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6 EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. SÁBADO 15 DE OCTUBRE DE 1938. La ley federaL de horas y salarios La.viejs doctrina económica que dejí al libra juego de la ley de la oferta y de U demanda la determi- nación -de loi tal arios ha quedado definitivamente descartada de la flloeafla-» social en que se inspira la legislación moderna. La acción del Estado en todos lo» dominios de la economía ha venido cobrando tan decisiva influencia que, en los tiem- po» que vivimos, constituye el fac- tor de mayor eficacia en la orien- tación da la vida económica, no ya en, los~regímenes totalitarios, don* de lesa gestión forma parte integral de :1a estructura política, sino, con má« llamativa significación, en las democracias, aun en aquéllas, como Estados Unidos, que han consigna- do-«n sus cartas constitucionales formal reconocimiento y ampMa ga»antia al postulado de la libre coricurrenela. . lia crisis de .los últimos anos ha afectado de manera esencial la or- ganización económica de esta na- ción, creando dh serio desequilibrio entre la producción y el consumo, y ha introducido elementos de pro- fundo desasosiego en la vida ciu- dadana al cobrar el desempleo ca- racteres de angustiosa gravedad como natural consecuencia del des- ajuste agrícola-industrial y adver- tir el pueblo, en medio de su des- amparo, la ausencia de medidas de Justicia social que le garantizaran una subsistencia decente y civiliza- da. Al poner de manifiesto el meca- nismo de la economía libre su In- capacidad, más bien su insuficien- cia, para afrontar la crisis', desta- eon nítido relieve el hecho de que no basta el .juego de las fuer- zas económicas para restablecer la normalidad en el mundo de los ne- gocios y asegurar al pueblo las con- «dietones de vida y de trabajo que se consideran necesarias para su bien- estar. A la clara comprensión de los espíritus avisados se hizo paten- te la realidad de que el problema no es de estricta economía, sino, lmente, -un problema sc- il en iodo el lato alcan- ,- en cuyo plantea- Idecuada solución entran dales que escapan al i Por Vicente Géigel Polanco al interés de la ley eco- o Delicias (Santuroe) Y Y MAÑANA ta la extraordinaria producción GENIO L CRIMEN" Short en colorís i INTERESANTES cálculo y nómica. Ante la crisis general, anta el paco de las Induatrias, ante la mi- seria colectiva, no vieron las em- presas otra fórmula para estimu- lar el restablecimiento económico que la redución constante de los salarios, creyendo que' la disminu- ción del coste-de la produce ón ase- gura siempre mayores ganancias y más amplias perspectivas a los ne- gocios. Al trazarse esta norma, no advertían que, cuando los salarlos bajan en el conjunto de la econo- mía, es decir, en las industrias prin- cipales, la disminución del coste de la producción conduce generalmen- te a usa reducción correspondien- te de los precios de los artículos, lo cual amengua el margen de los beneficios, con el agravante adicio- nal de que la baja en el nivel de los salarios conlleva una disminu- ción del poder de compra, que sig- nifica limitación del consumo. En tales circunstancias, la fórmula que las empresas juagaron salvadora sirvió, en efecto, para' reducir los costes, pero indefectiblemente ba- jaron los precios y, con sorpresa para ellas, no aumentó el consumo y fué preciso restringir más aun la producción, con nuevos despidos de obreros y adicionales normas al jornal. Al - comprobarse hasta la saciedad que el único resultado de la baja de los salarlos habla sido Cna disminución de la demanda to- tal de los productos y una tenden- cia a reducir más aún la produc- ción, agravando el paro, aumentan- do la explotación del brazo y ha- ciendo más desesperante la condi- ción de vida de las clases obreras, se vio claro que el mecanismo de la libre competencia carecía de ap- titud para afrontar el problema en sus términos esenciales, que la fór- mula de las empresas ni siquiera bastaba para contener la crisis de los negocios y que la situación .cla- maba por un enfoque de más an- chas perspectivas sociales. Asi se Impuso en la mente de los hom- bree de más claro discernimiento la imperativa necesidad de la Inge- rencia del Estado en la dirección general de la economía y'en el se- ñalamiento de normas razonables y humanas al trabajo. La política propulsada por el pre- sidente Franklin D. Roosevelt bajo la denominación de Nuevo Trato en- carna, en sus lineas básicas, este principio de la intervención social en la vida económica. Las medi- das de reconstrucción —limitación de cosechas, bonificaciones, progra- mas agrícolas, fijación de precios, préstamos para el fomento Indus- trial, proyectos de obras públicas, eliminación de arrabales, construc- ción de viviendas, seguros Sociales, legislación sobre salarios y Jorna- das de labor— aportan a un cam- po que hasta ahora estuvo prácti- camente reservado a la Iniciativa privada elemento* de progreso, fac- tores de renovación, recursos de In- calculable valla, perspectivas de mejoramiento económico y valiosas Instituciones de justicia «ocla!. En loe tiempos que corremos ya no puede tkmsidérarse ei trabajo como una mercadería más en el tráfico de los hombres, sujeta a loa simples dictados de la ley de la oferta y de la demanda. La pene- trante observación de Carlos Marx —"es el trabajador y no el traba- jo quien se presenta en el merca- do directamente al capitalista"— ha venido Imponiendo a través de las luchas sociales una rectifica- ción fundamental del concepto del trabajo. Poco a poco se ha ido cap- tando la idea de que "el trabajo es la sustancia y la medida -de los valores", y al propio tiempo se ha advertido la humana realidad del trabajador. El concepto del trabajo, que en el mundo' antiguo entrañaba un sentido de servidumbre, un atribu- to de inferioridad, social, una posi- ción de vasallaje, un estigma mo- ral, ha evolucionado en forma no- table con el transcurso de los tiem- pos, aunque es lo cierto que con- serva todavía algunas dt laa ca- racterísticas esenciales de aquellas remotas épocas. El maqumismo; el progreso de la técnica, el mayor desenvolvimiento de la industria, la transformación dt las realida- des sociales, han determinado el es- tablecimiento de nuevos métodos de explotación obrera, más sutiles y discretos en apariencia, pero tan reales en sus empeños de derivar del obrero el más ancho rendimien- to sobre la- base de ía menor com- pensación, tan rectamente encami- nados a privarle de una Justa par- ticipación en los beneficios de su trabajo y a mantenerle en un es- tado de servidumbre, como en aque- llos tiempos en que la voz del ca- ballero feudal o la férula del es- clavista imponían su voluntad so- bre la dolorida peonada. A pesar de haberse reconocido el principio de la libertad y la digni- dad del trabajo como una de las bases fundamentales de la sociedad moderna, a pesar de la legislación de tipo paternal que se ha promul- gado en todos los países y a pesar de los programas de rehabilitación social que han propulsado a tra- vés de tesoneras luchas loa sindi- catos las uniones del trabajo, los partidos obreros y las demás orga- nizaciones proletarias ha subsisti- do la posición de desvalimiento del trabajador. Razón tenia quien afir- que el hombre que solicita el trabajo de otro con el objeto de hacer Inversiones, de obtener ga- nancias, de acrecentar su capital, no está en las mismas condiciones del hombre que trabaja para po- der vivir. Bajo el régimen preva- leciente, aquél Impondrá siempre las condiciones que estime más-ven- tajosas para sus planes de lucro; a éste no le quedará más remedio que aceptarlas o morir en la indi- gencia. De esta suerte, ha queda- do establecida en el mundo con- temporáneo la explotación del tra- bajador como una realidad de an- gustiosos alcances sociales. A remediar los efectos de esa ser- vidumbre económica que gravita so- bre la masa obrera, a protegerle, contra el desapoderado afán de ri- quezas de la clase.-patronal, a am- parar su salud mediante oportunas restricciones a la jornada de labor y a asegurarla un salario que le permita disfrutar siquiera de un programa mínimo de vida civiliza- da, está acudiendo el Estado en todos aquellos pueblos que se mues- tran sensibles a la suerte de los que cimentan eon tu esfuerzo la prosperidad nacional. .* . —T ._ _ ". GUERRA A LOS GANSTERS CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL 1 . WfcÉ ... *"4^P-n Ir- »», * Di V! fl V-, \'-J •*. V* George Brant ea los momento» en que ofrece a Walter Abel (fiscal) ra cooperación para acabar osn los gangstera, en una escena de "Víctima* del Terror", que está exhibiendo el teatro Marti de ftantnrce. Las primeras leyes de salario mí- nimo se establecieron en Nueva Ze- landia y en Australia a fines del si- gío pasado. En Estados Unidos, el primer estatuto se aprobó en Mas- sachusaetts en 1912. Al año siguien- te California. Colorado, Minnesota, Nebraska. Oregon, Utah, Washing- ton y Wlsconsln Incorporaron ei principio en sus legislaciones esta- tales. Para el.año 1923 ocho esta- dos más hablan- aprobado leyes si- milares. ¿AAieT., prometedor dsaaj arrollo deÍ¿ 1ff|tóacfc4h 4> salarlo míniar¿6^oé:d«láinido- j>ar ta Corte Suprema dé> Estados Unidos, al de- clarar Inconstitucional el estatuto del Distrito de Columpia, sentan- do la doctrina de que una ley que intenta fijar escalas mínimas da sa- larlo restringe la libertad de con- tratación'y que la obtención de un Jornal mínimo no es una cuestión de salud pública. A base de este falló, algunas de las leyes estata- les fueron expresamente deroga- das: otras, declaradas v Inconstitu- cionales, y otras se dejaron sin efec- to. Con sustanciales enmiendas, só- lo subsistieron los estatutos de Ca- lifornia y Wisconsin. Al asumir Roosevelt la presiden- cia de Estados Unidos, con la Ini- ciación de la política de nuevo tra- to cobró fuerza .nuevamente el mo- vimiento encaminado a proveer es- calas mínimas de salarlos, En Ju- nio 13 de 1933 se promulgo la Ley Nacional de Recuperación Indus- trial (NIRA) con el objeto de com- batir el desempleo y estimular un alza en los jornales. A través de convenios colectivos, denominados códigos de competencia leal (Codes of Fair Competltion) se procuró eliminar las prácticas ilícitas que prevalecían en la Industria y en el comercio —siempre enderezadas a explotar hasta el limite la mano de obra— estableciendo todas las empresas de idéntico carácter so- bre una base de Igualdad en lo que respecta a horas de labor y tipos de salarios. La ley que autorizaba la concertación de estos convenios colectivos no pudo desarrollarse de- bidamente por haber sido declara- da Inconstitucional por la Corte Suprema en mayo. 27 de 1935. Las asambleas legislativas de di- versos estados aprovecharon, sin embargo, la favorable coyuntura que deparaba la política liberal de la reconstrucción para aprobar le- yes encaminadas a garantizar al obrero escalas mínimas de salarlos. También contribuyó a estimular la promulgación.de estos estatutos el fallo dado en 29 de marzo de 1937 por ia Corte Suprema de Estados Unidos en el caso de West Coast Hotel vs. Parrlsh, reoonoclendo la ronstitucionalldad de una ley esta- tal de salarlo mínimo y revocando su propia doctrina del caso de Ad- kins vs. Chlldren's Hospital of the Dlstrlrt of Columhia. El movimien- to fué extendiéndose hasta alcan- zar una veintena de estados. Al propio tiempo el presidente Roose- velt Inició gestiones para que el Congreso aprobara una ley estable- ciendo én las industrias dedicadas al comercio interestatal escalas mí- nimas de salarlos y Jornadas máxi- mas de labor. La lucha fué teso- nera y se prolongó <g>o* dos largos años. Triunfó en definitiva el.le- vantado propósito, aprobando el Congreso en su última sesión un estatuto denominado "Ley de Nor- mas Razonables de Trabajo de 1938". generalmente conocido entre nosotros como la "Ley Federal de Horas y Salarios". En la declaración de principios que sirve.de fundamento a la ley el Congreso declara que "la exis- tencia de condiciones de trabajo perjudiciales -a la conservación de las .normas .mínimas de vida nece- sarias para la salud, la eficiencia y .el bienestar general de loa tra- bajadores en las Industrias dedi- cadas al comercio o a la produc- ción *de artículos para el comer- cio hace que el comercio y las vías y agencias comerciales sirvan para propagar y perpetuar, dichas condi- ciones de trabajo entre les-trabaja- dores de los distintos estados; abru- ma al comercio y la libre circula- ción de los productos; constituye un método de competencia desleal; MARTI SANTURCÉ ^FERNANDO *SPfc. i , > Mi . .. MARTES Y MIÉRCOLES Teatros Modernos, presenta a los notables artistas del ' Cine hispa no-mexicano: v SARA GARCÍA, ALVARO GONZÁLEZ, MARÍA FERNANDA IBAÑEZ y JULIÁN SOLER en la divertidísima comedia intitulada: novüLA otftGiMAl os JORGE M. DADA Además se exhibiré una graciosa caricatura. motive conflictos obreros que abru- man y entorpecen el comercio y la libre circulación de artículos; y en- torpece la venta metódica y razo- nable de artículos en el comercio." A corregir esa situación, a eli- minar esas condiciones de trabajo perjudiciales a la salud, la eficien- cia y el bienestar general de los obreros en las industrias dedicadas al comercio, va dirigida esta ley, que se ampara constitucionalmente en el ejercicio de la facultad del Congreso para regular el comercio entre los distintos estados de la Unión. El estatuto, <que fué apro- bado por el presidente Roosevelt el 25 de junio, comenzará a regir el dia 24 del mes en curso. Sus dispo- siciones se aplicarán exclusivamen- te a las Industrias dedicadas al co- mercio extranjero y al comercio en- tre los estados entendiéndose por / Tras cuarenta anos de sobera- nía del Congreso de Estados Uni- dos sobre Puerto Rico, no se sabe allá lo-que mejor conviene a Puer- to Rico. Voces autorizadas asi lo han asegurado. Y se ha dicho que no se sabe lo1 que Puerto Rico quiere, lo cual se explica puesto que este pueblo nun- ca ha sido Interrogado y nunca ha tenido oportunidad de contestar. Puerto* Rico no ha tenido su día-en rorte. Habla, habla, habla, en al- garabía discorde, en el aislamiento de su posición geográfica, pero no en la fbrmalidaoV de yna audien- cia, que ahoVa se llama "hearlng". Vox rlftmnttti* In desaerfo. Más si se convocase por-el Con- greso de Estados- Unidos al pueblo de Puerto Rico a una elección/de. representante», para una Conven- ción Constitucional; si se dispusie- se que los representantes del pue- blo fueran electos no a base de partidos políticos sino a base de programas. Individuales de cada uno de los aspirantes a la representa- ción, (los partidos políticos no só- lo representan programas, sino, además, complejidad de Interesesl; si se le diera a esa Convención Constitucional la encomienda de. estructurar un instrumento de go- bierno para Puerto Rico, una cons- titución para este pueblo, hecha a su deseo y a sus necesidades y en la que se propusiera el grado y la categoría de relaciones que debe haber entre Puerto Rico y los Es- tados Unidos, fácil serla determi- nar lo que quiere Puerto Rico. Y si lo que Puerto Rico quiere está en derecho y es viable el Con- tales los cuarenta y ocho que Inte- gran la federación, el Distrito de Columbia y los territorios y pose- siones sujetos a la jurisdicción de Estados Unidos. Todos los obreros empleados en Industrias dedicadas al comercio in- terestatal, o extranjero, o en la manufactura de productos distribui- dos en dicho comercio, estarán cu- biertos por la Ley de Normas Razo- nables de Trabajo de 1938, con las siguientes excepciones: empleados que trabajan en capacidad ejecuti- va, administrativa o profesional; (Continóa en la página 9 Col. 3) Por el Dr. A. Férn'ós greso de los Estados Unidos tu- .ya ratificación debiera ser esa Cons- titución sometida) quedarla en el deber de sancionarlo. - Acaso la convención estructurara una constitución para el inmediato Ingreso de Puerto Rico como Es- tado de la Unión. (Estados Unidos tiene derecho a otorgarlo o a no otorgarla) AcsOo-Ia convención estructurara una contituclón republicana para Puerto Rico, proponiendo una re- pública más en Hispanoamérica, en intima vinculación con la Unión federal de Estados Unidos, o sea: con Ubre cambio comercial, a base de cuotas reciprocas de Importa- ción y dentro de los postulados de una política panamerlcaoa.de bue- na vecindad y de defensa solidarla del Nuevo Mundo, con garantía de su inviolabilidad territorial y del perpetuo ejercicio de la Democra- cia y a resguardo de una posible agresión por parte de gobiernos predatorios de los que hoy Infes- tan el mundo. (Puerto Rico tendría derecho a eso, y má* patente re- sultarla su derecho si la alternati- va del Estado no tuviera acepta- ción por parte del Congreso de los Estados Unidos,) La Convención Constitucional po- dría decretar un período Interme- dio entre el status colonial actual y el régimen definitivo prospueato, cualquiera que aquel fuera, perio- do de transición de mayor o me- nor duración a Juicio de la propia convención, que permitiera , efec- tuar los necesarios reajustes de modo gradual y cómodo y que evi- tara cambios bruscos, dislocaciones indeseables o innecesarios trastor- nos sociales económicos o políticos, mientras la opinión del pueblo fue- ra marcando el ritmo de su evolu- ción política. Todas las tendencias y todas .las ideologías podrían agitarse en la Convención; todas tendrían Igual oportunidad de triunfar; depende- ría de que encarnaran la voluntad del pueblo. Al cabo, la mayoría de la Convención decidirla a nombre del pueblo y el pueblo, en refen- dum, ratificarla o rectificarla lo hecho por la mayoría de la Con- vención. ¿Quién, que no sea un falso de- nsor o un claro adversario,de la Democracia, puede oponerse a que asi hable y asi se oiga a Puerto Rico.? Son cuarenta anos ya de ensayos, son cuarenta anos de titubeos, son cuarenta anos de Intranquilidad. ¿Que se gana con esta Intranquili- dad, eon este titubeo, con estos en- sayos? El decano da laa cincuenta y dos comunidades sobre las que ondea la bandera de loa Estados Unidos, tras 446 aílos de constituido, tras cuarenta años de amerlcanldad ple- na, debe tener ya derecho a saber qué es a saber lo que será y ha- cia donde vá; sobre todo a deter- minar él cuando vá, como y por donde o quiere ir- Y si quiere saber cual es su vo- luntad, cual es su deseo, cual es su ensueño, he ahí el medio, he ahí la tribuna, he ahí el altoparlante que necesita puerto Rico: Una Convención Constitucional, -demo- cráticamente elegida, para que ha- ble a nombre del pueblo que la eli- gió y a nombre de, él exprese su voluntad Ubre con palabras defi- nitivas SI los portorriqueños, queremos fijar rumbo cierto a -nuestro por- venir como pueblo; ti queremos asumir posición vertical y digna ante y entre nuestros hermanos de América; si queremos asegurar la posición de nuestros hijos; si que- remos salir de esta confusión, de este titubeo, esta angustia, de esta zozobra y esta endiablada vi- da de tanteos y acomodos, he ahí el camino, he ahí la clave, he ahí la fórmula. Aceptable debiera ser para to- dos no Importa el Idearlo, salvo )n% que pretendan ampararse, para Im- poner sus ideas, en la fuerza o »n la coacción o en la tiranía y Salvo los que se refocilan en la colonia. Bastará con ser demócratas, bas- tará con aceptar el derecho de to- dos, bastará, con proceder como se debe proceder en América, demo- cráticamente, civilizadamente, para que lo que hoy parece enredo lnso- luhle se deshaga fácil y blanda y serenamente' en un ambiente de justicia y cordialidad portorrique- ña, americana y panamericana. ¡Un drama portentoso adaptado de una novela inmortal! "Aventuras de Balfour" Ktinappecl A20th CéDtury-Fax Pictun with WARNER FREDDIE BARTHDLOMEW waated him to play! "Capfaiiu Couroc/eoM"' ARLEEN WHELAN <Tb9 yar'i •motioaal dticorvy /a Aer ttar-roJ» dtbut! y 5,000 artistas más PARAMOUNT HOY Y MAÑANA Derryl Z. Zonuck in Charge of Production. ---••---* *-

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  • 6 EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. SBADO 15 DE OCTUBRE DE 1938.

    La ley federaL de horas y salarios

    La.viejs doctrina econmica que dej al libra juego de la ley de la oferta y de U demanda la determi- nacin -de loi tal arios ha quedado definitivamente descartada de la flloeafla- social en que se inspira la legislacin moderna. La accin del Estado en todos lo dominios de la economa ha venido cobrando tan decisiva influencia que, en los tiem- po que vivimos, constituye el fac- tor de mayor eficacia en la orien- tacin da la vida econmica, no ya en, los~regmenes totalitarios, don* de lesa gestin forma parte integral de :1a estructura poltica, sino, con m llamativa significacin, en las democracias, aun en aqullas, como Estados Unidos, que han consigna- do-n sus cartas constitucionales formal reconocimiento y ampMa gaantia al postulado de la libre coricurrenela. . lia crisis de .los ltimos anos ha afectado de manera esencial la or- ganizacin econmica de esta na- cin, creando dh serio desequilibrio entre la produccin y el consumo, y ha introducido elementos de pro- fundo desasosiego en la vida ciu- dadana al cobrar el desempleo ca- racteres de angustiosa gravedad como natural consecuencia del des- ajuste agrcola-industrial y adver- tir el pueblo, en medio de su des- amparo, la ausencia de medidas de Justicia social que le garantizaran una subsistencia decente y civiliza- da.

    Al poner de manifiesto el meca- nismo de la economa libre su In- capacidad, ms bien su insuficien- cia, para afrontar la crisis', desta- c eon ntido relieve el hecho de que no basta el .juego de las fuer- zas econmicas para restablecer la normalidad en el mundo de los ne- gocios y asegurar al pueblo las con-

    dietones de vida y de trabajo que se consideran necesarias para su bien- estar. A la clara comprensin de los espritus avisados se hizo paten- te la realidad de que el problema no es de estricta economa, sino,

    lmente, -un problema sc- il en iodo el lato alcan-

    ,- en cuyo plantea- Idecuada solucin entran

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    Por Vicente Gigel Polanco al inters de la ley eco-

    o Delicias (Santuroe)

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    Ante la crisis general, anta el paco de las Induatrias, ante la mi- seria colectiva, no vieron las em- presas otra frmula para estimu- lar el restablecimiento econmico que la reducin constante de los salarios, creyendo que' la disminu- cin del coste-de la produce n ase- gura siempre mayores ganancias y ms amplias perspectivas a los ne- gocios. Al trazarse esta norma, no advertan que, cuando los salarlos bajan en el conjunto de la econo- ma, es decir, en las industrias prin- cipales, la disminucin del coste de la produccin conduce generalmen- te a usa reduccin correspondien- te de los precios de los artculos, lo cual amengua el margen de los beneficios, con el agravante adicio- nal de que la baja en el nivel de los salarios conlleva una disminu- cin del poder de compra, que sig- nifica limitacin del consumo. En tales circunstancias, la frmula que las empresas juagaron salvadora sirvi, en efecto, para' reducir los costes, pero indefectiblemente ba- jaron los precios y, con sorpresa para ellas, no aument el consumo y fu preciso restringir ms aun la produccin, con nuevos despidos de obreros y adicionales normas al jornal. Al - comprobarse hasta la saciedad que el nico resultado de la baja de los salarlos habla sido Cna disminucin de la demanda to- tal de los productos y una tenden- cia a reducir ms an la produc- cin, agravando el paro, aumentan- do la explotacin del brazo y ha- ciendo ms desesperante la condi- cin de vida de las clases obreras, se vio claro que el mecanismo de la libre competencia careca de ap- titud para afrontar el problema en sus trminos esenciales, que la fr- mula de las empresas ni siquiera bastaba para contener la crisis de los negocios y que la situacin .cla- maba por un enfoque de ms an- chas perspectivas sociales. Asi se Impuso en la mente de los hom- bree de ms claro discernimiento la imperativa necesidad de la Inge- rencia del Estado en la direccin general de la economa y'en el se- alamiento de normas razonables y humanas al trabajo.

    La poltica propulsada por el pre- sidente Franklin D. Roosevelt bajo la denominacin de Nuevo Trato en- carna, en sus lineas bsicas, este principio de la intervencin social en la vida econmica. Las medi- das de reconstruccin limitacin de cosechas, bonificaciones, progra- mas agrcolas, fijacin de precios, prstamos para el fomento Indus- trial, proyectos de obras pblicas, eliminacin de arrabales, construc- cin de viviendas, seguros Sociales, legislacin sobre salarios y Jorna- das de labor aportan a un cam- po que hasta ahora estuvo prcti- camente reservado a la Iniciativa privada elemento* de progreso, fac- tores de renovacin, recursos de In- calculable valla, perspectivas de mejoramiento econmico y valiosas Instituciones de justicia ocla!.

    En loe tiempos que corremos ya no puede tkmsidrarse ei trabajo como una mercadera ms en el trfico de los hombres, sujeta a loa simples dictados de la ley de la oferta y de la demanda. La pene- trante observacin de Carlos Marx "es el trabajador y no el traba- jo quien se presenta en el merca- do directamente al capitalista" ha venido Imponiendo a travs de las luchas sociales una rectifica- cin fundamental del concepto del trabajo. Poco a poco se ha ido cap- tando la idea de que "el trabajo es la sustancia y la medida -de los valores", y al propio tiempo se ha advertido la humana realidad del trabajador.

    El concepto del trabajo, que en el mundo' antiguo entraaba un sentido de servidumbre, un atribu- to de inferioridad, social, una posi- cin de vasallaje, un estigma mo- ral, ha evolucionado en forma no- table con el transcurso de los tiem- pos, aunque es lo cierto que con-

    serva todava algunas dt laa ca- ractersticas esenciales de aquellas remotas pocas. El maqumismo; el progreso de la tcnica, el mayor desenvolvimiento de la industria, la transformacin dt las realida- des sociales, han determinado el es- tablecimiento de nuevos mtodos de explotacin obrera, ms sutiles y discretos en apariencia, pero tan reales en sus empeos de derivar del obrero el ms ancho rendimien- to sobre la- base de a menor com- pensacin, tan rectamente encami- nados a privarle de una Justa par- ticipacin en los beneficios de su trabajo y a mantenerle en un es- tado de servidumbre, como en aque- llos tiempos en que la voz del ca- ballero feudal o la frula del es- clavista imponan su voluntad so- bre la dolorida peonada.

    A pesar de haberse reconocido el principio de la libertad y la digni- dad del trabajo como una de las bases fundamentales de la sociedad moderna, a pesar de la legislacin de tipo paternal que se ha promul- gado en todos los pases y a pesar de los programas de rehabilitacin social que han propulsado a tra- vs de tesoneras luchas loa sindi- catos las uniones del trabajo, los

    partidos obreros y las dems orga- nizaciones proletarias ha subsisti- do la posicin de desvalimiento del trabajador. Razn tenia quien afir- m que el hombre que solicita el trabajo de otro con el objeto de hacer Inversiones, de obtener ga- nancias, de acrecentar su capital, no est en las mismas condiciones del hombre que trabaja para po- der vivir. Bajo el rgimen preva- leciente, aqul Impondr siempre las condiciones que estime ms-ven- tajosas para sus planes de lucro; a ste no le quedar ms remedio que aceptarlas o morir en la indi- gencia. De esta suerte, ha queda- do establecida en el mundo con- temporneo la explotacin del tra- bajador como una realidad de an- gustiosos alcances sociales.

    A remediar los efectos de esa ser- vidumbre econmica que gravita so- bre la masa obrera, a protegerle, contra el desapoderado afn de ri- quezas de la clase.-patronal, a am- parar su salud mediante oportunas restricciones a la jornada de labor y a asegurarla un salario que le permita disfrutar siquiera de un programa mnimo de vida civiliza- da, est acudiendo el Estado en todos aquellos pueblos que se mues- tran sensibles a la suerte de los que cimentan eon tu esfuerzo la prosperidad nacional.

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    GUERRA A LOS GANSTERS CONVENCIN CONSTITUCIONAL

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    del Terror", que est exhibiendo el teatro Marti de ftantnrce.

    Las primeras leyes de salario m- nimo se establecieron en Nueva Ze- landia y en Australia a fines del si- go pasado. En Estados Unidos, el primer estatuto se aprob en Mas- sachusaetts en 1912. Al ao siguien- te California. Colorado, Minnesota, Nebraska. Oregon, Utah, Washing- ton y Wlsconsln Incorporaron ei principio en sus legislaciones esta- tales. Para el.ao 1923 ocho esta- dos ms hablan- aprobado leyes si- milares. AAieT., prometedor dsaaj arrollo de 1ff|tacfc4h 4> salarlo mniar6^o:dlinido- j>ar ta Corte Suprema d> Estados Unidos, al de- clarar Inconstitucional el estatuto del Distrito de Columpia, sentan- do la doctrina de que una ley que intenta fijar escalas mnimas da sa- larlo restringe la libertad de con- tratacin'y que la obtencin de un Jornal mnimo no es una cuestin de salud pblica. A base de este fall, algunas de las leyes estata- les fueron expresamente deroga- das: otras, declaradas vInconstitu- cionales, y otras se dejaron sin efec- to. Con sustanciales enmiendas, s- lo subsistieron los estatutos de Ca- lifornia y Wisconsin.

    Al asumir Roosevelt la presiden- cia de Estados Unidos, con la Ini- ciacin de la poltica de nuevo tra- to cobr fuerza .nuevamente el mo- vimiento encaminado a proveer es- calas mnimas de salarlos, En Ju- nio 13 de 1933 se promulgo la Ley Nacional de Recuperacin Indus- trial (NIRA) con el objeto de com- batir el desempleo y estimular un

    alza en los jornales. A travs de convenios colectivos, denominados cdigos de competencia leal (Codes of Fair Competltion) se procur eliminar las prcticas ilcitas que prevalecan en la Industria y en el comercio siempre enderezadas a explotar hasta el limite la mano de obra estableciendo todas las empresas de idntico carcter so- bre una base de Igualdad en lo que respecta a horas de labor y tipos de salarios. La ley que autorizaba la concertacin de estos convenios colectivos no pudo desarrollarse de- bidamente por haber sido declara- da Inconstitucional por la Corte Suprema en mayo. 27 de 1935.

    Las asambleas legislativas de di- versos estados aprovecharon, sin embargo, la favorable coyuntura que deparaba la poltica liberal de la reconstruccin para aprobar le- yes encaminadas a garantizar al obrero escalas mnimas de salarlos. Tambin contribuy a estimular la promulgacin.de estos estatutos el fallo dado en 29 de marzo de 1937 por ia Corte Suprema de Estados Unidos en el caso de West Coast Hotel vs. Parrlsh, reoonoclendo la ronstitucionalldad de una ley esta- tal de salarlo mnimo y revocando su propia doctrina del caso de Ad- kins vs. Chlldren's Hospital of the Dlstrlrt of Columhia. El movimien- to fu extendindose hasta alcan- zar una veintena de estados. Al propio tiempo el presidente Roose- velt Inici gestiones para que el Congreso aprobara una ley estable- ciendo n las industrias dedicadas al comercio interestatal escalas m- nimas de salarlos y Jornadas mxi- mas de labor. La lucha fu teso- nera y se prolong o* dos largos aos. Triunf en definitiva el.le- vantado propsito, aprobando el Congreso en su ltima sesin un estatuto denominado "Ley de Nor- mas Razonables de Trabajo de 1938". generalmente conocido entre nosotros como la "Ley Federal de Horas y Salarios".

    En la declaracin de principios que sirve.de fundamento a la ley el Congreso declara que "la exis- tencia de condiciones de trabajo perjudiciales -a la conservacin de las .normas .mnimas de vida nece- sarias para la salud, la eficiencia y .el bienestar general de loa tra- bajadores en las Industrias dedi- cadas al comercio o a la produc- cin *de artculos para el comer- cio hace que el comercio y las vas y agencias comerciales sirvan para propagar y perpetuar, dichas condi- ciones de trabajo entre les-trabaja- dores de los distintos estados; abru- ma al comercio y la libre circula- cin de los productos; constituye un mtodo de competencia desleal;

    MARTI SANTURC

    ^FERNANDO *SPfc. i , > Mi

    . ..

    MARTES Y MIRCOLES Teatros Modernos, presenta a los notables artistas del '

    Cine hispa no-mexicano:

    v SARA GARCA, ALVARO GONZLEZ, MARA FERNANDA IBAEZ y JULIN SOLER

    en la divertidsima comedia intitulada:

    novLA otftGiMAl os JORGE M. DADA Adems se exhibir una graciosa caricatura.

    motive conflictos obreros que abru- man y entorpecen el comercio y la libre circulacin de artculos; y en- torpece la venta metdica y razo- nable de artculos en el comercio."

    A corregir esa situacin, a eli- minar esas condiciones de trabajo perjudiciales a la salud, la eficien- cia y el bienestar general de los obreros en las industrias dedicadas al comercio, va dirigida esta ley, que se ampara constitucionalmente en el ejercicio de la facultad del Congreso para regular el comercio entre los distintos estados de la Unin. El estatuto,