Opinión 20-05-2015 España
Encuesta EDADES: ¿epidemiología o
política?
Texto: David Pere Martínez Oró
El 3 de marzo el Plan Nacional Sobre Drogas presentó los resultados de EDADES 2013.
Esta encuesta es el termómetro epidemiológico para conocer las tendencias de los
consumos de drogas de la población española de 15 a 64 años. Los datos que ofrece son “objetivos”, pero su interpretación obedece a intereses políticos y estratégicos. De
la gran cantidad de resultados que presenta, sorprende la centralidad que adquiere el
cannabis, y especialmente su consumo entre menores.
La prensa se hizo eco de los resultados a través de titulares que invitaban a la alarma, e
incluso se podría entender que estamos ante un problema de salud pública de primer
orden. Pero si analizamos los datos de los últimos 15 años, la tendencia de consumo de
cannabis, a pesar de ciertas oscilaciones, es estable e incluso tiende a la baja. En el 2013 lo
consumió en el último mes el 6,6%, en el 2011 el 7% y en el 2005 el 8,7%, y diariamente lo
hizo el 1,9%, el 1,7% y el 2%, respectivamente. Se alarma sobre los consumos, pero la
inquietud mediática es producto del auge de las discusiones sobre las políticas del cannabis
para regular su acceso legal.
Entre los titulares alarmantes se destaca: “El 36% de los nuevos consumidores de cannabis
son menores de edad”. Esto representa el 4,7% de la población entre 15 y 17 años, es decir,
61.085 de 1.289.000 de españoles. No se ofrece este dato en EDADES anteriores, pero vistas
las tendencias y la estabilidad en la edad de inicio, nada nos impide hipotetizar que el dato
sería similar e incluso superior. Además, el titular confunde jóvenes que consumieron por
primera vez con “nuevo consumidor”, porque la encuesta detecta a los primeros, de los
cuales una parte no perseverará en los consumos, y por eso, es incorrecto considerarlos “nuevos consumidores”. ¿Por qué este énfasis en los menores cuando el rango de edad
llega a los 64 años? Porque proteger al menor es uno de los aspectos sociales sobre el cual
hay más consenso. Si se considera que los porros coartan su desarrollo y provocan fracaso
escolar, se justifica socialmente el clima de beligerancia contra el cannabis y su hipotética
regulación.
La prensa también subraya que hay 687.000
consumidores problemáticos (2,2% de la población),
cuando en España hay 602.000 personas (1,9%) que
consumen a diario. El dato es extremadamente elevado
si se compara con las 12.873 personas que realizaron
demanda de tratamiento por cannabis en el 2011, es decir, podríamos estimar que un 1,87%
de los consumidores “problemáticos” llega a tratamiento. Es obvio que no todos buscan
asistencia y podrán abandonar o reducir el consumo sin ayuda profesional, pero si el número
es tan elevado las demandas también deberían serlo. El número de problemáticos se
determina a partir de seis sencillas preguntas del cuestionario llamado CAST. Preguntas que
omiten la complejidad de los consumos y los aspectos contextuales, relacionales y
socioculturales. Sería interesante conocer, mediante otro cuestionario, cómo el cannabis
afecta a la calidad de vida.
Destacar la relación entre cannabis y consumo problemático provoca una clima espeso de
problematización. Para debilitar los argumentos pro regulación, EDADES señala que quien está más a favor de la legalización del cannabis son los consumidores
problemáticos (71,1%), es decir, da a entender que son personas con una opinión poco
sensata porque son “problemáticas”, e incluso habrá quien los señale como adictos y enfermos.
Y, en consecuencia, no se puede permitir que legitimen sus argumentos a favor de la
legalización.
Otros titulares señalan como “España pierde el miedo a las drogas”, es decir, se considera
que a las drogas hay que tenerles miedo, y no aprender a convivir con ellas para que
“Agitar la opinión pública contra
el cannabis es la mejor
estrategia para debilitar las
reivindicaciones pro regulación"
generen los mínimos daños posibles. La baja percepción de riesgo y la banalización de los
consumos son dos argumentos para mantener el actual statu quo. Aunque estos conceptos
adolecen de problemas de conceptualización, se debe advertir que, para conseguir los cambios
en las políticas de drogas, se deberían aplacar los discursos naíf sobre el cannabis, porque
funcionan como argumento perfecto para justificar las políticas actuales.
A la luz de los titulares, se observa como EDADES va más allá de la epidemiología y
desempeña un papel político determinante para modular la opinión publica. En este
sentido, se desprende la clara intención de defender a ultranza el modelo prohibicionista y
despreciar la discusión sobre las nuevas políticas de drogas. Agitar la opinión pública contra el
cannabis es la mejor estrategia para debilitar las reivindicaciones pro regulación, y en esta
agitación los medios de comunicación presentan un papel clave. No es casual ni debe
sorprender que se atemorice sobre el cannabis, justo en el momento en que las reformas de
las políticas sobre el cannabis están en la agenda política internacional en vista de la UNGASS
2016.
*Extraído del número #208 de la revista Cáñamo
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