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CONTROL SOCIAL
Un Modelo Operativo para
la Funcionalidad de la
Vigilancia de la Gestión
Pública..
Manual de
Control Social…Un modelo operativo para la funcionalidad de la Vigilancia de la Gestión Pública Autor: Fundación Proyecto 2000 www.fundacionproyecto2000.com Email: proyecto2000@yahoo.com – funproyecto2000@gmail.com Revisión de textos: Ernesto Santacruz Ibáñez Santiago de Cali, mayo 2019 Reservados todos los derechos. Ni la totalidad, ni parte de esta edición pueden reproducirse, registrarse o transmitirse en ninguna forma ni por ningún medio, sin permiso previo del autor
Introducción
Se considera, y con sobrada razón, que cualquier intervención
pública que desarrollen los gobiernos locales, en forma de plan,
programa o proyecto, debe contribuir a transformar (mejorar) la
realidad social, económica, cultural o deportiva donde se realice tal
intervención. Las evaluaciones institucionales realizadas por las
administraciones, generalmente no miden el nivel o tamaño de la
transformación y, por el contrario, se limitan a determinar el
cumplimiento de las metas fijadas en los proyectos. En muchos
casos, se encuentran proyectos que, aunque lograron las metas de
producto, no hubo mejoramientos significativos en el objeto de la
intervención: la Comunidad.
La forma tradicional con que las administraciones públicas evalúan
su propia gestión, no refleja la realidad en tanto se convierte,
generalmente, en un ejercicio amañado y realizado a conveniencia
para mostrar resultados favorables. Este tipo de evaluaciones no
son suficientes para determinar si la ejecución de sus
intervenciones es pertinentes y efectivas, en tanto busquen mejorar
las condiciones de vida de la gente y el espacio donde habita la
población de la localidad intervenida.
Se requiere, iniciar procesos pedagógicos de capacitación y
entrenamiento ciudadano, que faciliten y posibiliten que sea la
propia comunidad a través de sus veedores ciudadanos,
comunitarios, puedan participar en ejercicios de verificación no
solamente de carácter documental, sino que indaguen por los
efectos e impactos de los proyectos de inversión, pero a partir de la
percepción ciudadana como sujeto y objeto de cualquier
intervención pública.
Este tipo de ejercicios ciudadanos, permitirá confrontar la visión
institucional, generalmente amañada, con la visión comunitaria o
ciudadana no solo para conocer cómo se están ejecutado los
recursos, sino también para aportar valiosos insumos que nutran la
formulación y reformulación de los proyectos de inversión de la
administración local, contribuyendo así a que haya una utilización
más racional y eficiente de los recursos.
La presente cartilla se constituye en un instrumento de gestión para
que los veedores ciudadanos, o líderes comunitarios y sociales de
distinta índole, profesionales o no, conozcan y apliquen técnicas de
verificación para la realización de ejercicios de control social con
resultados diferente a los tradicionales, donde sea la propia
comunidad el juez de las intervenciones públicas territoriales.
EL CONTROL SOCIAL COMO UN DERECHO
El Control social son los deberes y
derechos de los ciudadanos y
organizaciones comunitarias de
participación ciudadana comunitaria
y social para ejercer la vigilancia de
la gestión pública municipal y a
entidades privadas que funcionen
con recursos del Estado y sus
resultados. (Artículo 60 de la ley
1757 de 2015), es decir, que el
control social es el derecho que
tienen todas las personas, de
manera individual o colectiva (organizaciones) para vigilar y ejercer
control sobre la gestión y los resultados de la gestión pública, con la
finalidad de contribuir al cumplimiento de los fines el estado. Como
tal, el control social, por ser un derecho, lo puede ejercer cualquier
persona sin necesidad de hacerse representar de organización
alguna.
Existen diferentes modalidades de control social, siendo las más
comunes:
• Veedurías ciudadanas
• Las Juntas de vigilancia
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• Los Comités de Desarrollo y Control Social de los Servicios
Públicos Domiciliarios
• Las Audiencias Ciudadanas
• Los Comités de Participación Comunitaria en salud
• Las Asociaciones de Usuarios en Salud
De acuerdo con lo anterior, el control social se puede ejercer sobre
cualquiera de los ámbitos de la gestión, es decir, sobre la
planeación, la ejecución y evaluación, y se puede hacer en toda
clase de plan, programa o proyecto donde estén comprometidos
recursos públicos (trátese de entidades públicas o privadas). En
consecuencia, la acción de control social propende por velar y
asegurarse que los recursos se ejecuten de conformidad con lo
programado y con sujeción a la normatividad vigente.
El control social se convierte así en un valioso apoyo por parte de la
ciudadanía para imprimirle a la gestión un carácter democrático y
transparente en la medida en que permite que haya un permanente
escrutinio ciudadano sobre el uso de los recursos públicos.
Podemos decir, que los principales propósitos del control social
son:
• Fomentar la pertenencia ciudadana frente lo público
• Contribuir a imprimirle a la gestión criterios de transparencia y
eficiencia en el manejo de los recursos
• Minimizar las probabilidades de error e incurrir en hechos de
corrupción en la gestión pública.
Llama la atención que es la propia institucionalidad la que se
autoevalúa, convirtiéndose este proceso, en muchas ocasiones, en
un ejercicio poco técnico y carente de objetividad, donde los
resultados obtenidos distan mucho de los reales efectos generados
por los planes. Se da el caso que, aunque se cumplan las metas de
producto y de resultado, los proyectos no contribuyen de manera
significativa a resolver los problemas que los originaron, es decir,
no se evidencia en qué medida dichos proyectos contribuyeron a
transformar la realidad donde se desarrolló la intervención de la
gestión local.
En esta dinámica, año tras año se formulan y reproducen los
mismos proyectos sin que se surtan verdaderos procesos de
evaluación que permitan determinar los efectos o impactos, con la
finalidad de establecer en el mediano y largo plazo el tamaño o
dimensión de las transformaciones generadas por los proyectos de
inversión. Pero además de lo anterior, en las evaluaciones
generalmente nunca se consulta al objeto de la intervención (la
comunidad) respecto a la pertinencia de las intervenciones
realizadas en términos de los resultados sociales y en el
mejoramiento de condiciones de vida en los territorios objetivo de la
intervención pública.
Se requiere que sea la propia comunidad, como objeto sobre el cual
recaen las intervenciones públicas, la que evalué, mida y
dimensione la pertinencia de dichas de intervenciones pública,
mediante ejercicios técnicos de percepción. Lo anterior obviamente
realizado por veedores ciudadanos previamente entrenados y con
el apoyo de las organizaciones representativas como Juntas de
Acción Comunal, Juntas Administradoras Locales, Grupos Étnicos,
Organizaciones de mujeres, Comité Ambientales, discapacitados,
etc.
Se trata entonces, no tanto de saber si los proyectos de inversión
ejecutados en los territorios alcanzaron las metas, o si las entidades
ejecutoras lograron una ejecución presupuestal del 100%, sino que
se trata en lo fundamental de determinar la efectividad de las
intervenciones públicas pero a partir de tres métodos o técnicas de
investigación como son: la percepción que la ciudadanía tiene
sobre la pertinencia de la intervención realizada, la indagación
documental y observacional por parte de los propios beneficiarios.
LAS VEEDURIAS, UNA EXPRESIÓN DEL CONTROL
SOCIAL
En el marco del control social, las
Veedurías Ciudadanas se han
convertido en la forma de
organización y control más
difundidas. En Colombia, la ley
850 de 2003, la define como un
mecanismo democrático de
representación para que los
ciudadanos u organizaciones,
ejerzan vigilancia sobre la gestión
pública; y respecto a su
constitución, la misma ley faculta
a los ciudadanos a constituir veedurías ciudadanas, dejando
constancia en un acta del nombre de los integrantes, identificación,
el objeto de la vigilancia, el nivel territorial y la duración. En cuanto
al ámbito, establece que la vigilancia se hará sobre la gestión
pública y sus resultados de cualquier entidad pública o privada que
ejecute recursos públicos.
Las Veedurías permiten vigilar, controlar y por, sobre todo,
contribuir a corregir, en tiempo real, desviaciones e inconsistencias
que se estén presentando en desarrollo de un programa, proyecto u
obra y puedan ser subsanadas a tiempo, evitando, entre otros,
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posibles detrimentos patrimoniales, demandas, obras mal
terminadas, obras inconclusas, etc.
Los siguientes son algunos de los derechos que le asisten a
cualquier veedor ciudadano:
• Presentar solicitudes de información, requerimientos,
aclaraciones y observaciones sobre el objeto veedor (programa,
proyecto u obra)
• Presentar quejas y reclamos ante los organismos y
dependencias que comprometan recursos públicos.
• Presentar denuncias por hechos u omisiones donde considere
que existen irregularidades en el desarrollo de la gestión.
• Presentar las acciones de defensa de los derechos ciudadanos
consagrados en la ley (acciones populares, acciones de
cumplimiento, tutelas, etc.).
Respecto al objeto de la veeduría, salvo aquellos aspectos que por
su naturaleza tiene un carácter privado reservado, la acción
veedora se puede ejercer sobre cualquier ámbito o nivel de la
administración. De igual manera, cualquier entidad de carácter
privado que ejecute recursos públicos se vuelve sujeto de vigilancia
y control por parte de los veedores ciudadanos.
Es importante tener en cuenta que el primer y más importante
aspecto a tener en cuenta para conformar un Comité de Veeduría,
consiste en que los ciudadanos que la vayan a conformar tengan
claridad respecto del objeto de veeduría, es decir, a qué se le va a
hacer veeduría. No tiene sentido constituir comités de veeduría en
abstracto “para lo que salga”. Se debe, de entrada, tener claro el
propósito de lo que se quiere vigilar como, por ejemplo: Comité de
Veeduría para la vigilancia de la prestación del servicio de salud en
el hospital la Esperanza. De la misma manera es importante tener
claro qué personas lo van a conformar, los cargos de
representación, el periodo del comité, las funciones, los derechos y
finalmente las prohibiciones.
Conformación de una Veeduría Ciudadana. La Ley 850 de 2003
establece que las organizaciones civiles o los ciudadanos deben
elegir, por el mecanismo democrático que escojan, a los veedores
ciudadanos, dejando constancia de la elección en un acta de
constitución en la cual quede registrado el nombre e identificación
de los veedores, el objeto sobre el cual se va a ejercer la veeduría,
el nivel territorial y la duración de la misma. El Comité de Veeduría
se debe registrar ante las Cámaras de Comercio o las Personerías
Municipales. En cuanto a la duración del Comité es importante
tener en cuenta que esta debe guardar relación con el objeto a
vigilar, procurando que su duración corresponda con el tiempo de
realización del programa, proyecto u obra objeto de la vigilancia.
En el acta debe quedar consignado que los estatutos fueron
discutidos y aprobados por los integrantes del comité, la elección
del representante legal y los cargos directivos que el comité estime
crear. En el acta también se consigna que las personas elegidas
tomaron posesión de sus cargos. El representante legal y los
directivos del comité deben posesionarse y juramentar cumplir las
funciones ante la asamblea.
MOMENTOS DEL CONTROL SOCIAL
Históricamente, en Colombia el
control social ha sido una labor
desarrollada por algunos auto
denominados “veedores” que, a
su manera, se han dedicado a
vigilar, con criterios poco técnicos
y con muchos obstáculos
institucionales, el desarrollo de un
contrato y obra. Son muy pocos
los casos en que la acción
veedora ha producido resultados
importantes que le hayan servido
a la administración para ajustar o
retroalimentar un proyecto u obra en ejecución. Por el contrario, la
acción veedora es desestimada y en el mejor de los casos ignorada
por las administraciones públicas. Paradójicamente, la gestión
institucional y la acción veedora coexisten de manera simultánea
pero cada una por su lado, sin elementos de articulación o
complementariedad.
Existe una reciproca pérdida de credibilidad entre ambos actores:
estado y comunidad; en el primero por situaciones cada vez más
comunes de falta de transparencia en las actuaciones de algunos o
muchos de los servidores públicos; y del segundo por el
inadecuado manejo de intereses como veedor, que ven en la
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veeduría un instrumento para favorecer sus intereses (personales,
políticos, económicos, etc). Sea cual fuere la situación, el control
social se ha convertido en un ejercicio amañado, plegado de
intereses y con muy poca efectividad, lo cual ha generado un
desgaste del control social en general.
En muchos casos, la comunidad suele conformar un comité de
veeduría con muy buenas intenciones, pero con pocas
competencias técnicas para su operación. Es claro que el ejercicio
práctico de la acción veedora requiere de conocimientos técnicos
sobre lo que se quiere vigilar; no basta con la buena intensión. Si el
objeto de la veeduría tiene que ver con la fase precontractual, se
debe tener conocimientos básicos no solo sobre lo que establece la
ley 80 y sus decretos reglamentarios, sino sobre la forma de
ejecución del presupuesto público, por ejemplo. Un inadecuado
ejercicio veedor, en lugar de contribuir a mejorar o fortalecer la
gestión, termina convirtiéndose en un pasatiempo muy costoso,
desgastante y que no aporta nada al desarrollo de la gestión.
Dado que la gestión pública tiene diferentes momentos o etapas
(ciclo Deming o chewar de la gestión), y cada uno de ellos tiene sus
propias particularidades, el ejercicio veedor que se haga en cada
etapa debe tener un abordaje diferente en cuanto a los aspectos a
vigilar o verificar, y obviamente los instrumentos a utilizar también
serán diferentes. Es importante, entonces, que cualquier ciudadano
que decida convertirse en veedor o proponer la conformación de un
comité de veeduría, tenga previamente definido, además de lo
establecido en la ley (objetivo de la veeduría, término, integrantes,
etc), en qué momento o etapa de la gestión va a estar ubicado el
ejercicio veedor a realizar, pues como se anotó, cada uno difiere del
otro. Los siguientes son algunos de los más significativos
momentos o fases de la gestión que son objeto de la acción
veedora:
Fase precontractual. Se realiza durante el proceso de la
planificación de la gestión y tiene que ver con vigilar y/o verificar la
correspondencia que debe existir entre el proyecto (proviene del
plan de inversiones aprobado el año inmediatamente anterior), los
Estudios Previos y el posterior contrato. En este primer momento, el
veedor debe verificar o confrontar que haya correspondencia entre
los elementos constitutivos del proyecto, del estudio previo y del
contrato, es decir, que el objetivo general, los específicos, los
productos, las actividades y el presupuesto sean los mismos en
cada uno. Es claro que si el proyecto es insumo para el estudio
previo y este a su vez se “vuelve” contrato, estos elementos
constitutivos deben guardar similitud o correspondencia entre ellos.
El primer elemento lo constituye el proyecto de inversión, el cual
hace parte del Plan Operativo Anual de Inversiones (POAI) de
alguna dependencia. En el caso de Cali, el proyecto tuvo su origen
en algún Comité de Planificación de la Comuna o Corregimiento,
espacio de participación donde la comunidad definió y aprobó el
proyecto (justificación, objetivos, metas, indicadores, cronograma y
presupuesto). Este proyecto luego de ser viabilizado y aprobado
queda radicado en banco de proyectos y con presupuesto aforado
para la siguiente vigencia.
Al siguiente año, cuando se decide ejecutar el proyecto, la entidad
contratante (secretaría, departamento, etc) inicia el proceso de
contratación (con persona natural o jurídica) con la generación del
respectivo Certificado de Disponibilidad Presupuestal (CDP) y la
elaboración del Estudio Previo, el cual debe contener, entre otros,
los mismos elementos definidos en el proyecto y otros adicionales
como los requisitos del contratista, el análisis del sector y el estudio
de mercado. Una vez elaborado, el estudio previo junto con una
invitación a contratar debe publicarse en el SECOP, invitando a
quien esté interesado para que oferte la ejecución del proyecto.
En este primer nivel de veeduría, se debería por parte del veedor
verificar que lo publicado en SECOP (estudio previo) corresponda
exactamente a lo que la comunidad el año inmediatamente anterior
definió en el proyecto, es decir, que la población objetivo a la que
va dirigido sea la misma, y que en general haya similitud en los
objetivos, metas, resultados, etc del proyecto con el estudio previo.
Una vez que la entidad contratante haya recibido, evaluado y
seleccionado al proponente ganador, procede a elaborar el
respectivo contrato. Es claro que el contrato al elaborarse con base
en la propuesta ganadora debe, en sus elementos constitutivos
debe, ser fiel al estudio previo. De lo anterior, se deduce entonces
que debe haber una clara correspondencia entre lo que la
comunidad definió en el contrato y lo que finalmente la entidad
contrata para la ejecución del mismo.
En auditorías realizadas, se evidencian casos en que el estudio
previo contiene elementos muy diferente a los establecidos en el
proyecto y consecuentemente en el contrato.
Generalmente durante esta fase (precontractual) la acción veedora
es muy precaria, no solo por la dificultad en obtener la información
de gestión, sino por el desconocimiento de estos términos por parte
de los veedores, haciendo que, en muchos casos, se termine
contratando aspectos muy distintos a los identificados por la
comunidad durante la etapa de formulación de proyectos,
desvirtuándose de esta manera lo realizado por la comunidad en
los comités de planificación de comunas y corregimientos e
imponiéndole a la comunidad proyectos o intervenciones que no
responden a las verdaderas necesidades identificadas por la
comunidad.
Como se ve en el esquema, este primer nivel de Veeduría consiste
en una verificación netamente documental para determinar la
pertinencia y alineación de los componentes de cada uno de los
instrumentos de gestión (proyecto, estudio previo y contrato).
Fase de ejecución. Se realiza durante la ejecución del proyecto u
obra y tiene que ver con el seguimiento y control que realizan los
veedores sobre el desarrollo de las actividades contratadas y que
en el contrato quedan como “obligaciones del contratista”. La
finalidad durante esta fase consiste en verificar o confrontar que lo
que se está haciendo (lo real) corresponda con lo programado o
contratado; o dicho de otra manera, que las actividades
establecidas en el contrato (con sus especificaciones y productos)
corresponda con lo que realmente se esté realizado o ejecutando.
Este tipo de control que se realiza de manera paralela a la
ejecución del contrato se denomina “coincidente”, y consiste en un
acompañamiento permanente y continuo durante el tiempo que
dure la ejecución del proyecto u obra y se realiza básicamente
sobre las actividades establecidas en el contrato. Este tipo de
control debe garantizar que lo contratado se ejecute o realice en los
mismos términos de lo contratado, es decir con eficacia y eficiencia.
La verificación de lo realizado versus lo contratado implica hacer
trabajo de campo en tanto que los desarrollos del proyecto
(actividades) se deben verificar directamente en terreno para
verificar el cumplimiento de cada una de ellas (verificación que las
actividades contempladas se hagan en su totalidad, con los
beneficiarios que son, en los lugares establecidos, en los tiempos
definidos y con los propósitos definidos).
Fase de Cumplimiento. En esta etapa, la acción veedora se
realiza a la finalización del proyecto u obra con la finalidad de
verificar si el proyecto logró o alcanzó el 100% de las metas,
resultados, productos e indicadores establecidos en el contrato,
entendiéndose que la verificación se debe realizar con evidencias
(soportes) que demuestren la existencia o realización de las metas
u obligaciones. Ejemplo:
ACTIVIDADES PRODUCTOS CUMPLIMIENTO
SI NO PARCIAL
Realizar informes de cada una de las actividades realizadas
12 informes de actividades
Capacitar a personas víctimas de la violencia sobre procesos de empleabilidad
400 personas capacitadas en actividades para acceder a procesos de empleabilidad
Capacitar a personas víctimas de la violencia sobre emprendimiento
100 personas capacitadas en emprendimiento
Fortalecer unidades productivas
100 unidades productivas fortalecidas
Realizar seguimiento a unidades productivas
100 seguimientos a unidades
Realizar peña empresarial con las unidades productivas del proyecto
1 feria empresarial académica y cultural
El veedor debe solicitar a la Dependencia contratante los registros
(evidencias) y confrontar con ellas si efectivamente los ejecutores
del proyecto realizaron las actividades (obligaciones del contrato),
por ejemplo, si el contrato establece la realización de 12 talleres
para capacitar a 250 líderes, se debe verificar directamente en los
registros (planillas) la firma de los 250 líderes asistentes a dichos
eventos. De la misma manera en los registros se debe evidenciar
que se realizaron los 12 talleres en los lugares establecidos y que
adicionalmente los líderes asistentes corresponden a la población
objeto definida previamente en el contrato.
Línea empleabilidad. Apoyar la preparación de la población víctima de la violencia a través de una ruta de empleabilidad, fortaleciendo a 400 personas con el fin de que les permitan accederá procesos de empleabilidad (16 grupos de 25 personas)
ACTIVIDADES CUMPLIMIENTO
SI NO PARCIAL
Caracterización de la p oblación con sus potencialidades y necesidades
Identificación de la oferta
Suministro de material para las sesiones de capacitación (kit de materiales) – 400 agendas – 400 lapiceros
Suministro de 8.000 refrigerios para las capacitaciones
6.000 pasajes de transporte a razón de $3.400 cada uno
Fase de impacto. Aunque es el último momento de la acción
veedora, se constituye en el más importante, en tanto permite
determinar si la obra o proyecto ejecutado produjo efectos o
impactos positivos para el sector o comunidad donde se desarrolló
el proyecto.
Cuando una administración municipal, departamental o nacional
ejecuta un contrato (que obedece a un proyecto de inversión
pública social), esa intervención debe contribuir a impactar o
transformar positivamente la realidad donde se hizo dicha
intervención. Se trata entonces, de evidenciar cuáles fueron las
transformaciones o cambios generados por la intervención,
mediante unos indicadores que den cuenta de los cambios entre la
situación inicial (sin proyecto) y la situación final (después de
ejecutado el proyecto). Estos cambios son los efectos o impactos
producidos por la intervención pública.
Lo importante de la acción veedora en esta fase, consiste en que
trasciende la verificación meramente documental (de las fases
anteriores), pues debe ser realizada directamente en el terreno
donde se ejecutó el proyecto, y directamente con la población
objeto de dicha intervención, es decir, la comunidad beneficiaria del
mismo.
Lo importante de esta fase consiste en determinar si efectivamente
el proyecto contribuyó a mejorar la situación o calidad de vida de
los beneficiarios, pero “visto” desde la mirada y perspectiva de ellos
mismos como objeto de la intervención. Dado que es un ejercicio
comunitario para que la comunidad opinar, conceptúe y califique
respecto a los beneficios generados por el proyecto, lo ideal es
hacerlo en reuniones conjuntas que permitan no solo calificar (como
bueno, regular o deficiente), sino “desatar” análisis amplios y
abiertos para conocer, de primera mano, los beneficios recibidos,
pero también las explicaciones en caso que dicha intervención no
haya generado los resultados esperados.
En esta fase, son muchos los aspectos a verificar como, por
ejemplo, determinar si el proyecto ejecutado respondía a una
necesidad sentida o, como muchas veces, fue un proyecto
“impuesto”. Las siguientes son algunos de los aspectos más
significativos a valorar:
Necesidad y pertinencia:
¿El proyecto en el cual usted participó responde a la necesidad sentida que ustedes
tienen?
¿Cómo fue seleccionado usted para participar del proyecto?
¿El proyecto cumplió satisfactoriamente con las expectativas que usted tenía frente al
mismo?
Los beneficiarios del proyecto son los mismos definidos en los términos (estudios
previos, contrato y proyecto)
Otro aspecto a considerar por los veedores, tendría que ver con
verificar la competencia de la firma o empresa contratada para la
ejecución del proyecto. Es claro que buena parte del éxito de una
intervención pública tiene que ver con la calidad e idoneidad
demostrada por los profesionales ejecutores de la firma contratada.
Es importante indagar con los beneficiarios, por ejemplo, si los
talleristas tenían buen manejo y conocimiento del tema, es decir, si
eran idóneos frente al tema. A manera de ejemplo, la siguiente
tabla muestra una lista de chequeo a utilizar.
Competencia de la firma contratada
Aspecto a verificar Calificación
Califique la competencia de los
ejecutores del proyecto en cuanto a:
MUY
BUENO BUENO REGULAR DEFIC.
MUY
DEFIC.
Conocimiento del tema
Claridad en la exposición (o
desarrollo) de los temas
Aclaración frente a preguntas o
dudas presentadas por los
participantes
¿Recomendaría la firma ejecutora
para la realización de un nuevo
proyecto?
Si No ¿Por qué?
De igual manera, en la verificación de obligaciones es importante
verificar, directamente en la fuente, el cumplimiento de lo pactado
en el contrato y que tendría que ver con suministro de elementos,
como en el siguiente caso:
Cumplimiento de obligaciones
Aspecto a calificar SI NO PARC. OBSERVACIÓN
La firma le entregó el material para
cada una de las sesiones de
capacitación (agendas, lapiceros,
papelería)
En la totalidad de eventos de
capacitación se le suministró a los
asistentes refrigerios?
¿A usted se le suministró el valor (en
dinero) fijado en el contrato para la
asistencia a cada una de las
capacitaciones?
En desarrollo de la acción veedora, se debe igualmente verificar,
con los beneficiarios, su percepción respecto a otros impactos
esperados y que estaban contemplados en el contrato como los
siguientes:
Beneficios
Aspecto a verificar SI NO OBSERVACIÓN
¿La participación en el proyecto le permitió
conformar una unidad productiva?
Considera que con la capacitación y
acompañamiento recibido fue suficiente para
conformar una unidad productiva
¿El proyecto contribuyó a mejorar sus
condiciones de bienestar?
¿La participación en el proyecto le permitió
mejorar sus ingresos y empleabilidad?
Ejercicios realizados bajo esta perspectiva, le permitirán a la
ciudadanía avanzar y participar, de manera decidida y efectiva, en
el control sobre el uso de los recursos y de paso, imprimirle a la
gestión pública un carácter democrático y transparente que se
encuentra seriamente cuestionado. Es importante que se entienda
que la aplicación de este tipo de modelos contribuirá a establecer
nuevas formas de relacionamiento o asociación entre estado y
comunidad, mediante ejercicios proactivos que, de un lado cuenten
con el apoyo de las administraciones locales y de otro lado, le
devuelva a la comunidad organizada un papel protagónico
participando en las diferentes etapas del ciclo de gestión.