ConductismoJuan B. FuentesUniversidad Complutense de Madrid
Si nos acercamos a la bibliografa que se viene publicando en los medios acadmicos psicolgicos (sobre todo en losnorteamericanos y en los que reciben su influencia) desde aproximadamente los aos 60 hasta hoy, nos encontraremoscon que, al menos en una amplia franja de dichas publicaciones, se viene decretando la muerte del conductismocomo un paradigma ya obsoleto que, al parecer, habra quedado superado por el nuevo paradigma emergentede la psicologa cognitiva del procesamiento de la informacin. En efecto, la amplia difusin acadmica que estteniendo la llamada metfora del ordenador>, esto es, el supuesto heurstico de que lamente humana funciona de unmodo anlogo a como los ordenadores codifican, procesan, almacenan, recuperan y utilizan sus unidades deinformacin, en alianza con algunos retazos de la nueva filosofa postpositivista de la ciencia -y en especial de la teorakuhniana de los paradigmas-, parecen haber firmado el acta de defuncin de la psicologa conductista.Muy brevemente esquematizada, la histora que se nos cuenta sera esta: El presunto paradigma conductista habraadoptado un modelo de factura positivista del mtodo cientfico cuyas estrecheces y limitaciones positivistas habranimpuesto sobre el objeto o campo de estudio psicolgico una restriocibn fisicalista que habra expulsado de dicho campoprecisamente a los fenmenos ms caractersticamente psicolgicos (a los eventos mentales). Por su parte, el nuevopresunto paradigma cognitivista, liberado del cors metodolgico positivista (y simplemente asistido por las reglasgenerales del mtodo cientfico que, por lo que se ve, anda hoy da mucho ms flexibilizado gracias a la nueva filosofapospositivista de la ciencia) se permitira recuperar el mbito de lo mental como objeto de conocimiento psicolgico,entendido en particular segn dicta la metfora del ordenador.Puede, sin embargo, que esta versin, tan lineal, ande un tanto equivocada, y que, entre otras cosas, la psicologaconductista -en particular, la prctica cientfica psicolgica puesta en juego por los conductistas- siga siendo hoy unmuerto viviente que goza de excelente salud, como no poda ser de otro modo.Puede, en efecto, que lo que falle de estas versiones metacientficas e histricas que tan frecuentes son ltimamente enla psicologa, sea el punto de vista epistemolgico en el que se siten, un punto de vista que, segn lo entiendo, selimita a sobrevolar el rasante de la efectiva prctica cientfica y slo percibe las representaciones metacientficas ofilosficas que acompaan a dicha prctica.Como se analiza con algn detalle en el artculo Epistemologa, tanto la filosofa postpositivista de la ciencia (y lakuhniana, desde luego), como el positivismo lgico, asumen una concepcin idealista de la ciencia como consecuenciade su comn factura analtica, o sea, en virtud de su pretensin de confinar las cuestiones epistemolgicas a merosanlisis metalingisticos del lenguaje. Una mnima consideracin de dichas caractersticas nos ser imprescindible paraabordar crticamente las versiones metacientficas sobre el oonductismo que son tan frecuentes ltimamente en losmedios psicolgicos.Muy brevemente esbozado, el mecanismo que subyce el transfondo idealista comn a estas epistemologas seria ste:ambas perciben a las ciencias solamente como discursos que hablan acerca de la realidad, de manera que confinan -enprincipio- el anlisis epistemolgico al anlisis metalingstico de dichos discursos o lenguajes. Ahora bien, en la medidaen que necesitan conferir alcance epistemolgico a sus anlisis metalingsticos (como para que stos se presenten, noya como siendo slo meros ejercicios tcnicos de anlisis de los conocimientos de la ciencia), ambas epistemologasnecesitan, inevitablemente, acoplar ciertos presupuestos relativos a la prctica cientfica que, al serextraproposicionales, resultan a la postre indiscernibles desde el modelo meramente metalingstico de anlisis queasumen. El transfondo idealista de esta manera de concebir las cosas radica en que a la prctica se la acabapercibiendo, tcitamente, como suerte de duplicado dcil del modelo metalingistico que se asume (como si la prcticareduplicara, por aadidura, el modelo, que slo lo es del lenguaje en cuanto que metalingstico, del que partimos): y esel caso que es dicha supuesta re-produccin o reduplicacin la que resulta indiscernible, no racionalizable y por elloarbitraria desde la sola posibilidad de anlisis metalingstico en la que nos situamos.Por lo que respecta al positivismo lgico: sabido es que ste tom a las relaciones lgicas (y/o a su anlisismetalingstico) como criterio epistemo-lgico de la racionalidad emprica (como criterio de contrastacin emprica y dedemarcacin entre la ciencia y la pseudociencia); mas si pudo hacer esto fue sobre la base del supuesto tcito delcarcter neutral y autnomo del significado de los trminos y enunciados de observacin, supuesto ste que ya esextra-lgico -extraposicional-, relativo al acto prctico de la experiencia, y que resulta por ello indiscernible u opaco alanlisis metalingstico del que partimos. El idealismo de la prctica se nos muestra ahora como sigue: la prctica de laciencia aparece ahora como la aplicacin (metodolgica) de ciertas reglas de anlisis lgico. El mtodo de la cienciaes, en efecto, para el neopositivismo lgica aplicada: ciertas reglas lgicas de procedimiento para la construccincorrecta lgico-formal de los lenguajes, en el supuesto de que con ello recogemos -los datos empricos puros o brutos(fisicalistas) que dotan de informacin a los lenguajes, supuesto ste que no slo es lgicamente indiscernible (oarbitrario), sino que implica asimismo el supuesto idealista de que la prctica (el acto prctico de experiencia) se aviene,como un duplicado dcil, a la aplicacin de un determinado modelo metalingstico. As pues, asumir la epistemologalgico-positivista involucra, inmediatamente, asumir el supuesto idealista de que la prctica de la ciencia es el resultadode aplicar el modelo metafngstico de lenguaje diseado por el positivismo lgico; en particular, que aplicando dichomodelo estamos ya, recogiendo slo datos puros de experiencia.Por lo que respecta a las nuevas perspectivas pospositivistas (de autores como Hanson, Feyerabend, Kuhn y otros);sabido es que stas parten de una crtica al supuesto neopositivista del lenguaje neutral y autnomo de observacin;
siempre la manipulacin de las variables ambientales (o independientes) en cuya funcin se modifican, y por elloanalizan, las variables de conducta o variables dependientes.Pues bien, podemos ahora esbozar el formato epistemolgico que tuvo el trabajo real experimental llevado a cabo porlos conductistas. Para ello, nos ser imprescindible elaborar mnimamente algunos conceptos epistemolgicos. Veamos.Consideramos que el campo de la psicologa cientfica consiste -como el de cualquier otra ciencia- en un campo materialde trminos y relaciones internamente entrelazados a partir de la actividad constructiva operatoria de los sujetosepistmicos. stos son, pues, antes que nada, sujetos operatorios, esto es, sujetos que ejecutan determinadasoperaciones sobre los trminos fisicalistas del campo estableciendo relaciones entre dichos trminos mediante las quese despliega la construccin cientfica. A su vez, el carcter efectivamente operatorio (y por ello subjetivo) de dichaactividad reside en la presencia Jenomnica de las cosas que estn siendo operadas, desde la cual dimensinfenomnica se despliega el curso de las operaciones como actividad de un sujeto. Y si, a su vez, hemos de caracterizaren unos trminos epistemolgicos mnimamente precisos dicha presencia fenomnica (en trminos psicolgicos, esetrasfondo experiencial desde el que se nos muestran las cosas y desde el que operamos sobre ellas), diremos que dichapresencia cnsiste en la co-presencia a distancia de lo que est fisicalistamente distante: represe, en efecto, en quetoda operacin puede ser descompuesta, sin perjuicio de su complejidad, como a sus elementos ltimos, en lasoperaciones de aproximar y separar trminos fisicalistas, de tal modo que la operacin de aproximar involucra, encuanto que operacin o actividad subjetiva, como trasfondo experiencia], la co-presencia de relaciones a distancia entrelos trminos que estn siendo separados, a la vez, que, diramos, la separacin constituye el desarrollo de dichacopresencia a distancia. Los fenmenos consisten, pues, en co-presencias a distancia, de tal suerte que, cuando unaactividad es desplegada (organizada, regulada) desde dicho plano de las co-Presencias a distancia entre las cosasoperadas, dicha actividad es efectivamente operatoria.Pues bien, todas las ciencias r?rten de la actividad operatoria del sujeto epistmico desplegada sobre sus fenmenos;slo que mientras que algunas de ellas (las fsiconaturales) resuelven constructivamente las relaciones entre sustrminos mediante nexos fisico-contiguos (en donde queda eliminado o neutralizado por ello, entre sus resultados, elplano fenomnico y operatorio del sujeto epistmico que las construye), otras ciencias slo encuentran materialmenteviable su construccin cuando las relaciones establecidas entre sus trminos se mantienen al mismo plano (fenomnico)desde el que el sujeto epistmico percibe y pera sobre esos trminos: el plano de los nexos a distancia.Desde luego, si dichas ciencias slo encuentran prcticamente viable su construccin a condicin de mantener lasrelaciones establecidas entre sus trminos como relaciones a distancia, ello quiere decir que entre los trminos de suscampos hay al menos algunos que, por su parte, son asimismo operadores: trminos o entidades que por su parteintervienen o actan sobre ciertos objetos fsicos regulando su actividad desde la presencia fenomnica de dichosobjetos, o sea, al mismo plano desde el que esos mismos objetos son percibidos y operados por el sujeto epistmico. Yste es, de un modo eminente, el caso de la Psicologa.Se comprende, entonces, el formato epistemolgico que, en la prctica, sigue un diseo experimental psicolgico:trtese de tomar a ciertas piezas fsicas decisivas del medio ambiente experimental diseado como virtuales resultadosde la conducta de los.sujetosexperimentales, de tal modo que es manipulando dichas piezas sin desprendernos enningn momento del plano fenomnico desde el que, como sujetos epistmicos, las percibimos y operamos sobre ellas,como logramos implantar experimentalmente (y por ello reconstruir explicativamente) la pauta de conducta del sujetoexperimental que por su parte conduce a dicho resultado. Lo que en trminos epistemolgicos hemos caracterizadocomo fenmenos puede ser entendido ahora como objetos distales, y el carcter operatorio que hacamos residir en ladimensin fenomnica desde la que se organizan y despliegan las operaciones puede ser entendido ahora como el perfilefectivamente conductual de las actividades musculares reguladas por la presencia distal de los objetos. Dichos objetosson los resultados virtuales que experimentalmente diseamos, y que, caractersticamente, fueron construidos en losexperimentos psicolgicos clsicos, bien como logros -de la actividad muscular manipulativa: apretar una palanca,picotear una tecla, apretar un pedal, tirar de una cuerda-, bien como lugares por los que tendra que desplazarse laactividad muscular locomotriz: los lugares de los laberintos. El trabajo psicolgico consiste, pues, en tallar o implantarexperimentalmente una pauta de conducta que conduce con xito a un resultado (un logro, un lugar), a partir de lamanipulacin sistemtica de esas mismas piezas ambientales tomadas siempre como estmulos u objetos dstales parael orgahismo, esto es, manejadas a la propia escala fenomnica desde la que nosotros percibimos y operamos sobreellas. Este manejo de las situaciones ambientales distales es el manejo de las llamadas variables independientesmediante el cual manipulamos las propias experiencias de los organismos experimentales a travs.de las que seorganizan -aprenden- sus conductas. Todo experimento psicolgico consiste, pues, en implantar experimentalmente (ypor ello reconstruir explicativamente) el proceso de aprendizaje de alguna pauta de conducta mediante el mencionadomanejo de las variables ambientales independientes distales, de suerte que la pauta de conducta que de hechotallamos es siempre molar -que no molecular- en virtud de su interna organizacin distal, que no proximal.Como lo viera E. Brunswick con suma lucidez (entre otros lugares, en su trabajo de 1952 The Conceptual Framework ofPsychology): en todo acto de conducta est siempre presente una variable multiplicidad de reflejos neurofisiolgicos, osea, de cadenas de unidades fsicas discretas conectables por nexos proximales (fsico-contiguos); sin perjuicio de locual, es el caso que estas diversas cadenas reflejas fisiolgicas resultan ser mutuamente intersustituibles o equivalentespor lo que respecta al objeto distal al que (conduotualmente) conducen (o al foco terminal, como lo llamara asimismoBrunswick). Es, pues, esta equifinalidad con respecto a un foco distal lo que hace que la pauta de conducta sea, dehecho, en la prctica experimental, siempre identificable o construible como pauta molar, y no ya en trminos dereacciones fisiolgicas proximalmente conectadas con estmulos fsicos.
(en donde laboran las construcciones fisiolgicas), y fueron los conductistas precisamente quienes desarrollaronsistemticamente el campo de la conducta y su aprendizaje.Por lo que respecta a los dos restantes tpicos de la filosofa conductista (el periferialismo y el ambientalismo), se ha dedecir que la cuestin es ahora diferente. El periferialismo constituye una manera, ciertamente poco finaconceptualmente, de representarse significativamente el plano efectivo donde de hecho toman cuerpo lasconstrucciones psicolgicas, que es el plano distal. En este sentido, las demandas -tan frecuentes- de recuperarvariables centrales para la psicologa estn afectadas de un equvoco fatal: pues si el centro que se revindica es uncentro fisiolgico (neurolgico) -el nico que tiene sentido-, entonces, o bien hacemos neurologa ficcin (como no esinfrecuente), o bien, si hacemos real neurologa, se nos difumina entonces por completo la escala de las construccionespsicolgicas; la cual se recupera, precisamente, cuando nos alejamos de los centros neurolgicos y vamos recuperandola periferia efectora y receptora del organismo: pues es aqu, precisamente, en tomo a la actividad efectora de lamusculatura de relacin del organismo donde se organiza la conducta regulada por el objeto distal (justamente por elobjeto percibido por los telereceptores). Incluso, por cierto, los reflejos condicionados emitidos por efectores musculareso glandulares distintos de la musculatura de relacin quedan condicionados a estmulos discriminativos, o sea, distales,y son, por ello, piezas de construccin psicolgica. As pues, centrarse en la conducta no es, de nuevo, el resultado deninguna opcin paradigmtica (superable, por ejemplo, mediante la opcin de centrarse en la mente); pues laconducta, o sea, la actividad efectorial muscular (y glandular) de relacin con las situaciones del medio regulada por lapresencia distal de dichas situaciones, constituye el corazn mismo donde se organiza (donde se aprende) toda la vidapsicolgica (todas las representaciones cognitivas). Por ello, el llamado modelo de caja negra (tal y como Skinner selo ha representado y lo ha ejercitado), que abstrae los nexos fsico-contiguos neurofisiolgicos, lejos de ser -como tantosingenuamente piensan- un episodio a superar por la psicologa, constituye la ms adecuada representacin de lo que esel caso de las construcciones psicolgicas. Y por ello, asimismo, las variables intervinientes a las que acudieron algunosneoconductistas, lejos de ser (como tambin no es infrecuente interpretar) una especie de remedio para paliar laslimitaciones fisicalistas del mtodo conductista, constituyen una mala representacin metodolgica del curso mismo quede hecho sigue todo anlisis experimental de la conducta; pues lo mental o lo interno que se pretende recuperarcon semejantes variables est ya en el objeto distal que se manipula como variable independiente; de suerte que, unavez que tenemos ya construida (y por ello analizada) una conducta mediante el solo y directo manejo de las variablesindependientes (distales), toda apelacin a las variables intervinientes se nos hace necesaria (como lo viera con todalucidez, Skinner -por ejemplo, en Skinner, 1950, entre otros lugares de su obra).Se comprende, entonces, por ltimo, que el principio del ambientalismo constituya la ms adecuada representacin a larealidad y efectividad de las construcciones psicolgicas. Dicho principio significa la condicin metodolgica bsica quehace en la prctica viable cualquier construccin psicolgica. Y decimos metodolgica no el sentido, por descontado,de reglas proposicionales de procedimiento, sino en cuanto que reglas de procedimiento para la intervencin que esobjetivamente viable. La psicologa slo puede analizar experimentalmente las conductas en la medida misma en quelas implanta y por ello las modifica experimentalmente, y es por ello por lo que re-construye explicativamente su procesode aprendizaje. Y ello slo puede realizarse cuando la construccin viene presidida en todo momento por lamanipulacin de las variables ambientales independientes, manipulacin que equivale, como se ha visto, a la de laspropias experiencias del sujeto experimental a partir de las que aprende y/o modifica su conducta. Ello quiere decir, sinduda, que todo innatismo psicolgico (de la mente y de la conducta) queda de hecho segregado por el campo de lasconstrucciones psicolgicas.En definitiva, podramos terminar sealando que, habida cuenta del carcter polifactico y plural del programa filosficoconductista, as como en virtud de los diversos grados de encubrimiento y de adecuacin de dicho programa conrespecto a la prctica de la psicologa cientfica, acaso lo mejor fuera prescindir en adelante del rtulo conductismopara caracterizar al trabajo de la psicologa cientfica, si es que -eso s- se ha llegado a percibir en qu sentido lapsicologa no puede dejar de ser conductista (como psicologa experimental de la conducta y/o de su aprendizaje), a lavez que se percibe que esta ciencia no necesita, en la prctica, comprometerse con los supuestos fisicalistas yelementalistas. Puede que de este modo, lograsen evitarse no pocas polmicas ms bien banales (puramentemetalingsticas) que no son infrecuentes en los medios psicolgicos.
Bibliografa
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