Post on 25-Apr-2020
DICTAMEN: C N°:
AUTOS: “RUSSO, CARMELO
MARTIN Y OTRO C/ BERROTARAN,
CARLOS SALVADOR Y OTRO –
ORDINARIO – OTROS – EXPTE. N°
4293869”.
Excmo. Tribunal Superior:
I. VE ha dado intervención a este
Ministerio Público (fs. 1405) en el trámite del recurso de inconstitucionalidad
deducido por la Sra. Marcela Berrotarán (fs. 1337/1349) en contra del AI N° 231
del 11/09/2017, dictado por la Excma. Cámara Primera de Apelaciones en lo Civil
y Comercial (fs. 1328/1336).
El remedio articulado fue concedido por
la cámara a quo mediante AI N° 138 del 28/05/2018 (fs. 1394/1395).
En tanto el recurso entablado se dirige a
cuestionar la constitucionalidad del art. 134 del Código Procesal Civil Provincial,
este Ministerio se pronunciará respecto de ella.
II. Antecedentes del caso
En el marco de una ejecución de
sentencia, el codemandado ejecutado Salvador Nicolás Berrotarán (hoy fallecido)
planteó incidentes dirigidos a frenar la ejecución (nulidad e inejecutabilidad de la
vivienda, suspensión de la ejecución y levantamiento de embargo), los cuales le
resultaron desfavorables. El primero fue rechazado en primera instancia, apelado
y confirmado por la alzada. El segundo, fue repelido por incumplimiento del art.
134 CPCC, ya que el incidentista adeudaba costas devengadas con anterioridad.
En contra de la última resolución
referida, el ejecutado apeló los honorarios allí regulados; simultáneamente
depositó la suma de los honorarios regulados a favor del letrado del actor en dos
autos anteriores, invocó la inaplicabilidad del art. 134 del CPCC y reiteró los
planteos incidentales de inejecutabilidad de la vivienda, suspensión de la
ejecución y levantamiento de embargo, todo lo cual resultó desfavorable a él.
Luego se denunció en autos el
fallecimiento del Sr. Salvador Nicolás Berrotarán (fs. 744), tras lo que compareció
su heredera Marcela Berrotarán y procedió a instar la integración del polo pasivo
con la citación de los restantes herederos. Seguidamente, ésta interpuso recurso de
reposición con apelación en subsidio en contra del Auto N° 748 (fs. 725/729) que
resolvió el pedido de inaplicabilidad del art. 134 del CPCC; éste resultó adverso
por incidente de perención de instancia, lo que dejó firme el Auto apelado, con
costas a su cargo (fs. 939/941). Por otra parte, aquella había iniciado un beneficio
de litigar sin gastos que también perimió y en el cual resultó condenada en costas
(fs. 1180/1182).
Luego los actores continuaron con el
trámite de ejecución del inmueble de propiedad de Salvador Nicolás Berrotarán a
fin de cobrar lo adeudado. Tras ello, Marcela Berrotarán interpuso incidente de
inejecutabilidad en los términos del art. 35 de la Ley N° 22232 y dejó planteada la
inaplicabilidad e inconstitucionalidad del art. 134 del CPCC. El planteo fue
rechazado mediante decreto del 20/02/2015 (fs. 1185), ello fue apelado por la
incidentista y luego de transitar dicha etapa impugnativa, arribó a esta sede
mediante el recurso de inconstitucionalidad que le ocupa a esta Fiscalía General.
III. Planteo Recursivo
Por la vía prevista en el art. 391 del
CPCC, la impugnante cuestiona el pronunciamiento que rechazó su recurso de
apelación en base al art. 134 CPCC y su planteo de inconstitucionalidad del
segundo párrafo de esa norma. Tal denegatoria se fundó en la existencia de un
crédito impago por costas devengadas en un incidente de nulidad precedente a la
incidencia que dio lugar a la apelación, y en que la exigencia del previo pago de
las costas adeudadas se ajusta al orden constitucional pues solventa el principio de
economía procesal.
Relata que la incidencia precedente de
las que se adeudan las costas, no fue promovida por ella sino por su padre, con
anterioridad a que su parte tomara intervención en la causa. Que el tribunal
consideró que aunque ella no haya sido parte en la incidencia, es deudora de las
costas allí generadas porque se trata de un inmueble que pertenece a la sucesión
de aquél, en donde el litigante que promovió el incidente de nulidad es su
coheredero, por lo que ambos son deudores de los gastos causídicos. La recurrente
considera erróneo tal criterio pues ella fue ajena a la litis incidental articulada por
aquél. Que canceló las costas devengadas en la segunda instancia y fuera de dicha
fase, no tuvo intervención en las actuaciones incidentales.
Como agravios concretos del recurso de
inconstitucionalidad, la impugnante dice que la exigencia de pago como requisito
habilitante de la instancia judicial no debe ser insuperable para el justiciable, es
decir, debe ser condicionante si éste cuenta con medios que le permitan sortear
dicho impedimento; de ahí que el obstáculo económico insuperable, que obstruye
el ejercicio del poder de acción, es inconstitucional.
Critica que en este caso se verifica la
inconstitucionalidad del art. 134, 2° párrafo del CPCC, pues se establece una
exigencia económica en términos absolutos, que la recurrente carece de toda
posibilidad de cancelar el crédito por costas que se le reprocha, y que el beneficio
de litigar sin gastos, para este caso, es inidóneo. Refiere que el crédito por
honorarios, al tiempo en que se ejerció dicha postulación (18/12/2015) ascendía a
$254.884,66, lo que excede su capacidad de pago.
Explica que se encuentra en una
gravísima situación económica, derivada de una severa enfermedad incapacitante
que la deja absolutamente marginada del mercado laboral. Que padece parálisis
cerebral con dificultad severa, con una incapacidad laboral y permanente superior
al 66% de la TO, mientras que su único ingreso consiste en la pensión de muerte
de su padre, que asciende a la suma de $11.684,92 al mes. De ahí que es
patrimonialmente impotente para asumir el pago de las costas adeudadas.
En cuanto al beneficio de litigar sin
gastos, considera que dado que éste carece de efectos retroactivos, así como el
modo particular en que se sucedieron los hechos de la causa, es una vía inidónea
para obtener la liberación del previo pago de las costas. Dice que los gastos
devengados con anterioridad a la promoción del incidente deben ser asumidos por
el litigante; que es una franquicia personal e intransferible, por eso, que aun
cuando tenga legitimación para estar en juicio, la recibió del causante, y el
beneficio de litigar sin gastos no se transmite a los sucesores, quienes deben
solicitar su propio beneficio.
Expresa la recurrente que debió
promover un beneficio de litigar sin gastos con anterioridad a que se devengaran
los honorarios cuya falta de pago motivó la inadmisibilidad del incidente de
inejecutabilidad de la vivienda. Pero que el crédito por honorarios nació en vida
del causante, cuando ella carecía de legitimación en esta causa. Que fue luego de
la muerte de su padre cuando estuvo en condiciones de peticionar el beneficio, lo
que nunca pudo liberarla de las costas pues ya se habían devengado con motivo
del incidente de nulidad en que su padre fue vencido, y el beneficio de litigar sin
gastos carece de efectos retroactivos.
Se agravia en que la cámara no contestó
la tesis según la cual la regla del art. 134, 2° párrafo, CPCC, constituye un
obstáculo económico insuperable, pues no se dijo ni demostró cómo la recurrente
contaba con recursos económicos suficientes para afrontar la deuda por
honorarios, ni de qué manera contaba con algún sistema de franquicia legal que le
permitiera demandar sin pagar.
Critica que la cámara haya aplicado la
doctrina del TSJ en los autos “Tello Soledad”, pues considera que ésta versa sobre
una cuestión exegética de orden procesal (naturaleza incidental del recurso de
reposición) distinta al conflicto constitucional planteado en esta causa. Dice que al
repetir el discurso del nombrado precedente, la cámara eludió el tema de conflicto
Dice que la vinculación de lo resuelto
con el principio de economía procesal nada tiene que ver con el tema de litigio.
Que no es tolerable que para cumplir los fines de economía procesal se violenten
las garantías defensivas del ciudadano, como en el caso de autos, donde tal
directriz se erige en un obstáculo económico insuperable que mutila su derecho de
acceder a la jurisdicción.
Refuta el argumento de la cámara por el
que le atribuye a la regla del art. 134, 2° párrafo del CPCC el carácter de requisito
de admisibilidad y le niega la naturaleza de sanción, en base al precedente “Tello”
referido. Explica que si bien comparte el criterio de que se trata de un requisito de
admisibilidad del acto, no se ajusta al orden constitucional.
Cuestiona la referencia de la cámara al
beneficio de litigar sin gastos como alternativa para liberar al justiciable del
escollo económico del art. 134, 2° párrafo, CPCC y conferir regularidad
constitucional al sistema. Se queja porque la cámara no debió efectuar una
valoración en abstracto, sino que debió haber constatado si en el caso concreto, su
parte tuvo la posibilidad de servirse de la franquicia en cuestión, lo que no pudo
hacer.
Le agravia que se haya argumentado que
la norma atacada facilita la defensa en juicio, al procurar la disminución de
incidentes dilatorios del proceso, y que ella no importa una restricción arbitraria o
irrazonable a tal derecho. Insiste en que en este caso concreto, opera como un
obstáculo económico insuperable por el que se le priva del derecho de acción.
Corridos los traslados de ley, la parte
contraria solicitó el rechazo de la impugnación.
IV. Análisis del recurso de
inconstitucionalidad
El remedio impugnativo ha sido
deducido en tiempo oportuno (según constancia obrante a fs. 1351), en contra de
una resolución impugnable y por quien se encuentra procesalmente legitimado al
efecto (arts. 392 y 393, CPCC).
Verificado lo anterior y teniendo por
cumplimentados los requisitos formales de la vía recursiva, se debe ingresar al
estudio sustancial de la impugnación articulada.
En el presente caso se puso en cuestión
la validez constitucional del artículo 134, 2° párrafo del Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Córdoba.
Este Ministerio Público, en ocasión de
expedirse respecto de la presunta constitucionalidad de leyes provinciales, lo ha
hecho en el sentido de otorgar validez, salvo que la contradicción entre la ley y la
Constitución sea absoluta, palmaria y clara.
Desde esa perspectiva, luego de analizar
las actuaciones traídas a estudio, se opina que el recurso de inconstitucionalidad
planteado no es de recibo.
El artículo 134 del Código Procesal Civil
y Comercial de Córdoba, en su segundo párrafo, dispone: “Ninguna de las partes
condenada en costas en un incidente, hubiere sido o no promovido por ella, podrá
iniciar uno nuevo sin que previamente abone las costas del anterior”.
La norma atacada constituye un
mecanismo previsto en la normativa procesal local para evitar la realización de
conductas dilatorias que entorpezcan e interfieran en el desenvolvimiento normal
del proceso. Está previsto como un modo de resarcir los gastos generados en el
juicio, por tal razón es que la ley no lo impone a cargo de quien inició el incidente
anterior sino sobre quien resulta condenado en las costas allí generadas.
La limitación dispuesta en el segundo
párrafo del artículo atacado supone una prohibición absoluta y genérica para
promover o iniciar un incidente en el mismo proceso, hasta tanto no se abonen las
costas generadas en uno anterior. Absoluta, porque la contraria no puede renunciar
a la suspensión ni a su finalidad; genérica, pues sólo se libera de ella quien
estuviera tramitando con beneficio de litigar sin gastos –salvo que éste fuera
rechazado- (Cfr. Díaz Villasuso, Mariano A., comentario al art. 134 en “Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba”, Ed. Advocatus, 2013, t.
I, p. 442).
Por otra parte, tal condición constituye
un requisito objetivo de admisibilidad de un nuevo incidente (Cfr. TSJCba, Sala
CyC, “Municipalidad de Córdoba c/ Luis Alberto Avalos y Ana María Carmen
Monayar – Ejecutivo – Recurso Directo”, Auto N° 92 del 13/04/05). La
objetividad deviene del hecho de que no hay ningún reproche subjetivo en la
norma, es decir, es innecesario indagar si hubo una actitud dilatoria por parte del
condenado, sino que tan solo debe mediar una circunstancia objetiva para que se
active la limitación: si no se pagaron las costas generadas en un incidente anterior
del mismo proceso, el condenado en costas que pretenda promover una nueva
incidencia no podrá hacerlo hasta tanto no las abone. Es un requisito de
admisibilidad, por lo que ante dicha circunstancia, el nuevo incidente no podrá
resultar formalmente admisible.
A fin de que se torne operativa la
aplicación del art. 134, 2° párrafo, CPCC, es preciso que la condena en costas esté
firme y además, que se encuentren liquidadas, dado que si carecen de liquidez, no
resultan exigibles (Cfr. TSJ Cba., Sala CyC, “Tercería de Dominio de Héctor Saiz
en inc. de reg. De hon. del Dr. Hidalgo en Moyano Valente de Sainz Bibiana c/
Héctor Sainz – Divorcio – Recurso Directo”, Auto N° 111 del 02/07/04).
A más de ello, se libera de tal precepto
quien estuviera tramitando con beneficio de litigar sin gastos, para no violentar la
garantía de acceso a la justicia. Esta franquicia constituye uno de los pocos
supuestos en que no resulta exigible el pago de las costas para iniciar un nuevo
incidente, puesto que justamente el propósito de la norma atacada es evitar la
proliferación de incidencias que dificulten la solución del juicio.
Sentado el marco teórico aplicable, se
traslada lo expuesto al caso de autos.
A los fines de resolver el planteo de
inconstitucionalidad, en primer lugar debe tenerse presente que si bien la
recurrente denuncia violación a sus derechos de acceso a la justicia, hace desde el
año 1991 (fs. 60/70) que el polo pasivo del juicio -del que ella forma parte- viene
intentando repeler sin éxito la ejecución de sentencia a través de diversas vías, sin
que haya resultado favorable ninguno de sus planteos. Todos han sido tramitados
en cumplimiento de las garantías de justicia y de la normativa procesal, y todos
fueron rechazados tanto en primera como en segunda instancia.
Respecto a la condena en costas
devengadas en el incidente de nulidad anterior interpuesto por Salvador Nicolás
Berrotarán –padre de la recurrente ya fallecido- y que la impugnante heredera dice
no poder pagar, hay que hacer la siguiente aclaración: dado que aquél incidente
fue iniciado por el causante y en definitiva éste resultó condenado en costas, tras
su deceso tal obligación se trasladó a todos sus herederos.
Por otra parte, el bien objeto de
ejecución forma parte del acervo hereditario y a la fecha del decreto apelado, aún
se encontraba en estado de indivisión. Por lo tanto, la impugnante no es la única
que debe afrontar tal condena sino que todos los herederos de Salvador Nicolás
Berrotarán se encuentran obligados a su pago.
No es cierto que la recurrente sea ajena a
la litis incidental, puesto que ella es continuadora del causante en lo que atañe a
sus obligaciones junto con tres herederos más. Por esa misma razón, el crédito que
debe abonar a los fines de frenar la ejecución del inmueble no constituye un
obstáculo económico insuperable, porque ella no es la única obligada a cancelarlo
sino que debe ser soportado por los cuatro herederos. Además, en principio, la
responsabilidad del heredero por las deudas del causante es con el valor de los
bienes de la herencia y su patrimonio no se confunde con el del difunto (art. 3371
CC derogado, arts. 2280 in fine y 2317 del CCC), todo lo que en definitiva
resultará liquidado en la cuenta de partición de la herencia.
En cuanto al beneficio de litigar sin
gastos que la recurrente considera inidóneo para repeler el pago de las costas por
carecer de efecto retroactivo, hay que decir que en verdad, cuando los herederos
del causante comenzaron a formar parte del polo pasivo de este juicio, la condena
en costas ya estaba firme (fs. 939/941) por lo que ésta era una deuda que debía ser
afrontada en ese momento ya que el causante no tenía franquicia que le exonerara
de su pago ni difiriera el momento para ello.
Respecto a que la cámara no demostró
que la norma atacada no constituía un obstáculo económico insalvable, ni que la
recurrente contaba con recursos económicos suficientes para afrontar la deuda, a
tal afirmación debe decirse que no corresponde al tribunal abonar tal premisa, sino
que en verdad, atento el principio dispositivo que gobierna los procesos civiles
según el cual las partes son quienes deben acercar al tribunal todas las cuestiones
que hagan a su derecho, incumbía a la interesada en la incidencia probar que no
podía afrontar el pago de aquellas costas. El mecanismo legal para hacerlo era a
través del trámite de beneficio de litigar sin gastos el cual, una vez iniciado por la
recurrente, perimió por inactividad de aquella durante cierto período de tiempo.
La discusión respecto a sus imposibilidades económicas precluyó con la
finalización de aquél incidente por vía de perención de instancia, por lo tanto, si la
recurrente dejó pasar aquella oportunidad, esta no puede ser reeditada
ulteriormente.
No se verifica en el caso concreto que se
hayan violentado las garantías defensivas del ciudadano ni su acceso a la justicia
como denuncia la impugnante, dado que como ya se dijo, ella tuvo a su alcance la
posibilidad de tramitar un beneficio de litigar sin gastos y lo dejó perimir (fs.
1187/1189). Si ella era la interesada en obtener una franquicia para litigar sin
gastos, tenía la carga de impulsar dicho trámite. Luego, si éste feneció por su
inactividad y por el transcurso del tiempo, debe soportar las consecuencias de su
actuar negligente.
Además de todo ello, el tribunal rechazó
su incidente no sólo por las costas adeudadas en el incidente de nulidad
interpuesto por el causante Salvador Nicolás Berrotarán, sino también por las que
se adeudan como consecuencia de su incidente de beneficio de litigar sin gastos
que perimió por el transcurso del tiempo sin que ella lo haya tramitado. Y si en
este resultó perdidosa por su propia inactividad, no hay justificativo para sortear el
pago de los gastos de justicia que allí se devengaron, los cuales mal que le pese
tendrá que afrontar.
Respondiendo a los restantes agravios de
la impugnante, se considera que sí resulta aplicable al caso la doctrina del
precedente “Tello” del TSJ, dado que si bien en dicha jurisprudencia, en primer
término se abordaron cuestiones procesales tales como la naturaleza incidental del
recurso de reposición, ello no es el único asunto del que se ocupa el fallo, el cual
luego realiza un análisis de la ratio legis del art. 134 del CPCC y los motivos que
llevaron al legislador a codificar esta limitación para los casos en que existan
costas anteriores impagas.
Así, en la jurisprudencia citada, el Alto
Cuerpo Provincial sostuvo respecto del art. 134, 2° párrafo del CPCC: “la ratio
iuris de la regla de derecho sub examine no es -sino- la de evitar la reiterada
interposición de planteos que entorpezcan el trámite del proceso, sobrecarguen la
labor del Tribunal y causen demoras innecesarias en la decisión definitiva del
conflicto sometido a juzgamiento. Paralelamente, y emparentado con lo anterior,
la norma bajo la lupa también aspira a fomentar la satisfacción de las costas que se
encuentren impagas, procurando -de este modo- que los litigantes se cuiden de
generar nuevos gastos innecesarios que sigan encareciendo el proceso y
garantizando al litigante que ya ha triunfado anteriormente el cobro de lo que le es
adeudado (…) la télesis del segundo párrafo del art. 134 del CPCC consiste –
precisamente- en satisfacer todas las facetas o dimensiones del principio de
economía procesal en tanto aspira a acortar la extensión temporal del juicio
(evitando la multiplicación de planteos incidentales), evitar la sobrecarga
desmesurada del Tribunal (aspirando a que su función se concentre en la solución
definitiva del conflicto jurídico) y eludir el encarecimiento del proceso
(satisfaciendo las costas impagas)”, entre otros argumentos, inspirados en el
principio de economía procesal.”
Por otra parte, en el precedente también
se determina que la condición establecida en la norma bajo análisis constituye un
requisito de admisibilidad de los incidentes y no una sanción como alega la
recurrente: “Si bien es cierto que -como vimos- el art. 134 reconoce un
fundamento tendiente a la celeridad y economía procesal, procurando evitar
dilaciones del procedimiento y propiciando el pago de las costas impagas, lo
cierto es que la norma del segundo párrafo no importa una penalidad, sino -
insistimos- un recaudo de admisibilidad de las vías incidentales, es decir, que debe
necesariamente cumplirse a los fines de que nuevos planteos de tal tenor puedan
válidamente introducirse al proceso”.
Por lo tanto, los argumentos sentados en
la doctrina del TSJ en “Tello” resultan plenamente aplicables en autos, porque el
caso guarda consonancia con lo planteado en este expediente, que es la naturaleza
del requisito de admisibilidad de los incidentes contenido en el art. 134, 2° párrafo
del CPCC.
Respecto a este carácter de requisito de
admisibilidad que reviste el art. 134, 2° párrafo del CPCC tanto para la
jurisprudencia del Tribunal Superior como para un amplio sector doctrinario (Cfr.
Díaz Villasuso, Mariano A., ob.cit., t. I, p. 440 y sgtes.; Vénica, Oscar H.,
comentario al art. 134 en “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Córdoba concordado, comentado y anotado”, Ed. Alveroni, Cba., t. II, p. 74 y
sgtes.), la recurrente se queja aduciendo que el asunto no pasa por ello sino por
determinar si dicha condición de admisibilidad opera como un obstáculo
económico insuperable, por lo que en verdad no corresponde inadmitir su
incidente por la falta de pago de las costas.
Analizado su agravio, se advierte que
ésta en realidad comparte aquella naturaleza, pero aduce que no se ajusta al orden
constitucional por constituir tal obstáculo económico, crítica respecto a la cual
esta Fiscalía General ya ha expuesto por qué, a su entender, no se han violentado
las garantías defensivas de la recurrente.
Por todo lo expuesto, este Ministerio
advierte que la normativa cuestionada no atropella garantía constitucional alguna.
Antes bien, se opina que el dispositivo atacado por la heredera del codemandado,
al frenar la dilatación de los litigios, resulta compatible con la Constitución
Nacional, por ser reglamentario de los derechos de tutela judicial efectiva y acceso
a la justicia. La violación al art. 18 de la CN que se denuncia no es tal, conforme
lo ya explicado.
De conformidad al criterio
reiteradamente establecido por la Corte Suprema, no debe recurrirse a la
declaración de inconstitucionalidad sino cuando una estricta necesidad lo requiera
(Fallos: 248:398). La presunta conformidad de las leyes nacionales o provinciales
con las normas constitucionales, que es el principio cardinal de la división,
limitación y coordinación de los poderes en nuestro régimen institucional, no debe
ceder -por transgresión a ese principio y a esas normas- sino ante una prueba
contraria tan clara y precisa como sea posible (Fallos, 207:249).
De allí que una declaración de este tenor,
que importa un acto de suma gravedad institucional, requiere que la repugnancia
de la norma con la cláusula constitucional sea manifiesta, clara e indudable
(Fallos, 314:424). Para que una ley debidamente sancionada y promulgada sea
declarada ineficaz por razón de inconstitucionalidad, es preciso que las
disposiciones de una y otra ley sean absolutamente incompatibles (Fallos,
14:432).
Tales directivas se erigen como pautas
axiales en materia de exégesis de la Constitución, de manera que corresponde al
intérprete -en el caso, al Juez- extremar los recaudos en el delicado ejercicio de la
interpretación constitucional.
Destacada doctrina enseña que, para
juzgar acerca del acierto técnico-social de una ley impugnada, la Corte Suprema
ha elaborado una regla de autolimitación o presunción de constitucionalidad que
implica los siguientes aspectos: a) la necesidad de que la contradicción entre la ley
y la Constitución sea absoluta, palmaria, clara; b) la necesidad de que antes de
declarar la inconstitucionalidad de una ley el juez debe tratar de darle una
interpretación que sea compatible con la Constitución (interpretación
constructiva); c) la carencia de atribuciones de los jueces para juzgar de la
oportunidad, conveniencia, utilidad o eficacia social de la ley (Linares, Juan
Francisco, "Razonabilidad de las leyes", 2° Ed., Astrea, Bs. As., 1970, p. 137).
En coherencia con la doctrina reseñada
se ha expresado el Tribunal Superior de Justicia en su jurisprudencia (TSJ, en
pleno, sent. n° 135, 24/10/00, in re: "Las Repetto y Cia. S.R.L. c/ Municipalidad
de Bell Ville -Acción de Amparo- Apelación- Recurso directo").
En definitiva, en cuanto al derecho
constitucional de acceso a la justicia, el recurrente se limita a mencionarlo pero no
deja patente cómo el pago de las costas viola su acceso a la justicia y estaría en
pugna con las normas constitucionales o podría vulnerar sus derechos y garantías,
teniendo en cuenta que hace desde el año 1991 (fs. 60/70) que el polo pasivo del
juicio viene intentando repeler sin éxito la ejecución de sentencia a través de
diversas vías, sin que haya resultado favorable ninguno de sus planteos. El recurso
debe ser rechazado.
V. Conclusión
En virtud de todo lo expuesto, esta
Fiscalía General considera que no se verifica en autos la inconstitucionalidad
denunciada, por lo que el recurso interpuesto en los términos del art. 391 del
CPCC debe ser rechazado.
Fiscalía General, de julio de 2018.