Fuller SeminaryNS512: Jesús y el Reinado de Dios
Instructor: Esteban E. YoungAlumno: Josue Borges
GONZALEZ, ANTONIO. Reinado de Dios e Imperio: Ensayo de Teologia Social. Maliaño (Cantabria): Editorial Sal Terrae, 2003.
En este excelente libro, el teólogo jesuita y filósofo español Antonio González, analiza la
naturaleza de los imperios mundiales desde los tiempos de Babilonia. González, quien ha sido
profesor de teología en España y Guatemala, es un miembro de una comunidad Menonita. El
título del libro cuenta la historia, de acuerdo a la perspectiva del autor. El reinado de Dios, el
"Reino de Dios" en todos los textos bíblicos, es el fin de todos los imperios. Son polos opuestos.
Su argumento es que los imperios mantienen el poder por cualquier medio que le resulte
necesario, incluidas la explotación, la injusticia y la idolatría. Es en este contexto imperial,
específicamente el Imperio Romano, donde Jesús proclamó el reinado de Dios en contraposición
al reinado de César. En el Reino de Dios, Dios gobierna por sí sólo, con la misericordia, el amor,
la justicia y una especial preocupación por los oprimidos. Conducida por esta fe se desarrolla una
nueva comunidad de creyentes, especialmente formada por los pobres, que vivieron lo que Jesús
proclamó, compartiendo recursos y practicando la igualdad y el perdón antes que la retribución.
El imperio a que ahora nos enfrentamos es una especie completamente nueva. No es un nuevo
Estado, ni siquiera los EE.UU. Es el imperio económico del capitalismo global de hoy. La única
manera de sobrevivir a los imperios en la historia bíblica, y ahora también, es el Reinado de
Dios, ahora plenamente revelado en Jesús.
Después de un largo capítulo inicial de análisis socioeconómico para comprobar que el
nuevo imperio actual es el capitalismo global, vienen cinco capítulos fundamentados
bíblicamente que exponen la proposición del título del libro. Aquí el autor nos da el diagnóstico,
con profundidad teológica, de los datos socioeconómicos que ya nos ha dado en el primer
capítulo. Y luego vienen cuatro capítulos en que González presenta la alternativa a la "lógica de
Adán", que ha motivado a los imperios, desde Babilonia y el Egipto bíblico, pasando por Jesús y
el Imperio romano, hasta el imperio económico ahora predominante, que actualmente asfixia
nuestro planeta. Un sistema en que, a pesar de todo el entusiasmo con el actual capitalismo
global, la mitad de la población mundial aún vive con menos de US$2 al día.
El capítulo uno hace referencia a algunos de los mas notorios problemas de la “aldea
global, para determinar más adelante cuales son los dinamismos que lo determinan. El autor
aborda problemas como: pobreza y desigualdad, la crisis ecológica, la falta de democracia y las
ideologías.
El capítulo dos es una continuación del primero. El capítulo uno trata de los síntomas de
la globalización. Este trata de las causas más profundas. Busca contestar preguntas tales como:
¿Por qué el mundo parece obsesionado por “el crecimiento económico” aunque ello conduzca a
la destrucción del planeta? ¿Porque el sistema económico se globaliza? ¿Es solo un deseo
individual o es una necesidad estructural?
El capítulo tres presenta el testimonio y diagnostico bíblico de los problemas presentados
en el capítulo uno y dos. Aquí González empieza a tratar de la tesis que va a sostener en lo que
queda del libro: que existen posibilidades que apuntan a una tranformacion del mismo sistema.
El termina el capítulo con la pregunta: “¿Hay alternativas”? Gonzales afirma que la Escritura no
solo ofrece un diagnóstico, también nos propone una terapia. Y que de eso tratara en los
siguientes capítulos.
El capítulo 4 es también basado en la Biblia. Para demostrar la actuación de Dios en la
historia, González trata de la elección de Abraham, de como un pequeño grupo de nómadas
viven situaciones de pequeñez e indefensión ante los poderes estatales de la época. Un contraste
que evoluciona a una confrontación abierta, como es el relato del éxodo. El autor demuestra en la
narrativa del Éxodo como la creación de una nueva sociedad en la historia es una iniciativa
exclusiva de Dios. Una nueva creación. En seguida el capítulo denuncia que las debilidades del
pueblo del Éxodo, es resultado de la permanencia de la lógica de Adán: fiarse en la palabra de la
serpiente en lugar de fiarse en la Palabra de Dios. La lógica de Adán lleva el pueblo de Dios a
traves de un doloroso aprendizado, que genera la esperanza del Reino. El objetivo de González
es dejar claro que la resistencia pasiva, la caridad individual o aun la toma del poder político, son
soluciones limitadas. La mejor alternativa es crear una sociedad distinta.
El capítulo cinco, según González trata de contestar a las “preguntas que nos han
quedado sin responder”. Solo podemos abordarlas propiamente en una perspectiva cristiana
desde Jesucristo. Trata de la estrategia del Mesías: radicalizar la liberación del Éxodo, salirse del
sistema dominante y el inicio de una nueva comunidad de hermanos y hermanas.
El capítulo seis trata de demostrar como la práctica de Jesús siguió siendo un horizonte
fundamental para entender la praxis social de los primeros cristianos. La meta del autor en este
capítulo es dejar claro que el reinado de Dios anunciado por Jesús no fue una simple utopía, pero
si es un reino histórico y presente en las comunidades mesiánicas, bajo en gobierno de Jesús. La
iglesia tuvo entonces que aprender a separar este reinado presente del reinado escatológico
El capítulo siete visa a demostrar que las transformaciones que tenían lugar en las
comunidades cristianas no eran destinadas solamente a quienes se agregaban a ellas. Tenían una
intención universal. Aquí el enfoque es en el reinado de Cesar. Y la victoria del reinado de Dios
sobre el viene de la victoria del Mesías en la cruz.
El capítulo ocho trata de responder a la pregunta si es posible el proyecto cristiano de
cambio social en nuestro tiempo. Si es posible realizar en nuestro tiempo lo que los cristianos
realizaron en los primeros siglos. Y cuales son los signos que en nuestro tiempo señalan la
irrupción del reinado de Dios sobre su pueblo. Signos como el Éxodo de Moisés, la alimentación
las multitudes por Jesús y las experiencias de las comunidades cristianas de los primeros siglos.
El capítulo 9 trata de la nueva sociedad a la cual se refieren los sinos del capítulo ocho.
Las comunidades cristianas tienen que discernir cuales son las practicas que han de adoptar. La
teología solo puede ofrecer criterios generales. Tratase de un proceso en que los cristianos se
integran en proyectos verdaderamente plurales de cambio social, aportando a ellos la
originalidad de sus diagnósticos y de su praxis.
En mi análisis sobre este libro, estoy de acuerdo con González de que los imperios, por
definición, siempre se oponen al Reino de Dios, incluso los supuestamente cristianos. Y que el
núcleo de la historia bíblica, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, es la historia de ese conflicto
primordial y permanente.
Creo que la actitud del autor de mirar a los defectos estructurales inherentes del
capitalismo es muy buena. Pero, otros sistemas económicos tienen tales defectos, también, a
menudo en abundancia en comparación con el capitalismo. Igualmente creo que González es
feliz al dejarnos un duro recordatorio de que la lealtad primaria de gente de fe no puede ser a
cualquier sistema económico sino, más bien, debe ser a Dios y al mundo de justicia, compasión,
misericordia y amor que Dios quiere para la humanidad.
Pero, como critica constructiva, creo que hay un cierto reduccionismo soteriológico en
su obra, por tres razones;
Una, cuando parece reducir los beneficios del reino de Dios a la transformación de la
sociedad a un Edén restaurado.
Dos, cuando no toma en cuenta la depravación humana.
Tres, cuando parece no tomar en cuenta que el Reino de Dios en la historia presente de la
iglesia consiste en reconciliar el hombre con Dios y no destruir o mejorar a los imperios. El reino
de Dios, según el Credo de la iglesia es que Dios envió a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, al
mundo para redimir y librarnos del poder del diablo y para traernos para sí mismo y gobernar en
nosotros como rey de justicia, vida y salvación contra el pecado, la muerte y la mala conciencia.
Para ello ha nos ha dado su Espíritu Santo. No es un Edén restaurado a la sociedad, sino que
pecadores restaurado de nuevo al favor de Dios. Eso ya es el paraíso. Es como Jesús dijo al el
criminal capital: “hoy estarás comigo en el paraíso”.
El Reino de Dios que llega en Jesús es la soteriología, no ética. En la Cruz, el reinado de Dios en
Cristo anula la ley del pecado y de la muerte por los pecadores. La agenda de Jesús era lidiar
con pecadores, no con el imperio. Destruir al poder del diablo, no el de Cesar. Cuando se le
preguntó una vez si el podría intervenir en un conflicto social judicial, Jesús respondió: "No es
mi trabajo." El Padre lo había enviado a otra misión. Aún más hercúlea que la de hacer frente a
los imperios opresores.
Concluyo con la opinión de que la proposición de González de como los cristianos deben
de hacer frente a las fuerzas del poder imperial para reclamar el espíritu y la praxis del Reino de
Dios como en el modelo de Jesús, me parece correcta, apasionante, bíblica y motivacional. Pero,
como no porque sea esta la misión de Jesús o de la iglesia, sino que, quizás, sea su más grande y
benéfica consecuencia.
Recomiendo este libro a como una medicina curativa a todos los cristianos
fundamentalistas y “biblicistas”. Como una medicina renovadora a todos los que creemos que un
mundo mejor solo es posible gracias a la levadura del Reino de Dios, y como vitamina teológica
a todos los seminaristas que se preparan para servir como agentes del Reino.
Soli Deo Gloria.
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