág. 25
9
Categorías primordiales del pensamiento hebreo
Cosmovisión
La cosmovisión hebrea está soportada en algunos presupuestos lógicos que se apartan de
la tendencia imperante en el mundo occidental de la civilización. En primer lugar, dentro
de la cosmovisión judía el acto de creación es en si mismo encomiable y deseable debido
a que constituye un verdadero acto positivo es decir de construcción, la multiplicidad de
los seres producto de este acto positivo es entonces algo excelso. La causa de este
principio puede hallarse en el hecho del que el pueblo hebreo nunc llegó a ser una
sociedad decadente, sino que mas bien por su considerable atraso respecto a oros pueblos
y las grandes privaciones y penurias que sufrieron en sus etapas nómadas, son un pueblo
sometido al desafío de la constante reconstrucción y reinvención tanto de su propia
estructura organizativa como de, literalmente, su población en términos absolutos. Este
desafío motivado por la necesidad de competir con otros pueblos los llevo a desarrollar
una particular inclinación a buscar en todo acto de producción y reproducción un acto
positivo equiparable al mismo acto de la creación.
Esta apreciación positiva también atraviesa la concepción de tiempo, que en el caso
hebreo es entendido como medida de la potencia, por lo tanto prospectiva. De esta
manera, a la concepción positiva del acto creativo se suman la concepción propositiva del
campo de posibilidades que implica el futuro, debido a que este es el punto de referencia
temporal en la concepción hebrea. En general tanto esta apreciación positiva del acto
creativo como la apreciación propositiva de la dimensión tiempo implican un elemento
fundamental en la cosmovisión hebrea: el compromiso de creación-producción-expansión
implícito en esa potencia llamada tiempo e impulsado por la obligación de emulación del
creador en su acto positivo. De este compromiso central para la moral hebrea surge el
carácter creativo del estado colectivo mantenido por la represión y la rigurosidad ritual
que, paradójicamente, en lugar de reprimir, incentiva. En todas las demás cosmovisiones
de diversos pueblos, la excesiva y rigurosa ritualidad señalaba la necesidad de repetición
y el culto al pasado, la reproducción del orden cósmico se daba por la repetición, por la
actualización del orden a través del rito. En el caso hebreo la rigurosidad impulsa el
compromiso creativo y expansivo, no rendía culto a la repetición sino a la inventiva y de
esta concepción del tiempo y el destino como potencia surge el concepto de libertad, no
10
entendida individualmente sino como apropiación colectiva del futuro en tanto
producción de destino.
Ideología Originaria
Hemos explicado someramente la cosmovisión del pueblo hebreo, ahora nos corresponde
exponer la característica que hemos señalado como fundamental en la ideología hebrea: la
capacidad adaptiva armónica entre su ideología y su proceso histórico. Para esto
expondremos la evolución ideológica del pueblo hebreo en dos grandes bloques que
pueden encontrar sus eventos limítrofes en el asentamiento de las doce tribus en Canaán,
la escisión de las tribus del sur y del norte y la gran diáspora. Hemos escogido estos
eventos porque entre ellos se enmarcan tres períodos en los que se desarrolla la ideología
como parte del ethos original y en segundo lugar como parte del proceso de readecuación
al mundo geopolítico.
En primer termino, se da una concienciación del proceso de objetivación del mundo como
realidad que se separa del sujeto. Con Adán y su expulsión del jardín del Edén suceden
dos hechos clave: Adán siente vergüenza y se vuelve vulnerable, mortal y por lo tanto
sujeto a necesidades. El primer hecho, es decir la ingesta del fruto del árbol del
conocimiento, determina que Adán cobra conciencia de la otredad de Eva, es decir de la
no identidad entre él y su compañera, lo cual implica una previa conciencia de la yoidad.
El autorreconocimiento como sujeto implica la objetivación del otro, pero además implica
el reconocimiento de la objetivación a la que se está sometido por el otro. La vergüenza es
la manifestación más clara de este momento en el desarrollo del auto concepto del pueblo
hebreo, que sin embargo es entendido como momento presente en el desarrollo de todos
los pueblos de la humanidad ya que Adán se considera el primer ser humano del planeta.
EL segundo hecho, la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén significa la expulsión
de los humanos de un mundo libre de necesidades, es decir de la noción de trabajo como
racionalización de esfuerzo de supervivencia, hacia un mundo regido por el reino de la
necesidad, es decir por el trabajo ya efectuado o en potencia que implica una apropiación
del mundo y una previa separación de él.
En el mito de Adán y Eva, su expulsión del jardín del Edén implica el aniquilamiento de
la relación simpatética que existía entre la humanidad y la naturaleza, relación que se
acaba en el momento de apropiarse del mundo en cualquier sentido y en la visualización
de la naturaleza como un medio hostil que debe ser dominado. En general este proceso de
11
objetivación de la naturaleza implica la toma de conciencia de la profundidad de la
realidad con respecto a la aproximación abstracta que de ella hace la mente, y por lo tanto
una toma de conciencia de la limitación de dicha aproximación abstracta. Como podemos
demostrar, toda toma de conciencia de un límite produce una toma de conciencia de un
más allá del límite, significando esto la posibilidad de superación del estado actual de las
cosas en busca de un estado más logrado. Tanto la apropiación del otro como la
apropiación de la naturaleza engendran una conciencia de límite y su subsiguiente deseo
de trasgresión o superación del límite, es decir crean al sujeto del deseo. Estableciendo
una línea de sucesos que podrían dar base material a este progreso en la representación de
sí y del mundo podríamos mencionar al inicio del trabajo cooperativo como originador de
la conciencia del otro y al trabajo productor de bienes como originador de la conciencia
de separación con o mejor desacralización de la naturaleza.
Este primer momento de la conciencia de sí de la humanidad es explicado con el mito de
Adán y Eva. El momento en que el pueblo hebreo toma conciencia de sí como pueblo
puede encontrarse en el peregrinar de Abrahán, que en cambio funda las bases ideológicas
de la civilización, estas son: la noción de totalidad de Yahvé y de su inexorabilidad ante
las ofensas de sus pueblos. Esta noción de totalidad puede observarse en acción al
entender la importancia de la impersonalidad de Yahvé, este es solo una voz en el viento
o en los sueños de Abrahán, en el caso de Moisés es una zarza en llamas, su mismo
nombre es completamente impersonal (yo soy el que soy)… Yahvé no está en un lugar,
no tiene una apariencia, es omnipresente e invisible, es el único dios que puede tener una
tribu nómada sin asidero material de ningún tipo, sin casa, sin lugares sagrados. Yahvé es
pues, un dios total. La noción de inexorabilidad se observa en la exigencia de Yahvé al
pedir el sacrificio de Isaac por ejemplo, esta clase de actos son una clara muestra de su
carácter autoritario y absoluto.
La segunda base se encuentra en la centralidad de la descendencia como una de las
prioridades del pueblo hebreo. Este pueblo, en cuanto nómada, estaba sometido a un
sinnúmero de potenciales accidentes o catástrofes de índoles climática, geográfica, bélica
e incluso axiológica. Es lógico entonces que anhele a ultranza una descendencia basta y
prospera que asegure su pervivencia en el tiempo. La obsesión con la descendencia se
encuentra también explicada por esa especial observancia que lo hebreos tenían respecto a
la actitud de Yahvé como gran creador, es decir como gestor del acto positivo de la
12
producción y reproducción. Esto se traducía en un afán de reproducción que concordaba
con las necesidades reales de un pueblo nómada como el hebreo.
La tercera base es otro anhelo profundo pero más característico del pueblo hebreo: el
anhelo de una tierra prometida para un asentamiento definitivo. De nuevo, un pueblo
nómada tiene centrada su atención y sus esperanzas en la, primero eventual y después
necesaria, sedentarización en una tierra fértil y rica en recursos naturales. Este deseo es la
bandera identitaria del pueblo hebreo, pueblo que apela a la promesa divina realizada por
Yahvé de entregarles en sus manos una tierra fértil y productiva de la que al fin se podrá
obtener la paz y la calma delos pueblos sedentarios. Estas tres bases son aspectos de un
mismo eje central que domina el campo ideológico hebreo: es la categoría alianza…
La realización del pacto establecido entre Yahvé y los israelitas se inició con la relación
contractual llamada alianza, que fue sellada por primera vez cuando Abrahán circuncidó a
todos los varones de su tribu y se renovó en varias ocasiones como cuando Yahvé le da el
nombre de Israel a Jacob, el hijo de Isaac. La formula siempre es la misa: Irás a la tierra
que yo te indicaré y allí encontrarás pastos verdes y tierras fértiles y tu descendencia
será numerosa como las estrellas del cielo y la arena del desierto. La alianza en un
principio se sella con a circuncisión de los varones pero luego con Moisés adquiere otro
matiz bastante más complicado.
Con Moisés, la alianza alcanza uno de sus puntos culminantes. Yahvé manda a Moisés,
que había liberado a su pueblo del yugo de los egipcios internándose en el desierto, que se
retire al monte dejando a su pueblo al cuidado de un subordinado. En el monte, Moisés
escucha la voz de Yahvé y presencia como él talla e la roca viva las tablas con os diez
mandamientos de la ley que han de seguir quienes gocen de la promesa implicada en la
alianza. A su regreso Moisés ve como su pueblo ha fundido todo su oro y ha construido
con él un becerro al que adora. En el transcurso de la reanudación de la marcha Moisés
hace pasar a cuchillo a la gran mayoría de los idólatras traidores a la alianza salvando así
el destino de los demás. Posteriormente los sacerdotes de Jerusalén incluirán todo el libro
del Deuteronomio a este compendio de la ley de Moisés aduciendo que es un libro
perdido que en realidad ellos prepararon como base religiosa para recrudecer la vigilancia
y castigo de ciertas conductas. En este punto la alianza ya no está dada solo por la
circuncisión, sino por un compendio de normas que deben ser cumplidas de manera
absoluta y en cualquier caso. Se va perfilando el aparato de dominación ideológica
necesario para conducir doce tribus diferentes con sus propios patriarcas. De hecho, con
13
una estructura política tan acomodaticia, son la unidad ideológica y la rigurosidad
doctrinaria las que mantienen la cohesión de un pueblo.
Ideología de resistencia
Hasta aquí la descripción del ethos originario de las doce tribus de Israel desde Abrahán
hasta su asentamiento en Canaán. El periodo intermedio de aprox. doscientos años
comprendido entre este primer asentamiento y la destrucción del reino de Israel y de
Judea por los Asirios y los Babilonios está marcado por una constante readecuación de la
estructura sociopolítica a las nuevas situaciones que afrontan las doce tribus. Se instaura
la monarquía que casi desde el principio entra en conflicto con el antiguo poder de los
profetas que toman la posta de los jueces: lideres político religiosos que por su carisma y
autoridad moral dirigían los acuerdos entre tribus. La doctrina se reforma para
recrudecerse y su observancia sigue siendo fundamental.
Lo que nos interesa es la etapa siguiente, la de la secesión de reino unificado de Israel que
presuntamente había logrado David. Durante este período el reino de Israel sufrió los
continuos ataques y conquistas de los asirios, los egipcios y los babilonios. Este constante
acoso bélico y económico obligó a las doce tribus a tomar una actitud que políticamente
les permitiera resistir a la dominación. El contexto de cada reino era diferente. Israel era
el pueblo más grande y avanzado de la región, su tecnología bélica y su producción
estaban más desarrolladas, su organización política era en cambio más endeble, signo de
la gran brecha económica entre clases. Esta situación de fragilidad política los condujo a
un estado de relajación doctrinaria al punto de adoptar cultos extranjeros como el de la
diosa de la fertilidad Astarté, de Tyro. El reino de Judea en cambio estaba mucho más
atrasado en todo sentido, su organización política era más fuerte debido a su constante
división productiva al interior de las clases. El yahvismo se mantuvo fuerte y soportó
diversos embates por lo que en Judea se dio un proceso que no ocurrió en Israel. Judea
vivió la conversión de su sistema ritual en una verdadera religión, su ritualismo, que
estaba dictaminado por las mismas escrituras que tenían los Israelíes, se tornó en una
ideología moral en la que la liturgia cobró un papel secundario. El paso del ritualismo a la
moralidad se da por una resignificación del Tabú que se vuelve funcional y adquiere un
sentido práctico en una situación adversa concreta. La consolidación de esa moralidad
proveniente del tabú viene subsecuentemente.
14
Tomando en cuenta este proceso podemos entender las diferencias en las actitudes
tomadas por Israel y por Judea. La actitud que tomaron las diez tribus del norte, lideradas
por los efraimitas, fue combativa y déspota, muy acorde a su mayor desarrollo
tecnológico y político. Las dos tribus de Judea en cambio tomaron una actitud en un
principio más cauta e inteligente, aliándose con los imperios más estratégicamente
posicionados en el momento. Israel fue arrasado por los Asirios de manera precoz y total,
sus pobladores fueron deportados y luego asimilados a la cultura oficial. Judea en cambio
se replegó en sus rituales y en su tradición davídica que les proporcionó cierto ánimo para
la resistencia. Al ser derrotados por los Babilonios fueron también deportados, pero a
diferencia de sus parientes israelíes no se asimilaron a la cultura babilonia sino que
permanecieron integrados y cohesionados doctrinaria y ritualmente. Aprendieron arameo
pero siguieron leyendo la Torá en hebreo, realizaron constantes reuniones para comentar
las escrituras y alabar a Yahvé.
Gracias a esta transformación del ritualismo en moralidad y su independencia de las
necesidades de readecuación de la estructura política es que las tribus de Judea, aun
después de dispersarse, logran mantener a la doctrina como núcleo de la cohesión de un
pueblo sin tierra.
Conclusión
Como conclusión podemos aseverar que la civilización hebrea es un pilar fundamental de
la modernidad y del mundo occidental. En primer lugar, podemos ver la influencia que
ejerció la religión judía dentro de la religión que es predominante en occidente: el
cristianismo, adicional a esto tenemos la segunda gran herejía del judaísmo: el islam. Por
otro lado, su concepción lineal del tiempo sigue siendo la predominante dentro del mundo
moderno basado en la creación y reproducción de necesidades que mantienen esa línea de
producción y reproducción típica de la cosmovisión hebrea. En fin, el conjunto de muchos
de sus rasgos característicos ha sido subsumido por las corrientes dominantes de
pensamiento religioso, economía política, administración política y paradigma ético,
ejerciendo una gran influencia dentro del mundo actual.
15
Bibliografía
- ATALLI Jacques, Los Judíos, el Mundo y el Dinero: Historia Económica del Pueblo Judío, Fondo de Cultura Económica, Tercera edición ,2005.
- MOSTERÍN Jesús, Los judíos. Historia del pensamiento, Madrid, ALIANZA Editorial, 2006.
- TRESMONTANT Claude, Ensayo sobre el pensamiento hebreo, Taurus Ediciones, Cuarta edición, 1962.
- PIKAZA Xabier, La historia del pueblo de Dios, Editorial Verbo Divino, 1988.
- LIVERANI Mario, Más allá de la biblia, Editorial Crítica, 2004
- GÓMEZ Gutmaro, Atlas de l civilización judía, Editorial Libsa, 2006
16