Facultad de Psicología de la UNTPsicología Evolutiva I Año 2012 Silvina Cohen Imach
LA FAMILIA COMO MATRIZ SUBJETIVA EN LA INFANCIA
Autora: Silvina Cohen Imach
Diferentes autores y corrientes teóricas de la Psicología han
abordado el tema de la familia y su impacto en la subjetividad en la niñez.
En este trabajo se hará hincapié en los aportes de Sigmund Freud (1913-
1914/1983), Enrique Pichón Rivière (1907-1977), Jacques Lacan (1969) y,
finalmente, Paul Osterrieth (1964).
Para Freud, fundador del Psicoanálisis, la familia se inscribe dentro
del proceso de la cultura: implica la renuncia pulsional (prohibición del
Incesto), pero al mismo tiempo posibilita la salida exogámica, a través de la
castración. Es decir que las funciones esenciales de la familia son prohibir,
pero al mismo tiempo permitir y prometer.
En "Tótem y tabú" (1913/1983), Freud construye su noción de
familia, dándole un carácter mítico y articulando el inconciente a la relación
de parentesco, a través del Complejo de Edipo. En ese texto denomina
"protofamilia" al modo originario que tienen los hombres de agruparse, de
donde se desprende la familia edípica. Esta tiene entonces un carácter
ficcional: es la novela que construye el sujeto para figurarse la prohibición,
la interdicción del goce incestuoso, endogámico.
Un año más tarde, Freud sostiene que el infante se constituye en
función del otro, por lo que se encuentra sujetado a una cadena genealógica.
His Majesty the Baby, (Su Majestad el Bebé), como lo llama en su texto
“Introducción al Narcisismo” (1914/1983), es investido libidinalmente para
que este pueda cumplir con los sueños, ideales, proyectos no cumplidos por
sus padres, por lo cual es parte de una cadena a la que está sujeto desde
antes de su nacimiento. Así, los conceptos de filiación, genealogía e
identificación, son fundamentales para el Psicoanálisis.
Siguiendo con la línea psicoanalítica, Lacan (1977), que realiza una
relectura de la obra freudiana, sostiene que la familia constituye el órgano
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privilegiado de influencia del adulto sobre el niño, y desempeña un papel
fundamental en la transmisión de la cultura. De allí, se desprenden, según
este autor, tres funciones esenciales: La educación del sujeto, la represión de
los instintos y la adquisición de la lengua materna.
Para el psicoanálisis, entonces la familia constituye un lugar en
donde se efectúa un lazo y se establece un discurso; un espacio creado por
una determinada red de relaciones, no sólo por una determinación biológica,
sino también y especialmente por un vínculo social.
Así, no hay nada natural en la familia, sino más bien acuerdos que se
establecen entre los sujetos para que las distintas funciones (materna,
paterna, filial) se sostengan y se trasmitan en tanto tales. Funciones que no
son naturalmente ocupadas sino que deben ser adoptadas, por cada uno de
los sujetos para que el intercambio y la transmisión se produzca. La familia
constituye, pues, un lugar privilegiado donde se instituyen las regulaciones
de los lazos de los sujetos, la economía libidinal y las marcas del deseo. Es
más, es dentro de ella donde se elaboran las determinantes de las futuras
elecciones de objeto.
Por su parte, Pichon Rivière, médico psiquiatra nacido en Suiza y
nacionalizado argentino1, crea lo que se ha denominado la Escuela de
Psicología Social en Argentina. Desde esta perspectiva, otorga un papel
fundamental a la familia dentro de las relaciones humanas y sociales del
individuo. Entiende que el sujeto es producido por la cultura; y la familia
sería una estructura intermedia entre la sociedad y el individuo.
Considera a la familia como una estructura social básica que se
configura por el interjuego de roles diferenciados (padre, madre e hijos), y
constituye el modelo natural de toda situación intergrupal. Esta 1 Se considera que el Dr. Enrique Pichón Riviere fue uno de los introductores del Psicoanálisis en Argentina y el generador de la teoría de los grupos conocida como Grupos Operativos. En 1937 se casó con Arminda Aberasturi, reconocidaza psicoanalista argentina. En 1972, su esposa decidió quitarse la vida, por una enfermedad de la piel que la desfiguraba y Pichón-Riviere inició una relación de pareja con su ex-alumna y colaboradora, Ana Quiroga.
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triangularidad casi universal, aunque sujeta a distintas variables culturales,
determina el modelo que seguirán las relaciones intrafamiliares. Por ello,
cualquier modificación en alguno de sus miembros, produce cambios en
toda la estructura familiar.
Pichon Rivière define a la familia, entonces, del mismo modo en que
define al grupo. Señala que se trata de “un conjunto de personas ligadas
entre sí por constantes de tiempo y espacio, que están articuladas por su
mutua representación interna y que interaccionan entre ellas con
mecanismos de asunción y adjudicación de roles, que se proponen explícita
e implícitamente (Pichon Riviere y Quiroga, 1985).
Salas (1980) plantea un análisis detallado de esta definición, de la
siguiente manera:
- “Constantes de tiempo”: refiere al hecho que el grupo familiar
atraviesa un tiempo compartido, por lo que sus integrantes pasan
dentro de este por su niñez, su adolescencia, su juventud, su adultez
y ancianidad.
- “constantes de espacio”: el grupo familiar tiene un espacio
compartido: la casa.
- “…articulados por la mutua representación interna”: esto supone
que cada miembro tiene con respecto al otro, y que seguramente va a
influir en estilo de vínculo que se establece entre ellos.
- “…interaccionan con el mecanismo de adjudicación y asunción de
roles”: Hay roles socialmente esperados (padre, madre, hijo) y otros
más Inconscientes (el bueno, el malo, el que dice todo, etc.). Muchas
veces se da en una familia el malentendido de roles, cuando por
ejemplo, el hijo mayor ocupa el lugar del padre.
- “para desarrollar una tarea implícita”: Corresponde a la
elaboración de los afectos.
- “tarea explícita”: Supone la socialización de los hijos, a través del
cuidado, la protección y la educación.
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Según este autor, se diferencian varias funciones que operan dentro de la
estructura familiar:
1. Afiliación: Supone la identificación de los integrantes con el grupo. Los
integrantes pueden sentirse más o menos afiliados, ya sea por cuestiones
coyunturales o circunstanciales que atraviesa la familia.
2. Pertenencia: Esto significa sentirse pertenecientes al grupo familiar. Es
decir, que cada integrante del grupo tenga una representación de todos
los que integran la familia.
3. Pertinencia: Esta función está directamente vinculada con la tarea.
Supone el acercamiento que tiene el grupo a la tarea explícita propuesta.
4. Cooperación: La familia genera el sentimiento de cooperación entre sus
miembros. Existen diferentes niveles de cooperación, que supone un
continuo que va desde la cooperación a la competencia.
5. Aprendizaje: La familia brinda tanto aprendizajes formales como no
formales.
6. Comunicación: Cada grupo familiar posee diferentes tipos y modelos
de comunicación entre los integrantes del grupo.
7. Telé: Este término, tomado del psicodrama, alude a los niveles de
afinidad y rechazo que hay entre los integrantes del grupo familiar.
Paul Osterrieth (1964), psicólogo norteamericano, trabaja
ampliamente las cuestiones psicológicas de la infancia, y señala que la
familia cumple esencialmente tres funciones: Regularizadora, Socializadora
e Individualizadora.
Este autor hace hincapié en la importancia que tiene la familia en la
vida del niño, impronta mucho más significativa que la de cualquier otro
grupo social humano. Es importante tener en cuenta esto, ya que al
momento de trabajar con adolescentes o con adultos muchas veces nos
olvidamos de la marca que las relaciones familiares han dejado sobre el
sujeto. Así, si bien la familia no es el único factor determinante en la vida y
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en la personalidad de un sujeto, resulta uno de los más significativos e
influyentes.
1. La función regularizadora de la familia: La familia constituye un
dispositivo regulador que permite al niño vivir a pesar de su
debilidad y su indefensión inicial, amortiguando las presiones del
medio y desarrollando las propias capacidades del niño. Permite así
al niño entrar en relación con su medio, sin que éste sea aniquilado.
Así, una mamá que ayuda a su hijo a cruzar la calle dándole la mano,
si bien no resuelve la amenaza externa, al menos la atenúa.
Esta función de regulación es esencialmente evolutiva, ya que
decrece en importancia a medida que crece el niño. El niño en su
crecimiento va adquiriendo la capacidad para hacer frente no sólo a
las presiones normales del ambiente, sino también a peligros
excesivos. Sin embargo, si esta regulación se realiza desde los
adultos sin participación del niño, sin permitir el despliegue de las
capacidades del niño (es decir, cuando los padres funcionan como
demasiado amortiguadores de las presiones o cuando no se
amortiguan en absoluto) la apropiación del medio por parte del niño
y la relación con el medio estarán perturbadas. Esta regulación,
entonces otorga al niño el sentimiento de protección necesario.
Regulación que se da por el fuerte vínculo que une al niño con sus
padres. Entre ellos existe una estrecha dependencia, fundada en el
interjuego de vínculos afectivos muy intensos. Esta trama afectiva es
la que permitirá al niño conocer o aprehender al mundo,
primeramente en forma afectiva que en forma cognitiva. Está
demostrado que el conocimiento afectivo o emotivo precede en el
niño a toda otra forma de conocimiento. Es pues en el contexto del
cuadro familiar donde un niño aprende a amar y ser amado, incluso
mucho antes de que pueda distinguir entre ambas cosas. Es allí
donde el niño ensaya todos sus recursos emocionales y en el que
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aprenderá a controlarlos. Es por esto que se denomina a la familia
como la “escuela del sentimiento”, ya que modela la personalidad
del sujeto.
2. La función socializazadora de la familia: La familia es una muestra
muy representativa de la sociedad, dada por la diversidad de sus
miembros que la integran: grandes y chicos; varones y mujeres;
poderosos y débiles, todos ligados por lazos afectivos. En esto se
basa la función esencialmente socializadora de la familia, ya que es
allí donde aprendemos los prototipos de nuestros vínculos:
subordinación, complementariedad, reciprocidad, etc., con los
innumerables matices afectivos (positivos y negativos) que los
colorean. En este aspecto es importante resaltar el papel que juegan
los padres, ya que es sobre la base del vínculo padre-madre y padres-
hijos sobre los que el niño va a elaborar su ideal de pareja, de hijos,
de familia.
3. La función individualizadora de la familia: La familia ofrece al niño
las posibilidades para que se defina a si mismo, generando distintos
modelos familiares. Dada la proximidad y la intensidad de los
vínculos, la familia se vuelve un medio favorable para la definición
del sí mismo, a través de los procesos de autonomía e individuación,
pero al mismo tiempo de identificación. Junto a los procesos de
diferenciación y distinción del otro concluirán finalmente en la
personalidad del adolescente. Para ello, Osterrieth (1964), se
considera que la familia debe proporcionar al niño
a) Sentimiento de seguridad, no sólo en el sentido material del
término, sino y fundamentalmente de sentirse querido. El
sentirse seguro es sentirse amado comprendido. Esta
seguridad se brinda no sólo con palabras, sino con cuidados,
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con la dulzura del tacto y en la atención e interés que el otro
adulto pone al jugar con el niño. El niño necesita saber que
los padres lo quieren y han querido tenerlos. Necesita saber
que es valioso para sus padres. De allí se va construyendo su
autoestima o autovaloración.
b) Autoridad del padre: esta es tranquilizadora para los
pequeños, en tanto le marca los contornos de lo permitido y
lo prohibido, lo que puede o no hacer, y si transgrede genera
culpa por miedo a perder el amor de los padres.
c) Crecer en un clima de libertad: Esto permite al niño ser
uno mismo, sin angustiarse demasiado por los errores.
Referencias Bibliográficas:
Freud, S. (1913-1914 /1983). Tótem y Tabú. En Obras Completas, Tomo
XVIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Freud., S. (1914/1983). Introducción al Narcisismo. En Obras Completas,
Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Osterrieth, P. (1964). El niño y su familia. Buenos Aires: Losada
Lacan, J. (1977). La familia. Buenos Aires: Homo Sapiens.
Pichon-Rivière, E. y Quiroga, A. (1985). Psicología de la vida cotidiana,
Buenos Aires: Editorial Nueva Visión.
Salas, M. (1980). La familia. Ficha de Cátedra. Psicología Evolutiva I.
Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán.
Lic. Silvina Cohen Imach Psicología Evolutiva I
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