Integración de la Afectividad en la Vida Religiosa · 2017. 7. 21. · vivamos en el amor Efesios...

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Integración de la Afectividad en la Vida Religiosa

“Dios nos ha elegido en él

antes de la fundación del

mundo para que vivamos en el amor”

Efesios 1,4

Integración

Constituir un todo, completar un todo con las partes que faltaban o hacer

que alguien o algo pase a formar parte

de un todo.

Incluir y acoger… opción por “dar forma”, “dar orden”, “poner armonía” sin cortar,

sin desechar, sin tirar, sin golpear

nuestra persona.

cuerpo

pensamiento

afectividad

decisión

Afectividad

Es la energía vital que atraviesa todo lo humano y nos pone en situación de sentir, decir, hacer… empujándonos más allá de nosotros mismos, para establecer lazos con los otros y con el mundo. La afectividad es la fuerza vital que nos orienta hacia el amor.

“La puerta de la afectividad se

abre hacia afuera y al que

intenta derribarla se le

cierra”

Kierkegaard

La materia prima de la afectividad

son las necesidades y los deseos.

Necesidades

Las necesidades buscan siempre apaciguar tensiones y, debidamente satisfechas, pierden su fuerza y reclamo…

¡y qué placer tan grande experimentar que se sacian, que se apaciguan!

Deseos

Los deseos son más hondos, más vitales…

Cuanto más ardientemente deseo algo, más se intensifica.

El deseo no se gasta… sino que llega a la temida y necesaria frustración

vestida de realidad.

El deseo se articula en la necesidad y se frustra en la satisfacción de ésta.

El deseo nos mantiene en situación de superación constante, de conquista,

de insatisfacción.

El deseo es el motor de todo lo que hago.

La afectividad busca siempre placer.

Este es y seguirá siendo el elemento decisivo

para mi desarrollo y maduración.

La afectividad está en continuo movimiento con el adentro/afuera de nosotros mismos.

Proyectamos los deseos y necesidades .

Sentimos el impacto de todo lo externo.

La afectividad llega a su madurez cuando los deseos se estructuran en coherencia con el proyecto de vida.

El objeto afectivo no es ya la obtención inmediata de placer,

sino el sentido mismo de vivir.

La afectividad se atrofia y se desintegra cuando necesidades y deseos pululan sin

orden ni dueño por el adentro / afuera de nosotros mismos, con afán

desesperado de evitar la frustración, querer ser como dioses…

Tomar la propia vida

en mis manos.

Cuerpo

Nos relacionamos con la realidad que se encuentra a nuestro lado a través de nuestro

cuerpo, de las “puertas de los sentidos”.

Nuestra sociedad nos

invade con imágenes, con

sonidos, con olores...

sensaciones que nos conquistan.

Este IMPACTO constante a nuestro ser muchas veces nos hace equivocar

el camino, perder el horizonte, olvidarnos de Quién es Aquél que

nos ha amado primero.

“Ver lo que hacen, oír lo que dicen… como si presente me hallase” (EE#114 ).

Configurarnos con su forma de mirar, de escuchar, de tocar, de hacerse presente en la vida de los demás.

Sólo en el contacto con Jesús nuestra sensibilidad se transforma,

se evangeliza, se transfigura.

Sociedad plural

innumerables lógicas de pensamiento,

diferentes maneras de entender la vida,

diversa jerarquización

del sistema de valores.

Pensamientos

Las sensaciones que entran dentro de nosotros por la puerta de los sentidos se transforman en percepciones al ser procesadas por nuestro pensamiento.

Experiencia personal del Dios

que me ha llamado a seguirle,

“Sentir y gustar internamente” (EE. #2)

el amor y la caricia de Dios.

Todo cambia tan rápida y

profundamente que se ve

afectada la duración de las opciones que se

suponen para toda la vida.

Sentir nuestro cuerpo, que nos habla desde la armonía, los espasmos, la desazón, el sosiego… escuchar nuestros pensamientos.

Escoger, elegir una posibilidad es siempre renunciar a otras posibilidades a las que hay que dejar morir.

Las grandes decisiones marcan la vida en su orientación fundamental… pero es necesario

estar siempre atentos para no perdernos en el camino y llegar a otro puerto.

La vida se juega en las pequeñas decisiones de cada día.

“En tiempo de

desolación

no hacer mudanza”.

(EE #318)

Integración en la realidad

La tierra es nuestro hogar y nuestra integración se da en el contacto con la naturaleza, con los bienes que debemos usar “tanto cuanto nos sirvan para el fin para el que hemos sido creados” (EE # 23).

La obra creadora de Dios va ordenando, dando armonía al caos, separando, poniendo cada cosa en su lugar… así hemos de vivir y de integrar

nuestros afectos.

Nuestros procesos interiores se van dando a su hora, en su momento, en el

tiempo preciso en que estamos preparados para vivirlos.

Paciencia y Esperanza.

Silencio, Soledad, Oración.

Tiempo con los hermanos y hermanas que comparten nuestro proyecto vital.

Servicio.

Acompañamiento.

Discernimiento.

No hay nada más práctico

que encontrar a Dios.

Es decir,

enamorarse profundamente

y sin mirar atrás.

Aquello de lo que te enamores,

lo que arrebate tu

imaginación,

afectará a todo.

Determinará

lo que te haga levantar por la mañana,

lo que harás con tus atardeceres,

cómo pases tus fines de semana,

lo que leas,

a quien conozcas,

lo que te rompa el corazón...

y lo que te llene de asombro

con alegría y agradecimiento.

Enamórate,

permanece enamorado

y esto lo decidirá todo.

Pedro Arrupe, S. J.