MINISTERIO DE AGRICULTURA
INSTITUTO DE ESTUDIOS AGRO-SOCIALES
L Á
'1 N ~ U S TRI A L 1 Z A e ION N E e E s A R 1 A
~ N ti E L A 010 ri u o N ~ L
por
ANTONIQ. ROBERT 1.1.
Y
ALEJANDRO VAZQUEZ I.A.,
PP.
XNDUSTRIALIZACIOH NEOESARIA
EN RELACIOlf OON EL\
OAMPO
-; \
~,32, 3;5por.
ANTONIO ROBERT 1.1.
'1
üEJ.AImRO VAZgUEZ I.A.
INDICE
Hgina
Consideraciones preliminares •••••••••••••••••• 1
La escasa productividad del trabajo agricola español. Sus causas ••••••••••••••••••••••••••••~ 8
Necesidad y posibilidades de la raoionalizaci~nagraria ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 17
El protrlema del inoremento en el consumo de produetos agr!colas •••••••••••••••••••••••••••••~ 27
La industrializaci&n condicioo necesaria para latransformaci&n de la economia agraria española.Sus consecuencias econ6micas •••••••••••••••••• 3'Conolusiones •••••••••••••••••••••••••••••••••• 44
S1n Anexos.
COllSIDElUCIONBS
PRELIMINARES
La renta y la riqueza de un pais, el nivel medio de vida, el
grado de bienestar alcanzado son funoi&n de la produotividad del. t:t"!,
bajo nacional. Ouan~o mas grande sea la eficacia productiva del es-
fUerzo de sus hebitantes, mayor ser' la cantidad de bienes ya servi
cios que pueda obtener la poblaai. 6n laboriosa, y por tanto mas ele'V'!.
do el tenor medio de vida.
La productividad del. trabajo es funci&n de dos factores princi
pales. uno de ellos es la forma como se ofrecen los recursos natura
les para su explotacicSn y u"ti. lizaci&n -la fertilidad de la tierra,
la cantidad de saltos de agua y yacimientos minerales existentes, as~
como la facilidad o dificul.tad de su aprovechamiento, etc. eto.- y
otro la manera como es1;4 organizada la produoci&'n en vista a 18 mas
raci onal. utilizaci&n del trabajo hUlbano". Con ser ambos importan1;es lo
es mas el segundo, pues la experiencia enseña que paises pobres en
recursos naturales han. alcanzado un alto grado de riqueza y bienes-
tar graoias al efioaz aprovechamiento de sus fuerzas de trabajo, -
mientras que o1;ros dotados de ftSriiles tierras o de abundantes yaoi
mientas minerales permaneoen en un estado de atraso eco ncSmioo y de
miseria de su poblaci6n.
As! lo expres6 ADAM SMITH en la cabecera de su obra "La riqueza
de las Naciones" escrita -coma es sabido- hace siglo y medio, ea de
cir cuando at1n no había tenido lugar la prof'unda y traaoendenta~
transformao1&n de la estructura econ&mica del mundo consecuencia de
la Revoluoi&n Industrial o De 4l. son las siguientes fraees: hE1 tra
bajo anual. de cada naci&n es el fmndo que la surte originalmente de
todas las cosas necesarias y dtiles para la vida que se consuman
r¡mualmente en ella y que oonsisten siempre en e1 producto de aqllel.
trabajo o oon 10 que aque~ producto se .adquiere de ~as dms naoio
nes. ~egdn oual sea~ pues, aquella proporci&n que este produoto o lo
dar de las dos circunstanoias dichas". (1)
- 2
que con 41. se adq,uiere, guarde con el ndmero de los que han de con~
mir1o~ as! la naci&n estar~ mas o manos abastecida de las cosas ne~
serias y dtiles que conduzcan para su uso o necesidad". Y afiade a
continuaci&n: "Pero esta proporci&n no puede menos de regularae por
d.os distintas c:f.rcunstanciaa: la :primera por la pericia, destreza 1
Juiaio con que se aplique generalmente el. trabaj~ (a 1.a producci&n '1
distribuc:l&n de bienes); ro orc1dn ue rde
entre el ndmero de los que se ample an en el trabajo 1fti1 y el de los
que no estdn dtilmente empleados. Sea cual fuere el suelo, el clima
o 18 extens1&n del territorio de cua1.quier naai&n t la abundancia o - ¡
escasez del. surtido o abastec1Iniento anual. no puede menoe de dapen-]
I
LA POBLACION ACTIVA DE l!:8PANA.
En 10 que se refiere a la segunda de las dos condiciones que,
segdn AD.AM SMITH, determinan la riqueza de las naciones la relaci&n
entre J.a pob~aci6n masculina activa y la total de Espafia es tan favo
rab1e oomo pueda serlo en los paises mas pr6speros y adelantados. Se-~ e1. WIeer Book of Labo~ Statistics" de la Sociedad de las Nacio-nes (edic1&n 1938), ].a poblaai.&n masculina activa guarda con el ntfme-ro total de ~rones que habii:en el pa:ls la siguiente proporoi&n en -
las naoiones que Be citan:
Paises
Ingla1;erra
Franoia
B41gi.ca
Suiza
EspANAAustria
Alemania
69 %68,9 %68,8 %68 ro66,8 %
65,5 %
64,7 %
(1) La riqueza de las nac10nes.- Traduoc16n española publioada porESPARA BANCARIA.
- 3 -
Las cifras correspondientes a la relaci6n entre la poblacicSn
femenina aativa y el número total de hembras no son tan favorables.
Paises
Inglaterra 26,4 ~
Francia :n,l ,a
Bñg10a 24,3 %SUiza 29 %ESPADA 14,3 ~
Austria 34,2 '¡o
A1emania 30,5 "
La cifra daaa para ~spañ.a por el "Year .Book lt es s410 de 9,4 %,
pero teniendo a la vista otros datos ha sido corregida y elevada a
14,3. Como se ver~ mas adelante el menor porcentaje de la poblaci&n
femenina activa en relaci&n con el número total de hemVras es debi-
do a la defec"tuosa estru.otura productiva. dea como íuere rebaja un
tanto la cií"ra total. de población activa que es como sigue en los
paises que se mencionan:
Paises
Inglaterra
Francia
B~lg1C8
Suiza
ESPANA
Austria
Alemania
jo de la poblaci 6n activarespecto de la total
4',
52,4 ~
46,3 %/fI,8 'fo
.38 ~
49,4 ~"
46,9 10
As! pues, en definitiva, cabe decir que la proporción entre la
poblaal. &n activa y la total, aunque algo baja en comparación con los
demis paises europeos por las razones dichas, no se aparta en exceso
de la existente mas all' de nuestras fronteras o
- 4 -
LA SEGUNDA GONDIUIOH D~ ~ÁOO SMll~
¿Ocurre lo propio con la primera condición de los que estable
ce ADAM SMITH en relación con la riqueza de las Naciones? 1m modo aJ.-guno, pues a pesar de ~rabajar un porcentace suficiente de la pobla-
aidn su esfUerzo no resulta lo saficientemente productivo para ~e
la riqueza y el nivel medio de bienestar sean semejantes, ni de le
JOS, al de los paises citados. ~l trabajo no est~ organizado en nues
tra patria de modo que pueda aplicarse oon aquella "pericia, destre
za y juicio" necesarios para obtener una elevada productiv:l.dad que
se refleje en un alto tenor de vida. ~spafia como afirmaba CQSfA hace
algunos decenios, es uno de los paises I>donde la vida es mas penosa
y o.i1'1c11" y nuestro pueblo "uno de los mas hambreados: y astrosos".
La dura expresi&n de COSTA la confirma el examen de la realidad
viva eepañoJ.a, y tsmbiél los datos estad:!sticos. Nuestra renta naci2,
nal ¡'per cap1ta" no llega al tercio de la de Inglaterra o J.08 EE.UU.
Tomando para estos aos paises y para Alemania las cifras correspon
dientes a las estadÍsticas publicadas antes de la guerra. por el "Se!.
vioe d 'i!;tudes .l:!.:conomiques" de la Sociedad de las Naciones, y para
España la estimaci&n de DE MIGUEL, ligeramente rectificada en algunal
partidas llegaremos a la conclusión siguiente:
Renta naci?nal por cabeza en d&lares americanos papel
~.UU. In§later~a ~~em~~ ESPAl~A
~4G 530 450 lb~
Se dirtÍ tal vez que las cifras de la renta nacional para España
carecen de la precisi&n necesaria por tratarse de estimaciones real~
zadas smn contar con el material estadístioo suficiente como lo de
muestra el reciente nombramiento a tal efecto de una Comisi&n inter
ministerial. Pues bien vamos a adoptar otro prooedimiento. Es este e:
empleado por DUBREUIL para comparar el nivel de vida del obrero ~-c&s oon el del norteamericano y consiete en calcular el precio de --
los produotos de cada pais tomando oomo unidad de DB dida el jornal -
- 5 -
horario. Así se eliminan ademds los errores debidos a las diferen-
cias del valor real de la moneda en relaci&n coh el cambio interna
cional. Empleando ese procedimiento para unos cuantos articulos ali
menticios tendremos que: (1)
Para comprar
1 11bra de pan
~ docena de huevos
1 1itro de le che
1. libra de azucar
1. libra de carne de cerdo
Ha de trabajar un obrero en:
EEo UU. ESPAltA RELACION.6 minutos 18 minutos 3/l.
55 minutos 180 minutos 3,3/1
l.3 minutos 46 minutos 3,5/1
17 minutos 47 minutos 6,7/1
18 minutos 148 minutos 8,3/1
Si al obrero español le cuestan los productos esenciales para
su alimentaci&n muchas mas horas de labor que al americano, quiere
decir esto que la adquisici&n da tales productos esenciales le abso~1
ber~ una parte mucho mas considerable de sus ingresos. Por eso aún -1
resignándose a comer peor le quedard un margen mucho mas pequeño pa_ i
re adquirir las cosas menos necesarias cuyo consumo refleja el grado
de bienestar. y es preciso tener en cuenta que la oomparacicSn ha sido
hecha entre obreros industriales. Si el cotejo se hubiera realizado
entre los sectores agrícolas de uno y otro pais la diferencia sería
mas acentuada todavía, siendo de notar que la masa campesina es la
que integra el porcentaje mas importante del potencial laboral de
España.
EIb pone de mani~iesto el escaso conSQmO del pueblo español. Y
como nuestra capacidad de ahorro es tambidn mucho mas pequeña que la
de los paises citados, hay que reafirmar la certeza de la mfnima cuar...via de la renta nacional por habitante, o, para emplear la terminolo
gía de ADAIJI SMITH, "la escasez del abastecimiento de las cosas nece
sarias y tftiles para la vida", que sufre nuestra patria a causa de -
(1) "Para los EE. OO. datpe de DUBHEUI.L. Para Espaf'1a cifras calou1adas para el mismo periodo".
- 6 -
la baja productividad del trabajo nacional.
~levar el rendimiento de la labor a fin de lograr un incremento
de la renta nacional que haga posible la honda transformaci&n social
necesaria en nuestra patria ha de aer la finalidad de la política -
econ&mica española. Y la base de esa política la han de constituir
los es~dios acerca de las OBUsas de esa baja productividad actual
en los distintos sectores econ&micos y de sus posibles remedios.
--------------
~
ESCASA PHODUCTIVIDAD
DEL-TRABAJO AGRICOLA
ESPAftOL:
SUS CAUSAS
- 8 -
A la agricultura se dedica el mayor porcentaje de laa fuerzas
de trabajo nacionales. Y en la agricultura española es donde el es-
fuerzo naoional obtiene menor rendimiento. Los jornales en nuestros
campos y el tenor de vida de los labradores son, en tiempos de nor
malidad en loa que la escasez de alimentos no eleva el precio de los
productos agríoolas, verdaderamente mínimos. Y, a pesar de ello, al-
tas barreras aduaneras deben proteger la oayor parte de nuestros cul
tivos porque el costo de producci&n resulta notoriamente mas elevado
que en otros paises.
LAS CONDICIONES NATURALES
En ello influyen en parte, las condiciones naturales. Espafia,
en contra de la opin1&n generaJ., no es un paf.a apto para la agricul_.~ en toda la extensi&n del territorio nacional. Excepto en la hdmeda zona norteña, en las vegas regadas o disponiendo de humedad na
tural o en algunas zonas de secano de excelentes condiciones, -como
la Tierra de Barros y ciertas regiones andaluzBs- la sequedad del
clima, el escaso espesor de la tierra útil, la pendiente del suelo
o sus condioiones físico-químicas le hacen poco apto para el culti
vo, y al realizarse sobre esta base la producci&n agraria se obtiene
un bajo rendimiento de la labor. Hay que gastar mas esfuerzo en nues
tra patria para obtener un quintal de trigo, que en at ros paises de
condioiones naturales son mas favorables.
Si la política econcSmica pudiera inspirarse wucamente en la
obtenci&n del mdximo rendimiento poadbIs del trabaj o, una gran par
te del suelo eepaño.L sebería ser c.onsagrada a la producción fores
tal y ganadera. La productividad por hect~ea seria mas baja que hoy
pero el rendimiento del trabajo mucho mas elevado, pues tanto la ex
plotacic$n forestal como la [,ranadera requieren un mínimo de brazos. Y
los que sobraran podrian dedicarse a otras laborea no agr!colas en
las que podrian obtener mayor rendimiento.
- 9 -
Sin embargo, aunque el fin principal de una polftica econ&mica
nacional ha de ser el lograr la m'xima productividad del trabajo hey
que tener en cuenta otras consideraciones. Y la mas importante entre
ellas es la de las inevitables exigencias del comercio exterior.
Si España se hubiera limitado siempre a cultivar las tierras
verdaderamente aptas. se habría visto obligada a importar la mayor
parte de los alimentos que consumía su pobLacá dn ; Yeso era m8terial.
mente imposible puesto que carecia de mercanoías de exportaci6n en
cantidad suficiente para el trueque. Los productos agrícolas que se
obtienen en algunas reducidas zonas de excepoa dn -naranjas valenciana
uvas de Almeria, caldos andaluces y aceites finos- apenas bastan pa
ra adquirir a cambio las materias primas necesarias para atender aJ.
consumo de una población de bajo nivel de vida. Y en cuanto a loe ~
tículos manufacturados, el escaso desarrollo industrial -cuyas cau-
ses no vamos a analizar aqu!- hace que no solo no se exporten mas
que en cantidades m.:!nimas sino que aea necesario importar un volumen
de los mismos verdaderamente considerable si no en valor absoluto
por lo menos en relaci&n con la cuantía de nuestro comercio exterior.
Es necesario pues hacer compatibles estos dos requerimientos
esenciales de nuestra política econ6mica: autoabastecimiento acusado
y alto rendimiento en el trabajo. De acuerdo con ello la política
agraria española mas beneficiosa para el pais podría definirse como
aquella que permitiera alimentar en la mayor pro porci&n posible a la
poblaci&n oon un rendimiento laboral ~mo.
LA, FOLITICA AGRARIA ESP,ANOLA y EL CRECIMIENTO DE LA POBLACION
La circunstancia mas decisiva en relaci&n con la polftica agra
ria de autoabastecimiento ha sido el orecimiento de la poblaci&n. En
ciento cincuenta años el nWnero de habitantes de España se ha heCho
dos veces y media mayor oomo ponen de manifiesto estas cifras: (1)
(1) 1.797: Recuento oficial. 1.857 y siguientes: censos.
-10-
Año PohJ.aci&n
1.797 10.541.22.1
1.857 15.495.212
~.900 lo.5Y4.405
J..920 2.i.303.162
1.940 25.287.971
~ste crecimiento damogr~fico planteaba a la política econ&mica
española dos problemas. Uno el de la alimentaci&'n de la oreciente
poblaci&'n. otro el de darle trabajo. Ambos trataron de ser resuel
tos a trav~s de la política agraria.
Las manifestaciones principales de tal política en relaci6n oon
esos dos problemas fueron las siguientes:
a).- ~samort1zaci&n de los bienes 8clesi~stioos, de oenezícen
c1a, de propios y comunes durante la primera mitad ~eJ. si
glo pasado.
b).- Fuerte protecci&n arancelaria, cuya aplicaci6'n en escala
importante se inicieS con los aranceles trigueros de 1892.
0).- ~'Xtenei&n de los regadios segÚn el plfÍn de obras hidrdu.1i-caa de 1902 y siguientes.
d) Reiormas agrarias.
epya reJa ci&n con los dms problemas dichos va a señalarse Ñ
pidamente a oontinuaoión.
DESAMORTIZACION DE BIENES ECLEBIASTICOS. BENEFIG~NCIA;
PBOPIOS y OOhrrrnE8.
La primera consecuencia del empuje demo~fico que necesitaba
de pan y de tierra f'u.4 la desamortizac1&n de loe bienes ec1eBil!Ísti
cos, de benef~cencia, de propios y comunes que constituyó' una a modo
de primera reforma agraria. Las comunidades religiosas, las obras
de benefioencia, las villas y municipios poseian, como es sabido,
grandes propiedades rústicas. Aunque otra oosa se haya diCho seria
- 11 -
absurdo suponer que la ~otalidad o siquiera una gran parte de esas
propiedades fueran mal administradas. Su explotaci6'n, por el Qon
trario, se nacfa Sl la forma econdmicamente l&gioa dentro del ni
ve~ de la t4cnica agr:!oola en aquellos tiEmpos. Y por eso las tie
rras pooc aptas para el auJ.tivo se ded.i.ca:ban a pastos y montes. Pe
ro al creoer la poblaoi&n hizo falta extender la superficie ault.1va-da. Y se desamortizaron esos bienes, con el prop&s1to de que :fueran
explotados de otra forma absorbiendo mayor- cantidad de mano de obra I
y aumentando la producci&n d.e alimentos, aunque el rendimi:l nto de la
labor fUera pequeño.
LA PROTECCION ARANCELARIA A LA AGRICUIa.'URA.
Pero la desamort1zaci&n no bast& para resolver el probl~o
OARDENAS en su "Historia de la Propiedad Territorial J:!;spauolau es
crita en 18'13 dice: "hn 1836, en 1841, en 1874 se lanzaron grandes
masas de bienes amortizados procedentes de monasterios, del clero,
de las obras pias, la benefioencia, los propios y los comunes. ¿Ba
jd por eso el precio de las tierras? ]U~ al contrario mucho mas su
bido porque como siguiera creciendo cada dia mas el consamo ag;!oo
la con el B.lmento de la poblaci&n, fu~ menester poner en cultivo
tierras de inferior calidad".
Mas entretanto hab:!a ido desenvolvi~ndose en gran escala la
agricultura racionalizada de los paises ultramarinos y el desarro
llo de los medios de transporte -buques de vapor y ferrocarriles-
10 que planteaba una intensa competencia a los agricultores europeos
cuan~o mas a loe españoles trabajando tierras mucho mas pobres. Si
hubiera dispuesto España de art[culos que exportar a cambio de las
importaciones de alimentos, podrfa habarse abastecido por ase camino
y no solo no axDsnder mas la superficie cultivada sino inoluso re
ducirla, devolviendo a pastos y montes los terrenos indebidamente
roturados~ Pero ante la imposibilidad de comprar en el exterior 10
que necesitaba ae vid obligada a producirlo dentro de sua fronteras.
- 12 -
y entonces se iniai& la política proteccionista de tipo autdrquico
en relaci6n con la agricultura.
La protecci6n intensa a la producci&n cerealista tuvo su prin
cipio en los aranceles de 1892, continuando luego y llegando a reve~
tir inoluso la forma de la proh1bioi6n terminante a las importacio-
nes. La de azuoar comenz& en 1898, tambidn bajo las dos formas de -
aranceles y prohibiciones. Desde 1900 a 1935 la protecci&n a la pro
ducci&n agr:!cola f'u~ haciEfndose cada vez mas intensa y abarcando un
mayor número de productos estando incluso restringida o prohibida la
importaci6n de los art:!culoa que integran nuestras exportaciones tí
picas, al objeto de evitar la competencia de las clases extranjeras
de inferior calidad pero mas bajo precio (arroz chino por ejemplo).
LA EXTENSION DE LOS REGADIOS
La intensidad y la continuidad de la protecci&n ha favorecido
la extensi&n constante de la superficie cultivada y la fijaci6n so-
bre la tierra del mayor porcentaje de la creciente poblaci6n. Pero
no era suficiente para absorber la totalidad de la pobLací.dn en au
mento. Y ademds la calidad decreciente de las tierras hacía descen
der el tenor de vida de los que la cultivaban.
Ante esa situación naci& la idea de la extensi&n de los rega
dios, conocidos y empleados en España desde el tiempo de los drabes.
Joaquín Costa defendi& apasionadamente la necesaria intervenci&n del
Estado en ese aspecto y en 1902 se aprob& el primer Plan Nacional de
Obras Hidriu1icas. Hasta hoy la política de extensi&n de regadíos ha
seguido diversas alternativas de auge y d1sminuci&n pero contint1a -
siendo uno de loa t6pioos fundamentales de nuestra política econ6mic~
porque se estima que los campos regados pueden cumplir las dos final1-dades dichas: aumentar al grado de abastecimiento mcional en produc-
tos del campo y absorber mano de obra ya que el regad:!o aumenta -como
es sabido- la productividad de la tierra y exige mayor cantidad de _
- 13 -
trabajo recompensado por un incremento de la producci&n.
Aunque ello es cierto, el regadío -como ha demostrado la pr~o
tica- no puede ser la solución del problema del campo español, ni
en lo que se refiere al autoabastecilniento nacional ni tampoco en
relaci&n con el sobrante de mano de obra. Porque para obtener del
agua, de la tierra y del esfuerzo humano el mdx1mo rendimiento no se
puede cultivar lo que exige el consumo -trigo por ejemplo- sino cie!:,
tos y determinados productos o El regadío 9a una producción a costo
creciente y como tal exige obtener productos de alto :precio, para o~
yo consumo es indispensable elevar antes el nivel de vida mediante
la transformación de la estructura económica.
Por otra parte la extensión del :t:iego es una obra costosa, lar
ga y sus posibilidades aunque importantes son limitadas. Por todo
ello no ha sido capaz de resolver el problema agrario-demográfico ni
puede resolverlo. Es el necesario complemento de la política agraria
española, pero no su base.
LAS REFORMAS AGRARIAS
Existe un paralelismo indudable entre la desamortización y la
reforma agraria. Medidas una y otra de aspecto social responden en
realidad a una honda motivación económica: la necesidad de dar tierra
y pan a una poblaci ón que desborda las tierras ya en explotaci6n.
Fijar sobre el campo la mayor cantidad posible de brazos a través de
redistribuciones de la propiedad, de roturación de terrenos ineptos
hasta entonces dedicados a pastos y bosques, es decir aumentar la
producción y absorber mano de obra con entera despreocupación del
rendimien"to laboral. La Di-ctadura inició la reforma agraria adqui
riendo finoas para parcelar, y la República, como es sabido, pros1-
gu1& esa política. };s de notar que, oomo aeñal.a ANG~L AHRUE, en el d!,
cenio 1922-l9.3J. las roturaciones en al solo sell'tor del trigo alcan
zaron 1.000.000 de heot4reas. Las que tuvieron lugar del 31 al 35 -
- 14 -
fueron tambidn muy importantes.
RESULTAOOS DE LA POLITICA AGRARIA:
AUTOABASTEClIiIIENTO ALllIENTICIO NACIONAL.
En el aspecto del autoabastecimiento nacional la política agr~
ria que ha sido r4pidamente resemda ha tenido un ~xito indudable -
particularmente en lo que se refiere al sector de alimentos. Rnas -
cuantas cifras de importaciones ~o pondrán de manifiesto:
~ Importaciones Importaciones % de las primerasde alimentos totales respecto de las
segundas
1927 420 2.576 1.6 %
1928 614 3.004 20%1929 554 2.736 20 %19.30 379 2. 0 447 15 %
1931 170 1.175 14 %
1932 194 975 20%1933 147 835 17 %
1934 142. 854
8783.4 %
1935 3.22.
Siendo preciso tener en cuenta no solo que una parte importante
de esas importaciones de alimentos son productos ex&ticos -t~, caíd,
cacao, etc.- y que esas cifras no solo representan una proporción
muy moderada de nuestro comercio exterior, sino ~ue, sobre todo, son
pequeñísimas en comparaci&n con una producci6n agríoo la y ganadera
interior que oscilaba entre 10s 8 y los 10 mil millones de pesetas.
RESULTADOS EN !muelON OON LA OTILlZACION DEL FACTOR HUIvIANO
E1 ~xito ha sido menor en relaai &n oon la fina11d ad de dar tra
bajo al. excedente de poblac1&n. El campo sobresaturado demo~fica
mente se resiste a retener la creciente poblaci&n. ANGb;L ZORRILLA D1-rector General de Colonización ha asanto: ll~a Instituto Naci anal de
Colonizaci&n establece la explotaci&n capaz de sostener con cierto
desahogo, aunque sea mínimo, a una familia y divide el t~rmino mUD.!.
c1pal en tantas cuantas explotaciones de ~stas puedan obtenerse. J;;n
todos los casos hay en el pueblo correspondiente mayor número de fa
milias de las que la distribuci&n puede acoger. Sobra gente" añadien
do: "Y no es eso lo peor, sino que en aquellas fincas que se adqui
rieron en tiElllpos de la Dictadura o en las que se tomaron en tiem
pos de la Reforma Agraria, las distribuciones efeotuadas entonoes
son inservibles, pues en las zonas rurales el nWjero de familias es
un 25% mayor".
AS! pues pese a la desamort1zaci&n, a la extansi&n de los rega
dios a las reformas agrarias, a la roturaci&n de nuevas tierras
-que solo en lo que vd del presente siglo ha rebasado los 4 millones
de hectúeas- existe un gran sobrante de gente en el campo español,
respecto de las posibilidades de trabajo.
Esa presi&n demogr~fica ha sido, como se ha dicho, la causa de
la extens16n indebida del area cultivada. El laboreo de tierras cada
vez mas pobres reduoe la productividad del trabajo. Pero no es eso
lo peor. Sino que el sobrante de brazos envilece los jornales y con
jornales bajos no interesa mecanizar y racionalizar las tareas. No
se trata de un egoismo de los propietarios sino de la eJq1resión de
una ley económica cuya vulneración acarrearía consecuencias peoresa
::;i se aumenta la productividad del trabajo"l sobrante de brazos se
incrementar!a fabulosamente o Y existir!a una enorme masa de labrado
res y braceros en paro. Antes de que ocurra eso es preferible que to....
dos trabajen aunque sea empleando m~todos de cultivo rudimentarios
que son los que absorben grandes cantidades de mano de obra. ~1 re
sultado son los jornales bajos y los precios altos. Una a modo de
"socialización de la pObreza" espontaneamente lograda que no se li
mita al. campo sino que repercute en todo el paa s ,
NEOESIDA.ü
y-roS1BILIDADES
DE LA
RACIONALIZACION
AGlWUA
- 17 -
AS! pues se trata de dos cuestiones distintas que no deben ser
mezcladas. Una cosa es al~entar la poblaci&n a base de recursos na
cionales y otra lograr la plena ocupaci&n ae la mano de obra. La ex
tenai&n de la superficie cultivada por raz&n del crecimiento del
consumo tnterior derivado del aumento de la poblaci&n no impli.oa el.
fijar sobre la tierra un porcentaje excesivo del crecimiento demo-
gn(fico. Por eso para remediar l.a situaci&n creada por la err&nea
política econ&mica de tiempos pasados y establecer las bases de una
política fuiura mas acorde con el progreso material del pais es pre-ciso plantear los tres problemas siguientes:
a).- Liberaci&n de las fuerzas de trabajo indebidamente fijadas
en la economía agraria racionalizando la agricultura espa
ñola a partir de las cifras de produoci&n y consumo aotua-
les.
b).- Previsi&n de los futuros aumentos de consumo derivados del
crecimiento de la poblaci&n y de la elevación del nivel de
vida, satisfacidndolos a base de recursos, en lo posible,
nacionales y dentro de una agricultura raoionalizada.
c).- Absorción en actividades no agrfcolas de los excedentes ru
rales de potencia laboral liberados por la racionalizac1&n
PLANT~AMIEHTO DEL PROBLEMA DE LA HACIONALIZACION AGRARIA
Desde luego hay que insistir en que en España la raiz del pro
blema de la racionalizaci&n agraria es la absorcs&n de los exceden
tes laborales existentes en las zonas rurales. La sustitución de
yuntas por tractores, el empleo de medios mec~icos de cultivo en
lugar de herramientas y aperos manuales, la mecanización de las op!.
raciones complementarias de primera transfonnaci&n -trilla de cera!,
les, vinificaci6n de la uva, etc.- o del acarreo y manipulaci&n de
los productos -motorización de los transportes; carga, descarga y -
- 18 -
ensilado mecánico, etc.- en los t4rminos adecuados para permitir el
logro de una productividad razonable del trabajo no es "en s:!.tI pro
blema. ~l problema estriba en dar ocupaci&n a los brazos desplaza-
dos por las .dquinas.
Ahora bien e ste segundo problema no puede ni siquiera cifrarse
nume~icamente sin conooer los datos que se derivan del planteamiento
del primero. Por eso para seguir un &rden l&gico hay que empezar por
estudiar la recionalizaci&n del campo español haciendo caso omiso de
las cuestiones relativas a la absorci&n de la mano de obra que resul<ti
te sobrante. Es preciso, como primera providencia, ca.1cu1.tlr las fue!:
zas de trabajo que ser:i.an necesarias para cultivar racionalmente la
actual superficie labrada. Y la diferencia an~re el potencial labo
ral estimado como necesario y el que actualmente existe en loa cam
pos españoles nos dar~ la cifra del sobrante que serd preciso absor
ber•
..1m una palabra habría que establecer un a modo de anteproyecto
de racionall:zaci&n del oampo espafiol, estudiando provincia por pro
vincia e incluso zona por zona, las posibilidades de transformaci&n.
Dada la imposibilidad de realizar en detalle ese trabajo en el tiem
po y con los medios disponibles, se han considerado los prinoipales
cultivos nacionales en un conjunto de provincias adecuadamente esoo
gidas al objeto de tener en cuenta las diferentes modalidades que -
presentan esos cultivos en las distintas regiones españolas, y sobre
esta base se han caloulado unos índices medios ponderados, los cua-
les se han aplicado al conjunto agron&mico nacional.
En el primer anexo de este infonne se dá un resum.en de los cdl
au.loS) efectuados para llegar a las cifras que van a ser expuestas,
las cuales aunque no pretendemos que tengan una precisi&n absoluta
podemos afirmar que reflejan la realidad con una aproximaoi&n sufi-
ciente para un estudio preliminar como el presente.
- 19 -
BALANCE LABORAL DE LA SITUACION ACTUAL DEL CAMPO ESPMloL
SegÚn el dltimo censo publicado que contiene ese dato, en 1930
estaba dedicada a las labores agrícolas y forestales la siguiente
poblaci&n activa:
Varones
Hembras
T O TAL
3.728.361
262.713
3.991.074
La oifra correspondiente a las hembras es notoriamente baja y
estimamos que en realidad asciende a unas 745.600 personas cálculán
dola de acuerdo con la relaci&n que entre el trabajo del hombre y de
la mujer existe en los diferentes cultivos, con lo que la poblacidn
agrícola (y forestal) activa en 1930 seria de:
Varones
Hembras
T O TAL
Acrecentando esa cifra segÚn el incremento porcentual de la po
blaci&n correspondiente al periodo 1930-1940, re.u.J:tar!a para esta úl
tima fecha una poblacidn activa de:
4.921.357 personas
Aunque no se dispone de datos detallados acerca del último cen
so parece ser que el crecimiento demogrdfico de las zonas urganas ha
sido mayor que el de las zonas rurales por raz~n de la emigraci6n -
interior. Ello implicaría un error en la aplicaci&n que hemos hecho
del coeficiente genera~ del crecimiento demogrdfico para calcular la
actual poblaci6n agrico~a. Pero dado que desde 1940 hasta ac~ ha se-
guido creciendo la poblaci6n si esa cifra pudiera ser excesiva para
1940 resultar4 irrferior a la realidad en 19440 En definitiva a falta
de datos mas precisos la adoptaremos como base de nuestros cálculos.
- 20 -
LA DEFECTUOSA UTIIIZACIO~ DE ESE POTENCIAL LABORAL
Esa poblaci6n agricola activa ~ue hemos calculado en:
4.921.357 personas
representa un potencial de trabajo de:
1.476.407.l00 jornales/afio
Pues bioo tomando la IIUb:i.ma superficie normalmente cultivada,
que fu' la de 1935, yaillculando -veaee anejos- el potencial de tra
bajo necesario para explotarla y obtener la cosecha correspondiente
al año elegido segÚn los procedimientos de labranza habituales en
España, se llega al siguiente resultado:
Jornales deGrupos de cultivo Hombres ª&f~res 0hicos Yuntas
Trigo y cebada eto. 154.310.540 46.293.162 23.146.581 38.577.635
Mai.z, alpiste t etc. 8.'191.12.0 2.63!1.336 1.758.224 3.516.44&
ArrOZ 1.20Y.026 465.010
Leguminosas 2.l.140.060 2.114.006 5.285.0~5
Olivar .30.408 (>350 12..2.90.672 10.754.338
Viiiedo 48.351.000 6.446.800 6.446.800
riemolacha azucarera 7.934.50;¿ 3.431.136 1.787.u50
Plantas industriales 1.372.750 2.745.500 658.920
Raices,tub~rculos eto. 15.361.000 60144.400 9.831.040
Plantas hort!colas 18.605.700 90302.r(50 2.232.684
315.484.048 91.405.762 24.904.805 80.019.950
Representando en total e1 siguiente n~ero de jornales:
Hombres 3J.5.484.048 Jornales
Mujeres 910405076211
Ubico s 24.904,.805 ..T o t a 1 43J.o79406J.5 Jornales
Es decir que existiendo una disponibilidad de fuerzas laborales
de:
1.476 millones de jornales/año
- 2J. -
aproximadamente, solo se aprovechan alrededor de:
432 millones de jornales
siendo por tanto el rendimiento de menos de un:
treinta Eor ciento.
el cual en la prdctica serd inferior todavía pues en las estadísti
cas de la po blaai. &n agríeola activa no figurard probablemente una -
parte de las mujeres y todos los chicos que trabajan eventualmente
en la recolecci&n p. ej. y que se han incluido en el cálculo de jor-
nales necesarios.
Este enorme desperdicio de potencial de trabajo refleja el ex
cedente de brazos existente en el campo español. Cierto que en alga
nos periodos todas ~as fuerzas de trabajo y las yuntas disponibles
parecen pocos -recu~rdese el refr'n que dice que "Por Santiago no ha~
burro viejo"- porque hay una enorme masa de tarea a realizar en un
espacio de tiempo corto, pero en la mayor parte del año la necesidad
de fuerzas de trabajo es mucho menor, llegando incluso a casi anular-se.
Consecuencia de ello. es el paro estacional de los braceros y
el oamo forzado de los cultivadores directos, cuya manifestación se
encuentra en las plazas da los pueblos españoles en invierno llenas
de hombres tomando el sol o esperando quien les ofrezca unos reales
por el trabajo de sus brazos inactivos. Ejemplo típico de ese despe~
dic10 de fuerzas laborales as el problema que fud llamado "de los
yunteros" en Extremadura. En detenninados periodos del año las explo-taciones agrícolas necesitaban de un suplemento de fuerzas de traba-
jo. Los "yunteros" eran braoeros en. posesi6n de yuntas que alquila
ban sus servioios y los de la pareja de bestias de tiro de que dis
ponian. Total. treinta o cuarenta dias de trabajo agr:!oola al año pa-
ra ellos y sus animales y el oaáo forzado durante casi tresoientos -
<lisa, que procuraban rellenar, y lo lograban solo en pequeña parte,
prestando servicios de aoarreo u otros semejantes.
- 22 -
otro ejemplo, mas difundido, son las caravanas de segadores que
recorren las carreteras españolas aprovechando las diferencias en
tiempo que las condiciones climdticBs introducen en las labores de
las distintas regiones. para hacer un poco mas largo el breve perio
do anual durante el cual se le ofrecen únicamente posibilidades de
trabajo.
EL PROBLEMA DEL TRABAJO FEMENINO
Además de esa defectuosa ut11izaci6n del potencial de trabajo
principalmente masculino la actual organizaci&n de nuestra eocnomfa
agrícola trae otra consecuencia dañosa para nuestra economía. y es
la falta de oportunidades de labor para las mujeres de nue strae zonal
rurales. Como se ha dicho antes el porcentaje de poblaci&n femenina
activa respecto del ndmero total de hembras es bajo en comparaci&n
con el de otros paises europeos. Se atribuye generalmente la escasa
proporci&n de mujeres activas existentes en España a los prejuicios
contra el trabajo de la mujer o a otras causas extraecon6micas. La
realidad es que en todos los paises agrarios de agricultura poco ra
cionalizada sucede lo propio. En cambio en los paises industrializa
dos donde hay maa oportunidades de colocaci&n, la mujer trabaja en
mucha mayor proporci&n, observándose ese fen&meno aún en laa regio-
nas econ6micamente mas adelantadas de nuestra patria. Si se elevara,
en virtud de la transformación econ&mica, el porcentaje de poblaci&n
femenina activa en un 9-10% mas de ia total. se incorporar1an al tra
bajo en forma permanente:
1.300.000 mujeres
correspondiendo la mayor parte de esa cifra a las que hoy permaneoen
inactivas excepto en corto. periodos de tiempo, en todo caso, en las
zonas rurales, perdi'ndose el posible producto de su esfuerzo para
ellas y para la nac1&n.
- 23 -
POSIBILIDADES DE LA ~CIONALIZACION
¿Que posibilidades tiene pues la racionalización en el campo e~
pañol? Tomando la misma superficie cultivada y suponiendo que tenga
lugar una l1B canización moderada de las tareas, que entrañe Bolo la
sustitución de un 50% de las yuntas existentes, no p1aneándose la
transformación a base de la oonstitución de unidades racionales de
cultivo aino respetando la actual distribución de la propiedad y con-servando sin mecanizar aquellas tareas que se considera -con mayor o
menor fundmnento- indispensable realizar a mano en atención a la ob
tención de productos de superior calidad, las fuerzas de trabajo ne-
aesarias serán como sigue:
Jornales .J!!:Gru.pos de cultivo Hombres Mujeres y chicos Yuntas
Trigo, cebada, etc. 123.233.015 1e.458.825 21.2790546
-Maiz, alpiste. etc. 403950560 2.1~70780 1.75bo¿24
Arroz 1.088.123 441.760
Leguminosas 15.d55.045 1.5850505 20642 050'7
Olivar 19.204.1'/5 1.1.061.605 , 5.3770169
Viñedo 2401'/5.500 6.446.800 3.223.400
Remolacha azucarera 't .141.050 10715.568 1.608.345
Plantas industriales 1 0235.475 1.372.750 593.028
Raices, tubE!rculos, etc. 1l.520.750 3.0720200 7.373.280
Plantas hort!cliJ.a.s 18.605.700 9.302.750 2.232.684
226.454.395 55.213.783 46.529.883
Representando en total. un trabajo en números redondos de:
Hombres 226.454.395 de jornales
Mujeres y chicos 55.213.783 de jornales
Total 281.668.rr8 de jornalea
lli-v1diendo por el coeficiente de utilización que hemos calcuJ.a
do en 160 jornales afio por persona como media nacional, resultaI"ia
- 24 -
que con
1.760.414 de personas
sería posible cultivar la superficie labrada en 1935 y obtener la
misma cosecha de aquel. año, a igualdad de condiciones climdticas, na-
tural.mente.
Es evidente que si se realizase tal rac1ona1l.zacicSn y quedara
adscrito a la producci&n agraria solo ese potencial de trabajo no V!!
riando el volumen de cosecha obtenida, ello significaría la resolu-
ci&n de todos los problemas econ&micos y sociales del campo español,
pues esa racionalizaci&n de primer grado permitiría, segtÍn se deduce
de las cifras citadas, reducir a la tercera parte aproximadamente la
mano de obra empleada en las faenas agrícolas. La renta bruta por -
persona en nuestra economía agraria se haría tres veces mayor, lo que
-adn contando con los intereses y amortizaci6n del capital empleado
en m'quinas y el gasto de carburantes, todo ello de auant:!a. relativa-mente escasa en relaci&n con el beneficio logrado- permitiría elevar
los salarios hasta el nivel debido y rebajar además, los gastos de
producci&n acerc~dolos a los tipos internacionales. En una palabra
transformar una agriaultlira pobre, en una agricultura rica, en la
que habrfa amplísimas posibilidades de mejora para todos los facto-
r es de la producci&n, aproximándose a los que hoy son las economías
agrícolas de ~stados Unidos, canadá o Argentina, paises en los que a
pesar de ser la productividad de la tierra igual o in:ferior a la de
España la productividad del trabajo es incomparablemente mayor, por
raz&n de la racional organizaci&n y ejeaucicSn de las tareas.
EL EXCEDENTE DE POTENCIAL LABORAL
Ahora bien como se ha dicho ya anteriormente esa racionalizaci&n
agrícola exigiría 1a absorci&n por otras actividades del sobrante de
mano de obra. Ese sobrante sería la diferencia antre la actual pobla
ci&n agrícola aotiva. y la que hemos estimado como necesaria tras la
racionalizaci&n. Efectuando la resta nos encontramos oon:
- 25 -
30160.943 personas
para las cuales seña preciso crear nuevas oportunidades da trabajo.
Ademds si se quisiera utilizar integramenta "todas las d.isponi
bilidades de fuerzas laborales sería preciso crear en las zonas ru
rales oportunidades de trabajo subsidiario para aprovechar el resi
duo de:
246.457.960 jornales/afio
expresi6n del ocio estacional correspondiente a los obreros que hu
bieran quedado adscritos a las expiotaciones agricolas.
De como puede absorberse esa masa de mano de obra, utilizarse
el reSidlio de jornales inaprovechados, e incorporar al trabajo el
mill&n y pico de mujeres forzosamente ínactivas en las zonas rura
les, resolviendo los problemas econ&micos fundamentales de España,
se verd en las p4ginas siguienteso
-----~-----.
lIL PROBIJ:;JU
.m;L INUHEMENTO
J:.1i J:iL \;ONSUMO ~
PRU.l.lUuTOS AGHluOLAS
Año-
1::.7 -
~ero antes de entrar en esta vuesti6n de la absorci6n de las
fuerzas de trabajo sobrante hay que enfocar el problema de la pro
ducc1&n agraria desde otro punto de vista. ~s este el ya citado del
probable incremento de consumo de productos del campo derivado del
aumento numE1rico de la poblaci6n y de la elevaci6n del nivel de vi
da, incremento de consumo que por requerimientos del comercio exte
rior conviene atender en la mayor proporci&n posible a base de re--
cursos nacionales.
Si hubiera suficiente extensi6n de tierras disponibles no se
plantear:!a nf.ngdn problema. Con incorporar al area de cultivo la su-perficie necesaria y dejar sobre esa superficie el porcentaje de
nueva poblaci&n que fuera estrictamente indispensable para trabaja~
la según mE1todos racionales, se resolvería automdticamente la cues
ti&n. Pero como hemos visto ocurre que el ~rea de tierras de labor
est' pr'cticamente agotada. Mejor dicho que se pas& ya de la raya
hace mucho tiempo incorporándose al cultivo narras inaptas. Yeso
plantea un grave problema.
Porque la poblaci6n sigue creciendo y proseguir~ ese crecimiea
to durante mucho tiempo. SegÚn datos de la Direcci&n General de Es
tadistica la población española durante la segunda mitad de la pre
sente centuria seguirá la siguiente marcha:
Poblac1&n enmillones
de habitantes
1960
1980
2000
30,8
35,7
39,5
El crecimiento va disminuyendo y hacia el año 2.100 se estabi
lizará la poblaci&n. Pero en los tiempos próximos hemos de contar
con un invremento demográfico de 2 a 2,5 millones de habitantes cada
diez años. con el consiguiente incremento del consumo de productos
- 28 -
del campo.
y sobre ese aumento del consumo derivado del húmero de cons~
dores, vendrd a superponerse un segundo aumento por razcSn de la ele
vaci6n del consumo por persona consecuencia de la elevaci6n del ni
vel de vida.
En realidad la cuesti6n del incremento de la productividad la
boral es independiente de la del autoabastecimiento nacional, pues
tanto si se puede resolver este ~ltimo problema como si no es nece
sario proceder a la racionalizaci6n de la economía agraria. Sea cual
sea el volumen ,de la producci6n campesina interesa obtenerla en las
mejores condiciones posibles desde el punto de vista de la utiliza
ci6n de las fuerzas de trabajo. Pero ocurre que la racionalizaci&n
oonstituye una ayuda valios:!sima para el necesario incremento de la
producci cSn pues pe rm1t1rfÍ:
a).- Lograr una mayor cosecha sin variar la superficie de tierra
disponible ni emplear mayor cantidad de trabajo que la cal
culada.
b).- Lograr una laayor cosecha sin variar la superficie de tierra
dtil pero incorporando mayor cantidad de trabajo.
c).- Lograr una mayor cosecha haciendo posible una ampliaci&n de
la superficie efectivamente cultivada sin exigir un empleo
inecon&mico del nuevo potencial laboral necesario.
De como pueden lograrse estas tres cosas a travds de la raoio-
nalizaci6n va a tratarse en seguida.
LA 1:iECANIZACION PERMI~'E LA AMPLIACrON VIRTUAL DE LA TTERRA UTIL.
En primer tEfrmino hay que decir que la meoanizaci&n amplía vir
tualmente la superficie ~til, o dioho de otra manera, la superficie
utilizada para la producción de alimentos y materias primas destina
das al consuwo de la población, sin que ello entrañe la ampliaci&n de
la superficie efectivamente cultivada ni sea necesario emplear mayor
cantidad de fuerzas de trabajo en su labranza.
- 29 -
~llo ocurre como consecuencia de la sustitucid'n de la traccid'n
animal por la traccid'n necanica en el cultivo y en el transporte de
los productos agr!colas, con lo cual las tierras que hasta el mome~
to de la mecanizacid'n se empleaban en la produccid'n de forrajes pa
ra las bestias de tiro pueden ser destinadas a la producci6n de ali-mentos o materias primas.
Tan solo la racionalizacid'n de primer grado que ha sido expue~
ta en el epígrafe anterior sustitmiría:
209.313 yuntas
permitiendo liberar
837.252 hectdreas
de tierras de labor y, además, la masa de mano de obra que hasta el
momento de la mecanizacid'n se empleaba en el cultivo, pudiendo em
plearse esas tierras y esa maBa de mano de obra en la obtenci6n de
alimentos para la povlaci6n o de forrajes para el ganado de renta
destinado a cubrir necesidades alimenticias, pudiendo experimentar
esta cifra ulteriores aumentos a medida que avance la racional1za-
c16n mas alli de esta primera etapa prevista.
LA MECDIZACION INCREMENTA LA PRODUOTIVIDAD UNITARIA DE LA TIERRA.
La mecanizacid'n de las tareas agrícolas, contra lo que general
mente se dice, aumenta real y efectivamente la productividad unita-
ria, el rendimiento por hectdrea.En primer t~rmino la labranza mec~-Dica permite una superior preparacid'n de la tierra, al hacer posible
trabajar mas veces y mas intensamente los suelos, esponj~dolos y po-n1~ndolo~ en mejores condicionas de productividad en todos los aspe2
tos agron6micos y muy especialmente en lo que se refiere al mejor -
aprovechamiento de la humedad, extremo importantísimo dadas las oa-
racter!sticas de nuestro olima. Sabido es que las precipitaciones de
lluVia se pueden suplir, en cierta manara a fuerza de labores. Y es
tas labores repetidas e intensas, realizadas en el momento oportuno)
- 30 -
solo pueden llevarse a cabo en forma satisfactoria, disponiendo de
medios mecánicos de cultivo.
Esa posibilidad de realizar las labores en el momento oportuno
en relaci6n con las condiciones meteorol&gicas tiene una trascenden
c1a extraordinaria no solo desde el PIDltO de vista de la humedad si
nO bajo todos los aspectos del cultivo. Pues las labores agr!uolas
siendo como son acciones favorecedoras de una funci&n vital, de un cj-clo biológico, si no se efectuan en los momentos en que son concordaz-tes con las exigencias del ciclo vegetativo, no solo pueden ser inú
tiles sino también perjudiciales, y esto bien lo saben los agriculto
res que a veces prefieren no realizar una faena que hacerlo ~era de
momento. Y con los m~todos de cultivo actuales es muy frecuente no
poder disponer en la circunstancia precisa las fuerzas de trabajo ne-
cesa.ri.as.
Pero ademáa sucede que al saber que s e pueden poner en el. mo
mento oportuno de la concentración de fuerzas J" medios para realizar
la labor oportunauente, permite trabajar toda la tierra posib~e de
cada finca y no, como ahora ocurre, solo aque.l.La que se cree factiblel
dominar con los medios 410mbres y yuntas- que se pueden, con un m~xi.
mo esfuerzo reunir.
Esto parece contradecirse con 10 anteriormente dicho acerca del
sobrante potencial de trabajo existente en el campo español. Pero no
es as:!. Pu.ede existir -como existe de hecho- un gran sobrante habi
tual de fuerzas de trabajo y en cambio no disponerse de bastantes
hombres para llevarse a cabo una labor en un momento det ez-mínado ; Si
se <1uisiera, por ejemplo, realizar en una semana una faena que con
los medios disponibles hoy se realiza corrientemente en tres, haria
falta disponer de triple número dehombres y de yuntas. Y ello ea cau-ea de que sea forzoso preferir el segundo plazo al primero, aunque -1
eRte sea mas convenente desde el punto de vista agron6micoo Pues de
no hacerse as:! la nasa de mano de obra que quedaría en paro al term:t-
- 31 -
nar las faenas sería tres veces mayor y los ocios de todos los obre
ros que intervinieran en la misma se harian tres veces mas la rgos.
Por eso no es posible realizar siempre las labores exactamente en la
~oca que sería necesario ni tampoco utilizar en toda ocasi&n ~ximo
la superficie de cada finca.
Los medios mecdnicos al representar una "energÍa potencial de
trabajo" suficientemente grande servida por un mínimo de hombres y
constantemente disponible solucionan estos problemas. Una misma ex
tensi&n de tierra trabajada mas veces y trabajada mejor al disponer
se de elementos mec~icos, y sobre todo trabajada en los únicos mo-
mento s en que la labor ejecutada rinde al mdximo, no solo es la pri
mera conclusi&n de la racionalizaci&n agraria, sino que mas tierra,
mejor cultivada, mejor aprovechada y mas economicamente cultivada es
en realidad el resultado que se obtiene cuando se dispone de medios
mecánicos de cultivo. Y el fruto de todo ello es una mayor- producti7tli
vidad de las tierras labradas y por tanto una mayor cosecha.
LA MECANIZACION AU1mNTA LA ELASTICIDAD DEL SIST.Eili~ DE CULTIVOS.
Pero la posibilidad de realizar todas y cada una delas labores
agrícolas con toda la intensidad deseada y en su momento oportuno -
permite adem~s una mayor, una incomparablemente mayor elasticidad de
cultivos a entrar en una alternativa racional. Porque actualmente al
realizaree ]as labores sin medios mecánicos, o por lo menos sin la
proporci&n de medios mecám.cos suficientes, ocurre Ciue la duraci&n
del periodo final de un cultivo -recolección de cereales por ejempl~
absorbe toda la mano de obra disponible durante un periodo de tiempo
demasiado largo para que puedan realizarse a su debido tiempo las l~
bores de preparación para el cultivo siguiente en la misma o en dis
tintas parcelas. As! ocurre que la rotaci&n de cultivos debe realiz~•
se sobre ese pi~ forzado no pudiendo entrar en ella muchas especies
que permitirian incrementar el rendimiento de la tierra. Por el cob
trario si detrds de la mdquina cosechadora puede ya ir el motoarado
- j:¿
preparando eL terreno para empezar un nuevo ciclo, o, en el caso mas
general s:i. l.as máqufnae y los hombres terminan mucho mas aprisa que
ahora la recolecci6n de una parcela y pueden dedicarse a la prepara
ci6n de otra contigUa, existe una muchísima mayor flexioilidau para
establecer una alternancia mas racional que permita obtener el ~'xi
mo rendimiento de la tierra, a la par que de las máquinas y del pote~-cial humano, como puede apreciarse en el anexo ns 2.
LA I.rECANIZACION J::STIMULARA EL CULTIVO CIENTIFIOO DE LAS TIERRAS.
La mecanizaci6n agraria no solo permitir~ esa rotaci&n racional
de cultivo sino que la Bola adopci&n de medios mecdnicos de labranza
consti~irá ya de por sí un estímulo poderosísimo para que se adopte
no solo ese tipo de rotaci&n sino todos los demás procedimientos que
requiere el cultivo científico de las tierras.
Porque el empresario agr.:!cola -grande o OOico- al mecanizar se
ver~ obligado a operar con un capital de explotaci&n -máquinas y trae-tores- mas elevado, y a mantener una plantilla aunque reducida, per
manente, de obreros especialistas cobrando salarios al.toa, cosa muy
distinta de tomar eventualmente mano deobra cuando las far'Bllas lo re
quieran y prescindir de ella cuando concluyan. ~or ello, procurar~ oc'-tener de la tierra, de las máquinas y de los hombres el mayor nendi- ~
miento posible, procurando ordenar con tal fín BU explotación. Bllo
implica una mas racional :t:otacicSn de cultivos dentro de las amplias
posibilidades que le ot'recerc:m los nuevos medioa <1e producci&n de
que dispondr~, as! como se experimentará la necesidad de emplear se
millas seleccionadas, aplicar a la tierra mayor cantidad de fertili
zantes, eto. La vieja ru1íinaria explotaci&n de la tierra se converti
rá progresivamente en una explotacid'n racional, empleando los recur
sos que ofrece la t4-ODica agroncSmica y bajo la diL~cci&n de ~sta.
~ ~IDDIFICACION DE LA ESTRUCTURA DEL CONSUW~ y EL ADllliNTO DE LA PHODUCTIV!DAD.
Ad~s la flexibilidad en la rotaci&n de aultivos podrá ser pIe-
- 33 -
namente utilizada por raz6n de ~a moaificaci&n del valor y estructu
ra del consumo a consecuencia de la transformaci&n econ6mioa que se
realizara. Se ha dicho ya que el consumo relativo por persona aumen
tará Goma consecuencia de la elevaci&n del hivel de vida.Ese aumento
del oonsumo serd mas en Ilvalorll que en lIcantidadllo Aunque pueden y
deben aumentarse las calorias que absorbe por t~rmino medio español,
ese aumento no pueae ser muy grande. ~l consxmo alimenticio energ~ti-co del individuo se mueve entre l:!mites fisio16gicos bastante pr6xi-
mos. ~l incremento principal del consumo de alimentos serd en cuanto
a valor monetario de los mismos, porque el mayor poder adquisitivo
le permitir' incluir en su dieta alimentos de mejor calidad y por t~•
to mas caroso ~ el 80% de les pueblos esp~loleg no se comía carne -
normalmente y el consumo de leche, huevos, mantequilla, etc. era muy
pequeño. La elevaci6n de nivel de vida tendria por resultado la sus
tituci&n de una pa r-te de los alimentos baratos -pan,leguminosas,etc
consumidos por esos alimentos caroa, variándose la estructura del --
consumo.
Pues bien en esa rotaci6n racional de cultivos que haría posiblt
la mecanizaci6n deberian entrar en fuerte proporci6n las plantas fo
rrajeras. y esas plantas piden, para su debida utilizaci6n, un gana
do de renta que transforme la cosecha en carne, leche, etc. a trav~s
de esa maravillosa m~quina viva que es una ternera, una vaca, Wl cer
do, etc. la cual trabaja por sí sola, con una mínima intervenci6n de
la labor humana.
Este aumento del ganado de renta lhoy casi desconocido, por lo
menos en explotaci&n racional, en la mayor parte de la zona cerealis
tal al incrementar el peso vivo mantenido por hectdrea cultivada -
constituye además un factor de gran importancia en nuestras tierras,
cual es la posible aportaci6n de gTan cantidad de materia orgánica
para mantener esa fertilidad física y química que solo la sustancia
org~ica lleva a la tierra y de la cual están tan necesitados tantos
- 34 -
suelos espooioles, incrementándose con ello por una nueva raz~n la
productividad unitaria 8
LA RACIONALIZACION AG~IA RARA POSIBLE LA INTENSIFICACION DE LOSREGADIOS.
y no paran ah! las favorables consecuencias de la modificaci6n
de la estructura del consumo ~ue a su vez es debida a la transforma
ci&n econ&mica resultado de la racionalizaci6n. For~ue la elevaci6n
del nivel de vida y el aumento del consumo de productos caros orea
la 'l!hica posibilidad 16gica de ampliaci~n de la zona regada. Porque
el regadío corno producci6n a costo crecient e que es, exige la obten
ci6n de productos caros -frutos de huerta, forrajes para ser trans-
formados en carne, leche, etc.- Y como hasta hoy al bajísimo nivel
de vida interior no perroite un consumo importante de tales productos
la extensi&n del regadío tenía horizontes muy l~itados en la prdc-
tica.
Ahora bien la extensi6n de los regadios tendría como consecueneli
cia que sin variar la superficie de la tierra cultivada pueda logrS!:
se un incremento importante en la cantidad de alimentos producidos -1
precisamente en esos tipos caros a los que se referirá principalmen
te el incremento del consumo.
LA RACIONALIZAGION PERIUTIHA LA AI'.TPLIACION BCOlWWICA lJ8L AREA REALCULTIVADA.
Hasta aqu! los aumentos de la producci6n de alimentos que es P2.
sible obtener sin variar la superficie cultivada. Una parte import~1
te de los mismos podrá lograrse con el mismo potencial de trabajo -
que hemos calculado como necesario para trabajar el EÍrea cultivada et:
1935, lo que significaría un incremento adicional de la productividSCi
del trabajo. Otra parte Bonsiderable ser~ obtenida mediante la utili
zaci6n de una fracci6n de aquel sobrante de jornales que dijimos re,.
presentaban el oc~o estacional de los obraros agrícolas que queden
adscritos a las faenas del campo tras de la racionalizaci6n. Y final
- 35 -
mente otra parte menor exig1r~ aportaci6n de nueva mano de 'obra, lo
que ocurrird principalmente en los regadios, pero en menor propor-
ci6n que lo que generalmente se cree pues en las zonas regadas de
alguna importancia pueden aplicarse perfectamente loa medios meoáni
cos de cult1voo En resumen al incremento del consumo por elevac1~n
del nivel de vida y una parte importante de los futuros incrementos
por aumento de la poblaci6n podrán ser atendidos a base de la produ~
ci6n de la superficie hoy cultivada. Pero llegard un momento en que
se habrá logrado ya el máximo rendimiento posible de la tierra y la
poblaci6n, probablemente, seguird creciendo. Entonces será preciso
ampliar el área cultivada incorpor~ndose -farzosmnente- tierras mas
pobres todavía que las marginales actualmente labradas, si se quiere
seguir atendiendo la alimentación de nuestro pueblo a base de reour
sos nacionales.
Pues bien aún en ese caso la racionalizaci6n agraria permitirá
una ampliación del drea de cultivo, si esa ~lpliación es absoluta-
mente imprescindible. Porque el empleo de medios mecánicos permite
la labranza de tierras mas pmbres. Una cosa es la agricultura de
azada, otra la del arado romano y otra la de las máquinas arrastradal
por tractores.
No quiere decir eso que estJ ~arantizado nuestro autoabasteci
miento a pesar del crecimiento probable de la población. La alimen
tación de Espwm en el futtITO dependerá en mayor proporci6n del ext~
rior que en tiempos pasados. Tendremos que encontrar medios de expo!,
tar el fruto de nuestro trabajo -articulas manufacturados- para paga::!
las mayores importaciones de alimentos y materias primaso Pero bueno
es contar con esa eventual ayuda de la posible ampliación del ~rea
cultivada en virtud de la racionalización por si necesario fuera,
una vez agotadas las posioilidades de intensificar la produ-cci6n
de la actual drea labrada como resultado de la racionalizaci&n.
---------------~
:!:!!.1~~USTRIALIZACION
OONDICrON NECESARIA
PAliA ~
~1.riAN~ l!'OlWiAUIUN
DE LA
~OONOMIA AGRARIA
ESPANOLA
SUS
CONSEGlJElTCIAS
EOONOI.'lICA~
- 37
Aho1ra bien para que todo ello pueda realizarse es condici6n ne
cesaria, como se dijo ya, que sea absorbido el potencial de trabajo
sobrante en las zonas rurales a medida Que se vaya realizando la -
transformaci6n. Mejor podrí~~os decir que esa condici6n es no solo
necesaria sino suficiente, pues si se empieza por sustraer el exceso
de fuerzas laborales, a la vez ~ue se mantiene e aunlenta la demand~
el campo falto de brazos se mecanizar~ espontáneamente. y ya hemos
visto Que de la mecanizaci6n se deriva no solo el aumento de la pro
ductividad laboral sino el del rendimiento de la ti.erra, creffildose
ademds el estímulo necesario para la adecuada organizaci6n de la ex
plotaci6n agrícola, adoptándose sistemas de rotaoi6n racional de los
cultivos y todos los m~tod08 científi.cos de labranza.
No es aqtÚ lugar de desarrollar "in extenso" el plan de indus
trializaci6n que habrá de permitir la necesaria absorci<Sn de mano de
obra agrícola. Tampoco hemos de abordar el estudio de los diversos
problemas que se planteara su aplicaci~n pr~ctica, entre ellos los
relativos a la formaci6n de aportaci6n de los capitales necesarios
para finanzar la transformaci6n, el muy importante de la formaci6n o
readaptaci6n de la masa de mano de obra que habrd de encontrar ocu
paci6n en industrias y servicios, y también el de las repercusiones
que sobre nuestro comercio exterior habrá de tener la modificaci6n
de la estructura econ6mica nacional. Baste decir que otros estudios
realizados permiten afirmar que todos esos problemas pueden ser re
sue1110s y que la transformaci6n de la econom.:!a espafiola podría tener
lugar en un plazo de veinte Moa. Ahora vamos a señalar tan solo al
gunos de los aspectos de la auesti6n mas directamente relacionados
con el tema del presente informe.
VALORACION lJE LAS TRANSFERENCIAS DE PúTb"'NCIAL D]~ TRABAJO
Partiendo de Que con
1.760.414 personas
- 38 -
puede cultivarse racionalmente la máxima superficie que, hasta hoy,
ha sido trabajada en España, obteniendo la misma cosecha que en 1935:
y de que la actual población agrícola activa la hemos estimado en:
4.921.357 personas
el sobrante de potencial laboral que debe ser absorbido por indus~
trias y servicios creados al efecto habrd de ser:
3.160.943 personas
Además de eso precisará crear tambi~n trabajo industrial para
1.300.000 mujeres
que se incorporarán por vez primera al trabajo y que hasta que tenga
lugar la :trransformación han de permanecer forzosamente ociosas prin
cipalmente en las zonas rurales por falta de posibilidades de ocupa
ción permanente.
Sumando ambas partidas nos encontramos con que
4.460.943 personas
han de ser transferidas a industrias y servicios para que pueda te-
ner lugar la transformación de la econom.:!a agraria española.
EL INCREN~NTO DEL CONSmüO y EL DB LA POBLACION.
La transformación del campo español, como ya se dijo, habrá de
tener lugar en un plazo de tiempo algo largo, veinte años, no tanto
por los problemas intrínsecos de la transformación agricola como por
los que planteara la creación de trabajo industrial para esa mano de
obra. Ahora bien durante esos veinte años tendrá lugar un incremento
del consumo de productos del campo derivado de la elevación del ni-
vel de vida y también del crecimiento absoluto de la población que
puede estimarse en unos oinco millones de habitantes durante esoe
cuatro quinquenios.
~ste aumento ae! consumo podrá ser,probablemente,atendido en su
mayor parte o en su totalidad mediante el incremento de la producti
vidad unitaria de la tierra y la racional ordenación de cultivos tal
como se ha explicado. Pero esa intensificación de los cultivos exiBá
- 39 -
r4 un aumento de la pOblaci6n activa dedicada a la agricultura, al
objeto de atender los nuevos cultivos, de labrar las zonas que se
pongan en regadio y, tal vez, para ampliar un tanto la actual zona
cultivada. Tal incremento de las fuerzas de trabajo agrícolas podr~
ser obtenido dedicando a esas actividades una parte del incremento
de la poblaci&n laboriosa que resultard del aumento del potencial
demogr~fico nacional. Pero para evitar que vuelvan a aparecer los
sobrantes de fuerzas de trabajo en las zonas agricolas o se produzca
el paro forzoso en las urbanas, 8er~ preciso orear trabajo en inaus
trias y serv2cios para la mayor proporci&n del incremento de la po-
blaci&n activa.
Para cifrar exactamente el volumen que habrd de tener esa crea
ci&n suplementaria de trabajo sería preciso conocer cual ser~ la ci
fra de la poblaci&n dentro de veinte años. Unos cálculos realizados
a base de datos de la nirecci&n General de Estadistica nos permiten
estimar en alrededor ue:
~.~oo.ooo personas
la 1"racci&n del incremento Ci.e la poblaci&n activa que tendr' lugar
en los pr&Jd.mos 20 años y que deberá incorporarse al trabajo en nu!.
vas indlistrias y servicios, adem~s de los que serán transferidos en
virtud de la racionalizaci6n agraria.
Claro estd que una parte importante de esa cifra equivalente a
150.000 personas/ario como media corresponde a la masa de mano de obre
que habitualmente se vd incorporando a tales activiaades acreciendo
su volumen.
RESULTADOS ECONOMICOS DE LA TRANSFERENCIA.
Limitmdonos a la masa de mano de obra que Ílabr~ de eel:' transfe-.
rida en virtud de la racionalizaci&n inicial cabe decir que esas fuer-zas de trabajo evaluadas en
-4{)-
serOO1 capacee de obtener una nueva :pryducci&n que habrlÍ de venir a
incrementar la renta nacional.
Para dar una idea del volumen posible de esa nueva producción
bastar~ sef~lar que en 1935 la total poblaci&n activa dedicada a la
minería, la pesca, la industria, el comercio y los transportes, su-
maba:
3.500.'(61 personas
y que la parte de la renta nacional correspondiente a estas activi
dades era en esa fecha de:
l3.¿00000ü.uOu de pesetas
Por lo que puede afirmarse que las fuerzas de trabajo transfeT!
das serian capaces de obtener en ndmeros redondos una produoción por
lo menos de:
16.825.0000000 de pesetas
valor 1935, equivalente a un aumento del:
52~~
de la renta nacional de dicho año.
En la prdotioa ese valor sería bastmlte mayor. Tal vez del do
bleo Pues dado que las industrias y servicios hoy existentes en Es
paña tienen una productividad muy baja en comparación con los de -
otros paises extranjeros por raz&n de lo anticuado del utillaje y de
la falta de racionalización de las instalaciones, es de suponer que
las nuevas industrias y servicios que se instalasen con utillaje mo
derno y bien proyectadas y organizadas tendrían un grado de producti
vidad mas semejante al internacional.
LA CDESTrON DEL TRABAJO INDUSTRIAL SUBSIDIARIO.
No quisi~ramos terminar este trabajo sin destacar la excepcional
importancia,que habrlÍ de tener la creaci&n de trabajo industrial sub
sidiario en fonna de pequeñas industrias de funcionamiento sencillo,
instaladas en las zonas rurales y destinadas a recoger los sobrantes
- 41 -
estacionales o permanentes de potencial de trabajo.
Aun~ue nos reDitimos al folleto pUblicado por el Instituto Na-
cional de Colonizaci6n (1), en lo que se refiere a la exposici6n de
las líneas generales del problema y de su posible soluci6n, es con-
veniente destacar que aiín despu&a de que tenga lugar la racionaliza
ción quedard un sobrante inaprovechado de:
246.457.960 jornales/año
mas una cantidad importante de trabajo femenino que no encontrard
aplicación en las zonas rurales.
Una parte de ese sobrante podr~ ser absorbido por la intensifi
cación de cultivos, y la mejor ordenación de los miamos que seguirti
a la racionalización. Pero la masa de potencial laboral que resta ha
de ser aprovechada mediante la creación de trabajo industrial subsi
diario que es el necesario complemento de la racionalización ag:raria~
Ahora bien la importancia, sieIn})re considerable, del trabajo ia.dustriaJ. subsidiario resulta verdaderamente extraordinaria antes de
que tenga. lugar la transfonnación de nuestra eoonom:!a agraria y du
rante la misma. En una agricultura racionalizada el trabajo subsidia-"rio habrd de proporcionar a la población campesina el complemento de
sus ingresos. Pero en una agricultura no racionalizada oomo es hoy
la española el trabajo subsidiario signifioa la redención de la mise.
ria. Porque miseria y no Qtra cosa representan los jornales necesa-
riamente bajos por razón de la escasa productividad del trabajo no
mecanizado y por añadidura percibidos tan solo duran~e tulOs cuantos
meses -como mdximo- al año.
As! pues durante el plazo de tiempo necesariamente Ja rgo que ha
de transcurrir hasta que a e realice la transformaci<Sn de la economfa
agraria española las industrias de trabajo subsidiario, de facil mon
(1) liLa industrialización rural como remedio al desequilibrio econ6mico entre ea. campo;; la ciudad". Antonio Robert. Madrid 1942.
- 42 -
taje y necesitando muy poco capital, pueden aliviar enormemente la
situación de nuestra poblaci6n agricola o y ademds habrían de consti
tuir unos illagní~icos centros de aprendizaje y preparaci6n para las
fuerzas de trabajo agrícolas que hubieran de ir siendo transferidas
al sector de industrias y servicios.
CONCLUSIONES.
- 44 -
De lo anteriormente expuesto se deducen en primer t~rmino mas
siguientes consecuencias que pudi~ramos llamar de tipo doctrinal, a
saber:
a).- Que el excedente de potencial laboral existente en las zo
nas rurales obstaculiza el debido aprovechamiento de las
fuerzas de trabajo impidiendo pueda lograrse la plena ocu
pac1&n de la masa de mano de obra campesina as! como el lo-gro de un grado de productividad capaz da asegurarles u..na
remuneraci&n razonable por su esfuerzo.
b}.- Que la falta de racionalizaci&n de las labores agr!oolas
debido a la existencia de ese sobrante de potencial de tra-bajo no solo impide que se obtenga el debido rendimiento
del esfuerzo humano sino que obstaculiza la organización
de la producci&n en t~r.minos que permitan obtener el debi
do rendimiento de la tierra, disminuyendo as! las posibil!
dadas de autoabastecimiento nacional en al~entos y mate-
rias primas de origen agrario.
c).- Que la absorción por parte de las industrias y servicios
del sobrante de mano de obra que actualmente existe en las
zonas rurales españolas cifrado en el cuerpo de este infor
me y de los que se vayan produciendo en virtud del incre
mento natural de la población no solo es una condimón -
inexcusable para resolver los problemas económicos y socia-les que afectan aJ. campo español sino la premisa fUndamen-
tal del resurgimiento económico de nua stra patria y de la
elevaaión general. del nivel de vida de nuestro pueblo.
d).- Que la creación de trabajo industrial subsidiario en las
zonas rurales para absorber los sobrantes estacionales de
potencial de trabajo y crear posibilidades de ocupación
para la mano de obra femenina inactiva, es de todo punto
- 45 -
indispensable no solo como complemento de la transforma-
cidn econdmica propuesta sino como elemento auXiliar de la
misma que atenda las consecuencias de la falta de raciona
lización durante el plazo de tiempo, necesariamenta largo,
en que ha de tener lugar la transformaci&n y tambiW1 como
medio de facilitar el aprendizaje industrial a la mano de
obra que ha de ser transferida a actividades no agricolas.
Pero si el anterior estudio nos ha permitido plantear al probl~
me deduciendo las anteriores conclusiones acerca de las directrices
generales de la politice económica a seguir, así como estimar las
dimensiones de la tarea a realizar dando unas cifras de 6rden acerca
del volumen probable de esos excedentes de potencial laboral, estima
mas que estos trabajos deben ser proseguidos ,con toda la amplitud da
medios que la importancia de la cuesti&n exigen. Y por ello propone-
mas:
12.- Que mediante el nombramiento de una ponencia o por el pro
cedimiento que se estime oportuno se prosigan. los estudios
iniciados en este informe acoplando toda la masa de datos
estadfsticos que puedan ser ohtenidos"de la organizaci6n
Sindical y de los Departamentos Oficiales al objeto de que
pueda ser analizado el problema bajo todos sus aspectos en
relaci&n con las diversas regiones agrfcolas españolas,
confirmando o rectificando las conclusiones num~ricas a
las que se ha llegado y estudiando las modalidades que la
solución general del problema que hemos propuesto puede te
nar en las distintas provincias o comarcas españolas.
22.- \oi.ue se ensaye la transformaci&n industrial-agraria propug
nada en el cuerpo de este informe en una zona rural. de su
ficiente amplitud para aplicar el sistema en escala impor
tante y deducir de tal aplicaci6n pr~ctica consecuencias
que pueden ser u~ilizadas en relaci&n con la política eco-
- 46 -
n6mica general del paia. A tal efecto debería proponerse
que el Instituto Nacional de Colonización por medio de la
Ley de 0010nización de grandes zonas de inter~s nacional
procediera a la transformación agraria de la zona elegida
organizando racionalmente las explotaciones a fin de obte
ner mediante la mecanizaci&n de las labores y la ordena
ción científica de los cultivos el mdxinltl rendimiento posi. -
ble de la tierra y del esfuerzo humano. El Instituto Na--
ciona! de Industria pOdría, en colaboración con el de 0010
nización, proceder a la creación de las industrias necesa
rias para absorber los sobrantes de potencial de trabajo
cuya transferencia es indispensable para que pueda llevar
se a cabo la racionalizaci&n agraria, así como montar los
talleres y obradores destinados a absorber los sobrantes
estacionales de jornadas de trabajo del personal que con
tinuara adscrito a las tareas agrícolas despu~s de la tran!
formación. Y finalmente por los Servicios Sindicales de
~'ormación Profesional y de Colonización podr:tan atenderae
las misiones relativas a la capacitación de la mano de
obra agrícola y al aspecto sociaI o
32.- En relaci&n con este último convendría se ensaJ~ran las
tres modalidades fundamentales q~e puede adoptar el r~gi
men de explotación despu~s de la transformación div~di~n
dose las zonas en tres subacnas , Una de ellas se explota
ría segÚn el sistema de gran empresa. En otrra se realiza
na la explotación en rdgimen de cooperativa d.e pequehos
propietarios poseyendo o utilizando en eomdn las mdquinas
de utillaje, estando al frente de la cooperativa una dire~
eicS'n agroncS'mica facultativa , Y en la tercera se ensayar:!a
un rggimen mixto de gran empresa para los cereales y culti.
vos asociados disponiendo ampero loa c~sinos englobados
47
en la empresa huertos y parcelas individuales con algo de
ganado de su propiedad. Todo ello a fín de obtener datos
acerca de cual seria el sistema que hiciera compatible la
nutxima eficacia desde el. punto de vista productivo con la
organizacicSn mas deseabl.e desde el punto de vista social..
4Q.- Qtle Q8!mJlamo se ensaye en escala importante en aJ.guna o
a1.gu.nas de las regiones españolas mas duramente afeotadas
por el paro estacional -en zona olivarera andaluza y en
cualquiera de las zonas de monocultivo cereal- la creacicSn
de trabajo industrial subsidiario para estudiar en la pr~.2.
tica las ventajas que ofrece este sistema, y los problemas
que plantea como antecedente para su aplicacicSn ul.ter1or a
todo el territorio nacional.
~ los anejos 22 y 32 de este informe se recopilan algunos da
tos que pudieran orientar la realizacicSn práctica de estas dltimas
proposiciones.
-----.-------
60984 81800
"1 "" " " I"" 111011828B- 36492
364!