SENTENCIA N° 29/2012.- En la Ciudad de Neuquén, Capital de
la Provincia del mismo nombre, a los doce días del mes de
noviembre del año dos mil doce, se reúne en Acuerdo la Excma.
Cámara en lo Criminal Segunda de esta Ciudad, integrada por
los Señores Jueces, Dres. HECTOR O. DEDOMINICHI, FLORENCIA
MARTINI y MARIO RODRIGUEZ GOMEZ (en carácter de Subrogante),
presididos por el primero de los nombrados, para dictar
Sentencia en autos caratulados: “INOSTROZA, CLAUDIO ROBERTO y
PAILLALEF, INTI RAYEN S/HOMICIDIO”, Expte.N° 35-año 2012 (ex
causa n °52747/11 del Juzgado de Instrucción N°Dos), debatida
en audiencia delos días 31 de octubre y cinco del mes de
noviembre del presente año, en la que intervino por la
Acusación, la señora Fiscal de Cámara, Dra. María Dolores
Finochietti; por la Asistencia Técnica del imputado Claudio
Roberto Inostroza, el Defensor de Cámara, Dr. Pedro
Telleriarte y por la de la imputada Inti RayénPaillalef, el
señor Defensor de Cámara, Dr. Gustavo L. Vitale; causa
seguida contra CLAUDIO ROBERTO INOSTROZA, apodado ‘Corcho’ (…) e INTI RAYEN PAILLALEF, sin sobrenombre ni apodo (…); por hecho cometido en esta ciudad de Neuquén el 13 de septiembre
de 2011 en perjuicio de F. R. I.; hecho que fuera calificado
como HOMICIDIO AGRAVADO POR EL VINCULO (arts. 45 y 80 inc.1°
del C.Penal).
Concluida la audiencia pública los señores Jueces
pasaron a deliberar en sesión secreta y conforme las normas
del art.363 del código procesal penal de la provincia del
Neuquén y habiendo decidido el fallo, dispusieron diferir la
lectura hasta el día de la fecha a fin de posibilitar su
redacción definitiva. Según el sorteo efectuado los señores
Jueces emitieron los siguientes votos:
Voto del Dr. Héctor Dedominichi: Al momento de
formular la presentación del caso, la señora Fiscal de
Cámara, les reprochó a Claudio Roberto Inostroza e Inti Rayen
Paillalef que ambos, el día 12 de septiembre de 2011, en
horas de la madrugada, en horario incierto, pero que podría
ubicarse entre las 00.30 horas y las 04.30 horas, en ocasión
de encontrarse en el interior del domicilio familiar, sito en
calle Toma El Zanjón, Mza.51 C. lote 4, Loteo Social de esta
ciudad, en circunstancias indeterminadas, procedieron a tomar
a su hijo F. R. I., nacido el 24 de mayo de 2011, golpeándolo
en forma violenta, en la región de su cabeza, en al menos dos
oportunidades ‘contra algún objeto romo y amplia,
produciéndole seis fracturas, la primera, de mayor extensión,
nace en la zona parietal izquierdo en forma sagital recorre
hacia la derecha y hacia adelante incluyendo el parietal
derecho, finalizando en frontal derecho de 18 cms., en su
parte media, luego se desprende una fractura hacia occipital
derecho de 4 cms, la segunda, correspondiente a un segundo
golpe ubicada en la región parietal izquierdo más hacia
delante de ala antes citada de 6 cms., la tercera objetivada
en la zona occipital derecha; la cuarta se ubica sobre el
sector occipital izquierdo cruzando la sínfisis natural, de
unos 3.5 cms.; la quinta en la escama parietoccipital; y
finalmente la sexta en la región occipital derecha caso en
base de la nuca, de 2 cms.; las cuales provocaron un hematoma
extradural a predominio derecho, y un deterioro neurológico
significativo que le ocasionara al menor un daño
irreversible, y la muerte en forma mediata, en un tiempo no
mayor a veinticuatro horas por traumatismo craneoencefálico
grave con fractura craneal, hematoma extradural, en las
primeras horas del día siguiente, esto es el 13 de septiembre
de 2011 en el interior de la citada vivienda.
La calificación acordada al hecho en dicha
oportunidad fue la del delito de homicidio calificado (art.80
inc.1° del C.Penal) teniendo a los imputados como co-autores
del mismo.
Realizada la audiencia de debate, y en la vista
de causa las partes expusieron sus respectivos alegatos.
La señora Fiscal, en mérito a los fundamentos y
argumentos contenidos en el acta de debate, se abstuvo de
acusar al imputado Inostroza, al tener por acreditado que
quien le propinó al menor los golpes que terminaron con su
vida y contra un elemento romo, sin bordes y extenso, fue su
madre Inti Rayén Paillalef.
En tal sentido, y de acuerdo a los informes
elaborados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el
niño murió entre ocho y diez horas de efectuada la autopsia
(16.30 horas del 13 de septiembre de 2011., por lo que se
estima la misma entre las 06.30 horas y las 08.30 horas del
citado día.
Todos los informes, demuestran que la hora de la
muerte no coincide con la hora en que se produjeron los
golpes. La muerte de F.R.I. se produce en forma mediata, los
golpes van provocando una evolución, que se calcula hasta de
veinticuatro horas. En algún momento del 12 de septiembre de
ese año 2011, el bebé fue golpeado y esos golpes le
produjeron la muerte.
Todos los médicos que asistieron al bebé, ya
muerto (los que lo recibieron en la guardia) manifestaron que
tanto el padre como la madre les refirieron que el día
anterior, el mismo estaba muy apagado, pálido, que no
reaccionaba.
La imputada llega con su hijo a la guardia del
hospital y más tarde lo hace el padre. Como dijera, ambos le
manifiestan a los galenos que el bebé presentaba signos de no
encontrarse muy bien- hipo-activo, con poco movimiento, casi
no succionaba cuando querían darle de comer –ambos imputados
lo dicen- de esa forma.
Ese cuadro en que se encontraba no lleva a su
madre, la imputada Paillalef a consultar a un médico, ni a
llevarlo al control, porque dijo que tenía proyectada una
operación y que estaba a la espera de la misma y de su
evolución.
Los golpes que le aplicó la imputada al niño lo
fueron dentro de la vivienda que ocupaba junto al imputado
Inostroza, en el curso del día 12 de septiembre.
Hace tal afirmación el Ministerio Fiscal, por
cuanto si bien al efectuar su declaración no se
autoincrimina, al decir ‘alguno de los dos debe haber sido’,
de alguna forma está asumiendo que ella puede haber sido
también quien lo golpeara; no niega que pueda haber sido y
luego hace un alegato, con el cual Inti nos conmueve, nos
acusa, nos interpela, acusa a las instituciones, acusa a las
personas que la trataron durante todo este tiempo y hace una
afirmación, cual es: ‘a mí no me deberían haber entregado a
mi hijo’.
Ahora bien, dentro de toda esa declaración,
donde pretende desincriminarse, se advierte una velada
confesión de ser ella, la autora de los golpes.
En todo momento, cuando tuvo alguna queja por el
comportamiento de Inostroza, concurrió a la justicia y lo
acusó de violencia psicológica, no física, de violencia
emocional.
Cuando tuvimos la oportunidad de escuchar a la
Dra. Novella (a la que califica de bastante lamentable) dicha
profesional también reconoció que Inostroza no ejercía
violencia física sobre Inti; además de demostrar una
indudable empatía con su paciente Paillalef, en su ‘alegato
final’-
No hay ninguna persona, ni siquiera la propia
Inti, que acuse a Inostroza de ser agresiva. En el expte. de
familia, afirma que en ciertas ocasiones llegó a romper
cosas, pero que nunca la ha golpeado. Inostroza en todo
momento habla de agresión psicológica, emocional, no
violencia física.
Frente a ello, y por el contrario, en el
historial de Inti, aparecen profusas agresiones de parte de
ésta hacia su pareja, incluso mediante el uso de un palo,
inclusive llegó a presentarse semi-desnudo a efectuar una
denuncia; en otra oportunidad le arrojó agua hirviendo y
también existió otra agresión con un cuchillo. Todo ello
surge de las actas policiales y judiciales incorporadas a
dichas actuaciones en aquél Fuero.
Todas esas múltiples agresiones, no solo eran en
contra de Inostroza, sino que,incluso la propia madre de Inti
la llegó a acusar de violencia familiar, hasta hubo un
intento de agredir a la otra bebé L., la cual por disposición
del juez de familia le fue entregada a la abuela, por existir
riesgo de agresión de Inti hacia la niña.
Existen a lo largo de la historia de vida de Inti
gran cantidad de antecedentes que revelan la hetero-
agresividad de la nombrada respecto de muchas personas, y
básicamente de las integrantes de su núcleo familiar. La
imputada resultaba a todas luces agresiva, para si misma, y
para su hija L..
Si tenemos, continúa la Fiscal que ante
situaciones como las descriptas Inti acudió a la justicia
para denunciar a Inostroza, resulta por llamarlo inverosímil
que, ante un cuadro de maltrato y agresión por parte de
aquél hacia su bebé F.R.I., no lo denunciara, no dijera
absolutamente nada y ni siquiera pensara que Inostroza fuera
el agresor de su hijo.
La imputada Paillalef sabe que los golpes se los
propinó ella. La afirmación efectuada en el sentido que
alguno de los dos debe haber sido (según su propia
declaración) y la restante, ‘no deberían haberme entregado a
mi hijo’ resultan categóricas.
Dice, si soy culpable, tienen que juzgar a los
otros, al juez de familia que le entregó a su hijo, efectúa
imputaciones, asumiendo que existe una alta probabilidad de
ser culpable; ella misma está asumiéndola, no quiere quedar
expuesta ante el tribunal y la manifiesta a medias.
Si sospechara que el hecho fue cometido por
Inostroza, lo hubiera denunciado, en todos los casos de
agresión verbal, o reproche de Inostroza, fue y lo denunció.
No tengo dudas, expresa la señora Fiscal que fue
Inti quien golpeó al niño y le produjo las lesiones, que ha
quedado comprobado fueron seis fracturas en el cráneo,
producto de al menos, dos golpes, quizá hubo más, dichas
lesiones no pueden ser atribuidas a ninguna causa accidental.
En ese sentido el Dr.Cozzarín habló de golpes reiterados, no
fue un único golpe, sino que uno al que le siguió otro
(no puede decirse si fueron continuados) y de una extrema
violencia.
Durante la audiencia se han escuchado numerosos
testimonios, fue oída una asistente social, el médico que
recibió a Inti en un primer momento. Todos son coincidentes
en afirmar que cuando llegó a la guardia, el bebé estaba
muerto, estaba rígido, no tenía signos vitales. En ello
concuerda el resultado de la autopsia, y la pericia ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En otro orden se manifiesta que los golpes se
produjeron con veinticuatro horas de anticipación. Reconoce
la propia Inti Paillalef que estuvo permanentemente con su
hijo, y por el contrario, Inostroza trabajaba como
lavacoches; que en Avenida Argentina e Irigoyen permanecía
muchas horas fuera del domicilio, cosa que no ocurría con
Inti.
El día en que se produce el deceso del bebé,
manifiesta el testigo V., que trabajaba con la madre de
Inostroza que, cuando la llaman, le pide que lo lleve al
hospital donde estaba internado su nieto, y lo pasan a buscar
a Inostroza que lavaba en ese lugar; se trataba de una
persona que no tenía problemas con los vecinos del lugar, por
lo que la Fiscalía no puede atribuirle, al menos, por el
beneficio de la duda el hecho a Inostroza.
Se ha probado, sin duda que la autora de los
golpes fue Inti Paillalef y que los mismos se produjeron en
el interior de la vivienda y que esos golpes fueron letales
en forma mediata, como lo certificaron todos los médicos a lo
largo de toda la tramitación de la causa. En particular el
testimonio del Dr. Cozzarin, médico forense de este Poder
Judicial.
La Fiscalía, habiendo tenido por probada tanto la
materialidad del hecho, como la autoría que le atribuyera a
Inti Paillalef, calificó su conducta como constitutiva del
delito de homicidio agravado (art.80 inc.1° del C.Penal) por
tratarse de la ascendiente (la madre) del occiso, ilícito que
tiene prevista una pena de prisión o reclusión perpetua.
En el caso del inciso 1° del art.80, existen en
el último párrafo –circunstancias extraordinarias de
atenuación que resultan de aplicación - más allá de lo
dramático, y lo reprochable que pueda significar la muerte a
golpes, que hace una madre de su hijo.
De las constancias de la causa, documental
agregada y en especial del expte que tramitara por ante el
juzgado de familia, Inti Paillalef es una mujer que ha
sufrido mucho a lo largo de su vida, psicólogos en el curso
de esta audiencia, lo han afirmado, han dicho que se trata de
una paciente psiquiátrica, con un tratamiento prolongado en
el Hospital Castro Rendón, y que, pese a haber sido incapaz
de criar a su hija L., entregada a su madre, no existió la
misma actitud de las autoridades con relación a la situación
del bebé F.R.I.. La asistente social que fue oída nos dijo
que Inti tenía terror a quedar a solas con su bebé; cuando
Corcho (Inostroza) no estaba, llegaron a aconsejarle que se
fuera a la casa de su madre para quedarse sola con su hijo.
Es una mujer que si bien no pudo manejar esta
situación, deseaba hacerse cargo de la criatura.
Esa situación padecida por la imputada resulta
valorada en tal sentido por el Ministerio Fiscal y lo lleva a
solicitar se le imponga esas circunstancias extraordinarias
de atenuación, previstas en el último párrafo del inciso 1°
del art.80 del C.Penal.
Al solicitar la pena para el caso, estimó que una
pena justa y adecuada, atendiendo a la gravedad del hecho,
las características del mismo, la personalidad y demás
condiciones de la imputada, resulta ser la de quince años de
prisión, accesorias legales y las costas del proceso.
Por su parte, el señor Defensor de Cámara,
solicitó en mérito a la orfandad probatoria reunida en la
presente causa; ante la falta de precisión de las lesiones
que provocaron la muerte del pequeño F.R.I. Roberto, pero
fundamentalmente, de quién o quiénes produjeron las mismas
como el deceso del bebé, la absolución de su asistida Inti
Rayén Paillalef.
A lo largo de su detallado alegato, que se
encuentra contenido en el acta respectiva, expresó los
motivos y fundamentos de dicha petición, como pretensión
central.
Principió su argumentación, requiriendo que en un
caso, de por si demostrativo de algunas consideraciones
psicológicas y psiquiátricas como las observadas en su
defendida, y por un delito de la gravedad de que fue objeto
de acusación (casi un infanticidio, tenía alrededor de 3
meses el bebé) debe tenerse absoluta certeza, para condenar,
sino se tiene como posible otra alternativa.
Al abordar el tema de las ‘imprecisiones’, se
pregunta quién fue la persona que dio muerte al bebé; no se
tiene claro, cuándo se produjo el hecho. La señora Fiscal le
adjudicó un valor probatorio casi decisivo para excluir del
mismo a Inostroza. O se acusa a los dos, o no se acusa a
nadie, salvo la existencia de certeza o una duda que colocara
al nombrado en aquél momento.
La Fiscal arriba como única hipótesis posible la
de establecer que entre las 06.30 horas y las 08.30 horas de
la mañana del 13 de septiembre de 2011, sin que pueda
considerarse que aun así, sea la única que prevalece en la
causa.
Aun, dice la Defensa, aunque la tomemos en
cuenta, al menos por alguna referencia oída durante el
juicio, Inostroza se iba de su hogar a las 07.30 horas –
trabajaba de lavacoches- y la única testigo que declaró, dijo
que el día del hecho no lo vio lavando en la cuadra.
Manifiesta su sorpresa de acusar a uno y no al
otro, no quedó demostrado en modo alguno que Inostroza
estuviera lavando autos a las 07 horas. La testigo dijo
claramente, no poder afirmar que fuera ese día, y que
habitualmente estaba a partir de las 07.00 horas.
Efectuando un recorrido por todas las constancias
de la causa; levantamiento de cadáver, data: 08.30 horas,
otro, más de 6 horas antes (daría las 6 de la mañana).
Teniendo en cuenta que la autopsia se realizó a las 16.30
horas del día 13 de septiembre de mismo año.
En ese sentido, tuvimos una explicación bastante
clara –oralidad del juicio, lo garantiza- sobre ese punto, a
través del médico Cozzarín, cuando dijo claramente que la
hora probable de la muerte era entre 12 y 16 horas, es decir
entre las 01.45 horas y 04.45 horas de la mañana.
Además, una cosa es la hora de la muerte y otra,
la hora del hecho. Se imputa una muerte mediata, cómo hace la
Fiscalía para sostener que en la vivienda estaba Inti y no
Inostroza. Se parte de que murió entre 06.30 y 08.30 horas,
y que la muerte se produjo casi veinticuatro horas después de
la causación de las lesiones, fue mucho antes, se pregunta la
Defensa, cómo puede saber el Ministerio Fiscal si no se tiene
previsión sobre ese particular, según su conformación de los
hechos, en el lugar estaba su asistida Inti Paillalef y no
Claudio Roberto Inostroza.
No es cierto, agrega la Defensa, si vamos hacia
atrás, el hecho productor de la muerte se va mucho más atrás,
de ahí, sobre qué fundamentos se puede afirmar y con qué
certeza decirse que estaba Inti y no su pareja Inostroza;
cuál es el horario de los golpes? Sobre ello no hay certeza,
en cuanto al lapso de tiempo entre la producción de las
lesiones y de la muerte. Hay dice, absoluta imprecisión.
Por otra parte está el tema de la sobrevida.
Según el médico forense Cozzarín, los golpes se corresponden
con un tiempo de veinticuatro horas antes de la realización
de la autopsia (16.30 horas del día 13/9/11). Es decir de las
16.30 horas del día 12, de ahí en adelante, sin poder
precisarse cuándo y en qué situaciones concretas pudieron
producirse.
Tampoco, continúa, se sabe cuál o cuáles lesiones
produjeron la muerte, todas o una?; no se sabe si todas
fueron causadas por golpes o alguna de ellas, por
aplastamiento o caída. Eso surge claramente en las pericias,
en particular dio lectura de ello, el médico Cozzarín, cuando
afirmó que no se pudo precisar cuáles fueron cada una de esas
lesiones.
En tal sentido, agrega, dicho médico presenta
tres alternativas posibles: una del contacto del cráneo del
bebé con superficie roma; otra, a partir de un intenso
atrapamiento entre dos superficies romas y la última, la
caída desde la altura. No existe claridad en su producción.
Tampoco, de si fueron producidas en un mismo momento, por
cuanto pueden haber sido producidas por una o varias
personas. De ello no hay testigos, uno debe ‘imaginarse’ las
hipótesis. No hay nada que acuerde certeza.
Según el Dr. Cozzarín, presenta como posible que
las mismas se hayan producido en tiempos diferentes, se
pregunta la Defensa, si los dos (Inti e Inostroza) dijeron
que el día anterior habían advertido que el bebé no estaba
bien, es posible que las lesiones se hubieran producido el
día anterior, también que existiera la posibilidad de
lesiones sucesivas; de hechos distintos, por la misma
persona, por conocidos y/o por los dos imputados. En el
caso, ninguna hipótesis puede ser descartada, y todo es
posible. Sino se sabe cuántas personas participaron, menos se
puede saber, quién o quiénes lo hicieron.
Dice la Defensa, cómo es una enferma mental,
resulta por demás fácil sostener, que tiene que haber sido
ella, ello evidencia una presunción de dolo contrario al
derecho positivo. Se dice que fue agresiva con alguien; están
los solos dichos, no hay testigo ni nadie que pueda
aseverarlo. Cómo Inti se despertó y el bebé apareció muerto,
debe haber sido ella quien lo mató.
Otra cuestión fuertemente debatida está dada por
la hora de la muerte, y eso porque la sobrevida genera más
dudas que certezas. El día anterior el bebé estaba pálido, no
la llevó a consulta médica ni uno ni otro.
Si como dice la Fiscalía, Inti confesó, ello
constituye un preconcepto, tuvo que desnudar descarnadamente
su posible enfermedad mental, cuando se le dio la palabra,
sin asesoramiento de esa Defensa. Inti, nunca hubiera sido
capaz de hacerle daño a su hijo, qué dijo, si me consideran
culpable, agregó, consideren culpable al juez que me lo dio.
No estaba diciendo otra cosa, resultaba razonable, nunca dijo
que ella había sido.
Una persona con los problemas mentales que
surgieron en el juicio y padece Inti, solamente puede
atribuirse a una clara sinceridad de haber dicho puede haber
sido cualquiera de los dos. Los hechos no se prueban por las
palabras. A través de su declaración quedó en evidencia que
Inti presenta un trastorno de personalidad y por eso es que
dijo, también son culpables todos aquellos que depositaron su
confianza en ella.
Cuando dijo ‘alguno de los dos, debe haber sido’,
no está admitiendo que pudo hacerlo, sino que en el contexto,
está diciendo, no deberían haberme entregado a mi hijo y de
eso es que soy culpable, no de otra cosa.
La Fiscalía, habla de un indicio en contra de
Inti, en base a la violencia que habría expresado hacia la
otra hija, y por eso, se la sacaron. En este punto, se habló
de un riesgo que existía, de la posibilidad de que Inti
pudiera agredir a su hija por ese trastorno de personalidad.
Incluso esto llevó a que la Fiscalía (según la
manera de ver las cosas para la Defensa) le afirmara a la
psiquiatra Novello, lo que para ella era una agresividad que
se había atribuido a Inti, en relación a la primera hija,
dicha profesional dejó en claro que esa llamada ‘agresividad’
no era para su hija, nunca lo fue con su hija. Nunca con su
hija.
Como pudo afirmar la Fiscal que Inti tuvo hechos
de agresión con su hija, cuando quedó demostrado por otra
parte el amor que le tenía –según sus declaraciones, o cuando
se le dijo que su hijo había muerto por muerte súbita, sufrió
la situación. Ese cuadro emocional, resulta más compatible
con una persona que sentía amor, que con la reconstrucción
del hecho que efectúa el Ministerio Fiscal. De ahí que,
afirmara como había sido agresiva con terceros, entonces
también lo era con sus hijos. La prueba reunida demuestra que
ello no era así.
En ese contexto de situación, se advierte por el
contrario que, existen razones para sospechar más de la
agresividad de Inostroza que de la suya propia. En ese
sentido, hay actuaciones de supuestos hechos –no probados- en
cuanto a que Inti hubiera acuchillado al nombrado. Está
claro por diversas manifestaciones, y pruebas en ese sentido
que Inti sufría de estrés por el elevado temor que le tenía a
Inostroza por su fuerte agresividad.
Esa afirmación no solo la hizo la psiquiatra
Novello, a quien la Fiscal no le cree en absoluto, sino que
también fue informada por el Lic. Ofredi, de ahí que el
Ministerio no tiene razones para desconfiar de dicho
profesional.
Dice Ofredi, que ambos (Inti e Inostroza) con
tratamiento psiquiátrico; Inti con un gran registro de temor,
asociado a conductas agresivas por parte de Inostroza,
advirtió indicadores de violencia por parte de este último.
Además lo indicó la psiquiatra, Novello, quien
sostuvo que esa ‘noche, la noche previa, fue una noche de
mucha presión, violentada, temor, por eso había tomado una
medicación oral, había un escenario de violencia, por celos,
por discusiones que habían mantenido esa noche, de manera que
hay otra fuente de información, además de la de Ofredi, de
posible agresividad de parte de Inostroza.
Por otra parte, la asistente social que declaró
(Vanesa J.Arias) no habló de indicadores genéricos, sino de
un hecho puntual, cuando Inostroza habría tirado
violentamente al bebé sobre la cama; lo insultaba. Según los
dichos de Inti y su madre, el propio Corcho (por Inostroza)
reconoció que era violento y se ponía muy nervioso en
situaciones en que el bebé lloraba. De allí que hay más
razones de parte de Inostroza que de Inti respecto del bebé.
No hay antecedentes de violencia de Inti contra ninguno de
sus hijos.
Si tenemos esa situación de violencia de
Inostroza con relación al bebé, dice la Defensa, entonces
ambos pudieron haber estado presente, o alguno ausente
(Inti) o quizás, un tercero que se desconoce, pudo haber
entrado. Nadie informó que ello haya ocurrido como se afirma
en la hipótesis fiscal, nadie trajo un elemento de prueba que
acredite que alguno de ellos pudo haberlo cometido.
Esta circunstancia que acabo de señalar, agrega,
resulta la única solución jurídica correcta, aplicando el
derecho positivo, lo que nos lleva a afirmar que no se tiene
certeza acerca de si uno o más, sea por dolo, o por culpa
pudo haber sido el autor/es de la muerte del bebé. Menos hay
certeza de que Inti haya causado las lesiones.
En subsidio de la pretensión principal, expresa
la Defensa, existe la posibilidad de que haya sido más de una
persona la que actuara, por lo que puede estarse frente a una
agresión de más de una persona (riña o agresión, se descarta
la primera, de ahí que habla de la agresión de dos o más
personas) Así como pudo haber sido cualquier de los
imputados, también, un tercero y frente a esa situación, la
figura de agresión cuestionada constitucionalmente, al no
saberse quien causó la muerte‘, todos los imputados resulten
condenados como intervinientes, Ello constituye una menor
violación constitucional que considerar, sin certeza alguna,
tener a Inti como la autora del hecho.
Para el caso, que así pueda entenderse la
conducta de su asistida, deja planteada la suspensión del
proceso penal a prueba, debiéndose fijar una audiencia para
discutir esa cuestión.
Como última alternativa, o como primera hipótesis
subsidiaria (aunque ello pueda constituir un arma de doble
filo) con relación a la situación de los ‘inimputables’,
solicita se la absuelva por esa causal.
En base a la documental ofrecida y los
testimonios prestados durante la audiencia, han existido
varias alusiones a distintas circunstancias de desbordes, de
episodios, de ruptura de la realidad temporal, durante
periodos de tiempo, si bien no se habla de una esquizofrenia,
se habla de brotes psicóticos, alteraciones de la realidad,
producido por algunos desencadenantes, situaciones de grave
estrés o de enfermedad mental.
Esa grave situación de estrés vivido por varios
años, a través de la atención que se le dispensara (dichos de
la Dra. Novello) y del testimonio que prestara el otro
profesional, el Dr. Valli, que se manifestó en un sentido
análogo (testimonio incorporado por lectura). Trastorno de la
personalidad, labilidad emocional –según la declaración
aludida-. Habla de una situación permanente, con medicación
que le permite encontrarse estabilizada. Además de la
situación de estrés se le suma una situación de temor,
cuestiones éstas que pueden provocar inculpabilidad.
De ahí, que existe más que una probabilidad seria
de poder controlar los actos, se habla de un desborde
anímico, de brotes psicóticos, cuando tuvo el primer bebé. La
propia Fiscalía habla de una agresión aislada, podría haber
un brote psicótico. Se habla de manifestaciones de desbordes
anímicos de la personalidad, por estrés, que se producían
cuando Inti no estaba estabilizada.
La Defensa hace referencia al medicamento
antipsicótico que le era suministrado y no a la medicación
oral que pudo haberle provocado un sueño y despertado, y
llevado como lo hizo, compatible con su versión a favor de la
propia Inti.
Estas situaciones son compatibles con personas o
pacientes con trastornos de personalidad, trastornos límites.
Habla también la Defensa de situaciones de
trastorno de la personalidad de la conciencia. No debe
hacerse un examen de la personalidad global del sujeto, no se
puede hablar de una persona que no pueda comprender, sino de
quien, cuando se produce el desborde, el brote psicótico.
Se habla de situaciones de temor, de delirio,
cuadros de psicosis, de una persona enferma que toma para sí
una idea errónea que no le permite sostener esa conducta; de
la pérdida fugaz de la conciencia, que ha durado poco tiempo,
o incluso pocas horas, de un cuadro psicótico, que como se
dijo en el debate, no solo dura días, incluso a veces dura
horas.
Hay también estados parecidos, neurosis graves,
amnesias, incluso resulta más frecuente y puede vinculárselo
a un ‘error de tipo’. No puede ser considerada autora del
hecho porque no hay prueba que demuestre que lo fuera.
En suma, solicita la absolución por no estar
probado que Inti Rayén Paillalef haya realizado los golpes
mortales a su bebé; asimismo, la suspensión del proceso penal
a prueba, por entenderse que se trata de un delito de
agresión, o por la existencia de un error de tipo, en el caso
de un delito culposo.
Ante la abstención fiscal con relación a los
cargos atribuidos a Claudio Roberto Inostroza, la Defensa
Pública no efectuó alegato alguno.
Hasta aquí la postura tanto de la Fiscalía como
de la Defensa a favor de Inti Rayén Paillalef.
Ahora bien, e ingresando al examen de la
presente, ¿qué nos dice la prueba reunida, tanto a través de
las jornadas en las que se desarrolló la audiencia oral y
pública, como de la que fuera incorporada por imperio de los
arts. 356 inc. 1° y 357 del C.P.P.? Veamos:
Varias son las cuestiones planteadas respecto de
los extremos que deben ser probados o no con relación a la
existencia material de hecho objeto de imputación y acusación
y la participación de quien resulta imputado en la comisión
del mismo.
No puede edificarse una sentencia sobre la base
de la declaración que pudiera haber prestado –en el caso-
cualquiera de los imputados, dando su versión de los hechos,
sin más, sino que, debe arribarse a un pronunciamiento
definitivo con el grado de certeza necesario que impone esta
instancia del proceso, en mérito a la prueba producida, la
que debe examinarse conforme las reglas de la sana crítica
racional (experiencia y lógica mediante, art. 363 segunda
parte del C.P.P.)
En base a los testimonios de M. E. V.; J. N. M. y
P. A. T., puede tenerse conocimiento de la primera
información respecto de la situación del niño F.R.I.
El primero fue quien el 13 de septiembre de 2011,
en horas de la mañana (entre las 10.30 y las 11.30 horas
aproximadamente, según nos dijo) en aquél entonces- era
compañero de trabajo en el EPEN de la madre del co-imputado
Inostroza, la señora G. D., nos dice que su compañera recibe
un llamado telefónico, para ver si podía acercarla al
hospital, salimos, pasamos a buscar a su hijo en Av.
Argentina, y Sgto. Cabral, de ahí fuimos al Hospital Heller;
el mencionado Inostroza trabaja como lavacoches y la dejé
ahí. Durante el viaje la notó mal emocionalmente, por lo que
escuchó de la conversación mantenida por ésta, entendía que
la trasladaba porque el nieto (F.R.I., la víctima) estaba
internado, no conocía otros detalles.
Asimismo, que al ascender al rodado, lo nota
preocupado, durante el trayecto, iban hablando, en un momento
dado, hubo un llamado telefónico y luego, ambos rompieron en
llantos y gritos. Iban muy mal, iban interiorizándose de su
estado de salud; en ningún momento supo que el bebé hubiera
muerto.
Después de dejarla no tomó más contacto con D.,
la volvió a ver en el velatorio del bebé, solo la saludó y no
habló con ninguna otra persona. Acerca de la muerte del niño
se enteró por los medios.
El segundo de los nombrados, M. fue quien en
horas de la mañana de ese día 13 de septiembre se encontraba
trabajando en una vivienda en la toma Norte, arriba, cuando
vio a una mujer que se acerca corriendo con un bebé en brazos
y que quería ir al hospital; en ese tiempo tenía una
camioneta F-100, así que la hizo subir y emprendió el viaje
hacia el hospital Bouquet Roldán; llevaba colocadas las
balizas y las luces prendidas, haciendo señas con un paño de
color, cuando ve subir una ambulancia, paró de inmediato, la
hizo parar y trasladó a la criatura y a la mujer a la misma y
ahí, de manera casual fue embestido por otro vehículo.
Cuando advierte la presencia de la mujer con su
bebé se da cuenta que se trataba de una emergencia, venía
gritando y pidiendo que la llevaran al hospital que el niño
no se sentía bien. Se cruza con la ambulancia, en un camino
de tierra, calle Novella, cerca de donde se encuentra el
Hospital Heller. Una vez que suben a ambos, se retira y
vuelve a la obra donde se encontraba trabajando.
La mujer en cuestión (que puede afirmarse se
trataba de la imputada Inti Rayén Paillalef) venía muy
nerviosa, M. la trataba de calmar, ella decía ‘un montón de
cosas; que la llevara al hospital, gritaba, lo estaba
poniendo nervioso, tenía que atender su pedido y a su vez
intentar llegar lo antes posible a un hospital. El bebé iba
envuelto, en ningún momento alcanzó a verlo, solo abrió la
puerta de su vehículo cuando se cruzaron con la ambulancia y
ahí los subieron a ambos. Es más no le prestó mayor atención;
como dijo anteriormente, iba haciendo señas y tocando bocina,
le decía a la mujer que estaban por llegar.
Luego de regresar a su trabajo, no supo más nada
que pasó con esa mujer y su hijo, solo por comentarios y unos
dos o tres días después, que vio personal policial y custodia
cerca del lugar donde se había encontrado fortuitamente con
aquella.
Por último, el camillero del Hospital Bouquet
Roldán, Pablo Adrián Tejerina, quien no asistió a la
audiencia y respecto del cual, las partes acordaron la
incorporación por lectura de su testimonio prestado durante
la instrucción (art.356 inc.1° del C.P.P.) expresó: Alrededor
de las 09.30 horas fueron llamados por un accidente de
tránsito en calle Dr. Ramón y Rhode, trasladamos al lesionado
al Hospital Heller y luego fueron llamados para cubrir a un
chiquito, les pasaron por radio el aviso de una persona
asfixiada, un bebé de 3 meses y un madre que había llamado al
107 emergencias del H.Castro Rendón, manifestando que una
mamá había llamado porque aparentemente su hijo estaba
‘moradito’ y aparentemente asfixiado, todo ello de acuerdo al
relato del operador, que no recordaba la dirección, pero que
era en el sector de las Tomas (Godoy, cruzando luego
Novella).
Continúa su relato expresando que, al cruzar esta
última observan una camioneta color roja en dirección opuesta
a la que circulaban y ven que el chofer sacaba un pañuelo por
la ventanilla; por comentarios que nos hizo, llevaban al
bebé, frenamos, lo hizo también ese vehículo y detrás un
automóvil Gol, color blanco que chocó la camioneta, hicimos
marcha atrás, se bajó el chofer gritando alterado ‘ayuden a
esa mamá’, se bajó una señora con un bebé en brazos, me
entrega al bebé, a simple vista el bebé estaba morado, abrí
la puerta trasera de la ambulancia y comencé las maniobras de
reanimación, mientras la madre gritaba alterada ‘que lo
salve’. Cuando le pregunté a la madre que había pasado, me
dijo que se había levantado y había encontrado al bebé en ese
estado y que no reaccionaba; insistía para que mirara su
brazo, porque decía que supuestamente el bebé la había
vomitado, no presté atención. Al llegar al H. Heller, bajé el
bebé y se lo entregué al personal de enfermería, pregunté por
los datos del niño y me retiré del lugar.
Para finalizar expresó que al efectuarle las
tareas de reanimación, no le sacó las prendas de vestir, la
misma consistió en masajes cardíacos, al tocarle la cara al
bebé notó que estaba frío y la cara la tenía de color morado.
No le vio lesiones visibles, como dijera, tenía la cara
morada y los ojitos entreabiertos.
De los tres testimonios prestados puede
advertirse ese día 13 de septiembre de 2011, en horas de la
mañana la presencia de la imputada Inti Rayén Paillalef junto
a su bebé, en las circunstancias apuntadas. Cobra importancia
la declaración de M., quien coincide en el ‘incidente’ del
choque con otro vehículo al momento de encontrarse con la
ambulancia, conforme nos lo hiciera saber Tejerina.
Asimismo de dichas declaraciones, en la escena
antes descripta no aparece ninguna persona de sexo masculino
acompañando a Paillalef, es más del testimonio de V. surge,
no solo que D. en el interior del vehículo que conducía este
se contactó con Inostroza por teléfono, sino que pasaron a
buscarlo por la zona donde lavaba coches, Av.Argentina e
Irigoyen de esta ciudad.
Ya en el Hospital Heller, toma intervención el
médico de guardia, César Augusto Romero, quien dijo en primer
lugar conocer a Inti Paillalef y a Inostroza, porque había
sido tratante del niño, en algunas oportunidades había visto
a ambos, en el hospital o en consultorio externo.
Estando en la guardia, toma conocimiento de la
muerte del niño, y al llegar ya había fallecido. Dice, fue
medio de casualidad, cuando bajo por la emergencia me
encuentro con que era él. Cuando llega a la sala de
reanimación, estaba uno de los médicos generales haciendo las
maniobras, estaba en paro cardio-respiratorio, empezamos
efectuamos la evaluación, había signos que el bebé estaba
muerto, frio, rigidez de los miembros, ya con livideces, su
corazón no tenía ningún latido; las maniobras se realizaron
por aproximadamente veinte minutos, al no obtener respuesta,
se dejaron de hacer.
Por las características y en particular porque
nada había ocurrido en el hospital, se caratuló como muerte
dudosa, se llamó al médico policial para ver la pertinencia
de hacer o no la autopsia al cadáver.
Al hospital concurrió más tarde una médica
policial del juzgado. Cuanto hablé con ella, charlamos sobre
el tema, no solo era una muerte dudosa, sino que había
algunos antecedentes, se trataba de una familia en
seguimiento periódico, con antecedentes psiquiátricos de la
madre. Se había observado en una oportunidad la fractura de
una de las piernitas por ‘colecho’ –presunto aplastamiento
por el peso de la madre.
Después de charlar con la médica policial se
decidió realizar la autopsia en la morgue, dijo no recordar
si el nombre de la médica era Sandra Suárez (al serle
mencionado por la Fiscal).
Más tarde, agrega el Dr. Romero, se entera del
resultado de la autopsia, por los medios, por la televisión,
de la existencia de fracturas de cráneo y otras, esa fue la
forma en que se enteró.
Al ser interrogado por las partes manifiesta que
al tomar contacto con el niño se da cuenta que la madre era
paciente, cuando deciden contarle a la mamá, se quedó más o
menos una hora para consolarla y contenerla, ese día mantuvo
contacto con ambos padres.
A la madre la notó muy angustiada, como
obnubilada, no sabe si la palabra, sería, desorientada; no
entendía muy bien que pasaba, preguntaba todo el tiempo,
refería que lo había encontrado dormido, azul y sin respirar
y lo había llevado inmediatamente al hospital, lloraba y
hablaba de su fe en Dios, es lo que recuerda.
Al volver sobre la situación de la señora
Paillalef recordó que le comentó que el bebé se venía
sintiendo mal; los padres le dijeron haberlo notado extraño
al bebé, no recuerda las palabras, hacían referencia al día
previo, no se las horas, si fue de mañana o de noche.
Al llegar Inostroza lo notó muy angustiado, sin
saber que estaba pasando, le dijimos (junto a otro médico)
que su bebé había fallecido, tuvo reacción lógica de llanto y
desolación, preguntando todo el tiempo que le había pasado al
bebé. No recuerda que los padres, mientras estuvo con
ellos,se hayan efectuado alguna recriminación por lo sucedido
con el bebé.
El citado profesional, al ser preguntado por el
Defensor de Inostroza, recordó que el bebé como su familia
eran objeto de seguimiento periódico, los que tenían lugar a
través de los controles habituales, una vez por mes, o dos
por mes. Se hacían más seguidos, y se evaluaba la situación
del bebé, y los cuidados que se les daba, dentro del
hospital.
Atento lo antecedentes con los que se contaba,
apenas nació el bebé, teniendo en cuenta que ya había sido
judicializado el hijo anterior, se le informó al juzgado,
tomó intervención el servicio social, y se le comunicó al
médico tratante de Paillalef, efectuándose un seguimiento
interdisciplinario del bebé. En un momento le llamó la
atención el diagnostico de fractura, en esos casos, agregó,
uno sospecha de ‘maltrato infantil’, de ahí que en el caso,
se hiciera un seguimiento más cercano.
En cuanto a la situación particular de Paillalef,
tomó contacto con su psiquiatra cuando nació el bebé, cuando
se le dio el alta, saber que tipo de medicación se le
suministraba. Allí hizo contacto no solo con el grupo del
H.Heller, sino del H.Castro Rendón, con un contacto más
cercano con la asistente social, por lo que tenía entendido
se trataba de una paciente con esquizofrenia, si bien para
poder ser más preciso, debería haber podido leer la historia
clínica.
En cuanto al padre del bebé, el señor Inostroza,
había tenido contacto con él, a veces concurrían Inti y él a
la consulta, otras veces, alguno de ellos con el bebé. Al ser
preguntado acerca de su opinión respecto de la atención y
ocupación de los padres con relación al bebé en cuestión, el
médico fue contundente en su apreciación, al decir: a veces
iban los dos juntos al control; si llama ocuparse del bebé,
si, para mí, que los lleven a los controles no quiere decir
que se ocupen del bebé, solo es una parte.
Respecto a la intervención de otros profesionales
de la salud con motivo del ingreso de Paillalef junto con su
hijo, pudo oírse a la médica psiquiatra del Hospital Heller,
Dra. Tatiana Soledad Ross, quien encontrándose en el servicio
de salud mental de dicho nosocomio, recibe un llamado de la
guardia, cree recordar que la pediatra quien le comunica que
había ingresado un bebé fallecido junto a su mamá, que era
una paciente psiquiátrica. Bajo al sector para evaluar la
situación, mantengo una entrevista con Paillalef, era
paciente del Dr. Valli.
En ese momento la observó como aplanada, no
estaba acorde con la situación que estaba viviendo, no estaba
en shock, pude hablar de lo que estaba ocurriendo. Cómo la
vio? No estaba ni mal, ni angustiada, tampoco parecía
shoqueada. Estaba aplanada, mas bien, no estaba acorde a la
situación en ese momento, muy reciente a lo que pasó. Pudimos
hablar de lo que estaba pasando. Le había manifestado a la
testigo que estaba con medicación inyectable ‘haloperidol. Se
trata de un medicamente de depósito, había hecho la
aplicación. Dicha medicación se debe aplicar una vez por mes
y digamos el mecanismo del medicamente, es la liberación de
una determinada dosis en sangre, estable, sin recurrir a la
dosis oral o que la persona se la pueda aplicar. Me dijo que
estaba medicada.
Aclaró la profesional que dicho medicamento no es
de aquellos que puedan producir un sueño profundo que impida
despertarse si el bebé llega a llorar. No es el efecto que es
de esperar, se trata de una dosis bastante baja, no es su
efecto principal, no se trata de un medicamente sedativo, más
bien, es de mantenimiento del cuadro, se trataba de dosis
bastante bajas.
Tenía entendido que se trataba de una paciente
psicótica, que era atendida por otro profesional, pensaba que
podría tratarse de una psicosis crónica, de un tratamiento de
hace bastantes años. Al verla a Paillalef manifestó que no se
encontraba en brote, estaba estable y encontrarse medicada.
A su vez, al intervenir la Dra. Sandra Suárez
como médica policial, y efectuar el protocolo de
levantamiento de cadáver (conf. Fs.3) claramente señaló
(prueba incorporada por lectura –art.357 del C.P.P.). A las
12 horas, se trata de un niño de aproximadamente 2 meses y
medio, en posición dorsal en la bandeja de la morgue del
Hospital Heller; no presentaba signos de violencia externos.
Al examen presentaba rigidez de miembros superiores en
flexión sobre el abdomen con livideces en rostro, cuello,
espalda hasta glúteos. Causa probable: muerte súbita. Data
aprox. de la muerte 08.30 horas. El pediatra que recibe a la
víctima refiere no poder certificar la causa de muerte. Al
examen no presenta signos de violencia ni posibles causales
de muerte, por lo que se ordena la correspondiente autopsia.
En igual sentido, el certificado médico de fs.4 –
también incorporado por lectura, expedido por la Dra. Suárez,
constata el ingreso del menor sin vida, se confecciona
protocolo y se ordena autopsia.
Debe destacarse asimismo que, el acta de
procedimiento y diligencias policiales de fs.1, en hora 11.20
del 13 de septiembre de 2011, en presencia de testigos,
personal policial se constituye en el Hospital Heller con el
Oficial Subinspector Ariel Pacheco, se constata el ingreso a
las 10.25 horas de una ambulancia del Hospital Bouquet Roldán
que se había constituido en Toma Norte Mza.51 ‘C’ lote 04,
donde se realiza el traslado de un bebé de 3 meses de edad,
según manifestaciones de sus progenitores se llamaría F.R.I.,
al momento en que ambulancia llega a dicho domicilio, la
criatura no poseía movimientos, por lo cual en forma
inmediata es trasladado al H.Heller a los efectos de recibir
la asistencia médica. Fue atendido por el Dr. Romero quien
efectuó maniobras de resucitación por el lapso de 10 a 15’
con resultado negativo, informando que al momento de ingresar
el menor se encontraba con temperatura corporal baja (frío)
con livideces, con rigidez corporal.
Acta de inspección ocular y demás diligencias
policiales: a las 15.30 horas del 13/9 (fs.11 y vta.) y plano
de fs.12. Se constituye personal del Gabinete Criminalístico
en Toma El Zanjón, Mza. 51 C, lote 04, loteo social. Se
describe la vivienda precaria; ambiente reducido. Fotografías
de fs.366.
En otro orden, resulta de interés referenciar
algunos aspectos de la historia clínica del menor en el
H.Heller, entre otras, el 26 de mayo de 2011 ingreso por
control (sin novedad); otro, 8 de junio (sin novedad); un
nuevo control ambulatorio el 4 de julio; el 12 de agosto el
niño presenta hernia inguinal izquierda se reduce sin
dificultad, se observa trazo lineal que requiere
inmovilización –dice la madre que duerme con ella, pudo
haberlo aplastado. Para el 15 de agosto, se prevé cirugía y
control pediátrico. Se informa en otro parte de la historia,
la contraindicación de lactancia por medicación materna y una
hija anterior en tenencia de su abuela, causa judicializada.
Se eleva informe al Juzgado. Madre en hospital psiquiátrico
con control quincenal. Da cuenta la historia del calendario
de vacunas (24 de mayo; 25 de julio, entre otras).
Antecedentes familiares: madre con trastorno psicótico en
hospital con haloperidol.
Como otra consideración y en fecha 4 de julio, se
constata obstrucción alta, que estando con la abuela
presentó dicha situación, poniéndose morado según refiere la
madre. Se interna para estudio y derivación.
En esa ocasión, refiere la propia Inti su marido
Inostroza trabaja en la empresa de transportes Rincón,
permanece sola con su bebe desde las 18 a las 08 hs., esa
situación le provoca ‘fobia de que le pase algo y no sepa
que hacer. Por ese motivo se coordina con la abuela materna
M. L., que por las noches se pueda a ir a dormir con su bebé
a su domicilio. La abuela acepta y se fija una entrevista
para el día 5 de julio a fin de elaborar una estrategia de
acción que ayude a Inti en su rol materno.
Se agrega allí, paciente se encuentra bajo
tratamiento psiquiátrico en el servicio de salud mental del
H. Castro Rendón con el Dr. Rodrigo Valli. La paciente (Inti)
refiere que su pareja ejerce violencia emocional sobre ella.
Dice que tiene otra hija de 4 años que está con la abuela
materna desde los 15 días porque no pudo hacerse cargo de su
crianza por su patología. (4 de julio de 2011).No asiste a la
entrevista. Al ser llevado nuevamente el pequeño F.R.I. por
un resfrío, por su madre, esta muestra gran inseguridad en el
cuidado de su bebé, manifiesta no poder quedarse sola con él,
porque presenta fobia cuando se ahoga. Rinitis obstructiva.
Para finalizar estas consideraciones y conforme
surge de fs.44, el Dr. Romero informa que a las 10.2 horas
del 13/9/2011 paciente que ingresa con su madre a la guardia,
se constata paro cardio-respiratorio, con sístole, rigidez de
miembros, livideces en cara y tronco. Se realizan maniobras
de reanimación cardiorespiratoria al menos por 20’ sin
respuesta alguna, nunca se constató pulso o algún otro signo
vital desde el ingreso al hospital. Su madre refiere que lo
encontró sin respirar en la cuna y que lo trajo
inmediatamente con la ayuda de un vecino. No se visualizan
lesiones traumáticas evidentes, pero dado los antecedentes
familiares y la causa dudosa de muerte se da intervención a
la justicia. Antecedentes conocidos: madre en tto.
Psiquiátrico; alto riesgo socio-económico, hijo previo al
cuidado de su abuela; colecho; madre fumadora, fractura de
clavícula derecha (perinatal) fractura lineal de tibia
derecha, hernia inguinal izquierda.
A partir de la necesidad de la realización de la
autopsia, el Dr. Cozzarín del cuerpo médico forense es quien
realiza la misma (fs.48, a las 16.40 horas el médico
forense, se extractan placas fotográficas y radiográficas, se
efectúa la apertura del cuerpo y a las 18.40 horas finaliza
la autopsia. El profesional informa que la causa de muerte
sería traumatismo craneoencefálico grave debido a hematoma
extradural extendiendo el respectivo certificado de
defunción.
A fs. 282 el Dr. Cozzarín estima que la data de
la muerte se la encuentra sobrestimada, el tiempo real,
estaría la muerte real aproximada, entre las 12 y 14 horas
de realizada la autopsia.
Para arribar a esta estimación, con carácter
previo dicho profesional junto con las médicas forenses
Fariña y Herrera efectuaron un informe en que señalaron:
Existe un compromiso primario en la bóveda craneana y
secundariamente el hematoma extradural descripto. La
presencia de fracturas lineales constituye un factor de
riesgo de lesión intracraneal en si mismo, pero no siempre es
mortal. Originándose cuando existe un impacto sobre una gran
superficie siendo poco probable la presencia de una impronta
en el cuero cabelludo. Se produce la fractura craneal cuando
se vencen las fuerzas de contención del cráneo, tras haber
recibido un impacto suficiente para rebasar el límite de
elasticidad del mismo, produciéndose las fracturas. Asimismo
informan la presencia de fracturas de mayor data, en
clavícula derecha consolidada y fracturas en huesos de la
pierna derecha.
Al referirse al mecanismo de producción de los
hematomas extradurales se hace alusión que el mismo es a
partir de ruptura de vasos sanguíneos, es preferentemente
arterial, destacando que se presenta en los lactantes un
intervalo de lucidez entre la producción del hematoma y el
deterioro neurológico significativo, esto coincide con el
relato de la madre que dice que al niño el día anterior al
fallecimiento lo encontraba con dificultades para despertarlo
e intentar darle su alimentación y su rechazo.
Finalizan dicha apreciación expresando que
existió sobrevida probablemente no mayor a 24 horas previas.
La data de las lesiones puede ser coincidente con el
desarrollo del hematoma y consecuentemente con la evolución
clínica.
En suma, la data del fallecimiento, por diversos
elementos que toma en cuenta –de los cuales alude en el
informe- si bien no se puede ser categórico en una hora
exacta de la muerte, puede estimar que la misma se produjo en
un rango no menor a las 12 horas previas a la realización de
la autopsia y no mayor a 16 horas (conf. Fs.372/373).
En la oportunidad de ser interrogado el citado
profesional, no solo el Dr. Alejandro Daniel Cozzarín
ratificó todos y cada uno de los informes elaborados, sino
que respondió las diversas preguntas efectuadas por las
partes.
A modo de síntesis podría señalarse lo siguiente:
a) la autopsia la realizó el 13 de septiembre de 2011, aprox.
a las 16.30 horas sobre el cuerpo de un bebé de 3 meses de
edad, F.R.I. Inostroza, junto al radiólogo y el fotógrafo y
asistido por un enfermero.
b) Al efectuar las conclusiones legales, le llamó
la atención que, a la apertura de la calota craneana,
aparecían fracturas en cantidad a nivel craneal de la
estructura ósea. Al efectuar la misma, observan un hematoma
extenso que le ocasionó un daño grave irreversible y llevado
a la muerte en forma mediata. Luego se abrió el tórax, el
abdomen, constatando cayos de fractura a nivel de la
clavícula. Le llamó la atención, dijo el Dr. Cozzarín que,
abierto el cuero cabelludo, de predominio derecho, observaron
seis fracturas en huesos propios del cráneo. El hematoma
extradural explica el daño cerebral irreversible y la muerte
mediata. Luego, como dijera, al efectuarse la apertura del
tórax y el abdomen, a través de la radiología, se observa una
fractura de la tibia y la clavícula derecha, fracturas que no
son de ese momento, estaban diferidas en el tiempo.
c) En cuanto al mecanismo de producción de dichas
fracturas, refirió –luego ampliado en rueda de peritos con
las Dras. Fariña y Herrera- se constató sobre una superficie
roma, que no tiene bordes ni filos, que no deja una impronta
en el cuero cabelludo. Se trataría de una superficie o área
amplia, debe tratarse de alguna estructura que reúna esas
condiciones, o un elemento contundente alrededor del cráneo.
d) Al remitirse al informe de fs.368/373 y su
contenido, señala, en base a la observación externa del
cráneo, sobre el sector del cuero cabelludo, no había una
impronta o forma característica de elemento que podría
haberse utilizado sobre esa zona (ej. Barra, martillo,
elemento contundente, etc.) No había improntas externas, de
la existencia de algún elemento contundente con el que se
hubiera golpeado esa zona de la cabeza (ej. Vaso, botella,
entre otros). Es contundente cuando afirma que una vez
abierta la calota ósea, se observa a simple vista un gran
hematoma, y fractura en diferentes direcciones.
e) Al señalar que las seis fracturas observadas
fueron producto de al menos dos golpes, como mínimo, está
teniendo especialmente en cuenta que al entrecruzarse los
rasgos de fractura, está dando a entender que, al menos
existieron dos golpes.
f) Descarta absolutamente la posibilidad que
alguno de los golpes pueden haber sido producidos de manera
accidental. Ello, por lo observado a posteriori, no siguió
con el trauma, de haber existido alguna escalera o algún
elemento podría haberse afirmado ese extremo. En el caso, no
ocurrió.
Agrega, si existieren elementos en la escena,
puede ocurrir que se produzca un golpe y un segundo impacto,
que continúe esa inercia y siga golpeándose, por ejemplo la
caída de su propia altura.
En suma: En base al resto de las lesiones que
presentaba el cráneo del bebé, que sea accidental, no estaría
dentro de las conclusiones arribadas.
g) En alusión a diversas hipótesis posibles, el
Dr. Cozzarín, señala que cuando habla de una superficie roma
y amplia, está refiriéndose a una pared, el piso, o una mesa
que responde a esas características.
En el mismo sentido, descarta la posibilidad de
que las lesiones se hubieran podido producir al caer una
persona –en el caso el bebé- de una cierta altura, de modo
accidental. Ello, por cuanto considerando diversos elementos
de la física (cinética, la gravedad, la altura, peso, etc.)
podría tenerse como probable una primer fractura, pero, a
posteriori continuarían las facturas, de allí que el cuadro
que presentaba no podría resultar compatible con una caída de
altura.
h) Al ser preguntado acerca de la existencia de
una muerte mediata como dice que fue el caso en examen, el
Dr. Cozzarín aludió a un periodo de evolución desde ese
momento de realizada la autopsia. Así, establecer el horario
exacto es muy difícil. Ahora bien, basándose en las
características tanatológicas, la rigidez, una vez abierto el
abdomen, comprobada la temperatura, medición hepática, lo
llevó en un primer momento a estimar la misma entre 12 y 16
horas, no es un horario específico, siempre antes de
realizada la autopsia.
i) Teniendo en cuenta esa última consideración,
se estimó un rango horario entre 12 y 16 horas, desde la hora
en que efectuara la autopsia. Se reservó un estudio
bioquímico, aparecen algunas nuevas variables, cuando llega
el resultado del humor vítreo, la estimación es entre 12 y 14
horas –dos horas menos-. También se constató la existencia de
líquido no digerido a nivel del estómago, podría agregarse,
que la digestión de un lactante es entre 45 a 60 minutos, de
ahí que esa variable no resulta tan precisa, por cuanto no se
sabía en que momento se había suministrado el alimento al
bebé.
j) Cuando hablamos de un estimativo, por una
muerte mediata, para que se produzca el hematoma extradural
debe hablarse de que los golpes pueden haber sido efectuados
en un plazo no mayor a las 24 horas, de realizada la
autopsia. Teniendo en cuenta la información que brindara el
juzgado interviniente, y la dificultad que había encontrado
la madre para despertar al bebé y no recibir alimento, la
sobrevida no resultaba mayor a las 24 horas previas.
k) Al volver sobre el tema del momento estimativo
de la muerte, y hacerlo con referencia al momento en que se
realizó la autopsia –a pedido de la Fiscalía- el Dr.
Cozzarín, insiste en que no se puede hablar de una data
exacta, sino de 12 a 16 horas. En cuanto a ese rango horario
para la medicina, no se puede determinar, al tratarse de una
muerte mediata, eso sí, el traumatismo agudo fue dentro de
las 24 horas, más o menos 4 horas, es decir que no tiene
semanas. Finaliza diciendo que cuando se refiere a varios
impactos –habla al menos de dos, los está circunscribiendo a
ese horario, no más allá.
Durante su intervención, a pedido de las partes,
se le hace saber al Dr.Cozzarín, que el juzgado de
instrucción había solicitado un informe al Cuerpo Médico
Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Constituida la Junta Médica, con los Dres. Cristina Bustos
(Médica Forense especialista en Tanatología); la Dra.
CyntiaUrroz (Médica Forense especialista Diagnóstico por
Imágenes) y el Dr. Alfredo Delbene (Médico Forense
especialista en Neonatología).
Al tomar vista del informe que obra agregado a
fs.702/723, el Dr. Cozzarín entiende que a lo sumo para las
06 de la mañana de ese día 13 de septiembre de 2011, el bebé
F.R.I. ya se encontraba muerto.
En primer lugar, el Dr. Cozzarín destacó que las
conclusiones a las que arriba el Equipo de la C.S.J.N. se
ajusta más en cuanto al rango horario existente, por cuanto
en el mismo intervienen todos especialistas en cada una de
las disciplinas mencionadas. Además, actúan de manera
interdisciplinario, de ahí que la posibilidad de
circunscribir el tiempo al que había arribado al producir el
protocolo de autopsia es cada vez más cierta.
Teniendo ahora en cuenta las apreciaciones
efectuadas por el citado médico forense de este Poder
Judicial, debo detenerme en las consideraciones de la Junta
Médica del Cuerpo Médico Forense de la C.S.J.N.
Así hubo coincidencia con el informe pericial
examinado (conf. Fs.368) en cuanto al posible mecanismo de
producción de las lesiones constatadas. A modo de complemento
se expresó a fs.709, resalta fracturas de cráneo extensas
detalladas en número de seis, siendo las descriptas afs.203 y
el hallazgo de un hematoma extradural, éste último de
severidad suficiente por sí solo, para provocar la muerte del
menor. El mecanismo de muerte en este caso sería por golpe o
choque del cráneo con o contra objeto o superficie dura.
Finalmente, considera que en los niños lactantes,
hay una desproporción exagerada entre el gran tamaño de la
cabeza con respecto al resto del cuerpo. Mientras que la
musculatura del cuello se encuentra aún con un tono muscular
insuficiente para soportar el peso y las oscilaciones de la
cabeza, razón por la cual al ser sometidos a mecanismos de
presión u oscilación del cráneo, los niños tienen mayor
posibilidad de sufrir lesiones.
En cuanto a si existió sobrevida, en su caso
tiempo estimable, consideran, teniendo especialmente en
cuenta la existencia del hematoma extradural que los enfermos
suelen desarrollar los síntomas en el curso de las primeras 6
(seis) horas después de producido el traumatismo, si bien son
posibles hematomas epidurales que alcanzan su expresión
clínica a las 24 horas, generalmente debidos a hemorragias
venosas o de los labios de la fractura craneal.
Resaltan que la mortalidad aumenta de manera
drástica cuando el hematoma no es evacuado quirúrgicamente
precozmente, por que se impone un diagnóstico inmediato, de
ser posible dentro del plazo de 6 horas y no más allá de las
15; debiendo considerarse una urgencia médica.
Por todo ello, considerar que una hemorragia
extradural es una situación de emergencia, ya que puede
llevar a daño cerebral permanente con empeoramiento rápido
(cuestión de minutos a horas) del cuadro clínico-neurológico
(desde somnolencia hasta el coma) y la muerte, por las
características del cráneo en un lactante. Por la génesis de
esta patología es razonable inferir que la sobrevida en este
tipo de cuadros es muy breve a pesar del tratamiento médico
adecuado.
En cuanto a la data de las lesiones y data del
fallecimiento del infante, en base a los informes obtenidos:
1.-rigidez de miembros inferiores y livideces en cara y
cuello. Este parámetro debe tomárselo como orientativo,
podría inferirse que la data aproximada, inicialmente se
calcularía a partir de 4 horas, previo al ingreso al
hospital.
2.- datos semiológicos cadavéricos tomados en la
autopsia (conf.fs.713/714) teniendo en cuenta las variables
que pueden darse en estos casos, incluyendo el tiempo de
vaciamiento gástrico (3-4 horas) el intervalo postmortem
estimamos rondaría en alrededor de las 08 a 10 horas
retrospectivas al momento de realizarse la autopsia.
3.- En cuanto a determinar si la temperatura
‘ligeramente disminuida’ a pesar de encontrarse el cuerpo en
la morgue (declaración de la médica policial de fs.436/437)
es compatible con una data posible de la muerte de 12 a 16
horas (según el informe médico de fs.372) señalan que existe
una discordancia entre lo expresado por la médica de policía
a fs.436/437, en relación a la data posible de muerte de 12 a
16 horas. No se acompaña tal conclusión, se expresan las
consideraciones y fundamentos al respecto.
Por último al abordar el punto del Informe
(identificado como 8) los profesionales, luego de referirse
al síndrome del niño sacudido, dentro del amplio tema del
‘maltrato infantil’; definir a este fenómeno como el conjunto
de lesiones producto de la agresión recibida a un niño por un
adulto al ser sacudido o lanzado de manera intencional,
considerando los hallazgos descriptos en la autopsia médico-
legal (fs.134/135) y las conclusiones a las que se arribara
en la pericia médica de fs.205, sostienen: se objetivan en la
descripción de las lesiones descriptivas y evidentes en las
fotografías del menor, - excoriación de menos de 1 cm. en
cara lateral de la nariz; -hematomas múltiples en distintos
sectores, incluyendo ambos pabellones auriculares; -secuelas
de fractura de tibia; -fracturas múltiples complejas de
cráneo bilaterales; -sangrado extradural extenso que cubre la
casi totalidad de la calota y huesos del cráneo.
En ese panorama, concluyen: La sumatoria y el
análisis de las lesiones descriptas son de alta especificidad
para considerar el diagnóstico de lesiones No Accidentales
(LNA) compatibles con ‘Síndrome de Maltrato Infantil’.
En relación a la data de muerte, en base a los
parámetros semiológicos y bioquímicos, consideramos que la
misma correspondería a una data que abarcaría entre unas 08 a
10 horas retrospectivas al momento de realizarse la autopsia.
A mi juicio, entiendo que el Informe que elevara
el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación pone fin a cualquier discusión que pueda plantearse
respecto de los temas centrales que he abordado.
No solo porque el propio médico forense
provincial, el Dr. Cozzarín adscribió la data antes citada,
entre unas 08 a 10 horas retrospectivas al momento de
realizarle la autopsia al niño F.R.I., sino principalmente
por las explicaciones que aquellos efectuaran a lo largo del
detallado Informe, la excelencia profesional y la tecnología
y aparatología de que dispusieran para efectuar su trabajo de
campo, así lo confirman.
Resuelto pues el rango horario y teniendo en
cuenta que la autopsia fue realizada a las 16.30 horas (ver
Protocolo respectivo) la hora de muerte del infante se
produjo entre las 06.30 y las 08.30 horas de ese 13 de
septiembre de 2011.
Los testimonios que pudieron oírse durante el
debate (V., M., Dr. Romero) y el que fuera incorporado por
lectura, el del camillero Tejerina, sitúan en un mismo
momento a la imputada Inti Rayén Paillalef junto a su niño
F.R.I..
Es ella quien, al ser vista por el vecino M., le
solicita que lo lleve al hospital; es quien ingresa junto con
la ambulancia al H.Heller y quien luego que el Dr. Romero
intentara vanamente las maniobras de reanimación recibe la
noticia de la muerte del niño.
Asimismo por los dichos del mencionado V. y del
Dr. Romero, tanto ella como Inostroza no arriban juntos al
hospital, sino que, quien llega más tarde es justamente este
último, quien es ‘levantado’ por Villegas en la parada de
lavacoches que tenía en Av.Argentina e Irigoyen.
Quien se encontraba en el interior de la vivienda
precaria de la Toma El Zanjón, no era el co-imputado
Inostroza, sino la acusado Inti Rayén Paillalef, la cual pese
a la fobia de quedarse sola que le había manifestado en más
de una oportunidad a los distintos profesionales que la
atendieron, durmió esa noche con el niño.
En igual sentido puede afirmarse, más allá de
cualquier duda razonable que las lesiones que presentaba el
infante (sobre cuyas particularidades he efectuados las
consideraciones, con apoyo en el Informe del Cuerpo Médico
Forense de la C.S.J.N., y del propio del Dr. Cozzarín, en
aquello que coincidía) que sea que las mismas se hayan
producido por el accionar de un adulto al sacudir
‘violentamente’ el niño o lanzado de manera intencional al
mismo contra una superficie como la descripta por el Dr.
Cozzarín (superficie dura, sin bordes, sin filos) lo cierto
es que quien llevó a cabo dicho accionar no fue otra que la
imputada Paillalef.
La Defensa intenta sin éxito alguno poner en
cuestionamiento el modo de producción al que aludiera,
recurriendo a diversas hipótesis, en las que podrían haber
intervenido terceras personas absolutamente ajenas al entorno
familiar de Inti; incluso, a esta en compañía de otras
personas; al co-imputado Inostroza y/o a este con otras
personas.
A lo largo del todo el expediente no existe
ningún indicio que pueda siquiera considerar alguna de esas
hipótesis como posibles.
En primer lugar, la presencia de Inostroza no se
verifica en el momento en que Inti se ‘cruza’ en su camino’
con Muñoz quien la traslada en la camioneta. No hay motivo
alguno para pensar –seriamente- que haya permanecido oculto
en el interior de la vivienda y desde allí trasladarse hacia
su lugar donde lavaba coches. Por cuanto la testigo Z., oída
en debate lo ubica trabajando a partir de las 7 de la mañana
en ese sector, que es además cercano a donde vive.
Los dichos de V. y su relato, teniendo como
interlocutora a la señora D. no aparecen extraordinarios,
sino todo lo contrario, campea la credibilidad y la
sinceridad del relato. Recuérdese que esa mañana del 13 de
septiembre de 2011 encuentra a Inostroza en el lugar que
habitualmente usaba para trabajar y que a pedido de aquella
se dirigió a su encuentro. Fue Villegas quien llegó hasta el
Hospital y allí dejó a ambos acompañantes.
A ello he de agregar que, a lo largo de las
actuaciones que tramitaran por ante la justicia del Fuero de
Familia, quedó en evidencia; en igual sentido el informe que
produjera el Lic. Ofredi –con intervención ante dicho fuero-
revelan que la situación de violencia existente entre la
‘pareja Paillalef-Inostroza’ encontraba en la agresión
psicológica y/o emocional de parte de éste último, siendo en
infinidad de oportunidades denunciado por Paillalef, quien a
lo largo de las entrevistas mantenidas con el citado Ofredi y
con sus propios tratantes, Valli, Novella, entre otros,
siempre negó que su pareja haya ejercido sobre ella violencia
física.
La pregunta que me formulo es, si por cuestiones
tales como las mencionadas, recurrió a las instituciones
tanto policiales como judiciales, si efectivamente, como lo
insinúa la Defensa, el autor de la muerte del niño hubiese
sido Inostroza, era la conducta o comportamiento a esperar.
Evidentemente, no.
Y menos aun considerar la presencia de otra/s
personas que pudieron haber ingresado –con o sin conocimiento
de Inti Rayén Paillalef- y desplegar algún tipo de conducta
en perjuicio del menor.
Para finalizar, debo señalar que la abstención
fiscal efectuada por el Ministerio Público con relación a
Claudio Roberto Inostroza debe considerarse válida, atento
las razones expuestas y a la luz de las probanzas reunidas en
el presente legajo.
El alegato desincriminatorio no resulta
manifiestamente arbitrario y por lo tanto, siguiendo la
Doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a
partir del precedente ‘Tarifeño’ y ‘Mostaccio’ y por nuestro
Tribunal Superior de Justicia, en la causa ‘Sarapura’ me
lleva a propiciar la absolución del nombrado por el cargo que
le fuera formulado y que abriera esta instancia.
Ahora bien y en cuanto al aspecto subjetivo de la
imputada al momento de ocurrir el hecho, esto la comprensión
de la criminalidad del acto y el control de su conducta, se
ha expresado durante el debate el Lic. Flavio D’Angelo, quien
no solo ratificó su informe de psicodiagnóstico efectuado a
la imputado Paillalef (fs.324/328) sino que se prestó a la
requisitoria de las partes en orden a echar luz sobre dicha
problemática.
Por su parte señaló, al referirse a las
conclusiones a las que arribara que, se trató de tres
entrevistas, la primera una exploración clínica y dos
técnicas, administradas con los test de Roschard y Bender,
dando respuesta a los puntos de pericia solicitados.
Allí expresó que la examinada no presentaba
ninguna psicopatología grave a ese momento, entendiendo que
dicha situación tampoco se advirtió a la época del hecho. Es
decir no pudo ‘detectarse’ en ese espacio temporal la
existencia de psicosis clínica. Sin perjuicio de esa
conclusión, resultaba evidente de la descripción del cuadro,
un estilo de personalidad que influía y que podía
relacionarse con trastornos no psicóticos de la personalidad.
Se trataba de una personalidad fuertemente
controlada, evitativa, es decir, con una mala gestión
psíquica o psicológica de la afectividad. En un punto, como
tramita su vida afectiva, ello en modo alguno –es decir esa
personalidad fuertemente controlada no le reporta ninguna
ventaja o beneficio para su contacto con los demás. No se
trata de ‘algo positivo, sino se advierte una mala solución
que encuentra para controlar su afectividad, para minimizar
el estrés que proviene de su vida emocional’; además de un
funcionamiento en ese aspecto muy restringido.
Ese funcionamiento, agrega el profesional oído,
se refleja en minimizar el involucramiento afectivo, no se
involucra, niega sus afectos, y evita las fuentes de
estimulación emocional. Eso provoca una disminución de su
nivel cognitivo, lo cual resulta típico de personas que han
sufrido mucho en su historia vital, en sus propias vivencias.
Al ser preguntado, acerca de cómo influye esa
minimización afectiva o no involucramiento con los demás,
señala el Lic. D’Angelo, el intercambio emocional se
encuentra bloqueado en cierto punto, se muestra reacia a ser
afectada por las emociones, y ello afecta sus relaciones con
los demás; está menos atenta a los efectos de su
comportamiento con los demás. Por lógica, los problemas o
situaciones de la vida que requieren una sensibilidad
interpersonal, una empatía, son mal manejados. Aclara esa
descripción y comportamiento nada tiene que ver con cuadros
de psicosis. Se trata, en el caso de Inti Paillalef de un
trastorno de personalidad, no piscótico, de una personalidad
inmadura, con algunos rasgos histéricos asociados a una mala
tramitación de los afectos.
En cuanto al resto de los puntos de consulta, el
vinculado a la funcionalidad psíquica de la entrevistada, la
misma fue abordada los días 19 y 20 de septiembre (días
después de ocurrido el hecho) y encontró esos rasgos como más
estables, los mismos pueden no variar en el curso, incluso de
meses. Esa funcionalidad psíquica resultaba adecuada al
momento del hecho, no advirtió perturbaciones en su capacidad
de enjuiciamiento, no encontró deterioro o limitación en su
pensamiento, no aparecieron respuestas psicóticas ni
delirantes en ese momento, aparece colaboradora en las
entrevistas, se establece un buen rapport, obtiene un buen
material psicológico para poder examinar y concluir su labor
profesional.
Si bien efectúa dicha afirmación, no puede dejar
de mencionar que la defensa –como respuesta que brinda el
sujeto a sus estímulos afectivos- resulta poco apropiada en
el caso de irrupción de emociones muy intensas. Con ese
hipercontrol que advirtiera, intenta mantener un equilibrio
psicológico que resulta precario y que la deja expuesta a
irrupciones masivas en el plano de los afectos, se precipita
con ‘gran estruendo afectivo’, esto como un rasgo permanente,
que reporta poco confianza, que reduce su potencial para
resolver adecuadamente sus problemas interpersonales.
Para finalizar, y en cuanto al tercer punto de
consulta, al referirse a la evocación del momento del hecho,
lo hace espontáneamente, lo cual lo lleva a inferir que al
momento del hecho, no existió descompensación alguna; en
cuanto al rango horario, demuestra indemnidad del recuerdo y
presenta comportamientos coordinados, cuando toma noticia de
la situación desgraciada que le toca vivir, con plena
comprensión y el disvalor de la conducta en caso de ser
admitida, no puede inferirse, ni a los días o semanas
anteriores, la existencia de crisis psíquica alguna.
Sometido al interrogatorio de las partes (al
Fiscal) le expresó que ese exceso de control que observó en
Inti Paillalef, puede desencadenar en alguna reacción de tipo
violento, la que se mostraría aparatosa, con una gran
descarga emocional o motriz, situación esta que no puede
descartar y que puede verse reflejada en un momento de
sobrecarga psíquica. Por esos déficits de los que habló,
porque cuenta con menos recursos para lidiar con la
sobrecarga, esta entendida como el estrés y las tensiones de
la vida cotidiana. Como expresara, la imputada no estaba
estresada al momento de efectuarse la entrevista.
Al referirse a esa sobrecarga emocional, señaló
que la misma proviene de la vida afectiva, interpersonal. No
se advirtió en las técnicas exploratorias tensión u
hostilidad. En el psicodiagnóstico aparece una respuesta de
un cierto capital agresivo, ello no significa que sea una
personalidad manifiestamente agresiva, sino que, esa
agresividad es tolerada como parte de su repertorio
conductual. No se puede afirmar con total certeza que haya
una naturalización de la agresividad.
Es decir no pudo ‘detectarse’ en ese espacio
temporal la existencia de psicosis clínica. Sin perjuicio de
esa conclusión, resultaba evidente de la descripción del
cuadro, un estilo de personalidad que influía y que podía
relacionarse con trastornos no psicóticos de la personalidad.
Las respuestas brindadas por el Lic. D’Angelo, en
particular, al expresar que la examinada no presentaba
ninguna psicopatología grave a ese momento, entendiendo que
dicha situación tampoco se advirtió a la época del hecho. Es
decir no pudo ‘detectarse’ en ese espacio temporal la
existencia de psicosis clínica, teniendo especialmente en
cuenta que las entrevistas con Paillalef se llevaron a cabo
los días 19 y 20 de septiembre de 2011 en relación al hecho
ocurrido el 12 de ese mismo mes y año.
Todas las consideraciones efectuadas por los
profesionales que trataron desde los 17 años a Paillalef por
toda su problemática psiquiátrica no permiten concluir que
alguno de esos estados alterados y significativamente graves
que informaran y que requirieran la administración de
medicación permanente –una vez por mes- Haloperidol
inyectable hayan estado presentes al momento que sucediera el
hecho por el cual llega a juicio acusada del mismo.
En igual sentido el informe psiquiátrico del Dr.
Blasco de la imputada, obrante a fs.377/380, del 30 de
septiembre de 2011, que no reconoce ninguna patología
psiquiátrica que haya impedido a la imputada poder dirigir su
acción y comprender el disvalor de la misma.
Por todo lo expuesto, los planteos de la Defensa
tendientes a tornar inimputable la conducta de la nombrada,
en los términos del art.34 del C.Penal no han de ser de
recibo, entendiendo en consecuencia que la imputada al
momento de comisión del hecho podía comprender la
criminalidad del acto y dirigir conscientemente el mismo.
Habida cuenta de la conclusión a la que arribara
al tratar los extremos de materialidad objetiva del suceso y
participación penalmente responsable de la acusada en el
mismo, queda por abordar la calificación legal del hecho.
Como bien lo señalara la Fiscal de Cámara, al
formular su alegato acusatorio, la conducta tipifica el
delito previsto y reprimido por el art.80 inc.1° del C.Penal,
toda vez que Paillalef dio muerte a su hijo F.R.I., sabiendo
que lo era (nacido el 24 de mayo de 2011,-conf.fojas 121).
En ese mismo sentido y por las razones que
expuso, las que entiendo que conforman a través de la
historia clínica de Paillalef del Servicio de Salud Mental
del Hospital Castro Rendón (fs.62/100 –se repite a
fs.146/185) una historia de vida que lleva a aplicar el
último párrafo del citado precepto legal, toda vez que
existen circunstancias extraordinarias de atenuación para
reducir el reproche penal de un hecho de la máxima gravedad.
De la historia clínica aludida emergen: a) Un
informe de fs.103, del año 2006, por el médico psiquiatra
Carlos Aranovich hospital J.de los Andes. Ingresa al hospital
con cuadro de desorganización conductual, disgresión del
curso del pensamiento, alucinaciones acústico verbales,
intrapsíquicas con contenido persecutorio, ideación delirante
mecanismos alucinatorios e interpretativo. Desde hace 3 meses
no le administran la dosis mensual de haloperidol, se le
aplicó el 11 de mayo de 2006., se la traslada a la ciudad de
nqn, previo contacto telefónico con su madre M. L.
b) Así entre otros, las consideraciones del
terapeuta Valli y la Lic. En psicología, María Julieta
Consigli, al consignar en todas las entrevistas que realizó
tanto en internación como en consultorio externo, paciente
lúcida, orientada en tiempo y espacio, tranquila, discurso
coherente, sin alteraciones senso-perceptivas y sin
violencia. Internación judicial, con haloperidol inyectable
una vez por mes, tiene mala relación con su madre, pero sería
incapaz de hacerle algo a su hija, la amo con toda mi alma,
dice. Al ser internada la beba queda al cuidado de la abuela.
Sugerencias: continuar con las entrevistas psicológicias de
frecuencia semanal; entrevistas con el Dr. Olivares para la
prescripción y aplicación de la medicación indicada.
c) Se destaca que en mayo de 2007, cuando estuvo
internada, su madre y hermano manifestaron no ayudarla por
episodios de agresividad y violencia. Una vez que la beba sea
restituida a su madre, se pueda establecer visitas
programadas con la nieta y la abuela.
d) Asimismo informe de la Lic. Consigli y la Dra.
Stutman (27 de junio de 2007) bien sin constituir cuadro
delirante sistematizado, sin alteraciones senso-perceptivas,
conductas heteroagresivas hacia su madre y hermano, no su
hija. Trastorno límite de la personalidad, se realiza
tratamiento psicoterapeútico; psicofarmacológico y social.
e) Otro Informe médico de fs.94 firmado por la
médica psiquiátrica María Cristina Novello, paciente en
tratamiento en el servicio de S.M desde los 17 años, sus
descompensaciones se caracterizan por ideación de tipo
paranoide asociada a alteraciones conductuales, concurre
regularmente a las entrevistas psicoterapeúticas a cargo de
la Lic. Consigli, estable, compensada psiquiátricamente, sin
síntomas psicóticos, recibe haloperidol. Depende de su
adherencia al tratamiento cualquier mejoría. Esto en fecha
24-9-08.
f) Otro del Dr. Valli, de fecha 13 de septiembre
de 2010, donde informa que la paciente no presenta episodios
de crisis en los últimos dos años. No se constatan
alteraciones senso-perceptivas, no despliega ideas
delirantes.
Resuelta dicha cuestión y en cuanto a la
imposición de la pena, la petición fiscal de quince años, con
más las accesorias de inhabilitación absoluta y las costas
del proceso, entiendo como justo y adecuada la que se
solicita.
Asimismo, y en relación a la pena, la que
necesariamente se vincula con el encuadre legal, considero
que en ambos tópicos (calificación y sanción) el límite lo
fija el Ministerio Fiscal en su análisis final, en la
clausura del debate.
Cualquier mutación, mas gravosa, lesionaría el
principio de congruencia (acusación – sentencia) y
necesariamente la garantía de defensa en juicio, solo puede
el defensor escudarse de los alcances de la acusación. La
contraparte es la fiscalía, la que no puede ser suplida por
el Tribunal.
Mas allá de las opiniones, que en ese sentido se
han plasmado en jurisprudencia y doctrina, nuestro
ordenamiento procesal, reformado, que ya es ley 2784 art. 196
y espera su implementación, lo ha receptado en este sentido.
Por otra parte, los fundamentos de la Dra.
Finiochieti, guardan lógica con la situación, de extrema
vulnerabilidad de la imputada, dada su probada conflictividad
familiar, acreditada en los antecedentes del Juzgado de
Familia, y su frágil estado emocional, citado por los
informes de los profesionales forenses que la evaluaron y se
mencionaron precedentemente.
En definitiva, corresponde imponerle a la
nombrada la pena de QUINCE AÑOS de prisión de cumplimiento
efectivo (naturaleza de la acción, daño causado, personalidad
de la misma y art.40 y 41 del C.Penal) con más la
inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena y las
costas del proceso. Mi voto.
El Dr. Mario Rodriguez Gómez, dijo: Adhiero a los
fundamentos y conclusiones del señor Juez de primer voto.
La Dra. Florencia Martini dijo: que habré de
disentir con mis colegas preopinantes, en tanto no encuentro
elementos probatorios que ameriten hacer distinción alguna
entre la situación de Inostroza y la de Paillalef. No existen
pruebas concretas que permitan acreditar la data de los
golpes letales y el autor de los mismos, en atención a la
amplia franja horaria de evolución de las lesiones que dan
cuenta los informes agregados en la causa, si bien no queda
duda alguna que la muerte se produjo de modo intencional y
violento.
En ese contexto, la acusación pública veladamente
se asienta en presunciones de culpabilidad emergentes del
antecedente psiquiátrico de Inti Rayén Paillalef y
situaciones asociadas a la crianza de su hija L. que no han
podido conectarse con el hecho. Valorar la historia de vida
de la acusada para sostener su culpabilidad por el suceso
traído a juicio contrasta con el derecho penal de acto propio
de un Estado Constitucional de Derecho.
Existe una alta probabilidad de que uno de ambos
progenitores y encargados del cuidado del niño haya sido el
autor de los golpes letales, tal como la Sra. Fiscal lo
sostiene en relación a Inti Paillalef, no obstante, tal
probabilidad no alcanza para fundar una sentencia de condena
que destruya el estado o presunción de inocencia que ampara a
Paillalef.
Si bien es cierto que el lamentable suceso por
tratarse de una muerte violenta de un niño de escasos meses
de vida provoca una alarma social considerable, no es menos
cierto que dicha alarma no debe echar por la borda las
garantías constitucionales del debido proceso que gobierna el
proceso penal. Por lo expuesto, considero que corresponde
absolver a Inti Rayén Paillalef respecto del hecho por el que
fuese formalmente acusada. Tal es mi voto.-
Por todo lo expuesto, la Cámara en lo Criminal
Segunda, RESUELVE: I.- ABSOLVER a CLAUDIO ROBERTO INOSTROZA,
de demás circunstancias personales obrantes en la causa por
el cargo que le fuera formulada oportunamente. Sin costas.
II) CONDENAR a INTI RAYEN PAILLALEF, de demás
circunstancias ya señaladas ut-supra como autora penalmente
responsable del delito de HOMICIDIO CALIFICADO mediando
circunstancias extraordinarias de atenuación (art.80 inc.1°
in fine del C.Penal) a la pena de QUINCE AÑOS de PRISION
EFECTIVA, con más la de INHABILITACION ABSOLUTA por el tiempo
de la condena (art. 12 ídem); por el hecho relatado en los
considerandos y las costas del proceso (art.492 del C.P.P.).
III.- REGISTRESE. Quede notificada por su pública
proclamación (art. 365 del C.P.P.). Practíquese cómputo de
pena y planilla de costas. Cumplida, con sus constancias y
previa conformidad del Ministerio Fiscal y el Colegio de
Abogados. ARCHIVESE.