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TRABAJAR LA COMPETENCIA SOCIAL EN EL ÁREA DE RELIGIÓN
“LOS NIÑOS NECESITAN SER FELICES, NO SER LOS MEJORES”
Nuestros hijos ya nacieron siendo los mejores. Nuestro trabajo
como padres y educadores es hacérselo saber, porque al hacerlo es cómo ellos lograrán
ser felices.
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Me gustaría realizar una reflexión personal acerca de una dificultad que
presentan algunos de nuestros alumnos. Niños que les cuesta adaptarse al
colegio por carecer de habilidades sociales. Personas que se sienten
aisladas del grupo de su clase, que lo pasan mal a la hora de participar en
un hecho tan simple como puede ser jugar con los demás en el recreo.
Retraídos, tímidos, solitarios, tristes… deseando de dar el paso, pero
imposible de realizar. Despistados en clase, no capaces de despegar para
romper un silencio que quisieran arrancarlo de su interior para poder dar
un grito de libertad.
Trabajar habilidades sociales en las que nuestros alumnos puedan
relacionarse en su mundo de niños que, en numerosas ocasiones, pueden
resultarles un mundo oscuro y extraño para ellos.
Sentirse escuchados o simplemente iniciar una conversación para que la
persona que tengas enfrente o a su lado sea un verdadero compañero y
no alguien que, aunque parezca absurdo, te haga sentir pánico y
ansiedad.
Saludar y presentarse, algo que parece fácil y que para ellos supone un
verdadero y estremecedor cansancio físico y mental. Miedo a mirar a los
ojos y ver limitadas toda posibilidad de poder presentarse a alguien de
forma sencilla y natural.
Dar las gracias o menos aún pedir un favor, son sencillas habilidades que
para algunas personas resultan ser verdaderas pesadillas que les
conducen a la cruel soledad.
Todos sabemos la necesidad que tenemos las personas de comunicarnos
con los demás. El ser humano ha sido creado para ser un ser social, que
habita en una sociedad en la que debe ser partícipe y poder transmitir y
manifestar todas sus necesidades y sentimientos. Para ello es necesario un
conjunto de conductas que nos permitan interactuar y relacionarnos con
los demás de manera efectiva y satisfactoria.
Las habilidades sociales en el ámbito educativo tienen gran importancia.
Desarrollar algunos tipos de habilidades proporciona poder perder la
vergüenza en diferentes contextos sociales, conciencian a los niños sobre
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la importancia de sentirse seguros de sí mismo, aprenden poco a poco a
descubrir cualidades positivas que antes no valoraban como tales,
fomentamos la empatía entre todos, la comprensión, comportamientos
asertivos.
Como profesora de religión, considero de gran importancia la necesidad
de abordar el tema de las habilidades sociales de la mejor manera que sea
posible para acrecentar la unidad y afectividad con la que Jesús trata a
todos los que con Él se encontraba. El mensaje de Amor de Jesús va
dirigido a todas las personas que quieren mejorar su relación con ellas
mismas y con los demás.
Jesús de Nazaret, es principalmente un ser social, que necesita de los
demás para llevar a cabo el plan de Salvación de Dios para la humanidad.
Jesús habla de solidaridad, inclusión, comprensión, escucha,
compartir,………….Él predica mediante la Palabra (parábolas) y los hechos
(milagros). Necesita de los demás, de los débiles y sencillos de corazón, de
los que son capaces de desprenderse de sí mismos.
JESÚS ES ESENCIALMENTE EL MAESTRO
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Como medida acertada para tratar el tema de las habilidades sociales en
las clases de religión, se me ocurre desarrollar algunas de las obras de
misericordia que el mismo Jesús trata con los suyos.
El año en el que vivimos, incertado en una sociedad en la que los valores
sociales de respeto, perdón, escucha, comunicación, empatia… no están
de moda,nos invita a vivir la Misericordia como medida para ser solidarios
con los demás.
Este año, declarado por el papa Francisco como “Año Santo de la
Misericordia” no quisiera desaprovechar la ocasión de poder dar a
conocer a mis alumnos y alumnas las Obras de Misericordia tratándolas
en clase de manera práctica mediante unos cuentecillos ilustrados que nos
ayudaran a acercarnos a la realidad que muchos niños viven porque
necesitan ser escuchados y poder romper un silencio que les caracteriza,
por su falta de socialización e inclusión en el aula.
Intento transmitir el mensaje de Amor de Jesús viviéndolo desde su
ejemplo que nos pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin
medida.
Pienso que es necesario saber admitir a todos los compañeros por igual y
que nuestros discípulos se entrenen en el amor y la misericodia , abriendo
ventanas a aquellos que por dificultades y habilidades tienen las puertas
cerradas.
Como profesora de religión y convencida de mis creencias, me quedo con
las enseñanzas de El Buen Pastor que toca con profundidad la carne del
hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. El Buen Pastor
con extrema misericordia carga sobre si la humanidad, pero sus ojos se
confunden con los del hombre.
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LOGO AÑO DE LA MISERICORDIA
https://www.youtube.com/watch?v=VC44DMj6_nc
Invito a mis alumnos a visualizar el vídeo con la intención de entrar en la
ayuda y el amor al prójimo a través de la misericordia de Jesús.
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Una vez que hemos visto el vídeo y calentado motores para la práctica
misericordia y el perdón, pasaremos al ejercicio de una actividadesque
hagan comprender a los alumnos la importancia de integrar a las personas
con dificultades dentro de nuestro mundo, en este caso “la clase”
OBJETIVOS
Abrir nuestro corazón a las personas que nos necesiten.
Construir un aula cuyu espacio sea la misericordia
Ser misioneros de la misericordia
Integrar al grupo a todos los compañeros siguiendo el modelo de
Jesús de Nazaret.
ACTIVIDADES
o Los alumnos deberán de buscar información de las Obras de
Misericordia.
o En clase se leerán dos cuentos que están relacionados con las obras
de misericordia: “Enseñar al que no sabe” y “Consolar al triste”
o Se realizará una puesta en común sobre las dos obras de
misericordia que se han trabajado en clase, mediante la lectura de
los cuentos
o Trabjaremos otras dos obras de misericordia: “Perdonar a quien nos
haga daño” y “Sufrir con paciencia los defectos y las molestias de los
demás”
o Estas dos Obras se trabajarán por grupos, siempre formados por el
profesor/a, y entre todos los miembros escribirán e ilustrarán un
cuento que se relacione con dichas Obras de Misericordia
o Los cuentos, una vez terminados, se leeran al resto de los
compañeros y se trabjarán en clase.
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ENSEÑAR AL QUE NO SABE
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Manolo había ido a un parque con su mamá.
Es un parque donde los niños se divierten mucho, porque pueden jugar a
muchas cosas, mientras toman el sol.
Manolo había corrido y saltodotoda la mañana. Finalmente, cansado, no
pudo más y tuvo que sentarse
-Dame el libro de cuentos- pidió a su mamá.
La mamá de Manolo es muy previsora, y siempre lleva consigo un libro de
cuentos, para que el niño lea cuando se haya cansado de corretear.
Manolo abrió el libro, le tocaba comenzar un cuento titulado “La princesa
de los rizos de oro y el caballero de las espuelas de plata”. Se relamió de
puro gusto: ¡sería seguramente un cuento muy bonito! Y se puso a leer.
Poco a poca, sinleciosamente, mientras él leía, se fueros acercando un
niño y una niña, llenos de curiosidad hacía el libro. ¡Les hubiera gustado
tanto verlo también!. El niño se empinaba sobre las puntillas de los pies,
intentando ver algo por encima del hombro de Manolo.
Pero éste no tardo en darse cuenta de su presencia.
-¡Hola! ¿ Os gustan los cuentos?
Los niños se miraron mutuamente sin contestar.
-Continuó Manolo- ¡Me gustan mucho!
La niña había bajado la cabeza, como avergonzada
-Sí quereis os lo dejo cuando termine-
-No- Se atrevió a decir el niño. Nosotros no sabemos leer.
Manlo soltó el libro asombrado. No le cabía en la cabeza que unos niños
de su edad no supieran leer todavía.
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-Per…¿Cómo es eso?Yo aprendí hace mucho tiempo…hace un año creo.
-Pués nosotros no.
-¿Y os gustaría saber?
-¡Claro! Podríamos leer cuentos com tú, y ahora no podemos.
-Es tan fácil…
--¿Tú crees?
- Facilísimo.
-Pero hay que haber aprendido.
-si: hau que haber aprendido.
-Y como a nosotros no nos enseñan…..
Manolo intentó reflexionar: era una verdadera pena que aquellos niños no
supieran leer.Pero, ¿Cómo iban a aprender si nadie les enseñaban?,
parecían listos, buenos y despiertos. ¡Que lástima!
-¡Bueno!-decidió Manolo de pronto- Yo os enseñaré.
-¿Tú? Se sorprendión la niña.
Si, yo mismo: ¡de verdad!
Y así fue: Manolo enseñó a leer a aquellos niños. Quitándose cada día un
ratito de juego, con mucha paciencia fue consiguiendo que ellos
conociesen primero las letras, después las uniesesn correctamente…..
Un díatras otro. Si Manolo se hubiera desanimado, o hubiese sido poco
constante, como esos niños que un día comienzan una cosa y al día
siguiente la dejan, nada se hubiese logrado. Pero Manolo fue constante.
No se cansó de aquel trabajo, porque le ponía muy contento ver como
progresaban sus alumnos…Así, al cabo de unas semanas, éstos leyeron la
primera página ed un cuento. ¡Qué alegría para los tres!
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Enseñar al que no sabe es una obra de misericordia muy hermosa y muy
útil, que podemos hacer siempre. Quizás, a menudo, todos nuestros
amiguitos saben ya leer. Pero hay muchos que no saben otras cosas o les
cuesta aprender las lecciones. ¡Y nosotros podemos ayudarles!
El que sabe más debe ayudar al que sabe menos. Poeque todos somos
hermanos y los hermanos deben preocuparse uno de otros.
Manolo se había portado como un buen hermano de aquellos niños.
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CONSOLAR AL TRISTE
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Aquella tarde se había celebrado en el colegio la fiesta de fin de curso.
Los niños salían saltando y corriendo. ¡Vivan las vacaciones!
También Leonor estaba muy contenta: había obtenido buenas notas y
seguramente sus papas les harían un regalo como premio.
Cuando estas contentos, los niños no os fijáis en nada. Pero Leonor, a
pesar de todo, se dio cuenta de algo anormal que sucedía…
Uno de sus compañeros de clase, dejando el grupo, se había dirigido
cabizbajo, a un rincón del jardín.
Era Ernesto. -¿Qué le ocurría a Ernesto?
Leonor corrió a su lado preocupada
-¿Te encuentras mal? ¿Qué te pasa?
Ernesto la miró compungido. Y cuando quiso responder sólo le salía un
hipo.
_Vamos, no será nada. Cuéntamelo.
Es que…es que…-gimoteó Ernesto-¡ Me han suspendido!. Y le enseñó su
cuaderno de notas, donde la palabra fatídica SUSPENSO, estaba escrito
con caracteres tan visibles que no cabía la menor duda.
Leonor quedó pensativa. ¡No le extrañaba!. Ernesto había pasadfo el curso
realizando pajaritas de papel y bombardeando a sus compañeros más
próximos con los cabos de lápiz que había apurado dibujando
monigotes…no siempre en las hojas de su cuaderno. No había aprendido
nada.
-Y ahora mis papas se enfadarán.-Continuaba Ernesto, y me castigaran.
“Es lo más natural”, estuvo a punto de exclamar Leonor.
Pero se contuvo. No podía abrumar a su compañero más de lo que estaba.
Unos lagrimones habían asomado a sus ojos. Tenía que consolarle.
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-No llores Ernesto-le dijo-. Mira esto se arreglará.
-¿Cómo se arreglará?, ¿Me van a retirar el suspenso?
-No, eso no.
-Entonces, ¡no me interesa que se arregle!-, y volvió a llorar
Leonor procuró mostrarse comprensiva y cariñosa: Ernesto necesitaba
mucho cariño en aquellos momentos.
-Escúchame…te digo que se puede arreglar. Y te interesa, ya verás…
Tú ahora no puedes hacer más que una cosa: llevar el suspenso a tus
papás…
-¡Se va a disgustar mucho!
_Ya lo sé. Pero no hay más remedio. A los papás hay que decirle todo
enseguida, lo bueno y lo malo. Pero tú, ahora, al presentarles es mala
nota, les debes de pedir perdón, diciéndoles que lo sientes mucho y que
nunca más volverá a ocurrir.
-Sí, si pero el castigo…
-Quizás ellos no te castiguen si les prometes, muy seriamente, que el
próximo curso vas a estudiar de firme
Ernesto vacilaba: aquello de estudiar de firme lo le hací ni pizca de gracia.
-¡Pero tiene que ser de veras!. Tienes que estar dispuesto a se aplicado. Ya
verás: si te portas bien y atiendes en clase, el año que viene te pondrán
buenas notas a fin de curso, y así, en vez de llorar, como ahora, estarás
muy contento.
Ernesto se secó las lágrimas, casi a punto de darse por convencido.
-¿Tú crees que me pondrán buenas notas?
-¡Seguro! Si te las ganas…
-¿Tú me ayudarás a aprender las lecciones difíciles?
-Si: te ayudaré
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Ernesto se puso de píe, de repente parecía que todo tenía arreglo, que las
cosas cambiaban de color. Sus papas no les castigarían: tendrían paciencia
en espera del curso siguiente y de las buenas notas que él se comprometía
a llevarles. Leonor le ayudaría y él llegaría a ser un buen estudiante.
Aquellas eran las ilusiones de Ernesto. Pero así fue en verdad: aquel
suspenso le sirvió de estímulo y en adelante cambió de conducta por
completo y se convirtió en un alumno modelo. En el curso siguiente,
obtuvo muy buenas notas y sus papas y le regalaron una bicicleta.
Ya veis cuantas cosas buenas salieron de aquel gesto de mi Leonor al
consolarle cuando le vio triste
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CREO EN TI, Y COMO SÉ QUE
PUEDES, POR ESO TE EXIJO,
PERO COMO SÉ QUE TE CUESTA,
TE LO RECONZCO