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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10411102 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Adolfo Benito Narváez Tijerina Un método para el análisis de la ecología del espacio físico. y del social en la ciudad Ciencia Ergo Sum, vol. 11, núm. 1, marzo-junio, 2004, pp. 10-24, Universidad Autónoma del Estado de México México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Ciencia Ergo Sum, ISSN (Versión impresa): 1405-0269 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Sistema de Información Científica

Adolfo Benito Narváez Tijerina

Un método para el análisis de la ecología del espacio físico. y del social en la ciudad

Ciencia Ergo Sum, vol. 11, núm. 1, marzo-junio, 2004, pp. 10-24,

Universidad Autónoma del Estado de México

México

¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista

Ciencia Ergo Sum,

ISSN (Versión impresa): 1405-0269

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10 NARVÁEZ, A. UN MÉTODO PARA EL ANÁLISIS DE LA ECOLOGÍA...

CI E N C I A S SOCIALES

Un método para el análisis de laecología del espacio físicoy del social en la ciudad

Adolfo Benito Narváez Tijerina*

* Instituto de Investigaciones de Arquitectura,

Facultad de Arquitectura, Universidad

Autónoma de Nuevo León.

Teléfono y Fax: (81) 83 76 46 35.

Correo electrónico: [email protected]

Recepción: mayo 9 de 2003

Aceptación: septiembre 17 de 2003

Resumen. Se analizan las relaciones ecológicasque existen entre la morfología urbana yarquitectónica, las actividades que tienen lugaren ese espacio y la vegetación. Se dirige alplanteamiento de políticas más adecuadas yque encaucen mejor las acciones puntuales derecuperación y conservación del patrimonioedificado del centro histórico de Monterrey.Se analizan tres zonas especialmentecomplejas del centro y se establecenpuntualmente las acciones que podríanmejorar las condiciones del lugar de cara a lainserción de nuevas dinámicassocioeconómicas en el viejo corazón de laciudad. Como conclusión, se consideran lasimplicaciones que tendría para elemprendimiento de acciones sobre la ciudadque las autoridades, los habitantes y losdiseñadores pudieran evaluar el impacto y laconveniencia de llevar a efecto determinadasacciones sobre el entorno.Palabras clave: análisis urbano, análisis de laarquitectura, ecología urbana.

Es interesante constatar durante nuestra vida en laciudad las diversas maneras en las que se presentala relación del espacio físico con el espacio social.

Como si se tratara de una relación causal, parece que el es-pacio social, por su naturaleza dinámica y cambiante, mani-festara estas propiedades suyas en el espacio físico, somati-zando cada nuevo estado de su cuerpo en los componentesque lo materializan. Esta idea, que hemos expuesto antes(Narváez, 1999, 2000a y b, 2001), no es nueva en absoluto.

A Method for the Ecological Analysis of

Physical and Social Space in the City

Abstract. This work centers on application ofurban ecology analysis (urban andarchitectural morphology, urban activities andland use; and the distribution of urbanvegetation) for the planning and design ofbetter urban policies for inner city recoveringand rehabilitation. Specially focused on thehistoric district of Monterrey, Mexico, thestudy describes the analysis of three zonesand establishes strategies to recover the urbanecology in the light of new socio-spatialdynamics in the historic district. Theconclusion analyses the practice ofarchitecture and urban planning inpatrimonial contexts, when architects,politicians and inhabitants can evaluate theimpact of any architectural or urban design inthe neighborhood.Key words: urban analysis, architecturalanalysis, urban ecology.

Bourdieu (1999), como heredero de la tradición de Lefevre,se refiere a la materialización de las estructuras que com-ponen el espacio social como parte de su función simbóli-ca, que consigue traducirse mediante las estructuras físicasde la ciudad.

Es posible imaginar la complementariedad y la continui-dad entre el espacio físico y el espacio social partiendo delapoyo operacional común que podríamos caracterizar, comoBourdieu (1999), situado en la capacidad de comunicación

CI E N C I A S SOCIALES

C I E N C I A e r g o s u m , V o l . 1 1 - 1 , m a r z o - j u n i o 2 0 0 4 . U n i v e r s i d a d A u t ó n o m a d e l E s t a d o d e M é x i c o , T o l u c a , M é x i c o . P p . 1 0 - 2 4 .

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mediante símbolos del ser humano. Así,el espacio urbano sería ante todo uncampo de conocimiento, y el ejerciciode construirlo, como un proceso deaprendizaje. Un aspecto de la natura-leza de este espacio, que difiere radi-calmente con la tesis de causalidadlefevrista,1 es el de su naturaleza sisté-mica. En efecto, imaginando que estaestructura de la existencia vive ademásen el tiempo, empezamos a ver, comoGrafmeyer y Joseph (1979), que hayuna cadena de causas en los cambiosdel espacio con múltiples direcciones.Ello implica que aun con el imponderable histórico de laestructura física de la ciudad sobre las actividades dinámi-cas y localizadas que se presentan en el espacio urbano, esposible pensar que existe una causalidad de dos direccio-nes: tanto la estructura física del espacio afecta la maneraen la que se establecen las actividades, como las actividadesestablecen sus condiciones para la supervivencia de unasdeterminadas tipomorfologías sobre otras.

Esta idea es atrayente, pues sugeriría que es posible ana-lizar las formas edificadas, el paisaje urbano y el espacio yredes sociales como un sistema orgánico, y a los diversostipos edificados, actividades y componentes del paisaje comoespecies en competencia. El presente artículo parte de estaconsideración para el desarrollo de un método para la me-dición de los niveles de correlación que existen entre loscomponentes del espacio físico, el espacio social y la vege-tación en un sector determinado de la ciudad. El métodoque se expone ha sido utilizado para describir la ecología detres contextos del centro histórico de Monterrey. Este tra-bajo se inserta en una serie de investigaciones emprendidassobre este enclave de la ciudad, que tienen como fin bordaruna imagen más inteligible de la realidad actual del primercuadro de la ciudad, de modo que con esta información sepuedan abordar mejor los asuntos relacionados con la pla-neación de acciones tendientes a la regeneración urbanísti-ca del primer cuadro. Tal asunto es una parte importantede la agenda gubernamental del municipio, así como delgobierno de Nuevo León.

Un buen punto de inicio para este problema lo hemoshallado justamente en la sociología urbana, que ha centradosu atención en el análisis de las múltiples relaciones que seestablecen entre los espacios físicos y los sociales en la ciu-dad contemporánea. Los modos de vida encuentran unatraducción en el lugar, y luego éste le devuelve un sentidoinesperado a la existencia.

Debido al hecho de que el espacio social estáinscripto a la vez en las estructuras espacialesy las estructuras mentales, que son en parte elresultado de la incorporación de las primeras,el espacio es uno de los lugares donde se afir-ma y ejerce el poder, y sin duda en la formamás sutil, la de la violencia simbólica comoviolencia inadvertida: los espacios arquitec-tónicos –cuyas conminaciones mudas inter-pelan directamente al cuerpo y obtienen deéste, con tanta certeza como la etiqueta de lassociedades cortesanas, la reverencia, el respe-to que nace del alejamiento, o mejor, del estarlejos, a distancia respetuosa– son en verdad

los componentes más importantes a causa de su mismainvisibilidad [...] de la simbólica del poder y de los efectos total-mente reales del poder simbólico (Bourdieu, 1999: 122).

Así los símbolos hallan su ecosistema en la ciudad:

Las grandes oposiciones sociales objetivadas en el espacio fí-sico (por ejemplo capital/provincia) tienden a reproducirseen los espíritus y en el lenguaje en la forma de oposicionesconstitutivas de un principio de visión y división, vale decir,en tanto categorías de percepción y evaluación o de estructurasmentales [...]. En términos generales, las sordas conminacionesy las llamadas al orden silencioso de las estructuras del espaciofísico apropiado son una de las mediaciones a través de lascuales las estructuras sociales se convierten progresivamen-te en estructuras mentales y sistemas de preferencias (Bourdieu,1999: 121).

Por su naturaleza espacial, las redes de socialización y elespacio social pueden compartir propiedades con los objetosfísicos, como localización, extensión, relación de posición ycon los objetos sociales como jerarquía, ubicación, etcétera:

[...] es indudable que la incorporación insensible de las estructu-ras del orden social se cumple, en buena medida, a través de laexperiencia prolongada e indefinidamente repetida de las dis-

1. Al igual que Henri Lefevre, Pierre Bourdieu otorga un papel fundamental al capital, la

propiedad y al poder en la conformación del espacio de existencia al suponer que “el

espacio social se retraduce en el espacio físico, pero siempre de manera más o menos

turbia: el poder sobre el espacio que da la posesión del capital en sus diversas especies

se manifiesta en el espacio físico apropiado en la forma de determinada relación entre

la estructura espacial de la distribución de los agentes y la estructura espacial de la

distribución de los bienes o servicios, privados o públicos” (Bourdieu, 1999: 120).

La naturaleza de lo simbólico

frente a lo físico en el

escenario de la ciudad

establece un principio de

exclusión –cuando menos

en un sentido dialéctico–

que aleja una manera

de existir de la otra.

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tancias espaciales en que se afirman determinadas distancias so-ciales, y también, más concretamente, a través de los desplaza-mientos y movimientos del cuerpo que estas estructuras socialesconvertidas en estructuras espaciales, y con ello naturalizadas,organizan y califican socialmente como ascensión o declinación[...], entrada (inclusión, cooptación, adopción) o salida (exclu-sión, expulsión, excomunión), acercamiento o alejamiento conrespecto a un lugar central y valorizado (Bourdieu, 1999: 121).

Agregaría a esta lista de categorías de Bourdieu las relacio-nes puestas de relieve por la yuxtaposición de aspectos que,lejos de solaparse, se complementan interactuando en elhábitat.

La naturaleza de lo simbólico frente a lo físico en el esce-nario de la ciudad establece un principio de exclusión–cuando menos en un sentido dialéctico– que aleja una ma-nera de existir de la otra. Como si se tratara de una imagenespecular, lo simbólico parece establecer una correspon-dencia con lo físico, pero al mismo tiempo, establece suspropias legalidades en cuanto a los procesos de transfor-mación que se establezcan en su ámbito. Sin embargo, esmás interesante constatar que existe una adecuación sistémicaentre ambos lados de la realidad, que se solapan y causanefectos sobre su contraparte. Una cuestión de interés enello estaría relacionada con el sentido de la causalidad (entérminos de tiempo y de espacio) observable en el escena-rio de la transformación de la ciudad.

Si bien es posible pensar que la adecuación sistémica deestos dos lados de la realidad que estudiamos juega un pa-pel fundamental en la configuración del espacio en el quevivimos, falta contestar algunas interrogantes, como porejemplo la que se deriva de la divisibilidad de cada clase deespacio en componentes. Martin et al. (1975) señalan quepara el análisis del espacio físico de la ciudad es posible trazaruna primera división fundamental en dos categorías, espa-cios adaptados y canales.2 El espacio social a su vez es divisi-ble en componentes de una existencia objetiva evidente tam-bién. Si esto es así, ¿cómo es la adecuación de estos compo-nentes de cada clase de espacio en la ecología de la ciudad?

Otra interrogante que surge alrededor de estos proble-mas tiene que ver con la posibilidad de medir la mutuaadecuación de cada componente de la ecología urbanapara calificar la relación sistémica de los contextos urba-nos. Esto abre una perspectiva interesante, ya que a par-tir de estudios comparados sería posible ver la diversidady las semejanzas sistémicas que podrían existir entre losenclaves de una ciudad y entre ciudades. En el siguienteapartado se narra el proceso de construcción de un méto-do para caracterizar y medir los niveles de correlaciónentre tres componentes de la ecología urbana, lo que pre-tende dar respuesta a las interrogantes de las que surgeesta investigación.

1. La construcción del método de análisisde la ecología urbana para la medición de losniveles de correlación entre el espacio físico,la vegetación y el espacio social

Durante los años 2000 y 2003 ensayamos en diversos en-claves del centro metropolitano de Monterrey una formade ver y caracterizar la ecología urbana.

La zona de nuestro trabajo puede seccionarse de diversasmaneras; una sectorización usual alude a las característicasambientales del espacio urbano, condicionadas en parte porel desarrollo histórico de la ocupación del suelo; así es per-ceptible una ruptura de la vieja traza de la calle Aramberrihacia el norte, un cambio de una traza irregular que corres-ponde a la zona sureste del centro a un damero de 100varas castellanas de lado (la intervención Llanos y Valdés-Clousset del siglo XVIII) y más recientemente una sectoriza-ción inducida por la edificación en altura en la porción cen-tral de la zona, de modo que se presentan tres áreasnetamente diferentes: oriente, centro y poniente.

Esta sectorización señala la concentración de usos co-merciales y de servicios al centro, mixtos en el oriente ymayoritariamente habitacionales en el lado poniente. El lí-mite de estas zonas habitacionales parece estar fuertemen-te marcado por la calle Villagrán, que recorre de norte a surla ruta de los ‘giros negros’3 instalados entre la Central deAutobuses y la Alameda Mariano Escobedo.

Un criterio que aún hoy ronda nuestras discusiones sobrela delimitación de la zona de estudio está centrado en la de-terminación de zonas territoriales que se ha apropiado lapoblación y que se hacen evidentes mediante la elaboraciónde mapas mentales. Las primeras observaciones nos hicie-ron notar rangos de utilización del territorio por las pobla-ciones de alrededor de diez cuadras a la redonda de la resi-dencia o de lo que podría caracterizarse como el ‘corazón’

2. Esta forma de caracterizar a la ciudad pone el acento en la necesidad de utilizar modelos

para explicar esa complejidad difícilmente divisible que es la ciudad contemporánea.

En general, nos pueden ayudar a ver mejor unas relaciones dadas en el espacio y abrir

la posibilidad de que podamos simular su transformación. El que utilicemos esta

atrayente capacidad de los modelos luego abre otra posibilidad: la de indagar sobre

principios generales que luego permitan establecer predicciones sobre los procesos

de cambio del espacio urbano que estudiemos.

3. Prostíbulos, bares, salas de masajes, cabarets, table dances, etc.

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Para el análisis partimos de

la idea de que es más

productivo concentrarse

en las interrelaciones entre

los diversos subsistemas

del espacio urbano que en

los subsistemas en sí.

de un sector (una plaza, un monumento,una zona de uso homogéneo, etc.). Estaforma de delimitación de la zona de análi-sis tiene ventajas por sobre otras másintuitivas, ya que permite tener un gradode certeza bastante alto de que lo que sepuede observar estaría relacionado conuna población que comparte un territorioperceptual (lo que no es igual a afirmar deque se trata de una comunidad que haconstruido fuertes lazos con el paso deltiempo). No obstante las ventajas quemuestra, este criterio de delimitación tie-ne desventajas operativas que nos hicieron optar por uncriterio diferente.

Una desventaja tiene que ver con la dificultad de asociarlos datos obtenidos del levantamiento de los aspectossociofísicos del medio a las bases de datos sociodemográficasy económicas de los censos de población y vivienda delpaís. Esta dificultad nos hizo delimitar las zonas de estudiode acuerdo con esta subdivisión del Instituto Nacional deEstadística, Geografía e Informática.

Tomada esta decisión, procedimos a realizar el levanta-miento del área de estudio. La dirección de geografía delmunicipio de Monterrey nos facilitó una información congran detalle sobre la zona, que incluía el relieve del terreno,el manzaneado, la división catastral y los límites exterioresde las edificaciones existentes en el sector.

Sobre esta información en forma de datos vectoriales alos que se asocia una imagen fotográfica aérea tipo raster,empezamos a elaborar el sistema de información geográfi-co. Un grupo de encuestadores se dio a la tarea de catalogarlas características del entorno que indicamos. Para esta eta-pa de la investigación determinamos cuatro categorías dedatos para el análisis: los primeros relacionados con la clasede actividades localizadas que se llevan a cabo en la zona,otros con la morfología de las edificaciones de esta porcióndel centro, otra categoría de datos se asoció con las redesde infraestructura y, finalmente una relacionada con la ve-getación. Las dos primeras se asociaron fácilmente a la par-cela del plano catastral; las redes infraestructurales resulta-ron ser insignificantes para el análisis que elaboraríamos,pues su extensión era total en el sector, no teníamos formade comparar la carencia de acceso a un servicio con elequilibrio de los otros aspectos del análisis.

Cuidamos que los datos levantados fueran lo suficiente-mente consistentes para elaborar análisis comparados delas ecologías de las diversas zonas del estudio. La clasifica-ción de las actividades localizadas fue más fina que la que

comúnmente utilizan las direcciones dedesarrollo urbano de la ciudad y delestado, toda vez que por el nivel deresolución del estudio, un pequeño cam-bio de giro en el uso que para un aná-lisis macro resultaría insignificante, paranosotros podría arrojar datos impor-tantes en cuanto a la ecología urbanaque estudiábamos.

Para el análisis partimos de la ideade que es más productivo concentrar-se en las interrelaciones entre los di-versos subsistemas del espacio urbano

que en los subsistemas en sí. Esta noción sugiere que exis-ten nuevas propiedades del sistema que ‘se generan’ por lainteracción de las unidades que lo componen, además queesas propiedades no se encuentran físicamente en los com-ponentes del sistema: de hecho empiezan a vivir cuandodichos componentes entran en interacción. Centrarnos enesta información era prácticamente tratar de ‘ver el mundoque se halla detrás del mundo’, esa parte de la realidad queno se ve de inmediato, pero que se manifiesta en la realidadcotidiana. ¿Cómo hacer que esta información fuera visiblepara nosotros?

Las matrices de correlación son instrumentos muy efica-ces para definir en qué ‘sitio’ se encuentra la informaciónde esta índole en el sistema. Las matrices permiten visualizaresta clase de información rápidamente, ya que renuncian-do parcialmente a la base geográfica permiten que los da-tos que esta contiene se presenten agregados en categorías,lo que facilita comprender el grado de asociación (depen-diente de la geografía física) que existe entre dos o másaspectos del sistema. Las matrices, así, tendrán potencial-mente las dimensiones que posea la ecología urbana que seestudia. La N dimensionalidad no resulta un problema en larepresentación, ya que se trata de abstracciones que lo querepresentan son operaciones matemáticas, que aunque serelacionan con un espacio físico determinado (tridimen-sional) no se refieren por entero a esa única propiedad delsistema que se estudia.

La unidad base para la construcción conceptual de lasmatrices fue el predio urbano. De alguna manera era fácilrelacionar a esta unidad básica con lo que estábamos estu-diando. Referimos todos los aspectos observados a esta uni-dad y al atributo compartido por el espacio social, el espa-cio natural y el espacio construido de localización. El pasosiguiente en este proceso fue empezar a anotar, indepen-dientemente de la localización geográfica del predio y sujerarquía funcional en el sitio (su cercanía a vías principales,

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por ejemplo), la presencia simultánea de los dos datos quese ‘cruzaban’ en el espacio. Cuando ella se encontraba, semarcaba el sistema de información geográfico que genera-ba esta nueva información.

2. Las medidas de las correlaciones: el sistemamatemático4 del método

Nos interesaba saber en qué medida dos aspectos observa-dos se influían mutuamente en el hábitat. Para ello necesi-tábamos tener una imagen de la manera en la que propor-cionalmente se distribuía cada aspecto que observábamoscon respecto a los demás de su clase. Este análisis es senci-llo, sugiere la elaboración de conteos y su subdivisión pro-porcional mediante sencillas operaciones aritméticas. Sunecesidad se debía a que la medida de la influencia mutuaentre las variables y de la importancia del encuentro de unacorrelación ecológica altamente significativa podría inicial-mente estar relacionada con ese aspecto cuantitativo. Ela-boramos bases de datos que correlacionaban por separadocada par de variables observadas.5

El análisis del grado de correlación entre dos variables sebasa en la idea de que cuando la distribución de una varia-ble entre una clase de variables (por ejemplo la distribuciónde la vegetación en las actividades localizadas) sea igual omuy cercana a la manera en que esa clase de variables sedistribuye normalmente en el entorno, se tratará de unacorrelación producto del azar y no de una relación sistémicaentre variables. Por el contrario, cuando la variable porcorrelacionar con la clase se separe de esta distribución pro-porcional, consideramos que existe un apoyo sistémico en-tre ambas variables. Denominamos a la distribución insigni-ficante ‘hipótesis de nulidad’ (H0), ya que demostraba justa-mente lo contrario de lo que esperábamos encontrar.

Una forma de caracterizar matemáticamente la hipótesisde nulidad es considerar que corresponde a una distribu-

ción normal, es decir, que se halla justamente en el mediode la distribución máxima posible (máxima correlación en-tre variables, es decir, atracción ecosistémica) y de la míni-ma (0, es decir, rechazo sistémico entre las variables).

Esta caracterización es útil para establecer los grados decorrelación en el sistema urbano. Dichos grados de correla-ción pueden determinarse de acuerdo con la ‘región’ en laque se halle la distribución real de la correlación buscadacon respecto a la esperada (H0). De acuerdo con el criteriode Kendall, para la evaluación del grado de significado de lacorrelación de dos variables medidas según el coeficienteQ, pueden establecerse periodos de 0.20 (entre el 0 y 1)como base para dicha evaluación (Rojas Soriano, 1998: 417).Según esta norma, para el periodo de 0.5 a 0.25 habrá unabaja correlación; de 0.25 a 0.45, una correlación media baja;de 0.46 a 0.55, una correlación media; de 0.56 a 0.75 unacorrelación media alta, y de 0.76 en adelante, Kendall con-sidera que la correlación entre variables es alta.

De acuerdo con esta pauta, H0 no se halla en la región 0sino hacia el punto medio de la distribución proporcional.Decidimos ubicar a la región insignificante (H0) en el 50 deuna distribución proporcional hipotética de 100 unidades.¿Qué significa cada región hacia los extremos de ese medio?

Hipotéticamente, hacia ambos extremos de esta regiónde nula significación se ubican dos regiones de máximo sig-nificado que son opuestas entre sí. Esta suposición conside-ra que el extremo cercano al 0 es una región que denomi-namos ‘de rechazo’, ello significa la posibilidad de que lasvariables que entren en correlación precisamente en esaproporción, se repelen; esto es, que una variable tiene unefecto negativo sobre otra, una especie de simbiosis per-versa. En dicha región consideramos que se hallan aquellosaspectos del entorno que son destructivos para la existenciade correlaciones entre los aspectos que arman la ecologíaurbana, o simplemente que la presencia de un aspecto de-terminado excluye sistemáticamente al otro en esa localiza-ción particular en la que se le encuentre. Eso no quieredecir que sean destructivos únicamente para el medio am-biente; lo que quiere decir –sin descartar lo anterior, este esun aspecto que evaluará el investigador desde su marco devalores– es que en esta región se encuentran aquellas co-rrelaciones en las que existe un rechazo sistémico.

En la región cercana a 100 o mayor a 100 se ubican lasvariables que poseen una gran correlación sistémica entreellas; significa que existe entre ambas un mutuo apoyo, pa-recido –auque sea sólo metafóricamente– a la simbiosis delos ecosistemas biológicos. Este criterio básico de significa-ción estableció la primera regionalización del sistema demedición que utilizábamos.

4. “En general un sistema matemático consta de las siguientes partes: 1. Un conjunto

de elementos; 2. Una o más operaciones; 3. Una o más relaciones que permitan

comparar los elementos del conjunto; 4. Algunas reglas, axiomas o leyes que satisfacen

los elementos del conjunto” (Britton y Bello, 1999: 185).

5. La base conceptual para la concepción del sistema matemático mediante el cual

pudieran medirse los niveles de correlación de la ecología urbana es la matemática de

Euler-Venn. Los diagramas de Venn, en particular, ilustraron muy bien las ideas a las

que queríamos dar forma; así, el sentido de una correlación estaría relacionado con

el concepto que el matemático inglés denominó “intersección de conjuntos” no

obstante, el nivel de significado de tal correlación tendrá que ver con otras cosas,

como se verá más adelante en este artículo.

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Las matrices construidas mediante los datos del Sistemade Información Geográfica (SIG), serían una descripciónformalizada de la ecología urbana que se estudia. Obteni-dos los casos en que la variable A se presenta en B, para laresolución de la correlación (de la intersección de los con-juntos) hay que considerar que:

• Axioma 1: la proporción de distribución de variables [VB1,VB2... VBN] en la categoría B es una función que depende dela cantidad de elementos que componen la variable a ponde-rar (por ejemplo VB1) dividida entre la sumatoria total de loselementos de la categoría con la que la variable ponderadacomparte el atributo que se está tratando de correlacionar.

(1)

donde:P VB1...BN = es la proporción de distribución de variables

[VB1, VB2... VBN] en la categoría B.(VB1...BN) = es el número de casos en que se presenta VB1...BN

en la categoría B.n[VB1, VB2... VBN] = es la sumatoria aritmética simple de los

casos en que se presentan VB1, VB2...VBN en la categoría B.

Ejemplo: Llamaremos categoría B al conjunto de orga-nizaciones espaciales observadas en los edificios de la zonadel estudio.

Tenemos que:Organización de patio central: VB1 = 130Organización de espacios alineados: VB2 = 100Organización en planta libre: VB1 = 5Sustituimos en la fórmula

Así, en este caso hipotético, la distribución proporcio-nal de las organizaciones espaciales sería P VB1= 0.5532;P VB2= 0.4255, y P VB3= 0.0213.

• Axioma 2: La hipótesis de nulidad (H0) es una correla-ción insignificante de miembros de una categoría de varia-bles en otra. Dicha distribución (de A en B) según H0 esuna función que depende de la multiplicación aritméticadel número de elementos que componen a la categoría A(numéricamente siempre mayor que la categoría B) con ladistribución ponderada de elementos de la variable incluidaen la categoría B:

H0 [A UVB1...BN] = (A) (PVB1...BN) (2)

donde:H0 [A UVB1...BN] = la distribución de A en VB1...BN según la hipótesis de nulidadA = es el número total de elementos que agrupa la cate- goría A (o cada variable, por separado, que la com- pone), yPVB1..BN = la proporción de distribución de variables [VB1, VB2... VBN] en la categoría B.

Por ejemplo, consideremos que A es el conjunto de árbo-les que existen en el enclave urbano estudiado y es igual a90. Si sustituimos estos datos en la fórmula precedente te-nemos que:

H0 [A UVB1...BN]= (90) (0.5532)= 49.788

¿Qué significa este número? Representa la cantidad deárboles que estarían asociados a la organización espacialpatio central, según la hipótesis de nulidad, es decir, en unadistribución en la que dicha correlación no signifique cosaalguna. En este sentido, en dicha cantidad no son importan-tes los decimales, porque la cantidad es la representaciónde individuos no divisibles. Tomamos como criterio igualarla cantidad al entero superior cuando el decimal sobrepasa-ra 0.50, y al inferior cuando no alcanzara 0.50. Así, asumi-mos que a la organización patio central se asociarían 50árboles en una distribución según H0.

El resto de las variables se calculan mediante la fórmulaprecedente. Aplicando el redondeo a las cantidades obteni-das, la sumatoria total debe igualarse a A, distribuyendo, sieste es el caso, la diferencia entre el número de variables dela categoría B, para adicionarla (cuando la diferencia es posi-tiva) o sustraerla (cuando la diferencia es negativa). En estecaso, la distribución según H0, aplicando el redondeo, sería:H0 [A UVB1] = 50; H0 [A UVB2] = 38; H0 [A UVB3] = 2.

Consideramos para este análisis que H0 [A UVB1...VBN] selocaliza en la región del 50% del criterio de significación decorrelación de variables (tabla 2). Esto quiere decir quedebemos ‘obligar’ a H0 a ubicarse en este segmento, para elcaso del análisis de una correlación particular, es decir, aun-que se trata de medir la diferencia de unas cantidades deelementos expresados como individuos en el entorno segúnuna hipótesis de distribución insignificante frente a una dis-tribución real (y así establecer la distancia de la distribuciónreal con la hipotética insignificante), medir la proporción enque H1 se distancia de H0. Esto se hace sólo con el fin denormalizar las diversas hipótesis de nulidad frente a las di-

P VB1=(130)

[ 130+100+5]= 0.5532

P VB1...BN=n[VB1, VB2... VBN]

(VB1...BN)

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versas distribuciones reales observadas en campo, ya que alconstruir las matrices de correlación pueden recombinarseun gran número de variables (para un caso que estudiamosse recombinaron en una ocasión 11 variables del espaciosocial contra 12 del espacio físico, lo que supone el cálculode 132 hipótesis de nulidad independientes que tienen quepoder equipararse).

• Axioma 3: La distribución según la hipótesis de correla-ción (PH1) de A en VB1...BN depende de la multiplicaciónaritmética de la distribución observada en campo de A enVB1...VBN expresada en números enteros por 50 y divididaentre la hipótesis de nulidad (H0) expresada en númerosenteros, así:

(3)

donde:PH1 [A UVB1...BN] = es la distribución según la hipótesis de

correlación de A en VB1...VBN cuando H0 ha sido lle-vada a la región de significación de 50.

H1 [A UVB1...BN] = es la distribución observada en campode A en VB1...VBN expresada en números enteros.

H0 [A UVB1...BN] = es la distribución de A en VB1...VBN segúnla hipótesis de nulidad, expresada en números enteros.

Por ejemplo, supongamos que la distribución de los árbo-les en la situación hipotética que planteábamos líneas atráses la siguiente: para VB1 se observaron solamente 40 árbo-les; asociados a la organización espacial VB2 se observaron37 árboles; y a VB3 solamente 13 árboles. Así:

Recurriendo a la tabla 2, ahora sabemos que existe unpobre rechazo entre las variables analizadas. Según este cri-terio, podríamos considerar que H1 = H0, por lo tanto lahipótesis de que existe una correlación significativa entrelas variables puede rechazarse. ¿Qué pasa con las variablesVB2 y VB3? Aplicando de nuevo la fórmula precedente, tene-mos que para [AUVB2] hay un porcentaje de correlación de48.68 y para [AUVB3] será de 325.6 Mientras que para[AUVB1] y [AUVB2] es posible rechazar la hipótesis de corre-lación, para [AUVB3] tal situación es totalmente ajena; sugie-re que hay una gran atracción entre ambas variables; lo que

podría ser la evidencia de que en esta situación hipotéticalos edificios organizados en planta libre favorecerían la pre-sencia y reproducción de los árboles en el ecosistema urba-no. El que exista efectivamente una correlación ecosistémicaentre ambas variables, como veremos, es otro asunto. Eneste caso, el cálculo del porcentaje de correlación entre lasvariables es un apoyo para empezar a ver las asociaciones odisociaciones significativas que luego observaremos en elcampo mediante métodos cualitativos.

El criterio para determinar el sentido de la correlación(qué variable es la categoría A y cuál es la B) tiene que vercon la naturaleza del sistema urbano que se estudia, ellosugiere que es necesaria una observación atenta de la ma-nera en que típicamente se localiza cada variable con res-pecto a las otras en el sitio que estudiemos, no puede ima-ginarse como constituida por los mismos patrones de dis-persión la vegetación de un sitio en un clima tropical que enuno desértico, por ejemplo. Las condiciones del medio y losrecursos de que dispongan los árboles y la población quelos procura establecen posibilidades diferentes para la ve-getación, lo que puede hacer que cambie su densidad, esta-do de salud y dispersión en el ambiente.

Así, la correlación de las variables que componen elecosistema urbano es una función en la que se medirá la di-vergencia entre H0 y H1, cuando se ha normalizado la hipó-tesis de insignificancia al llevarla a la región central de laescala de medición:

)...(=

ΒΝ1Β

]V ...V ,n[V

VA

(50) ]...[A UV H]...[A UV PH

BNB2B1

BNB11BNB11

(4)

El resultado numérico que expresa el grado de correlaciónentre variables en realidad representa la asociación de ele-mentos concretos, de actividades, de voluntades, de objetossociales, de seres en el medio. No hay que perder de vistaque cada número que se computa en cada operación mate-mática representa un aspecto mensurable de la realidad.

Con esto quiero recalcar la importancia de una aproxi-mación fundamentalmente cualitativa al estudio de laecología urbana. Si bien el método que ensayamos repre-senta una aproximación cuantitativa, no puede ser usadoacríticamente o ejercido sin observación del medio. Tal vezla virtud mayor de este recurso de ver a la ciudad sea quees como observar de soslayo la realidad: el instrumento, alcolocarse momentáneamente al margen de las percepcio-nes y las creencias del investigador, nos coloca frente a losfantasmas que pasan bordeando la mirada atenta y que nos

PH1 [A UVB1...BN] =H0 [A UVB1...BN]

H1 [A UVB1...BN] (50)

PH1 [A UVB1]=(40) (50)

50= 40

6. Cantidad que por comodidad igualaremos a 100 en la matriz de correlación de variables.

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17C I E N C I A e r g o s u m , V o l . 1 1 - 1 , m a r z o - j u n i o 2 0 0 4

CI E N C I A S SOCIALES

hacen voltear preguntándonos sobre lo que sería la som-bra; luego deberemos decidir si eso que nos hace ver elmétodo es real o se trata solamente de imaginaciones. Unaforma diferente de ver algo a veces abre toda una nuevaperspectiva de conocimiento sobre la realidad.

3. Síntesis breve del método de análisis

Los nueve pasos del método de análisis serán los siguientes:a) Elaborar o adquirir un mapa detallado de la zona que se

va a estudiar (puede ser vectorial o en formato raster, de acuer-do con el programa computacional con el que se trabajará).

b) Definir los componentes del sitio que se levantaránmediante una lista de categorías y variables para estudiar.

c) Hacer el levantamiento físico de la zona de estudio.d) Vaciar la información levantada en el sistema de infor-

mación geográfico.e) Hacer conteos de elementos y de correlaciones en el SIG.f) Elaborar tablas resumen con esta información para fa-

cilitar su manejo.g) Aplicar la fórmula 4 según el procedimiento expuesto

en este capítulo para el cálculo de la distribución, acordecon la hipótesis de correlación (PH1 [A UVB1...BN]) de A enVB1...VBN, cuando Ho ha sido llevada a la región de significa-ción de 50.

h) Elaborar la matriz de correlaciones con los resultadosdel paso precedente (ver tablas 3, 4 y 5).

i) Revisar las correlaciones significativas de la matriz yrealizar extensas observaciones de campo; reflexionar pro-fundamente sobre el significado de los resultados.

4. Las condiciones del sitio

Las matrices obtenidas al relacionar a las actividades locali-zadas, la morfología de las edificaciones y la vegetación dela zona, nos dio una idea general de lo que podrían sercorrelaciones significativas entre estos aspectos. Las tablas3, 4 y 5 muestran resumidamente nuestras conclusioneshasta este momento. Dichos resultados se refieren a la por-ción nordeste del área de estudio, a la porción central delprimer cuadro y a la porción central del sector poniente delcentro. La tabla 1 ofrece información sociodemográfica y

geográfica asociada a estas zonas que puede resultar deutilidad para conocer las condiciones generales de los sitiosde estudio; asimismo, las figuras 1, 2, 3 y 4 muestran lacartografía del primer cuadro de la ciudad de Monterrey yde las zonas estudiadas.

La imagen que conseguimos elaborar con esto fue la deuna tendencia general de las actividades allí localizadas a nofomentar el desarrollo y bienestar de la vegetación del sector.En el mejor de los casos, las actividades tienden a ser indife-rentes frente a ella, aunque ya en una región son de rechazosistémico. Llama poderosamente la atención el hecho de queactividades cuantitativamente tan significativas como las ofi-cinas y los talleres muestren un rechazo franco a este desa-rrollo natural, lo que podría indicar que existe una presión delos habitantes que usan este sector para acabar con la vegeta-ción asociada a las localizaciones de dichas actividades.

El caso de las residencias y los comercios es interesante:en el caso de las viviendas, en el sector oriente y ponientedel centro existe una correlación muy fuerte entre estosusos y los árboles; ello quiere decir que dichas actividadesson especialmente buenas para la conservación de la natu-raleza en la ciudad. Sin embargo, en la porción central no esasí, ya que si bien el comercio favorece la conservación dela vegetación, la habitación no.

Esta ultima observación motivó una profunda reflexiónen el grupo de trabajo, ya que implicaba serias divergenciascon las tendencias observadas en el resto del área centralde Monterrey; y es que en el resto de los sectores, ambien-talmente menos degradados y con una mayor densidad dehabitación, la presencia de casas parece favorecer el desa-

Correlaciónentre variables

87.5 – 100o más de 10075.00 – 87.462.5 – 74.950.1 – 62.4

5037.5 – 49.925 – 37.4

12.5 – 24.90 – 12.4

Tipo de correlación

gran atracción

media atracciónsensible atracciónpobre atracción

distribución aleatoriapobre rechazo

sensible rechazomedio rechazogran rechazo

Significado de la zona

alta significación

pobre significación

no significativa

pobre significación

alta significación

Tabla 2. Criterio de significación de las correlaciones de los pares de variables

para la ecología urbana del centro metropolitano de Monterrey.

Zona estudiada

OrienteCentral

Poniente

Población totalen la zona

18472962307

PEA

759128912

Viviendashabitadas

56876681

Viviendasrentadas

18536206

Viviendaspor ha12.51.522.5

Ocupantes porvivienda

0.830.810.82

Superficie dela zona en ha

45.550.230.2

Densidad depoblación en hab/ha

40.65.976.4

Tabla 1. Condiciones generales de las zonas de estudio.

Fuente: Datos actualizados con información de INEGI, 2000.

Page 10: Redalyc.Un método para el análisis de la ecología del ...

18 NARVÁEZ, A. UN MÉTODO PARA EL ANÁLISIS DE LA ECOLOGÍA...

CI E N C I A S SOCIALES

Correlaciones

OficinasComerciosTalleresBar-restHabitaciónAbandonadoGobiernoIglesiaEstacionamientoEn construcciónCineEscuelaBeneficenciaÁrboles

H243.3360.4953.5783.33100

45.830000000

45.2

H375

60.9716.7

00

16.70000000

8.4

HI52.27

445.24

4032.1654.42

000000055

H3+0000000000000

78.7

OEAL56.6647.6340.27

7544.4732.65

0000000

49.5

OEPL31.25

92703060

80.360000000

72.2

OEPC06500000000000

58.4

OEPZ.8

1.143.76

01.21

0

000000

28.8

OEPU0000

.080

100000000

25.9

OEPJ00000000000000

REALB45.753.3553.19

5051.155.55

000000049

RERET78.1328.95

05044250000000

49.6

REFTE0

28.5700

31.25250000000

43.8

RETRS100

38.8833.33

038.2316.66

000000084

REPB0000

100000000000

RELAT0000000000000

60.1

ARB46.2310008

2.221.177.35

02.76

0000

MorfologíaTabla 4. Matriz de correlaciones de variables de la ecología urbana en la porción noreste del sector oriente del centro histórico de Monterrey.

Uso

de

suel

o

rrollo de la vegetación. Este hecho no podía asociarse cla-ramente a un aspecto de la zona en particular; pensamosque podría tratarse de una asociación de varios factores.Veamos: la primera idea que se nos ocurría era que la pro-porción de viviendas en renta contra las habitadas por suspropietarios era mayor en el resto del primer cuadro queen el área central. Si bien esto es así, la diferencia es insigni-ficante; en el área nordeste del primer cuadro, las viviendaspropias y las rentadas representan 64.43% y 35.57% res-pectivamente, mientras que en la zona central son 52.64%de viviendas propias contra 47.36% de las rentadas. Hayotras pequeñas diferencias; por ejemplo, en la educación delos niños: en el primer cuadro (como unidad geográfica a laque se ha desagregado la porción central), 11% de la pobla-ción es estudiante de 6 a 14 años, mientras que en la zona

central hay 10% en esta condición; 61% de la poblacióndel primer cuadro tiene instrucción posprimaria, en la zonacentral, 58%; en el primer cuadro 40.22% de la poblacióntiene un empleo; en la zona central 43.24%. Estas peque-ñas diferencias ilustran la homogeneidad que en términosdemográficos tiene la población del centro de Monterrey.

Una primera respuesta que adelantamos, ante la diver-gencia del comportamiento de los residentes frente a lavegetación de estas dos áreas de vida en el centro de laciudad, es que la acumulación de estas pequeñas diferen-cias podrían tener luego ese efecto sobre el comportamien-to de la población. Otra respuesta podría estar relacionadacon la densidad: las diferentes AGEB’s (Áreas Geo Esta-dísticas Básicas) del primer cuadro de la ciudad, si bien sonsociodemográficamente muy homogéneas, no lo son en

Correlaciones

OficinasComerciosTalleresBar-restHabitaciónAbandonadoGobiernoIglesiaEstacionamientoEn construcciónCineEscuelaBeneficenciaÁrboles

H250

35.30

1001000000000024

H312.5360000000000046

HI91.6626.26

00

16.6675100000000

22.7

H3+48.510000000000000

100

OEAL80.5529.41

066.66

5075

74.24000000

45.5

OEPL38.0933.48

038.0910000000000

37.2

OEPC00000000000000

OEPZ0

10000000000000

77.3

OEPU38.110000000000000

100

OEPJ00000000000000

REALB14.6330.14

028.5714.63

75100000000

11.7

RERET10016.7

00

10000000000

31.6

REFTE5050005000000000

75.9

RETRS50100005000000000

100

REPB45100004500000000

100

RELAT0

10000000000000

100

ARB46.2310008

2.221.177.35

02.76

0000

Morfología

H1 = altura del edificio un nivel típico en la zonaH2 = altura del edificio dos niveles típicos en la zonaH3 = altura del edificio tres niveles típicos en la zonaH3+ = altura del edificio más de tres niveles típicos en lazona o gran altura en un nivel fuera de lo comúnOEAL = organización espacial en planta habitacionesalineadas formando una filaOEPL = organización espacial en planta libre

Tabla 3. Matriz de correlaciones de variables de la ecología urbana en la porción central del sector central del primer cuadro de Monterrey.

Uso

de

suel

o

OEPC = organización espacial en planta patio centralOEPZ = organización espacial en planta L apertura alfrente del terrenoOEPU = organización espacial en planta UOEPJ = organización espacial en planta L apertura alfondo del terrenoREALB = relación con el exterior alineado al paramentode la banqueta

RERET = relación con el exterior retraído del paramentode la banquetaREFTE = relación con el exterior gran porción vacía al frenteRETRS = relación con el exterior gran porción vacía alfondo del loteREPB = relación con el exterior edificio pabellónRELAT = relación con el exterior gran porción vacía allado del edificio a todo lo largo del lote.

Page 11: Redalyc.Un método para el análisis de la ecología del ...

19C I E N C I A e r g o s u m , V o l . 1 1 - 1 , m a r z o - j u n i o 2 0 0 4

CI E N C I A S SOCIALES

superficie; en la zona poniente, con una extensión de 30.2ha, hay 22.5 viviendas por hectárea y una densidad de 76.4hab/ha; mientras que en la zona oriente, que tiene una su-perficie de 45.5 ha, hay solamente 12.5 viviendas por hec-tárea (cerca de 50 % menos) y 40.6 hab/ha; en el áreacentral del primer cuadro, apenas y residen 5.9 hab/ha.Tales diferencias podrían ser una clave para la lectura de larelación de los residentes con la vegetación y sumadas a lacadena de pequeñas diferencias en cuanto a la composiciónde la población, explicar que tal vez la densidad sea unaspecto clave de la eficiencia ambiental de la residencia enla ciudad y no sólo su número absoluto. Tal vez, además, selogre abrir una buena discusión sobre los pretendidos efec-tos benéficos de una mixtura de usos en la ciudad.

Es importante constatar que esta relación tiene un granimpacto en el entorno que estudiamos: la habitación repre-senta 49.25% de los edificios de la zona; las oficinas, querepresentan a su vez 10.21% de los edificios, son, en conjun-to con actividades como los talleres, los edificios guberna-mentales, las iglesias, etcétera, de las más destructivas de lavegetación en el centro. Como habíamos apuntado líneas atrás,el comercio parece ya no tener una relación destructiva conla vegetación como antaño. Para darnos una idea de su im-portancia relativa, adelantaremos que en el sector oriente delprimer cuadro, representa 24.51% de los edificios del sector;sumadas estas tres actividades, tenemos un panorama de lamanera en que los usos se relacionan ecosistémicamente conla vegetación. No obstante que en el pasado esta actividadfue depredadora de la vegetación en el centro, ahora, junto ala residencia, se presenta como una buena vía para el rescateambiental del primer cuadro. Esta es tal vez una mejor noti-cia de lo que podríamos imaginarnos, ya que estos conjuntosde edificios, al ser lugares comunes y de gran número, pue-den tener un impacto considerable sobre el entorno, debidosobre todo a su dimensión absoluta.

Correlaciones

OficinasComerciosTalleresBar-restHabitaciónAbandonadoGobiernoIglesiaEstacionamientoEn construcciónCineEscuelaBeneficenciaÁrboles

H248.1568.0225.58

041.46

10000000053

H3025

12.50

12.500000000

20.5

HI55.8835.4663.3966.6657.72

00000000

46.2

H3+0

10000000000000

100

OEAL50.880.635.96.2550.475000000026

OEPL050230

10000000000

100

OEPC00005000000000

78.2

OEPZ0000

34.2000000000

OEPU00000000000000

OEPJ00000000000000

REALB50

37.90

66.757.737.5

0000000

63.5

RERET77.896.7

00

51.300000000

10.2

REFTE25

41.700

78.600000000

31.4

RETRS5010000

68.800000000

67.8

REPB0000000000000

79.4

RELAT100100000000000000

ARB38.410047.70.081007.80.56

00.05

0000

MorfologíaTabla 5. Matriz de correlaciones de variables de la ecología urbana en la porción central del sector poniente del centro histórico de Monterrey.

Uso

de

suel

o

Figura 1. La zona de estudio, el área central de la ciudad de Monterrey.

Nota: El círculo señala una zona de especial interés en la que se desarrolló un proyectoarquitectónico sobre la base del análisis de la ecología urbana del sector.

Figura 2. Porción nordeste de la zona oriente del área de estudio.

Page 12: Redalyc.Un método para el análisis de la ecología del ...

20 NARVÁEZ, A. UN MÉTODO PARA EL ANÁLISIS DE LA ECOLOGÍA...

CI E N C I A S SOCIALES

Pero esto choca de frente con la relación de los centroscomunitarios importantes de la zona con la vegetación; laiglesia, los edificios de gobierno, los bares, los cines, las be-neficencias, etc., no parecen tener una influencia benéficaen el desarrollo de los árboles de este sector del centro deMonterrey.

Existe evidentemente un comportamiento ecosistémicodiverso entre la porción central y el resto del primer cua-dro. Es sorprendente cómo hay una correspondencia exac-ta entre los usos más extendidos del centro de Monterreyen cuanto a su relación ecosistémica con los árboles, mien-tras que se presentan divergencias con la región central;ello podría orientar a una toma de decisiones en cuanto alas estrategias para la rehabilitación del centro, pues, frenteal plantado doméstico, urge para la porción central una es-trategia de cuidado de los jardines más relacionado con eluso de los recursos públicos. Dichas divergencias marcan

claramente una sectorización en el co-razón del centro histórico. Vale la penaemprender la tarea de delimitar me-jor estos cambios ambientales, elabo-rar mapas que favorezcan la toma dedecisiones para la elaboración de pro-yectos urbanísticos.

La relación que se establece entre laforma de los edificios (la combinaciónde su organización en planta, la mane-ra en la que físicamente se relacionencon los alrededores y su altura) y la ve-getación, parece seguir los mismos de-rroteros que las correspondencias anali-zadas antes. Y es que al igual que lasactividades, las formas físicas parecenser adversas para el desarrollo de la ve-getación. Los pocos edificios pabello-narios,7 en el pasado con espacio sufi-ciente para jardines exuberantes, sonahora abiertamente destructivos en estesentido en el área oriente, ya que a lolargo de varios años, de abandono, cam-bios de usos y deterioro, son actualmen-te como claros deforestados de la ma-gra capa vegetal de la ciudad, en con-traste con el centro y el poniente delprimer cuadro (en este último, quizá porla influencia de la zona urbana María

Luisa-Obispado-Mirador). En los edificios de tres o máspisos, contra esta propensión en todo el centro, se tiende aconservar y fomentar la reproducción de los árboles; sinembargo, su poca importancia proporcional en la zona (ape-nas 3.5% de todos los edificios del primer cuadro) haceque el efecto benéfico de la relación establecida entreinmuebles y árboles sea muy pobre.

En contra de la relación adversa de la vegetación con losedificios pabellonarios, con superficies libres suficientescomo para desarrollar bellos jardines, la casa de patio cen-tral (también insignificante cuantitativamente frente al res-to de los edificios del sector) ha desarrollado una relaciónnegativa con la vegetación en la porción central, al contra-rio del resto del primer cuadro, donde se ha establecido unarelación relativamente positiva. Una nota similar merecenlos edificios desarrollados con la idea de una organizaciónen planta libre; pero algo que resulta desfavorable respectoa estos edificios es que son los inmuebles más proclives alabandono y al silencio, salvo en la porción central, dondeviven una existencia ajetreada.

Figura 3. Porción central del sector poniente del primer cuadro de la ciudad de Monterrey. Levantamiento

integrado, 2002.

7. Aquellos inmuebles que tienen una gran porción de terreno libre de edificación hacia

todos sus alrededores.

Figura 4. Sector central del primer cuadro de la ciudad de Monterrey, levantamiento integrado, 2002.

Page 13: Redalyc.Un método para el análisis de la ecología del ...

21C I E N C I A e r g o s u m , V o l . 1 1 - 1 , m a r z o - j u n i o 2 0 0 4

CI E N C I A S SOCIALES

Nos sorprendió caer en la cuenta de que existían correla-ciones tan importantes entre las actividades que se desarro-llan en una zona y las características físicas de los edificiosque las hacen posibles; nos percatamos de que hay patro-nes morfológicos aceptables para cierta clase de activida-des y también patrones que son inaceptables para ciertosusos. La vivienda, por ejemplo, típicamente tiende a desa-rrollarse en edificios de dos niveles de altura, pero normal-mente lo hará menos en edificios de uno, tres o más de tresniveles (salvo en la zona poniente) ni en organizaciones es-paciales que se desarrollen en esquemas de patio central, deU o en L; y, según estas ideas, nunca un edificio pabellonariosería usado como una casa en el poniente del primer cua-dro, mientras que en el oriente sí. Esto es atrayente, pues lacercanía con la zona urbana María Luisa-Obispado-Mira-dor de este último sector, en el que abunda esta clase deedificaciones, hace pensar que existen límites muy fuertesentre el primer cuadro y las áreas residenciales de alto ni-vel, antiguas y aledañas al centro: una diferenciación que talvez tenga que ver con una discriminación sociorresidencialentre estos sectores. Lo anterior nos lleva a pensar que unposible proceso de que los sociólogos ingleses y estadouni-denses han calificado como gentrification,8 poblaciones dealtos ingresos (como los que se han dado en ciudades delprimer mundo, por ejemplo) en el sector poniente del pri-mer cuadro sea poco probable.

Las oficinas se desarrollan normalmente en edificios queo bien tengan una pequeña porción de terreno libre al fren-te o atrás (en el sector oriente, tal vez por necesidades deestacionamiento) o a lo largo de un lado del terreno (en elsector poniente); que se desarrollen en un nivel o tres nive-les (sólo en el sector oriente del primer cuadro) y que seorganicen espacialmente en edificios de cuartos alinea-dos. En cambio, sería raro ver una oficina en un edificiopabellonario o en uno que tuviera un gran espacio libre enel frente del terreno, ni que fuera de cuatro o más nivelesde altura. El comercio, por su parte, típicamente se desa-rrolla en edificios de cuatro o más niveles de altura en laporción central y en la poniente, mientras que en el sectororiente, más relacionado con zonas de vivienda obrera, seprefieren los edificios de dos y tres niveles de altura. Escomún asociar el comercio a inmuebles de cuartos alinea-dos en el sector poniente, con edificios en U o en L en elsector central y con edificios de planta libre en el sector oriente(quizá por su cercanía con la calzada Madero, zona de granconcentración comercial en la que abunda esta clase de edi-ficaciones), pero no lo hará en edificios pabellonarios (salvoen el sector central del primer cuadro) o alineados al para-mento de la banqueta ni en edificios de un nivel.

Los edificios abandonados –con una cierta importanciaporcentual entre los ‘usos del suelo’ del sector– serán aque-llos alineados al paramento de la banqueta, de un nivel (salvoen el sector poniente) y organizados merced a cuartos alinea-dos o una planta libre. En cambio, los edificios abandonadosnormalmente no serán edificios pabellonarios, ni inmueblesde dos o más niveles de altura, ni edificios de patio central.

Con esta información podrían construirse cadenas de ele-mentos que describieran formalmente los patrones físicosde los edificios de la zona de acuerdo con los usos que enellos se lleven a cabo. Por ejemplo, un edificio típicamenteabandonado sería:

[realb+(h1)+oepl](un edificio de un nivel, de planta libre y alineado al para-mento de la banqueta)

o bien:[realb+(h1)+oeal]

(un edificio de cuartos alineados, de un nivel y alineado alparamento de la banqueta)

Tal vez –y señalo esto como una hipótesis aún en traba-jo– modificar alguno de estos aspectos de la fórmula parael abandono mejoraría las expectativas de vida del inmue-ble. Pero esto solamente pueden decidirlo los habitantes, ysi los requisitos de esa población, que huye apresurada-mente del centro, cambian con el tiempo que viene, qui-zás las condiciones de la ecuación se alteren. Consideroque la calidad del diseño de los edificios y de la vida de laspersonas que los habiten es mucho más compleja que esteajuste, su medición es necesaria para evaluar las formasedificadas y para ello un profundo contacto con la pobla-ción se vuelve materia fundamental e impostergable en elproyecto de arquitectura.

5. Consideraciones para la aplicación del modelo ala toma de decisiones sobre proyectos urbanísticos

Tras el análisis que hemos emprendido estos últimos años,han quedado claras unas cuantas cuestiones sobre la ciudady la arquitectura, no solamente como una colección de ob-

8. Literalmente aburguesamiento, la sustitución de una comunidad vieja de una clase

inferior por una de clase superior que ocupa el espacio social y urbano de los

desplazados, por comodidad hemos traducido este termino como gentrificación,

pues aburguesamiento puede tener resonancias molestas, o bien, ser demasiado

general para describir exactamente el proceso al que nos referimos.

Page 14: Redalyc.Un método para el análisis de la ecología del ...

22 NARVÁEZ, A. UN MÉTODO PARA EL ANÁLISIS DE LA ECOLOGÍA...

CI E N C I A S SOCIALES

jetos físicos sin ninguna relación entre sí, sino como el con-junto de lugares en los que las personas desarrollan su vida,que está inextricablemente unida a todo como un gran sis-tema, como un bosque tropical en la lluvia.

Constatamos que no está del todo mal la idea tan recu-rrente en el nuevo urbanismo, desde la aparición del ma-nual para diseño urbano de Bentley, que afirma la necesi-dad de provocar una buena mezcla de actividades en lossitios que intervengamos, como una medida de ‘higieneurbana’, sobre todo cuando nos situamos frente a las pla-nificaciones que pretenden instalar monolíticamente so-bre el territorio usos del espacio exclusivos y separados delos de los alrededores perfectamente. Pero aun y con estaclase de recomendaciones, que tendrán que ver con lavitalidad del enclave urbano, nuestras indagaciones nosllevaron a cuestionarnos muy seriamente sobre este prin-cipio del nuevo urbanismo, que tomado a la ligera y sin unanálisis cuidadoso, se vuelve igual de dogmático que laaceptación de que es bueno para la ciudad separarla per-fectamente en unidades funcionales diferenciadas. Supo-nemos ahora que es necesario encontrar la mezcla ade-cuada de actividades humanas, la mezcla adecuada depatrones espaciales en lo urbano y en lo arquitectónicoque permita que la vitalidad que persigue el nuevo urba-nismo se establezca y se preserve. Es necesario llegar alequilibrio, pero esto no es el resultado de la aplicación deun dogma, sino el fruto del análisis de las condicionesparticulares del sitio y de su comunidad. Ahora entende-mos que es necesario ver con nuevos instrumentos a larealidad, encontrar los hilos invisibles de Ariadna en ellaberinto; esos hilos que lo unen todo, que le dan sentido atodo, que enlazan al sistema urbano en su conjunto y quelo hacen vivir.

Si bien la naturaleza nos enseña que todos los sistemascon el tiempo se autorregulan, alcanzan el equilibrio (o

mueren), es necesario entender queen el caso de las ciudades, el sistemapuede manipularse en cierta medida,y que tratándose del recinto de la vidade comunidades, es posible que éstasincidan positivamente o negativamen-te en su desarrollo.

El centro de Monterrey además esel lugar en el que se concentra la mayor parte del patrimo-nio arquitectónico y urbanístico de la metrópoli, por loque el rescate tiene por añadidura una finalidad de recu-perar la memoria. En efecto, la restitución de la historia através de la conservación del patrimonio y la revitalizaciónde un entorno patrimonial corren parejas, cuando enten-demos que un sitio vital, en el que las comunidades en-cuentran un camino para su desarrollo, favorece con eltiempo la responsabilización colectiva para salvaguardarel patrimonio histórico, que se mete en la memoria comolos árboles en los patios y las aceras.

El primer cuadro de la ciudad de Monterrey padecediversos problemas que deterioran su imagen y compro-meten la calidad de vida de los escasos habitantes que lopueblan. Problemas de transporte, fruto de una aglome-ración excesiva de viajes,9 se suman a una mala mezcla deusos del suelo, que provoca el predominio de usos‘depredadores’ tanto de la vegetación como del patrimo-nio, y que por su naturaleza durante el día, repele o vadesplazando poco a poco a otras actividades menos noci-vas para el ambiente urbano.

Estas dificultades que se relacionan con la falta de equi-librio en el medio ofrecen la visión general de que existepor parte de las autoridades un ineficiente –tal vez por-que ni siquiera existen planes o programas– manejo y man-tenimiento de la vegetación en el centro. La evidenciarecolectada durante el estudio hace suponer que el desa-rrollo de la vegetación está sujeto a la bondad de la natu-raleza y a las lluvias, y aunque eso no está del todo malpara las especies nativas, ferozmente arraigadas en el re-seco suelo del verano, para las especies no nativas (la mayorparte de la vegetación del centro) representa las más delas veces la ocasión de su extinción. Con el tiempo, esto haprovocado conflictos al sistema, relacionados con un cli-ma urbano con mayores diferencias de temperatura (ca-liente o frío en exceso) más seco y con más contamina-ción atmosférica.

Los problemas sociales se han agudizado en el área cen-tral de la ciudad con el abandono residencial que, decía-mos, empieza a experimentar el centro desde la década delos cuarenta del siglo XX; la proliferación de giros negros, la

9. Cerca de 65% de los viajes en camión urbano tienen como punto de origen y destino

el primer cuadro de la ciudad, un área de 700 hectáreas que, por este motivo, es una

especie de pivote para las rutas camioneras. Muchas veces, aunque el destino final de

los pasajeros no sea el centro, los trasbordos de ruta se hacen en esta zona u

obligadamente la ruta ha de cruzar por el área.

La naturaleza nos enseña que todos los sistemas con el tiempo se

autorregulan, en el caso de las ciudades el sistema puede manipularse,

y tratándose del recinto de la vida de comunidades, es posible que

éstas incidan positiva o negativamente en su desarrollo.

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inseguridad en áreas en las que estas actividades se concen-tran, la decadencia de los edificios que por fuerza se aban-donan en las inmediaciones, etc., luego tienen efectos per-versos sobre el sistema urbano: una devaluación de las pro-piedades y la poca inversión en proyectos medianos o gran-des por parte de inversionistas privados o del gobierno;hacen pensar en que ésta tal vez no sea la ruta para que elprimer cuadro de la ciudad se recupere.

En otros casos de rescate de viejos centros históricos, apartir de iniciativas vecinales bien encauzadas, se han logra-do algunas mejoras; se involucra a la gente en la gestión dela mejora de su calidad de vida y en el cuidado del ambientey del patrimonio y, con ello, se logran beneficios de largoplazo, pues junto con la interiorización de la tarea de cuidarel lugar en el que vive uno y su comunidad, se establezcanlazos vecinales más fuertes que logran que estos esfuerzospermanezcan. Sin embargo, para el caso del centro deMonterrey esto es difícil, debido sobre todo a la baja densi-dad habitacional que existe en este lugar y al fenómeno deabandono residencial que hemos comentado. Los enclaveshabitacionales son, al igual que la cantidad de habitantes enel sector, escasos y dispersos. Es difícil que puedan implan-tarse iniciativas de rescate por esta vía que no tengan laefectividad limitada del beneficio de una microzona (comoen su tiempo lo fue el rescate patrimonial de la coloniaMirador en el suroeste del primer cuadro) y no el rescategeneralizado del centro.

La inversión gubernamental en proyectos de recupe-ración de grandes zonas deterioradas luego tiene efectosindeseables sobre el equilibrio del medio. El ParqueFundidora, un rescate de una anterior acerera y su re-conversión en un museo de sitio sobre arqueología indus-trial, así como un parque metropolitano de más de 100ha, provocó en la Colonia Obrera, aledaña a la sección delparque que alberga el centro internacional de negocios,un proceso de abandono habitacional y la sustitución deesta actividad por la de servicios (restaurantes, oficinas,hoteles, etc.) y talleres. La otrora vital zona habitacionalfue reemplazada, y ahora, la vegetación y la escasa arqui-tectura de madera del siglo pasado tiende a desaparecerirremediablemente.

Es perceptible en áreas puntuales, sobre todo al ponientedel centro y en las inmediaciones de la Alameda MarianoEscobedo, un proceso de incorporación de nuevos habitan-tes –familias jóvenes de clase media– que han compradoinmuebles antiguos para residir, a veces mezclando este usocon una pequeña oficina o negocio. Este proceso degentrificación no genera expectativas halagüeñas sobre laconformación de redes vecinales fuertes, que finalmente

favorezcan el emprendimiento de iniciativas de rescate conbase en la acción comunitaria. Y es que esta nueva ocupa-ción del suelo en el centro, si llega a ser importante entérminos cuantitativos, no promete mucho en este sentido,pues la experiencia de otras naciones indica que las clasesmedias profesionistas forman redes sociales que poco tie-nen que ver con el espacio de su residencia.

Es necesario plantear soluciones que sean viables en elcontexto de la realidad actual y mediata del primer cua-dro de Monterrey. El abandono residencial se percibe atodas luces como el problema más grave, que irradia a sualrededor al resto de los problemas del centro metropoli-tano. Cualquier estrategia de rescate urbano para el cen-tro debería partir precisamente del repoblamiento delprimer cuadro.

El centro es un enclave privilegiado por muchas razo-nes, entre las que destacan el hecho de que cuenta con unabuena infraestructura de servicios, con una variedad deactividades que lo hacen potencialmente un lugar vital yvariado; la mayor parte de las actividades culturales y artís-ticas acontecen en el centro; los mayores parques urbanosestán ahí, la conexión con otras zonas de la ciudad es fácily rápida, debido al transporte y a las vías de acceso y sali-da, que son excelentes.

Se deben formular emprendimientos gubernamentalesde bajo coste –tal vez con la utilización intensiva de manode obra y materiales poco costosos– para la recuperaciónde las zonas comerciales deterioradas. Un asunto que nosha preocupado constantemente es la difícil mezcla de usosen un mismo solar; esto es, que al ser una ciudad predomi-nantemente de uno o dos niveles, se da comúnmente unsolo uso a la propiedad, inclusive, donde la densidadhabitacional es más baja (en la porción central del primercuadro), los segundos pisos de los comercios se encuen-tran abandonados y deteriorados.

Una iniciativa de rescate podría partir de la recupera-ción, revitalización y ampliación de los paseos comercialescon la ocupación habitacional en los pisos superiores.Redensificar puntos específicos mediante la edificación denuevas unidades para el arrendamiento o para su ocupa-ción como condominios verticales en actividades mixtas(en una proporción adecuada que puede determinarse conantelación a la ocupación) puede propiciar la ocupación deotras zonas del centro en las que sea importante preservaruna imagen, por motivos estéticos o de conservación delpatrimonio.

La intervención gubernamental podría emprender otrasacciones, en el mismo tenor de una ocupación intensiva dela mano de obra, diseñando un plan para la generación de

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una ‘estructura verde’ que propiciara el desarrollo deemprendimientos individuales, vecinales o privados para elcuidado de la vegetación y la mejora del ambiente. Es unhecho que pudimos constatar que las especies que se plan-ten deben ser adecuadas al tipo de cuidados que la gente lesprocure, esto quiere decir que para las actividades en lasque las personas poco se ocupan de la preservación de lavegetación, habrá que pensar en especies más autónomas yfuertes, mientras que en los lugares en los que los habitan-tes efectivamente cuiden sus plantas y árboles, pueda serposible la introducción de especies más frágiles.

Ello podría apoyarse en un programa de estímulos fisca-les para los propietarios de árboles, toda vez que se reco-nozca que cada árbol sano representa la mejora del mediode la ciudad en su conjunto. Puede revertirse a la poblacióneste beneficio colectivo mediante un subsidio fiscal –porejemplo, bonificable en el pago catastral– a los que poseany cuiden árboles en su predio o frente a él. En Mendoza,Argentina, donde la regulación para la protección de losárboles es sumamente estricta y se cobran fuertes cantida-des a los que talen algún árbol –que están catalogados enun registro municipal–, ha resultado que con el paso deltiempo se le considere como una de las ciudades con máscalidad ambiental del mundo. Si bien en nuestro contexto

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Bibliografía

10. Estas últimas dos colonias, aunque fuera del primer cuadro, son aledañas a éste y

atesoran un buen número de edificios del siglo XX de gran calidad y que se encuentran

amenazados por un proceso de transformación socioespacial semejante al que ha

acontecido en el centro.

iniciar con un programa que se asiente sobre la base demultas y castigos puede resultar impopular e inefectivo, elque se asiente sobre premios puede ser benéfico.

El crecimiento en el abasto de agua para el mantenimien-to de esa ‘estructura verde’ podría compensarse con unosconsumos menores de energía para el acondicionamientoambiental de los edificios.

Otro asunto importante es el de la protección del patri-monio edificado, ya que si bien se ha declarado zona depatrimonio protegido al barrio antiguo, parece insuficien-te para el conjunto de los edificios que hay que proteger.Es impostergable que por algún medio se proteja el pa-trimonio del siglo XX que existe en el primer cuadro, de-clarar zonas protegidas a la colonia Mirador, María Lui-sa, Obispado;10 al barrio de La Purísima, al barrio deLa Alameda y del Colegio Civil, a vías como la calzadaMadero o Morelos, y a edificios que actualmente se en-cuentran amenazados por estar en zonas muy deteriora-das, heterogéneas y con acelerados procesos de transfor-mación urbana.

Pero en medio de estos procesos de declaración de laprotección de este patrimonio, es importante que se bus-quen usos adecuados para estas colonias, barrios, vías yedificios, toda vez que la protección debe correr al parejode la reactivación de estos sitios y su nueva entrada a unamejor dinámica de transformación urbana. Es posible queun buen control urbano y una buena participación de lasociedad puedan reestablecer el equilibrio que empezó aperderse a mediados del siglo XX. Vale la pena recuperarlopara la ciudad.

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