Post on 11-Jul-2015
Hace poco una prima me pedía dinero prestado
800 pesos para ser exacto, porque con lo que gana
(ayudándole a su mamá vendiendo comida) no le
alcanzaba y sus papás no le querían dar más
dinero para comprarse lo que quería.
Le pregunte a mi prima ¿cuándo me los regresas? A
lo que me respondió que no sabía porque ganaba
poco y pues que lo que ganaba era para pagar otras
cosas que ya debía, pero le urgía comprarse una
camisa de su equipo favorito de futbol. A lo que le
dije, si con lo que ganas no puedes comprarla, es
porque no está dentro de tus posibilidades, paga lo
que debes y después te la compras, no pasará… Me
interrumpió y me dijo que era urgente porque ya
mero era el partido y quería ir. Claro que no le preste
el dinero en la vida me lo iba a pagar.
Creo que esta historia se nos hace un tanto familiar
solo que la prima somos nosotros. Estamos al
borde de nuestro límite crediticio y aunque
sabemos que no podremos lidiar con un gasto
más, vemos esa “camisa de nuestro equipo de
futbol favorito” y la queremos y no hay otra cosa
más importante para nosotros en ese momento.
Incluso nos engañamos a nosotros mismos
creyendo que realmente podemos cubrir el pago o
mejor aún hacemos lo imposible por “engañar” a
nuestro acreedor para demostrarle que tenemos la
solvencia para obtener ese crédito que queremos.
Pero seamos sinceros quien termina “engañado” es
uno, porque aunque nos hayan autorizado el
crédito, nosotros lo vamos a pagar. Por eso es
importante que consideremos lo siguiente antes de
adquirir algo.
* ¿Lo puedes solventar? Una cosa es poder pagar
el primero o los primeros tres pagos, pero
¿Después? Si con lo que ganamos o con el
crédito que tenemos no lo podemos comprar es
porque no lo podemos pagar. Una empresa nos
da un límite de crédito basado en nuestro ingreso
mensual el cual no excede del 30% de nuestro
ingreso, esto se debe a que uno tiene gastos fijos
como alimento, transporte, casa (renta, pago de
servicios), etc., y tomando cuenta eso debemos
determinar si podemos comprar o no lo que
deseamos.
* ¿Qué opciones tenemos? El mercado está
inundado de opciones para obtener un
crédito, pero de nada nos sirve si nos limitamos a
las mismas opciones que hemos manejado, tal vez
por costumbre o comodidad. Pero nos podemos
llevar la sorpresa que nos ofrecen más
ofertas, mejores tasas de interés, mejores
costos, un sinfín de posibilidades.
* ¿Cuál es mi tasa de interés? Claro que tenemos
que preocuparnos por saber cuánto pagamos de
intereses, que CAT nos manejan, si es sobre
saldos insolutos o ¿acaso preferimos comprar
menos por pagar altas tasas de intereses? Aparte
claro esto nos ayuda a saber cuál será el costo
real de lo que compremos con nuestra tarjeta o lo
que terminaremos pagando al sacar un préstamo.
* ¿Ahorrar? Incluso escribir la palabra se me hace
raro, creo que no ahorro desde los seis años. Pero
hay muchas ventajas que obtenemos en ahorrar el
10% de lo que ganamos veríamos más amplio
nuestro panorama financiero, podríamos con lo
juntado comprarnos algo, adelantar pagos, muchas
posibilidades, incluso hasta pagar las próximas
vacaciones. El truco está en saber que tal vez nos
limitemos en unas cosas para beneficiarnos en otras.
Solo es cuestión de priorizar; ¿café de Starbucks o
vacaciones en la playa? Creo que sabemos la
respuesta.
* Buró de crédito. Todos conocemos este concepto
y sabemos lo que implica, así que pensemos,
realmente vale tanto la pena arriesgar nuestros
actuales y futuros créditos por un impulso de
compra.
En la vida siempre habrá cosas que queremos,
siempre habrá esa “camisa de nuestro equipo de fut”
que deseamos y creeremos que sino la compramos
ahorita no la compraremos jamás. Pero hay que
analizar y pensar bien las cosas (igual un balde de
agua fría en la cabeza para enfriar las ideas) si
realmente vale tanto la pena los posibles dolores de
cabeza que nos darán al no poder pagar eso que
compramos solo por satisfacer un impulso, digo no
es que necesitemos un celular a prueba de agua si
nos da miedo incluso mojarnos los pies en la playa.
Aunque es muy seguro que si hayamos comprado
algo por impulso y lo seguiremos haciendo, por eso
hay que dar gracias que ahora tenemos las
reparadoras de crédito, las cuales nos ayudan en
esos casos donde por nuestros impulsos nos
endeudamos y tenemos ya pagos vencidos. La
ventaja que nos ofrecen es de negociar nuestras
deudas vencidas para que paguemos la mitad o
menos y claro la buena referencia que nos da la
Condusef sobre Deudafin es una buena señal de
que Deudafin es una excelente y fiable reparadora
de crédito.