Post on 28-Jun-2015
Esta mañana de junio, mientras preparábamos la mochila para el cole, le he dicho a mi hijo que había muerto
un hombre santo. “¿Era famoso?”, me ha preguntado. “Ya ves que no, tu no le conocías, en España la gente importante de verdad
no es famosa”.
Los indios han perdido a su father y los españoles hemos perdido a
nuestro santo. Afortunadamente su Dios le ha dejado vivir 89 años para hacer el bien. Era el único santo que teníamos por el mundo, a miles de
kilómetros de donde nació.
Como dice el padre Ángel, es igual que la Iglesia lo suba o no a los altares. Vicente Ferrer ya estaba antes de morir, en el
altar de los hombres imprescindibles.
“Después de Auschwitz no se puede escribir poesía”, después de Ferrer
hay que lanzar las campanas al vuelo porque los milagros sí pueden ser de este mundo. Él lo demostró, dando de
comer y salvando de la muerte a
millones de personas en la India.
Él hizo del heroísmo un acto cotidiano, tenía nombre de santo y hablaba con una
sabiduría que ponía los pelos
de punta y encogía el corazón.
Los indios lloran a su father, pero los españoles ni siquiera hemos
puesto las banderas a media asta, ni el Gobierno ha decretado día de luto nacional, ni la Iglesia a la que
pertenecía Vicente Ferrer ha organizado vigilias por el eterno
descanso de su alma, ni está previsto ningún funeral de Estado.
Su alma no echará de menos los oropeles mundanos ni los homenajes oficiales, pero la
obligación moral de toda sociedad debería ser honrar a
los hombres que de verdad son imprescindibles.
Decía:«En el mundo hay más gente
buena que mala, pero los malos son más listos»
Afortunadamente para los miserables de la India, hay personas que son buenas y además tan listas, con tanta energía, humildad y fuerza
interior como para poner en pie una Fundación que continuará
su obra.
Hoy es uno de esos días en los que cualquier hombre o cualquier mujer, se sienten
infinitamente pequeños ante la grandeza de un ser
humano.
Uno de esos días en los que tenemos que arrodillarnos ante
la memoria de una persona excepcional, maravillosa,
admirable y única. Hasta los que no sepan rezar deberían
hacerlo.
No porque su alma descanse en la gloria, que
eso está más que asegurado, sino porque él
lo habría querido así.
Siempre se consideró un soldado del Ejército de Dios.
Su legado:
Apadrinamientos: más de 2,5 millones de
personas y casi 4 millones de
beneficiarios de los 1.874 pueblos del
distrito de Anantapur;
39.000 viviendas para las familias
más desfavorecidas;
Tres hospitales generales, un centro de planificación familiar, un centro para
enfermos terminales de sida, 14 clínicas rurales;
1.696 escuelas y centros educativos,
120 bibliotecas, educación para 158.000 alumnos de primaria y
secundaria;
Centros especiales para invidentes,
sordos, discapacitados psíquicos;
Miles de pozos por todo el distrito , casi 2.300
embalses de distintos tamaños, tres millones de
árboles frutales plantados y hasta tres cosechas por
año ;
Control de la natalidad;
Y lo más importante:Dignidad, esperanza
e ilusión.
HASTA SIEMPRE, PADRE.
.
VICENTE FERRER
Barcelona, 9 de abril de 1920
Anantapur, Andhra Pradesh, India, 19 de junio de 2009
.
Música: Conquista del Paraiso
Intérprete: Vangelis
Marta