FENOL

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el fenol en la podología

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FENOLFENOL

• En 1867, el cirujano británico Joseph Lister utilizó por primera vez el Fenol, con fines médicos como desinfectante para esterilizar heridas, vendajes e instrumentos quirúrgicos; en aquel entonces se conocía como ácido carbólico o como ácido fénico y se utilizaba para combatir el mal olor de las alcantarillas.

Uno de los usos más importantes que tiene, en la podología, es para realizar la matricectomía de la onicocriptosis o uña encarnada en la que se utiliza Fenol al 89-98%.

Es importante saber por qué se realizan de esa forma y no de otra; específicamente me refiero a: mantener la aplicación en la porción legrada de la matriz durante aproximadamente 1 minuto y posteriormente neutralizar con abundante alcohol etílico al 70-90 %.

En la actualidad, el uso de la técnica del Fenol tiene grandes ventajas; en la literatura se refieren a que es hemostático, bactericida y analgésico. Según las estadísticas, es una técnica con muy buenos índices de curación y muy poca recidiva.

¡cuidado!, estamos aplicando una sustancia cáustica que al penetrar a través de la piel, alcanza los órganos y como consecuencia puede causar diversos daños antes de ser transformada en una sustancia menos nociva.

El Fenol se encuentra en numerosos productos que sirven de medicamentos, como ungüentos, gotas nasales y óticas, analgésicos, pastillas y lociones antisépticas.

También se puede encontrar en el agua potable, en el humo de tabaco, en el aire y en alimentos como salchichas ahumadas, pollo frito, queso. Eliminándose del organismo por vía urinaria, después de su oxidación o conjugación con ácido sulfúrico o glucónico.

El Fenol puro se presenta en cristales incoloros y en forma de aguja, su temperatura de fusión de 43 °C y la de ebullición de 182 °C. Su olor es fuerte y característico. En presencia de aire o luz se oxida, tomando una coloración rosada que luego se oscurece; esta oxidación se puede acelerar por el efecto de impurezas que actúan como catalizadores.

Es más denso que el agua, higroscópico, inflamable y tóxico. Sus disoluciones diluidas tienen aplicación como antisépticos, pero las concentradas son cáusticas por lo que producen quemaduras al ponerse en contacto con la piel.

En cuanto a la solubilidad, es soluble en disolventes orgánicos y a temperatura ambiente es ligeramente soluble en agua, sin embargo a temperaturas superiores a 66°C el Fenol y el agua son miscibles en todas proporciones.

• Es importante para todos nosotros que trabajamos o vamos a trabajar, con esta sustancia conocer los síntomas que produce la intoxicación con Fenol, aunque en ocasiones los síntomas no aparecen inmediatamente.

Cuando la exposición es por breve tiempo puede aparecer: – irritación de las vías respiratorias, – dolores de cabeza, – ardor en los ojos.

Cuando nos exponemos por mayor tiempo y a grandes cantidades aparecen, además:

• debilidad, • dolor muscular, • anorexia, • pérdida de peso, • producción en exceso de saliva • fatiga.

Si la exposición es prolongada pero a niveles bajos se incluyen:

• aumentos de la tasa de cáncer de las vías respiratorias,

• enfermedades del corazón • efectos sobre el sistema

inmunitario.

Dentro de los síntomas agudos que se refieren en las Fichas Internacionales de Seguridad Química se destacan, por inhalación: la sensación de quemazón, tos, vértigo, dolor de cabeza, náuseas, jadeo, vómitos, pérdida del conocimiento.

por el contacto con la piel: quemaduras cutáneas graves, shock, colapso, efecto anestésico local, convulsiones, coma.

en contacto con los ojos: la pérdida de la visión, quemaduras profundas graves y por ingestión: dolor abdominal, convulsiones, diarrea, dolor de garganta y coloración oscura de la orina.

En el caso particular del uso podológico, el mayor riesgo está en la exposición de la piel al Fenol, con la que ocurre la desnaturalización de las proteínas de la piel, dejando la zona necrosada. Como consecuencia de esto se ocasionan daños titulares y gangrena fenólica, pues precisamente el detalle del éxito de la técnica radica en uso de la cantidad adecuada de Fenol que se aplicará en la zona.

Para esto se tendrá en cuenta el tamaño de la callosidad, tipo de piel, grietas en talones. Aquí la utilizamos al 10%.

La cantidad de Fenol debe ser la precisa al igual que el tiempo de exposición de la zona a tratar. Es preferible acortar el tiempo de exposición y repetir el proceso más de una vez, a que este se derrame en otras zonas.

Después de cada exposición se debe aclarar la zona tratada con abundante alcohol para neutralizar el efecto cáustico del mismo y su expansión a los tejidos aledaños. El mayor o menor grado del daño estará determinado por la duración del contacto con la piel, de ahí la importancia de no aplicarlo por más de 1 minuto, además de la cantidad de sustancia que penetre en los tejidos y la concentración de la misma.

Cuando se pone en contacto con la piel se debe lavar bien la zona afectada con alcohol o aceites vegetales, recuerde que esta sustancia es higroscópica, o sea que al absorber la humedad quema más, y luego abundante agua. Si se ingiere, no se debe provocar el vómito, dar a beber aceite vegetal, no agua y mantener en reposo.