EDITORIAL
Pág. 4 Cumpleaños
CARTAS EN LA BOTELLA
Pág. 6 Eric J. Hobsbawm y su legado
Por Anneo
Pág. 9 La dialéctica populista como estrategia de los poderosos: Livio Druso y el 15-M
Por Xerardo Torrado Agulla
Pág. 12 Twitter, Churchill y los fascistas del futuro
Por Rita Turmix
Pág. 14 Victoria y violencia: El vencedor, verdugo del vencido
Por Anneo
BAJO LA PALMERA
Pág. 17 James Bond y el fin del postmodernismo (Parte 1)
Por Sergio Toxo
A LA DERIVA
Pág. 22 A pedra/La piedra
Por Quecha Menduíña
3
mundo sus escritos, pero se ve limitada por un
pensamiento habitual: ¿Lo que escribo merece la
pena? ¿Es lo suficientemente bueno para traspasar
la frontera del coloquio de cafetería?
Hace poco nos escribía un colaborador. Nos
decía que después de meses dándole vueltas a un
artículo, había encontrado en Internet que alguien
había escrito ya sobre su mismo tema.
Me pareció sorprendente que se mostrase
tan decaído y, sobre todo, que ello fuera motivo
para no continuar escribiendo su artículo. «Está
todo escrito. ¿Qué puedo aportar yo?». Y es cierto,
quizá nada nuevo. Todo está pensado, todo está
inventado o en vías de desarrollo, todo está escrito,
dibujado, fotografiado, esculpido... Un profesor
dijo una vez que no nos engañásemos a nosotros
mismos considerándonos originales: ya nada era
original. Y la búsqueda de la originalidad, con la
Editorial
Y con esto nos ponemos en el tercer número de
REVISTA ISLA ESPEJO, ¡el mismo mes en que
cumplimos nuestro primer añito de vida! Increíble
pero cierto. Tan cierto como que esto sería imposible
sin vosotros, nuestros lectores, y sobre todo nuestros
colaboradores. Gracias.
Queríamos dedicar precisamente a ellos esta
Editorial, pues sin su valentía y resolución, sin su
ánimo de compartir sus escritos con todos, las
páginas de esta revista estarían vacías.
¿Y por qué hablamos justamente de ánimo?
Pues porque pensamos que esa es la clave. Una parte
de nosotros se limita a arreglar el mundo en nuestras
redes sociales particulares, o delante de un café con
los amigos, o en un seminario en la facultad en el
caso de los más osados. Nos contentamos con
generar debates a pequeña escala sobre cualquier
tema imaginable, cómodos de defender y fáciles de
terminar, pero nos asusta que nuestra reflexión quede
recogida en una publicación. Como si esto la
convirtiese en inmortal y ello fuera negativo.
Otra parte, algo diferente a la primera y
mejor escondida, ansía compartir con el resto del Foto: Patricia Pintor
Foto: Leo Gelpi
lógica de mi profesor en la mano, no haría sino
limitarnos. En el caso de nuestro colaborador,
resultó totalmente cierto. Esa búsqueda de la
originalidad y la excelencia, lejos de motivarlo,
estaba impidiendo que avanzase.
No me cabe duda de que alguien que
reflexionó durante tanto tiempo sobre un artículo
sería capaz de hacer algo digno de ser considerado,
pero su percepción era diferente. Quizá no valía la
pena. Primero, porque no iba a ser único, y
segundo, porque no siendo único no podría ser el
mejor.
Esta creencia bien podría aplicarse al
grueso de la sociedad que ve desmoronarse la
realidad a su alrededor y no se anima a actuar, a
involucrase en las iniciativas de otros o a plantear
cosas nuevas. Quizá considere que todo está
inventado ya y no puede aportar nada mejor. O tal
vez que el interior está tan podrido que sus ideas no
harían sino pudrirse también. O quizá no sería
demasiado bueno y fracasaría como el resto. O
quizá no se atreva ni a pensarlo. Pero si lo hace, en
todo caso, si se anima a poner por escrito aquello
que le ronda por la cabeza y nos elige como
plataforma de expresión aunque sea una única vez,
habremos cumplido con el objetivo que nos
propusimos en marzo de 2012.
Gracias,
El Equipo de Revista Isla Espejo.
Cartas en la botellaReflexiones sobre política, economía, historia y actualidad social.
Eric J. Hobsbawm y su legado
ARTÍCULOS
«Pero no abandonemos las armas, ni siquiera en los momentos más difíciles. La injusticia social debe seguir siendo denunciada y combatida. El mundo no
mejorará por sí solo¹.»
E. J. Hobsbawm, palabras finales de su autobiografía.
Por Anneo
PARA la persona que no lo conozca, Eric J.
Hobsbawm fue un historiador inglés perteneciente a
la historiografía marxista que destacó por la
elaboración de varias obras de referencia sobre la
Edad Contemporánea, la creación de la revista Past
& Present y por ser un referente de la intelectualidad
inglesa de los últimos tiempos. Para la que sí lo
conozca, aparte de lo ya dicho, espero que convenga
conmigo en que una de sus mayores virtudes fue la
de no dejar a ninguno de sus lectores indiferente.
Murió en octubre de 2012 a la edad de 95 años y
sinceramente pienso que alguien que ha sido capaz
de influenciar a tantas personas de tantos lugares
merece que se escriba sobre él algunas líneas a
modo de recuerdo de la huella que dejó. Por ello
quiero aportar mi granito de arena a tal efecto
hablando brevemente de su figura y obra.
Lo primero que he de reconocer es que la
figura de Hobsbawm en vida me produce cierto
vértigo histórico. Me explico: nació en la ciudad de
Alejandría, en el por aquel entonces parte del
protectorado británico en Egipto, en el seno de una
familia judía. Vivió después en la Viena recién
perdedora de la Primera Guerra Mundial y luego en el
Berlín del ascenso del nazismo. Luchó en la Segunda
Guerra Mundial y fue militante comunista en la
posguerra de un país del Bloque Occidental. Presenció
la recuperación económica europea de mediados de
siglo, las descolonizaciones que dieron vida a docenas
de estados, la amenaza de la guerra nuclear global, la
exploración espacial, el colapso de la Unión Soviética,
la gestación de la Unión Europea… La mayor parte
de estas cosas parecen ya pertenecer a un tiempo
perdido, tanto cambia el mundo de hoy. Pero el
avance de la historia nos lleva directamente a otra
época, otro momento. Ahora hay un nuevo
escenario, con nuevos factores y nuevas
necesidades. Aunque aplicando la visión de conjunto
de la que siempre hizo gala Hobsbawm, realmente
no parece que el abc haya cambiado demasiado:
masa social demandando equidad a una élite
centrada en sus propios intereses. Y es que
Hobsbawm, comunista convencido, tenía en la
consecución de la igualdad social uno de sus
motores de vida. Siempre fiel a la visión comunista
de la revolución, aunque también crítico (el capítulo
Ser comunista de su autobiografía no muestra una
visión demasiado positiva del funcionamiento de las
organizaciones de esta ideología) siempre eligió esa
doctrina como la base desde la que seguir el espíritu
revolucionario mundial y conseguir la definitiva
justicia social.
encaminada al consumo de masas. La profunda
vocación didáctica del historiador inglés fue contra
esta perspectiva. Quizá por ello personas como él
son menos famosas que las estrellas de cine o del
deporte.
En cualquier caso, Hobsbawm sí consiguió
hacerse escuchar en este ambiente y lo hizo gracias a
esa capacidad de análisis y a la visión de conjunto
que ponía en práctica en sus trabajos. Representaba
por tanto una manera de hacer historia que explicaba
desde lo global, desde el intento de llegar a una
comprensión general de la humanidad. Es cierto que
el materialismo histórico como metodología puede
ser discutible, pero desde luego el uso de la historia
desde un enfoque global para poder ofrecer
conclusiones sólidas que expliquen la realidad
humana es, en mi opinión, el único camino por el
que la historia como disciplina puede mostrarse útil.
En esta época destacan sobre todo los estudios
realizados desde el encorsetamiento cuadriculado
que no ve más allá de lo conveniente, ya sea esto una
localidad, un país, una guerra o una ideología.
Hobsbawm entendía que todos los elementos de la
realidad funcionan como un conjunto y por tanto
deben ser tratados como tal. Por supuesto, entender
el fenómeno local es importante, pero siempre para
tener una pieza más que encajar en el fenómeno
global.
La base última de los modelos de (no) pensamiento está en los grandes lobbies transnacionales que ejercen una presión cultural encaminada al consumo de masas. La profunda vocación didáctica del historiador inglés fue contra esta perspectiva
Como historiador, supone un ejemplo de
capacidad de análisis aplicada a la comprensión de la
sociedad. Ha sido uno de los pocos pensadores
reales que han conseguido desempeñar esa labor en
el siglo XX con éxito. Tampoco fue un siglo, como
no lo está siendo éste, en el que pensar esté bien
visto, asumámoslo. La imposición de modelos
preestablecidos de comportamiento hace demasiado
difícil que proliferen, aunque sí se generen, las
alternativas. Aunque suene muy conspiratorio, en mi
opinión la base última de estos modelos de (no)
pensamiento está en los grandes lobbies
transnacionales que ejercen una presión cultural
Fotograma de documental
Foto: Patricia Pintor
Hay todavía un elemento más que
caracterizó a la obra de Hobsbawm que merece ser
destacado: su voluntad de comunicación. Se
enmarcaba dentro de una tradición muy británica
consistente en que, escribas del tema del que
escribas, por muy científico que sea, debes hacerlo
con calidad literaria para que el gran público pueda
entenderlo. Él mismo lo expresa así en su
autobiografía: «Comprender la historia es
importante tanto para los ciudadanos de a pie como
para los expertos, y Gran Bretaña tiene la suerte de
contar con una poderosa tradición de expertos que
han escrito con seriedad, pero con simplicidad para
que resultara accesible a un público más amplio
[…] Los historiadores no deberían escribir
exclusivamente para sus colegas»². Recordando mis
clases de historia, me vienen a la cabeza algunos
profesores que despreciaban esta idea, llegando
incluso a ridiculizarla. Yo estoy absolutamente de
La divulgación histórica es fundamental para la supervivencia de la disciplina, porque implica comunicación con el resto de homínidos que viven fuera de nuestra cueva. Opinar que un escrito histórico es de menor calidad porque es comunicado además de con rigor con tono literario es, a la vez que presuntuoso, insostenible.
acuerdo con Hobsbawm. La divulgación histórica es
fundamental para la supervivencia de la disciplina,
porque implica comunicación con el resto de
homínidos que viven fuera de nuestra cueva. Opinar
que un escrito histórico es de menor calidad porque
es comunicado además de con rigor con tono
literario es, a la vez que presuntuoso, insostenible.
Es un buen momento para leer a
Hobsbawm. Realmente, siempre ha sido buen
momento para leerle, pero ahora más. No porque
haya muerto recientemente, sino porque a través de
su obra quizá podamos ayudarnos a comprender
mejor la convulsa época histórica que estamos
viviendo hoy en día. Es la voz de la experiencia de
una vida dedicada a la comprensión humana y eso
es algo que no deberíamos pasar por alto. ▄
______________________
Notas:
1. E.J. Hobsbawm (2005): Años interesantes. Una
vida en el siglo XX. Pg. 379.
2. E. J. Hobsbawm: ibid, Pg. 261.
La dialéctica populista:
Livio Druso y el 15MPor Xerardo Torrado Agulla
Un estudio sobre la dialéctica populista como estrategia de los poderosos. ¿Es posible ganar unas elecciones cuando el grueso visible
de la sociedad se te opone? ¿Dónde está la clave?
LOS movimientos sociales, al igual que una
reacción química, tienen unos catalizadores
semejantes. Llegan a sorprender los resultados de
un estudio comparativo cuando enfrentamos
problemáticas y sucesos contemporáneos con
sucesos acaecidos hace veintidós siglos. Es habitual
ver y escuchar en tertulias políticas a periodistas,
economistas, politólogos y sociólogos, pero nunca
he visto a ningún especialista en Historia Antigua...
Será que no se fían de su capacidad de análisis y los
imaginan en otra dimensión, en una torre de marfil
leyendo a Tito Livio y a Plutarco... Simplemente: su
opinión no cuenta.
A pesar de ello me gustaría dejar algo
escrito desde este punto de vista, el de la Historia
Antigua. Algo relacionado con un problema que
afecta a las portadas de los periódicos de cada día y
que hoy extraña a mucho incauto: ¡¿Cómo puede
ganar elecciones el Partido Popular cuando, en
teoría, se enfrenta con una sociedad que se le
opone?!
Dentro de esta “oposición” a la política de
la derecha, se encuentra el llamado “Movimiento
15-M”, pero lejos de perjudicar a la derecha no hizo
sino auparla hasta las mayorías absolutas, primero
en Madrid y luego en Galicia. Un ex-analista del
viejo KGB, opinó que el “movimiento 15-M” era un
movimiento social “de diseño” similar a aquel que
la CIA había montado en la entonces República
Socialista de Rumanía para derrocar el régimen
comunista de Chauchescu... Esta es una opinión
discutible, pero sí creo que hay que señalar el flaco
favor que le hizo el “movimiento 15-M” a la
izquierda y el gran favor que, por la contra, le hizo a
la derecha, algo que parece fuera de toda lógica
pero que es muy fácil de entender.
El “movimiento 15-M” sólo provocó la
desmovilización del electorado de izquierdas, ya
que ese sentimiento de indignación, de no votar,
nunca forma raíces en el electorado de la derecha
constitucional, que no tiene duda alguna sobre si va
a votar o no, o a quién. Esto, acompañado de una
ley electoral injusta, es lo que deja en manos de la
derecha las mayorías absolutas de los parlamentos.
Y ahora viene un ejemplo histórico tomado
de la antigua Roma. Los hermanos Gracos, Tiberio
Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco, fueron
los protagonistas de una serie de hechos trascenden-
tes en la República romana de la segunda mitad del
siglo II a. C.
Tras el asesinato de Tiberio, su hermano
Cayo Sempronio Graco, cuestor en Cerdeña, se
presenta en Roma para ser elegido Tribuno de la
plebe¹, algo que consigue en el año 124 a.C. Desde
este puesto, propone sus tres grandes leyes
sometiéndolas a votación en 122 a.C: ley agraria
El sentimiento de indignación, de no votar, nunca forma raíces en el electorado de la derecha constitucional, que no tiene duda alguna sobre si va a votar o no, o a quién. Esto, acompañado de una ley electoral injusta, es lo que deja en manos de la derecha las mayorías absolutas de los parlamentos.
(que otorgaba los poderes sobre la tierra a una
comisión de nueva creación), ley frumentaria (que
obligaba al Estado a bajar el precio del cereal) y la
relativa a la fundación de colonias. Estas leyes eran
la solución para que el ager publicus (la tierra
pública) dejase de estar dominado por un pequeño
número de optimates (aristócratas) en perjuicio de
los pequeños campesinos. Un problema que venía
de antiguo y que no es objeto tratar aquí. Cayo se
encuentra, como anteriormente lo hizo su hermano,
con la oposición de los optimates, que usan esta vez
a otro de los tribunos, Marco Livio Druso. La
táctica fue sencilla: proponer medidas todavía más
populistas que las de Cayo. Logró ganarse el favor
del pueblo y Cayo Graco no fue reelegido como
tribuno. A pesar de la victoria de Livio Druso, sus
propuestas nunca se llevaron a cabo. En los años
sucesivos, las reformas de los hermanos Graco son
desmontadas y, a causa de su impopularidad, una
revuelta en el Aventino acaba con la vida de Cayo
Graco. El pueblo dejó que le llenasen la cabeza con
quimeras, asestando un golpe mortal a las tentativas
factibles.
Creo que el silogismo ha quedado bien
claro. En el contexto actual, el “movimiento 15-M”
provoca la derrota de la izquierda y el ascenso de la
derecha al vender quimeras en vez de programas
sensatos que puedan defenderse desde los escaños
de un Parlamento. Escaños que, por cierto, están
ocupados por mayorías absolutas de la derecha, así
que ya no cabe ni el debate. Creo que el este
movimiento social, de “diseño” o no, le hace un
gran favor al Capital, los representantes actuales de
aquellos especuladores optimates. De ser cierta la
opinión del mencionado ex-analista del viejo KGB,
estaría bien claro quién “diseñó” tal movimiento:
Pero... ¿Sería esto posible y que lo hicieran delante
de nuestras propias narices?. ¿Acaso se imaginaba
el proletariado romano que Livio Druso era un
pelele de los optimates?. Claro está que es posible
que este favor lo hagan de forma inconsciente. La
Foto: Patricia Pintor
Historia nos da entender qué es lo que puede y no
puede ocurrir, y en esto los historiadores golean sin
misericordia a periodistas, economistas y
sociólogos, con sus números y estadísticas. Una vez
más viene a mi mente aquello de que “el hombre es
el único animal que tropieza dos veces en la misma
piedra”.
En nada se parece el “movimiento 15-M” a
los movimientos revolucionarios de la Europa de
1848. En el aquel ambiente revolucionario y
poniendo en peligro su integridad, el anarquista ruso
Mijail Bakunin asiste en Dresde a la interpretación
de la novena sinfonía de Beethoven bajo la batuta
del maestro de capilla de la corte de Sajonia, el
mismísimo Richard Wagner. Bakunin pensaba que
antes de crear un nuevo orden, antes había que
destruirlo todo, pero tras escuchar a la “coral” de
Beethoven se levanta de su butaca y abraza al
director, Richard Wagner, para decirle: “¡Richard,
debemos actuar de prisa, esta obra es lo único que
merece ser salvado!”. Se preguntará el lector qué
tiene que ver esta anécdota musical con el presente
artículo y yo digo... ¡Todo!. Quien tenga
entendimiento que entienda. ▄
__________________
Notas:
1. Cargo de la antigua República romana elegido
por el Concilium plebis (la asamblea de la plebe)
para defender a la plebe de las arbitrariedades de los
poderosos. Se cree que fueron creados en el 494
a.C. tras la primera secesión de los plebeyos, siendo
diez originalmente. Tenían carácter sacrosanto,
podían presentar el veto al gobierno o sus propios
colegas y entre sus atribuciones estaban las de
convocara a la asamblea, una reunión (contio),
promulgar plebiscitos e incluso imponer la pena de
muerte. A partir de la lex Atinia del 149 a.C. forman
parte del Senado.
Foto: Patricia Pintor
“Los fascistas del futuro se llamarán
a sí mismos antifascistas”.
TWITTER es una mina. Desde hace meses, un
considerable número de españoles (desde jóvenes
estudiantes a periodistas de renombre) twittean y
retwittean esta frase que atribuyen a Winston
Churchill, sin citar la fuente de origen de tan bonita
sentencia más allá de “Ya lo dijo Churchill en su
momento”. Se referían con ella a los manifestantes
del 25S y, por extensión, a todos los manifestantes
desde esa fecha a quienes otorgan sin género de
duda una ideología de izquierdas.
Decía que dicha frase se cita, continúa
citándose, pero no sabemos la fuente. No creo que
sea posible encontrarla, ya que no existe. Todo
apunta a que Churchill no pronunció jamás algo
parecido, si bien la frase es espléndida.
Merece la pena estudiar la jugada: Inducir
la creencia de que existe un fascismo de izquierdas.
Brillante. Salvando las distancias, esta
identificación absurda del fascismo con la
izquierda, me recordó a la propaganda anti-
republicana de militares y ultracatólicos, que
Twitter, Churchill y los fascistas del futuro
Por Rita Turmix
Meses atrás, periodistas de algunas de las publicaciones conservadoras más vendidas de este país, twitteaban una sentencia atribuida a Churchill en esta conocida red
social convirtiendo al líder del Partido Conservador británico en un presunto visionario de los movimientos de protesta social de nuestros días
durante los años de la II República azuzaron a la
derecha antidemócrata, adoctrinada en el
catolicismo más conservador, convenciéndolos de
que el progreso sólo traía a España la pornografía,
la masonería, la africanización, el judaísmo y la
muerte de la civilización.
A este respecto, es interesante la lectura de
El holocausto español (Debate 2011), del
historiador Paul Preston (Liverpool, RU, 1946). La
primera parte de este libro está dedicada a narrar los
orígenes del sentimiento de odio y violencia contra
la izquierda que desembocó en el golpe de Estado,
inicio de la Guerra Civil española (1936-1939),
recogiendo extractos de artículos, discursos y
diarios de personalidades de hombres tan conocidos
y claves en el Golpe como el General Emilio Mola,
José Calvo Sotelo, Onésimo Redondo, Ramiro
Ledesma o José María Gil Robles.
Leemos cómo entre las JONS, la Falange,
la Iglesia y los militares de la Guerra de África,
prepararon a la perfección el campo de cultivo para
que el Golpe de Estado de 1936 no fracasase como
el del general Sanjurjo (1932). Gil Robles, líder de
la CEDA, legitimando el uso de la violencia contra
la izquierda debido a su inferioridad racial al tiempo
que llamaba en sus discursos a la necesidad de
emprender una nueva reconquista y depurar la
patria de masones judeizantes¹. Y lo hacía ya tras
las elecciones del 33, cuando comenzaba el bienio
radical-cedista (1934-1936) y su poder político en
España era real y condicionaba el gobierno del
Partido Radical de Lerroux. José Calvo Sotelo,
cuyo asesinato motivó la adhesión de Franco al
Golpe según la teoría tradicional, llamando a Largo
Caballero (líder de PSOE y UGT) “Lenin
marroqu픲 en uno de sus discursos. Onésimo
Redondo, admirador confeso del fascismo europeo,
traductor del Mein Kampf y coofundador de las
JONS junto con Ramiro Ledesma, escribía en el
boletín mensual de las JONS en mayo de 1933: “Y
la victoria definitiva del marxismo sería la
reafricanización de España, la victoria conjunta de
los elementos semitas”³, y pedía desde el 31 que se
impusiese “la sensatez racial” frente a tanto
desconcierto4. Por supuesto, sin olvidarnos de Mola,
alabando en 1933 el método de Hitler para lograr el
resurgir de su pueblo: persiguiendo a judíos e
izquierdistas sin tregua ni cuartel5, considerando
que el triunfo del régimen democrático de la
república se debía a un contubernio judeomasónico.
Los verdaderos fascistas españoles,
embriagados de propaganda filonazi y sin ánimo de
ocultar sus relaciones con el fascismo y el nazismo,
atacaban a la izquierda con dos calificativos que, en
la época, eran sinónimos de horror supremo: la
izquierda era judía y mora, lo que justificaba su
desaparición. Pero el fascismo perdió la guerra en
Europa y, aunque no lo hizo en España, el ser
fascista que los dirigentes de la derecha rancia
española consideraban un orgullo, es hoy en día una
deshonra y un insulto. Por eso, la persona de
izquierdas que antaño era judía, marroquí o
pornográfica, es hoy fascista. Paradójico. ▄
____________________
1. Paul Preston cita uno de los discursos de José
María Gil Robles, en el Cine Monumental de
Madrid tras las elecciones del 1933: “Es necesario
ir a la reconquista de España”. Al tiempo que habla
de una necesaria política totalitaria para derrotar
implacablemente al socialismo. PRESTON, P. El
Holocausto español, pp.88-89 (Debate, 2011)
2. PRESTON, P. El Holocausto español, p.88
(Debate, 2011)
3. Ibíd, p.87 (Debate, 2011)
4. Ibíd, p.84 (Debate, 2011)
5. Ibíd, p.80 (Debate, 2011)
“La historia la escriben los vencedores".
FRASE repetida hasta la saciedad, que se escucha
en numerosos círculos, dicha por todo tipo de
personas de toda condición. Es una frase que se
repite como un axioma cargado de verdad. Es una
frase que, en mi opinión, los historiadores
deberíamos combatir. Más que nada porque su
significado encierra una idea preocupante para esta
rama del saber, la de que no podemos hacer nada
para desentrañar los hechos de manera eficaz para
posteriormente interpretarlos y mostrarlos de forma
veraz y eficiente. O sea, nuestro trabajo. Por eso
siempre que alguien cita esta frase delante de mí,
me veo obligado a aclarar que puede que la historia
la escriban los vencedores, pero el buen historiador
siempre tiene armas para desestructurar el discurso
del victorioso y para hallar fuentes que sirvan para
conocer al vencido.
Pero en cualquier caso, sí: La historia la
escriben los vencedores. Son ellos los que juzgan y
dictan sentencia, siempre de acuerdo a su ideología
y enfocando desde su prisma. El vencido, por tanto,
es mostrado como un ser inferior, representante de
lo que no es justo (llámese delincuente, opresor, o
Maligno, tanto da) donde lo correcto es siempre
representado por el que escribe, el vencedor. Es la
necesidad de entender el mundo de forma dual,
donde el otro es lo negativo frente al yo que es lo
positivo. Esto se puede exponer a través de una
Victoria y violenciaPor Anneo
El vencedor es verdugo del vencido. Anneo nos recuerda que el deber de los historiadores es presentarnos como iguales a vencedor y vencido,
huyendo de los relatos difamatorios del victorioso
leyenda religiosa en la que un conjunto de dioses y
héroes del orden vencen a los malvados monstruos
del caos, o a través de una película en el que un
héroe estadounidense es más listo, más guapo, más
gracioso y de más éxito social que el malvado ruso
cuya personalidad es un mix perfecto de sociópata y
violento maltratador. Por poner sólo dos ejemplos.
En último sentido lo que procura el discurso del
vencedor es mostrar que el otro ha sido vencido, es
decir, que lo que él representa, su ideología, sus
aportaciones, etc. son inferiores porque no han
logrado vencer. Es un discurso destructivo,
mediocre y temeroso. Destructivo porque,
impulsado por su propia naturaleza de vencedor,
sólo sabe definirse como lo contrario de lo que es
criticado. Mediocre porque no es capaz de hacerse
valer por sí mismo, por sus propias virtudes, y
necesita empujar al otro hacia abajo para ser capaz
de mantenerse arriba. Temeroso porque el vencedor
sigue teniendo miedo de su enemigo, sino no se
preocuparía de asegurar la losa bajo la que lo
enterró mediante un discurso histórico interesado.
Además, es un discurso que disuade al ciudadano de
hacerse cualquier tipo de pregunta autocrítica sobre
su realidad. Normalmente, es tan simple y perfecto
que si no se somete a crítica parece infalible.
Recordemos que al pueblo no se le suele enseñar a
pensar.
"Vae victis", suele decirse: "Ay de los
vencidos". Con ellos se puede hacer todo lo que el
bando ganador desee. Pero conviene entrar en
consideración con el vencido. Una sociedad que
dejase de analizar su pasado en función de
vencedores o vencidos (es decir, somos eso y no
fuimos eso otro; somos lo bueno y por suerte no
somos lo malo), sería una sociedad mucho más
íntegra y coherente con su naturaleza, porque la
naturaleza de los vencidos también es parte de
nosotros a través de su ausencia. Al decir que hay
que entrar en consideración, no digo que haya que
defender las causas pasadas, no podría por ejemplo
defender nada de lo que hicieron los fascismos, con
los nazis a la cabeza, durante buena parte del siglo
XX. Pero sí que sería una muestra de madurez el
asumir que el vencido forma parte de nosotros
precisamente por haber sido vencido; una sociedad
se define tanto por lo que es como por lo que no es,
son dos dimensiones de una misma naturaleza, dos
caras de una misma moneda. Por ello es bueno que
nos sentemos con calma y hagamos uso de la razón
aplicada (esa que dejó de usarse hace mucho, pero
eso ya queda para otro artículo) para analizar
seriamente qué fue de nuestros vencidos, no para
defenderlos (necesariamente) sino para
comprenderlos y así, de paso, entender mejor el
mundo en el que vivimos. Quizá así no nos
llevemos sorpresas en el futuro cuando, por
ejemplo, nuestras democracias decidan que es mejor
tener a la sociedad sin sanidad ni educación a dejar
que una entidad financiera politizada quiebre.
Alguna cabeza pasada podría levantarse de su
tumba y decir: Os lo advertí.
Al ciudadano le vendría muy bien, en estos
tiempos de pérdida de derechos, darse cuenta de que
los que dicen ser los buenos no tienen porqué serlo
y viceversa. Le vendría bien pensar por sí mismo si
otras opciones que fueron posibles en el pasado
podrían aplicarse hoy en día, cambiándolas en
mayor o menor medida. El simple proceso de
someter esto a análisis ya supondría un paso hacia
adelante, pues evidenciaría todo un síntoma de
madurez: la sociedad dejaría de necesitar modelos
ideológicos y de comportamiento impuestos y
permitiría al individuo adoptar el estilo de vida
deseado por él que, estando siempre de acuerdo al
marco de convivencia común, le permitiría
desarrollarse de manera autónoma tanto en el plano
social como en el personal. Eso es independencia
para el individuo. Eso es libertad.
De todas estas cuestiones se deduce que es
necesario esforzarse en ver la realidad que está
debajo del discurso del vencedor, porque supone
una aceptación de lo otro, de las otras realidades
que no llegaron a existir, teniendo siempre presente
que a través de su análisis podremos disponer de
más armas para forjar un futuro mejor. De otra
forma estamos barriendo realidades que no nos
convienen (que es el objetivo del discurso del
Es un discurso destructivo, mediocre y temeroso. Destructivo porque sólo sabe definirse como lo contrario de lo que es criticado. Mediocre porque no es capaz de hacerse valer por sí mismo. Temeroso porque el vencedor sigue teniendo miedo de su enemigo
Foto: Patricia Pintor
vencedor) en vez de afrontarlas con convicción y
espíritu crítico.
El caso que veremos a continuación ilustra
perfectamente lo que pretendo decir: Cómo el
vencedor transfigura la condición del vencido hasta
hacer que en el futuro nadie lo reconozca por cómo
fue, si no por cómo es mostrado por el ganador.
Cuando escribo estas líneas es 5 de noviembre y en
Inglaterra, como en todos los años desde 1605, se
celebra el arresto de un hombre que después fue
condenado a muerte por tener una ideología
diferente a la del poder establecido. Guy Fawkes1
fue un conspirador que, dentro del contexto del
conflicto religioso de la Inglaterra de la época que
enfrentaba a protestantes y católicos, tomó parte por
estos últimos. Se le condenó por intentar ejercer
violencia (volar las Casas del Parlamento), cosa que
no defiendo, pero hay que aclarar que no es un tipo
de violencia diferente a la que ejercían sus
enemigos, los vencedores. Fueron ellos quienes,
escribiendo la historia de manera claramente parcial
e interesada, manipularon al pueblo para que
celebrasen como fiesta lo que de hecho fue un acto
de represión política e ideológica pagado con la
pena capital. Pero esto no se explica: Guy Fawkes
es agente del caos que intentó derrotar a las íntegras
fuerzas del orden. Es uno de los mejores ejemplos
de los que disponemos hoy en día sobre cómo una
parte de un conflicto (en este caso la protestante) al
triunfar, altera por completo la realidad del vencido,
transmutando su naturaleza. Concretamente, lo
transformaron de un bando más en una contienda a
un personaje jocoso cuyo monigote hay que quemar.
Un linchamiento público simbólico fomentado por
el poder que encierra el discurso de “maltratemos al
que no es lo que soy yo”.
Conviene recordar al vencido, no
necesariamente para defender sus acciones, si no
para someterlo a un juicio justo. Pero eso ya no sólo
como historiadores, si no como personas. Y de
paso también someter a juicio a los ganadores, de
los cuales sí somos herederos directos. A lo mejor
así comprenderemos mejor el mundo en el que
vivimos, aunque es muy posible que no nos guste
lo que descubramos. Obviamente, el discurso del
vencedor nunca incluye un espacio para la
autocrítica. ▄
______________
1. Guy Fawkes (1570-1606), conspirador católico
inglés. Participó en el complot conocido como
Conspiración de la pólvora, cuyo objetivo era el
asesinato del rey protestante Jacobo I mediante un
atentado contra las Casas del Parlamento británico.
Para conmemorar el fallido atentado, la noche del
5 de noviembre se celebra la Bonfire Night, una
noche en la que hacen hogueras y se queman
muñecos en representación de Fawkes, conocidos
como los Guys.
Es necesario esforzarse en ver la realidad que está debajo del discurso del vencedor, porque supone una aceptación de las otras realidades que no llegaron a existir, teniendo siempre presente que a través de su análisis podremos disponer de más armas para forjar un futuro mejor. De otra forma estamos barriendo realidades que no nos convienen en vez de afrontarlas con convicción y espíritu crítico.
Bajo la palmeraCríticas literarias, cinematográficas, musicales... Más allá de lo estético.
ARTÍCULOS
James Bond y el fin del postmodernismo (I)
El primer texto de este colaborador constituye una diatriba contra los diferentes sectores de la sociedad, no por haber perdido un sentido, una
conciencia espiritual, sino por negarse a recuperarlos
Skyfall.
Dicen que un rayo cayó sobre la cúpula de San
Pedro horas después de dimitir el Papa. Dios vuelve
a demostrar su furia y descontento como lo hacía
antaño. Pero nada más lejos de querer hacer daño,
pues la basílica se encuentra vacía, igual que las
demás iglesias de todo el mundo occidental. Poco
importa que se llenen de fieles, que se acuda
fervorosamente a las participaciones festivas más
importantes. Casi da igual la fe que se tenga, pues,
en líneas generales, el templo está vacío.
No es algo nuevo. Tanto C.G. Jung como
Erich Fromm tienen numerosos escritos acerca del
declive espiritual europeo, de la ausencia de Dios.
Cabe destacar las referencias a los mándalas que
tanto estudió Jung, afirmando que los mándalas
actuales tienen el centro vacío, en contraste con los
rosetones medievales donde Dios siempre ocupaba
el centro.
¿Dónde está Dios?
Esta crisis, conlleva un enfado, odio. La
corrupción lo inunda todo. Todos nos llevamos las
manos a la cabeza, nos ponemos fuera de sí con las
Por Sergio Toxo
injusticias que día a día vemos y con las que
convivimos. Pero la corrupción nace de los
individuos. El crédito, el creerse ricos, la España del
Mundial hizo creer a muchos políticos que crearía
una especie de fervor nacional en el que que todos
nos uniríamos (al igual que los atentados,
guerras...). Querer agruparnos en torno a algo, esa
era la cuestión. Pero esta idea (que tuvo su lugar y
alcanzó en los fascismos y dictaduras su máximo
esplendor) es una vieja idea. En España, sólo el
fútbol y su fiebre contagiosa parece poder aglutinar
a la gente de forma parecida. Ese fervor enfermizo
se vio aumentado con las numerosas victorias de la
selección española. Siendo éste el único elemento
aglutinador de masas, el pacificador de las calles y
la centrifugadora en la que se mete la mente todas
las semanas para olvidar el panorama sofocante y
maloliente que recorre las calles de todo el Estado,
donde la miseria parece saltar como un elemento
que viene para quedarse y apiñar a la mayoría de las
personas que conforman el Estado español. Las
victorias de la selección hacen sentir a muchos que
somos grandes, escapando de la triste realidad de un
país de enanos. El español vuelve a ser lo que fue. Y
el dicho: “ Es español el que no puede ser otra
cosa¹” vuelve a ser verdad (excepto el día que gana
la selección, Alonso o Nadal). Miseria, corrupción,
ladrillo, incultura, sol, playa, fiesta, botellón, bares,
pinchos (o tapas)... Son varios de los términos que
se asocian a la España actual, donde los primeros
adjetivos utilizados van adquiriendo más y más
protagonismo, como una bola de nieve que no para
de crecer y que amenaza con arrasarlo todo
(políticos incluidos).
miraban por encima del hombro cuando hacías
referencia a esa España que iba bien. Si hacías
apología de la justicia social y de los valores que
hoy en día se reivindican (excepto en la élite), te
decían que sólo los jóvenes piensan así (no digamos
ya si criticabas el modelo económico imperante en
el España, y en el mundo), que cuando uno madura
cambia, y abandona esos pensamientos (para ser un
empresario como él). ¡Como si las ideas que están
presentes como fundamentos en todas las religiones
fueran una moda, algo de la edad! Como si el
respeto, la ayuda al necesitado, el compartir, asistir
al enfermo, dar de comer al hambriento, cobijo al
sin techo, agua al sediento, fuesen algo de
izquierdas o derechas, productivo o improductivo.
Son principios sagrados en todos los lugares, y
fundamentales en una sociedad. Algo que debería
salir de forma instintiva de dentro de nosotros. Pero
estas ideas... También, incluso a día de hoy, están
vacías, tomando presencia ante un panorama en el
que la gran mayoría no puede participar de esa
codicia de antaño, el motor del mundo.
¿Nadie sabe eso de «Siete años de vacas
gordas y siete de vacas flacas»? El crédito y la
ilusión del crecimiento económico dieron alas a la
codicia, voló a lomos de la corrupción, luchas de
poder, de los sobornos, de la arrogancia, de creerse
grandes, de aplastar a la competencia, de sentirse un
lobo poderoso y hedonista, donde cualquier deseo
era posible... En ese mundo, ¿quién era alguien que
no cambiaba de móvil cada seis meses, de coche
cada cuatro años (y mejor coche que el anterior)? La
casa en la playa, en la montaña... A ser posible el
yate... Todo esto parece tener (o parecía tener) un
templo, eso sí, financiado a crédito. Un pacto
diabólico de letra bien grande, que nadie se engañe
de las consecuencias de firmar tan maldito papel por
tan diabólico sueño. En esa época, la dispersión
mental, debido a los pensamientos continuos en qué
gastar el próximo crédito, en los planes a corto
plazo de nuestra autoengañada mente, del ocio
Los políticos piensan como antaño, pues, también para estas ideas, su particular Iglesia está vacía, corrupta y podre. Sólo hay que esperar que se caiga, o alguien con intereses la derribe. Ante este panorama, las personas se encuentran solas. Casi nadie es capaz de evitar la basura propia que se encuentra en el interior de la mayoría de las personas.
Los políticos piensan como antaño, pues,
también para estas ideas, la iglesia (su particular
iglesia) está vacía, corrupta y podre. Sólo hay que
esperar que se caiga, o alguien con intereses la
derribe. Ante este panorama, las personas se
encuentran solas. Nada hay a dónde recurrir. Incluso
el Papa dimite. Casi nadie es capaz de evitar la
basura propia que se encuentra en el interior de la
mayoría (gran mayoría) de las personas. Ahora
todos pueden señalar. Antes muy pocos hablaban de
esto. Las vacaciones a crédito, el coche nuevo, la
casa en la playa... La política y la economía eran
temas denostados. Preocuparse por esas cosas...
¿Cómo quedó ayer el partido? Esa gran pregunta
que salta interrumpiendo o acabando una
conversación.
Si miro diez años atrás, cuánta arrogancia
había (ahora queda el poso amargo de esa
arrogancia, en vías de desaparecer pero aún querida
y muy añorada). Cuántos emprendedores del
ladrillo y negocios sostenidos por la burbuja te
disparatado y, a ser posible, contínuo. Sí, ocio, el
disfrute total de todas las parcelas materiales del
individuo, de su autorrecreación personal hedonista
y narcisista, de la fantasía de poder obrar y ser
vistos como príncipes y princesas con cuerpos
esculpidos en gimnasios al calor de una bonita y
abarrotada playa. El aparentar, el moreno de
solarium (aún muy presente) como símbolo de
estatus. Uno no va a la playa para ponerse moreno,
y menos para disfrutar (por lo menos yo no disfruto
quemándome al sol, prefiriendo en esos días una
bonita sombra). Uno va para lucir su cuerpo ya
moreno del solarium, no un cuerpo blanco y
anémico. Dan igual los problemas de la piel o el
cáncer. Da lo mismo que la piel se afee y envejezca
prematuramente. ¿Alguien ha visto a Nicole
Kidman o Cate Blanchett abrasadas por el sol?
¿Cuál será la razón?
Da igual que el director de la sucursal
escribiese en un cartel bien grande “PELIGRO DE
PREFERENTES”. Daba igual, mi vecino tiene un
BMW y a mí me hace falta un Mercedes para no ser
menos que él. La pregunta al director bancario era
“¿Cuánto me das?”. Qué importa lo que fuesen a
hacer con el dinero si te pagaban un buen porcentaje
por dejarlo en Preferentes (o en otros productos de
la ingeniería financiera) y te concedían un
préstamos para el coche, la moto o lo que
quisieras... Si bien el desconocimiento fue
importante en muchos casos, no creo que lo fuera en
la mayoría, aunque para eso se utilizasen cláusulas
ilegales, etc. Muchas veces incluso eran conocidas
por los clientes. Todo esto forma parte de un
pensamiento no sólo codicioso o materialista, sino
profundamente inconsciente, corrupto y libre de
contrapesos espirituales. El deseo (de cualquier tipo)
era permitido y promovido, simplemente por ser
lucrativo. Este es el elemento en el que se sustenta
el actual sistema y con el cual nos atan y dominan.
Tristemente con algo muy, muy propio, y al mismo
tiempo colectivo, porque no hay humano que no
pueda albergar codicia dentro de sí. Es un elemento
que no podemos eliminar, es una realidad que vive
en nosotros y que debemos conscienciar, afrontar y
convivir.
Quizá me contradiga, pues es muy posible
que todo esto pudiera llenar la Iglesia vacía de la
que hablo. Pero non. El edificio de esa Iglesia, es
decir, el edificio espiritual europeo, sigue vacío, y
siendo (para mi sorpresa), cristiano. Guste o no, sea
reaccionario o no. Esté uno a favor de los curas o
no, sea la Iglesia (o las distintas Iglesias) corrupta o
no.
Jung creía que el Ser Humano poseía un
instinto espiritual, que se manifestaba en las
religiones, expresiones artísticas, etc. Pero la
corrupción, la falta de adaptación de las Iglesias a
los nuevos tiempos, los discursos non actualizados,
la ceguera reaccionaria, politizada, interesada,
partidista, egoísta, corrupta, avariciosa (y un sinfín
de calificativos) junto al auge de la ciencia, hicieron
que (no en pocos casos) no sólo se sintiese una
indiferencia frente a la Iglesia, sino repulsa y asco.
Todo esto se introdujo como algo ponzoñoso en el
interior de las personas, abandonando no sólo sus
confesiones, sino también su espíritu e incluso
negándolo. Sustituyendo por posesiones (problemas
nerviosos de diversa y amplia índole), pastillas y un
montón de síndromes y complejos varios que en
¿Nadie sabe eso de «Siete años de vacas gordas y siete de vacas flacas»? El crédito y la ilusión del crecimiento económico dieron alas a la codicia, voló a lomos de la corrupción, de la arrogancia, de sentirse un lobo poderoso y hedonista... Todo esto parece tener un templo financiado a crédito. Un pacto diabólico de letra bien grande, que nadie se engañe de las consecuencias de firmar tan maldito papel por tan diabólico sueño.
unos minutos pueden ser diagnosticados, aunque no
haya cura para esos males. Pues, ¿cómo se
diagnostica un mal espiritual? ¿Es posible verlo? Y
lo peor: ¿Cómo se cura? ¿Es posible curarlo sin una
desgracia para la humanidad?
Incluso podemos lanzar la siguiente
pregunta: ¿Existen realmente las personas ateas?
Cuántas declaradas ateas adoran realmente al
Dinero. Aquí, decir que, para sanear la sociedad,
psicólogos, religiosos, sociólogos y demás
estudiosos, deberían hacer un estudio acerca del
Dinero, y de los trastornos que genera en las
personas esa acumulación de dinero sin precedentes
(tanto por cantidad como por ser en bits) que, en
caso de ser basura, estaríamos ante una epidemia
mundial del famoso síndrome de Diógenes. Pero a
nadie se le pasa por la cabeza. Incluso los religiosos
callan, y revisan sus cuentas como la caja al final de
un día en la tienda, esperando recaudar más al día
siguiente. Pues casi la totalidad de la gente vive en
una locura febril por el dinero. A todos fascina en
mayor o menos medida. Rompen las barreras
sociales, naciones, secos, tendencias, (y al mismo
tiempo crea en nuestras mentes muros
infranqueables que rompen a la sociedad en
multitud de pedazos imposibles de ser unidos)
seducen incluso a las más sensatas y respetables
personas... Sin espíritu que equilibre esta tendencia
enferma, la epidemia monetaria campa a sus anchas
por los numerosos campos de batalla del mundo.
Porque hay que admitirlo: Estamos en guerra.
Obsérvese lo que ocurre: Con lupa miramos
la prima de riesgo, como antaño el avance de las
tropas en las trincheras. El colapso, miedo,
expectativa de lo que ocurrirá mañana, la desespe-
El fervor del dinero, el afecto diabólico que genera, convierte a las personas vacías en seres sin escrúpulos que extorsionan, matan, manipulan, arrebatan... Nunca tan honrado estuvo el antiguo becerro de oro.
ración de la mayoría de las personas nos recuerda a
los estos psicológicos de la guerra. Hoy no te matan,
te inducen a que te suicides, a que vivas en la
oscuridad depresiva y temerosa de la incertidumbre,
matan la esperanza, la ilusión, hasta que el Ser
Humano se queda sin vida, simplemente esperando
comida para sobrevivir (en el peor de los casos). La
televisión, Internet y todo el ocio postmodernista se
encarga de atontar nuestras conciencias y despistar
nuestras consciencias, para que no se oigan los
bombardeos de la actual guerra. Una guerra
monetaria (aunque en bits) y de recursos... Racional,
fría, calculadora... ¡Un momento! Perdón. Acabo de
equivocarme y perderme en mi discurso
contradictorio. Pues nada hay racional en esa
guerra, por mucho que la pinten de diversas
maneras economistas y diversos estudiosos. El
fervor del dinero, el afecto diabólico que genera,
convierte a las personas vacías en seres sin
escrúpulos que extorsionan, matan, manipulan,
arrebatan²... Nunca tan honrado estuvo el antiguo
becerro de oro. Y quizás aquí, deba admitir, que esta
gente formó un templo para adorarlo. Pero,igual que
en la antigüedad, falso, igual que la realidad que
pretenden proyectar.
Sólo me queda rogar a economistas,
psicólogos, religiosos, sociólogos, historiadores y
demás grupos de estudiosos, que estudien el papel
del trastorno del dinero en las personas, que digan
que ese trastorno puede ser letal para el entorno, que
es una enfermedad convertida en una epidemia.
Transformando a las personas en meros cuerpos
vacios que sólo se alimentan de más y más dinero,
llegando a un colapso y haciendo que el mundo (a
partir de esta crisis, acabada la gasolina del crédito)
viva en una economía zombie. Muerta, pero viva.
El problema radicaría en: ¿A partir de qué
nivel de liquidez se consideraría una persona
enferma? Incluso sin tener un triste euro, ¿puedes
estar enfermo? ¿Podemos admitir que más de la
mitad de la población puede estar afectada en mayor
o menor medida? ¿Cómo se aborda esto? ¿Quién
mentiras, timos y peligros que pueda conllevar
(muchísimo más amplios, oscuros, distorsionados,
confusos, ofuscadores, manipuladores que a los que
nos pueda llevar el sexo). Pues nadie dijo que fuese
algo fácil o claro. Se presenta más bien oscuro,
peligroso, fangoso, engañoso, a veces seductor...
Con una meta y un camino que cada uno, en esta
época, tiene que labrar por sí mismo, pese a los
buenos consejos que podamos recibir o dar.
Pero aún así, los trazos del edificio cristiano
que conforma Europa siguen en pie, por mucho
polvo y muy descuidados que estén. La vista no se
fija en ellos. Algo tan descuidado, olvidado, semeja
incluso feo, que no va con las modas.... ¿Por qué
fijarse? Porque queramos o no, estamos atrapados
en ese edificio. Lo vi claramente en una película
para nada cristiana. Fue algo como caído del cielo.
La película se llama “SKYFALL”. Y puedo decir
que con ella se acaba el postmodernismo. Se
confirma la necesidad de la reconstrucción del
edificio espiritual europeo y la necesidad de una
figura mediadora entre nosotros y el espíritu. Pero
de esto hablaré en la segunda parte de este
artículo.▄
____________
Notas:
1.http://elpais.com/diario/2002/11/09/radiotv/10367
96402_850215.html
2. Directa o indirectamente bajo diversos nombres,
formas o grupos.
3. Para los que sean escépticos, es posible encontrar
noticias más sorprendentes, que invitan a la
prudencia.
http://tecnologia21.com/35943/neurologos-apple-
religion
será el que señale a ese magnate, esa corporación,
ese político que nos gobierna, bajo la tutela de los
anteriores, que están enfermos y son peligrosos para
la sociedad? ¿Qué sucede con todos los trastornados
endeudados que acaban locos buscando dinero ya no
para saldar su deuda, sino para poder aguantar un
mes más? Lo que nos lleva a pensar: ¿Cuántos
grupos o subgrupos pueden existir y bajo qué
condiciones habitan y proliferan? ¿Cuál es el
procedimiento para su diagnóstico? ¿Existe cura?
¿Pueden ser rehabilitados?
Creer en un instinto religioso conlleva a una
cosa: tener que asimilarlo. Irrumpe en las personas.
La infinidad de entretenimiento es una buena opción
para escapar a esa pesada, complicada, difícil y
engorrosa tarea. Que las religiones sean un negocio
y que el hecho de saberlo nos lleve a lo descrito
anteriormente, no elimina la profunda fuerza que se
alberga en las imágenes religiosas que movieron a la
humanidad, y que hicieron posible la aparición de
las religiones. ¿No fue lo que hicieron no hace tanto
los caudillos? ¿No eran hijos de Dios, aunque se
creían dioses o escogidos. El mismo factor religioso
se encuentra detrás de esa farsa. Pero el elemento
subyacente a ambos ejemplos permanece en las
procelosas aguas del alma humana. Vemos ese
fervor religioso en muchos votantes o afiliados a
partidos políticos (aunque cada día muchísimos
menos), con una fe mayor que en cualquier religión
actual. Y en el fútbol igual o peor. La fidelidad es
casi de por vida... Todos esos comportamientos
tienen características religiosas³. El deseo es un
instinto, claro, evidente. Renunciar a él, oponerse a
él, se paga caro. Nadie niega su existencia, tampoco
la ciencia por es evidente. Y todos conocemos las
consecuencias del lucro que genera el negocio que
hay entorno al comercio del sexo. No por eso es
menos evidente su veracidad, o consideramos que
hay que negarlo, renunciar a él, etc... Pasa lo mismo
con el instinto religioso-espiritual. Cumple retomar
el camino hacia él, asumiendo el comercio,
ERA un día deses nos que cando te ergues, das
oito pasos e te miras no espello do baño dis, "buf,
mellor tería sido quedar na cama". Un día deses nos
que non che apetece almorzar por non quecer o leite
e acabas por botar un cuarto de hora limpando a
cociña porque se che saíu por fóra e quedou todo
requeimado. Un día deses nos que non das atinado
para poñer os calcetíns do dereito e nos que non
atopas unha camisola limpa que poñer cos últimos
pantalóns que non se ven demasiado sobados.
Era un día deses nos que non dás atopado as
chaves para poderes saír da casa... porque a
realidade é que NON queres saír da casa.
Porque a rúa mete medo. Porque che dá o
mesmo que o día estea claro ou escuro e mesmo que
sexa noite ou día, que faga frío ou calor. Porque non
tes ganas. Porque só queres durmir e que pase, que
pase o tempo e que pare a cabeza que bule e rebule e
non para de rebulir. Coma se dentro dela tiveses a
unha meniña que non fai senón fedellar e toca todo e
rompe todo aquílo que toca. Un día deses de "por
favor, que pase esta semana xa".
ERA uno de esos días en los que cuando te levantas,
das ocho pasos y te miras en el espejo del baño dices,
“buf, estaría mejor en la cama”. Uno de esos días en
los que no te apetece desayunar por no calentar la
leche, y acabas dedicando un cuarto de hora a limpiar
la cocina porque se te salió por fuera y todo quedó
requemado. Un día de esos en los que no acabas de
atinar a ponerte los calcetines del derecho y en los que
no encuentras una camisa limpia para ponerte con los
últimos pantalones que no se ven demasiado sobados.
Era no de esos días en los que no encuentras
las llaves para poder salir de casa... porque la
realidad es que NO quieres salir de casa.
Porque la calle te da miedo. Porque te da lo
mismo que el día esté claro u oscuro y que sea de
noche o de día, que haga frío o calor. Porque no tienes
ganas. Porque sólo quieres dormir y que pase, que
pase el tiempo y la cabeza deje de darle y darle vueltas
a las cosas. Como si dentro de ella tuvieses a una niña
que no hace más que revolver y tocar todo y rompe
todo aquello que toca. Uno de esos días de “por favor,
que pase ya esta semana”.
A la derivaEnsayos, relatos, poesía... Toda manifestación artística y personal que queráis compartir con nosotros.
A pedra(La piedra)
Por Quecha Menduíña
NARRATIVA
Pois ela estaba así, sen ganas, coa sensación de ter
un peso enorme derriba dos ombreiros, unha especie
de tea translúcida diante dos ollos e un neboeiro
atoándolle o cerebro e mailos sentidos todos. Pero
como tiña que saír da casa, que non era cousa de
botar encerrada todo o día que xa se sabe que é moi
malo para cando se está así, despois de dezasete
voltas, deu coas chaves e saíu pola porta para fóra.
Para a súa desgracia, o día estaba
despexadísimo. Non ía calor, que xa non era a
época, pero o sol peghaba nos ollos cousa mala, así
que non lle quedou máis remedio que botar o pelo
un pouco por diante da cara e abaixar a mirada para
poder andar un tanto pendente de por onde pisaba,
mentres se encamiñaba cara ó río co firme
convencemento de que tirarse debaixo dunha árbore
lle había sentar ben.
Foto: Patricia Pintor
Pues ella estaba así, sin ganas, con la
sensación de tener un peso enorme encima de los
hombros, una especie de tela translúcida delante de los
ojos y niebla bloqueándole el cerebro y todos los
sentidos. Pero como tenía que salir de casa, ya que no
era plan de estar encerrada todo el día que ya se sabe
que es muy malo cuando estás así, después de
diecisiete vueltas, encontró las llaves y salió.
Para su desgracia, el día estaba
despejadísimo. No hacía calor, ya que no era época,
pero el sol le molestaba en los ojos, así que no le
quedó más remedio que echarse el pelo un poco por
delante de la cara y bajar la mirada para poder andar
medianamente pendiente de por dónde pisaba,
mientras se encaminaba hacia el río con el firme
convencimiento de que tirarse debajo de un árbol le
sentaría bien.
Nesas andaba, esquivando bostas e toxos,
cando chegou a un sitio que medio a convenceu.
Afastou unhas cantas pólas secas para poder sentar
sen espichar o cu con nada e entón víuna.
Estaba alí, arrimadiña a unhas zarrotas,
como agardando por ela. Mirouna. Só era unha
pedra pero semellaba chamar por ela.
Non era unha pedra fóra do común, nin
sequera era grande, nin bonita, nin brillante. Era un
pedregullo que collía dentro do seu puño.
Sentou e púxose a mirar cara ó río. A auga
correndo tiña algo que a relaxaba, de sempre. Era
como que arrastraba todo o que a preocupaba e o
levaba con ela ben lonxe, ata o mar. Cando se deu de
conta, estaba mirando para a pedra. Tiña algo...
Pechou os ollos, deixándose levar polo son
da auga, polo do abaneo das follas, polo rechouchío
dun paxareco perdido... E volveunos abrir porque
sabía que a pedra seguía alí, como agardando por
ela.
Tentou deixar ir a mente e relaxar o corpo,
tentou ficar queda nunha caste de medio sono... pero
unha e outra vez sentía a chamada da pedra e como,
cada vez máis, a invadía un desasosego que medraba
e medraba sen que atopase a forma de facelo parar.
E non fora para iso para o que se erguera da cama,
atopara as chaves, saíra desafiando a molestia do sol
e buscara un sitio agradable a carón do río e baixo
dunha árbore. Non fora para iso para o que
esquivara bostas e toxos e manchara o cu do único
pantalón que aínda non semellaba demasiado
sobado.
E como non fora para iso, abríu os ollos,
incorporouse, estirou o brazo... e con todo o coidado
do mundo e cunha extraña decisión dubitativa,
colleu esa pedra que chamaba por ela dente detrás
daquelas zarrotas.
Dicir que a inquedanza desaparecera sería
mentira porque seguía alí. Pero si era certo que a
pedra chamara por ela. Foi sentila na palma da
súaman e ter unha curiosa sensación de reencontro,
En estas andaba, esquivando bostas y toxos,
cuando llegó a un lugar de su agrado. Separó unas
cuantas ramas secas para poder sentarse sin
pincharse el culo con nada y, entonces, la vio.
Estaba allí, arrimada a unas setas, como
esperándola. La miró. Sólo era una piedra pero
parecía estar llamándola.
No era una piedra fuera de lo común, ni
siquiera era grande, ni bonita, ni brillante. Era una
piedra que le cabía dentro del puño.
Se sentó mirando hacia el río. El correr del
agua tenía algo que la relajaba, desde siempre. Era
como si arrastrase todo lo que la preocupaba y se lo
llevase muy lejos, hasta el mar. Cuando se dio cuenta,
estaba mirando hacia la piedra. Tenía algo...
Cerró los ojos, dejándose llevar por el sonido
del agua, por el abaneo de las hojas, por el piar de un
pajarito perdido. Y volvió a abrirlos porque sabía que
la piedra seguía allí, como esperándola.
Intentó dejar la mente en blanco y relajar el
cuerpo, quedarse dormida... pero una y otra vez sentía
la llamada de la piedra y cómo, cada vez más, la
invadía el desasosiego que crecía y crecía sin que
pudiera encontrar forma de detenerlo. Y no era para
eso para lo que se había levantado de la cama,
encontrado las llaves, salido a la calle desafiando la
molestia del sol y buscado un sitio agradable bajo un
árbol junto al río. No había sido para eso para lo que
había esquivado bostas y toxos y manchado el culo del
único pantalón que aún no parecía demasiado sobado.
Y como no había sido para eso, abrió los ojos,
se incorporó, estiró el brazo... y con todo el cuidado
del mundo y una extraña decisión dubitativa, recogió
la piedra que la reclamaba entre las setas.
Decir que la incertidumbre había desaparecido sería
mentira porque seguía allí. Pero sí era cierto que la
piedra la llamaba. Fue sentirla en la palma de la
mano y tener una sensación de reencuentro, una
unha especie de vaga morna que se ía estendendo
por dentro do seu corpo; que comezaba aí, na boca
do estómago, e se ía movendo primeiro cara abaixo,
polas tripas, e despois cara a arriba, liberándoa da
angustia que tan difícil lle fixera respirar dende o
momento en que abrira os ollos aquela mañá.
Con todo, a inquedanza seguía alí.
Ficou aínda un tempo sentada debaixo
daquela árbore, non sabería dicir canto, mirando
para a pedra. Se a pedra tivese ollos, estaríaa
mirando en fite pero as pedras non teñen ollos, ¿non
é? Por moito que puidese parecer que si, que aquela
pedra con ollos ou sen eles mirar miraba para ela... e
cun aquel de reprobación.
Convencida de que tiña que poñer a
lavadora se quería poderse vestir con algo medio
limpo ó día seguinte e conxelada porque o sol había
xa un cacho que se agochara tras dos montes,
ergueuse e colleu o camiño da casa. Ía moito máis
lixeira do que fora pero seguía sen saber que pasaba
con aquela pedra que levaba no peto, ben agochada
na palma da man.
Era unha pedra pequena, gris e rugosa. E
estaba moi sucia de terra. Decidíu lavala que non
era cousa de meter merda na casa. Non cambiou
moito a cousa, a verdade, simplemente pasou a ser
unha pedra pequena, gris e rugosa... máis limpa.
Pensou en que se a puidese pulir, quizais
fose máis fermosa, que quizais tivese brillo, que
quizais... quizais.
Púxose a iso e conseguíu unha pedra
pequena, gris, lisa e limpa. E, si, algo brillaba. E se
lle botabas auga por enriba, vías como esvaraba.
Esvaráballe todo. Gustoulle ó principio porque
sentíu que conforme a auga esvaraba pola pedra,
levaba consigo a inquedanza que lle transmitira
dende o primeiro momento de vela. Pero non durou.
Non durou porque empezou a se preguntar a onde
raio estaba indo todo iso e se fixera ben en cambiar
especie de vaga calidez que se iba extendiendo por
dentro de su cuerpo; que comenzaba ahí, en la boca
del estómago, y se iba moviendo primero hacia abajo,
por las tripas, y después hacia arriba, liberándola de
la angustia que tan difícil le había hecho respirar
desde el momento en que había abierto los ojos
aquella mañana.
Con todo, la inquietud seguía ahí.
Permaneció todavía un rato más sentada
debajo de aquel árbol, no sabría decir cuánto,
mirando aquella piedra. Si la piedra tuviese ojos, la
estaría mirando fijamente, pero las piedras no tienen
ojos, ¿no? Por mucho que pudiera parecer que sí, que
aquella piedra con ojos o sin ellos la miraba... y con
algo de reprobación.
Convencida de que tenía que poner una
lavadora si quería vestirse con algo medianamente
limpio al día siguiente y congelada, porque el sol se
había ocultado hacía rato detrás de los montes, se
levantó y puso rumbo a casa. Volvía mucho más ligera
de lo que había ido, pero seguía sin saber qué pasaba
con aquella piedra que guardaba en el bolsillo, bien
escondida en la palma de la mano.
Era una piedra pequeña, gris y rugosa. Y
estaba muy manchada de tierra. Decidió lavarla, ya
que no era plan de llenar la casa de mierda. No
cambió gran cosa, la verdad, simplemente se convirtió
en una piedra pequeña, gris y rugosa... más limpia.
Se le ocurrió que, de poder pulirse, quizá
sería más hermosa, brillante quizá, que quizá... quizá.
Se puso a ello y consiguió una piedra
pequeña, gris, lisa y limpia. Y sí, algo brillaba. Y si
dejabas caer agua por encima, podías ver cómo
resbalaba. Todo le resbalaba. Al principio le gustó
porque sentía que, conforme el agua resbalaba por la
piedra, se llevaba consigo la inquietud que le había
transmitido desde la primera vez que la vio. Pero no
duró. No duró porque empezó a preguntarse a dónde
quería llegar con todo eso y si había hecho bien
cambiando la apariencia de aquella piedra
simplemente porque le parecía fea.
Si la piedra la había llamado, sería que
quería algo de ella; y si quería algo, quizá debería
haberle preguntado en vez de hacer con ella lo que le
pareciese.
Pero ya no había vuelta atrás. Se arrepintió.
Salió corriendo de la cocina dejando la piedra en el
fregadero; volvió, cogió una escoba y recogió toda la
basura que había caído al suelo al pulirla; volvió a
salir corriendo; entró de nuevo, cogió la piedra y la
arrojó con fuerza... rompiendo el cristal de una
ventana y viéndola caer en medio de la calle.
Sacó la cabeza por la ventana rota.
Sintió que la piedra la llamaba.
Sintió la angustia comiéndola por dentro.
Dio media vuelta y se metió en la habitación.
Ella ya tenía su propia piedra dentro del
pecho, pequeña, gris y fea. Lisa para que todo le
resbalase.
Apagó al luz y escondió la cabeza bajo las
mantas.
Su corazón bien podía quedarse tirado en
mitad de la calle.
a apariencia daquela pedra simplemente porque lle
parecera que era fea.
Se a pedra chamara por ela, sería que lle
quería algo; e se lle quería algo, quizais lle tería que
ter preguntado no canto de poñerse a facer o que a
ela mellor lle parecera.
Pero xa non tiña marcha atrás. Arrepentíuse.
Saíu correndo da cociña deixando a pedra no
fregadeiro; volveu, colleu unha vasoira e recolleu o
lixo todo que deixara no chan cando a pulira; volveu
saír correndo; entrou de novo, colleu a pedra e
arrebolouna... escachando o vidro dunha ventá e
vendo como caía ó medio da rúa.
Asomou os fociños pola ventá rota.
Sentíu que a pedra chamaba por ela.
Sentíu a angustia que a comía por dentro.
Virou as costas e meteuse na habitación.
Ela xa tiña a súa pedra dentro do peito,
pequena, gris e fea. Lisa para que esvarase todo.
Apagou a luz e agachou a cabeza entre as
mantas.
O seu corazón ben podía ficar tirado no
medio da rúa.
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“Paréceme que yo he sido como un niño que jugara en la playa y que me divirtiera cuando hallaba
alguna piedrecita muy pulida o una concha más bonita que las comunes; mientras el gran
océano de la verdad permanecía ante mí totalmente desconocido”.
Issac Newton (1643-1727)