Las dos variables del culto: el tiempo y el
espacio
El culto puede definirse como “la redención
del tiempo humano en el mundo”
Forma parte de la anticipación del futuro al
que Dios nos llama: Apocalipsis 4
El culto cristiano es una invasión del tiempo divino (kairós) en el tiempo humano (cronos)
Pero lo hace sin enajenar a quienes participan
Es parte del esfuerzo divino por romper el tiempo cíclico, circular (Jueces 2)
La participación y apreciación del culto como una totalidad
La posibilidad de participar en el culto “completo”
Los dilemas sobre la “duración” del culto: no dejarnos dominar por el “tiempo del lucro” o del mercado. Un culto “sin tiempo” cuya referencia última es el culto eterno y permanente
No podemos dejarnos dominar por el tiempo
durante el culto. Ejemplo: importancia de la
puntualidad
El tiempo del culto es una inversión existencial
de encuentro con Dios y con la comunidad
El culto reformado procede de la tradición, pero
se orienta hacia el futuro
¿Reflejamos, desde la puntualidad, nuestro
deseo de participar?
¿Es funcional?
¿Mantenemos un ritmo fluido, natural, en
nuestras acciones litúrgicas
¿Experimentamos adecuadamente el tiempo de la liturgia?: concentración, distracciones, prisas…
¿El “día del Señor” verdaderamente marca una diferencia en medio de nuestra vida cotidiana?
¿Qué podemos hacer para mejorar?