LAS TERRITORIALIDADES DE LA IDENTIDAD EN EL AULA.
Extraído de: La clínica psicopedagógica como laboratorio de investigación social. Mario A. Valdez y Silvia
Pérez Fonticiella. 2014.
En el “territorio” escolar, más precisamente en el aula, contexto socio-histórico de
interacción dialéctica entre docente y alumnos, se construye gran parte del proyecto
identitario de los seres humanos. El aula se convierte así en un espacio biográfico singular,
relacional, donde enseñante y enseñado co-construyen, de manera compleja, un discurso
dialogal entre tiempos, entre generaciones, entre posiciones asimétricas de poder y de
saber, a través de la interacción entre las múltiples de voces que inauguran el espacio.
Hablar de territorio, en este caso, refiere al espacio de interacción necesario para
una entidad geo-antropológica-social; la territorialidad, entonces, se vincula con la forma
de gestionar relaciones entre los individuos, las sociedades y los estados. Pero este territorio
representacional, que es exclusivamente inherente al ser humano, presenta determinadas
características que, con base científica, ha estudiado bien la etología respecto de la
psicología del comportamiento animal.
En la misma línea del concepto de territorialidad, sujeto y medio ambiente
interactúan, pero a diferencia del mundo animal, el sujeto posee una percepción sobre su
propio mundo, lo que le permite elaborar hipótesis al respecto. Esta información que
elabora, le sirve al sujeto para delimitar, a su vez, la distancia social que permitirá, en las
interrelaciones e intercambios con los otros; le servirá, por lo tanto, para construir su zona
de seguridad. Para Deluze y Guattari, la función de la “territorialidad” permite al sujeto
regular el acceso o cierre al territorio; es una construcción dinámica que posibilita la
supervivencia , la expansión y el resguardo.
Ese territorio será, también, un espacio dedicado a la trans-codificación, en el que se
produce un activo movimiento de negociación de significados, así como el despliegue de
conductas y marcas, todos elementos que constituyen el “territorio” y le imprimen una
funcionalidad territorial.
Sobre la base de estos conceptos, puede distinguirse en el aula un territorio como
espacio de construcción del sujeto docente, como también los territorios delimitados por
cada alumno; pero existe otro territorio, al que se puede llamar: espacio de intersección, esa
“franja de Gaza”, en el que ambos se cruzan y donde se llevan a cabo las acciones. El
espacio de intersección cumplirá así una función necesaria para el intercambio y permitirá
que la tarea de la enseñanza sea llevada a cabo. Cada uno de los actores, dentro del aula,
pondrá en juego una serie de conductas como respuesta al estímulo de las interacciones, en
las aulas: gritos, juegos, llamados de atención, reclusión, dispersión, sumisión o postura
catatónica. Para los autores, en línea con la metáfora musical, estas conductas responden a:
“motivos”, “ritmos”, “contrapuntos”, movimientos que se producen en forma “rítmica”, por
lo que; además de marcar un territorio, devienen en un “estilo”. Deleuze plantea que todo
individuo en pos de tener un equilibrio, alterna entre tres momentos o movimientos
existenciales: caos, organización y salida, los que se constituyen en movimientos rítmicos
que se reiteran, pero desde su perspectiva, estos son “movimientos productivos de la vida
misma”, es decir que no son reproducción a pesar de repetirse, porque “la diferencia está en
los ritmos”; a este concepto, tomado de la teoría musical, los autores lo llaman: ritornello1
La característica del ritornello en acción, en los territorios, es que se repite para
producir algo diferente, no para “reproducir”. Dicen Deleuze y Guattari:
En las líneas motrices, gestuales, sonoras que marcan el recorrido habitual de
un niño, se insertan o brotan “líneas de errancia” con bucles, nudos,
velocidades, movimientos gestos y sonoridades diferentes. (1994: 318)
Los autores desnaturalizan la definición de territorio como algo solamente
heredado; en cambio, lo consideran el producto del rito funcional que deviene expresión,
por lo tanto producto de un acto creativo.
Para que un niño aprenda, es necesario que construya un vínculo con el objeto de
conocimiento y con el mediador que operará entre ambos, en este caso: el docente. Si se
1 En términos musicales generales, un ritornello es la repetición de una sección o fragmento de una obra.
Deriva del término italiano que significa “pequeño retorno”, "retornillo".
piensa desde la perspectiva de la territorialidad, (Deluze y Guatari), tanto docente como
alumno tiene un territorio construido y en proceso aún de construcción. Para enseñar y para
aprender, es necesario crear una zona de intersección entre esos territorios donde se
producen los intercambios.
Por su parte, S. Freud, en su texto “Recordar, repetir y reelaborar” (1914), expresa
que la repetición opera como una resistencia a recordar, como una manera de actuar lo
reprimido. El autor concibe que una de las funciones de la repetición tiene que ver con un
mecanismo del fenómeno transferencial que permite reelaborar el recuerdo a través de del
mecanismo transferencial.
Pero además, es necesario que el docente conozca el efecto ritornello, que podrá observarse
en el aula como conductas variadas en los alumnos, pero cada conducta es un acto creativo
en sí, cada conducta es un mensaje en una botella tirada al mar, que espera ser recogido y
comprendido.
BIBLIOGRAFÍA
Deleuze, G. y Guattari, F., Mil mesetas, 3ª.edición, 1994, Ed. Pre-textos, España. Cap 11
Del Ritornelo pag 318.
Freud, S. , Obras completas, Recordar, repetir y reelaborar, 1914, Ed. Amorrortu
Pérez Fonticiella, S., Valdez, Mario A. La Clínica psicopedagógica como laboratorio de
investigación social. Clínica Psicopedagógica y Sociología Clínica. 2014.
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