8/16/2019 El Bufón Más Grande _ Edición Impresa _ EL PAÍS
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ENRIQUE LYNCH 15 JUL 2006
VENIR ALMUNDO, VENIR
AL LENGUAJE:Lecciones deFrak!r"
Peter Sloterdijk
Traducción de Germán
Cano
Pre-Textos. Valencia,
2006
164 páginas. 14,42
euros
E#FERA#$ Vo%!&en III$Es'!&as:esero%o()a '%!ra%
Peter Sloterdijk
Traducción de Isidoro
Reguera Siruela.
Madrid, 2006
720 páginas. 45 euros
CR*+ICA:
El bufón más grande
Arci-ado en: Peter Sloterdijk Peter Sloterdijk Crítica literariaCrítica literaria EnsayoEnsayo CríticaCrítica LiteraturaLiteratura LibrosLibros CulturaCultura
Peter Sloterdijk publica la última entrega de Esferas, en la que aborda el laberinto del presente posmoderno, descrito como la vida de las espumas. Además, se editan las
lecciones que el filósofo alemán dictó en Francfort hace veinte años. Una diatriba contra el neorracionalismo, el escepticismo contemporáneo y el neoliberalismo de la eficacia.
A Sloterdijk le encanta ir de bufón. A menudo su estrategia consiste en desmarcarse de la
tradición, hacer como que la enfrenta y, al final, mostrar que la puede reconstruir, pero con
tesitura y enfoque nuevos. Se nota en las Lecciones, un libro coyuntural que acusa el paso del
tiempo. Su interés radica, tal como oportunamente se indica en la contraportada, en que
conecta la etapa de la crítica de la razón cínica, el quinismo, como llama el propio Sloterdijk a
su peculiar manera de practicar la bufonería como método crítico, con su opus magnum, la
gran serie de las Esferas, donde parecería que el enfant terrible se nos ha hecho mayor y ya
no tiene empacho en montarse su propia teodicea, coqueteando c
cambio, en las Lecciones todavía habla el l ibrepensador. Falta det
En Sloterdijk se reconocen los vicios y vir
contemporánea, la que se escribe despu
en verdad "filosofía" lo que hace? No est
intempestividad de Nietzsche saca Sloter
mismo que la escritura desmelenada y el
Zaratustra, que da a su discurso ese regi
matices del caso, porque el Dioniso Crucificado era un solitario y éste
es un intelectual mediático). Sólo en Alemania se puede encontrar
escritores así: los alemanes son grandes también en esto, pueden
darnos los mayores plomos y los petardos más deslumbrantes; y
Sloterdijk es muy deslumbrante y muy petardo.
Expuestas como una poéti
ca, es decir, como un programa literario donde la verdad, el verismo yel tener razón no cuentan, estas lecciones se juegan a fondo a
persuadir y a la seducción de las construcciones argumentativas que
se desgranan en forma de cuatro peroratas densas y, por momentos,
tan logorreicas como una alocución de Hugo Chávez, cuatro
discursos a lo Fichte en el corazón del feudo de Jürgen Habermas, la
Francfort que -como recuerda Sloterdijk con malicia- acunó la "teoría
crítica" pero también, no lo olvidemos, es la capital financiera de
Alemania. En gran medida deberían leerse como una diatriba
solapada contra el neorracionalismo comunicativo con que Habermas
ha querido rescatar el programa teórico-crítico de la modernidad de
Adorno y Horkheimer y, como toda diatriba, su fuerza está en parteen la provocación, acompañada por un palabrerío por momentos
torrencial que en el fondo maquilla una pura artimaña. Como en la
autobiografía de Tristram Shandy, Sloterdijk promete un meollo, un
asunto trascendente que nunca llega. Puede que su gesto sea un acting-out para mostrar que
#./ADO, 15 de julio de 2006
EDICIÓN
IMPRESA
ufón más grande | Edición impresa | EL PA S http://elpais.com/diario/2006/07/15/babelia/1152919038_850215.html
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en el pensamiento nunca hay comienzo sino siempre un comenzar, y que de lo que se trata es
de aprender a plantear preguntas sin preocuparse por resolverlas, para recordar que en
filosofía siempre estamos en pañales. Pero si fuera así, no me ha parecido hallar en este libro
ninguna respuesta. El texto se desenrolla (nunca mejor dicho), autoacicateado página tras
página con un desafiante "señoras y señores" que dirige chulescamente a los oyentes como
quien saca pecho delante del adversario. ¿Pero quién es ese adversario? ¿La
socialdemocracia elevada a ética de la acción comunicativa que se supone agazapada entre el
público? Quizá. Pero no sólo, también arremete contra el discurso ascendente de la época
-recordemos que el libro tiene ya casi veinte años-, el escepticismo posmoderno y el
neoliberalismo de la eficacia, ambos espíritus de nuestro tiempo que capitulan delante de lo
que cabría llamar, usando un lenguaje un tanto periodístico, las ideas-fuerza que han
renunciado a hacer filosofía crítica. Sloterdijk cree en cambio que se puede seguir haciendo
filosofía pero, eso sí, sin vender crecepelos. Nada de recurrir al gastado "por qué aún
filosofar". Su poética está concentrada en pensar el comenzar para empezar a pensar de otra
manera. Si la filosofía ha puesto tradicionalmente su atención en el origen, Sloterdijk recuerda
que no hay comienzo, que todo advenimiento, todo venir al mundo está ya pautado por el
ingreso en un drama ya iniciado porque siempre estamos in media res, como decía Kermode,
mirando hacia el origen y temiendo el final. Así advenimos a un habla, a una identidad
idiomática y nacional que determina el horizonte de nuestro pensamiento posible, y con estas
cortapisas abordamos la tradición de la filosofía. Pero, lejos de arredrarse o de sucumbir a la
melancolía cioranesca ("el inconveniente de haber nacido", la desgracia de no habérsenos
dado la posibilidad de empezar nada), rescata como emblemático el papel de Sócrates, de
cuya mayéutica reinterpretada dice que todavía cabe aprender estilo y método: toda una
vocación. Así pues, un Sócrates heroico es presentado aquí como la comadrona del espíritu
europeo (el que sabe que no sabe), su numen propiciatorio. A Sloterdijk le gustaría ser el
Sócrates de nuestra época, el Sócrates que muestra cómo las dos estirpes irreconciliables
nacidas del comienzo de la filosofía, una "baubología" de derechas (Shankara, Platón, Plotino,
Hegel y Bloch) y otra de izquierdas (Sócrates, Nagarjuna, Eckhart, Heidegger, Rank y Derrida),
son alternativas excluyentes que dejan a la francfortiana teoría crítica -la clásica y la
contemporánea- en una incómoda indecisión, como el asno de Buridán.
La receta para salir del atolla
dero posmoderno que propone Sloterdijk es, a fin de cuentas, la literatura. En el poema
expuesto a lo abierto de Paul Celan que cierra las lecciones estaría la clave de este libro que
se lee de sobresalto en sobresalto. Pero, cuidado, que Celan es el poeta más sombrío y
-recordemos- acabó su vida arrojándose a las aguas del Sena.
La tercera y última entrega de la descomunal serie de las Esferas parece más explícita a la
hora de mostrar el asunto de Sloterdijk. Las dos entregas previas, el volumen Burbujas, que se
salía del eje del tiempo para reflexionar en torno al espacio (comunidad, inmunidad, intimidad,
y sus temples); y el segundo, Globos, donde Sloterdijk ensaya su personal teodicea ("novelafilosófica" la llama, usando una expresión no muy feliz) compuesta por un drama ecuménico en
tres actos: macrosferas, para describir la época del pensamiento cosmogónico; microsferas,
para contar la filosofía de la subjetividad, y esferología, reflexión que recaba sobre nuestro
presente posmoderno descrito como la vida de las Espumas, es el asunto que ocupa esta
tercera parte. Con ella el opus se consuma y satisface la pauta armónica indoeuropea, el tres,
como observaría Dumézil, la cifra mágica de toda construcción metafísica. Sin embargo, no es
metafísica esto. Se puede leer la trilogía de las Esferas de muchas maneras: como ejercicio
literario total, como tentativa de reconstrucción de una metafísica sin Dios o como -pienso yo-
delirio razonable que dispensa un enorme placer al lector. Lo mismo da. Ningún lector culto
saldrá insatisfecho o descontento con la experiencia. La construcción, sea o no arquitectónica,
es la recompensa de la forma y la forma es otro nombre para el sentido. Poco importa quetambién las Memorias del paranoico presidente Schreber siguieran la misma pauta. El del
Sloterdijk es un delirio saludable, sin promesa mesiánica, sin hipótesis salvacionista, marcado
por el oxímoron como emblema retórico. Y, como toda bufonada, deja una sonrisa y un regusto
agridulce.
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En este volumen de resonancias spenglerianas se transcribe una versión ampliada del
fascinante ensayo sobre el terror del aire (que publicara Pre-Textos en 2003), más un examen
crítico-admirativo de las mamarrachadas del surrealismo, un recorrido por la arquitectura que
diseña el hábitat posmoderno y por los vericuetos de nuestra civilización técnica (¡hasta hay
espacio para las extravagancias de R. Buckminster Fuller!) y el arte de las performances de la
transvanguardia. Sloterdijk repasa los clichés culturales y las banalidades de la sociedad del
individualismo y traza incontables escorzos inteligentes sobre la esfera -nunca mejor dicho- de
lo presente. Nada parece escapar a su inmensa curiosidad, a su poderosa vocación de trazar
tramas de identidad en las retículas que forman nuestras espumas, nada escapa a sus ojos
pícaros que miran sobre nuestra existencia como el niño que juega fascinado con las pompas
de jabón. Un gran libro. Por una vez, da gusto poder decirlo.
© EDICIONES EL PAÍS S.L.
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