Download - I UNO MAS UNO I

Transcript
Page 1: I UNO MAS UNO I

I I UNO MAS UNO

I I

FECHA Q ) /(O H[ SECQON PAG

CLASIFICACIÓN NACIONAL NUM. HOJAS

Dañan s e q u í a s ^ i n u n d a c i o n e s la c u e n c a ^

y j e la primera » riegan una sola h e d á -

~La cuenca del rio Papaloa­pan comprende parte de los estados de Oaxaca, Puebla y Veracruz y representa el 7A por ciento del territorio de la República mexicana; abarca alrededor de 25 municipios con aproximadamente dos millones de habitantes.

El 45 por ciento de su super­ficie son terrenos planos y on­dulados de la llanura costera y el 55 por ciento raíante lo constituyen la zona montañosa y quebrada de las sierras, ex­ceptuando los pequeños valles de Tehuacán, la Cañada de Morelos y la Mixtees poblano-oaxaquefia.

El sistema hidrológico com­puesto por el Papaloapan y sus afluentes —tos ríos Tonto, Santo Domingo, San Juan Evangelista, Tesechoacán y Obispo— vertía anualmente 47 mil millones de metros cúbicos — superado sólo por el caudal del sistema Grijalva-Usumacin­ta— ocasionando catastróficas inundaciones a las poblaciones ribereñas como Tlacotalpan,

Azueta, Cosa malo a pan y íepec, entre otras, recuer-ef ingeniero Enrique Oliva­

res, quien fue residente de campo de la presa Cerro de Oro de 1974 a 1983.

Con la construcción de las presas Temascal —que abarca una superficie de 47 m3 800 hectáreas y capta ocho mil mi-Uor.es de metros cúbicos— y Cerro de Oro —con 20 m i hec­táreas y una captación de cin­co mil 300 millones de metros cúbicos— se logró controlar a tos ríos Tonto y Santo Domin­go, respectivamente. Asi es como quedaron a salvo de las inundaciones 148 mil hectáreas de tas 450 mil aptas para la pro­ducción agropecuaria, que van desde Tuxtepec, Oaxaca, has­ta la desembocadura del no Obispo, dentro de la Uanura so­ta ven ti na veracruz a na.

Sin embargo, se hizo a un la­do la construcción de tos otros tres vasos indispensables para controlar a tos ríos San Juan Evangelista, Tesechoacán y Obispo. Este último, aunque pequeño, no se puede sosla­yar, porque en avenidas extra­ordinarias Peva un caudal de 700 metros cúbicos por segun­do y con ello provoca muchos

Jesús Castro Ahumada, presi­dente del Comité pro-Desarrollo de ¡a Cuenca del Pa­paloapan, durante la plática con u n o m á s u n o . (Foto de Christa Cowrie)

destrozos, comenta Olivares. La construcción de las cinco

presas reguladoras, el dragado de todos los ríos, las escolleras en la Barra de Alvarado, el de­sarrollo de distritos de riego, muros de contención en las poblaciones ribereñas del Pa­paloapan, planes integrales de educación y salud y numero­sos programas secundarios pa­ra convertir a esta región en el polo de desarrollo más grande del sureste del pafs, se planea­ron en 1947, luego de que en 1944 las inundaciones provo­caron la tragedia más grande que recuerdan los habitantes de la zona.

En el gobierno de Manuel Avila Camaeho se ordenaron tos estudios necesarios para realizar las obras que salvaran a la región de las inundaciones y, posteriormente, el presiden­te Miguel Alemán Valdés creó la Comisión del Rio Papaloa­pan, cuyos dos objetivos prin­cipales eran: evitar en forma definitiva las inundaciones y propiciar el desarrollo integral de todas las poblaciones de esa cuenca.

Olivares recuerda que tos técnicos de la citada comisión consideraron conveniente ha­cer un desarrollo de la cuenca del Papaloapan semejante al del valle del Tenesi —que apro­vecha las aguas del rio Misisi-pi —, de tal manera que fueron a visitar esas obras y, a su re­greso, crearon un gran número de estaciones hidrométricas y climatológicas que les permi­tieron estudiar el comporta­miento de tos ríos de la zona.

Fue asi —apunta— como se llegó a la conclusión que era in­dispensable la construcción de cinco presas reguladoras, pero finalmente sólo se concretaron

La cuenca del Papaloapan, inundada por el desbordamiento de ríos. La presa Ce/,^ Je Oro, a su máxima capacidad.

dos, después de muchos años. Castro Ahumada recuerda

que el entonces presidente Mi­guel Alemán brindó todo su apoyo al programa y durante su administración se terminó la presa Temascal. Después, Adolfo Ruiz Cortines desacele­ró las obras hasta detenerlas. Posteriormente Luis Echeverría Alvarez, cuando era mandata­rio decidió hacer la presa Cerro de Oro —luego de otra fuerte inundación en 1969— y Miguel de la Madrid la concluyó.

La Comisión del Rio Papa­loapan fue liquidada finalmente en 1985 con el argumento — recuerda Olivares— de que ya se habla terminado la presa Cerro de Oro. "Con esto, creo

•yo, pensaron tos funcionarios que era hasta donde >se podía llegar con el Papaloapan".

De esta manera — a ñ á d e ­se controló 33 por ciento del caudal que el Papaloapan y sus afluentes vertían al mar cada año y el 67 por ciento restante está sin control. "Hablando en término sencillos' no se evitan las inundaciones en el Bajo Pa­paloapan con la construcción de esas dos presas, se mitigan, seguramente son más leves, pero las inundaciones persisti­rán".

Y advierte: "si en 1944 el

agua alcanzó los cuatro metros de altura en Tlacotalpan, en cualquier momento puede al­canzar un met ro" . De hecho, en Villa Azueta este año el agua llegó hasta las ventanas de las casas por el desbor­damiento del rio Tesechoa­cán, según pudo confirmarlo unor r .ásuno durante un reco­rrido p o r ese lugar.

Rene Zazueta, gerente de la Comisión Nacional del Agua en el estado de Veracruz, co­menta que este año se tuvo la mayor precipitación registrada en la historia de esta región — 200 milímetros diarios en promedio— de tal manera que "si no se tuvieran bajo control tos rtos Tonto y Santo Domin­go hubiéramos tenido la catás­trofe mas grande de la cuenca del Papaloapan y la población de Tlacotalpan hubiera desa­parecido".

Explica que con las presas Temascal y Cerro de Oro fue posible detener seis m i 800 metros cúbicos por segundo de liquido. Y después agrega que las pérdidas a la agricultu­ra son considerables, pero aún no se han cuantrficado porque las aguas todavía no bajan.

u n o m á s u n o realizó un re­corrido aéreo por toda la zona y pudo comprobar la magnitud

del problema. Miles y miles de hectáreas anegadas. En reali­dad no se alcanza a ver hasta dónde llegan las 'inundaciones.

En opinión de Zazueta, "mientras no se construyan obras de infraestructura hi­dráulica costosas las inunda­ciones van a seguir presentán­dose asi". Considera que las tres presas que se quedaron sólo en proyecto son necesa­rias, pero el problema es que serian "costosísimas", tal vez mucho más que la Temascal y la Cerro de Oro, que a precios actuales costaron un botón de pesos cada una.

El gobernador Dante Delga­do Rannauro, quien se encon­traba de visita por la zona, recorriendo las poblaciones afectadas, expone que las inundaciones se debieron al desbordamiento de los ríos Te­sechoacán y San Juan Evan­gelista. Coincide con otros en­trevistados en el sentido de que "miles y miles de hectá­reas se podrían aprovechar para la agricultura si se hiciera un sistema de presas y represas", pero apunta que esto tendría que ser un proyecto a largo plazo, mínimo de 10 años.

Empero, después comenta que de hecho se está retoman­do el proyecto del ex presiden­

te Miguel Alemán Vatdés, so­bre todo en lo que se refiere a tos distritos de riego, pues "ya to platiqué con el secretario de Agricultura y Recursos Hidréu lieos, Carlos Hank González, y to ve con especial interés"

Olivares, en su oportunidad, indica que a través de los año se han buscado otras opción e de solución para evitar las inundaciones. Recuerda q t ^ durante algún tiempo se pens-' en construir otra salida al ma; pero se vio que resulta más costoso que las presas, porque implicaría desviar tos ríos.

"Lo que también se puede hacer —dice— es controlar los afluentes de esos grandes rió­me diante pequeñas presas, pe-' ro también habría que balar j cear los costos, ya que no seria-nada más esas obras, sino que se requerirían caminos de ac t ceso para la transportación de materiales, por to que tambiér saldría muy costoso".

En cuanto al desazofve be tos cauces, Zazueta opina que' también es un trabajo que re­quiere de billones de pesos,; debido a que todo ese "atole" se tendría que llevar lejos, por­que si es depositado a un lado, de los ríos con cualquier preci­pitación estaría adentro otrs vez.