8/9/2019 Jaime Olivares - El Imaginario Del Monstruo
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El imaginariodel monstruo
El salvaje europeo
George Frederic Watts: El Minotauro, 1885. Tate Londres
n conocido poema de Paul Verlaine de su libro Romances sans paroles hace
referencia a un dolor sin causa ni porqu. En este poema, la lluvia que cae
dulcemente sobre los tejados de la ciudad se derrama tambin sobre el corazn
del poeta. Pero lo que ms desasosiega a Paul Verlaine es no saber de dnde viene, ni el
sentido de este dolor. Su peor pena, dice el poeta, es el sin-motivo de la tristeza o la sin-
razn de la desesperacin experimentada. Paul Verlaine alude a la melancola moderna.En sta no existe causa ni justificacin. Como el poeta manifiesta, no hay motivos
objetivos para un estado depresivo, que sin embargo experimenta. Paul Verlaine alude
al dolor que, informe, no posee rostro ni forma. El dolor se expresa como vaco.
U
Frente a esta idea de melancola moderna, pura expresin de la nada, existe una
tradicin que atribuye una forma y una figura a todo aquello que amenaza o que inspira
un sentimiento negativo. Esta es una sabidura muy antigua, inmemorial, que consiste
en dar nombre y cuerpo a las cosas. Es tambin la idea del relato o de la fbula. Se trata
de un pensamiento figurativo que sita puntos de referencia ante el misterio del
universo, ante aquello que es inexplicable o innombrable. La presente exposicin -realmente magnfica, con piezas muy interesantes- es un recorrido a travs de la historia
por una de las formas del imaginario, una de las configuraciones de este pensamiento
figurativo que antes apuntaba y que los comisarios -Roger Bartra y Pilar Pedraza- han
denominado el salvaje europeo. Este es un motivo iconogrfico que presenta
determinadas similitudes formales a lo largo del tiempo, desde la cultura clsica hasta
nuestros das. Con todo, su significado es ambiguo y tambin variable. Representa lo
natural, el instinto, lo maligno, lo perverso, lo noble, el deseo, etc...
Desde mi punto de vista, este salvaje es sobre todo la manera de dar forma al vaco
del que hablaba Paul Verlaine. Para m, la primera imagen de la exposicin define muy
bien esa idea de pensamiento figurativo que atribuye forma a lo informal, a lo que es
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pura expresin del miedo, del sexo o de la amenaza y muchas cosas ms. Aquella
consiste en una imagen virtual realizada a partir de una escultura de una catedral
medieval que representa una figura con una maza, con el cuerpo cubierto de pelo y
expresin feroz... A travs de un juego de espejos y proyecciones, esta efigie fantstica
aparece y desaparece gradualmente con el fondo de un paisaje, o mejor, del infinito. Es
decir, la imaginacin y/o relato da forma o atribuye un nombre o una figura al miedo o ala amenaza.
Qu aportan ese dar forma y figura al miedo, aquello que no se comprende? Aunque
sea un caso ajeno a la exposicin, un da, el artista Alberto Porta (Zush) me contaba que
de su arte surgan monstruos y seres extraos. Explicaba que su trabajo parta del
inconsciente y que su mano corra sola. Entonces aparecan seres deformes y anormales.
Estos eran como independientes al propio artista. l mismo no los dominaba y era el
primer sorprendido. Estos mostruos podan dar miedo, pero Zush -segn deca-dialogaba con ellos. No interesa ahora profundizar sobre el universo de este artista, pero
s subrayar un aspecto importante y es que Zush atribuye al arte un valor terapeutico:
[...] Cuando la gente me dice que mis cuadros les provocan miedo, les replico que si
consiguen hacerse amigos de mis monstruos algn da conseguirn hacerse amigos de
sus propias pesadillas. Ms all de los lmites y carcter nafde la propuesta de Zush,
interesa sealar que efectivamente esos monstruos son figuras concretas del imaginanio
que permiten un dilogo con los propios fantasmas.
Nos podramos preguntar por qu este pensamiento figurativo que designa a los miedos
y fantasmas con nombres y formas es una manera de pensar el mundo que tiende a
desaparecer. Paul Verlaine, al que aluda antes, est anunciando el mundo moderno y su
vaco: su incapacidad para articular formas y narrativas, en definitiva, aquel dilogo con
los propios fantasmas. Puede que el cine y otros medios hayan asumido en parte esa
funcin, pero el arte y la literatura han perdido su calidad de pensar el mundo como
leyenda cuyos personajes representan fuerzas de la naturaleza o aspectos de la condicn
humana.
Es muy significativa la manera con que se cierra la exposicin: se presentan fotografas
de Miron Zownir que, tomadas en diversas urbes del mundo, son simplemete horrores.
Soy consciente de que son posibles otras aproximaciones a esas fotogafas, pero me
soprepasan por su brutalidad y repugnancia; uno se queda tan solo con la nausea. Losmonstruos de Miron Zownir no son los mostruos del imaginario. Son mostruos reales
que habitan Barcelona, Madrid o cualquier ciudad. No son narrativas, representaciones
o ficciones, sino el mundo despiadado que nos rodea. El arte contemporneo se ha
descarnado, como esas fotografas, se ha desprendido del contenido mtico para quedar
simplemente el vaco del que hablaba Paul Verlaine. Tan solo queda el asco de la vida.
Jaume VIDAL OLIVERAS