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Lección del Cardenal Sarah sobre el Martirio:
¿Quién tendrá hoy el coraje de alzarse por Dios, sin otras armas que el rosario y el Sagrado Corazón, como hicieron los mártires de la Vendèe? Cardenal Robert Sarah
El cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en su visita del pasado agosto a la localidad vendeana de Le Puy du Fou, ofreció la Santa Misa en sufragio y memoria de los mártires de aquella región, víctimas del Terror de la Revolución francesa, que lucharon y dieron su vida por defender su fe, sus iglesias y sus sacerdotes.
En su homilía elogió el heroísmo de los vendeanos de fines del siglo XVIII, y los presentó como modelo para los católicos de hoy ante el poder que exhiben los nuevos enemigos de Dios, y se preguntó: "¿Quién tendrá hoy el coraje de levantarse por Dios como entonces, sin otras armas que el rosario y el Sagrado Corazón, para enfrentarse a las columnas de la muerte de nuestro tiempo, que son el relativismo, el indiferentismo y el desprecio de Dios? Mons. Sarah señaló que "la ideología de género, el desprecio de la fecundidad y de la fidelidad son los nuevos slogans de esta revolución. Las familias son hoy como otras Vendèes a las que hay que exterminar. Se planifica metódicamente su desaparición, como se hizo en otro tiempo en la Vendée. "Todo cristiano es hoy espiritualmente un vendeano".
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El popular alzamiento de la Vendèe
En la región del noroeste francés de Poitiers, Angers, Luçón y Nantes, tuvo lugar en 1793 una sublevación del pueblo católico contra la Revolución Francesa. Las autoridades del Terror la aplastaron mediante un atroz genocidio.
La "Epopeya de La Vendée" refiere la gesta católica emprendida por campesinos y sus familias —acompañados por nobles y sacerdotes — que se alzaron en un autodenominado ejército católico y real —, llevando prendidas escarapelas del Sagrado Corazón y, que lucharon y
murieron por que la presencia social de Cristo Rey por su Corazón no fuera desterrada de sus pueblos.
Afirmó el cardenal Sarah: “Los vendeanos fueron derrotados y masacrados, pero “la historia, la verdadera historia, sabe que en el fondo los campesinos vandeanos triunfaron. Gracias a los vandeanos, la Revolución ha tenido que quitarse la máscara y revelar su rostro de odio hacia Dios y hacia la fe”.
El historiador Reynald Secher calificó de genocidio la represión contra la Vandèe
Escribe Reynald Secher:“el General Westermann, el carnicero de la Vendée, informó al Comité De Seguridad Pública después de la batalla de Savenay en diciembre de
1793 – tras la que fueron masacrados 6.000 prisioneros vendeanos – “siguiendo las órdenes que me dieron, aplasté a los niños bajo las patas de los caballos, masacré mujeres… No tomé ni un sólo prisionero… los exterminé a todos”.
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Las palabras de Westermann: “siguiendo las órdenes que ustedes me dieron”, demuestran que el genocidio de los católicos vendeanos no puede considerare como un exceso de un ejército que en el fragor del combate se volvió loco.”Para ser considerado culpable de crimen de fanatismo, y sin más asesinado, bastaba suponer que cualquier vendeano podía ocultar a un sacerdote, oír Misa clandestina o rezar el Rosario.
Comenta la profesora Anne Barbeau Gardiner sobre la obra de Secher:”Fue un programa de aniquilación ordenado por los líderes del ateísmo dogmático gobernante.
La Convención Nacional tomó la fría decisión de que los católicos vendeanos “deben ser exterminados de la faz de la tierra”. Ordenaron a las tropas nacionales dividirse en columnas y marchar a través de la región Oeste de Francia destruyendo todo y a todos, ancianos, mujeres y niños. La región se transformó en un cementerio que sirviera de lección para todos los católicos en Francia.”
Mártires vendeanos beatificados
San Juan Pablo II beatificó el 19 de febrero de 1984 a 84 mártires vendeanos que murieron por la Fe fusilados en Champ-des-Martyrs d’Avrillé, y a otros 15 que fueron guillotinados en Angers. También fueron ahogados 5.000 vendeanos en el río Loira en Nantes -sacerdotes, ancianos, mujeres y niños -, y otras
3.000 mujeres católicas fueron lanzadas al agua y ahogadas en Pont-au-Baux.
En su homilía dijo el Papa: "Son algunos de los numerosos mártires que en tiempos de la Revolución Francesa aceptaron la muerte, porque quisieron conservar su fe y su religión con firme adhesión a la Iglesia católica y romana; sacerdotes que se negaron a prestar un juramento que consideraban cismático, y que no quisieron abandonar su cargo pastoral; laicos que permanecieron fieles a
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estos sacerdotes, a la Misa celebrada por ellos y a las manifestaciones de culto a María y a los santos.»
Homilía del Cardenal Robert Sarah (Extracto tomado de INFOVATICANA. 20 mayo, 2018. Traducción de María Arratíbel)
“Hermanos: Ofrecemos esta
noche el sacrificio de la Misa
con un grito hacia el Cielo,
recordando al mundo que,
frente al odio por la fe, se
levantó un pueblo: ¡El
pueblo de la Vendée!
Queridos amigos, ¡Hacéis
hoy revivir a esos
trescientos mil hombres,
mujeres y niños, víctimas
del Terror! Dais voz a
aquellos a quienes se quiso
silenciar, ¡porque
rechazaban la mentira de la ideología atea! ¡Rendís homenaje a aquellos a quienes se
pretende ahogar en el olvido porque se oponían a que se les arrancara la libertad de
creer y de celebrar la Misa!
“Vuestro trabajo es justo y necesario (…) con él ofrecéis al fin una digna sepultura a
todos esos mártires a los que la Revolución quiso dejar sin tumbas, abandonados a los
perros y los cuervos!
Frente a la dictadura del relativismo, frente al terrorismo
del pensamiento que, de nuevo, quiere arrancar a Dios del
corazón de los niños, necesitamos reencontrar la frescura
de espíritu, la simplicidad alegre y ardiente de estos
santos y mártires.
Cuando la Revolución quiso privar a los vandeanos de sus
sacerdotes, todo un pueblo se sublevó. ¡Ante los cañones,
estos pobres solo tenían sus bastones! ¡Frente a los fusiles,
sólo poseían sus hoces! ¡Frente al odio de las columnas
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infernales, sólo presentaban su rosario, su oración y el Sagrado Corazón bordado en
rojo en su pecho con las iniciales de Jesucristo Rey!
Vendeanos oyendo Santa Misa
clandestina oficiada por un
sacerdote no juramentado
Frente al despliegue
planificado y metódico del
Terror, los vandeanos
sabían bien que serían
aplastados. Sin embargo,
ofrecieron cantando su
sacrificio al Señor… Pero
Dios estaba allí. ¡Su poder
se reveló en la debilidad!
La historia –la verdadera historia- sabe que en el fondo los campesinos vandeanos
triunfaron… Gracias a los vandeanos, la Revolución ha tenido que quitarse la máscara y
revelar su rostro de odio hacia Dios y hacia la fe.
“No tuvieron miedo… estaban seguros de que, más allá de la
muerte, el Corazón de Jesús sería su única patria.”
Los vandeanos oyeron la llamada que Cristo nos lanza en el Evangelio de hoy: “¡Confiad!
¡Soy yo, no temáis!” Cuando rugía la tempestad, cuando la barca hacía aguas por todas
partes, no tuvieron miedo…tan seguros estaban de que, más allá de la muerte, el
Corazón de Jesús sería su única patria.
Hermanos míos, los cristianos necesitamos ese espíritu de los vandeanos. ¡Necesitamos
ese ejemplo! ¡Como ellos, tenemos que abandonar nuestros campos y cosechas, dejar
sus surcos, para combatir no por intereses humanos, sino por Dios!
¿Quién se levantará hoy por Dios? ¿Quién se enfrentará a los modernos perseguidores
de la iglesia? ¿Quién tendrá el coraje de levantarse sin otras armas que el rosario y el
Sagrado Corazón, para enfrentarse a las columnas de la muerte de nuestro tiempo que
son el relativismo, el indiferentismo y el desprecio de Dios?
Como nuestros hermanos vandeanos de otro tiempo, estamos llamados hoy a dar
testimonio, es decir, ¡al martirio! Hoy en Oriente, en Pakistán, en África, nuestros
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hermanos cristianos mueren por su fe, aplastados por las columnas del islamismo
perseguidor.
“La sangre de los mártires corre por vuestras venas, ¡sed fieles! Somos espiritualmente hijos de la Vendèe mártir”
Y tú, pueblo de Francia, tú, pueblo de la Vendée, ¿cuándo te levantarás con las armas
pacíficas de la caridad y la oración para defender tu fe? Amigos, la sangre de los
mártires corre por vuestras venas, ¡sed fieles! Somos todos espiritualmente hijos de la
Vendée mártir.
Incluso nosotros, los africanos, que hemos recibido tanto de los misioneros vandeanos
que vinieron a morir entre nosotros para anunciar a Cristo. Debemos ser fieles a su
herencia. Las almas de estos mártires nos rodean en este lugar.
¿Qué nos dicen? ¿Qué quieren
transmitirnos? Para empezar su
coraje. Cuando se trata de Dios no hay
otro compromiso, ¡el honor de Dios
no se disputa!
Y ello debe empezar por nuestra vida
personal, de oración y de adoración. Es
tiempo, hermanos míos, de rebelarnos
contra el ateísmo práctico que asfixia
nuestras vidas. ¡Oremos en familia, pongamos a Dios en primer lugar! ¡Una familia que
reza es una familia que vive! ¡Un cristiano que no reza, que no sabe dejar sitio a Dios a
través del silencio y la adoración, acaba muriendo!
Los mártires de la Vendée nos enseñan además
el sentido del perdón y la misericordia. Ante la
persecución, ante el odio, guardaron en el corazón el
deseo de la paz y el perdón.
Recordad cómo el general Bonchamp de 33 años,
ordenó liberar a cerca de cinco mil prisioneros
gubernamentales, solo unos minutos antes de morir.
General Bonchamp
(Los revolucionarios respondieron a esta gracia ahogando en
Vihiers a más de 600 prisioneros vendeanos. Los prisioneros
liberados por Bonchamps se dirigieron a las inmediaciones de
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Yzernay, donde masacraron a 2.000 soldados heridos, y a cuantos ancianos, mujeres y niños
encontraron)
“Sepamos, como los mártires de la Vendée, extraer este don de su fuente: el Corazón de Jesús”
Prosigue el Cardenal Sarah: “¡Somos el ejército del Corazón de Jesús y como él
queremos estar llenos de dulzura! Los mártires vandeanos, vuestros ancestros no se
batieron por sus intereses, no tenían nada que ganar. Nos dan hoy una lección de
humanidad. Vivimos en un mundo marcado por la dictadura del dinero, del interés, de la
riqueza. El gozo del don gratuito es despreciado y objeto de burla en todas partes. Sin
embargo, solamente el amor generoso, el don desinteresado de la propia vida por Dios y
los hombres, puede vencer el odio que es la matriz de toda revolución. Los vandeanos
nos enseñaron a resistir estas revoluciones (…) ¡Solo el amor puede vencer el poder de
la muerte!
Todavía hoy, tal vez más que nunca, los ideólogos de la revolución pretenden destruir el
lugar natural del don de sí mismo, de la generosidad gozosa y del amor. Estoy hablando
de la familia. La ideología de género, el desprecio de la fecundidad y de la fidelidad son
los nuevos slogans de esta revolución. Las familias son hoy como otras Vendées a las
que hay que exterminar. Se planifica metódicamente su desaparición, como se hizo en
otro tiempo en la Vendée. Estos nuevos revolucionarios se inquietan frente a la
generosidad de las familias numerosas. Se burlan de las familias cristianas porque ellas
encarnan todo lo que ellos odian. Están dispuestos a lanzar sobre África nuevas
“columnas infernales” para presionar a las familias e imponerles la esterilización, el
aborto y la anticoncepción. ¡África resistirá como hizo la Vendée! Por todas partes las
familias deben ser como la punta de lanza de esta revuelta contra la nueva dictadura del
egoísmo.
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En adelante, en el corazón de cada familia, de cada cristiano, de cada hombre de buena
voluntad, debe librarse una “Vendée interior”. ¡Todo cristiano es espiritualmente un
vandeano! No dejemos que se ahogue en nosotros el don generoso y gratuito. Sepamos,
como los mártires de la Vendée, extraer este don de su fuente: el Corazón de Jesús.
¡Oremos para que una poderosa y alegre Vendée interior se alce en la Iglesia y en el
mundo! Amen
El Cardenal Sarah ante la tumba de San Luis María Grignión de Montfort
El Cardenal Sarah estuvo antes
rezando ante el sepulcro de San
Luis María Grignon de Montfort en
San Laurent sur Sèvre, en la región
vendeana que, evangelizó como
popular y apasionado predicador
de la devoción filial a Nuestra
Señora como medio de llegar a
Jesús.
Su predicación la dejó inmunizada
contra el virus de la Revolución, y
por ello pudo alzarse contra el
gobierno anticatólico de Paris. San
Luis María fue el precursor de la
Vendèe. Los combatientes
colocaron sobre sus chalecos, sus
blusas, o como escarapela en sus
sombreros de amplias alas la
sagrada insignia difundida por el santo: el Sagrado Corazón en tela roja.
El día de su beatificación el obispo de
Angers, Mons.Freppel, lo proclamó así ante
20.000 vandeanos en St. Laurent-Sur-
Sèvre:
«…fue por Montfort y sus hijos
espirituales, los Misioneros de San
Lorenzo, por quienes corrió el flujo
fecundo de savia cristiana en los campos del Oeste durante todo el siglo XVIII, como
se engendró el heroísmo: la Fe religiosa y la fidelidad al poder legítimo.
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Por ello, cuando en un día de odio y de obcecación se llegó a atacar a los ungidos
del Señor, a todo lo que representaba Cristo en el estado y en la Iglesia, este pueblo
se estremeció y se levantó para defender lo que amaba y lo que respetaba».
Peregrinación a Chartres. Pentecostés de 2018: mensaje del Cardenal Sarah
"Vosotros jóvenes seréis los santos y los mártires que las naciones están esperando para una nueva evangelización. Vuestras patrias están sedientas
de Cristo, no las decepcionéis. "
La peregrinación a Chartres, organizada por la asociación Nuestra Señora de la Cristiandad bajo el patrocinio de San José, reunió este año en la Misa de Pentecostés a más de 12.000 fieles, la mayoría jóvenes, a quienes el cardenal Sarah envió un mensaje fuerte. Si el
cansancio acumulado por los peregrinos a lo largo de 105 Kms. en tres días de caminata desde París les invitaba al sueño, el cardenal se encargó así de despertarles:
"Queridos peregrinos de Francia, mirad esta
catedral, vuestros antepasados la
construyeron para proclamar su fe. (...) No
eran perfectos, no carecían de pecados, pero querían que la luz de la fe iluminara su
oscuridad. ¡Hoy también, vosotros, gente de Francia, despertad, elegid
la Luz, abandonad la oscuridad! "
A los millares de jóvenes franceses, irlandeses, alemanes, españoles, y
también estadounidenses, australianos o japoneses, -la edad promedio
era de 21 -, les lanzó un llamamiento que evoca el proclamado el 31 de
octubre de 2016 en Vézelay: "Si sois fieles a vuestro compromiso,
cambiaréis el mundo", y les exhortó a marchar contra corriente con la
ligereza de los hijos de Dios, desterrando toda tentación de
desesperanza: "Seréis los santos y los mártires que las naciones están
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esperando para una nueva evangelización. Vuestras patrias están sedientas de Cristo, no
las decepcionéis. "
Para confrontar el vitoreo ofrecido desde 1989 con ocasión del bicentenario de la Revolución
Francesa, ocultando su sangrienta cara oculta del genocidio de la Vendèe, invitamos a leer:
Sobre el libro del profesor Reynald Secher puede verse DVD:
http://www.youtube.com/watch?v=GphXUL_jzvU&feature=player_embedded#t=0Secher
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