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Un Siglo de Desarrollo Humano en Perspectiva Comparada,
1900-20001
(PRIMER BORRADOR, NO CITAR)
Luis Bértola, Matías Brum, Melissa Hernández,
Javier Rodríguez y Sabrina Siniscalchi
Programa de Historia Económica y Social,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República.
Trabajo presentado a las
Jornadas de Economía del Banco Central de Uruguay
Octubre de 2010
Resumen
Este trabajo presenta distintos Índices Históricos de Desarrollo Humano para el período 1900-
2000 y para un conjunto de 18 países de América Latina, Asia, África, Oceanía, Europa y Estados
Unidos. Los resultados son novedosos en dos sentidos: por las nuevas fuentes de PBI per cápita y
educación utilizadas, y por las funciones utilizadas para construir los índices. El artículo presenta la
contribución al crecimiento de los diferentes componentes del desarrollo humano en siete grupos
de países, a la vez que caracteriza las trayectorias históricas de cinco grupos de países, según la
contribución al desarrollo humano de los componentes económicos, por un lado, y los sociales, por
otro.
1 Este trabajo es parte del proyecto “Desarrollo Humano y Equidad en Perspectiva Histórica y
Comparada”, dirigido por Luis Bértola y financiado por Comisión Sectorial de Investigación
Científica (CSIC), Universidad de la República.
Introducción
En las últimas décadas ha crecido el consenso en torno a que el PBI per cápita es un
indicador imperfecto del desarrollo. Las críticas a su uso han sido diversas, dentro de las
principales se encuentran los límites técnicos de esta variable, como el tamaño del sector
doméstico, la escasa consideración de la calidad, el impacto de los bienes producidos sobre el
bienestar, la forma en que se distribuyen esos bienes, entre otras. Amartya Sen (1997) plantea,
por otra parte, que no es tan importante la cantidad de bienes y servicios que se producen,
sino los modos de vida que se construyen a partir de ellos. Para este autor lo importante son
las capacidades humanas a partir de las cuales se pueden realizar elecciones sustantivas de las
condiciones de vida, de acuerdo a los valores propios de cada individuo.
En vista de que el PBI per cápita es un indicador insuficiente para medir el bienestar y en
forma más general el desarrollo, se han diseñado otros indicadores con los que se busca
alcanzar un concepto más abarcador que el de crecimiento. Entre éstos, el de mayor difusión
en los últimos tiempos ha sido el Índice de Desarrollo Humano -IDH- formulado inicialmente
por Naciones Unidas en 1990. Si bien este índice no ha estado exento de críticas2, ha sido
considerado como una buena aproximación al problema de la medición del desarrollo. Para
ello se complementa el índice del PBI per cápita -IPBIpc- con indicadores de salubridad
(medidos a través de la esperanza de vida al nacer) y de educación (representados por la tasa
de analfabetismo o la tasa de matriculación a la educación primaria) como forma de
aproximarse a la calidad de vida.
Como reconoce Naciones Unidas este indicador tampoco da cuenta del conjunto de
elementos que constituyen el bienestar de los individuos, por lo que ha ido incorporando, con
el transcurso del tiempo, otro conjunto de indicadores que complementan el IDH como los de
desigualdad de género, etnia, edad, libertad religiosa y política, pobreza, entre otros.
La Historia Económica en la última década también se ha hecho eco de este debate y ha
comenzado a construir índices históricos de desarrollo humano -IHDH-. Pionero en este
sentido en el campo latinoamericano fue el trabajo de Astorga y FitzGerald (1998, incluido en
Thorp 1998), que construyó un índice en base al promedio aritmético de los índices del PBI per
2 La construcción del IDH ha abierto un amplísimo debate, tanto conceptual como técnico, referido a las variables a considerar y a diferentes decisiones sobre cómo confeccionarlo. Este debate, que puede ser consultado en la propia página de Naciones Unidas, se ha extendido también a los criterios para construir series históricas de desarrollo humano.
cápita, la expectativa de vida al nacer y el analfabetismo. Un trabajo posterior de estos autores
(Astorga, Bergés y FitzGerald, 2004), introduce, siguiendo al PNUD, el logaritmo del PBI per
cápita en lugar del dato sin transformar.
Prados (2007) construye un IHDH para los países de la OECD y para América Latina entre
1870 y 2000 innovando con respecto a Astorga, Bergés y FitzGerald al usar una función
convexa para la expectativa de vida al nacer, por entender que el logro marginal se incrementa
con el aumento del nivel absoluto. Utiliza además una media geométrica de los tres
componentes, con lo que se evita la sustitución entre los mismos y se castiga su desarrollo
desequilibrado.
Bértola, Camou, Maubrigades y Melgar -BCMM- (2010) construyeron para Argentina,
Brasil y Uruguay, por un lado, y Alemania, Francia, Inglaterra y EUA, por otro. Siguiendo a
Prados (2007) los autores utilizaron una función convexa de la EVN y agregaron los índices
mediante un promedio geométrico. A diferencia de éste, construyeron diversos índices de
educación3, utilizaron el PBI per cápita sin transformación logarítmica.
BCMM (2010) rechazan la transformación logarítmica del PIBpc por entender que
reduce injustificadamente las diferencias entre los países, realizando una operación contraria a
lo que se quiere capturar con el uso de la función convexa para la EVN. Asimismo corrigen los
tres componentes del IDH por el índice de Gini para cada uno de ellos, aspecto en el que no
incursiona el presente trabajo, pero sí el proyecto en el que se inscribe.
El presente trabajo utiliza las series presentadas en Bértola, Hernández y Siniscalchi
(2010), que contienen algunas innovaciones importantes con respecto a los antecedentes
reseñados. En lo que refiere a las fuentes para América Latina se utilizan nuevas series de PBI
per cápita expresadas en dólares Geary-Khamis de 1990 obtenidas del reciente trabajo de
Bértola y Ocampo (2010). Con respecto a la educación, se ha podido superar el engorroso
problema de la ponderación de los diferentes niveles educativos y los niveles de alfabetización,
utilizando las nuevas estadísticas de Morrison y Murtin (2009) sobre años promedio de
educación de la población de 15 y más años. A su vez, la base se amplía hasta cubrir 6 grupos
de países: a) los desarrollados y líderes de la economía mundial a lo largo del siglo XX
3 Se estimaron un total de 3 índices de educación: Uno de ellos toma los criterios de Naciones Unidas, al
ponderar analfabetismo por dos tercios y la cobertura educativa por un tercio; Los otros dos toman en cuenta solamente la cobertura educativa, por entender que una vez que no hay más analfabetismo la variable no aporta al conocimiento de las diferencias en los niveles de desarrollo humano. Uno de ellos es un tanto futurista, ya que asume que toda la población ha completado la escuela primaria y solamente se construye en base a logros en la enseñanza secundaria y terciaria.
(Alemania, Francia, Inglaterra y EUA); b) países escandinavos que más temprano (Suecia) o
más tarde (Finlandia), se incorporaron al mundo desarrollado; c) países de la periferia europea
latina que experimentaron rápidos procesos de convergencia en la segunda mitad del siglo XX
(España e Italia), d) economías de nuevo asentamiento con rasgos similares a algunas
latinoamericanas, los “primos ricos”, que partieron de muy altos niveles de desarrollo relativo,
experimentando ciertas dificultades posteriormente (Australia y Nueva Zelanda); e) economías
asiáticas que experimentaron un rápido proceso de desarrollo en la posguerra de la Segunda
Guerra Mundial, como Corea del Sur y Japón, f) Argentina, Brasil, Chile y Uruguay (a lo que
llamaremos el Cono Sur) y g) dos países africanos, Egipto y Sudáfrica, sobre los que fue posible
obtener información, aunque para un período más limitado.
Con respecto a los índices y las funciones utilizadas, aquí se discutirán dos alternativas
que focalizan de manera diferente en los diferentes aspectos del desarrollo humano y que nos
permitirán articular la discusión y evaluar sus respectivas bondades y limitaciones.
1. La construcción de los índices
Los índices históricos de desarrollo humano (IHDH) que presentamos se construyeron a
partir de tres componentes: PBI per cápita (IPBIpc), Expectativa de Vida al Nacer (IEVN) y
educación (IEDU). En el marco de este proyecto se está trabajando también en la inclusión de
un índice de desarrollo institucional, en el entendido de que las instituciones no son solamente
un instrumento que hace posible el desarrollo de estos tres componentes, sino que la calidad
institucional es, en sí misma, un aspecto del desarrollo humano. Sin embargo, no estamos aún
en condiciones de presentar avances en este campo.
A continuación discutiremos dos diferentes opciones para construir cada uno de los tres
índices que componen el IHDH. De su combinación surge la posibilidad de construir ocho
índices diferentes, de los cuales, en pro de facilitar la discusión, seleccionaremos dos que
muestran valores extremos, y tomaremos el intervalo entre éstos como el mundo de lo
posible, más allá de que expresemos nuestras preferencias por alguno de ellos.
1.1. El IPBIpc: logaritmo o no
Al aplicar la transformación logarítmica del PBI per cápita, se asume que el aumento de
esa variable tiene rendimientos marginales decrecientes en términos de bienestar. Según
Naciones Unidas (2006: 394), el principal argumento a favor de calcular el IPBIpc incluyendo
una transformación logarítmica es que para tener una calidad de vida decorosa no es
necesario tener un nivel de ingreso ilimitado. Este criterio no fue adoptado por Astorga &
FitzGerald (1998) pero sí por Prados (2007) y Astorga, Bergès & FitzGerald (2004). Sin embargo
los argumentos de estos últimos fueron muy pragmáticos, aduciendo no encontrar razones
convincentes para optar por una u otra alternativas.
En este trabajo presentaremos ambas alternativas. El argumento esgrimido por
Naciones Unidas puede tener cierta lógica, pero no parece resistir firmemente varias
objeciones. Por un lado, lo que trata de medirse con el desarrollo humano no es un umbral de
bienestar, al estilo de la línea de pobreza o indigencia, sino un punto en una escala que en
principio no debería tener límites, más allá de que se adopte una escala de lo históricamente
alcanzado, con niveles un poco por encima de lo logrado por las sociedades más desarrolladas.
Por otra parte, si se razona de similar manera que con la EVN, puede decirse que los logros,
medidos por la transformación logarítmica del PBI, demandan un esfuerzo creciente para ser
alcanzados, lo que nos llevaría a aplicar la función convexa de desempeño, prácticamente
deshaciendo la operación hecha con la transformación logarítmica. Por otra parte nos
encontramos ante la paradoja de que una misma brecha porcentual entre dos países resulta
ser una brecha relativa menor a niveles más altos de ingreso que a niveles más bajos, lo que es
un contrasentido y daría la señal de que no es necesario disminuir la brecha del PBI per cápita
con los países avanzados para obtener sus niveles de bienestar. Se produciría una especie de
convergencia asintótica natural. Desde este punto de vista, lo correcto parecería ser mantener
los niveles de PBI per cápita sin transformar.
En el presente trabajo se utiliza para el cálculo del IPBIpc un valor de 40.000 dólares
Geary-Khamis de 1990 como máximo y de 100 como mínimo, calculándose el IPBIpc tanto
con transformación logarítmica como sin ella, de la siguiente forma:
IPBI p/c tk =
Donde PBI p/c tk es el PBI per cápita en el año t del país k
logIPBI p/c tk =
Donde logPBI p/c tk es el logaritmo del PBI per cápita en el año t del país k.
1.2. El índice de expectativa de vida al nacer (IEVN): función convexa o no
Con respecto a la construcción del índice de expectativa de vida (IEVN), se han logrado
más coincidencias que en lo referente al IPBIpc. Dasgupta (1990: 23) estableció que: “Equal
increments are possibly of less and less ethical worth as life expectancy rises to 65 or 70 years
and more. But we are meaning performance here. So it would seem that it becomes more and
more commendable if, with increasing life expectancy, the index were to rise at the margin.
The idea here is that it becomes more and more difficult to increase life expectancy as life
expectancy rises” (Citado en Prados, 2006).
El principal argumento para calcular el IEVN aplicando una función convexa radica en
que el esfuerzo que requiere pasar de, por ejemplo, 75 a 76 años de EVN, será mayor que lo
que se requiere de pasar de 40 a 41, ya que la expectativa de vida tiene un límite absoluto, de
tipo fisiológico, por lo que cada vez es más difícil obtener logros en el margen. Este punto de
vista ha sido cuestionado por Fogel (2009) quien sostiene que en las últimas generaciones se
ha vivido una espectacular transformación de lo que él llama tecnofisio, y que tiene que ver no
solamente con los años de vida, sino con un amplio conjunto de transformaciones fisiológicas
de los seres humanos, como la altura, el peso, la complexión física, etc. Según este autor, no
conocemos aún los límites de este aspecto del desarrollo humano, por lo que la propia función
convexa de la EVN podría ser cuestionada.
En este trabajo utilizaremos como valores máximos y mínimos de la EVN 85 y 20 años
respectivamente, a diferencia de lo hecho por los trabajos antes referidos, por entender que
estos límites comprenden más adecuadamente lo sucedido a lo largo del siglo XX.
Así, el IEVN se calculará tanto en su versión lineal como aplicando la función convexa de
logros de las siguientes formas:
IEVNtk =
IEVNconvtk =
Donde EVNtk es la Expectativa de Vida al Nacer en el año t del país k.
1.3. La educación (función convexa o no): los problemas de Naciones Unidas, las
escolaridades, los años promedio de educación
Varias han sido las variables que se han tomado como proxy del logro educativo y que se
han utilizado para el cálculo del Índice de Educación (IEDU). El IDH calculado por la Naciones
Unidas en 1990 incluyó las tasas de alfabetización (2/3) y la tasa bruta de matriculación (1/3)
para el cálculo del IEDU. Camou & Maubrigades (2005), con información de Bértola & Bertoni
(1999), introdujeron, para medir la cobertura educativa, una ponderación diferenciada del
peso de cada nivel educativo (primario, secundario y terciario, ponderados por 1, 1,4 y 2,
respectivamente). Este criterio fue también seguido por BCMM (2010).
Uno de los problemas que tiene la tasa de matriculación es que no considera el
abandono, por lo que estaría sobrevaluando el logro educativo. La matriculación también
puede comprender a personas fuera del rango de edad de referencia, tanto debido a la
educación de adultos como al rezago por repetición o abandono transitorio.
La base de datos de Morrison y Murtin (2009), que estima los años promedio de
educación de la población de 15 años y más, permite sortear más fácilmente estos problemas.
Prados (2007) utilizó una función convexa argumentando que un incremento de la
variable a mayores niveles implica un mayor desarrollo de las capacidades que un incremento
igual a niveles inferiores. Por el contrario, BCMM (2010) no utilizaron esta transformación,
argumentando que es delicado afirmar que los logros marginales sean mayores a niveles más
altos de cobertura educativa o alfabetización (que era la medida entonces usada), en el caso
de que se trate de la educación. De hecho argumentan que podría suceder lo contrario, es
decir, que una vez que se logran altos niveles de alfabetización, la infraestructura existente
debería contribuir a que sea más fácil incorporar a nuevos segmentos de la población al
sistema educativo. A su vez, como se ha señalado, critican la variable alfabetización, ya que por
sí misma no resulta ser un indicador adecuado del nivel de educación, una vez alcanzados
ciertos niveles básicos. Una vez que toda la población está alfabetizada no parece correcto
ponderar al analfabetismo en dos tercios del total de la canasta educativa, lo que resulta aún
más exagerado en los casos en que esa variable responde por el 100% del índice educativo.
En el presente trabajo se utiliza un indicador que da cuenta de la cantidad de años que
en promedio tiene el total de la población, por lo que es razonable el uso de una función
convexa que reconozca la dificultad de elevar ese promedio cuando se han alcanzado
determinados niveles, ya que debe existir cierta relación entre la población que puede estudiar
en el sistema formal y la que debe trabajar. Claro está que aquí nos estamos refiriendo a la
educación formal y no estamos considerando un componente importantísimo del aprendizaje,
que es aquél que se produce en los propios procesos laborales. Este último campo, en el que
en el futuro se debería avanzar, tiene una relación estrecha con la calidad del trabajo y las
características de las diferentes estructuras productivas.
El índice que construimos en este trabajo, entones, explorará los resultados de las dos
alternativas: con y sin transformación convexa. A su vez, el índice se construye con un máximo
de 16 años de educación en promedio (6 de primaria, 6 de secundaria y 4 de estudios
terciarios) y un mínimo de 0, de las siguientes formas:
IEDU tk =
IEDUconv tk =
Donde Ed tk es el stock educativo en el año t del país k.
1.4. El promedio geométrico vs. el promedio aritmético
La discusión entre el cálculo del IDH mediante un promedio aritmético o uno geométrico
ha sido amplia. Se ha sugerido restringir la posibilidad de sustitución entre los componentes
del índice combinándolos con formas logarítmicas (Desai, 1991: 356) o computándolo como un
promedio geométrico, de forma de capturar la noción de que sus tres dimensiones deben
presentarse conjuntamente a la hora de determinar el nivel de desarrollo humano (Sagar y
Najam, 1998: 251-2; Prados, 2007). En otras palabras, calculado con un promedio geométrico,
el índice crecerá más si sus componentes evolucionan en forma equilibrada. En definitiva
utilizando el promedio geométrico no existe sustitución perfecta entre los distintos
componentes del índice. En este trabajo se calculará el IDH como promedio geométrico.
2. Los índices que pueden ser construidos y los hechos estilizados
De acuerdo a las distintas combinaciones entre los índices mencionados anteriormente y
sus variadas formas de cálculo, se pueden construir ocho diferentes IHDH, los que se detallan
en el Cuadro 1. Los resultados que arrojan estos índices son muy diferentes en términos de
niveles absolutos y de tendencias. Las principales diferencias surgen de si se usa la
transformación logarítmica o no, pero las otras dos variantes también tienen su impacto. Para
simplificar, presentaremos los resultados de tres índices como hechos estilizados, y luego,
como se ha adelantado, discutiremos los dos extremos. Los tres índices que presentamos
están señalados en negritas en el Cuadro 1. Algunos hechos estilizados se presentan en los
Gráficos 1 a 3.
Cuadro 1. Índices Históricos de Desarrollo Humano
Índices
Componente económico Componentes sociales
Ingreso Expectativa de vida
al nacer Educación
I-1 IPBIPC IEVN (lin) IE (lin)
I-2 IPBIPC IEVN (conv) IE (lin)
I-3 IPBIPC IEVN (lin) IE (conv)
I-4 IPBIPC IEVN (conv) IE (conv)
I-5 IPBIPC (log) IEVN (lin) IE (lin)
I-6 IPBIPC (log) IEVN (conv) IE (lin)
I-7 IPBIPC (log) IEVN (lin) IE (conv)
I-8 IPBIPC (log) IEVN (conv) IE (conv)
El I-5 es el más similar al que usa el PNUD4, con funciones logarítmicas para el IPBIpc y lineal
para los otros dos componentes. El I-8 mantiene la función logarítmica para el PBIpc pero
utiliza funciones convexas para los otros componentes. El I-4, el más alejado del calculado por
el PNUD, utiliza una función lineal para el IPIBpc y funciones convexas para los otros dos
componentes.
Gráfico 1
Desarrollo humano en el Cono Sur según distintos índices
0,0000
0,1000
0,2000
0,3000
0,4000
0,5000
0,6000
0,7000
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)
4 Lo similar son las funciones utilizadas en cada índice, no así las otras decisiones ya mencionadas y las
fuentes utilizadas.
Gráfico 2
Evolución del IDH para Países Centrales según distintos índices
0,000
0,100
0,200
0,300
0,400
0,500
0,600
0,700
0,800
0,900
1,000
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)
Los Gráficos 1 y 2 muestran que el uso de los diferentes índices arroja resultados disímiles del
desarrollo humano, al menos en dos aspectos. En primer lugar hay una diferencia de nivel
absoluto de desarrollo muy marcada, es decir, los valores en relación a la máxima de 1 son más
bajos en el I-4 que en el I-5. La distancia respecto del 1 da una idea de cuán lejos se está del
nivel máximo alcanzable por el desarrollo humano, y por tanto el I-5 presenta una imagen más
optimista. En segundo lugar, los índices muestran desempeños dispares en diferentes
períodos. Esto se nota más claramente en los países centrales (Alemania, Francia, EUA y Reino
Unido) en los que la evolución del I-5 muestra prácticamente la misma tendencia durante todo
el período (salvo en el último tramo, cuando el ritmo de mejora en el Desarrollo Humano
parece enlentecerse), mientras que los índices I-4 e I-8, muestran un quiebre hacia 1940,
resultando en que el ritmo de mejora en la segunda parte del siglo es más intenso que en la
primera.
Hay una tercera e importante diferencia que resulta de utilizar los diferentes índices: los
resultados que arrojan en el desempeño relativo de los diferentes países y regiones. El Gráfico
3 muestra la relación entre los dos grupos analizados anteriormente: el Cono Sur y los países
centrales. Según el I-5 –el más similar al utilizado por el PNUD- la región habría comenzado el
siglo levemente por encima del 40% de los países centrales y mostrado un continuo y
pronunciado progreso, superando el 70% en el 2000. La evolución del índice I8 cuenta una
historia similar, aunque los niveles obtenidos son más bajos y los ritmos de convergencia
menores. Finalmente, el I-4 es el que más se diferencia, no solamente por mostrar los niveles
relativos más bajos, sino porque de acuerdo a él el proceso de convergencia se frena
prácticamente a partir de 1960. Una coincidencia de los tres índices es que el proceso de
convergencia tiene su mayor progreso entre aproximadamente 1930 y 1960, lo que coincide,
por otra parte, con las conclusiones obtenidas por Astorga, Bergès y FitzGerald (2004) y Prados
(2007).
Es importante volver a destacar que, de las 8 formas de construir el IHDH, el I-5, que, como se
ha dicho, es el que más se asemeja al usado por el PNUD, resulta ser un caso de extremo
optimismo para el desempeño relativo del Cono Sur, ya sea en términos de los niveles
relativos, como de la velocidad del proceso de convergencia.
Gráfico 3
Comparación entre diversas formas funcionales. Cono sur
como % de países centrales
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
I5 (log+lin+lin) I8 (log+conv+conv) I4 (lin+conv+conv)
En el presente documento discutiremos los resultados de los índices extremos (I-5, y el I-4), lo
que puede interpretarse como un rango dentro del cual se puede ubicar la trayectoria “real”.
En este ejercicio exploratorio buscaremos comparar los resultados que arrojan ambos índices y
de esa forma poder comprender más las bondades y defectos que ellos puedan tener y ganar
claridad sobre la propia realidad, sobre cuál pueda representarla más adecuadamente y sobre
la posibilidad de que su uso simultáneo sea de utilidad.
El IHDH en el siglo XX: perspectiva comparada respecto de los países centrales
En el presente apartado mostramos las tendencias generales seguidas por el desarrollo
humano en las distintas regiones según lo muestran los diferentes índices. Privilegiamos para
ello la perspectiva comparada, mostrando el valor del índice de cada región como el
porcentaje del valor del mismo índice para los países centrales.
Gráfico 4
Evolución IDH (I-4) por regiones como % de Centrales
0
20
40
60
80
100
120
140
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Cono Sur Au+NZ Esp-It Escand. Jpn+Kor Egipt+SA
Gráfico 5
Evolución IDH (I-5) por regiones como % de Centrales
0
20
40
60
80
100
120
140
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Cono Sur Au+NZ Esp-It Escand. Jpn+Kor Egipt+SA
Los índices I-4 e I-5 muestran similitudes y diferencias. Entre las similitudes, destaca el proceso
convergente con los países centrales que muestran las diferentes regiones, ya sea que lo hagan
desde niveles superiores (Australia y Nueva Zelanda), o desde niveles inferiores, como es el
caso del resto de los grupos.
Entre las diferencias, destacan las de nivel y las de trayectoria. Respecto al nivel, el índice I-5
muestra un mundo menos desigual en términos de desarrollo humano, siendo el rango entre
los que están peor y mejor entre el 40% y el 110% de los países centrales, y muestra una
mayor velocidad de convergencia que el I-4. Este último, por otra parte, muestra un mundo de
mayores contrastes, con un rango de entre 20% y 120%. Ambos índices cuentan historias
diferentes también respecto a las trayectorias de las regiones de menor desarrollo humano, el
Cono Sur y los países africanos de nuestra muestra (Egipto y Sudáfrica). Para ambos casos, el
índice I-5 muestra acercamiento, superando a finales del siglo ambas regiones la marca del
60% respecto de los países centrales. El I-4, en cambio, pone en cuestión este acercamiento,
tanto el nivel relativo como la importancia de la convergencia. Como ya hemos adelantado, de
acuerdo este índice el Cono Sur deja de converger en los años de 1960.
3. Análisis de descomposición del Desarrollo Humano
3.1. Desarrollo económico y desarrollo social
Este apartado se propone estudiar las dinámicas y trayectorias de desarrollo seguidas por los
países y regiones desde otra perspectiva metodológica. Inspirados por el trabajo de Ranis,
Ramirez y Stewart (2000), exploraremos las interacciones entre por un lado el desarrollo
económico, expresado por nuestro IPBIpc, y por otro el desarrollo social, visto como el
promedio geométrico de nuestros IEVN y el IEDU.
Se buscará establecer más sistemáticamente las características del desarrollo humano de cada
región desde el punto de vista de las contribuciones que a éste hace el desarrollo económico,
por un lado, y el social por el otro. A tales efectos, tomaremos el desempeño de cada región en
cada una de esas dos dimensiones, con respecto a la media no ponderada de todas las
regiones, ubicándolas en diferentes cuadrantes, con lo que obtendremos cuatro patrones de
desarrollo: a) los que exhiban círculos virtuosos, por mostrar desempeños superiores a la
media tanto en el plano económico, como en el social; b) los que exhiban círculos viciosos, por
mostrar desempeños inferiores a la media en ambos casos; c) los que exhiban un sesgo
económico, por estar por encima de la media en ese plano, pero por debajo de la misma en el
social, y d), los que exhiban un sesgo social, por estar por encima de la media en este plano,
pero por debajo en el económico. Los autores plantean en su trabajo que esta tipología
permite un acercamiento preliminar a la interrelación existente entre el desarrollo económico
y el social. Así, en el caso de los países ubicados en el cuadrante de círculo virtuoso, mejoras en
el PBI per cápita impactarían positivamente en variables clave del desarrollo social –como
educación y salud-, las que a su vez tienen un feedback positivo sobre el ingreso per cápita. El
cuadrante vicioso se caracteriza por el mal vínculo entre ambos elementos, y en los dos
cuadrantes de sesgo los autores entienden las mejoras de un elemento impactan
positivamente en el otro pero no viceversa.
Dividiremos a estos efectos el siglo XX en tres períodos: 1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000.
Las medias de referencia serán las específicas de cada período. De acuerdo a la disponibilidad
de datos, incluimos en este estudio a 14 países, agrupados en cinco regiones, excluyendo a
Asia y África. El ejercicio se hace consecutivamente utilizando los dos tipos de índices
presentados anteriormente, el I-4 y el I-5.
Así, el Gráfico 6 nos muestra los resultados acumulados por tipo de desarrollo en las cinco
regiones para los dos índices seleccionados. Puede constatarse que el I-4 muestra, en
promedio, un patrón de desarrollo con un moderado sesgo hacia lo económico, en tanto el I-5
muestra un marcado sesgo hacia lo social.
Las diferencias son muy pronunciadas en algunas regiones. De acuerdo al I-4 el Cono Sur se
ubica en el cuadrante del círculo vicioso, España e Italia en una posición neutra, mientras el
resto está en el cuadrante virtuoso, donde los países avanzados se muestran con una
tendencia hacia un sesgo de mayor desarrollo económico. Si nos movemos al I-5, ahora son los
países centrales y Oceanía que se encuentran en el cuadrante vicioso, España e Italia y
Escandinavia en el virtuoso, y el Cono Sur en posición neutra. Se trata entonces de historias
muy diferentes. La única región que se muestra virtuosa de acuerdo a ambos criterios es
Escandinavia. En otras palabras: si entendemos que los logros en materia de desarrollo
económico guardan relación lineal con el PIB per cápita y los logros en desarrollo social son
una función convexa de la educación y la expectativa de vida, obtenemos un proceso en el que
el componente económico domina levemente y en el que el Cono Sur diverge con respecto al
resto. Sin entendemos que el desarrollo económico tiene una función logarítmica con respecto
al PBI per cápita y una lineal con respecto a la educación y la expectativa de vida al nacer,
obtenemos un patrón de desarrollo con fuerte predominio de lo social, en el que el Cono Sur
se mantiene en una posición neutra con respecto a la media, pero acortando distancias con
Oceanía y los países centrales, proceso en el que Escandinavia y los países latinos
mediterráneos son los que más crecen.
Gráfico 6.
Aumentos de los componentes económicos y sociales por región del Índice Histórico de
Desarrollo Humano, de acuerdo a los índices I-4 e I-5, 1900-2000
Rombos I-4; círculos I-5.
3.1.1. Análisis de sub-períodos en base al I-4
Como ya se mencionara, el I-4 se construye como el promedio geométrico del Índice de PBI
per cápita (IPBIpc), el Índice de Educación usando una función convexa (IEDUconv) y el Índice
de Esperanza de Vida al Nacer usando una función convexa (IEVNconv). A los efectos de este
análisis, construimos un índice social (IDS), que es la media geométrica del IEVNconv y al
IEDUconv, al que compararemos con el índice económico IPBIpc.
El Gráfico 7 presenta la clasificación por cuadrantes para las regiones consideradas, tomando
como referencia las mejoras en los índices económicos y sociales, medidas en términos de
avance en puntos porcentuales.
Gráfico 7:
Desempeño por regiones y períodos de acuerdo al I-4, en relación a la media de cada
período, 1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000
C. Sur
C. SurC. Sur
Centr
CentrCentr
Oc Oc
Oc
E-I
E-I
E-I
Esc
Esc Esc
0,00
0,05
0,10
0,15
0,20
0,25
0,30
0 0,05 0,1 0,15 0,2 0,25 0,3
Índ
ice
So
cial
Índice Económico
Comentarios: 1900-1930 (rojo), 1930-1970 (amarillo) y 1970-2000 (verde); las líneas punteadas son las medias de
cada dimensión de todo el período; las líneas enteras reflejan de forma ascendente las medias de cada sub-período.
Una primera conclusión puede extraerse de estudiar la evolución de las medias. Ellas muestran
una tendencia claramente ascendente en los sucesivos períodos y en ambas dimensiones.
Mientras en el primer período hay un aumento mayor de la dimensión social, en los dos
siguientes, especialmente en el segundo, es mayor el aumento en la dimensión económica. Si
bien estos logros predominantemente económicos pueden ser el resultado de no realizar una
transformación logarítmica del PBI per cápita, también es cierto que deberían pesar más los
logros sociales a los que se asigna una función convexa, que amplía los logros a altos niveles de
desarrollo social. Al pasar del segundo al tercer período, justamente, el predominio de los
logros económicos persiste pero se amortigua, ya siguen siendo mayores los logros
económicos que los sociales; pero en relación a los logros del período anterior, aumentan más
los sociales, en tanto los económicos desaceleran. Sería una especie de convergencia de los
ritmos de crecimiento de los logros sociales con los económicos.
En 1900-1930 (rojo) sólo los países centrales se ubican en el cuadrante virtuoso. Escandinavia
se encuentra muy cerca del cuadrante virtuoso, su nivel de desarrollo social es inferior a la
media ubicándose en el cuadrante del sesgo económico. Por su parte, el Cono Sur es la única
región que muestra un círculo vicioso; España-Italia se ubica muy cerca de la media en ambas
variables y Oceanía muestra un marcado sesgo hacia el desarrollo social.
En 1930-1970 (amarillo) se producen los mayores avances, y de manera marcada, en lo
económico. España-Italia se mantiene sobre la media del social pero muestra un mal
desempeño del desarrollo económico. Escandinavia y los países centrales se mueven al
cuadrante virtuoso y Oceanía muestra un marcado sesgo hacia el desarrollo económico. En
cuanto al Cono Sur se mantiene en el cuadrante vicioso; si bien la región mejora respecto al
período anterior, lo hace en menor medida que el conjunto5.
En 1970-2000 (verde) el progreso económico sigue siendo superior al social,. El Cono Sur se
mantiene en el círculo vicioso, con un fuerte retraso económico. España e Italia se mueven al
cuadrante virtuoso, que comparten con Escandinavia -apenas sobre la media en cuanto a
desarrollo social- y Oceanía que pasa del sesgo económico al cuadrante virtuoso. Los países
centrales se ubican en el límite entre el sesgo económico y el virtuosismo, aunque con una
tendencia muy fuerte hacia lo económico.
En síntesis, las trayectorias de estas regiones nos muestran a un Cono Sur que nunca sale del
círculo vicioso, a España e Italia que pasan de una situación apenas viciosa a un sesgo social y
luego avanzan al cuadrante virtuoso, a Escandinavia que pasa del sesgo económico en el
primer período al cuadrante virtuoso en los siguientes, y a Oceanía yendo del sesgo social al
virtuoso, pasando por el sesgo económico. Los países centrales tras dos períodos en el
cuadrante virtuoso caen en su desempeño social llegando al límite con el sesgo económico
3.1.2. Análisis de sub-períodos en base al I-5
El I-5 se construye como el promedio geométrico del Índice de PBI per cápita (log), el Índice de
Educación (IEDU) y el Índice de Esperanza de Vida al Nacer (IEVN), en su versión lineal. Los
gráficos que siguen y sobre los que se apoya el análisis, sirven para clasificar a los países según
mejoras en el plano económico, expresado por el IPBIpc(log) y en el social, expresado por el
IDS, construido como una media geométrica en base al IEVN y al IEDU.
El Gráfico 8, construido en base al I-5, nos muestra una historia muy diferente al Gráfico 7,
construido en base al I-4. Empecemos, al igual que con el Gráfico 7, observando la evolución
de las medias totales y por período.
Una primera y muy importante diferencia con respecto al I-4, es que de acuerdo al I-5 no
encontramos una tendencia permanentemente creciente de los índices, sino que el período
1930-1970 es el de mayor crecimiento en ambas dimensiones, en tanto el tercero regresa
prácticamente a los aumentos absolutos de principios de siglo; incluso en los países centrales
el aumento cae por debajo del de 1900-1930. Esta afirmación es válida para todas las regiones,
con una sola excepción, Oceanía, que fue la única en disminuir el ritmo de sus mejoras en el
segundo período y que se recupera parcialmente en el tercero.
5 Debe tenerse presente que este ejercicio toma en cuanta las variaciones absolutas en el índice, por lo
que a primera vista puede dar resultados contradictorios con la comparación hecha en los gráficos 4 y 5. A modo de ejemplo, si entre t y t+1 el IDH del Cono Sur pasa de 0,05 a 0,10; y el de los países centrales de 0,2 a 0,3; entonces se observará un acercamiento en la comparación relativa, porque el desarrollo del Cono Sur pasa de ser un 25% a un 33% del de los países centrales, y un alejamiento en la mejora absoluta, porque los últimos avanzaron 10 puntos porcentuales y los primeros sólo lo hicieron en 5 puntos.
En segundo lugar, encontramos que las medias en todos los períodos tienen un sesgo a favor
del desarrollo social.
En el período 1900-1930, ninguna región se ubica en el cuadrante vicioso, y sólo los países de
la periferia latina europea (España e Italia) se ubican en el cuadrante virtuoso, es decir que
supera al crecimiento medio tanto del índice de desarrollo social como de desarrollo
económico. En el caso del Cono Sur y los países Escandinavos de la muestra, ambos índices se
incrementaron en valores similares, pero al encontrarse la media sesgada hacia el desarrollo
social, se ubicaron en el cuadrante del sesgo económico. En el extremo opuesto, Oceanía
muestra un magro crecimiento de su índice económico, pero un muy fuerte crecimiento –
mayor a la media-, del índice de desarrollo social, que la ubicó en el cuadrante del sesgo social.
Otro tanto, aunque en forma más equilibrada, ocurrió con los países centrales.
El período 1930-1970 es, como dijimos, el de mayores avances en el desarrollo humano, y si
bien existe un sesgo al desarrollo social, el crecimiento de la media del índice de desarrollo
económico fue sumamente importante. En cuanto a las regiones, destaca el Cono Sur, que se
ubica ahora en el cuadrante del sesgo social, ocupando el segundo lugar entre las regiones que
más avanzaron en dicho índice, luego de los países escandinavos. De igual forma, la región
tuvo un buen desempeño en el índice económico, similar al de Oceanía y superior al de los
países centrales, aunque por debajo de la media. Las regiones de Escandinavia, y España e
Italia se destacan también por su buen desempeño. La primera es la que muestra mayores
avances, y la segunda vuelve a ocupar el cuadrante virtuoso, alcanzando mejoras superiores a
la media en ambos índices. En el extremo opuesto, la región de los países centrales y Oceanía
se ubican en el cuadrante vicioso. En el caso de los primeros, su progreso es superior al del
período anterior en ambos índices, pero inferior a la media. En el segundo caso, y en
comparación con el período anterior la región obtiene mayores avances en el índice de
desarrollo económico, pero los avances del índice de desarrollo social son menores.
El último período muestra, como ya indicamos, menores avances que el período anterior para
todas las regiones y en ambos índices. Escandinavia es la que muestra mayores contrastes con
el período anterior, dado que su progreso es inferior a la media en ambos índices y ocupa por
tanto el cuadrante vicioso. Junto con ella, prácticamente en el mismo punto del gráfico, se
encuentra Oceanía. Los países centrales obtienen, en comparación con las otras regiones, un
resultado algo mejor que en período anterior. Siguen por debajo de la media en el incremento
del índice social, pero se encuentran sobre ella en el índice de desarrollo económico. España e
Italia y el Cono Sur son las únicas regiones que se mantienen en el mismo cuadrante que en el
período anterior, el virtuoso para la primera, y el del sesgo social para la segunda. Resulta
destacable que los países de la periferia latina de Europa sean los únicos que se ubican por
encima de la media en ambos índices durante todos los períodos. Son países que parten con
un retraso importante con respecto al resto y acortan distancias permanentemente. En cuanto
a la región del Cono Sur, es la que muestra mayores avances en el índice de desarrollo social
en este período.
De la comparación de las trayectorias de las regiones en los dos índices, destacamos las
diferencias que se observan en los países centrales y el Cono Sur. Mientras en el I-4 los
primeros se ubican prácticamente siempre en el cuadrante virtuoso, en el I-5 no alcanzan
nunca ese lugar. En lo que refiere al Cono Sur, el I-4 lo mostraba como la región de peor
desempeño en todos los períodos, especialmente los dos últimos, en tanto que el I-5 describe
importantes avances en particular en el índice de desarrollo social.
Gráfico 8.
Desempeño por regiones y períodos de acuerdo al I-5, en relación a la media de cada período,
1900-1930, 1930-1970 y 1970-2000
C. Sur
C. Sur
C. Sur
Centr
Centr
Centr
Oc
Oc
OcE-I
E-I
E-I
Esc
Esc
Esc
0.00
0.05
0.10
0.15
0.20
0.25
0.30
0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25 0.3
Índi
ce so
cial
Índice Económico
Comentarios: 1900-1930 (rombos), 1930-1970 (triángulos) y 1970-2000 (círculos); las líneas punteadas son las
medias de cada dimensión de todo el período; las líneas enteras reflejan de forma las medias de cada sub-período.
3.2 La descomposición de los tres componentes
A fin de analizar el comportamiento de las distintas regiones, calculamos el aporte de cada uno
de los componentes al desempeño global del índice, para lo que se hace una diferenciación
parcial del mismo. La descomposición queda determinada por la suma de las derivadas
parciales de cada variable multiplicada por su tasa de crecimiento, lo que es entendido como la
contribución de la variable al crecimiento del índice general. Formalmente:
(1) IDHH = (IPBIpc*IEDU*IEVN)^(1/3)
(2) diferenciación parcial: d(IDHH) = (IEDU*IEVN)^(1/3)*(1/3)*(IPBIpc)^(-2/3)*dIPBIpc +
(IPBIpc*IEVN)^(1/3)*(1/3)*(IEDU)^(-2/3)*dIEDU+(IPBIpc*IEDU)^(1/3)*(1/3)*(EV)^(-2/3)*dIEVN
Donde las d(variable) es la tasa de crecimiento de cada variable, IDHH es el Índice de
Desarrollo Humano Histórico, IPBIpc es el índice del producto por habitante, sea en su forma
lineal o logarítmica, IEDU es el índice de educación e IEVN el índice de esperanza de vida al
nacer. Estos dos últimos en su forma lineal o convexa según el índice.
Los Cuadros 2 y 3 muestran los resultados del I-4 y el I-5, respectivamente.
CUADRO 2. APORTE DE LOS DIVERSOS COMPONENTES A LAS MEJORAS DE DESARROLLO HUMANO - ÍNDICE I 4
CONO SUR CENTRALES
PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO
1900-1930 44% 30% 28% -2% 46% 17% 42% -5%
1930-1970 40% 31% 27% 1% 59% 22% 25% -6%
1970-2000 47% 47% 15% -9% 47% 28% 25% 1%
1900-1950 42% 31% 27% -1% 49% 17% 38% -4%
1950-2000 47% 36% 22% -5% 53% 28% 20% -1%
1900-2000 45% 33% 25% -3% 43% 23% 34% 0%
AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA ESPAÑA E ITALIA
PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO
1900-1930 25% 30% 36% 9% 50% 25% 28% -3%
1930-1970 83% 21% 13% -17% 61% 24% 21% -6%
1970-2000 44% 25% 32% -1% 47% 42% 17% -6%
1900-1950 53% 23% 29% -5% 44% 24% 28% 3%
1950-2000 52% 30% 22% -4% 60% 34% 14% -9%
1900-2000 47% 27% 27% -2% 44% 33% 24% -1%
ESCANDINAVOS
PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO
1900-1930 82% 18% 20% -21%
1930-1970 57% 31% 18% -7%
1970-2000 42% 34% 25% -1%
1900-1950 71% 22% 20% -14%
1950-2000 50% 35% 19% -4%
1900-2000 50% 30% 22% -2%
JAPÓN Y COREA DEL SUR EGIPTO Y SUDÁFRICA
PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO PBIpc IEVN(conv) IE(conv) RESIDUO
1950-1970 120% 13% 11% -45% 55% 39% 17% -11%
1970-2000 55% 30% 19% -4% 35% 53% 13% -2%
1950-2000 76% 21% 16% -13% 49% 41% 16% -6%
Comentario: El residuo se debe al carácter parcial de las derivadas y se relaciona con el distinto peso de cada índice en la ponderación. Cuando alguno de los componentes se destaca respecto de los demás en la ponderación, superando el 50%, entonces se reduce el ajuste de la descomposición y el residuo se incrementa. En el caso del I-4 ello ocurre con el IPBIpc en Japón y Corea del Sur, es especial en las décadas posteriores a la guerra, o con los escandinavos a principios del siglo
CUADRO 3. APORTE DE LOS DIVERSOS COMPONENTES A LAS MEJORES DE DESARROLLO HUMANO - ÍNDICE I 5
CONO SUR CENTRALES
PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO
1900-1930 9% 76% 43% -28% 12% 36% 55% -3%
1930-1970 9% 69% 38% -17% 25% 46% 31% -2%
1970-2000 13% 95% 17% -25% 28% 51% 25% -3%
1900-1950 8% 74% 41% -24% 14% 36% 51% -1%
1950-2000 12% 75% 28% -16% 30% 54% 20% -4%
1900-2000 11% 67% 35% -13% 20% 42% 40% -2%
AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA ESPAÑA E ITALIA
PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO
1900-1930 6% 58% 41% -5% 11% 59% 42% -11%
1930-1970 38% 50% 17% -4% 21% 56% 30% -7%
1970-2000 24% 46% 31% -2% 21% 83% 15% -19%
1900-1950 17% 50% 37% -3% 9% 54% 42% -6%
1950-2000 26% 57% 22% -5% 28% 73% 15% -16%
1900-2000 21% 52% 31% -3% 17% 59% 32% -8%
ESCANDINAVOS
PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO
1900-1930 23% 49% 32% -4%
1930-1970 22% 68% 22% -11%
1970-2000 22% 63% 23% -8%
1900-1950 21% 54% 30% -6%
1950-2000 23% 69% 19% -11%
1900-2000 23% 57% 26% -6%
JAPÓN Y COREA DEL SUR EGIPTO Y SUDÁFRICA
PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO PBIpc(log) IEVN IE RESIDUO
1950-1970 50% 36% 17% -3% 11% 99% 26% -36%
1970-2000 27% 59% 19% -5% 7% 111% 16% -34%
1950-2000 41% 44% 18% -3% 10% 95% 22% -26%
Comentarios: El residuo se debe al carácter parcial de las derivadas y se relaciona con el distinto peso de cada índice en la ponderación. Cuando alguno de los componentes se destaca respecto de los demás en la ponderación, superando el 50%, entonces se reduce el ajuste de la descomposición y el residuo se incrementa. En el caso del I5 ello ocurre con el índice de esperanza de vida en el Cono Sur y en los países africanos de nuestra muestra.
La descomposición del índice I-4 muestra que el desarrollo humano durante el siglo XX en
todas las regiones fue predominantemente explicado por los avances en el PIB per cápita. Esto
es coherente con lo señalado en el Gráfico 7. En todas las regiones este componente explica
entre el 40 y el 50 de los incrementos de desarrollo humano. Un caso especial es el asiático, en
el que la contribución de este componente se eleva al 76%. En casi todas las regiones, la
segunda contribución en orden de importancia es la de la EVN, mientras que los avances en la
educación quedan en último lugar. Las excepciones son Australasia, donde ambos
componentes aportan por igual, y los países centrales, donde las mejoras en educación
superan a las de la EVN.
El contraste es importante con el I-5, de acuerdo al cual, la contribución del PBI per cápita se
ubica entre el 10 y el 23% exceptuando la región asiática, donde llega al 41%. El componente
claramente dominante de acuerdo a este índice es la EVN, cuya contribución oscila entre el 42
y el 95% (África). De acuerdo al I-5, el segundo componente en orden de importancia son las
mejoras en la educación, salvo en el caso ya mencionado de Asia. Entonces,
independientemente del índice utilizado, en Asia el crecimiento del PBI per cápita explica la
mayor parte de la mejora de los logros en materia de desarrollo humano.
Conclusiones
En este trabajo hemos construido diferentes Índices Históricos de Desarrollo Humano, con una
serie de supuestos diferentes sobre las características de las distintas funciones de los tres
componentes del índice. A los efectos de facilitar la discusión, en esta oportunidad hemos
seleccionado los dos índices que mostraban los resultados extremos: el I-4, que usa una
función lineal del PBIpc y una convexa de la educación y la expectativa de vida al nacer, y el I-5
–el más similar al utilizado por el PNUD–, que usa la función logarítmica para el PBIpc y la lineal
para los otros dos componentes.
Si bien los distintos índices arrojan resultados muy disímiles, también muestran coincidencias
en torno a algunos hechos estilizados, los que por ello adquieren mucha robustez. En primer
lugar, a lo largo del Siglo XX se produjo una mejora continua y generalizada de los niveles de
desarrollo humano en todas las regiones estudiadas. En segundo lugar, ha existido un proceso
de convergencia en términos de desarrollo humano entre las distintas regiones a lo largo del
siglo.
Las diferencias entre los resultados arrojados por los dos índices estudiados son, sin embargo,
muy marcadas. En primer lugar, los niveles absolutos del índice son más bajos en el I-4 que en
el I-5, lo que señalaría que las distancias con los mayores niveles alcanzables son mayores en el
primero que en el segundo. El proceso de convergencia anteriormente señalado se produce
con puntos de partida muy diversos y a diferentes velocidades. La trayectoria relativa de las
regiones de menor desarrollo humano es la que se ve más afectada según el índice que se
contempla. El I-5 muestra la imagen más optimista, de menor desigualdad entre regiones y de
fuerte convergencia con los países líderes. El I-4 en cambio, muestra un pequeño acercamiento
a lo largo del siglo, y en algunos casos, como el del Cono Sur, la convergencia se interrumpe en
torno a 1960.
En cuanto a la descomposición de la mejora del IDH según sus diferentes componentes, los
índices I-4 e I-5 muestran diferencias importantes. El I-4 muestra que en general las mejoras
económicas han sido superiores a las sociales; de acuerdo al I-5 las mejoras sociales son
predominantes. También difieren en cuanto al ritmo de crecimiento de las mejoras. En tanto el
I-4 muestra una aceleración de las mismas, el I-5 muestra a las décadas centrales del mismo
como aquellas en las que el desarrollo humano se incrementó más. Entre los componentes
sociales, las principales mejoras son explicadas por el aumento de la Expectativa de Vida al
Nacer, en tanto las mejoras en la educación han hecho una menor contribución al crecimiento
del índice.
Por otra parte, los países que más rápidamente convergen con los países centrales –Japón y
Corea del Sur- se desatacan por el peso del crecimiento económico en la mejora de ambos
índices en desarrollo humano, y las regiones rezagadas –Cono Sur y países africanos- muestran
aporte del mismo muy inferior a la media en la mejora del índice I5 –aunque ello no ocurre en
el I4. En resumen, el crecimiento económico habría jugado un rol privilegiado en las mejoras
de desarrollo humano de aquellos que más convergen, y podría haberlo hecho en aquellos que
menos lo hacen.
Finalmente, si algo puede sacarse en limpio de los ejercicios presentados es que la forma
funcional elegida para la construcción del índice importa. Según utilicemos una u otra,
la imagen que tendremos sobre la evolución del desarrollo humano en las distintas regiones, y
los insumos para evaluar distintas estrategias históricas de desarrollo serán muy diferentes; y
en este marco, el índice elegido por Naciones Unidas no se encuentra en el "justo medio", sino
en uno de los extremos posibles.
En futuros trabajos ampliaremos las comparaciones incluyendo el uso de los otros índices,
incorporaremos una dimensión institucional, así como medidas de desigualdad de cada uno de
los componentes para corregir el índice. Igualmente profundizaremos el debate teórico y
metodológico, a los efectos de seleccionar un índice que a nuestro entender sea el más
apropiado para capturar las mejoras en el desarrollo humano y que mejor pueda dar cuenta de
los procesos históricos.
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