Revista RecreArte 11 DIC09
Revista RecreArte 11 > III - Creatividad en las Artes: Expresividad Vivificadora
David de Prado Díez
EDUCACIÓN MUSICAL EDIFICACIÓN PERSONAL Y COLECTIVA: UNA
NUEVA VISIÓN EDUCATIVA A TRAVÉS DEL PROCESO DE APRENDIZAJE
DE LA PRÁCTICA INSTRUMENTAL EN LOS CONSERVATORIOS DE
MÚSICA ESPAÑOLES
Juan Salvador López Outeiral
Conservatorio Profesional de Música de Culleredo
RESUMEN
Las nuevas orientaciones europeas en el ámbito educativo, plantean retos de
definición y concreción creativos e innovadores. La educación por competencias va
dirigida a la formación integral y de todos los ámbitos de la persona, de forma que le
permitan comprender y actuar responsablemente en la realidad de la vida cotidiana. El
ámbito de la educación musical, puede aportar soluciones comprometidas con estos
aspectos avanzando más allá del mero desarrollo de habilidades y destrezas relacionadas
con la práctica instrumental.
ABSTRACT
The new European orientations in the educational field, raise creative and
innovative challenges of definition and concretion. The education by competencies is
directed the integral formation and of all the areas of the person, so that they allow it to
understand and to act responsibly in the reality of the daily life. The field of the musical
education, it can contribute solutions compromised with these aspects advancing
beyond the mere development of abilities and skills related to the instrumental practice.
El propósito de la presente comunicación se centra en plantear nuevas
perspectivas, orientaciones y objetivos educativos en el ámbito de la educación musical
en los Conservatorios de música. El área de la educación musical sigue siendo
contemplada desde la Sociedad y la Administración como algo que “debe estar”, como
un “complemento interesante” pero que de ningún modo se valora, desde el punto de
vista formativo, como otras materias del currículo más basadas en contenidos
cognoscitivos o áreas de conocimiento, que a los ojos de la sociedad actual difícilmente
podrán ser relegadas de su estatus de materias “fundamentales” del proceso formativo
del individuo. Para más, en el ámbito de trabajo donde nos centramos, el Conservatorio,
se mezclan y “contaminan” otros clichés y pautas culturales arraigadas de forma férrea
en la sociedad y que permanecen latentes desde hace mucho tiempo. La concepción
elitista y “de clase” además de sexista de estas enseñanzas deja patente una vez más el
atraso cultural en este ámbito, que en comparación con otros países europeos, algunos
incluso de los recién llegados a la Unión, sigue siendo más que evidente. Sin embargo
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pueden ofrecerse enfoques innovadores y creativos en el ámbito educativo musical, aun
tomando como referencia el concepto “conservador” y depositario de la tradición
musical que siguen manteniendo los Conservatorios de Música. Estas nuevas formas de
afrontar la educación musical se centran en un objetivo: la construcción del individuo y
el desarrollo personal en áreas conductuales, tomando como pretexto el aprendizaje de
un instrumento musical.
Teniendo como referencia el marco normativo que regula el funcionamiento de
la educación musical en España, desde la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema
Educativo) de principios de los años 90, ésta educación musical se ha regulado teniendo
en cuenta el resto de enseñanzas de régimen general, de forma que se puedan orientar
las distintas posibilidades de itinerarios formativos de forma coordinada. No obstante,
las enseñanzas musicales en los Conservatorios de Música se califican como de régimen
especial y se mantienen de forma paralela y escasamente integrada con el resto del
proceso educativo, con una orientación definida hacia un fin profesional. Esta situación
conlleva incongruencias de fondo. Si bien debe existir un itinerario formativo para los
futuros profesionales de la música y dicha formación, dadas sus características
específicas debiera de empezar a edades tempranas, también es cierto que dichas
orientaciones profesionales son imposibles de definir tan pronto en su etapa evolutiva
cuando un individuo no tiene desarrolladas todas sus capacidades de elección. Parece
que la nueva ley orgánica de Educación LOE deja margen a las distintas comunidades
autónomas con competencias para ello, para afrontar la reforma de los primeros ciclos
educativos en los Conservatorios, lo que podrá permitir adaptar dichos ciclos a una
realidad social manifiesta.
Dejando de lado la discusión sobre las reformas necesarias y partiendo de la
realidad en la que nos vemos inevitablemente inmersos, creemos que la educación
musical actualmente desde el ámbito de los Conservatorios, puede aportar elementos
importantísimos a la edificación personal y colectiva, que no siempre atienden en
debida forma las enseñanzas de régimen general. Sería desde luego, nuestro deseo que
estos procesos que aportan nuevas visiones y enfoques al ámbito educativo, pudiesen
tener un espacio dentro del nuevo marco educativo Europeo, y que deje de ser producto
del ánimo voluntarioso de docentes trabajando en reductos aislados. Así lo plantean los
nuevos enfoques basados en el concepto de Competencias y que alejan los
planteamientos educativos desarrollados no sólo a partir de las demandas económicas y
empresariales, para acercarse hacia una finalidad educativa inclusiva, integral, y
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pensada para formar una ciudadanía crítica y solidaria. Hablamos de orientar el modelo
de aprendizaje hacia la construcción personal del individuo que desarrolle de forma
integrada, conocimientos, habilidades y actitudes para resolver problemas y situaciones,
se trata de capacidades más que de simples contenidos que han de permitir comprender
y actuar responsablemente en la realidad de la vida cotidiana (Concejo Educativo de
Castilla y León, 2007). El estudiante deberá conocer el medio, conocerse a sí mismo,
conocer los conocimientos y la manera mas adecuada para llegar a ellos. Todo ello
implica un proceso de aprendizaje autónomo en el que él aprenda a aprender, siendo
éste un requisito para la formación por competencias. El sistema educativo español,
tomando como referencia los Consejos Europeos de Lisboa (2000) y Estocolmo (2001)
donde se recogen las competencias clave, han concretado éstas últimas en ocho
competencias básicas, donde se integran la cultural y artística. No obstante, bajo
nuestro punto de vista, la educación musical puede relacionarse directa o indirectamente
con el resto de competencias (Sarramona, 2004): comunicación lingüística, matemática,
conocimiento y interacción con el mundo físico, digital y tratamiento de la información,
social y ciudadana, aprender a aprender, e iniciativa personal, avanzando hacia un
desarrollo de concreción multicompetencial.
Este nuevo enfoque es el que pretendemos justificar a continuación,
introduciendo y desenvolviéndonos en torno al término de beneficio, más genérico que
trasciende el ámbito concreto del concepto de competencia.
Según la Real Academia Española de la Lengua, beneficio es “bien otorgado o
recibido / utilidad, provecho, mejora, favor, gracia”, en América “Abono o cualquier
otra materia con la que se abona a tierra”.
En el ámbito educativo el término beneficio se puede contemplar desde varios
puntos de vista. Fundamentalmente desde quien otorga y quien recibe esa utilidad o
mejora. Por un lado la Administración y como última instancia el profesorado, por otra
la Sociedad y como primera instancia el alumnado y las familias.
Si analizamos aun siendo de una forma exigua estos puntos de vista, podríamos
observar que los intereses de los implicados en el proceso educativo no siempre
coinciden. Por lo tanto los “bienes otorgados o recibidos, o las utilidades, provechos,
mejoras...” en resumen los beneficios que una de las partes cree adecuadas para la otra
no siempre lo son.
Si lo observamos desde la perspectiva del alumnado sus beneficios dependerán
en el mejor de los casos de sus metas. Desde un ámbito estrictamente pedagógico, de
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dominio o de rendimiento. Si alcanzan la madurez suficiente podrán llegar a pensar en
un beneficio laboral a largo o medio plazo. En casos más raros alguno de ellos pensará
en su formación como persona. En el peor de los casos los beneficios no existirán y su
permanencia dentro de un sistema educativo podrá definirse para ellos más como
perjuicios.
Para los padres los beneficios aparecen reflejados en un abanico que contempla
desde la escuela como un servicio de guardería, hasta una formación necesaria y
imprescindible para obtener un “título”, un trabajo, una posición social y una “calidad
de vida” mejor que la de ellos actualmente. Algunos pensarán en una calidad educativa
si ésta se centra en aspectos de conocimiento o humanísticos. Otros puede que piensen
que la “felicidad futura” de sus hijos se centra en la formación integral del individuo, y
que el desarrollo de sus valores como persona tengan la máxima importancia. Para estos
puede que la frase de Plutarco “la mente no es un recipiente que se llena, sino una llama
que hay que encender”, defina sus objetivos. Su futuro dependerá más de sus
capacidades que de los títulos (o además de ellos), lo que tan bien ilustró Marcel Crahay
(1996) con la contraposición “cabezas repletas” frente a “cabezas bien hechas”.
Para los docentes, apartándonos de toda forma de hipocresía, también puede que
existan varios beneficios. Algunos tendrán una recompensa y gratificación observando
como evoluciona el desarrollo de sus alumnos/as. Algún otro pensará en esto último y
además que está ganándose la vida con ello. Para otros los beneficios se centrarán en
cobrar a fin de mes y cumplir el programa, además de la seguridad que aporta el
funcionariado ...
Los aspectos que abordaremos de seguido van más allá del ámbito estrictamente
musical y son fruto de la preocupación por mejorar el proceso educativo de la persona
en el sentido más amplio de la expresión, no sólo de los músicos en términos generales
o de una especialidad instrumental concreta.
Los centraremos fundamentalmente cara a una vertiente relacionada con
aspectos conductuales, dejando otras que no abordaremos aquí como los relacionados
con aspectos cognitivos o los que tienen que ver con el desarrollo físico o más
concretamente psicomotriz.
Por tanto, y haciendo una recopilación a modo de adelanto y posterior
desarrollo, la educación musical puede aportar beneficios o resolver problemas en
aspectos (Longueira y López, 2004):
Conductuales:
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Mejorar la confianza en si mismo y en sus capacidades para alcanzar sus
metas (autoconcepto).
Asumir responsabilidades.
Ser perseverantes.
Tener un miedo relativo al fracaso.
Desarrollar la creatividad.
Ser más tolerantes en las relaciones interpersonales (socialización)
Controlar sus emociones (relación intrapersonal)
Dotar de fórmulas para resolver los problemas por si mismos
Fomentar las actividades cooperativas.
Educar en la no-competitividad.
Desarrollar el criterio personal.
Aprender a escuchar a los demás desde un punto de vista emocional que
permita ponerse en el lugar del otro.
Aprender pautas de organización.
Ser conscientes de que el trabajo puede compensar las carencias de
aptitudes.
A estos podríamos añadir los de carácter cognitivo y psicomotriz:
Cognitivos:
Potenciación del razonamiento inductivo (analógico).
Mejora del lenguaje hablado-escrito.
Potenciación de la memoria y las representaciones mentales.
Mejora de la atención sostenida.
Aprendizaje de segundas lenguas.
Pensamiento matemático.
Físicos y psicomotrices:
Control de sus movimientos (psicomotricidad).
Control de la respiración.
Equilibrio y control de su cuerpo (cinestésica).
Control de la relajación.
Previo al desarrollo de los aspectos presentados más arriba, es preciso comentar
aunque que de forma breve algunos principios fundamentales en los que nos basamos, y
que sirven como apoyo y sustento a dicho desarrollo. Para esto es necesario hacer
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referencia a la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (2001) en la que
sostiene su idea de la existencia de varias inteligencias: lingüística, lógico-matemática,
musical, espacial, corporal-cinestésica, intrapersonal y interpersonal. La teoría
triárquica de la inteligencia humana de Robert Sternberg (1995): componencial,
experiencial y contextual (analítica, práctica y creativa). Y por último a teoría da
inteligencia emocional de Daniel Goleman (1996): en palabras del propio autor “la
capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás
utilizándolos como guía de pensamiento y acción”. No vamos a entrar en la discusión
sobre estas distintas teorías y su fundamento, pero si que las consideramos interesantes
como referencias bibliográficas.
También nos parece fundamental hacer mención a las distintas capacidades que
posee el cerebro humano y a su localización con respecto a los hemisferios cerebrales
(Despins, 1986): el hemisferio izquierdo se ocupa de las representaciones lógicas,
semánticas, fonéticas, las operaciones analíticas, la lingüística, oral o escrita, el cálculo,
el juicio, el razonamiento, el ritmo en la ejecución musical. El derecho se ocupa de las
percepciones globales, lo desconocido, lo intuitivo, el sentido de la emoción y de la
expresión, la creatividad artística, la entonación cantada, la melodía, el timbre, la
improvisación.
Por último deseamos hacer una referencia al arte con una definición sobre la
misma de Tolstoi que dice: “la actividad artística está basada en el hecho de que un ser
humano recibiendo a través de sus sentidos la expresión de los sentimientos de otro ser
humano, sea capaz de experimentar la emoción que movió al otro para expresarla”. A
lo cual añadiríamos nosotros: y es esta capacidad del ser humano para percibir la
expresión del sentimiento de otro ser humano, y la de experimentar estos sentimientos
en si mismo, es lo que constituye la base de la actividad artística.
Pero la música además de servir - puede que mejor que cualquiera de las otras
actividades artísticas - para expresar las emociones, también nos afecta (Campbell,
1997):
Enmascarando las sensaciones desagradables.
Haciendo más lentas las ondas cerebrales.
Influyendo en la respiración, ritmo cardíaco y la presión arterial.
Reduciendo la tensión muscular y mejorando el movimiento del cuerpo y
su coordinación.
Influyendo en su temperatura.
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Aumentando los niveles de endorfinas.
Regulando las hormonas del estrés.
Estimulando la actividad inmunitaria.
Cambiando nuestra percepción del espacio y el tiempo.
Reforzando la memoria y el aprendizaje.
Favoreciendo la productividad.
Favoreciendo la sexualidad.
Estimulando la digestión.
Favoreciendo la resistencia física.
Mejorando la receptividad inconsciente al simbolismo.
Generando sensaciones de bienestar y seguridad.
Favoreciendo el crecimiento de las plantas.
Teniendo en cuenta la distribución de las capacidades cerebrales en los
respectivos hemisferios, es posible abordar unos primeros beneficios que tienen relación
en como la música – la educación musical – puede afectar al desarrollo del hemisferio
derecho y la conexión entre ambos.
DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES SITUADAS EN EL HEMISFERIO
DERECHO
EL aprendizaje basado en las operaciones analíticas y las representaciones
lógicas es lo que se potencia en el sistema educativo general, desatendiendo el principio
de equilibrio funcional entre ambos hemisferios (Despins, 1986). El desarrollo de la
capacidad artística, que tiene que ver con las emociones está situada en la parte derecha
del cerebro. Con frecuencia no se trabaja en este sentido en la educación general e
incluso en muchas ocasiones en la musical, olvidando esta actividad artística y creativa
en los primeros pasos, y afrontando la misma desde un punto exclusivamente técnico.
Gracias a que los adultos, el sistema social y educativo tienen la tendencia a la
inhibición de las emociones, se potencia lo no-artístico cerebral-racional situado el
hemisferio izquierdo ante lo creativo lo innato, situado en el derecho. La enseñanza
debiera dotar en todo momento al niño de recursos que le permitan seguir manteniendo
la capacidad artística y creativa con la que llega a la escuela, y que el mismo sistema
educativo, potenciando las materias analíticas y racionalistas, se encarga de ir anulando
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paulatinamente. Una educación musical bien entendida y aplicada puede desarrollar
estas capacidades, antes de que sean reprimidas.
DESARROLLO DE LAS CONEXIONES NEURONALES EN EL NIÑO,
PLASTICIDAD.
“Los años de la escuela primaria son el período en el que se debe estimular la
imaginación del niño y ofrecérsele oportunidades de desarrollo emocional, que
contengan experiencias relacionadas con la capacidad de sentir y de poder controlar
la expresión de ese sentimiento. Todo lo que experimenta el niño en esa edad, todo lo
que se despierta y nutre en él, es un factor determinante en toda a su vida” (Carl Orff,
en Campbell, 1997).
A los dos años los niños tienen mucha facilidad para aprender y memorizar,
sobre todo canciones y juegos musicales y rítmicos. Los elementos fónicos se asimilan
en un proceso “sin sentido” por imitación y asociación: los sonidos equivalen a objetos,
movimientos o actividades. Este aprendizaje se produce por impulsos emocionales a
través del juego y la diversión. La parte cerebral que más opera en este estadio y que
más se desarrolla es la derecha, la emocional e intuitiva. Cuanto más estimulación se
produzca en esta etapa más conexiones cerebrales se establecerán gracias a un proceso
de plasticidad neuronal que desaparecerá paulatinamente. De nuevo la música y la
facilidad de aplicarla en estas edades es un medio poderoso que posibilita el trabajo con
el niño y la estimulación en una etapa en la que aun no está desarrollado el pensamiento
concreto.
CONEXIÓN ENTRE LOS DOS HEMISFERIOS
Tal y como indica Despins (1986), el desarrollo de la potenciación del
hemisferio derecho no sólo va a tener beneficios a edades más tempranas si no en la
etapa de la adolescencia, tan llena de conflictos. Si analizamos de forma rápida su
evolución observaremos que entorno a los 6 años el niño comienza a desarrollar
habilidades más complejas: escuchar, procesar información y comprender lo que sucede
en el mundo exterior conectándolo con su interior. Desarrolla la habilidad razonadora
(hemisferio izquierdo) y un control relativo de su aparato fonador. Desde los 9 a los 11
el niño comienza a darle más transcendencia al lenguaje y a su utilización para construir
el pensamiento lógico. Comienzan a discriminarse en este punto la utilización de otras
lenguas, dado el carácter poco pragmático que supone para él. Continúa el desarrollo de
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la parte izquierda y la dificultad – si no hubo una anterior estimulación – de acceso al
hemisferio derecho.
Durante esta etapa se completa el desarrollo del llamado “cuerpo calloso” que
permite la conexión entre ambos hemisferios permitiendo que el proceso de cualquier
acontecimiento se lleve a cabo por las dos partes de forma simultánea. Estudios
recientes descubrieron que el cuerpo calloso está más desarrollado en los músicos lo que
refuerza la idea de que la música puede incrementar las conexiones neuronales y la
creatividad.
Desde los 11 hasta los 13 comienza a desarrollarse la timidez, inseguridad y los
conflictos emocionales. Para entonces el acceso a la parte derecha donde reside el
sentido emocional está mucho más restringido, precisamente cuando se entra en la
adolescencia, es la etapa donde estos conflictos están más descontrolados y cuando la
comunicación entre los dos hemisferios aportaría elementos de equilibrio ya que la
intervención de la parte izquierda sobre la derecha puede aportar soluciones más
racionales en situaciones en las que la parte derecha esta más descontrolada. En este
estadio donde comienza a desarrollarse el pensamiento abstracto y matemático, y en el
que la utilización del hemisferio derecho se vuelve más necesaria, es precisamente
cuando el joven tiene ya muchas dificultades para acceder a él.
Como conclusión podríamos afirmar que cuantas más conexiones se establezcan
entre el hemisferio izquierdo, racional y analítico con el derecho, emocional y creativo,
más capacidades creativas tendremos para solucionar problemas lógicos y por otra lado
actuaremos de forma más analítica y controlada sobre nuestras emociones.
Pasada la adolescencia, el cerebro va seguir desarrollándose hasta los primeros
años de la edad adulta a un ritmo más lento dejando atrás los momentos de más
desarrollo neurológico.
AUMENTO DE LA RECEPTIVIDAD POR LA DISMINUCIÓN EN
FRECUENCIA DE LAS ONDAS CEREBRALES.
Los fenómenos vibratorios y las resonancias por simpatía pueden explicar como
es posible que la música y ciertos sonidos lleguen a modificar la frecuencia de las ondas
cerebrales. De sobra son conocidos los distintos estados de conciencia que se producen
como consecuencia da frecuencia vibratoria do cerebro en un momento determinado
(Campbell, 1997; Poch, 1999). Así en una situación de conciencia normal en la vida
diaria o cuando experimentamos emociones negativas, nuestro cerebro se encuentra en
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una situación vibratoria determinada por ondas beta (entre 14 y 20 hertzios).
Situaciones de calma y tranquilidad así como de mayor percepción se caracterizan por
ondas alfa (de 8 y 13 hertzios). Los períodos de máxima creatividad, meditación, sueño,
están determinados por ondas theta (que oscilan entre 4 y 7 hertzios). Estados de
inconsciencia o meditación profunda reflejan ondas delta que vibran entre 0,5 y 3
hertzios.
Ciertas músicas y sonidos como los tambores chamánicos o la vocalización del
mantra sánscrito Om inducen estos estados de conciencia conduciendo a situaciones de
tranquilidad y receptividad.
AUMENTO DE LA CAPACIDAD MEMORÍSTICA
El cerebro humano almacena la información utilizando distintos sistemas de
memoria. La memoria denominada de trabajo o memoria a corto plazo y la más limitada
desde el punto de vista de las unidades de información que puede retener. Como
termino medio esta memoria almacena 7 ítems.
Las propias características rítmicas y melódicas del lenguaje de la música hace
que varios ítems o células de información se agrupen en uno sólo, formando ítems
complejos integrados por elementos más sencillos. De hecho podemos almacenar en la
memoria de trabajo estructuras o secuencias rítmicas que tengan un cierto sentido
completo y compuestas de unidades más pequeñas, reconociéndolas sin embargo como
una sola unidad. Lo mismo sucede con las frases melódicas, siempre que estas posean
también un cierto sentido, serán almacenadas como unidades complejas. Un ejemplo
típico son los cánticos de los aficionados en los campos de fútbol. A estas unidades se
les puede añadir sílabas formando palabras e ideas con un contenido lógico o no, que
serán más fácilmente recordadas y entrarán a formar parte de la memoria a largo plazo,
una estructura de memoria distinta de la de trabajo. Esta información entrará a formar
parte de esta memoria más fácilmente cuanto más agradable, placentera, nos resulte la
melodía. Esto puede explicar en cierta medida como es posible que los niños aprendan
la tabla de multiplicar más fácilmente si lo hacen cantando, o porqué de niños nos
hacían aprender el catecismo con una cantilena rezada, o porqué en ocasiones nos
quedan las melodías tan fácilmente sin esfuerzo y tan siquiera a veces sin desearlo.
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BIENESTAR A TRAVÉS DE LA PRODUCCIÓN DE SEROTONINAS
A sociedad actual nos enfrenta a desafíos emocionales de una forma tan
apresurada que el ser humano no tiene tiempo para adaptarse a ellos de una manera
evolutiva (Goleman, 1996; Shapiro, 1997). Nuestro control emocional, y el de los niños
más, no está adaptado a defenderse de lo que vemos en la televisión, en un atasco de
tráfico, o en una reunión de vecinos. Las tensiones acumulativas de la vida moderna
provocan un desenfreno de situaciones de insomnio, estrés, depresión etc.
A través de una educación musical desarrollando las conexiones entre los dos
hemisferios, se puede controlar de una forma racional (parte izquierda) las emociones
(hemisferio derecho) (Despins, 1986). Pero además potenciando la educación
emocional, a través del vehículo de la música, podemos cambiar la química del cerebro
ya que estas emociones adquieren forma de elementos bioquímicos que hacen provocar
reacciones en nuestro cuerpo y que son producidos por nuestro cerebro. Estos elementos
químicos se pueden añadir desde fuera, y no nos referimos sólo a las drogas, sino
simplemente a alimentos como el chocolate, al ser producida en forma de serotoninas,
neurotransmisores que regulan nuestras reacciones emocionales (Campbell, 1997,
2000). Se ha demostrado, y todos lo sentimos en algún momento, las sensaciones
placenteras que nos provoca la audición de ciertas músicas. Yendo más allá y entrando
en el campo de la músico-terapia las denominadas hormonas del estrés,
adrenocorticotrópica disminuye con la música ambiental relajadora, aumentando la
actividad inmunitaria.
Este tipo de reacciones se acentúan cuando el receptor de la música es además
de receptor, emisor, creador o intérprete de la misma. Cuando un sujeto realiza una
actividad de escucha, puede estar sujeto en cualquier momento a fenómenos
perturbadores que lo dispersen de la atención y concentración necesaria. Cuando por
contra, un sujeto es intérprete o creador de la misma, tiene que estar conectado y
establecer una comunicación directa y sin interrupciones entre la música y su parte
emocional.
MEJORA DE LA AUTOCONFIANZA.
Hasta los 6 o 7 años los niños mantienen unas altas expectativas de éxito en las
tareas que afrontan. A partir de aquí se dan cuenta paulatinamente, gracias a la madurez
cognoscitiva, de lo que son o no capaces de llevar a cabo. Hasta esta etapa, los fracasos
en anteriores intentos para realizar una actividad no cuentan. A partir de los 6 o 7 años,
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los niños pueden empezar a sufrir complejos de inferioridad y falta de confianza en si
mismo. La dinámica social actual e incluso la escuela pueden potenciar esta carencia de
confianza en sus capacidades introduciendo fenómenos de competitividad que no hacen
más que agravar estas situaciones. Estrategias como el elogio pueden suponer un
fracaso y deben aplicarse con cautela ya que deberán relacionarse con un logro real
(Shapiro, 1997).
La educación musical aporta en estas situaciones un beneficio claro ya que un
alumno/a está permanentemente venciendo nuevos retos. Esta es una de las estrategias
sobre las que se basa el avance del aprendizaje. La labor del profesor se hace
determinante aquí, de él depende la regulación del trabajo en niveles adecuados para
cada alumno/a. No se puede plantear la resolución al alumno/a una obra o estudio que
no pueda superar con un esfuerzo razonable, ya que provocaría el desánimo, ni por el
contrario muy fácil ya que induce a lo aburrimiento y sobre todo al no avance. Cada vez
que el alumno/a vence una obra nueva, está recibiendo una dosis de autoconfianza en
sus capacidades. Y esto se sucede de forma permanente en el desarrollo del aprendizaje
de la práctica instrumental en un Conservatorio. Además de esto los beneficios que
obtienen son fruto de su esfuerzo y non se cifran en un resultado académico
cuantificable, una nota, sino en una realidad concreta: ser capaces de tocar un
instrumento.
CONCIENCIACIÓN DE QUE EL ESFUERZO PUEDE COMPENSAR LA
FALTA DE CAPACIDAD.
Esta dinámica de trabajo y vencer metas de forma permanente, aporta al niño la
confianza de que el esfuerzo puede compensar la capacidad.
Como dijimos anteriormente los niños en la etapa preescolar están convencidos
de que esfuerzo es sinónimo de capacidad. A partir dos 6 o 7 años comienzan a percibir
la distinción entre el esfuerzo y la capacidad innata para la realización de una actividad.
Aun mantienen la confianza en el valor del esfuerzo. Pero paulatinamente va a cambiar
su percepción del esfuerzo como partícipe del éxito y entorno a los 13 años aparece la
creencia de que la capacidad constituye por si sola el único factor necesario para la
obtención de determinados logros. Muchos adolescentes buscan el camino del mínimo
esfuerzo y la falta de capacidad se convierte en una disculpa fácil para el fracaso.
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El hecho de asimilar desde que empiezan sus estudios musicales de que son
capaces de resolver todas las dificultades de forma paulatina y gracias al esfuerzo, los
hace más capaces de persistir frente a las dificultades (Shapiro, 1997).
MIEDO RELATIVO FRENTE AL FRACASO
De la misma manera que cada vez que vencen un nuevo problema se aportan a si
mismos una nueva dosis de autoconfianza, entre tanto no lo vencen y no son capaces de
solucionarlo, tienen que desarrollar un control sobre el miedo al fracaso. En este
intervalo de tiempo que transcurre desde que afrontan el problema y lo vencen
definitivamente, están “semi-fracasando” o corriendo el riesgo de fracasar, aun siendo
conscientes de que salieron airosos en multitud de ocasiones anteriores (ob. cit.).
Lo mismo sucede cuando se equivocan o tienen un error en un concierto, se
acaban dando cuenta de que tendrán una nueva oportunidad en el próximo. Es necesario
fracasar, sentirse mal, e intentarlo una y otra vez hasta alcanzar la meta para después
sentirse bien.
Que aprendan a superar los fracasos y el miedo por sí mismos, es
extraordinariamente positivo desde el punto de vista educativo. Si un alumno/a no
aprende a superarlo, el miedo al fracaso será una carga tan grande para él que basará
toda su conducta en evitarlo a toda costa, incluso ante los demás, volviéndose
competitivos por miedo. Llegados a este punto, cuando la meta es ganar (en este caso
non perder), ya non es aprender.
FOMENTO DEL TRABAJO COOPERATIVO
Esta competitividad también se evita con el trabajo cooperativo. Cuando varios
alumnos/as tocan juntos es preciso que el resultado esté perfectamente coordinado, no
es posible que cada uno camine por su lado. Cuando la interpretación lo pide y uno de
los intérpretes tiene que hacer un crescendo los demás deben seguirlo, si se atrasa el
pulso por que hay un final de frase todos tienen que hacerlo, en definitiva es necesario
estar llegando a acuerdos de forma constante. Para conseguir estos fines, tan necesarios
en la interpretación musical, es imprescindible establecer una comunicación con los
otros, escucharse a sí mismo pero sobre todo a los demás de forma simultánea.
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FOMENTO DE LA INTELIGENCIA SOCIAL EVITANDO EL
AISLAMIENTO
Este aspecto comunicativo esta relacionado con lo que H. Gardner (2001) define
como inteligencia social. Este trabajo cooperativo se vuelve imprescindible en el ámbito
musical, sin él el resultado final no existe. Esto indudablemente le va a servir al niño
para evitar una visión individualista de las cosas y darse cuenta de que el trabajo en
colaboración puede producir resultados que no podrían alcanzarse de otra manera.
FOMENTO DE LA EMPATÍA EMOCIONAL
Pero esta comunicación con los demás que tiene lugar cuando varios músicos
tocan juntos, se realiza de una forma especial ya que se establece en un plano
comunicativo distinto del racional. El resultado de la interpretación conjunta deberá
contener un elemento emocional, que es el fin último que persigue el fenómeno musical,
y que sirve de nexo de unión entre los intérpretes.
La música es un lenguaje bidireccional simultáneo. A diferencia del hablado
(direccional), en el que cuando uno expresa una idea el interlocutor escucha y viceversa
(si los dos hablan al mismo tiempo no se establece la comunicación), en el lenguaje de
la música los interlocutores hablan y escuchan al mismo tiempo, están emitiendo
mensajes de por donde deben seguir los criterios de interpretación en un punto
determinado, y simultáneamente recibiéndolos del otro. Y todo ello guiado por una
comunión emocional que gobierna y dirige el camino a seguir en común.
ESCUCHAR A LOS DEMÁS DESDE EL PUNTO DE VISTA EMOCIONAL
Para que este resultado en común se produzca es preciso comprender las
emociones de los demás. Esto tan difícil de establecerse con otros lenguajes, se vuelve
sencillo con el lenguaje de la música. De sobra es sabida la dificultad de expresar las
emociones con el lenguaje de las palabras, pero el lenguaje musical va más allá de ellas,
no las necesita ya que es un lenguaje asemántico que se establece en un plano distinto
del contenido que expresa el lenguaje oral o escrito, más concreto y racional. Para que
esta comunicación emocional se produzca es preciso que los intérpretes escuchen al otro
y se amolden a él. Para ello es preciso la voluntad para hacerlo, en definitiva ponerse en
el lugar del otro, y además desde un punto de vista emocional. Esto nos proporciona la
posibilidad de poner en práctica un mecanismo de aprendizaje de pautas de
comunicación afectiva que permiten comprender más y mejor a los demás.
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CONOCIMIENTO DE LAS EMOCIONES PROPIAS
Pero además de escuchar, el músico o aprendiz de músico, aprende a conocer
sus propias emociones en una forma de auto-terapia (Poch, 1999). Uno de los elementos
que nos distingue del resto de seres vivos es que nosotros podemos descubrir nuestras
propias emociones y pensar sobre ellas. Tratar de comprenderlas puede llevarnos a tener
una vida más feliz. Cuando tocamos solos establecemos una comunicación con nosotros
mismos a través de la vía emocional. Esta comunicación se vuelve más dificultosa si se
produce por medio de un lenguaje como el de las palabras, esto es a través del
hemisferio izquierdo, que con el lenguaje da música, con una carga emocional y
afectiva que posibilita establecer una comunicación directa con hemisferio derecho.
Esto puede ayudar a conocerse mejor a sí mismo, a resolver mejor nuestros propios
conflictos internos, sirviendo como una forma de terapia personal.
EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES PROPIAS
De la misma manera, el niño aprende que para interpretar una obra musical
expresando las emociones que le sugiere la misma, precisa sacar sus emociones hacia
fuera, hacia los demás, esto es en público. Aprende que la música no funciona de otra
manera si no es aportándole la vida y la emoción que sólo un ser humano puede
aportarle, si no es así se convierte en algo frío, maquinal y sin contenido. También
acaba aprendiendo que con el lenguaje de las palabras la expresión de los sentimientos
se hace de forma más dificultosa. A través de las palabras sólo podemos transmitir un
10% de las emociones, y además es posible mentir. Con el lenguaje de la da música no
es tan sencillo, cuando no es sincero se percibe. Si algo no está interpretado de verdad,
no transmite ni comunica ningún mensaje, y el oyente se da cuenta de ello.
CONTROL EMOCIONAL
El mayor desarrollo del cuerpo calloso que, como dijimos anteriormente, es la
parte que permite a conexión entre los dos hemisferios cerebrales, hace que los músicos
puedan tener un mayor control emocional, ya que la parte izquierda, racional, tendrá un
mejor acceso a la derecha, emocional (Despins, 1986). Esto también se pone en práctica
con la participación continuada por parte dos alumnos/as en conciertos, situaciones
donde se impone un control emocional en una situación de tensión extrema. Sin duda
esto los ayudará a afrontar situaciones parecidas de adultos.
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AUTONOMÍA EN LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
En la educación musical es el propio alumno quien pone remedio a las
dificultades que se le van presentando. El profesor les da los recursos y herramientas
para resolverlos, pero son ellos los que con su esfuerzo los acaban solucionando. Estos
recursos al ser utilizados de una forma práctica y útil, son conservados por los
alumnos/as para cuando se les presente más adelante un problema semejante. Esto
fomenta la autonomía en la resolución de dificultades. De nuevo la comunicación entre
los dos hemisferios se vuelve determinante, ya que permite aportar soluciones más
creativas (hemisferio derecho) a problemas lógicos (hemisferio izquierdo).
DESARROLLO DE LA CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN
Esta dinámica de trabajo en la que el alumno/a se tiene que enfrentar a nuevos
retos hace que se desarrolle al mismo tiempo habilidades de adaptación ante nuevos
retos. Cada avance en la educación musical, pasa por adaptarse a algo nuevo, algo que
no se es capaz de resolver o ejecutar de una forma práctica (de momento) y que se
convertirá en algo cotidiano en poco tiempo. Entra aquí en juego también un elemento
que vimos anteriormente que es la confianza en sus capacidades, gracias a la resolución
permanente de nuevas dificultades y retos. Esto hace que el niño tenga más seguridad y
menos miedo ante situaciones desconocidas dado su hábito de enfrentarse a ellas.
DESARROLLO DE LA PERSISTENCIA
La perseverancia en el esfuerzo es imprescindible para tocar un instrumento.
Esta constancia en el trabajo se va arraigando en el estudiante de forma paulatina
gracias a la concienciación de que es una dinámica de trabajo insustituible. Si se deja de
tocar en un período relativamente corto, las habilidades se pierden, y no se progresa.
Estos principios relacionados con la concienciación de que el trabajo
permanente, la constancia y a perseverancia son los que dan resultados, son modelos
sociales denostados actualmente donde lo que impera es la ascensión rápida y sin
esfuerzo a costa de lo que sea (e de quien sea). La sociedad en la que estamos inmersos,
premia esos modelos de triunfadores sin esfuerzo, que se ofrecen como ejemplos a
seguir por la juventud. La sociedad de consumo se esta basando en los principio del usar
y tirar, y la ausencia de compromisos e implicaciones (hasta las amistades vía telemática
o telefónica). Se premia lo “nuevo”, todo es desechable y susceptible de ser sustituido
por algo “mejor”. Hasta dentro del propio sistema educativo: el hábito del “atracón” de
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fin de semana para el examen, cuyos contenidos son desechados con la misma rapidez
que fueron adquiridos.
Un alumno/a de conservatorio sabe que los “atracones” de fin de semana en el
ámbito de la educación musical no funcionan, si no lo hicimos antes y durante largo
tiempo no podremos solucionar las dificultades de un día para otro. Pero además, el
objetivo para muchos alumnos/as de conservatorio no se centra en la nota, algo
cuantizable numéricamente, sino que el resultado de su esfuerzo se concreta en algo que
no se puede conseguir “ de un día para otro” en el hecho de que ellos sepan tocar un
instrumento, es un trabajo a largo plazo. Y esto es algo que non se puede conseguir de
una manera rápida y sin esfuerzo. Este talante a la hora de afrontar sus actividades, se va
arraigando en los niños y formando personas con otra mentalidad basada en la
persistencia y la constancia en el trabajo.
AUMENTO DE LA RESPONSABILIDAD Y El COMPROMISO
En la mayor parte de los niños que empiezan sus estudios musicales en el
Conservatorio hay que someterlos a un proceso de recuerdo de sus obligaciones, tienen
que trabajar, ser constantes y disciplinados (el apoyo de la familia es aquí
determinante). En pocos cursos, dos o tres, la mayoría va asimilando los hábitos de
trabajo y a partir de estos momentos el “recordatorio” familiar comienza a desaparecer
paulatinamente, haciéndose el niño responsable de sus obligaciones. En estos cursos el
profesor trata de crear expectativas y dar oportunidades de responsabilidad basadas en la
confianza, creando compromisos. Gracias a estas estrategias y a no defraudar los
compromisos adquiridos y ofrecidos por el profesor, el alumno/a consigue alcanzar
grados de responsabilidad poco frecuentes a estas edades. Para conseguir estos objetivos
es imprescindible que el profesor demuestre a su vez su compromiso con el alumno/ y
su confianza en él. Simplemente se trata de dar oportunidades.
Este tipo de acciones se pueden llevar a cabo en el ámbito de la educación
musical porque en primer lugar las clases instrumentales son individuales y la relación
con el alumno/a es muy próxima. En segundo lugar porque se establece un juego
constante y permanente de obligaciones y compromisos mutuos. El profesor se
compromete con alumno para poder arrancar compromisos de éste. Partimos aquí de la
base de que nadie puede exigir algo que no da previamente. Es la enseñanza a través del
ejemplo, en este caso de conducta por parte do docente. Dar para poder pedir. Se
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fomenta de esta manera el concepto de la solidaridad, la entrega y la comprensión del
otro.
FOMENTO DO CRITERIO PERSONAL Y OPINIÓN PROPIA
De nuevo debemos de hacer referencia al modelo de sociedad actual basada en
el consumo, donde la única salida que nos queda para poder tener una percepción real
de la misma, es el desarrollo de la capacidad crítica con el entorno. En el caso de los
niños la vulnerabilidad es mayor y se presentan como objetivos publicitarios directos e
indirectos para acceder a través de ellos a los adultos.
Las enseñanzas instrumentales en los conservatorios van dirigidas a la
interpretación, en este caso de una partitura. Esto exige al alumno/a el esfuerzo de
profundizar e ir más allá de los símbolos gráficos, para tratar de alcanzar el significado
del contenido, en este caso emocional dado el valor asemántico y abstracto del lenguaje
de la música. El esfuerzo que supone para un alumno/a interpretar, si entendemos el
termino como sacar conclusiones de algo y darle sentido desde un punto de vista
personal, yendo más allá de la apariencia superficial, es lo que puede ayudarle
precisamente a no conformarse con la apariencia de las cosas que suceden en su
entorno; a preocuparse, meditar y buscar información complementaria y sacar sus
conclusiones personales. Cuanto más desarrollado tengan su criterio personal más libres
y críticos serán.
DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD
Para llevar a cabo el trabajo interpretativo basado en la partitura, es necesario un
aporte creativo por parte del alumno/a que dará sentido a la música. Este fenómeno
creativo se ha puesto en entredicho dando como argumento el principio de que el único
elemento realmente creativo se da exclusivamente a la hora de la composición. No
obstante existe un elemento imprescindible para que la música se proyecte a los demás o
uno mismo dotada de contenido, y no es otro que pase por la sensibilidad de un ser
humano. Se dan multitud de matices, timbre, tempo, intensidad, agógica, que el músico
puede poner en juego a la hora de interpretar una partitura. Se trata de ser creativo en la
apreciación como agente activo. Pero la creatividad no sólo se desarrolla en este ámbito,
sino que, como ya comentamos anteriormente la capacidad de resolver problemas es un
elemento que se desarrolla eficazmente cuando se afronta el aprendizaje de una
especialidad instrumental. La conexión entre la parte más racional, izquierda, y la
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creativa, derecha de nuestro cerebro, que como ya comentamos está más desarrollada en
los músicos, hace que esa función creativa aflore de forma más espontánea en los
alumnos de música. Cuando un alumno afronta problemas de digitación con multitud de
alternativas posibles, necesita adoptar decisiones y encontrar caminos de relación entre
distintos elementos que no necesariamente aparecen conectados entre sí, sólo la
creatividad puede aportar soluciones en estos contextos.
APRENDIZAJE DE ASPECTOS ORGANIZATIVOS
El alumno que afronta unos estudios musicales serios, aprende a organizar su
tiempo de forma que le permita compatibilizar sus estudios generales con los musicales.
Estos principios son exigidos por el profesor desde el primer momento y entran a formar
parte de la metodología habitual de trabajo como elementos imprescindibles para
conseguir cualquier objetivo, por mínimo que sea. Estos hábitos le van a ayudar en otros
estudios o actividades a lo largo de la vida.
CONCLUSIONES
Con este texto pretendimos aportar nuevos enfoques educativos tomando como
recurso un área específica, la educación musical, desde la cual, desde nuestro punto de
vista se pueden realizar aportaciones interesantes, teniendo como fin el desarrollo del
ser humano, donde los contenidos se supeditan a un concepto más global como el
ámbito a educar. Debiéramos de plantearnos cómo son las situaciones educativas y
cómo facilitan la resolución de problemas, el uso de los lenguajes necesarios para que
los estudiantes se muevan por el mundo, cómo se hace uso de los recursos de que se
dispone para resolver problemas y para modificar la realidad para mejorarla. Se trata de
capacidades más que de simples contenidos. No deberíamos partir, por tanto, de unos
contenidos ya predefinidos de forma parcelada. Habría que recorrer el camino inverso:
los contenidos serán un instrumento para dicha formación. Parece que la educación por
competencias va dirigida a la formación integral y de todos los ámbitos de la persona y
no sólo de una parte de ella, por lo tanto, es un planteamiento que va más allá de las
áreas o materias. El paradigma constructivista dice que el profesor no es el que enseña,
sino que es el promotor de la educación, es decir el alumno es quien construye su
conocimiento, por lo tanto las competencias deben ser una respuesta a la sociedad que
existe y, también, a la sociedad que se pretende, permitiendo comprender y actuar
responsablemente en la realidad de la vida cotidiana orientándose hacia todos los
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campos de la vida de la persona y no referirse sólo a alguno determinado. Hablamos de
orientar el modelo de aprendizaje hacia un fin crítico, orientado al desarrollo personal,
atento a la diversidad, compensador de la desigualdad, no supeditado al sistema
económico, transformador de la sociedad, estamos hablando de un bien social general,
como la educación básica que debe preparar para desarrollarse como persona en
sociedad.
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