Facultad de Ciencias Veterinarias
-UNCPBA-
Traumatismo al parto en bovinos y sus
consecuencias
Argaña, Pedro; Abadie, Jèrôme; Moscuzza, Carlos Hernán
Marzo, 2019
Tandil
Traumatismo al parto y sus consecuencias
Tesina de la Orientación de Producción Animal, presentada como parte de los requisitos
para optar al grado de Veterinario del estudiante: Argaña, Pedro.
Tutor: Dr. Abadie, Jèrôme.
Director: Veterinario, Dr. Moscuzza, Carlos Hernán.
Evaluador: Veterinario; Dr. Cabodevila, Jorge.
Agradecimientos
A mi familia y amigos por su apoyo incondicional y constante en todas las etapas
de la carrera.
A la UNCPBA, a la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil, al departamento
de residencias y tutorías y sus responsables, Dr. Carlos Hernán Moscuzza, Dr.
Eduardo Castro, María Florencia Torres, a el antiguo responsable Gabriel
Rodriguez y a Ofelia Tapia, por la posibilidad que me dieron de realizar mi
residencia en el exterior y el apoyo durante la misma mediante el programa
ARFAGRI.
Al Dr. Carlos Hernán Moscuzza, por su ayuda en la elaboración de la tesis.
A ONIRIS por el recibimiento, el buen trato y la instrucción que recibí durante el
semestre que pase en Nantes, Francia, durante mi residencia.
Al Médico Veterinario Gustavo Fernandez, por haberme recibido, instruido e
insertado en las practicas veterinarias rurales, enseñándome no solo técnicas
veterinarias si no también valores de manera totalmente desinteresada.
Resumen
El término distocia hace referencia a una dificultad en el parto, que conlleva un
riesgo tanto para la cría como para la madre y su origen está sujeto a múltiples
factores. Las distocias en bovinos pueden provocar fuertes pérdidas económicas,
tanto directas como indirectas para el productor. Es de gran importancia, tener en
cuenta los factores que las causan, tanto maternos como fetales, para poder
prevenir su desencadenamiento. Para ejecutar una correcta resolución de una
distocia es imprescindible definir la estática fetal y aplicar las maniobras
adecuadas. Tanto la distocia como las acciones realizadas para su resolución
pueden provocar traumatismos en la hembra y en el neonato. Este trabajo tiene
como objetivo presentar un caso clínico de un bovino Charolaise que llegó a
consulta a l’École Nationale Vétérinaire, Agroalimentaire et de l'Alimentation de
Nantes-Atlantique, ONIRIS, Nantes, Francia, que había cursado un parto distócico,
y continuó el detrimento de su estado sanitario.
Palabras clave: Distocia, maniobras obstétricas, trauma en canal blando,
peritonitis crónica.
Índice
Introducción………………………………………………………………………………..1
Distocia por causas maternas…………………………………………………...1
Enfermedades sistémicas………………………………………………..1
Distocias causadas por alteraciones del canal óseo del parto……….2
Distocias causadas por el canal blando del parto……………………..3
Distocias causadas por el feto…………………………………………………...4
Desproporción feto pélvica por excesivo tamaño del ternero….….....4
Fetos muertos……………………………………………………………...5
Fetos enfisematosos………………………………………………………6
Malformaciones fetales……………………………………………………6
Alteraciones de la estática fetal………………………………………….6
Maniobras obstétricas…………………………………………………………….8
Traumatismos consecutivos al parto…………………………………………..10
Lesión de la pared vaginal y hemorragia………………………………10
Lesión y hemorragia uterina…………………………………………….11
Hematomas……………………………………………………………….13
Necrosis por compresión………………………………………………..13
Compresiones, laceración, sección del intestino……………………..14
Rotura del periné y fistula rectovaginal………………………………..14
Prolapso de útero………………………………………………………..16
Objetivos………………………………………………………………………….17
Descripción del caso clínico…………………………………………………………....18
Reseña……………………………………………………………………………19
Anamnesis………………………………………………………………………..19
Examen objetivo general……………………………………………………….20
Examen objetivo particular……………………………………………………..21
Exámenes complementarios…………………………………………………...22
Planilla de necropsia…………………………………………………………….23
Discusión…………………………………………………………………………………26
Conclusión……………………………………………………………………………….30
Bibliografía……………………………………………………………………………….31
1
Introducción
Etimológicamente distocia significa nacimiento difícil; se trata de un parto, que
necesita una intervención externa para poder progresar (Villeval, 2012).
La distocia representa un riesgo vital no sólo para la cría, sino para la madre
también. Muchas variables pueden causar distocia, algunas se pueden prevenir,
pero otras requieren de interpretación y acción inmediatas (González, 2018)
Las distocias pueden provocar fuertes pérdidas económicas directas e indirectas.
Las directas están constituidas por la muerte de terneros, los gastos de atención
de los partos, la muerte de las madres y el tratamiento de trastornos puerperales
consecuentes. Como factor indirecto sobresaliente debe mencionarse la baja en la
fertilidad, que como secuelas de los partos distócicos, causan un daño económico
importante. Los factores que producen distocias son múltiples, interactuando
durante el parto tanto la madre como el feto; por lo tanto, hay que diferenciar el
componente maternal y el de la cría (Huth et al., 1977; Schmitt, 2005).
En cualquier caso, el peso del ternero y los factores asociados a la madre son los
factores de mayor influencia en la aparición de partos difíciles (Price y Wiltbank,
1978; Serrano, 2009).
DISTOCIAS POR CAUSAS MATERNAS
Enfermedades sistémicas
Las enfermedades por errores en la alimentación o en la crianza, debilidad,
estados septicémicos o intoxicaciones crónicas pueden tener consecuencias
negativas en el desarrollo del parto: parto prematuro, preparación inadecuada para
el desarrollo del parto, dilatación insuficiente de las partes blandas, debilidad en
los pujos, entre otras (Rutter, 2013).
Algunas afecciones de órganos individuales pueden alterar el desarrollo del parto,
aunque esto sucede en forma menos frecuente que las enfermedades sistémicas.
Se trata sobre todo de lesiones en órganos que toman un papel activo o pasivo en
2
el proceso del parto, y son base de dolores intensos durante el parto mismo. Por
ejemplo, una peritonitis en un determinado sector de la cavidad abdominal, o una
reticuloperitonitis (Rutter, 2013).
Cabe destacar que muchas veces las enfermedades sistémicas pueden generar
disturbios de las contracciones uterinas, citándose dos tipos de inercias, primaria y
secundaria. La inercia uterina primaria, implica una deficiencia de contracciones
miometriales sin haber otros problemas asociados, mientras que la inercia uterina
secundaria es debida al agotamiento esencialmente resultante de una distocia
debida a otra etiología (Schmitt, 2005).
Distocias causadas por alteraciones del canal óseo del parto
Constricción de la cavidad pelviana
Una de las principales causas inmediatas de distocia, la constituye la
desproporción feto-pélvica (Dufty y Ŝloss, 1986; Villeval, 2012); ésta puede estar
dada por un excesivo desarrollo del feto en relación de una pelvis materna normal
(feto de tamaño absolutamente grande) o un anillo pelviano materno
excesivamente estrecho (pelvis juvenil o reducción de la cavidad pelviana a causa
de la formación de estructuras anormales, como callos óseos post-fractura)
(Rutter, 2013).
Pelvis juvenil
La pelvis juvenil es una condición anatómica, en la cual el área de la misma, es
insuficiente para poder lograr el pasaje del feto al momento del parto; esta
condición puede ser dada por un insuficiente desarrollo (Ectors et al., 1999;
Villeval, 2012). Generalmente esto sucede al intentar “el aprovechamiento
productivo” demasiado temprano (15 meses) de las vaquillonas sin que las
mismas tengan un adecuado desarrollo pelviano (Ebert, 1990; Pardo y Saelzer,
2006).
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No obstante, existe una dilatación total del conducto de partes blandas y trabajo
de parto normal, el parto no progresa, por una falta de relación entre los diámetros
materno-fetales. Este cuadro puede complicarse con actitudes patológicas, muerte
fetal, y otras alteraciones (Grunert y Ebert, 1990; Pardo y Saelzer, 2006).
Cuando se encuentra este inconveniente, dependiendo de la falta de concordancia
existente y de las condiciones del ternero (vivo o muerto) debe elegirse entre
extracción forzada, operación cesárea o fetotomía, como tratamiento del mismo
(Grunert y Ebert, 1990; Pardo y Saelzer, 2006).
Distocias causadas por alteraciones del canal blando del parto
Estrechez de la vulva y vagina
Es la tercera patología más frecuente después de las desproporciones feto
maternales y de las malas posiciones fetales (Arthur et al., 1996). Se da
generalmente en las vaquillonas, sobre todo en las que se encuentran demasiado
engrasadas (Schmitt, 2005). También se da cuando el proceso de parición es
intervenido con demasiada anticipación (Arthur et al., 1996).
En cuanto a la estrechez de la vulva, la misma puede también ser consecuencia
de retracciones cicatriciales, debidas a lesiones sufridas en partos anteriores, o en
el caso de hembras primíparas, al desarrollo insuficiente de la vulva (Grunert y
Ebert, 1990; Pardo y Saelzer, 2006).
En las formas leves puede intentarse una tracción lenta del ternero, previa buena
lubricación y especial cuidado en la protección del periné, para lograr la expulsión
de éste (Grunert y Ebert, 1990; Rutter, 2013). Si la dilatación es insuficiente será
necesitará una episiotomía (Chastant-Maillard et al., 2002). Cabe destacar que la
episiotomía está contraindicada en partos infectados (Grunert y Ebert, 1990)
La estrechez de la vagina, puede deberse también a una obstrucción causada por
tumores, abscesos, hematomas, edema excesivo, presencia de bridas por
persistencia de los conductos de Müller, infantilismo o retracciones cicatriciales.
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Sin embargo, la causa más importante la constituye la ruptura prematura de las
membranas placentarias (Roberts, 1979; Grunert y Ebert, 1990; Pardo y Saelzer,
2006).
Para favorecer la distención del canal blando se recomienda realizar una tracción
moderada y prolongada del ternero para dilatar la vagina y la vulva, evitando
aplicar fuertes tracciones porque se pueden generar desde laceraciones a
desgarros. En los cuadros más graves está indicada la operación cesárea (Grunert
y Ebert, 1990; Pardo y Saelzer, 2006).
Insuficiente dilatación cervical
La gama de distención del cuello puede ir desde un cuello completamente cerrado
hasta una ligera contracción de tejido cervical. Las dilaciones cervicales
incompletas se encuentran más frecuentemente en las vaquillonas que en las
vacas (Arthur et al., 1996; Pardo y Saelzer, 2006).
Torsión uterina
La torsión uterina consiste en una rotación más o menos completa del útero
alrededor de su eje longitudinal; lo más frecuentemente observado es la torsión
completa (Arthur et al., 1996).
Como signos relevantes de esta afección, se cita que se presentan todos los
signos de parto, pero las membranas y/o el ternero no aparecen por vulva.
Cuando la rotación es importante 270 a 360° la comisura superior de la vulva
puede estar aspirada y desviada del eje vertical (Chastant-Maillard et al., 2002).
DISTOCIAS CAUSADAS POR EL FETO:
Desproporción feto pélvica por excesivo tamaño del ternero
Los desequilibrios entre la dimensión del canal de parto y el tamaño del ternero
son la principal causa de distocia (Alcay et al., 2016). Se entiende entonces que es
de vital importancia conocer los factores que inciden sobre el peso del ternero.
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El principal factor que influye en el tamaño del ternero es la raza del padre, por lo
tanto, la elección de éste resulta un factor muy significativo en el
desencadenamiento de un parto distócico (Carrillo, 1996; Rovira, 1996; Fioretti,
2010). Otros factores como el largo de la gestación, el sexo de la cría y la nutrición
preparto de la madre tienen una menor importancia (Rovira, 1996; Fioretti, 2010).
En cuanto a la relación del peso al nacer con el sexo del ternero, se ha
demostrado que los machos presentan un peso superior (3 %) con respecto al
peso de las hembras por la precoz producción androgénica durante la gestación
(Alejo et al., 2000).
También cuando se altera el normal periodo de gestación, se ve afectado el peso
del producto, dando terneros más pesados cuanto más larga sea la misma
(Adams et al., 1997; Berger y Johanson, 2003).
El servicio con toros de bajo peso al nacer, de tamaño corporal similar a las
hembras del rodeo donde prestará servicio y la información sobre las
características de facilidad de parto del mismo, son determinantes para lograr una
adecuada eficiencia reproductiva y minimizar los problemas de distocias
(Campero, 1998; Campero, 1999).
Fetos muertos
La muerte del feto da en general un parto laborioso, el mismo se torna en general
más difícil y peligroso (Pauzac, 1875; Villeval, 2012). El feto muerto se adapta
menos durante la progresión del parto, a las condiciones de las vías blandas y con
frecuencia se encaja en la pelvis con su presentación, posición y actitud que tenía,
sin progresar. Es necesario considerar, que la muerte influye sobre el feto con el
tiempo de rigidez cadavérica mayor o menor, lo cual hace más dificultosa la
corrección de su estática fetal (Rutter, 2013). Además, cabe mencionar que no
existe una buena lubricación en el canal de parto, por lo tanto, se debe realizar
una buena lubricación de las paredes vaginales para facilitar el deslizamiento
(Alcay et al., 2016). Frecuentemente si el feto está en un estado de putrefacción,
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al traccionar su cuerpo se despedaza, y se lo termina extrayendo por trozos
(Pauzac, 1875; Villeval, 2012).
Fetos enfisematosos
El enfisema es una descomposición gaseosa, la misma provoca un edema
generalizado del feto, lo cual dificulta la expulsión del mismo (Tavernier, 1954;
Villeval, 2012).
Malformaciones fetales
Son numerosas y variadas las anomalías congénitas que producen
malformaciones fetales (Rutter, 2013). Tienen una presentación de baja
frecuencia. Aquellas que frecuentemente provocan distocias son: hidrocefalia,
hidropesía general (anasarca), ascites, Schitosoma reflexus y Perosomus
embulus.
Alteraciones de la estática fetal
Actitudes patológicas en presentación anterior
Desviación lateral de la cabeza
En este caso, la cabeza y cuello se encuentran doblados sobre la pared costal. Es
un obstáculo obstétrico frecuente. Pero de pronóstico relativamente favorable. La
posibilidad de extensión de la cabeza es generalmente favorable. (Meijer, 2005;
Pardo y Saelezer, 2006)
Cabeza en flexión hacia el esternón
Esta actitud se caracteriza por la cabeza descendida entre los miembros
anteriores y su región maxilar pegada al esternón (Grunert y Ebert, 1990; Villeval,
2012). La frecuencia de esta presentación es mucho menor que la flexión lateral
(Pardo y Saelezer, 2006).
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Cabeza en flexión dorsal
La cabeza se encuentra doblada sobre el dorso del feto. Es de presentación muy
rara (Meijer, 2005). Se presentan varias formas intermedias entre esta flexión y la
flexión lateral. El pronóstico es reservado y el feto siempre está muerto (Grunert y
Ebert, 1990).
Actitud del carpo en flexión
La cabeza, en posición normal, se introduce en la pelvis a veces al mismo tiempo
que uno de los miembros (desviación de uno sólo) mientras que el otro (o los dos)
acaban por chocar por el metatarso contra el borde anterior del pubis (Derivaux y
Ectors, 1984; Pardo y Saelzer, 2006; Villeval, 2012).
Actitud del encuentro en flexión
El miembro anterior se encuentra flexionado en la articulación del hombro
(articulación escápulo-humeral) y colocado extendido debajo del vientre, mirando
hacia atrás. Puede ser uni o bilateral (Pardo y Saelzer, 2006; Villeval, 2012).
Actitud de flexión del codo
A la exploración se encuentra dentro del canal obstétrico, las pezuñas de los
miembros anteriores a la misma altura que el morro del feto. Puede ser uni o
bilateral (Meijer, 2005; Rutter, 2013).
Actitudes en presentación posterior
Actitud de tarso flexionado
Una o ambas extremidades posteriores se encuentran flexionadas en la
articulación del tarso (Pardo y Saelzer, 2006; Villeval, 2012). Tiene mayor
frecuencia la flexión bilateral (Rutter, 2013).
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Actitud de cadera en flexión
Una o generalmente ambas extremidades posteriores están flexionadas a nivel de
la articulación coxofemoral, encontrándose uno o ambos miembros colocados bajo
el vientre (Pardo y Saelzer, 2006).
Posiciones anormales
Posición lateral
El feto se encuentra de lado, el dorso está vuelto hacia el flanco derecho o
izquierdo de la madre (Meijer, 2005).
La presentación puede ser anterior o posterior. La cabeza y las extremidades en
general se encuentran extendidas hacia la entrada de la pelvis, y con menor
frecuencia en actitudes anormales (Rutter, 2013).
Posición ventral
El dorso del feto está dirigido hacia la pared abdominal inferior de la madre y su
vientre hacia la región dorsolumbar de ella (Pardo y Saelzer, 2006).
Presentaciones anormales
El dorso del feto puede estar dirigido hacia el dorso, hacia la cabeza o hacia la
cola de la madre. Si el dorso del feto está dirigido hacia la pelvis de la madre se
denomina presentación vertical dorsal y también puede ser transversa dorsal; en
cambio si el dorso del feto está dirigido hacia la cabeza de la madre, se denomina
presentación vertical ventral o también puede ser presentación vertical transversal.
(Pardo y Saelzer, 2006; Rutter, 2013).
MANIOBRAS OBSTETRICAS
La resolución de las distocias se hace aplicando diversas maniobras obstétricas,
preservando durante las mismas la salud y la vida de la madre y en lo posible del
feto (Rutter, 2013).
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Mutación: Es la manipulación necesaria para colocar en presentación, posición y
actitud normales al feto que se presente en el parto de modo anormal, interfiriendo
sobre su evolución fisiológica (Guallpa, 2012). Las mutaciones necesarias en la
práctica obstétrica son, por lo tanto, variadas y consisten en:
Retropropulsión: Esta operación se usa cuando el feto ya encajado en la pelvis no
puede adelantar en el canal del parto por presentación, posición o actitud
anormales o por exceso de volumen, entonces hay que empujarlo en la cavidad
uterina y el abdomen hacia el diafragma a fin de que el partero tenga el espacio
necesario para realizar las maniobras de rectificación. Según el caso, puede ser
útil o indispensable la anestesia epidural y la reposición de la lubricación del canal
blando (Vatti, 1993; Meijer, 2005).
Rectificación de extremidades: corrección de posturas anormales, por lo común,
debidas a flexiones de los miembros, de la cabeza o del cuello. Puede ser manual
o instrumental mediante muleta y cadenas (Rutter, 2013).
Rotación: maniobra que se justifica si el feto está en posición dorso-púbica o
dorso-ilíaca (Carpio et al., 2018), rotándolo en forma manual o instrumental
(Rutter, 2013).
Tracción forzada: la extracción forzada se define como la obtención del feto a
través del canal de parto mediante la aplicación de fuerza o tracción (Roberts,
1979; Elmore, 1991; Carpio et al., 2018) debiendo ésta ser moderada,
convenientemente dirigida y dosificada, evitando provocar daño a la madre y a la
cría (Grunert y Ebert, 1990; Cuzco, 2012).
Según Arthur et al., (1996) y Guallpa (2012) la intensidad de la fuerza a utilizar
para la extracción del feto debe ser controlada. En los bovinos no debe superar la
fuerza que puedan ejercer dos hombres, su aplicación y dirección deben simular lo
más fielmente posible los esfuerzos fisiológicos de un parto normal.
Una tracción prematura sólo puede complicar la situación. La extracción forzada
está indicada cuando un feto vivo se encuentra en actitud y posición normales,
siendo su presentación anterior o posterior. El feto no puede ser expulsado por la
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debilidad o ausencia de pujos, aun existiendo una relación adecuada entre los
diámetros maternos y el tamaño fetal (Grunert y Ebert, 1990; Rutter, 2013).
Esta intervención también está indicada cuando existe una falta de relación
materno-fetal que puede ser vencida sin provocar daño, y también está indicada
después de la realización de alguna corrección de estática fetal. Esta intervención
está contraindicada frente a malformaciones fetales, hidropesía fetal, exóstosis
pélvica, fetos absoluta o relativamente grandes, pelvis juvenil, posiciones y
actitudes anómalas y presentaciones transversales o verticales (Grunert y Ebert,
1990; Guallpa, 2012).
Versión: combina tracción y retropropulsión; se aplica cuando la posición fetal es
atípica. Este procedimiento es difícil en animales grandes (Carpio et al., 2018).
TRAUMATISMOS CONSECUTIVOS AL PARTO
Lesión de la pared vaginal y hemorragia
La rotura de la pared vagina con hemorragia es una complicación frecuente,
observada sobre todo en vaquillonas sobrealimentadas, con terneros grandes, una
lubricación insuficiente durante la tracción del ternero al momento del parto y o
una tracción demasiado rápida que no permite la dilatación normal de la vagina y
vulva (Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; Meijer,
2005).
Por lo general, la pared lateral de la vagina se desgarra aproximadamente 10-
20cm desde los labios de la vulva, dorsal al orificio uretral externo. Puede
producirse prolapso de una masa grande de grasa pelviana por el desgarro y
sobresalir a través de los labios vulvares (Figura 1). La rotura de la arteria vaginal
se palpa fácilmente en la pared lateral de la vagina en el punto del desgarro,
puede producir una hemorragia grave y con frecuencia mortal en la hora siguiente
al parto. (Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990;
Blowey y Weaver, 2004).
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Figura 1: Lesión de la vagina con rotura de la arteria vaginal (Blowey y Weaver, 2004).
Lesiones y Hemorragia uterina
Entre las causas principales de estas heridas pueden mencionarse contracciones
uterinas muy violentas estando el feto en actitud, presentación o posición
anómala, fetos anquilosados, malformaciones, movimientos exagerados del feto,
torsión uterina, traumatismos obstétricos durante la extracción fetal, la fetotomía,
la sección de pedículos cotiledonarios en la histerotomía, o incluso lesiones en un
útero prolapsado (Figura 2) (Grunert et al., 1971;Derivaux y Ectors, 1984;Grunert y
Ebert, 1990; López, 2008).
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Figura 2: Útero prolapsado con asas intestinales en contacto con el ambiente debido a un desgarro
uterino (Rivera Gaona, 2015).
Desde el punto de vista clínico se distinguen rupturas no perforantes que abarcan
mucosa y miometrio, y perforantes que además comprometen a la serosa, en este
último caso se trata de complicaciones muy serias. Sólo pueden diagnosticarse si
el lugar de la lesión está al alcance de la mano, en caso contrario se lo puede
sospechar por los signos clínicos (Grunert et al., 1971; Grunert y Ebert, 1990;
Meijer, 2005).
Los signos clínicos son comunes a cualquier hemorragia interna: apatía, anorexia,
mucosas pálidas y blanquecinas, pulso débil, rápido, filante, temblores musculares
generalizados o más específicamente localizados en los ancóneos y en el tríceps
crural; enfriamiento de las extremidades, estación, marcha titubeante y vacilante,
pronto seguidas de decúbito permanente con imposibilidad de levantarse. Los
flujos vulvares sanguinolentos no son observados; pero la exploración manual del
útero permite reconocer la presencia de sangre y coágulos en la cavidad que
pueden ser eliminados en parte al exterior por los esfuerzos expulsivos del animal.
(Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; Amiot, 2004;
López, 2008).
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El pronóstico varía desde reservado a grave, de acuerdo con la extensión y
ubicación de la lesión, la intensidad de las hemorragias, el contenido uterino
(infectado o no), la oportunidad de la intervención, etc. Antes de intentar un
tratamiento debe evaluarse si realmente es recomendable hacerlo. En muchos
casos es preferible un aprovechamiento inmediato del animal mediante el
sacrificio. No debe olvidarse que no basta salvar la vida de la vaca, sino que
también debe conservarse fértil (Grunert et al., 1971; Grunert y Ebert, 1990; Amiot,
2004; Schmitt, 2005).
Los desgarros longitudinales, de extensión limitada (5 cm) situados a nivel del
techo uterino pueden obturarse y resolver por si solos, a consecuencia de la
retracción del órgano, la cual puede estar favorecida por la inyección de oxitocina.
La cura de los desgarros más extensos necesita evidentemente la sutura de la
solución de continuidad. Si el desgarro compromete a la arteria uterina el
pronóstico es generalmente nefasto (Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984;
Grunert y Ebert, 1990; Amiot, 2004).
Hematomas
No es raro, a consecuencia de partos laboriosos (tracciones excesivas, parto seco,
fetotomía) que se produzcan hematomas en el interior de la pelvis a nivel de la
vulva y del periné. Estos hematomas pueden reabsorberse, organizarse, o
abscedarse; originan una estrechez vaginal, la compresión o la modificación de
determinados órganos (uretra, recto) lo que tiene por efecto dificultar la micción o
la defecación y provocar esfuerzos expulsivos por parte del animal (Derivaux y
Ectors, 1984).
Necrosis por compresión
Se trata de la presentación de necrosis en el vestíbulo, vagina o cérvix como
consecuencia de partos prolongados cuando el feto permaneció encajado durante
largo tiempo. Por la compresión se producen zonas de isquemia que
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posteriormente se necrosan. Estas lesiones sólo se reconocen clínicamente
algunos días después del parto (Grunert y Ebert, 1990; Villeval, 2012).
Compresiones, laceración, sección de intestino
En un parto, incluso normal, cuando el feto está en presentación posterior, puede
ocurrir que un asa de intestino delgado o una porción del colon penetren en la
pelvis y se encuentre comprometida entre el canal duro y el feto. La compresión
puede generar hasta la sección del intestino (Derivaux y Ectors, 1984; Villeval,
2012).
Rotura del periné y fístula recto vaginal
Estas lesiones (Figura 3) son prácticamente siempre consecuencia de la
extracción incorrecta y violenta del ternero. También puede observarse en vacas
primíparas, en casos de hipoplasia de vulva y vagina o acentuado anillo himenal,
cicatrices exuberantes de procesos anteriores, parto con ayuda antes de tiempo,
auxilio obstétrico inadecuado, falta de protección del periné, fetos relativos o
absolutamente grandes, fetos en posición ventral y monstruosidades fetales
(Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; Blowey y Weaver, 2004; Rutter,
2013).
En los primeros días, luego de producida la lesión, el animal presenta pujos y
movimientos de expulsión, que cesan después de la cicatrización. Cuanto más
viejo es el desgarro tanto más manifiesta se hace la atrofia de los bordes de la
herida, la abertura común para eliminación de materia fecal y orina disminuye de
tamaño y las perspectivas de restitución son menos favorables (Rutter, 2013).
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Figura 3: Laceraciones en pared vaginal dorsal mucosa anal desgarrada, 5 días después del parto
(Blowey y Weaver, 2004).
Según las características de las lesiones y los tejidos involucrados, las lesiones
del periné se clasifican en (Derivaux y Ectors, 1984; Rutter, 2013):
1- Ruptura parcial del periné: Sin llegar a interesar el esfínter anal, se observa un
desgarro entre la vulva y el ano, o en lateral de la vulva.
2- Ruptura y perforación a nivel del anillo himenal: La misma puede ser superficial
(sólo interesa la mucosa y submucosa vaginal) o profunda (fístula recto-vaginal).
3- Ruptura total: Interesa vulva, vagina, recto y esfínter anal, formándose una
salida común entre recto y la vagina; es la denominada cloaca recto-vaginal. La
ruptura perineal total o completa, una vez producida consta de dos labios uno
derecho y otro izquierdo, irregularmente desgarrados; ambos se unen hacia
craneal en un ángulo agudo. El largo de los labios de la herida depende de la
profundidad del desgarro perineal que varía de 2 a 25 cm.
Todo desgarro producido durante el parto en el ámbito de la vulva y el vestíbulo
vaginal debería ser suturado inmediatamente o dentro de las 12 horas de
finalizado el parto. Si esta sutura no se pudo realizar, deberá intentarse la
corrección del defecto, luego de una cicatrización por segunda intención (Rutter,
2013). Sin tratamiento quirúrgico el tracto genital se mantiene permanentemente
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abierto, y queda en contacto con las heces. Como complicaciones de las lesiones
perineales se citan infecciones secundarias (vaginitis, cervicitis, endometritis),
pneumovagina, pneumómetra, pneumorecto, enfisema perivaginal (Derivaux y
Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; Rutter, 2013).
Prolapso de útero
Es una lesión propia del postparto inmediato que consiste en la retroversión del
órgano de forma que la mucosa se haga visible exteriormente (Figura 4) (Derivaux
y Ectors, 1984; Adjou y Lichtenberger, 2011; Cuzco, 2012).
Figura 4: Prolapso completo de útero en vaca Holando argentina (Garnero y Perusia, 2002).
El prolapso uterino se llama simple cuando la víscera está intacta y no alterada y
se dice que es complicado cuando se acompaña de la reinversión de otro órgano,
principalmente la vejiga o el intestino (Derivaux y Ectors, 1984; Cuzco, 2012).
En cuanto a las causas predisponentes, se puede mencionar la relajación de los
ligamentos suspensorios del útero (lo que explica la rareza de la patología en
animales primíparos y su mayor frecuenta en animales viejos), la inercia uterina y
el cierre insuficiente del cuello uterino (Derivaux y Ectors, 1984; Bencomo, 2010).
También se presenta en partos laboriosos y principalmente en los partos secos, en
los que la pared uterina queda pegada al feto. La hipocalcemia aguda postparto y
el prolapso uterino pueden estar asociados en un 30 % de los casos (Derivaux y
Ectors, 1984; Cuzco, 2012).
17
OBJETIVOS
Describir las lesiones de la hembra bovina consecuentes a un parto
distócico.
Presentar un caso clínico de un bovino Charolaise que se presentó en
l’École nationale vétérinaire, agroalimentaire et de l'alimentation de Nantes-
Atlantique, ONIRIS, Nantes, Francia, atendido por complicaciones
consecuentes a una distocia.
18
Descripción del caso clínico
El episodio ocurrió en Nantes, Francia con un bovino hembra derivado a L’Ecole
Nationale Vétérinaire, Agroalimentaire et de l’Alimentation Nantes-Atlantique.
Por disposición del Colegio, y a causa del habitual contrato que se realiza con los
productores que ceden sus animales, se encuentran reservados los datos de
identidad del propietario, la ubicación de su establecimiento y algunos aspectos en
cuanto a su producción. En esta Casa de Estudios, sólo se otorga al alumnado la
información que entrega el productor al momento del envió del animal, a fin de
poder dilucidar de manera educativa la causa por la cual el animal llegó a ese
estado y a partir de allí, los alumnos, colaboradores y profesores, intentaran
subsanar la afección; de no poder resolverse el problema se considera que hay un
tiempo estipulado de estadía ya que hay otros animales que deben ir entrando al
hospital para también poder analizar y tratar sus afecciones.
A los animales que no evolucionan y que se encuentran en mal estado se les
practica la eutanasia, para luego realizarles una necropsia y analizar las lesiones
que los mismos tengan y continuar con la investigación de las causas que llevaron
al animal a esa situación. En algunas ocasiones se envían a necropsia animales
que se encuentran en un estado “estable” pero se prioriza un ciclo entre bloques
educativos, ya que estos animales donados se utilizan para la enseñanza en las
rotaciones del Hospital Escuela de Grandes Animales, como también la rotación
de necropsias y alguna otra área según el caso lo amerite.
Cabe destacar que los animales son donados a la Universidad por productores
asesorados por sus respectivos veterinarios. Estos casos no deberían ser
enviados a faena, porque provocarían una multa para el productor, al estar
afectados por enfermedades que llevarían al decomiso total de la res. El presente
caso ingresó por donación al Hospital Escuela el 21 de abril de 2017 y se trabajó 4
días para luego derivarlo a la Sala de Necropsia.
19
Al momento del ingreso del animal al hospital no se lo examinó inmediatamente,
se dejó que se tranquilice para que poder luego recolectar los signos clínicos sin
que el estrés del viaje interfiera en la fehaciente manifestación de los mismos.
Reseña
Especie: Bovino (Figura 5)
Sexo: Hembra
Raza: Charolaise
Edad: 7 años un mes y 23 días de vida (al momento de entrar al hospital).
Peso: 470 kg
Identificación del animal: Caravana 3060.
Nombre: Bonnie.
Numero de dosier del animal: 17193.
Figura 5: Imagen del caso clínico, obtenida durante la hospitalización (24/04/2017), Fuente: École
nationale vétérinaire, agroalimentaire et de l'alimentation de Nantes-Atlantique, ONIRIS, Nantes,
Francia.
Anamnesis
A partir de las preguntas realizadas al propietario se registra que el animal había
cursado una distocia el 18/03/17, como consecuencia de parir un ternero
20
absolutamente grande que, a su vez, presentaban una actitud con miembro
anterior en flexión. La distocia fue resuelta por atención veterinaria.
En cuanto a la alimentación del animal se destaca que se encontraba en pastoreo
consumiendo únicamente forrajes en pie. Con respecto al plan sanitario del rodeo
sólo se registró la administración de Ivermectina (Ivomec D®) a razón de 200
mg/kg, vía subcutánea, sobre las vaquillonas y las vacas en el mes de diciembre
de 2016.
Otro dato relevante se observó el día 13/04/17 encontrándose el animal con
hipertermia, anorexia, adelgazamiento, orejas caídas, y en decúbito esternal. El
profesional actuante, (el 15/04/17) administró como terapéutica un imán
intraruminal (ante la hipótesis que un cuerpo extraño metálico en el tracto digestivo
estuviese causando alguno de los signos del animal), Oxitetraciclina
(Duphacucline®) dosis de 20 mg/kg, vía intramuscular, por 5 días consecutivos
Meloxicam (Metacam®) 0,5 mg/kg, vía subcutánea por 3 días. En los días
consecutivos se notó una mejoría del animal.
El día 18/04/17 el médico veterinario responsable de atender el establecimiento
realizó una palpación transrectal y al apreciar una deformación en el útero, llegó a
la sospecha de la existencia de un absceso el mismo. Ante la detención del
tratamiento el 20/04/18 se observó una diarrea profusa y se decide la donación a
la Escuela Veterinaria.
Examen Objetivo general (EOG):
A la inspección, el estado general del paciente fue considerado de regular a malo
al evidenciar un score corporal de 2 (Escala de 1 a 9) y manto deslucido. Los
resultados de los otros datos y parámetros del EOG incluyeron:
Sensorio: Alerta.
Estado de hidratación: 5 % de deshidratación.
Temperatura corporal: 38,2 °C.
Frecuencia cardiaca: 64 latidos por minuto.
21
Frecuencia respiratoria: 24 movimientos respiratorios por minuto.
Frecuencia ruminal: 5 contracciones ruminales durante 5 minutos.
Apetito y sed: Normales.
Linfonódulos superficiales: Sin particularidades.
Examen Objetivo Particular:
Sistema digestivo
Prensión de los alimentos: Normal.
Masticación y deglución: Normal.
Esófago: Sin particularidades.
Pared abdominal derecha: Sin particularidades.
Pared abdominal izquierda: Flanco con aspecto deprimido.
Amplitud de contracciones ruminales: Normal.
Sonido de fermentación: Presente.
Heces: Diarreicas, color amarronado de consistencia líquida.
Aparato respiratorio
Ausencia de disnea, amplitud y ritmo normal.
Sistema cardiovascular
Ausencia de edemas y yugulares invisibles.
Sistema Ocular:
Ojos: Normales.
Pupilas: Normales.
Sistema urinario:
Cantidad de orina emitida: Normal.
Dolor a la micción: Ausente.
Dificultad a la micción: Ausente.
Color de la micción: Normal.
22
Exámenes complementarios
Se realizó un análisis coproparasitológico por método de MacMaster y método de
Stoll el 24/04/2017, cuyos resultados indicaron la ausencia de elementos
parasitarios en números significativos.
Análisis Sanguíneo:
23
El análisis sanguíneo arrojó algunos valores alterados (se detallan entre
paréntesis los valores normales):
- Albumina 24g/L (superior a 27g/L)
- Glóbulos Rojos: 3,8x106/μL (5x106/μL – 10x106/μL)
- Fibrinógeno: 5,3 g/L (1,0 g/L - 2,5 g/L)
Los resultados indicaron la presencia de una anemia moderada normocítica
normocrómica y trombocitosis compatibles con un proceso inflamatorio. A su vez,
se observó una leucopenia moderada con linfopenia atribuible a corticoides
endógenos o exógenos, una fase aguda de infección viral, bacteriana o una
septicemia.
Con respecto al fibrinógeno, el mismo se encontró elevado y esto se asocia con la
peritonitis crónica que aquejaba al animal.
Con el transcurso de los días del animal en el hospital se observó que el bovino
manifestaba una diarrea acompañada de adelgazamiento con conservación del
apetito.
Ya habiéndose cumplido un ciclo del animal dentro del Hospital Escuela, y ante la
falta de evolución en su salud, se decidió practicarle la eutanasia y enviarlo al
Servicio de Necropsia.
Planilla de necropsia
Se realizó la necropsia el 24/04/2018
Lesiones Significativas:
- Hematoma organizado de 40 cm de diámetro a nivel abdómino-pélvico
delimitado por una cápsula fibrosa de grueso espesor, adherida al recto y al
útero (Figuras 6 a 8).
- Absceso pulmonar crónico de 2cm localizado en el lóbulo caudal derecho.
- Contenido digestivo poco abundante y líquido.
24
Lesiones no significativas:
- Ulceras abomasales ligeras.
- Fasciolas hepáticas intrabiliares en cantidad moderada.
Figura 6: Útero del animal, con foco de fibrina organizada. Fuente: École nationale vétérinaire,
agroalimentaire et de l'alimentation de Nantes-Atlantique, ONIRIS, Nantes, Francia
Figura 7: Cápsula del hematoma, adherido al recto luego de haber sido separado del útero. Fuente:
École nationale vétérinaire, agroalimentaire et de l'alimentation de Nantes-Atlantique, ONIRIS,
Nantes, Francia.
25
Figura 8: Líquido proveniente del interior del hematoma. Fuente: École nationale vétérinaire,
agroalimentaire et de l'alimentation de Nantes-Atlantique, ONIRIS, Nantes, Francia
A partir de los datos registrados en la necropsia se observa que el hematoma
organizado de 40 cm de diámetro, localizado a nivel del abdomen caudal y
limitado por una cápsula fibrosa adherida al útero y al recto, tuvo probablemente
origen a partir de la ruptura de un vaso intrauterino debido al parto distócico que
cursó el animal. La organización conjuntiva de este hematoma ha creado
adherencias fibrosas genito-digestivas generando un disturbio de la motilidad
gástrica que permitiría explicar la diarrea y los demás signos clínicos asociados
observados.
26
Discusión:
El caso clínico se enmarca en un cuadro generado por una distocia, que provocó
un daño en el útero de una vaca Charolaise de 7 años de edad, con significativas
consecuencias a nivel sistémico. Finalmente, esta situación derivó en la eutanasia
de la misma por falta de evolución en su estado sanitario y por protocolo de
trabajo establecido al haber cumplido un ciclo educativo en el Hospital Escuela de
la L’Ecole Nationale Vétérinaire, Agroalimentaire et de l’Alimentation Nantes-
Atlantique.
Como causa de la distocia se destaca la presencia de un ternero absolutamente
grande, es decir de un peso mayor al promedio de la raza, con una vaca de
proporciones normales. El ternero, a su vez, se presentó con una actitud
patológica de miembro en flexión. Las desproporciones entre el feto y la pelvis de
la madre son consideradas la principal causa de distocias en el bovino (Grunert et
al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; Rutter, 2013; Alcay et
al., 2016). Para reducir los riesgos de distocia debe considerarse la correcta
selección del padre, ya que se deberían priorizar toros cuyas crías tengan bajo
peso al nacer (Campero, 1998; Campero, 1999). El conocimiento del efecto que el
toro provoca en la variable peso al nacer es de suma importancia en los criterios
de selección de reproductores (Menchon, 2010).
Con respecto a las particularidades del miembro anterior en flexión del ternero al
momento del parto, no se obtuvieron detalles por falta de información en la
anamnesis. Según Derivaux y Ectors, (1984); Pardo y Saelzer, (2006); y Villeval,
(2012) esta actitud patológica en presentación anterior puede ser con el carpo en
flexión, o de la articulación escápulo-humeral (encuentro) en flexión. En ambos
casos, estas actitudes patológicas debieron resolverse aplicando diversas
maniobras obstétricas, preservando la salud reproductiva y la vida de la madre, y
en lo posible, del ternero (Rutter, 2013). Para lograr la rectificación del miembro,
deben primero realizarse maniobras de retropropulsión, una vez modificado el eje
del miembro en la extensión, se realiza tracción forzada para extraer al feto
27
(Grunert y Ebert, 1990; Vatti, 1993; Guallpa, 2012; Rutter, 2013; Carpio et al.,
2018).
Específicamente si el carpo se encuentra flexionado, debe empujárselo hacia el
útero lo más profundo posible; luego el operador toma el metatarso intensificando
el retroceso de la articulación, para deslizar la mano sobre la articulación
metacarpo-falangeana hasta tomar la pezuña. De esta manera se extiende el
miembro, protegiendo a su vez a la pared del útero de potenciales laceraciones
por la pezuña del feto. Si la pezuña es difícil de alcanzar directamente, se pasa un
lazo y se fija a nivel de la primera falange; así mientras el operador rechaza el
carpo con una mano tira lentamente el lazo hacia atrás y hacia arriba con la otra.
Esta maniobra debe hacerse con precaución para evitar la producción de lesiones
uterinas. Es ventajoso cubrir el casco con la mano al momento de que sea posible
abordarlo (Derivaux y Ectors, 1984; Pardo y Saelzer, 2006;Villeval, 2012).
Cuando el feto se encuentra con la articulación escápulo-humeral en flexión, la
maniobra de rectificación se realiza en dos tiempos. En el primero tiempo, se
transforma la actitud de encuentro en flexión a carpo en flexión, combinando
movimientos de retroceso de la escápula con el de tracción hacia adelante del
carpo mediante un lazo. En el segundo tiempo, se debe modificar la actitud de
carpo en flexión a una actitud fisiológica en extensión (Derivaux y Ectors, 1984).
La estática fetal inadecuada sumada a el gran tamaño del ternero, pueden
provocar lesiones al útero de la madre (Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors,
1984; Grunert y Ebert, 1990; López, 2008), hecho observado en el caso clínico.
Esta circunstancia explica los signos clínicos que presentó el animal en el
transcurso de los días siguientes al parto: hipertermia, anorexia, adelgazamiento,
orejas caídas, decúbito y los resultados de los análisis sanguíneos (anemia
moderada normocítica normocrómica y trombocitosis compatibles con un proceso
inflamatorio). Dichos signos se pueden corresponder con signos de cualquier
hemorragia interna, entre ellas las consecuentes a lesiones de la pared del útero
(Grunert et al., 1971; Derivaux y Ectors, 1984; Grunert y Ebert, 1990; López,
2008). La lesión de la pared del útero, provocó la formación de un hematoma de
28
gran tamaño que explica la masa que fue palpada por el veterinario sobre el útero.
El hematoma y la acumulación de fibrinógeno generaron una peritonitis crónica,
con la consecuente adherencias entre el útero y el tracto intestinal del paciente
que provocaron alteraciones digestivas (diarrea acompañada de adelgazamiento
con conservación del apetito). Esta peritonitis crónica explica los valores alterados
de fibrinógeno en el análisis hematológico del paciente, ya que según Fidalgo
(2003) este valor se encuentra elevado cuando un paciente sufre esta lesión. La
ausencia de elementos parasitarios en los resultados de la prueba de MacMaster y
método de Stoll quitan la posibilidad de adjudicar la diarrea a causas parasitarias y
refuerzan la hipótesis de que la misma se debió a la peritonitis crónica.
Descartando a estos agentes como generadores de la diarrea, debió pensarse
también en otros que pudieron causar los signos de diarrea crónica, como por
ejemplo, paratuberculosis, tuberculosis, salmonelosis crónica, linfosarcoma del
abomaso, carencia de cobalto/cobre/selenio, insuficiencias renales (pielonefritis,
amiloidosis), trombosis de la vena cava posterior y cardiopatías (Savey, 2009).
Es pertinente destacar que según Delgado, et al. (2018) la peritonitis crónica
puede dar lugar según la gravedad a la pérdida de peso, la anorexia y la
disfunción del sistema digestivo entre otras alteraciones. Este tipo de alteraciones
podrían agravarse siendo las mismas incompatibles con la vida, lo cual es
probable que hubiese pasado en este caso por los signos que el animal presentó
en el transcurso de la enfermedad y por las lesiones halladas al momento de la
necropsia
Es destacable la ausencia en la revisación clínica de un examen transrectal, ya
sea por palpación o ultrasonografía. Esta situación se debe a que con los animales
de razas de temperamento violento, y con animales que presenten actitudes
agresivas, se prefiere resguardar la salud del alumnado y de los profesores ante la
falta en el Hospital Escuela de infraestructura de inmovilización que minimice los
riesgos al realizar la revisación.
Según Rutter, (2013) es necesario evaluar en el puerperio la pérdida de la
condición corporal (la cual se vio claramente alterada en el caso clínico), los
29
antecedentes del parto (el cual fue distócico), la secundinación, la presencia de
flujos por vagina periné y cola, el cérvix aumentado de tamaño y su ubicación con
respecto a la pelvis y a los días transcurridos desde el parto, el tamaño y el
contenido del útero (sobre todo en el cuerno gestante).
Según Rutter (2013) entre los métodos diagnósticos que pudieron ser aplicados
para detectar particularmente la lesión presentada en este caso clínico se
destacan:
- La palpación transrectal, para evaluar el diámetro cervical, la ubicación del
útero, la simetría y diámetro de los cuernos uterinos, el espesor de la pared
y el contenido uterino.
- La vaginoscopía, para evaluar el tipo y las características de la colecta en
fondo de vagina.
- La ecografía, para analizar la involución del útero, cuantificando
dimensiones y su contenido.
Estos procedimientos diagnósticos, ayudan al análisis de la situación post parto
del animal y, a su vez, permiten evidenciar lesiones como las detalladas en el caso
clínico y su evolución ante la instalación de un tratamiento.
El pronóstico ante este tipo de lesiones uterinas varía desde reservado a grave, de
acuerdo con la extensión y ubicación de la lesión, la intensidad de las
hemorragias, el contenido uterino (infectado o no), la oportunidad de la
intervención, etc. Antes de intentar un tratamiento debe evaluarse si realmente es
recomendable hacerlo. En muchos casos es preferible un aprovechamiento
inmediato del animal mediante el sacrificio. No debe olvidarse que no basta salvar
la vida de la vaca, sino que también debe conservarse fértil (Grunert et al., 1971;
Grunert y Ebert, 1990).
30
Conclusión
La distocia es una afección que puede ser generada por múltiples factores,
algunos de los cuales pueden ser evitados a través de la prevención y otros,
propios de la idiosincrasia del animal. Sólo puede ser resuelta a través de
maniobras obstétricas que deberán ser seleccionadas y ejecutadas según las
circunstancias del caso y el criterio del veterinario actuante.
Existen múltiples lesiones que pueden observarse tras la falta de intervención en
una distocia o por una intervención errónea del obstetra.
En las distocias pueden generarse lesiones internas, difícilmente apreciables al
momento del parto. Una intervención tardía sobre su resolución puede derivar en
consecuencias sobre la capacidad reproductiva o la salud del animal.
Con respecto al caso, se concluye que el animal fue sacrificado con fines
educativos, ya que en el momento de la eutanasia la salud del animal se
encontraba comprometida, pero su pronóstico según los parámetros descriptos no
era nefasto, el mismo se encuadraría dentro de un pronóstico grave, sin embargo,
a los fines educativos y según el protocolo establecido por la universidad se tomó
la decisión de realizar la eutanasia con la consiguiente necropsia para los mismos
fines. Consecuentemente a la necropsia se entiende que a causa de la magnitud
de la peritonitis crónica que se apreció en la misma, era esperable que la salud del
animal empeorara.
31
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